diez - texto experimental

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“DIEZ” En la completa oscuridad de mi inconsciente, lentamente voy recuperando algunas migajas de mi memoria, hilando remiendos desbaratados de cordura, tratando de encontrar algún significado a las voces, a aquella voz que se repite una y otra vez en el vacío. Una fría sensación golpea ahora mis parpados, una, dos, tres veces, rebotando en mis pestañas para recorrer, vertiginosa, pero suavemente mi rostro; es ¿Agua? no, rocío, aquella constante repetición crea un eco en mi cabeza, cada vez más fuerte, cada vez más, hasta que la ultima gota penetra en aquella oscuridad, creándose una luz que comienza a engullirme. Despierto completamente exaltado, ¡Estoy aquí de nuevo en el plano conocido como material, en el mundo de los vivos! Pero ¿Quien soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué demonios me ha ocurrido? Me hallo sentado en una banca, en un espacio abierto, con las suelas de mis zapatos noto que el suelo es algo resbaloso, “Es pasto” susurro suavemente; hacia arriba las ramas que se extienden pertenecen a un árbol, aquel mismo que ha cumplido su función de reloj despertador conmigo, una de ellas ha tomado una forma un tanto caprichosa, casi como si fuese el numero uno; quizás esto es ¿Un parque?, tal parece que si; miro alrededor buscando con ansiedad algún punto que me proporcione indicios sobre mi ubicación actual, y siendo posible, mi propia identidad. La niebla lo cubre todo, a lo lejos solo puedo ver en una de las esquinas un poste sosteniendo un oxidado cartel, no puedo leerlo bien; llevo mi brazo izquierdo hacia mis ojos para limpiar aquellas gotas que nublan mi visión, con algo de esfuerzo, observo las palabras “PARQUE F2ANKLIN”. Siento que algo se me ha caído al piso, algo que sostenía con la misma mano que he usado para limpiar mis ojos, es una fotografía de ¿Quién es?, veo a una mujer, una mujer de ropajes muy sencillos, quizás un tanto recatados para su coqueta expresión facial, cabello rizado de color castaño, sus ojos grandes de color miel, su boca tan expresiva, tan sonriente y casi sensual, curiosamente su mano derecha tiene plegados los dedos índice y

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Escrito experimental para la creación de nuevos textos a partir del juego de palabras

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Page 1: Diez - texto experimental

“DIEZ”

En la completa oscuridad de mi inconsciente, lentamente voy recuperando algunas migajas de mi memoria, hilando remiendos desbaratados de cordura, tratando de encontrar algún significado a las voces, a aquella voz que se repite una y otra vez en el vacío.

Una fría sensación golpea ahora mis parpados, una, dos, tres veces, rebotando en mis pestañas para recorrer, vertiginosa, pero suavemente mi rostro; es ¿Agua? no, rocío, aquella constante repetición crea un eco en mi cabeza, cada vez más fuerte, cada vez más, hasta que la ultima gota penetra en aquella oscuridad, creándose una luz que comienza a engullirme. Despierto completamente exaltado, ¡Estoy aquí de nuevo en el plano conocido como material, en el mundo de los vivos! Pero ¿Quien soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué demonios me ha ocurrido?

Me hallo sentado en una banca, en un espacio abierto, con las suelas de mis zapatos noto que el suelo es algo resbaloso, “Es pasto” susurro suavemente; hacia arriba las ramas que se extienden pertenecen a un árbol, aquel mismo que ha cumplido su función de reloj despertador conmigo, una de ellas ha tomado una forma un tanto caprichosa, casi como si fuese el numero uno; quizás esto es ¿Un parque?, tal parece que si; miro alrededor buscando con ansiedad algún punto que me proporcione indicios sobre mi ubicación actual, y siendo posible, mi propia identidad.

La niebla lo cubre todo, a lo lejos solo puedo ver en una de las esquinas un poste sosteniendo un oxidado cartel, no puedo leerlo bien; llevo mi brazo izquierdo hacia mis ojos para limpiar aquellas gotas que nublan mi visión, con algo de esfuerzo, observo las palabras “PARQUE F2ANKLIN”.

Siento que algo se me ha caído al piso, algo que sostenía con la misma mano que he usado para limpiar mis ojos, es una fotografía de ¿Quién es?, veo a una mujer, una mujer de ropajes muy sencillos, quizás un tanto recatados para su coqueta expresión facial, cabello rizado de color castaño, sus ojos grandes de color miel, su boca tan expresiva, tan sonriente y casi sensual, curiosamente su mano derecha tiene plegados los dedos índice y pulgar, como si intentase mostrarme sus restantes dedos erectos; al dar vuelta a la fotografía, mi voyerismo recibe una sobredosis cuasi toxica.

Mis ojos se clavan en mi mano derecha, tengo un anillo, un anillo en mi dedo anular, un anillo con un nombre grabado, un anillo que dice “ROS4LINE”; de repente, mi cabeza comienza a doler, es una sensación punzante, aguda y chirriante; llevo mi mano a mi frente intentando aliviar esta ahora nueva –o quizás no tan nueva- pena, ¡Oh Rosaline!, ¿Como he podido olvidarte?, ¡Tu mi hermosa amante, mi abnegada compañera, mi fiel esposa! ¡Dios santo! ¡Si eres tú misma retratada en esta fotografía que ahora sostengo!

Mi análisis fotográfico aun no ha terminado, en el reverso de esta misma se encuentran escritas con labial rojo las palabras “KINGS 5 – 55” ¿Qué quiere decir “Kings 5 – 55”? Es… ¡es una dirección!, lo recuerdo muy bien, cuando era sólo un niño viví en un pequeño pueblo con una calle llamada de la misma manera, ¿Será acaso posible que…? ¿Por qué está escrita al reverso de esta fotografía? ¿Esperas por mí allí mi amada Rosaline?

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El teléfono móvil no sirve, solo escucho el tono intermitente indicándome que no hay conexión, no puedo contactar a Rosaline, ni a mis más cercanos amigos –si es que alguno de ellos puede llamarse así- ni siquiera puedo llamar a la policía; no tiene sentido continuar sentado en este absurdo lugar lamentando mi amnesia; me incorporo de la banca del parque y, decidido y con una angustia que carcome lentamente la poca cordura restante, emprendo la marcha hacia aquella dirección, abandonando el desértico parque.

Si mi memoria no me falla –y vaya que si podría hacerlo- la calle Kings debe estar aproximadamente a 5 o 6 cuadras de mi ubicación actual, corro desesperadamente entre las amplias aceras construidas con tupidos ladrillos, uno tras otro, firmes y sólidos, tal como ella y yo fuimos un tiempo atrás; con asombro descubro que no es sólo aquel parque el que se encuentra desprovisto de personas, todas las tiendas, residencias, hoteles, pequeños rincones y grande basureros, todos se encuentran completamente vacíos, como si hubiesen erradicado la especie humana de la faz de la tierra, como si yo fuese el único que quedase, como si estuviese acompañado por… ¿fantasmas?, pero ¿y que tal si esto fuese posible? Mi corazón se rompería, y mi esperanza agonizante, quizás también terminaría indicando mi fin.

Pero de nuevo regreso violentamente del mundo de las ideas a la cruda realidad, estando en la mitad de una calle, mientras cruzaba de una acera a otra, la estruendosa bocina de un Rolls Royce de color rojo me avisa con antelación el impacto que se me avecina, mis pupilas se contraen con las hirientes farolas del automóvil, mi boca entreabierta, y una sensación de frio que recorre toda mi espina dorsal son mis reacciones instantáneas , estoy congelado, quizás voy a…

Un reflejo involuntario se apodera de mi, y como llevado por una descarga eléctrica me abalanzo sobre la acera enfrente mío, desconcertado miro al semáforo y veo como aun estaba la luz en verde para los peatones, el auto se aleja en su frenética ruta, creo es demasiado lujoso para tener su placa en tan mal estado, de la cual solo tiene balanceándose un trozo , uno marcado con el numero 6; mientras lo observo alejarse comienzo a darme cuenta que se dirige a… ¡la calle Kings!.

Y ¿Si por pura casualidad el automóvil se dirige a la dirección exacta anotada en la foto? ¿Será acaso el secuestrador de mi amada?, me levanto rápidamente y comienzo a correr, correr como si no hubiese un mañana, como si el mundo atrás de mis talones se estuviese destruyendo a mi paso, correr como si se me acabase la vida si no lo hiciese, correr como tratando de no dejar escapar mi alma. Avanzo una, dos, tres cuadras, ¡estoy muy cerca!, una cuadra mas ¡Ya casi llego a mi meta! … ¿Qué demonios? ¡Que demonios es esto!, paro estrepitosamente mi marcha; veo en el suelo enfiladas, casi como si con el mayor calculo perfeccionista del mundo, siete manchas de sangre, siete manchas de sangre alineadas ¿Cómo una flecha? En efecto ¡Siete marcas de sangre como una flecha, señalando una casa de la calle Kings!

Camino silenciosamente hacia la morada, en la acera de ésta, el auto aun encendido y con la puerta del conductor abierta pero nadie a bordo, miro el buzón justo al lado de la entrada; veo ocho sobres de cartas abiertos, marcados con diferentes fechas, 1979, 1981, 1986, 1990, 1993, 1996, 1998… 1976; la puerta de la casa estaba entreabierta, y cuando me disponía a empujar para desvelar lo que yacía en su interior…

Page 3: Diez - texto experimental

“¡Para!” Escuché una voz dulce pero muy firme provenir desde lejos; luego un sonido de pasos –Nueve para ser mas exactos-, muy agudo, casi metálico, como de tacones, se oía cada vez mas fuerte y acercándose a mi espalda, y deteniéndose a milímetros de mi ser congelado por sus palabras, se acercó a mi oído y susurrándome muy lentamente, como si de un cántico fúnebre se tratase dijo:

“Diez...”

Paralizado como estaba, con mi ojo derecho hice un esfuerzo y logré observar… a una mujer, una mujer de ropajes muy sencillos, quizás un tanto recatados para su maquiavélica expresión facial, cabello rizado de color castaño, sus ojos grandes de color miel, su boca tan expresiva, pero con el lápiz de labios corrido. Horrorizado, mi cuerpo no respondió jamás a mis órdenes, mis manos tensas creaban formas horrendas con mis dedos, mi cara formó una aberrante mueca semejante a la que produjese un derrame cerebral, mientras sentía como una punción atravesaba mi espalda con firmeza.

“Rosaline no existe, de hecho, jamás lo hizo” Escuché, mientras indefenso, me desplomaba hacia el suelo, una lagrima como un cristal emanó de aquel ojo que presenció el terror y de pronto, mi visión fue velándose como aquel rollo fotográfico en manos de un niño inexperto.

“En la completa oscuridad de mi inconsciente, lentamente voy recuperando algunas migajas de mi memoria, hilando remiendos desbaratados de cordura, tratando de encontrar algún significado a las voces, a aquella voz que se repite una y otra vez en el vacío…”