dinámica religiosa y modernidad

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4 1' Dinmica religiosa y modernidad

Jean-Paul Willaime

a continuacin tiene como punto de partida las sociedades Occidentales europeas (ms especficamente, Francia) y provie ne de un socilogo que, por una parte, estudia las rela ciones entre religin y modernidad, cuestionando de modo crtico las teoras de la secularizacin y, por otra, se especializa en los protestantismos. Me parece que ambas perspectivas podran interesar a los socilogos latinoamericanos en particular a los mexicanos, enfrentados a mutaciones sociorreligiosas en las que es tn implicadas las relaciones religin-modernidad y que se caracterizan tambin por el desarrollo d ciertas for mas de protestantismo. Por otro lado, se ha iniciado un debate internacional sobre el desarrollo del pentecostalismo en Amrica Latina, debate al que han contribuido en particular, junto con los especialistas latinoamerica nos, David Stoll, David Martin y Jean-Pierre Bastian.1

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L ANLISIS QUE PROPONEMOS

1 Jean-Pierre Bastan, Les protestantismos latinoamericaines: un objet a interroger et a construir, Social Compass 39 (3), 1992, pp. 327-354; David Martin, Tongues of Fire: The Explosion of Protestantism in Latin America, Oxford, Basil Blackwcll, 1990; David Stoll, Js Latin America Tuming Proteslant?

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Invito a los socilogos mexicanos a exam inar el partido que pueden sacar del anlisis que propongo para el es tudio de la situacin sociorreligiosa mexicana. Perm tansem e de entrada algunas precisiones de vo cabulario. En un continente tan marcado p o r el catoli cismo como Amrica Latina, es til recordar que no cualquier disidencia religiosa resulta forzosamente pro testante, y que no hay ninguna razn a priori para clasi ficar a todos los no conformismos religiosos latinoame ricanos con la etiqueta de protestantes. Si bien las fronteras del protestantism o son amplias en razn de la diversidad interna que lo caracteriza, no por ello dejan de existir.2 Todo aquel que no es catlico romano no es, por tanto, protestante. Por otra parte, el empleo co mn del trm ino secta debe invitarnos tambin a. la prudencia. El uso social peyorativo de este trmino re cuerda al socilogo que secta suele ser la denomina cin con la cual un grupo religioso dom inante designa a un grupo religioso dominado en un proceso de descali ficacin. Si ningn grupo religioso se autodesigna como secta, se debe a que esta denominacin forma parte de las luchas sbciales p o r lo religioso legtimo. Al socilogo le corresponde tom ar distancia respecto de esos juegos de poder en torno a la legitimidad religiosa, para ser capaz precisamente de analizarlos. Con dicho fin, las definiciones ideal-tpicas de secta y de Iglesia propuestas por Max Weber y Em st Troeltsch son sumam ente valiosas porque constituyen un punto deThe Politics of vangelical Crowth, Berkeley, California, University of California Press, 1990. Por "protestantismo, a nuestro parecer, se pueden entender todas las expresiones religiosas que, de una manera u otra, se refieren a la Biblia como flente fundamental de sus creencias y prcticas. Desde la Reforma del siglo XVI, el protestantismo se ha manifestado tanto mediante agrupamientos reli giosos de tipo Iglesia como por'agrupamientos religiosos de tipo secta. Los pentecostalismos, si bien algunos no se designan como protestantes con el pretexto de que constituiran una cuarta confesin cristiana despus del cato licismo, la ortodoxia y el protestantismo forman parte, segn esta definicin, del mundo protestante.

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referencia estrictamente sociolgico que ve e n la secta y -> en la Iglesia dos modos de atestiguar socialmente lo re ligioso.3 Recordemos que, en la perspectiva de Weber y de Troeltsch, hay tres criterios esenciales que perm iten distinguir, de un modo ideal-tpico, a la Iglesia de la sec ta: 1) el m odo amplio o restringido de definir a los miembros del grupo (segn se limite o no el grupo a las personas calificadas religiosamente); 2) la relacin con la sociedad englobadora (ruptura o acomodamien to); 3) el modo de ejercicio de la autoridad religiosa (carismtico o institucional). La Iglesia representa as la institucin de salvacin abierta a todos (tanto a .los activos como a los que se contentan con una pertenencia nominal), acomodndo se a los valores y al estilo de vida de la sociedad global (por lo tanto instalada n la mencionada sociedad) y donde se ejerce una autoridd religiosa de funcin que es formalmente independiente de los desempeos reli giosos de la persona qu est investida de esa autoridad. En cuanto a la secta, corresponde al grupo religioso que rene slo a los conversos y funciona como una aso ciacin de voluntarios en ruptura con la sociedad cir cundante y que reconoce la legitimidad de un dirigente en razn de sus desempeos religiosos personales. Si bien el carcter mayoritario o minoritario de un grupo o es determ inante, sigue siendo cierto que un agol pamiento religioso mayoritario suele adoptar rasgos de tipo Iglesia, en tanto que un grupo religioso minoritario suele adoptar rasgos de tipo secta: la extensin del vo lumen numrico de un grupo en una sociedad determ i nada suele incitarlo a adaptarse cada vez ms a esa so ciedad.

3 Cf. Ernst Troeltsch, Die Soziallehren der. fhristliclien Kirchen und Gruppen, Aalen, Scientia Verlag, 1965 (1922). Max Weber, Gesammelte Aufstze zur Religiomsoziologie, Tubinga, J. C. B. Mohr (Paul Siebeck), Drei Bande, 1988.

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Como em pleo los trminos tan problemticos mo dernidad y religin, permtaseme tambin, para co menzar, definir brevemente es decir, sin tener la posibilidad de explicitar dichos conceptos. Por mo dernidad, entiendo el triple proces de diferenciacin funcional, racionalizacin e individualizacin que, sobre todo en las sociedades occidentales, ha provocado un movimiento de extirpacin de los modos tradicionales y ha contribuido a desarrollar sociedades burocrticas, pluralistas e individualistas.'1 Por religin entiehdo una comunicacin simblica regular mediante ritos y creen cias, mediatizada por un portador de cansina (ins titucional o personal). Esta definicin de lo religioso,5 a la que ha de considerarse como una herram ienta de tra bajo que debe evaluarse segn su fecundidad heurstica, para nosotros posee la ventaja de colocar, en el centro de la investigacin, el tema del poder religioso y de su legitimacin.I. M o d e r n i d a d y d e s e n c a d e n a m i e n t o d e l m u n d o

En tanto que proceso de desmagificacin, de desclericalizacin y de racionalizacin (de extensin de la racionalidad llamada instrumental 0 tleolgica: la Zweckrationalitat de Max Weber), la m odernidad se ha manifestado como un desencantamiento del mundo que aleja a los dioses de la esfera cotidiana, abandonndo la al clculo racional y al trabajo metdico. A la vez, este proceso se traduce en una individualizacin cada vez1 La modernidad triunfante, que se lia encarnado mediante e ascenso de la racionalidad instrumental y,la desacralizacin, ha tendido separar la ra zn del sujeto. Hoy se tendera ms a la complcmentaridad, a la tensin fecunda entre racionalidad y subjetividad. Esto es lo que subraya insistente mente Alain Touraine en su obra Critique de la moderit, Pars, fayard, 1992. 5 Propusimos por primera vez esta definicin de rligiil en nuestra leccin inaugural en L'cole Platique des Males Eludes el 9 de noviembre de 1992, en la Sorbona. Cf. Du protestantismo comme objet sciologiqe en Archives de Sciences Sociales des Reigions, 1993, 83 (julio-septiembre), p. 69.

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mayor que emancipa al individuo de los constrei mientos comunitarios (la familia, el pueblo, la p arro quia, el sindicato, el partido poltico, etctera) y en una desacralizacin de las instituciones-magisterios que pretenden im poner sus normas (Iglesia, ejrcito, escue la, etctera). Max Weber mostr que haba habido una .gnesis religiosa de la m odernidad occidental, sobre to do por medio del judaismo y el protestantismo puritano que, mediante una racionalizacin y eticizacin de lo religioso, contribuyeron a su desmagificacin y a su secularizacin interna.6 Este proceso de desencantamiento encontr afini dades con algunas formas de protestantismo (sobre todo calvinista y bautista), que han trabado relaciones po sitivas con la m odernidad en el plano econmico, edu cativo y poltico.7 El choque con el catolicismo, en cam bio, fue ms frontal: tuvo por resultado el catolicismo intransigente, la condena de los principios mismos de la sociedad m oderna (Syllabus, 1864), la crisis modernista, el conflicto de la Francia clerical y la Francia laica.8 En los agrupamientos religiosos de tipo Iglesia se encuen tran tanto oposiciones como aprobaciones de la m oder nidad (oposiciones y aprobaciones que con mucha fre cuencia fueron selectivas y por lo tanto relativas). Si por parte de los grupos religiosos tipo secta, la no m undanidad reivindicada de modo ms o menos radical por esos grupos los incit a tomar distancia respecto del m undo, no por ello y una de las grandes aportacio nes de Max Weber es haberlo mostrado las sectas han dejado de tener tambin efectos sociales que favorecen6 Cf., de Max Weber, L'lique protestante el Vespril du capitalisme, Pars, Plon, 1964 (1904-1905), y Le juddme anticue, Pars, PJon, 1970 (1920). 7 Lo cual muestra tambin Ernst Troeltsch, pero de un modo muy mati zado y mesurado, en Protestanlisme el modemit, Pars, Gallimard, 1991 (19091913). -? Cf. los trabajos de mile Poulat, en particular Libert, Laicil. La guerre des deux Francs, Pars, Cerf-Cujas, 1988.

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el proceso de modernizacin. La protesta sectaria con tra el m undo puede tambin a su modo ser testimonio de la sociedad m oderna: al predicar la ascesis intram undana y el cumplimiento del deber en una actividad econmica racionalm ente llevada a cabo, los puritanos han favorecido el desarrollo de la economa capitalista occidental. Al multiplicarse los grupos religiosos, las sectas tambin han contribuido al desarrollo del plura lismo religioso y a la secularizacin del Estado. Dicho de otro modo, hay que distinguir los efectos sociales de las intenciones pregonadas: aunque a los puritanos les preocupaba prioritariam ente su salvacin y no deseaban desarrollar una civilizacin capitalista, su actitud produ jo efectos sociales favorables al desarrollo del capitalis mo. Aunque los sectarios estn en el punto opuesto de una concepcin laica del mundo, han propiciado el surgim iento de un Estado y de un espacio pblico libe rados de ls tutelas religiosas. La protesta sectaria puede ser la m anera religiosa de en trar en la modernidad. El proceso de modernizacin se tradujo en una p r dida de influencia de las instituciones religiosas sobre la sociedad (escuela, poltica, etctera) y sobre los fieles (crisis de la civilizacin parroquial, cada de l prcti ca cultural, crisis de la autoridad del cura, individuali zacin del com portamiento de los fieles, que se deter m inan cada vez con ms libertad en relacin con las prescripciones de su Iglesia, crisis de las vocaciones sa cerdotales). Del lado de las instituciones religiosas, esto implic un vasto movimiento de nggiomarnmlo, de vo luntad d adaptacin al m undo, y por lo tanto de intentos de unirse a la m odernidad mediante la mo dernizacin religiosa. Se valor religiosamente la secu larizacin, la autonoma del hombre y de la sociedad, el ecumenismo, los compromisos sociopolticos, un com portam iento religioso ms depurado y ms reflexivo (lo

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cual no impidi que, a pesar de todo, las religiosidades > populares y festivas subsistieran).I I . A N O M IA r e l i g i o s a y d e s i n s t i t u c i o n a l i z a c i n

Puede decirse que la modernidad produce la anomia religiosa en la medida en que desestructura simblica mente y favorece una cierta movilidad sociorreligiosa. En realidad, la m odernidad es tambin una desestabili zacin cultural de la religin que va acompaada de una tendencia a su desinstitucionalizacin.9 En el plano cultural, los significantes religiosos (las palabras, los gestos, los smbolos) ya no se adhieren a significaciones estables y ya no se inscriben forzosamen te en sistemas coherentes. Asistimos a una fluctuacin de las creencias, y a la crisis de los credos responde un flo recimiento del yo creo. Los significantes religiosos estn disponibles para ser empleados de diversa mane ra. Se trata de un divorcio entre las representaciones y las organizaciones religiosas. S atribuyen nuevos signi ficados a los significantes tradicionales (como Dios) y los significados religiosos tradicionales se expresan m e diante nuevos significantes (la idea de pecado reinterpretada como error, el alma concebida como una enti dad inmaterial, la , resurreccin reinterpretada como reencarnacin). El fin d los grandes relatos deja al in dividuo sin punto de referencia y vuelve frgil la suje cin de los significantes a los significados institucional mente etiquetados. El creer se va de vacaciones, se libera de las solidaridades y se manda a paseo: por esto se trata ms de una crisis de las creencias que de una crisis del creer. Lo que est en entredicho son los lazos que vinculan las creencias con comunidades y con institucio nes; esta desreguacin del creer engendra as la pro9 Remitimos aqu a expediente sobre "C rm ret iHodrnit publicado en los Archives de Sciences Sociales des Religions, tomos 81 y 82, ao/38, eneromarzo y abril-junio de 1993. f

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peasin a consumir ms creencias cuanto menos movilizadoras sean stas, cuanto menos comprometan socialment. Aunque engendra tambin la afasia religiosa (imposibilidad de articular un discurso estructurado en materia religiosa: sin decir esta boca es ma), dicha situacin genera en los individuos una actitud prgmtica y abierta. v ; > - 7 - --c En una situacin de este tipo, se ha vuelto ms difcil asignar a los individuos residencia religiosa: el andar errante, la implicacin paradjica de los individuos en el universo de creencias y de prcticas (se las toma y se las deja), aflojando los vnculos que unen a las personas con uno u otro medio religioso, abren la va a los sincretis mos y a toda clase de bricolage, a eso que Franoise Champion denom ina las religiosida.des mstico-esotricas,11 que se despliegan mucho ms en redes que en 1 agrupamientos estables. A la crisis de los magisterios, que provoca una desle gitimacin de la autoridad religiosa, institucional, res ponde en consecuencia un do it yourself en materia religiosa que rehabilita lo vivido, lo emocional, la apre hensin inm ediata de lo religioso. Cuando las media ciones institucionales y culturales de lo religioso se que brantan, se buscan reafirmaciones ms inmediatas en la experiencia, convirtindose sta en un im portante vec tor de legitimacin. Aunque la anomia religiosa y, su desestabilizacin institucional implican un vaciamiento cultural y social de la religin, producen tambin ciertas recomposiciones.II I. R e c o m p o s i c i o n e s c u l t u r a l e s e i n s t i t u c i o n a l e s

Entre esas recomposiciones, se pueden distinguir en prim er lugar reafirmaciones de la identidad (recon10 Franoise Champion, Religieux flottant, clectisme et syncrtismes, en Le fait religieux (bajo la direccin de Jean Dclumeau), Paris, Fayard, 1993, pp. 741-772. ": r

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fesionalizaciones) y fortalecimientos psicosociales o rto doxos (control de la conformidad doctrinal), recambios ortodoxos de las instituciones. Frente a la desestructuracin simblica, las inquietu des de identidad se agrandan y provocan reactivaciones voluntaristas de las tradiciones religiosas y de sus smbo los: es la inflacin de las conmemoraciones que buscan recargar las memorias valorando el patrim onio cultural que son las religiones. En un pas laico como Francia, es asombrosa la incultura religiosa de los alumnos, y algu nos hasta proponen introducir en la escuela pblica (no confesional) cursos de historia de las religiones para p a liar tal prdida de contacto de los jvenes con el m undo simblico de estas ltimas. En una m odernidad que se ha vuelto ms crtica de s misma y que busca autolimitarse, asistimos a una ecomposicin social de la religin, es decir, a una redenicin del papel de las re ligiones en un espacio pblico secularizado. La desutopizacin de lo poltico y su p ra g m a tiz a c i n , la desmitologizacin de la ciencia, Ja interrogacin sobre los lmites del progreso y el auge de la preocupacin ecolgica, al volver a colocar la cuestin tica en el cen tro del debate social, desactivan parcialmente la dim en sin antirreligiosa de la m odernidad y contribuyen a desarrollar una actitud de neutralidad positiva respec to del hecho religioso. As, en un pas como Francia donde se da una rigurosa separacin de las Iglesias y el Estado, el poder pblico reconoce cada vez ms el pa pel de las religiones en la sociedad. Aun cuando est propiciado por la interrogacin de la m odernidad sobre s misma, el hecho de que, en las sociedades seculariza das, el Estado y las poblaciones se hayan em ancipado de los poderes religiosos, hace posible este reconocimiento

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social de lo religioso, su integracin en el sistema insti tucional global." En un m undo cristiano, aunque marcado por el desa rrollo del ecumenismo, la anomia religiosa impulsa a la reconfesionalizacin: el catolicismo se recatoliza (en particular bajo el bculo de Ju an Pablo II) y el protes tantismo se reprotestantiza, como si cada una de sus confesiones temiera perd er su identidad.1 Despus de 2 la apertura generosa hacia la sociedad circundante, que ha llevado muy lejos a la secularizacin interna de las Iglesias, hasta el punto de incitar a muchos curas y pas tores a abandonar el ministerio para trabajar de manera secular, ls instituciones religiosas tratan de Centrarse nuevam ente reaccionando a lo que perciben como de rivados secularistas que las amenazan de autodisolucin. Los integrismos y fundamentalismos se nutren de esas inquietudes de identidad, proponiendo a ls perso nas desestabilizadas religiosamente un repliegue sobre lo conocido y Una cierta inmovilidad: en un m undo don de much's cosas cambian, la religin no ha de cambiar y ha de perm anecer escrupulosamente fiel a sus expresio nes del pasado; esto es lo que estiman los intgristas yfundamentalisas. En las sociedades occidentles, este crispam iento ortodoxo tiene un alcance social limitado, aun cuando se traduzca, de m anera exacerbada* en una inquietud de identidad que es mucho ms amplia. En cuanto a las expresiones liberales de las religiones, tambin se reubican: sin abandonar su apertura a la so11 Hera'os analizado esta evolucin en varios artculos, sobre todo en tat, thique et religion. Cahiers Internationaux de Sociologie, v o l . LXXXVHI, 1990, pp. 189-213 y en Le religieux dans l'espace public, Profti, nrn. 225, primavera de 1991, pp. 71-79. 12 Remitimos aqu a los anlisis de sociologa del ecmnnisiio publicados en Vers de nouveaux oecumnismes. Les paradoxes contemporains de l'oecumnisme: recherches d unit et qutes d'identit (bajo la direccin de Jean-Pal Willime), Paris, Cerf, 1989, as como a los captulos 8 y 10 de nuestra obra. La prcarit protestante, Ginebra, Labor et Fides, 1992.

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ciedad circundante ni la valoracin de un cierto plu ralismo en el seno mismo de las instituciones religiosas, esos liberalismos integran la autocrtica que la m oderni dad ejerce sobre s misma y acompaan positivamente algunas formas de recentramientos religiosos. Los libe ralismos se han vuelto menos secularizadores y se inscri ben en el proceso de revaloracin social y cultural de la religin y de resurgimiento de la cuestin tica. IV.R e c o m p o s ic io n e s in d iv id u a l e s y c o m u n it a r ia s

Junto a esas recomposiciones culturales e institucionales se efectan diversas recomposiciones individuales y co munitarias. En la situacin que hemos descrito con an terioridad, lo religioso no se convierte tanto en un con junto cultural estructurado y relativamente homogneo como en un mundo muy diverso de smbolos y de prc ticas que circulan en la sociedad pluralista. El triunfo de la secularizacin permite la reinvencin, a escala indivi dual y grupal, de formas religiosas que se presentan como tantas otras subculturas, particulares (a veces mi croscpicas) en la sociedad secularizada. De ah el desa rrollo de una religin a la carta en la que la coherencia es ms asunto del consumidor que. del productor y en la que el mercado religioso se convierte en la institucin central de la regulacin del creer. .. Surge un verdadero mercado de ofertas de algo en que creer, con la multiplicacin de pequeos empresa rios en el terreno de la salvacin. Este no se refiere tanto a una autoridd cualquiera como a la utilidad que pueda tener para sujetos que lo evalan en funcin de la experiencia que hacen de l. Divagaciones y bricolages religiosos individuales o,comunitarios, pluralismo incre mentado por la oferta y afirmacin del papel de los usua rios, desarrollo de conmnidacjes ..emocionales y de redes flojas y flexibles de religiosidades, desapego reli gioso y bsqueda, disponibilidad a nuevas experiencias,

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bsquedas marcadas p o r el hedonismo y un cierto ego tismo, sincretismos que privilegian accesos ms o menos inmediatos a lo divino, reinvenciones, son caractersti cas de lo religioso contemporneo en las sociedades occi dentales, que testimonian que la anomia religiosa no significa solamente descomposicin de estructuras de terminadas del creer, sino tambin recomposiciones y reconfiguraciones de lo religioso. En estas recomposiciones individales y comunitarias, la mediacin a travs de las persons es esencial. La identificacin se da con hroes de la fe, se efectan bs quedas y experiencias siguiendo sis.- huellas de diri gentes carismticos a los que se reconoce el papel de guas. No obstante, esta importancia concedida a las mediaciones personales no se observa nicamente en el efecto social de diversas figuras carismtics y en el xito meditico de algunos hroes de la fe, sino que lo atesti gua tambin el hecho de que los usuarios intercam bian sus experiencias y aportan su testimoni personal: la legitimacin religiosa pasa tam bin'por el relato que los individuos comunes cuentan de su trayectoria y ex periencia, relato que hace las veces de autenticacin de la calidad religiosa. * s Estas recomposiciones individuales y comunitarias no van acompaadas obligatoriamente de ii adis las tradiciones religiosas dominantes (en particular del cris tianismo). Por una parte, esas tradiciones, o ms bien algunos elementos de ellas, se utilizan libremente en los bricolages religiosos que se practican. Por otra parte, se comprueba una fidelidad paradjica hacia las tradicio nes, a la. que se guarda en reserva para su utilidad potencial en caso de necesidad. Como si; aunque s de see tener la experiencia de lo nuevo, no se quisiera p er der cualquier posibilidad de recurrir a lo religioso insti tucional y tradicional.

Dinmica religiosa y modernidad. V. UNA RELIGIN DUAL DE DOS POLOS: UNO INSTITUCIONAL Y OTRO INDIVIDUAL Y COMUNITARIO

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Recomposiciones institucionales y culturales de la reli gin al nivel de la sociedad global, p o r un lado, y re composiciones individuales y comunitarias por otro la do, lo cierto es que la situacin en las sociedades occidentales se caracteriza por la existencia de una reli gin duaj, por una religin de dos polos que ponen de manifiesto el hiato entre el sistema institucional (por una parte) y los actores individuales (por otra).1 Entre * ambos, algo se deshace, algo que constitua c! vnculo entre lo institucional y lo individual, entre la cultura re ligiosa oficial y las vivencias religiosas individuales y co munitarias. En las sociedades pluralistas occidentales, se confirma en la actualidad una doble funcionalidad de la religin. Una funcionalidad para, en prim er lugar, el sistema institucional global que trata de gestionar su pluralismo y legitimarlo. De ah el inters, a nivel social, en una versin blanda de las religiones, en una religin razo nable, acomodaticia. Se trata de una religin moderada, tolerante, contenida, abierta liberal en suma, una religin que acepta una parte de autorrelativizacin por el simple hecho de valorar una sociedad pluralista y de desarrollar un ecumenismo liberal de las religiones. Esta versin de lo religioso es sobre todo afn a las aspi raciones sociorreligiosas de las lites dirigentes, que precisamente son portadoras de los intereses del sistema institucional y participan de su ideologa. Esta versin de lo religioso va tambin ms en consonancia con las capas intelectuales, porque corresponde a un cierto gra do de intelectualizacin de la religin que exige un nivel escolar mnimo.--1 Hemos realizado un primer acercamiento a esta religin dual en nuestra ? leccin inaugural citada en la nota 5.

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Doble funcionalidad, decamos. En el plano indivi dual, las aspiraciones no son las mismas. Los individuos buscan ante todo satisfacer sus necesidades psicoafectivas, sociales y simblicas. Van en busca de puntos de referencia y pretenden un mnimo de estabilizacin. A una versin liberal, pluralista y autocrtica de la religin, los individuos pueden preferir, sobre todo si estn do minados econmica, social y culturalmente, compromi sos religiosos fuertes, englobadores, que les ofrezcan un sistema de certidumbres directam ente manejables. En la m edida en que las versiones liberales de lo religioso aparentan ser afines a las capas sociales que participan, poco o mucho, en la direccin del sistema institucional de la sociedad global, las versiones ms sectarias de lo religioso parecen ser afines a los medios sociales domi nados (lo cual no quiere decir que los miembros de las lites dirigentes no puedan encontrar tambin inte rs en ellas). Las capas sociales dominadas pueden en contrar en una religin ms afirmativa, ms exclusiva y totalizadora, recursos simblicos que les permitan ex presar su identidad y manifestar su protesta. Vamos a aventurar una hiptesis masiva en lo referen te a la situacin de las religiones cristianas, en una co yuntura de religin dual. En el plano de la recomposi cin social, no sera el catolicismo el que tendra una posicin ms slida en tanto que, precisamente, encarna en particular Ib religioso institucional? Mientras que al nivel de las recomposiciones individuales y comunita rias, sera el protestantismo sectario el mejor situado, en la m edida en que encarna particularmente bien el mo delo de la religin del individuo y del liderazgo per sonal, de la religin emocional y comunitaria. No se observa en Mxico ese doble movimiento de recompo siciones institucionales e individual-comunitarias de la religin? = -

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VI.

P r o t e s t a n t is m o s l ib e r a l e s y p r o t e s t a n t is m o s SECTARIOS

Cul es, en una coyuntura de este tipo, la situacin del protestantismo? La diversidad eclesistica de ese mundo religioso, su precariedad institucional y la fuerte p er meabilidad de los agrupamientos religiosos protestantes a los cambios socioculturales globales, hacen del protes tantismo un tema de estudio particularmente interesan te en un perodo de fuertes cambios religiosos.1 Se sabe ,1 que en las sociedades occidentales, sobre todo en Es tados Unidos, los protestantismos liberales estn per diendo pertinencia en beneficio de los protestantismos de tipo sectario.1 Dicho de otro modo, las versiones del 5 protestantismo ms acordes con la m odernidad secularizadora, las ms modernas, ven qe su base social se reduce, que disminuye su cantidad de miembros; mien tras que los protestantismos de tipo sectario, de ten dencia evanglica, ven que sus efectivos aumentan (no necesariamente de modo espectacular). En Francia, en una sociedad donde el protestantismo es minoritario (2% de la poblacin), este fenmeno es muy claro: la Iglesia reformada de Francia, que, representa un protes tantismo muy abierto a la sociedad y muy pluralista, ve que sus efectivos disminuyen; mientras que las Iglesias bautistas y pentecostales, que representan un protestan tismo llamado de profesos, crecen.

14 C/? a este respecto La prcaritprotestante, op. cit. Cf. Dean Kelley, Why Conseruative Churches Are Grotving?, Nueva York, Harper and Row, 1972; Wde Clark. Roof y William McKinney, American Mainline Religion: Its Changing Shape and Future, New Brunswick, Nueva Jer sey, Rutgers University Press; 1987; Robert Wutlniow, The Struggle ForAmerica's Soul: Evangelicals, Liberis and Secularism, Grand Rapids, Michigan, Wi lliam B. Eerdmans, 1989; Steve Bruce, A House Divided. Protestan tism, Schism and Secularization, Londres y Nueva York, Roudedge, 1990; David A. Roozen, Jackson W. Carroll, Wade C. Roof, La" gnration ne aprs-guerre et la religion institue. Un aperu sur 50 ans de: cnarigeinenVreligieux aux tatsUnis, Archives de Sciences Sociales des Religions, 1993, 83 (julio-septiembre), pp. 25-52. 1

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En una configuracin del tipo religin dual com la que hemos expuesto con anterioridad, el protestantismo liberal tiende a estar en vilo entre, por una parte, las expectativas del sistema institucional y, p o r otra, las ex pectativas de los individuos. Mientras que el catolicismo distingue muy bien la religin oficial de la institucin y la religin abigarrada de los fieles, la fid.es explcita de la Jides implicita, el protestantismo luterano reformado vin cula mucho ms lo religioso institucional y lo religioso individual; de ah su mayor dificultad para articular li beralismo y fundamentalismo (o una Iglesia y fieles liberales, o bien una Iglesia y fieles fundamentalistas).IB En un situacin de religin dual, una reconiposicin del estado del catolicismo en el sistema institucional, e incluso un xito relativo de ste a nivel social, puede muy bien ir acom paada de una prdida de efecto n el nivel de jos individuos. En cuanto al p ro testan tism o , el xito de algunas de sus expresiones en el plan de los individuos no significa para nada el xito a nivel social. El desencuentro entre el catolicismo institucional y el protestantism o emocional pone en realidad de manifies to la profundidad del hiato entre religiones instituciona les y religiosidades individuales. No es esto lo que pasa en Mxico? Los trabajos .de sociologa histrica de Jen-Pierre Bastan1 han mostrado la participacin en Amrica La 7 tina de los protestantes liberales en las grandes luchas democrticas liberales y burguesas, antioligrquicas y antiautoritarias, hasta fines de los aos cincuenta. Con13 Catolicismo y protestantismo articulan de modo diferente liberalismo y 1 fundamentlismo (cf La prcant protestante, op. cil.ppp. 202-208). 17 Sobre todo Jean-Pierre Bastian, Los disidentes. Sociedades protestantes y tevolucin en Mxico, 1872-1911, Mxico, El Colegio de Mxico, Fond d Cul tura Econmica, 1989; y Jean-Pierre Bastian (comp.), Protestantes, liberales y francmasones. Sociedades de ideas y modernidad en Amrica Latina, siglo XIX, Mxi co, Fondo de Cultura Econmica, 1990.

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ello, Bastan ha sacado a la luz el carcter endgeno de > los protestantismos liberales latinoamericanos del si glo xix. En cambio, lo que sorprende hoy en Amrica Latina, y en particular en Mxico, es el crecimiento es pectacular, junto a otras expresiones religiosas, de un protestantismo de tipo pentecostal, ya no de un protes tantismo de lites liberales cultivadas, sino de un pro testantismo emocional de masas que recluta a sus segui dores esencialmente entre las capas subalternas de la poblacin que han sido muy afectadas p o r el cambio social y cultural. La deslegitimacin n esas capas sociales de los gran des aparatos de regulacin que son el Estado y la Iglesia catlica, no favorece ms el efecto de una religin de proximidad cmo el pentecostalismo? De todos modos, el protestantismo sectario de tipo pentecostal puede ser particularmente afn una situacin de crisis, de deses tabilizacin sociocultural, de ruptura. Corresponde bien a un proceso de destrritorializacin y de desinstitucionalizacin de la religin, ri el que sta se vuelve mucho ms mvil, ligera y efervescente. La referencia al Es pritu Santo y la experiencia d un Dios inmediato que interviene concretamente en la vida de los hombres, pueden ofrecer recursos simblicos congruentes en una situacin de cambio y de movilidad. Esto puede ser una manera de entrar en la m oderni dad, una m anera que acusa la ruptura con lo religioso institucional descalificado, a la vez que revalora una cultura religiosa tradicional, indgena: la ruptura est inscrita en la permanencia; la innovacin religiosa, en la tradicin. El pentecostalismo, como forma de lo religio so emocional,, permitira vivir el cambio reaccionando a la anomia religiosa mediante recomposiciones mviles, precarias y provisionales. En este sentido, sera eminen-

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Jean-Paul WiUaime

tmente caracterstico de la situacin de lo religioso en la m odernidad.1 8C o n c l u s i o n e s : r e l i g i n , p o d e r y l e g it im id a d

La diferencia im portante que salta a la vista, si se com para la situacin sociorreligiosa mexicana con la de las sociedades occidentales europeas, tiene que ver con el paso sociocultural respectivo de lo religioso en ambos casos. En las sociedades occidentales europeas, la des legitimacin de lo religioso institucional se manifiesta mucho ms por un proceso de alejamiento, de separa cin respecto de todas las formas de expresiones religio sas y no tanto po r el xito de formas alternativas de las religiones. En cambio, en Mxico, la deslegitimacin de lo religioso institucional se traduce mucho ms en el efecto que tienen formas alternativas de religin. Nocabe duda de que se observa una cierta influencia de las religiones alternativas en Europa, pero a una escala ne tamente menor: no hay medida comn entre, por ejemplo, el maremoto pen tecos tal que se observa aqu y el crecimiento muy relativo del pentecostalismo en Eu ropa. En Mxico se comprende mejor el considerable alcance social de las mutaciones religiosas. En una so ciedad poco secularizada en el plano cultural, la dife renciacin funcional que caracteriza a la m odernidad es muy relativa: lo econmico, lo social y lo religioso se interpenetran estrechamente y las mutaciones religiosas estn en ntima relacin con las conmociones econmi cas y sociales.18 Sobre las relaciones entre lo religioso emocional y la modernidad reli giosa, remitimos a los anlisis de Danile Hervieu-Lger en la obra L'moon en religion, renouveaux el traditions (bajo la direccin de Franoise Champion y Danile Hervieu-Lger), Pars, Centurion, 1990, captulo 6: Renovaciones emocionales contemporneas. Fin de la secularizacin o fin de la religin? y en su ltimo libro: La religion pour mmoire, Pars, Cerf, 1993, donde la autora desarrolla la hiptesis de un fin emocional de la secularizacin (cf. pp. 8792).

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De ah la enorme apuesta sociopolca que constitu ye lo religioso, ya que est estrechamente vinculado con las luchas sociopolticas en favor de la legitimidad, con las ipltiples luchas por el poder. La pregunta esen cial es, por tanto, saber qu es lo que aporta una forma determinada de expresin religiosa en tanto poder so cial (o cyntrapoder); qu es lo que una forma as pro porciona como referentes de identidad, como posibili dades de accin (qu hay en ella que impulsa a ser un actor?). Aunque reactiva formas tradicionales y no democrti cas de poder (modelo de pastor-patrn, autoritarismo), y aunque parece muy ligado a los rasgos culturales tra dicionales, el pentecostalismo en Amrica Latina puede tambin constituir un modo de entrada paradjico en la m odernidad, al mezclar elementos de protesta contra la m odernidad con elementos de testimonio de esa mis ma modernidad. En tanto que afirmacin religiosa au tnoma en relacin con los grandes aparatos de re gulacin de ias creencias que son el Estado y la Iglesia catlica, en todo caso el pentecostalismo es vector de modernidad religiosa: contribuye a la pluralizacin de lo religioso y a su individualizacin. En el terreno re ligioso, sin duda an ms que en otros terrenos, la mo dernidad no se abre paso forzosamente con el ros tro descubierto. Tradiccin de Isabel Vecat N.