¿EN REALIDAD TODO LO BUENO SUCEDE EN EL HOGAR?

La violencia familiar es una realidad que ha atacado a varias familias, afectando

principalmente a la mujer y a los niños. Ahora que tanto la mujer como los niños cuentan con

derechos que defienden su integridad física y psicológica uno pensaría que un caso de

violencia contra alguno de ellos no tendría sentido. Sin embargo, aún existen personas cuya

forma de ver las cosas no permite valorarlos y tampoco valorar las cosas que hacen.

La violencia familiar es un mal cada vez más presente en nuestra sociedad, que afecta a

varios sectores de la población, y debido a la falta de conciencia de las personas, puede llegar

a arruinar la vida de adultos y niños e impedir su desenvolvimiento a plenitud en la sociedad.

Esto muchos lo entienden como solo golpes, pero en realidad va más allá del maltrato físico,

pues hasta con una simple palabra se puede causar un daño irreparable en la vida de una

persona.

Según estudios realizados en América Latina, entre un cuarto y la mitad de las mujeres han

sufrido violencia por parte de sus parejas.

Algunas de las personas que maltratan a los miembros de su familia lo hacen ya que ellos

fueron víctimas cuando eran pequeños y quedaron trastornados con lo que les pasó.

Adentrándonos en el caso de una familia que sufre violencia, los hijos son los que van a sufrir

más. Ellos serán los que crezcan con una mala imagen de lo que es una familia; crecerán con

rencor e impotencia de no haber podido hacer nada por la persona que estaba siendo

atacada ya que eran muy pequeños.

En algunos casos, los complejos de inferioridad se harán presentes y ellos no podrán

desenvolverse bien en la sociedad y todo lo que exige formar parte de una.

Algunos autores mencionan que la violencia es algo importante pues solo con ella se puede

educar bien a los hijos. Sin embargo, se debe tener en cuenta que los niños que reciben

violencia tienen una autoestima baja y son conformistas, entre otras cosas. Por ejemplo, al

aterrorizar a un niño con castigos o palabras, se crea una sensación en él de constante

amenaza.

Para concluir, la violencia familiar causa daños irreversibles en las personas que la sufren y los

frustran de por vida. No olvides que si ves y no hablas te conviertes en cómplice de la

violencia. ¡Comunícalo, la vida de otros está en tus manos!

ANDREA ROJAS RIOJA

COMUNICACIÓN - DISCURSO