diseño curricular
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Diseño curricular
En el fragmento del libro La investigación como base de la enseñanza, del
pedagogo L. Stenhouse, se hace una reflexión sobre qué es el currículo y su
relación con lo que él llama “el arte de enseñar”. Hay una idea presente que se
repite a lo largo de las numerosas páginas de ese apartado del ensayo: el principal
problema para hablar de la famosa currícula es lograr un equilibrio entre lo
planteado en el papel y la realidad que acontece en el aula de la escuela, que aquí
es llamada “laboratorio”.
Hay distintos factores importantes, que abordaré más adelante en este
escrito, que condicionan el desempeño de la clase, tanto por parte de alumnos
como de los profesores, lo que lleva no sólo a replantear el concepto y la utilidad
del currículum, sino también a cuestionarlo. Cuando se aborda este tema
pareciera que estamos tratando algo obvio, los contenidos, el programa de la
materia, bibliografía, didáctica, pero siempre hay algo más en esta situación que
definitivamente tendrá un impacto en el aprendizaje del alumno. Nuevamente
viene el choque de ideas vs realidad.
El autor, más que imponer una definición de currícula, sugiere algunos
conceptos que, me parece, deja un poco abiertos, con tendencia a la generalidad,
quizá con la intención de apoyar la condición versátil que sugiere sobre ello. “Todo
currícula es verificaciones hipotéticas de tesis acerca de la naturaleza del
conocimiento y de la naturaleza de la enseñanza y el aprendizaje”, apunta con
prontitud Stenhouse. Ya en estas primeras definiciones aparecen términos claves
para el análisis profundo de la importancia y la existencia de los currículums.
Primero el pedagogo comenta que el currículo no mejora propiamente “a la
enseñanza”; es decir, es una herramienta y un apoyo directo para el profesor,
quien lleva a cabo la clase y junto con sus alumnos intentará que suceda el
aprendizaje.
Una de las premisas que atrae mi atención es que en el texto se define y se
entiende como “profesor” a la persona que es docta en “el arte de enseñar”, es
quien lleva la batuta en el salón de clases y su papel es clave porque es él quien
estará al tanto de la currícula. El modelo de maestro que sugiere es tradicional y,
en mi opinión, algo anticuado. Por otro lado los alumnos no son mencionados con
roles más protagónicos o importantes en el sentido de “responsabilidad” y
partícipes de esa misma tarea. Se ve al maestro como el que enseña y al alumno
como el que aprende, lo cual me es algo cuadrado y polarizado. Ahora, en teoría,
las escuelas son más abiertas y la tendencia es que el estudiante sea activo en la
clase.