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DIARIO

ANA FRANK

2 de junio de 1942Espero poder confiártelo todo

como aún no lo he podido hacer connadie, y espero que seas para mí un granapoyo.

28 de setiembre de 1942(Añadido)

Hasta ahora has sido para mí ungran apoyo, y también Kitty, a quienescribo regularmente. Esta manera deescribir en mi diario me agrada muchomás y ahora me cuesta esperar cada veza que llegue el momento para sentarme aescribir en ti.

¡Estoy tan contenta de habertetraído conmigo!

Domingo, 14 de junio de1942

Lo mejor será que empiece desdeel momento en que te recibí, o sea,cuando te vi en la mesa de los regalosde cumpleaños (porque tambiénpresencié el momento de la compra,pero eso no cuenta).

El viernes 12 de junio, a las seis dela mañana ya me había despertado, loque se entiende, ya que era micumpleaños. Pero a las seis todavía nome dejan levantarme, de modo que tuveque contener mi curiosidad hasta lassiete menos cuarto. Entonces ya no pudemás: me levanté y me fui al comedor,donde Moortje1 , el gato, me recibió

haciéndome carantoñas. Poco después de las siete fui a

saludar a papá y mamá y luego al salón,a desenvolver los regalos, lo primeroque vi fuiste tú, y quizá hayas sido unode mis regalos más bonitos. Luego unramo de rosas y dos ramas de peonías.Papá y mamá me regalaron una blusaazul, un juego de mesa, una botella dezumo de uva que a mi entender sabe unpoco a vino (¿acaso el vino no se hacecon uvas?), un rompecabezas, un tarrode crema, un billete de 2,50 florines y unvale para comprarme dos libros. Luegome regalaron otro libro, La cámaraoscura, de Hildebrand (pero comoMargot ya lo tiene he ido a cambiarlo),

una bandeja de galletas caseras (hechaspor mí misma, porque últimamente seme da muy bien eso de hacer galletas),muchos dulces y una tarta de fresashecha por mamá. También una carta dela abuela, que ha llegado justo a tiempo;pero eso, naturalmente, ha sidocasualidad.

Entonces pasó a buscarme Hanneliy nos fuimos al colegio. En el recreoconvidé a galletas a los profesores y alos alumnos, y luego tuvimos que volvera clase. Llegué a casa a las cinco, pueshabía ido a gimnasia (aunque no medejan participar porque se me dislocanfácilmente los brazos y las piernas) ycomo juego de cumpleaños elegí elvoleibol para que jugaran mis

compañeras. Al llegar a casa ya meestaba esperando Sanne Lederman. AIlse Wagner, Hanneli Goslar yJacqueline van Maarsen las trajeconmigo de la clase de gimnasia, porqueson compañeras mías del colegio.Hanneli y Sanne eran antes mis mejoresamigas, y cuando nos veían juntas,siempre nos decían: «Ahí van Anne,Hanne y Sanne.» A Jacqueline vanMaarsen la conocí hace poco en el liceojudío y es ahora mi mejor amiga. use esla mejor amiga de Hanneli, y Sanne va aotro colegio, donde tiene sus amigas.

El club me ha regalado un libroprecioso, Sagas y leyendasneerlandesas, pero por equivocación me

han regalado el segundo tomo, y por esohe cambiado otros dos libros por elprimer tomo. La tía Helene me ha traídootro rompecabezas, la tía Stephanie unbroche muy mono y la tía Leny un libromuy divertido, Las vacaciones de Daisyen la montaña. Esta mañana, cuando meestaba bañando, pensé en lo bonito quesería tener un perro como Rin-tintín. Yotambién lo llamaría Rin-tin-tín, y en elcolegio siempre lo dejaría con elconserje, o cuando hiciera buen tiempo,en el garaje para las bicicletas.

Lunes, 15 de junio de 1942El domingo por la tarde festejamos

mi cumpleaños. Rin-tin-tín gustó muchoa mis compañeros. Me regalaron dosbroches, una señal para libros y doslibros. Ahora quisiera contar algunascosas sobre las clases y el colegio,comenzando por los alumnos.

Betty Bloemendaal tiene aspecto depobretona, y creo que de veras lo es,vive en la Jan Klasenstraat, una calle aloeste de la ciudad, que ninguno denosotros sabe dónde queda. En elcolegio es muy buena alumna, pero sóloporque es muy aplicada, pues suinteligencia va dejando que desear. Esuna chica bastante tranquila.

A Jacqueline van Maarsen laconsideran mi mejor amiga, pero nuncahe tenido una verdadera amiga. Alprincipio pensé que Jacque lo sería,pero me ha decepcionado bastante.

D. Q.2 es una chica muy nerviosaque siempre se olvida de las cosas y a laque en el colegio dan un castigo trasotro. Es muy buena chica, sobre todocon G. Z.

E. S. es una chica que habla tantoque termina por cansarte. Cuando tepregunta algo, siempre se pone a tocarteel pelo o los botones. Dicen que no lecaigo nada bien, pero mucho no meimporta, ya que ella a mí tampoco meparece demasiado simpática.

Henny Mets es una chica alegre ydivertida, pero habla muy alto y cuandojuega en la calle se nota que todavía esuna niña. Es una lástima que tenga unaamiga, llamada Beppy, que influyenegativamente en ella, ya que ésta es unamarrana y una grosera.

J. R., a quien podríamos dedicarcapítulos enteros, es una chicapresumida, cuchicheadora,desagradable, que le gusta hacerse lamayor; siempre anda con tapujos y esuna hipócrita. Se ha ganado aJacqueline, lo que es una lástima. Llorapor cualquier cosa, es quisquillosa ysobre todo muy melindrosa. Siemprequiere que le den la razón. Es muy rica y

tiene el armario lleno de vestidospreciosos, pero que la hacen muy mayor.La onta se cree que es muy guapa, peroes todo lo contrario. Ella y yo no nossoportamos para nada.

Ilse Wagner es una niña alegre ydivertida, pero es una quisquilla y poreso a veces un poco latosa. use meaprecia mucho. Es muy guapa, peroholgazana.

Hanneli Goslar o Lies, como lallamamos en el colegio, es una chica unpoco curiosa. Por lo general es tímida,pero en su casa es de lo más fresca.Todo lo que le cuentas se lo cuenta a sumadre. Pero tiene opiniones muydefinidas y sobre todo últimamente letengo mucho aprecio.

Nannie van Praag-Sigaar es unaniña graciosa, bajita e inteligente. Mecae simpática. Es bastante guapa. Nohay mucho que comentar sobre ella.

Eefje de Jong es muy maja. Sólotiene doce años, pero ya es toda unadamisela. Me trata siempre como a unbebé. También es muy servicial, y poreso me cae muy bien.

G. Z. es la más guapa del curso.Tiene una cara preciosa, pero para lascosas del colegio es bastante cortita.Creo que tendrá que repetir curso, peroeso, naturalmente, nunca se lo he dicho.(Añadido)

Para gran sorpresa mía, G. Z. no hatenido que repetir curso.

Y la última de las doce chicas de laclase soy yo, que soy compañera depupitre de G. Z.

Sobre los chicos hay mucho,aunque a la vez poco que contar.Maurice Coster es uno de mis muchosadmiradores, pero es un chico bastantepesado.

Sallie Springer es un chicoterriblemente grosero y corre el rumorde que ha copulado. Sin embargo me caesimpático, porque es muy divertido.

Emiel Bonewit es el admirador deG. Z., pero ella a él no le hacedemasiado caso. Es un chico bastanteaburrido.

Rob Cohen también ha estado

enamorado de mí, pero ahora ya no losoporto. Es hipócrita, mentiroso, llorón,latoso, está loco y se da unos humostremendos.

Max van der Velde es hijo de unosgranjeros de Medemblik, pero es unbuen tipo, como diría Margot.

Herman Koopman también es ungrosero, igual que Jopie de Beer, que esun donjuán y un mujeriego.

Leo Blom es el amigo del alma deJopie de Beer pero se le contagia sugrosería.

Albert de Mesquita es un chico queha venido del colegio Montessori y quese ha saltado un curso. Es muyinteligente.

Leo Slager ha venido del mismo

colegio pero no es tan inteligente.Ru Stoppelmon es un chico bajito y

gracioso de Almelo, que ha comenzadoel curso más tarde.

C. N. hace todo lo que estáprohibido.

Jacques Kocernoot está sentadodetrás de nosotras con Pam y nos hacemorir de risa (a G. y a mí).

Harry Schaap es el chico másdecente de la clase, y es bastantesimpático.

Werner Joseph ídem de ídem, peropor culpa de los tiempos que corren esalgo callado, por lo que parece un chicoun tanto aburrido.

Sam Salomon parece uno de esos

pillos arrabaleros, un granuja. (¡Otroadmirador!)

Appie Riem es bastante ortodoxo,pero otro mequetrefe.

Ahora debo terminar. La próximavez tendré muchas cosas que escribir enti, es decir, que contarte. ¡Adiós! ¡Estoycontenta de tenerte!

Sábado, 20 de junio de 1942Para alguien como yo es una

sensación muy extraña escribir undiario. No sólo porque nunca he escrito,sino porque me da la impresión de quemás tarde ni a mí ni a ninguna otrapersona le interesarán las confidenciasde una colegiala de trece años. Pero esoen realidad da igual, tengo ganas deescribir y mucho más aún dedesahogarme y sacarme de una vez unascuantas espinas. «El papel es máspaciente que los hombres.» Me acordéde esta frase uno de esos días mediomelancólicos en que estaba sentada conla cabeza apoyada entre las manos,aburrida y desganada, sin saber si salir

o quedarme en casa, y finalmente mepuse a cavilar sin moverme de dondeestaba. Sí, es cierto, el papel espaciente, pero como no tengo intenciónde enseñarle nunca a nadie estecuaderno de tapas duras llamadopomposamente «diario», a no ser quealguna vez en mi vida tenga un amigo ouna amiga que se convierta en el amigoo la amiga «del alma», lo más probablees que a nadie le interese.

He llegado al punto donde nacetoda esta idea de escribir un diario: notengo ninguna amiga.

Para ser más clara tendré queañadir una explicación, porque nadieentenderá cómo una chica de trece añospuede estar sola en el mundo. Es que

tampoco es tan así: tengo unos padresmuy buenos y una hermana de dieciséis,y tengo como treinta amigas en total,entre buenas y menos buenas. Tengo unmontón de admiradores que tratan deque nuestras miradas se crucen o que,cuando no hay otra posibilidad, intentanmirarme durante la clase a través de unespejito roto. Tengo a mis parientes, amis tías, que son muy buenas, y un buenhogar. Al parecer no me falta nada,salvo la amiga del alma. Con las chicasque conozco lo único que puedo haceres divertirme y pasarlo bien. Nuncahablamos de otras cosas que no sean lascotidianas, nunca llegamos a hablar decosas íntimas. Y ahí está justamente el

quid de la cuestión. Tal vez la falta deconfidencialidad sea culpa mía, elasunto es que las cosas son como son ylamentablemente no se pueden cambiar.De ahí este diario.

Para realzar todavía más en mifantasía la idea de la amiga tananhelada, no quisiera apuntar en estediario los hechos sin más, como hacetodo el mundo, sino que haré que elpropio diario sea esa amiga, y esa amigase llamará Kitty.

¡Mi historia! (¡Cómo podría ser tantonta de olvidármela!)

Como nadie entendería nada de loque fuera a contarle a Kitty si lo hicieraasí, sin ninguna introducción, tendré querelatar brevemente la historia de mi

vida, por poco que me plazca hacerlo.Mi padre, el más bueno de todos

los padres que he conocido en mi vida,no se casó hasta los treinta y seis añoscon mi madre, que tenía veinticinco. Mihermana Margot nació en 1926 enAlemania, en Francfort del Meno. El 1 zde junio de 1929 le seguí yo. Viví enFrancfort hasta los cuatro años. Comosomos judíos «de pura cepa», mi padrese vino a Holanda en 1933, donde fuenombrado director de Opekta, unacompañía holandesa de preparación demermeladas. Mi madre, EdithHolländer, también vino a Holanda enseptiembre, y Margot y yo fuimos aAquisgrán, donde vivía mi abuela.

Margot vino a Holanda en diciembre yyo en febrero, cuando me pusieronencima de la mesa como regalo decumpleaños para Margot.

Pronto empecé a ir al jardín deinfancia del colegio Montessori, y allíestuve hasta cumplir los seis años.Luego pasé al primer curso de la escuelaprimaria. En sexto tuve a la señoraKuperus, la directora. Nos emocionamosmucho al despedirnos a fin de curso ylloramos las dos, porque yo había sidoadmitida en el liceo judío, al quetambién iba Margot.

Nuestras vidas transcurrían concierta agitación, ya que el resto de lafamilia que se había quedado enAlemania seguía siendo víctima de las

medidas antijudías decretadas porHitler. Tras los pogromos de 1938, misdos tíos maternos huyeron y llegaronsanos y salvos a Norteamérica; mi pobreabuela, que ya tenía setenta y tres años,se vino a vivir con nosotros.

Después de mayo de 1940, losbuenos tiempos quedarondefinitivamente atrás: primero la guerra,luego la capitulación, la invasiónalemana, y así comenzaron lasdesgracias para nosotros los judíos. Lasmedidas antijudías se sucedieronrápidamente y se nos privó de muchaslibertades. Los judíos deben llevar unaestrella de David; deben entregar susbicicletas; no les está permitido viajar

en tranvía; no les está permitido viajaren coche, tampoco en cochesparticulares; los judíos sólo puedenhacer la compra desde las tres hasta lascinco de la tarde; sólo pueden ir a unapeluquería judía; no pueden salir a lacalle desde las ocho de la noche hastalas seis de la madrugada; no les estápermitida la entrada en los teatros, cinesy otros lugares de esparcimientopúblico; no les está permitida la entradaen las piscinas ni en las pistas de tenis,de hockey ni de ningún otro deporte; noles está permitido practicar remo; no lesestá permitido practicar ningún deporteen público; no les está permitido estarsentados en sus jardines después de lasocho de la noche, tampoco en los

jardines de sus amigos; los judíos nopueden entrar en casa de cristianos;tienen que ir a colegios judíos, y otrascosas por el estilo. Así transcurríannuestros días: que si esto no lopodíamos hacer, que si lo otro tampoco.Jacques siempre me dice: «Ya no meatrevo a hacer nada, porque tengo miedode que esté prohibido.»

En el verano de 1941, la abuelaenfermó gravemente. Hubo que operarlay mi cumpleaños apenas lo festejamos.El del verano de 1940 tampoco, porquehacía poco que había acabado la guerraen Holanda. La abuela murió en enerode 1942. Nadie sabe lo mucho quepienso en ella, y cuánto la sigo

queriendo. Este cumpleaños de 1942 lohemos festejado para compensar losanteriores, y también tuvimos encendidala vela de la abuela.

Nosotros cuatro todavía estamosbien, y así hemos llegado al día de hoy,20 de junio de 1942, fecha en queestreno mi diario con toda solemnidad.

Sábado, 20 de junio de 1942¡Querida Kitty!Empiezo ya mismo. En casa está

todo tranquilo. Papá y mamá han salidoy Margot ha ido a jugar al ping-pong conunos chicos en casa de su amiga Trees.Yo también juego mucho al pingpongúltimamente, tanto que incluso hemosfundado un club con otras cuatro chicas,llamado «La Osa Menor menos dos». Unnombre algo curioso, que se basa en unaequivocación. Buscábamos un nombreoriginal, y como las socias somos cincopensamos en las estrellas, en la OsaMenor. Creíamos que estaba formadapor cinco estrellas, pero nosequivocamos: tiene siete, al igual que la

Osa Mayor. De ahí lo de «menos dos».En casa de use Wagner tienen un juegode ping-pong, y la gran mesa delcomedor de los Wagner está siempre anuestra disposición. Como a las cincojugadoras de ping-pong nos gusta muchoel helado, sobre todo en verano, yjugando al ping-pong nos acaloramosmucho, nuestras partidas suelen terminaren una visita a alguna de las heladeríasmás próximas abiertas a los judíos,como Oase o Delphi. No nosmolestamos en llevar nuestrosmonederos, porque Oase estágeneralmente tan concurrido que entrelos presentes siempre hay algún señordadivoso perteneciente a nuestro ampliocírculo de amistades, o algún admirador,

que nos ofrece más helado del quepodríamos tomar en toda una semana.

Supongo que te extrañará un pocoque a mi edad te esté hablando deadmiradores. Lamentablemente, aunqueen algunos casos no tanto, en nuestrocolegio parece ser un mal ineludible.Tan pronto como un chico me preguntasi me puede acompañar a casa enbicicleta y entablamos unaconversación, nueve de cada diez vecespuedes estar segura de que el muchachoen cuestión tiene la maldita costumbrede apasionarse y no quitarme los ojos deencima. Después de algún tiempo, elenamoramiento se les va pasando, sobretodo porque yo no hago mucho caso de

sus miradas fogosas y sigo pedaleandoalegremente. Cuando a veces la cosa sepasa de castaño oscuro, sacudo un pocola bici, se me cae la cartera, el joven sesiente obligado a detenerse pararecogerla, y cuando me la entrega yo yahe cambiado completamente de tema.Éstos no son sino los más inofensivos;también los hay que te tiran besos o queintentan cogerte del brazo, pero conmigolo tienen difícil: freno y me niego aseguir aceptando su compañía, o mehago la ofendida y les digo sin rodeosque se vayan a su casa.

Basta por hoy. Ya hemos sentadolas bases de nuestra amistad. ¡Hastamañana!

Tu Ana

Domingo, 21 de junio de1942

Querida Kitty:Toda la clase tiembla. El motivo,

claro, es la reunión de profesores que seavecina. Media clase se pasa el díaapostando a que si aprueban o no elcurso. G. Z. y yo nos morimos de risapor culpa de nuestros compañeros deatrás, C. N. y Jacques Kocernoot, que yahan puesto en juego todo el capital quetenían para las vacaciones. «¡Que túapruebas!», «¡que no!», «¡que sí!», y asítodo el santo día, pero ni las miradassuplicantes de G. pidiendo silencio, nilas broncas que yo les suelto, logran queaquellos dos se calmen.

Calculo que la cuarta parte de miscompañeros de clase deberán repetircurso, por lo zoquetes que son, perocomo los profesores son gente muycaprichosa, quién sabe si ahora, a modode excepción, no les da por repartirbuenas notas.

En cuanto a mis amigas y a mímisma no me hago problemas, creo quetodo saldrá bien. Sólo las matemáticasme preocupan un poco. En fin, habrá queesperar. Mientras tanto, nos damosánimos mutuamente.

Con todos mis profesores yprofesoras me entiendo bastante bien.Son nueve en total: siete hombres y dosmujeres. El profesor Keesing, el viejo

de matemáticas, estuvo un tiempo muyenfadado conmigo porque hablabademasiado. Me previno y me previno,hasta que un día me castigó. Me mandóhacer una redacción; tema: «Laparlanchina». ¡La parlanchina! ¿Qué sepodría escribir sobre ese tema? Ya lovería más adelante. Lo apunté en miagenda, guardé la agenda en la cartera ytraté de tranquilizarme.

Por la noche, cuando ya habíaacabado con todas las demás tareas,descubrí que todavía me quedaba laredacción. Con la pluma en la boca, mepuse a pensar en lo que podía escribir.Era muy fácil ponerse a desvariar yescribir lo más espaciado posible, perodar una prueba convincente de la

necesidad de hablar ya resultaba másdifícil. Estuve pensando y repensando,luego se me ocurrió una cosa, llené lastres hojas que me había dicho el profe yme quedé satisfecha. Los argumentosque había aducido eran que hablar erapropio de las mujeres, que intentaríamoderarme un poco, pero que lo másprobable era que la costumbre de hablarno se me quitara nunca, ya que mi madrehablaba tanto cómo yo, si no más, y quelos rasgos hereditarios eran muydifíciles de cambiar.

Al profesor Keesing le hicieronmucha gracia mis argumentos, perocuando en la clase siguiente seguíhablando, tuve que hacer una segunda

redacción esta vez sobre «Laparlanchina empedernida». Tambiénentregué esa redacción, y Keesing notuvo motivo de queja durante dos clases.En la tercera, sin embargo, le parecióque había vuelto a pasarme de la raya.«Ana Frank, castigada por hablar enclase. Redacción sobre el tema:"Cuacuá, cuacuá, parpaba la pata".»

Todos mis compañeros soltaron lacarcajada. No tuve más remedio quereírme con ellos, aunque ya se me habíaagotado la inventiva en lo referente a lasredacciones sobre el parloteo. Tendríaque ver si le encontraba un giro originalal asunto. Mi amiga Sanne, poetisaexcelsa, me ofreció su ayuda para hacerla redacción en verso de principio a fin,

con lo que me dio una gran alegría.Keesing quería ponerme en evidenciamandándome hacer una redacción sobreun tema tan ridículo, pero con mi poemayo le pondría en evidencia a él porpartida triple.

Logramos terminar el poema yquedó muy bonito. Trataba de una pata yun cisne que tenían tres patitos. Comolos patitos eran tan parlanchines, el papácisne los mató a picotazos. Keesing porsuerte entendió y soportó la broma; leyóy comentó el poema en clase y hasta enotros cursos. A partir de entonces no seopuso a que hablara en clase y nuncamás me castigó; al contrario, ahora es élel que siempre está gastando bromas.

Tu Ana

Miércoles, 24 de junio de1942

Querida Kitty:¡Qué bochorno! Nos estamos

asando, y con el calor que hace tengoque ir andando a todas partes. Hastaahora no me había dado cuenta de locómodo que puede resultar un tranvía,sobre todo los que son abiertos, peroese privilegio ya no lo tenemos losjudíos: a nosotros nos toca ir en el«coche de San Fernando». Ayer amediodía tenía hora con el dentista en laJan Luykenstraat, que desde el colegioes un buen trecho. Lógico que luego porla tarde en el colegio casi me durmiera.Menos mal que la gente te ofrece algo de

beber sin tener que pedirlo. La ayudantedel dentista es verdaderamente muyamable.

El único medio de transporte quenos está permitido coger es eltransbordador. El barquero del canalJozef Israëlskade nos cruzó nada máspedírselo. De verdad, los holandeses notienen la culpa de que los judíospadezcamos tantas desgracias.

Ojalá no tuviera que ir al colegio.En las vacaciones de Semana Santa merobaron la bici, y la de mamá, papá la hadejado en casa de unos amigoscristianos. Pero por suerte ya se acercanlas vacaciones: una semana más y yatodo habrá quedado atrás.

Ayer por la mañana me ocurrió

algo muy cómico. Cuando pasaba por elgaraje de las bicicletas, oí que alguienme llamaba. Me volví y vi detrás de mía un chico muy simpático que conocíanteanoche en casa de Wilma, y que esun primo segundo suyo. Wilma es unachica que al principio me caía muy bien,pero que se pasa el día hablando nadamás que de chicos, y eso termina poraburrirte. El chico se me acercó algotímido y me dijo que se llamaba HelioSilberberg. Yo estaba un tantosorprendida y no sabía muy bien lo quepretendía, pero no tardó en decírmelo:buscaba mi compañía y queríaacompañarme al colegio. «Ya quevamos en la misma dirección, podemos

ir juntos», le contesté, y juntos salimos.Helio ya tiene dieciséis años y mecuenta cosas muy entretenidas.

Hoy por la mañana me estabaesperando otra vez, y supongo que enadelante lo seguirá haciendo.

Tu Ana

Miércoles,1º de julio de1942

Querida Kitty:Hasta hoy te aseguro que no he

tenido tiempo para volver a escribirte.El jueves estuve toda la tarde en casa deunos amigos, el viernes tuvimos visitas yasí sucesivamente hasta hoy.

Helio y yo nos hemos conocidomás a fondo esta semana. Me ha contadomuchas cosas de su vida. Es oriundo deGelsenkirchen y vive en Holanda encasa de sus abuelos. Sus padres están enBélgica, pero no tiene posibilidades deviajar allí para reunirse con ellos. Heliotenía una novia, Ursula. La conozco, esla dulzura y el aburrimiento

personificado. Desde que me conoció amí, Helio se ha dado cuenta de que allado de Ursula se duerme. O sea, quesoy una especie de antisomnífero. ¡Unanunca sabe para lo que puede llegar aservir!

El sábado por la noche, Jacque sequedó a dormir conmigo, pero por latarde se fue a casa de Hanneli y meaburrí como una ostra.

Helio había quedado en pasar porla noche, pero a eso de las seis mellamó por teléfono. Descolgué elauricular y me dijo: -Habla HelmuthSilberberg. ¿Me podría poner con Ana?

-Sí, Helio, soy Ana.-Hola, Ana. ¿Cómo estás?-Bien, gracias.

-Siento tener que decirte que estanoche no podré pasarme por tu casa,pero quisiera hablarte un momento. ¿Teparece bien que vaya dentro de diezminutos?

-Sí, está bien. ¡Hasta ahora!-¡Hasta ahora!Colgué el auricular y corrí a

cambiarme de ropa y a arreglarme elpelo. Luego me asomé, nerviosa, por laventana. Por fin lo vi llegar. Por milagrono me lancé escaleras abajo, sino queesperé hasta que sonó el timbre. Bajé aabrirle y él fue directamente al grano:

-Mira, Ana, mi abuela dice queeres demasiado joven para que estésaliendo contigo. Dice que tengo que ir a

casa de los Löwenbach, aunque quizásepas que ya no salgo con Ursula.

-No, no lo sabía. ¿Acaso habéisreñido?

-No, al contrario. Le he dicho aUrsula que de todos modos no nosentendíamos bien y que era mejor quedejáramos de salir juntos, pero que encasa siempre sería bien recibida, y queyo esperaba serlo también en la suya. Esque yo pensé que ella se estaba viendocon otro chico, y la traté como si asífuera. Pero resultó que no era cierto, yahora mi tío me ha dicho que le tengoque pedir disculpas, pero yonaturalmente no quería, y por eso he rotocon ella, pero ése es sólo uno de muchosmotivos. Ahora mi abuela quiere que

vaya a ver a Ursula y no a ti, pero yo noopino como ella y no tengo intención dehacerlo. La gente mayor tiene a vecesideas muy anticuadas, pero creo que nopueden imponérnoslas a nosotros. Escierto que necesito a mis abuelos, peroellos en cierto modo también menecesitan. Ahora resulta que losmiércoles por la noche tengo libreporque se supone que voy a clase detalla de madera, pero en realidad voy auna de esas reuniones del partidosionista. Mis abuelos no quieren quevaya porque se oponen rotundamente alsionismo. Yo no es que sea fanático,pero me interesa, aunque últimamenteestán armando tal jaleo que había

pensado no ir más. El próximomiércoles será la última vez que vaya.Entonces podremos vernos losmiércoles por la noche, los sábados porla tarde y por la noche, los domingospor la tarde, y quizá también otros días.

-Pero si tus abuelos no quieren, nodeberías hacerlo a sus espaldas.

-El amor no se puede forzar.En ese momento pasamos por

delante de la librería Blankevoort,donde estaban Peter Schiff y otros doschicos. Era la primera vez que mesaludaba en mucho tiempo, y me produjouna gran alegría. El lunes, al final de latarde, vino Helio a casa a conocer apapá y mamá. Yo había comprado unatarta y dulces, y además había té y

galletas, pero ni a Helio ni a mí nosapetecía estar sentados en una silla unoal lado del otro, así que salimos a daruna vuelta, y no regresamos hasta lasocho y diez. Papá se enfadó mucho, dijoque no podía ser que llegara a casa tantarde. Tuve que prometerle que enadelante estaría en casa a las ochomenos diez a más tardar. Helio me hainvitado a ir a su casa el sábado queviene.

Wilma me ha contado que un díaque Helio fue a su casa le preguntó:

-¿Quién te gusta más, Ursula oAna?

Y entonces él le dijo:-No es asunto tuyo.

Pero cuando se fue, después de nohaber cambiado palabra con Wilma entoda la noche, le dijo:

-¡Pues Ana! Y ahora me voy. ¡Nose lo digas a nadie!

Y se marchó.Todo indica que Helio está

enamorado de mí, y a mí, para variar, nome desagrada. Margot diría que Helio esun buen tipo, y yo opino igual que ella, yaún más. También mamá está todo el díaalabándolo. Que es un muchachoapuesto, que es muy corté,' simpático.Me alegro de que en casa a todos lescaiga tan bien, menos a mis amigas, a lasque él encuentra muy niñas, y en esotiene razón. Jacque siempre me está

tomando el pelo por lo de Hello. Yo noes que esté enamorada, nada de eso. ¿Esque no puedo tener amigos? Con eso nohago mal a nadie.

Mamá sigue preguntándome conquién querría casarme, pero creo que nise imagina que es con Peter, porque yolo desmiento una y otra vez sinpestañear. Quiero a Peter como nunca hequerido a nadie, y siempre trato deconvencerme de que sólo vivepersiguiendo a todas las chicas paraesconder sus sentimientos. Quizá élahora también crea que Hello y yoestamos enamorados, pero eso no escierto. No es más que un amigo o, comodice mamá, un galán.

Tu Ana

Domingo, 5 de julio de 1942Querida Kitty:El acto de fin de curso del viernes

en el Teatro Judío salió muy bien. Lasnotas que me han dado no son nadamalas: un solo insuficiente (un cinco enálgebra) y por lo demás todo sietes, dosochos y dos seises. Aunque en casa sepusieron contentos, en cuestión de notasmis padres son muy distintos a otrospadres; nunca les importa mucho quemis notas sean buenas o malas; sólo sefijan en si estoy sana, en que no seademasiado fresca y en si me divierto.Mientras estas tres cosas estén bien, lodemás viene solo.

Yo soy todo lo contrario: no quiero

ser mala alumna. Me aceptaron en elliceo de forma condicional, ya que enrealidad me faltaba ir al séptimo cursodel colegio Montessori, pero cuando alos chicos judíos nos obligaron a ir acolegios judíos, el señor Elte, despuésde algunas idas y venidas, a Lies Goslary a mí nos dejó matricularnos de maneracondicional. Lies también ha aprobadoel curso pero tendrá que hacer unexamen de geometría de recuperaciónbastante difícil.

Pobre Lies, en su casa casi nuncapuede sentarse a estudiar tranquila. Ensu habitación se pasa jugando todo eldía su hermana pequeña, una niñitaconsentida que está a punto de cumplirdos años. Si no hacen lo que ella quiere,

se pone a gritar, y si Lies no se ocupa deella, la que se pone a gritar es su madre.De esa manera es imposible estudiarnada, y tampoco ayudan mucho lasincontables clases de recuperación quetiene a cada rato. Y es que la casa de losGoslar es una verdadera casa de tócameRoque. Los abuelos maternos de Liesviven en la casa de al lado, pero comencon ellos. Luego hay una criada, laniñita, el eternamente distraído ydespistado padre y la siempre nerviosae irascible madre, que está nuevamenteembarazada. Con un panorama así, lapatosa de Lies está completamenteperdida.

A mi hermana Margot también le

han dado las notas, estupendas comosiempre. Si en el colegio existiera elcum laude, se lo habrían dado. ¡Es unhacha!

Papá está mucho en casaúltimamente; en la oficina no tiene nadaque hacer. No debe ser nada agradablesentirse un inútil. El señor Kleiman seha hecho cargo de Opekta, y el señorKugler, de Gies & Cía., la compañía delos sucedáneos de especias, fundadahace poco, en 1941.

Hace unos días, cuando estábamosdando una vuelta alrededor de la plaza,papá empezó a hablar del tema de laclandestinidad. Dijo que será muy difícilvivir completamente separados delmundo. Le pregunté por qué me estaba

hablando de eso ahora.-Mira, Ana -me dijo-. Ya sabes que

desde hace más de un año estamosllevando ropa, alimentos y muebles acasa de otra gente. No queremos quenuestras cosas caigan en manos de losalemanes, pero menos aún que nospesquen a nosotros mismos. Por eso, nosiremos por propia iniciativa y noesperaremos a que vengan por nosotros.

-Pero papá, ¿cuándo será eso?La seriedad de las palabras de mi

padre me dio miedo.-De eso no te preocupes, ya lo

arreglaremos nosotros. Disfruta de tuvida despreocupada mientras puedas.

Eso fue todo. ¡Ojalá que estas

tristes palabras tarden mucho encumplirse!

Acaban de llamar al timbre. EsHello. Lo dejo.

Tu Ana

Miércoles, 8 de julio de 1942Querida Kitty:Desde la mañana del domingo hasta

ahora parece que hubieran pasado años.Han pasado tantas cosas que es como side repente el mundo estuviera patasarriba, pero ya ves, Kitty: aún estoyviva, y eso es lo principal, como dicepapá. Sí, es cierto, aún estoy viva, perono me preguntes dónde ni cómo. Hoy nodebes de entender nada de lo que teescribo, de modo que empezaré porcontarte lo que pasó el domingo por latarde.

A las tres de la tarde -Helioacababa de salir un momento, luegovolvería- alguien llamó a la puerta. Yo

no lo oí, ya que estaba leyendo en unatumbona al sol en la galería. Al ratoapareció Margot toda alterada por lapuerta de la cocina.

-Ha llegado una citación de la SSpara papá -murmuró-. Mamá ya hasalido para la casa de Van Daan. (VanDaan es un amigo y socio de papá.)

Me asusté muchísimo. ¡Unacitación! Todo el mundo sabe lo que esosignifica. En mi mente se meaparecieron campos de concentración yceldas solitarias. ¿Acaso íbamos apermitir que a papá se lo llevaran asemejantes lugares?

-Está claro que no irá -me aseguróMargot cuando nos sentamos a esperaren el salón a que regresara mamá-.

Mamá ha ido a preguntarle a Van Daansi podemos instalarnos en nuestroescondite mañana. Los Van Daan seesconderán con nosotros. Seremos siete.

Silencio. Ya no podíamos hablar.Pensar en papá, que sin sospechar nadahabía ido al asilo judío a hacer unasvisitas, esperar a que volviera mamá, elcalor, la angustia, todo ello junto hizoque guardáramos silencio.

De repente llamaron nuevamente ala puerta. -Debe de ser Helio -dije yo.

-No abras -me detuvo Margot, perono hacía falta, oímos a mamá y al señorVan Daan abajo hablando con Helio.Luego entraron y cerraron la puerta. Apartir de ese momento, cada vez que

llamaran a la puerta, una de nosotrasdebía bajar sigilosamente para ver si erapapá; no abriríamos la puerta a extraños.A Margot y a mí nos hicieron salir delsalón; Van Daan quería hablar a solascon mamá.

Una vez en nuestra habitación,Margot me confesó que la citación noestaba dirigida a papá, sino a ella. Denuevo me asusté muchísimo y me eché allorar. Margot tiene dieciséis años. Demodo que quieren llevarse a chicassolas tan jóvenes como ella... Pero porsuerte no iría, lo había dicho mamá, yseguro que a eso se había referido papácuando conversaba conmigo sobre elhecho de escondernos. Escondernos...¿Dónde nos esconderíamos? ¿En la

ciudad, en el campo, en una casa, en unacabaña, cómo, cuándo, dónde? Eranmuchas las preguntas que no podíahacer, pero que me venían a la menteuna y otra vez.

Margot y yo empezamos a guardarlo indispensable en una cartera delcolegio. Lo primero que guardé fue estecuaderno de tapas duras, luego unasplumas, pañuelos, libros del colegio, unpeine, cartas viejas... Pensando en elescondite, metí en la cartera las cosasmás estúpidas, pero no me arrepiento.Me importan más los recuerdos que losvestidos.

A las cinco llegó por fin papá.Llamamos por teléfono al señor

Kleiman, pidiéndole que viniera esamisma tarde. Van Daan fue a buscar aMiep. Miep vino, y en una bolsa sellevó algunos zapatos, vestidos,chaquetas, ropa interior y medias, yprometió volver por la noche. Luegohubo un gran silencio en la casa: ningunode nosotros quería comer nada, aúnhacía calor y todo resultaba muyextraño.

La habitación grande del piso dearriba se la habíamos alquilado a un talGoldschmidt, un hombre divorciado detreinta y pico, que por lo visto no teníanada que hacer, por lo que se quedómatando el tiempo hasta las diez connosotros e4 el salón, sin que hubieramanera de hacerle entender que se fuera.

A las once llegaron Miep y JanGies. Miep trabaja desde 1933 parapapá y se ha hecho íntima amiga de lafamilia, al igual que su flamente maridoJan. Nuevamente desaparecieronzapatos, medias, libros y ropa interioren la bolsa de Miep y en los grandesbolsillos del abrigo de Jan, y a las oncey media también desaparecieron ellosmismos.

Estaba muerta de cansancio, yaunque sabía que sería la última nocheen que dormiría en mi cama, me dormíen seguida y no me desperté hasta lascinco y media de la mañana, cuando mellamó mamá. Por suerte hacía menoscalor que el domingo; durante todo el

día cayó una lluvia cálida. Todos nospusimos tanta ropa que era como situviéramos que pasar la noche en unfrigorífico, pero era para poderllevarnos más prendas de vestir. Aningún judío que estuviera en nuestrolugar se le habría ocurrido salir de casacon una maleta llena de ropa. Yo lleva apuestas dos camisetas, tres pantalones,un vestido, encima una falda, unachaqueta, un abrigo de verano, dos paresde me 'as, zapatos cerrados, un gorro, unpañuelo y muchas cosas as; estandotodavía en casa ya me entró asfixia, perono había' más remedio.

Margot llenó de libros la carteradel colegio, sacó la bicicleta del garajepara bicicletas y salió detrás de Miep,

con un rumbo para mí desconocido. Y esque yo seguía sin saber cuál era nuestromisterioso destino.

A las siete y media tambiénnosotros cerramos la puerta a nuestrasespaldas. Del único del que había tenidoque despedirme era de Moortje, migatito, que sería acogido en casa de losvecinos, según le indicamos al señorGoldschmidt en una nota.

Las camas deshechas, la mesa deldesayuno sin recoger, medio kilo decarne para el gato en la nevera, tododaba la impresión de que habíamosabandonado la casa atropelladamente.Pero no nos importaba la impresión quedejáramos, queríamos irnos, sólo irnos y

llegar a puerto seguro, nada más.Seguiré mañana. Tu Ana

Jueves, 9 de julio de 1942Querida Kitty:Así anduvimos bajo la lluvia

torrencial, papá, mamá y yo, cada cualcon una cartera de colegio y una bolsade la compra, cargadas hasta los topescon una mezcolanza de cosas. Lostrabajadores que iban temprano atrabajar nos seguían con la mirada. Ensus caras podía verse claramente quelamentaban no poder ofrecernos ningúntransporte: la estrella amarilla quellevábamos era elocuente.

Sólo cuando ya estuvimos en lacalle, papá y mamá empezaron acontarme poquito a poco el plan delescondite. Llevaban meses sacando de

la casa la mayor cantidad posible demuebles y enseres, y habían decididoque entraríamos en la clandestinidadvoluntariamente, el i6 de julio. Porcausa de la citación, el asunto se habíaadelantado diez días, de modo quetendríamos que conformarnos con unosaposentos menos arreglados yordenados.

El escondite estaba situado en eledificio donde tenía las oficinas papá.Como para las personas ajenas al asuntoesto es algo difícil de entender, pasaré adar una aclaración. Papá no ha tenidonunca mucho personal: el señor Kugler,Kleiman y Miep, además de BepVoskuijl, la secretaria de z3 años.Todos estaban al tanto de nuestra

llegada. En el almacén trabajan el señorVoskuijl, padre de Bep, y dos mozos, aquienes no les habíamos dicho nada.

El edificio está dividido de lasiguiente manera: en la planta baja hayun gran almacén, que se usa para eldepósito de mercancías. Este estásubdividido en distintos cuartos, comoel que se usa para moler la canela, elclavo y el sucedáneo de la pimienta, yluego está el cuarto de las provisiones.Al lado de la puerta del almacén está lapuerta de entrada normal de la casa, trasla cual una segunda puerta da acceso ala escalera. Subiendo las escaleras sellega a una puerta de vidrio traslúcido,en la que antiguamente ponía

«OFICINA» en letras negras. Se trata dela oficina principal del edificio, muygrande, muy luminosa y muy llena. Dedía trabajan allí Bep, Miep y el señorKleiman. Pasando por un cuartito dondeestá la caja fuerte, el guardarropa y unarmario para guardar útiles deescritorio, se llega a una pequeñahabitación bastante oscura y húmeda queda al patio. Éste era el despacho quecompartían el señor Kugler y el señorVan Daan, pero que ahora sólo ocupa elprimero. También se puede acceder aldespacho de Kugler desde el pasillo,aunque sólo a través de una puerta devidrio que se abre desde dentro y que esdifícil de abrir desde fuera. Saliendo deese despacho se va por un pasillo largo

y estrecho, se pasa por la carbonera y,después de subir cuatro peldaños, sellega a la habitación que es el orgullodel edificio: el despacho principal.Muebles oscuros muy elegantes, el pisocubierto de linóleo y alfombras, unaradio, una hermosa lámpara, todoverdaderamente precioso. Al lado, unaamplia cocina con calentador de agua ydos hornillos, y al lado de la cocina, unretrete. Ése es el primer piso.

Desde el pasillo de abajo se subepor una escalera corriente de madera.Arriba hay un pequeño rellano, al quellamamos normalmente descansillo. A laizquierda y derecha del descansillo haydos puertas. La de la izquierda comunica

con la casa de delante,donde hay almacenes, un desván y

una buhardilla. Al otro extremo de estaparte delantera del edificio hay unaescalera superempinada, típicamenteholandesa (de ésas en las que es fácilromperse la crisma), que lleva a lasegunda puerta que da a la calle.

A la derecha del descansillo sehalla la «casa de atrás». Nunca nadiesospecharía que detrás de esta puertapintada de gris, sin nada de particular,se esconden tantas habitaciones. Delantede la puerta hay un escalón alto, y porallí se entra. Justo enfrente de la puertade entrada, una escalera empinada; a laizquierda hay un pasillito y unahabitación que pasó a ser el cuarto de

estar y dormitorio de los Frank, y allado otra habitación más pequeña: eldormitorio y estudio de las señoritasFrank. A la derecha de la escalera, uncuarto sin ventanas, con un lavabo y unretrete cerrado, y otra puerta que da a lahabitación de Margot y mía. Subiendolas escaleras, al abrir la puerta dearriba, uno se asombra al ver que en unacasa tan antigua de los canales puedahaber una habitación tan grande, tanluminosa y tan amplia. En este espaciohay un fogón (esto se lo debemos alhecho de que aquí Kugler tenía antes sulaboratorio) y un fregadero. O sea, queésa es la cocina, y a la vez tambiéndormitorio del señor y la señora Van

Daan, cuarto de estar general, comedor yestudio. Luego, una diminuta habitaciónde paso, que será la morada de Petervan Daan y, finalmente, al igual que enla casa de delante, un desván y unabuhardilla. Y aquí termina lapresentación de toda nuestra hermosaCasa de atrás.

Tu Ana

Viernes, 10 de julio de 1942Querida Kitty:Es muy probable que te haya

aburrido tremendamente con mi tediosadescripción de la casa, pero me pareceimportante que sepas dónde he venido aparar. A través de mis próximas cartasya te enterarás de cómo vivimos aquí.

Ahora primero quisiera seguircontándote la historia del otro día, quetodavía no he terminado. Una vez quellegamos al edificio de Prinsengracht663, Miep nos llevó en seguida por ellargo pasillo, subiendo por la escalerade madera, directamente hacia arriba,

a la Casa de atrás. Cerró la puertadetrás de nosotros y nos dejó solos.

Margot había llegado mucho antes enbicicleta y ya nos estaba esperando.

El cuarto de estar y las demáshabitaciones estaban tan atiborradas detrastos que superaban toda descripción.Las cajas de cartón que a lo largo de losúltimos meses habían sido enviadas a laoficina, se encontraban en el suelo ysobre las camas. El cuartito pequeñoestaba hasta el techo de ropa de cama.Si por la noche queríamos dormir encamas decentes, teníamos que ponermanos a la obra de inmediato. A mamá ya Margot les era imposible mover undedo, estaban echadas en las camas sinhacer, cansadas, desganadas y no sécuántas cosas más, pero papá y yo, losdos «ordenalotodo» de la familia,

queríamos empezar cuanto antes.Anduvimos todo el día

desempaquetando, poniendo cosas enlos armarios, martilleando y ordenando,hasta que por la noche caímos exhaustosen las camas limpias. No habíamoscomido nada caliente en todo el día,pero no nos importaba; mamá y Margotestaban demasiado cansadas y nerviosascomo para comer nada, y papá y yoteníamos demasiado que hacer.

El martes por la mañana tomamosel trabajo donde lo habíamos dejado ellunes. Bep y Miep hicieron la comprausando nuestras cartillas deracionamiento, papá arregló los panelespara oscurecer las ventanas, que no

resultaban suficientes, fregamos el suelode la cocina y estuvimos nuevamentetrajinando de la mañana a la noche.Hasta el miércoles casi no tuve tiempode ponerme a pensar en los grandescambios que se habían producido en mivida. Sólo entonces, por primera vezdesde que llegamos a la Casa de atrás,encontré ocasión para ponerte al tantode los hechos y al mismo tiempo paradarme cuenta de lo que realmente mehabía pasado y de lo que aún meesperaba.

Tu Ana

Sábado, 11 de julio de 1942Querida Kitty:Papá, mamá y Margot no logran

acostumbrarse a las campanadas de laiglesia del Oeste, que suenan cadaquince minutos anunciando la hora. Yosí, me gustaron desde el principio, ysobre todo por las noches me dan unasensación de amparo. Te interesarásaber qué me parece mi vida deescondida, pues bien, sólo puedo decirteque ni yo misma lo sé muy bien. Creoque aquí nunca me sentiré realmente encasa, con lo que no quiero decir enabsoluto que me desagrade estar aquí;más bien me siento como si estuvierapasando unas vacaciones en una pensión

muy curiosa. Reconozco que es unaconcepción un tanto extraña de laclandestinidad, pero las cosas son así, yno las puedo cambiar. Como escondite,la Casa de atrás es ideal; aunque hayhumedad y está toda inclinada, estoysegura de que en todo Amsterdam, yquizás hasta en toda Holanda, no hayotro escondite tan confortable como elque hemos instalado aquí.

La pequeña habitación de Margot ymía, sin nada en las paredes, tenía hastaahora un aspecto bastante desolador.Gracias a papá, que ya antes habíatraído mi colección de tarjetas postalesy mis fotos de estrellas de cine, pudedecorar con ellas una pared entera,pegándolas con cola. Quedó muy, muy

bonito, por lo que ahora parece muchomás alegre. Cuando lleguen los VanDaan, ya nos fabricaremos algúnarmarito y otros chismes con la maderaque hay en el desván.

Margot y mamá ya se hanrecuperado un poco. Ayer mamá quisohacer la primera sopa de guisantes, perocuando estaba abajo charlando, seolvidó de la sopa, que se quemó de talmanera que los guisantes estaban negroscomo el carbón y no había forma dedespegarlos del fondo de la olla. '

Ayer por la noche bajamos loscuatro al antiguo despacho de papá ypusimos la radio inglesa. Yo tenía tantomiedo de que alguien pudiera oírnos que

le supliqué a papá que volviéramosarriba. Mamá comprendió mi temor ysubió conmigo. También con respecto aotras cosas tenemos mucho miedo deque los vecinos puedan vernos u oírnos.Ya el primer día tuvimos que hacercortinas, que en realidad no se merecenese nombre, ya que no son más que unostrapos sueltos, totalmente diferentesentre sí en forma, calidad y dibujo. Papáy yo, que no entendemos nada del arte decoser, las unimos de cualquier maneracon hilo y aguja. Estas verdaderas joyaslas colgamos luego con chinchetasdelante de las ventanas, y ahí sequedarán hasta que nuestra estancia aquíacabe.

A la derecha de nuestro edificio se

encuentra una filial de la compañía Keg,de Zaandam, y a la izquierda unaebanistería. La gente que trabaja allíabandona el recinto cuando termina suhorario de trabajo, pero aun así podríanoír algún ruido que nos delatara. Poreso, hemos prohibido a Margot que tosapor las noches, pese a que está muyacatarrada, y le damos codeína engrandes cantidades.

Me hace mucha ilusión la venida delos Van Daan, que se ha fijado para elmartes. Será mucho más ameno ytambién habrá menos silencio. Porque esel silencio lo que por las noches y alcaer la tarde me pone tan nerviosa, ydaría cualquier cosa por que alguno de

nuestros protectores se quedara aquí adormir.

La vida aquí no es tan terrible,porque podemos cocinar nosotrosmismos y abajo, en el despacho de papá,podemos escuchar la radio. El señorKleiman y Miep y también Bep Voskuijlnos han ayudado muchísimo. Nos hantraído ruibarbo, fresas y cerezas, y nocreo que por el momento nos vayamos aaburrir. Tenemos suficientes cosas paraleer, y aún vamos a comprar un montónde juegos. Está claro que no podemosmirar por la ventana ni salir fuera.También está prohibido hacer ruido,porque abajo no nos deben oír.

Ayer tuvimos mucho trabajo;tuvimos que deshuesar dos cestas de

cerezas para la oficina. El señor Kuglerquería usarlas para hacer conservas.

Con la madera de las cajas decerezas haremos estantes para libros.

Me llaman. Tu Ana

28 de setiembre de 1942.(Añadido)

Me angustia más de lo que puedoexpresar el que nunca podamos salirfuera, y tengo mucho miedo de que nosdescubran y nos fusilen. Eso no es,naturalmente, una perspectivademasiado halagüeña.

Domingo, 12 de julio de1942

Hoy hace un mes todos fueron muybuenos conmigo, cuando era micumpleaños, pero ahora siento cada díamás cómo me voy distanciando de mamáy Margot. Hoy he estado trabajandoduro, y todos me han elogiadoenormemente, pero a los cinco minutosya se pusieron a regañarme.

Es muy clara la diferencia entrecómo nos tratan a Margot y a mí.Margot, por ejemplo, ha roto laaspiradora, y ahora nos hemos quedadotodo el día sin luz. Mamá le dijo:

-Pero Margot, se nota que no estásacostumbrada a trabajar, si no habrías

sabido que no se debe desenchufar unaaspiradora tirando del cable.

Margot respondió algo y el asuntono pasó de ahí.

Pero hoy por la tarde yo quisepasar a limpio la lista de la compra demamá, que tiene una letra bastanteilegible, pero no quiso que lo hiciera yen seguida me echó una tremendaregañina en la que se metió toda lafamilia.

Estos últimos días estoy sintiendocada vez más claramente que no encajoen mi familia. Se ponen tansentimentales cuando están juntos, y yoprefiero serlo cuando estoy sola. Yluego hablan de lo bien que estamos yque nos llevamos los cuatro, y de que

somos una familia tan unida, pero enningún momento se les ocurre pensar enque yo no lo siento así.

Sólo papá me comprende de vez encuando, pero por lo general está dellado de mamá y Margot. Tampocosoporto que en presencia de extrañoshablen de que he estado llorando o de losensata e inteligente que soy. Loaborrezco. Luego también a veceshablan de Moortje, y me sabe muy mal,porque ése es precisamente mi puntoflaco y vulnerable. Echo de menos aMoortje a cada momento, y nadie sabecuánto pienso en él. Siempre que piensoen él se me saltan las lágrimas. Moortjees tan bueno, y lo quiero tanto... Sueño a

cada momento con su vuelta.Aquí siempre tengo sueños

agradables, pero la realidad es quetendremos que quedarnos aquí hasta quetermine la guerra. Nunca podemos salirfuera, y tan sólo podemos recibir lavisita de Miep, su marido Jan, BepVoskuijl, el señor Voskuijl, el señorKugler, el señor Kleiman y la señoraKleiman, aunque ésta nunca vieneporque le parece muy peligroso.

Setiembre de 1942.(Añadido)

Papá siempre es muy bueno. Mecomprende de verdad, y a veces megustaría poder hablar con él enconfianza, sin ponerme a llorar enseguida. Pero eso parece tener que vercon la edad. Me gustaría escribir todo eltiempo, pero se haría muy aburrido.

Hasta ahora casi lo único que heescrito en mi libro son pensamientos, yno he tenido ocasión de escribirhistorias divertidas para poder leérselasa alguien más tarde. Pero a partir deahora intentaré no ser sentimental, oserlo menos, y atenerme más a larealidad.

Viernes, 14 de agosto de1942

Querida Kitty:Durante todo un mes te he

abandonado, pero es que tampoco haytantas novedades como para contartealgo divertido todos los días. Los VanDaan llegaron el 13 de julio. Pensamosque vendrían el 14, pero como entre el13 y el 16 de julio los alemanesempezaron a poner nerviosa cada vez amás gente, enviando citaciones a diestroy siniestro, pensaron que era más seguroadelantar un día la partida, antes de quefuera demasiado tarde.

A las nueve y media de la mañana -aún estábamos desayunando- llegó Peter

van Daan, un muchacho desgarbado,bastante soso y tímido que no hacumplido aún los dieciséis años, y decuya compañía no cabe esperar grancosa. El señor y la señora Van Daanllegaron media hora más tarde. Paragran regocijo nuestro, la señora traía unasombrerera con un enorme orinal -dentro.

-Sin orinal no me siento en mi casaen ninguna parte -sentenció, y el orinalfue lo primero a lo que le asignó unlugar fijo: debajo del diván. El señorVan Daan no traía orinal, pero sí unamesa de té plegable bajo el brazo.

El primer día de nuestraconvivencia comimos todos juntos, y alcabo de tres días los siete nos habíamos

hecho a la idea de que nos habíamosconvertido en una gran familia. Como esnatural, los Van Daan tenían mucho quecontar de lo que había sucedido durantela última semana que habían pasado enel mundo exterior. Entre otras cosas nosinteresaba mucho saber lo que habíasido de nuestra casa y del señorGoldschmidt.

El señor Van Daan nos contó losiguiente:

-El lunes por la mañana, a las 9,Goldschmidt nos telefoneó y me dijo sipodía pasar por ahí un momento. Fui enseguida y lo encontré muy alterado. Medio a leer una nota que le habían dejadolos Frank y, siguiendo las indicaciones

de la misma, quería llevar al gato a casade los vecinos, lo que me parecióestupendo. Temía que vinieran aregistrar la casa, por lo que recorrimostodas las habitaciones, ordenando unpoco aquí y allá, y también recogimos lamesa. De repente, en el escritorio de laseñora Frank encontré un bloc que teníaescrita una dirección en Maastricht.Aunque sabía que ella lo había hechoadrede, me hice el sorprendido yasustado y rogué encarecidamente aGoldschmidt que quemara ese papel,que podía ser causante de algunadesgracia. Seguí haciendo todo eltiempo como si no supiera nada de queustedes habían desaparecido, pero al verel papelito se me ocurrió una buena

idea. «Señor Goldschmidt -le dije-,ahora que lo pienso, me parece sabercon qué puede tener que ver esadirección. Recuerdo muy bien que hacemás o menos medio año vino a la oficinaun oficial de alta graduación, que resultóser un gran amigo de infancia del señorFrank. Prometió ayudarle en caso denecesidad, y precisamente residía enMaastricht. Se me hace que este oficialha mantenido su palabra y que haayudado al señor Frank a pasar aBélgica y de allí a Suiza. Puede decirleesto a los amigos de los Frank quepregunten por ellos. Claro que no hacefalta que mencione lo de Maastricht.»Dicho esto, me retiré. La mayoría de los

amigos y conocidos ya lo saben, porqueen varias oportunidades ya me ha tocadooír esta versión.

La historia nos causó mucha gracia,pero todavía nos hizo reír más lafantasía de la gente cuando Van Daan sepuso a contar lo que algunos decían. Unafamilia de la Merwedeplein asegurabaque nos había visto pasar a los cuatrotemprano por la mañana en bicicleta, yotra señora estaba segurísima de que enmedio de la noche nos habían cargadoen un furgón militar.

Tu Ana

Viernes, 21 de agosto de1942

Querida Kitty:Nuestro escondite sólo ahora se ha

convertido en un verdadero escondite.Al señor Kugler le pareció que eramejor que delante de la puerta que daacceso a la Casa de atrás colocáramosuna estantería, ya que los alemanes estánregistrando muchas casas en busca debicicletas escondidas. Pero se tratanaturalmente de una estantería giratoria,que se abre como una puerta. La hafabricado el señor Voskuijl. (Le hemospuesto al corriente de los sieteescondidos, y se ha mostrado muyservicial en todos los aspectos.)

Ahora, cuando queremos bajar alpiso de abajo, tenemos que agacharnosprimero y luego saltar. Al cabo de tresdías, todos teníamos la frente llena dechichones de tanto chocarnos la cabezaal pasar por la puerta, demasiado baja.Para amortiguar los golpes en loposible, Peter ha colocado un paño convirutas de madera en el umbral.¡Veremos si funciona!

Estudiar, no estudio mucho. Hastaseptiembre he decidido que tengovacaciones. Papá me ha dicho que luegoél me dará clases, pero primerotendremos que comprar todos los librosdel nuevo curso.

Nuestra vida no cambia demasiado.

Hoy le han lavado la cabeza a Peter, loque no tiene nada de particular. El señorVan Daan y yo siempre andamosdiscutiendo. Mamá siempre me tratacomo a una niñita, y a mí eso me damucha rabia. Por lo demás, estamos algomejor. Peter sigue sin caerme mássimpático que antes; es un chico latoso,que está todo el día ganduleando en lacama, luego se pone a martillear un pocoy cuando acaba se vuelve a tumbar.¡Vaya un tonto!

Esta mañana mamá me ha vuelto asoltar un soberano sermón. Nuestrasopiniones son diametralmente opuestas.Papá es un cielo, aunque a veces seenfada conmigo durante cinco minutos.

Afuera hace buen tiempo, y pese a

todo tratamos de aprovecharlo en loposible, tumbándonos en el catre quetenemos en el desván.

Tu Ana

21 de setiembre de 1942.(Añadido)

El señor Van Daan está como unamalva conmigo últimamente. Yo le dejohacer, sin oponerme.

Miércoles, 2 de setiembre de1942

Querida Kitty:Los Van Daan han tenido una gran

pelea. Nunca he presenciado una cosaigual, ya que a papá y mamá ni se lesocurriría gritarse de esa manera. Elmotivo fue tan tonto que ni merece lapena mencionarlo. En fin, allá cada uno.

Claro que es muy desagradablepara Peter, que está en medio de los dos,pero a Peter ya nadie lo toma en serio,porque es tremendamente quisquilloso yvago. Ayer andaba bastante preocupadoporque tenía la lengua de color azul enlugar de rojo. Este extraño fenómeno,sin embargo, desapareció tan rápido

como se había producido. Hoy anda conuna gran bufanda al cuello, ya que tienetortícolis, y por lo demás el señor VanDaan se queja de que tiene lumbago.También tiene unos dolores en la zonadel corazón, los riñones y el pulmón. ¡Esun verdadero hipocondríaco! (Se lesllama así, ¿verdad?)

Mamá y la señora Van Daan nohacen muy buenas migas. Motivos parala discordia hay de sobra. Por poner unejemplo: la señora ha sacado del roperocomún todas sus sábanas, dejando sólotres. ¡Si se cree que toda la familia va ausar la ropa de mamá, se llevará un buenchasco cuando vea que mamá ha seguidosu ejemplo!

Además, la señora está de mala uva

porque no usamos nuestra vajilla, y sí lasuya. Siempre está tratando de averiguardónde hemos metido nuestros platos;están más cerca de lo que ella supone:en el desván, metidos en cajas de cartón,detrás de un montón de materialpublicitario de Opekta. Mientrasestemos escondidos, los platos estaránfuera de alcance. ¡Tanto mejor!

A mí siempre me ocurren todaclase de desgracias. Ayer rompí en milpedazos un plato sopero de la señora.

-i Ay! -exclamó furiosa-. Ten máscuidado con lo que haces, que es lo unoque me queda.

Por favor ten en cuenta, Kitty, quelas dos señoras de la casa hablan un

holandés macarrónico (de los señoresno me animo a decir nada, se ofenderíanmucho). Si vieras cómo mezclan yconfunden todo, te partirías de risa. Yani prestamos atención al asunto, ya queno tiene sentido corregirlas. Cuando teescriba sobre alguna de ellas, no tecitaré textualmente lo que dicen, sinoque lo pondré en holandés correcto.

La semana pasada ocurrió algo querompió un poco la monotonía: tenía quever con un libro sobre mujeres y Peter.Has de saber que a Margot y Peter lesestá permitido leer casi todos los librosque nos presta el señor Kleiman, peroeste libro en concreto sobre un tema demujeres, los adultos prefirieronreservárselo para ellos. Esto despertó

en seguida la curiosidad de Peter. ¿Quécosas prohibidas contendría ese libro?Lo cogió a escondidas de donde lo teníaguardado su madre mientras ella estabaabajo charlando, y se llevó el botín a labuhardilla. Este método funcionó biendurante dos días; la señora Van Daansabía perfectamente lo que pasaba, perono decía nada, hasta que su marido seenteró. Este se enojó, le quitó el libro aPeter y pensó que la cosa terminaría ahí.Sin embargo, había subestimado lacuriosidad de su hijo, que no se dejóimpresionar por la enérgica actuación desu padre. Peter se puso a rumiar lasposibilidades de seguir con la lectura deeste libro tan interesante.

Su madre, mientras tanto, consultóa mamá sobre lo que pensaba del asunto.A mamá le pareció que éste no era unlibro muy recomendable para Margot,pero los otros no tenían nada de malo,según ella.

-Entre Margot y Peter, señora VanDaan -dijo mamá-, hay una grandiferencia. En primer lugar, Margot esuna chica, y las mujeres siempre sonmás maduras que los varones; ensegundo lugar, Margot ya ha leídobastantes libros serios y no andabuscando temas que ya no le estánprohibidos, y en tercer lugar, Margot esmás seria y está mucho más adelantada,puesto que ya ha ido cuatro años al

liceo.La señora Van Daan estuvo de

acuerdo, pero de todas manerasconsideró que en principio erainadecuado dar a leer a los jóveneslibros para adultos.

Entretanto, Peter encontró elmomento indicado en el que nadie sepreocupara por el libro ni le prestaraatención a él: a las siete y media de latarde, cuando toda la familia se reuníaen el antiguo despacho de papá paraescuchar la radio, se llevaba el tesoro ala buhardilla. A las ocho y media tendríaque haber vuelto de nuevo abajo, perocomo el libro lo había cautivado tanto,no se fijó en la hora y justo estababajando la escalera del desván cuando

su padre entraba en el cuarto de estar.Lo que siguió es fácil de imaginar: uncachete, un golpe, un tirón, el librotirado sobre la mesa y Peter de vuelta enla buhardilla.

Así estaban las cosas cuando lafamilia se reunió para cenar. Peter sequedó arriba, nadie le hacía caso,tendría que irse a la cama sin comer.Seguimos comiendo, conversandoalegremente, cuando de repente se oyóun pitido penetrante. Todos soltamos lostenedores y miramos con las caraspálidas del susto.

Entonces oímos la voz de Peter porel tubo de la chimenea:

-¡No os creáis que bajaré!

El señor Van Daan se levantó de unsalto, se le cayó la servilleta al suelo, ycon la cara de un rojo encendidoexclamó: -¡Hasta aquí hemos llegado!

Papá lo cogió del brazo, temiendoque algo malo pudiera pasarle, y juntossubieron al desván. Tras muchasprotestas y pataleo, Peter fue a parar asu habitación, la puerta se cerró ynosotros seguimos comiendo.

La señora Van Daan queríaguardarle un bocado a su niñito, pero sumarido fue terminante.

-Si no se disculpa inmediatamente,tendrá que dormir en la buhardilla.

Todos protestamos; mandarlo a lacama sin cenar ya nos parecía castigo

suficiente. Si Peter llegaba aacatarrarse, no podríamos hacer venir aningún médico.

Peter no se disculpó, y volvió ainstalarse en la buhardilla. El señor VanDaan no intervino más en el asunto, peropor la mañana descubrió que la cama dePeter había sido usada. Éste habíavuelto a subir al desván a las siete, peropapá lo convenció con buenas palabraspara que bajara. Al cabo de tres días deceños fruncidos y de silenciosobstinados, todo volvió a la normalidad.

Tu Ana

Lunes, 21 de setiembre de1942

Querida Kitty:Hoy te comunicaré las noticias

generales de la Casa de atrás. Porencima de mi diván hay una lamparitapara que pueda tirar de una cuerda encaso de que haya disparos. Sin embargo,de momento esto no es posible, ya quetenemos la ventana entornada día ynoche.

La sección masculina de la familiaVan Daan ha fabricado una despensamuy cómoda, de madera barnizada yprovista de mosquiteros de verdad. Alprincipio habían instalado el armatosteen el cuarto de Peter, pero para que esté

más fresco lo han trasladado al desván.En su lugar hay ahora un estante. Le herecomendado a Peter que allí ponga lamesa, con un bonito mantel, y quecuelgue el armarito en la pared, dondeahora tiene la mesa. Así, aún puedeconvertirse en un sitio acogedor, aunquea mí no me gustaría dormir ahí.

La señora Van Daan es insufrible.Arriba me regañan continua menteporque hablo sin parar, pero yo no leshago caso. Una novedad es que a laseñora ahora le ha dado por negarse afregar las ollas. Cuando queda unpoquitín dentro, en vez de guardarlo enuna fuente de vidrio deja que se pudraen la olla. Y si luego a Margot le tocafregar muchas ollas, la señora le dice:

-Ay Margot, Margotita, ¡cómotrabajas!

El señor Kleiman me trae cadaquince días algunos libros para niñas.Me encanta la serie de libros sobre Joopter Heul, y los de Cissy van Marxveldtpor lo general también me gustan mucho.Locura de verano me lo he leído yacuatro veces, pero me siguen divirtiendomucho las situaciones tan cómicas quedescribe.

Con papá estamos haciendo unárbol genealógico de su familia, y sobrecada uno de sus miembros me vacontando cosas.

Ya hemos empezado otra vez losestudios. Yo hago mucho francés, y cada

día me machaco la conjugación de cincoverbos irregulares. Sin embargo, heolvidado mucho de lo que aprendí en elcolegio.

Peter ha encarado con muchossuspiros su tarea de estudiar inglés.Algunos libros acaban de llegar; loscuadernos, lápices, gomas de borrar yetiquetas me los he traído de casa engrandes cantidades. Pim (así llamocariñosamente a papá) quiere que ledemos clases de holandés. A mí no meimporta dárselas, en compensación porla ayuda que me da en francés y otrasasignaturas. Pero no te imaginas loserrores garrafales que comete. ¡Sonincreíbles!

A veces me pongo a escuchar

Radio Orange3 ; hace poco habló elpríncipe Bernardo, que contó que paraenero esperan el nacimiento de un niño.A mí me encanta la noticia, pero en casano entienden m¡ afición por la Casa deOrange4 .

Hace días estuvimos hablando de

que todavía soy muy ignorante, por loque al día siguiente me puse a estudiarcomo loca, porque no me apetece paranada tener que volver al primer cursocuando tenga catorce o quince años. Enesa conversación también se habló deque casi no me permiten leer nada.Mamá de momento está leyendoHombres, mujeres y criados, pero a mí

por supuesto no me lo dejan leer (¡aMargot sí!); primero tengo que tener máscultura, como la sesuda de mi hermana.Luego hablamos de mi ignorancia entemas de filosofía, psicología yfisiología (estas palabras tan difíciles hetenido que buscarlas en el diccionario),y es cierto que de eso no sé nada. ¡Talvez el año que viene ya sepa algo!

He llegado a la aterradoraconclusión de que no tengo más que unvestido de manga larga y tres chalecospara el invierno. Papá me ha dadopermiso para que me haga un jersey delana blanca. La lana que tengo no es muybonita que digamos, pero el calor queme dé me compensará de sobras.Tenemos algo de ropa en casa de otra

gente, pero lamentablemente sólopodremos ir a recogerla cuando terminela guerra, si es que para entoncestodavía sigue allí.

Hace poco, justo cuando te estabaescribiendo algo sobre ella, apareció laseñora Van Daan. ¡Plaf!, tuve que cerrarel cuaderno de golpe.

-Oye, Ana, ¿no me enseñas algo delo que escribes? -No, señora, lo siento.

-¿Tampoco la última página?-No, señora, tampoco.Menudo susto me llevé, porque lo

que había escrito sobre ella justo en esapágina no era muy halagüeño quedigamos.

Así, todos los días pasa algo, pero

soy demasiado perezosa y estoydemasiado cansada para escribírtelotodo.

Tu Ana

Viernes, 25 de setiembre de1942

Querida Kitty:Papá tiene un antiguo conocido, el

señor Dreher, un hombre de unos setentay cinco años, bastante sordo, enfermo ypobre, que tiene a su lado, a modo deapéndice molesto, a una mujerveintisiete años menor que él,igualmente pobre, con los brazos llenosde brazaletes y anillos falsos y deverdad, que le han quedado de otrasépocas. Este señor Dreher ya le hacausado a papá muchas molestias, ysiempre he admirado su inagotablepaciencia cuando atendía a este pobretipo al teléfono. Cuando aún vivíamos

en casa, mamá siempre le recomendabaa papá que colocara el auricular al ladode un gramófono, que a cada tresminutos dijera «sí señor Dreher, noseñor Dreher», porque total el viejo noentendía ni una palabra de las largasrespuestas de papá.

Hoy el señor Dreher telefoneó a laoficina y le pidió a Kugler que pasara unmomento a verle. A Kugler no leapetecía y quiso enviar a Miep. Miepllamó por teléfono para disculparse.Luego la señora de Dreher telefoneó tresveces, pero como presuntamente Miepno estaba en toda la tarde, tuvo queimitar al teléfono la voz de Bep. En elpiso de abajo, en las oficinas, y tambiénarriba hubo grandes carcajadas, y ahora,

cada vez que suena el teléfono, diceBep: «¿Debe de ser la señora Dreher!»por lo que a Miep ya le da la risa deantemano y atiende el teléfono entrerisitas muy poco corteses. Ya ves,seguro que en el mundo no hay otronegocio como el nuestro, en el que losdirectores y las secretarias se diviertenhorrores.

Por las noches me paso a veces porla habitación de los Van Daan a charlarun rato. Comemos una «galletaapolillada» con melaza (la caja degalletas estaba guardada en el roperoatacado por las polillas) y lo pasamosbien. Hace poco hablamos de Peter. Yoles conté que Peter me acaricia a

menudo la mejilla y que eso a mí no megusta. Ellos me preguntaron de formamuy paternalista si yo no podía querer aPeter, ya que él me quería mucho. Yopensé «¡huy!» y contesté que no.¡Figúrate! Entonces le dije que Peter eraun poco torpe y que me parecía que eratímido. Eso les pasa a todos los chicoscuando no están acostumbrados a tratarcon chicas.

Debo decir que la Comisión deEscondidos de la Casa de atrás (secciónmasculina) es muy inventiva. Fíjate loque han ideado para hacerle llegar alseñor Broks, representante de la Cía.

Opekta, conocido nuestro ydepositario de algunos de nuestrosbienes escondidos, un mensaje de

nuestra parte: escriben una carta amáquina dirigida a un tendero que escliente indirecto de Opekta en laprovincia de Zelanda, pidiéndole querellene una nota adjunta y nos la envíe avuelta de correo en el sobre tambiénadjunto. El sobre ya lleva escrita ladirección en letra de papá. Cuando llegatodo a Zelanda, reemplazan la nota poruna señal de vida manuscrita de papá.Así, Broks la lee sin albergar sospechas.Han escogido precisamente Zelandaporque al estar cerca de Bélgica la cartapuede haber pasado la frontera demanera clandestina y porque nadiepuede viajar allí sin permiso especial.Un representante corriente como Broks

seguro que nunca recibiría un permisoasí.

Anoche papá volvió a hacer teatro.Estaba muerto de cansancio y se fue a lacama tambaleándose. Como tenía frío enlos pies, le puse mis escarpines paradormir. A los cinco minutos ya se lehabían caído al suelo. Luego tampocoquería luz y metió la cabeza debajo de lasábana. Cuando se apagó la luz fuesacando la cabeza lentamente. Fue algode lo más cómico. Luego, cuandoestábamos hablando de que Peter tratade «tía» a Margot, se oyó de repente lavoz cavernosa de papá, diciendo: «tíaMaría».

El gato Mouschi está cada vez másbueno y simpático conmigo, pero yo sigo

teniéndole un poco de miedo. Tu Ana

Domingo, 27 de setiembrede 1942

Querida Kitty:Hoy he tenido lo que se dice una

«discusión» con mamá, perolamentablemente siempre se me saltanen seguida las lágrimas, no lo puedoevitar. Papá siempre es bueno conmigo,y también mucho más comprensivo. Enmomentos así, a mamá no la soporto, yes que se le nota que soy una extrañapara ella, ni siquiera sabe lo que piensode las cosas más cotidianas.

Estábamos hablando de criadas, deque habría que llamarlas «asistentasdomésticas», y de que después de laguerra seguro que será obligatorio

llamarlas así. Yo no estaba tan segura deello, y entonces me dijo que yo muchasveces hablaba de lo que pasará «másadelante», y que pretendía ser una grandama, pero eso no es cierto; ¿acaso yono puedo construirme mis propioscastillitos en el aire? Con eso no hagomal a nadie, no hace falta que se lotomen tan en serio. Papá al menos medefiende; si no fuera por él, seguro queno aguantaría seguir aquí, o casi.

Con Margot tampoco me llevobien. Aunque en nuestra familia nuncahay enfrentamientos como el que teacabo de describir, para mí no siemprees agradable ni mucho menos formarparte de ella. La manera de ser deMargot y de mamá me es muy extraña.

Comprendo mejor a mis amigas que a mipropia madre. Una lástima, ¿verdad?

La señora Van Daan está de malauva por enésima vez. Está muymalhumorada y va escondiendo cada vezmás pertenencias personales. Lástimaque mamá, a cada ocultaciónvandaaniana, no responda con unaocultación frankiana.

Hay algunas personas a las queparece que les diera un placer especialeducar no sólo a sus propios hijos, sinotambién participar en la educación delos hijos de sus amigos. Tal es el casode Van Daan. A Margot no hace faltaeducarla, porque es la bondad, ladulzura y la sapiencia personificada; a

mí, en cambio, me ha tocado en suerteser maleducada por partida doble.Cuando estamos todos comiendo, lasrecriminaciones y las respuestasinsolentes van y vienen más de una vez.Pápa y mamá siempre me defienden acapa y espada, si no fuera por ellos nopodría entablar la lucha tantas veces sinpestañear. Aunque una y otra vez medicen que tengo que hablar menos, nometerme en lo que no me importa y sermás modesta, mis esfuerzos no tienendemasiado éxito. Si papá no tuvieratanta paciencia, yo ya habría perdidohace mucho las esperanzas de llegar asatisfacer las exigencias de mis propiospadres, que no son nada estrictas.

Cuando en la mesa me sirvo poco

de alguna verdura que no me gusta nada,y como patatas en su lugar, el señor VanDaan, y sobre todo su mujer, no soportanque me consientan tanto. No tardan endirigirme un «¿Anda, Ana, sírvete másverdura!»

-No, gracias, señora -le contesto-.Me basta con las patatas.

-La verdura es muy sana, lo dice tupropia madre. Anda, sírvete -insiste,hasta que intercede papá y confirma minegativa.

Entonces, la señora empieza adespotricar:

-Tendrían que haber visto cómo sehacía en mi casa. Allí por lo menos seeducaba a los niños. A esto no lo llamo

yo educar. Ana es una niña terriblementemalcriada. Yo nunca lo permitiría. SiAna fuese mi hija...

Así siempre empiezan y terminantodas sus peroratas: «Si Ana fuera mihija...» ¡Pues por suerte no lo soy!

Pero volviendo a nuestro tema dela educación, ayer, tras las palabraselocuentes de la señora, se produjo unsilencio. Entonces papá contestó:

-A mí me parece que Ana es unaniña muy bien educada, al menos ya haaprendido a no contestarle a ustedcuando le suelta sus largas peroratas. Yen cuanto a la verdura, no puedo másque contestarle que a lo dicho,viceversa.

La señora estaba derrotada, y bien.

El «viceversa» de papá estaba dirigidodirectamente a ella, ya que por lasnoches nunca come judías ni coles,porque le produce «ventosidad». Peroeso también podría decirlo yo. ¡Quémujer más idiota! Por lo menos, que nose meta conmigo.

Es muy cómico ver la facilidad conque se pone colorada. Yo por suerte no,y se ve que eso a ella, secretamente, leda mucha rabia.

Tu Ana

Lunes, 28 de septiembre de1942

Querida Kitty:Cuando todavía faltaba mucho para

terminar mi carta de ayer, tuve queinterrumpir la escritura. No puedoreprimir las ganas de informarte sobreotra disputa, pero antes de empezar debocontarte otra cosa: me parece muycurioso que los adultos se peleen tanfácilmente y por cosas pequeñas. Hastaahora siempre he pensado que reñir eracosa de niños, y que con los años sepasaba. Claro que a veces hay motivopara pelearse en serio, pero las rencillasde aquí no son más que riñas de pocamonta. Como están a la orden del día, en

realidad ya debería estar acostumbradaa ellas. Pero no es el caso, y no lo seránunca, mientras sigan hablando de mí encasi todas las discusiones (ésta es lapalabra que usan en lugar de riña, lo quepor supuesto no está mal, pero laconfusión es por el alemán). Nada, peroabsolutamente nada de lo que yo hagoles cae bien: mi comportamiento, micarácter, mis modales, todos y cada unode mis actos son objeto de un tremendochismorreo y de continuas habladurías, ylas duras palabras y gritos que mesueltan, dos cosas a las que no estabaacostumbrada, me los tengo que tragaralegremente, según me ha recomendadouna autoridad en la materia. ¡Pero yo nopuedo! Ni pienso permitir que me

insulten de esa manera. Ya les enseñaréque Ana Frank no es ninguna tonta, sequedarán muy sorprendidos y deberáncerrar sus bocazas cuando les haga verque antes de ocuparse tanto de mieducación, deberían ocuparse de la suyapropia. ¡Pero qué se han creído! ¡Vayaunos zafios! Hasta ahora siempre me hadejado perpleja tanta grosería y, sobretodo, tanta estupidez (de la señora VanDaan). Pero tan pronto como estéacostumbrada, y ya no falta mucho, lespagaré con la misma moneda. ¡Ya novolverán a hablar del mismo modo! ¿Esque realmente soy tan maleducada, tanterca, tan caprichosa, tan poco modesta,tan tonta, tan haragana, etc., etc., corno

dicen los de arriba? Claro que no. Ya séque tengo muchos defectos y que hagomuchas cosas mal, ¡pero tampoco hayque exagerar tanto! Si supieras, Kitty,cómo a veces me hierve la sangrecuando todos se ponen a gritar y ainsultar de ese modo. Te aseguro que nofalta mucho para que toda mi rabiacontenida estalle.

Pero basta ya de hablar de esteasunto. Ya te he aburrido bastante conmis disputas, y sin embargo no puedodejar de relatarte una discusión desobremesa harto interesante.

A raíz de no sé qué tema llegamosa hablar sobre la gran modestia de Pim.Dicha modestia es un hecho indiscutible,que hasta el más idiota no puede dejar

de admitir. De repente, la señora VanDaan, que siempre tiene que meterse entodas las conversaciones, dijo:

-Yo también soy muy modesta,mucho más modesta que mi marido.

¡Habráse visto! ¡Pues en esta frasesí que puede apreciarse claramente todasu modestia! El señor Van Daan, quecreyó necesario aclarar aquello de «quemi marido», replicó muy tranquilamente:

-Es que yo no quiero ser modesto.Toda mi vida he podido ver que laspersonas que no son modestas lleganmucho más lejos que las modestas.

Y dirigiéndose a mí, dijo:-No te conviene ser modesta, Ana.

No llegarás a ninguna parte siendo

modesta.Mamá estuvo completamente de

acuerdo con este punto de vista, pero laseñora Van Daan, como de costumbre,tuvo que añadir su parecer a este temaeducacional. Por esta única vez, no sedirigió directamente a mí, sino a misseñores padres, pronunciando lassiguientes palabras:

-¡Qué concepción de la vida tancuriosa la suya, al decirle a Ana unacosa semejante! En mis tiempos no eraasí, y ahora seguro que tampoco lo es,salvo en una familia moderna como lasuya.

Esto último se refería al métodoeducativo moderno, tantas vecesdefendido por mamá. La señora Van

Daan estaba coloradísima de tantosulfurarse. Una persona que se ponecolorada se altera cada vez más por elacaloramiento y por consiguiente llevatodas las de perder frente a suadversario.

La madre no colorada, que queríazanjar el asunto lo antes posible,recapacitó tan sólo un instante, y luegorespondió:

-Señora Van Daan, también yoopino ciertamente que en la vida esmucho mejor no ser tan modesta. Mimarido, Margot y Peter son todostremendamente modestos. A su marido, aAna, a usted y a mí no nos faltamodestia, pero tampoco permitimos que

se nos dé de lado.La señora Van Daan:-¡Pero señora, no la entiendo! De

verdad que soy muy, pero que muymodesta. ¡Cómo se le ocurre llamarmepoco modesta a mí!

Mamá:-Es cierto que no le falta modestia,

pero nadie la consideraríaverdaderamente modesta.

La señora:-Me gustaría saber en qué sentido

soy poco modesta. ¡Si yo aquí nocuidara de mí misma, nadie lo haría, yentonces tendría que morirme dehambre, pero eso no significa que no seaigual de modesta que su marido!

Lo único que mamá pudo hacer con

respecto a esta autodefensa tan ridículafue reírse. Esto irritó a la señora VanDaan, que continuó su maravillosaperorata soltando una larga serie dehermosas palabras germano-holandesasy holando-germanas, hasta que laoradora nata se enredó tanto en supropia palabrería, que finalmente selevantó de su silla y quiso abandonar lahabitación, pero entonces sus ojos seclavaron en mí. ¡Deberías haberlo visto!De safortunadamente, en el mismomomento en que la señora nos habíavuelto la espalda, yo meneéburlonamente la cabeza, no a propósito,sino de manera más bien involuntaria,por haber estado siguiendo la

conversación con tanta atención. Laseñora se volvió y empezó a reñirme envoz alta, en alemán, de manera soez ygrosera, como una verdulera gorda ycolorada. Daba gusto verla. Si supieradibujar, ¡cómo me habría gustadodibujar a esa mujer bajita y tonta en esaposición tan cómica! De todos modos,he aprendido una cosa, y es lo siguiente:a la gente no se la conoce bien hasta queno se ha tenido una verdadera pelea conella. Sólo entonces puede uno juzgar elcarácter que tienen.

Tu Ana

Martes, 29 de setiembre de1942

Querida Kitty:A los escondidos les pasan cosas

muy curiosas. Figúrate que como notenemos bañera, nos bañamos en unapequeña tina, y como sólo la oficina(con esta palabra siempre me refiero atodo el piso de abajo) dispone de aguacaliente, los siete nos turnamos parabajar y aprovechar esta gran ventaja.Pero como somos todos tan distintos y lacuestión del pudor y la vergüenza estámás desarrollada en unos que en otros,cada miembro de la familia se habuscado un lugar distinto para bañarse.Peter se baña en la cocina, pese a que

ésta tiene una puerta de cristal. Cuandova a darse un baño, pasa a visitarnos atodos por separado para comunicarnosque durante la próxima media hora nodebemos transitar por la cocina. Estamedida le parece suficiente. El señorVan Daan se baña en el piso de arriba.Para él la seguridad del baño tomado ensu propia habitación le compensa lamolestia de subir toda el agua calientetantos pisos. La señora, de momento, nose baña en ninguna parte; todavía estábuscando el mejor sitio para hacerlo.Papá se baña en su antiguo despacho,mamá en la cocina, detrás de unamampara, y Margot y yo hemos elegidopara nuestro chapoteo la oficina grande.Los sábados por la tarde cerramos las

cortinas y nos aseamos a oscuras.Mientras una está en la tina, la otra espíapor la ventana por entre las cortinascerradas y curiosea a la gente graciosaque pasa.

Desde la semana pasada ya no meagrada este lugar para bañarme y me hepuesto a buscar un sitio más confortable.Fue Peter quien me dio la idea deinstalar la tina en el amplio lavabo delas oficinas. Allí puedo sentarme,encender la luz, cerrar la puerta con elpestillo, vaciar la tina yo sola sin laayuda de nadie, y además estoy acubierto de miradas indiscretas. Eldomingo fue el día en que estrené mihermoso cuarto de baño, y por extraño

que suene, me gusta más que cualquierotro sitio.

El miércoles vino el fontanero, y enel lavabo de las oficinas quitó lascañerías que nos abastecen de agua y lasvolvió a instalar en el pasillo. Estecambio se ha hecho pensando en uninvierno frío, para evitar que el agua dela cañería se congele. La visita delfontanero no fue nada placentera. Nosólo porque durante el día no podíamosdejar correr el agua, sino porquetampoco podíamos ir al retrete. Ya séque no es muy educado contarte lo quehemos hecho para remediarlo, pero nosoy tan pudorosa como para no hablarde estas cosas. Ya al principio denuestro período de escondidos, papá y

yo improvisamos un orinal; al nodisponer de uno verdadero, sacrificamospara este fin un frasco de los de hacerconservas. Durante la visita delfontanero, pusimos dichos frascos en lahabitación y allí guardamos nuestrasnecesidades de ese día. Esto me pareciómucho menos desagradable que el hechode tener que pasarme todo el día sentadasin moverme y sin hablar. No puedesimaginarte lo difícil que le resultó esto ala señorita Cuacua-cuá. Habitualmenteya debemos hablar en voz baja, pero nopoder abrir la boca ni moverse es milveces peor.

Después de estar tres días seguidospegada a la silla, tenía el trasero todo

duro y dolorido. Con unos ejercicios degimnasia vespertina pude hacer que seme quitara un poco el dolor.

Tu Ana

Jueves, 1º de octubre de1942

Querida Kitty:Ayer me di un susto terrible. A las

ocho alguien tocó el timbre muy fuerte.Pensé que serían ya sabes quiénes. Perocuando todos aseguraron que serían unosgamberros o el cartero, me calmé.

Los días transcurren en silencio.Levinsohn, un farmacéutico y químicojudío menudo que trabaja para Kugler enla cocina, conoce muy bien el edificio ypor eso tenemos miedo de que se leocurra ir a echar un vistazo al antiguolaboratorio. Nos mantenemossilenciosos como ratoncitos bebés.¡Quién iba a decir hace tres meses que

«doña Ana puro nervio» debería ypodría estar sentada quietecita horas yhoras!

El 29 cumplió años la señora VanDaan. Aunque no hubo grandes festejos,se la agasajó con flores, pequeñosobsequios y buena comida. Los clavelesrojos de su señor esposo parecen unatradición familiar.

Volviendo a la señora Van Daan,puedo decirte que una fuente permanentede irritación y disgusto para mí es cómocoquetea con papá. Le acaricia lamejilla y el pelo, se sube muchísimo lafalda, dice cosas supuestamentegraciosas y trata de atraer de estamanera la atención de Pim. Por suerte aPim ella no le gusta ni la encuentra

simpática, de modo que no hace caso desus coqueteos. Como sabes, yo soybastante celosa por naturaleza, así quetodo esto me sabe muy mal. ¿Acasomamá hace esas cosas delante de sumarido? Eso mismo se lo he dicho a laseñora en la cara.

Peter tiene alguna ocurrenciadivertida de vez en cuando. Al menosuna de sus aficiones que hace reír atodos, la comparte conmigo: le gustadisfrazarse. Un día aparecimos élmetido en un vestido negro muy ceñidode su madre, y yo vestida con un trajesuyo; Peter llevaba un sombrero y youna gorra. Los mayores se partían derisa y nosotros no nos divertimos menos.

Bep ha comprado unas faldasnuevas para Margot y para mí en losgrandes almacenes Bijenkorf. Son deuna tela malísima, parece yute, comoaquella tela de la que hacen sacos parameter patatas. Una falda que las tiendasantes ni se hubieran atrevido a vender,vale ahora 7,75 florines o 24 florines,respectivamente. Otra cosa que seavecina: Bep ha encargado a unaacademia unas clases de taquigrafía porcorrespondencia para Margot, paraPeter y para mí. Ya verás en quémaravillosos taquígrafos nos habremosconvertido el año que viene. A mí almenos me parece superinteresanteaprender a dominar realmente esa

escritura secreta.Tengo un dolor terrible en el índice

izquierdo, con lo que no puedo planchar.¡Por suerte!

El señor Van Daan quiso que yome sentara a su lado a la mesa, porque asu gusto Margot no come suficiente; a míno me desagrada cambiar por un tiempo.En el jardín ahora siempre hay un gatitonegro dando vueltas, que me recuerda ami querido Moortje, pobrecillo. Mamásiempre tiene algo que objetar, sobretodo cuando estamos comiendo, por esotambién me gusta el cambio que hemoshecho. Ahora la que tiene que soportarlaes Margot, o mejor dicho no tiene quesoportarla nada, porque total a ellamamá no le hace esos comentarios tan

ponzoñosos, la niña ejemplar. Con esode la niña ejemplar ahora me paso el díahaciéndola rabiar, y ella no lo soporta.Quizá así aprenda a dejar de serlo.¡Buena hora sería!

Para terminar esta serie de noticiasvariadas, un chiste muy divertido delseñor Van Daan: ¿Sabes lo que hace 99veces «clic» y una vez «clac»? ¡Unciempiés con una pata de palo!

Tu Ana

Sábado, 3 de octubre de1942

Querida Kitty:Ayer me estuvieron gastando

bromas por haber estado tumbada en lacama junto al señor Van Daan. «¡A estaedad! ¡Qué escándalo!» y todo tipo decomentarios similares. ¡Qué tontos son!Nunca me acostaría con Van Daan, en elsentido general de la palabra,naturalmente.

Ayer hubo otro encontronazo;mamá empezó a despotricar y le contó apapá todos mis pecados, y entonces sepuso a llorar, y yo también, claro, y esoque ya tenía un dolor de cabeza horrible.Finalmente le conté a papaíto que lo

quiero mucho más a él que a mamá.Entonces él dijo que ya me pasaría, perono le creo. Es que a mamá no la puedosoportar y me tengo que esforzarmuchísimo para no estar siempresoltándole bufidos y calmarme. A vecesme gustaría darle una torta, no sé dedónde sale esta enorme antipatía quesiento por ella. Papá me ha dicho quecuando mamá no se siente bien o tienedolor de cabeza, yo debería tomar lainiciativa para ofrecerme a hacer algopor ella, pero yo no lo hago, porque nola quiero y sencillamente no me sale.También puedo imaginarme que algúndía mamá se morirá, pero me parece quenunca podría superar que se murierapapá. Espero que mamá nunca lea esto

ni lo demás.Últimamente me dejan leer más

libros para adultos. Ahora es toyleyendo La niñez de Eva, de Nico vanSuchtelen. No veo que haya muchadiferencia entre las novelas para chicasy esto. Eva pensaba que los niñoscrecían en los árboles, como lasmanzanas, y que la cigüeña los recogecuando están maduros y se los lleva alas madres. Pero la gata de su amigatuvo cría y los gatitos salían de la madregata. Ella pensaba que la gata poníahuevos, igual que las gallinas, y que seponía a empollarlos, y también que lasmadres que tienen un niño, unos díasantes suben a poner un huevo y luego lo

empollan. Cuando viene el niño, lasmadres todavía están debilitadas detanto estar en cuclillas. Eva tambiénquería tener un niño. Cogió un chal delana y lo extendió en el suelo, dondecaería el huevo. Entonces se puso decuclillas a hacer fuerza. Al mismotiempo empezó a cacarear, pero no levino ningún huevo. Por fin, después demuchos esfuerzos, salió algo que no eraningún huevo, sino una salchichita. Evasintió mucha vergüenza. Pensó queestaba enferma. ¿Verdad que es cómico?La niñez de Eva también habla demujeres que venden sus cuerpos en unoscallejones por un montón de dinero. Amí me daría muchísima vergüenza algoasí. Además también habla de que a Eva

le vino la regla. Es algo que quisieraque también me pasara a mí, así almenos sería adulta.

Papá anda refunfuñando y amenazacon quitarme el diario. ¡Por favor, no!¡Vaya un susto! En lo sucesivo serámejor que lo esconda.

Tu Ana

Miércoles, 7 de octubre de1942

Me imagino que...viajo a Suiza. Papá y yo dormimos

en la misma habitación, mientras que elcuarto de estudio de los chicos5 pasa aser mi cuarto privado, en el que recibo alas visitas. Para darme una sorpresa mehan comprado un juego de mueblesnuevos, con mesita de té, escritorio,sillones y un diván, todo muy, pero muybonito. Después de unos días, papá meda 150 florines, o el equivalente enmoneda suiza, pero digamos que sonflorines, y dice que me compre todo loque me haga falta, sólo para mí.(Después, todas las semanas me da un

florín, con el que también puedocomprarme lo que se me antoje.) Salgocon Bernd y me compro:

3 blusas de verano, a razón de 0,50

= 1,503 pantalones de verano, a razón de

0,50 = 1,503 blusas de invierno, a razón de

0,75 = 2,253 pantalones de invierno, a razón

de 0,75 = 2,252 enaguas, a razón de 0, 50 = 1,002 sostenes (de la talla más

pequeña), a razón de 0,50 = 1,005 pijamas, a razón de 1,00 = 5,001 salto de cama de verano, a razón

de 2,50 = 2,501 salto de cama de invierno a razón

de 3,00 = 3,002 mañanitas, a razón de 0,75 = 1,501 cojín, a razón de 1,00 = 1,001 par de zapatillas de verano, a

razón de 1,00 = 1,001 par de zapatillas de invierno, a

razón de 1,50 = 1,501 par de zapatos de verano

(colegio), a razón de 1,50 = 1,501 par de zapatos de verano (vestir),

a razón de 2,oo = 2,001 par de zapatos de invierno

(colegio), a razón de 2,50 = 2,501 par de zapatos de invierno

(vestir), a razón de 3,00 = 3,002 delantales, a razón de 0,50 = 1,00

25 pañuelos, a razón de 0,05 = 1,254 pares de medias de seda, a razón

de 0,75 = 3,004 pares de calcetines largos hasta

la rodilla, a razón de 0,50 = 2,004 pares de calcetines cortos, a

razón de 0,25 = 1,002 pares de medias de lana, a razón

de 1,00 = 2,003 ovillos de lana blanca

(pantalones, gorro) = 1,503 ovillos de lana azul (jersey,

falda) = 1,503 ovillos de lana de colores (gorro,

bufanda) = 1,50chales, cinturones, cuellos, botones

= 1,25

También 2 vestidos para el colegio(verano), 2 vestidos para el colegio(invierno), 2 vestidos de vestir (verano),a vestidos de vestir (invierno), 1 faldade verano, 1 falda de invierno de vestir,1 falda de invierno para el colegio, 1gabardina, 1 abrigo de verano, i abrigode invierno, 2 sombreros, z gorros.Todo junto son 10 florines.

2 bolsos, i traje para patinaje sobrehielo, 1 par de patines con zapatos, 1caja (con polvos, pomadas, cremadesmaquilladora, aceite bronceador,algodón, gasas y esparadrapos, colorete,barra de labios, lápiz de cejas, sales debaño, talco, agua de colonia, jabones,borla).

Luego cuatro jerseys a razón de1,50, 4 blusas a razón de 1,oo, objetosvarios por un valor total de 1o,oo,regalos por valor de 4,50

Viernes, 9 de octubre de1942

Querida Kitty:Hoy no tengo más que noticias

desagradables y desconsoladoras paracontarte. A nuestros numerosos amigos yconocidos judíos se los están llevandoen grupos. La Gestapo no tiene lamínima consideración con ellos, loscargan nada menos que en vagones deganado y los envían a Westerbork, elgran campo de concentración parajudíos en la provincia de Drente. Miepnos ha hablado de alguien que logrófugarse de allí. Debe de ser un sitiohorroroso. A la gente no le dan casi decomer y menos de beber. Sólo hay agua

una hora al día, y no hay más que unretrete y un lavabo para varios miles depersonas. Hombres y mujeres duermentodos juntos, y a estas últimas y a losniños a menudo les rapan la cabeza.Huir es prácticamente imposible.Muchos llevan la marca inconfundiblede su cabeza rapada o también la de suaspecto judío.

Si ya en Holanda la situación es tandesastrosa, ¿cómo vivirán en lasregiones apartadas y bárbaras adondelos envían? Nosotros suponemos que ala mayoría los matan. La radio inglesadice que los matan en cámaras de gas,quizá sea la forma más rápida de morir.

Estoy tan confusa por las historiasde horror tan sobrecogedoras que cuenta

Miep y que también a ella la estremecen.Hace poco, por ejemplo, delante de lapuerta de su casa se había sentado unaviejecita judía entumecida esperando ala Gestapo, que había ido a buscar unafurgoneta para llevársela. La pobre viejaestaba muy atemorizada por los disparosdirigidos a los aviones ingleses quesobrevolaban la ciudad, y por elrelampagueo de los reflectores. Sinembargo, Miep no se atrevió a hacerlaentrar en su casa. Nadie lo haría. Susseñorías alemanas no escatiman mediospara castigar.

También Bep está muy callada; alnovio lo mandan a Alemania.

Cada vez que los aviones

sobrevuelan nuestras casas, ella tienemiedo de que suelten sus cargasexplosivas de hasta mil toneladas en lacabeza de su Bertus. Las bromas del tipo«seguro que no le caerán mil toneladas»y «con una sola bomba basta» me pareceque están un tanto fuera de lugar. Bertusno es el único, todos los días salentrenes llenos de muchachos holandesesque van a trabajar a Alemania. En elcamino, cuando paran en alguna pequeñaestación, algunos se bajan a escondidase intentan buscar refugio. Una pequeñaparte de ellos quizá lo consiga.

Todavía no he terminado con mislamentaciones.

¿Sabes lo que es un rehén? Es elúltimo método que han impuesto como

castigo para los saboteadores. Es losmás horrible que te puedas imaginar.Detienen a destacados ciudadanosinocentes y anuncian que los ejecutaránen caso de que alguien realice un acto desabotaje. Cuando hay un sabotaje y noencuentran a los responsables, laGestapo sencillamente pone a cuatro ocinco rehenes contra el paredón. Amenudo los periódicos publicanesquelas mortuorias sobre estaspersonas, calificando sus muertes de«accidente fatal».

¡Bonito pueblo el alemán, y pensarque en realidad yo también pertenezco aél! Pero no, hace mucho que Hitler nosha convertido en apátridas. De todos

modos no hay enemistad más grande enel mundo que entre los alemanes y losjudíos.

Tu Ana

Miércoles, 14 de octubre de1942

Querida Kitty:Estoy atareadísima. Ayer, primero

traduje un capítulo de La beIleNivernaise e hice un glosario. Luegoresolví un problema de matemáticasdificilísimo y traduje tres páginas degramática francesa. Hoy tocabagramática francesa e historia. Me niegoa hacer problemas tan difíciles todos losdías. Papá también dice que sonhorribles. Yo casi los sé hacer mejorque él, pero en realidad no nos salen aninguno de los dos, de modo quesiempre tenemos que recurrir a Margot.También estoy muy afanada con la

taquigrafía, que me encanta. Soy la queva más adelantada de los tres.

He leído Los exploradores. Es unlibro divertido, pero no tiene ni punto decomparación con Joop ter Heul. Por otraparte, aparecen a menudo las mismaspalabras, pero eso se entiende al ser dela misma escritora. Cissy van Marxveldtescribe de miedo. Fijo que luego se losdaré a leer a mis hijos.

Además he leído un montón deobras de teatro de Körner. Me gustacómo escribe. Por ejemplo: Eduviges,El primo de Bremen, La gobernanta, Eldominó verde y otras más.

Mamá, Margot y yo hemos vuelto aser grandes amigas, y en realidad meparece que es mucho mejor así. Anoche

estábamos acostadas en mi cama Margoty yo. Había poquísimo espacio, pero poreso justamente era muy divertido. Mepidió que le dejara leer mi diario.

-Sólo algunas partes -le contesté, yle pedí el suyo. Me dejó que lo leyera.

Así llegamos al tema del futuro, yle pregunté qué quería ser cuando fueramayor. Pero no quiso decírmelo, se loguarda como un gran secreto. Yo hecaptado algo así como que le interesaríala enseñanza. Naturalmente, no sé si leconvendrá, pero sospecho que tirará porese lado. En realidad no debería ser tancuriosa.

Esta mañana me tumbé en la camade Peter, después de ahuyentarlo. Estaba

furioso, pero me importa un verdaderobledo. Podría ser más amable conmigo,porque sin ir más lejos, anoche le regaléuna manzana.

Le pregunté a Margot si yo leparecía muy fea. Me contestó que teníaun aire gracioso, y que tenía unos ojosbonitos. Una respuesta un tanto vaga, ¿note parece?

¡Hasta la próxima! Ana Frank P. D. Esta mañana todos hemos

pasado por la balanza. Margot pesa 6okilos, mamá 62, papá 70 y 1/2, Ana 43 y1/2, Peter 67, la señora Van Daan 53, elseñor Van Daan 75. En los tres meses

que llevo aquí, he aumentado 8 y 1/2kilos. ¡Cuánto!, ¿no?

Martes, 20 de octubre de1942

Querida Kitty:Todavía me tiembla la mano, a

pesar de que ya han pasado dos horasdesde el enorme susto que nos dimos.Debes saber que en el edificio hay cincoaparatos Minimax contra incendios. Losde abajo fueron tan inteligentes de noavisarnos que venía el carpintero, ocomo se le llame, a rellenar estosaparatos. Por consiguiente, noestábamos para nada tratando de nohacer ruido, hasta que en el descansillo(frente a nuestra puerta-armario) oígolpes de martillo. En seguida pensé quesería el carpintero y avisé a Bep, que

estaba comiendo, que no podría bajar ala oficina. Papá y yo nos apostamosjunto a la puerta para oír cuándo elhombre se iba. Tras haber estado unosquince minutos trabajando, depositó elmartillo y otras herramientas sobrenuestro armario (por lo menos, así nospareció) y golpeó a la puerta. Nospusimos blancos. ¿Habría oído algúnruido y estaría tratando de investigar elmisterioso mueble? Así parecía, porquelos golpes, tirones y empujonescontinuaban.

Casi me desmayo del susto,pensando en lo que pasaría si aquelperfecto desconocido lograbadesmantelar nuestro hermoso escondite.Y justo cuando pensaba que había

llegado el fin de mis días, oímos la vozdel señor Kleiman, diciendo:

-Abridme, soy yo.Le abrimos inmediatamente. ¿Qué

había pasado? El gancho con el que secierra la puerta-armario se habíaatascado, con lo que nadie nos habíapodido avisar de la venida delcarpintero. El hombre ya había bajado yKleiman vino a buscar a Bep, pero nolograba abrir el armario. No te imaginaslo aliviada que me sentí. El hombre queyo creía que quería entrar en nuestracasa, había ido adoptando en mi fantasíaproporciones cada vez más gigantescas,pasando a ser un fascista monstruosocomo ninguno. ¡Ay!, por suerte esta vez

todo acabó bien.El lunes nos divertimos mucho.

Miep y Jan pasaron la noche connosotros. Margot y yo nos fuimos adormir una noche con papá y mamá, paraque los Gies pudieran ocupar nuestrolugar. La cena de honor estuvodeliciosa. Hubo una pequeñainterrupción originada por la lámpara depapá, que causó un cortocircuito y nosdejó a oscuras. ¿Qué hacer? Plomosnuevos había, pero había que ir acambiarlos al almacén del fondo, y esode noche no era una tarea muyagradable. Igualmente, los hombres de lacasa hicieron un intento y a los diezminutos pudimos volver a guardarnuestras velas iluminatorias.

Esta mañana me levanté temprano.Jan ya estaba vestido. Tenía quemarcharse a las ocho y media, de modoque a las ocho ya estaba arribadesayunando. Miep se estaba vistiendo,y sólo tenía puesta la enagua cuandoentré. Usa las mismas bragas de lana queyo para montar en bicicleta. Margot y yotambién nos vestimos y subimos al pisode arriba mucho antes que de costumbre.Después de un ameno desayuno, Miepbajó a la oficina. Llovía a cántaros, y sealegró de no tener que pedalear altrabajo bajo la lluvia. Hice las camascon papá y luego me aprendí laconjugación irregular de cinco verbosfranceses. ¡Qué aplicada soy!, ¿verdad?

Margot y Peter estaban leyendo ennuestra habitación, y Mouschi se habíainstalado junto a Margot en el diván. Alacabar con mis irregularidadesfrancesas yo también me sumé al grupo,y me puse a leer El canto eterno de losbosques. Es un libro muy bonito, peromuy particular, y ya casi lo heterminado.

La semana que viene también Bepnos hará una visita nocturna.

Tu Ana

Jueves, 29 de octubre de1942

Querida Kitty:Estoy muy preocupada; papá se ha

puesto malo. Tiene mucha fiebre y le hansalido granos. Parece que tuvieraviruela. ¡Y ni siquiera podemos llamar aun médico! Mamá le hace sudar, quizácon eso le baje la fiebre.

Esta mañana Miep nos contó quehan «desmueblado» la casa de los VanDaan, en la Zuider-Amstellaan. Todavíano se lo hemos dicho a la señora, porqueúltimamente anda bastante nerviosa y notenemos ganas de que nos suelte otrajeremiada sobre su hermosa vajilla deporcelana y las sillas tan elegantes que

debió abandonar en su casa. Tambiénnosotros hemos tenido que abandonarcasi todas nuestras cosas bonitas. ¿Dequé nos sirve ahora lamentarnos?

Papá quiere que empiece a leerlibros de Hebbel y de otros escritoresalemanes famosos. Leer alemán ya nome resulta tan difícil, sólo que por logeneral leo bisbiseando, en vez de leerpara mis adentros. Pero ya se me pasará.Papá ha sacado los dramas de Goethe yde Schiller de la biblioteca grande, yquiere leerme unos párrafo; todas lasnoches. Ya hemos empezado con DONCARLOS. Siguiendo el buen ejemplo depapá, mamá me ha dado su libro deoraciones. Para no contrariarla he leídoalgunos rezos en alemán. Me parecen

bonitos, pero no me dicen nada. ¿Porqué me obliga a ser tan beata yreligiosa?

Mañana encenderemos la estufa porprimera vez. Seguro que se nos llenarála casa de humo, porque hace mucho queno han deshollinado la chimenea.¡Esperemos que tire!

Tu Ana

Lunes, 2 de noviembre de1942

Querida Kitty:El viernes estuvo con nosotros

Bep. Pasamos un rato agradable, pero nodurmió bien porque había bebido vino.Por lo demás, nada de particular. Ayertuve mucho dolor de cabeza y me fui a lacama temprano. Margot está nuevamentelatosa.

Esta mañana empecé a ordenar unfichero de la oficina, que se había caídoy que tenía todas las fichas mezcladas.Como era para volverme loca, les pedí aMargot y Peter que me ayudaran, perolos muy haraganes no quisieron. Así quelo guardé tal cual, porque sola no lo voy

a hacer. ¡Soy tonta pero no tanto! Tu Ana P. D. He olvidado comunicarte la

importante noticia de que es muyprobable que muy pronto me venga laregla. Lo noto porque a cada rato tengouna sustancia pegajosa en las bragas ymamá ya me lo anticipó. Apenas puedoesperar. ¡Me parece algo tan importante!Es una lástima que ahora no pueda usarcompresas, porque ya no se consiguen, ylos palitos que usa mamá sólo son paramujeres que ya han tenido hijos algunavoz.

22 de enero de 1944.(Añadido)

Ya no podría escribir una cosa así.Ahora que releo mi diario después

de un año y medio, me sorprendo de quealguna vez haya sido tan cándida eingenua. Me doy cuenta de que, por másque quisiera, nunca más podré ser así.Mis estados de ánimo, las cosas quedigo sobre Margot, mamá y papá,todavía lo comprendo como si lohubiera escrito ayer. Pero esa maneradesvergonzada de escribir sobre ciertascosas ya no me las puedo imaginar. Deverdad me avergüenzo de leer algunaspáginas que tratan de temas quepreferiría imaginármelos más bonitos.

Los he descrito de manera tan pocoelegante... ¡Pero ya basta de lamentarme!

Lo que también comprendo muybien es la añoranza de Moortje y eldeseo de tenerlo conmigo. A menudoconscientemente, pero mucho más amenudo de manera insconciente, todo eltiempo que he estado y que estoy aquí hetenido un gran deseo de confianza,afecto y cariño. Este deseo es fuerte aveces, y menos fuerte otras veces, perosiempre está ahí.

Jueves, 5 de noviembre de1942

Querida Kitty:Por fin los ingleses han tenido

algunas victorias en África, yStalingrado aún no ha caído, de modoque los señores de la casa están muyalegres y contentos, así que esta mañanasirvieron café y té. Por lo demás, nadade particular.

Esta semana he leído mucho y heestudiado poco. Así han de hacerse lascosas en este mundo, y así seguro que sellega lejos...

Mamá y yo nos entendemosbastante mejor últimamente, aunquenunca llegamos a tener una verdadera

relación de confianza, y papá, aunquehay algo que me oculta, no deja de serun cielo.

La estufa lleva varios díasencendida, y la habitación está inundadade humo. Yo realmente prefiero lacalefacción central, y supongo que nosoy la única. A Margot no puedocalificarla más que de detestable; mecrispa terriblemente los nervios de lanoche a la mañana.

Ana Frank

Sábado, 7 de noviembre de1942

Querida Kitty:Mamá anda muy nerviosa, y eso

para mí siempre es muy peligroso.¿Puede ser casual que papá y mamánunca regañen a Margot, y siempre seayo la que cargue con la culpa de todo?Anoche, por ejemplo, pasó lo siguiente:Margot estaba leyendo un libro conilustraciones muy bonitas. Se levantó ydejó de lado el libro con intención deseguir leyéndolo más tarde. Como yo enese momento no tenía nada que hacer, locogí y me puse a mirar las ilustraciones.Margot volvió, vio «su» libro en mismanos, frunció el ceño y me pidió que se

lo devolviera, enfadada. Yo queríaseguir leyéndolo un poco más. Margot seenfadó más y más, y mamá se metió en elasunto diciendo:

-Ese libro lo estaba leyendoMargot, así que dáselo a ella. En esoentró papá sin saber siquiera de qué setrataba, pero al ver lo que pasaba, megritó:

-¡Ya quisiera ver lo que harías tú siMargot se pusiera a hojear tu libro!

Yo en seguida cedí, solté el libro ysalí de la habitación, «ofendida» segúnellos. No estaba ofendida ni enfadada,sino triste.

Papá no estuvo muy bien al juzgarsin conocer el objeto de la controversia.Yo sola le habría devuelto el libro a

Margot, e incluso mucho antes, de nohaberse metido papá y mamá en elasunto para proteger a Margot, como side la peor injusticia se tratara.

Que mamá salga a defender aMargot es normal, siempre se andandefendiendo mutuamente. Yo ya estoytan acostumbrada, que las regañinas demamá ya no me hacen nada, igual quecuando Margot se pone furiosa. Lasquiero sólo porque son mi madre yMargot; como personas, por mí que sevayan a freír espárragos. Con papá esdistinto. Cuando hace distinción entrelas dos, aprobando todo lo que haceMargot, alabándola y haciéndolecariños, yo siento que algo me carcome

por dentro, porque a papá yo lo adoro,es mi gran ejemplo, no quiero a nadiemás en el mundo sino a él. No esconsciente de que a Margot la trata deotra manera que a mí. Y es que Margotes la más lista, la más buena, la másbonita y la mejor. ¿Pero acaso no tengoyo derecho a que se me trate un poco enserio? Siempre he sido la payasa y latraviesa de la familia, siempre he tenidoque pagar dos veces por las cosas quehacía: por un lado, las regañinas, y porel otro, la desesperación dentro de mímisma. Ahora esos mismos frívolos yano me satisfacen, como tampoco lasconversaciones presuntamente serias.Hay algo que quisiera que papá me dieraque él no es capaz de darme. No tengo

celos de Margot, nunca los he tenido. Noansío ser tan lista y bonita como ella, tansólo desearía sentir el amor verdaderode papá, no solamente como su hija, sinotambién como Ana-en-sí-misma.

Intento aferrarme a papá, porquecada día desprecio más a mamá, yporque papá es el único que todavíahace que conserve mis últimossentimientos de familia. Papá noentiende que a veces necesitodesahogarme sobre mamá. Pero él noquiere hablar, y elude todo lo que puedahacer referencia a los errores de mamá.

Y sin embargo es ella, con todossus defectos, la carga más pesada. No séqué actitud adoptar; no puedo refregarle

debajo de las narices su dejadez, susarcasmo y su dureza, pero tampoco veopor qué habría de buscar la culpa detodo en mí.

Soy exactamente opuesta a ella entodo, y eso, naturalmente, choca. Nojuzgo su carácter porque no sé juzgarlo,sólo la observo como madre. Para mí,mamá no es mi madre. Yo misma tengoque ser mi madre. Me he separado deellos, ahora navego sola y ya veré dóndevoy a parar. Todo tiene que ver sobretodo con el hecho de que veo en mímisma un gran ejemplo de cómo ha deser una madre y una mujer, y noencuentro en ella nada a lo que puedadársele el nombre de madre.

Siempre me propongo no mirar los

malos ejemplos que ella me da; tan sóloquiero ver su lado bueno, y lo que noencuentre en ella, buscarlo en mí misma.Pero no me sale, y lo peor es que nipapá ni mamá son conscientes de queestán fallando en cuanto a mi educación,y de que yo se lo tomo a mal. ¿Habrágente que pueda satisfacer plenamente asus hijos?

A veces creo que Dios me quiereponer a prueba, tanto ahora como mástarde. Debo ser buena sola, sin ejemplosy sin hablar, sólo así me haré más fuerte.

¿Quién sino yo leerá luego todasestas cartas? ¿Quién sino yo misma meconsolará? Porque a menudo necesitoconsuelo; muchas veces no soy lo

suficientemente fuerte y fallo más de loque acierto. Lo sé, y cada vez intentomejorar, todos los días.

Me tratan de forma poco coherente.Un día Ana es una chica seria, que sabemucho, y al día siguiente es una borricaque no sabe nada y cree haber aprendidode todo en los libros. Ya no soy el bebéni la niña mimada que causa graciahaciendo cualquier cosa. Tengo mispropios ideales, mis ideas y planes,pero aún no sé expresarlos.

¡Ah!, me vienen tantas cosas a lacabeza cuando estoy sola por las noches,y también durante el día, cuando tengoque soportar a todos los que ya metienen harta y siempre interpretan malmis intenciones. Por eso, al final

siempre vuelvo a mi diario: es mi puntode partida y mi destino, porque Kittysiempre tiene paciencia conmigo. Leprometeré que, a pesar de todo,perseveraré, que me abriré mi propiocamino y me tragaré mis lágrimas. Sóloque me gustaría poder ver losresultados, o que alguien que mequisiera me animara a seguir.

No me juzgues, sino considéramecomo alguien que a veces siente que estárebosando.

Tu Ana

Lunes, 9 de noviembre de1942

Querida Kitty:Ayer fue el cumpleaños de Peter.

Cumplió dieciséis años. A las ocho yasubí a saludarlo y a admirar sus regalos.Le han regalado, entre otras cosas, unjuego de la Bolsa, una afeitadora y unencendedor. No es que fume mucho; alcontrario, pero es por motivos deelegancia.

La mayor sorpresa nos la dio elseñor Van Daan, cuando nos informóque los ingleses habían desembarcadoen Túnez, Argel, Casablanca y Orán.

«Es el principio del fin», dijerontodos, pero Churchill, el primer ministro

inglés, que seguramente oyó la mismafrase en Inglaterra, dijo: «Estedesembarco es una proeza, pero no sedebe pensar que sea el principio del fin.Yo más bien diría que significa el findel principio.» ¿Te das cuenta de ladiferencia? Sin embargo, hay motivospara mantener el optimismo.Stalingrado, la ciudad rusa que ya llevantres meses defendiendo, aún no ha sidoentregada a los alemanes.

Para darte una idea de otro aspectode nuestra vida en la Casa de atrás,tendré que escribirte algo sobre nuestraprovisión de alimentos. (Has de saberque los del piso de arriba son unosverdaderos golosos.)

El pan nos lo proporciona un

panadero muy amable, un conocido deKleiman. No conseguimos tanto pancomo en casa, naturalmente, pero nosalcanza. Los cupones de racionamientotambién los compramos de formaclandestina. El precio aumentacontinuamente; de 27 florines ha subidoya a 33. ¡Y eso sólo por una hoja depapel impresa!

Para tener más víveres noperecederos, aparte de los cien botes decomida que tenemos, hemos comprado13 S kilos de legumbres. Esto no es paranosotros solos; una parte es para los dela oficina. Los sacos de legumbresestaban colgados con ganchos en elpasillo que hay detrás de la puerta-

armario. Algunas costuras de los sacosse abrieron debido al gran peso.Decidimos que era mejor llevar nuestrasprovisiones de invierno al desván, yencomendamos la tarea a Peter. Cuandocinco de los seis sacos ya seencontraban arriba sanos y salvos yPeter estaba subiendo el sexto, lacostura de debajo se soltó y una lluvia,mejor dicho un granizo, de judías pintasvoló por el aire y rodó por la escalera.En el saco había unos 25 kilos, de modoque fue un ruido infernal. Abajopensaron que se les venía el viejoedifico encima. Peter se asustó unmomento, pero soltó una carcajadacuando me vio al pie de la escaleracomo una especie de isla en medio de un

mar de judías, que me llegaba hasta lostobillos. En seguida nos pusimos arecogerlas, pero las judías son tanpequeñas y resbaladizas que se meten entodos los rincones y grietas posibles eimposibles. Cada vez que ahora alguiensube la escalera, se agacha para recogerun puñado de judías, que seguidamenteentrega a la señora Van Daan.

Casi me olvidaba de decirte que apapá ya se le ha pasado totalmente laenfermedad que tenía.

Tu Ana P. D. Acabamos de oír por radio la

noticia de que ha caído Argel.Marruecos, Casablanca y Orán ya hace

algunos días que están en manos de losingleses. Ahora sólo falta Túnez.

Martes, 10 de noviembre de1942

Querida Kitty:¡Gran noticia! ¡Vamos a acoger a

otro escondido!Sí, es cierto. Siempre habíamos

dicho que en la casa en realidad aúnhabía lugar y comida para una personamás, pero no queríamos que Kugler yKleiman cargaran con másresponsabilidad. Pero como nos llegannoticias cada vez más atroces respectode lo que está pasando con los judíos,papá consultó a los dos principalesimplicados y a ellos les pareció un planexcelente. «El peligro es tan grande paraocho como lo es para siete», dijeron

muy acertadamente. Cuando noshabíamos puesto de acuerdo, pasamosrevista mentalmente a todos nuestrosamigos y conocidos en busca de unapersona soltera o sola que encajara bienen nuestra familia de escondidos. No fuedifícil dar con alguien así: después deque papá había descartado a todos losparientes de los Van Daan, la elecciónrecayó en un dentista llamado AlfredDussel. Vive con una mujer cristianamuy agradable y mucho más joven queél, con la que seguramente no estácasado, pero ése es un detalle sinimportancia. Tiene fama de ser unapersona tranquila y educada, y a juzgarpor la presentación, aunque superficial,tanto a Van Daan como a nosotros nos

pareció simpático. También Miep loconoce, de modo que ella podráorganizar el plan de su venida alescondite. Cuando venga Dussel, tendráque dormir en mi habitación en la camade Margot, que deberá conformarse conel catre6 bién le pediremos que traigaalgo para engañar el estómago.

Tu Ana

Jueves, 12 de noviembre de1942

Querida Kitty:Vino Miep a informarnos que había

estado con el doctor Dussel, quien alverla entrar en su consulta le habíapreguntado en seguida si no sabía de unescondite. Se había alegrado muchísimocuando Miep le contó que sabía de uno yque tendría que ir allí lo antes posible,mejor ya el mismo sábado. Pero eso lehizo entrar en la duda, ya que todavíatenía que ordenar su fichero, atender ados pacientes y hacer la caja. Esta fue lanoticia que nos trajo Miep esta mañana.No nos pareció bien esperar tantotiempo. Todos esos preparativos

significan dar explicaciones a un montónde gente que preferiríamos no implicaren el asunto. Miep le iba a preguntar sino podía organizar las cosas de talmanera que pudiera venir el sábado,pero Dussel dijo que no, y ahora llega ellunes.

Me parece muy curioso que no hayaaceptado inmediatamente nuestrapropuesta. Si lo detienen en la calletampoco podrá ordenar el fichero niatender a sus pacientes. ¿Por quéretrasar el asunto entonces? Creo quepapá ha hecho mal en ceder.

Ninguna otra novedad.Tu Ana

Martes, 17 de noviembre de1942

Querida Kitty:Ha llegado Dussel. Todo ha salido

bien. Miep le había dicho que a las oncede la mañana estuviera en undeterminado lugar frente a la oficina decorreos, y que allí un señor lo pasaría abuscar. A las once en punto, Dussel seencontraba en el lugar convenido. Se leacercó el señor Kleiman, informándoleque la persona en cuestión todavía nopodía venir y que si no podía pasar unmomento por la oficina de Miep.Kleiman volvió a la oficina en tranvía yDussel hizo lo propio andando.

A las once y veinte Dussel tocó a la

puerta de la oficina. Miep le ayudó aquitarse el abrigo procurando que no sele viera la estrella, y lo condujo alantiguo despacho de papá, dondeKleiman lo entretuvo hasta que se fuerala asistenta. Esgrimiendo la excusa deque ya el despacho estaba ocupado,Miep acompañó a Dussel arriba, abrióla estantería giratoria y, para gransorpresa de éste, entró en nuestra Casade atrás.

Los siete estábamos sentadosalrededor de la mesa con coñac y café,esperando a nuestro futuro compañerode escondite. Miep primero le enseñó elcuarto de estar; Dussel en seguidareconoció nuestros muebles, pero nopensó ni remotamente en que nosotros

pudiéramos encontrarnos encima de sucabeza. Cuando Miep se lo dijo, casi sedesmaya del asombro. Pero por suerte,Miep no le dejó tiempo de seguirasombrándose y lo condujo hacia arriba.Dussel se dejó caer en un sillón y se nosquedó mirando sin decir palabra, comosi primero quisiera enterarse de loocurrido a través de nuestras caras.Luego tartamudeó:

-Perro... ¿entonces ustedes no sonen la Bélgica? ¿El militar no esaparrecido? ¿El coche? ¿El huida no eslogrrado?7

Le explicamos cómo había sidotodo, cómo habíamos difundido lahistoria del militar y el coche a

propósito, para despistar a la gente y alos alemanes que pudieran venir abuscarnos. Dussel no tenía palabras parareferirse a tanta ingeniosidad, y no pudomás que dar un primer recorrido pornuestra querida casita de atrás,asombrándose de lo superpráctico queera todo. Comimos todos juntos, Dusselse echó a dormir un momento y luegotomó el té con nosotros, ordenó suspoquitas cosas que Miep había traído deantemano y muy pronto se sintió como ensu casa. Sobre todo cuando se leentregaron las siguientes normas de laCasaescondite de atrás (obra de VanDaan):

PROSPECTO Y GUÍA DE LA

CASA DE ATRÁSEstablecimiento especial para la

permanencia temporal de judíos ysimilares.

Abierto todo el año.Convenientemente situado, en zona

tranquila y boscosa en el corazón deAmsterdam. Sin vecinos particulares(sólo empresas). Se puede llegar en laslíneas 13 y 17 del tranvía municipal, enautomóvil y en bicicleta. En los casos enque las autoridades alemanas nopermiten el uso de estos últimos mediosde transporte, también andando.Disponibilidad permanente de pisos yhabitaciones, con pensión incluida o sin

ella.Alquiler: gratuito.Dieta: sin grasas.Agua corriente: en el cuarto de

baño (sin bañera, lamentablemente) y envarias paredes y muros. Estufas yhogares de calor agradable.

Amplios almacenes: para eldepósito de mercancías de todo tipo.Dos grandes y modernas cajas deseguridad.

Central de radio propia: con enlacedirecto desde Londres, Nueva York, TelAviv y muchas otras capitales. Esteaparato está a disposición de todos losinquilinos a partir de las seis de latarde, no existiendo emisorasprohibidas, con la salvedad de que las

emisoras alemanas sólo podránescucharse a modo de excepción, porejemplo audiciones de música clásica ysimilares. Queda terminantementeprohibido escuchar y difundir noticiasalemanas (indistintamente de dondeprovengan).

Horario de descanso: desde las sode la noche hasta las 7.3o de la mañana,los domingos hasta las 10.15. Debido alas circunstancias reinantes, el horariode descanso también regirá durante eldía, según indicaciones de la dirección.¡Se ruega encarecidamente respetarestos horarios por razones de seguridad!

Tiempo libre: suspendido hastanueva orden por lo que respecta a

actividades fuera de casa.Uso del idioma: es imperativo

hablar en voz baja a todas horas;admitidas todas las lenguas civilizadas;o sea, el alemán no.

Lectura y entretenimiento: no sepodrán leer libros en alemán, exceptolos científicos y de autores clásicos;todos los demás, a discreción.

Ejercicios de gimnasia: a diario.Canto: en voz baja exclusivamente,

y sólo después de las 18 horas.Cine: funciones a convenir.Clases: de taquigrafía, una clase

semanal por correspondencia; de inglés,francés, matemáticas e historia, a todashoras; retribución en forma de otrasclases, de idioma neerlandés, por

ejemplo.Sección especial: para animales

domésticos pequeños, con atenciónesmerada (excepto bichos y alimañas,que requieren un permiso especial).

Reglamento de comidas:Desayuno: todos los días, excepto

domingos y festivos, a las 9 de lamañana; domingos y festivos, a las11.30 horas, aproximadamente.

Almuerzo: parcialmente completo.De 13.15 a 13.45 horas.

Cena: fría y/o caliente; sin horariofijo, debido a los partes informativos.

Obligaciones con respecto a labrigada de aprovisionamiento: es tarsiempre dispuestos a asistir en las tareas

de oficina.Aseo personal: los domingos a

partir de las 9 de la mañana, losinquilinos pueden disponer de la tina;posibilidad de usarla en el lavabo, lacocina, el despacho o la oficinaprincipal, según preferencias de cadauno.

Bebidas fuertes: sólo porprescripción médica. Fin.

Tu Ana

Jueves, 19 de noviembre de1942

Querida Kitty:Como todos suponíamos, Dussel es

una persona muy agradable. Porsupuesto, le pareció bien compartir lahabitación conmigo; yo sinceramente noestoy muy contenta de que un extrañovaya a usar mis cosas, pero hay quehacer algo por la causa común, de modoque es un pequeño sacrificio que hagode buena gana. «Con tal que podamossalvar a alguno de nuestros conocidos,todo lo demás es secundario», ha dichopapá, y tiene toda la razón.

El primer día de su estancia aquí,Dussel empezó a preguntarme en seguida

toda clase de cosas, por ejemplo cuándoviene la asistenta, cuáles son las horasde uso del cuarto de baño, cuándo sepuede ir al lavabo, etc. Te reirás, perotodo esto no es tan fácil en un escondite.Durante el día no podemos hacer ruido,para que no nos oigan desde abajo, ycuando hay otra persona, como porejemplo la asistenta, tenemos queprestar más atención aún para no hacerruido. Se lo expliqué prolijamente aDussel, pero hubo una cosa que mesorprendió; que es un poco duro deentendederas, porque pregunta todo dosveces y aun así no lo retiene.

Quizá se le pase, y sólo es que estáaturdido por la sorpresa. Por lo demástodo va bien.

Dussel nos ha contado mucho de loque está pasando fuera, en ese mundoexterior que tanto echamos de menos.Todo lo que nos cuenta es triste. Amuchísimos de nuestros amigos yconocidos se los han llevado a unhorrible destino. Noche tras noche pasanlos coches militares verdes y grises.Llaman a todas las puertas, preguntandosi allí viven judíos. En caso afirmativo,se llevan en el acto a toda la familia. Encaso negativo continúan su recorrido.Nadie escapa a esta suerte, a no ser quese esconda. A menudo pagan un preciopor persona que se llevan: tantosflorines por cabeza. ¡Como una caceríade esclavos de las que se hacían antes!

Pero no es broma, la cosa es demasiadodramática para eso.

Por las noches veo a menudo a esapobre gente inocente desfilando en laoscuridad, con niños que lloran, siempreen marcha, cumpliendo las órdenes deesos individuos, golpeados ymaltratados hasta casi no poder más. Norespetan a nadie: ancianos, niños, bebés,mujeres embarazadas, enfermos, todossin excepción marchan camino de lamuerte.

Qué bien estamos aquí, qué bien yqué tranquilos. No necesitaríamostomarnos tan a pecho toda esta miseria,si no fuera que tememos por lo que lesestá pasando a todos los que tantoqueremos y a quienes ya no podemos

ayudar. Me siento mal, porque mientrasyo duermo en una cama bien abrigada,mis amigas más queridas quién sabedónde estarán tiradas.

Me da mucho miedo pensar entodas las personas con quienes me hesentido siempre tan íntimamente ligada yque ahora están en manos de los máscrueles verdugos que hayan existidojamás.

Y todo por ser judíos.Tu Ana

Viernes, 20 de noviembre de1942

Querida Kitty:Ninguno de nosotros sabe muy bien

qué actitud adoptar. Hasta ahora nuncanos habían llegado tantas noticias sobrela suerte de los judíos y nos pareciómejor conservar en lo posible el buenhumor. Las pocas veces que Miep hasoltado algo sobre las cosas terriblesque le sucedieron a alguna conocida oamiga, mamá y la señora Van Daan sehan puesto cada vez a llorar, de modoque Miep decidió no contarles nadamás. Pero a Dussel en seguida loacribillaron a preguntas, y las historiasque contó eran tan terribles y bárbaras

que no eran como para entrar por unoído y salir por el otro. Sin embargo,cuando ya no tengamos las noticias tanfrescas en nuestras memorias,seguramente volveremos a contar chistesy a gastarnos bromas. De nada sirveseguir tan apesadumbrados como ahora.A los que están fuera de todos modos nopodemos ayudarlos. ¿Y qué sentido tienehacer de la Casa de atrás una «casamelancolía»?

En todo lo que hago me acuerdo detodos los que están ausentes. Y cuandoalguna cosa me da risa, me asusto y dejode reír, pensando en que es unavergüenza que esté tan alegre. ¿Pero esque tengo que pasarme el día llorando?No, no puedo hacer eso, y esta

pesadumbre ya se me pasará.A todos estos pesares se les ha

sumado ahora otro más, pero de tipopersonal, y que no es nada comparadocon la desgracia que acabo de relatar.Sin embargo, no puedo dejar de contarteque últimamente me estoy sintiendo muyabandonada, que hay un gran vacíodemasiado grande a mi alrededor. Antesnunca pensaba realmente en estas cosas;mis alegrías y mis amigas ocupabantodos mis pensamientos. Ahora sólopienso en cosas tristes o acerca de mímisma. Y finalmente he llegado a laconclusión de que papá, por más buenoque sea, no puede suplantar él solo a miantiguo mundo. Mamá y Margot ya no

cuentan para nada en cuanto a missentimientos.

¿Pero por qué molestarte con estastonterías, Kitty? Soy muy ingrata, ya losé, ¡pero la cabeza me da vueltas cuandono hacen más que reñirme, y además,sólo me vienen a la mente todas estascosas tristes!

Tu Ana

Sábado, 28 de noviembre de1942

Querida Kitty:Hemos estado usando mucha luz,

excediéndonos de la cuota deelectricidad que nos corresponde. Laconsecuencia ha sido una economíaexagerada en el consumo de luz y laperspectiva de un corte en el suministro.¡Quince días sin luz! ¿Qué te parece?Pero quizá no lleguemos a tanto. A lascuatro o cuatro y media de la tarde yaestá demasiado oscuro para leer, yentonces matamos el tiempo haciendotodo tipo de tonterías. Adivinaracertijos, hacer gimnasia a oscuras,hablar inglés o francés, reseñar libros,

pero a la larga todo te aburre. Ayerdescubrí algo nuevo: espiar con uncatalejo las habitaciones bieniluminadas de los vecinos de atrás.Durante el día no podemos correr lascortinas ni un centímetro, pero cuandotodo está tan oscuro no hay peligro.

Nunca antes me había dado cuentade lo interesante que podían resultar losvecinos, al menos los nuestros. A unoslos encontré sentados a la mesacomiendo, una familia estaba haciendouna proyección y el dentista de aquíenfrente estaba atendiendo a una señoramayor muy miedica.

El señor Dussel, el hombre del quesiempre decían que se entendía tan biencon los niños y que los quería mucho a

todos, ha resultado ser un educador delo más chapado a la antigua, a quien legusta soltar sermones interminablessobre buenos modales y buencomportamiento. Dado que tengo laextraordinaria dicha (!) de compartir milamentablemente muy estrechahabitación con este archidistinguido yeducado señor, y dado que por logeneral se me considera la peor educadade los tres jóvenes de la casa, tengo quehacer lo imposible para eludir susreiteradas regañinas y recomendacionesde viejo y hacerme la sueca. Todo estono sería tan terrible si el estimado señorno fuera tan soplón y, para colmo demales, no hubiera elegido justo a mamá

para irle con el cuento. Cada vez que mesuelta un sermón, al poco tiempoaparece mamá y la historia se repite. Ycuando estoy realmente de suerte, a loscinco minutos me llama la señora VanDaan para pedirme cuentas, y ¡vuelta aempezar!

De veras, no creas que es tan fácilser el foco maleducado de la atención deuna familia de escondidos entrometidos.

Por las noches, cuando me pongo arepensar los múltiples pecados ydefectos que se me atribuyen, la granmasa de cosas que debo considerar meconfunde de tal manera que o bien meecho a reír, o bien a llorar, según cómoesté de humor. Y entonces me duermocon la extraña sensación de querer otra

cosa de la que soy, o de ser otra cosa dela que quiero, o quizá también de hacerotra cosa de la que quiero o soy.

¡Santo cielo!, ahora también te voya confundir a ti, perdóname, pero no megusta hacer tachones, y tirar papel enépocas de gran escasez está prohibido.De modo que sólo puedo recomendarteque no releas la frase de arriba y sobretodo que no te pongas a analizarla,porque de cualquier modo no llegarás acomprenderla.

Tu Ana

Lunes, 7 de diciembre de1942

Querida Kitty:Este año Januká8 y San Nicolás9

coinciden; hay un solo día de diferencia.Januká no lo festejamos con tantobombo, sólo unos pequeños regalitos yluego las velas. Como hay escasez develas, no las tenemos encendidas másque diez minutos, pero si vaacompañado del cántico, con eso basta.El señor Van Daan ha fabricado uncandelabro de madera, así que esotambién lo tenemos.

La noche de San Nicolás, elsábado, fue mucho más divertida. Bep yMiep habían despertado nuestra

curiosidad cuchicheando todo el tiempocon papá entre las comidas, de modoque ya intuíamos que algo estabantramando. Y así fue: a las ocho de lanoche todos bajamos por la escalera demadera, pasando por el pasillosuperoscuro (yo estaba aterrada yhubiese querido estar nuevamentearriba, sana y salva), hasta llegar alpequeño cuarto del medio. Allí pudimosencender la luz, ya que este cuartito notiene ventanas. Entonces papá abrió lapuerta del armario grande.

-¡Oh, qué bonito! -exclamamostodos.

En el rincón había una enormecesta adornada con papel especial de

San Nicolás y con una careta de sucriado Pedro el negro.

Rápidamente nos llevamos la cestaarriba. Había un regalo para cada uno,acompañado de un poema alusivo. Yasabrás cómo son los poemas de SanNicolás, de modo que no te los voy acopiar.

A mí me regalaron un muñeco, apapá unos sujetalibros, etc. Lo principales que todo era muy ingenioso ydivertido, y como ninguno de los ochoescondidos habíamos festejado jamásSan Nicolás, este estreno estuvo muyacertado.

Tu Ana

P. D. Para los de abajo porsupuesto también había regalos, todosprocedentes de otras épocas mejores, yademás algún dinero, que a Miep y Bepsiempre les viene bien.

Hoy supimos que el cenicero que leregalaron al señor Van Daan, elportarretratos de Dussel y lossujetalibros de papá, los hizo todos elseñor Voskuijl en persona. ¡Esasombroso lo que ese hombre sabefabricar con las manos!

Jueves, 10 de diciembre de1942

Querida Kitty:El señor Van Daan ha trabajado

toda su vida en el ramo de losembutidos, las carnes y las especias. Enel negocio de papá se le contrató por suscualidades de especiero, pero ahora estámostrando su lado de charcutero, lo queno nos viene nada mal.

Habíamos encargado mucha carne(clandestinamente, claro) para conservaren frascos para cuando tuviéramos quepasar tiempos difíciles. Van Daan queríahacer salchicha, longaniza y salchichón.Era gracioso ver cómo iba pasandoprimero por la picadora los trozos de

carne, dos o tres veces, y cómo ibaintroduciendo en la masa de carne todoslos aditivos y llenando las tripas através de un embudo. Las salchichas noslas comimos en seguida al mediodía conel chucrut, pero las longanizas, que eranpara conservar, primero debían secarsebien, y para ello las colgamos de unpalo que pendía del techo con doscuerdas. Todo el que entraba en elcuarto y veía la exposición deembutidos, se echaba a reír. Es que eratodo un espectáculo.

En el cuarto reinaba un granajetreo. Van Daan tenía puesto undelantal de su mujer y estaba, todo logordo que era (parecía más gordo de loque es en realidad) atareadísimo

preparando la carne. Las manosensangrentadas, la cara colorada y lasmanchas en el delantal le daban elaspecto de un carnicero de verdad. Laseñora hacía de todo a la vez: aprenderholandés de un librito, remover la sopa,mirar la carne, suspirar y lamentarse porsu costilla pectoral superior rota. ¡Esoes lo que pasa cuando las señorasmayores (!) se ponen a hacer esosejercicios de gimnasia tan ridículos pararebajar el gran trasero que tienen!

Dussel tenía un ojo inflamado y seaplicaba compresas de manzanilla juntoa la estufa. Pim estaba sentado en unasilla justo donde le daba un rayo de solque entraba por la ventana; le pedían

que se hiciera a un lado continuamente.Seguro que de nuevo le molestaba elreúma, porque torcía bastante el cuerpoy miraba lo que hacía Van Daan con ungesto de fastidio en la cara. Parecíaclavado uno de esos viejecitos inválidosde un asilo de ancianos.

Peter se revolcaba por el suelo conel gato Mouschi, y mamá, Margot y yoestábamos pelando patatas. Perofinalmente nadie hacía bien su trabajo,porque todos estábamos pendientes delo que hacía Van Daan.

Dussel ha abierto su consulta de

dentista. Para que te diviertas, te contarécómo ha sido el primer tratamiento.

Mamá estaba planchando la ropa y

la señora Van Daan, la primera víctima,se sentó en un sillón en el medio de lahabitación. Dussel empezó a sacar suscosas de una cajita con muchaparsimonia, pidió agua de colonia parausar como desinfectante, y vaselina parausar como cera. Le miró la boca a laseñora y le tocó un diente y una muela,lo que hizo que se encogiera del dolorcomo si se estuviera muriendo,emitiendo al mismo tiempo sonidosininteligibles. Tras un largoreconocimiento (según le pareció a ella,porque en realidad no duró más que dosminutos), Dussel empezó a escarbar unacaries. Pero ella no se lo iba a permitir.Se puso a agitar frenéticamente brazos y

piernas, de modo que en determinadomomento Dussel soltó el escarbador...¡que a la señora se le quedó clavado enun diente! ¡Ahí sí que se armó la gorda!La señora empezó a hacer aspavientos,lloraba (en la medida en que eso esposible con un instrumento así en laboca), intentaba sacarse el escarbadorde la boca, pero en vez de salirse, se leiba metiendo más. Dussel observaba elespectáculo con toda la calma delmundo, con las manos en la cintura. Losdemás espectadores nos moríamos derisa, lo que estaba muy mal, porqueestoy segura de que yo misma hubieragritado más fuerte aún. Después demucho dar vueltas, patear, chillar ygritar, la señora logró quitarse el

escarbador y Dussel, sin inmutarse,continuó su trabajo. Lo hizo tan rápidoque a la señora ni le dio tiempo devolver a la carga. Es que Dussel contabacon más ayuda de la que había tenidojamás: el señor Van Daan y yo éramossus dos asistentes, lo cual no era poco.La escena parecía una estampa de laEdad Media, titulada «curandero enacción». Entretanto, la señora no semostraba muy paciente, ya que tenía quehacerse cargo de su tarea de vigilar lasopa y la comida. Lo que es seguro, esque la señora dejará pasar algún tiempoantes de pedir que le hagan otrotratamiento.

Tu Ana

Domingo, 13 de diciembrede 1942

Querida Kitty:Estoy cómodamente instalada en la

oficina principal, mirando por laventana a través de la rendija delcortinaje. Estoy en la penumbra, peroaún hay suficiente luz para escribirte.

Es curioso ver pasar a la gente,parece que todos llevaran muchísimaprisa y anduvieran pegando tropezones.Y las bicicletas, bueno, ¡ésas sí quepasan a ritmo vertiginoso! Ni siquierapuedo ver qué clase de individuo vamontado en ellas. La gente del barrio notiene muy buen aspecto, y sobre todo losniños están tan sucios que da asco

tocarlos. Son verdaderos barriobajeros,con los mocos colgándoles de la nariz.Cuando hablan, casi no entiendo lo quedicen.

Ayer por la tarde, Margot y yoestábamos aquí bañándonos y le dije:

- ¿Qué pasaría si con una caña depescar pescáramos a los niños quepasan por aquí y los metiéramos en latina, uno por uno, les laváramos yarregláramos la ropa y volviéramos asoltarlos?

A lo que Margot respondió:-Mañana estarían igual de

mugrientos y con la ropa igual de rotaque antes.

Pero basta ya de tonterías, quetambién se ven otras cosas: coches,

barcos y la lluvia. Oigo pasar el tranvíay a los niños, y me divierto.

Nuestros pensamientos varían tanpoco como nosotros mismos. Pasan delos judíos a la comida y de la comida ala política, como en un tiovivo. Entreparéntesis, hablando de judíos: ayer,mirando por entre las cortinas, y como sise tratara de una de las maravillas delmundo, vi pasar a dos judíos. Fue unasensación tan extraña... como si loshubiera traicionado y estuviera espiandosu desgracia.

Justo enfrente de aquí hay un barcovivienda en el que viven el patrón consu mujer y sus hijos. Tienen uno de esosperritos ladradores, que aquí todos

conocemos por sus ladridos y por elrabo en alto, que es lo único quesobresale cuando recorre el barco.

¡Uf!, ha empezado a llover-y lamayoría de la gente se ha escondidobajo sus paraguas. Ya no veo más quegabardinas y a veces la parte de atrás dealguna cabeza con gorro. En realidad nohace falta ver más. A las mujeres ya casime las conozco de memoria:

hinchadas de tanto comer patatas,con un abrigo rojo o verde, con zapatosde tacones desgastados, un bolsocolgándoles del brazo, con un airefurioso o bonachón, según cómo estén dehumor sus maridos.

Tu Ana

Martes, 22 de diciembre de1942

Querida Kitty:La Casa de atrás ha recibido la

buena nueva de que para Navidadentregarán a cada uno un cuarto de kilode mantequilla extra. En el periódicodice un cuarto de kilo, pero eso es sólopara los mortales dichosos que recibensus cupones de racionamiento delEstado, y no para judíos escondidos, quea causa de lo elevado del preciocompran cuatro cupones en lugar deocho, y clandestinamente. Con lamantequilla todos pensamos haceralguna cosa de repostería. Yo estamañana he hecho galletas y dos tartas.

En el piso de arriba todos andantrajinando como locos, y mamá me haprohibido que vaya a estudiar o a leerhasta que no hayan terminado de hacertodas las tareas domésticas.

La señora Van Daan guarda cama acausa de su costilla contusionada, sequeja todo el día, pide que le cambienlos vendajes a cada rato y no seconforma con nada. Daré gracias cuandovuelva a valerse por sí misma, porquehay que reconocer una cosa: esextraordinariamente hacendosa yordenada y también alegre, siempre ycuando esté en forma, tanto física comoanímicamente.

Como si durante el día no meestuvieran insistiendo bastante con el

«ichis, chis!» para que no haga ruido, ami compañero de habitación ahora se leha ocurrido chistarme también por lasnoches a cada rato. O sea que, según él,ni siquiera puedo volverme en la cama.Me niego a hacerle caso, y la próximavez le contestaré con otro «ichis!».

Cada día que pasa está másfastidioso y egoísta. De las galletas quetan generosamente me prometió, despuésde la primera semana no volví a ver niuna. Sobre todo los domingos me ponefuriosa que encienda la luz tempranísimoy se ponga a hacer gimnasia durante diezminutos.

A mí, pobre víctima, me parece quefueran horas, porque las silías que hacen

de prolongación de mi cama se muevencontinuamente bajo mi cabeza, mediodormida aún. Cuando acaba con susejercicios, haciendo unos enérgicosmovimientos de brazos, el caballerocomienza con su rito indumentario. Loscalzoncillos cuelgan de un gancho, demodo que primero va hasta allí arecogerlos, y luego vuelve adondeestaba. La corbata está sobre la mesa, ypara ir hasta allí tiene que pasar junto alas sillas, a empujones y tropezones.

Pero mejor no te molesto con mislamentaciones sobre viejos latosos, yaque de todos modos no cambian nada, ymis pequeñas venganzas, comodesenroscarle la lámpara, cerrar lapuerta con el pestillo o esconderle la

ropa, debo suprimirlas,lamentablemente, para mantener la paz.

¡Qué sensata me estoy volviendo!Aquí todo debe hacerse con sensatez:estudiar, obedecer, cerrar el pico,ayudar, ser buena, ceder y no sé cuántascosas más. Temo que mi sensatez, queno es muy grande, se esté agotandodemasiado rápido y que no me quedenada para después de la guerra.

Tu Ana

Miércoles, 13 de enero de1943

Querida Kitty:Esta mañana me volvieron a

interrumpir en todo lo que hacía, por loque no he podido acabar nada bien.

Tenemos una nueva actividad:llenar paquetes con. salsa de carne (enpolvo), un producto de Gies & Cía.

El señor Kugler no encuentra genteque se lo haga, y haciéndolo nosotrostambién resulta mucho más barato. Es untrabajo como el que hacen en lascárceles, muy aburrido, y que a la largate marea y hace que te entre la risa tonta.

Afuera es terrible. Día y noche seestán llevando a esa pobre gente, que no

lleva consigo más que una mochila yalgo de dinero. Y aun estas pertenenciasse las quitan en el camino. A lasfamilias las separan sin clemencia:hombres, mujeres y niños van a parar asitios diferentes. Al volver de laescuela, los niños ya no encuentran a suspadres. Las mujeres que salen a hacer lacompra, al volver a sus casas seencuentran con la puerta sellada y conque sus familias han desaparecido. Losholandeses cristianos también empiezana tener miedo, pues se están llevando asus hijos varones a Alemania a trabajar.Todo el mundo tiene miedo. Y todas lasnoches cientos de aviones sobrevuelanHolanda, en dirección a Alemania,donde las bombas que tiran arrasan con

las ciudades, y en Rusia y África caencientos o miles de soldados cada hora.Nadie puede mantenerse al margen.Todo el planeta está en guerra, y aunquea los aliados les va mejor, todavía no selogra divisar el final.

¿Y nosotros? A nosotros nos vabien, mejor que a millones de otraspersonas. Estamos en un sitio seguro ytranquilo y todavía nos queda dineropara mantenernos. Somos tan egoístasque hablamos de lo que haremos«después de la guerra», de que noscompraremos ropa nueva y zapatos,mientras que deberíamos ahorrar hastael último céntimo para poder ayudar aesa gente cuando acabe la guerra, e

intentar salvar lo que se pueda.Los niños del barrio andan por la

calle vestidos con una camisa finita, lospies metidos en zuecos, sin abrigos, singorros, sin medias, y no hay nadie quehaga algo por ellos. Tienen la panzavacía, pero van mordiendo unazanahoria, dejan sus frías casas, vanandando por las calles aún más frías yllegan a las aulas igualmente frías.Holanda ya ha llegado al extremo de quepor las calles muchísimos niños paran alos transeúntes para pedirles un pedazode pan.

Podría estar horas contándote sobrelas desgracias que trae la guerra, peroeso haría que me desanimara aún más.No nos queda más remedio que esperar

con la mayor tranquilidad posible elfinal de toda esta desgracia. Tanto losjudíos como los cristianos estánesperando, todo el planeta estáesperando, y muchos están esperando lamuerte.

Tu Ana

Sábado, 30 de enero de 1943Querida Kitty:Me hierve la sangre y tengo que

ocultarlo. Quisiera patalear, gritar,sacudir con fuerza a mamá, llorar y nosé qué más, por todas las palabrasdesagradables, las miradas burlonas, lasrecriminaciones que como flechas melanzan todos los días con sus arcostensados y que se clavan en mi cuerposin que pueda sacármelas. A mamá,Margot, Van Daan, Dussel y también apapá me gustaría gritarles: «iDejadmeen paz, dejadme dormir por fin unanoche sin que moje de lágrimas laalmohada, me ardan los ojos y me latanlas sienes! ¡Dejadme que me vaya lejos,

muy lejos, lejos del mundo si fueraposible!». Pero no puedo. No puedomostrarles mi desesperación, no puedohacerles ver las heridas que han abiertoen mí. No soportaría su compasión nisus burlas bienintencionadas. En amboscasos me daría por gritar.

Todos dicen que hablo de maneraafectada, que soy ridícula cuando callo,descarada cuando contesto, taimadacuando tengo una buena idea, holgazanacuando estoy cansada, egoísta cuandocomo un bocado de más, tonta, cobarde,calculadora, etc. Todo el santo día meestán diciendo que soy una tipainsoportable, y aunque me río de ello yhago como que no me importa, enverdad me afecta, y me gustaría pedirle

a Dios que me diera otro carácter, unoque no haga que la gente siempredescargue su furia sobre mí.

Pero no es posible, mi carácter meha sido dado tal cual es, y siento en míque no puedo ser mala. Me esfuerzo ensatisfacer los deseos de todos, más de loque se imaginan aun remotamente.Arriba trato de reír, pues no quieromostrarles mis penas.

Más de una vez, después de recibiruna sarta de recriminaciones injustas, lehe dicho a mamá: «No me importa loque digas. No te preocupes más por mí,que soy un caso perdido.» Naturalmente,en seguida me contestaba que era unadescarada, me ignoraba más o menos

durante dos días y luego, de repente, seolvidaba de todo y me trataba como acualquier otro.

Me es imposible ser toda melosaun día, y al otro día dejar que me echena la cara todo su odio. Prefiero el justomedio, que de justo no tiene nada, y nodigo nada de lo que pienso, y alguna veztrato de ser tan despreciativa con elloscomo ellos lo son conmigo. ¡Ay, si sólopudiera!

Tu Ana

Viernes, 5 de febrero de1943

Querida Kitty:Hace mucho que no te escribo nada

sobre las riñas, pero de todos modos,nada ha cambiado al respecto. El señorDussel al principio se tomaba nuestrasdesavenencias, rápidamente olvidadas,muy en serio, pero está empezando aacostumbrarse a ellas y ya no intentahacer de mediador.

Margot y Peter no son para nada loque se dice «jóvenes»; los dos son tanaburridos y tan callados... Yo desentonomuchísimo con ellos, y siempre meandan diciendo «Margot y Petertampoco hacen eso, fíjate en cómo se

porta tu hermana.» ¡Estoy harta!Te confesaré que yo no quiero ser

para nada como Margot. La encuentrodemasiado blandengue e indiferente, sedeja convencer por todo el mundo ycede en todo. ¡Yo quiero ser más firmede espíritu! Pero estas teorías me lasguardo para mí, se reirían mucho de mísi usara estos argumentos paradefenderme.

En la mesa reina por lo general unclima tenso. Menos mal que los«soperos» cada tanto evitan que sellegue a un estallido. Los soperos sontodos los que suben de la oficina a tomarun plato de sopa.

Esta tarde el señor Van Daanvolvió a hablar de lo poco que come

Margot: «Seguro que lo hace paraguardar la línea», prosiguió en tono deburla.

Mamá, que siempre sale adefenderla, dijo en voz bien alta: -Yaestoy cansada de oír las sandeces quedice.

La señora se puso colorada comoun tomate; el señor miró al frente y nodijo nada.

Pero muchas veces también nosreímos de algo que dice alguno denosotros. Hace poco la señora soltó undisparate muy cómico cuando estabahablando del pasado, de lo bien que seentendía con su padre y de sus múltiplescoqueteos:

-Y saben ustedes que cuando a uncaballero se le va un poco la mano -prosiguió-, según mi padre, había quedecirle: «Señor, que soy una dama», y élsabría a qué atenerse.

Soltamos la carcajada como si setratara de un buen chiste.

Aun Peter, pese a que normalmentees muy callado, de tanto en tanto noshace reír. Tiene la desgracia de que leencantan las palabras extranjeras, peroque no siempre conoce su significado.Una tarde en la que no podíamos ir alretrete porque había visitas en laoficina, Peter tuvo gran necesidad de ir,pero no pudo tirar de la cadena. Paraprevenirnos del olor, sujetó un cartel en

la puerta del lavabo, que ponía «svp10

gas». Naturalmente, había querido poner«Cuidado, gas», pero «svp» le pareciómás fino. No tenía la más mínima ideade que eso significa «por favor».

Tu Ana

Sábado, 27 de febrero de1943

Querida Kitty:Según Pim, la invasión se

producirá en cualquier momento.Churchill ha tenido una pulmonía, perose está restableciendo. Gandhi, elindependentista indio, hace su enésimahuelga de hambre.

La señora asegura que es fatalista.¿Pero a quién le da más miedo cuandodisparan? Nada menos que a Petronellavan Daan.

Jan Gies nos ha traído una copia dela carta pastoral de los obispos dirigidaa la grey católica. Es muy bonita y estáescrita en un estilo muy exhortativo.

«¡Holandeses, no permanezcáis pasivos!¡Que cada uno luche con sus propiasarmas por la libertad del país, por supueblo y por su religión! ¡Ayudad, dad,no dudéis!» Esto lo exclaman sin más nimás desde el púlpito. ¿Servirá de algo?Decididamente no servirá para salvar anuestros correligionarios.

No te imaginas lo que nos acaba depasar: el propietario del edificio havendido su propiedad sin consultar aKugler ni a Kleiman. Una mañana sepresentó el nuevo dueño con unarquitecto para ver la casa. Menos malque estaba Kleiman, que les enseñó todoel edificio, salvo nuestra casita de atrás.Supuestamente había olvidado la llavede la puerta de paso en su casa. El

nuevo casero no insistió. Esperemos queno vuelva para ver la Casa de atrás,porque entonces sí que nos veremos enapuros.

Papá ha vaciado un fichero paraque lo usemos Margot y yo, y lo hallenado de fichas con una cara todavíasin escribir. Será nuestro fichero delibros, en el que las dos apuntaremosqué libros hemos leído, el nombre de losautores y la fecha. He aprendido dospalabras nuevas: «burdel» y «cocotte».He comprado una libreta especial paraapuntarlas.

Tenemos un nuevo sistema para ladistribución de la mantequilla y lamargarina. A cada uno se le da su ración

en el plato, pero la distribución esbastante injusta. Los Van Daan, que sonlos que se encargan de hacer eldesayuno, se dan a sí mismos casi eldoble de lo que nos ponen a nosotros.Mis viejos no dicen nada porque noquieren pelea. Lástima, porque piensoque a esa gente hay que pagarle con lamisma moneda.

Tu Ana

Jueves, 4 marzo de 1943Querida Kitty:La señora tiene un nuevo nombre;

la llamamos la Sra. Beaverbrook. Claro,no comprenderás el porqué. Te explico:en la radio inglesa habla a menudo un talmíster Beaverbrook, sobre que sebombardea demasiado poco a Alemania.La señora Van Daan siempre contradicea todo el mundo, hasta a Churchill y alservicio informativo, pero con místerBeaverbrook está completamente deacuerdo. Por eso, a nosotros nos pareciólo mejor que se casara con esteBeaverbrook, y como se sintió halagada,en lo sucesivo la llamaremos Sra.Beaverbrook.

Vendrá a trabajar un nuevo mozode almacén. Al viejo lo mandan atrabajar a Alemania. Lo lamentamos porél, pero a nosotros nos conviene porqueel nuevo no conoce el edificio. Losmozos del almacén todavía nos tienenbastante preocupados.

Gandhi ha vuelto a comer.El mercado negro funciona a las

mil maravillas. Podríamos comer todolo que quisiéramos si tuviéramos eldinero para pagar los preciosprohibitivos que piden. El verdulero lecompra las patatas a la «Wehrmacht» ylas trae en sacos al antiguo despacho depapá. Sabe que estamos escondidos, ypor eso siempre se las arregla para

venir al mediodía, cuando los delalmacén se van a sus casas a comer.

Cada vez que respiramos, nosvienen estornudos o nos da la tos, detanta pimienta que estamos moliendo.Todos los que suben a visitarnos, nossaludan con un «iachís!». La señoraafirma que no baja porque seenfermeraría si sigue aspirando tantapimienta.

No me gusta mucho el negocio depapá; no vende más que gelatinizantes ypimienta. ¡Un comerciante en productosalimenticios debería vender por lomenos alguna golosina!

Esta mañana ha vuelto a caer sobremí una tormenta de palabras. Hubo rayosy centellas de tal calibre que todavía me

zumban los oídos. Que esto y queaquello, que «Ana mal» y que «VanDaan bien», que patatín y que patatán.

Tu Ana

Miércoles, 10 de marzo de1943

Querida Kitty:Anoche se produjo un

cortocircuito. Además, hubo tiros agranel. Todavía no le he perdido elmiedo a todo lo que sea metrallas oaviones y casi todas las noches merefugio en la cama de papá para que meconsuele. Te parecerá muy infantil, pero¡si supieras lo horrible que es! Nopuedes oír ni tus propias palabras, detanto que truenan los cañones. La Sra.Beaverbrook, la fatalista, casi se echó allorar y dijo con un hilito de voz:

-iAy, por Dios, qué desagradable!¡Ay, qué disparos tan fuertes!

Lo que viene a significar: ¡Estoymuerta de miedo!

A la luz de una vela no parecía tanterrible como cuando todo estabaoscuro. Yo temblaba como una hoja y lepedí a papá que volviera a encender lavela. Pero él fue implacable y no laencendió. De repente empezaron adisparar las ametralladoras, que sondiez veces peor que los cañones. Mamáse levantó de la cama de un salto y, congran disgusto de Pim, encendió la vela.Cuando Pim protestó, mamá 1e contestóresueltamente:

-¡Ana no es soldado viejo!Y sanseacabó.¿Te he contado sobre los demás

miedos de la señora? Creo que no. Paraque estés al tanto de todas las aventurasy desventuras de la Casa de atrás, debocontarte lo siguiente. Una noche, laseñora creyó que había ladrones en eldesván. De verdad oyó pasos fuertes,según ella, y sintió tanto miedo quedespertó a su marido.

Justo en ese momento, los ladronesdesaparecieron y el único ruido que oyóel señor fue el latido del corazóntemeroso de la fatalista.

-¡Ay, Putti (el apodo cariñoso delseñor), seguro que se han llevado laslonganizas y todas nuestras legumbres!¡Y Peter! ¡Oh!, ¿estará todavía en sucama?

-A Peter difícilmente se lo habrán

llevado, no temas. Y ahora, déjamedormir.

Pero fue imposible. La señora teníatanto miedo que ya no se pudo dormir.

Algunas noches más tarde, toda lafamilia del piso de arriba se despertó acausa de un ruido fantasmal. Peter subióal desván con una linterana y itrrrr!, viocómo un ejército de ratas se daba a lafuga.

Cuando nos enteramos de quiéneseran los ladrones, dejamos que Mouschidurmiera en el desván, y los huéspedesinoportunos ya no regresaron. Al menos,no por las noches.

Hace algunos días, Peter subió a labuhardilla a buscar unos periódicos

viejos. Eran las siete y media de la tardey aún había luz. Para poder bajar por laescalera, tenía que agarrarse de latrampilla. Apoyó la mano sin mirar y...¡casi se cae del susto! Sin saberlo habíaapoyado la mano en una enorme rata,que le dio un gran mordisco en el brazo.La sangre se le pasaba por la tela delpijama cuando llegó tambaleándose ymás blanco que el papel dondeestábamos nosotros. No era para menos:acariciar una rata no debe ser nadaagradable, y recibir una mordeduraencima, menos aún.

Tu Ana

Viernes, 12 de marzo de1943

Querida Kitty:Permíteme que te presente: Mamá

Frank, defensora de los niños. Másmantequilla para los jóvenes, losproblemas de la juventud moderna: entodo sale a la defensa de los jóvenes y,tras una buena dosis de disputas, casisiempre se sale con la suya.

Una lata de lenguado en conservase ha echado a perder. Comida de galapara Mouschi y Mofe11

Mofe aún es un desconocido parati. Sin embargo, ya pertenecía al edificioantes de que nos instaláramos aquí. Es elgato del almacén y de la oficina, que

ahuyenta a las ratas en los depósitos demercancías. Su nombre político es fácilde explicar. Durante una época, la firmaGies & Cía. tenía dos gatos, uno para elalmacén y otro para el desván. A vecessucedía que los dos se encontraban, loque acababa en grandes peleas. El queatacaba era generalmente el almacenero,aunque luego fuera el desvanero el queganara. Igual que en la política. Por eso,el gato del almacén pasó a ser el alemáno Mofe, y el del desván, el inglés oTommie12 . Tommie ya no está, peroMofe hace las delicias de todos nosotroscuando bajamos al piso de abajo.

Hemos comido tantas habas yjudías pintas que ya no las puedo ni ver.

Con sólo pensar en ellas se me revuelveel estómago.

Hemos tenido que suprimir elsuministro de pan por las noches.

Papá acaba de anunciar que está demal humor. Otra vez tiene los ojos tantristes, pobre ángel.

Estoy completamente enganchadacon el libro El golpe en la puerta, de InaBoudier-Bakker. La parte que describela historia de la familia está muy bien,pero las partes sobre la guerra, losescritores y la emancipación de la mujerson menos buenas, y en realidadtampoco me interesan demasiado.

Bombardeos terribles en Alemania.El señor Van Daan está de mal humor.El motivo: la escasez de tabaco.

La discusión sobre si debemosabrir o no las latas de conservas paracomerlas la hemos ganado nosotros.

Ya no me entra ningún zapato,salvo los de esquiar, que son pocoprácticos para andar dentro de la casa.Un par de sandalias de esparto de 6,5oflorines sólo pude usarlas durante unasemana, luego ya no me sirvieron. QuizáMiep consiga algo en el mercado negro.

Todavía tengo que cortarle el peloa papá. Pim dice que lo hago tan bienque cuando termine la guerra nunca másirá a un peluquero. ¡Ojalá no le cortaratantas veces en la oreja!

Tu Ana

Jueves, 18 de marzo de 1943Querida Kitty:Turquía ha entrado en guerra. Gran

agitación. Esperamos con gran ansiedadlas noticias de la radio.

Viernes, 19 de marzo de1943

Querida Kitty:La alegría dio paso a la decepción

en menos de una hora. Turquía aún no haentrado en guerra; el ministro de allísólo mencionó la supresión inminente dela neutralidad. Un vendedor deperiódicos de la plaza del Damexclamaba: «¿Turquía del lado deInglaterra!» La gente le arrebataba losejemplares de las manos. Así fue cómola grata noticia llegó también a nuestracasa.

Los billetes de mil florines serándeclarados sin valor, lo que supondrá ungran chasco para los estraperlistas y

similares, pero aún más para los quetienen dinero negro y para losescondidos. Los que quieran cambiar unbillete de mil florines, tendrán queexplicar y demostrar cómo loconsiguieron exactamente. Para pagarlos impuestos todavía se pueden utilizar,pero la semana que viene eso habráacabado. Y para esa misma fecha,también los billetes de quinientosflorines habrán perdido su validez. Gies& Cía. aún tenía algunos billetes de milen dinero negro, pero los han usado parapagar un montón de impuestos poradelantado, con lo que ha pasado a serdinero limpio.

A Dussel le han traído un pequeñotaladro a pedal. Supongo que en poco

tiempo más me tocará hacerme unarevisión a fondo.

Hablando de Dussel, no acata paranada las reglas del escondite. No sólo leescribe cartas a la mujer, sino quetambién mantiene una asiduacorrespondencia con varias otraspersonas. Las cartas se las da a Margot,la profe de holandés de la Casa de atrás,para que se las corrida. Papá le haprohibido terminantemente a Dussel quesiga con sus cartas. La tarea de corregirde Margot ha terminado, pero supongoque Dussel no estará mucho tiempo sinescribir.

El «Führer de todos los alemanes»ha hablado con los soldados heridos.

Daba pena oírlo. El juego de preguntas yrespuestas era más o menos el siguiente:

-Me llamo Heinrich Scheppel.-¿Lugar donde fue herido?-Cerca de Stalingrado.-¿Tipo de heridas?-Pérdida de los dos pies por

congelamiento y rotura de la articulacióndel brazo izquierdo.

Exactamente así nos transmitía laradio este horrible teatro de marionetas.Los heridos parecían estar orgullosos desus heridas. Cuantas más tenían, mejor.Uno estaba tan emocionado de poderestrecharle la mano al Führer (si es queaún la tenía), que casi no podíapronunciar palabra.

Se me ha caído la pastilla de jabón

de Dussel, y como luego la pisé, se le haquedado en la mitad. Ya le he pedido apapá una indemnización por adelantado,sobre todo porque a Dussel no le danmás que una pastilla de jabón al mes.

Tu Ana

Jueves, 25 de marzo de 1943Querida Kitty:Mamá, papá, Margot y yo

estábamos sentados placenteramente enla habitación, cuando de repente entróPeter y le dijo algo al oído a papá. Oíalgo así como «un barril volcado en elalmacén» y «alguien forcejeando lapuerta».

También Margot había entendidoeso, pero trató de tranquilizarme unpoco, porque ya me había puesto másblanca que el papel y estaba muynerviosa, naturalmente. Las tres nosquedamos esperando a ver qué pasaba,mientras papá bajó con Peter. No habíanpasado dos minutos cuando la señora

Van Daan, que había estado escuchandola radio abajo, subió para decir que Pimle había pedido que apagara la radio yque se fuera para arriba sin hacer ruido.Pero como suele pasar cuando uno noquiere hacer ruido: los escalones de unavieja escalera crujen más que nunca. Alos cinco minutos volvieron Peter y Pimblancos hasta la punta de las narices, ynos contaron sus vicisitudes.

Se habían apostado a esperar al piede la escalera, pero sin resultado. Perode repente escucharon dos fuertesgolpes, como si dentro de la casa sehubieran cerrado con violencia dospuertas. Pim había subido de un salto,pero Peter había ido antes a avisar aDussel, que haciendo muchos

aspavientos y estruendo llegó tambiénpor fin arriba. Luego todos subimos encalcetines al piso de los Van Daan. Elseñor estaba muy acatarrado y ya sehabía acostado, de modo que nosreunimos alrededor de su lecho y lesusurramos nuestras sospechas. Cadavez que se ponía a toser fuerte, a sumujer y a mí nos daba un sustotremendo. Esto sucedió unas cuantasveces, hasta que a alguien se le ocurriódarle codeína. La tos se le pasó enseguida.

Esperamos y esperamos, pero no seoyó nada más. Entonces en realidadtodos supusimos que los ladrones, al oírpasos en la casa que por lo demás

estaba tan silenciosa, se habríanlargado. Pero el problema era que laradio de abajo aún estaba sintonizada enla emisora inglesa, con las sillas enhilera a su alrededor. Si alguien forzabala puerta y los de la defensa antiaérea seenteraban y avisaban a la Policía, lasconsecuencias podrían ser muydesagradables para nosotros. El señorVan Daan se levantó, se puso lospantalones y la chaqueta, se caló elsombrero y siguió a papá escalerasabajo, cautelosamente, con Peter detrás,que para mayor seguridad iba armadocon un gran martillo. Las mujeres(incluidas Margot y yo) nos quedamosarriba esperando con gran ansiedad,hasta que a los cinco minutos los

hombres volvieron diciendo que en todala casa reinaba la calma. Convinimos enque no dejaríamos correr el agua nitiraríamos de la cadena, pero como elrevuelo nos había trastocado elestómago, te podrás imaginar el aromaque había en el retrete cuando fuimosuno tras otro a depositar nuestrasnecesidades.

Cuando pasa algo así, siempre hayvarias cosas que coinciden. Lo mismoque ahora: en primer lugar, lascampanas de la iglesia no tocaban, loque normalmente siempre metranquiliza. En segundo lugar, el señorVoskuijl se había retirado la tardeanterior un rato antes de lo habitual, sin

que nosotros supiéramos a ciencia ciertasi Bep se había hecho con la llave atiempo o si había olvidado cerrar conllave.

Pero no importaban los detalles. Locierto es que aún era de noche y nosabíamos a qué atenernos, aunque porotro lado ya estábamos algo mástranquilos, ya que desde las ocho menoscuarto, aproximadamente, hora en que elladrón había entrado en la casa, hastalas diez y media no oímos más ruidos.Pensándolo bien, nos pareció bastantepoco probable que un ladrón hubieraforzado una puerta a una hora tantemprana, cuando todavía podía habergente andando por la calle. Además, auno de nosotros se le ocurrió que era

posible que el jefe de almacén denuestros vecinos, la compañía Keg, aúnestuviera trabajando, porque con tantaagitación y dadas nuestras paredes tanfinitas, uno puede equivocarsefácilmente en los ruidos, y en momentostan angustiantes también la imaginaciónsuele jugar un papel importante.

Por lo tanto nos acostamos, peroninguno podía conciliar el sueño. Tantopapá como mamá, y también el señorDussel estuvieron mucho ratodespiertos, y exagerando un poco puedoasegurarte que tampoco yo pude pegarojo. Esta mañana los hombres bajaronhasta la puerta de entrada, controlaron siaún estaba cerrada y vieron que no había

ningún peligro.Los acontecimientos por demás

desagradables les fueron relatados,naturalmente, con pelos y señales atodos los de la oficina, ya que pasado eltrance es fácil reírse de esas cosas, ysólo Bep se tomó el relato en serio.

Tu Ana P. D. El retrete estaba esta mañana

atascado, y papá ha tenido que sacar dela taza con un palo todas las recetas defresas (nuestro actual papel higiénico)junto con unos cuantos kilos de caca. Elpalo luego lo quemamos.

Sábado, 27 de marzo de 1943Querida Kitty:El curso de taquigrafía ha

terminado. Ahora empezamos apracticar la velocidad. ¡Seremos unashachas! Te voy a contar algo más sobrenuestras «asignaturas matarratos», quellamamos así porque las estudiamospara que los días transcurran lo másrápido posible, y de ese modo hacer queel fin de nuestra vida de escondidosllegue pronto. Me encanta la mitología,sobre todo los dioses griegos y romanos.Aquí piensan que son afi-

ciones pasajeras, ya que nunca hansabido de ninguna jovencita coninclinaciones deístas. ¡Pues bien,

entonces seré yo la primera!El señor Van Daan está acatarrado,

o mejor dicho: le pica un poco lagarganta. A causa de eso se hace elinteresante: hace gárgaras conmanzanilla, se unta el paladar con tinturade mirra, se pone bálsamo mentolado enel pecho, la nariz, los dientes y la lenguay aun así está de mal humor.

Rauter, un pez gordo alemán, hadicho en un discurso que para el i dejulio todos los judíos deberán haberabandonado los países germanos. Del ide abril al i de mayo se hará una purgaen la provincia de Utrecht (como si decucarachas se tratara), y del i de mayo ali de junio en las provincias de HolandaSeptentrional y Holanda Meridional.

Como si fueran ganado enfermo yabandonado, se llevan a esa pobre gentea sus inmundos mataderos. Pero serámejor no hablar de ello, que de sólopensarlo me entran pesadillas.

Una buena nueva es que ha habidoun incendio en la sección alemana de laBolsa de trabajo, por sabotaje. Unosdías más tarde le tocó el turno alRegistro civil. Unos hombres enuniformes de la Policía alemanaamordazaron a los guardias e hicierondesaparecer un montón de papelesimportantes.

Tu Ana

Jueves, 2 de abril de 1943Querida Kitty:No te creas que estoy para bromas

(fíjate en la fecha13 ) contrario, hoy másbien podría citar aquel refrán que dice:«Las desgracias nunca vienen solas.»

En primer lugar, el señor Kleiman,que siempre nos alegra la vida, sufrióayer una gran hemorragia estomacal ytendrá que guardar cama por lo menosdurante tres semanas. Has de saber queestas hemorragias le vienen a menudo, yque al parecer no tienen remedio. Ensegundo lugar, Bep está con gripe. Entercer lugar, al señor Voskuijl lointernan en el hospital la semana queviene. Según parece, tiene una úlcera y

lo tienen que operar. Y en cuarto lugariban a venir los directores de la fábricaPomosin, de Francfort, para negociar lasnuevas entregas de mercancías deOpekta. Todos los puntos de lasnegociaciones los había conversadopapá con Kleiman, y no había suficientetiempo para informar bien de todo aKugler.

Vendrían los señores de Francfort ypapá temblaba pensando en losresultados de la reunión.

-¡Ojalá pudiera estar yo presente,ojalá pudiera estar yo allí abajo! -decía.

-Pues échate en el suelo con el oídopegado al linóleo. Los señores sereunirán en tu antiguo despacho, demodo que podrás oírlo todo.

A papá se le iluminó la cara, y ayera las diez y media de la mañana, Margoty Pim (dos oyen más que uno) tomaronsus posiciones en el suelo. A mediodíala reunión no había terminado, peropapá no estaba en condiciones decontinuar con su campaña de escuchaspor la tarde. Estaba molido por laposición poco acostumbrada eincómoda. A las dos y media de la tarde,cuando oímos voces en el pasillo, yoocupé su lugar. Margot me hizocompañía. La conversación era en-partetan aburrida y tediosa que de repente mequedé dormida en el suelo frío y duro delinóleo. Margot no se atrevía a tocarmepor miedo a que nos oyeran abajo, y

menos aún podía llamarme. Dormí unabuena media hora, me desperté medioasustada y había olvidado todo loreferente a la importante conversación.Menos mal que Margot había prestadomás atención.

Tu Ana

Viernes, 3 de abril de 1943Querida Kitty:Nuevamente se ha ampliado mi

extensa lista de pecados. Anoche estabaacostada en la cama esperando queviniera papá a rezar conmigo y darmelas buenas noches, cuando entró mamá y,sentándose humildemente en el borde dela cama, me preguntó:

-Ana, papá todavía no viene,¿quieres que rece yo contigo?

-No, Mansa14 -contesté. Mamá se levantó, se quedó de pie

junto a la cama y luego se dirigiólentamente a la puerta. De repente sevolvió, y con un gesto de amargura en lacara me dijo:

-No quiero enfadarme contigo. Elamor 4o se puede forzar.

Salió de la habitación con lágrimasen las mejillas.

Me quedé quieta en la cama y enseguida me pareció mal de mi partehaberla rechazado de esa manera tanpida, pero al mismo tiempo sabía que nohabría podido contestarlo de otro modo.No puedo fingir y rezar con ella encontra de mi voluntad. Sencillamente nopuedo. Sentí compasión por ella, unagran compasión, porque por primera vezen mi vida me di cuenta de que miactitud fría no le es indiferente. Pudeleer tristeza en su cara, cuando decíaque el amor no se puede forzar. Es duro

decirla verdad, y sin embargo es verdadcuando digo que es ella la que me harechazado, ella la que me ha hechoinsensible a cualquier amor de su parte,con sus comentarios tan faltos de tacto ysus bromas burdas sobre cosas que yodifícilmente podía encontrar graciosas.De la misma manera que siento que meenojo cuando me suelta sus duraspalabras, se encogió su corazón cuando-le dio cuenta de que nuestro amorrealmente había desaparecido.

Lloró casi toda la noche y toda lanoche durmió mal. Papá ni me mira, ycuando lo hace sólo un momento, leo ensus ojos las siguientes palabras: «¡Cómopuedes ser así, cómo te atreves acausarle tanta pena a tu madre!»

Todos se esperan que le pidaperdón, pero se trata de un asunto en elque no puedo pedir perdón,sencillamente porque lo que he dicho escierto y es algo que mamá tarde otemprano tenía que saber. Parezcoindiferente a las lágrimas de mamá y alas miradas de papá, y lo soy, porque esla primera vez que sienten algo de loque yo me doy cuenta continuamente.Mamá sólo me inspira compasión. Ellamisma tendrá que buscar cómorecomponerse. Yo, por mi parte, seguirécon mi actitud fría y silenciosa, ytampoco en el futuro le tendré miedo a laverdad, puesto que cuanto más se lapospone, tanto más difícil es enfrentarla.

Tu Ana

Martes, 27 de abril de 1943Querida Kitty:La casa entera retumba por las

disputas. Mamá y yo, Van Daan y papá,mamá y la señora, todos están enojadoscon todos. Bonito panorama, ¿verdad?Como de costumbre, sacaron a relucirtoda la lista de pecados de Ana.

El sábado pasado volvieron apasar los señores extranjeros. Sequedaron hasta las seis de la tarde.Estábamos todos arriba inmóviles, sinapenas respirar. Cuando no hay nadietrabajando en todo el edificio ni en losaledaños, en el despacho se oyecualquier ruidito. De nuevo me ha dadola fiebre sedentaria: no es nada fácil

tener que estar sentada tanto tiempo sinmoverme y en el más absoluto silencio.

El señor Voskuijl ya está en elhospital, y el señor Kleiman ha vuelto ala oficina, ya que la hemorragiaestomacal se le ha pasado antes queotras veces. Nos ha contado que elRegistro civil ha sido dañado de formaadicional por los bomberos, que en vezde limitarse a apagar el incendio,inundaron todo de agua. ¡Me gusta!

El Hotel Cariton ha quedadodestruido. Dos aviones ingleses quellevaban un gran cargamento de bombasincendiarias cayeron justo sobre elCentro de oficiales alemán. Toda laesquina del Singel y la calle Vijzelstraatse ha quemado. Los ataques aéreos a las

ciudades alemanas son cada día másintensos. Por las noches ya nodormimos; tengo unas ojeras terriblespor falta de sueño.

La comida que comemos es unacalamidad. Para el desayuno, pan secocon sucedáneo de café. El almuerzo yahace quince días que consiste enespinacas o lechuga. Patatas de veintecentímetros de largo, dulces y con sabora podrido. ¡Quien quiera adelgazar, quepase una temporada en la Casa de atrás!Los del piso de arriba viven quejándose,pero a nosotros no nos parece tantrágico.

Todos los hombres que pelearoncontra los alemanes o que estuvieron

movilizados en 1940, se han tenido quepresentar en los campos de prisionerosde guerra para trabajar para el Führer.¡Seguro que es una medida preventivapara cuando sea la invasión!

Tu Ana

Sábado, 1º de mayo de 1943Querida Kitty:Fue el cumpleaños de Dussel.

Antes de que llegara el día se hizo eldesinteresado, pero cuando vino Miepcon una gran bolsa de la compra llena deregalos, se puso como un niño decontento. Su mujer Lotje le ha enviadohuevos, mantequilla, galletas, limonada,pan, coñac, pastel de especias, flores,naranjas, chocolate, libros y papel decartas. Instaló una mesa de regalos decumpleaños, que estuvieron expuestosnada menos que tres días. ¡Viejo loco!

No vayas a pensar que pasahambre; en su armario hemos encontradopan, queso, mermelada y huevos. Es un

verdadero escándalo que tras acogerlocon tanto cariño para salvarlo de unadesgracia segura, se llene el estómago aescondidas sin darnos nada a nosotros.¿Acaso nosotros no hemos compartidotodo con él? Pero peor aún nos pareciólo miserable que es con Kleiman,Voskuijl y Bep, a quienes tampoco hadado nada. Las naranjas que tanta faltale hacen a Kleiman para su estómagoenfermo, Dussel las considera más sanaspara su propio estómago.

Anoche recogí cuatro veces todasmis pertenencias, a causa de los fuertesdisparos. Hoy he hecho una pequeñamaleta, en la que he puesto mis cosas deprimera necesidad en caso de huida.Pero mamá, con toda la razón, me ha

preguntado: «¿Adónde piensas huir?»Toda Holanda ha sido castigada

por la huelga de tantos trabajadores.Han declarado el estado de sitio y atodos les van a dar un cupón demantequilla menos. ¡Eso les pasa porportarse mal!

Al final de la tarde le lavé lacabeza a mamá, lo que en estos tiemposno resulta nada fácil. Como no tenemoschampú, debemos arreglarnos con unjabón verde todo pegajoso, y en segundolugar Mansa no puede peinarse bien,porque al peine de la familia sólo lequedan diez dientes.

Tu Ana

Domingo, 2 de mayo de 1943Querida Kitty:A veces me pongo a reflexionar

sobre la vida que llevamos aquí, yentonces por lo general llego a laconclusión de que, en comparación conotros judíos que no están escondidos,vivimos como en un paraíso. De todosmodos, algún día, cuando todo hayavuelto a la normalidad, me extrañaré decómo nosotros, que en casa éramos tanpulcros y ordenados, hayamos venidotan a menos, por así decirlo. Venido amenos por lo que se refiere a nuestromodo de vida. Desde que llegamos aquí,por ejemplo, tenemos la mesa cubiertacon un hule que, como lo usamos tanto,

por lo general no está demasiado limpio.A veces trato de adecentarlo un poco,pero con un trapo que es puro agujero yque ya es de mucho antes de que nosinstaláramos aquí; por mucho que frote,no consigo quitarle toda la suciedad.Los Van Daan llevan todo el inviernodurmiendo sobre una franela que aquí nopodemos lavar por el racionamiento deljabón en polvo, que además es depésima calidad. Papá lleva unospantalones deshilachados y tiene lacorbata toda desgastada. El corsé demamá hoy se ha roto de puro viejo, y yano se puede arreglar, mientras queMargot anda con un sostén que es dostallas más pequeño del que necesitaría.Mamá y Margot han compartido tres

camisetas durante todo el invierno, y lasmías son tan pequeñas que ya no mellegan ni al ombligo. Ya sé que sontodas cosas de poca importancia, pero aveces me asusta pensar: si ahora usamoscosas gastadas, desde mis bragas hastala brocha de afeitar de papá, ¿cómotendremos que hacer para volver apertenecer a nuestra clase social deantes de la guerra?

Tu Ana

Domingo, 2 de mayo de 1943Apreciaciones sobre la guerra de

los moradores de la Casa de atrás.El señor Van Daan: En opinión de

todos, este honorable caballero entiendemucho de política. Sin embargo, nospredice que tendremos que permaneceraquí hasta finales del 43. Aunque meparece mucho tiempo, creo queaguantaremos. ¿Pero quién nos garantizaque esta guerra, que no nos ha traídomás que penas y dolores, habrá acabadopara esa fecha? ¿Y quién nos puedeasegurar que a nosotros y a nuestroscómplices del escondite no nos habrápasado nada? ¡Absolutamente nadie! Ypor eso vivimos tan angustiados día a

día. Angustiados tanto por la espera y laesperanza, como por el miedo cuando seoyen ruidos dentro o fuera de la casa,cuando suenan los terribles disparos ocuando publican en los periódicosnuevos «comunicados», porque tambiénes posible que en cualquier momentoalgunos de nuestros cómplices tenganque esconderse aquí ellos mismos. Lapalabra escondite se ha convertido en untérmino muy corriente. ¡Cuánta gente nohabrá refugiada en un escondite! Enproporción no serán tantos,naturalmente, pero seguro que cuandotermine la guerra nos asombraremoscuando sepamos cuánta gente buena enHolanda ha á dado cobijo en su casa ajudíos y también a cristianos que debían

huir, con o sin dinero. Y también esincreíble la cantidad de gente de la quedicen que tiene un carnet de identidadfalsificado.

La señora Van Daan: Cuando estabella dama (en palabras de ella misma)se enteró de que ya no era tan difícilcomo antes conseguir un carnet deidentidad falsificado, inmediatamentepropuso que nos mandáramos hacer unocada uno. Como si fueran gratis, o comosi a papá y al señor Van Daan el dineroles lloviera del cielo. Cuando la señoraVan Daan profiere las tonterías másincreíbles, Putti a menudo pega un saltode exasperación. Pero es lógico, porqueun día Kerli15 , dice: «Cuando todo esto

acabe, haré que me bauticen», y al otrodía afirma: ¡Siempre he querido ir aJerusalén, porque sólo me siento en micasa cuando estoy rodeada de judíos!»

Pim es un gran optimista, pero esque siempre encuentra motivo paraserlo.

El señor Dussel no hace más queinventar todo lo que dice, y cuandoalguien osa contradecir a su excelencia,luego las tiene que pagar. En casa delseñor Alfred Dussel supongo que lanorma es que él siempre tiene la últimapalabra, pero a Ana Frank eso no le vapara nada.

Lo que piensan sobre la guerra losdemás integrantes de la Casa de atrás notiene ningún interés. Sólo las cuatro

personas mencionadas pintan algo enmateria de política; en verdad tan sólodos, pero doña Van Daan y Dusselconsideran que sus opiniones tambiéncuentan.

Tu Ana

Martes, 28 de mayo de 1943Querida Kitty:He sido testigo de un feroz combate

aéreo entre aviadores ingleses yalemanes. Algunos aliados han tenidoque saltar de sus aviones en llamas,lamentablemente. El lechero, que viveen Halfweg, ha visto a cuatrocanadienses sentados a la vera delcamino, uno de los cuales hablabaholandés fluido. Este le pidió fuego allechero para encender un cigarrillo y lecontó que la tripulación del avión estabacompuesta por seis personas. El pilotose había quemado y el quinto hombreestaba escondido en alguna parte. A losotros cuatro, que estaban vivitos y

coleando, se los llevó la «policíaverde16 alemana». ¡Qué increilAe quedespués de un salto tan impresionante enparacaídas todavía tuvieran tantapresencia de ánimo!

Aunque ya va haciendo calor,tenemos que encender la lumbre un díasí y otro no para quemar los desechos yla basura. No podemos usar los cubos,porque eso despertaría las sospechasdel mozo de almacén. La menorimprudencia nos delataría.

Todos los estudiantes tienen quefirmar una lista del Gobierno,declarando que «simpatizan con. todoslos alemanes y con el nuevo ordenpolítico». El ochenta por ciento se ha

negado a traicionar su conciencia y arenegar de sus convicciones, pero lasconsecuencias no tardaron en hacersesentir. A los estudiantes que no firmaronlos envían a campos de trabajo enAlemania. ¿Qué quedará de la juventudholandesa si todos tienen que trabajartan duramente en Alemania?

Anoche mamá cerró la ventana acausa de los fuertes estallidos. Yoestaba en la cama de Pim. De repente,oímos cómo en el piso de arriba laseñora saltó de la cama, como mordidapor Mouschi, a lo que inmediatamentesiguió otro golpe. Sonó como si hubieracaído una bomba incendiaria junto a micama. Grité:

-¡La luz, la luz!

Pim encendió la luz. No meesperaba otra cosa sino que en pocosminutos estuviera la habitación enllamas. No pasó nada. Todos nosprecipitamos por la escalera al piso dearriba para ver lo que pasaba. Los VanDaan habían visto por la ventana abiertaun resplandor de color rosa. El señorcreía que había fuego por aquí cerca, yla señora pensaba que la que se habíaprendido fuego era nuestra casa. Cuandose oyó el golpe, la señora estabatemblando de pie. Dussel se quedóarriba fumando un cigarrillo, mientrasnosotros volvíamos a nuestras camas.Cuando aún no habían pasado quinceminutos, volvimos a oír tiros. La señora

se levantó en seguida y bajó la escaleraa la habitación de Dussel, para buscarjunto a él la tranquilidad que no le eradada junto a su cónyuge. Dussel larecibió pronunciando las palabras«Acuéstate aquí conmigo, hija mía», loque hizo que nos desternilláramos derisa. El tronar de los cañones ya no nospreocupaba: nuestro temor habíadesaparecido.

Tu Ana

Domingo, 13 de junio de1943

Querida Kitty:El poema de cumpleaños que me ha

hecho papá es tan bonito que no quisieradejar de enseñártelo.

Como papá escribe en alemán,Margot ha tenido que ponerse a traducir.Juzga por ti misma lo bien que hacumplido su tarea de voluntaria. Tras elhabitual resumen de los acontecimientosdel año, pone lo siguiente:

Siendo la más pequeña, aunque yano una niña, no lo tienes fácil; todosquieren ser un poco tu maestro, y no tecausa placer. «¡Tenemos experiencia!»«¡Sé lo que te digo!» «Para nosotros no

es la primera vez, sabemos muy bien loque hay que hacer.» Sí, sí, es siempre lamisma historia y todos tienen muy malamemoria. Nadie se fija en sus propiosdefectos, sólo miran los errores ajenos;a todos les resulta muy fácil regañar y lohacen a menudo sin pestañear. A tuspadres nos resulta difícil ser justos,tratando de que no haya mayoresdisgustos; regañar a tus mayores es algoque está mal por mucho que te molestela gente de edad, como una píldora hasde tragar sus regañinas para que hayapaz. Los meses aquí no pasan en vanoaprovéchalos bien con tu estudio sano,que estudiando y leyendo libros porcientos se ahuyenta el tedio y elaburrimiento. La pregunta más difícil es

sin duda: «¿Qué me pongo? No tengo niuna muda, todo me va chico, pantalonesno tengo, mi camisa es un taparrabo,pero es lo de menos. Luego están loszapatos: no puedo ya decir los doloresinmensos que me hacen sufrir.» Cuandocreces 10 cm no hay nada que hacer: yano tienes ni un trapo que te puedasponer.

Margot no logró traducir con rima

la parte referida al tema de la comida,así que esa parte no la he copiado. Peroel resto es muy bonito, ¿verdad?

Por lo demás me han malcriadomucho con los hermosos regalos que mehan dado; entre otras cosas, un libro muy

gordo sobre mitología griega y romana,mi tema favorito. Tampoco puedoquejarme de las golosinas, ya que todosme han dado algo de sus respectivasúltimas provisiones. Como benjamina dela familia de escondidos me han mimadoverdaderamente mucho más de lo quemerezco.

Tu Ana

Martes, 15 de junio de 1943Querida Kitty:Han pasado cantidad de cosas,

pero muchas veces pienso que todas mischarlas poco interesantes te resultaránmuy aburridas y que te alegrarás de norecibir tantas cartas. Por eso, será mejorque te resuma brevemente las noticias.

Al señor Voskuijl no lo hanoperado del estómago. Cuando lo teníantumbado en la mesa de operaciones conel estómago abierto, los médicos vieronque tenía un cáncer mortal en un estadotan avanzado, que ya no había nada queoperar. Entonces le cerraron nuevamenteel estómago, le hicieron guardar camadurante tres semanas y comer bien, y

luego lo mandaron a su casa. Perocometieron la estupidez imperdonablede decirle exactamente en qué estado seencuentra. Ya no está en condiciones detrabajar, está en casa rodeado de susocho hijos y cavila sobre la muerte quese avecina. Me da muchísima lástima, ytambién me da mucha rabia no podersalir a la calle, porque si no iría muchasveces a visitarlo para distraerlo. Paranosotros es una calamidad que el buenode Voskuijl ya no esté en el almacénpara informarnos sobre todo lo que pasaallí o todo lo que oye. Era nuestra mayorayuda y apoyo en materia de seguridad,y lo echamos mucho de menos.

El mes que viene nos toca anosotros entregar la radio. Kleiman tiene

en su casa una radio miniaturaclandestina, que nos dará parareemplazar nuestra Philips grande. Esuna verdadera lástima que haya queentregar ese mueble tan bonito, pero unacasa en la que hay escondidos no debe,bajo ningún concepto, despertar lassospechas de las autoridades. La radiopequeñita nos la llevaremos arriba,naturalmente. Entre judíos clandestinos ydinero negro, qué mas da una radioclandestina.

Todo el mundo trata de conseguiruna radio vieja para entregar en lugar desu «fuente de ánimo». De veras es ciertoque a medida que las noticias de fueravan siendo peores, la radio con su voz

maravillosa nos ayuda a que noperdamos las esperanzas y digamos cadavez. «¡Adelante, ánimo, ya vendrántiempos mejores!»

Tu Ana

Domingo, 11 de julio de1943

Querida Kitty:Volviendo por enésima vez al tema

de la educación, te diré que hago unosesfuerzos tremendos para sercooperativa, simpática y buena y parahacer todo de tal manera que el torrentede comentarios se reduzca a una levellovizna. Es endiabladamente difíciltener un comportamiento tan ejemplarante personas que no soportas, sobretodo al ser tan fingido. Pero veo querealmente se llega más lejos con un pocode hipocresía que manteniendo mi viejacostumbre de decirle a cada uno sinvueltas lo que pienso (aunque nunca

nadie me pida mi opinión ni le déimportancia). Por supuesto que amenudo me salgo de mi papel y nopuedo contener la ira ante una injusticia,y durante cuatro semanas no hacen másque hablar de la chica más insolente delmundo. ¿No te parece que a vecesdeberías compadecerme? Menos malque no soy tan refunfuñona, porqueterminaría agriándome y perdería mibuen sentido del humor. Por lo generalme tomo las regañinas con humor, perome sale mejor cuando es otra persona ala que ponen como un trapo, y no cuandoesa persona soy yo misma.

Por lo demás, he decididoabandonar un poco la taquigrafía,aunque me lo he tenido que pensar

bastante. En primer lugar quisieradedicar más tiempo a mis otrasasignaturas, y en segundo lugar a causade la vista, que es lo que más me tienepreocupada. Me he vuelto bastantemiope y hace tiempo que necesito gafas.(¡Huy, qué cara de lechuza tendré!) Peroya sabes que a los escondidos no lesestá permitido (etc.).

Ayer en toda la casa no se hablómás que de la vista de Ana, porquemamá sugirió que la señora Kleiman mellevara al oculista. La noticia me hizoestremecer, porque no era ningunatontería. ¡Salir a la calle! ¡A la calle,figúrate! Cuesta imaginárselo. Alprincipio me dio muchísimo miedo, pero

luego me puse contenta. Sin embargo, lacosa no era tan fácil, porque no todoslos que tienen que tomar la decisión seponían de acuerdo tan fácilmente. Todoslos riesgos y dificultades debían ponerseen el platillo de la balanza, aunque Miepquería llevarme inmediatamente. Loprimero que hice fue sacar del ropero miabrigo gris, que me quedaba tan pequeñoque parecía el abrigo de mi hermanamenor. Se le salía el dobladillo y,además, ya no podía abotonármelo.Realmente tengo gran curiosidad porsaber lo que pasará, pero no creo que elplan se lleve a cabo, porque mientrastanto los ingleses han desembarcado enSicilia y papá tiene la mira puesta en un«desenlace inminente».

Bep nos da mucho trabajo deoficina a Margot y a mí. A las dos nosda la sensación de estar haciendo algomuy importante, y para Bep es una granayuda. Archivar la correspondencia yhacer los asientos en el libro de ventases algo que puede hacer todo el mundo,pero nosotras lo hacemos con granminuciosidad.

Miep parece un verdadero burro decarga, siempre llevando y trayendocosas. Casi todos los días encuentraverdura en alguna parte y la trae en subicicleta, en grandes bolsas colgadasdel manillar. También nos trae todos lossábados cinco libros de la biblioteca.Siempre esperamos con gran ansiedad

que llegue el sábado, porque entoncesnos traen los libros. Como cuando lestraen regalitos a los niños. Es que lagente corriente no sabe lo que significaun libro para un escondido. La lectura,el estudio y las audiciones de radio sonnuestra única distracción.

Tu Ana

Martes, 13 de julio de 1943El mejor escritorio.Ayer por la tarde le pregunté a

Dussel, con permiso de papá (y deforma bastante educada, me parece), sipor favor estaría de acuerdo en que dosveces por semana, de cuatro a cinco ymedia de la tarde, yo hiciera uso delpequeño escritorio de nuestrahabitación. Ya escribo ahí todos los díasde dos y media a cuatro mientras Dusselduerme la siesta; a otras horas lahabitación y el escritorio son zonaprohibida para mí. En el cuarto de estarcomún hay demasiado alboroto por lastardes; ahí uno no se puede concentrar, yademás también a papá le gusta sentarse

a escribir en el escritorio grande por lastardes.

Por lo tanto, el motivo era bastanterazonable y mi ruego una mera cuestiónde cortesía. Pero, ¿a que no sabes lo quecontestó el distinguido señor Dussel?

-No.¡Dijo lisa y llanamente que no!Yo estaba indignada y no lo dejé

ahí. Le pregunté cuáles eran sus motivospara decirme que no y me llevé unchasco. Fíjate cómo arremetió contramí:

-Yo también necesito el escritorio.Si no puedo disponer de él por la tardeno me queda nada de tiempo. Tengo quepoder escribir mi cuota diaria, si notodo mi trabajo habrá sido en balde. De

todos modos, tus tareas no son serias. Lamitología, qué clase de tarea es ésa, yhacer punto y leer tampoco son tareasserias. De modo que el escritorio loseguiré usando yo.

Mi respuesta fue:-Señor Dussel, mis tareas sí que

son serias. En el cuarto de estar, por lastardes no me puedo concentrar, así quele ruego encarecidamente que vuelva aconsiderar mi petición.

Tras pronunciar estas palabras,Ana se volvió ofendida e hizo como siel distinguido doctor no existiera.Estaba fuera de mí de rabia. Dussel mepareció un gran maleducado (lo que enverdad era) y me pareció que yo misma

había estado muy cortés Por la noche,cuando logré hablar un momento conPim, le conté cómo había terminado todoy le pregunté qué debía hacer ahora,porque no quería darme por vencida yprefería arreglar la cuestión yo sola.Pim me explicó más o menos cómodebía encarar el asunto, pero merecomendó que esperara hasta el otrodía, dado mi estado de exaltación. Desoíeste último consejo, y después de fregarlos platos me senté a esperar a Dussel.Pim estaba en la habitación contigua, loque me daba una gran tranquilidad.

Empecé diciendo:-Señor Dussel, creo que a usted no

le ha parecido que valiera la penahablar con más detenimiento sobre el

asunto; sin embargo, le ruego que lohaga.

Entonces, con su mejor sonrisa,Dussel comentó:

-Siempre y en todo momento estarédispuesto a hablar sobre este asunto yazanjado.

Seguí con la conversación,interrumpida continuamente por Dussel:

-Al principio, cuando usted vinoaquí, convinimos en que esta habitaciónsería de los dos. Si el reparto fueraequitativo, a usted le corresponderíanlas mañanas y a mí todas las tardes.Pero yo ni siquiera le pido eso, y por lotanto me parece que dos tardes a lasemana es de lo más razonable.

En ese momento Dussel saltó comopinchado por un alfiler:

-¿De qué reparto equitativo meestás hablando? ¿Adónde he de irmeentonces? Tendré que pedirle al señorVan Daan que me construya una casetaen el desván, para que pueda sentarmeallí. ¡Será posible que no pueda trabajartranquilo en ninguna parte, y que unotenga que estar siempre peleándosecontigo! Si la que me lo pidiera fuera tuhermana Margot, que tendría másmotivos que tú para hacerlo, ni se meocurriría negárselo, pero tú...

Y luego siguió la misma historiasobre la mitología y el hacer punto, yAna volvió a ofenderse. Sin embargo,

hice que no se me notara y dejé queDussel acabara:

-Pero ya está visto que contigo nose puede hablar. Eres una tremendaegoísta. Con tal de salirte con la tuya,los demás que revienten. Nunca he vistouna niña igual. Pero al final me veréobligado a darte el gusto; si no, en algúnmomento me dirán que a Ana Frank lasuspendieron porque el señor Dussel nole quería ceder el escritorio.

El hombre hablaba y hablaba. Eratal la avalancha de palabras que al finalme perdí. Había momentos en quepensaba: «¡Le voy a j dar un sopapo queva a ir a parar con todas sus mentirascontra la pared!», y otros en que medecía a mí misma: «Tranquilízate. Ese

tipo no se merece que te sulfures tantopor su culpa.»

Por fin Dussel terminó dedesahogarse y, con una cara en la que seleía el enojo y el triunfo al mismotiempo, salió de la habitación con suabrigo lleno de alimentos.

Corrí a ver a papá y a contarle todala historia, en la medida en que no lahabía oído ya. Pim decidió hablar conDussel esa misma noche, y así fue.Estuvieron más de media hora hablando.Primero hablaron sobre si Ana debíadisponer del escritorio o no. Papá ledijo que ya habían hablado sobre eltema, pero que en aquella ocasión lehabía dado supuestamente la razón a

Dussel para no dársela a una niña frentea un adulto, pero que tampoco en esemomento a papá le había parecidorazonable. Dussel respondió que yo nodebía hablar como si él fuera un intrusoque tratara de apoderarse de todo, peroaquí papá le contradijo con firmeza,porque en ningún momento me habíaoído a mí decir eso. Así estuvieron untiempo discutiendo: papá defendiendomi egoísmo y mis «tareítas», y Dusselrefunfuñando todo el tiempo.

Finalmente Dussel tuvo que ceder,y se me concedieron dos tardes porsemana para dedicarme a mis tareas sinser molestada. Dussel puso cara demártir, no habló durante dos días y,como un 1 niño, fue a ocupar el

escritorio de cinco a cinco y media,antes de la hora de cenar.

A una persona de 14 años quetodavía tiene hábitos tan pedan- 1 tes ymezquinos, la naturaleza la ha hecho así,y ya nunca se le quitarán.

Viernes, 16 de julio de 1943Querida Kitty:Nuevamente han entrado ladrones,

pero esta vez ladrones de verdad. Estamañana a las siete, como de costumbre,Peer bajó al almacén y en seguida vioque tanto la puerta del almacén como lade la calle estaban abiertas. Se locomunicó en seguida a Pim, que en suantiguo despacho sintonizó la radioalemana y cerró la puerta con llave.Entonces subieron los dos. La consignahabitual para estos casos, «no lavarse,guardar silencio, estar listos a las ocho yno usar el retrete», fue acatadarigurosamente como de costumbre.Todos nos alegrábamos de haber

dormido muy bien y de no haber oídonada durante la noche. Pero tambiénestábamos un poco indignados de que entoda la mañana no se le viera el pelo aninguno de los de la oficina, y de que elseñor Kleiman nos dejara hasta las oncey media en ascuas. Nos contó que losladrones habían abierto la puerta de lacalle con una palanca de hierro y luegohabían forzado la del almacén. Perocomo en el almacén no encontraronmucho para llevarse, habían probadosuerte un piso más arriba. Robaron doscajas con cuarenta florines, talonarios enblanco de la caja postal y del banco, ylo peor: todos nuestros cupones deracionamiento del azúcar, por un total de150 kilos. No será fácil conseguir

nuevos cupones.El señor Kugler cree que el ladrón

pertenece a la misma banda que el queestuvo aquí hace seis semanas y queintentó entrar por las tres puertas (la delalmacén y las dos puertas de la calle),pero que en aquel momento no tuvoéxito.

El asunto nos ha estremecido atodos, y casi se diría que la Casa deatrás no puede pasarse sin estossobresaltos. Naturalmente nos alegramosde que las máquinas de escribir y la cajafuerte estuvieran a buen recaudo ennuestro ropero.

Tu Ana

P. D. Desembarco en Sicilia. Otropaso más que nos acerca a...

Lunes, 19 de julio de 1943Querida Kitty:El domingo hubo un terrible

bombardeo en el sector norte deAmsterdam. Los destrozos parece queson enormes. Calles enteras han sidodevastadas, y tardarán mucho en rescatara toda la gente sepultada bajo losescombros. Hasta ahora se han contado200 muertos y un sinnúmero de heridos.Los hospitales están llenos hasta lostopes. Se dice que hay niños que,perdidos entre las ruinas incandescentes,van buscando a sus padres muertos.Cuando pienso en los estruendos que seoían en la lejanía, que para nosotroseran una señal de la destrucción que se

avecina, me da escalofríos. Tu Ana

Viernes, 23 de julio de 1943Querida Kitty:De momento, Bep ha vuelto a

conseguir cuadernos, sobre todo diariosy libros mayores, que son los quenecesita mi hermana la contable. Otroscuadernos también se consiguen, pero nome preguntes de qué tipo y por cuántotiempo. Los cuadernos llevanactualmente el siguiente rótulo: «Ventasin cupones». Como todo lo que sepuede comprar sin cupones, son unverdadero desastre. Un cuaderno deéstos consiste en doce páginas de papelgrisáceo de líneas torcidas y estrechas.Margot tiene pensado seguir un curso decaligrafía. Yo se lo he recomendado

encarecidamente. Mamá me prohíbe queyo también participe, por no arruinarmela vista, pero me parece una tontería. Lomismo da que haga eso u otra cosa.

Como tú nunca has vivido unaguerra, Kitty, y como a pesar de miscartas tampoco te haces una idea clarade lo que es vivir escondido, pasaré aescribirte cuál es el deseo más fervientede cada uno de nosotros para cuandovolvamos a salir de aquí:

Lo que más anhelan Margot y elseñor Van Daan es un baño de aguacaliente hasta el cogote, durante por lomenos media hora. La señora Van Daanquisiera irse en seguida a comerpasteles, Dussel en lo único que piensaes en su Charlotte, y mamá en ir a algún

sitio a tomar café. Papá iría a visitar alseñor Voskuijl, Peter iría al centro y alcine, y yo de tanta gloria no sabría pordónde empezar.

Lo que más anhelo yo es una casapropia, poder moverme libremente y quealguien me ayude en las tareas, o sea,¡volver al colegio!

Bep nos ha ofrecido fruta, perocuesta lo suyo, ¡y cómo! Uvas a fflorines el kilo, grosellas a 70 céntimosel medio kilo, un melocotón a 50céntimos, melón a 1,50 el kilo. Y luegoponen en el periódico en letras enormes:«¡El alza de los precios es usura!»

Lunes, 26 de julio de 1943Querida Kitty:Ayer fue un día de mucho alboroto,

y todavía estamos exaltados. No meextrañaría que te preguntaras si es quepasa algún día sin sobresaltos.

Por la mañana, cuando estábamosdesayunando, sonó la primeraprealarma, pero no le hacemos muchocaso, porque sólo significa que hayaviones sobrevolando la costa. Despuésde desayunar fui a tumbarme un rato enla cama porque me dolía mucho lacabeza. Luego bajé a la oficina. Eraalrededor de las dos de la tarde. A lasdos y media, Margot había acabado consu trabajo de oficina. No había

terminado aún de recoger sus bártuloscuando empezaron a sonar las sirenas,de modo que la seguí al piso de arriba.Justo a tiempo, porque menos de cincominutos después de llegar arribacomenzaron los disparos y tuvimos querefugiarnos en el pasillo. Yo tenía mibolsa para la huida bien apretada entrelos brazos, más para tener algo a quéaferrarme que para huir realmente,porque de cualquier modo no nospodemos ir, o en caso extremo la calleimplica el mismo riesgo de muerte queun bombardeo. Después de media horase oyeron menos aviones, pero dentro decasa la actividad aumentó. Peter volvióde su atalaya en el desván de la casa dedelante. Dussel estaba en la oficina

principal, la señora se sentía más seguraen el antiguo despacho de papá, el señorVan Daan había observado la acción porla ventana de la buardilla, y también losque habíamos esperado en el descansillonos dispersamos para ver las columnasde humo que se elevaban en la zona delpuerto. Al poco tiempo todo olía aincendio y afuera parecía que hubierauna tupida bruma.

A pesar de que un incendio de esamagnitud no es un espectáculoagradable, para nosotros el peligrofelizmente había pasado y todosvolvimos a nuestras respectivasocupaciones. Al final de la tarde, a lahora de la comida: alarma aérea. La

comida era deliciosa, pero al oír laprimera sirena se me quitó el apetito.Sin embargo, no pasó nada y a loscuarenta y cinco minutos ya no habíapeligro. Cuando habíamos fregado losplatos: alarma aérea, tiros, muchísimosaviones. «Dos veces en un mismo día esmucho», pensamos todos, pero fue inútil,porque nuevamente cayeron bombas araudales, esta vez al otro lado de laciudad, en la zona del aeropuerto. Losaviones caían en picado, volvían asubir, había zumbidos en el aire y eraterrorífico. A cada momento yo pensaba:«¡Ahora cae, ha llegado tu hora!»

Puedo asegurarte que cuando me fuia la cama a las nueve de la noche,todavía no podía tenerme en pie sin que

me temblaran las piernas. A medianocheme desperté: ¡más aviones! Dussel seestaba desvistiendo, pero no meimportó: al primer tiro salté de la camatotalmente despabilada. Hasta la unaestuve metida en la cama de papá, a launa y media vuelta a mi propia cama, alas dos otra vez en la de papá, y losaviones volaban y seguían volando. Porfin terminaron los tiros y me pude volver«a casa». A las dos y media me dormí.

Las siete. Me desperté de unsobresalto y me quedé sentada en lacama. Van Daan estaba con papá. «Otravez ladrones», fue lo primero que pensé.Oí que Van Daan pronunciaba la palabra«todo» y pensé que se lo habían llevado

todo. Pero no, era una noticia gratísima,quizá la más grata que hayamos tenidodesde que comenzó la guerra. Harenunciado Mussolini. El rey-emperadorde Italia se ha hecho cargo del gobierno.

Pegamos un grito de alegría. Traslos horrores de ayer, por fin algo buenoy... ¡nuevas esperanzas! Esperanzas deque todo termine, esperanzas de quehaya paz.

Kugler ha pasado un momento y nosha contado que en los bombardeos delaeropuerto han causado grandes daños ala fábrica de aviones Fokker. Mientrastanto, esta mañana tuvimos una nuevaalarma aérea con avionessobrevolándonos y otra vez prealarma.Estoy de alarmas hasta las narices, he

dormido mal y no me puedo concentrar,pero la tensión de lo que pasa en Italiaahora nos mantiene despiertos y laesperanza por lo que pueda ocurrir deaquí a fin de año...

Tu Ana

Jueves, 29 de julio de 1943Querida Kitty:La señora Van Daan, Dussel y yo

estábamos fregando los platos y yoestaba muy callada, cosa poco común enmí y que seguramente les debería llamarla atención. A fin de evitar preguntasmolestas busqué un tema neutral deconversación, y pensé que el libroEnrique, el de la acera de enfrentecumplía con esa exigencia.

Pero me equivoqué de medio amedio. Cuando no me regaña la señoraVan Daan, me regaña el señor Dussel.El asunto era el siguiente: Dussel noshabía recomendado este libro muyespecialmente por ser una obra

excelente. Pero a Margot y a mí no nospareció excelente para nada. El niñoestaba bien caracterizado, pero elresto... mejor no decir nada. Al fregarlos platos hice un comentario de estetenor, y eso me sirvió para que toda laartillería se volviera contra mí.

-i¿Cómo quieres tú comprender lapsiquis de un hombre?! La de un niño,aún podría ser. Eres demasiado pequeñapara un libro así. Aun para un hombre deveinte años sería demasiado difícil.

Me pregunto por qué nos habrárecomendado entonces el libro tanespecialmente a Margot y a mí. AhoraDussel y la señora arremetieron los dosjuntos:

-Sabes demasiado de cosas que no

son adecuadas para ti. Te han educadode manera totalmente equivocada. Mástarde, cuando seas mayor, ya no sabrásdisfrutar de nada. Dirás que lo has leídotodo en los libros hace veinte años. Serámejor que te apresures en conseguirmarido o en enamorarte, porque seguroque nada te satisfará. En teoría ya losabes todo, sólo te falta la práctica.

No resulta nada difícil imaginarsecómo me sentí en aquel momento. Yomisma me sorprendí de que pudieraguardar la calma para responder: «Quizáustedes opinen que he tenido unaeducación equivocada, pero no todo elmundo opina como ustedes.»

¿Acaso es de buena educación

sembrar cizaña todo el tiempo entre mispadres y yo (porque eso es lo que hacenmuchas veces) y hablarle de esas cosasa una chica de mi edad? Los resultadosde una educación semejante están a lavista.

En ese momento hubiera queridodarles un bofetón a los dos, por ponermeen ridículo. Estaba fuera de mí de larabia y realmente me hubiera gustadocontar los días que faltaban paralibrarme de esa gente, de haber sabidodónde terminar.

¡La señora Van Daan es un casoserio! Es un modelo de conducta... ¡perode qué conducta! A la señora Van Daanse la conoce por su falta de modestia, suegoísmo, su astucia, su actitud

calculadora y porque nunca nada lesatisface. A esto se suman su vanidad ysu coquetería. No hay más vueltas quedarle, es una persona desagradablecomo ninguna. Podría escribir librosenteros de ella, y puede que alguna vezlo haga. Cualquiera puede aplicarse unbonito barniz exterior. La señora es muyamable con los extraños, sobre todo sison hombres, y eso hace que uno seequivoque cuando la conoce poco.

Mamá la considera demasiadotonta para gastar saliva en ella, Margotla considera demasiado insignificante yPim, demasiado fea (tanto por dentrocomo por fuera) y yo, tras un largo viaje-porque nunca me dejo llevar por los

prejuicios- he llegado a la conclusión deque es las tres cosas a la vez, ymuchísimo más. Tiene tantas malascualidades, que no sabría con cuálquedarme.

Tu Ana P. D. No olvide el lector que

cuando fue escrito este relato, la ira dela autora todavía no se había disipado.

Martes, 3 de agosto de 1943Querida Kitty:La política marcha viento en popa.

En Italia, el partido fascista ha sidoprohibido. En muchos sitios el pueblolucha contra los fascistas, y algunosmilitares participan en la lucha. ¿Cómoun país así puede seguir haciéndole laguerra a Inglaterra?

La semana pasada entregamosnuestra hermosa radio. Dussel estabamuy enfadado con Kugler porque laentregó en la fecha estipulada. Mirespeto por Dussel se reduce cada díamás; ya debe de andar por debajo decero. Son tales las sandeces que dice enmateria de política, historia, geografía o

cualquier otro tema, que .casi no meatrevo a citarlas. «Hitler desaparece enla historia. El puerto de Rotterdam esmás grande que el de Hamburgo. Losingleses son idiotas porque nobombardean Italia de arriba abajo, etc.,etc.»

Ha habido un tercer bombardeo. Heapretado los dientes, tratando dearmarme de valor.

La señora Van Daan, que siempreha dicho «dejadlos que vengan» y «másvale un final con susto que ningún final»,es ahora la más cobarde de todos. Estamañana se puso a temblar como una hojay hasta se echó a llorar. Su marido, conquien acaba de hacer las paces despuésde estar reñidos durante una semana, la

consolaba. De sólo verlo casi meemociono.

Mouschi ha demostrado de formapatente que el tener gatos en la casa nosólo trae ventajas: todo el edificio estáinfestado de pulgas, y la plaga seextiende día a día. El señor Kugler haechado polvo amarillo en todos losrincones, pero a las pulgas no les hacenada. A todos nos pone muy nerviosos;todo el tiempo creemos que hay algoarañándonos un brazo, una pierna u otraparte del cuerpo. De ahí que muchosintegrantes de la familia estén siemprehaciendo ejercicios gimnásticos paramirarse la parte trasera de la pierna o lanuca. Ahora pagamos la falta de

ejercicio: tenemos el cuerpo demasiadoentumecido como para poder torcer bienel cuello. La gimnasia propiamentedicha hace mucho que no la practicamos.

Tu Ana

Miércoles, 4 de agosto de1943

Querida Kitty:Ahora que llevamos más de un año

de reclusión en la Casa de atrás, ya estásbastante al tanto de cómo es nuestravida, pero nunca puedo informarte detodo realmente. ¡Es todo tanextremadamente distinto de los tiemposnormales y de la gente normal! Peropara que te hagas una idea de la vidaque llevamos aquí, a partir de ahoradescribiré de tanto en tanto una parte deun día cualquiera. Hoy empiezo por lanoche.

A las nueve de la noche comienzaen la Casa de atrás el ajetreo de la hora

de acostarse, y te aseguro que siemprees un verdadero alboroto. Se apartan lassillas, se arman las camas, se extiendenlas mantas, y nada queda en el mismoestado que durante el día. Yo duermo enel pequeño diván, que no llega a medirun metro y medio de largo, por lo quehay que colocarle un añadido en formade sillas. De la cama de Dussel, dondeestán guardados durante el día, hay quesacar plumón, sábanas, almohadas ymantas.

En la habitación de al lado se oyeun chirrido: es el catre tipo armónica deMargot. Nuevamente hay que extraermantas y almohadas del sofá: todo seapor hacer un poco más confortables lastablitas de madera del catre. Arriba

parece que se hubiera desatado unatormenta, pero no es más que la cama dela señora. Es que hay que arrimarlajunto a la ventana, para que el airepueda estimular los pequeños orificiosnasales de Su Alteza con la mañanitarosa.

Las nueve de la noche: Cuando salePeter entro en el cuarto de baño y mesometo a un tratamiento de limpieza afondo. No pocas veces -sólo en losmeses, semanas o días de grancalorocurre que en el agua del baño sequeda flotando alguna pequeña pulga.Luego toca lavarme los dientes, rizarmeel pelo, tratarme las uñas, preparar losalgodones con agua oxigenada -que son

para teñir los pelillos negros del bigote-y todo esto en media hora.

Las nueve y media: Me pongo elalbornoz. Con el jabón en una mano y elorinal, las horquillas, las bragas, losrulos y el algodón en la otra, meapresuro en dejar libre el cuarto debaño, pero por lo general después mellaman para que vuelva y quite lacolección de pelos elegantementedepositados en el lavabo, pero que noson del agrado del usuario siguiente.

Las diez de la noche: Colgamos lospaneles de oscurecimiento y... ¡buenasnoches! En la casa aún se oyen duranteun cuarto de hora los crujidos de lascamas y el rechinar de los muelles rotos,pero luego reina el silencio; al menos,

cuando los de arriba no tienen unadisputa de lecho conyugal.

Las once y media: Se oye elchirrido de la puerta del cuarto de baño.En la habitación entra un diminuto hazde luz. Unos zapatos que crujen, un granabrigo, más grande que la persona quelo lleva puesto... Dussel vuelve de sutrabajo nocturno en el despacho deKugler. Durante diez minutos se le oyearrastrar los pies, hacer ruido depapeles -son los alimentos que guarda- yhacer la cama. Luego, la figura vuelve adesaparecer y sólo se oye venir a cadarato un ruidito sospechoso del lavabo.

A eso de las tres de la madrugada:Debo levantarme para hacer aguas

menores en la lata que guardo debajo dela cama y que para mayor seguridad estácolocada encima de una esterilla degoma contra las posibles pérdidas.Cuando me encuentro en este, trance,siempre contengo la respiración, porqueen la latita se oye como el gorgoteo deun arroyuelo en la montaña. Luegodevuelvo la lata a su sitio y la figura delcamisón blanco, que a Margot le arrancacada noche la exclamación: «¡Ay, quécamisón tan indecente!», se mete denuevo en la cama. Entonces, alguien queyo sé permanece unos quince minutosatenta a los ruidos de la noche. Enprimer lugar, a los que puedan venir dealgún ladrón en los pisos de abajo;luego, a los procedentes de las distintas

camas de la habitación de arriba, la deal lado y la propia, de los que por logeneral se puede deducir cómo estádurmiendo cada uno de los convecinos,o si están pasando la noche mediodesvelados. Esto último no es nadaagradable, sobre todo cuando se trata deun miembro de la familia que respondeal nombre de doctor Dussel. Primerooigo un ruidito como de un pescado quese ahoga. El ruido se repite unas diezveces, y luego, con mucho aparato, pasaa humedecerse los labios, alternandocon otros ruiditos como si estuvieramasticando, a lo que sigueninnumerables vueltas en la cama yreacomodamientos de las almohadas.

Luego hay cinco minutos de tranquilidadabsoluta, y toda la secuencia se repitetres veces como mínimo, tras lo cual eldoctor seguramente se habrá adormiladopor un rato.

También puede ocurrir que denoche, variando entre la una y las cuatro,se oigan disparos. Nunca soy realmenteconsciente hasta el momento en que, porcostumbre, me veo de pie junto a lacama. A veces estoy tan metida en algúnsueño, que pienso en los verbosfranceses irregulares o en las riñas dearriba. Cuando termino de pensar, medoy cuenta de que ha habido tiros y deque me he quedado en silencio en mihabitación. Pero la mayoría de las vecespasa como te he descrito arriba. Cojo

rápidamente un pañuelo y una almohada,me pongo el albornoz, me calzo laszapatillas y voy corriendo donde papá,tal como lo describió Margot en elsiguiente poema con motivo de micumpleaños:

Por las noches, al primerísimodisparo, se oye una puerta crujir yaparecen un pañuelo, un cojín y unachiquilla...

Una vez instalada en la cama

grande, el mayor susto ya ha pasado,salvo cuando los tiros son muy fuertes.

Las siete menos cuarto: ¡Trrrrr..!Suena el despertador, que puede elevarsu vocecita a cada hora del día, bien por

encargo, bien sin él. ¡Crac...! ¡Paf...! Laseñora lo ha hecho callar. ¡Cric...! Se halevantado el señor. Pone agua a hervir yse traslada rápidamente al cuarto debaño.

Las siete y cuarto: La puerta crujenuevamente. Ahora Dussel puede ir alcuarto de baño. Una vez que estoy sola,quito los paneles de oscurecimiento, ycomienza un nuevo día en la Casa deatrás.

Tu Ana

Jueves, 5 de agosto de 1943Querida Kitty:Tomemos hoy la hora de la comida,

a mediodía.Son las doce y media. Toda la

compañía respira aliviada. Por fin VanMaaren, el hombre del oscuro pasado, yDe Kok se han ido a sus casas. Arriba seoye el traqueteo de la aspiradora que laseñora le pasa a su hermosa y únicaalfombra. Margot coge unos libros y selos lleva bajo el brazo a la clase «paraalumnos que no avanzan», porque así sepodría llamar a Dussel. Pim se instalaen un rincón con su inseparable Dickens,buscando un poco de tranquilidad.Mamá se precipita hacia el piso de

arriba para ayudar a la hacendosa amade casa y yo me encierro en el cuarto debaño para adecentarlo un poco,haciendo lo propio conmigo misma.

La una menos cuarto: Gota a gotase va llenando el cubo. Primero llega elseñor Gies; luego Kleiman o Kugier,Bep y a veces también un rato Miep.

La una: Todos escuchan atentos lasnoticias de la BBC, formando corro entorno a la radio miniatura. Éstos son losúnicos momentos del día en que losmiembros de la Casa de atrás no seinterrumpen todo el tiempo mutuamente,porque está hablando alguien al que nisiquiera el señor Van Daan puede llevarla contraria.

La una y cuarto: Comienza el gran

reparto. A todos los de abajo se les daun tazón de sopa, y cuando hay algúnpostre, también se les da. El señor Giesse sienta satisfecho en el diván o sereclina en el escritorio. Junto a él, elperiódico, el tazón y, la mayoría deveces, el gato. Si le falta alguno de estostres, no dejará de protestar. Kleimancuenta las últimas novedades de laciudad; para eso es realmente una fuentede información estupenda. Kugler subela escalera con gran estrépito, da ungolpe seco y firme en la puerta y entrafrotándose las manos, de buen humor yhaciendo aspavientos, o de mal humor ycallado, según los ánimos.

Las dos menos cuarto: Los

comensales se levantan y cada unoretoma sus actividades. Margot y mamáse ponen a fregar los platos, el señor yla señora Van Daan vuelven al diván,Peter al desván, papá al otro diván,Dussel también, y Ana a sus tareas.

Ahora comienza el horario mástranquilo. Cuando todos duermen, no semolesta a nadie. Dussel sueña con unabuena comida, se le nota en la cara, perono me detengo a observarlo porque eltiempo corre y a las cuatro ya lo tengo aldoctor pedante a mi lado, con el reloj enla mano, instándome a desocupar elescritorio que he ocupado un minuto demás.

Tu Ana

Sábado, 7 de agosto de 1943Querida Kitty:Unas semanas atrás me puse a

escribir un relato, algo que fuera purafantasía, y me ha dado tanto gustohacerlo que mi producción literaria yava formando una verdadera pila depapel.

Tu Ana

Lunes, 9 de agosto de 1943Querida Kitty:Sigo con la descripción del horario

que tenemos en la Casa de atrás. Tras lacomida del mediodía, ahora le toca a lade la tarde.

El señor Van Daan. Comencemospor él. Es el primero en ser atendido ala mesa, y se sirve bastante de todocuando la comida es de su gusto. Por logeneral participa en la conversación,dando siempre su opinión, y cuando asísucede, no hay quien le haga cambiar deparecer, porque cuando alguien osacontradecirle, se pone bastante violento.Es capaz de soltarte un bufido como ungato, y la verdad es que es preferible

evitarlo. Si te pasa una vez, haces loposible para que no se repita. Tiene lamejor opinión, es el que más sabe detodo. De acuerdo, sabe mucho, perotambién su presunción ha alcanzadoaltos niveles.

Madame: En verdad sería mejor nodecir nada. Ciertos días, especialmentecuando se avecina alguna tormenta, másvale no mirarla a la cara. Bien visto, esella la culpable de todas lasdiscusiones, ¡pero no el tema! Todosprefieren no hablar de él; pero tal vezpudiera decirse que ella es lainiciadora. Azuzar, eso es lo que legusta. Azuzar a la señora Frank y a Ana.Azuzar a Margot y al señor Frank no estan fácil.

Pero ahora volvamos a la mesa. Laseñora siempre recibe lo que lecorresponde, aunque ella a veces piensaque no es así. Escoger para ella laspatatas más pequeñas, el bocado mássabroso, lo más tierno de todo, ésa es suconsigna. «A los demás ya les tocará losuyo, primero estoy yo.» (Exactamenteasí piensa ella que piensa Ana.) Losegundo es hablar, siempre que hayaalguien escuchando, le interese o no, esoal parecer le da igual. La señora VanDaan seguramente piensa que a todo clmundo le interesa lo que ella dice.

Las sonrisas coquetas, el hacercomo si entendiera de cualquier tema, elaconsejar a todos o el dárselas de

madraza, se supone que dejan una buenaimpresión. Pero si uno mira más allá, lobueno se acaba en seguida. En primerlugar hacendosa, luego alegre, luegocoqueta y a veces una cara bonita. Esaes Petronella van Daan.

El tercer comensal: No dice grancosa. Por lo general, el joven Van Daanes muy callado y no se hace notar. Por loque respecta a su apetito: un pozo sinfondo, que no se llena nunca. Aundespués de la comida más sustanciosa,afirma sin inmutarse que podría comerseel doble.

En cuarto lugar está Margot. Comecomo un pajarito, no dice ni una palabra.Lo único que toma son frutas y verduras.<,Consentida», en opinión de Van Daan.

«Falta de aire y deporte», en opiniónnuestra.

Luego está mamá: un buen apetito,una buena lengua. No da la impresión deser el ama de casa, como es el caso dela señora Van Daan. ¿La diferencia? Laseñora cocina y mamá friega.

En sexto y séptimo lugar: De papáy yo será mejor que no diga mucho. Elprimero es el más modesto de toda lamesa. Siempre se fija en primer lugar sitodos los demás ya tienen. No necesitanada, lo mejor es para los jóvenes. Es labondad personificada, y a su lado sesienta el terremoto de la Casa de atrás.

Dussel: Se sirve, no mira, come, nohabla. Y cuando hay que hablar, que sea

sobre la comida, así no hay disputa, sólopresunción. Deglute raciones enormes ynunca dice que no: tanto en las buenascomo también bastante poco en lasmalas.

Pantalones que le llegan hasta elpecho, chaqueta roja, zapatillas negrasde charol y gafas de concha: así se lopuede ver sentado frente al pequeñoescritorio, eternamente atareado, noavanzando nunca, interrumpiendo sulabor sólo para dormirse su siestecita,comer y... acudir a su lugar preferido: elretrete. Tres, cuatro, cinco veces al díahay alguien montando guardia delante dela puerta, conteniéndose, impaciente,balanceándose de una pierna a otra, casisin aguantar más. ¿Se da por enterado?

En absoluto. De las siete y cuarto a lassiete y media, de las doce y media a launa, de las dos a las dos y cuarto, de lascuatro a las cuatro y cuarto, de las seis alas seis y cuarto y de las once y media alas doce. Es como para apuntárselo,porque son sus «horas fijas de sesión»,de las que no se aparta. Tampoco hacecaso de la voz implorante al otro ladode la puerta, que presagia una catástrofeinminente.

La novena no forma parte de lafamilia de la Casa de atrás, pero sí esuna convecina y comensal. Bep tiene unbuen apetito. No deja nada, no esquisquillosa. Todo lo come con gusto, yeso justamente nos da gusto a nosotros.

Siempre alegre y de buen humor, biendispuesta y bonachona: ésos son susrasgos característicos.

Martes, 10 de agosto de 1943Querida Kitty.Una nueva idea: en la mesa hablo

más conmigo misma que con los demás,lo cual resulta ventajoso en dosaspectos. En primer lugar, a todos lesagrada que no esté charlandocontinuamente, y en segundo lugar nonecesito estar irritándome a causa de lasopiniones de los demás. Mi propiaopinión a mí no me parece estúpida, y aotros sí, de modo que mejor me laguardo para mí. Lo mismo hago con lacomida que no me gusta: pongo el platodelante de mí, me imagino que es unacomida deliciosa, la miro lo menosposible y me la como sin darme cuenta.

Por las mañanas, al levantarme -otra deesas cosas nada agradables-, salgo de lacama de un salto, pienso «en seguidapuedes volver a meterte en tu camita»,voy hasta la ventana, quito los panelesde oscurecimiento, me quedo aspirandoel aire que entra por la rendija y medespierto. Deshago la cama lo másrápido posible, para no poder caer en latentación. ¿Sabes cómo lo llama mamá?«El arte de vivir.» ¿No te parecegraciosa la expresión?

Desde hace una semana todosestamos un poco desorientados encuanto a la hora, ya que por lo visto sehan llevado nuestra querida y entrañablecampana de la iglesia para fundirla, porlo que ya no sabemos exactamente qué

hora es, ni de día, ni de noche. Todavíatengo la esperanza de que inventen algoque a los del barrio nos haga recordarun poco nuestra campana, como porejemplo un artefacto de estaño, de cobreo de lo que sea.

Vaya a donde vaya, ya sea al pisode arriba o al de abajo, todo el mundome mira extrañado los pies, que llevanun par de zapatos verdaderamentehermosos para los tiempos que corren.Miep los ha encontrado en una tiendapor 27,50 florines. Color vino, de pielde ante y cuero y con un tacón bastantealto. Me siento como si anduviera conzancos y parezco mucho más alta de loque soy.

Ayer fue un día de mala suerte. Mepinché el pulgar derecho con la puntagruesa de una aguja. En consecuencia,Margot tuvo que pelar las patatas por mí(su lado bueno debía tener) y yo casi nopodía escribir. Luego, con la cabeza mellevé por delante la puerta del armario ypor poco me caigo, pero me cayó unaregañina por hacer tanto ruido y nopodía hacer correr el agua para mojarmela frente, por lo que ahora tengo unchichón gigantesco encima del ojoderecho. Para colmo de males, meenganché el dedo pequeño del piederecho en el extremo de la aspiradora.Me salía sangre y me dolía, pero notenía n¡ punto de comparación con mis

otros males. Ahora lamento que hayasido así, porque el dedo del pie se meha infectado, y tengo que ponermebasilicón y gasas y esparadrapo, y nopuedo ponerme mis preciosos zapatos.

Dussel nos ha puesto en peligro demuerte por enésima vez. Créase o no,Miep le trajo un libro prohibido, llenode injurias dirigidas a Mussolini. En elcamino la rozó una moto de la SS.Perdió los estribos, les gritó«¡miserables!» y siguió pedaleando. Noquiero ni pensar en lo que hubierapasado si se la llevaban a la comisaría.

Tu AnaLa tarea del día en la comunidad:

¡pelar patatas!Uno trae las hojas de periódico,

otro los pelapatatas (y se queda con elmejor, naturalmente), el tercero laspatatas y el cuarto el agua.

El que empieza es el señor Dussel.No siempre pela bien, pero lo hace sinparar, mirando a diestro y siniestro paraver s¡ todos lo hacen como él. ¡Pues no!

-Ana, mírrame, ¡o cojo el cuchilloen mi mano de este manerra, y pelo dearriba abajo. ¡Nein! Así no... ¡así!

-Pues a mí me parece más fácil así,señor Dussel -le digo tímidamente.

-Perro el mejor manerra es éste.Haz lo que te digo. En fin, tú sabrrás loque haces, a mí no me imporrta.

Seguimos pelando. Como quien noquiere la cosa, miro lo que está

haciendo mi vecino. Sumido en suspensamientos, menea la cabeza (por miculpa, seguramente), pero ya no dicenada.

Sigo pelando. Ahora miro hacia elotro lado, donde está sentado papá. Parapapá, pelar patatas no es una tareacualquiera, sino un trabajo minucioso.Cuando lee, frunce el ceño con gesto degravedad, pero cuando ayuda a prepararpatatas, judías u otras verduras, noparece enterarse de nada. Pone cara depelar patatas y nunca entregará unapatata que no esté bien pelada. Eso essencillamente imposible.

Sigo con la tarea y levanto unmomento la mirada. Con eso me basta:la señora trata de atraer la atención de

Dussel. Primer lo mira un momento,Dussel se hace el desentendido. Luegole guiña el ojo, pero Dussel siguetrabajando. Después sonríe, pero Dusselno levanta la mirada. Entonces tambiénmamá ríe, pero Dussel no hace caso. Laseñora no ha conseguido nada, de modoque tendrá que utilizar otros métodos. Seproduce un silencio, y luego:

-Pero, Putti, ¿por qué no te haspuesto un delantal? Ya veo que mañanatendré que quitarte las manchas del traje.

-No me estoy ensuciando.De nuevo un silencio, y luego:-Putti, ¿por qué no te sientas?-Estoy bien así, prefiero estar de

pie. Pausa.

-iPutti, fíjate cómo estássalpicando!

-Sí, mamita, tendré cuidado.La señora saca otro tema de

conversación:-Dime, Putti, ¿por qué los ingleses

no tiran bombas ahora? -Porque hacemuy mal tiempo, Kerli. -Pero ayer hacíabuen tiempo y tampoco salieron a volar.-No hablemos más de ello.

-¿Por qué no? ¿Acaso no es un temadel que se puede hablar y dar unaopinión?

-No.-¿Por qué no?-Cállate, Mammichew17 . -¿Acaso el señor Frank no

responde siempre a lo que le pregunta laseñora?

El señor lucha, éste es su talón deAquiles, no lo soporta, y la señoraarremete una y otra vez:

-¡Pues esa invasión no llegaránunca!

El señor se pone blanco; la señora,al notarlo, se pone colorada, pero igualsigue con lo suyo:

-¡Esos ingleses no hacen nada!Estalla la bomba.-¡Cierra el pico, maldita sea!Mamá casi no puede contener la

risa, yo trato de no mirar.La escena se repite casi a diario,

salvo cuando los señores acaban detener alguna disputa, porque entonces

tanto él como ella no dicen palabra.Me mandan a buscar más patatas.

Subo al desván, donde está Peterquitándole las pulgas al gato. Levanta lamirada, el gato se da cuenta y izas!, seescapa por la ventana, desapareciendoen el canalón.

Peter suelta un taco, yo me río ytambién desaparezco.

La libertad en la Casa de atrás Las cinco y media: Sube Bep a

concedernos la libertad vespertina. Enseguida comienza el trajín. Primerosuelo subir con Bep al piso de arriba,donde por lo general le dan por

adelantado el postre que nosotroscomeremos más tarde. En cuanto Bep seinstala, la señora empieza a enumerartodos sus deseos, diciendo por ejemplo:

-Ay, Bep, quisiera pedirte unacosita...

Bep me guiña el ojo; la señora nodesaprovecha ninguna oportunidad paratransmitir sus deseos y ruegos acualquier persona que suba a verla.Debe ser uno de los motivos por los quea nadie le gusta demasiado subir al pisode arriba.

Las seis menos cuarto: Se va Bep.Bajo dos pisos para ir a echar unvistazo. Primero la cocina, luego eldespacho de papá, y de ahí a lacarbonera para abrirle la portezuela a

Mouschi.Tras un largo recorrido de

inspección, voy a parar al territorio deKugler. Van Daan está revisando todoslos cajones y archivadores, buscando lacorrespondencia del día. Peter va abuscar la llave del almacén y a Moffie.Pim carga con máquinas de escribir parallevarlas arriba. Margot se busca unrinconcito tranquilo para hacer sustareas de oficina. La señora pone acalentar agua. Mamá baja las escalerascon una cacerola llena de patatas. Cadauno sabe lo que tiene que hacer.

Al poco tiempo vuelve Peter delalmacén. Lo primero que le preguntan esdónde está el pan: lo ha olvidado.

Delante de la puerta de la oficinaprincipal se encoge lo más que puede yse arrastra a gatas hasta llegar alarmario de acero, coge el pan y se va; almenos, eso es lo que quiere hacer, peroantes de percatarse de lo que ocurre,Mouschi le salta por encima y se metedebajo del escritorio.

Peter busca por todas partes y porfin descubre al gato. Entra otra vez agatas en la oficina y le tira de la cola.Mouschi suelta un bufido, Peter suspira.¿Qué es lo que ha conseguido? AhoraMouschi se ha instalado junto a laventana y se lame, contento de haberescapado de las manos de Peter. Yahora Peter, como último recurso paraatraer al animal, le tiende un trozo de

pan y... ¡sí!, Mouschi acude a la puerta yésta se cierra.

He podido observarlo todo por larendija de la puerta.

El señor Van Daan está furioso, daun portazo. Margot y yo nos miramos,pensamos lo mismo: seguro que se hasulfurado a causa de alguna estupidezcometida por Kugler, y no piensa enKeg.

Se oyen pasos en el pasillo. EntraDussel. Se dirige a la ventana con airede propietario, husmea... tose, estornuday vuelve a toser. Es pimienta, no hatenido suerte. Prosigue su camino haciala oficina principal. Las cortinas estánabiertas, lo que implica que no habrá

papel de cartas. Desaparece con cara deenfado.

Margot y yo volvemos a mirarnos.Oigo que me dice:

-Tendrá que escribirle una hojamenos a su novia mañana.

Asiento con la cabeza.De la escalera nos llega el ruido de

un paso de elefante; es Dussel, que va abuscar consuelo en su lugar másentrañable. Seguimos trabajando. ¡Tic,tic, tic...! Tres golpes: ¡a comer!

Lunes, 23 de agosto de 1943Cuando el reloj da las ocho y

media...Margot y mamá están nerviosas.

«¡Chis, papá! ¡Silencio, Otto! ¡Chis,Pim! ¡Que ya son las ocho y media!¡Vente ya, que no puedes dejar correr elagua! ¡No hagas ruido al andar!» Así sonlas distintas exclamaciones dirigidas apapá en el cuarto de bañó. A las ocho ymedia en punto tiene que estar de vueltaen la habitación. Ni una gota de agua, nousar el retrete, no andar, silencioabsoluto. Mientras no está el personalde oficina, en el almacén los ruidos seoyen mucho más.

A las ocho y veinte abren la puerta

los del piso de arriba, y al poco tiempose oyen tres golpecitos en el suelo: lapapilla de avena para Ana. Subotrepando por las escaleras y recojo miplatillo para perros.

De vuelta abajo, termino de hacermis cosas corriendo: cepillarme el pelo,guardar el orinal, volver a colocar lacama en su sitio. ¡Silencio! El reloj dala hora. La señora cambia de calzado:comienza a desplazarse por lahabitación en pantuflas; también el señorCharlie Chaplin se calza sus zapatillas;tranquilidad absoluta.

La imagen de familia ideal llega asu apogeo: yo me pongo a leer o aestudiar, Margot también, al igual quepapá y mamá. Papá -con Dickens y el

diccionario en el regazo, naturalmente-está sentado en el borde de la camahundida y crujiente, que ni siquieracuenta con colchones como Dios manda.Dos colchonetas superpuestas tambiénsirven. «No me hacen falta, me arregloperfectamente sin ellas.»

Una vez sumido en la lectura seolvida de todo, sonríe de tanto en tanto,trata por todos los medios de hacerleleer algún cuento a mamá, que lecontesta;

-¡Ahora no tengo tiempo!Por un momento pone cara de

desencanto, pero luego sigue leyendo.Poco después, cuando otra vez encuentraalgo divertido, vuelve a intentarlo:

-¡Ma, no puedes dejar de leer esto!Mamá está sentada en la cama

plegable, leyendo, cosiendo, haciendopunto o estudiando, según lo que toqueen ese momento. De repente se le ocurrealgo, y no tarda en decir:

-Ana, ¿te acuerdas...? Margot,apunta esto...

Al rato vuelve la tranquilidad.Margot cierra su libro de un golpe, papáfrunce el ceño y se le forma un arco muygracioso, reaparece la «arruga de lalectura» y ya está otra vez sumido en ellibro, mamá empieza a charlar conMargot, la curiosidad me haceescucharlas. Envolvemos a Pim en elasunto y... ¡Las nueve! ¡A desayunar!

Viernes, 10 de setiembre de1943

Querida Kitty:Cada vez que te escribo ha pasado

algo especial, pero la mayoría de lasveces se trata de cosas más biendesagradables. Ahora, sin embargo, hapasado algo bonito.

El miércoles 8 de setiembre a lassiete de la tarde estábamos escuchandola radio, y lo primero que oímos fue losiguiente: Here follows the best newsfrom whole the war: Italy hascapitulated! ¡Ita lia ha capituladoincondicionalmente! A las ocho y cuartoempezó a transmitir Radio Orange:«Estimados oyentes: hace una hora y

quince minutos, cuando acababa deredactar la crónica del día, llegó a laredacción la muy grata noticia de lacapitulación de Italia. ¡Puedoasegurarles que nunca antes me ha dadotanto gusto ti rar mis papeles a lapapelera!»

Se tocaron los himnos nacionalesde Inglaterra y de Estados Unidos y laInternacional rusa. Como de costumbre,Radio Orange levantaba los ánimos, aunsin ser demasiado optimista.

Los ingleses han desembarcado enNápoles. El norte de Italia ha sidoocupado por los alemanes. El viernes 3de setiembre ya se había firmado elarmisticio, justo el día en que se produjoel desembarco de los ingleses en Italia.

Los alemanes maldicen a Badoglio y alemperador italiano en todos losperiódicos, por traidores.

Sin embargo, también tenemosnuestras desventuras. Se trata del señorKleiman. Como sabes, todos' lequeremos mucho, y aunque siempre estáenfermo, tiene muchos dolores y nopuede comer ni andar mucho, andasiempre de buen humor y tiene unavalentía admirable. «Cuando viene elseñor Kleiman, sale el sol», ha dichomamá hace poco, y tiene razón.

Resulta que deben internarlo en elhospital para una operación muydelicada de estómago, y que tendrá quequedarse allí por lo menos cuatro

semanas. Tendrías que haber visto cómose despidió de nosotros: como si fuera ahacer un recado, así sin más.

Tu Ana

Jueves, 16 de setiembre de1943

Querida Kitty:Las relaciones entre los habitantes

de la Casa de atrás empeoran día a día.En la mesa nadie se atreve a abrir laboca -salvo para deslizar en ella unbocado-, por miedo a que lo que digaresulte hiriente o se malinterprete. Elseñor Voskuijl nos visita de vez encuando. Es una pena que esté tan malo.A su familia tampoco se lo pone fácil,ya que anda siempre con la idea de quese va a morir pronto, y entonces todo lees indiferente. No resulta difícil hacerseuna idea de la atmósfera que debe reinaren la casa de los Voskuijl, basta pensar

en lo susceptibles que ya son todos aquí.Todos los días tomo valeriana

contra el miedo y la depresión, pero estono logra evitar que al día siguiente estétodavía peor de ánimo. Poder reíralguna vez con gusto y sin inhibiciones:eso me ayudaría más que diezvalerianas, pero ya casi nos hemosolvidado de lo que es reír. A veces temoque de tanta seriedad se me estirará lacara y la boca se me arqueará haciaabajo. Los otros no lo tienen mejor;todos miran con malos presentimientosla mole que se nos viene encima y quese llama invierno.

Otro hecho nada alentador es queVan Maaren, el mozo de almacén, tienesospechas relacionadas con el edificio

de atrás. A una persona con un mínimode inteligencia le tiene que llamar laatención la cantidad de veces que Miepdice que va al laboratorio, Bep alarchivo y Kleiman al almacén deOpekta, y que Kugler sostenga que laCasa de atrás no pertenece a estaparcela, sino que forma parte deledificio de al lado.

No nos importaría lo que VanMaaren pudiera pensar del asunto, si nofuera porque tiene fama de ser pocofiable y porque es tremendamentecurioso, y que no se contenta con vagasexplicaciones.

Un día, Kugler quería ser enextremo cauteloso: a las doce y veinte

del mediodía se puso el abrigo y se fue ala droguería de la esquina. Volvió antesde que hubieran pasado cinco minutos,subió las escaleras de puntillas y entróen nuestra casa. A la una y cuarto quisomarcharse, pero en el descansillo seencontró con Bep, que le previno queVan Maaren estaba en la oficina. Kuglerdio media vuelta y se quedó connosotros hasta la una y media. Entoncesse quitó los zapatos y así, a pesar de sucatarro, fue hasta la puerta del desván dela casa de delante, bajó la escalera lentay sigilosamente, y después de habersebalanceado en los escalones durantequince minutos para evitar cualquiercrujido, llegó a la oficina como siviniera de la calle.

Bep, que mientras tanto se habíalibrado un momento de Van Maaren,vino a buscar a Kugler a casa, peroKugler ya se había marchado hacía rato,y todavía andaba descalzo por lasescaleras. ¿Qué habrá pensado la genteen la calle al ver al señor directorponiéndose los zapatos fuera?

Tu Ana

Miércoles, 29 de setiembrede 1943

Querida Kitty:Hoy cumple años la señora Van

Daan. Aparte de un cupón deracionamiento para comprar queso,carne y pan, tan sólo le hemos regaladoun frasco de mermelada. También elmarido, Dussel y el personal de laoficina le han regalado flores yalimentos exclusivamente. ¡Los tiemposno dan para más!

El otro día a Bep casi le da unataque de nervios, de tantos recados quele mandaban hacer. Diez veces al día leencargaban cosas, insistiendo en que lohiciera rápido, en que volviera a salir o

en que había traído alguna cosaequivocada. Si te pones a pensar en queabajo tiene que terminar el trabajo deoficina, que Kleiman está enfermo, queMiep está en su casa con catarro, queella misma se ha torcido el tobillo, quetiene mal de amores y en casa un padreque se lamenta continuamente, te puedesimaginar cuál es su estado. La hemosconsolado y le hemos dicho que si nosdijera unas cuantas veces que no tienetiempo, las listas de los recados seacortarían automáticamente.

El sábado tuvimos un drama, cuyaintensidad superó todo lo vivido aquíhasta el momento. Todo empezó con VanMaaren y terminó en una disputa generalcon llanto. Dussel se quejó ante mamá

de que lo tratamos como a un paria, deque ninguno de nosotros es amable conél, de que él no nos ha hecho nada, y lelargó toda una sarta de halagos ylisonjas de los que mamá felizmente nohizo caso. Le contestó que él nos habíadecepcionado mucho a todos y que másde una vez nos había causado disgustos.Dussel le prometió el oro y el moro,pero como siempre, hasta ahora nada hacambiado.

Con los Van Daan el asunto va aacabar mal, ya me lo veo venir. Papáestá furioso, porque nos engañan.Esconden carne y otras cosas. ¡Ay, quédesgracia nos espera! ¡Cuánto daría porno verme metida en todas estas trifulcas!

¡Ojalá pudiera escapar! ¡Nos van avolver locos!

Tu Ana

Sábado, 17 de setiembre de1943

Querida Kitty:Ha vuelto Kleiman. ¡Menos mal!

Todavía se le ve pálido, pero sale a lacalle de buen humor a vender ropa paraVan Daan.

Es un hecho desagradable el que aVan Daan se le haya acabadocompletamente el dinero. Los últimoscien florines los ha perdido en elalmacén, lo que nos ha traídoproblemas. ¿Cómo es posible que unlunes por la mañana vayan a parar cienflorines al almacén? Todos motivos desospecha. Entretanto, los cien florineshan volado. ¿Quién es el ladrón?

Pero te estaba hablando de laescasez de dinero. La señora no quieredesprenderse de ninguno de sus abrigos,vestidos ni zapatos; el traje del señor esdifícil de vender, y la bicicleta de Peterha vuelto de la subasta, ya que nadie laquiso comprar. No se sabe cómoacabará todo esto. Quiera o no, laseñora tendrá que renunciar a su abrigode piel. Según ella, la empresa deberíamantenernos a todos, pero no lograráimponer su punto de vista. En el piso dearriba han armado una tremenda broncaal respecto, aunque ahora ya han entradoen la fase de reconciliación, con losrespectivos «¡Ay, querido Putti!» y«¡Kerli preciosa!».

Las palabrotas que han volado poresta honorable casa durante el últimomes dan vértigo. Papá anda por la casacon los labios apretados. Cuandoalguien lo llama se espanta un poco, pormiedo a que nuevamente lo necesitenpara resolver algún asunto delicado.Mamá tiene las mejillas rojas de loexaltada que está, Margot se queja deldolor de cabeza, Dussel no puededormir, la señora se pasa el díalamentándose y yo misma no sé dóndetengo la cabeza. Honestamente, a vecesya ni sé con quién estamos reñidos o conquién ya hemos vuelto a hacer las paces.

Lo único que me distrae esestudiar, así que estudio mucho.

Tu Ana

Viernes, 29 de octubre de1943

Querida Kitty:El señor Kleiman se ha tenido que

retirar del trabajo nuevamente. Suestómago no lo deja tranquilo. Ni élmismo sabe si la hemorragia ha parado.Nos vino a decir que se sentía mal y quese marchaba para su casa. Es la primeravez que lo vi tan de capa caída.

Aquí ha vuelto a haber ruidosasdisputas entre el señor y la señora. Fueasí: se les ha acabado el dinero.Quisieron vender un abrigo de inviernoy un traje del señor, pero nadie queríacomprarlos. El precio que pedían erademasiado alto.

Un día, hace ya algún tiempo,Kleiman comentó algo sobre un peleteroamigo. De ahí surgió la idea del señorde vender el abrigo de piel de su mujer.Es un abrigo de pieles de conejo que yatiene diecisiete años. Le dieron 325florines por él, una suma enorme. Laseñora quería quedarse con el dineropara poder comprarse ropa nuevadespués de la guerra, y no fue nada fácilconvencerla de que ese dinero era másque necesario para los gastos de la casa.

No puedes ni imaginarte los gritos,los chillidos, los golpes y laspalabrotas. Fue algo espeluznante. Losde mi familia estábamos aguardando alpie de la escalera conteniendo la

respiración, listos para separar a loscontrincantes en caso de necesidad.Todas esas peleas, llantos ynerviosísimos provocan tantas tensionesy esfuerzos, que por las noches caigo enla cama llorando, dando gracias al cielode que por fin tengo media hora para mísola.

A mí me va bien, salvo que notengo ningún apetito. Vivenrepitiéndome: «¡Qué mal aspectotienes!» Debo admitir que se es- .fuerzan mucho por mantenerme más omenos a nivel, recurriendo a la dextrosa,el aceite de hígado de bacalao, a lastabletas de levadura y de calcio. Misnervios no siempre consigo dominarlos,sobre todo los domingos me siento muy

desgraciada. Los domingos reina aquí encasa una atmósfera deprimente,aletargada y pesada; fuera no se oyecantara ningún pájaro; un silenciosofocante y de muerte lo envuelve todo,y esa pesadez se aferra a mí como siquisiera arrastrarme hasta los infiernos.Papá, mamá y Margot me sonindiferentes de tanto en tanto, y yodeambulo por las habitaciones, bajandoy subiendo las escaleras, y me da lasensación de ser un pájaro enjaulado alque le han arrancado las alasviolentamente, j y que en la más absolutapenumbra choca contra los barrotes desu estrecha jaula al querer volar. Oigouna voz dentro de mí que me grita: «¡Sal

fuera, al aire, a reír!» Ya ni le contesto;.me tumbo , en uno de los divanes yduermo para acortar el tiempo, elsilencio, y también el miedo atroz, yaque es imposible matarlos.

Tu Ana

Miércoles, 3 de noviembrede 1943

Querida Kitty:Para proporcionarnos un poco de

distracción y conocimientos, papá hapedido un folleto de los cursos porcorrespondencia de Leiden. Margotestuvo hojeando el voluminoso libritocomo tres veces, sin encontrar nada quele interesara y a la medida de supresupuesto. Papá fue más rápido endecidirse, y quiso recibir a la instituciónpara solicitar una clase de prueba de«Latín elemental». Dicho y hecho. Laclase llegó, Margot se puso a estudiarcon buenos ánimos y el cursillo, aunquecaro, se encargó. Para mí es demasiado

difícil, aunque me encantaría aprenderlatín.

Para que yo también empezara conalgo nuevo, papá le pidió a Kleiman unabiblia para jóvenes, para que por fin meentere de algunas cosas del NuevoTestamento.

- ¿Le vas a regalar a Ana una bibliapara Januká? -preguntó Margot algodesconcertada.

-Pues... en fin, crea que será mejorque se la regale para San Nicolás -contestó papá. Y es que Jesús y Janukáno tienen nada que ver.

Como se ha roto la aspiradora,todas las noches me toca cepillar laalfombra con un viejo cepillo. Cierro laventana, enciendo la luz, también la

estufa, y paso el escobón. «Esto nopuede acabar bien -pensé ya la primeravez-. Seguro que habrá quejas.» Y asífue: a mamá las espesas nubes de polvoque quedaban flotando en la habitaciónle dieron dolor de cabeza, el nuevodiccionario de latín de Margot se cubrióde suciedad, y Pim hasta se quejó de queel suelo no había cambiado en absolutode aspecto. «A buen servicio malgalardón», como dice el refrán.

La última consigna de la Casa deatrás es que los domingos la estufa seencienda a las siete y media, y no a lascinco y media de la mañana, como antes.Me parece una cosa peligrosa. ¿Qué vana pensar los vecinos del humo que eche

nuestra chimenea?Lo mismo pasa con las cortinas.

Desde que nos instalamos aquí, siemprehan estado herméticamente cerradas.Pero a veces, a alguno de los señores oa alguna de las señoras le viene elantojo de mirar hacia fuera un momento.El efecto: una lluvia de reproches.

La respuesta: «¡Pero si no lo venadie!» Por ahí empiezan todos losdescuidos. Que esto no lo ve nadie, queaquello no lo oye nadie, que a lo de másallá nadie le presta atención. Es muyfácil decirlo, ¿pero se corresponderácon la verdad? De momento las idisputas tempestuosas han amainado,sólo Dussel está reñido con J Van Daan.Cuando habla de la señora, no hace más

que repetir las palabras «vaca idiota»,«morsa» y «yegua»; viceversa, la señoraca- l lifica al estudioso infalible de«vieja solterona», «damiselasusceptible», etcétera. Dijo la sartén alcazo: ¡Apártate, que me tiznas!

Tu Ana

Noche del lunes 8 denoviembre de 1943

Querida Kitty:Si pudieras leer mi pila de cartas

una detrás de otra, seguramente tellamarían la atención los distintosestados de ánimo en que fueron escritas.Yo misma lamento que aquí, en la Casade atrás, dependa tanto de los estados deánimo. En verdad, no sólo a ! mí mepasa; nos pasa a todos. Cuando leo unlibro que me causa una impresiónprofunda, tengo que volver a ordenarbien toda mi cabeza antes de mezclarmecon los demás, si no podrían llegar apensar que me ocurre algo extraño. Demomento, como podrás apreciar, estoy

en una fase depresiva. De verdad nosabría explicarte a qué se debe, perocreo que es mi cobardía, con la quetropiezo una y otra vez.

Hace un rato, cuándo aún estabacon nosotros Bep, se oyó un timbrefuerte, largo y penetrante. En esemomento me puse blanca, me vino dolorde estómago y taquicardia, y todo por lamieditis.

Por las noches, en sueños, me veoen un calabozo, sin papá y mamá. Aveces deambulo por la carretera, o sequema nuestra Casa de atrás, o nosvienen a buscar de noche y me escondodebajo de la cama, desesperada. Veotodo como si lo estuviera viviendo en mipropia carne. ¡Y encima tengo la

sensación de que todo esto me puedesuceder en cualquier momento!

Miep dice a menudo que nosenvidia tal como estamos aquí, por latranquilidad que tenemos. Puede ser,pero se olvida de nuestro enorme miedo.

No puede imaginarse que paranosotros el mundo vuelva a ser algunavez como era antes. Es cierto que aveces hablo de «después de la guerra»,pero es como si hablara de un castillo enel aire, algo que nunca podrá serrealidad.

Nos veo a los ocho y a la Casa deatrás, como si fuéramos un trozo decielo azul, rodeado de nubes de lluvianegras, muy negras. La isla redonda en

la que nos encontramos aún es segura,pero las nubes se van acercando, y elanillo que nos separa del peligroinminente se cierra cada vez más. Yaestamos tan rodeados de peligros y deoscuridad, que la desesperación porbuscar una escapatoria nos hace tropezarunos con otros. Miramos todos haciaabajo, donde la gente está peleándoseentre sí, miramos todos hacia arriba,donde todo está en calma y es hermoso,y entretanto estamos aislados por esamasa oscura, que nos impide ir haciaabajo o hacia arriba, pero que se hallafrente a nosotros como un muroinfranqueable, que quiere aplastarnos,pero que aún no lo logra. No puedohacer otra cosa que gritar e implorar:

«¡Oh, anillo, anillo, ensánchate y ábrete,para que podamos pasar!»

Tu Ana

Jueves, 11 de noviembre de1943

Querida Kitty:Se me acaba de ocurrir un buen

título para este capítulo:Oda a la estilográfica «In

memoriam»La estilográfica había sido siempre

para mí un preciado tesoro; la apreciabamucho, sobre todo por la punta gruesaque tenía, porque sólo con la puntagruesa de una estilográfica sé hacer unaletra realmente bonita. Mi estilográficaha tenido una larga e interesante vida deestilográfica, que pasaré a relatarbrevemente.

Cuando tenía nueve años, mi

estilográfica me llegó en un paquete,envuelta en algodón, catalogada como«muestra sin valor», procedente deAquisgrán, la ciudad donde reside miabuela, la generosa remitente. Yo estabaen cama con gripe, mientras el vientofrío de febrero bramaba alrededor de lacasa. La maravillosa estilográfica veníaen un estuche de cuero rojo y fuemostrada a todas mis amigas elmismísimo día del obsequio. ¡Yo, AnaFrank, orgullosa poseedora de unaestilográfica!

Cuando tenía diez años, mepermitieron llevar la estilográfica alcolegio, y la señorita consintió que lausara para escribir. A los once años, sinembargo, tuve que guardarla, ya que la

señorita del sexto curso sólo permitíaque se usaran plumas y tinteros delcolegio como útiles de escritura.Cuando cumplí los doce y pasé al liceojudío, mi estilográfica, para mayorgloria, fue a dar a un nuevo estuche, enel que también cabía un lápiz y que,además, parecía mucho más auténtico,ya que cerraba con cremallera. A lostrece la traje conmigo a la Casa de atrás,donde me acompañó a través de unsinnúmero de diarios y otros escritos. Elaño en que cumplí los catorce, fue elúltimo año que mi estilográfica y yopasamos juntas, y ahora...

Fue un viernes por la tarde después

de las cinco; salí de mi habitación yquise sentarme a la mesa a escribir, peroMargot y papá me obligaronbruscamente a cederles el lugar parapoder dedicarse a su clase de latín. Laestilográfica quedó sobre la mesa, sinutilizar; suspirando, su propietaria tuvoque contentarse con un pequeñísimorincón de la mesa y se puso a pulirjudías. «Pulir judías» significa aquídentro adecentar las judías pintasenmohecidas. A las seis menos cuartome puse a barrer el suelo, y la basura,junto con las judías malas, la tiré en laestufa, envuelta en un periódico. Seprodujo una tremenda llamarada, y mepuse contenta, porque el fuego estabaaletargado y se restableció.

Había vuelto la tranquilidad, loslatinistas habían desaparecido y yo mesenté a la mesa para volver a laescritura, pero por más que buscara entodas partes, la estilográfica noaparecía. Busqué otra vez, Margottambién buscó, y mamá, y también papá,y Dussel, pero la pluma habíadesaparecido sin dejar rastro.

-Quizá se haya caído en la estufa,junto con las judías -sugirió Margot.

-¡Cómo se te ocurre! -le contesté.Sin embargo, cuando por la noche

mi estilográfica aún no había aparecido,todos supusimos que se había quemado,sobre todo porque el celuloide arde quees una maravilla. Mi triste

presentimiento se confirmó a la mañanasiguiente cuando papá, al vaciar laestufa, encontró el clip con el que sesujeta una estilográfica en medio de lascenizas. De la plumilla de oro noencontramos el menor rastro.

-Debe de haberse adherido aalguna piedra al arder -opinó papá.

Al menos me queda un consuelo,aunque sea pequeño: mi estilográfica hasido incinerada, tal como quiero quehagan conmigo llegado el momento.

Tu Ana

Miércoles, 17 de noviembrede 1943

Querida Kitty:Están ocurriendo hechos

estremecedores. En casa de Bep haydifteria, y por eso tiene que evitar elcontacto con nosotros durante seissemanas. Resulta muy molesto, tantopara la comida como para los recados,sin mencionar la falta que nos hace sucompañía. Kleiman sigue postrado ylleva tres semanas ingiriendo leche yfinas papillas únicamente. Kugler estáatareadísimo.

Las clases de Latín enviadas porMargot vuelven corregidas por unprofesor. Margot las envía usando el

nombre de Bep. El profesor es muyamable y muy gracioso además. Debe deestar contento de que le haya caído unaalumna tan inteligente.

Dussel está totalmente confuso, ynadie sabe por qué. Todo comenzó conque cuando estábamos arriba no abría laboca y no intercambiaba ni una solapalabra con el señor Van Daan .ni con laseñora. Esto llamó la atención a todos.Como la situación se prolongaba, mamáaprovechó la ocasión para prevenirleque de esta manera la señoraciertamente podía llegar a causarlemuchos disgustos. Dussel dijo que elque había empezado a no decir nada eraVan Daan, y que por lo tanto no teníaintención de romper su silencio. Debes

saber que ayer fue 16 de noviembre, díaen que se cumplió un año de su venida ala Casa de atrás. Con ocasión de ello, leregaló a mamá un jarrón de flores, peroa la señora Van Daan, que durantesemanas había estado haciendo alusión ala fecha en varias oportunidades, sinocultar en lo más mínimo su opinión deque Dussel tendría que convidarnos aalgo, no le regaló nada. En vez deexpresar de una buena vez suagradecimiento por la desinteresadaacogida, no dijo ni una palabra. Ycuando el dieciséis por la mañana lepregunté si debía darle la enhorabuena oel pésame, contestó que podía decirlecualquier cosa. Mamá, que quería hacer

el noble papel de paloma de la paz, noavanzó ni un milímetro y al final lasituación se mantuvo igual.

No exagero si te digo que en lamente de Dussel hay algo que nofunciona. A menudo nos mofamos ensilencio de su falta de memoria, opinióny juicio, y más de una vez nos reímoscuando transmite, de forma totalmentetergiversada y mezclándolo todo, losmensajes que acaba de recibir. Por otraparte, ante cada reproche o acusaciónesgrime una bella promesa, que enrealidad nunca cumple.

.. Der Mann hat einen grossen

Geistund ist so klein von Taten!18 .

Tu Ana

Sábado, 27 de noviembre de1943

Querida Kitty:Anoche, antes de dormirme, se me

apareció de repente Hanneli. La videlante de mí, vestida con harapos, conel rostro demacrado. Tenía los ojos muygrandes y me miraba de manera tan tristey con tanto reproche, que en sus ojospude leer: «Oh, Ana, ¿por qué me hasabandonado? ¡Ayúdame, oh, ayúdame asalir de este infierno!»

Y yo no puedo ayudarla, sólopuedo mirar cómo otras personas sufreny mueren, y estar de brazos cruzados, ysólo puedo pedirle a Dios que nos ladevuelva. Es nada menos que a Hanneli

a quien vi, nadie sino Hanneli... ycomprendí. La juzgué mal, era yodemasiado niña para comprender susproblemas. Ella estaba muy encariñadacon su amiga y era como si yo quisieraquitársela. ¡Cómo se habrá sentido lapobre! Lo sé, yo también conozco muybien ese sentimiento. A veces, como unrelámpago, veía cosas de su vida, paraluego, de manera muy egoísta, volver adedicarme a mis propios placeres yproblemas.

No hice muy bien en tratarla así, yahora me miraba con su cara pálida y sumirada suplicante, tan desamparada.¡Ojalá pudiera ayudarla! ¡Dios mío,cómo es posible que yo tenga aquí todolo que se me antoja, y que el cruel

destino a ella la trate tan mal! Era tanpiadosa como yo, o más, y quería hacerel bien, igual que yo; entonces, ¿por quéfui yo elegida para vivir y ella tal vezhaya tenido que morir? ¿Qué diferenciahabía entre nosotras? ¿Por qué estamostan lejos una de otra?

A decir verdad, hacía meses, o casiun año, que la había olvidado. No deltodo, pero tampoco la tenía presente contodas sus desgracias.

Ay, Hanneli, espero que si llegas aver el final de la guerra y a reunirte connosotros, pueda acogerte paracompensarte en parte el mal que te hehecho.

Pero cuando vuelva a estar en

condiciones de ayudarla, no precisarámi ayuda tanto como ahora. ¿Pensaráalguna vez en mí? ¿Qué sentirá?

Dios bendito, apóyala, para que almenos no esté sola. ¡Si pudieras decirleque pienso en ella con amor ycompasión, quizá eso le dé fuerzas paraseguir aguantando!

No debo seguir pensando, porqueno encuentro ninguna salida. Siemprevuelvo a ver sus grandes ojos, que nome sueltan. Me pregunto si la fe deHanneli es suya propia, o si es una cosaque le han inculcado desde fuera. Nisiquiera lo sé, nunca me he tomado lamolestia de preguntárselo.

Hanneli, Hanneli, ojalá pudierasacarte de donde estás, ojalá pudiera

compartir contigo todas las cosas quedisfruto. Es demasiado tarde. No puedoayudar ni remediar todo lo que he hechomal. ¡Pero nunca la olvidaré y siemprerezaré por ella!

Tu Ana

Lunes, 6 de diciembre de1943

Querida Kitty:Cuando se acerca el día de San

Nicolás, sin quererlo todos pensamos enla cesta del año pasado, tanhermosamente decorada, y sobre todo amí me pareció horrible tener quesaltárnoslo todo este año. Estuve muchotiempo pensando hasta que encontréalgo, algo que nos hiciera reír. Loconsulté con Pim, y la semana pasadapusimos manos a la obra para escribirun poema para cada uno.

El domingo por la noche a las ochoy cuarto aparecimos en el piso de arriballevando el canasto de la colada entre

los dos, adornado con pequeñas figurasy lazos de papel cebolla de color celestey rosa. El canasto estaba cubierto de ungran papel de envolver color marrón,que llevaba una nota adherida. Arribatodos estaban un tanto asombrados porel gran volumen del paquete sorpresa.Cogí la nota y me puse a leer:

PRÓLOGO:Como todos los años, San Nicolás

ha venido y a la Casa dé atrás regalos hatraído. Lamentablemente la celebraciónde este año no puede ser tan divertidacomo antaño, cuando teníamos tantasesperanzas y creíamos que conservandoel optimismo' triunfaríamos, que laguerra acabaría y que sería posible

festejar San Nicolás estando ya libres.De todas maneras, hoy lo queremoscelebrar y aunque ya no queda nada pararegalar podemos echar mano de unúltimo recurso que se encuentra en elzapato de cada uno...

Cuando todos sacaron sus zapatos

del canasto, hubo carcajada general. Encada uno de ellos había un paquetitoenvuelto en papel de envolver, con ladirección de su respectivo dueño.

Tu Ana

Miércoles, 22 de diciembrede 1943

Querida Kitty:Una fuerte gripe ha impedido que te

escribiera antes. Es un suplicio caerenfermo aquí; cuando me venía latos, memetía debajo de las sábanas y mantas lomás rápido posible y trataba de acallarmi garganta lo más que podía, lo que porlo general tenía como consecuencia quela picazón no se me iba en absoluto yque había que recurrir a la leche conmiel, al azúcar o a las pastillas. Me davértigo pensar en todas las curas por lasque me hicieron pasar: sudación,compresas, paños húmedos y secos en elpecho, bebidas calientes, gargarismos,

pinceladas de yodo, reposo, almohadatérmica, bolsas de agua caliente, limónexprimido y el termómetro cada doshoras. ¿Puede uno curarse realmente deesa manera? Lo peor de todo me pareciócuando el señor Dussel se puso a hacerde médico y apoyó su cabezaengominada en mi pecho desnudo paraauscultar los sonidos que había dentro.No sólo me hacía muchísimas cosquillassu pelo, sino que me daba vergüenza, apesar de que en algún momento, hacetreinta años, estudió para médico y tieneel título. ¿Por qué tiene que estar esehombre posando su cabeza en mi pechodesnudo? ¿Acaso se cree mi amante?Además, lo que pueda haber de bueno ode malo allí dentro, él no lo oye, y

debería lavarse las orejas, porque esbastante duro de oído. Pero basta ya dehablar de enfermedades. Ahora mesiento como nueva, he crecido uncentímetro, he aumentado un kilo depeso, estoy pálida y deseosa de ponermea estudiar.

Ausnahmsweise19 -no cabe emplearotra palabra-, reina en la casa un buenentendimiento, nadie está reñido connadie, pero no creo que dure mucho,porque hace como seis meses que nodisfrutábamos de esta paz hogareña.

Bep sigue separada de nosotros,pero esta hermana nuestra no tardará enlibrarse de todos sus bacilos.

Para Navidad nos darán una ración

extra de aceite, de dulces y de melaza.Para Januká, Dussel les ha regalado a laseñora Van Daan y a mamá un hermosopastel, hecho por Miep a petición suya.Con todo el trabajo que tiene, encima hatenido que hacer eso. A Margot y a mínos ha regalado un broche, fabricadocon una moneda de un céntimo lustrada ybrillante. En fin, no te lo puedodescribir, es sencillamente muy bonito.

Para Miep y Bep también tengounos regalitos de Navidad, y es quedurante un mes he estado ahorrandoazúcar que era para echar en la papillade avena. Kleiman la ha usado paramandar hacer unos dulces para laNavidad.

Hace un tiempo feo y lluvioso, la

estufa despide mal olor y la comida noscae muy pesada a todos, lo que produceunos «truenos» tremendos por todos losrincones. Tregua en la guerra, humor deperros.

Tu Ana

Viernes, 24 de diciembre de1943

Querida Kitty:Ya te he escrito en otras

oportunidades sobre lo mucho que todosaquí dependemos de los estados deánimo, y creo que este mal estáaumentando mucho últimamente, sobretodo en mí. Aquello de Himmelhochjauchzend, zu Tode betrübt20 ,ciertamente es aplicable en mi caso. Enla más alta euforia me encuentro cuandopienso en lo bien que estamos aquí,comparado con la suerte que correnotros chicos judíos, y «la más profundaaflicción» me viene, por ejemplo,cuando ha venido de visita la señora

Kleiman y nos ha hablado del club dehockey de Jopie, de sus paseos enpiragua, de sus representacionesteatrales y los tés con sus amigas.

No creo que la envidie a Jopie,pero lo que sí me da es un ansia enormede poder salir a divertirme como unaloca y reírme hasta que me duela latripa. Sobre todo ahora, en invierno, conlas fiestas de Navidad y Año Nuevo,estamos aquí encerrados como parias,aunque ya sé que en realidad no deboescribir estas palabras, porqueparecería que soy una desagradecida,pero no puedo guardármelo todo, yprefiero citar mis palabras delprincipio: «El papel es paciente.»

Cuando alguien acaba de venir defuera, con el viento entre la ropa y elfrío en el rostro, querría esconder lacabeza debajo de las sábanas para nopensar en el momento en que nos seadado volver '' a oler el aire puro. Perocomo no me está permitido esconder lacabeza debajo de las sábanas, sino que,al contrario, debo mantenerla firme yerguida, mis pensamientos me vuelven ala cabeza una y otra vez, innumerablesveces.

Créeme, cuando llevas un año ymedio encerrada, hay días en que ya nopuedes más. Entonces ya no cuentan lajusticia ni la ingratitud; los sentimientosno se dejan ahuyentar. Montar en

bicicleta, bailar, silbar, mirar el mundo,sentirme joven, saber que soy libre, esoes lo que anhelo, y sin embargo nopuedo dejar que se me note, porqueimagínate que todos empezáramos alamentarnos o pusiéramos caras largas...¿Adónde iríamos a parar? A veces mepongo a pensar: ¿no habrá nadie quepueda entenderme, que pueda ver másallá de esa ingratitud, más allá del ser ono ser judío, y ver en mí tan sólo a esachica de catorce años, que tiene unainmensa necesidad de divertirse un ratodespreocupadamente? No lo sé, y esalgo de lo que no podría hablar connadie, porque sé que me pondría allorar. El llanto es capaz deproporcionar alivio, pero tiene que

haber alguien con quien llorar. A pesarde todo, a pesar de las teorías y losesfuerzos, todos los días echo de menosa esa madre que me comprenda. Por eso,en todo lo que hago y escribo, piensoque cuando tenga hijos querría ser paraellos la mamá que me imagino. La mamáque no se toma tan en serio las cosas quese dicen por ahí, pero que sí se toma enserio las cosas que digo yo. Me doycuenta de que... (me cuesta describirlo)pero la palabra «mamá» ya lo dice todo.¿Sabes lo que se me ha ocurrido parallamar a mi madre usando una palabraparecida a «mamá»? A menudo la llamoMansa, y de ahí se derivan Mans o Man.Es como si dijésemos una mamá

imperfecta, a la que me gustaría honrarcambiándole un poco las letras alnombre que le he puesto. Por suerte,Mans no sabe nada de esto, porque no leharía ninguna gracia si lo supiera.

Ahora ya basta. Al escribirte se meha pasado un poco mi «más profundaaflicción».

Tu Ana En estos días, ahora que hace sólo

un día que pasó la Navidad, estoy todoel tiempo pensando en Pim y en lo queme dijo el año pasado. El año pasado,cuando no comprendí el significado desus palabras tal como las comprendoahora. ¡Ojalá hablara otra vez, para queyo pudiera hacerle ver que lo

comprendo!Creo que Pim me ha hablado de

ello porque él, que conoce tantossecretos íntimos de otros, también teníaque desahogarse alguna vez; porque Pimnormalmente no dice nada de sí mismo,y no creo que Margot sospeche las cosaspor las que ha pasado. Pobre Pim, yo nome creo que la haya olvidado. Nuncaolvidará lo ocurrido. Se ha vueltoindulgente, porque también él ve losdefectos de mamá. ¡Espero llegar aparecerme un poco a él, sin tener quepasar por lo que ha pasado!

Ana

Lunes, 27 de diciembre de1943

El viernes por la noche, porprimera vez en mi vida, me regalaronalgo por Navidad. Las chicas, Kleiman yKugler prepararon otra vez una hermosasorpresa. Miep hizo un delicioso pastelde Navidad, que llevaba la inscripciónde «Paz 1944». Bep nos trajo medio kilode galletas de una calidad que ya no seve desde que empezó la guerra.

Para Peter, para Margot y para míhubo un tarro de yogur, y a los mayoresles dieron una botellita de cerveza acada uno. Todo venía envuelto en unpapel muy bonito, con estampas pegadasen los distintos paquetes. Por lo demás,

los días de Navidad han pasado rápido.Ana

Miércoles, 29 de diciembrede 1943

Querida Kitty:Anoche me sentí nuevamente muy

triste. Volvieron a mi mente la abuela yHanneli. Abuela, mi querida abuela,¡qué poco nos dimos cuenta de lo quesufrió, qué buena fue siempre connosotros, cuánto interés ponía en todo loque tuviera que ver con nosotros! Ypensar que siempre guardócuidadosamente el terrible secreto delque era portadora21

¡Qué buena y leal fue siempre laabuela! Jamás hubiera dejado en laestacada a alguno de nosotros. Hicieralo que hiciera, me portara como me

portara, la abuela siempre meperdonaba. Abuela, ¿me quisiste o acasotampoco me comprendiste? No lo sé.¡Qué sola se debe haber sentido laabuela, pese a que nos tenía a nosotros!El ser humano puede sentirse solo apesar del amor de muchos, porque paranadie es realmente el «más querido».

¿Y Hanneli? ¿Vivirá aún? ¿Quéestará haciendo? ¡Dios querido,protégela y haz que vuelva a estar connosotros! Hanneli, en ti veo siemprecómo podría haber sido mi suerte,siempre me veo a mí misma en tu lugar.¿Por qué entonces estoy tan triste amenudo por lo que pasa aquí? ¿Nodebería estar siempre alegre, feliz y

contenta, salvo cuando pienso en ella yen los que han corrido su misma suerte?¡Qué egoísta y cobarde soy! ¿Por quésueño y pienso siempre en las peorescosas y quisiera ponerme a gritar detanto miedo que tengo? Porque a pesarde todo no confío lo suficientemente enDios. Él me ha dado tantas cosas que yotodavía no merecía, y pese a ello, sigohaciendo tantas cosas mal...

Cuando uno se pone a pensar en sussemejantes, podría echarse a llorar; enrealidad podría pasarse el día llorando.Sólo le queda a uno rezar para que Diosquiera que ocurra un milagro y salve aalgunos de ellos. ¡Espero estar rezandolo suficiente!

Ana

Jueves, 30 de diciembre de1943

Querida Kitty:Después de las últimas grandes

peleas, todo ha seguido bien, tanto entrenosotros, Dussel y los del piso dearriba, como entre el señor y la señora.Pero ahora se acercan nuevosnubarrones, que tienen que ver con... ¡lacomida! A la señora se le ocurrió ladesafortunada idea de freír menospatatas por la mañana y mejorguardarlas. Mamá y Dussel y hastanosotros no estuvimos de acuerdo, yahora también hemos dividido laspatatas. Pero ahora se está repartiendode manera injusta la manteca, y mamá ha

tenido que intervenir. Si el desenlaceresulta ser más o menos interesante, te lorelataré. En el transcurso de los últimostiempos hemos estado separando: lacarne (ellos con grasa, nosotros singrasa); ellos sopa, nosotros no; laspatatas (ellos para mondar, nosotrospara pelar). Ello supone tener quecomprar dos clases de patatas, a lo queahora se añaden las patatas para freír.

¡Ojalá estuviéramos otra vezseparados del todo!

Tu Ana P. D. Bep ha mandado hacer por

encargo mío una postal de toda lafamilia real, en la que Juliana aparecemuy joven, al igual que la reina. Las tres

niñas son preciosas. Creo que Bep hasido muy buena conmigo, ¿no te parece?

Domingo, 2 de enero de1944

Querida Kitty:Esta mañana, como no tenía nada

que hacer, me pu-e a hojear en mi diarioy me topé varias veces con cartas quetratan el tema de la madre con tantavehemencia, que me asusté y mepregunté: «Ana, ¿eres tú la que hablabasde odio? Oh, Ana, ¿cómo has podidoescribir una cosa así?»

Me quedé con el diario abierto enla mano, y me puse a pensar en cómohabía podido ser que estuviera tanfuriosa y tan verdaderamente llena deodio, que tenía que confiártelo todo. Heintentado comprender a la Ana de hace

un año y de perdonarla, porque notendré la conciencia tranquila mientrasdeje que sigas cargando con estasacusaciones, y sin que te haya explicadocómo fue que me puse así. He padecidoy padezco estados de ánimo que memantenían con la cabeza bajo el agua -ensentido figurado, se entiende- y que sólome dejaban ver las cosas de manerasubjetiva, sin que intentara detenerme aanalizar tranquilamente las palabras delos demás, para luego poder actuarconforme al espíritu de aquellaspersonas a las que, por mi temperamentoefervescente, haya podido ofender ocausado algún dolor.

Me he recluido en mí misma, me hemirado sólo a mí misma, y he escrito en

mi diario de modo imperturbable todasmis alegrías, mofas y llantos. Para míeste diario tiene valor, ya que a menudose ha convertido en el libro de mismemorias, pero en muchas páginas ahorapodría poner: «Pertenece al ayer.»

Estaba furiosa con mamá, y amenudo lo sigo estando. Ella no mecomprendía, es cierto, pero yo tampocola comprendía a ella. Como me quería,era cariñosa conmigo, pero comotambién se vio envuelta en muchassituaciones desagradables por mi culpa,y a raíz de ello y de muchas otrascircunstancias tristes estaba nerviosa oirascible, es de entender que me trataracomo me trató.

Yo me lo tomaba demasiado enserio, me ofendía, me insolentaba y latrataba mal, lo que a su vez la hacíasufrir. Era entonces, en realidad, un ir yvenir de cosas desagradables y tristes.De ningún modo fue placentero, paraninguna de las dos, pero todo pasa. Elque yo no quisiera verlo y me tuvieramucha compasión, también escomprensible.

Las frases tan violentas sólo sonmanifestaciones de enfado, que en lavida normal hubiera podido ventilardando cuatro patadas en el suelo,encerrada en una habitación omaldiciendo a mamá a sus espaldas.

El período en que condeno a mamá

bañada en lágrimas ha quedado atrás;ahora soy más sensata, y los nervios demamá se han calmado. Por lo general mecallo la boca cuando algo me irrita, yella hace lo mismo, por lo que todoparece marchar mejor. Pero sentir unverdadero amor filial por mamá, es algoque no me sale.

Tranquilizo mi concienciapensando en que los insultos más valeconfiárselos al papel, y no que mamátenga que llevarlos consigo en elcorazón.

Tu Ana

Jueves, 6 de enero de 1944Querida Kitty:Hoy tengo que confesarte dos cosas

que llevarán mucho tiempo, pero quedebo contarle a alguien, y entonces lomejor será que te lo cuente a ti, porquesé a ciencia cierta que callarás siemprey bajo cualquier concepto.

Lo primero tiene que ver conmamá. Bien sabes que muchas veces mehe quejado de ella, pero que luegosiempre me he esforzado por ser amablecon ella. De golpe me he dado cuentapor fin de cuál es el defecto que tiene.Ella misma nos ha contado que nos vemás como amigas que como hijas. Esoes muy bonito, naturalmente, pero sin

embargo una amiga no puede ocupar ellugar de una madre. Siento la necesidadde tomar a mi madre como ejemplo, y derespetarla; es cierto que en la mayoríade los casos mi madre es un ejemplopara mí, pero más bien un ejemplo a noseguir. Me da la impresión de queMargot piensa muy distinto a mí en todasestas cosas, y que nunca entendería estoque te acabo de escribir. Y papá evitatoda conversación que pueda tratarsobre mamá.

A una madre me la imagino comouna mujer que en primer lugar poseemucho tacto, sobre todo con hijos denuestra edad, y no como Mansa, quecuando lloro -no a causa de algún dolor,sino por otras cosas- se burla de mí.

Hay una cosa que podrá parecerteinsignificante, pero que nunca le heperdonado. Fue un día en que tenía queir al dentista. Mamá y Margot me iban aacompañar y les pareció bien quellevara la bicicleta. Cuando habíamosacabado en el dentista y salimos a lacalle, Margot y mamá me dijeron sinmás ni más que se iban de tiendas amirar o a comprar algo, ya no recuerdoexactamente qué. Yo, naturalmente,quería ir con ellas, pero no me dejaronporque llevaba conmigo la bicicleta. Medio tanta rabia, que los ojos se mellenaron de lágrimas, y Margot y mamáse echaron a reír. Me enfurecí, y enplena calle les saqué la lengua. Una

viejecita que pasaba casualmente nosmiró asustada. Me monté en la bicicletay me fui a casa, donde estuve llorandoun rato largo. Es curioso que de misinnumerables heridas, justo ésta vuelvaa enardecerme cuando pienso en loenfadada que estaba en ese momento.

Lo segundo es algo que me cuestamuchísimo contártelo, porque se trata demí misma. No soy pudorosa, Kitty, perocuando aquí en casa a menudo se ponena hablar con todo detalle sobre lo quehacen en el retrete, siento una especie derepulsión en todo mi cuerpo.

Resulta que ayer leí un artículo deSis Heyster sobre por qué nossonrojamos. En ese artículo habla comosi se estuviera dirigiendo sólo a mí.

Aunque yo no me sonrojo tan fácilmente,las otras cosas que menciona sí sonaplicables a mí. Escribe más o menosque una chica, cuando entra en lapubertad, se vuelve muy callada yempieza a reflexionar acerca de lascosas milagrosas que se producen en sucuerpo. También a mí me estáocurriendo eso, y por eso últimamenteme da la impresión de que sientovergüenza frente a Margot, mamá ypapá. Sin embargo Margot, que esmucho más tímida que yo, no sienteninguna vergüenza.

Me parece muy milagroso lo queme está pasando, y no sólo lo que sepuede ver del lado exterior de mi

cuerpo, sino también lo que sedesarrolla en su interior. Justamente alno tener a nadie con quien hablar de mímisma y sobre todas estas cosas, lasconverso conmigo misma. Cada vez queme viene la regla -lo que hasta ahorasólo ha ocurrido tres veces- me da lasensación de que, a pesar de todo eldolor, el malestar y la suciedad, guardoun dulce secreto y por eso, aunque sólome trae molestias y fastidio, en ciertomodo me alegro cada vez que llega elmomento en que vuelvo a sentir en míese secreto.

Otra cosa que escribe Sis Heysteres que a esa edad las adolescentes sonmuy inseguras y empiezan a descubrirque son personas con ideas,

pensamientos y costumbres propias.Como yo vine aquí cuando acababa decumplir los trece años, empecé areflexionar sobre mí misma y adescubrir que era una .persona por mímisma» mucho antes. A veces, por lasnoches, siento una terrible necesidad depalparme los pechos y de oír el latidotranquilo y seguro de mi corazón.

Inconscientemente, antes de veniraquí ya había tenido sensacionessimilares, porque recuerdo una vez enque me quedé a dormir en casa deJacque y que no podía contener lacuriosidad de conocer su cuerpo, quesiempre me había ocultado, y que nuncahabía llegado a ver. Le pedí que, en

señal de nuestra amistad, nos tocáramosmutuamente los pechos. Jacque se negó.También ocurrió que sentí una terriblenecesidad de besarla, y lo hice. Cadavez que veo una figura de una mujerdesnuda, como por ejemplo la Venus enel manual de historia de arte deSpringer, me quedo extasiadacontemplándola. A veces me parece deuna belleza tan maravillosa, que tengoque contenerme para que no se me saltenlas lágrimas. ¡Ojalá tuviera una amiga!

Jueves, 6 de enero de 1944Querida Kitty:Mis deseos de hablar con alguien

se han vuelto tan grandes que de algunamanera muy extraña se me ha ocurridoescoger a Peter para ello. Antes, cuandode tanto en tanto entraba de día en lapequeña habitación de Peter, me parecíasiempre un sitio muy acogedor, perocomo Peter es tan modesto y nuncaecharía a una persona que se pusieralatosa de su habitación, nunca me atrevía quedarme mucho tiempo, temiendo quemi visita le resultara aburrida. Buscabala ocasión de quedarme en su habitaciónsin que se diera cuenta, charlando, y esaocasión se presentó ayer. Y es que a

Peter le ha entrado de repente la maníade resolver crucigramas, y ya no haceotra cosa. Me puse a ayudarle, y al pocotiempo estábamos sentados uno a cadalado de su escritorio, uno frente al otro,él en la silla y yo en el diván.

Me dio una sensación muy extrañamirarlo a los ojos, de color azul oscuro,y ver lo cohibido que estaba por lainusual visita. Todo me transmitía sumundo interior; en su rostro vi aún esedesamparo y esa actitud de inseguridad,y al mismo tiempo un asomo deconciencia de su masculinidad. Al veresa actitud tan tímida, sentí que mederretía por dentro. Hubiera queridopedirle que me contara algo sobre símismo; que viera más allá de ese eterno

afán mío de charlar. Sin embargo, me dicuenta de que ese tipo de peticiones sonmás fáciles de pensar que de llevar a lapráctica.

El tiempo transcurría y no pasabanada, salvo que le conté aquello de quese ruborizaba. Por supuesto que no ledije lo mismo que he escrito aquí, perosí que con los años ganaría másseguridad.

Por la noche, en la cama, lloré.Lloré, y sin embargo nadie debía oírme.La idea de que debía suplicar losfavores de Peter me repelía. Una hacecualquier cosa para satisfacer susdeseos, como podrás apreciar, porqueme propuse ir a sentarme más a menudo

con él para hacer que, de una u otramanera, se decidiera a hablar.

No vayas a creer que estoyenamorada de Peter, ¡nada de eso! Si losVan Daan hubieran tenido una niña envez de un hijo varón, también habríaintentado trabar amistad con ella.

Esta mañana me desperté a eso delas siete menos cinco y en seguidarecordé con gran seguridad lo que habíasoñado. Estaba sentada en una silla, yfrente a mí estaba sentado Peter... Schiff.Estábamos hojeando un libro ilustradopor Mary Bos. Mi sueño era tan nítidoque aún recuerdo en parte lasilustraciones. Pero aquello no era todo,el sueño seguía. De repente, los ojos dePeter se cruzaron con los míos, y durante

algún tiempo me detuve a mirar esoshermosos ojos de color pardoaterciopelado. Entonces, Peter me dijosusurrando:

-De haberlo sabido, habría ido a tuencuentro mucho antes.

Me volví bruscamente, porquesentía una emoción demasiado grande.Después sentí una mejilla suave ydeliciosa rozando la mía, y todo estuvotan bien, tan bien...

En ese momento me desperté,mientras seguía sintiendo su me - ¡¡¡lacontra la mía y sus ojos mirándome en lomás profundo de mi corazón, tanprofundamente que él había podido leerallí dentro cuánto lo había amado y

cuánto seguía amándolo. Los ojos se mevolvieron a llenar de lágrimas, y mesentí muy triste por haberlo perdido,pero al mismo tiempo también contenta,porque sabía con seguridad que Peterseguía siendo mi elegido. Es curioso quea veces tenga estos sueños tan nítidos.La primera vez fue cuando, una noche, via mi abuela Omi22 de forma tan clara,que pude distinguir perfectamente supiel gruesa y suave, como de terciopelo.Luego se me apareció Oma como sifuera mi ángel de la guarda, y luegoHanneli, que me sigue pareciendo elsímbolo de la miseria que pasan todosmis amigos y todos los judíos; cuandorezo por ella, rezo por todos los judíos y

por toda esa pobre gente. Y ahora Peter, mi querido Peter,

que nunca antes se me ha aparecido tanclaramente; no necesito una foto suya:así lo veo bien, muy bien.

Tu Ana

Viernes, 7 de enero de 1944Querida Kitty:¡Idiota de mí, que no me di cuenta

en absoluto de que nunca te habíacontado la historia de mi gran amor!

Cuando era aún muy pequeña, peroya iba al jardín de infancia, mi simpatíarecayó en Sally Kimmel. Su padre habíamuerto y vivía con su madre en casa deuna tía. Un primo de Sally, Appy, era unchico guapo, esbelto y moreno que mástarde tuvo todo el aspecto de un perfectoactor de cine y que cada vez despertabamás admiración que el gracioso, bajito yrechoncho de Sally. Durante algúntiempo anduvimos mucho juntos, aunquemi amor nunca fue correspondido, hasta

que se cruzó Peter en mi camino y meentró un amor infantil el triple de fuerte.Yo también le gustaba, y durante todo unverano fuimos inseparables. En mispensamientos aún nos veo cogidos de lamano, caminando por la ZuiderAmstelaan, él con su traje de algodónblanco y yo con un vestido corto deverano. Cuando acabaron las vacacionesde verano, él pasó a primero de lasecundaria y yo a sexto de primaria. Mepasaba a recoger al colegio o yo a él.Peter era un muchacho hermoso, alto,guapo, esbelto, de aspecto serio, serenoe inteligente. Tenía el pelo oscuro yhermosos ojos castaños, mejillasmarrón-rojizas y la nariz respingona. Meencantaba sobre todo su sonrisa, que le

daba un aire pícaro y travieso.En las vacaciones me fui afuera y

al volver no encontré a Peter en suantigua dirección; se había mudado decasa y vivía con un muchacho muchomayor que él. Éste le hizo verseguramente que yo no era más que unachiquilla tonta, y Peter me dejó. Yo loamaba tanto que no quería ver larealidad y me seguía aferrando a él,hasta que llegó el día en que me dicuenta de que si seguía detrás de él, metratarían de «perseguidora de chicos».

Pasaron los años. Peter salía conchicas de su edad y ya ni me saludaba.Empecé a ir al liceo judío, muchoschicos de mi curso se enamoraron de mí,

a mí eso me gustó, me sentí honrada,pero por lo demás no me hizo nada. Másadelante, Hello estuvo loco por mí, perocomo ya te he dicho, nunca más meenamoré.

Hay un refrán que dice: «El tiempolo cura todo.» Así también me pasó amí. Me imaginaba que había olvidado aPeter y que ya no me gustaba nada. Perosu recuerdo seguía tan latente en mí, quea veces me confesaba a mí misma queestaba celosa de las otras chicas, y quepor eso él ya no me gustaba. Estamañana comprendí que nada en mí hacambiado; al contrario, mientras ibacreciendo y madurando, también miamor crecía en mí. Ahora puedoentender muy bien que yo le pareciera a

Peter una chiquilla, pero de cualquiermanera siempre me hirió el que seolvidara de mí de ese modo. Su rostrose me aparece de manera tan nítida, queahora sé que nunca llevaré grabada enmi mente la imagen de otro chico comola de él.

Por eso, hoy estoy totalmenteconfusa. Esta mañana, cuando papá mebesó, casi exclamé: «¡Ojalá fuerasPeter!» Todo me recuerda a él, y todo eldía no hago más que repetir la frase:«¡Oh, Petel23 , mi querido Petel!»

No hay nada que pueda ayudarme.Tengo que seguir viviendo y pedirle aDios que si llego a salir de aquí, pongaa Peter en mi camino y que, mirándome

a los ojos y leyendo mas sentimientos,me diga: «¡Ana, de haberlo sabido, mehabría ido a tu lado hace tiempo!»

Una vez, cuando hablábamos de lasexualidad, papá me dijo que en esemomento yo no podía entender lo queera el deseo, pero yo siempre supe quelo entendía, y ahora lo entiendo del todo.¡Nada me es tan querido como él, miPetel!

He visto mi cara en el espejo, y ha

cambiado tanto... Tengo una mirada biendespierta y profunda; mis mejillas estánteñidas de color de rosa, algo que hacíasemanas que no sucedía; tengo la bocamucho menos tirante, tengo aspecto de

ser feliz, y sin embargo tengo unaexpresión triste, y la sonrisa se medesliza de los labios. No soy feliz,porque aun sabiendo que no estoy en lospensamientos de Petel, siento una y otravez sus hermosos ojos clavados en mí, ysu mejilla suave y fresca contra la mía.¡Oh, Petel, Petel! ¿Cómo haré paradesprenderme de tu imagen? A tu lado,¿no son todos los demás un míserosucedáneo? Te amo, te quiero con unamor tan grande, que era ya imposibleque siguiera creciendo en mi corazón, yen cambio debía saltar a la superficie yrevelarse repentinamente en toda sumagnitud.

Hace una semana, hace un día, si

me hubieras preguntado a cuál de misamigos elegiría para casarme, te habríacontestado que a SaIly, porque a su ladotodo es paz, seguridad y armonía. Peroahora te diría que a Petel, porque a él loamo con toda mi alma y a él me entregocon todo mi corazón. Pero sólo hay unacosa: no quiero que me toque más que lacara.

Esta mañana, en mis pensamientosestaba sentada con Petel en el desván dedelante, encima de unos maderos frentea la ventana, y después de conversar unrato, los dos nos echamos a llorar. Yluego sentí su boca y su deliciosamejilla. ¡Oh, Petel, ven conmigo, piensaen mí, mi propio y querido Petel!

Miércoles, 12 de enero de1944

Querida Kitty:Bep ya ha vuelto a la oficina hace

quince días, aunque a su hermana no ladejan ir al colegio hasta dentro de unasemana. Ahora Bep ha estado dos díasen cama con un fuerte catarro. TampocoMiep y Jan han podido acudir a suspuestos de trabajo; los dos tenían elestómago mal.

De momento me ha dado por elbaile y la danza y todas las nochespractico pasos de baile con muchoempeño. Con una enagua de colorvioleta claro de Mansa me he fabricadoun traje de baile supermoderno. Arriba

tiene un lazo que cierra a la altura delpecho. Una cinta rosa onduladacompleta el conjunto. En vano heintentado transformar mis zapatos dedeporte en verdaderas zapatillas debaile. Mis endurecidos miembros vancamino de recuperar su antiguaflexibilidad. Un ejercicio que meencanta hacer es sentarme en el suelo ylevantar las piernas en el airecogiéndolas con las manos por lostalones. Sólo que debo usar un cojínpara sentarme encima, para no maltratardemasiado la rabadilla.

En casa están leyendo un librotitulado Madrugada sin nubes. A mamále pareció un libro estupendo porquedescribe muchos problemas de los

jóvenes. Con cierta ironía pensé quesería bueno que primero se ocupara desus propias jóvenes...

Creo que mamá piensa que larelación que tenemos Margot y yo connuestros padres es de lo mejor, y quenadie se ocupa más de la vida de 'sushijos que ellos. Con seguridad entoncesque sólo se fija en Margot, porque creoque ella nunca tiene los mismosproblemas o pensamientos que yo. Deningún modo quiero que mamá pienseque para uno' de sus retoños las cosasson totalmente distintas de lo que ella seimagina, porque se quedaría estupefactay de todas formas no sabría de qué otramanera encarar el asunto; quisiera

evitarle el dolor que ello le supondría,sobre todo porque sé que para mí nadacambiaría. Mamá se da perfecta cuentade que Margot la quiere mucho más queyo, pero cree que son rachas.

Margot se ha vuelto más buena; meparece muy distinta a como era antes. Yano es tan arisca y se está convirtiendo enuna verdadera amiga. Ya no meconsidera para nada una pequeñaja a laque no es necesario tener en cuenta.

Es muy raro eso de que a veces yomisma me vea como a través de los ojosde otra persona. Observo lo que le pasaa una tal Ana Frank con toda parsimoniay me pongo a hojear en el libro de mivida como si fuera ajeno.

Antes, en mi casa, cuando aún no

pensaba tanto, de vez en cuando me dabala sensación de no pertenecer a la mismafamilia que Mansa, Pim y Margot, y quesiempre sería una extraña. Entonces, aveces me hacía la huérfana como medioaño, hasta que me castigaba a mí misma,reprochándome que sólo era culpa míael que me hiciera la víctima, pese aencontrarme tan bien en realidad. A esoseguía un período en el que me obligabaa ser amable.

Todas las mañanas, cuando oíapasos en la escalera, esperaba que fueramamá que venía a darme los buenosdías, y yo la saludaba con buenasmaneras, ya que de verdad me alegrabade que me mirara con buenos ojos.

Después, a raíz de algún comentario, mesoltaba un bufido y yo me iba al colegiocon los ánimos por el suelo. En elcamino de vuelta a casa la perdonaba,pensaba que tal vez tuviera problemas,llegaba a casa alegre, hablando hastapor los codos, hasta que se repetía loocurrido por la mañana y yo salía decasa con la cartera del colegio,apesadumbrada. A veces me proponíaseguir enfadada, pero al volver delcolegio tenía tantas cosas que contar,que se me olvidaba lo que me habíapropuesto y mamá no tenía más remedioque prestar atención a los relatos de misandanzas. Hasta que volvían los tiemposen que por la mañana no me ponía aescuchar los pasos en la escalera, me

sentía sola y por las noches bañaba delágrimas la almohada.

Aquí las cosas son aún peores; enfin, ya lo sabes. Pero ahora Dios me haenviado una ayuda para soportarlas:Peter. Cojo mi colgante, lo palpo, leestampo un beso y pienso en que nadahan de importarme las cosas, porquePetel está conmigo y sólo yo lo sé. Asípodré hacer frente a cualquier bufido.¿Sabrá alguien en esta casa todo lo quele puede pasar por la mente a unaadolescente?

Sábado, 15 de enero de 1944Mi querida Kitty:No tiene sentido que te describa

una y otra vez con- todo detalle nuestraspeleas y disputas. Me parece suficientecontarte que hay muchas cosas que ya nocompartimos, como la manteca y lacarne, y que comemos nuestras propiaspatatas fritas. Hace algún tiempo quecomemos un poco de pan de centenoextra, porque a eso de las cuatro yaestábamos todos esperandoansiosamente que llegara la hora de lacomida y casi no podíamos controlarnuestros estómagos.

El cumpleaños de mamá se acercaa pasos agigantados. Kugler le ha

regalado algo de azúcar adicional, loque ha suscitado la envidia de los VanDaan, ya que para el cumpleaños de laseñora nos hemos saltado los regalos.Pero de qué serviría real-

mente aburrirte con palabras duras,llantos y conversaciones acres; bastacon que sepas que P nosotros nosaburren aún más.

Mamá ha manifestado el deseo, porahora irrealizable, de no tener que verlela cara a Van Daan durante quince días.Me pregunto si uno siempre acabareñido con toda la gente con la queconvive durante tanto tiempo. ¿O es quehemos tenido mala suerte? CuándoDussel, mientras estamos a la mesa, sesirve la cuarta parte de la salsa que hay

en la salsera, dejándonos a todos losdemás sin salsa, así como así, a mí seme quita el apetito, y me levantaría de lamesa para abalanzarme sobre él yecharlo de la habitación a empujones.

¿Acaso el género humano es tantremendamente egoísta y avaro en sumayoría? Me parece muy bien haberadquirido aquí algo de mundología, perome parece que ya basta. Peter dice lomismo.

Sea como sea, a la guerra no leimportan nuestras rencillas o nuestrosdeseos de aire y libertad, y por lo tantotenemos que tratar de que nuestraestancia aquí sea lo más placenteraposible.

Estoy sermoneando, pero es quecreo que si sigo mucho más tiempo aquíencerrada, me convertiré en una viejaavinagrada. ¡Cuánto me gustaría poder -seguir comportándome como una chicade mi edad!

Tu Ana

Noche del miércoles, 19 deenero de 1944

Querida Kitty:No sé de qué se trata, pero cada

vez que me despierto después de habersoñado, me doy cuenta de que estoycambiada. Entre paréntesis, anoche soñénuevamente con Peter y volví a ver sumirada penetrante clavada en la mía,pero este sueño no era tan hermoso nitan claro como los anteriores.

Tú sabes que yo siempre le hetenido envidia a Margot en lo querespecta a papá. Pues bien, de eso ya noqueda ni rastro. Eso sí, me siguedoliendo cuando papá, cuando se ponenervioso, me trata mal y de manera poco

razonable, pero igualmente pienso queno les puedo tomar nada a mal. Hablanmucho de lo que piensan los niños y losjóvenes, pero no entienden un rábano delasunto.

Mis deseos van más allá de losbesos de papá o de sus caricias. ¡Quéterrible soy, siempre ocupándome de mímisma! Yo que aspiro a ser buena ybondadosa, ¿no debería perdonarlos enprimer lugar? Pero si es que mamá laperdono... Sólo que casi no puedocontenerme cuando se pone tansarcástica y se ríe de mí una y otra vez.

Ya lo sé, aún me falta mucho paraser como debería ser. ¿Acaso llegaré aserlo?

Ana Frank

P. D. Papá preguntó si te había

contado lo de la tarta. Es que los de laoficina le han regalado a mamá para sucumpleaños una verdadera tarta comolas de antes de la guerra, de moka. Erarealmente deliciosa. Pero de momentotengo tan poco sitio en la mente paraeste tipo de cosas...

Sábado, 22 de enero de 1944Querida Kitty:¿Serías capaz de decirme por qué

todo el mundo esconde con tanto recelolo que tiene dentro? ¿Por qué será quecuando estoy en compañía me comportode manera tan distinta de como deberíahacerlo? ¿Por qué las personas se tienentan poca confianza? Sí, ya sé, algúnmotivo habrá, pero a veces me parecemuy feo que en ninguna parte, aun entrelos seres más queridos, una encuentretan poca confianza.

'Es como si desde aquella nochedel sueño me sintiera mayor, como sifuera mucho más-una-persona por mímisma. Te sorprenderá mucho que te

diga que hasta los Van Daan han pasadoa ocupar un lugar distinto para mí. Derepente, todas esas discusiones, disputasy demás, ya no las miro con la mismapredisposición que antes. ¿Por qué seráque estoy tan cambiada? Verás, derepente pensé que si mamá fueradistinta, una verdadera madre, nuestrarelación también habría sido muy, peromuy distinta. Naturalmente, es cierto quela señora Van Daan no es una mujerdemasiado agradable, pero sin embargopienso que si mamá no fuera una personatan difícil de tratar cada vez que salealgún tema espinoso, la mitad de laspeleas podrían haberse evitado. Y esque la señora Van Daan tiene un ladobueno: con ella siempre se puede hablar.

Pese a todo su egoísmo, su avaricia y suhipocresía, es fácil convencerla de queceda, siempre que no se la irrite ni se lelleve la contraria. Esto no dura hasta lasiguiente vez, pero si se es paciente, sepuede volver a intentar y ver hastadónde se llega.

Todo lo relacionado con nuestraeducación, con los mimos que recibimosde nuestros padres, con la comida: todo,absolutamente todo habría tomado otrocauce si se hubieran encarado las cosasde manera abierta y amistosa, en vez dever siempre sólo el lado malo de lascosas.

Sé- perfectamente lo que dirás,Kitty: «Pero Ana, ¿son estas palabras

realmente tuyas? ¡Tú que has tenido quetragarte tantos : reproches provenientesdel piso de arriba, y que has sido testigode tantas injusticias!»

En efecto, son palabras mías.Quiero volver a examinarlo todo afondo, sin dejarme guiar por lo queopinen mis padres. Quiero analizar a losVan Daan por mí misma y ver qué hayde cierto y qué de exagerado. Si yotambién acabo decepcionada, podréseguirle los pasos a papá y mamá; de locontrario, tendré que tratar de quitarlesde la cabeza en primer lugar la ideaequivocada que tienen, y si no resulta,mantendré de todos modos mi propiaopinión y mi propio parecer.Aprovecharé cualquier ocasión para

hablar abiertamente con la señora sobremuchos puntos controvertidos, y a pesarde mi fama de sabihonda, no tendrémiedo de decir mi opinión neutral.Tendré que callarme lo que vaya encontra de los míos, pero a partir deahora, el cotilleo por mi parte perteneceal pasado, aunque eso no significa queen algún momento dejaré de defenderloscontra quien sea.

Hasta ahora estaba plenamenteconvencida de que toda la culpa de laspeleas la tenían ellos, pero es cierto quegran parte de la culpa también lateníamos nosotros. Nosotros teníamosrazón en lo que respecta a los temas,pero de las personas razonables (¡y

creemos que lo somos!) se podíaesperar un mejor criterio en cuanto acómo tratar a los demás.

Espero haber adquirido una pizcade ese criterio y encontrar laoportunidad de ponerlo en práctica.

Tu Ana

Lunes, 24 de enero de 1944Querida Kitty:Me ha ocurrido una cosa -aunque

en realidad no debería de hablar de«ocurrir»- que me parece muy curiosa.

Antes, en el colegio y en casa, sehablaba de los asuntos sexuales demanera misteriosa o repulsiva. Laspalabras que hacían referencia al sexose decían en voz baja, y si alguien noestaba enterado de algún asunto, amenudo se reían de él. Esto siempre meha parecido extraño, y muchas veces mehe preguntado por qué estas cosas secomentan susurrando o de mododesagradable. Pero como de todasformas no se podía cambiar nada, yo

trataba de hablar lo menos posible alrespecto o le pedía información a misamigas.

Cuando ya estaba enterada debastantes cosas, mamá una vez me dijo:

-Ana, te voy a dar un consejo.Nunca hables del tema con los chicos yno contestes cuando ellos te hablen deél.

Recuerdo perfectamente cuál fue mirespuesta:

-¡No, claro que no, faltaba más!Y ahí quedó todo.Al principio de nuestra estancia en

el escondite, papá a menudo me contabacosas que hubiera preferido oír de bocade mamá, y el resto lo supe por loslibros o por las conversaciones que oía.

Peter Van Daan nunca fue tanfastidioso en cuanto a estos asuntoscomo mis compañeros de colegio; alprincipio quizás alguna vez, pero nuncapara hacerme hablar. La señora noscontó una vez que ella nunca habíahablado con Peter sobre esas cosas, ysegún sabía, su marido tampoco. Alparecer no sabía de qué manera se habíainformado Peter, ni sobre qué.

Ayer, cuando Margot, Peter y yoestábamos pelando patatas, laconversación derivó sola hacia Mofe.

-Seguimos sin saber de qué sexo esMoffie, ¿no? -pregunté.

-Sí que lo sabemos -contestó Peter-. Es macho.

Me eché a reír.-Si va a tener cría, ¿cómo puede

ser macho?Peter y Margot también se rieron.

Hacía unos dos meses que Peter habíacomprobado que Moffie no tardaría entener cría, porque se le estaba hinchandonotablemente la panza. Pero lahinchazón resultó ser fruto del grannúmero de huesecillos que robaba, y lascrías no siguieron creciendo, y nacer,menos todavía.

Peter se vio obligado a defendersede mis acusaciones:

-Tú misma podrás verlo si vienesconmigo. Una vez, cuando estabajugando con él, vi muy bien que era

macho.No pude contener mi curiosidad y

fui con él al almacén. Pero no era lahora de recibir visitas de Moffie, y no sele veía por ninguna parte. Esperamos unrato, nos entró frío y volvimos a subirtodas las escaleras.

Un poco más avanzada la tarde, oíque Peter bajaba por segunda vez lasescaleras. Me envalentoné para recorrersola el silencioso edificio y fui a pararal almacén. En la mesa de embalajeestaba Moffie jugando con Peter, quejusto lo estaba poniendo en la balanzapara controlar su peso.

-¿Hola! ¿Quieres verlo?Sin mayores preparativos, levantó

con destreza al animal, cogiéndolo por

las patas y por la cabeza, ymanteniéndolo boca arriba comenzó lalección:

-Éste es el genital masculino, éstosson unos pelitos sueltos y ése es elculito.

El gato volvió a darse la vuelta yse quedó apoyado en sus cuatro patasblancas.

A cualquier otro chico que mehubiera indicado el «genital masculino»,no le habría vuelto a dirigir la palabra.Pero Peter siguió hablando como si nadasobre este tema siempre tan delicado,sin ninguna mala intención, y al final metranquilizó, en el sentido de que a mítambién me terminó pareciendo un tema

normal. Jugamos con Moffie, nosdivertimos, charlamos y finalmente nosencaminamos hacia la puerta del amplioalmacén.

-¿Tú viste cómo castraron aMouschi?

-Sí. Fue muy rápido. Claro queprimero lo anestesiaron.

- ¿Le quitaron algo?-No, el veterinario sólo corta el

conducto deferente. Por fuera no se venada.

Me armé de valor, porquefinalmente la conversación no meresultaba tan «normal».

-Peter, lo que llamamos«genitales», también tiene un nombremás específico para el macho y para la

hembra.-Sí, ya lo sé.-El de las hembras se llama vagina,

según tengo entendido, y el de losmachos ya no me acuerdo.

-Sí.-En fin -añadí-. Cómo puede uno

saber todos estos nombres. Por logeneral uno los descubre por casualidad.

-No hace falta. Se lo preguntaré amis padres. Ellos saben más que yo ytienen más experiencia.

Ya habíamos llegado a la escaleray me callé.

Te aseguro que con una chica jamáshubiera hablado del tema de un modo tannormal. Estoy segura de que mamá nunca

se refería a esto cuando me prevenía delos chicos.

Pese a todo, anduve todo el día untanto desorientada; cada vez querecordaba nuestra conversación, meparecía algo curiosa. Pero hay unaspecto en el que al menos he aprendidoalgo: también hay jóvenes, y nada menosque del otro sexo, que son capaces deconversar de forma natural y sin hacerbromas pesadas respecto al tema.

¿Le preguntará Peter realmentemuchas cosas a sus padres? ¿Será enverdad tal como se mostró ayer?

En fin, ¡yo qué sé!Tu Ana

Viernes, 28 de enero de 1944Querida Kitty:Últimamente he desarrollado una

fuerte afición por los árbolesgenealógicos y las genealogías de lascasas reales y he llegado a la conclusiónde que, una vez comenzada lainvestigación, hay que hurgar cada vezmás en el pasado y así descubrir lascosas más interesantes.

Aunque pongo muchísimo esmeroen el estudio de mis asignaturas delcolegio y ya puedo seguir bastante bienlas audiciones de la radio inglesa,todavía me paso muchos domingosseleccionando y ordenando mi grancolección de estrellas de cine, que ya

está adquiriendo proporciones más querespetables. El señor Kugler me da unagran alegría todos los lunes, cuando metrae la revista Cinema & Theater.Aunque los menos mundanos de entremis convecinos opinan que estosobsequios son un despilfarro y que conellos se me malcría, se quedan cada vezmás sorprendidos por la exactitud conque, después de un año, recuerdo todosy cada uno de los nombres de las figurasque actúan en una determinada película.Los sábados, Bep, que a menudo pasasus días libres en el cine en compañíade su novio, me dice el título de lapelícula que piensa ir a ver, y yo lenombro de un tirón tanto la listacompleta de los actores principales,

como las críticas publicadas. No hacemucho, mamá dijo que más tarde nonecesitaré -ir al cine, ya que ya j me séde memoria los argumentos, los actoresy las críticas.

Cuando un día aparezco con unnuevo peinado, todos me miran con carade desaprobación, y puedo estar segurade que alguien me preguntará quéestrella de cine se luce con semejante«coiffure». Si contesto que se trata deuna creación personal, sólo me creen amedias. En cuanto al peinado, sólo semantiene durante media hora, porquedespués me canso tanto de oír los jui-cios de rechazo, que corro al cuarto debaño a restaurar mi peinado de rizos

habitual.Tu Ana

Viernes, 28 de enero de 1944Querida Kitty:Esta mañana me preguntaba si no te

sientes como una vaca que tiene queestar rumiando cada vez las mismasviejas noticias y que, harta de tan pocavariedad de alimento, al final se pone abostezar y desea en silencio que Ana lepresente algo nuevo.

Sé lo aburrida que debes estar demis repeticiones, pero imagínate lo hartaque estoy yo de tantas viejas historiasque vuelven una y otra vez. Si el tema deconversación durante la comida no llegaa ser la política o algún deliciosobanquete, mamá o la señora no tardan ensacar a relucir sus eternas historias de

cuando eran jóvenes, o Dussel se pone adisertar sobre el amplio vestuario de sumujer, o sobre hermosos caballos decarrera, botes de remo que hacen agua,niños que saben nadar a los cuatro años,dolores musculares o pacientesmiedicas. Cuando alguno de los ochoabre la boca para contar algo, los otrossiete ya saben cómo seguir contando lahistoria. Sabemos cómo terminan todoslos chistes, y el único que se ríe de elloses quien los cuenta. Los comentarios delas antiguas amas de casa sobre losdistintos lecheros, tenderos y carnicerosya nos parecen del año de la pera; en la-mesa han sido alabados o criticadosmillones de veces. Es imposible que unacosa conserve su frescura o lozanía

cuando se convierte en tema deconversación de la Casa de, atrás.

Todo esto sería soportable, de noser que los adultos tienen la manía derepetir diez veces las historias contadaspor Kleiman, Jan y Miep, adornándolascada vez con sus propias fantasías, demodo que a menudo debo darme unpellizco a mí misma bajo la mesa, parareprimirme y no indicarle alentusiasmado narrador el buen camino.Los niños pequeños, como por ejemploAna, bajo ningún concepto estánautorizados a corregir a los mayores, sinimportar las meteduras de pata o lamedida en que estén faltando a la verdado añadiendo cosas inventadas por ellos

mismos.Un tema al que a menudo hacen

honor Kleiman y Jan es el de laclandestinidad. Saben muy bien que todolo relativo a otra gente escondida orefugiada nos interesa sobremanera, yque nos solidarizamos sinceramente conlos escondidos cuando son encontradosy deportados por los alemanes, de lamisma manera que celebramos laliberación de los que han estadodetenidos.

,Hablar de ocultos y escondidos seha convertido en algo tan común comolo era antes poner las zapatillas de papádelante de la .estufa. En Holanda haymuchas organizaciones clandestinas,tales como «Holanda libre», que

falsifican documentos de identidad, dandinero a personas escondidas, preparanlugares para usar como escondite o dantrabajo a los jóvenes cristianos, y esadmirable la labor noble y abnegada querealizan estas personas que, a riesgo desus propias vidas, ayudan y salvan aotros.

El mejor ejemplo de ello creo queson nuestros propios protectores, quenos han ayudado hasta ahora asobrellevar nuestra situación y, segúnespero, nos conducirán a buen puerto; delo contrario, correrán la misma suerteque todos los perseguidos. Jamás leshemos oído hacer alusión a la molestiaque seguramente les ocasionamos.

Ninguno de ellos se ha quejado jamás dela carga que representamos. Todossuben diariamente a visitarnos y hablande negocios y política con los hombres,de comida y de los pesares de la guerracon las mujeres, y de libros y periódicoscon los niños. En lo posible ponenbuena cara, nos traen flores y regalos enlos días de fiesta o cuando celebramosalgún cumpleaños, y están siempre anuestra disposición. Esto es algo quenunca debemos olvidar: mientras otrosmuestran su heroísmo en la guerra ofrente a los alemanes, nuestrosprotectores lo hacen con su buen ánimoy el cariño que nos demuestran.

Circulan los rumores másdisparatados, y sin embargo se refierena hechos reales. Así, por ejemplo, elotro día Kleiman nos informó que en laprovincia de Güeldres se ha jugado unpartido de fútbol entre un equipoformado exclusivamente por escondidosy otro por once policías nacionales. Elayuntamiento de Hilversum va a entregara la población nuevas tarjetas deidentificación para el racionamiento dealimentos. Para que al gran número deescondidos también les toque su parte(las cartillas con los cupones sólopodrán adquirirse mostrando la tarjetade identificación o al precio de 60florines cada una), las autoridades han

citado a la misma hora a todos losescondidos de los alrededores, para quepuedan retirar sus tarjetas en una mesaaparte.

Hay que andarse con muchísimocuidado para que los alemanes no seenteren de semejantes osadías.

Tu Ana

Domingo, 30 de enero de1944

Mi querida Kit:Otra vez estamos en domingo.

Reconozco que ya no me parece un díatan horrible como antes, pero me siguepareciendo bastante aburrido.

Todavía no he ido al almacén;quizá aún pueda ir más tarde. Anochebajé yo, sola en plena oscuridad despuésde haber estado allí con papá hacealgunas noches. Estaba en el umbral dela escalera, con un montón de avionesalemanes sobrevolando la casa; sabíaque era una persona por mí misma, y queno debía contar con la ayuda de losdemás. Mi miedo desapareció, levanté

la vista al cielo y confié en Dios.Tengo una terrible necesidad de

estar sola. Papá se da cuenta de que nosoy la de siempre, pero no puedocontarle nada. «¡Dejadme tranquila,dejadme sola!»: eso es lo que quisieragritar todo el tiempo.

Quién sabe si algún día no medejarán más sola de lo que yo quiero...

Tu Ana

Jueves, 3 de febrero de 1944Querida Kitty:En todo el país aumenta día a día el

clima de invasión, y si estuvieras aquí,seguro que por un lado te impresionaríanlos preparativos igual que a mí, pero porel otro te reirías de nosotros por hacertanto aspaviento, quién sabe si paranada.

Los diarios no hacen más queescribir sobre la invasión y vuelven locaa la gente, publicando: «Si los inglesesllegan a desembarcar en Holanda, lasautoridades alemanas deberán hacertodo lo posible para defender el país,llegando al extremo de inundarlo sifuera necesario.» Junto a esta noticia

aparecen mapas en los que vienenindicadas las zonas inundables deHolanda. Como entre ellas figura granparte de Amsterdam, lo primero que nospreguntamos fue qué hacer si las callesde la ciudad se llenan con un metro deagua. Las respuestas a esta difícilpregunta fueron de lo más variadas:

-Como será imposible ir andando omontar en bicicleta, tendremos que irvadeando por el agua estancada.

-Que no, que hay que tratar denadar. Nos ponemos todos un gorro debaño y un bañador, y nadamos en loposible bajo el agua, para que nadie sedé cuenta de que somos judíos.

-iPamplinas! Ya quisiera yo vernadando a las mujeres, con las ratas

mordiéndoles los pies. (Esto,naturalmente, lo dijo un hombre. ¡Yaveremos quién grita más cuando lomuerdan!)

-Ya no podremos abandonar lacasa. El almacén se tambalea tanto quecon una inundación así, sin duda sedesplomará.

-Bueno, bueno, basta ya de bromas.Tendremos que hacernos con unbarquito.

-¿Para qué? Tengo una idea muchomejor. Cada uno coge del desván dedelante una caja de las de lactosa y uncucharón para remar.

-Pues yo iré en zancos. En mis añosmozos era un campeón.

-A Jan Gies no le hacen falta. Se

sube a su mujer al hombro, y así Mieptendrá zancos propios.

Supongo que te habrás hecho unaidea, ¿verdad Kit? Toda estaconversación es muy divertida, pero larealidad será muy distinta. Y no podíafaltar la segunda pregunta con respecto ala invasión: ¿Qué hacer si los alemanesdeciden evacuar Amsterdam?

-Irnos con ellos, disfrazándonos lomejor que podamos.

-iDe ninguna manera podremossalir a la calle! Lo único que nos quedaes quedarnos aquí. Los alemanes soncapaces de llevarse a toda la población

a Alemania, y una vez allí, dejar que semueran.

-Claro, por supuesto, nosquedaremos aquí. Esto es lo más seguro.Trataremos de convencer a Kleimanpara que se instale aquí con su familia.Conseguiremos una bolsa de virutas demadera y así podremos dormir en elsuelo. Que Miep y Kleiman vayantrayendo mantas. Encargaremos máscereal, aparte de los 30 kilos quetenemos. Que Jan trate de conseguir máslegumbres; nos quedan unos 30 kilos dejudías y y kilos de guisantes. Sin contarlas So latas de verdura.

-Mamá, ¿podrías contar los demásalimentos que aún nos quedan?

-10 latas de pescado, 40 de leche,

10 kilos de leche en polvo, 3 botellas deaceite, 4 tarros (de los de conserva) conmantequilla, 4 tarros de carne, 2damajuanas de fresas, 2 de frambuesas ygrosellas, 20 de tomates, 5 kilos deavena en copos y 4 kilos de arroz. Esoes todo.

Las existencias parecen suficientes,pero si tienes en cuenta que con ellastambién tenemos que alimentar a lasvisitas y que cada semana consumimosparte dé ellas, no son tan enormes comoparecen. Carbón y leña quedar, bastante,y velas también.

-Cosámonos todos unos bolsillosen la ropa, para que podamos llevarnosel dinero en caso de necesidad.

-Haremos listas de lo que haya quellevar primero si debemos huir, y por lopronto... ¡a llenar las mochilas!

-Cuando llegue el momentopondremos dos vigías para que haganguardia, uno en la buhardilla de delantey otro en la de atrás.

-¿Y qué hacemos con tantosalimentos, si luego no nos dan agua, gasni electricidad?

-En ese caso tendemos que usar laestufa para guisar. Habrá que filtrar yhervir el agua. Limpiaremos unasdamajuanas grandes para conservar aguaen ellas. Además, nos quedan tresperoles para hacer conservas y unapileta para usar como depósito de agua.

-También tenemos unas diezarrobas de patatas de invierno en elcuarto de las especias.

Éstos son los comentarios que oigotodos los días, que si habrá invasión,que si no habrá invasión. Discusionessobre pasar hambre, morir, bombas,mangueras de incendio, sacos de dormir,carnets de judíos, gases tóxicos,etcétera, etcétera. Nada de esto resultademasiado alentador.

Un buen ejemplo de las clarasadvertencias de los señores de la casaes la siguiente conversación con Jan:

Casa de atrás: Tenemos miedo deque los alemanes, cuando emprendan laretirada, se lleven consigo a toda la

población.Jan: Imposible. No tienen

suficientes trenes a su disposición.Casa de atrás: ¿Trenes? ¿Se piensa

usted que van a meter a los civiles en uncoche? ¡De ninguna manera! El coche deSan Fernando es lo único que lesquedará. (El «pedes apostolorum»,como suele decir Dussel.)

Jan: Yo no me creo nada de eso. Love usted todo demasiado negro. ¿Quéinterés podrían tener los alemanes enllevarse a todos los civiles?

Casa de atrás: ¿Acaso no sabe loque ha dicho Goebbels? «Si tenemosque dimitir, a nuestras espaldascerraremos las puertas de todos losterritorios ocupados.»

Jan: Se han dicho tantas cosas...Casa de atrás: ¿Se piensa usted que

los alemanes son demasiado nobles ohumanitarios como para hacer una cosaasí? Lo que piensan los alemanes es: «Sihemos de sucumbir, sucumbirán todoslos que estén al alcance de nuestropoder.»

Jan: Usted dirá lo que quiera, yoeso no me lo creo.

Casa de atrás: Siempre la mismahistoria. Nadie quiere ver el peligrohasta que no lo siente en su propiopellejo.

Jan: No sabe usted nada a cienciacierta. Todo son meras suposiciones.

Casa de atrás: Pero si ya lo hemos

vivido todo en nuestra propia carne,primero en Alemania y ahora aquí. ¿Yentonces en Rusia qué está pasando?

Jan: Si dejamos fuera deconsideración a los judíos, no creo quenadie sepa lo que está pasando en Rusia.Al igual que los alemanes, tanto losingleses como los rusos exagerarán porhacer pura propaganda.

Casa de atrás: Nada de eso. Laradio inglesa siempre ha dicho laverdad. Y suponiendo que las noticiassean exageradas en un diez por ciento,los hechos siguen siendo horribles,porque no me va usted a negar que es unhecho que en Polonia y en Rusia estánasesinando a millones de personaspacíficas o enviándolas a la cámara de

gas, sin más ni más.El resto de nuestras conversaciones

me las reservaré. Me mantengo serena yno hago caso de estas cuestiones. Hellegado al punto en que ya me da lomismo morir que seguir viviendo. La iTierra seguirá dando vueltas aunque yono esté, y de cualquier forma no puedooponer ninguna resistencia a losacontecimientos. Que sea lo que haya deser, y por lo demás seguiré estudiando yesperando que todo acabe bien.

Tu Ana

Martes, 8 de febrero de 1944Querida Kitty:No sabría decirte cómo me siento.

Hay momentos en que anhelo latranquilidad, y otros en que quisieraalgo de alegría. Nos hemosdesacostumbrado a reírnos, quiero decira reírnos de verdad. Lo que sí me dioesta mañana fue la risa tonta, ya sabes,como la que a veces te da en el colegio.Margot y yo nos estuvimos riendo comodos verdaderas bobas.

Anoche nos volvió a pasar algo conmamá. Margot se había enrollado en sumanta de lana, y de repente se levantó dela cama de un salto y se puso a mirar lamanta minuciosamente; ¡en la manta

había un alfiler! La había remendadomamá. Papá meneó la cabeza de maneraelocuente y dijo algo sobre lodescuidada que era. Al poco tiempovolvió mamá del cuarto de baño y yo ledije medio en broma:

-¡Mira que eres una madredesnaturalizada!

Naturalmente, me preguntó por quéy le contamos lo del alfiler. Puso unacara de lo más altiva y me dijo:

-¡Mira quién habla de descuidada!¡Cuando coses tú, dejas en el suelo unreguero de alfileres! ¡O dejas el estuchede la manicura tirado por ahí, comoahora!

Le dije que yo no había usado elestuche de la manicura, y entonces

intervino Margot, que era la culpable.Mamá siguió hablándome de

descuidos y desórdenes, hasta que meharté y le dije, de manera bastantebrusca:

-¡Si ni siquiera he sido yo la que hadicho que eras descuidada! ¡Siempre meecháis la culpa a mí de lo que hacen losdemás!

Mamá no dijo nada, y menos de unminuto después me vi obligada a darleel beso de las buenas noches. El hechoquizá no tenga importancia, pero a mítodo me irrita.

Ana Mary Frank24 .

Sábado, 12 de febrero de1944

Querida Kitty:Hace sol, el cielo está de un azul

profundo, hace una brisa hermosa y yotengo unos enormes deseos de... ¡detodo! Deseos de hablar, de ser libre, dever a mis amigos, de estar sola. Tengotantos deseos de... ¡de llorar! Siento enmí una sensación como si fuera aestallar, y sé que llorar me aliviaría.Pero no puedo. Estoy intranquila, voy deuna habitación a la otra, respiro por larendija de una ventana cerrada, sientoque mi corazón palpita como si medijera: «¡Cuándo cumplirás misdeseos!»

Creo que siento en mí la primavera,siento el despertar de la primavera, losiento en el cuerpo y en el alma. Tengoque contenerme para comportarme demanera normal, estoy totalmenteconfusa, no sé qué leer, qué escribir, quéhacer, sólo sé que ardo en deseos...

Tu Ana

Lunes, 14 de febrero de 1944Querida Kitty:Mucho ha cambiado para mí desde

el sábado. Lo que pasa es que sentía enmí un gran deseo (y lo sigo sintiendo),pero... en parte, en una pequeñísimaparte, he encontrado un remedio.

El domingo por la mañana me dicuenta (y confieso que para mi granalegría) de que Peter me miraba de unamanera un tanto peculiar, muy distinta dela habitual, no sé, no puedo explicártelo,pero de repente me dio la sensación deque no estaba tan enamorado de Margotcomo yo pensaba. Durante todo el díame esforcé en no mirarlo mucho, porquesi lo hacía él también me miraba

siempre, y entonces... bueno, entonceseso me producía una sensación muyagradable dentro de mí, que erapreferible no sentir demasiado amenudo.

Por la noche estaban todossentados alrededor de la radio, menosPim y yo, escuchando «Música inmortalde compositores alemanes». Dussel nodejaba de tocar los botones del aparato,lo que exasperaba a Peter y también alos demás. Después de media hora denervios contenidos, Peter, un tantoirritado, le rogó a Dussel que dejara enpaz los botones. Dussel le contestó de lomás airado:

-Yo hago lo que me place.Peter se enfadó, se insolentó, el

señor Van Daan le dio la razón y Dusseltuvo que ceder. Eso fue todo.

El asunto en sí no tuvo demasiadatrascendencia, pero parece que Peter selo tomó muy a pecho; lo cierto es queesta mañana, cuando estaba yo en eldesván, buscando algo en el baúl de loslibros, se me acercó y me empezó acontar toda la historia. Yo no sabíanada; Peter se dio cuenta de que habíaencontrado a una interlocutorainteresada y atenta, y pareció animarse.

-Bueno, ya sabes -me dijo-, yonunca digo gran cosa, porque sé deantemano que se me va a trabar lalengua. Tartamudeo, me pongo coloradoy lo que quiero decir me sale al revés,

hasta que en un momento dado tengo quecallarme porque ya no encuentro laspalabras. Ayer me pasó igual; queríadecir algo completamente distinto, perocuando me puse a hablar, me hice un líoy la verdad es que es algo horrible.Antes tenía una mala costumbre, que aunahora me gustaría seguir poniendo enpráctica: cuando me enfadaba conalguien, prefería darle unos buenostortazos antes que ponerme a discutircon él. Ya sé que este método no lleva aninguna parte, y por eso te admiro. Tú almenos no te lías al hablar, le dices a lagente lo que le tienes que decir y no eresnada tímida.

-Te equivocas de medio a medio -le contesté-. En la mayoría de los casos

digo las cosas de un modo muy distintodel que me había propuesto, y entoncesdigo demasiadas cosas y hablodemasiado tiempo, y eso es un mal nomenos terrible.

-Es posible, pero sin embargotienes la gran ventaja de que a ti nuncase te nota que eres tímida. No cambiasde color ni te inmutas.

Esta última frase me hizo reír paramis adentros, pero quería que siguierahablando sobre sí mismo contranquilidad; no hice notar la gracia queme causaba, me senté en el suelo sobreun cojín, abrazando mis rodillaslevantadas, y miré a Peter con atención.

Estoy muy contenta de que en casa

todavía haya alguien al que le den losmismos ataques de furia que a mí. Senotaba que a Peter le hacía bien podercriticar a Dussel duramente, sin temor aque me chivara. Y a mí también mehacía sentirme muy bien, porque notabauna fuerte sensación de solidaridad, algoque antes sólo había tenido con misamigas.

Tu Ana

Martes, 15 de febrero de1944

El nimio asunto con Dussel trajocola, y todo por culpa suya. El lunes porla mañana, Dussel se acercó a mamá conaire triunfal y le contó que, esa mismamañana, Peter le había preguntado sihabía dormido bien esa noche, y habíaagregado que lamentaba lo ocurrido eldomingo por la noche y que lo delexabrupto no había ido tan en serio.Entonces Dussel había tranquilizado aPeter, asegurándole que él tampoco se lohabía tomado tan a mal. Todo parecíaacabar ahí. Mamá me vino a mí con elcuento y yo, en secreto, me quedé muysorprendida de que Peter, que estaba tan

enfadado con Dussel, se hubierarebajado de esa manera a pesar de todassus afirmaciones.

No pude dejar de tantear a Peter alrespecto, y por él me enteré en seguidade que Dussel había mentido. ¡Tendríasque haber visto la cara de Peter, eradigna de fotografiar! En su cara sealternaban claramente la indignación porla mentira, la rabia, las veces que mehabía consultado sobre lo que debíahacer, la intranquilidad y muchas cosasmás.

Por la noche, el señor Van Daan yPeter echaron una reprimenda a Dussel,pero no debe haber sido tan terrible,porque hoy Peter se sometió atratamiento «dentístico».

En realidad, hubieran preferido nodirigirse la palabra.

Tu Ana

Miércoles, 16 de febrero de1944

Peter y yo no nos hablamos en todoel día, salvo algunas palabras sinimportancia. Hacía demasiado frío parasubir al desván, y además era elcumpleaños de Margot. A las doce ymedia bajó a mirar los regalos y sequedó charlando mucho más tiempo delo estrictamente necesario, lo que enotras circunstancias nunca hubierahecho. Pero por la tarde llegó laoportunidad. Como yo quería agasajarla,aunque sólo fuera una vez al año, fui abuscar el café y luego las patatas. Tuveque entrar en la habitación de Peter, élen seguida quitó sus papeles de la

escalera y yo le pregunté si debía cerrarla trampilla.

-Sí, ciérrala -me dijo-. Cuandovuelvas, da unos golpecitos para que teabra.

Le di las gracias, subí al desván yestuve como diez minutos escogiendolas patatas más pequeñas del tonel.Entonces me empezó a doler la espalday me entró frío. Por supuesto que nollamé, sino que abrí yo misma latrampilla, pero Peter se acercó muyservicial, me tendió la mano y me cogióla olla.

-He buscado un buen rato, pero nolas he encontrado más pequeñas queéstas.

-¿Has mirado en el tonel?

-Sí, lo he revuelto todo de arribaabajo.

Entretanto, yo ya había llegado alpie de la escalera y él estabaexaminando detenidamente el contenidode la olla que aún tenía en sus manos.

-¡Pero si están muy bien! -dijo.Y cuando cogí nuevamente la olla,

añadió: -¡Enhorabuena!Al decirlo, me miró de una manera

tan cálida y tierna, que también a mí medio una sensación muy cálida y tiernapor dentro. Se notaba que me queríahacer un cumplido, y como no era capazde hacer grandes alabanzas, lo hizo conla mirada. Lo entendí muy bien y leestuve muy agradecida. ¡Aún ahora me

pongo contenta cuando me acuerdo deesas palabras y de esa mirada!

Cuando llegué abajo, mamá dijoque había que subir a buscar máspatatas, esta vez para la cena. Me ofrecígustosamente a subir otra vez al desván.Cuando entré en la habitación de Peter,le pedí disculpas por tener que volver amolestarle. Se levantó, se puso entre laescalera y la pared, me cogió del brazocuando yo ya estaba subiendo laescalera, e insistió en que no siguiera.

-Iré yo, tengo que subir de todosmodos -dijo.

Pero le respondí que de veras nohacía falta y que esta vez no tenía quebuscar patatas pequeñas. Se convenció yme soltó el brazo. En el camino de

regreso, me abrió la trampilla y mevolvió a coger la olla. Junto a la puertale pregunté:

-¿Qué estás haciendo?-Estudiando francés -fue su

respuesta.Le pregunté si podía echar un

vistazo a lo que estaba estudiando, melavé las manos y me senté frente a él enel diván.

Después de explicarle una cosa defrancés, pronto nos pusimos a charlar.Me contó que más adelante le gustaríairse a las Indias neerlandesas a vivir enlas plantaciones. Me habló de su vida encasa de sus padres, del mercado negro yde que se sentía un inútil. Le dije que me

parecía que tenía un complejo deinferioridad bastante grande. Me hablóde la guerra, de que los ingleses y losrusos seguro que volverían a entrar enguerra, y me habló de los judíos. Dijoque todo le habría resultado mucho másfácil de haber sido cristiano, y de poderserlo una vez terminada la guerra. Lepregunté si quería que lo bautizaran,pero tampoco ése era el caso. De todosmodos, no podía sentir como uncristiano, dijo, pero después de laguerra nadie sabría si él era cristiano ojudío. Sentí como si me clavaran unpuñal en el corazón. Lamento tanto queconserve dentro de sí un resto deinsinceridad...

Otra cosa que dijo:

-Los judíos siempre han sido elpueblo elegido y nunca dejarán de serlo.

Le respondí:-¡Espero que alguna vez lo sean

para bien!Pero por lo demás estuvimos

conversando muy amenamente sobrepapá y sobre tener mundología y sobreun montón de cosas, ya no recuerdo biencuáles.

No me fui hasta las cinco y cuarto,cuando llegó Bep.

Por la noche todavía me dijo unacosa que me gustó. Estábamoscomentando algo sobre una estrella decine que yo le había regalado y quelleva como año y medio colgada en su

habitación. Dijo que le gustaba mucho, yle ofrecí darle otras estrellas.

-No -me contestó-. Prefiero dejarloasí. Estas que tengo aquí, las miro todoslos días y nos hemos hecho amigos.

Ahora también entiendo muchomejor por qué Peter siempre abraza tanfuerte a Mouschi. Es que también éltiene necesidad de cariño y de ternura.Hay otra cosa que mencionó y que heolvidado contarte. Dijo que no sabía loque era el miedo, pero que sí le teníamiedo a sus propios defectos, aunque yalo estaba superando.

Ese sentimiento de inferioridad quetiene Peter es una cosa terrible. Así, porejemplo, siempre se cree que él no sabenada y que nosotras somos las más

listas. Cuando le ayudo en francés, meda las gracias mil veces. Algún díatendré que decirle que se deje detonterías, que él sabe mucho más inglésy geografía, por ejemplo.

Ana Frank

Jueves, 17 de febrero de1944

Querida Kitty:Esta mañana fui arriba. Le había

prometido a la señora pasar a leerlealgunos de mis cuentos. Empecé por «Elsueño de Eva», que le gustó mucho, ydespués les leí algunas cosas del diario,que les hizo partirse de risa. Petertambién escuchó una parte -me refiero aque sólo escuchó lo último- y mepreguntó si no me podía pasar otra vezpor su habitación a leerle otro poco.Pensé que podría aprovechar estaoportunidad, fui a buscar mis apuntes yle dejé leer la parte en la que Cady yHans hablan de Dios. No sabría decirte

qué impresión le causó; dijo algo que yano recuerdo, no si estaba bien o no, sinoalgo sobre la idea en sí misma. Le dijeque solamente quería demostrarle que nosólo escribía cosas divertidas. Asintiócon la cabeza y salí de la habitación.¡Veremos si me hace algún otrocomentario!

Tu Ana Frank

Viernes, 18 de febrero de1944

Mi querida Kitty:En cualquier momento en que subo

arriba, es siempre con intención deverlo a «él». Mi vida aquí realmente hamejorado mucho, porque ha vuelto atener sentido y tengo algo de quéalegrarme.

El objeto de mi amistad al menosestá siempre en casa y, salvo Margot, nohay rivales que temer. No te creas queestoy enamorada, nada de eso, pero todoel tiempo tengo la sensación de queentre Peter y yo algún día nacerá algohermoso, algo llamado amistad y que déconfianza. Todas las veces que puedo,

paso por su habitación y ya no es comoantes, que él no sabía muy bien quéhacer conmigo. Al contrario, siguehablándome cuando ya estoy saliendo.Mamá no ve con buenos ojos que suba aver a Peter. Siempre me dice que lomolesto y que tengo que dejarlotranquilo. ¿Acaso se cree que no tengointuición? Siempre que entro en lapequeña habitación de Peter, mamá memira con cara rara. Cuando bajo delpiso de arriba, me pregunta dónde heestado. ¡No me gusta nada decirlo, peropoco a poco estoy empezando a odiarla!

Tu Ana M. Frank

Sábado, 19 de febrero de1944

Querida Kitty:Estamos otra vez en sábado y eso

en sí mismo ya dice bastante. La mañanafue tranquila. Estuve casi una horaarriba, pero a «él» no le hablé más quede pasada.

A las dos y media, cuando estabantodos arriba, bien para leer, bien paradormir, cogí una manta y bajé ainstalarme frente al escritorio para leero escribir un rato. Al poco tiempo nopude más: dejé caer la cabeza sobre unbrazo y me puse a sollozar como unaloca. Me corrían las lágrimas y me sentíprofundamente desdichada. ¡Ay, si sólo

hubiera venido a consolarme «él»!Ya eran las cuatro cuando volví

arriba. A las cinco fui a buscar patatas,con nuevas esperanzas de encontrarmecon él, pero cuando todavía estaba en elcuarto de baño arreglándome el pelo, oíque bajaba a ver a Moffie.

Quise ir a ayudar a la señora y meinstalé arriba con libro y todo, pero derepente sentí que me venían las lágrimasy corrí abajo al retrete, cogiendo alpasar el espejo de mano. Ahí estaba yosentada en el retrete, toda vestida,cuando ya había terminado hacía rato,profundamente apenada y con mislagrimones haciéndome manchas oscurasen el rojo del delantal.

Lo que pensé fue más o menos que

así nunca llegaría al corazón 1 de Peter.Que quizá yo no le gustaba para nada yque quizás él lo que menos estabanecesitando era confianza. Quizá nuncapiense en mí más que de manerasuperficial. Tendré que seguir adelantesola, sin Peter y sin su confianza. Yquién sabe, dentro de poco también sinfe, sin consuelo y sin esperanzas. ¡Ojalápudiera apoyar mi cabeza en su hombroy no sentirme tan desesperadamente solay abandonada! Quién sabe si no leimporto en lo más mínimo, y si mira atodos con la misma mirada tierna. Quizásea pura imaginación mía pensar que esamirada va dirigida sólo a mí.

¡Ay, Peter, ojalá pudieras verme u

oírme! Aunque yo tampoco podría oír laquizá tan desconsoladora verdad.

Más tarde volví a confiar y mesentí otra vez más esperanzada, aunquelas lágrimas seguían fluyendo dentro demí.

Tu Ana M. Frank

Domingo, 20 de febrero de1944.

Querida Kitty:Lo que otra gente hace durante la

semana, en la Casa de atrás se hace losdomingos. Cuando los demás se ponensus mejores ropas y salen a pasear alsol, nosotros estamos aquí fregando,barriendo y haciendo la colada.

Las ocho de la mañana: Sinimportarle los que aún quieren dormir,Dussel se levanta. Va al cuarto de baño,luego baja un piso, vuelve a subir y aello sigue un encierro en el cuarto debaño para una sesión de aseo personalde una hora de duración.

Las nueve y media: Se encienden

las estufas, se quitan los paneles deoscurecimiento y Van Daan va al cuartode baño. Uno de los suplicios de losdomingos por la mañana es que desde lacama justo me toca mirarle la espalda aDussel mientras reza. A todos lesasombrará que diga que Dussel rezandoes un espectáculo horrible. No es que seponga a llorar o a hacerse elsentimental, nada de eso, pero tiene lacostumbre de balancearse sobre lostalones y las puntas de los pies durantenada menos que un cuarto de hora. Delos talones a las puntas y de las puntas alos talones, sin parar, y si no cierro losojos, por poco me entra mareo.

Las diez y cuarto: Se oye silbar aVan Daan: el cuarto de baño está libre.

En nuestra familia, las primeras carassomnolientas se yerguen de lasalmohadas. Luego todo adquiere unritmo acelerado. Margot y yo nosturnamos para ayudar abajo en lacolada. Como allí hace bastante frío, novienen nada mal los pantalones largos yun pañuelo para la cabeza. Entretanto,papá usa el cuarto de baño. A las onceva Margot (o yo), y después está todo elmundo limpito.

Las once y media: Desayuno.Mejor no extenderme sobre elparticular, porque la comida ya es temade conversación continua, sin necesidadde que ponga yo mi granito de arena.

Las doce y cuarto: Todo el mundo

se dispersa. Papá, con su mono puesto,se hinca de rodillas en el suelo y sepone a cepillar la alfombra con tantafuerza que la habitación se transforma enuna gran nube de polvo. El señor Dusselhace las camas (mal, por supuesto),silbando siempre el mismo conciertopara violín de Beethoven. En el desvánse oyen los pasos de mamá, que cuelgala ropa. El señor Van Daan se pone elsombrero y desaparece hacia lasregiones inferiores, por lo generalseguido por Peter y Mouschi; la señorase pone un largo delantal, una chaquetanegra de punto y unos chanclos, se atauna gruesa bufanda de lana roja a lacabeza, coge un fardo de ropa sucia bajoel brazo y, tras hacer una inclinación

muy estudiada de lavandera con lacabeza, se. va a hacer la colada. Margoty yo fregamos los platos y ordenamos unpoco la habitación.

Miércoles, 23 de febrero de1944

Mi querida Kitty:Desde ayer hace un tiempo

maravilloso fuera y me siento comonueva. Mis escritos, que son lo máspreciado que poseo, van viento en popa.Casi todas las mañanas subo al desvánpara purificar el aire viciado de lahabitación que llevo en los pulmones.Cuando subí al desván esta mañana,estaba Peter allí, ordenando cosas.Acabó rápido y vino adonde yo estaba,sentada en el suelo, en mi rincónfavorito. Los dos miramos el cielo azul,el castaño sin hojas con sus ramas llenasde gotitas resplandecientes, las gaviotas

y demás pájaros que al volar por encimade nuestras cabezas parecían de plata, ytodo esto nos conmovió y nossobrecogió tanto que no podíamoshablar. Peter estaba de pie, con lacabeza apoyada contra un gruesotravesaño, y yo seguía sentada.Respiramos el aire, miramos hacia fueray sentimos que era algo que no había queinterrumpir con palabras. Nos quedamosmirando hacia fuera un buen rato, ycuando se puso a cortar leña, tuve lacerteza de que era un buen tipo. Subió laescalera de la buhardilla, yo lo seguí, ydurante el cuarto de hora que estuvocortando leña no di- y jimos palabra.Desde el lugar donde me había instaladome puse a observarlo, viendo cómo se

esmeraba visiblemente para cortar bienla leña y mostrarme su fuerza. Perotambién me asomé a la ventana abierta, ypude ver gran parte de Amsterdam, y porencima de los tejados hasta el horizonte,que era de un color celeste tan claro queno se distinguía bien su línea.

-Mientras exista este sol y estecielo tan despejado, y pueda yo verlo -pensé-, no podré estar triste.

Para todo el que tiene miedo, estásolo o se siente desdichado, el mejorremedio es salir al aire libre, a algúnsitio en donde poder y estar totalmentesolo, solo con el cielo, con laNaturaleza y con Dios. Porque sóloentonces, sólo así se siente que todo es

como debe ser y que Dios quiere que loshombres sean felices en la humilde perohermosa Naturaleza.

Mientras todo esto exista, y creoque existirá siempre, sé que toda penatiene consuelo, en cualquiercircunstancia que sea. Y estoyconvencida de que la naturaleza escapaz de paliar muchas cosas terribles,pese a todo el horror.

¡Ay!, quizá ya no falte tanto parapoder compartir este sentímiento defelicidad avasallante con alguien que setome las cosas de la misma manera queyo.

Tu Ana

P. D. Pensamientos: A Peter. Echamos de menos muchas,

muchísimas cosas aquí, desde hacemucho tiempo, y yo las echo de menosigual que tú. No pienses que estoyhablando de cosas exteriores, porque enese sentido aquí realmente no nos faltanada. No, me refiero a las cosasinteriores. Yo, como tú, ansío tener unpoco de aire y de libertad, pero creo quenos han dado compensación de sobrapor estas carencias. Quiero decir,compensación por dentro. Esta mañana,cuando estaba asomada a la ventanamirando hacia afuera, mirando enrealidad fija y profundamente a Dios y ala Naturaleza, me sentí dichosa,

únicamente dichosa. Y, Peter, mientrasuno siga teniendo esa dicha interior, esadicha por la Naturaleza, por la salud ypor tantas otras cosas; mientras unolleve eso dentro, siempre volverá a serfeliz.

La riqueza, la fama, todo se puedeperder, pero la dicha en el corazón a losumo puede velarse, y siempre, mientrasvivas, volverá a hacerte feliz.

Inténtalo tú también, alguna vez quete sientas solo y desdichado o triste yestés en la buhardilla cuando haga untiempo tan hermoso. No mires las casasy los tejados, sino al cielo. Mientraspuedas mirar al cielo sin temor, sabrásque eres puro por dentro y que, pase loque pase, volverás a ser feliz.

Domingo, 27 de febrero de1944

Mi querida Kitty:Desde la primera hora de la

mañana hasta la última hora de la nocheno hago más que pensar en Peter. Meduermo viendo su imagen, sueño con ély me despierto con su cara aúnmirándome.

Se me hace que Peter y yo enrealidad no somos tan distintos comoparece por fuera, y te explicaré por qué:a los dos nos hace falta una madre. Lasuya es demasiado superficial, le gustacoquetear y no se interesa mucho por lospensamientos de Peter. La mía sí seocupa mucho de mí, pero no tiene tacto,

ni sensibilidad, ni comprensión demadre.

Peter y yo luchamos ambos connuestro interior, los dos aún somos algoinseguros, y en realidad demasiadotiernos y frágiles por dentro como paraque nos traten con mano tan dura. Poreso a veces quisiera escaparme, oesconder lo que llevo dentro. Me pongoa hacer ruido, con las cacerolas y con elagua por ejemplo, para que todos mequieran perder de vista. Peter, sinembargo, se encierra en su habitación ycasi no habla, no hace nada de ruido y sepone a soñar, ocultándose en su timidez.

Pero, ¿cómo y cuándo llegaremos aencontrarnos?

No sé hasta cuándo mi mente podrá

controlar este deseo. Tu Ana M. Frank

Lunes, 28 de febrero de 1944Mi querida Kitty:Esto se está convirtiendo en una

pesadilla, tanto de noche como de día.Le veo casi a todas horas y no puedoacercarme a él, tengo que disimular missentimientos y mostrarme alegre,mientras que dentro de mí todo esdesesperación.

Peter Schiff y Peter Van Daan sehan fundido en un único Peter, que esbueno y bondadoso y a quien quiero contoda mi alma. Mamá está imposibleconmigo; papá me trata bien, lo queresulta difícil, y Margot resulta aún másdifícil, ya que pretende que ponga carade agrado mientras que lo que yo quiero

es que me dejen en paz.Peter no subió a estar conmigo en

el desván; se fue directamente a labuhardilla y se puso a martillear. Cadagolpe que pegaba hacía que mis ánimosse desmoronaran poco a poco, y mesentí aún más triste. Y a los lejos se oíaun carillón que tocaba «¿Arribacorazones!»

Soy una sentimental, ya lo sé. Soyuna desesperanzada y una insensata,también lo sé.

¡Ay de mí!Tu Ana M. Frank

Miércoles, 1º de marzo de1944

Querida Kitty:Mis propias tribulaciones han

pasado a un segundo plano porque...¡han entrado ladrones! Ya estarásaburrida de mis historias de ladrones,pero ¿qué culpa tengo yo de que a losseñores ladrones les dé tanto gustohonrar a Gies & Cía. con su visita? Estavez, el asunto fue más complicado que lavez anterior, en julio del año pasado.

Anoche, cuando el señor Van Daandejó a las siete y media el despacho deKugler como de costumbre, vio que lapuerta de vidrio y la del despachoestaban abiertas, lo que le sorprendió.

Siguió andando y se fue sorprendiendocada vez más, al ver que tambiénestaban abiertas las puertas del cuartitointermedio y que en la oficina principalhabía un tremendo desorden.

-Por aquí ha pasado un ladrón -sele pasó por la cabeza.

Para estar seguro al respecto, bajólas escaleras, fue hasta la puerta deentrada y palpó la cerradura: todoestaba cerrado.

-Entonces, los desordenados debende haber sido Bep y Peter -supuso. Sequedó un rato en el despacho de Kugler,apagó la luz, subió al piso de arriba y nose preocupó demasiado por las puertasabiertas y el desorden que había en laoficina principal.

Pero esta mañana temprano, Peterllamó a la puerta de nuestra habitación ynos contó la no tan agradable noticia deque la puerta de entrada estaba abiertade par en par y de que del armarioempotrado habían desaparecido elproyector y el maletín nuevo de Kugler.Le ordenaron a Peter que cerrara lapuerta; Van Daan relató sus experienciasde la velada anterior y a nosotros nosentró una gran intranquilidad.

La única explicación posible paratoda esta historia es que el ladrón debetener una copia de la llave de la puerta,porque la cerradura no había sidoforzada en lo más mínimo. Debe dehaber entrado al edificio al final de la

tarde. Cerró la puerta tras de sí, VanDaan lo interrumpió, el ladrón seescondió hasta que Van Daan se fue, yluego se escapó llevándose el botín ydejando la puerta abierta, con las prisas.

¿Quién puede tener la llave de lapuerta? ¿Por qué el ladrón no fue alalmacén? ¿Acaso el ladrón será uno denuestros propios mozos del almacén, yno nos delatará, ahora que seguramenteha oído y quizás hasta visto a Van Daan?Estamos todos muy asustados, porque nosabemos si al susodicho se le ocurriráabrir otra vez la puerta. ¿O acaso sehabrá asustado él de que hubiera unhombre dando vueltas por aquí?

Tu Ana

P. D. Si acaso pudieras

recomendarnos un buen detective, te loagradeceríamos mucho. Naturalmente, serequiere discreción absoluta en materiade escondites.

Jueves, 2 de marzo de 1944Querida Kitty:Margot y yo hemos estado hoy

juntas en el desván, pero con ella nopuedo disfrutar tanto como me habíaimaginado que disfrutaría con Peter (uotro chico). Sé que siente lo mismo queyo con respecto a la mayoría de lascosas.

Cuando estábamos fregando losplatos, Bep empezó a hablar con mamá ycon la señora Van Daan sobre sumelancolía. ¿En qué la pueden ayudaraquellas dos? Particularmente mamá,siempre tan diplomática, hace que unasalga de Guatemala y entre enGuatepeor. ¿Sabes qué le aconsejó?

¡Que pensara en toda la gente que sufreen este mundo! ¿De qué te puede servirpensar en la miseria de los demás cuantotú misma te sientes miserable? Esomismo fue lo que les dije. La respuesta,como te podrás imaginar, fue que yo nopodía opinar sobre estas cosas.

¡Qué idiotas y estúpidos son losmayores! Como si Peter, Margot, Bep yyo no sintiéramos todos lo mismo... Elúnico remedio es el amor materno, o elamor de los buenos amigos, de losamigos de verdad. ¡Pero las dos madresde la casa no entienden ni pizca denosotros! La señora Van Daan quizásaún entienda un poco más que mamá.¡Ay, cómo me habría gustado decirlealgo a la pobre Bep, algo que por

experiencia sé que ayuda! Pero papá seinterpuso y me empujó a un lado demanera bastante ruda. ¡Son todos unoscretinos!

Con Margot también he estadohablando sobre mamá y papá. ¡Qué bienlo podríamos pasar aquí, si no fueraporque siempre andan fastidiando!Podríamos organizar veladas en las quetodos nos turnaríamos para hablar dealgún tema interesante. ¡Pero hasta aquíhemos llegado, porque a mí justamentelo que menos me dejan es hablar!

El señor Van Daan ataca, mamá sepone desagradable y no puede hablar denada de manera normal, a papá no legustan estas cosas, al igual que al señor

Dussel, y a la señora siempre la atacande tal modo que se pone toda colorada ycasi no es capaz de defenderse. ¿Ynosotros? A nosotros no nos dejanopinar. Sí, son muy modernos: ¡No nosdejan opinar! Nos pueden decir que noscallemos la boca, pero no que noopinemos: eso es imposible. Nadiepuede prohibir a otra persona que opine,por muy joven que ésta sea. A Bep, aMargot, a Peter y a mí sólo nos sirvenmucho amor y comprensión, que aquí nose nos da a ninguno. Y nadie, sobre todoestos cretinos sabelotodos, noscomprende, porque somos mucho mássensibles y estamos mucho másadelantados en nuestra manera de pensarde lo que ellos remotamente puedan

imaginarse.El amor. ¿Qué es el amor? Creo

que el amor es algo que en realidad nopuede expresarse con palabras. El amores comprender a una persona, quererla,compartir con ella la dicha y ladesdicha. Y con el tiempo tambiénforma parte de él el amor físico, cuandose ha compartido, se ha dado y recibido,y no importa si se está casado o no, o sies para tener un hijo o no. Si se pierdeel honor o no, todo eso no tieneimportancia; ¡lo que importa es tener aalguien a tu lado por el resto de tu vida,alguien que te comprende y que no tienesque compartir con nadie!

Tu Ana M. Frank Mamá está nuevamente quejándose.

Está claro que está celosa porque hablomás con la señora Van Daan que conella. ¡Pues me da igual!

Esta tarde por fin he podido estarcon Peter. Hemos estado hablando porlo menos tres cuartos de hora. Lecostaba mucho contarme algo sobre símismo, pero poco a poco se fueanimando. Te aseguro que no sabía siera mejor irme o quedarme. ¡Pero es quetenía tantas ganas de ayudarle! Le contélo de Bep y lo de la falta de tacto denuestras madres. Me dijo que sus padres

siempre andan peleándose, por lapolítica, por los cigarrillos o porcualquier otra cosa. Como ya te hedicho, Peter es muy tímido, pero no tantocomo para no confesarme que le gustaríadejar de ver a sus padres al menos dosaños.

-Mi padre no es tan buena personacomo parece -dijo-, pero en el asunto delos cigarrillos, la que lleva toda la razónes mi madre.

Yo también le hablé de mamá. Peroa papá, Peter lo defendía. Dijo que leparecía un «tipo fenomenal».

Esta noche, cuando estaba colgandoel delantal después de fregar los platos,me llamó y me pidió que no les contaraa los míos que sus padres habían estado

nuevamente riñendo y que no sehablaban. Se lo prometí, aunque ya se lohabía contado a Margot. Pero estoysegura de que Margot no hablará.

-No te preocupes, Peter -le dije-.Puedes confiar en mí. Me he impuesto lacostumbre de no contarles tantas cosas alos demás. De lo que tú me cuentas, nole digo nada a nadie.

Eso le gustó. Entonces también leconté lo de los tremendos cotilleos encasa, y le dije:

-Debo reconocer que tiene razónMargot cuando dice que miento, porquesi bien digo que no quiero ser cotilla,cuando se trata de Dussel me encantacotillear.

-Eso está muy bien -dijo. Se habíaruborizado, y su cumplido tan sincerocasi me hace subir los colores a mítambién.

Luego también hablamos de los dearriba y los de abajo. Peter realmenteestaba un poco sorprendido de quesigamos sin querer demasiado a suspadres.

-Peter -le dije-, sabes que soysincera contigo. ¿Por qué no habría dedecírtelo? ¿Acaso no conocemos susdefectos también nosotros?

Y también le dije:-Peter, me gustaría tanto ayudarte.

¿No puedo hacerlo? Tú estás entre laespada y la pared y yo sé que, aunque no

lo dices, te tomas todo muy a pecho.-Siempre aceptaré tu ayuda.-Quizá sea mejor que consultes con

papá. Él tampoco dice nada a nadie, lepuedes contar tus cosas tranquilamente. -Sí, es un compañero de verdad.

-Le quieres mucho, ¿verdad?Peter asintió con la cabeza y yo

seguí hablando: -¡Pues él también te quiere a ti!Levantó la mirada fugazmente. Se

había puesto colorado. De verdad eraconmovedor ver lo contento que lehabían puesto esas palabras.

-¿Tú crees? -me preguntó.-Sí -dije yo-. Se nota por lo que

deja caer de vez en cuando. Entoncesllegó el señor Van Daan para hacernos

un dictado. Peter también es un «tipofenomenal», igual que papá.

Tu Ana M. Frank

Viernes, 3 de marzo de 1944Mi querida Kitty:Esta noche, mirando la velita, me

puse contenta otra vez y me tranquilicé.En realidad, en esa vela está la abuela, yes ella la que me protege y me cobija, yla que hace que me ponga otra vezcontenta. Pero... hay otra persona quedomina mis estados de ánimo y es...Peter. Hoy, cuando fui a buscar laspatatas y todavía estaba bajando laescalera con la cacerola llena en lasmanos, me preguntó:

-¿Qué has hecho a mediodía?Me senté en la escalera y

empezamos a hablar. Las patatas nollegaron a destino hasta las cinco y

cuarto: una hora después de habersubido a buscarlas. Peter ya no dijopalabra sobre sus padres, sólo hablamosde libros y del pasado. ¡Ay, qué miradatan cálida tiene ese chico! Creo que yacasi me estoy enamorando de él.

De eso mismo hemos hablado.Después de pelar las patatas, entré en suhabitación y le dije que tenía muchocalor.

-A Margot y a mí se nos nota enseguida la temperatura que hace: cuandohace frío, nos ponemos blancas, ycuando hace calor, coloradas -le dije.

-¿Enamorada? -me preguntó.-¿Por qué habría de estarlo?Mi respuesta, o mejor dicho mi

pregunta, era bastante tonta.

-¿Porqué no? -dijo, y en esemomento nos llamaron a comer.

-¿Habrá querido decir algo enespecial con esa pregunta? Hoy por finle he preguntado si no le molestan mischarlas. Lo único que me dijo fue:

-Pues no, no me molestan.No sé hasta qué punto esta

respuesta tiene que ver con su timidez.Kitty, soy como una enamorada que

no habla más que de su amor. Es quePeter es realmente un cielo. ¿Cuándopodré decírselo? Claro que sólo podréhacerlo cuando sepa que él también meconsidera un cielo a mí. Pero sé muybien que soy una gatita a la que hay quetratar con guantes de seda. Y a él le

gusta su tranquilidad, de modo que notengo ni idea de hasta qué punto le gusto.De todas formas nos estamosconociendo un poco más.

¡Ojalá tuviéramos el valor deconfesarnos muchas cosas más!

Unas cuantas veces al día me dirigeuna mirada cómplice, yo le guiño el ojoy los dos nos ponemos contentos. Pareceuna osadía decirlo así, pero tengo lairresistible sensación de que él piensaigual que yo.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 4 de marzo de 1944Querida Kitty:Hacía meses y meses que no

teníamos un sábado que al menos nofuera tan fastidioso, triste y aburridocomo los demás. Y la culpa la tienenada menos que Peter. Esta mañana subíal desván a tender el delantal, y papá mepreguntó si no quería quedarme parahablar francés. Me pareció bien.Primero hablamos francés, yo leexpliqué una cosa, y luego hicimosinglés. Papá nos leyó unas líneas dellibro de Dickens y yo estaba en la gloriaporque estaba sentada en el sillón depapá, bien cerca de Peter.

A las once menos cuarto bajé al

otro piso. Cuando volví, a las once ymedia, ya estaba él esperándome en laescalera. Hablamos hasta la una menoscuarto. Cuando se presenta la másmínima oportunidad, por ejemplocuando salgo de la habitación despuésde comer y nadie nos oye, me dice:

-¡Hasta luego, Ana!¡Ay, estoy tan contenta! ¿Estará

empezando a quererme entonces? Encualquier caso es un tipo muy simpáticoy quién sabe lo bien que podremoshablar.

A la señora le parece bien que yohable con él, pero hoy igual me preguntóen tono burlón:

-¿Puedo fiarme de lo que hacéisvosotros dos ahí arriba? -¡Pues claro! -

protesté-. ¡Cuidado que me voy aofender! De la mañana a la noche mealegra saber que veré a Peter.

Tu Ana M. Frank P. D. Se me olvidaba decirte que

anoche cayó una cantidad enorme denieve. Pero ya ni se nota casi, se hafundido toda.

Lunes, 6 de marzo de 1944 Querida Kitty:¿No te parece curioso que después

de que Peter me contara aquello de suspadres, ahora me sienta un pocoresponsable por él? Es como si esaspeleas me incumbieran lo mismo que aél, y sin embargo ya no me atrevo ahablarle de ello, porque temo que no leagrade. Por nada del mundo quisieracometer un desatino ahora.

A Peter se le nota en la cara quepiensa tanto como yo, y por eso anocheme dio rabia cuando la señora dijo entono burlón:

-¡El pensador!

El tímido de Peter se pusocolorado y a mí me empezó a hervir lasangre.

¡Cuándo dejará la gente de decirtonterías! No te imaginas lo feo que esver lo solo que se siente Peter, y nopoder hacer nada. Yo puedoimaginarme, como si lo hubiera vividoen mi propia carne, lo desesperado quedebe estar a veces cuando hay peleas.¡Pobre Peter, qué necesitado de cariñoestá!

Me parecieron muy duras suspalabras cuando dijo que no necesitabaamigos. ¡Ay, cómo se equivoca! No creoque lo diga en serio. Se aferra a sumasculinidad, a su soledad y a su falsa

indiferencia para no salirse de su papel,y para no tener que mostrar nunca cómose siente. ¡Pobre Peter! ¿Hasta cuándopodrá seguir haciendo este papel?¿Cuánto faltará para que, después detanto esfuerzo sobrehumano, explote?

¡Ay, Peter, ojalá pudiera ayudarte ytú permitieras que lo hiciera! ¡Los dosjuntos podríamos ahuyentar nuestrasrespectivas soledades!

Pienso mucho, pero digo poco. Me

pongo contenta cuando le veo y si almismo tiempo brilla el sol. Ayer,cuando me estaba lavando la cabeza, mepuse bastante eufórica, a sabiendas deque en la habitación de al lado estaba él.No pude remediarlo: cuanto más callada

y seria estoy por dentro, tanto másbulliciosa me pongo por fuera. ¿Quiénserá el primero en descubrir mi coraza yperforarla?

¡Qué suerte que los Van Daan notienen una niña! Mi conquista no seríatan difícil, tan hermosa y tan placenterasi no fuera justamente por la atraccióndel sexo opuesto.

Tu Ana M. FrankP. D. Sabes que soy sincera contigo

al escribirte, y por eso es que deboconfesarte que en realidad vivo deencuentro en encuentro. Estoycontinuamente al acecho para ver sidescubro que también él vive

esperándome a mí, y salto de alegríadentro de mí cuando noto sus pequeños ytímidos esfuerzos al respecto. Creo quePeter quisiera tener la misma facilidadde expresión que yo; no sabe quejustamente su torpeza me enternece.

Martes, 7 de marzo de 1944Querida Kitty:Cuando me pongo a pensar en la

vida que llevaba en 1942, todo meparece tan irreal. Esa vida de gloria lavivía una Ana Frank muy distinta de laAna que aquí se ha vuelto tan juiciosa.Una vida de gloria, eso es lo que era. Unadmirador en cada esquina, una veintenade amigas y conocidas, la favorita de lamayoría de los profesores, consentidapor papá y mamá, muchas golosinas,dinero suficiente..., ¿qué más se podíapedir?

Seguro que te preguntarás cómohice para ganarme la simpatía de todaesa gente. Dice Peter que por mi

«encanto personal», pero eso no es deltodo cierto. A todos los profesores lesgustaban y les divertían mis respuestasingeniosas, mis ocurrencias, mi carasonriente y mi ojo crítico. No había más.Era terriblemente coquetona y divertida.Además, tenía algunas ventajas por lasque me ganaba el favor de los que merodeaban: mi esmero, mi sinceridad y migenerosidad. Nunca le habría negado anadie, fuera quien fuera, que en clasecopiara de mí; repartía golosinas amanos llenas y nunca se me subían loshumos.

¿No me habré vuelto temerariadespués de tanta admiración? Es unasuerte que en medio de todo aquello, enel punto culminante de la fiesta, volviera

de repente a la realidad, y ha tenido quepasar más de un año para que me dieracuenta de que ya nadie me demuestra suadmiración.

¿Cómo me veían en el colegio?Como la que dirigía las bromas y loschistes, siempre haciendo la gallito ynunca de mal humor o lloriqueando. Noera de sorprender que a todos lesgustara acompañarme al colegio en bicio cubrirme de atenciones.

Veo a esa Ana Frank como a unaniña graciosa, divertida, perosuperficial, que no tiene nada que verconmigo. ¿Qué es lo que ha dicho Peterde mí? «Siempre que te veía, estabasrodeada de dos o más chicos y un grupo

de chicas. Siempre te reías y eras elcentro de la atención.» Tenía razón.

¿Qué es lo que ha quedado deaquella Ana Frank? Ya sé que heconservado mi sonrisa y mi manera deresponder, y que aún no he olvidadocómo criticar a la gente, e incluso lohago mejor que antes, y que sigocoqueteando y siendo divertida cuandoquiero...

Ahí está el quid de la cuestión: unanoche, un par de días, una semana megustaría volver a vivir así,aparentemente despreocupada y alegre.Pero al final de esa semana estaríamuerta de cansancio y al primero que sele ocurriera hablarme de algointeresante le estaría enormemente

agradecida. No quiero admiradores,sino amigos, no quiero que semaravillen por mi sonrisa lisonjera, sinopor mi manera de actuar y mi carácter.Sé muy bien que en ese caso el círculode personas en torno a mí se reduciríabastante, pero ¿qué importaría que nome quedaran sino unas pocas personas?Pocas, pero sinceras.

Pese a todo, en 1942 tampoco eraenteramente feliz. A menudo me sentíaabandonada, pero como estaba ocupadade la mañana a la noche, no me ponía apensar y me divertía todo lo que podía,intentado, consciente oinconscientemente, ahuyentar conbromas el vacío.

Ahora examino mi propia vida yme doy cuenta de que al menos una faseha concluido irreversiblemente: la edadescolar, tan libre de preocupaciones yproblemas, que nunca volverá. Ya nisiquiera la echo en falta: la he superado.Ya no puedo hacer solamente tonterías;una pequeña parte en mí siempreconserva su seriedad.

Veo mi vida de niña hasta el añonuevo de 1944 como bajo una lupa muypotente. En casa, la vida con mucho sol;luego aquí, en 1942, el cambio tanrepentino, las peleas, lasrecriminaciones; no lograba entenderlo,me había cogido por sorpresa, y la únicapostura que supe adoptar fue la de ser

insolente.Luego los primeros meses de 1943,

los accesos de llanto, la soledad, el irdándome cuenta paulatinamente de todosmis fallos y defectos, que son tangrandes y que parecían ser dos vecesmás grandes. De día hablaba y hablaba,intentaba atraer a Pim hacia mí, pero sinresultado, me veía ante la difícil tareade hacerme a mí misma de tal forma queya no me hicieran esos reproches quetanto me oprimían y desalentaban.

Después del verano de ese año lascosas mejoraron. Dejé de ser tan niña,me empezaron a tratar más como a unaadulta. Comencé a pensar, a escribircuentos, y llegué a la conclusión de quelos demás ya no tenían nada que ver

conmigo, que no tenían derecho aempujarme de un lado para otro como sifuera el péndulo de un reloj; queríareformarme a mí misma según mi propiavoluntad. Comprendí que me podíapasar sin mamá, de manera total yabsoluta, lo que me dolió, pero algo queme afectó mucho más fue darme cuentade que papá nunca Negaría a ser miconfidente. No confiaba en nadie másque en mí misma.

Después de Año Nuevo el segundogran cambio: mi sueño... con el quedescubrí mis deseos de tener... un amigoo novio; no quería una amiga mujer, sinoun amigo varón. También descubrídentro de mí la felicidad y mi coraza de

superficialidad y alegría. Pero de tantoen tanto me volvía silenciosa. Ahora novivo más que para Peter, porque de éldependerá en gran medida lo que meocurra de ahora en adelante.

Y por las noches, cuando acabomis rezos pronunciando las palabras«Te doy las gracias por todas las cosasbuenas, queridas y hermosas», oigogritos de júbilo dentro de mí, porquepienso en esas «cosas buenas», comonuestro escondite, mi buena salud y todomi ser, en las cosas queridas, comoPeter y esa cosa diminuta y sensible queninguno de los dos se atreve a nombraraún, el amor, el futuro, la dicha, y en lascosas hermosas, como el mundo, laNaturaleza y la gran belleza de todas las

cosas hermosas juntas.En esos momentos no pienso en la

desgracia, sino en todas las cosas bellasque aún quedan. Ahí está gran parte dela diferencia entre mamá y yo. Elconsejo que ella da para combatir lamelancolía es: «Piensa en toda ladesgracia que hay en el mundo y alégratede que no te pase a ti.» Mi consejo es:«Sal fuera, a los prados, a la naturalezay al sol. Sal fuera y trata de reencontrarla felicidad en ti misma; piensa en todaslas cosas bellas que hay dentro de ti y atu alrededor, y sé feliz.»

En mi opinión, la frase de mamá notiene validez, porque ¿qué se supone quetienes que hacer cuando esa desgracia sí

te pasa? Entonces, estás perdida. Porotra parte, creo que toda desgracia vaacompañada de alguna cosa bella, y si tefijas en ella, descubres cada vez másalegría y encuentras un mayor equilibrio.Y el que es feliz hace feliz a los demás;el que tiene valor y fe, nunca estarásumido en la desgracia.

Tu Ana M. Frank

Miércoles, 8 de marzo de1944

Margot y yo nos hemos estadoescribiendo notitas, sólo por divertirnos,naturalmente.

Ana: Cosa curiosa, a mí las cosasque pasan por la noche sólo me vuelvena la memoria mucho más tarde. Ahora,por ejemplo, recuerdo de repente queanoche el señor Dussel estuvo roncandocomo un loco (ahora son las tres menoscuarto del miércoles por la tarde y elseñor Dussel está otra vez roncando, poreso me acordé, claro). Cuando tuve quehacer pipí en el orinal, hice más ruidode lo normal, para hacer que cesaran losronquidos.

Margot: ¿Qué es mejor: losresuellos o los ronquidos?

Ana: Los ronquidos, porque si yohago ruido, cesan sin que la persona encuestión se despierte.

Lo que no le he escrito a Margot,pero que sí te confieso a ti, queridaKitty, es que sueño mucho con Peter.Anteanoche, en nuestro cuarto de estarde aquí, soñé que estaba patinando en lapista de hielo de la Apollolaan con unchico bajito, ése que tenía una hermanaque siempre llevaba una falda azul ytenía patas de alambre. Le dije que mellamaba Ana y le pregunté su nombre. Sellamaba Peter. En mi sueño me preguntéa cuántos Peter conocía ya.

Luego también soñé que estábamosen la habitación de Peter, uno frente aotro al lado de la escalera. Le dije algo,me dio un beso, pero me contestó que nome quería tanto como yo pensaba y quedejara de coquetear. Con vozdesesperada y suplicante, le dije:

-¡Pero si yo no coqueteo, Peter!Cuando me desperté, me alegré de

que Peter no hubiera dicho eso.Anoche también nos estábamos

besando, pero las mejillas de Peter medecepcionaron, porque no eran tansuaves como parecen, sino que erancomo las mejillas de papá, o sea, comolas de un hombre que ya se afeita.

Viernes, 10 de marzo de1944

Mi querida Kitty.Hoy es aplicable el refrán que dice

que las desgracias nunca vienen solas.Lo acaba de decir Peter. Te contarétodas las cosas desagradables que nospasan y las que quizá aún nos aguardan.

En primer lugar, Miep estáenferma, a raíz de la boda de Henk yAagje, celebrada ayer en la iglesia delOeste, donde se resfrió. En segundolugar, el señor Kleiman aún no ha vueltodesde que tuvo la hemorragia estomacal,con lo que Bep sigue sola en la oficina.En tercer lugar, la Policía ha arrestado aun señor, cuyo nombre no mencionaré.

No sólo es horrible para el susodichoseñor, sino también para nosotros, yaque andamos muy escasos de patatas,mantequilla y mermelada. El señor M.,por llamarlo de alguna manera, tienecinco hijos menores de trece años y unomás en camino.

Anoche tuvimos otro pequeñosobresalto, ya que de repente sepusieron a golpear en la pared de allado. Estábamos cenando. El resto de lanoche transcurrió en un clima de tensióny nerviosismo.

Últimamente no tengo ningunasganas de escribirte sobre lo queacontece en casa. Me preocupan muchomás mis propias cosas. Pero no meentiendas mal, porque lo que le ha

ocurrido al pobre y bueno del señor M.me parece horrible, pero en mi diario decualquier forma no hay demasiado sitiopara él.

El martes, miércoles y juevesestuve con Peter desde las cuatro ymedia hasta las cinco y cuarto.Estudiamos francés y charlamos sobremiles de cosas. Realmente me hacemucha ilusión esa horita que pasamosjuntos por la tarde, y lo mejor de todo esque creo que también a Peter le gustaque yo vaya.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 11 de marzo de 1944Querida Kitty:Últimamente estoy hecha un culo de

mal asiento. Voy de abajo al piso dearriba y vuelta abajo. Me gusta muchohablar con Peter, pero siempre tengomiedo de molestarlo. Me ha contadoalgunas cosas sobre su vida de antes,sobre sus padres y sobre sí mismo. Yocon eso no tengo suficiente, pero a cadacinco minutos me pregunto cómo se meocurre pedir más. A él yo antes leparecía insoportable, lo que era unacosa recíproca; ahora yo he cambiadode opinión, entonces ¿también él habrácambiado de opinión? Supongo que sí,pero eso no implica que tengamos que

ser grandes amigos, aunque para mí esoharía mucho más soportable toda estahistoria de estar escondida. Pero no meengaño; me ocupo bastante de él y notengo por qué aburrirte a la vez que amí, porque la verdad es que andobastante desanimada.

Domingo, 12 de marzo de1944

Querida Kitty:Todo está cada vez más patas

arriba. Desde ayer, Peter ya no medirige la mirada. Es como si estuvieraenfadado conmigo, y por eso meesfuerzo para no ir detrás de él y parahablarle lo menos posible, ¡pero es tandifícil! ¿Qué será lo que a menudo loaparta de mí y a menudo lo empuja haciamí? Quizá sólo yo me imagine que lascosas son peores de lo que son enrealidad, quizás él también tenga susestados de ánimo, quizá mañana :todohaya pasado...

Lo más difícil de todo es

mantenerme igual por fuera, cuando pordentro estoy triste y me siento mal.Tengo que hablar, ayudar, estar sentadosjuntos y sobre todo estar alegre. Lo quemás echo de menos es la Naturaleza yalgún lugar en el que pueda estar solatodo el tiempo que quiera. Creo queestoy mezclando muchas cosas, Kitty,pero es que estoy muy confusa: por unlado me vuelve loca el deseo de tenerloa mi lado, y casi no puedo estar en lahabitación sin mirarlo, y por el otro mepregunto por qué me importa tanto enrealidad, y por qué no puedo recuperarla tranquilidad.

Día y noche, siempre que estoydespierta, no hago más que preguntarme:«¿Le has dejado suficientemente en paz?

¿No subes a verle demasiado? ¿Nohablas demasiado a menudo de temasserios de los que él todavía no sabehablar? ¿Es posible que él no teencuentre nada simpática? ¿Habrá sidotodo el asunto pura imaginación? Peroentonces, ¿por qué te ha contado tantascosas sobre sí mismo? ¿Se habráarrepentido de haberlo hecho?» Ymuchas otras cosas más.

Ayer por la tarde, después deescuchar una ristra de noticias tristes defuera, estaba tan hecha polvo que meeché en el diván para dormir un rato.Sólo quería dormir, para no pensar.Dormí hasta las cuatro de la tarde, yentonces tuve que ir a la habitación. Me

resultó muy difícil responder a todas laspreguntas de mamá y encontrar unaexcusa para explicarle a papá por quéhabía dormido. Como pretexto dije quetenía dolor de cabeza, con lo que nomentí, puesto que de verdad lo tenía...,¡por dentro!

La gente normal, las niñasnormales, las chicas como yo, dirán queya basta de tanta autocompasión, peroahí está el quid de la cuestión: yo tecuento todo lo que me pesa en elcorazón, y el resto del día me muestrode lo más atrevida, alegre y segura demí misma, con tal de evitar cualquierpregunta y de no enfadarme conmigomisma.

Margot es muy buena conmigo y

quisiera ser mi confidente, pero sinembargo yo no puedo contarle todas miscosas. Me toma en serio, demasiado enserio, y reflexiona mucho sobre suhermanita loca, me mira con ojosinquisitivos cuando le cuento algo ysiempre se pregunta: «¿Me lo dice enserio o me lo dice por decir?»

Todo tiene que ver con que estamossiempre juntas y con que yo nosoportaría tener a mi confidente siemprea mi lado.

¿Cuándo saldré de esta maraña depensamientos? ¿Cuándo volverá a haberpaz y tranquilidad dentro de mí?

Tu Ana

Martes, 14 de marzo de 1944Querida Kitty:Te parecerá divertido -para mí no

lo es en absoluto- saber lo quecenaremos hoy. En estos momentos,dado que abajo está trabajando la mujerde la limpieza, estoy sentada junto a lamesa con el hule de los Van Daan,tapándome la nariz y la boca con unpañuelo impregnado de un exquisitoperfume de antes de escondernos.Supongo que no entenderás nada, demodo que empezaré por el principio.Como a nuestros proveedores decupones se los han llevado losalemanes, ya no tenemos cupones nimanteca; sólo nos quedan nuestras cinco

cartillas de racionamiento. Como Miepy Kleiman están otra vez enfermos, Bepno puede salir a hacer los recados, ycomo hay un ambiente muy triste, lacomida también lo es. A partir demañana ya no habrá nada de manteca,mantequilla ni margarina. Ya nodesayunamos con patatas fritas (porahorrar pan), sino con papilla de avena,y como la señora teme que nos muramosde hambre, hemos comprado unacantidad extra de leche entera. Elalmuerzo de hoy consiste en un guiso depatatas y col rizada de conserva. De ahílas medidas de precaución con elpañuelo. ¡Es increíble el olor quedespide la col rizada, que seguramenteya lleva varios años en conserva! La

habitación huele a una mezcla deciruelas en descomposición, conservanteamargo y huevos podridos. ¡Qué asco!La sola idea de que tendré que comermeesa porquería me da náuseas. A ello hayque sumarle que nuestras patatas hansufrido unas enfermedades tan extrañasque de cada dos cubos de patatas, unova a parar a la estufa. Nos divertimostratando de determinar con exactitud lasdistintas enfermedades que tienen, yhemos llegado a la conclusión de que sevan turnando el cáncer, la viruela y elsarampión. Entre paréntesis, no esninguna bicoca tener que estarescondidos en este cuarto año quetranscurre desde la invasión. ¡Ojalá que

toda esta porquería de guerra se acabepronto!

A decir verdad, lo de la comida meimportaría poco, si al menos otras cosasaquí fueran más placenteras. Ahí está elmeollo de la cuestión: esta vida tanaburrida nos tiene fastidiados a todos.Te enumero la opinión de cincoescondidos mayores sobre la situaciónactual (los menores no pueden tener unaopinión, algo a lo que por una vez me heatenido):

La señora Van Daan:«La tarea de reina de la cocina

hace rato que no tiene ningún alicientepara mí. Pero como me aburre estarsentada sin hacer nada, me pongo otravez a cocinar. Y sin embargo me quejo:

cocinar sin manteca es imposible, memarean los malos olores. Y luego mepagan con ingratitud y con gritos todosmis esfuerzos, siempre soy la ovejanegra, de todo me echan la culpa. Porotra parte, opino que la guerra noadelanta mucho, los alemanes al final seharán con la victoria. Tengo muchomiedo de que nos muramos de hambre ydespotrico contra todo el mundo cuandoestoy de mal humor.»

El señor Van Daan:«Necesito fumar, fumar y fumar, y

así la comida, la política, el mal humorde Kerli y todo lo demás no es tangrave. Kerli es una buena mujer. Si nome dan nada que fumar, me pongo malo,

y además quiero comer carne, y ademásvivimos muy mal, nada está bien yseguro que acabaremos tirándonos lostrastos a la cabeza. ¡Vaya una estúpidaque está hecha esta Kerli mía!»

La señora Frank:«La comida no es tan importante,

pero ahora mismo me gustaría comer unarebanada de pan de centeno, porquetengo mucha hambre. Yo en el lugar dela señora Van Daan, le hubiera puestocoto hace rato a esa eterna manía defumar del señor. Pero ahora me urgefumar un cigarrillo, porque tengo lacabeza que está a punto de estallar. LosVan Daan son una gente horrible. Losingleses cometen muchos errores, perola guerra va adelantando; necesito

hablar, y alegrarme de no estar enPolonia.

El señor Frank:«Todo está bien, no me hace falta

nada. Sin prisas, que tenemos tiempo.Dadme mis patatas y me conformo. Hayque apartar parte de mi ración para Bep.La política sigue un curso estupendo,soy muy optimista.»

El señor Dussel:«Tengo que escribir mi cuota

diaria, acabar todo a tiempo. La políticava viento en poo-pa, es im-po-sii-bleque nos descubran. ¡Yo, Yo y Yo...!»

Tu Ana

Jueves, 16 de marzo de 1944Querida Kitty:¡Pfff...! ¡Al fin! He venido a

descansar después de oír tantas historiastristes sobre los de la oficina. Lo únicoque andan diciendo es: «Si pasa esto oaquello, nos veremos en dificultades, ysi también se enferma aquella, estaremossolos en el mundo, que si esto, que siaquello...»

En fin, el resto ya puedesimaginártelo; al menos supongo queconoces a los de la Casa de atrás lobastante como para adivinar susconversaciones.

El motivo de tanto «que si esto, quesi aquello» es que al señor Kugler le ha

llegado una citación para ir seis días acavar, que Bep está más que acatarraday probablemente se tendrá que quedar ensu casa mañana, que a Miep todavía nose le ha pasado la gripe y que Kleimanha tenido una hemorragia estomacal conpérdida del conocimiento. ¡Unaverdadera lista de tragedias paranosotros!

Lo primero que tiene que hacerKugler según nosotros es consultar a unmédico de confianza, pedir que le dé uncertificado y presentarlo en elayuntamiento de Hilversum. A la gentedel almacén le han dado un día de asuetomañana, así que Bep estará sola en laoficina. Si (¡otro «si»!) Bep se llegara aquedar en su casa, la puerta de entrada

al edificio permanecerá cerrada, ynosotros deberemos guardar absolutosilencio, para que no nos oiga Keg. Janvendrá al mediodía a visitar a lospobres desamparados durante mediahora, haciendo las veces de cuidador deparque zoológico, como si dijéramos.

Hoy, por primera vez después demucho tiempo, Jan nos ha estadocontando algunas cosas del gran mundoexterior. Tendrías que habernos visto alos ocho sentados en corro a sualrededor, parecía «Los cuentos de laabuelita».

Jan habló y habló ante un públicoávido, en primer lugar sobre la comida,por supuesto. La señora de Pf., una

conocida de Miep, cocina para él.Anteayer le hizo zanahorias conguisantes, ayer se tuvo que comer losrestos de anteayer, hoy le, hace alubiaspintas, y mañana un guiso con laszanahorias que hayan sobrado.

Le preguntamos por el médico deMiep.

-¿Médico? -preguntó Jan-. ¿Quéqueréis con él? Esta mañana le llamépor teléfono, me atendió una de esasasistentas de la consulta, le pedí unareceta para la gripe y me contestó quepara las recetas hay que pasarse de ochoa nueve de la mañana. Si tienes unagripe muy fuerte, puedes pedir que seponga al teléfono el propio médico, y tedice: «Saque la lengua, diga "aaa". Ya

veo, tiene la garganta irritada. Le daréuna receta, para que se pase por lafarmacia. ¡Buenos días!» Y sanseacabó.Atendiendo sólo por teléfono, ¡asícualquiera tiene una consulta! Pero no lehagamos reproches a los médicos, que alfin y al cabo también ellos sólo tienendos manos, y en los tiempos que correnlos pacientes abundan y los médicosescasean.

De todos modos, a todos nos hizomucha gracia cuando Jan reprodujo laconversación telefónica. Me imaginocómo será la consulta de un médico hoydía. Ya no desprecian a los enfermos delseguro, sino a los que no padecen nada,y piensan: «¿Y usted qué es lo que viene

a hacer aquí? ¡A la cola, que primero seatiende a los enfermos de verdad!»

Tu Ana

Jueves, 16 de marzo de 1944Querida Kitty:Hace un tiempo maravilloso,

indescriptiblemente hermoso. Prontopodré ir al desván.

Ahora ya sé por qué estoy siempremucho más intranquila que Peter. Eltiene una habitación propia dondetrabajar, soñar, pensar y dormir. A míme empujan de un rincón a otro de lacasa. No estoy nunca sola en mihabitación compartida, lo que sinembargo desearía tanto. Ese esprecisamente el motivo por el que huyoal desván. Sólo allí y contigo puedo seryo misma, aunque sólo sea un momento.Pero no quisiera darte la lata hablándote

de mis deseos; al contrario, ¡quiero servaliente!

Abajo por suerte no se dan cuentade lo _que siento por dentro, salvo quecada día estoy más fría y despreciativacon respecto a mamá, le hago menosmimos a papá y tampoco le suelto nada aMargot: estoy herméticamente cerrada.Ante todo debo seguir mostrándomesegura de mí misma por fuera, nadiedebe saber que dentro de mí se siguelibrando una batalla: una batalla entremis deseos y la razón. Hasta ahora hatriunfado siempre esta última, pero a lalarga ¿no resultarán más fuertes losprimeros? A veces me temo que sí, y amenudo lo deseo.

¡Ay!, es tan terriblemente difícil no

soltar nunca nada delante de Peter, perosé que es él quien tiene que tomar lainiciativa. ¡Es tan difícil deshacer de díatodas las conversaciones y todos losactos que me han ocurrido de noche ensueños! Sí, Kitty, Ana es una chica muyloca, pero es que los tiempos que mehan tocado vivir también lo son, y lascircunstancias lo son más aún.

Me parece que lo mejor de todo esque lo que pienso y siento, al menos lopuedo apuntar; si no, me asfixiaríacompletamente. ¿Qué pensará Peter detodas estas cosas? Una y otra vez piensoque algún día podré hablar con él alrespecto. Algo tiene que haberadivinado en mí, porque la Ana de fuera

que ha conocido hasta ahora, no lepuede gustar. ¿Cómo puede ser que él,que ama tanto la paz y la tranquilidad,tenga simpatía por mi bullicio yalboroto? ¿Será el primero y único en elmundo que ha mirado detrás de mimáscara de hormigón? ¿Irá él a pararallí detrás dentro de poco? ¿No hay unviejo refrán que dice que el amor amenudo viene después de la compasión,y que los dos van de la mano? ¿No esése también mi caso? Porque siento lamisma compasión por él que la que amenudo siento por mí misma.

No sé, realmente no sé de dóndesacar las primeras palabras, ni de dóndehabría de sacarlas él, que le cuestamucho más hablar. ¡Ojalá pudiera

escribirle, así al menos sabría que élsabe lo que yo le quisiera decir, porquees tan difícil decirlo con palabras!

Tu Ana M. Frank

Viernes, 17 de marzo de1944

Queridísima Kitty:Finalmente todo ha terminado bien,

porque el catarro de Bep no se haconvertido en gripe, sino tan sólo enafonía, y el señor Kugler se ha libradode los trabajos forzados gracias alcertificado médico. La Casa de atrásrespira aliviada. Aquí todo sigue bien,salvo que Margot y yo nos estamoscansando un poco de nuestros padres.

No me interpretes mal, sigoqueriendo a papá y Margot siguequeriendo a papá y a mamá, pero cuandotienes la edad que tenemos nosotras, teapetece decidir un poco por ti misma,

quieres soltarte un poco de la mano detus padres. Cuando voy arriba, mepreguntan adónde voy; sal no me dejancomer; a las ocho y cuarto de la noche,mamá me pregunta indefectiblemente sino es hora de cambiarme; todos loslibros que leo tienen que pasar por lacensura. A decir verdad, la censura noes nada estricta y me dejan leer casitodo, pero nos molestan los comentariosy observaciones, más todas laspreguntas que nos hacen todo el día.

Hay otra cosa que no les agrada,sobre todo en mí: que ya no quiera estartodo el tiempo dando besitos aquí y allá.Los múltiples sobrenombres melososque inventan me parecen tontos, y lapredilección de papá por las

conversaciones sobre ventosidades yretretes, asquerosa. En resumidascuentas, me gustaría perderlos de vistaun tiempo, pero no lo entienden. No esque se lo hayamos propuesto; nada deeso, de nada serviría, no lo entenderíanen absoluto.

Aun anoche Margot me decía:«¡Estoy tan aburrida de que al másmínimo suspiro ya te pregunten si teduele la cabeza o si te sientes mal!»

Para las dos es un duro golpe elque de repente veamos lo poco quequeda de todo ese ambiente familiar yesa armonía que había en casa. Pero estoderiva en gran medida de la desquiciadasituación en que nos encontramos. Me

refiero al hecho de que nos tratan comoa dos chiquillas por lo que respecta alas cosas externas, mientras que somosmucho más maduras que las chicas denuestra edad en cuanto a las cosasinternas. Aunque sólo tengo catorceaños, sé muy bien lo que quiero, séquién tiene razón y quién no, tengo miopinión, mi modo de ver y misprincipios, y por más extraño que sueneen boca de una adolescente, me sientomás bien una persona y no tanto unaniña, y me siento totalmenteindependiente de cualquier otra persona.Sé que sé debatir y discutir mejor quemamá, sé que tengo una visión másobjetiva de las cosas, sé que no exagerotanto como ella, que soy más ordenada y

diestra y por eso -ríete si quieres- mesiento superior a ella en muchas cosas.Si quiero a una persona, en primer lugardebo sentir admiración por ella,admiración y respeto, y estos dosrequisitos en mamá no veo que secumplan en absoluto.

Todo estaría bien si al menostuviera a Peter, porque a él lo admiro enmuchas cosas. ¡Ay, qué chico tan buenoy tan guapo!

Tu Ana M. Frank

Sábado, 18 de marzo de 1944Querida Kitty:A nadie en el mundo le he contado

tantas cosas sobre mí misma y sobre missentimientos como a ti. Entonces, ¿porqué no habría de contarte algo sobrecosas sexuales?

Los padres y las personas engeneral se comportan de manera muycuriosa al respecto. En vez de contarlestanto a sus hijas mujeres como a sushijos varones a los doce años todo loque hay para contar, cuando surgenconversaciones sobre el tema obligan asus hijos a abandonar la habitación, yque se busquen por su cuenta lainformación que necesitan. Cuando

luego los padres se dan cuenta de quesus hijos están enterados de algunascosas, creen que los críos saben más omenos de lo que saben en realidad. ¿Porqué no intentan en ese momentorecuperar el tiempo perdido ypreguntarles hasta dónde llegan susconocimientos?

Existe un obstáculo considerablepara los adultos -aunque me parece queno es más que un pequeño obstáculo-, yes que temen que los hijossupuestamente ya no vean al matrimoniocomo algo sagrado e inviolable, si seenteran de que aquello de lainviolabilidad son cuentos chinos en lamayoría de los casos. A mi modo dever, no está nada mal que un hombre

llegue al matrimonio con algunaexperiencia previa, porque ¿acaso tieneeso algo que ver con el propiomatrimonio?

Cuando acababa de cumplir losdoce años, me contaron lo de lamenstruación, pero aún no tenía la másmínima noción de dónde venía ni quésignificaba. A los doce años y medio yame contaron algo más, ya que Jacque noera tan estúpida como yo. Yo misma meimaginé cómo era la cohabitación delhombre y la mujer, pero cuando Jacqueme lo confirmó, me sentí bastanteorgullosa por haber tenido tan buenaintuición.

Aquello de que los niños no salen

directamente de la panza, también losupe por Jacque, que me dijo sin másvueltas: «El producto acabado sale porel mismo lugar por donde entra lamateria prima.»

El himen y algunas otras cosasespecíficas las conocíamos Jacque y yopor un libro sobre educación sexual.También sabía que se podía evitar eltener hijos, pero seguía siendo unsecreto para mí cómo era todo aquellopor dentro. Cuando llegamos aquí, papáme habló de prostitutas, etc., pero contodo quedan algunas preguntas sinresponder.

Si una madre no le cuenta todo asus hijos, éstos se van enterando poquitoa poco, y eso no está bien.

Aunque hoy es sábado, no estoy demalas. Es que he estado en el desváncon Peter, soñando con los ojoscerrados. ¡Ha sido maravilloso!

Tu Ana M. Frank

Domingo, 19 de marzo de1944

Querida Kitty:Ayer fue un día muy importante

para mí. Después de la comida delmediodía, todo se desarrolló de maneranormal. A las cinco puse a hervir laspatatas y mamá me dio un trozo demorcilla para que se la llevara a Peter.Al principio yo no quería hacerlo, peroluego fui de todas formas. Él no la quisoy tuve la horrible sensación de quetodavía era por lo de la discusión sobrela desconfianza. Llegado un momento nopude más, me vinieron las lágrimas a losojos y sin insistir volví a llevar elplatito a mamá y me fui a llorar al

retrete. Entonces decidí hablar delasunto con Peter de una vez parasiempre. Antes de cenar éramos cuatroen su habitación ayudándole a resolverun crucigrama, y entonces no pudedecirle nada, pero justo antes de ir asentarnos a la mesa, le susurré:

-¿Vas a hacer taquigrafía estanoche, Peter?

-No -contestó.-Es que luego quería hablarte.Le pareció bien.Después de fregar los platos fui a

su habitación y le pregunté si habíarechazado la morcilla por la discusiónque habíamos tenido. Pero por suerte noera ése el motivo, sólo que no le pareciócorrecto ceder tan pronto. Había hecho

mucho calor en la habitación y estabacolorada como un cangrejo; por eso,después de llevarle el agua a Margotabajo, volví un momento arriba a tomaralgo de aire. Para salvar las apariencias,primero me paré junto a la ventana delos Van Daan, pero al poco tiempo subía ver a Peter. Estaba en el ladoizquierdo de la ventana abierta, y yo mepuse en el lado derecho. Era mucho másfácil hablar junto a la ventana abierta, enla relativa oscuridad, que con mucha luz,y creo que también a Peter le parecióasí. Nos contamos tantas, pero tantascosas, que simplemente no podríarepetirlo todo aquí, pero fue muy bonito,la noche más hermosa que he vivido

hasta ahora en la Casa de atrás. Sinembargo, te resumiré en pocas palabrasde qué temas hablamos:

Primero hablamos de las peleas, deque ahora mi actitud con respecto a ellases muy distinta, luego sobre nuestraseparación con respecto a nuestrospadres. Le hablé de mamá y papá, deMargot y de mí misma. En un momentodado me dijo:

-Vosotros seguro que os dais lasbuenas noches con un beso.

-¿Uno? ¡Un montón! Tú no,¿verdad?

-No, yo casi nunca le he dado unbeso a nadie.

-¿Para tu cumpleaños tampoco?-Sí, para mi cumpleaños sí.

Hablamos de la confianza, de queninguno de los dos la hemos tenido connuestros padres. De que sus padres sequieren mucho y que también quisierantener la confianza de Peter, pero que élno quiere. De que cuando yo estoy tristeme desahogo llorando en la cama, y queél sube al desván a decir palabrotas. Deque Margot y yo sólo hace poco quehemos intimado, y que tampoco noscontamos tanto, porque estamos siemprejuntas. En fin, de todo un poco, de laconfianza, de los sentimientos y denosotros mismos. Y resultó que Peterera tal como yo sabía que era.

Luego nos pusimos a hablar sobreel período de 1942, sobre lo distintos

que éramos entonces. Ninguno de losdos se reconoce en como era en aquelperíodo. Lo insoportables que nosparecíamos al principio. Para él yo erauna parlanchina y muy molesta, y a mí élmuy pronto me pareció muy aburrido.Entonces no entendía por qué no mecortejaba, pero ahora me alegro. Otracosa de la que habló fue de lo muchoque se aislaba de los demás, y yo le dijeque entre mi bullicio y temeridad y susilencio no había tanta diferencia, que amí también me gusta la tranquilidad, yque no tengo nada para mí sola, salvo midiario, que todos se alegran cuando losdejo tranquilos, en primer lugar el señorDussel, y que tampoco quiero estarsiempre en la habitación. Que él está

muy contento de que mis padres tenganhijos, y que yo me alegro de que él estéaquí. Que ahora sí comprendo surecogimiento y la relación con suspadres, y que me gustaría ayudarle conlas peleas.

-¡Pero si tú ya me ayudas!-¿Cómo? -le pregunté muy

sorprendida.-¡Con tu alegría!Es lo más bonito que me ha dicho

hasta ahora. También me dijo que no leparecía para nada molesto que fuera averle como antes, sino que le agradaba.Yo también le dije que todos esosnombres cariñosos de papá y mamá notienen ningún contenido, que la

confianza no se crea dando un besito acáy otro allá. Otra cosa de la quehablamos fue de nuestra propiavoluntad, del diario y la soledad, de ladiferencia que hay entre la personainterior y exterior que todos tenemos, demi máscara, etc.

Fue hermoso, debe de haberempezado a quererme como a unacompañera, y eso por ahora me basta.Me faltan las palabras, de lo agradeciday contenta que estoy, y debo pedirtedisculpas, Kitty, por el estilo infame demis escritos de hoy. He escrito todo tal ycomo se me ha ido ocurriendo...

Tengo la sensación de que Peter yyo compartimos un secreto. Cuando memira con esos ojos, esa sonrisa y me

guiña el ojo, dentro de mí se enciendeuna lucecita. Espero que todo puedaseguir siendo así, y que juntos podamospasar muchas, muchas horas agradables.

Tu Ana, agradecida y contenta

Lunes, 20 de marzo de 1944Querida Kitty:Esta mañana, Peter me preguntó si

me apetecía pasar más a menudo por lanoche, que de ningún modo le molestaríay que en su habitación tanto cabían doscomo uno. Le dije que no podía pasartodas las noches, ya que abajo no loconsentirían, pero me dijo que no leshiciera caso. Le dije que me gustaríapasar el sábado por la noche, y le pedíque sobre todo me avisara cuando sepudiera ver la luna.

-Entonces iremos a mirarla abajo -dijo.

Me pareció bien, porque mi miedoa los ladrones tampoco es para tanto.

Entretanto algo ha eclipsado mifelicidad. Hacía rato que me parecía quea Margot Peter le caía más quesimpático. No se hasta que punto lequiere, pero es que me resulta un tantoembarazoso. Ahora, cada vez que meencuentro con Peter, tengo que hacerledaño adrede a Margot, y lo mejor delcaso es que ella lo disimula muy bien.Se que en su lugar yo estaría muerta decelos, pero Margot sólo dice que notengo que tener compasión con ella.

-Me sabe mal que tú te quedes así,al margen -añadí.

-Estoy acostumbrada -contestó entono acre.

Esto todavía no me atrevo a

contárselo a Peter, quizá más adelante;aún nos quedan tantas otras cosas queaclarar primero...

Anoche mamá me dio un cachete,que a decir verdad me lo había ganado.Debo contenerme un poco en cuanto amis demostraciones de indiferencia ydesprecio hacia ella. Así que tendré quevolver a tratar de ser amable yguardarme mis comentarios pese a todo.

Tampoco Pim es tan cariñoso comoantes. Intenta ser menos infantil en sucomportamiento con nosotras, peroahora se ha vuelto demasiado frío. Yaveremos lo que pasa. Me ha amenazadocon que si no estudio álgebra, que no mecrea que luego me pagará clasesparticulares. Aunque aún puede esperar,

quisiera volver a empezar, a condiciónde que me den otro libro.

Por ahora basta. No hago más quemirar a Peter y estoy a punto de rebosar.

Tu Ana M. Frank Una prueba del espíritu bondadoso

de Margot. Esto lo he recibido hoy, 20de marzo de 1944:

Ana, cuando ayer te dije que no

tenía celos de ti, sólo fui sincera contigoa medias. La verdad es que no tengocelos de ti ni :de Peter, sólo que lamentoun poco no haber encontrado aún a nadie

-y seguro que por el momento tampocolo encontraré- con quien hablar de loque pienso y de lo que siento. Pero esono quita que os desee de todo corazónque podáis teneros confianzamutuamente. Aquí ya echamos de menosbastantes cosas que a otros les resultanmuy naturales.

Por otro lado, estoy segura de quecon Peter nunca habría llegado muylejos, porque tengo la sensación de quemi relación con la persona a la quequisiera contarle todas mis cosas tendríaque ser bastante íntima. Tendría quetener la impresión de que mecomprendiera totalmente, aun sin que yole contara tanto. Pero entonces tendríaque ser una persona a quien considerara

superior a mí, y eso con Peter nuncapodría ser. En tu caso sí que me podríaimaginar una cosa así.

De modo que no necesitas hacerteningún reproche de que me pueda faltaralgo o porque estés haciendo algo queme correspondía a mí. Nada de eso. Túy Peter sólo saldréis ganando con eltrato mutuo.

Ésta fue mi respuesta: Querida Margot:Tu carta me pareció enormemente

cariñosa, pero no ha terminado detranquilizarme y creo que tampoco lohará.

Entre Peter y yo aún no existe talconfianza en la medida que tú dices, yfrente a una ventana abierta y oscura unose dice más cosas que a plena luz delsol. También resulta más fácil contarselo que uno siente susurrando, que nogritando a los cuatro vientos. Tengo laimpresión de que has ido desarrollandouna especie de cariño fraternal por Petery de que quisieras ayudarle, al menosigual que yo. Quizá algún día puedasllegar a hacerlo, aunque ésa no sea laconfianza como la entendemos tú y yo.Opino que la confianza es una cosamutua, y creo que es ése el motivo por elcual entre papá y yo nunca hemosllegado a ese punto. No nos ocupemos

más del asunto y ya no hablemos de él.Si quieres alguna otra cosa de mí, tepido que me lo hagas saber por escrito,porque así podré expresar mucho mejorque oralmente lo que te quiera decir. Nosabes lo mucho que te admiro y sóloespero que algún día yo también puedatener algo de la bondad de papá y de latuya, porque entre las dos ya no veomucha diferencia.

Tu Ana

Miércoles, 22 de marzo de1944

Querida Kitty: Esta es la respuesta de Margot, que

recibí anoche: Querida Ana:Tu carta de ayer me ha dado la

desagradable impresión de que cada vezque vas a estudiar o a charlar con Peterte da cargo de conciencia, pero deverdad me parece que no hay motivopara ello. Muy dentro de mí algo medice que una persona tiene derecho a laconfianza mutua, pero yo aún no estoypreparada para que esa persona sea

Peter.Sin embargo, tal como me has

escrito, me da la impresión de que Peteres como un hermano, aunque, eso sí, unhermano menor, y de que nuestrossentimientos extienden unas antenasbuscándose mutuamente, para que quizásalgún día, o tal vez nunca, puedanencontrarse en un cariño como dehermano a hermana; pero aún no hemosllegado a tanto, ni mucho menos. Demodo que de verdad no hace falta que tecompadezcas de mí. Disfruta lo más quepuedas de la compañía que hasencontrado.

Ahora aquí todo es cada día más

hermoso. Creo, Kitty, que en la Casa de

atrás quizá tengamos un verdadero granamor. Todas esas bromas sobre quePeter y yo terminaremos casándonos siseguimos aquí mucho más tiempo, ahoraresulta que no estaban tan fuera de lugar.No es que esté pensando en casarme conél; no sé cómo será cuando sea mayor, nisi llegaremos a querernos tanto comopara que deseemos casarnos.

Entretanto estoy convencida de quePeter también me quiere; de qué maneraexactamente, no lo sé. No alcanzo adescubrir si lo que busca es una buenaamiga, o si le atraigo como chica, ocomo hermana. Cuando me dijo quesiempre le ayudo cuando sus padres sepelean, me puse muy contenta y me

pareció que era el primer paso paracreer en su amistad. Ayer le pregunté loque haría si hubiera aquí una docena deAnas que lo visitaran continuamente. Surespuesta fue:

-Si fueran todas como tú, no seríatan grave.

Es muy hospitalario conmigo y deverdad creo que le gusta que vaya averle. Ahora estudia francés con muchoempeño, incluso por la noche en lacama, hasta las diez y cuarto.

¡Ay, cuando pienso en el sábadopor la noche, en nuestras palabras, ennuestras voces, me siento satisfecha porprimera vez en mi vida! Me refiero aque ahora volvería a decir lo mismo yque no lo cambiaría todo, como otras

veces. Es muy guapo, tanto cuando se ríecomo cuando está callado, con la miradaperdida. Es muy cariñoso y bueno yguapo. Creo que lo que más le hasorprendido de mí es darse cuenta deque no soy en absoluto la Anasuperficial y frívola, sino otra soñadoracomo él, con los mismos problemas.

Anoche, después de fregar losplatos, contaba absolutamente con queme invitaría a quedarme arriba; peronada de eso ocurrió: me marché, él bajóa llamar a Dussel para oír la radio, sequedó bastante tiempo en el cuarto debaño, pero como Dussel tardabademasiado en venir, subió de nuevo a suhabitación. Allí le oí pasearse de un

lado a otro, y luego se acostó.Estuve toda la noche muy

intranquila, y a cada rato me iba alcuarto de baño a lavarme la cara conagua fría, leía un poco, volvía a soñar,miraba la hora y esperaba, esperaba,esperaba y le escuchaba. Cuando meacosté, temprano, estaba muerta decansancio.

Esta noche me toca bañarme, ¿ymañana? ¡Falta tanto para mañana!

Tu Ana M. Frank Mi respuesta: Querida Margot:Me parece que lo mejor será que

esperemos a verlo que pasa. Peter y yo

no tardaremos en tomar una decisión:seguir como antes, o cambiar. Cómoserá, no lo sé; en ese sentido, prefierono pensar «más allá de mis narices».

Pero hay una cosa que seguro haré:si Peter y yo entablamos amistad, lecontaré que tú también le quieres muchoy que estás a su disposición para lo quepueda necesitar. Esto último seguro queno lo querrás, pero eso ahora no meimporta. No sé qué piensa Peter de ti,pero se lo preguntaré cuando llegue elmomento. Seguro que no piensa mal,más bien todo lo contrario. Pásate por eldesván si quieres, o donde quiera queestemos, de verdad que no nos molestas,ya que creo que tácitamente hemos

convenido que cuando queramos hablar,lo haremos por la noche, en laoscuridad.

¡Ánimo! Yo intento tenerlo, aunqueno siempre es fácil. A ti también tetocará, tal vez antes de lo que teimaginas.»

Tu Ana

Jueves, 23 de marzo de 1944Querida Kitty:Aquí todo marcha nuevamente

sobre ruedas. A nuestros proveedores decupones los han soltado de la cárcel,¡por suerte!

Ayer volvió Miep. Hoy le hatocado a su marido meterse en el catre:tiene escalofríos y fiebre, losconsabidos síntomas de la gripe. Bepestá mejor, aunque la tos aún no se le haquitado; Kleiman tendrá que quedarse encasa bastante tiempo.

Ayer se estrelló un avión cerca deaquí. Los ocupantes se salvaron saltandoa tiempo en paracaídas. El aparato fue aparar a un colegio donde no había niños.

Un pequeño incendio y algunos muertosfueron las consecuencias del episodio.Los alemanes dispararon a los aviadoresmientras bajaban, los amsterdamesesque lo vieron soltaron bufidos de rabiapor un acto tan cobarde. Nosotras, lasmujeres de la casa, nos asustamos de lolindo. ¡Puaj, cómo odio los tiros!

Ahora te cuento de mí.Ayer, cuando fui a ver a Peter, no

sé cómo fue que tocamos el tema de lasexualidad. Hacía mucho que me habíapropuesto hacerle algunas preguntas alrespecto, Lo sabe todo. Cuando le contéque ni Margot ni yo estábamosdemasiado informadas, se sorprendiómucho. Le conté muchas cosas deMargot, y de papá y mamá, y de que

últimamente no me atrevo a preguntarlesnada. Se ofreció para informarme sobreel tema y yo aproveché gustosa suofrecimiento. Me contó cómo funcionanlos anticonceptivos y le pregunté muyosada cómo hacen los chicos para darsecuenta de que ya son adultos. Dijo quenecesitaba tiempo para pensarlo, y queme lo diría por la noche. Entre otrascosas, le conté aquella historia deJacque y de que las chicas, ante la fuerzade los varones, están indefensas.

-¡Pues de mí no tienes nada quetemer! -dijo.

Cuando volví por la noche, mecontó lo de los chicos. Me dio un pocode vergüenza, pero me gustó poder

hablar de estas cosas con él. Ni él ni yonos podíamos imaginar que algún díapudiésemos hablar tan abiertamentesobre las cosas más íntimas con otrachica u otro chico, respectivamente.Creo que ahora lo sé todo. Me contómuchas cosas sobre los «preventivos», osea, los preservativos.

Por la noche, en el cuarto de baño,Margot y yo estuvimos hablando deBram y Trees.

Esta mañana me esperaba algo muydesagradable: después del desayuno,Peter me hizo señas para que loacompañara arriba.

-Me has tomado el pelo, ¿verdad? -dijo-. Oí lo que decíais tú y Margotanoche en el cuarto de baño. Creo que

sólo querías ver lo que Peter sabía delasunto y luego divertirte con ello.

¡Ay, me dejó tan desconcertada!Intenté por todos los medios quitarle dela cabeza esas mentiras infames. ¡Meimagino lo mal que se debe habersentido, y sin embargo nada de ello escierto!

-Que no, Peter -le dije-. Nuncapodría ser tan ruin. Te he dicho que nodiría nada, y así será. Hacer teatro deesa manera y ser tan ruin adrede, noPeter, eso ya no sería divertido, esosería desleal. No he dicho nada, deverdad. ¿Me crees?

Me aseguró que me creía, pero aúntendré que hablar con él al respecto. No

hago más que pensar en ello todo el día.Menos mal que en seguida dijo lo quepensaba; imagínate que hubiera llevadodentro de sí semejante ruindad por miparte. ¡El bueno de Peter!

¡Ahora sí que deberé y tendré quecontarle todo!

Tu Ana

Viernes, 24 de marzo de1944

Querida Kitty:Últimamente subo mucho a la

habitación de Peter por las noches arespirar algo del aire fresco nocturno.En una habitación a oscuras se puedeconversar como Dios manda, mucho másque cuando el sol te hace cosquillas enla cara. Es un gusto estar sentada arribaa su lado delante de la ventana y mirarhacia fuera. Van Daan y Dussel megastan bromas pesadas cuandodesaparezco en la habitación de Peter.«La segunda patria de Ana», dicen, o«¿es conveniente que un caballeroreciba la visita de una dama tan tarde

por la noche, en la oscuridad?». Petertiene una presencia de ánimosorprendente cuando nos hacen esoscomentarios supuestamente graciosos.Por otra parte, Mamá es bastante curiosay le encantaría preguntarme de quétemas hablamos, si no fuera porquesecretamente tiene miedo a un rechazopor mi parte. Peter dice que lo que pasaes que los mayores nos tienen envidiaporque somos jóvenes y no hacemoscaso de sus comentarios ponzoñosos.

A veces viene abajo a buscarme,pero eso también es muy penoso, porquepese a todas las medidas preventivas sepone colorado como un tomate y se letraba la lengua. ¡Qué suerte que yo nuncame pongo colorada! Debe ser una

sensación muy desagradable.Por lo demás, me sabe muy mal que

mientras yo estoy arriba gozando debuena compañía, Margot esté abajo sola.¿Pero qué ganamos con cambiarlo? A míno me importa que venga arriba connosotros, pero es que sobraría y no sesentiría cómoda.

Todo el día me hacen comentariossobre nuestra repentina amistad, y teprometo que durante la comida ya se hadicho no sé cuántas veces que tendremosque casarnos en la Casa de atrás, si laguerra llega a durar cinco años más. ¿Ya nosotros qué nos importan esashabladurías de los viejos? De cualquiermanera no mucho, porque son una

bobada. ¿Acaso también mis padres sehan olvidado de que han sido jóvenes?Al parecer sí; al menos, siempre nostoman en serio cuando les gastamos unabroma, y se ríen de nosotros cuandohablamos en serio.

De verdad no sé cómo ha de seguirtodo esto, ni si siempre tendremos algode qué hablar. Pero si lo nuestro sigueen pie, también podremos estar juntossin necesidad de hablar. ¡Ojalá losviejos del piso de arriba no fueran tanestúpidos! Seguro que es porqueprefieren no verme. De todas formas,Peter y yo nunca les diremos de quéhablamos. ¡Imagínate si supieran quetratamos aquellos temas tan íntimos!

Quisiera preguntarle a Peter si sabe

cómo es el cuerpo de una chica. Creoque en los varones la parte de abajo noes tan complicada como la de lasmujeres. En las fotos o dibujos de unhombre desnudo puede apreciarseperfectamente cómo son, pero en lasmujeres no. Los órganos sexuales (ocomo se llamen) de las mujeres estánmás escondidos entre las piernas. Es desuponer que Peter nunca ha visto a unachica de tan cerca, y a decir verdad, yotampoco. Realmente lo de los varones esmucho más sencillo.

¿Cómo diablos tendría queexplicarle a Peter el funcionamiento delaparato femenino? Porque, por lo queme dijo una vez, ya me he dado cuenta

de que no lo sabe exactamente. Dijoalgo de la abertura del útero, pero éstaestá por dentro, y no se la puede ver.

Es notable lo bien organizada queestá esa parte del cuerpo en no sotras.Antes de cumplir los once o doce años,no sabía que también estaban los labiosde dentro de la vulva, porque no seveían. Y lo más curioso del caso es queyo pensaba que la orina salía del clí-

toris. Una vez, cuando le pregunté amamá lo que significaba esa cosa sinsalida, me dijo que no sabía. ¡Qué rabiame da que siempre se esté haciendo latonta!

Pero volvamos al tema. ¿Cómodiablos hay que hacer para describir lacosa sin un ejemplo a mano? ¿Hacemos

la prueba aquí? ¡Pues vamos!De frente, cuando estás de pie, no

ves más que pelos. Entre las piernas hayuna especie de almohadillas, unoselementos blandos, también con pelo,que cuando estás de pie están cerradas,y no se puede ver lo que hay dentro.Cuando te sientas, se separan, y pordentro tienen un aspecto muy rojo ycarnoso, nada bonito. En la partesuperior, entre los labios mayores,arriba, hay como un pliegue de la piel,que mirado más detenidamente resultaser una especie de tubo, y que es elclítoris. Luego vienen los labiosmenores, que también están pegados unoa otro como si fueran un pliegue. Cuando

se abren, dentro hay un bultito carnoso,no más grande que la punta de un dedo.La parte superior es porosa: allí hayunos cuantos orificios por donde sale laorina. La parte inferior parece estarcompuesta sólo por piel, pero sinembargo allí está la vagina. Está casitoda cubierta de pliegues de la piel, y esmuy difícil descubrirla. Es tantremendamente pequeño el orificio queestá debajo, que casi no logroimaginarme cómo un hombre puedeentrar ahí, y menos cómo puede salir unniño entero. Es un orificio al que nisiquiera con el dedo puedes entrarfácilmente. Eso es todo, y pensar quetodo esto juega un papel tan importante.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 25 de marzo de 1944Querida Kitty:Cuando una va cambiando, sólo lo

nota cuando ya está cambiada. Yo hecambiado, y mucho: completa ytotalmente. Mis opiniones, mispareceres, mi visión crítica, mi aspecto,mi carácter: todo ha cambiado. Y puedodecirlo tranquilamente, porque es cierto,que todo ha cambiado para bien. Yaalguna vez te he contado lo difícil que hasido para mí dejar atrás esa vida demuñeca adorada y venir aquí, en mediode la cruda realidad de regañinas y demayores. Pero papá y mamá sonculpables en gran parte de muchas de lascosas por las que he tenido que pasar.

En casa veían con gusto que fuera unachica alegre, y eso estaba bien, peroaquí no debieron haberme instigado nimostrado sólo el lado de las peleas ydiscusiones. Pasó mucho tiempo antesde darme cuenta de que aquí, en cuestiónde peleas, van más o menos empatados.Pero ahora sé cuántos errores se hancometido aquí, por parte de los mayoresy por parte de los jóvenes. El error másgrande de papá y mamá con respecto alos Van Daan es que nunca hablan demanera franca y amistosa (aunque loamistoso sólo sea fingido). Yo lo quequisiera es, ante todo, preservar la paz yno pelearme ni cotillear. En el caso depapá y de Margot no es tan difícil; en elde mamá sí lo es, y por eso está muy

bien que ella misma a veces me llame laatención. Al señor Van Daan una puedeganárselo dándole la razón,escuchándole muda y sin replicar, ysobre todo... contestando a sus múltipleschistes y bromas pesadas con otrabroma. A la señora hay que ganárselahablando abiertamente y cediendo entodo. Ella misma también reconoce susfallos, que son muchos, sin regatear. Meconsta que ya no piensa tan mal de mícomo al principio, y sólo es porque soysincera y no ando lisonjeando a la genteasí como así. Quiero ser sincera, y creoque siéndolo se llega mucho más lejos.Además, la hace sentir a una muchomejor.

Ayer la señora me habló del arrozque le hemos dado a Kleiman.

-Le hemos dado, y dado, y vuelto adar -dijo-. Pero llega un momento en quehay que decir: basta, ya es suficiente. Elpropio señor Kleiman, si se toma lamolestia, puede conseguir arroz por sucuenta. ¿Por qué hemos de dárselo todode nuestras provisiones? Nosotros aquílo necesitamos igual que él.

-No, señora -le contesté-. No estoyde acuerdo con usted. Tal vez sea ciertoque el señor Kleiman puede conseguirarroz, pero le fastidia tener queocuparse de ello. No es asunto nuestrocriticar a quienes nos protegen.Debemos darles todo lo que no nos haga

absolutamente falta a nosotros y queellos necesiten. Un platito de arroz a lasemana no nos sirve de mucho, tambiénpodemos comer legumbres.

A la señora no le pareció que fueraasí, pero también dijo que aunque noestaba de acuerdo, no le importabaceder, que eso ya era otra cosa.

Bueno, dejémoslo ahí; a veces sémuy bien cuál es mi lugar, y otras aúnestoy en la duda, pero ya me abrirécamino. ¡Ah!, y sobre todo ahora, quetengo ayuda, porque Peter me ayuda aroer bastantes huesos duros y a tragarmucha saliva.

De verdad no sé hasta qué punto mequiere o si alguna vez nos llegaremos adar un beso. De cualquier manera, no

quisiera forzarlo. A papá le he dichoque voy mucho a ver a Peter y lepregunté si le parecía bien.¡Naturalmente que le pareció bien!

A Peter le cuento cosas con granfacilidad, que a otros nunca les cuento.Así, por ejemplo, le he dicho que mástarde me gustaría mucho escribir, eincluso ser escritora, o al menos nodejar de escribir aunque ejerza unaprofesión o desempeñe alguna otratarea.

No soy rica en dinero ni en bienesterrenales; no soy hermosa, niinteligente, ni lista; ¡pero soy feliz y loseguiré siendo! Soy feliz por naturaleza,quiero a las personas, no soy

desconfiada y quiero verlas felicesconmigo.

Tuya, afectísima, Ana M. Frank De nuevo el día no ha traído nada,

ha sido como la noche cerrada.(Esto es de hace unas semanas y

ahora ya no cuenta. Pero como misversos son tan contados, he queridoescribírtelos.)

Lunes, 27 de marzo de 1944Querida Kitty:En nuestra historia escrita de

escondidos, no debería faltar un extensocapítulo sobre política, pero como eltema no me interesa tanto, no le heprestado demasiada atención. Por eso,hoy dedicaré una carta entera a lapolítica.

Es natural que haya muchasopiniones distintas al respecto, y es aúnmás lógico que en estos tiemposdifíciles de guerra se hable mucho delasunto, pero... ¡es francamente estúpidoque todos se peleen tanto por ella! Queapuesten, que se rían, que diganpalabrotas, que se quejen, que hagan lo

que les venga en gana y que se pudran siquieren, pero que no se peleen, porqueeso por lo general acaba mal. La genteque viene de fuera nos trae muchasnoticias que no son ciertas; sin embargo,nuestra radio hasta ahora nunca hamentido. En el plano político, losánimos de todos (Jan, Miep, Kleiman,Bep y Kugler) van para arriba y paraabajo, los de Jan algo menos que los delos demás.

Aquí, en la Casa de atrás, elambiente en lo que a política se refierees siempre el mismo. Los múltiplesdebates sobre la invasión, losbombardeos aéreos, los discursos, etc.,etc., van acompañados de un sinnúmerode exclamaciones, tales como «¡Im-

posii-ble! ¡Por el amor de Dios, sitodavía no han empezado, adóndeirremos a parrar! ¡Todo va viento enpoo-pa, es-tu-penn-do, exce-lenn-te! »

Optimistas y pesimistas, sin olvidarsobre todo a los realistas, manifiestan suopinión con inagotable energía, y comosuele suceder en todos estos casos, cadacual cree que sólo él tiene razón. Acierta señora le irrita la confianza sinigual que les tiene a los ingleses suseñor marido, y cierto señor ataca a suseñora esposa a raíz de los comentariosburlones y despreciativos de éstarespecto de su querida nación.

Y así sucesivamente, de la mañanaa la noche, y lo más curioso es que

nunca se aburren. He descubierto algoque funciona a las mil maravillas: escomo si pincharas a alguien conalfileres, haciéndole pegar un bote.Exactamente así funciona midescubrimiento. Ponte a hablar sobrepolítica, y a la primera pregunta, laprimera palabra, la primera frase... ¡yaha metido baza toda la familia!

Como si las Werhmachtsberichte25

alemanas y la BBC inglesa no fueransuficientes, hace algunos días hanempezado a transmitir unLuftlagemeldung26 . Estupendo, en unapalabra; pero la otra cara de la monedamuchas veces decepciona. Los ingleses

han hecho de su arma aérea una empresade régimen continuo, que sólo se puedecomparar con las mentiras alemanas,que son ídem de ídem.

O sea, que la radio se enciende yaa las ocho de la mañana (si no mástemprano) y se la escucha cada hora,hasta las nueve, las diez o, a veces,hasta las once de la noche. Ésta es laprueba más clara de que los adultostienen paciencia y un cerebro de difícilacceso (algunos de ellos, naturalmente;no quisiera ofender a nadie). Con unasola emisión, o dos a lo sumo, nosotrosya tendríamos bastante para todo el día,pero esos viejos gansos... en fin, que yalo he dicho. El programa para lostrabajadores, Radio Orange, Frank

Philips o Su Majestad la ReinaGuillermina, a todos les llega su turno ya todos se les sigue con atención; si noestán comiendo o durmiendo, es queestán sentados alrededor de la radio yhablan de comida, de dormir o depolítica. ¡Uf!, es una lata, y si no noscuidamos nos convertiremos todos enunos viejos aburridos. Bueno, esto ya novale para los mayores...

Para dar ejemplos edificantes, losdiscursos de nuestro muy queridoWinston Churchill resultan ideales.

Nueve de la noche del domingo. Latetera está en la mesa, debajo delcubreteteras. Entran los invitados.Dussel se sienta junto a la radio, el

señor delante, y Peter a su lado; Mamájunto al señor, la señora detrás, Margoty yo detrás del todo y Pim junto a lamesa. Me parece que no te he descritomuy claramente dónde se ha sentadocada uno, pero nuestro sitio tampocoimporta tanto. Los señores fuman, losojos de Peter se cierran, por el esfuerzoque hace al escuchar, mamá lleva unabata larga, negra, y la señora no hacemás que temblar de miedo a causa de losaviones, que no hacen caso del discursoy enfilan alegremente hacia Essen. Papábebe un sorbo de té, Margot y yoestamos fraternalmente unidas porMouschi, que ha acaparado una rodillade cada una para dormir. Margot se hapuesto rulos, yo llevo un camisón

demasiado pequeño, corto y ceñido. Laescena parece íntima, armoniosa,pacífica, y por esta vez lo es, pero yoespero con el corazón en un puño lasconsecuencias que traerá el discurso.Casi no pueden esperar hasta el final, semueren de impaciencia por ver si habrápelea o no. ¡Chis, chis! como un gatoque está al acecho de un ratón, todos seazuzan mutuamente hasta acabar en riñasy disputas.

Tu Ana

Martes, 18 de marzo de 1944Mi querida Kitty:Podría escribirte mucho más sobre

política, pero hoy tengo antes muchasotras cosas que contarte. En primerlugar, mamá me ha prohibido que vayaarriba, porque según ella la señora VanDaan está celosa. En segundo lugar,Peter ha invitado a Margot para quetambién vaya arriba, no sé si porcortesía o si va en serio.

En tercer lugar, le he preguntado apapá si le parecía que debía hacer casode esos celos y me ha dicho que no.

¿Qué hacer? Mamá está enfadada,no me deja ir arriba, quiere que vuelva aestudiar en la habitación con Dussel,

quizá también sienta celos. Papá está deacuerdo con que Peter y yo pasemosesas horas juntos y se alegra de que nosllevemos tan bien. Margot tambiénquiere a Peter, pero según ella no es lomismo hablar sobre determinados temasde a tres que de a dos.

Por otra parte, mamá cree que Peterestá enamorado de mí; te confieso queme gustaría que lo estuviera, asíestaríamos a la par y podríamoscomunicarnos mucho mejor. Mamátambién dice que Peter me mira mucho;es cierto que más de una vez nos hemosguiñado el ojo estando en la habitación,y que él me mira los hoyuelos de lasmejillas. ¿Acaso debería yo hacer algopara evitarlo?

Estoy en una posición muy difícil.Mamá está en mi contra, y yo en la suya.Papá cierra los ojos ante la luchasilenciosa entre mamá y yo. Mamá estátriste, ya que aún me quiere; yo no estoytriste para nada, ya que ella y yo hemosterminado.

¿Y Peter...? A Peter no lo quierodejar. ¡Es tan bueno y lo admiro tanto!Entre nosotros puede que ocurra algomuy bonito, pero ¿por qué tienen queestar metiendo los viejos sus narices?Por suerte estoy acostumbrada a ocultarlo que llevo dentro, por lo que no meresulta nada difícil no demostrar lomucho que le quiero. ¿Dirá él algoalguna vez? ¿Sentiré alguna vez su

mejilla, tal como sentí la de Petel ensueños? ¡Ay, Peter y Petel, sois elmismo! Ellos no nos comprenden, nuncacomprenderán que nos conformamos conestar sentados Juntos sin hablar. Nocomprenden lo que nos atrae tantomutuamente. ¿Cuándo superaremos todasestas dificultades? Y sin embargo estábien superarlas, así es más bonito elfinal. Cuando él está recostado con lacabeza en mis brazos y los ojoscerrados, es aún un niño. Cuando juegacon Mouschi o habla de él, está lleno deamor. Cuando carga patatas o algunaotra cosa pesada, está lleno de fuerza.Cuando se pone a mirar los disparos olos ladrones en la oscuridad, está llenode valor, y cuando hace las cosas con

torpeza y falto de habilidad, está llenode ternura. Me gusta mucho más que élme explique alguna cosa, y que no letenga que enseñar algo yo. ¡Cuánto megustaría que fuera superior a mí en casitodo!

¡Qué me importan a mí todas lasmadres! ¡Ay, cuándo me dirá lo que metiene que decir!

Papá siempre dice que soyvanidosa, pero no es cierto: sólo soycoqueta. No me han dicho muchas vecesque soy guapa; sólo C. N. me dijo que legustaba mi manera de reírme. Ayer Peterme hizo un cumplido sincero y, porgusto, te citaré más o menos nuestraconversación.

Peter me decía a menudo«¡Sonríe!», lo que me llamaba laatención. Entonces, ayer le pregunté:

-¿Por qué siempre quieres quesonría?

-Porque me gusta. Es que se teforman hoyuelos en las mejillas. ¿Dequé te saldrán?

-Son de nacimiento. También tengouno en la barbilla. Son los únicoselementos de belleza que poseo.

-¡Qué va, eso no es verdad!-Sí que lo es. Ya sé que no soy una

chica guapa; nunca lo he sido y no loseré nunca.

-Pues a mí no me parece que seaasí. Yo creo que eres guapa. -No es

verdad.-Créetelo, te lo digo yo.Yo, naturalmente, le dije lo mismo

de él. Tu Ana M. Frank

Miércoles, 29 de marzo de1944

Querida Kitty:Anoche, por Radio Orange, el

ministro Bolkestein dijo que después dela guerra se hará una recolección dediarios y cartas relativos a la guerra.Por supuesto que todos se abalanzaronsobre mi diario. ¡Imagínate lointeresante que sería editar una novelasobre «la Casa de atrás»! El título daríaa pensar que se trata de una novela dedetectives.

Pero hablemos en serio. Seguro quediez años después de que haya acabadola guerra, resultará cómico leer cómohemos vivido, comido y hablado ocho

judíos escondidos. Pero si bien es ciertoque te cuento bastantes cosas sobrenosotros, sólo conoces una pequeñaparte de nuestras vidas. El miedo quetenemos las mujeres cuando haybombardeos, por ejemplo el domingo,cuando So aviones ingleses tiraron másde media tonelada de bombas sobreIJmuiden, haciendo temblar las casascomo la hierba al viento; la cantidad deepidemias que se han desatado.

De todas esas cosas tú no sabesnada, y yo tendría que pasarme el díaescribiendo si quisiera contártelo todo ycon todo detalle. La gente hace cola paracomprar verdura y miles de artículosmás; los médicos no pueden ir a asistir alos enfermos porque cada dos por tres

les roban el vehículo; son tantos losrobos y asaltos que hay, que te preguntascómo es que a los holandeses les hadado ahora por robar tanto. Niños deocho a once años rompen las ventanasde las casas y entran a desvalijarlas.Nadie se atreve a dejar su casa más decinco minutos, porque si te vas,desaparecen todas tus cosas. Todos losdías salen avisos en los periódicosofreciendo recompensas por ladevolución de máquinas de escribirrobadas, alfombras persas, relojeseléctricos, telas, etc. Los relojeseléctricos callejeros los desarmantodos, y a los teléfonos de las cabinas noles dejan ni los cables.

El ambiente entre la población nopuede ser bueno; todo el mundo tienehambre, la ración semanal no alcanza nipara dos días, salvo en el caso delsucedáneo del café. La invasión se haceesperar, a los hombres se los llevan aAlemania a trabajar, los niños caenenfermos o están desnutridos, todo elmundo tiene la ropa y los zapatos en malestado. Una suela cuesta 7,50 florines enel mercado negro. Además, loszapateros no aceptan clientes nuevos, ohay que esperar cuatro meses para que tearreglen los zapatos, que entretantomuchas veces han desaparecido.

Hay una cosa buena en todo esto, yes que el sabotaje contra el Gobierno

aumenta a medida que la calidad de losalimentos empeora y las medidas contrala población se hacen más severas. Elservicio de distribución, la policía, losfuncionarios, todos cooperan paraayudar a sus conciudadanos, o bien losdelatan para que vayan a parar a lacárcel. Por suerte, sólo un pequeñoporcentaje de la población holandesacolabora con el bando contrario.

Tu Ana

Viernes, 31 de marzo de1944

Querida Kitty:Imagínate que con el frío que aún

hace, la mayoría de la gente ya llevacasi un mes sin carbón. ¿No te parecehorrendo? Los ánimos en general hanvuelto a ser optimistas con respecto alfrente ruso, que es formidable. Es ciertoque no te escribo tanto sobre política,pero ahora sí que tengo que comunicartesu posición: están cerca de laGobernación General y a orillas delPrut, en Rumania. Han llegado casi hastaOdesa y han sitiado Ternopol, desdedonde todas las noches esperan uncomunicado extra de Stalin.

En Moscú tiran tantas salvas decañón, que la ciudad se estremece adiario. No sé si será que les gusta hacercomo si la guerra estuviera cerca, o si esla única manera que conocen paraexpresar su alegría.

Hungría ha sido ocupada por tropasalemanas. Allí todavía viven un millónde judíos. Ahora seguro que les hallegado la hora.

Aquí no pasa nada en especial. Hoyes el cumpleaños del señor Van Daan.Le han regalado dos paquetes de tabaco,café como para una taza, que le habíaguardado su mujer, Kugler le haregalado ponche de limón, Miepsardinas, y nosotros agua de colonia;

luego dos ramos de lilas, tulipanes, sinolvidar una tarta rellena de frambuesas ygrosellas, un tanto gomosa por la malacalidad de la harina y la ausencia demantequilla, pero aun así deliciosa.

Las habladurías sobre Peter y yohan remitido un poco. Esta noche pasaráa buscarme; muy amable de su parte, ¿note parece?, sobre todo porque odiahacerlo. Somos muy amigos, estamosmucho juntos y hablamos de los temasmás variados. Estoy tan contenta de quenunca necesite contenerme al tocartemas delicados, como sería el caso conotros chicos. Así, por ejemplo, hemosestado hablando sobre la sangre, y esotambién abarca la menstruación, etc.Dice que las mujeres somos muy

tenaces, por la manera en que resistimosla pérdida de la sangre así como así.Dijo que también yo era muy tenaz.Adivina por qué.

Mi vida aquí ha mejorado mucho,muchísimo. Dios no me ha dejado sola,ni me dejará.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 7 de abril de 1944Mi querida Kitty:Y sin embargo todo sigue siendo

tan difícil, ya sabes a lo que me refiero,¿verdad? Deseo fervorosamente que medé un beso, ese beso que está tardandotanto. ¿Seguirá considerándome sólo unaamiga? ¿Acaso no soy ya algo más queeso?

Tú sabes y yo sé que soy fuerte,que la mayoría de las cargas las soportoyo sola. Nunca he acostumbradocompartir mis cargas con nadie, nuncame he aferrado a una madre, pero ¡cómome gustaría ahora reposar mi cabezacontra su hombro y tan sólo poder estartranquila!

No puedo, nunca puedo olvidar elsueño de la mejilla de Peter, cuandotodo estaba tan bien. ¿Acaso él no desealo mismo? ¿O es que sólo es demasiadotímido para confesarme su amor? ¿Porqué quiere tenerme consigo tan amenudo entonces? ¡Ay, ojalá me lodijera!

Será mejor que acabe, que recuperela tranquilidad. Seré fuerte, y con unpoco de paciencia también aquellollegará, pero lo peor es que parece quesiempre fuera yo la que lo persigue.Siempre soy yo la que va arriba, y no élquien viene hacia mí. Pero eso es por ladistribución de las habitaciones, y élentiende muy bien el inconveniente.

Como también entiende tantas otrascosas.

Tu Ana M. Frank

Lunes, 3 de abril de 1944Mi querida Kitty:Contrariamente a lo que tengo por

costumbre, pasaré a escribirte con tododetalle sobre la comida, ya que se haconvertido en un factor primordial ydifícil, no sólo en la Casa de atrás, sinotambién en Holanda, en toda Europa yaun más allá.

En los z i meses que llevamos aquí,hemos tenido unos cuantos «ciclos decomidas». Te explicaré de qué se trata.Un «ciclo de comidas» es un período enel que todos los días comemos el mismoplato o la misma verdura. Durante unaépoca no hubo otra cosa que comer queescarola: con arena, sin arena, con puré

de patatas, sola o en guiso; luegovinieron las espinacas, los colinabos,los salsifíes, los pepinos, los tomates, elchucrut, etc.

Te aseguro que no es nadaagradable comer todos los días chucrut,por ejemplo, y menos aún dos veces aldía; pero cuando se tiene hambre, secome cualquier cosa; ahora, sinembargo, estamos en el mejor período:no se consigue nada de verdura.

El menú de la semana para lacomida del mediodía es el siguiente:judías pintas, sopa de guisantes, patatascon albóndigas de harina, cholent27 depatatas; luego, cual regalo del cielo,nabizas o zanahorias podridas, y de

nuevo judías. De primero siemprecomemos patatas; en primer lugar a lahora del desayuno, ya que no hay pan,pero entonces al menos las fríen unpoco. Hacemos sopa de judías pintas oblancas, sopa de patatas, sopa juliana desobre, sopa de pollo de sobre, o sopa dejudías pintas de sobre. Todo lleva judíaspintas, hasta el pan. Por las nochessiempre comemos patatas con sucedáneode salsa de carne y ensalada deremolachas, que por suerte todavía nosquedan. De las albóndigas de harinafaltaba mencionar que las hacemos conharina del Gobierno, agua y levadura.Son tan gomosas y duras que es como site cayera una piedra en el estómago,pero en fin...

El mayor aliciente culinario quetenemos es el trozo de morcilla dehígado de cada semana y el pan seco conmermelada. ¡Pero aún estamos con vida,y a veces todas estas cosas hasta sabenbien!

Tu Ana M. Frank

Miércoles, 5 de abril de1944

Mi querida Kitty:Durante mucho tiempo me he

preguntado para qué sigo estudiando; elfinal de la guerra es tan remoto y tanirreal, tan bello y maravilloso. Si afinales de septiembre aún estamos enguerra, ya no volveré a ir al colegio,porque no quiero estar retrasada dosaños.

Los días estaban compuestos dePeter, nada más que de Peter, sueños ypensamientos, hasta que el sábado por lanoche sentí que me entraba una tremendaflojera, un horror... En compañía dePeter estuve conteniendo las lágrimas,

más tarde, mientras tomábamos elponche de limón con los Van Daan, noparé de reírme, de lo animada y excitadaque estaba, pero apenas estuve sola,supe que tenía que llorar paradesahogarme. Con el camisón puesto medejé deslizar de la cama al suelo y recéprimero muy intensamente mi largo rezo;luego lloré con la cabeza apoyada en losbrazos y las rodillas levantadas, a rasdel suelo, toda encorvada. Un fuertesollozo me hizo volver a la-habitación ycontuve mis lágrimas, ya que al lado nodebían oírme. Entonces empecé abalbucear unas palabras para alentarmea mí misma: «¡Debo hacerlo, debohacerlo, debo hacerlo...!» Entumecidapor la inusual postura, fui a dar contra el

borde de la cama y seguí luchando, hastaque poco antes de las diez y media memetí de nuevo en la cama. ¡Se me habíapasado!

Y ahora ya se me ha pasado deltodo. Debo seguir estudiando, para noser ignorante, para progresar, para serperiodista, porque eso es lo que quieroser. Me consta que sé escribir. Algunoscuentos son buenos; mis descripcionesde la Casa de atrás, humorísticas;muchas partes del diario son expresivas,pero... aún está por ver si de verdadtengo talento.

«El sueño de Eva» es mi mejorcuento de hadas, y lo curioso es que deverdad no sé de dónde lo he sacado.

Mucho de «La vida de Cady» tambiénestá bien, pero en su conjunto no valenada. Yo misma soy mi mejor crítico, yel más duro. Yo misma sé lo que estábien escrito, y lo que no. Quienes noescriben no saben lo bonito que esescribir. Antes siempre me lamentabapor no saber dibujar, pero ahora estoymás que contenta de que al menos séescribir. Y si llego a no tener talentopara escribir en los periódicos o paraescribir libros, pues bien, siempre mequeda la opción de escribir para mímisma. Pero quiero progresar; no puedoimaginarme que tuviera que vivir comomamá, la señora Van Daan y todas esasmujeres que hacen sus tareas y que mástarde todo el mundo olvidará. Aparte de

un marido e hijos, necesito otra cosa a laque dedicarme. No quiero haber vividopara nada, como la mayoría de laspersonas. Quiero ser de utilidad yalegría para los que viven a mialrededor, aun sin conocerme. ¡Quieroseguir viviendo, aun después de muerta!Y por eso le agradezco tanto a Dios queme haya dado desde que nací laoportunidad de instruirme y de escribir,o sea, de expresar todo lo que llevodentro de mí.

Cuando escribo se me pasa todo,mis penas desaparecen, mi valentíarevive. Pero entonces surge la granpregunta: ¿podré escribir algo grandealgún día? ¿Llegaré algún día a ser

periodista y escritora?¡Espero que sí, ay, pero tanto que

sí! Porque al escribir puedo plasmarlotodo: mis ideas, mis ideales y misfantasías.

Hace mucho que he abandonado«La vida de Cady»; en mi mente séperfectamente cómo la historia ha decontinuar, pero me cuesta escribirlo. Talvez nunca la acabe; tal vez vaya a parara la papelera o a la estufa. No es unaidea muy alentadora, pero si lo pienso,reconozco que a los catorce años, y contan poca experiencia, tampoco se puedeescribir filosofía.

Así que adelante, con nuevosánimos, ya saldrá, ¡porque he deescribir, sea como sea!

Tu Ana M. Frank

Jueves, 6 de abril de 1944Querida Kitty:Me has preguntado cuáles son mis

pasatiempos e intereses, y quisieraresponderte, pero te aviso: no te asustes,que son unos cuantos.

En primer lugar: escribir, pero esoen realidad no lo considero unpasatiempo.

En segundo lugar: hacer árbolesgenealógicos. En todos los periódicos,libros y demás papeles buscogenealogías de las familias reales deFrancia, Alemania, España, Inglaterra,Austria, Rusia, Noruega y Holanda. Enmuchos casos ya voy bastanteadelantada, sobre todo ya que hace

mucho que llevo haciendo apuntescuando leo alguna biografía o algúnlibro de historia. Muchos párrafos dehistoria hasta me los copio enteros.

Y es que mi tercer pasatiempo es lahistoria, y para ello papá ya me hacomprado muchos libros. ¡No veo lahora de poder ir a la biblioteca públicapara documentarme!

Mi cuarto pasatiempo es lamitología griega y romana. Tambiénsobre este tema tengo unos cuantoslibros. Puedo nombrarte de memoria lasnueve musas y las siete amantes de Zeus,me conozco al dedillo las esposas deHércules, etc., etc.

Otras aficiones que tengo son lasestrellas de cine y los retratos de

familia. Me encantan la lectura y loslibros. Me interesa mucho la historia delarte, sobre todo los escritores, poetas ypintores. Los músicos quizá vengan mástarde. Auténtica antipatía le tengo alálgebra, a la geometría y a la aritmética.Las demás asignaturas me gustan todas,especialmente historia.

Tu Ana M. Frank

Martes, 11 de abril de 1944Mi querida Kitty:La cabeza me da vueltas, de verdad

no sé por dónde empezar. El jueves (laúltima vez que te escribí) fue un díanormal. El viernes fue Viernes Santo;por la tarde jugamos al juego de laBolsa, al igual que el sábado por latarde. Esos días pasaron todos muyrápido. El sábado, alrededor de las dosde la tarde, empezaron a cañonear; erancañones de tiro rápido, según losseñores. Por lo demás, todo tranquilo.

El domingo a las cuatro y media dela tarde vino a verme Peter, porinvitación mía; a las cinco y cuartosubimos al desván de delante, donde nos

quedamos hasta las seis. De seis a sietey cuarto pasaron por la radio unconcierto muy bonito de Mozart; sobretodo me gustó mucho la Pequeñaserenata nocturna. En la habitación casino puedo oír música, porque cuando esmúsica bonita, dentro de mí todo sepone en movimiento.

El domingo por la noche Peter nopudo bañarse, porque habían usado latina para poner cera. A las ocho subimosjuntos al desván de delante, y para teneralgo blando en que sentarnos me llevé elúnico cojín que encontré en nuestrahabitación. Nos sentamos en un baúl.Tanto el baúl como el cojín eran muyestrechos; estábamos sentados unopegado al otro, apoyados en otros

baúles. Mouschi nos hacía compañía, demodo que teníamos un espía. De repente,a las nueve menos cuarto, el señor VanDaan nos silbó y nos preguntó si noshabíamos llevado un cojín del señorDussel.

Los dos nos levantamos de un saltoy bajamos con el cojín, el gato y VanDaan.

El cojín de marras nos trajo unbuen disgusto. Dussel estaba enfadadoporque me había llevado el cojín queusaba de almohada, y tenía miedo de quetuviera pulgas. Por ese bendito cojínmovilizó a medio mundo. Paravengarnos de él y de su repelencia, Petery yo le metimos dos cepillos bien duros

en la cama, que luego volvimos a sacar,ya que Dussel quiso volver a entrar en lahabitación. Nos reímos mucho con esteinterludio.

Pero nuestra diversión no duraríamucho. A las nueve y media, Peter llamósuavemente a la puerta y le pidió a papási podía subir para ayudarle con unafrase difícil de inglés.

-Aquí hay gato encerrado -le dije aMargot-. Está clarísimo que ha sido unaexcusa. Están hablando en un tono comosi hubieran entrado ladrones.

Mi suposición era correcta: en elalmacén estaban robando. Papá, VanDaan y Peter bajaron en un santiamén.Margot, mamá, la señora y yo nosquedamos esperando. Cuatro mujeres

muertas de miedo necesitan hablar, demodo que hablamos, hasta que abajooímos un golpe, y luego todo volvió aestar en silencio. El reloj dio las diezmenos cuarto. Se nos había ido el colorde las caras, pero aún estábamostranquilas, aunque teníamos miedo.¿Dónde estarían las hombres? ¿Quéhabría sido ese golpe? ¿Estaríanluchando con los ladrones? Nadie pensóen otra posibilidad, y seguimos a laespera de lo que viniera.

Las diez. Se oyen pasos en laescalera. Papá, pálido y nervioso, entraseguido del señor Van Daan.

-Apagad las luces y subid sin hacerruido. Es probable que venga la policía.

No hubo tiempo para tener miedo.Apagamos las luces, cogí rápido unachaqueta y ya estábamos arriba. -¿Quéha pasado? ¡Anda, cuenta!

Pero no había nadie que pudieracontar nada. Los hombres habían vueltoa bajar, y no fue sino hasta las diez ydiez que volvieron a subir los cuatro;dos se quedaron montando guardia juntoa la ventana abierta de Peter, la puertaque daba al descansillo tenía el cerrojoechado, y la puerta giratoria estabacerrada. Alrededor de la lamparilla denoche colgamos un jersey, y luego noscontaron:

Peter había oído dos fuertes golpesen el descansillo, corrió hacia abajo y

vio que del lado. izquierdo de la puertadel almacén faltaba una gran tabla.Corrió hacia arriba, avisó al sectorcombatiente de la familia y los cuatropartieron hacia abajo. Cuando entraronen el almacén, los ladrones todavíaestaban robando. Sin pensarlo, VanDaan gritó: "¡Policía!» Se oyeron pasosapresurados fuera, los ladrones habíanhuido. Para evitar que la Policía notarael hueco, volvieron a poner la tabla,pero una fuerte patada desde fuera lahizo volar de nuevo por el aire.Semejante descaro dejó perplejos anuestros hombres; Van Daan y Petersintieron ganas de matarlos. Van Daancogió una hacha y dio un fuerte golpe enel suelo. Ya no se oyó nada más.

Volvieron a poner la madera en elhueco, y nuevamente fueroninterrumpidos. Un matrimonio iluminócon una linterna muy potente todo elalmacén. «¡Rediez!», murmuró uno denuestros hombres, y... ahora su papelhabía cambiado del de policía al deladrones. Los cuatro corrieron haciaarriba, Dussel y Van Daan cogieron loslibros del primero, Peter abrió puertas yventanas de la cocina y del despacho depapá, tiró el teléfono al suelo y por fintodos desaparecieron detrás de lasparedes del escondite. (Fin de laprimera parte.)

Muy probablemente, el matrimonio

de la linterna avisó a la Policía. Eradomingo por la noche, la noche deldomingo de Pascua, y el lunes de Pascuano habría nadie en la oficina28 , o sea,que antes del martes por la mañana nonos podríamos mover. ¡Figúrate, dosnoches y un día aguantando con esemiedo! No nos imaginábamos nada,estábamos en la más plena oscuridad,porque la señora, por miedo, habíadesenroscado completamente labombilla; las voces susurraban, ycuando algo crujía se oía «ichis, chis!».

Se hicieron las diez y media, lasonce, ningún ruido; por turnos, papá yVan Daan venían a estar con nosotros.Entonces, a las once y cuarto, un ruido

abajo. Entre nosotros se oía larespiración de toda la familia, pero porlo demás no nos movíamos. Pasos en lacasa, en el despacho de papá, en lacocina, y luego... ¡en nuestra escalera!Ya no se oía la respiración de nadie,sólo los latidos de ocho corazones.Pasos en nuestra escalera, luego untraqueteo en la puerta giratoria. Esemomento no te lo puedo describir.

-¡Estamos perdidos! -dije, y yaveía que esa misma noche la Gestaponos llevaría consigo a los quince.

Traqueteo en la puerta giratoria,dos veces, luego se cae una lata, lospasos se alejan. ¡Hasta ahí nos habíamossalvado! Todos sentimos unestremecimiento, oí castañetear varios

dientes de origen desconocido, nadiedecía aún una sola palabra, y asíestuvimos hasta las once y media.

No se oía nada más en el edificio,pero en el descansillo estaba la luzencendida, justo delante del armario.¿Sería porque nuestro armario resultabamisterioso? ¿Acaso la Policía habíaolvidado apagar la luz? ¿Vendría aúnalguien a apagarla? Se desataron laslenguas, ya no había nadie en la casa, talvez un guardia delante de la puerta. Apartir de ese momento hicimos trescosas: enunciar suposiciones, temblar demiedo y tener que ir al retrete. Loscubos estaban en el desván; sólo nospodría servir la papelera de lata de

Peter. Van Daan empezó, luego vinopapá, a mamá le daba demasiadavergüenza. Papá trajo la papelera a lahabitación, donde Margot, la señora y yohicimos buen uso de ella, y por fintambién mamá se decidió. Cada vez serepetía la pregunta de si había papel.Por suerte yo tenía algo de papel en elbolsillo.

La papelera olía, todossusurrábamos y estábamos cansados,eran las doce de la noche.

«¡Tumbaos en el suelo y dormid!»A Margot y a mí nos dieron unaalmohada y una manta a cada una.Margot estaba acostada a ciertadistancia de la despensa, y yo entre laspatas de la mesa. A ras del suelo no olía

tan mal, pero aun así, la señora fue abuscar sigilosamente polvos deblanqueo; tapamos el orinal con un pañode cocina a modo de doble protección.

Conversaciones en voz alta,conversaciones en voz baja, mieditis,mal olor, ventosidades y un orinalcontinuamente ocupado; ¡a ver cómo vasa dormir! A las dos y media, sinembargo, ya estaba demasiado cansada yhasta las tres y media no oí nada. Medesperté cuando la señora estabaacostada con la cabeza encima de mispies.

-¡Por favor, déme algo queponerme! -le pedí.

Algo me dio, pero no me preguntes

qué: unos pantalones de lana paraponerme encima del pijama, el jerseyrojo y la falda negra, medias blancas yunos calcetines rotos.

Entonces, la señora fue a instalarseen el sillón y el señor vino a acostarsesobre mis pies. A partir de las tres ymedia me puse a pensar, y como todavíatemblaba, Van Daan no podía dormir.Me estaba preparando para cuandovolviera la Policía. Tendríamos quedecir que éramos un grupo deescondidos. Si eran holandeses del ladobueno, no pasaría nada, pero si eran delNSB29 , tendríamos que sobornarlos.

-¡Hay que esconder la radio! -suspiró la señora.

-¡Sí, en el horno...! -le contestó elseñor-. Si nos encuentran a nosotros,¡que también encuentren la radio!

--¡Entonces también encontrarán eldiario de Ana! -se inmiscuyó papá.

-¡Pues quemadlo! -sugirió la másmiedosa de todos.

En ese momento la Policía se pusoa traquetear en la puerta-armario; fueronlos momentos en que me dio más miedo;¡mi diario no, a mi diario sólo loquemarán conmigo! Pero papá ya nocontestó, por suerte.

No tiene ningún sentido que te citetodas las conversaciones que recuerdo.Dijimos un montón de cosas, y yo estuvetranquilizando a la señora, que estaba

muerta de miedo. Hablamos de huir y deinterrogatorios de la Gestapo, de llamarpor teléfono y de tener valor.

-Ahora tendremos quecomportarnos como soldados, señora. Siperdemos la vida, que sea por la Reina ypor la Patria, por la libertad, la verdad yla justicia, como suele decir RadioOrange. Lo único terrible es que juntocon nosotros sumimos en la desgracia atodos los otros.

Después de una hora, el señor VanDaan se volvió a cambiar con su mujer,y papá vino a estar conmigo. Loshombres fumaban sin parar; de vez encuando un profundo suspiro, luegoalguien que hacía pis, ¡y otra vez vueltaa empezar!

Las cuatro, las cinco, las cinco ymedia. Ahora me senté a escuchar juntoa Peter, uno pegado al otro, tan pegados,que cada uno sentía los escalofríos en elcuerpo del otro; nos dijimos alguna queotra palabra y aguzamos los oídos.Dentro quitaban los paneles deoscurecimiento y apuntaban los puntosque querían contarle a Kleiman porteléfono.

Y es que a las siete querían llamarpor teléfono a Kleiman y hacer venir aalguien. Existía el riesgo de que elguardia que estaba delante de la puerta oen el almacén oyera el teléfono, pero eramayor el riesgo de que volviera laPolicía.

Aunque inserto aquí la hoja con lamemoria de lo ocurrido, lo pasaré alimpio para mayor claridad.

Han entrado ladrones: inspecciónde la Policía, llegan hasta puertagiratoria, pero no pasan. Ladrones, alparecer interrumpidos, forzaron puertadel almacén y huyeron por jardín.Entrada principal con cerrojo, Kuglerforzosamente tiene que haber salido porsegunda puerta.

Máquinas de escribir y de calcularseguras en caja negra de despacho ppal.

También colada de Miep o Bep entina en la cocina.

Sólo Bep o Kugler tienen llave desegunda puerta; cerradura quizá

estropeada.Intentar avisar a Jan para buscar

llave y echar vistazo a oficina; tambiéndar comida al gato.

Por lo demás, todo salió a pedir de

boca. Llamaron a Kleiman, se quitaronlos palos, pusieron la máquina deescribir en la caja fuerte. Luego nossentamos alrededor de la mesa a esperarajan o a la Policía.

Peter se había dormido, el señorVan Daan y yo estábamos tumbados enel suelo, cuando abajo oímos pasosfirmes. Me levanté sin hacer ruido.

-¡Ése debe ser Jan!-¡No, no, es la Policía! -dijeron

todos los demás.

Llamaron a nuestra puerta-armario,Miep silbó. Para la señora Van Daan fuedemasiado: blanca como el papel, sequedó medio traspuesta en su sillón, y sila tensión hubiera durado un minuto más,se habría desmayado.

Cuando entraron Jan y Miep, lahabitación ofrecía un espectáculomaravilloso; la sola mesa merecía quele sacaran una foto: un ejemplar deCinema & Theater lleno de mermelada ypectina contra la diarrea estaba abiertaen una página con fotos de bailarinas,dos potes de mermelada, medio bollopor un lado y un cuarto de bollo porotro, pectina, espejo, peine, cerillas,ceniza, cigarrillos, tabaco, cenicero,

libros, unas bragas, linterna, peineta dela señora, papel higiénico, etc.

Recibimos ajan y Miep con gritosde júbilo y lágrimas, naturalmente. Jantapó con madera blanca el hueco de lapuerta y al poco tiempo salió de nuevocon Miep para dar cuenta del robo a laPolicía. Debajo de la puerta delalmacén, Miep había encontrado unanota de Sleegers, el sereno, que habíadescubierto el hueco y avisado a laPolicía. También a él pasarían a verlo.

Teníamos entonces media hora paraarreglarnos. Nunca antes vi producirsetantos cambios en media hora. Abajo,Margot y yo sacamos las camas, fuimosal cuarto de baño, nos lavamos losdientes y las manos y nos arreglamos el

pelo. Luego recogí un poco la habitacióny volví arriba. Allí ya habían ordenadola mesa, cogimos agua del grifo, hicimosté y café, hervimos leche y pusimos lamesa para la hora del café. Papá y Petervaciaron y limpiaron los recipientes deorina y excrementos con agua caliente ypolvos de blanqueo; el más grandeestaba lleno a rebosar y era tan pesadoque era muy difícil levantarlo, y ademásperdía, de modo que hubo que llevarlodentro de un cubo.

A las once estábamos sentadosalrededor de la mesa con Jan, que yahabía vuelto, y poco a poco se fuecreando ambiente. Jan nos contó lasiguiente versión:

En casa de Sleegers, su mujer -Sleegers dormía- le contó que su maridodescubrió el hueco de la puerta de casaal hacer su ronda nocturna por loscanales, y que junto con un agente dePolicía al que avisó, recorrieron laplanta baja del edificio. El señorSleegers es sereno particular y todas lasnoches hace su recorrido por los canalesen bicicleta, con sus dos perros. Teníapensado venir a ver a Kugler el martespara notificarle lo ocurrido. En lacomisaría todavía no sabían nada delrobo, pero tomaron nota en seguida paravenir a ver también el martes.

En el camino de vuelta, Jan pasó decasualidad por la tienda de Van Hoeven,

nuestro proveedor de patatas, y le contólo del robo.

-Ya estoy enterado -contestó VanHoeven, como quien no quiere la cosa-.Anoche pasábamos con mi mujer por suedificio y vimos un hueco en la puerta.Mi mujer quiso que siguiéramosandando, pero yo miré con la linterna, yseguro que entonces los ladrones selargaron. Por las dudas, no llamé a laPolicía; en el caso de ustedes, preferí nohacerlo. Yo no sé nada, claro, perotengo mis sospechas.

Jan le agradeció y se marchó.Seguro que Van Hoeven sospecha queestamos aquí escondidos, porquesiempre trae las patatas después de lasdoce y media y nunca después de la una

y media. ¡Buen tipo!Cuando Jan se fue y nosotras

acabamos de fregar los platos, se habíahecho la una. Los ocho nos fuimos adormir. A las tres menos cuarto medesperté y vi que el señor Dussel yahabía desaparecido. Por puracasualidad, en el cuarto de baño meencontré, semidormida, con Peter, queacababa de bajar. Quedamos en vernosabajo. Me arreglé un poco y bajé.

-¿Aún te atreves a ir al desván dedelante? -me preguntó. Dije que sí, cogími almohada envuelta en una tela y nosfuimos al desván de delante. Hacía untiempo maravilloso, y al poco ratosonaron las sirenas, pero nos quedamos

donde estábamos. Peter me puso unbrazo al hombro, yo hice lo mismo y asínos quedamos, abrazados, esperandotranquilamente hasta que a las cuatro nosvino a buscar Margot para merendar.

Comimos un bocadillo, tomamoslimonada y estuvimos bromeando, lo quepor suerte era posible otra vez, y por lodemás todo normal. Por la nocheagradecí a Peter por ser el más valientede todos.

Ninguno de nosotros ha pasado

jamás por un peligro tan grande como elque pasamos esa noche. Dios nosprotegió una enormidad, figúrate: laPolicía delante de la puerta delescondite, la luz del descansillo

encendida, ¡y nosotros aun así pasamosinadvertidos! «¡Estamos perdidos!»,dije entonces en voz baja, pero otra veznos hemos salvado. Si llega la invasióny las bombas, cada uno podrádefenderse a sí mismo, pero esta vez elmiedo era por los buenos e inocentescristianos.

«iEstamos salvados, siguesalvándonos!» Es lo único que podemosdecir.

Esta historia ha traído consigo

bastantes cambios. En lo sucesivo,Dussel por las noches se instala en elcuarto de baño, Peter baja a controlar lacasa a las ocho y media y a las nueve y

media. Ya no podemos abrir la ventanade Peter, puesto que el hombre de j Kegvio que estaba abierta. Después de lasnueve y media ya no podemos tirar de lacadena. El señor Sleegers ha sidocontratado como vigilante nocturno. Estanoche vendrá un carpintero clandestino,que usará la madera de nuestras camasde Francfort para fabricar unas trancaspara las puertas. En la Casa de atrás sesomete ahora todo a debate. Kugler nosha reprochado nuestra im- prudencia;nunca debemos bajar, ha dicho tambiénJan. Ahora es cuestión de averiguar siSleegers es de fiar, saber si sus perrosse echan a ladrar si oyen a alguiendetrás de la puerta, cómo fabricar lastrancas, etc.

Hemos vuelto a tomar concienciadel hecho de que somos judíosencadenados, encadenados a un únicolugar, sin derechos, con miles deobligaciones. Los judíos no podemoshacer valer nuestros sentimientos,tenemos que tener valor y ser fuertes,tenemos que cargar con todas lasmolestias y no quejarnos, tenemos quehacer lo que está a nuestro alcance yconfiar en Dios. Algún día esta horribleguerra habrá terminado, algún díavolveremos a ser personas y nosolamente judíos.

¿Quién nos ha impuesto esto?¿Quién ha hecho de nosotros laexcepción entre los pueblos? ¿Quién nos

ha hecho sufrir tanto hasta ahora? Hasido Dios quien nos ha hecho así, peroserá también Dios quien nos elimine. Sicargamos con todo este dolor y aun asísiguen quedando judíos, algún día losjudíos dejarán de ser los eternoscondenados y pasarán a ser un ejemplo.Quién sabe si algún día no será nuestrareligión la que pueda enseñar al mundoy a todos los pueblos lo bueno y por eso,sólo por eso nosotros tenemos quesufrir. Nunca podemos ser sóloholandeses o sólo ingleses o pertenecera cualquier otra nación: aparte denuestra nacionalidad, siempreseguiremos siendo judíos, estaremosobligados a serlo, pero tambiénqueremos seguir siéndolo.

¡Valor! Sigamos siendo conscientesde nuestra tarea y no nos quejemos, queya habrá una salida. Dios nunca haabandonado a nuestro pueblo. A lo largode los siglos ha habido judíos que hansobrevivido, a lo largo de los siglos hahabido judíos que han tenido que sufrir,pero a lo largo de los siglos también sehan hecho fuertes. Los débiles caerán,¡pero los fuertes sobrevivirán y nuncasucumbirán!

Esa noche supe realmente que iba a

morir; esperé a que llegara la Policía,estaba preparada, preparada como lossoldados en el campo de batalla. Queríasacrificarme gustosa por la patria, pero

ahora, ahora que me he salvado, miprimer deseo después de la guerra es:¡hacedme holandesa!

Amo a los holandeses, amo anuestro país, amo la lengua y quierotrabajar aquí. Y aunque tenga queescribirle a la reina en persona: ¡nodesistiré hasta que haya alcanzado miobjetivo!

Cada vez me independizo más de

mis padres, a pesar de mis pocos años,tengo más valor vital, y un sentido de lajusticia más preciso e intacto que mamá.Sé lo que quiero, tengo una meta, unaopinión formada, una religión y un amor.Que me dejen ser yo misma, y me darépor satisfecha. Sé que soy una mujer,

una mujer con fuerza interior y conmucho valor.

Si Dios me da la vida, llegaré máslejos de lo que mamá ha llegado jamás,no seré insignificante, trabajaré en elmundo y para la gente.

¡Y ahora sé que lo primero quehace falta es valor y alegría!

Tu Ana M. Frank

Viernes, 14 de abril de 1944Querida Kitty:Hay todavía un ambiente muy tenso.

Pim está que arde, la señora está encama con catarro y despotricando, elseñor sin sus pitillos está pálido;Dussel, que ha sacrificado muchacomodidad, se pasa el día haciendocomentarios y objeciones, etc., etc. Demomento no estamos de suerte. El retretepierde y el grifo se ha pasado de rosca.Gracias a nuestros múltiples conocidos,tanto una cosa como la otra podránarreglarse pronto.

A veces me pongo sentimental, ya

lo sabes... pero es que aquí a veces hay

lugar para el sentimentalismo. CuandoPeter y yo estamos sentados en algúnduro baúl de madera, entre un montón detrastos y polvo, con los brazos al cuelloy pegados uno al otro, él con un rizo míoen la mano; cuando afuera los pájaroscantan trinando; cuando ves que losárboles se ponen verdes; cuando el solinvita a salir fuera; cuando el cielo estátan azul, entonces... ¡ay, entoncesquisiera tantas cosas!

Aquí no se ven más que carasdescontentas y gruñonas, más quesuspiros y quejas contenidas, es como side repente nuestra situación hubieraempeorado muchísimo. De verdad, lascosas van tan mal como uno las hace ir.Aquí, en la Casa de atrás, nadie marcha

al frente dando el buen ejemplo, aquícada uno tiene que apañárselas paradominar sus ánimos.

Ojalá todo acabe pronto, es lo quese oye todos los días.

Mi trabajo, mi esperanza, mi amor,

mi valor, todo ello me mantiene en pie yme hace buena.

Te aseguro, Kitty, que hoy estoy unpoco loca, aunque no sé por qué. Todoaquí está patas arriba, las cosas noguardan ninguna relación, y a veces meentran serias dudas sobre si más tarde leinteresará a alguien leer mis bobadas.«Las confidencias de un patito feo»: éseserá el título de todas estas tonterías. De

verdad no creo que a los señoresBolkestein y Gerbrandy30 les sea demucha utilidad mi diario.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 15 de abril de 1944Querida Kitty:«Un susto trae otro. ¿Cuándo

acabará todo esto?» Son frases queahora realmente podemos emplear... ¿Aque no sabes lo que acaba de pasar?Peter olvidó quitar el cerrojo de lapuerta, por lo que Kugler no pudo entraren el edificio con los hombres delalmacén. Tuvo que ir al edificio de Kegy romper la ventana de la cocina.Teníamos las ventanas abiertas, y estotambién Keg lo vio. ¿Qué pensarán losde Keg? ¿Y Van Maaren? Kugler estáque trina. Le reprochamos que no hacenada para cambiar las puertas, ¡ynosotros cometemos semejante

estupidez! Peter no sabe dónde meterse.Cuando en la mesa mamá dijo que porquien más compasión sentía era porPeter, él casi se echó a llorar. La culpaes de todos nosotros, porque tanto elseñor Van Daan como nosotros casisiempre le preguntamos si ya ha quitadoel cerrojo. Tal vez luego pueda ir aconsolarlo un poco. ¡Me gustaría tantopoder ayudarle!

A continuación, te escribo algunasconfidencias de la Casa de atrás de lasúltimas semanas:

El sábado de la semana pasada,Moffie se puso malo de repente. Estabamuy silencioso y babeaba. Miep enseguida lo cogió, lo envolvió en untrapo, lo puso en la bolsa de la compra y

se lo llevó a la clínica para perros ygatos. El veterinario le dio un jarabe, yaque Moffie padecía del vientre. Peter ledio un poco del brebaje varias veces,pero al poco tiempo Moffie desaparecióy se quedó fuera día y noche, seguro quecon su novia. Pero ahora tiene la na- riztoda hinchada y cuando lo tocas, sequeja. Probablemente le j han dado ungolpe en algún sitio donde ha queridorobar. Mouschi estuvo unos días con lavoz trastornada. Justo cuando noshabíamos propuesto llevarlo alveterinario también a él, estaba yaprácticamente curado.

Nuestra ventana del desván ahoratambién la dejamos entreabierta por las

noches. Peter y yo a menudo vamos allía sentarnos después del anochecer.

Gracias a un pegamento y pintura alóleo, pronto se podrá arreglar la taza dellavabo. El grifo que estaba pasado derosca también se ha cambiado por otro.

El señor Kleiman anda ya mejor desalud, por suerte. Pronto irá a ver a unespecialista. Esperemos que no hagafalta operarlo del estómago.

Este mes hemos recibido ochocupones de racionamiento.Desafortunadamente, para los primerosquince días sólo dan derecho alegumbres, en lugar de a copos de avenao de cebada. Nuestro mejor manjar es elpiccalilly31 . Si no tienes suerte, en un

tarro sólo te vienen pepinos y algo desalsa de mostaza. Verdura no hay enabsoluto. Sólo lechuga, lechuga y otravez lechuga. Nuestras comidas tan sólotraen patatas y sucedáneo de salsa decarne.

Los rusos tienen en su poder másde la mitad de Crimea. En Cassino losingleses no avanzan. Lo mejor seráconfiar en el frente occidental.Bombardeos hay muchos y de granenvergadura. En La Haya un bombarderoha atacado el edificio del Registro CivilNacional. A todos los holandeses lesdarán nuevas tarjetas de identificación.

Basta por hoy. Tu Ana M. Frank

Domingo, 16 de abril de1944

Mi querida Kitty:Grábate en la memoria el día de

ayer, que es muy importante en mi vida.¿No es importante para cualquier chicacuando la besan por primera vez? Paramí al menos lo es. El beso que me dioBram en la mejilla derecha no cuenta, yel que me dio Woudstra en la manoderecha tampoco. ¿Que cómo ha sido lodel beso? Pues bien, te lo contaré.

Anoche, a las ocho, estaba yosentada con Peter en su diván, y al pocotiempo me puso el brazo al cuello.(Como era sábado, no llevaba puesto elmono.)

-Corrámonos un poco, así no medoy con la cabeza contra el armarito.

Se corrió casi hasta la esquina deldiván, yo puse mi brazo debajo del suyo,alrededor del cuello, y por pocosucumbo bajo el peso de su brazo sobremis hombros. Es cierto que hemosestado sentados así en otras ocasiones,pero nunca tan pegados como anoche.Me estrechó bien fuerte contra su pecho,sentí cómo me palpitaba el corazón,pero todavía no habíamos terminado. Nodescansó hasta que no tuvo mi cabezareposada en su hombro, con su cabezaencima de la mía. Cuando a los cincominutos quise sentarme un poco másderecha, en seguida cogió mi cabeza en

sus manos y la llevó de nuevo hacia sí.¡Ay, fue tan maravilloso! No pude decirgran cosa, la dicha era demasiadogrande. Me acarició con su mano algotorpe la mejilla y el brazo, jugó con misrizos y la mayor parte del tiemponuestras cabezas estuvieron pegadas unacontra la otra.

No puedo describirte la sensaciónque me recorrió todo el cuerpo, Kitty;me sentía demasiado dichosa, y creo queél también.

A las ocho y media nos levantamos.Peter se puso sus zapatos de deportepara hacer menos ruido al hacer susegunda ronda por la casa, y yo estabade pie a su lado. No me preguntes cómohice para encontrar el movimiento

adecuado, porque no lo sé; lo cierto esque antes de bajar me dio un beso en elpelo, medio sobre la mejilla izquierda ymedio en la oreja. Corrí hacia abajo sinvolverme, y ahora estoy muy deseosa dever lo que va a pasar hoy.

Domingo por la mañana, i i horas. Tu Ana M. Frank

Lunes, 17 de abril de 1944Querida Kitty:¿Crees tú que papá y mamá estarían

de acuerdo en que yo, una chica que aúnno ha cumplido los quince años,estuviera sentada en un diván, besando aun chico de diecisiete años y medio? Enrealidad creo que no, pero lo mejor seráconfiar en mí misma al respecto. Mesiento tan tranquila y segura al estar ensus brazos, soñando, y es tanemocionante sentir su mejilla contra lamía, tan maravilloso saber que alguienme está esperando... Pero, y es que hayun pero, ¿se contentará Peter con esto?No es que haya olvidado su promesa,pero al fin y al cabo él es hombre.

Yo misma también sé que soybastante precoz; a algunos les resulta untanto difícil entender cómo puedo ser tanindependiente, cuando aún no hecumplido los quince años. Estoy casisegura de que Margot nunca besaría a unchico si no hubiera perspectiva concretade compromiso o boda. Ni Peter ni yotenemos planes en ese sentido. Seguroque tampoco mamá ha tocado a unhombre antes que papá. ¿Qué dirían misamigas y Jacque si me vieran en brazosde Peter, con mi corazón contra supecho, mi cabeza sobre su hombro, sucabeza y su cara sobre mi cabeza?

¡Ay, Ana, qué vergüenza! Pero laverdad es que a mí no me parece

ninguna vergüenza. Estamos aquíencerrados, aislados del mundo, presasdel miedo y la preocupación, sobre todoúltimamente. Entonces, ¿por qué los quenos queremos habríamos de permanecerseparados? ¿Por qué no habríamos debesarnos, con los tiempos que corren?¿Por qué habríamos de esperar hasta te-ner la edad adecuada? ¿Por quéhabríamos de pedir permiso para todo?

Yo misma me encargaré decuidarme, y él nunca haría nada que mediera pena o me hiciera daño; entonces,¿por qué no habría de dejarme guiar porlo que me dicta el corazón y dejar queseamos felices los dos?

Sin embargo, Kitty, creo quenotarás un poco mis dudas; supongo que

es mi sinceridad, que se rebela contra lahipocresía. ¿Te parece que deberíacontarle a papá lo que hago? ¿Te pareceque nuestro secreto debería llegar aoídos de un tercero? Perdería mucho desu encanto, pero ¿me haría sentir mástranquila por dentro? Tendré queconsultarlo con él.

Ay, aún hay tantas cosas de las quequisiera hablar con él, por que a sóloacariciarle no le veo el sentido. Parapoder contarnos lo que sentimosnecesitamos mucha confianza, perosaber que disponemos de ella nos harámás fuertes a los dos.

Tu Ana M. Frank

P. D. Ayer por la mañana, toda la

familia ya estaba levantada a las seis, yaque habíamos oído ruido de ladrones.Esta vez la víctima quizá haya sido unode nuestros vecinos. Cuando a las sietecontrolamos las puertas del edificio,estaban herméticamente cerradas.¡Menos mal!

Martes, 18 de abril de 1944Querida Kitty:Por aquí todo bien. Ayer por la

tarde vino de nuevo el carpintero, queempezó con la colocación de lasplanchas de hierro delante de lospaneles de las puertas. Papá acaba dedecir que está seguro de que antes del20 de mayo habrá operaciones a granescala, tanto en Rusia y en Italia comoen el frente occidental. Cada vez resultamás difícil imaginarme que nos vayan aliberar de esta situación.

Ayer Peter y yo por fin tuvimosocasión de tener la conversación quellevábamos postergando por lo menosdiez días. Le expliqué todo lo relativo a

las chicas, sin escatimar los detallesmás íntimos. Me pareció bastantecómico que creyera que normalmenteomitían dibujar el orificio de lasmujeres en las ilustraciones. De verdad,Peter no se podía imaginar que seencontrara tan metido entre las piernas.La velada acabó con un beso mutuo, máso menos al lado de la boca. ¡Es unasensación maravillosa!

Tal vez un día me lleve conmigo ellibro de las frases bonitas cuando vayaarriba, para que por fin podamosahondar un poco más en las cosas. Nome satisface pasarnos todos los díasabrazados sin más, y quisieraimaginarme que a él le pasa igual.

Después de un invierno de medias

tintas, ahora nos está tocando unaprimavera hermosa. Abril es realmentemaravilloso; no hace ni mucho calor nimucho frío, y de vez en cuando caealgún chubasco. El castaño del jardínestá ya bastante verde, aquí y alláasoman los primeros tirsos.

El sábado Bep nos mimótrayéndonos cuatro ramos de flores: tresde narcisos y un ramillete de jacintosenanos, este último para mí. Elaprovisionamiento de periódicos delseñor Kugler es cada vez mejor. !

Tengo que estudiar álgebra, Kitty,¡hasta luego!

Tu Ana M. Frank

Miércoles, 19 de abril de1944

Amor mío:(Así se titula una película en la que

actúan Dorit Kreysler, Ida Wüst yHarald Paulsen.)

¿Existe en el mundo algo máshermoso que estar sentada delante deuna ventana abierta en los brazos de unchico al que quieres, mirando laNaturaleza, oyendo a los pájaros cantary sintiendo cómo el sol te acaricia lasmejillas? ¡Me hace sentir tan tranquila ysegura con su brazo rodeándome, ysaber que está cerca y sin embargocallar! No puede ser nada malo, porqueesa tranquilidad me hace bien. ¡Ay,

ojalá nunca nos interrumpieran, nisiquiera Mouschi!

Tu Ana M. Frank

Viernes, 21 de abril de 1944Mi querida Kitty:Ayer por la tarde estuve en cama

con dolor de garganta, pero como ya esamisma tarde me aburrí y no tenía fiebre,hoy me he levantado. Y el dolor degarganta prácticamente ha «des-a-pa-rrecii-do».

Ayer, como probablemente yahayas descubierto tú misma, cumpliócincuenta y cinco años nuestro queridoFührer. Hoy es el ', 18.° cumpleaños deSu Alteza Real, la princesa herederaIsabel de York. Por la BBC han dichoque, contrariamente a lo que se acos-tumbra a hacer con las princesas,todavía no la han declarado mayor de

edad. Ya hemos estado conjeturando conqué príncipe desposarán a esta beldad,pero no hemos podido encontrar alcandidato adecuado. Quizá su hermana,la princesa Margarita Rosa, quieraquedarse con el príncipe Balduino,heredero de la corona de Bélgica...

Aquí caemos de una desgracia en laotra. No acabábamos de ponerle unosbuenos cerrojos a las puertas, cuandoaparece en escena Van Maaren. Es casiseguro que ha robado fécula de patata, yahora le quiere echar la culpa a Bep. LaCasa de atrás, como te podrás imaginar,está convulsionada. Bep está que trina.Quizá Kugler ahora haga vigilar a eselibertino.

Esta mañana vino el tasador de la

Beethovenstraat. Nos ofrece 400florines por el cofre; también las otrasofertas nos parecen demasiado bajas.

Voy a pedir a la redacción de DePrins que publiquen unos de mis cuentosde hadas; bajo seudónimo, naturalmente.Pero como los cuentos que he escritohasta ahora son demasiado largos, nocreo que vaya a tener suerte.

Hasta la próxima, darling.Tu Ana M. Frank

Martes, 25 de abril de 1944Querida Kitty:Hace como diez días que Dussel y

Van Daan otra vez no se hablan, y esosólo porque hemos tomado un montón demedidas de seguridad después de queentraron los ladrones. Una de ellas esque a Dussel ya no le permiten bajar porlas noches. Peter y el señor Van Daanhacen la última ronda todas las noches alas nueve y media, y luego nadie máspuede bajar. Después de las ocho de lanoche ya no se puede tirar de la cadena,y tampoco después de las ocho de lamañana. Las ventanas no se abren por lamañana hasta que no esté encendida laluz en el despacho de Kugler, y por las

noches ya no se les puede poner lastablitas. Esto último ha sido motivo paraque Dussel se molestara. Asegura queVan Daan le ha soltado un gruñido, peroha sido culpa suya. Dice que antespodría vivir sin comer que sin respiraraire puro, y que habrá que buscar unmétodo para que puedan abrirse lasventanas.

-Hablaré de ello con el señorKluger -me ha dicho, y le he contestadoque estas cosas no se discuten con elseñor Kugler, sino que las resuelve elgrupo en su conjunto.

-¡Aquí todo se hace a mis espaldas!-refunfuñó Tendré que hablar con tupadre al respecto.

Tampoco le dejan instalarse en el

despacho de Kugler los sábados por latarde ni los domingos, porque podríaoírle el jefe de la oficina de Keg cuandoviene. Pero Dussel no hizo caso y sevolvió a instalar en el despacho. VanDaan estaba furioso y papá bajó aprevenirle. Por supuesto que se saliócon algún pretexto pero esta vez ni papálo aceptó. Ahora también papá habla lomenos posible con él, porque Dussel loha ofendido, no sé de qué manera, ni losabe ninguno de nosotros, pero debe dehaber sido fuerte.

¡Y pensar que la semana que vieneel desgraciado festeja su cumpleaños!Cumplir años, no decir ni mu, estar concara larga y recibir regalos: ¿cómo casa

una cosa con otra? El estado del señor Voskuijl va

empeorando mucho. Lleva más de diezdías con casi cuarenta grados de fiebre.El médico dice que no hay esperanzas,creen que el cáncer ha llegado hasta elpulmón. Pobre hombre, ¡cómo nosgustaría ayudarle! Pero sólo Dios puedehacerlo.

He escrito un cuento muy divertido.Se llama «Blurry, el explorador», y hagustado mucho a mis tres oyentes.

Aún sigo muy acatarrada, y ya hecontagiado a Margot y a mamá y a papá.Espero que no se le pegue también aPeter, quiso que le diera un beso y mellamó su El Dorado. ¡Pero si eso ni

siquiera es posible, tonto! De cualquiermanera, es un cielo.

Tu Ana M. Frank

Jueves, 27 de abril de 1944Querida Kitty:Esta mañana la señora estaba de

mal humor. No hacía más que quejarse,primero por su resfriado, y porque no ledaban caramelos, y porque no aguantatener que sonarse tantas veces la nariz.Luego porque no había salido el sol, porla invasión que no llega, porque nopodemos asomarnos por la ventana, etc.,etc.

Nos hizo reír mucho con susquejas, y por lo visto no era todo tangrave, porque le contagiamos la risa.

Receta del cholent de patatas,modificada por escasez de cebollas:

Se cogen patatas peladas, se pasan

por el pasapurés, se añade un poco deharina del Gobierno y sal. Se untan conparafina o estearina las bandejas dehorno o de barro refractario y se cuecela masa en el horno durante 2 1/2 horas.Cómase con compota de fresaspodridas. (No se dispone de cebollas nide manteca para la fuente y la masa.)

En estos momentos yo estoyleyendo El emperador Carlos V, escritopor un catedrático de la universidad deGotinga, que estuvo cuarenta añostrabajando en este libro. En cinco díasme leí cincuenta páginas, más esimposible. El libro consta de S98páginas, así que ya puedes ir calculandocuánto tiempo tardaré en leérmelo todo,¡y luego viene el segundo tomo! Pero es

muy interesante.¿A que no sabes la cantidad de

cosas a las que pasa revista unestudiante de secundaria como yo a lolargo de una jornada? Primero tradujedel holandés al inglés un párrafo sobrela última batalla de Nelson. Despuésrepasé la continuación de la GuerraNórdica (1700-1721), con Pedro elGrande, Carlos XII, Augusto el Fuerte,Estanislao Leszczynsky, Mazepa, VonGörz, Brandeburgo, Pomerania anteriory citerior y Dinamarca, más las fechasde costumbre. A continuación, fui aparar al Brasil, y leí acerca del tabacode Bahía, la abundancia de café, elmillón y medio de habitantes de Río de

Janeiro, de Pernambuco y Sáo Paulo, sinolvidar el río Amazonas; de negros,mulatos, mestizos, blancos, más del so% de analfabetos y de la malaria. Comoaún me quedaba algo de tiempo, le di unrepaso rápido a una genealogía: Juan elViejo, Guillermo Luis, Ernesto CasimiroI, Enrique Casimiro I, hasta la pequeñaMargarita Francisca32 , nacida enOttawa en 1943.

Las doce del mediodía: continuémis estudios en el desván, repasandodiáconos, curas, pastores, papas... ¡uf!,hasta la una.

Después de las dos, la pobrecriatura (¡ejem!) volvió nuevamente asus estudios; tocaban los monos

catarrinos y platirrinos. Kitty, ¡a que nosabes cúantos dedos tiene unhipopótamo!

Luego vino la Biblia, el Arca deNoé, Sem, Cam y Jafet. Luego Carlos V.En la habitación de Peter leí El coronelde Thackeray, en inglés. Repasamos elléxico francés y luego comparamos elMisisipí con el Misuri.

Basta por hoy. ¡Adiós! Tu Ana M. Frank

Viernes, 28 de abril de 1944Querida Kitty:Nunca he olvidado aquella vez en

que soñé con Peter Schiff (veáseprincipios de enero). Cuando me vuelvea la memoria, aún hoy siento su mejillacontra la mía, y esa sensaciónmaravillosa que lo arreglaba todo. Aquítambién he tenido alguna vez esasensación con Peter, pero nunca en talmedida, hasta... anoche, cuandoestábamos sentados juntos en el diván,abrazados, como de costumbre. En esemomento la Ana habitual se esfumó derepente, y en su lugar apareció lasegunda Ana, esa segunda Ana que no estemeraria y divertida, sino que tan sólo

quiere amar y ser tierna.Estaba sentada pegada a él y sentí

cómo crecía mi emoción, se me llenabanlos ojos de lágrimas, la de la izquierdale cayó en el mono a Peter, la de laderecha me resbaló por la nariz, volópor el aire y también fue a parar almono. ¿Se habrá dado cuenta? Ningúnmovimiento lo reveló. ¿Sentirá igual queyo? Tampoco dijo casi palabra. ¿Sabráque tiene frente a sí a dos Anas? Sontodas preguntas sin responder.

A las ocho y media me levanté yme acerqué a la ventana, donde siemprenos despedimos. Todavía temblaba, aúnera la segunda Ana, él se me acercó, yolo abracé a la altura del cuello y le di unbeso en la mejilla izquierda. Justo

cuando quería hacer lo mismo en laderecha, mi boca se topó con la suya ynos dimos el beso allí. Embriagados nosapretamos el uno contra el otro, una yotra vez, hasta nunca acabar, ¡ay!

A Peter le hace falta algo de

cariño, por primera vez en su vida hadescubierto a una chica, ha visto porprimera vez que las chicas que másbromean tienen también su lado interiory un corazón, y que cambian a partir delmomento en que están a solas contigo.Por primera vez en su vida ha dado suamistad y se ha dado a sí mismo; nuncaantes ha tenido un amigo o una amiga.Ahora nos hemos encontrado los dos, yo

tampoco le conocía, ni había tenidonunca un confidente, y esto es lo que haresultado de ello...

Otra vez la pregunta no deja deperseguirme: ¿Está bien? ¿Está bien queceda tan pronto, que sea impetuosa, tanimpetuosa y tan ansiosa como el propioPeter? ¿Puedo dejarme llevar de esamanera, siendo una chica?

Sólo existe una respuesta: estabadeseándolo tanto y desde hace tantotiempo... Estaba tan sola, ¡y ahora heencontrado un consuelo!

Por la mañana estamos normales,

por la tarde también bastante, salvoalgún caso aislado, pero por la nochevuelve a surgir el deseo contenido

durante todo el día, la dicha y la gloriade todas las veces anteriores, y cadacual sólo piensa en el otro. Cada noche,después del último beso, querría salircorriendo, no volver a mirarle a losojos, irme lejos, para estar sola en laoscuridad.

¿Y qué me espera después de bajarlos catorce escalones? La plena luz,preguntas por aquí y risitas por allá,debo actuar y disimular.

Tengo aún el corazón demasiadosensible como para quitarme de encimaun golpe como el de anoche. La Anablanda aparece muy pocas veces y no sedeja mandar a paseo tan pronto. Peterme ha herido como jamás me han herido

en mi vida, salvo en sueños. Me hazarandeado, ha sacado hacia fuera miparte interior, y entonces ¿no es lógicoque una quiera estar tranquila pararestablecerse por dentro? ¡Ay, Peter!¿Qué me has hecho? ¿Qué quieres demí?

¿Adónde iremos a parar? ¡Ay,ahora entiendo a Bep! Ahora que estoypasando por esto, entiendo sus dudas. SiPeter fuera mayor y quisiera casarseconmigo, ¿qué le contestaría? ¡Ana, di laverdad! No podrías casarte con él, perotambién es difícil dejarle ir. Peter tieneaún poco carácter, poca voluntad, pocovalor y poca fuerza. Es un niño aún, nomayor que yo por dentro; sólo quiereencontrar la tranquilidad y la dicha.

¿De verdad sólo tengo catorceaños? ¿De verdad no soy más que unacolegiala tonta? ¿De verdad soy aún taninexperta en todo? Tengo másexperiencia que los demás, he vividoalgo que s casi nadie conoce a mi edad.

Me tengo miedo a mí misma, tengomiedo de que, impulsada y por el deseo,me entregue demasiado pronto. ¿Quédebo hacer para que no me pase nadamalo con otros chicos en el futuro? ¡Ay,qué difícil es! Siempre está esa luchaentre el corazón y la razón, hay queescuchar la voz de ambos a su debidotiempo, pero ¿cómo saber a cienciacierta si he escogido el buen momento?

Tu Ana M. Frank

Martes, 2 de mayo de 1944Querida Kitty:El sábado por la noche le pregunté

a Peter si le parecía que debía contarle apapá lo nuestro, y tras algunas idas yvenidas le pareció que sí. Me alegré,porque es una señal de su buen sentir.En seguida después de bajar, acompañéa papá a buscar agua, y ya en la escalerale dije:

-Papá, como te imaginarás, cuandoPeter y yo estamos juntos, hay menos deun metro de distancia entre los dos. ¿Teparece mal?

Papá no contestó en seguida, peroluego dijo:

-No, mal no me parece, Ana; pero

aquí, en este espacio tan á reducido,debes tener cuidado.

Dijo algo más por el estilo, y luegonos fuimos arriba.

El domingo por la mañana mellamó y me dijo:

-Ana, lo he estado pensando (¡yame lo temía!); en realidad creo que aquí,en la Casa de atrás, lo vuestro no esconveniente; pensé que sólo eraiscompañeros. ¿Peter está enamorado?

-¡Nada de eso! -contesté.-Mira, Ana, tú sabes que os

comprendo muy bien, pero tienes que serprudente; no subas tanto a su habitación,no le animes más de lo necesario. Enestas cosas el hombre siempre es elactivo, la mujer puede frenar. Fuera, al

aire libre, es otra cosa totalmentedistinta; ves a otros chicos y chicas,puedes marcharte cuando quieres, hacerdeporte y demás; aquí, en cambio,cuando estás mucho tiempo juntos yquieres marcharte, no puedes, te ves atodas horas, por no decir siempre. Tencuidado, Ana, y no te lo tomesdemasiado en serio.

-No, papá. Pero Peter es decente, yes un buen chico.

-Sí, pero no es fuerte de carácter;se deja influenciar fácilmente hacia ellado bueno, pero también hacia el ladomalo. Espero por él que siga siendobueno, porque lo es por naturaleza.

Seguimos hablando un poco y

quedamos en que también le, hablaría aPeter.

El domingo por la tarde, en eldesván de delante, Peter me preguntó:

-¿Y qué, Ana, has hablado con tupadre?

-Sí -le contesté-. Te diré lo que meha dicho. No le parece mal, pero diceque aquí, al estar unos tan encima deotros, es fácil que tengamos algúnencontronazo.

-Pero si hemos quedado en que nohabría peleas entre nosotros, y yo estoydispuesto a respetar nuestro acuerdo.

-También yo, Peter, pero papá nosabía lo que había entre nosotros, creíaque sólo éramos compañeros. ¿Creesque eso ya no es posible?

-Yo sí, ¿y tú?-Yo también. Y también le he dicho

a papá que confiaba en ti. Confío en ti,Peter, tanto como en papá, y creo que temereces mi confianza, ¿no es así?

-Espero que sí. (Lo dijo muytímidamente y poniéndose mediocolorado.)

-Creo en ti, Peter -continuédiciendo-. Creo que tienes un buencarácter y que te abrirás camino en elmundo.

Luego hablamos sobre otras cosas,y más tarde le dije:

-Si algún día salimos de aquí, séque no te interesarás más por mí.

Se le subió la sangre a la cabeza:

-¡Eso sí que no es cierto, Ana!¿Cómo puedes pensar eso de mí?

En ese momento nos llamaron. Papá habló con él, me lo dijo el

lunes.-Tu padre cree que en algún

momento nuestro compañerismo podríadesembocar en amor -dijo-. Pero lecontesté que sabremos contenernos.

Papá ahora quiere que por lasnoches suba menos a ver a Peter, peroyo no quiero. No es sólo que me gustaestar con él, sino que también le hedicho que confío en él. Y es que confíoen él, y quiero demostrárselo, peronunca lo lograría quedándome abajo por

falta de confianza.¡No señor, subiré! Entretanto se ha arreglado el drama

de Dussel. El sábado por la noche, a lamesa, presentó sus disculpas en correctoholandés. Van Daan en seguida se diopor satisfecho. Seguro que Dussel sepasó el día estudiando su discurso.

El domingo, día de su cumpleaños,pasó sin sobresaltos. Nosotros leregalamos una botella de vino de 1919,los Van Daan -que ahora podían darle suregalo - un tarro de piccalilly y unpaquete de hojas de afeitar, Kugler unabotella de limonada, Miep un libro, Elpequeño Martín, y Bep una planta. Élnos convidó a un huevo para cada uno.

Tu Ana M. Frank

Miércoles, 3 de mayo de1944

Querida Kitty:Primero las noticias de la semana.

La política está de vacaciones; no haynada, lo que se dice nada que contar.Poco a poco también yo estoyempezando a creer que se acerca lainvasión. No pueden dejar que los rusoshagan solos todo el trabajo, que porcierto tampoco están haciendo nada demomento.

El señor Kleiman viene de nuevotodas las mañanas a la oficina a trabajar.Ha conseguido un nuevo muelle para eldiván de Peter, de modo que Petertendrá que ponerse a tapizar; como

comprenderás, no le apetece nada tenerque hacerlo. Kleiman también nos hatraído pulguicida para el gato.

¿Ya te he contado que hadesaparecido Mofe? Desde el juevespasado, sin dejar ni rastro. Seguramenteya estará en el cielo gatuno, mientrasque algún amante de los animales lohabrá usado para hacerse un guiso. Talvez vendan su piel a una niña adineradapara que se haga un gorro. Peter estámuy desconsolado a raíz del hecho.

Desde hace dos semanas, lossábados almorzamos a las once y media,por lo que debíamos aguantarnos conuna taza de papilla por la mañana. Apartir de mañana tendremos lo mismotodos los días, con el propósito de

ahorrar una comida. Todavía es muydifícil conseguir verdura; hoy por latarde cominos lechuga podrida cocida.Lechuga en ensalada, espinacas ylechuga cocida: otra cosa no hay. A esose le añaden patatas podridas. ¡Unacombinación deliciosa!

Hacía más de dos meses que no mevenía la regla, pero por fin el domingome volvió. A pesar de las molestias y laaparatosidad, me alegro mucho de queno me haya dejado en la estacadadurante más tiempo.

Como te podrás imaginar, aquí

vivimos diciendo y repitiendo condesesperación «para qué, ¡ay!, para qué

diablos sirve la guerra, por qué loshombres no pueden vivir pacíficamente,por qué tienen que destruirlo todo...».

La pregunta es comprensible, perohasta el momento nadie ha sabidoformular una respuesta satisfactoria. Deverdad, ¿por qué en Inglaterraconstruyen aviones cada vez másgrandes, bombas cada vez más potentesy, por otro lado, casas normalizadaspara la reconstrucción del país? ¿Porqué se destinan a diario miles demillones a la guerra y no se reserva niun céntimo para la medicina, los artistasy los pobres? ¿Por qué la gente tiene quepasar hambre, cuando en otras partes delmundo hay comida en abundancia,pudriéndose? ¡Dios mío!, ¿por qué el

hombre es tan estúpido?Yo no creo que la guerra sólo sea

cosa de grandes hombres, gobernantes ycapitalistas. ¡Nada de eso! Al hombrepequeño también le gusta; si no, lospueblos ya se habrían levantado contraella. Es que hay en el hombre un afán dedestruir, un afán de matar, de asesinar yser una fiera, mientras toda laHumanidad, sin excepción, no hayasufrido una metamorfosis, la guerraseguirá haciendo estragos, y todo lo quese ha construido, cultivado y desarrollado hasta ahora quedará truncadoy destruido, para luego volver aempezar.

Muchas veces he estado decaída,pero nunca he desesperado; este períodode estar escondidos me parece unaaventura, peligrosa, romántica einteresante. En mi diario considero cadauna de nuestras privaciones como unadiversión. ¿Acaso no me habíapropuesto llevar una vida distinta de lasotras chicas, y más tarde tambiéndistinta de las amas de casa corrientes?Éste es un buen comienzo de esa vidainteresante y por eso, sólo por eso me dala risa en los momentos más peligrosos,por lo cómico de la situación.

Soy joven y aún poseo muchascualidades ocultas; soy joven y fuerte yvivo esa gran aventura, estoy aún en

medio de ella y no puedo pasarme el díaquejándome de que no tengo con quédivertirme. Muchas cosas me han sidodadas al nacer: un carácter feliz, muchaalegría y fuerza. Cada día me sientocrecer por dentro, siento cómo se acercala liberación, lo bella que es lanaturaleza, lo buenos que son quienesme rodean, lo interesante y divertida quees esta aventura. ¿Por qué habría dedesesperar?

Tu Ana M. Frank

Viernes, 5 de mayo de 1944Querida Kitty:Papá no está contento conmigo; se

pensó que después de nuestraconversación del domingo,automáticamente dejaría de ir todas lasnoches arriba. Quiere que acabemos conel «besuqueo». No me gustó nada esapalabra; bastante difícil ya es tener quehablar de ese tema. ¿Por qué me quierehacer sentir tan mal? Hoy hablaré con él.Margot me ha dado algunos buenosconsejos. Lo que le voy a decir es más omenos lo siguiente:

«Papá, creo que esperas que te déuna explicación, y te la daré. Te hedesilusionado, esperabas que fuera más

recatada. Seguramente quieres que mecomporte como ha de comportarse unachica de 14 años, ¡pero te equivocas!

»Desde que estamos aquí, desdejulio de 1942 hasta hace algunassemanas, las cosas no han sido fácilespara mí. Si supieras lo mucho que hellorado por las noches, lodesesperanzada y desdichada que hesido, lo sola que me he sentido,comprenderías por qué quiero ir arriba.No ha sido de un día para otro que melas he apañado para llegar hasta dondehe llegado, y para saber vivir sin unamadre y sin la ayuda de nadie enabsoluto. Me ha costado mucho,muchísimo sudor y lágrimas llegar a sertan independiente. Ríete si quieres y no

me creas, que no me importa. Sé que soyuna persona que está sola y no me sientoresponsable en lo más mínimo antevosotros. Te he contado todo estoporque no quisiera que pensaras queestoy ocultándote algo, pero sólo a mímisma tengo que rendir cuentas de misactos.

»Cuando me vi en dificultades,vosotros, y también tú, cerrasteis losojos e hicisteis oídos sordos, y no meayudasteis; al contrario, no hicisteis másque amonestarme, para que no fuera tanescandalosa. Pero yo sólo eraescandalosa por no estar siempre triste,era temeraria por no oír continuamenteesa voz dentro de mí. He sido una

comedianta durante año y medio, díatras día; no me he quejado, no me hesalido de mi papel, nada de eso, y ahorahe dejado de luchar. ¡He triunfado! Soyindependiente, en cuerpo y alma, ya nonecesito una madre, la lucha me hahecho fuerte.

»Y ahora, ahora que he superadotodo esto, y que sé que ya no tendré queseguir luchando, quisiera seguir micamino, el camino que me plazca. Nopuedes ni debes considerarme una chicade catorce años; las penas vividas mehan hecho mayor. No me arrepentiré demis actos, y haré lo que crea que puedohacer.

»No puedes impedirme que vayaarriba, de no ser con mano dura: o me lo

prohibes del todo, o bien confías en míen las buenas y en las malas, de modoque déjame en paz.»

Tu Ana M. Frank

Sábado, 6 de mayo de 1944Querida Kitty:Ayer, antes de comer, le metí a

papá la carta en el bolsillo. Después deleerla estuvo toda la noche muy confuso,según Margot. (Yo estaba arribafregando los platos.) Pobre Pim, podríahaberme imaginado las consecuenciasque traería mi esquela. ¡Es tan sensible!En seguida le dije a Peter que nopreguntara ni dijera nada. Pim no havuelto a mencionar el asunto. ¿Lo haráaún?

Aquí todo ha vuelto más o menos ala normalidad. Las cosas que noscuentan Jan, Kugler y Kleiman sobre losprecios y la gente de fuera son

verdaderamente increíbles; un cuarto dekilo de té cuesta 3 so florines; un cuartode café, 8o florines; la mantequilla estáa 3 s florines el medio kilo, y un huevovale 1,45 florines. ¡El tabaco búlgaro secotiza a 14 florines los cien gramos!

Todo el mundo compra y vende enel mercado negro, cualquiera te ofrecealgo para comprar. El chico de lapanadería nos ha conseguido seda parazurcir, a 90 céntimos una madejuela, ellechero nos consigue cupones deracionamiento clandestinos, unempresario de pompas fúnebres nossuministra queso. Todos los días hayrobos, asesinatos y asaltos, los policíasy vigilantes nocturnos no se quedan atráscon respecto a los ladrones de oficio,

todos quieren llenar el estómago y comoestá prohibido aumentar los salarios, lagente se ve obligada a estafar. LaPolicía de menores no cesa de buscar elparadero de chicas de quince, dieciséis,diecisiete años y más, que desaparecena diario.

Intentaré terminar el cuento delhada Ellen33 . Se lo podría regalar apapá para su cumpleaños, en broma,incluidos los derechos de autor. ¡Hastala próxima!

Tu Ana M. Frank

Domingo, 7 de mayo de1944, por la mañana

Querida Kitty:Papá y yo estuvimos ayer

conversando largo y tendido. Llorémucho, y papá hizo otro tanto. ¿Sabes loque me dijo, Kitty?

«He recibido muchas cartas en mivida, pero ninguna tan horrible comoésta. ¡Tú, Ana, que siempre has recibidotanto amor de tus padres, que tienes unospadres siempre dispuestos a ayudarte, yque siempre te han defendido en lo quefuera, tú hablas de no sentirteresponsable! Estás ofendida y te sientesabandonada. No, Ana, has sido muyinjusta con nosotros. Tal vez no haya

sido ésa tu intención, pero lo has escritoasí, Ana, y de verdad, no nos merecemostus reproches.»

¡Ay, qué error tan grande hecometido! Es el acto más vil que hecometido en mi vida. No he querido másque darme aires con mis llantos y mislágrimas, y hacerme la importante paraque él me tuviera respeto. Es cierto quehe sufrido mucho, y lo que he dicho demamá es verdad, pero inculpar así alpobre Pim, que siempre ha hecho todopor mí y que sigue haciéndolo, ha sidomás que vil.

Está muy bien que haya descendidode las alturas inalcanzables en las queme encontraba, que se me haya quebradoun poco el orgullo, porque se me habían

subido demasiado los humos. Lo quehace la señorita Ana no siempre estábien, ¡ni mucho menos! Alguien que hacesufrir tanto a una persona a la que dicequerer, y aposta además, es un ser bajo,muy bajo.

Pero de lo que más me avergüenzoes de la manera en que papá me haperdonado; ha dicho que echará la cartaal fuego, en la estufa, y me trata ahoracon tanta dulzura, que es como si fueraél quien ha hecho algo malo. Ana, Ana,aún te queda muchísimo por aprender.Empieza por ahí, en lugar de mirar a losdemás por encima del hombro y echarlesla culpa de todo.

Sí, he sufrido mucho, pero ¿acaso

no sufren todos los de mi edad? He sidouna comedianta muchas veces sin darmecuenta siquiera; me sentía sola, perocasi nunca he desesperado. Nunca hellegado a los extremos de papá, quealguna vez salió a la calle armado conun cuchillo para quitarse la vida.

He de avergonzarme y meavergüenzo profundamente. Lo hecho,hecho está, pero es posible evitar que serepita. Quisiera volver a empezar y esono será tan difícil, ya que ahora tengo aPeter. Con su apoyo lo lograré. Ya noestoy sola, él me quiere, yo le quiero,tengo mis libros, mis cuadernos y midiario, no soy tan fea, ni me faltainteligencia, tengo un carácter alegre yquiero ser una buena persona.

Sí, Ana, te has dado cuentaperfectamente de que tu carta erademasiado dura e injusta, y sin embargote sentías orgullosa de haberla escrito.Debo volver a tomar ejemplo de papá, yme enmendaré.

Tu Ana M. Frank.

Lunes 8 de mayo de 1944Querida Kitty:¿Te he contado alguna vez algo

sobre nuestra familia? Creo que no, ypor eso empezaré a hacerlo en seguida.Papá nació en Francfort del Meno, y suspadres eran gente de dinero. MichaelFrank era dueño de un Banco, y con élse hizo millonario, y Alice Stern era depadres muy distinguidos y también demucho dinero. Michael Frank no habíasido rico en absoluto de joven, pero fueescalando posiciones. Papá tuvo unaverdadera vida de niño bien, con fiestastodas las semanas, y bailes, niñasguapas, valses, banquetes, muchashabitaciones, etc. Todo ese dinero se

perdió cuando murió el abuelo, ydespués de la guerra mundial y lainflación no quedó nada. Hasta antes dela guerra aún nos quedaban bastantesparientes ricos. O sea, que papá hatenido una educación de primera, y poreso ayer le dio muchísima risa cuando,por primera vez en sus S S años de vida,tuvo que rascar la comida del fondo dela sartén.

Mamá no era tan, tan rica, pero síbastante, con lo que ahora nos dejaboquiabiertos con sus historias defiestas de compromiso de 250 invitados,bailes privados y grandes banquetes.

Ya no podemos llamarnos ricos, nimucho menos, pero tengo mis esperanzaspuestas en lo que vendrá cuando haya

acabado la guerra. Te aseguro que no letengo ningún apego a la vida estrecha,como mamá y Margot. Me gustaría irmeun año a París y un año a Londres, paraaprender el idioma y estudiar historiadel arte. Compáralo con Margot, quequiere irse a Palestina a trabajar deenfermera en una maternidad. A mí mesiguen haciendo ilusión los vestidosbonitos y conocer gente interesante,quiero viajar y tener nuevasexperiencias, no es la primera vez que telo digo, y algún dinero no me vendrámal para poder hacerlo...

Esta mañana, Miep nos contóalgunas cosas sobre la fiesta decompromiso de su prima, a la que fue el

sábado. Los padres de la prima sonricos, los del novio más ricos aún. Senos hizo la boca agua cuando Miep noscontó lo que comieron: sopa juliana conbolitas de carne, queso, canapés decarne picada, entremeses variados conhuevo y rosbif, canapés de queso,bizcocho borracho, vino y cigarrillos, detodo a discreción.

Miep se bebió diez copas y se fumótres cigarrillos. ¿Es ésta la mujerantialcohólica que dice ser? Si Miepestuvo bebiendo tanto, ¿cuánto habrábebido su señor esposo? En esa fiestatodos deben haberse achispado un poco,naturalmente. También había dos agentesde la brigada de homicidios, quesacaron fotos a la pareja. Como verás,

Miep no se olvida ni un instante de susescondidos, porque en seguidamemorizó los nombres y las señas deestos dos señores, por si llega a pasaralgo y hacen falta holandeses deconfianza.

¡Cómo no se nos iba a hacer laboca agua, cuando sólo habíamosdesayunado dos cucharadas de papillade avena y teníamos un hambre que nosmoríamos; cuando día a día no comemosotra cosa que no sean espinacas a mediococer (por aquello de las vitaminas) conpatatas podridas; cuando en nuestrosestómagos vacíos no metemos más quelechuga en ensalada y lechuga cocida, yespinacas, espinacas y otra vez

espinacas! Quién sabe si algún día noseremos tan fuertes como Popeye,aunque de momento no se nos note...

Si Miep nos hubiera invitado a quela acompañáramos a la fiesta, no habríaquedado un solo bocadillo para losdemás invitados. Si hubiéramos estadonosotros en esa fiesta, habríamosorganizado un gran pillaje y nohabríamos dejado ningún mueble en susitio. Te puedo asegurar que le íbamossacando a Miep las palabras de la boca,que nos pusimos a su alrededor como sien la vida hubiéramos oído hablar deuna buena comida o de gente distinguida.¡Y ésas son las nietas del famosomillonario! ¡Cómo pueden cambiar lascosas en este mundo!

Tu Ana M. Frank

Martes, 9 de mayo de 1944Querida Kitty:He terminado el cuento del hada

Ellen. Lo he pasado a limpio en unbonito papel de cartas, adornado continta roja, y lo he cosido. En su conjuntotiene buena pinta, pero no sé si no serápoca cosa. Margot y mamá han hecho unpoema de cumpleaños cada una.

A mediodía subió el señor Kugler adarnos la noticia de que la señora Brokstiene la intención de venir aquí todos losdías durante dos horas a tomar el café, apartir del lunes. ¡Imagínate! Ya nadiepodrá subir a vernos, no podrán traernoslas patatas, Bep no podrá venir a comer,no podremos usar el retrete, no

podremos hacer ningún ruido, y demásmolestias por el estilo. Pensamos entoda clase de posibilidades quepudieran disuadirla. Van Daan sugirióque bastaría con darle un buen laxanteen el café.

-No, por favor -contestó Kleiman-.¡Que entonces ya no saldría más delexcusado!

Todos soltamos la carcajada.-¿Del excusado? -preguntó la

señora-. ¿Y eso qué significa? Se loexplicamos.

-¿Y esta expresión se puede usarsiempre? -preguntó muy ingenua.

-¡Vaya ocurrencia!. -dijo Bep entrerisitas.

Imaginaos que uno entrara en unos

grandes almacenes y preguntara por elexcusado... ¡Ni lo entenderían!

Por lo tanto, Dussel ahora seencierra a las doce y media en el«excusado», por seguir usando laexpresión. Hoy cogí resueltamente untrozo de papel rosa y escribí:

Horario de uso del retrete para elseñor Dussel

Mañana: de 7.15 a 7.30Mediodía: después de las 13Por lo demás, a discreción.Sujeté el cartel en la puerta verde

del retrete estando Dussel todavíadentro. Podría haber añadidofácilmente: «En caso de violación deesta ley se aplicará la pena de

encierro.» Porque el retrete se puedecerrar tanto por dentro como por fuera.

El último chiste de Van Daan:A raíz de la clase de religión y de

la historia de Adán y Eva, un niño detrece años le pregunta a su padre:

-Papá, ¿me podrías decir cómonací?

-Pues... -le contesta el padre-. Lacigüeña te cogió de un charco grande, tedejó en la cama de mamá y le dio unpicotazo en la pierna que la hizosangrar, y tuvo que guardar cama unasemana. Para enterarse de más detalles,el niño fue a preguntarle lo mismo a sumadre:

-Mamá, ¿me podrías decir cómo

naciste tú y cómo nací yo?La madre le contó exactamente la

misma historia, tras lo cual el niño, parasaberlo todo con pelos y señales, acudióigualmente al abuelo:

-Abuelo, ¿me podrías decir cómonaciste tú y cómo nació tu hija?

Y por tercera vez consecutiva, oyóla misma historia.

Por la noche escribió en su diario:«Después de haber recabado informesmuy precisos, cabe concluir que ennuestra familia no ha habido relacionessexuales durante tres generaciones.» ¡Yason las tres!, y todavía tengo queestudiar.

Tu Ana M. Frank

P. D. Como ya te he contado que

tenemos una nueva mujer de la limpieza,quisiera añadir que esta señora estácasada, tiene sesenta años y es dura deoído. Esto último viene bien, teniendoen cuenta los posibles ruidosprocedentes de ocho escondidos.

¡Ay, Kit, hace un tiempo tan bonito!¡Cómo me gustaría, salir a la calle!

Miércoles, 10 de mayo de1944

Querida Kitty:Ayer por la tarde estábamos

estudiando francés en el desván, cuandode repente oí detrás de mí un murmullocomo de agua. Le pregunté a Peter quépasaba, pero él, sin respondermesiquiera, subió corriendo a la buhardilla-el lugar del desastre-, y cogiendobruscamente a Mouschi, que en lugar deusar su cubeta, ya toda mojada, se habíapuesto a hacer pis al lado, lo metió en lacubeta para que siguiera haciendo pisallí. Se produjo un gran estrépito yMouschi, que entretanto .había acabado,bajó como un relámpago. Resulta que el

gato, buscando un poco de comodidadcubetística para hacer sus necesidades,se había sentado encima de unmontoncito de serrín que tapaba una rajaen el suelo de la buhardilla, que esbastante poroso; el charco que produjono tardó en atravesar el techo del desvány, por desgracia, fue a parar justo dentroy al lado del tonel de las patatas. Eltecho chorreaba, y como el suelo deldesván tiene a su vez unos cuantosagujeros, algunas gotas amarillas loatravesaron y cayeron en la habitación,en medio de una pila de medias y librosque había sobre la mesa.

El espectáculo era tan cómico queme entró la risa: Mouschi acurrucadodebajo de un sillón, Peter dándole al

agua, a los polvos de blanqueo y a labayeta, y Van Daan tratando de calmarlos ánimos. El desastre se reparó pronto,pero como bien es sabido, el pis de gatotiene un olor horrible, lo que quedódemostrado ayer de forma patente porlas patatas y también por el serrín, alque papá llevó abajo en un cubo paraquemarlo.

¡Pobre Mouschi! ¡¿Cómo iba él asaber que el polvo de turba34 es tandifícil de conseguir?!

Ana

Jueves, 11 de mayo de 1944Querida Kitty:Otro episodio que nos hizo reír:Había que cortarle el pelo a Peter y

su madre, como de costumbre, haría depeluquera. A las siete y veinticincodesapareció Peter en su habitación, y alas siete y media en punto volvió a salir,todo desnudo, aparte de un pequeñobañador azul y zapatos de deporte.

-¿Vamos ya? -le preguntó a sumadre.

-Sí, pero espera que encuentre lastijeras.

Peter le ayudó a buscar y se puso ahurgar bruscamente en el cajón donde laseñora guarda sus artículos de tocador.

-¡No me revuelvas las cosas, Peter!-se quejó.

No entendí qué le contestó Peter,pero debió haber sido algunaimpertinencia, porque la señora le dioun golpe en el brazo. El se lo devolvió,ella volvió a golpearle con todas susfuerzas y Peter retiró el brazo haciendouna mueca muy cómica. -¡Vente ya,vieja!

La señora se quedó donde estaba,Peter la cogió de las muñecas y laarrastró por toda la habitación. Laseñora lloraba, se reía, proferíamaldiciones y pataleaba, pero todo eraen vano. Peter condujo a su prisionerahasta la escalera del desván, donde tuvo

que soltarla por la fuerza. La señoravolvió a la habitación y se dejó caer enuna silla con un fuerte suspiro.

-El rapto de la madre -bromeé.-Sí, pero me ha hecho daño.Me acerqué a mirar y le llevé agua

fría para aplacar el dolor de susmuñecas, que estaban todas rojas por lafricción. Peter, que se había quedadoesperando junto a la escalera, perdió denuevo la paciencia y entró en lahabitación como un domador, con uncinturón en la mano. Pero la señora no leacompañó; se quedó sentada frente alescritorio, buscando un pañuelo.

-Primero tienes que disculparte.-Está bien, te pido disculpas, que

ya se está haciendo tarde.

A la señora le dio risa a pesarsuyo, se levantó y se acercó a la puerta.Una vez allí, se sintió obligada a darnosuna explicación antes de salir.(Estábamos papá, mamá y yo, fregandolos platos.)

-En casa no era así -dijo-. Lehabría dado un golpe que le hubierahecho rodar escaleras abajo (!). Nuncaha sido tan insolente, y ya ha recibidounos cuantos golpes, pero es laeducación moderna, los hijos modernos,yo nunca hubiera tratado así a mi madre,¿ha tratado usted así a la suya, señorFrank?

Estaba exaltada, iba y venía,preguntaba y decía de todo, y mientras

tanto seguía sin subir. Hasta que por fin,¡por fin!, se marchó.

No estuvo arriba más que cincominutos. Entonces bajó como unhuracán, resoplando, tiró el delantal, y ami pregunta de si ya había terminado,contestó que bajaba un momento,lanzándose como un remolino escalerasabajo, seguramente en brazos de suquerido Putti.

No subió hasta después de lasocho, acompañada de su marido.Hicieron bajar a Peter del desván, leecharon una tremenda regañina, lesoltaron unos insultos, que si insolente,que si maleducado, que si irrespetuoso,que si mal ejemplo, que si Ana es así,que si Margot hace asá: no pude pescar

más que eso.Lo más probable es que hoy todo

haya vuelto a la normalidad. Tu Ana M. Frank P. D. El martes y el miércoles por

la noche habló por la radio nuestraquerida reina. Dijo que se tomaba unasvacaciones para poder regresar aHolanda refortalecida. Dijo que«cuando vuelva... pronta liberación...coraje y valor... y cargas pesadas».

A ello le siguió un discurso delministro Gerbrandy. Este hombre tieneuna vocecita tan infantil y quejumbrosa,que mamá, sin quererlo, soltó un ¡ay! de

compasión. Un pastor protestante, conuna voz robada a Don Fatuo, concluyó lavelada con un rezo, pidiéndole a Diosque cuidara de los judíos y de losdetenidos en los campos deconcentración, en las cárceles y enAlemania.

Jueves, 11 de mayo de 1944Querida Kitty:Como me he dejado la «caja de

chucherías» arriba, y por lo tantotambién la pluma, y como no puedomolestar a los que duermen su siestecita(hasta las dos y media), tendrás queconformarte con una carta escrita alápiz.

De momento tengo muchísimo quehacer, y por extraño que parezca, mefalta el tiempo para liquidar la montañade cosas que me esperan. ¿Quieres quete cuente en dos palabras todo lo quetengo que hacer? Pues bien, para mañanatengo que leer la primera parte de labiografía de Galileo Galilei, ya que hay

que devolverla a la biblioteca. Empecéa leer ayer, y voy por la página 220.Como son 320 páginas en total, loacabaré. La semana que viene tengo queleer Palestina en la encrucijada y lasegunda parte de Galileo. Ayer tambiénterminé de leer la primera parte de labiografía del emperador Carlos V ytengo que pasar a limpio urgentemente lacantidad de apuntes y genealogías que heextraído de ella. A continuación tengotres páginas de vocablos extranjeros quetengo que leer en voz alta, apuntar yaprenderme de memoria, todos extraídosde los distintos libros. En cuarto lugarestá mi colección de estrellas de cine,que están todas desordenadas ynecesitan urgentemente que las ordene;

pero puesto que tal ordenamientotomaría varios días y que la profesoraAna, como ya se ha dicho, está demomento agobiada de trabajo, el caospor de pronto seguirá siendo un caos.Luego también Teseo, Edipo, Peleo,Orfeo, Jasón y Hércules están a laespera de un ordenamiento, ya quevarias de sus proezas forman como unamaraña de hilos de colores en micabeza; también Mirón y Fidiasnecesitan un tratamiento urgente, paraevitar que se conviertan en una masainforme. Lo mismo es aplicable, porejemplo, a las guerras de los Siete y delos Nueve Años: llega un momento enque empiezo a mezclarlo todo. ¿Qué voy

a hacer con una memoria así? ¡Imagínatelo olvidadiza que me volveré cuandotenga ochenta años!

¡Ah, otra cosa! La Biblia. ¿Cuántofaltará para que me encuentre con lahistoria del baño de Susana? ¿Y quéquerrán decir con aquello de la culpa deSodoma y Gomorra? ¡Ay, todavíaquedan tantas preguntas y tanto poraprender! Y mientras tanto, a Liselottevon der Pfalz la tengo totalmenteabandonada.

Kitty, ¿ves que la cabeza me davueltas?

Ahora otro tema: hace mucho quesabes que mi mayor deseo es llegar a serperiodista y más tarde una escritorafamosa. Habrá que ver si algún día

podré llevar a cabo este delirio (?!) degrandeza, pero temas hasta ahora no mefaltan. De todos modos, cuando acabe laguerra quisiera publicar un libro tituladoLa casa de atrás; aún está por ver siresulta, pero mi diario podrá servir debase.

También tengo que terminar Lavida de Cady. He pensado que en lacontinuación del relato, Cady vuelve acasa tras la cura en el sanatorio yempieza a cartearse con Hans. Eso es en1941. Al poco tiempo se da cuenta deque Hans tiene simpatíasnacionalsocialistas, y como Cady estámuy preocupada por la suerte de losjudíos y la de su amiga Marianne, se

produce entre ellos un alejamiento.Rompen después de un encuentro en elque primero se reconcilian, perodespués del cual Hans conoce a otrachica. Cady está hecha polvo y, paradedicarse a algo bueno, decide hacerseenfermera. Cuando acaba sus estudiosde enfermera, se marcha a Suiza porrecomendación de unos amigos de supadre, para aceptar un puesto en unsanatorio para enfermos de pulmón. Susprimeras vacaciones allí las pasa aorillas del lago de Como, donde se topacon Hans por casualidad. Este le cuentaque dos años antes se casó con lasucesora de Cady, pero que su mujer seha quitado la vida a raíz de un ataque dedepresión. A su lado, Hans se ha dado

cuenta de lo mucho que ama a lapequeña Cady, y ahora vuelve a pedir sumano. Cady se niega, aunque sigueamándolo igual que antes, a pesar suyo,pero su orgullo se interpone entre ellos.Después de esto, Hans se marcha, y añosmás tarde Cady se entera de que ha ido aparar a Inglaterra, donde cae bastanteenfermo.

La propia Cady se casa a losveintisiete años con Simón, un hombreacaudalado ajeno a todo lo ocurrido.Empieza a quererlo mucho, pero nuncatanto como a Hans. Tiene dos hijasmujeres, Lilian y Judith, y un varón,Naco. Simón y ella son felices, pero enlos pensamientos ocultos de Cady

siempre sigue estando Hans. Hasta queuna noche sueña con él y se despide deél.

No son tonterías sentimentales,

porque el relato incluye en parte lahistoria de papá.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 13 de mayo de 1944Mi querida Kitty:Ayer fue el cumpleaños de papá,

papá y mamá cumplían 19 años decasados, no tocaba mujer de la limpiezay el sol brillaba como nunca. El castañoestá en flor de arriba abajo, y lleno dehojas además, y está mucho más bonitoque el año pasado.

Kleiman le regaló a papá unabiografía sobre la vida de Linneo,Kugler un libro sobre la naturaleza,Dussel el libro Amsterdam desde elagua, los Van Daan una caja gigantesca,adornada por un decorador de primera,con tres huevos, una botella de cerveza,un yogur y una corbata verde dentro.

Nuestro pote de melaza desentonaba unpoco. Mis rosas despiden un aroma muyrico, a diferencia de los claveles rojosde Miep y Bep. Lo han mimado mucho.De la casa Siemons trajeron cincuentapasteles (¡qué bien!), y además papá nosconvidó a tarta de miel, y a cerveza paralos hombres y yogur para las mujeres.¡Todo estuvo riquísimo!

Tu Ana M. Frank

Martes, 16 de mayo de 1944Mi querida Kitty:Para variar (como hace tanto que

no ocurría) quisiera contarte unapequeña discusión que tuvieron ayer elseñor y la señora:

La señora: «Los alemanes a estasalturas deben haber reforzado mucho suMuralla del Atlántico; seguramenteharán todo lo que esté a su alcance paradetener a los ingleses. ¡Es increíble lafuerza que tienen los alemanes!»

El señor: «¡Sí, sí, terrible!»La señora: «¡Pues sí!»El señor: «Seguro que los alemanes

acabarán ganando la guerra, de lofuertes que son.»

La señora: «Pues podría ser; a míno me consta lo contrario.» El señor:«Será mejor que me calle.» La señora:«Aunque no quieras, siempre contestas.»El señor: «¡Qué va, si no contesto casinunca!» La señora: «Sí que contestas, ysiempre quieres tener la razón. Y tuspredicciones no siempre resultanacertadas, ni mucho menos.»

El señor: «Hasta ahora siempre heacertado en mis predicciones.»

La señora: «¡Eso no es cierto! Lainvasión iba a ser el año pasado, losfinlandeses conseguirían la paz, Italiaestaría liquidada en el invierno, losrusos ya tenían Lemberg... ¡Tuspredicciones no valen un ochavo!»

El señor (levantándose): «¡Cállatede una buena vez! ¡Ya verás que tengorazón, en algún momento tendrás quereconocerlo, estoy harto de tus críticas,ya me las pagarás!» (Fin del primeracto.)

No pude evitar que me entrara la

risa, mamá tampoco, y también Petertuvo que contenerse. ¡Ay, qué tontos sonlos mayores! ¿Por qué no aprenden ellosprimero, en vez de estar criticandosiempre a sus hijos?

Desde el viernes abrimos de nuevolas ventanas por las noches.

Tu Ana M. Frank

Intereses de la familia de

escondidos en la Casa de atrás:(Relación sistemática de asignaturas deestudio y de lectura.) El señor VanDaan: no estudia nada; consulta muchola enciclopedia Knaur; lee novelas dedetectives, libros de medicina ehistorias de suspense y de amor sinimportancia.

La señora de Van Daan: estudiainglés por correspondencia; le gusta leerbiografías noveladas y algunas novelas.El señor Frank: estudia inglés(¡Dickens!) y algo de latín; nunca leenovelas, pero sí le gustan las

descripciones serias y áridas depersonas y países.

La señora de Frank: estudia ingléspor correspondencia; lee de todo, menoslas historias de detectives.

El señor Dussel: estudia inglés,español y holandés sin resultadoaparente; lee de todo; su opinión seajusta a la de la mayoría. Peter VanDaan: estudia inglés, francés (porcorrespondencia), taquigrafía holandesa,inglesa y alemana, correspondenciacomercial en inglés, talla en madera,economía política y, a veces,matemáticas; lee poco, a veces librossobre geografía.

Margot Frank: estudia inglés,francés, latín por correspondencia,

taquigrafía inglesa, alemana yholandesa, mecánica, trigonometría,geometría, geometría del espacio, física,química, álgebra, literatura inglesa,francesa, alemana y holandesa,contabilidad, geografía, historiacontemporánea, biología, economía, leede todo, preferentemente libros sobrereligión y medicina.

Ana Frank: estudia taquigrafíafrancesa, inglesa, alemana y holandesa,geometría, álgebra, historia, geografía,historia del arte, mitología, biología,Historia bíblica, literatura holandesa; leencanta leer biografías, áridas oentretenidas, libros de historia (a vecesnovelas y libros de esparcimiento).

Viernes, 19 de mayo de 1944Querida Kitty:Ayer estuve muy mal. Vomité (¡yo,

figúrate!), me dolía la cabeza, la tripa,todo lo que te puedas imaginar. Hoy yaestoy mejor, tengo mucha hambre perolas judías pintas que nos dan hoy serámejor que no las toque.

A Peter y a mí nos va bien. Elpobre tiene más necesidad de cariño queyo, sigue poniéndose colorado cada vezque le doy el beso de las buenas nochesy siempre me pide que le dé otro. ¿Seréalgo así como una sustituta de Moffle? Amí no me importa, él es feliz sabiendoque alguien le quiere.

Después de mi tortuosa conquista,

estoy un tanto por encima de lasituación, pero no te creas que mi amorse ha entibiado. Es un encanto, pero yohe vuelto a cerrarme por dentro; si Peterquisiera romper otra vez el candado,esta vez deberá tener una palanca másfuerte...

Tu Ana M. Frank

Sábado, 20 de mayo de 1944Querida Kitty:Anoche bajé del desván, y al entrar

en la habitación vi en seguida que elhermoso jarrón de los claveles habíarodado por el suelo. Mamá estaba derodillas fregando y Margot intentabapescar mis papeles mojados del suelo.

-¿Qué ha pasado? -pregunté, llenade malos presentimientos, y sin esperaruna respuesta me puse a estimar losdaños desde la distancia. Toda micarpeta de genealogías, mis cuadernos,libros, todo empapado. Casi me pongo allorar y estaba tan exaltada, que empecéa hablar en alemán. Ya no me acuerdoen absoluto de lo que dije, pero según

Margot murmuré algo así como «dañosincalculables, espantosos, horribles,irreparables» y otras cosas más. Papá sereía a carcajadas, mamá y Margot secontagiaron, pero yo casi me echo allorar al ver todo mi trabajo estropeadoy mis apuntes pasados a limpio todosemborronados.

Ya examinándolo mejor, los«daños incalculables» no lo eran tanto,por suerte. En el desván despegué yclasifiqué con sumo cuidado los papelespegoteados y los colgué en hilera de lascuerdas de colgar la colada. Resultabamuy cómico verlo y me volvió a entrarrisa: María de Médicis al lado deCarlos V, Guillermo de Orange al ladode María Antonieta.

-¡Eso es Rassenschande!35 -bromeóel señor Van Daan.

Tras confiar el cuidado de mispapeles a Peter, volví a bajar.

-¿Cuáles son los librosestropeados? -le pregunté a Margot,

que estaba haciendo una selecciónde mis tesoros librescos.

-El de álgebra -dijo.Pero lamentablemente ni siquiera el

libro de álgebra se había estropeadorealmente. ¡Ojalá se hubiera caído en eljarrón! Nunca he odiado tanto un librocomo el de álgebra. En la primerapágina hay como veinte nombres dechicas que lo tuvieron antes que yo; estáviejo, amarillento y lleno de apuntes,

tachaduras y borrones.Cualquier día que me dé un ataque

de locura, cojo y lo rompo en pedazos.Tu Ana M. Frank

Lunes, 22 de mayo de 1944Querida Kitty:El 20 de mayo, papá perdió cinco

tarros de yogur en una apuesta con laseñora Van Daan. En efecto, la invasiónno se ha producido aún, y creo poderdecir que en todo Amsterdam, en todaHolanda y en toda la costa occidentaleuropea hasta España, se habla, sediscute y se hacen apuestas noche y díasobre la invasión, sin perder lasesperanzas.

La tensión sigue aumentando. Notodos los holandeses de los quepensamos que pertenecen al bando«bueno» siguen confiando en losingleses. No todos consideran que el

bluff inglés es una muestra de maestría,nada de eso, la gente por fin quiere veractos, actos de grandeza y heroísmo.

Nadie ve más allá de sus narices,nadie piensa en que los ingleses luchanpor sí mismos y por su país; todo elmundo opina que los ingleses tienen laobligación de salvar a Holanda lo antesposible y de la mejor manera posible.¿Por qué habrían de tener esaobligación? ¿Qué han hecho losholandeses para merecer la generosaayuda que tanto esperan que se les dé?No, los holandeses están bastanteequivocados; los ingleses, pese a todosu bluff, no han perdido más honor quetodos los otros países, grandes ypequeños, que ahora están ocupados.

Los ingleses no van a presentar susdisculpas por haber dormido mientrasAlemania se armaba, porque los demáspaíses, los que limitan con Alemania,también dormían. Con la política delavestruz no se llega a ninguna parte, esolo ha podido ver Inglaterra y lo ha vistoel mundo entero, y ahora tienen quepagarlo caro, uno a uno, y la propiaInglaterra tampoco se salvará.

Ningún país va a sacrificar a sushombres en vano, sobre todo si lo queestá en juego son los intereses de otropaís, y tampoco Inglaterra lo hará. Lainvasión, la liberación y la libertadllegarán algún día; pero la que puedeelegir el momento es Inglaterra, y no

algún territorio ocupado, ni todos ellosjuntos.

Con gran pena e indignación por

nuestra parte nos hemos enterado de quela actitud de mucha gente frente a losjudíos ha dado un vuelco. Nos han dichoque hay brotes de antisemitismo encírculos en los que antes eso eraimpensable. Este hecho nos ha afectadomuchísimo a todos. La causa del odiohacia los judíos es comprensible, aveces hasta humana, pero no es buena.Los cristianos les echan en cara a losjudíos que se van de la lengua con losalemanes, que delatan a quienes losprotegieron, que por culpa de los judíosmuchos cristianos corren la misma

suerte y sufren los mismos horriblescastigos que tantos otros. Todo esto escierto. Pero como pasa con todo, tienenque mirar también la otra cara de lamoneda: ¿actuarían los cristianos deotro modo si estuvieran en nuestrolugar? ¿Puede una persona sin importarsi es cristiano o judío, mantener susilencio ante los métodos alemanes?Todos saben que es casi imposible.Entonces, ¿por qué les piden loimposible a los judíos?

En círculos de la resistencia semurmura que los judíos alemanesemigrados en su momento a Holanda yque ahora se encuentran en Polonia, nopodrán volver a Holanda; aquí tenían

derecho de asilo, pero cuando ya no estéHitler, deberán volver a Alemania.

Oyendo estas cosas, ¿no es lógicoque uno se pregunte por qué se estálibrando esta guerra tan larga y difícil?¿Acaso no oímos siempre que todosjuntos luchamos por la libertad, laverdad y la justicia? Y si en plena luchaya empieza a haber discordia, ¿otra vezel judío vale menos que otro? ¡Ay, estriste, muy triste, que por enésima vez seconfirme la vieja sentencia de que loque hace un cristiano, esresponsabilidad suya, pero lo que haceun judío, es responsabilidad de todoslos judíos!

Sinceramente no me cabe en lacabeza que los holandeses, un pueblo tan

bondadoso, honrado y recto, opinen asísobre nosotros, opinen así sobre elpueblo más oprimido, desdichado ylastimero de todos los pueblos, tal vezdel mundo entero.

Sólo espero una cosa: que ese odioa los judíos sea pasajero, que losholandeses en algún momentodemuestren ser lo que son en realidad,que no vacilen en su sentimiento dejusticia, ni ahora ni nunca, ¡porque estode ahora es injusto!

Y si estas cosas horribles deverdad se hicieran realidad, el pobreresto de judíos que queda deberáabandonar Holanda. También nosotrosdeberemos liar nuestros bártulos y

seguir nuestro camino, dejar atrás estehermoso país que nos ofreció cobijo tancordialmente y que ahora nos vuelve laespalda.

¡Amo a Holanda, en algún momentohe tenido la esperanza de que a mí,desterrada, pudiera servirme de patria, yaún conservo esa esperanza!

Tu Ana M. Frank

Jueves, 25 de mayo de 1944Querida Kitty:¡Bep se ha comprometido! El hecho

en sí no es tan sorprendente, aunque aninguno de nosotros nos alegrademasiado. Puede que Bertus sea unmuchacho serio, simpático y deportivo,pero Bep no lo ama y eso para mí esmotivo suficiente para desaconsejarleque se case.

Bep ha puesto todos sus empeñosen abrirse camino en la vida, y Bertus ladetiene. Es un obrero, un hombre sininquietudes y sin interés en saliradelante, y no creo que Bep se sientafeliz con esa situación. Es comprensibleque Bep quiera poner fin a esta cuestión

de medias tintas; hace apenas cuatrosemanas había roto con él, pero luego sesintió más desdichada, y por eso volvióa escribirle, y ahora ha acabado porcomprometerse.

En este compromiso entran enjuego muchos factores. En primer lugar,el padre enfermo, que quiere mucho aBertus; en segundo lugar, el hecho deque es la mayor de las hijas mujeres de "Voskuijl y que su madre le gasta bromaspor su soltería; en tercer lugar, el hechode que Bep tiene tan sólo veinticuatroaños, algo que para ella cuenta bastante.

Mamá dijo que hubiera preferidoque empezaran teniendo una relación.Yo no sé qué decir, compadezco a Bep ycomprendo que se sintiera sola. La boda

no podrá ser antes de que acabe laguerra, ya que Bertus es un clandestino,o sea, un «hombre negro» y ademásninguno de ellos tiene un céntimo ytampoco tienen ajuar. ¡Qué perspectivastan miserables para Bep, a la que todosnosotros deseamos lo mejor! Esperemosque Bertus cambie bajo el influjo deBep, o bien que Bep encuentre a unhombre bueno que sepa valorarla.

Tu Ana M. Frank El mismo díaTodos los días pasa algo nuevo.

Esta mañana han detenido a VanHoeven. En su casa había dos judíos

escondidos. Es un duro golpe paranosotros, no sólo porque esos pobresjudíos están ahora al borde del abismo,sino que también es horrible para VanHoeven.

El mundo está patas arriba. A losmás honestos se los llevan a los camposde concentración, a las cárceles y a lasceldas solitarias, y la escoria gobierna agrandes y pequeños, pobres y ricos. Aunos los pillan por vender en el mercadonegro, a otros por ayudar a los judíos oa otros escondidos, y nadie que nopertenezca al movimientonacionalsocialista sabe lo que puedepasar mañana.

También para nosotros es una

enorme pérdida lo de Van Hoeven. Bepno puede ni debe cargar con el peso delas patatas; lo único que nos queda escomer menos. Ya te contaré cómo loarreglamos, pero seguro que no seránada agradable. Mamá dice que nohabrá más desayuno: papilla de avena ypan al mediodía, y por las nochespatatas fritas, y tal vez verdura o lechugauna o dos veces a la semana, más no.Pasaremos hambre, pero cualquier cosaes mejor que ser descubiertos.

Tu Ana M. Frank

Viernes, 26 de mayo de 1944Mi querida Kitty:Por fin, por fin ha llegado el

momento de sentarme a escribirtranquila junto a la rendija de la ventanapara contártelo todo, absolutamentetodo.

Me siento más miserable de lo queme he sentido en meses, ni siquieradespués de que entraron los ladrones mesentí tan destrozada. Por un lado VanHoeven, la cuestión judía, que es objetode amplios debates en toda la casa, lainvasión que no llega, la mala comida,la tensión, el ambiente deprimente, ladesilusión por lo de Peter y, por el otrolado, el compromiso de Bep, la

recepción por motivo de Pentecostés,las flores, el cumpleaños de Kugler, lastartas y las historias de teatros derevista, cines y salas de concierto. Esasdiferencias, esas grandes diferencias,siempre se hacen patentes: un día nosreímos de nuestra situación tan cómicade estar escondidos, y al otro día y entantos otros días tenemos miedo, y senos notan en la cara el temor, la angustiay la desesperación.

Miep y Kugler son los que mássienten la carga que les ocasionamos,tanto nosotros como los demásescondidos; Miep en su trabajo, yKugler que a veces sucumbe bajo elpeso que supone la gigantescaresponsabilidad por nosotros ocho, y

que ya casi no puede hablar de losnervios y la exaltación contenida.Kleiman y Bep también cuidan muy biende nosotros, de verdad muy bien, perohay momentos en que también ellos seolvidan de la Casa de atrás, aunque tansólo sea por unas horas, un día, acasodos. Tienen sus propias preocupacionesque atender, Kleiman su salud, Bep sucompromiso que dista mucho de sercolor de rosa, y aparte de esaspreocupaciones también tienen sussalidas, sus visitas, toda su vida degente normal, para ellos la tensión aveces desaparece, aunque sólo sea porpoco tiempo, pero para nosotros no,nunca, desde hace dos años. ¿Hasta

cuándo esa tensión seguiráaplastándonos y asfixiándonos cada vezmás?

Otra vez se han atascado lastuberías del desagüe, no podemos dejarcorrer el agua, salvo a cuentagotas, nopodemos usar el retrete, salvo sillevamos un cepillo, y el agua sucia laguardamos en una gran tinaja. Por hoynos arreglamos, pero ¿qué pasará si elfontanero no puede solucionarnos elproblema él solo? Los del ayuntamientono trabajan hasta el martes36 ...

Miep nos mandó un pastel de uvaspasas con una inscripción que decía«Feliz Pentecostés». Es casi como si seestuviera burlando, nuestros ánimos y

nuestro miedo no están Para fiestas.Nos hemos vuelto más miedosos

desde el asunto de Van Hoeven. A cadamomento se oye algún «¡chis!», y todostratan de hacer menos ruido. Los queforzaron la puerta en casa de VanHoeven eran de la Policía, de modo quetampoco estarnos a buen recaudo deellos. Si nos llegan a... no, no deboescribirlo, pero hoy la pregunta esineludible, al contrario, todo el miedo yla angustia se me vuelven a aparecer entodo su horror.

A las ocho he tenido que ir sola allavabo de abajo, no había nadie, todosestaban escuchando la radio, yo queríaser valiente, pero no fue fácil. Sigosintiéndome más segura aquí arriba que

sola en el edificio tan grande ysilencioso; los ruidos sordos yenigmáticos que se oyen arriba y losbocinazos de los coches en la calle sólome hacen temblar cuando no soy lobastante rápida para reflexionar sobre lasituación.

Miep se ha vuelto mucho másamable y cordial con nosotros desde laconversación que ha tenido con papá.Pero eso todavía no te lo he contado.Una tarde, Miep vino a ver a papá con lacara toda colorada y le preguntó aquemarropa si creíamos que también aella se le había contagiado elantisemitismo. Papá se pegó un gransusto y habló con ella para quitárselo de

la cabeza, pero a Miep le siguióquedando en parte su sospecha. Ahoranos traen más cosas, se interesan máspor nuestros pesares, aunque nodebemos molestarles contándoselos.¡Son todos tan, tan buenos!

Una y otra vez me pregunto si nohabría sido mejor para todos que enlugar de escondernos ya estuviéramosmuertos y no tuviéramos que pasar poresta pesadilla, y sobre todo que nocomprometiéramos a los demás. Perotambién esa idea nos estremece, todavíaamamos la vida, aún no hemos olvidadola voz de la Naturaleza, aún tenemosesperanzas, esperanzas de que todosalga bien.

Y ahora, que pase algo pronto,

aunque sean tiros, eso ya no nos podrádestrozar más que esta intranquilidad,que venga ya el final, aunque sea duro,así al menos sabremos si al final hemosde triunfar o si sucumbiremos.

Tu Ana M. Frank

Miércoles, 31 de mayo de1944

Querida Kitty:El sábado, domingo, lunes y martes

hizo tanto calor, que no podía tener lapluma en la mano, por lo que me fueimposible escribirte. El viernes serompió el desagüe, el sábado loarreglaron. La señora Kleiman vino porla tarde a visitarnos y nos contó muchascosas sobre Jopie, por ejemplo que seha hecho socia de un club de hockeyjunto con Jacque van Maarsen. Eldomingo vino Bep a ver si no habíanentrado ladrones y se quedó a desayunarcon nosotros. El lunes de Pentecostés, elseñor Gies hizo de vigilante del

escondite y el martes por fin nos dejaronabrir otra vez las ventanas. Rara vezhemos tenido un fin de semana dePentecostés tan hermoso y cálido, hastapodría decirse que caluroso. Cuando enla Casa de atrás hace mucho calor esalgo terrible; para darte una idea de lagran cantidad de quejas, te describirélos días de calor en pocas palabras:

El sábado: «¡Qué bueno hace!»dijimos todos por la mañana. -¡Ojaláhiciera menos calor!», dijimos por latarde, cuando hubo que cerrar lasventanas.

El domingo: «¡No se aguanta elcalor, la mantequilla se derrite, no hayningún rincón fresco en la casa, el panse seca, la leche se echa a perder, no se

puede abrir ninguna ventana. Somosunos parias que nos estamos sofocando,mientras los demás tienen vacaciones dePentecostés!» (Palabras de la señora.)

El lunes: «¡Me duelen los pies, notengo ropa fresca, no puedo fregar losplatos con este calor!» Quejidos desdela mañana temprano hasta las últimashoras de la noche. Fue muydesagradable.

Sigo sin soportar bien el calor, yme alegro de que hoy sople una buenabrisa y que igual haya sol.

Tu Ana M. Frank

Viernes, 2 de junio de 1944Querida Kitty:«Quienes suban al desván, que se

lleven un paraguas bien grande, dehombre si es posible...» Esto paraguarecerse de las lluvias que vienen dearriba. Hay un refrán que dice: «En loalto, seco, santo y seguro», pero esto noes aplicable a los tiempos de guerra(por los tiros) y a los escondidos (por elpis de gato). Resulta que Mouschi hatomado más o menos por costumbredepositar sus menesteres encima de unosperiódicos o en una rendija en el suelo,de modo que no sólo el miedo a lasgoteras está más que fundado, sinotambién el temor al mal olor. Sépase

además que también el nuevo Moortjedel almacén padece los mismos males, ytodo aquel que haya tenido un gatopequeño que hiciera sus necesidades portodas partes, sabrá hacerse una idea delos aromas que flotan por la casa apartedel de la pimienta y del tomillo.

Por otra parte, tengo quecomunicarte una receta totalmente nuevacontra los tiros: al oír los disparos,dirigirse rápidamente a la escalera demadera más cercana, bajar y volver asubir por la misma, intentando rodar porella suavemente hacia abajo al menosuna vez en caso de repetición. Losrasguños y el estruendo producidos porlas bajadas y subidas y por las caídas, temantienen lo suficientemente ocupada

como para no oír los disparos ni pensaren , ellos. Quien escribe estas líneas yaha probado esta receta ideal, ¡y conéxito!

Tu Ana M. Frank ;

Lunes, 5 de junio de 1944Querida Kitty:Nuevos disgustos en la Casa de

atrás. Pelea entre Dussel y la familiaFrank a raíz del reparto de lamantequilla. Capitulación de Dussel.Gran amistad entre la señora de VanDaan y el último, coqueteos, besitos ysonrisitas simpáticas. Dussel empieza asentir deseos de estar con una mujer.

Los Van Daan no quieren quehagamos un pastel para el cumpleañosde Kugler, porque aquí tampoco secomen. ¡Qué miserables!

Arriba un humor de perros. Laseñora con catarro. Pillamos a Dusseltomando tabletas de levadura de

cerveza, mientras que a nosotros no nosda nada.

Entrada en Roma del S° Ejército, laciudad no ha sido destruida nibombardeada. Enorme propaganda paraHitler.

Hay poca verdura y patatas, unabolsa de pan se ha echado a perder.

El Esqueleto (así se llama el nuevogato del almacén) no soporta bien lapimienta. Utiliza la cubeta-retrete paradormir, y para hacer sus necesidadescoge virutas de madera de las deempacar. ¡Vaya un gato imposible!

El tiempo, malo. Bombardeoscontinuos sobre el paso de Calais y lacosta occidental francesa.

Imposible vender dólares, oro

menos aún, empieza a verse el fondo denuestra caja negra. ¿De qué viviremos elmes que viene?

Tu Ana M. Frank

Martes, 6 de junio de 1944Mi querida Kitty:This is D-day37 ha dicho a las doce

del mediodía la radio inglesa, y conrazón. This is «the» day38 : ¡La invasiónha comenzado!

Esta mañana, a las ocho, losingleses anunciaron: intensosbombardeos en Calais, Boulogne-sur-mer, El Havre y Cherburgo, así como enel paso de Calais (como ya es habitual).También una medida de seguridad paralos territorios ocupados: toda la genteque vive en la zona de 35 kilómetrosdesde la costa tienen que prepararsepara los bombardeos. Los inglesestirarán volantes una hora antes, en lo

posible.Según han informado los alemanes,

en la costa francesa han aterrizadoparacaidistas ingleses. «Lanchasinglesas de desembarco luchan contra lainfantería de marina alemana», según laBBC.

Conclusión de la Casa de atrás alas nueve de la mañana, hora deldesayuno: es un desembarco piloto,igual que hace dos años en Dieppe.

La radio inglesa en su emisión delas diez, en alemán, holandés, francés yotros idiomas: The invasion has begun39

, o sea, la verdadera invasión. La radio inglesa en su emisión de

las once, en alemán: discurso del

general Dwight Eisenhower, comandantede las tropas.

La radio inglesa en su emisión eninglés: «Ha llegado el día D.» Elgeneral Eisenhower le ha dicho alpueblo francés: «Nos espera un durocombate, pero luego vendrá la victoria.1944 será el año de la victoria total.¡Buena suerte!»

La radio inglesa en su emisión dela una, en inglés: 11.000 aviones estánpreparados y vuelan incesantementepara transportar tropas y realizarbombardeos detrás de las líneas decombate. 4.000 naves de desembarco yotras embarcaciones más pequeñastocan tierra sin cesar entre Cherburgo yEl Havre. Tropas inglesas y

estadounidenses se encuentran en plenocombate. Discursos del ministroholandés Gerbrandy, del primer ministrobelga, del rey Haakon de Noruega, deDe Gaulle por Francia y del rey deInglaterra, sin olvidar a Churchill.

¡Conmoción en la Casa de atrás!

¿Habrá llegado por fin la liberación tanansiada, la liberación de la que tanto seha hablado, pero que es demasiadohermosa y fantástica como para hacerserealidad algún día? ¿Acaso este año de1944 nos traerá la victoria? Ahoramismo no lo sabemos, pero laesperanza, que también es vida, nosdevuelve el valor y la fuerza. Porque

con valor hemos de superar losmúltiples miedos, privaciones ysufrimientos. Ahora se trata de guardarla calma y de perseverar, y de hincarnoslas uñas en la carne antes de gritar.Gritar y chillar por las desgraciaspadecidas: eso lo pueden hacer enFrancia, Rusia, Italia y Alemania, peronosotros todavía no tenemos derecho aello...

¡Ay, Kitty, lo más hermoso de lainvasión es que me da la sensación deque quienes se acercan son amigos! Losmalditos alemanes, nos han oprimido ynos han puesto el puñal contra el pechodurante tanto tiempo, que los amigos y lasalvación lo son todo para nosotros.Ahora ya no se trata de los judíos, se

trata de toda Holanda, Holanda y toda laEuropa ocupada. Tal vez, dice Margot,en septiembre u octubre pueda volver alcolegio.

Tu Ana M. Frank P. D. Te mantendré al tanto de las

últimas noticias. Esta mañana, y tambiénpor la noche, desde los aviones soltaronmuñecos de paja y maniquíes que fuerona parar detrás de las posicionesalemanas; estos muñecos explotaron altocar tierra. También aterrizaron muchosparacaidistas, que estaban pintados denegro para pasar inadvertidos en lanoche. A las seis de la mañana llegaron

las primeras lanchas, después de que sehabía bombardeado la costa por lanoche, con cinco mil toneladas debombas. Hoy entraron en acción veintemil aviones. Las baterías costeras de losalemanes ya estaban destruidas a la horadel desembarco. Ya se ha formado unapequeña cabeza de puente, todo marchaa pedir de boca, por más que haga maltiempo. El ejército y también el pueblotienen la misma voluntad y la mismaesperanza.

Viernes, 9 de junio de 1944Querida Kitty:¡La invasión marcha viento en

popa! Los aliados han tomado Bayeux,un pequeño pueblo de la costa francesa,y luchan ahora para entrar en Caen. Estáclaro que la intención es cortar lascomunicaciones de la península en laque está situada Cherburgo. Loscorresponsales de guerra informan todaslas noches de las dificultades, el valor yel entusiasmo del ejército, se cometenlas proezas más increíbles, también losheridos que ya han vuelto a Inglaterrahan hablado por el micrófono. A pesarde que hace un tiempo malísimo, losaviones van y vienen. Nos hemos

enterado a través de la BBC queChurchill quería acompañar a las tropascuando la invasión, pero que este planno se llevó a cabo por recomendaciónde Eisenhower y de otros generales.¡Figúrate el valor de este hombre tanmayor, que ya tiene por lo menos setentaaños!

La conmoción del otro día ya haamainado; sin embargo, esperamos quela guerra acabe por fin a finales de año.¡Ya sería hora! Las lamentaciones de laseñora Van Daan no se aguantan, ahora 'que ya no nos puede dar la lata con lainvasión, se queja todo el día del maltiempo. ¡Te vienen ganas de meterla enun cubo de agua fría y subirla a labuhardilla!

La Casa de atrás en su conjunto,salvo Van Daan y Peter, ha leído latrilogía Rapsodia húngara. El librorelata la historia de la vida delcompositor, pianista y niño prodigioFranz Liszt. Es un libro muy interesante,pero para mi gusto contiene demasiadashistorias de mujeres; Liszt no fue tansólo el más grande y famoso pianista desu época, sino también el mayor de losdonjuanes aun hasta los setenta años.Tuvo relaciones amorosas con lacondesa Marie d'Agoult, la princesaCarolina de Sayn-Wittgenstein, labailarina Lola Montes, las pianistasAgnes Kingworth y Sophie Menter, laprincesa circasiana Olga Janina, la

baronesa Olga Meyendroff, la actriz deteatro Lilla no sé cuántos, etc., etc.: sonuna infinidad. Las partes del libro quetratan de música y otras artes son muchomás interesantes. En el libro aparecen:Schumann y Clara Wieck, HéctorBerlioz, Johannes Brahms, Beethoven,Joachin, Richard Wagner, Hans vonBülow, Anton Rubinstein, FredericChopin, Víctor Hugo, Honoré de Balzac,Hiller, Hummel, Czerny, Rossini,Cherubini, Paganini, Mendelssohn, etc.,etc. El propio Liszt era un tipoestupendo, muy generoso, nada egoísta,aunque extremadamente vanidoso;ayudaba a todo el mundo, no conocíanada más elevado que el arte, amaba elcoñac y a las mujeres, no soportaba las

lágrimas, era un caballero, no denegabafavores a nadie, no le importaba eldinero, era partidario de la libertad deculto y amaba al mundo.

Tu Ana M. Frank

Martes, 13 de junio de 1944Querida Kit.Ha sido otra vez mi cumpleaños, de

modo que ahora ya tengo quince años.Me han regalado un montón de cosas:papá y mamá, los cinco tomos de laHistoria del arte de Springer, un juegode ropa interior, dos cinturones, unpañuelo, dos yogures, un tarro demermelada, dos pasteles de miel (de lospequeños) y un libro de botánica;Margot un brazalete sobredorado, VanDaan un libro de la colección Patria,Dussel un tarro de malta «Biomalt» y unramillete de almorta, Miep caramelos,Bep caramelos y unos cuadernos, yKugler lo más hermoso: el libro María

Teresa y tres lonchas de queso con todasu crema. Peter me regaló un bonitoramo de peonías. El pobre hizo un granesfuerzo por encontrar algo adecuado,pero no tuvo éxito.

La invasión sigue yendo viento en

popa, pese al tiempo malísimo, lasinnumerables tormentas, los chaparronesy la marejada.

Churchill, Smuts, Eisenhower yArnold visitaron ayer los pueblosfranceses tomados y liberados por losingleses. Churchill se subió a untorpedero que disparaba contra la costa;ese hombre, como tantos otros, pareceno saber lo que es el miedo. ¡Quéenvidia!

Desde nuestra «fortaleza de atrás»nos es imposible sondear el ambienteque impera en Holanda. La gente sinduda está contenta de que la ociosa (!)Inglaterra por fin haya puesto manos a laobra. No saben lo injusto que es surazonamiento cuando dicen una y otravez que aquí no quieren una ocupacióninglesa. Con todo, el razonamiento vienea ser más o menos el siguiente:Inglaterra tiene que luchar, combatir ysacrificar a sus hijos por Holanda y losdemás territorios ocupados. Los inglesesno pueden quedarse en Holanda, tienenque presentar sus disculpas a todos losestados ocupados, tienen que devolverlas Indias40 a sus antiguos dueños, y

luego podrán volverse a Inglaterra,empobrecidos y maltrechos. Pobresdiablos los que piensan así, y sinembargo, como ya he dicho, muchosholandeses parecen pertenecer a estacategoría. Y ahora me pregunto yo: ¿quéhabría sido de Holanda y de los paísesvecinos, si Inglaterra hubiera firmado lapaz con Alemania, la paz posible entantas ocasiones? Holanda habríapasado a formar parte de Alemania yasunto concluido.

A todos los holandeses que aúnmiran a los ingleses por encima delhombro, que tachan a Inglaterra y a sugobierno de viejos seniles, que calificana los ingleses de cobardes, pero que sinembargo odian a los alemanes, habría

que sacudirlos como se sacude unaalmohada, así tal vez sus sesosenmarañados se plegarían de forma mássensata...

En mi cabeza rondan muchos

deseos, muchos pensamientos, muchasacusaciones y muchos reproches. Deverdad que no soy tan presumida comomucha gente cree, conozco misinnumerables fallos y defectos mejorque nadie, con la diferencia de que séque quiero enmendarme, que meenmendaré y que ya me he enmendado unmontón.

¿Cómo puede ser entonces, mepregunto muchas veces, que todo el

mundo me siga considerando tantremendamente pedante y poco modesta?¿De verdad soy tan testaruda? ¿Soyrealmente yo sola, o quizá también losdemás? Suena raro, ya me doy cuenta,pero no tacharé la última frase, porquetampoco es tan rara como parece. Laseñora Van Daan y Dussel, misprincipales acusadores, tienen famaambos de carecer absolutamente deinteligencia y de ser, sí, digámoslotranquilamente, «ignorantes». La genteignorante no soporta por lo general queotros hagan una cosa mejor que ellos; elmejor ejemplo de ello son, en efecto,estos dos ignorantes, la señora VanDaan y el señor Dussel. La señora meconsidera ignorante porque yo no

padezco esa enfermedad de manera tanaguda como ella; me considera pocomodesta, porque ella lo es menos aún;mis faldas le parecen muy cortas, porquelas suyas lo son más aún; me considerauna sabidilla, porque ella misma hablael doble que yo sobre temas de los queno entiende absolutamente nada. Lomismo vale para Dussel. Pero uno demis refranes favoritos es «En todos losreproches hay algo de cierto», y por esosoy la primera en reconocer que algo desabidilla tengo.

Sin embargo, lo más molesto de micarácter es que nadie me regaña y meincrepa tanto como yo misma; y si a esomamá añade su cuota de consejos, la

montaña de sermones se hace taninconmensurable que yo, en midesesperación por salir del paso, mevuelvo insolente y me pongo acontradecir, y automáticamente salen arelucir las viejas palabras de Ana:«¿Nadie me comprende!»

Estas palabras las llevo dentro demí, y aunque suenen a mentira, tienentambién su parte de verdad. Misautoinculpaciones adquieren a menudoproporciones tales que desearíaencontrar una voz consoladora quelograra reducirlas a un nivel razonable ya la que también le importara mi fuerointerno, pero ¡ay!, por más que busco, nohe podido encontrarla.

Ya sé que estarás pensando en

Peter, ¿verdad Kit? Es cierto, Peter mequiere, no como un enamorado, sinocomo amigo, su afecto crece día a día,pero sigue habiendo algo misterioso quenos detiene a los dos, y que ni yo mismasé lo que es.

A veces pienso que esos enormesdeseos míos de estar con él eranexagerados, pero en verdad no es así,porque cuando pasan dos días sin quehaya ido arriba, me vuelven los mismosfuertes deseos de verle que he tenidosiempre. Peter es bueno y bondadoso,pero no puedo negar que muchas cosasen él me decepcionan. Sobre todo surechazo a la religión, las conversacionessobre la comida y muchas otras cosas de

toda índole no me gustan en absoluto.Sin embargo, estoy plenamenteconvencida de que nunca reñiremos, talcomo lo hemos convenido sinceramente.Peter es amante de la paz, tolerante ycapaz de ceder. Acepta que yo le digamuchas más cosas de las que le tolera asu madre. Intenta con gran empeñoborrar las manchas de tinta en sus librosy de poner cierto orden en sus cosas. Ysin embargo, ¿por qué sigue ocultando loque tiene dentro y no me permitetocarlo? Tiene un carácter mucho máscerrado que el mío, es cierto; pero yoahora realmente sé por la práctica(recuerda la «Ana en teoría» que sale arelucir una y otra vez) que llega unmomento en que hasta los caracteres más

cerrados ansían, en la misma medidaque otros, o más, tener un confidente.

En la Casa de atrás, Peter y yo yahemos tenido nuestros años para pensar,a menudo hablamos sobre el futuro, elpasado y el presente, pero como ya te hedicho: echo en falta lo auténtico y sinembargo estoy segura de que está ahí.

¿Será que el no haber podido salir

al aire libre ha hecho que creciera miafición por todo lo que tiene que ver conla Naturaleza? Recuerdo perfectamenteque un límpido cielo azul, el canto delos pájaros, el brillo de la luna o elflorecimiento de las flores, antes nolograban captar por mucho tiempo mi

atención. Aquí todo eso ha cambiado:para Pentecostés por ejemplo, cuandohizo tanto calor, hice el mayor de losesfuerzos para no dormirme por lanoche, y a las once y media quiseobservar bien la luna por una vez asolas, a través de la ventana abierta.Lamentablemente mi sacrificio fue envano, ya que la luna daba mucha luz y nopodía arriesgarme a abrir la ventana. Enotra ocasión, hace unos cuantos meses,fui una noche arriba por casualidad,estando la ventana abierta. No bajé hastaque no terminó la hora de airear. Lanoche oscura y lluviosa, la tormenta, lasnubes que pasaban apresuradas, mecautivaron; después de año y medio, erala primera vez que veía a la noche cara

a cara. Después de ese momento, misdeseos de volver a ver la nochesuperaron mi miedo a los ladrones, a lacasa a oscuras y llena de ratas y a losrobos. Bajé completamente sola a mirarhacia fuera por la ventana del despachode papá y la de la cocina. A mucha gentele gusta la Naturaleza, muchos duermenalguna que otra vez a la intemperie,muchos de los que están en cárceles yhospitales no ven el día en que puedanvolver a disfrutar libremente de lanaturaleza, pero son pocos los que,como nosotros, están tan separados yaislados de la cosa que desean, y que esigual para ricos que para pobres.

No es ninguna fantasía cuando digo

que ver el cielo, las nubes, la luna y lasestrellas me da paciencia y metranquiliza. Es mucho mejor que lavaleriana o el bromo: la Naturaleza meempequeñece y me prepara para recibircualquier golpe con valentía.

En alguna parte estará escrito quesólo pueda ver la Naturaleza, de vez encuando y a modo de excepción, a travésde unas ventanas llenas de polvo y concortinas sucias delante, y hacerlo así noresulta nada agradable. ¡La Naturalezaes lo único que realmente no admitesucedáneos!

Más de una vez, una de las

preguntas que no me deja en paz pordentro es por qué en el pasado, y a

menudo aún ahora, los pueblos concedena la mujer un lugar tan inferior al queocupa el hombre. Todos dicen que esinjusto, pero con eso no me doy porcontenta: lo que quisiera conocer es lacausa de semejante injusticia.

Es de suponer que el hombre, dadasu mayor fuerza física, ha dominado a lamujer desde el principio; el hombre, quetiene ingresos, el hombre, que procrea,el hombre, al que todo le estápermitido... Ha sido una granequivocación por parte de tantasmujeres tolerar, hasta hace poco tiempo,que todo siguiera así sin más, porquecuantos más siglos perdura esta norma,tanto más se arraiga. Por suerte la

enseñanza, el trabajo y el desarrollo lehan abierto un poco los ojos a la mujer.En muchos países las mujeres hanobtenido la igualdad de derechos; muchagente, sobre todo mujeres, pero tambiénhombres, ven ahora lo mal que ha estadodividido el mundo durante tanto tiempo,y las mujeres modernas exigen suderecho a la independencia total.

Pero no se trata sólo de eso:¡también hay que conseguir lavaloración de la mujer! En todos loscontinentes el hombre goza de una altaestima generalizada. ¿Por qué la mujerno habría de compartir esa estima antesque nada? A los soldados y héroes deguerra se los honra y rinde homenaje, alos descubridores se les concede fama

eterna, se venera a los mártires, pero¿qué parte de la Humanidad en suconjunto también considera soldados alas mujeres?

En el libro Combatientes para todala vida pone algo que me ha conmovidobastante, y es algo así como que por logeneral las mujeres, tan sólo por elhecho de tener hijos, padecen másdolores, enfermedades y desgracias quecualquier héroe de guerra. ¿Y cuál es larecompensa por aguantar tantos dolores?La echan en un rincón si ha quedadomutilada por el parto, sus hijos al pocotiempo ya no son suyos, y su belleza seha perdido. Las mujeres son soldadosmucho más valientes y heroicos, que

combaten y padecen dolores parapreservar a la Humanidad, mucho másque tantos libertadores con todas susbonitas historias...

Con esto no quiero decir enabsoluto que las mujeres tendrían quenegarse a tener hijos, al contrario, así loquiere la Naturaleza y así ha de ser. Alos únicos que condeno es a los hombresy a todo el orden mundial, que nuncaquieren darse cuenta del importante,difícil y a veces también bello papeldesempeñado por la mujer en lasociedad.

Paul de Kruif, el autor del libromencionado, cuenta con toda miaprobación cuando dice que los hombrestienen que aprender que en las partes del

mundo llamadas civilizadas, un parto hadejado de ser algo natural y corriente.Los hombres lo tienen fácil, nunca hantenido que soportar los pesares de unamujer, ni tendrán que soportarlos nunca.

Creo que todo el concepto de queel tener hijos constituye un deber de lamujer, cambiará a lo largo del próximosiglo, dando lugar a la estima y a laadmiración por quien se lleva esa cargaal hombro, sin rezongar y sin pronunciargrandes palabras.

Tu Ana M. Frank

Viernes, 16 de junio de 1944Querida Kitty:Nuevos problemas: la señora está

desesperada, habla de pegarse un tiro,de la cárcel, de ahorcarse y suicidarse.Tiene celos de que Peter deposite en mísu confianza y no en ella, está ofendidapor- Á que Dussel no hace suficientecaso de sus coqueterías, teme que l sumarido gaste en tabaco todo el dinerodel abrigo de piel, riñe, insulta, llora, selamenta, ríe y vuelve a empezar con lasriñas.

¿Qué hacer con una individua tanplañidera y tonta? Nadie la toma enserio, carácter no tiene, se queja contodos y anda por la casa con un aire de

«liceo de frente, museo por detrás». Ylo peor de todo es que Peter es insolentecon ella, el señor Van Daan susceptible,y mamá cínica. ¡Menudo panorama! Sólohay una regla a tener siempre presente:ríete de todo y no hagas caso de losdemás. Parece egoísta, pero en realidades la única medicina para losautocompasivos.

A Kugler lo mandan cuatrosemanas a Alkmaar a hacer trabajosforzados; intentará salvarse presentandoun certificado médico y una carta deOpekta. Kleiman tiene que someterse auna operación del estómago lo antesposible. Anoche, a las once de la noche,cortaron el teléfono a todos losparticulares.

Tu Ana M. Frank

Viernes, 23 de junio de 1944Querida Kitty:No ha pasado nada en especial. Los

ingleses han iniciado la gran ofensivahacia Cherburgo; según Pim y Van Daan,el 10 de octubre seguro que nos habránliberado. Los rusos participan en laoperación, ayer empezó su ofensivacerca de Vítebsk. Son tres añosclavados desde la invasión alemana.

Bep sigue teniendo un humor pordebajo de cero. Casi no nos quedanpatatas. En lo sucesivo vamos a darle acada uno su ración de patatas porseparado, y que cada cual haga con ellaslo que le plazca. Miep se toma unasemana de vacaciones anticipadas a

partir del lunes. Los médicos deKleiman no han encontrado nada en laradiografía. Duda mucho si operarse odejar que venga lo que venga.

Tu Ana M. Frank

Martes, 27 de junio de 1944Mi querida Kitty:El ambiente ha dado un vuelco

total: las cosas marchan de maravilla.Hoy han caído Cherburgo, Vítebsk ySlobin. Un gran botín y muchosprisioneros, seguramente. En Cherburgohan muerto cinco generales alemanes, yotros dos han sido hechos prisioneros.Ahora los ingleses podrán desembarcartodo lo que quieran, porque tienen unpuerto: ¡toda la península de Cotentin enmanos de los ingleses, tres semanasdespués de la invasión! ¡Se han portado!

En las tres semanas que han pasadodesde el «Día D» no ha parado de lloverni de hacer tormenta ni un solo día, tanto

aquí como en Francia, pero esta malasuerte no impide que los ingleses y losnorteamericanos demuestren toda sufuerza, ¡y cómo! La que sí ha entrado enplena acción es la Wuwa41 , pero ¿quépuede llegar a significar semejantenimiedad, más que unos pocos daños enInglaterra y grandes titulares en laprensa teutona? Además, si en Teutoniase dan cuenta de que ahora de verdad seacerca el peligro bolchevique, sepondrán a temblar como nunca.

Las mujeres y los niños alemanesque no trabajan para el ejército alemán,serán evacuados de las zonas costeras yllevados a las provincias de Groninga,Frisia y Güeldres. Mussert ha declarado

que si la invasión llega a Holanda, él sepondrá un uniforme militar. ¿Acaso esegordinflón tiene pensado pelear? Paraeso podría haberse marchado a Rusiahace tiempo... Finlandia rechazó lapropuesta de paz en su momento, ytambién ahora se han vuelto a romper lasnegociaciones al respecto. ¡Ya searrepentirán los muy estúpidos!

¿Cuánto crees que habremosadelantado el 27 de julio?

Tu Ana M. Frank

Viernes, 30 de junio de 1944Querida Kitty:Mal tiempo, o bad weather from

one at a stretch to the thirty June42 . ¿Quéte parece? Ya ves cómo domino elinglés, y para demostrarlo estoy leyendoUn marido ideal en inglés (¡condiccionario!).

La guerra marcha a pedir de boca:han caído Bobruisk, Moguiliov y Orsha;muchos prisioneros.

Aquí todo all right43 . Los ánimosmejoran, nuestros optimistas a todaprueba festejan sus triunfos, los VanDaan hacen malabarismos con el azúcar,Bep se ha cambiado de peinado y Miepestá de vacaciones por una semana.

Hasta aquí las noticias. Me están haciendo un tratamiento

muy desagradable del nervio, nadamenos que en uno de los dientesincisivos, ya me ha dolido unaenormidad, tanto que Dussel se pensóque me desmayaría. Pues faltó poco. Alrato le empezó a doler la muela a laseñora...

Tu Ana M. Frank P. D. De Basilea nos ha llegado la

noticia de que Bernd44 ha hecho el papelde mesonero en Minna von Barnhelm45 .Mamá dice que tiene madera de artista.

Jueves, 6 de julio de 1944Querida Kitty:Me entra un miedo terrible cuando

Peter dice que más tarde quizá se hagacriminal o especulador. Aunque ya séque lo dice en broma, me da lasensación de que él mismo tiene miedode su débil carácter. Una y otra vez,tanto Margot como Peter me dicen:«Claro, si yo tuviera tu fuerza y tu valor,si yo pudiera imponer mi voluntad comohaces tú, si tuviera tu energía y tuperseverancia...»

¿De verdad es una buena cualidadel no dejarme influenciar? ¿Está bienque siga casi exclusivamente el caminoque me indica la conciencia?

A decir verdad, no puedoimaginarme que alguien diga «soydébil» y siga siéndolo. Si uno lo sabe,¿por qué no combatirlo, por qué noadiestrar su propio carácter? Larespuesta fue: «¡Es que es mucho másfácil así!» La respuesta me desanimó unpoco. ¿Más fácil? ¿Acaso una vidacomodona y engañosa equivale a unavida fácil? No, no puede ser cierto, noes posible que la facilidad y el dinerosean tan seductores. He estado pensandobastante tiempo lo que debía responder,cómo tengo que hacer para que Petercrea en sí mismo y sobre todo para quese abra camino en este mundo. No sé sihabré acertado.

Tantas veces me he imaginado lobonito que sería que alguien depositaraen mí su confianza, pero ahora que hallegado el momento, me doy cuenta de lodifícil que es identificarse con lospensamientos de la otra persona y luegoencontrar la mejor solución. Sobre tododado que «fácil» y «dinero» sonconceptos totalmente ajenos y nuevospara mí.

Peter está empezando a apoyarse enmí, y eso no ha de suceder bajo ningúnconcepto. Es difícil valerse por símismo en la vida, pero más difícil aúnes estar solo, teniendo carácter yespíritu, sin perder la moral.

Estoy flotando un poco a la deriva,

buscando desde hace muchos días unremedio eficaz contra la palabra «fácil»,que no me gusta nada. ¿Cómo puedohacerle ver que lo que parece fácil ybonito, hará que caiga en un abismo, enel que ya no habrá amigos, ni ayuda, nininguna cosa bonita, un abismo del quees prácticamente imposible salir?

Todos vivimos sin saber por qué nipara qué, todos vivimos con la mirapuesta en la felicidad, todos vivimosvidas diferentes y sin embargo iguales.A los tres nos han educado en un buenambiente, podemos estudiar, tenemos laposibilidad de llegar a ser algo en lavida, tenemos motivos suficientes parapensar que llegaremos a ser felices,pero... nos lo tendremos que ganar a

pulso. Y eso es algo que no se consiguecon facilidad. Ganarse la felicidadimplica trabajar para conseguirla, yhacer el bien y no especular ni ser unholgazán. La holgazanería podrá pareceratractiva, pero la satisfacción sólo la dael trabajo.

No comprendo a la gente a la queno le gusta el trabajo, pero lo mismo mepasa con Peter, que no tiene ningunameta fija y se cree demasiado ignorantee inferior como para conseguir cualquiercosa que se pueda proponer. Pobrechico, no sabe lo que significa poderhacer felices a los otros, y yo tampocopuedo enseñárselo. No tiene religión, semofa de Jesucristo, usa el nombre de

Dios irrespetuosamente; aunque yotampoco soy ortodoxa, me duele cadavez que noto lo abandonado, lodespreciativo y lo pobre de espíritu quees.

Las personas que tienen unareligión deberían estar contentas, porqueno a todos les es dado creer en cosassobrenaturales. Ni siquiera hace faltatenerle miedo a los castigos que puedahaber después de la muerte; elpurgatorio, el infierno y el cielo soncosas que a muchos les cuestaimaginarse, pero sin embargo el teneruna religión, no importa de qué tipo,hace que el hombre siga por el buencamino. No se trata del miedo a Dios,sino de mantener alto el propio honor y

la conciencia. ¡Qué hermoso y buenosería que todas las personas, antes decerrar los ojos para dormir,: pasaranrevista a todos los acontecimientos deldía y analizaran las cosas buenas ymalas que han cometido! Sin darte casicuenta, cada día intentas mejorar ysuperarte desde el principio, y lo másprobable es que al cabo de algún tiempoconsigas bastante. Este método lo puedeutilizar cualquiera, no cuesta nada y esde gran utilidad. Porque para quien aúnno lo sepa, que tome nota y lo viva en supropia carne: luna conciencia tranquilate hace sentir fuerte!

Tu Ana M. Frank

Sábado, 8 de julio de 1944Querida Kitty:Broks estuvo en Beverwijk y

consiguió fresas directamente de lasubasta. Llegaron aquí todas cubiertasde polvo, llenas de arena, pero engrandes cantidades. Nada menos queveinticuatro cajas, a repartir entre los dela oficina y nosotros. Cuando la oficinacerró, hicimos en seguida los primerosseis tarros grandes de conserva y ochode mermelada. A la mañana siguienteMiep iba a hacer mermelada para laoficina.

A las doce y media echamos elcerrojo a la puerta de la calle, bajamoslas cajas, Peter, papá y Van Daan

haciendo estrépito por las escaleras,Ana sacando agua caliente delcalentador, Margot que viene a buscar elcubo, ¡todos manos a la obra! Con unasensación muy extraña en el estómago,entré en la cocina de la oficina, queestaba llena de gente: Miep, Bep,Kleiman, Jan, papá, Peter, losescondidos y su brigada deaprovisionamiento, todos mezclados, yeso a plena luz del día. Las cortinas ylas ventanas entreabiertas, todoshablando alto, portazos... La excitaciónme hizo temblar.

«¿Es que estamos aún realmenteescondidos? -pensé-. Esto debe ser loque se siente cuando uno puedemostrarse al mundo otra vez.»

La olla estaba llena, ¡rápido,arriba! En nuestra cocina estaba el restode la familia de pie alrededor de lamesa, quitándoles las hojas y los rabitosa las fresas, al menos, eso era lo quesupuestamente estaban haciendo, porquela mayor parte iba desapareciendo enlas bocas en lugar de ir a parar al cubo.Pronto hizo falta otro cubo, y Peter fue ala cocina de abajo, sonó el timbre, elcubo se quedó abajo, Peter subiócorriendo, se cerraron las puertas delarmario. Nos moríamos de impaciencia,no se podía abrir el grifo y las fresas amedio lavar estaban esperando su últimobaño, pero hubo que atenerse a la regladel escondite de que cuando hay alguien

en el edificio, no se abre ningún grifopor el ruido que hacen las tuberías.

A la una sube Jan: era el cartero.Peter baja rápidamente las escaleras.¡Rííín!, otra vez el timbre, vuelta paraarriba. Voy a escuchar si hay alguien,primero detrás de la puerta del armario,luego arriba, en el rellano de laescalera. Por fin, Peter y yo estamosasomados al hueco de la escalera cualladrones, escuchando los ruidos quevienen de abajo. Ninguna vozdesconocida. Peter baja la esca¡erasigilosamente, separa a medio camino yllama: «¡Bep!», y otra vez: «¡Bep!» Elbullicio en la cocina tapa la voz dePeter. Corre escaleras abajo y entra enla cocina. Yo me quedo tensa mirando

para abajo.-¿Qué haces aquí, Peter? ¡Fuera,

rápido, que está el contable, vete ya!Es la voz de Kleiman. Peter llega

arriba dando un suspiro, la puerta delarmario se cierra.

Por fin, a la una y media, subeKugier:

-Dios mío, no veo más que fresas,para el desayuno fresas, Jan comiendofresas, Kleiman comiendo fresas, Miepcociendo fresas, Bep limpiando fresas,en todas partes huele a fresas, vengoaquí para escapar de ese maremágnumrojo, ¡y aquí veo gente lavando fresas!

Con lo que ha quedado de ellashacemos conserva. Por la noche se

abren dos tarros, papá en seguida losconvierte en mermelada. A la mañanasiguiente resulta que se han abierto otrosdos, y por la tarde otros cuatro. VanDaan no los había esterilizado atemperatura suficiente. Ahora papá hacemermelada todas las noches. Comemospapilla con fresas, suero de leche confresas, pan con fresas, fresas de postre,fresas con azúcar, fresas con arena.Durante dos días enteros hubo fresas,fresas y más fresas dando vueltas portodas panes, hasta que se acabaron lasexistencias o quedaron guardadas bajosiete llaves, en los tarros.

-¿A que no sabes, Ana? -me dice

Margot-. La señora Van Hoeven nos ha

enviado guisantes, nueve kilos en total.-¡Qué bien! -respondo. Es cierto,

qué bien, pero ¡cuánto trabajo!-El sábado tendréis que ayudar

todos a desenvainarlos -anuncia mamásentada a la mesa.

Y así fue. Esta mañana, después dedesayunar, pusieron en la mesa la ollamás grande de esmalte, que rebosaba deguisantes. Desenvainar guisantes ya esuna lata, pero no sabes lo que es pelarlas vainas. Creo que la mayoría de lagente no sabe lo ricas en vitaminas, lodeliciosas y blandas que son lascáscaras de los guisantes, una vez queles has quitado la piel de dentro. Sinembargo, las tres ventajas que acabo de

mencionar no son nada comparadas conel hecho de que la parte comestible escasi tres veces mayor que los guisantesúnicamente.

Quitarle la piel a las vainas es unatarea muy minuciosa y meticulosa,indicada quizá para dentistas pedantes yespecieros quisquillosos, pero para unachica de poca paciencia como yo es algoterrible.

Empezamos a las nueve y media, alas diez y media me siento, a las onceme pongo de pie, a las once y media mevuelvo a sentar. Oigo como una vozinterior que me va diciendo: quebrar lapunta, tirar de la piel, sacar la hebra,desgranarla, etc., etc. Todo me divueltas: verde, verde, gusanillo, hebra,

vaina podrida, verde, verde, verde. Paraahuyentar la desgana me paso toda lamañana hablando, digo todas lastonterías posibles, hago reír a todos yme siento deshecha por tanta estupidez.Con cada hebra que desgrano meconvenzo más que nunca de que jamásseré sólo ama de casa. ¡Jamás!

A las doce por fin desayunamos,pero de las doce y media a la tina ycuarto toca quitar pieles otra vez.Cuando acabamos me siento mediomareada, los otros también un poco. Meacuesto a dormir hasta las cuatro, peroal levantarme siento aún el mareo acausa de los malditos guisantes.

Tu Ana M. Frank

Sábado, 15 de julio de 1944Querida Kitty:De la biblioteca nos han traído un

libro con un título muy provocativo:¿Qué opina usted de la adolescentemoderna? Sobre este tema quisierahablar hoy contigo.

La autora critica de arriba abajo alos «jóvenes de hoy en día»; sinembargo, no los rechaza totalmente atodos como si no fueran capaces dehacer nada bueno. Al contrario, másbien opina que si los jóvenes quisieran,podrían construir un gran mundo mejor ymás bonito, pero que al ocuparse decosas superficiales, no reparan en loesencialmente bello. En algunos

momentos de la lectura me dio lasensación de que la autora se refería amí con sus censuras, y por eso ahora porfin quisiera mostrarte cómo soyrealmente por dentro y defenderme deeste ataque.

Tengo una cualidad que sobresalemucho y que a todo aquel que me conocedesde algún tiempo tiene que llamarle laatención, y es el conocimiento de mímisma. Sin ningún prejuicio y con unabolsa llena de disculpas me planto frentea la Ana de todos los días y observo loque hace bien y lo que hace mal. Esaconciencia de mí misma nunca meabandona y en seguida después depronunciar cualquier palabra sé: esto lotendrías que haber dicho de otra forma,

o: esto está bien dicho. Me condeno a mímisma en miles de cosas y me doycuenta cada vez más de lo acertadas queson las palabras de papá, cuando diceque cada niño debe educarse a sí mismo.Los padres tan sólo pueden dar consejoso recomendaciones, pero en definitiva laformación del carácter de uno está ensus propias manos. A esto hay queañadir que poseo una enorme valentía devivir, me siento siempre tan fuerte ycapaz de aguantar, tan libre y tan joven...La primera vez que me di cuenta de ellome puse contenta, porque no piensodoblegarme tan pronto a los golpes quea todos nos toca recibir.

Pero de estas cosas ya te he

hablado tantas veces, prefiero tocar eltema de «papá y mamá no mecomprenden». Mis padres siempre mehan mimado mucho, han sido siempremuy buenos conmigo, me han defendidoante los ataques de los de arriba y hanhecho todo lo que estaba a su alcance.Sin embargo, durante mucho tiempo mehe sentido terriblemente sola, excluida,abandonada, incomprendida. Papáintentó hacer de todo para moderar mirebeldía, pero sin resultado. Yo mismame he curado, haciéndome ver a mímisma lo errado de mis actos.

¿Cómo es posible que papá nuncame haya apoyado en mi lucha, que sehaya equivocado de medio a mediocuando quiso tenderme una mano? Papá

ha empleado métodos desacertados,siempre me ha hablado como a una niñaque tiene que pasar por una infanciadifícil. Suena extraño, porque nadie haconfiado siempre en mí más que papá ynadie me ha dado la sensación de seruna chica sensata más que papá. Perohay una cosa que ha descuidado, y esque no ha pensado en que mi lucha porsuperarme era para mí mucho másimportante que todo lo demás. No queríaque me hablaran de «diferencia deedad», «otras chicas» y «ya se tepasará», no quería que me trataran comoa una chica como todas, sino como aAna en sí misma, y Pim no lo entendía.Además, yo no puedo confiar

ciegamente en una persona si no mecuenta un montón de cosas sobre símisma, y como yo de Pim no sé nada, nopodré recorrer el camino de la intimidadentre nosotros. Pim siempre se mantieneen la posición del padre mayor que en sumomento también ha tenidoinclinaciones pasajeras parecidas, peroque ya no puede participar de mis cosascomo amigo de los jóvenes, por muchoque se esfuerce. Todas estas cosas hanhecho que, salvo a mi diario y algunaque otra vez a Margot, nunca le contaraa nadie mis filosofías y mis teorías bienmeditadas. A papá siempre le heocultado todas mis emociones, nunca hedejado que compartiera mis ideales, y asabiendas h e creado una distancia entre

nosotros.No podía hacer otra cosa, he

obrado totalmente de acuerdo con lo quesentía, de manera egoísta quizá, pero deun modo que favoreciera mitranquilidad. Porque la tranquilidad y laconfianza en mí misma que he alcanzadode forma tan vacilante, las perderíacompletamente si ahora tuviera quesoportar que me criticaran mi labor amedio terminar. Y eso no lo puedo hacerni por Pim, por más crudo que suene,porque no sólo no he compartido conPim mi vida interior, sino que a menudomi susceptibilidad le provoca unrechazo cada vez mayor.

Es un tema que me da mucho que

pensar: ¿por qué será que a veces Pimme irrita tanto? Que casi no puedoestudiar con él, que sus múltiples mimosme parecen fingidos, que quiero estartranquila y preferiría que me dejara enpaz, hasta que me sintiera un poco mássegura frente a él. Porque me siguecarcomiendo el reproche por la carta tanmezquina que tuve la osadía deescribirle aquella vez que estaba tanexaltada. ¡Ay, qué difícil es serrealmente fuerte y valerosa por loscuatro costados!

Sin embargo, no ha sido ésa la

causa de mi mayor decepción, no, muchomás que por papá me devano los sesospor Peter. Sé muy bien que he sido yo

quien le he conquistado a él, y no a lainversa, me he forjado de él una imagende ensueño, le veía como a un chicocallado, sensible, bueno, muy necesitadode cariño y amistad. Yo necesitabaexpresarme alguna vez con una personaviva. Quería tener un amigo que mepusiera otra vez en camino, acabé ladifícil tarea y poco a poco hice que él sevolviera hacia mí. Cuando por fin habíalogrado que tuviera sentimientos deamistad para conmigo, sin quererllegamos a las intimidades que ahora,pensándolo bien, me parecen fuera delugar. Hablamos de las cosas másocultas, pero hasta ahora hemos calladolas que me pesaban y aún me pesan en el

corazón. Todavía no sé cómo tomar aPeter. ¿Es superficialidad o timidez loque lo detiene, incluso frente a mí? Perodejando eso de lado, he cometido ungran error al excluir cualquier otraposibilidad de tener una amistad con él,y al acercarme a él a través de lasintimidades. Está ansioso de amor y mequiere cada día más, lo noto muy bien.Nuestros encuentros le satisfacen, a mísólo me producen el deseo de volver aintentarlo una y otra vez con él y de notocar nunca los temas que tanto megustaría sacar a la luz. He atraído aPeter hacia mí a la fuerza, mucho más delo que él se imagina, y ahora él se aferraa mí y de momento no veo ningún medioeficaz para separarlo de mí y hacer que

vuelva a valerse por sí mismo. Es quedesde que me di cuenta, muy alprincipio, de que él no podía ser elamigo que yo me imaginaba, me heempeñado para que al menos superarasu mediocridad y se hiciera más grandeaun siendo joven.

«Porque en su base más profunda,

la juventud es más solitaria que lavejez.» Esta frase se me ha quedadograbada de algún libro y me ha parecidouna gran verdad.

¿De verdad es cierto que losmayores aquí lo tienen más difícil quelos jóvenes? No, de ninguna manera. Laspersonas mayores tienen su opinión

formada sobre todas las cosas y ya novacilan ante sus actos en la vida. A losjóvenes nos resulta doblemente difícilconservar nuestras opiniones en unostiempos en los que se destruye y seaplasta cualquier idealismo, en los quela gente deja ver su lado másdesdeñable, en los que se duda de laverdad y de la justicia y de Dios.

Quien así y todo sostiene que aquí,en la Casa de atrás, los mayores lotienen mucho más difícil, seguramenteno se da cuenta de que a nosotros losproblemas se nos vienen encima enmucha mayor proporción. Problemaspara los que tal vez seamos demasiadojóvenes, pero que igual acaban porimponérsenos, hasta que al cabo de

mucho tiempo creemos haber encontradouna solución, que luego resulta serincompatible con los hechos, que lahacen rodar por el suelo. Ahí está lodifícil de estos tiempos: la terriblerealidad ataca y aniquila totalmente losideales, los sueños y las esperanzas encuanto se presentan. Es un milagro quetodavía no haya renunciado a todas misesperanzas, porque parecen absurdas eirrealizables. Sin embargo, sigoaferrándome a ellas, pese a todo, porquesigo creyendo en la bondad interna delos hombres.

Me es absolutamente imposibleconstruir cualquier cosa sobre la basede la muerte, la desgracia y la confusión.

Veo cómo el mundo se va convirtiendopoco a poco en un desierto, oigo cadavez más fuerte el trueno que se avecina yque nos matará, comparto el dolor demillones de personas, y sin embargo,cuando me pongo a mirar el cielo,pienso que todo cambiará para bien, queesta crueldad también acabará, que lapaz y la tranquilidad volverán a reinaren el orden mundial. Mientras tantotendré que mantener bien altos misideales, tal vez en los tiempos veniderosaún se puedan llevar a la práctica...

Tu Ana M. Frank

Viernes, 21 de julio de 1944Querida Kitty:¡Me han vuelto las esperanzas, por

fin las cosas resultan! Sí, de verdad,todo marcha viento en popa! ¡Noticiasbomba! Ha habido un atentado contraHitler y esta vez no han sido loscomunistas judíos o los capitalistasingleses, sino un germanísimo generalalemán, que es conde y joven además.La «divina providencia» le ha salvadola vida al Führer, y por desgracia sóloha sufrido unos rasguños y quemaduras.Algunos de sus oficiales y generales másallegados han resultado muertos oheridos. El autor principal del atentadoha sido fusilado.

Sin duda es la mejor prueba de quemuchos oficiales y generales estánhartos de la guerra y querrían que Hitlerse fuera al otro barrio, para luego fundaruna dictadura militar, firmar la paz conlos aliados, armarse de nuevo y empezaruna nueva guerra después de unaveintena de años. Tal vez la providenciase haya demorado un poco aposta enquitarlo de en medio, porque para losaliados es mucho más sencillo yeconómico que los inmaculadosgermanos se maten entre ellos, así a losrusos y los ingleses les queda menostrabajo por hacer y pueden empezarantes a reconstruir las ciudades de suspropios países. Pero todavía falta para

eso, y no quisiera adelantarme a esosgloriosos acontecimientos. Sin embargo,te darás cuenta de que lo que digo es lapura verdad y nada más que la verdad.A modo de excepción, por una vez dejode darte la ¡ata con mis charlas sobrenobles ideales.

Además, Hitler ha sido tan amablede comunicarle a su leal y queridopueblo que, a partir de hoy, todos losmilitares tienen que obedecer lasórdenes de la Gestapo y que todosoldado que sepa que su comandante hatenido participación en el cobarde ymiserable atentado, tiene permiso demeterle un balazo.

¡Menudo cirio se va a armar!Imagínate que a Pepito de los Palotes le

duelan los pies de tanto caminar, y sujefe el oficial le grita. Pepito coge suescopeta y exclama: «Tú querías mataral Führer, ¡aquí tienes tu merecido!» Lepega un tiro y el jefe mandón que haosado regañar a Pepito, pasa a mejorvida (¿o a mejor muerte?). Al final, elasunto va a ser que los señores oficialesvan a hacérselo encima de miedo cuandose topen con un soldado o cuando tenganque impartir órdenes en alguna parte,porque los soldados tendrán másautoridad y poder que ellos.

¿Me sigues, o me he ido por lasramas? No lo puedo remediar, estoydemasiado contenta como para sercoherente, si pienso en que tal vez en

octubre ya podré ocupar nuevamente milugar en las aulas! ¡Ayayay!, ¿acaso noacabo de decir que no me quieroprecipitar? Perdóname, no por nadatengo fama de ser un manojo decontradicciones...

Tu Ana M. Frank

Martes, 1 de agosto de 1944Querida Kitty:«Un manojo de contradicciones» es

la última frase de mi última carta y laprimera de ésta. «Un manojo decontradicciones», ¿serías capaz deexplicarme lo que significa? ¿Quésignifica contradicción? Como tantasotras palabras, tiene dos significados,contradicción por fuera y contradicciónpor dentro. Lo primero es sencillamenteno conformarse con la opinión de losdemás, pretender saber más que losdemás, tener la última palabra, en fin,todas las cualidades desagradables porlas que se me conoce, y lo segundo, queno es por lo que se me conoce, es mi

propio secreto.Ya te he contado alguna vez que mi

alma está dividida en dos, como sidijéramos. En una de esas dos partesreside mi alegría extrovertida, misbromas y risas, mi alegría de vivir ysobre todo el no tomarme las cosas a latremenda. Eso también incluye el no vernada malo en las coqueterías, en unbeso, un abrazo, una broma indecente.Ese lado está generalmente al acecho ydesplaza al otro, mucho más bonito, máspuro y más profundo. ¿Verdad que nadieconoce el lado bonito de Ana, y que poreso a muchos no les caigo bien? Escierto que soy un payaso divertido poruna tarde, y luego durante un mes todosestán de mí hasta las narices. En

realidad soy lo mismo que una películade amor para los intelectuales:simplemente una distracción, unadiversión por una vez, algo para olvidarrápidamente, algo que no está mal peroque menos aún está bien. Es muydesagradable para mí tener quecontártelo, pero ¿por qué no habría dehacerlo, si sé que es la pura verdad? Milado más ligero y superficial siempre leganará al más profundo, y por esosiempre vencerá. No te puedes hacer unaidea de cuántas veces he intentadoempujar a esta Ana, que sólo es la mitadde todo lo que lleva ese nombre, degolpearla, de esconderla, pero no lologro y yo misma sé por qué no puede

ser.Tengo mucho miedo de que todos

los que me conocen tal y como siempresoy, descubran que tengo otro lado, unlado mejor y más bonito. Tengo miedode que se burlen de mí, de que meencuentren ridícula, sentimental, y deque no me tomen en serio. Estoyacostumbrada a que no me tomen enserio, pero sólo la Ana «ligera» estáacostumbrada a ello y lo puede soportar,la Ana de mayor «peso» es demasiadodébil. Cuando de verdad logro algunavez con gran esfuerzo que suba a escenala auténtica Ana durante quince minutos,se encoge como una mimosa sensitiva46

en cuanto le toca decir algo, cediéndole

la palabra a la primera Ana ydesapareciendo antes de que me puedadar cuenta.

O sea, que la Ana buena no se hamostrado nunca, ni una sola vez, ensociedad, pero cuando estoy sola casisiempre lleva la voz cantante. Séperfectamente cómo me gustaría ser ycómo soy... por dentro, perolamentablemente sólo yo pienso que soyasí. Y ésa quizá sea, no, seguramente es,la causa de que yo misma me considereuna persona feliz por dentro, y de que lagente me considere una persona feliz porfuera. Por dentro, la auténtica Ana meindica el camino, pero por fuera no soymás que una cabrita exaltada que tratade soltarse de las ataduras.

Como ya te he dicho, siento lascosas de modo distinto a cuando lasdigo, y por eso tengo fama de correrdetrás de los chicos, de coquetear, deser una sabihonda y de leer novelitas depoca monta. La Ana alegre lo toma arisa, replica con insolencia, se encogede hombros, hace como si no leimportara, pero no es cierto: la reacciónde la Ana callada es totalmente opuesta.Si soy sincera de verdad, te confiesoque me afecta, y que hago un esfuerzoenorme para ser de otra manera, peroque una y otra vez sucumbo a ejércitosmás fuertes.

Dentro de mí oigo un sollozo: «Yaves lo que has conseguido: malas

opiniones, caras burlonas y molestas,gente que te considera antipática, y todoello sólo por no querer hacer caso delos buenos consejos de tu propio ladomejor.» ¡Ay, cómo me gustaría hacerlecaso, pero no puedo! Cuando estoycallada y seria, todos piensan que es unanueva comedia, y entonces tengo quesalir del paso con una broma, y para quéhablar de mi propia familia, que enseguida se piensa que estoy enferma, yme hacen tragar píldoras para el dolorde cabeza y calmantes, me palpan elcuello y la sien para ver si tengo fiebre,me preguntan si estoy estreñida y mecritican cuando estoy de mal humor, y yono lo aguanto; cuando se fijan tanto enmí, primero me pongo arisca, luego

triste y al final termino volviendo micorazón, con el lado malo hacia fuera yel bueno hacia dentro, buscando siemprela manera de ser como de verdad megustaría ser y como podría ser... si nohubiera otra gente en este mundo.

Tu Ana M. Frank

Aquí termina el diario deAna.

EPÍLOGOEl 4 de agosto de 1944, entre las

diez y las diez y media de la mañana, unautomóvil se detuvo frente a la casa dePrinsengracht z63. De él se bajó KarlJosef Silberbauer, un sargento de las«SS» alemanas, de uniforme, junto contres asistentes holandeses, miembros dela Grüne Polizei (policía verde),vestidos de paisano, pero armados. Sinduda, alguien había delatado a losescondidos.

La Grüne Polizei detuvo a los ochoescondidos, así como a sus dosprotectores Viktor Kugler y JohannesKleiman -pero no a Miep Gies ni aElisabeth «Bep» Voskuijl- y se llevó

todos los objetos de valor y el dineroque quedaba.

Tras su detención, Kugler yKleiman fueron conducidos ese mismodía al centro de prisión preventiva de lacalle Amstelveenseweg, de Amsterdam,y trasladados un mes más tarde a- lacárcel de la calle Weteringschans, de lamisma ciudad. El t i de setiembre de1944 fueron llevados, sin formación decausa alguna, al campo de concentracióntransitoria de la Policía alemana enAmersfoort, Holanda. Kleiman fueliberado el 18 de setiembre de 1944 pormotivos de salud. Murió en 1959 enAmsterdam. Kugler logró escapar en1945, poco antes de que lo enviaran aAlemania a realizar trabajos forzados.

En 1955 emigró al Canadá y murió en1989 en Toronto. Elisabeth «Bep» Wijk-Voskuijl murió en Amsterdam en 1984.Miep Gies-Santrouchitz aún vive enAmsterdam. Su marido Jan murió en estaciudad en 1993.

Los escondidos permanecierondetenidos durante cuatro días en elcentro penitenciario de laWeteringschans, de Amsterdam,

tras lo cual fueron enviados aWesterbork, un campo de concentracióntransitorio holandés para judíos. De allífueron deportados el 3 de setiembre de1944 en los últimos trenes que partieronhacia los campos de concentración delEste, y tres días más tarde llegaron a

Auschwitz, Polonia.Edith Frank murió allí de inanición

el 6 de enero de 1945.Hermann van Pels («Van Daan»)

fue enviado a las cámaras de gas el 6 desetiembre de 1944, día de su llegada aAuschwitz, según datos de la Cruz Rojaholandesa. Según declaraciones de OttoFrank, sin embargo, murió unas semanasmás tarde, o sea, en octubre o noviembrede 1944, poco antes de que las cámarasde gas dejaran de funcionar.

Auguste van Pels (la «señora VanDaan») fue a parar al campo deconcentración de Theresienstadt,Checoslovaquia, el 9 de abril de 1945,tras haber pasado por los campos deAuschwitz, BergenBelsen y

Buchenwald. Luego, por lo visto, fuenuevamente deportada. Se sabe quemurió, pero se desconoce la fecha.

Margot y Ana fueron deportadasmediante una operación de evacuaciónde Auschwitz a Bergen-Belsen, al nortede Alemania, a finales de octubre. Comoconsecuencia de las desastrosascondiciones higiénicas hubo unaepidemia de tifus que costó la vida amiles de internados, entre ellos Margoty, unos días más tarde, también Ana. Lafecha de sus muertes ha de situarse entrefinales de febrero y principios de marzode 194 S. Los restos de las niñas yacen,seguramente, en las fosas comunes deBergen-Belsen. El campo de

concentración fue liberado por lastropas inglesas el 12 de abril de esemismo año.

Peter van Pels («Peter van Daan»)fue trasladado el 16 de enero de 1945 deAuschwitz a Mauthausen, Austria, en unade las llamadas marchas de evacuación.Allí murió el 5 de mayo de 1945, sólotres días antes de la liberación.

Fritz Pfeffer («Albert Dussel»)murió el 20 de diciembre de 1944 en elcampo de concentración deNeuengamme, al que había ido a parartras pasar por el campo de Buchenwaldo el de Sachsenhausen.

Otto Frank fue el único del grupode ocho escondidos que sobrevivió a loscampos de concentración. Tras la

liberación de Auschwitz por las tropasrusas, viajó en barco a Marsella desdeel puerto de Odesa. El 3 de junio de1945 llegó a Amsterdam, donde residióhasta 1953. En ese año se mudó aBasilea, Suiza, donde vivían su hermanoy hermana con su familia. Se casó conElfriede Geiringer, nacida Markowitz,una vienesa que, como él, habíasobrevivido al campo de Auschwitz ycuyo marido e hijo habían muerto enMauthausen. Hasta el día de su muerte,el 19 de agosto de 1980, Otto Frankvivió en Birsfelden, cerca de Basilea, yse dedicó a la publicación del diario desu hija y a difundir el mensaje contenidoen él.

1. En neerlandés,literalmente, «Moritso» o«Morenito».

2. A petición de algunosinteresados, sus nombres sehan sustituido por inicialesescogidas a. azar.

3. Emisora del Gobiernoholandés en el exilio, queemitía desde Londres.

4. Nombre de la casa realholandesa.

5. Se refiere a sus primosBernhard y Stephan.

6. Tras la llegada deDussel, Margot tuvo que

dormir en la habitación de suspadres.

7. Dussel se expresaba muymal en neerlandés

8. En el calendario judío,fiesta de la dedicación delTemplo.

9. Fiesta tradicionalholandesa. El 25 dediciembre, San Nicolás traeregalos a los niños.

10. Abreviatura de laexpresión francesa 41 vousplait

11. En neerlandés, mof es elmote despectivo de losalemanes.

12. Mote de los soldados

ingleses.13. 1 de abril: Fecha en que

se festeja en Holanda el Díade los inocentes

14. Apelativo cariñoso de lamadre de Ana.

15. Apelativo cariñoso de laseñora Van Daan.

16. Cuerpo de policía ligadoa las fuerzas de ocupaciónalemanas en Holanda.

17. En alemán, «mamaíta». 18. En alemán: «El hombre

es grande de espíritu, pero susactos son tan nimios...»

19. En alemán,excepcionalmente

20. Cita de Goethe. Enalemán: «De la más altaeuforia a la más profundaaflicción.»

21. La abuela padecía unagrave enfermedad

22. Omi es la abuela paternay Oma la abuela materna.

23. Apelativo cariñoso dePeter Schiff.

24. Ana se llamabaoficialmente Anneliese Marie.

25. En alemán: «Noticiasdel frente.

26. En alemán: «Aviso delas posiciones aéreas.

27. Plato tradicional de los

judíos del Este de Europa;especie de estofado o guiso,de carne normalmente.

28. El lunes de Pascua esdía festivo en los PaísesBajos.

29. Movimientonacionalsocialista holandés.

30. Miembros del Gobiernode los Países Bajos en elexilio, que residían enLondres.

31. En inglés, encurtidospicantes en salsa agria.

32. Princesa de Orange, unade las hermanas de la reinaBeatriz de los Países Bajos.

33. Véase Ana Frank,

Cuentos34. La turba se usaba, entre

otras cosas, para meter en lascubetas de los gatos caseros,para que hicieran allí susnecesidades.

35. En alemán, «escándaloracial». Alusión a las teoríasnacionalsocialistas sobre lapureza de la raza

36. El lunes de Pentecostéses día festivo en los PaísesBajos.

37. En inglés: «Ha llegadoel día D.»

38. En inglés: «Ha llegadoel día.»

39. En inglés: La invasiónha comenzado

40. Referencia a las antiguasIndias neerlandesas, la actualIndonesia.

41. Del alemánWunderwaffe, arma mágica omilagrosa.

42. En inglés: -Rachaininterrumpida de mal tiempodel 1 al 30 de junio

43. En inglés, estupendo.44. El primo Bernhard

Elias, llamado Buddy.45. Obra teatral del

dramaturgo alemán GottholdE. Lessing.

46. Planta que se caracterizapor sus hojas sensibles altacto.

Table of ContentsDIARIOAna Frank

EPÍLOGO