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Diseño y construcción de la Catedral de Durango en México María Angélica Martínez Rodríguez Joaquín Lorda Iñarra La antigua diócesis de Durango en México abarcaba el inmenso Norte, con partes del actual Estados Uni- dos. Conserva un rico archivo, con documentos sobre construcciones; María Angélica Martínez publicó al- gunos (Martínez 1996). Ahora mostramos otros, rela- cionados con los campanarios de su catedral; en par- ticular, el cuaderno de fábrica del más reciente. Quaderno perteneciente a la fabrica destinado para solo el fín del gasto, q e Ymbierte la nueba torre... Durango 24 de Orê de 1784. La diócesis se creó en 1620, en una situación anormal; cuando el gobierno virreinal sofocó la rebelión de te- pehuanos, donde peligró la ciudad de Durango (Jimé- nez 2006, 116-129). Y los virreyes se obligaron a «nor- malizar» la vida en su capital y territorio: la diócesis fue un paso, aunque congregara pocos fieles. Los es- pañoles —columna vertebral— eran reacios a venir: si atraían las tierras y minas de Durango, desalentaban los ataques indígenas, que continuaron hasta la inde- pendencia. Una diócesis «normal» precisaba una cate- dral: en 1635, se inició una, entera y grande, con cúpu- la y torres. La cúpula se cerró en 1652; 1 faltaban las torres. En 1694, se creyó el momento; y desde Duran- go se recordó al virrey cuatro circustancias insalvables. Durango era tierra mala: «esta tierra Es de mucha Carestia» Nadie sabía de arquitectura: «En ella Y en muchas Leguas no ay Maestro Architecto» Sólo vivían 200 españoles: «Esta Ziu d . secompone como de quarenta Vezinos Españoles Y sin apenas medios: los mas son pobres...» 2 UN PROYECTO DE CAMPANARIO PARA LA CATEDRAL DE DURANGO Nada frenaría la construcción de la torre de campa- nas. Y contra lo anunciado, se atrajo a un «maestro arquitecto» desde Guadalajara, Mateo Núñez, para trazar el proyecto de campanario. Cobraría mucho; un informe de entonces lo justificaba: «en este R no se carece de Maestros de Arquitectura; y hay que buscarlos de partes mui distantes y a fuerça de costo considerable». Y llegó un «maestro albañil», Joseph de la Cruz, que dirigiría la obra, sobre proyecto de Núñez; y varios peones, que el informe juzga «personas pobres y de vaja esfera»; y además eran «Maestros Yndios mula- ttos y coyotes». Esto suponía un problema de tipo eco- nómico: tales constructores no encontrarían quien los avalase ante el cliente, como pedía la costumbre. 3 Pero era cosa poco destacable; en Durango un censo poste- rior, 1712, cuenta 1700 adultos; es decir, la gran mayo- ría era india (Vallebueno y Durazo 2013, 36). Maestro y cuadrilla se mostraron competentes. La torre, inicia- da antes de 1700, se remató en 1721; 4 y por un siglo, simbolizó la civilización en estos castigados parajes. 5 Al proyectar un campanario de catedral, hacia 1700, Puebla era referencia obligada; aunque no se LIbro 2 Congreso.indb 1031 LIbro 2 Congreso.indb 1031 28/09/15 13:21 28/09/15 13:21

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Diseño y construcción de la Catedral de Durango en México

María Angélica Martínez RodríguezJoaquín Lorda Iñarra

La antigua diócesis de Durango en México abarcaba el inmenso Norte, con partes del actual Estados Uni-dos. Conserva un rico archivo, con documentos sobre construcciones; María Angélica Martínez publicó al-gunos (Martínez 1996). Ahora mostramos otros, rela-cionados con los campanarios de su catedral; en par-ticular, el cuaderno de fábrica del más reciente.

Quaderno perteneciente a la fabrica destinado para solo el fín del gasto, qe Ymbierte la nueba torre... Durango 24 de Orê de 1784.

La diócesis se creó en 1620, en una situa ción anormal; cuando el gobierno virreinal sofocó la rebelión de te-pehuanos, donde peligró la ciudad de Durango (Jimé-nez 2006, 116-129). Y los virreyes se obligaron a «nor-malizar» la vida en su capital y territorio: la diócesis fue un paso, aunque congregara pocos fieles. Los es-pañoles —columna vertebral— eran reacios a venir: si atraían las tierras y minas de Durango, desalentaban los ataques indígenas, que continuaron hasta la inde-pendencia. Una diócesis «normal» precisaba una cate-dral: en 1635, se inició una, entera y grande, con cúpu-la y torres. La cúpula se cerró en 1652;1 faltaban las torres. En 1694, se creyó el momento; y desde Duran-go se recordó al virrey cuatro circustancias insalvables.

Durango era tierra mala: «esta tierra Es de mucha Carestia»Nadie sabía de arquitectura: «En ella Y en muchas Leguas no ay Maestro Architecto»

Sólo vivían 200 españoles: «Esta Ziud. secompone como de quarenta Vezinos Españoles Y sin apenas medios: los mas son pobres...»2

UN PROYECTO DE CAMPANARIO PARA LA CATEDRAL DE DURANGO

Nada frenaría la construcción de la torre de campa-nas. Y contra lo anunciado, se atrajo a un «maestro arquitecto» desde Guadalajara, Mateo Núñez, para trazar el proyecto de campanario. Cobraría mucho; un informe de entonces lo justificaba: «en este Rno se carece de Maestros de Arquitectura; y hay que buscarlos de partes mui distantes y a fuerça de costo considerable».

Y llegó un «maestro albañil», Joseph de la Cruz, que dirigiría la obra, sobre proyecto de Núñez; y varios peones, que el informe juzga «personas pobres y de vaja esfera»; y además eran «Maestros Yndios mula-ttos y coyotes». Esto suponía un problema de tipo eco-nómico: tales constructores no encontrarían quien los avalase ante el cliente, como pedía la costumbre.3 Pero era cosa poco destacable; en Durango un censo poste-rior, 1712, cuenta 1700 adultos; es decir, la gran mayo-ría era india (Vallebueno y Durazo 2013, 36). Maestro y cuadrilla se mostraron competentes. La torre, inicia-da antes de 1700, se remató en 1721;4 y por un siglo, simbolizó la civilización en estos castigados parajes.5

Al proyectar un campanario de catedral, hacia 1700, Puebla era referencia obligada; aunque no se

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usara de modelo (Molero 2014). Esta catedral se pen-só con cuatro torres; se levantó para dos;6 se terminó con una, concluida en 1678: 70 metros de altura y es-beltez desafiante. Su proporción, ajena a lo español (García 1681, 9-10; Chueca 1999, 119-140), gustó en Puebla; fue emulada en la diócesis; y algunas torres poblanas añadieron luego más cuerpos (Toussaint 1954, 31-33). Su fuste liso soporta dos cuerpos de campanas superpuestos, el superior algo retranquea-do; recuerdese que Fray Lorenzo creía bueno retran-quearse medio pie, por lo menos (1633, 1: 192-193); y ambos tapizados de órdenes; como imitó Durango.

Las torres de Durango cargaron sobre muros de mampostería, entre 1.70 y 2.00 metros. El diseño de un campanario preveía cuatro riesgos. 1. Los sismos: en el sur de México, son más fuertes, obligó a maci-zar la silueta de los templos; y se hicieron más atrevi-das en el centro y norte.7 Durango se sitúa en la lla-mada Zona B, o «penisísmica»: sismos infrecuentes,

sin sobrepasar el 5,0 Richter.8 Nuñez diseñó una to-rre muy estable. 2. Los asentamientos. Tan frecuen-tes: las torres concentran cargas. Heyman recomien-da esperar 500 años para valorar (Heyman 1997, 24-25); a la torre de Durango le falta un siglo: su sa-lud es buena. 3. Los rayos. Las torres eran blanco predilecto; afeitaban remates, abrían boquetes, agrie-taban muros; sin arruinarlas. Antes de los pararrayos, mediado el siglo XIX, el riesgo pavoroso eran los in-cendios. En la capital de Nueva Vizcaya se usaron sin duda reliquias contra los rayos. De momento no sa-bemos documentarlo y citamos un expresivo comen-tario sobre otra torre de campanas en la Vizcaya es-pañola: «aunque en ella se depositó una caja con varias reliquias contra el fuego del cielo ha sido tan perseguida por él, qué hace algunos años hubo que aplicarla un pararrayos» (Delmas 1864, 311). 4. El volteo de campanas grandes. Daña las fábricas; por ejemplo, el campanario de la catedral de Barcelona «de las horas litúrgicas» se restauró entre 2001 y 2013; los volteos y vibraciones de sus once campa-nas habían deformado la fábrica (sin grave riesgo). La fuerza del viento se tuvo en cuenta en el diseño de catedrales; no influyó en el diseño de torres; se aña-dían refuerzos ad casum.

Entre las prioridades de una catedral, las campanas importaban más que el campanario; si urgía concluir el presbiterio para iniciar los cultos, las campanas avisarían de esos cultos, y de las horas, alarmas y alegrías. En Durango, pronto se encargaron 16 cam-panas, y luego más.9 Pero la construcción de la se-gunda torre, como en Puebla, se retrasó un siglo: era sólo una exigencia estética y no litúrgica. Una des-cripción del obispo, en 1765, aludía a la función de ciertas campanas:

La torre de esta santa Yglecia Cathedral, es de piedra de canteria, de tres cuerpos de maior amenor, veinte y qua-tro campaniles, y otros tantos balcones de fierro, chapitel con cruz defierro, relox con su muestra: con dies y nuebe campanas y Esquilas distribuidas en esta forma: En el primer cuerpo la campana mayor…, el esquilon maior… en el Relox ay dos campanas, la una con que seda las oras… y la otra con que sedan los quartos… y una cam-panita chica que esta en la solea y sirve de haser seña desde el coro….10

El diseño de un cuerpo de campanas airoso está determinado por los vanos, arqueados y dispuestos en simetría, que se ajustan a la anchura de una cam-

Figura 1Catedral de Puebla (Postal I. G Hatton, 1906)

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pana grande con su yugo, preservando unos macizos proporcionales. Las torres pequeñas piden un eje de vanos. Las grandes con un eje obligan a vanos des-aforados, como en El Escorial; y acomodan bien dos ejes, como en Durango y Puebla. Las torres muy grandes permiten tres ejes de vanos, como en la cate-dral de México. A esta pauta, Mateo Núñez añadió unas proporciones elementales: dio la misma anchura a vanos y macizos (cosa frecuente); y a los vanos una altura doble de tal anchura (proporción dupla, usual en vanos importantes).

Además, un campanario catedralicio español11 o mexicano (Molina 2006, 59) esperaría albergar una veintena de campanas; precisaría cierto número de vanos para las campanas grandes o medianas; pues las pequeñas se superponen a otras. El diseño de Núñez con tres cuerpos de campanas de dos vanos, da 24 vanos, aunque las torres con tres cuerpos son raras. Cada cuerpo, con proporciones simples, y deli-mitado con poderosas cornisas, parece pesado. Acu-mulando tres cuerpos se obtiene una torre poderosa: se ha dicho que en las secuelas de Durango, con

cuerpos igualmente masivos, late el cubo (Gómez 1983, 388).

Falta establecer cómo superpuso Núñez sus tres cuerpos. A fines del XVII, muchos tratados daban fórmulas de superponer; a veces distintas según se aplicaran a muros, órdenes y arcada; y muchas pro-porciones se expresaban en quebrados raros; ninguna prevaleció. François Blondel recogió varias en su Cours (Blondel 1675, I: 409-417). Blondel estaba le-jos; pero el ubicuo Vitrubio daba una fórmula muy sencilla (Perrault 1673, 140): reducir 1/4 el piso su-perior; no se usaba mucho, pues la reducción parecía excesiva. En Durango cada piso se redujo como 1/8 sobre el inferior. Una proporción rara; que recomien-da Scamozzi (Scamozzi 1615, 37): «es mera coinci-dencia». Scamozzi estaba cerca: sus órdenes los trae la segunda parte del difundido Arte y uso de la arqui-tectura, de Fray Lorenzo de San Nicolás (1665, II: 155-179); pero no recoge la superposición. La táctica de Núñez fue optar por lo elemental: divídase en dos la excesiva reducción de Vitrubio y da un octavo, proporción fácil de obtener y recordar. Y disminu-yendo en 1/8 la anchura y altura de cada cuerpo, Núñez obtuvo un escalonamiento marcado, nuevo y satisfactorio.

Este esquema compositivo tenía un claro valor estructural. En este momento, se publicaron trata-dos con las cuestiones técnicas, incluso intuiciones de estática, con afán divulgador (Kruft 1994, 104): entre ellos está el tratado de Alessandro Capra, en Cremona, no lejos de la órbita española. Por ejem-plo, allí compara la estabilidad de dos muros. En uno, cada cuerpo se retranquea a la altura de los forjados, señalados por fajas molduradas. En otro, la fábrica sube a plomo hasta la cornisa: los pisos superiores ganan espacio, a costa de la estabilidad (Capra 1717, 108-109). Capra la ilustró con dos di-bujos expresivos; el diseño de Durango, con apara-toso retranqueo, respira esa misma lógica: una esta-bilidad que cualquiera percibía y las torres de Durango exudan: una «pacífica estabilidad» (Ange-lillo 2014, preface).

Y también aprovechaba experiencias estéticas que estaban en el ambiente. Pues la disminución «tele-scópica», el mayor logro arquitectónico de los cam-panarios de Durango, se aplicaba ya en otra escala a Monumentos de Jueves Santo, catafalcos, exposito-res y custodias:12 la preconizaba Arfe; y el esquema inspiró a Balbás en su Ciprés de la catedral de Méxi-

Figura 2Fachada de la Catedral de Durango dibujada por alumnos de la ETSA de la Universidad de Navarra

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co, de 1743; y así lo percibió el obispo Tamarón y Romeral cuando describió la torre de Durango levan-tada en un ángulo de la iglesia a «manera de pirámi-de» (Cuevas 1992: IV, 114). Pero antes contribuyó al diseño de los campanarios, que emularon muchas iglesias del Norte: como los muy bellos de San Fran-cisco de Celaya, las parroquias de Dolores Hidalgo y Silao en Guanajuato y la catedral de Chihuahua (donde trabajó Joseph de la Cruz).13

ALGUNOS DATOS DE LA PRIMERA TORRE

Para la primera torre, subsiste un detallado Auto y vista de ojos de febrero de 1715.14 «Para la perfec-cion de la torre que se ha de rematar el tercer cuerpo consu arquitrave de relieve, y talla friso cornisa sus piramides media Naranja y linternilla…» Allí Joseph de la Cruz se presenta como «Maestro Architecto». Ordenando algo su escrito, son estas las cantidades para el último cuerpo de campanas (el menor):

El entablamento requeriría:Arquitrabe: 80 piedras en bruto, 1 peso cada una; la-brarlas 3 pesosFriso: 80 piedras en bruto, 1 peso cada una; labrarlas 3 pesos y cuatro reales.Cornisa: 90 piedras en bruto, 1 peso cada una; la-brarlas 4 pesos.

El muro requeriría:piedra de mampostería: 200 carretadas, a cuatro rea-les cada una.cal: 1000 fanegas a 4 reales, cada una.arena: 1000 fanegas a 1 real, cada una.cuñas: 1000 a 0,1 pesos.

El sotabanco requeriría:220 piedras en bruto a peso; labralas a 12 reales cada una

Los salarios requerirían:Para el Maestro, 4 pesos diarios (al parecer se conta-ron 80 días).Para el sobrestante, 1 peso diarioPara el oficial, 12 reales diariosPara el peón, 3 reales diarios

La piedra de sillar parece cara (no mampostería). Los salarios son altos, suficientes para atraer a espe-cialistas a un lugar lejano (y caro). Lo dice Joseph de la Cruz, que siendo Maestro, trabajaba también de oficial, en una declaración al iniciarse las obras: «El y otro Albañil estan trabajando de offizes. de Albañil en dha Yglessia y que aeste dho declarante ledan

Figura 3Calco de dos muros (Capra 1717)

Figura 4Torres. Vista desde la azotea de la Catedral de Durango

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cada dia diez y ocho Res [gana 18 reales diarios en Durango] pr Su trabajo y dize que en la Ciud. de Guadalaxa. ganaba Vnpesso [ganaba 1 peso diario en Guadalajara] porsser tierra mas baratta, y que esta es mas Cara porcuia Razon seadquieren Condificulttd. ofiziales pa. quetrabajen en dha obra».

El mismo encarecimiento declara «franco. dela Cruz natural dela Puebla delos Angeles ofizl. de Canteria… …y dize este declarante que En Mexco. y Puebla ganava, por ofizl., sinco Res [ganaba 5 reales diarios en México y Puebla] porsser tierra baratta y en esta Ciud. gana Cada dia Catorze Rs [gana 14 rea-les diarios en Durango] pr sser tierra mas Cara y ha-ver dedistancia como ciento y sessenta Leguas de Mexico âquî…»15

EL CUADERNO DE FÁBRICA DE 1784

En 1763, el obispo Tamarón y Romeral decía: «... es urgente tambien la dela Segunda Torre, para comple-tar la Portada dela Puerta principal, que se dispuso con dos Torres asus dos lados la una q esta ya con-cluida, la otra esta levantada hasta la mitad, y le falta la otra restante, y para su uniformidad, y perfeccion insta se acabe de levantar, para igualarla con la otra...»16

No fue tan urgente. Pero desde 1784 se repitió la torre levantada por Joseph de la Cruz en el lado oriental y se remataron ambas torres de otro modo. El cuaderno de fábrica del mayordomo de la Catedral recogió las partidas; y el maestro Nicolás Morín lle-vó otro cuaderno menos detallado: Quaderno perte-neciente a la fabrica destinado para solo el fín del gasto, qe Ymbierte la nueba torre, para su constan-cia… En ella se recogía lo gastado y el modo de lo gastado en Ambas Torres según consta pr. Menor de este quaderno...17

Nicolás Morín estaba ya en Durango en 1766;18 y en 1790 trabajaba en el retablo mayor de la Catedral de Chihuahua. Formó equipo con su hijo Ignacio Morín, como sobreestante, varios oficiales y unos seis peones (su número varió según pedía la obra). Desconocemos la condición de los Morín y su cua-drilla; aunque no faltarían mulatos e indios como en la primera torre. En el Cuaderno figuran también los proveedores de materiales y máquinas: José Antonio Navarrete abastecía de piedras duras; Guadalupe el Maderero suministraba los andamios y otras piezas;

el Maestro Esteban, el hierro; Ignacio Estrada, car-pintero; y el Maestro Sida, proveía herramientas y cubetas para la obra.

Los salarios no cambiaron demasiado desde la pri-mera torre: Ignacio Morín, como sobreestante, cobra-ba 1 peso diario; y los peones, 3 reales diarios (a ve-ces 2). No obstante, un oficial cobraba 6 reales diarios, la mitad o tercera parte del salario de 1715; quizá había más número. Los canteros cobraban a destajo.

A fines del siglo XVIII, al descubrirse minerales de oro y plata sobrevino una bonanza económica en Durango, con una fiebre constructora, que provocó un fuerte reajuste de precios. Los salarios se iguala-ron a los de la capital. Architectura Mechanica con-forme la practica de esta Ciudad de Mexico, tratado de la segunda mitad del siglo XVIII, recoge algunos salarios: un oficial superior de albañil cobraba 6 rea-les diarios; uno bueno 5, el medio cuchara 4 y los peones 3 o 2,5 reales; los canteros trabajaban por día o a destajo. En el último caso, le ade pagar según el conchavo de las piedras (Schuetz 1987, 89). Los sa-larios no estaban lejos de Durango.

Otra empresa constructiva permite otras compara-ciones. En 1786, el cabildo convocó un concurso para concluir fachada y torres de la catedral de Méxi-co. Ortiz de Castro presupuestó el primer cuerpo en 45.000 pesos; el segundo en 24.000. Ante los sismos, en la torre se establecía un inteligente sistema de re-fuerzos, revelado al restaurarla, según testimonia Xa-vier Cortés Rocha (Cortés 2008, 113-116). Al año si-guiente se calculó que la torre de Durango (y el cupulín de la torre vieja) había costado 6.352 pesos y 5 reales y medio: «…lo gastado en Ambas Torres se-gún consta pr. Menor de este quaderno ymporta la Cantidad de seis mil Tres cientos Zinqtta. Y dos pesos cinco y medio rrs». Es decir: los cuerpos de campanas en Durango costaron unas 10 veces menos que en México (con parecidos precios y salarios). Sólo el rango de Metropolitana justificaba tal diferencia.

MAQUINARIA Y ANDAMIAJE

En los tres años de obra, Guadalupe el Maderero su-ministró los maderos para andamiajes; y construyó máquinas sencillas: como un torno de mano para su-bir los materiales.19 Un dibujo coetáneo del Archivo de la Catedral, ilustra el torno usado a diario para ele-

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var y descender las grandes arañas de la nave; aunque sus engranajes eran cada vez más frecuentes, quizá no llegaban a los sencillos tornos de madera de obra. También suministró «Molinetes» con su «viguita»; una variante de cabrestante, usada en barcos para subir anclas (Rodríguez 2012, 81-82); permiten más y ma-yores manillas o brazos que en tornos, que crean ma-yor palanca. Y un variado muestrario de cuerdas; reatas —cuerdas o correas— para y calabrotes, —un cabo grueso—;20 que provenían de México; aunque no siempre: como «…una reatilla para subir la Piedra a la torre por no aver benido la de Mxco que urxia». Las piedras izadas se desplazaban con «rastras de tablas»21 y se colocaban con «cuñas de madera para sentar la canteria».

PRIMER CUERPO DEL 24 DE OCTUBRE DE 1784 A 26 DE MARZO DE 1785: 5 MESES

El 24 de octubre de 1784 comienza la obra con la en-trega de José Antonio Navarrete de las piedras duras de mampostería. La mayor parte de las piedras blan-das empleadas para la cantería decorativa se surtirían dos meses después: el 31 de diciembre, la «primer Ylada del Banco y la preparación para el acceso a su interior con dos salmeres para el Arquillo de la entra-da de la torre».

Desde febrero de 1785, las pilastras —de propor-ciones muy anchas— figuran con el «Cargo de labrar doce bazas de los pilastrones; y continúan fabricán-dose a lo largo de los meses con: piedras de caña de pilar, mazizos de friso o entrecalles de chaflan»; así

también, las piedras de esquina identificadas de dis-tintas maneras para los macizos: «18 Esquinas de chaflan del basamento, 18 esquinas lisas para los mismos pilares, esquinas de chaflan, esquinas de en-tremuro, esquinas de las medianas, esquinas de Baza y Sobrebaza, esquinas lisas, esquinas de garabato, es-quinas —medianas, chicas y lisas— de reguera».

La molduración muy simplificada que consigue un efecto poderoso en la lejanía fue suministrada medida en varas; como muestra: «8 baras de piedra para guar-nición de molduras, 6 baras de ¼ de cornisón, 23 va-ras y ¼ de imposta para los Arranques ô asientos de los Arcos, y varas de piedra labrada de Ymposteria».

SEGUNDO CUERPO DEL 26 DE MARZO A 17 DE SEPTIEMBRE DE 1785: 5 A 6 MESES

A finales de marzo de 1785 se levantó la estructura para escalar al segundo cuerpo. Guadalupe el Made-rero montaría los andamios en abril y se prepararon las reatas y reatillas suministradas localmente. El Maestro Esteban proporcionó «los guijos y tejuelos de fierro»; el maestro Sida, las cubetas; y el Maestro Carpintero, los «Morillos» —troncos22—, empleados para vigas o para yugos de las campanas; más tarde, «Ygnacio Estrada Carpintero» suministró «Moline-tes», y cañas para empalmar y cortar morillos.

Entre marzo y principios de abril se colocó la pie-dra para el Banco del segundo cuerpo, y entre abril y junio, la obra avanzaría consolidando primero los macizos y los arcos de los campaniles: piedras labra-das, sillares, «baras de alquitrave, o sesmas de Alqui-trabe, esquinas de entremuro, piedras del segundo Banco, esquinas para el segundo cuerpo, ô segundo Banco, guarnición con moldura, Bazas de las esqui-nas, esquinas del segundo banco y esquinas para la parte ynterior de los Pilares, esquinas de junto a la columna y esquinas de tablero de rreguera y 99 Bolson.s de los Arquillos Campaniles (y después 27 bolsones de campaniles)», es decir, bolzores o dove-las, porque según el autor de Architectura Mechanica (Schuetz 1987, 99): «Bolzores ha de decir el maestro pero no Bolsones. Es termino de la canteria y assi me remito alos tratados de Montea, por lo que aquí se pone es lo que no esta en Libros de Architectura».

El segundo cuerpo presenta las mismas caracterís-ticas que el anterior, pero sustituyen a las pilastras unas medias columnas achaparradas cuyo gasto figu-

Figura 5Calco de Torno Real. Archivo Histórico del Arzobispado de Durango

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ra en abril con una partida de 7 capiteles y desde ju-nio: «basas de las columnas del segundo cuerpo, pie-dras de Coluna, piedra de caña de columnas, 12 Colunas con Oreja a 7 rr, y 12 capiteles».

En agosto, el cuaderno revela nuevamente el asiento de mampostería y cantería: «cuñas de madera para asentar la cantería, rastras de tablas, carretadas de mampostería y labrar cantera»; y en septiembre, la actuación sobre la línea de la imposta de los arcos y el entablamento: varas «de imposta, esquina de entre-muro, 37 bolsones de los arcos, esquinas de tablero con moldura, 5 vars de sillar para las injutas, por la-brar 12 piedras de coluna de la tapa, esquinas de en-tremuro, y alquitrave».

TERCER CUERPO DEL 1 DE OCTUBRE DE 1785 A MEDIADOS DE FEBRERO DE 1786: 4 MESES Y MEDIO

El último cuerpo, prácticamente idéntico al segundo, de dimensiones menores y columnas ligeramente ahusadas, comienza a construirse en la primera se-

mana de octubre: «Banco del último cuerpo que la-braron, guarnición del tercero banco del ultimo cuer-po, cornison para el tercer cuerpo, y piezas de bazas, esquinas de chaflan del Basamento, sillares para in-jutas y friso, esquinas de entremuro, esquinas de fri-so, cornison, esquinas de reguera, de chaflan, varias varas de ymposteria para guarniciones de los ojos campaniles; bolsones de los arcos del último cuer-po». Los Morilletes y morillos fueron requeridos a finales de octubre.

En noviembre consta el gasto de las columnas y el 24 de diciembre se paga por «12 capiteles qe labra-ron» y varias «varas de» Alquitrabe; entre enero y fe-brero se construyó el entablamento: «Alquitrabe, cornison, friso, esquinillas, vs de una cornisa de grueso y por cornisa grande. El sillar para las injutas de los arcos del ultimo cuerpo» se colocaría tardía-mente el 15 de abril del siguiente año junto con las obras de los cupulines.

La continua subida de materiales obligó a obras de resano. Trabajando ya sobre el tercer cuerpo, el 26 de noviembre se suministró cornisón para el segundo cuerpo y el 10 de diciembre, «28 tableros del friso qe rrompieron los canteros, del Primer cuerpo». El 11 de febrero de 1786 se restituyeron 20 tableros de me-dias cañas del friso del segundo cuerpo; y el 23 de junio de ese mismo año: «Ygnacio Morín gano por 5 ds qe cuido la gente y resano la torre nueva». La to-rre vieja también se arregló una vez terminado su cu-pulín según el gasto de abril de 1787: «Remendar cornisas de la torre vieja».

REMATE DE LA TORRE NUEVA DE 18 DE FEBRERO A 22 DE JULIO DE 1786: 5 MESES

El remate de las torres ideado por Morín era una cúpula octogonal con cuatro linternas («remates grandes») con pirámides y linternilla. La transición al cupulín se preparó con un sotabanco con «4 clara-boyas del remate de la torre» y con pilastras en sus esquinas con sugerentes dibujos en sus guardamalle-tas y un goterón central destacado: «6 yladas de Pi-lastrilla à lamanilad.s para el sotabanco que recive la vobeda del remate de la torre».

Los remates grandes que recuerdan relicarios, con pirámide y terminadas en una bola, se construyeron con: «3 piedras de los remates grandes de las esqui-nas de la torre, varias varas de chaflan, de cornisita

Figura 6Interior de la torre. Catedral de Durango

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de los remates grandes, más piedras de las claraboyas de los remates grandes, esquinas de soclo de los re-mates, y con bocelon de los mismos remates».

A finales de mayo y en junio se preparó la cimbra del cupulín: «Dos cruces de Madera que sepusieron en la torre nueba para sugetar la espiga de madera y una Armadura ochavada para formar la cimbra y el serchón para moldear la forma de la Bobeda, y cortar todos los mas Palos qe an sido necesarios para for-mar la media Naranja» para la que fueron necesarios «10 viages de tierra para lodo de la forma de la Bobeda».

Unos haces de columnillas que evocan lejanamen-te los de la cúpula de San Pedro en Roma —según aparecían en láminas de la época— descansarían so-bre un «Anillo con quiciera para la media Naranja: 8 pedestrales de lanternilla y sus Bazas para las colum-nas de la lanternilla», cada una con su entablamento y remate, y surtidos sus fustes en tercios distintos: primero «4 tercios de las colunas de la lanternilla en-torchada de moldura, y más tarde tres columnas de tercio con collarin y escocias y piedras qe acodillaron de cornisa, piedras de a 1/3 con collarin, piedras de pedestrales y tapas de columna, columnas de lanter-nilla, los tableros del pedestral».

A mediados de junio de 1786 se cubrió la cúpula con «200 cuñas de cerramto. de la bobeda». La gra-ciosa media naranja destacaba sus gajos con «ocho dozs de Azulejos para la Bobeda y motilos con qe. re-matan los remates de las esquins». terminando en la parte superior con unos cuidados rizos: «roleos con qe. rematan los bolsones de la bobeda».

Ese mismo mes, los cargos del maestro carpintero evidencian el montaje de los andamios en la torre vie-ja: «Por 4 latons para los Andamios de la otra Bobeda vieja», y materiales reutilizados: «Morillos viejos para la cimbra de media Naranja». También se cargó por «un torno de mano para suvir los materiales de la torre vieja… y por un carrillo para el segundo tiro de la to-rre vieja» y todas las piezas de cantería.

El 15 de julio de 1786, se pagó a «tres canteros qe ayudaron medio dia a bajar la cruz de la torre vieja». Los conceptos a partir de esta fecha, señalan el reci-bimiento de las cruces y las estatuas de remate. Se pagó por «6 vs de Anillo o sotabanco con qe sale la vobeda qe recive la estatua de la torre nueba, por re-mates de 2/3 de alto con qe finaliza la lanternilla, Por una Piedrita del Anillo de la Bobedita ultima, Por la clave y peana de la estatua».

Dos estatuas de ángeles culminaron las torres. La «de la torre nueba costo 25 pesos» y fue emplomada: «Para emplomar la estatua di al Mro de la torre 24 tt de Plomo» y aderezada: «Por 12 hojas de lata qe di al Maestro Platero …xara para las Ynsignias de las es-tatuas de las dos torres»; las dos cruces fueron fabri-cadas por Esteban el Herrero según cargo de 12 de agosto de 1786: «Cargo por 8@5 livs de Yerro que di para las dos cruces de las dos torrs am.s de 4@7 liv. Qe sobraron del bergazon de la cruz vieja; también se pagó Para dorar los remates de la cruz vieja de ½ livra de Albayalde».

Los trabajos fueron suspendidos en agosto de 1786 para atender otras obras del obispado y se reanuda-ron el 14 de abril de 1787«…se volvio a dar Princi-pio a las torres por aver parado por la obra qe se hizo en el Colegio…», terminándose el 16 de junio de 1787: contra muchos pronósticos, la Catedral de Du-rango estaba concluida y con sus dos torres.

NOTAS

1. Archivo General de Indias (en adelante AGI), Guadala-jara 63, Carta del Obispo de la Nueva Vizcaya al Rey, Fecha Doc. 13 de marzo de 1652.

2. AGI, Guadalajara 64, Varias cartas y expedientes sobre la fábrica material de la Iglesia de Durango, Fecha Doc. 10 de diciembre de 1694.

3. Archivos Históricos del Arzobispado de Durango. New Mexico State University (en adelante AHAD) –21, Años 1700-1701. Al final del siglo hacen arquitectura maestros de distintas castas. Véase por ejemplo Archi-vo Histórico del Gobierno de Durango, Quaderno En que por método de Estado se apuntan los Géneros, Frutos ó Efectos que introducen ó venden diariamente los Indios, con expresion de sus nombres, valor y la Al-cabala que ha dexado de cobrarse, Més de Septiembre de 1791.

4. AHAD-21, Exp. 409, Año de 1700, en adelante.5. Véanse Angulo (1933: II, 516) y González (2006, 20).6. Navascués (1992, 99).7. «…las altas, elegantes y esbeltas torres mexicanas es-

tán en el centro y en el norte del país, a diferencia del sur que, o carece de ellas, o son pequeñas y gruesas, como precaución ante posibles derrumbes por temblo-res de tierra.» (De la Maza 1961, 37).

8. Véase: Servicio Geológico Mexicano, «Sismología de México», http://portalweb.sgm.gob.mx/museo/es/ries-gos/sismos/sismologia-de-mexico

9. Declaraciones de Ignacio de Araujo Maestro fundidor de Campanas y Nicolás Bernal de Puga Maestro de he-

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rrería, en AGI, Guadalajara 208, Relaciones y Auto de lo que se ha de fabricar en la Iglesia Catedral, Fecha Doc. 6 de febrero de 1715.

10. AGI, Guadalajara 558, Testimonio del Ymbentario de la Santa Yglecia Cathedral de esta Ciudad de Durango... Fecho de Orden Del Yllmô Sr. Dtor. Dn. Pedro Tama-rón y Romeral, Fecha Doc. 16 de enero de 1762.

11. Véase: «Campana» en Espasa (X, 1196-1208).12. Estrada de Gerlero (1986, 453-465).13. AGI, Guadalajara 206, Carta al Rey que acompaña la

planta de la Nueva Iglesia Parroquial de San Felipe el Real de Chihuahua, Fecha Doc. 22 de abril de 1726; Guadalajara 206, Carta al Rey que acompaña la planta de la Nueva Iglesia Parroquial de San Felipe el Real de Chihuahua, Fecha Doc. 17 de marzo de 1730. Trabaja-ría en Chihuahua hasta 1734, año en que fallece.

14. AGI, Guadalajara 208, Relaciones y Auto de lo que se ha de fabricar en la Iglesia Catedral, Fecha Doc. 6 de febrero de 1715.

15. AGI, Guadalajara 64, Varias cartas y expedientes sobre la fábrica material de la Iglesia de Durango, Fecha Doc. 12 de noviembre de 1695.

16. El Paso Library Special Collections Department. Texas University, (EPSC) - Libro VII, 18 de enero de 1763. También AGI, Guadalajara 556, Demostracion deel Vastissimo Obispado de Durango, Fecha Doc. 13 de marzo de 1765.

17. AHAD-90, Exp. 25, Durango 24 de Orê de 1784. Qua-derno perteneciente a la fabrica destinado para solo el fín del gasto, qe Ymbierte la nueba torre, para su cons-tancia, y sigo esta qta por me... como se bera desde la bta de esta foja, y tamvien, lo qe se gasta en ...remate dela vieja torre.

18. Del Hospital de San Juan de Dios, AGI, Guadalajara 325, Testimonio de Cuentas del Hospital Real de esta Ciudad de Durango, Folios 83 v-86v, Fecha Doc. Di-ciembre de 1766, y el de la casa de doña Feliciana Bra-vo, AHAD-21, Exp. 248, junio 26 de 1773.

19. Véase el Diccionario de las Nobles Artes (Rejón [1788] 1985). Grúa debe reservarse para máquinas con pescan-te móvil, con o sin torno incorporado (Lorda 1997).

20. Real Academia Española (1729, Tomo II).21. Real Academia Española (1737, Tomo V).22. Término usado en la arquitectura vernácula del noreste

de México. También: Larguero o viga generalmente ro-lliza, sobre la que se clavan las tablas que forman el te-cho de las construcciones rústicas (Álvarez 2001, 454).

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