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Dignidad humana y el Neoliberalismo “En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”

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Dignidad humana y el Neoliberalismo

“En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle”Mahatma Gandhi

Fundamentos antropológicos de la dignidad humana.

El conocer al hombre exige un planteamiento de la manera en que éste se relaciona con su medio, lo conoce y se involucra con él. Por lo que surgen reflexiones acerca del conocimiento en el hombre y de cómo vive en relación con los otros hombres.

el hombre busca su realización como ser existente mediante todas sus actividades, bien sean de tipo intelectual, físicas, social, cultural, económico, político e incluso religioso.

Diversas concepciones antropológicas del hombre 1.- La esencia del hombre en el espíritu- Max Scheler, 2.- Simbolización

y sentido- Cassirer, 3.- Historicismo- Dilthey, 4.- Sociologismo- Durkheim, 5.- Existencialismo- Sartre, 6.- Caracteres biopsicológicos- Freud, 7.-Enajenación a la libertad- Marx, 8.- Inteligencia sentiente-Zubiri, 9.- Ser en acto que desdobla sus potencias-Aristóteles, 10.- Actos humanos primacía del alma sobre el cuerpo pues es causa del cuerpo y sus actos- Tomás de Aquino.

Tres sentidos de la dignidad: 1.- Dignidad ontológica: -dice Roberto Adorno- Es una cualidad

inseparablemente unida al ser mismo del hombre, siendo por tanto la misma para todos.

2.- Dignidad ética: es el ser individual que se realiza y se expresa a sí mismo en tanto que entiende, quiere y ama, esto es dignidad como sentido moral.

3.- Dignidad teológica: El ser humano tiene una dignidad que le viene dada por el hecho de ser creado a imagen y semejanza de Dios, de establecer con Él una alianza de amor y de amistad y de orientarse existencialmente hacia Dios.

Persona y Sociedad El origen de la palabra “persona” es teatral; del latín “persona” significaba

máscara que usaban los actores, después pasó a significar el papel que representaban y, finalmente, llegó a significar a los individuos mismos. Nos dice Santo Tomás “la persona no es otra cosa que el supuesto (o individuo: suppositum ) de naturaleza racional” Ahora para expresarlo y desarrollarlo plenamente se requiere de la ayuda de la sociedad.

Persona y Sociedad La palabra “sociedad” significa un conjunto de personas que viven juntas,

que sus vidas individuales se enlazan y conectan entre sí convivir, tanto en el plano material con la división del trabajo y el intercambio de los productos que son los medios ordinarios y normales del bienestar material; como en el espiritual, donde la convivencia nos permite adquirir la formación de virtudes correspondientes por medio del ejemplo y de la corrección fraterna.

Bien común. Con todo, el bien común es integral, supone tres clases de bienes: los

bienes materiales, como las riquezas y posesiones; los culturales, tales como la educación, la formación intelectual, etc.; y los así llamados bienes del alma, como la ciencia, la virtud y los valores de justicia y caridad.

pueden ser en el ámbito político, económico, cultural etc. Que oriente al desarrollo y perfección de la vida de sus miembros. Al vivir en sociedad de la persona brota la responsabilidad, y se convierte en sujeto de obligaciones o deberes, volviéndose sujeto de derechos y obligaciones. Por sus mismas necesidades vitales.

Neoliberalismo y globalización. Neoliberalismo como teoría económica transformada en filosofía política,

los mercados, que son mecanismos de intercambio que se pueden dar tanto en sociedades capitalistas como en otro tipo de sociedades, y la globalización, que es un fenómeno ambivalente, porque está constituido por la combinación de fenómenos inevitables originados por la interdependencia global propia de la especié humana con fenómenos controlables por el ser humano originados por decisiones políticas de carácter neoliberal.

¿Es posible una visión antropológica? Aquí se consideran tres aspectos importantes el desarrollo y

perfeccionamiento de su vida, tanto personal como social, y por último, su dignidad. La persona no puede ser considerada como un medio para el sistema, por el contrario, debe ser siempre el fin de cualquier organización económica. La persona, por el simple hecho de serlo, tiene una finalidad propia que no puede ser desviada, acallada, ni mucho menos ignorada. La persona vive no sólo por vivir, sino para vivir dignamente.

Derechos humanos y globalización En un contexto histórico en el que, ya sea debido a un nuevo

descubrimiento tecnológico, a un cambio en la mentalidad de los hombres o a un desequilibrio en las relaciones de poder, se produce una transformación en la estructura económica y política de la sociedad que si bien, por una parte, implica nuevas posibilidades y oportunidades para el desarrollo de la humanidad, por otra, también acarrea consigo nuevas amenazas que obstruyen o restringen el acceso de algunos grupos de la población a ciertos bienes necesarios para su pleno desarrollo y por ende son violatorias de los derechos humanos.

La dignidad humana Kant ha podido establecer un fundamento inmanente a la dignidad

humana a través del imperativo ético por el cual se establece que nunca debemos de tratar a los otros hombres como simples medios, sino como fines en sí mismos. La exigencia es clara y difícil de cumplir pues se establece el deber de no instrumentalizar al hombre.

Juliana González menciona que la dignidad es un concepto de relación, pues “se refiere a la forma de trato, consideración o respeto que hemos de tener para con los otros, pero también para con nosotros mismos”.

Dignidad humana y Bioética. En la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos aprobada

el 19 de Octubre de 2005 por la Conferencia General de la UNESCO, en su artículo 3.1 establece que en cualquier tipo de prácticas y decisiones vinculadas con la ciencia de la vida y con la biotecnología se “habrá de respetar plenamente la dignidad humana, los derechos humanos y las libertades fundamentales”

Exigencias Éticas de la dignidad humana. Inalienabilidad de la vida humana:

“Aquello que tiene precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene dignidad”. Cuando la vida, la libertad, y el honor de la persona son susceptibles de traducirse en pesos y centavos se vulnera irremediablemente su dignidad, pues a partir de ese momento la medida para juzgar a la persona será la ley de la oferta y la demanda y ya no su valor intrínseco. El resultado de este proceso es la cosificación de la persona, reduciéndola, por tanto, a voluntad y poder adquisitivo de los más poderosos.

Inistrumentabilidad de la persona

La dignidad exige la irreductibilidad de la persona, es decir, que su valor no puede ser reducido o supeditado a otra instancia bajo ningún concepto, ninguna persona, por más pequeña e indefensa que ésta sea, puede ser sacrificada en función de conceptos tales como: el progreso científico, el desarrollo económico, el interés de la nación, la lucha contra el terrorismo.

Inviolabilidad de la voluntad de la persona:

Esta exigencia sostiene que cada persona que cada persona tiene que ser tomada en cuenta en aquellas decisiones que le puedan afectar de manera directa o indirecta

Insustituibilidad de la persona

La dignidad finalmente exige la comprensión fundamental de que cada hombre, es único e irrepetible. Lo cual contradice la visión vital que entiende a los demás como seres genéricos y contingentes, y, por lo tanto reemplazable.

“La calidad del seno de una comunidad se mide principalmente en su dedicación a la asistencia de los más vulnerables y los más débiles y por respeto a la dignidad de hombres y mujeres”.

Teilhard de Chardin

Conclusiones Surge como una exigencia inevitable, la reivindicación de la persona,

desde el ámbito económico, social, cultural y político; pues se presenta ahora como un sujeto consciente de que la situación que vive denigra su misma condición, cuando no es más que un medio de todo el aparato productor de bienes y servicios;

Actualmente y generalmente las personas son consideradas por lo que producen o consumen, más que por el hecho, obvio pero al fin ignorado, de su condición de seres humanos. Por lo que hay que pronunciarnos salir del individualismo imperante en todos los ámbitos de la convivencia humana, con esfuerzos que se hagan sentir a nivel personal, social, nacional e internacional que interpela de alguna u otra manera, a todos, sin distinción de raza, lengua, y condición social; y revalorar el lugar inalienable de la persona y su dignidad.

Bibliografía

AQUINO, Tomás. I Sent., dist. 23, q. 1, a 4, ad 4. Citado en: BEUCHOT, Mauricio. Los principios de la filosofía social de Santo

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KANT, Immanuel, Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Trad. De Luis Martínez Velazco. Madrid, Espasa, 1999.

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VILLARREAL, Óscar, Economía y teología moral, en Anámnesis, Núm. 1, Año X, 2000.