dice mitre de cochraneç

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Dice Mitre de Cochraneç Era lord Cochrane el tipo ideal del héroe de aventuras extraordinarias. Como el Teseo de Plutarco, el Hércules de la fábula o el Aquiles épico, diríase que fue el engendro de alguna diosa liviana de la mitología que incorporara su fuego sagrado a la arcilla humana. Alma soberbia que no admitía la superioridad de nadie, naturaleza poderosa, ávida de acción y de emociones y presa de apetitos complicados; figura atlética cuya varonil belleza con rasgos de enérgica fealdad realzan luces resplandecientes contrastadas por sombras que las oscurecen: era uno de los primeros entre los héroes de la primera marina del mundo, y fue el primero sin disputa en los fastos navales de la independencia de tres naciones sudamericanas. Dotado de notables facultades intelectuales y morales, aunque sin talentos políticos ni método en sus operaciones, llevó a cabo hechos prodigiosos, sin conquistar en la historia esa página comprensiva que da una significación moral y una potencia intelectual a las acciones humanas. Héroe universal, por el dilatado campo de sus hazañas marítimas y por las diversas banderas que en ambos mundos adoptó como suyas, no tuvo patria ni se identificó por el amor con los pueblos que después han levantado estatuas a su fama póstuma. Su patria lo repudió con ira y menosprecio, y él se separó de ella maldiciéndola como una prostituta. De Chile, del Perú, del Brasil y de Grecia se alejó con enojo, después de contribuir en primera línea a su independencia, y en su testamento histórico los estigmatizó, -no sin alguna razón para ello-, como ingratos, estimando en oro, como una mercancía, el precio de sus trabajos. Gobernado por su carácter impetuoso, por una imaginación ardiente unida a un ingenio fecundo en expedientes, era un héroe de aventuras, más bien que un hombre de guerra metódica, aún cuando todas sus empresas y golpes de mano fueron bien concebidos y perfectamente calculados hasta en sus más minuciosos detalles, aún aquellos que rayaban en lo imposible. Faltóle, empero, a su grandeza moral una pasión más ideal y desinteresada, un sentimiento más austero del deber, un espíritu más equitativo y un juicio más equilibrado, cualidades sin las que, el heroísmo es cuestión de temperamento y el mismo genio una luz intermitente. Este hombre singular amaba por temperamento el peligro, y su alma intrépida permanecía tranquila en medio de las tempestades o de los combates. Amaba el oro con sensualidad, y a esto debió el perder su patria natal, y enajenarse en vida el amor y la estimación de los que premiándole con parsimonia, le cuentan en el número de los ilustres fundadores de su independencia. 1

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Dice Mitre de CochraneEra lord Cochrane el tipo ideal del hroe de aventuras extraordinarias. Como el Teseo de Plutarco, el Hrcules de la fbula o el Aquiles pico, dirase que fue el engendro de alguna diosa liviana de la mitologa que incorporara su fuego sagrado a la arcilla humana. Alma soberbia que no admita la superioridad de nadie, naturaleza poderosa, vida de accin y de emociones y presa de apetitos complicados; figura atltica cuya varonil belleza con rasgos de enrgica fealdad realzan luces resplandecientes contrastadas por sombras que las oscurecen: era uno de los primeros entre los hroes de la primera marina del mundo, y fue el primero sin disputa en los fastos navales de la independencia de tres naciones sudamericanas.

Dotado de notables facultades intelectuales y morales, aunque sin talentos polticos ni mtodo en sus operaciones, llev a cabo hechos prodigiosos, sin conquistar en la historia esa pgina comprensiva que da una significacin moral y una potencia intelectual a las acciones humanas. Hroe universal, por el dilatado campo de sus hazaas martimas y por las diversas banderas que en ambos mundos adopt como suyas, no tuvo patria ni se identific por el amor con los pueblos que despus han levantado estatuas a su fama pstuma. Su patria lo repudi con ira y menosprecio, y l se separ de ella maldicindola como una prostituta. De Chile, del Per, del Brasil y de Grecia se alej con enojo, despus de contribuir en primera lnea a su independencia, y en su testamento histrico los estigmatiz, -no sin alguna razn para ello-, como ingratos, estimando en oro, como una mercanca, el precio de sus trabajos. Gobernado por su carcter impetuoso, por una imaginacin ardiente unida a un ingenio fecundo en expedientes, era un hroe de aventuras, ms bien que un hombre de guerra metdica, an cuando todas sus empresas y golpes de mano fueron bien concebidos y perfectamente calculados hasta en sus ms minuciosos detalles, an aquellos que rayaban en lo imposible. Faltle, empero, a su grandeza moral una pasin ms ideal y desinteresada, un sentimiento ms austero del deber, un espritu ms equitativo y un juicio ms equilibrado, cualidades sin las que, el herosmo es cuestin de temperamento y el mismo genio una luz intermitente. Este hombre singular amaba por temperamento el peligro, y su alma intrpida permaneca tranquila en medio de las tempestades o de los combates. Amaba el oro con sensualidad, y a esto debi el perder su patria natal, y enajenarse en vida el amor y la estimacin de los que premindole con parsimonia, le cuentan en el nmero de los ilustres fundadores de su independencia.Amaba, sobre todo, a su esposa, cuya belleza fascinadora segn algunos con temporneos , haca prorrumpir en gritos de entusiasmo a los soldados americanos, cuando pasaba delante de sus filas manejando graciosamente su caballo en traje de amazona.

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Thomas Alexander naci en diciembre de 1775. A los 17 aos, esto es en 1793, se incorpor como guardiamarina a la tripulacin del navo Hind, para luego pasar a la Thetis. Tambin sirvi como tercer teniente en la marina norteamericana, a la que prest servicios hasta 1798.

En 1800 obtuvo su primera comisin como comandante de una embarcacin de la marina real britnica, la corbeta Speedy,

///El contrato correspondiente le garantizaba a Cochrane la jefatura de la escuadra, con el sueldo y las regalas correspondientes al grado de almirante ingls, la integracin de una fragata a vapor a la fuerza naval que comandara y otros puntos referidos a su traslado y alojamiento. Finalmente, arrib a Valparaso en noviembre de 1818, siendo recibido al desembarcar por el mismo OHiggins.1