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  • 8/8/2019 Discurso en Harvard - Solzhenitsyn

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    Discurso en Harvard

    UN MUNDO DIVIDIDO EN PEDAZOS

    Alexander Solzhenitsyn

    Discurso de graduacin en Harvard,Jueves, 8 de Junio, 1978

    Estoy sinceramente complacido de estar con ustedes con en esta ocasin ocasin del 327ao lectivo en esta antigua e ilustre universidad. Vayan mis felicitaciones y mis mejoresdeseos para todos aquellos que hoy se gradan.

    El lema de Harvard es "Veritas." Muchos de ustedes ya han aprendido y otros lo aprendern

    a lo largo de sus vidas que la verdad nos elude si no nos esforzamos plenamente enseguirla. E incluso mientras nos elude, la ilusin por conocerla todava persiste y nos llevaa algunos desaciertos. Adems, la verdad raramente es grata; casi siempre es amarga.Tambin hay algunas amarguras en mi discurso de hoy. Pero deseo suscitar esa ansiedad nocomo un adversario sino como un amigo. Hace tres aos en Estados Unidos, dije ciertascosas que parecan inaceptables. Hoy, sin embargo, mucha gente coincide con lo que yo hedicho.

    Un mundo dividido en pedazos

    Alexander SolzhenitsynLa divisin del mundo de hoy es perceptible incluso contemplado superficialmente.Cualquiera de nuestros contemporneos rpidamente identificara dos potencias mundiales,cada una de ellas capaz de destruir enteramente a la otra. Sin embargo, la comprensin deesta divisin a menudo est limitada a la concepcin poltica, a la ilusin de que el peligropuede ser conjurado mediante negociaciones diplomticas exitosas o por un cuidadosoequilibrio de fuerzas armadas. La verdad es que esta divisin es mucho ms profunda y msalienante; la ruptura es mayor de lo que puede parecer a primera vista. Esta profunda ymltiple ruptura conlleva el peligro de mltiples desastres para todos nosotros, segn laantigua verdad de que un Reino en este caso, nuestra Tierra divido contra s mismo nopuede subsistir.

    Mundos contemporneosAh est el concepto del Tercer Mundo: as pues, ya tenemos tres mundos. Indudablemente,sin embargo, el nmero es incluso mayor, slo que estamos demasiado lejos para verlo.Algunas antiguas culturas autnomas estn arraigadas profundamente, especialmente si sehan extendido sobre la mayor parte de la Tierra, constituyendo un mundo autnomo, llenasde acertijos y sorpresas para el pensamiento Occidental. Como mnimo, debemos incluir en

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    esa categora a China, la India, el mundo musulmn y frica, si efectivamente aceptamos laaproximacin de mirar las dos ltimas como unidades compactas. Durante mil aos Rusiaha pertenecido a tal categora, aunque el pensamiento Occidental sistemticamente cometael error de negarle su carcter autnomo, y por ello nunca la entendi, del mismo modo quehoy Occidente no comprende a Rusia en la cautividad comunista. Puede ser que en aos

    pasados Japn ha sido cada vez ms como una parte distante de Occidente, no quiero opinarsobre eso aqu; pero, Israel, por ejemplo, pienso que permanece separado del mundo Occi-dental aunque slo sea porque su sistema estatal permanece ligado a la religin.Hace relativamente poco tiempo el pequeo mundo de la Europa moderna fcilmenteincautaba colonias por todo el globo, no slo sin ninguna resistencia, sino tambin, por logeneral, con desprecio de los posibles valores de los pueblos conquistados hacia la vida. Eneste sentido, tuvo un xito abrumador, no hubo fronteras geogrficas para ello. La sociedadOccidental se expandi como un triunfo de humana independencia y poder. Y de repente,en el siglo XX, se descubre su fragilidad e inconsistencia. Ahora vemos que las conquistasprobaron ser de corta y precaria vida, y este giro seala los defectos en la visin del mundocon que Occidente contemplaba dichas conquistas. Las relaciones con el antiguo mundocolonial ahora se han tornado en su contra y el mundo Occidental a menudo llega aextremos de obsequiosidad, pero an es difcil estimar la factura total que los antiguospases coloniales presentarn a Occidente; es difcil predecir si la entrega no slo de lasltimas colonias, sino de todo lo que posee ser suficiente para que saldar esa cuenta.ConvergenciaCon todo, la ceguera de la superioridad contina con molestia para todos y sostiene lacreencia de que, por todas partes, vastas regiones de nuestro planeta deberan desarrollarsey madurar hasta alcanzar el nivel actual del sistema poltico occidental, que en teora es elmejor y en la prctica el ms atractivo. Existe la creencia de que todos aquellos otrosmundos estn slo siendo temporalmente impedidos por dbiles gobiernos, o por fuertescrisis, o por su propia barbarie o incomprensin para tomar la va de las democraciaspluralista Occidentales y adoptar su forma de vida. Los pases son evaluados y juzgadossegn el incremento de su progreso en esta direccin. Sin embargo, esta concepcin es elfruto de la incomprensin occidental de la esencia de los otros mundos; es un resultado demedirlos equivocadamente a todos con el mismo criterio occidental. La imagen real deldesarrollo de nuestro planeta es completamente diferente.La angustia provocada por un mundo dividido hizo nacer la teora de la convergencia entrelos principales pases Occidentales y la Unin Sovitica. Es una teora tranquilizadora quepasa por alto el hecho que esos mundos no se estn evolucionando similarmente; nitampoco uno puede ser transformado en otro sin el uso de la violencia. Adems, laconvergencia inevitablemente implica la aceptacin de los defectos de la otra parte, y estoes difcilmente deseable.Si yo estuviera hoy hablando en un auditorio en mi pas, examinando el diseo general dela ruptura del mundo me habra concentrado en las calamidades del Este. Pero dado miforzado exilio en el Oeste desde hace cuatro aos, y ya que mi audiencia es occidental,pienso que puede ser de mayor inters concentrarme en ciertos aspectos del Occidente ennuestros das, tal como los veo.El declive de la valentaLa merma de coraje puede ser la caracterstica ms sobresaliente que un observadorimparcial nota en Occidente en nuestros das. El mundo Occidental ha perdido en su vidacivil el coraje, tanto global como individualmente, en cada pas, en cada gobierno, cada

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    partido poltico y por supuesto en las Naciones Unidas. Tal descenso de la valenta se notaparticularmente en las lites gobernantes e intelectuales y causa una impresin de cobardaen toda la sociedad. Desde luego, existen muchos individuos valientes pero no tienensuficiente influencia en la vida pblica. Burcratas, polticos e intelectuales muestran estadepresin, esta pasividad y esta perplejidad en sus acciones, en sus declaraciones y ms an

    en sus autojustificaciones tendientes a demostrar cun realista, razonable, inteligente yhasta moralmente justificable resulta fundamentar polticas de Estado sobre la debilidad yla cobarda. Y este declive de la valenta es acentuado irnicamente por las explosionesocasionales de clera e inflexibilidad de parte de los mismos funcionarios cuando tienenque tratar con gobiernos dbiles, con pases que carecen de respaldo, o con corrientesdesacreditadas, claramente incapaces de ofrecer resistencia alguna. Pero quedan mudos yparalizados cuando tienen que vrselas con gobiernos poderosos y fuerzas amenazadoras,con agresores y con terroristas internacionales.Habr que sealar que, desde la ms remota antigedad, la prdida de coraje ha sidoconsiderada siempre como el principio del fin?BienestarCuando se formaron los Estados occidentales modernos, se proclam como principiofundamental que los gobiernos estn para servir al hombre y que ste vive para ser libre yalcanzar la felicidad. (Vase, por ejemplo, la Declaracin de Independencianorteamericana). Ahora, por fin, durante las ltimas dcadas, el progreso tecnolgico ysocial ha permitido la realizacin de esas aspiraciones: el Estado de Bienestar. Cadaciudadano tiene garantizada la deseada libertad y los bienes materiales en tal cantidad ycalidad como para garantizar en teora el alcance de la felicidad, en el sentido moralmenteinferior en que ha sido entendida durante estas ltimas dcadas. En el proceso, sin embargo,ha sido pasado por alto un detalle psicolgico: el constante deseo de poseer cada vez mscosas y un nivel de vida cada vez ms alto, con la obsesin que esto implica, ha impreso enmuchos rostros occidentales rasgos de ansiedad y hasta de depresin, aunque sea habitualocultar cuidadosamente estos sentimientos. Esta tensa y activa competencia ha venido adominar todo el pensamiento humano y no abre, en lo ms mnimo, el camino hacia el libredesarrollo espiritual. Se ha garantizado la independencia del individuo a muchos tipos depresin estatal; la mayora de las personas gozan del bienestar en una medida que suspadres y abuelos no hubieran siquiera soado con obtener; ha sido posible educar a losjvenes de acuerdo con estos ideales, conducindolos hacia el esplendor fsico, felicidad,posesin de bienes materiales, dinero y tiempo libre, hasta una casi ilimitada libertad deplaceres. De este modo quin renunciara ahora a todo esto? Por qu y en beneficio dequ habra uno de arriesgar su preciosa vida en la defensa del bien comn, especialmente enel nebuloso caso que la seguridad de la propia nacin tuviera que ser defendida en algnlejano pas?Incluso la biologa nos dice que la seguridad y el bienestar extremo habitual no resultanventajosos para un organismo vivo. Hoy, el bienestar en la vida de la sociedad Occidentalha comenzado a revelar su mscara perniciosa.Vida legalistaLa sociedad occidental ha elegido para si misma la organizacin ms adecuada a sus fines,basados, dira, en la letra de la ley. Los lmites de lo correcto y de los derechos humanos seencuentran determinados por un sistema de leyes, cuyos lmites son muy amplios. La genteen Occidente ha adquirido una considerable capacidad para usar, interpretar y manipular laley (aun cuando estas leyes tienden a ser tan complicadas que la persona promedio no

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    puede ni comprenderlas sin la ayuda de un experto). Todo conflicto se resuelve de acuerdoa la letra de la ley y este procedimiento est considerado como una solucin perfecta. Siuno est a cubierto desde el punto de vista legal, ya nada ms es requerido. Nadiemencionara que, a pesar de ello, uno podra seguir sin tener razn. Exigir unaautolimitacin o una renuncia a estos derechos, convocar al sacrificio y a asumir riesgos

    con abnegacin, sonara a algo simplemente absurdo. El autocontrol voluntario es algo casidesconocido: todo el mundo se afana por lograr la mxima expansin posible del lmiteextremo impuesto por los marcos legales. (Una compaa petrolera es legalmente libre deculpa cuando compra la patente de un nuevo tipo de energa para prevenir su uso. Unfabricante de un producto alimenticio es legalmente libre de culpa cuando envenena suproducto para darle ms larga vida: despus de todo, la gente es libre no comprarlo.)

    He pasado toda mi vida bajo un rgimen comunista y les dir que una sociedad carente deun marco legal objetivo es algo terrible, en efecto. Pero una sociedad sin otra escala que lalegal tampoco es completamente digna del hombre. Pero una sociedad basada sobre loscdigos de la ley, y que nunca llega a algo ms elevado, pierde la oportunidad deaprovechar a pleno todo el rango completo de las posibilidades humanas. Un cdigo legales algo demasiado fro y formal como para poder tener una influencia beneficiosa sobre lasociedad. Siempre que el fino tejido de la vida se teje de relaciones juridicistas, se crea unaatmsfera de mediocridad moral, que paraliza los impulsos ms nobles del hombre.Y ser simplemente imposible enfrentar los conflictos de este amenazante siglo con tanslo el respaldo de una estructura legalista.La orientacin de la libertadLa sociedad occidental actual nos ha hecho ver la diferencia que hay entre una libertad paralas buenas acciones y la libertad para las malas. Un estadista que quiera lograr algoimportante y altamente constructivo para su pas est obligado a moverse con muchacautela y hasta con timidez. Miles de apresurados (e irresponsables) crticos estarnpendiente de l. Constantemente ser desairado por el parlamento y por la prensa. Tendrque demostrar que cada uno de sus pasos est bien fundamentado y es absolutamenteimpecable. El resultado final es que una gran persona, autnticamente extraordinaria, notiene ninguna posibilidad de imponerse. Se le pondrn docenas de trampas desde el mismoinicio. Y de esta manera la mediocridadEn todas partes es posible, y hasta fcil, socavar el poder administrativo. De hecho, estepoder ha sido drsticamente debilitado en todos los pases occidentales. La defensa de losderechos individuales ha alcanzado tales extremos que deja a la sociedad totalmenteindefensa contra ciertos individuos. Es hora, en Occidente, de defender no tanto losderechos humanos sino las obligaciones humanas.Por el otro lado, a la libertad destructiva e irresponsable se le ha concedido un espacioilimitado. La sociedad ha demostrado tener escasas defensas contra el abismo de ladecadencia humana; por ejemplo, contra el abuso de la libertad que conduce a la violenciamoral contra los jvenes bajo la forma de pelculas repletas de pornografa, crimen yhorror. Todo esto es considerado como parte integrante de la libertad, y se asume que esttericamente equilibrado por el derecho de los jvenes a no mirar y a no aceptar. De estemodo, la vida organizada en forma legalista demuestra su incapacidad para defenderse de lacorrosin de lo perverso.Y qu podemos decir de los oscuros mbitos de la criminalidad? Los lmites legales(especialmente en los Estados Unidos) son lo suficientemente amplios como para alentar no

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    slo la libertad individual sino tambin el abuso de esta libertad. El culpable puede terminarsin castigo, o bien obtener una compasin inmerecida, todo ello con el apoyo de miles dedefensores en la sociedad. Cuando un gobierno seriamente se pone a erradicar lasubversin, la opinin pblica inmediatamente lo acusa de violar los derechos civiles de losterroristas. Hay una buena cantidad de estos casos.

    El sesgo de la libertad hacia el mal se ha producido en forma gradual, pero evidentementeemana de un concepto humanista y benevolente segn el cual el ser humano el rey de lacreacin no es portador de ningn mal intrnseco y todos los defectos de la vida resultancausados por sistemas sociales descarriados que, por consiguiente, deben ser corregidos.Sin embargo y extraamente, a pesar de que las mejores condiciones sociales han sidologradas en Occidente, sigue subsistiendo una buena cantidad de crmenes; incluso hayconsiderablemente ms criminalidad en Occidente que en la pauperizada y legalmentearbitraria sociedad sovitica. (Es cierto que hay una multitud de prisioneros en nuestroscampos de concentracin acusados de ser criminales, pero la mayora de ellos jamscometi crimen alguno. Simplemente trataron de defenderse de un Estado ilegal querecurra al terror fuera de un marco jurdico).La orientacin de la prensaLa prensa, por supuesto, goza de la ms amplia libertad. (Voy a usar el trmino prensapara referirme a todos los medios de difusin masiva.) Pero cmo utiliza esta libertad?Aqu, otra vez, la suprema preocupacin es no infringir el marco legal. No existe unaautntica responsabilidad moral por la distorsin o la desproporcin. Qu clase deresponsabilidad tiene el periodista de un diario frente a sus lectores o frente a la historia?Cuando se ha llevado a la opinin pblica hacia carriles equivocados mediante informacininexacta o conclusiones erradas conocemos algn caso en que el mismo periodista o elmismo diario lo hayan reconocido pidiendo disculpas pblicamente? No. Eso perjudicaralas ventas. Una nacin podr sufrir las peores consecuencias por un error semejante, pero elperiodista siempre saldr impune. Lo ms probable es que, con renovado aplomo, sloempezar a escribir exactamente lo contrario de lo que dijo antes.Dado que se exige una informacin instantnea y creble, se hace necesario recurrir apresunciones, rumores y suposiciones para rellenar los huecos; y ninguno de ellos serdesmentido. Quedarn asentados en la memoria del lector. Cuntos juicios apresurados,inmaduros, superficiales y engaosos se expresan todos los das, primero confundiendo alos lectores y luego dejndolos colgados? La prensa puede, o bien asumir el papel de laopinin pblica, o bien puede pervertirla. De este modo podemos tener a terroristasglorificados como hroes; o bien ver cmo asuntos secretos pertenecientes a la defensanacional resultan pblicamente revelados; o podemos ser testigos de la desvergonzadaviolacin de la privacidad de personas famosas bajo el eslogan de todo el mundo tienederecho a saberlo todo. (Aunque ste es el falso eslogan de una falsa era. De un valor muysuperior es el desacreditado derecho de las personas a no saber; que no se abarroten susdivinas almas con chismes, estupideces y habladuras vanas. Una persona que trabaja y quelleva una vida plena de sentido, no tiene ninguna necesidad de este excesivo y sofocanteflujo de informacin.)Precipitacin y superficialidad son la enfermedad psquica del vigsimo siglo y ms que encualquier otro lugar esta enfermedad se refleja en la prensa. El anlisis profundo de unproblema es anatema para la prensa. Se queda en frmulas sensacionalistas.Sin embargo, as como est dispuesta, la prensa se ha convertido en el mayor poder dentrode los pases occidentales, excediendo el de las legislaturas, los ejecutivos y los judiciales

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    Entonces, uno quisiera preguntar: en virtud de qu norma ha sido elegida y ante quin esresponsable? En el Este comunista, a un periodista abiertamente se lo designa comofuncionario del Estado. Pero quin ha elegido a los periodistas occidentales que ocupanesta posicin de poder, y por cuanto tiempo, y con qu prerrogativas?Existe todava otra sorpresa para alguien que viene del Este totalitario con su prensa

    rigurosamente unificada. Uno descubre una comn tendencia de preferencias dentro de lageneralidad de la prensa occidental (el espritu de la poca), modelos de juiciogeneralmente aceptados, y quizs hasta intereses corporativos comunes, con lo que el efectoresultante no es el de la competencia sino el de la unificacin. Existe una libertad irrestrictapara la prensa, pero no para los lectores, porque los diarios transmiten mayormente, de unmodo forzado y sistemtico, aquellas opiniones que no se contradicen en forma demasiadoabierta con su propia opinin y con la tendencia general mencionada.Una moda en el pensamientoSin ninguna censura en Occidente, las tendencias de moda en el pensamiento y en las ideasresultan fastidiosamente separadas de aquellas que no estn de moda y estas ltimas, sinllegar a ser jams prohibidas, tienen muy escasas posibilidades de verse reflejadas enperidicos y libros, o de ser escuchadas en universidades. Vuestros acadmicos son libresen un sentido legal, pero estn acorralados por la moda del capricho predominante. Noexiste la violencia explcita del Este; pero una seleccin impuesta por la moda y por lanecesidad de acomodarse a las normas masivas, frecuentemente impide que las personascon mayor independencia de criterio contribuyan a la vida pblica. Hay una peligrosatendencia a formar una manada, apagando las iniciativas exitosas. En los Estados Unidos herecibido cartas de personas altamente inteligentes como, por ejemplo, el maestro de unpequeo colegio lejano- que hubiera podido hacer mucho por la renovacin y salvacin desu pas, pero su pas no pudo escucharlo porque los medios no le ofrecan un foro adecuado.Esto da lugar a fuertes prejuicios masivos, a una ceguera que es peligrosa en nuestradinmica era. Un ejemplo de ello es la interpretacin autocomplaciente del estado de cosasen el mundo contemporneo que funciona como una especie de armadura puesta alrededorde la mente de las personas, a punto tal que las voces humanas de diecisiete pases deEuropa Oriental y del Lejano Oriente asitico no pueden perforarla. Slo se terminarrompiendo por la inexorable palanca de los acontecimientos.He mencionado algunos pocos rasgos de la vida occidental que sorprenden y asombran a unrecin llegado a este mundo. El propsito y los alcances de esta disertacin me impidencontinuar con este examen, particularmente en lo relacionado con el impacto que estascaractersticas tienen sobre importantes aspectos de la vida de una nacin, tales como laeducacin, tanto la elemental como la avanzada en artes y humanidades.SocialismoEst casi universalmente aceptado que Occidente le muestra al resto del mundo el caminohacia el desarrollo econmico exitoso, an cuando en los ltimos aos ha sido perturbadofuertemente por una catica inflacin. Con todo, muchas personas que viven en Occidenteestn insatisfechas con su propia sociedad. La desprecian o la acusan de no estar ya al nivelde lo que requiere la madurez de la humanidad. Y esto empuja a muchos a inclinarse por elsocialismo, lo cual es una falsa y peligrosa tendencia.Espero que ninguno de los presentes sospechar que expreso mi crtica parcial al sistemaoccidental a fin de sugerir al socialismo como una alternativa. No. Con la experiencia quetengo de un pas en dnde el socialismo ha sido instituido, no hablar de una alternativa as.El matemtico Igor Shafarevich, miembro de la Academia Sovitica de Ciencias, ha escrito

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    un libro brillantemente argumentado titulado Socialismo, en el cual efecta un penetranteanlisis histrico y demuestra que el socialismo, de cualquier tipo o matiz, conduce a ladestruccin total del espritu humano y a la nivelacin de la humanidad en la muerte. Ellibro de Shafarevich fue publicado en Francia hace ya casi dos aos y hasta el presente nose ha encontrado a nadie capaz de refutarlo. Dentro de poco, se publicar en ingls en los

    Estados Unidos.No es un modeloPero si alguien me preguntara, en cambio, si yo propondra a Occidente, tal como es en laactualidad, como modelo para mi pas, francamente respondera en forma negativa. No. Norecomendara vuestra sociedad como un ideal para la transformacin de la nuestra. A travsde profundos sufrimientos, las personas en nuestro pas han tenido un desarrollo espiritualde tal intensidad que el sistema occidental, en su presente estado de agotamiento, ya noaparece como atractivo. Incluso las caractersticas de vuestra vida que acabo de enumerarresultan extremadamente entristecedoras.Un hecho que no puede ser cuestionado es el debilitamiento de la personalidad humana enOccidente mientras que en el Este esa personalidad se ha vuelto ms firme y ms fuerte.Seis dcadas para nuestra gente y tres dcadas para la de Europa Oriental; durante todo estetiempo hemos pasado por un entrenamiento espiritual que aventaja, de lejos, a loexperimentado por Occidente. La compleja y mortal presin de la vida cotidiana haproducido personalidades ms fuertes, ms profundas y ms interesantes que las generadaspor el bienestar estandardizado de Occidente. Por lo tanto, si nuestra sociedad hubiese deser transformada en la vuestra, ello significara una mejora en determinados aspectos, perotambin un empeoramiento en algunos puntos particularmente significativos. Por supuesto,una sociedad no puede permanecer indefinidamente en un abismo de arbitrariedad legalcomo es el caso en nuestro pas. Pero tambin le resultar denigrante elegir la automticasuavidad legalista, como es vuestro caso. Despus de dcadas de sufrimiento, violencia yopresin, el alma humana anhela cosas ms altas, ms clidas y ms puras que las ofrecidaspor los hbitos de convivencia masiva introducidos por la invasin repugnante de lapublicidad, el aturdimiento televisivo y la msica insoportable.Todo esto es visible para numerosos observadores de todos los mundos de nuestro planeta.Resulta cada vez menos probable que el estilo de vida occidental se convierta en el modeloa seguir.Hay advertencias significativas de la historia para una sociedad amenazada de muerte. Tales, por ejemplo, la decadencia del arte, o la carencia de grandes estadistas. Hay otrasadvertencias abiertas y evidentes, tambin. El centro de su democracia y de su cultura selesiona tan slo por la ausencia de energa elctrica por algunas horas, pues repentinamentemuchedumbres de ciudadanos americanos comienza a saquear y a causar estrago. La capasuperficial de proteccin debe ser muy delgada, lo que indica que el sistema social resultainestable y malsano.Pero la lucha por nuestro planeta, en lo fsico y en lo espiritual, esa lucha de proporcionescsmicas no es una vaga cuestin del futuro. Ya ha comenzado. Las fuerzas del mal ya hanlanzado su ofensiva decisiva. Podrais sentir su presin pero vuestros monitores y vuestraspublicaciones todava estn llenas de las obligatorias sonrisas y de los brindis con los vasosen alto. A qu viene tanta alegra?MiopaAlgunos representantes muy bien conocidos de su sociedad, tales como George Kennan,dicen: no podemos aplicar criterios morales a la poltica. As mezclamos el bien y el mal, lo

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    derecho y lo torcido y damos oportunidad para el triunfo absoluto del Mal en el mundo. Porel contrario, slo los criterios morales puede ayudar a Occidente contra la estrategia bienprevista del mundo del comunismo. No hay otros criterios. Las consideraciones prcticas uocasionales de cualquier clase sern barridas inevitablemente por la estrategia comunista.Despus que se ha alcanzado un cierto nivel del problema, el pensamiento legalista induce

    a la parlisis; evita que uno vea el tamao y significado de los acontecimientos reales.A pesar de la abundancia de informacin, o quiz debido a ella, Occidente tiene dificultadespara entender la realidad tal como es. Ha habido predicciones ingenuas por algunosexpertos americanos que creyeron que Angola se convirti en el Vietnam de la UninSovitica o que la expedicin cubana en frica sera detenida por la especial atencin deEstados Unidos a Cuba. El consejo de Kennan a su propio pas - comenzar el desarmeunilateral - pertenece a la misma categora. Si usted supiera cmo se ren de sus magospolticos los funcionarios del Moscow Old Square [1]! En cuanto a Fidel Castro, lfrancamente desprecia a Estados Unidos, enviando a sus tropas a aventuras distantesestando su pas junto al de ustedes.Sin embargo, el error ms cruel ocurri con la incomprensin de la guerra de Vietnam.Algunos queran sinceramente que todas las guerras se detuvieran cuanto antes; otroscreyeron que debera haber lugar para la autodeterminacin en Vietnam, o en Camboya,como vemos hoy con claridad particular. Pero los miembros del movimiento pacifista deEstados Unidos participaron en la traicin de lejanas naciones del Este, en un genocidio, yen el sufrimiento impuesto hoy a 30 millones de personas de aquellos pases. Esospacifistas convencidos oyen los gemidos que vienen de all? Entienden su responsabilidadhoy? O prefieren no or? La CIA americana perdi su nervio y como consecuencia elpeligro se ha acercado mucho ms a los Estados Unidos. Pero no hay conocimiento de esto.La miopa de los polticos que firmaron una precipitada capitulacin en Vietnamaparentemente dieron a Amrica un respiro de despreocupacin; sin embargo, un Vietnammultiplicado por cien asoma ahora sobre ustedes. Ese Vietnam pequeo haba sido unaadvertencia y una ocasin para movilizar el valor de la nacin. Pero si una Amricacompletamente apertrechada sufri una verdadera derrota por un pequeo pas comunista,cmo puede Occidente esperar permanecer firme en el futuro?Ya he tenido ocasin de decir que en el siglo XX la democracia no ha ganado ningunaguerra importante sin la ayuda y proteccin de un aliado continental cuya filosofa eideologa no pregunt. En la Segunda Guerra Mundial contra Hitler, en vez de ganar esaguerra con sus propias fuerzas, que habran sido ciertamente suficientes, la democraciaoccidental cultiv a otro enemigo con ms poder todava, pues Hitler nunca tuvo tantosrecursos y tanta gente, ni ofreci ideas atractivas, ni tuvo una gran cantidad de partidariosen el oeste -- una quinta columna potencial -- como la Unin Sovitica. Actualmente,algunas voces occidentales han hablado ya de obtener la proteccin de un tercer podercontra la agresin en el prximo conflicto mundial, si lo hay; en este caso el protector seraChina. Pero no le deseara tal protector a ningn pas en el mundo. Primero de todo, es otravez una alianza con el Mal; adems, concedera a Estados Unidos un plazo, pero cuando altima hora China con sus mil millones personas se volteara armada con las armasamericanas, Amrica misma caera presa de un genocidio similar al que se esta perpetradoen Camboya en nuestros das.Prdida de voluntadPero ningn arma, no importa cul sea su poder, pueden ayudar a Occidente mientras nosupere la prdida de su fuerza de voluntad. En un estado de la debilidad psicolgica, las

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    armas se convierten en una carga para el lado de quienes capitulan. Para defenderse, unodebe tambin estar preparado para morir; esta preparacin escasea en una sociedad educadaen el culto del bienestar material. Nada queda entonces, solamente las concesiones, intentosde ganar tiempo y la traicin. As, en la vergonzosa conferencia de Belgrado losdiplomticos del Occidente libre entregaron en su debilidad la frontera donde los miembros

    de los Grupos Vigilantes de Helsinki estn sacrificando sus vidas.El pensamiento occidental ha llegado a ser conservador: la situacin del mundo debepermanecer como est a cualquier coste, all no debe ser ningn cambio. Este sueodebilitante de un status quo irreformable es el sntoma de una sociedad que ha llegado alfinal de su desarrollo. Uno debe ser ciego para no ver que los ocanos ya no pertenecen aOccidente, mientras que la tierra bajo su dominio sigue disminuyendo. Las dos llamadasguerras mundiales (en realidad todava estaban lejos de tener esa escala mundial) hansignificado la autodestruccin interna del pequeo y progresivo Occidente que hapreparado as su propio final. La siguiente guerra (que no tiene que ser atmica y no creoque lo sea) puede quemar la civilizacin occidental para siempre.Enfrentando tales peligros, con tantos valores histricos en su pasado, con tan alto nivel derealizacin de la libertad y de devocin a la libertad, cmo es posible perder en tal grado lavoluntad para defenderse?Humanismo y sus consecuenciasCmo es que se ha producido esta adversa relacin de fuerzas? Cmo es que Occidenteha cado de su marcha triunfal hasta su debilidad presente? Acaso han existido desvosfatales y prdidas de orientacin en su desarrollo? No parece ser as. Occidente se mantuvoavanzando en forma constante de acuerdo a sus proclamadas intenciones sociales, a la parde su asombroso progreso tecnolgico. Y sbitamente se ha encontrado en su posicinactual de debilidad.Esto significa que el error debe estar en la raz, en la misma base del pensamiento humanode los ltimos siglos. Me refiero a la visin occidental que prevalece en el mundo de hoy,que nace del Renacimiento y encuentra su expresin poltica a partir de la Ilustracin. Estavisin se convirti en la base de todas las doctrinas polticas o sociales y podramosllamarla humanismo racionalista o autarqua humanstica. Es la autoproclamada ypracticada autonoma del ser humano de cualquier fuerza superior. Tambin podra serllamado antropocentrismo, con el ser humano visto como ocupando el centro de todo lo queexiste.El punto de inflexin provocado por el Renacimiento probablemente fue inevitable desde elpunto de vista histrico. La Edad Media haba llegado a su trmino natural poragotamiento, convirtindose en una represin desptica intolerable de la naturaleza fsicadel ser humano a favor de su naturaleza espiritual. Pero, despus, nos retiramos de loespiritual y fuimos abrazando todo lo que es material de un modo excesivo e ilimitado. Lanueva forma humanstica el pensamiento, que haba sido proclamada nuestra gua, noadmita la existencia de una maldad intrnseca en el ser humano, ni entrevea una misinms elevada que el logro de la felicidad terrenal. Dio inicio a la civilizacin occidental conuna peligrosa tendencia a idolatrar al hombre y a sus necesidades materiales. Todo lo queestaba ms all del bienestar fsico y de la acumulacin de bienes materiales; todas lasdems necesidades y caractersticas humanas de una naturaleza superior y ms sutil,quedaron fuera del rea de atencin de los sistemas sociales y estatales, como si la vidahumana no tuviese un significado superior. Eso proporcion su acceso al Mal, que ennuestros das fluye libre y constante. La simple libertad per se no resuelve en lo ms

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    mnimo todos los problemas de la vida humana y hasta agrega una buena cantidad deproblemas nuevos.Y an as, en las primeras democracias, como en la democracia norteamericana por lapoca de su nacimiento, todos los derechos humanos fueron conferidos sobre la base de queel ser humano es una criatura de Dios. Esto es: la libertad le fue conferida al individuo en

    forma condicional, en la presuncin de su constante responsabilidad religiosa. Esa era latradicin de los mil aos precedentes. Hace doscientos y hasta hace cincuenta aos atrs,hubiera sido casi inimaginable en los Estados Unidos que se le concediese la libertadilimitada a un individuo simplemente para la satisfaccin de sus caprichos personales.Despus, sin embargo, todas estas limitaciones resultaron erosionadas en la totalidad deOccidente. Se produjo una emancipacin absoluta de la herencia moral de los sigloscristianos con sus grandes reservas de misericordia y sacrificio. Los sistemas estatales sevolvieron aun ms materialistas. Finalmente, Occidente conquist los derechos humanos,incluso en exceso, pero el sentido de responsabilidad del ser humano ante Dios y ante lasociedad se ha vuelto cada vez ms dbil. Durante las ltimas dcadas, el egosmo legalistade la cosmovisin occidental ha llegado asu apogeo y el mundo se encuentra en una agudacrisis espiritual y en una transicin poltica. Todos los celebrados logros tecnolgicos delprogreso, incluyendo la conquista del espacio exterior, no alcanzan para redimir la pobrezamoral del Siglo XX, una pobreza que nadie hubiera imaginado incluso todava hacia finesdel Siglo XIXUn parentesco inesperadoEn la medida en que el humanismo en su desarrollo se fue volviendo ms y msmaterialista, progresivamente permiti conceptos que resultaron utilizados por elsocialismo primero y por el comunismo despus. De este modo, Carlos Marx pudo decir, en1844, que el comunismo es humanismo naturalizado.Esta afirmacin no es enteramente irracional. Uno puede detectar las mismas piedrasfundamentales de un humanismo erosionado en cualquier tipo de socialismo: materialismoilimitado; liberacin de la religin y de la responsabilidad religiosa (algo que en losregmenes comunistas llega al estadio de la dictadura antirreligiosa); concentracin de lasestructuras sociales bajo un criterio supuestamente cientfico. (Esto ltimo es tpico tanto dela Ilustracin como del marxismo). No es ninguna casualidad que las grandes promesasretricas del comunismo giren alrededor del Hombre (con H mayscula) y su felicidadterrenal. A primera vista parece un feo paralelismo: Tendencias comunes en elpensamiento y en el estilo de vida del Occidente y del Este actuales? Pero sa es la lgicadel desarrollo materialista.Ms an, la interrelacin es tal que la corriente materialista que est ms hacia la izquierda,siendo que de este modo es la ms consistente, siempre demuestra ser la ms fuerte, la msatractiva y victoriosa. El humanismo ha perdido su herencia cristiana y no puede prevaleceren esta competencia. De esta forma, durante los siglos pasados, y especialmente durante lasdcadas recientes, a medida en que el proceso se fue volviendo ms agudo, el alineamientode las fuerzas fue como sigue: el liberalismo result inevitablemente desplazado por elextremismo; el extremismo tuvo que rendirse ante el socialismo y el socialismo no pudoresistirse al comunismo.El rgimen comunista en el Este ha podido perdurar y crecer gracias al entusiasta apoyo deun enorme nmero de intelectuales occidentales quienes (sintiendo el parentesco!) senegaron a ver los crmenes de los comunistas y, cuando ya no pudieron seguir negndolos,intentaron justificarlos. El problema persiste: en nuestros Estados del Este el comunismo ha

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    sufrido una derrota ideolgica total; su prestigio es cero y aun menos que cero. Y a pesar deeso los intelectuales occidentales todava lo miran con considerable inters y afinidad,siendo que es precisamente esto lo que le hace tan inmensamente difcil a Occidente elresistirse ante el Este.Antes del cambio

    No voy a examinar el caso de un desastre producido por una guerra mundial y los cambiosque producira en la sociedad. Mientras nos despertemos todas las maanas bajo un pacficosol, tendremos que llevar una vida cotidiana. Pero hay un desastre que ya est muy entrenosotros. Estoy refirindome a la calamidad de una conciencia desespiritualizada y de unhumanismo irreligioso.Este criterio ha hecho del hombre la medida de todas las cosas que existen sobre la tierra;ese mismo ser humano imperfecto que nunca est libre de jactancia, egosmo, envidia,vanidad y toda una docena de otros defectos. Estamos ahora pagando por los errores que nofueron apropiadamente evaluados al inicio de la jornada. Por el camino del Renacimientohasta nuestros das hemos enriquecido nuestra experiencia pero hemos perdido el conceptode una Entidad Suprema Completa que sola limitar nuestras pasiones y nuestrairresponsabilidad.Hemos puesto demasiadas esperanzas en la poltica y en las reformas sociales, slo paradescubrir que terminamos despojados de nuestra posesin ms preciada: nuestra vidaespiritual, que est siendo pisoteada por la jaura partidaria en el Este y por la jauracomercial en Occidente. Esta es la esencia de la crisis: la escisin del mundo es menosaterradora que la similitud de la enfermedad que ataca a sus miembros principales.Si, como pretende el humanismo, el ser humano naciese solamente para ser feliz, no nacerapara morir. Desde el momento en que su cuerpo est condenado a muerte, su misin sobrela tierra evidentemente debe ser ms espiritual y no slo disfrutar incontrolablemente de lavida diaria; no la bsqueda de las mejores formas de obtener bienes materiales y sudespreocupado consumo. Tiene que ser el cumplimiento de un serio y permanente deber, demodo tal que el paso de uno por la vida se convierta, por sobre todo, en una experiencia decrecimiento moral. Para dejar la vida siendo un ser humano mejor que el que entr en ella.Es imperativo reconsiderar la escala de los valores humanos usuales; su presentetergiversacin es pasmosa. No es posible que la evaluacin del desempeo de un Presidentese reduzca a la cuestin de cuanta plata uno gana o a la disponibilidad de gasolina.Solamente alimentando voluntariamente en nosotros mismos un autocontrol sereno ylibremente aceptado puede la humanidad erguirse por sobre la tendencia mundial almaterialismo.Hoy sera retrgrado aferrarnos a las petrificadas frmulas de la Ilustracin. Undogmatismo social de esa especie nos deja inermes frente a los desafos de nuestrostiempos.An si nos libramos de la destruccin por la guerra, la vida tendr que cambiar bajo pena deperecer por si misma. No podemos evitar una reevaluacin de las definicionesfundamentales de la vida y de la sociedad. Es cierto que el ser humano est por encima detodas las cosas? No hay un Espritu Superior por encima de l? Est bien que la vida deuna persona y las actividades de una sociedad estn guiadas sobre todo por una expansinmaterial? Es permisible promover esa expansin a costa de la integridad de nuestra vidaespiritual?Si el mundo no se ha acercado a su fin, al menos ha arribado a una importante divisoria deaguas en la Historia, igual en importancia al paso de la Edad Media al Renacimiento.

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    Demandar de nosotros un fuego espiritual. Tendremos que alzarnos a la altura de unanueva visin, un nuevo nivel de vida, dnde nuestra naturaleza fsica no ser anatematizadacomo en la Edad Media, pero, ms centralmente an, nuestro ser espiritual no serpisoteado como en la Edad Moderna.La ascensin es similar a un escalamiento hacia la prxima etapa antropolgica. Nadie, en

    todo el mundo, tiene ms salida que hacia un solo lado: hacia arriba.Notas[1] La Old Square en Mosc (Staraya Ploshchad) es la plaza donde reside el cuartel generaldel Comit Central del Partido Comunista de la Unin Sovitica (CPSU); este es elverdadero nombre de lo que en Occidente es conocido como El Kremlin."Fuente: Texts of Famous Speeches, Harvard.Fomateado a HTML by The Augustine Club at Columbia University, 1997.