diario de la mañana 20 de marzo de 1921

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PERIÓDICO DE INFORMACIÓN HISPANO-AMRROQUÍ Y DEFENSOR DE LOS INTERESES GENERALES DEL CAMPO DE GIBRALTAR Precios de suscripción: ( En Algeciras y La Linea, un mes, 2 - 50 ptas; trimestre, 7 idem. Año, 27 ptas.—Fuera, trimestre, 9 ptas.—Año, 32 ptas. Número suelto. IO céntimos. — Atrasado, 25 céntimos. Anuncios a precios según tarifa.—Pagos adelantados. 3<3 AÑO I NÚM. 55 Algeciras-La Linca 20 Marzo de 1921 DIRECCION Y REDACCION, CRISTOBAL COLÓN, 32.-ADMINISTRACIÓN E IMPRENTA CRISTOBAL COLÓN, 13.—Horas de oficinas de 1 a 4.—SUBDIRECCIÓN en LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN, CALLE DR. VILLAR - La vida loca Lentamente se va abaratan- do la vida en nuestra nación; el problema del vivir, aunque aun reviste caracleres que no dejan de tener gravedad, se va resolviendo paulatinamen- te; hoy es este artículo, ma- ñana otro y a los pocos días «el de más alia: pero todos van iniciando la baja en los pre- cios exhorbiíantes que adqui- rieron, la mayoría de las ve- ces injustificadamente, y debi- do tan solo a la sed de ga- nancias que se apoderó de productores, intermediarios y vendedores en eslos últimos años. Pero este feliz suceso de la baja qu¿ se registra ya casi a diario en todas las poblacio- nes de España, y principal- mente en los artículos de más imprescindible necesidad, no repercute por desgracia en nuestra población. Aquí se siguen sosteniendo con esca- sísimas diferencias y poquísi- mas excepciones, los precios que rigieron durante la guerra y los años posteriores a la misma. Cuantos forasteros nos vi- sitan o pasan en nuestra ciu- dad una temporada más o rrreno3 prolongada, se quejan y lamentan de lo mismo; esto es, de lo cara que les resulta la estancia en nuestra históri- ca población y del precio su- bido en demasía que conti- núan teniendo aquí artículos que en otras ciudades tuvie- ron ya importantes bajas. Ciertamente no pueden ex- plicarse estas diferencias, por- que los mismos motivos exis- ten para que sufran descensos los citados artículos en nues- tra ciudad que en cualquiera otra. Para ello, sin embargo, pudiera darse una explicación en oíro pueblo que no sea; éste hay autoridades que po- co o mucho siempre se inte- resan en cuantos asuntos puedan ser beneficiosos para la ciudad cuyos destinos ri- gen. En el más humilde villo- rrio lo mismo que en la más Versos inocentes Vida tediosa mayor cantidad y abundancia que en la nueslra. Pero siempre procuran cu- brir las formas al objeto de evitar la crítica, juota desde luego, y aunque solo sea par¿í que no digan, intervie- nen en los asuntos que preci- as, porque así.l/D reclaman los intereses de los pueblos cuya representación ostentan. En nuestra «alegre y con- fiada ciudad» no se hace por el contrario nada de esto; ya pueden los vendedores poner a sus mercancías el precio que mejor les convenga, aun- que a veces llegue éste a can- tidades fabulosas; que no se- rán nuestras autoridades las que cumpliendo con un deber, pongan coto a tal desmán y obliguen a estos desaprensi- vos a vender a precios razo- nables y más en consonan- cia con los que tienen hoy los artículos en los mercados productores. Y esto que aquí ocurre, va en descrédito de todos y en perjuicio para la población; pues a nadie se le oculta que cuantos llegan a la misma abrevian su estancia cuanto pueden, al notar las diferen- cias ya indicadas. Además con ello se ponen vallas al turismo, fuente de ingreso que explotan hoy to das las poblaciones y se difi- culta que nuestra ciudad lie gue a adquirir, como estación veraniega, la importancia que por sus excelentes condicio- nes de clima y situación de- biera tener. Si los encargados de hai cerlo se decidieran a empren- der la campaña y lucharan sin descanso hasta conse- guir el abaratamiento de la vida local, bien pronto nota- ríamos todos los grandes be- neficios que tal cosa nos re- portaría. Pero es casi seguro que estas indicaciones nues- tras, como otras muchas cae- rán en el vacío, continuando las autoridades en la plácida importante capital, el Conce- modorra en que se encuen jo Municipal y demás autori dades locales, sirven para al- go más que para hacer polí- íran y siguiendo como conse- cuencia los vendedores, ex- pendiendo sus mercancías al tica aunque ésta la hagan en precio que mejor quieran. DE COLABORACION Cosas del Imperial EPÍLOGO Habiendo pensado hacer punto qnal con el anterior aríículo que so- bre este asunto publicamos, cred- mos correcto y necesario éste a modo de epílogo que salga al paso de los que envenenándolo lodo tergiversan no ya las palabras, si- no hasta las intenciones queriendo trocar en venenosas las más pu- ras y mejor intencionadas. Queremos hacer consiar, aunque no creo que para el que sabe leer fuera preciso, pues bien claro está lo escrito, que todo cuanto acerca de los defectos del Imperial y su funcionamiento hemos vertido es salvando personalidades y sin idea alguna de zaherir o molestar, sino sencillamente con objeto de hacer resaltarlos tales para su posibl: corrección o evitación; sabiendo que lo por mí escrito no es inventi- va pues, lejos de ello, es tan solo una recolección de lo que continua- mente y a diario se exterioriza y se comenta en corrillos y tertulias de casinos y cafés, círculos y paseos, por ser hechos reales y palpables que laten en la conciencia de to- dos, pues en el ánimo de Algeci- ras está las deficiencias de sus tea tros y la necesidad de uno que co- rrija aquéllas sirviendo de solaz a todo el que por aquí pase y de or- gullo a los que con Algeciras pen- samos y sentimos. Sentado lo cual hago definitiva- mente punto final y modestamente alzando la cortina me retiro por el foro. Taifa. Iniporíaof e' DE LAS CORRIDAS DE FERIA Se suplica a los señores que deseen ser accionistas de las Corridas de Toros de la próxima feria, remitan lo an- tes posible ai Sr. Secretario de la Junta Organizadora don Antonio Andrades Alvarez, calle Regino Martínez, esqui na a Rocha, los boletines de suscripción. En estos talleres se hacen trabajos tipográficos a una o varias tintas. Maieriai y maqui- naria de lo más moderno. Personal idóneo. No hay cosa más aburrida que la vida de los pueblos, donde no puede vivir nadie feliz y contento aunque para ello posea suficientes clemenlos. hnilil es que se empeñen en buscar esparcimiento, porque siempre habrá un amigo que vaya a aguarle el festejo con mil dimes y diretes y dos mil chismes y cuentos. Por mí, yo puedo deciros que muero de aburrimiento y que no sé ya que hacer para combatir el tedio que me consume y devora y me ataca de los nervios. No hay nada que me distraiga ni ocurre ningún suceso que merezca los honores de ponerle unos comentos, y sacuda mi modorra aunque sólo sea un momento. Porque si bien por casinos, por cafés y por paseos, donde suelen encontrar muchos entretenimientos, continúan las hablillas los eternos comadreos, a mí, ni nada me importan ni para nada los quiero, y huyo de tales reuniones donde se quita el pellejo por el más leve motivo a algún semejante nuestro. Y así un día y otro día se pasan años enteros, todos iguales, inonófomos preñados de aburrimiento, y vamos sin gloria alguna pésimamente viviendo. Y para colmo de todas las desdichas que tenemos aun nos vemos obligados a sufrir por mucho tiempo a ciertos buenos señores que se empeñan en hacernos . comulgar con grandes ruedas de molinos harineros. Pero yo estoy decidido a matar mi aburrimiento, y a. los medios más extraños recurriré para ello . llegando si así precisa a los más graves extremos. Por lo pronto, lector mío, yo fe suplico y te ruego, que si sabes algún modo de acabar con tanto tedio presto pie lo comuniques, sin tardanzas ni rodeos, pues corro el grave peligro de morir de aburrimienta. Pedro PARDO. Hasta entonces había vivido sin compañía de nadie; pero como es- taba cada día más torpe y necesi- taba un especial cuido alimenticio, ¡ornó a su servicio a una mujer, qu|', dándole amplias facullades, parecía ser la dueña de aquella casa. Mientras el tio Antonio, durante la edad madura estuvo sacrificado constantemenle, dedicado a las ocupaciones del campo y afanoso ahorraba pesetas hasta conseguir adquirir la hacienda ya de su pro- piedad, no tuvo parientes de nin- guna índole; pero en la vejez y en el ocaso de su vida y con una fin- ca que representaba para lo porve- nir una regular herencia, era indis- pensable que supiera que en el mundo habían seres que le querían mucho, y que se le ofrecían para todo, aunque antes hubiesen esta- do indiferente ante la existencia de aquel mortal, no sosteniendo con él relación alguna. Y en efecto, cierto día se presen taron en la casa de campo de nues- tro bueno y laborioso tio Antonio, dos hombres de flamante indumen- taria, de sonriente aspecto, trato agradable, serviciales en extremo, que abrazándole cariñosamente le decían: -Somos sobrinos carnales tu- yos y no consentimos, porque es nuestro deber, que permaneza aqu solo, desatendido y sin afectos verdaderos como son los de la fa- milia. Estamos decididos a que. nos acompañe y trasladarte al pue- blo; allí en una de nuestras casas estará bien cuidado y nada te falta ra.* Esperamos que aceptes este generoso ofrecimiento en nombre de nuestro padre, que era tu her mano. El lio Antonio, hombre de larga experiencia, y aún en perfecto es fado intelectual, conoció en el mo- mento cuanto aquellos pretendían, y sosegadamente y demostrando afecto, les respondió: —Yo os conozco, aunque hace años que no os trato; en vida de vuestro padre, mi inolvidable her- mano, aquí veníais mucho; corríais y jugabais por todos sitios, como en vuestra casa. Yo os agradezco con toda mi alma ese cariño y esos CUENTO El testamento j del tio Antonio A unos dos kilómetros de la po- tación, próximamente, había unh frondosa huerta, propiedad del tib Antonio, como así era conocido. Esta hacienda de no muaha exten- sión, producía abundantes y sabro- sos frutos. Diariamente, su dueño, acudía a la plaza de abastos, trayendo en una borriquifa cuanto en sazón ha- bía en su finca; y una vez la venta terminada, volvía satisfecho y con tentó, llevando a cambio de su constante labor, unas cuantas mo nedas necesarias en esta vida, pa- ra atender a las múltiples atencio nes. Este personaje, protagonista de nuestra narración, era un vejete de naturaleza recia, y acostumbrado siempre al trabajo rudo y fuerte Soportando una existencia llena de privaciones y economías, no ce sando en la labor cuotidiana; des preciando la vagancia y odiando los vicios; pudo conseguir ver rea- lizados sus constantes afanes, aun- que tarde, porque la vida de los hombres honrados y trabajadores es tan corta, que cuando la semilla tirada al surco empieza a ser fruc- tífera, Ies suele sorprender la muer- te, sin disfrutar la recompensa de una relativa tranquilidad y bienes- tar, a quien sólo tuvo afán legíti- Jmo por vivir mejor. buenos deseos, pero no me move- ré de estos lugares por nada, por- que aquí tengo los amores de toda mi vida; un árbol, una flor, una in- significante planta de las muchas que veis, representa para mí innu- merables gotas de sudor de mi ¡os- tro, curtido por el sol, y loda una existencia consagrada a estas pe- nosas faenas. Venid, venid cuan- tas veces queráis, que siempre vuestro tio os recibirá con cariño. No dejaban los sobrinos desde entonces visitar con frecuencia al anciano y pariente; y según ver- siones de aquella época, comenta- jan con cierta alegría el estado de salud del buen viejo, especialmen- te si notaban decaimiento y pos- tración, como acercándose la hora por ellos deseada, aunque así no lo demostrasen. En una de estas visitas el tio les comunicó, que^se encontraba cada vez más agotado y torpe; y que en vista de eso había hecho I esta men- tó, al objeto de dejar las cosas bien y evitaren lo futuro perjuicios. No hay que decir que los sobri- nos tenían grandísimo inferes por conocer la voluntad del tio; pero fué imposible, porque éste, en el asunto, guardó absoluta reserva. II Falleció el tio Antonio, y abierto el testamento no había en él más que una cláusula que decía así: «Es mi voluntad que^ no tenien- do más familia que dos sobrinos carnales, hijo:; de un hermano, lla- mados Juan y Pedro, todos mis bienes muebles e inmuebles, sean heredados por los hijos del segun- do si falleciera el primero antes; o por los hijos del primero, si Pedro, que es el segundo, muriese con an- telación a )uan, que es el primero. Mientras esto no suceda, disfru- tará cuanto poseo, la mujer que me ha cuidado tanto tiempo». Se miraron ambos; después exa- minaron el documento y cerciora- dos de cuanto habían oido, se que- daron silenciosos y pensativos di- ciendo en su fuero interno: Ha deseado que el tiempo sea el encargado de pagarnos en idéntica moneda Damián Motete. DE LA íbsíí ¿Existe, o no, el caciquismo? Paseando por La Línea faníe barriada de los Huertos del Norte. Además sobre el mismo si- tio que debiera pasar dicha aldrh- tarilla se ha edificado una casa sin que por esto se haya procurado hacerle por debajo de sus cimien- tos \Ás obras necesarias para que no sirva de obstáculo a la corrierite de las aguas:' ; ' :iT -<"iu{A Y ahora viene lo mejor y lo que pone en evidencia el favoritisfríd y la modalidad cabileña que aquí se estila. En la parte Norte de la carretera hay vdriós huertos los cuales se inundaron los pasados días y da J la casualidad que entre estos huerfós, el más importante es del señor Cubillo empleado de! Ayuntamien- to. Pues bien; en las últimas aguas fueron inundados y cuando se dijo sálvese el que pueda, se abrieron zanjas al camino y se echó el üg'ua a la cuneta con ¡dea qué fueran" a buscar la alcantarilla de marras, pero como ni estaba hecha la zanja ni aunque hubiera estado hecha hubiera sido suficiente para tragar tanta agua, estas se extendieron por patios y huertesillos inundando viviendas y dejando a sus habitan- fes compleíamenfe aislados; éstos demandaron socorros, acudieron al señor alcalde y por fin al cabo de varios días se decidió abrir la zanja, pero ésta es la hora que aun están empantanados los patios y huerlesillos, las aguas alli estanca- das se pudren y serán venenos y fecundos criaderos de mosquitos y hacferias infecciosas. ¿No podría corregirse esto? Cree- mos que sí, pero llegará otro qño y continuará igual y estos honrados y sufridos vecinos tal vez se harten de tanto abandono. Pero nosotros no nos cansaremos de gritar, aun- que nos acordemos de aquello de... «Predicar en desierto» 5fup '•..•Kiifaiund 1 r.\ -r'i obiibiO .&<i La España Trágica En Ugijar se han ejecutado a dos hombres. En ValenGia, se fusila a otro. En Múdrid cae asesinado un Presidente del Consejo de Minis- tros, que es otro'hombre. En Bar- celona los forenses practican vein- ticinco auptosias en 26 horas. En Salamanca, en Zaragoza, en Bil- bao, en toda España los hombres se acometen, se asesinan, se des- trozan como fieras. Unas veces es la justicia histórica, otras el fana- tismo, ora es el Juez fríamente con la ley, ora la calenturienta imagi- nación de un fanático o el brazo inconsciente de un loco, o la mano homecida de un malvado Indudablemente nos vamos a legar a convencer que aquí en La Línea no existe el caciquismo y el dia menos pensado lo proclamare- mos públicamente. Eso que un día y otro también se diga que el censo electoral está integrado por muertos y ausentes y de que muchos empleados muni- cipales figuren inscritos en varias sesiones, eso, por lo que se ve no tiene relación alguna con la exis- tencia del caciquismo. Que esa gran masa ele hombres que diariamente entran en la veci- na plaza de Gibraltar en busca del pan diario que les proporciona su trabajo, detestan de la políiica que en esta ciudad se practica, tampo- co eso quiere decir que aquí se sientan los efectos de esa plaga que empobrece a la mayoría de los pueblos de España. La protesta airada, latente, del •comercio, del verdadero comercio no significa nada tampoco, como nada significa la falta de higiene, de beneficencia, de arreglo de las calles, y falta de comodidad que se echa de menos y que este pueblo tiene derecho a disfrutar porque para eso paga, todo eso, repeti- mos, no demuestra en manera al- guna la influencia del caciquismo en los destinos de esta ciudad. Así es que ya nos falta poco pa- estar convencidos de que eso del caciquismo es cosa de fantasía propia de muchachos Al revés que en otros pueblos donde el transeúnte recorre la po- blación por visitar los monumentos artísticos y cosas notables que existen en las mismas, en La Línea el curioso paseante ha de buscar para cambiar de colorido el monó- tono paisaje de adoquines y vul- gares edificios, los sitios donde nuestro pueblo presenta su aspecto más característico para darse per- fecta cuenta de lo que es. Hoy hemos preferido pasear por la carretera del Cementerio y he mos visto y comprobado una vez más el poco celo de nuestro Ayun tamienfo. A la entrada de la carretera unos cien metros sobre poco más o me- nos, existe una alcantarilla la cuál está destinada a recoger las aguas que de las cunetas de la carretera emanan. Como es lógico esta al- cantarilla ha de tener un cauce que conduzca las aguas y éste cauce es dirigido hacia el mar de levante ya que por efecto del mayor declive no pueden resbalar hacia La Línea. Esto no tendría nada de parli'cii- lar si no ocurriera lo que sigue. Los campos ye-imos y desola- dos. ¿Castilla...? [Eapaña en es- combros! La emigración, el des- pueblo. El hambre, la miseria, la incultura, el fanatismo... Los talle- ren cerrados; fas máquinas quedas, las sirenas mudas 1 ;' las altas chi- meneas apuntando al cielo, sin sus penachos de humo semejan gigan- tescos esqueletos de árboles té- trieos. Aquí se levanra la horca fatídica, allí se aposta el asesino con el brazo armado. Aquí lloran los hijos de! padre muerto, allí en aquella reja, pegan su rostro lloroso la esposa o la madre del que quizás no verán ja- más .... ...Y por las carreteras, avanzan cuerdas de hombres maniatados y cabizbajos meditando quizás el día de sa revancha En Barcelona hay más de 40.000 prostitutas. En Madrid, muchas más. En toda España... en toda España forman legiones, después sus' inseparables compañeros los golfos, los matones, los chulos, el Este cauce está abierto debido a ; flamenquismo. Los señoritos gua- las muchas quejas del vecindario que en esta3 últimas lluvias vieron sus hogares inundados, y es una pos los tahúres, las celestinas... En Madrid no ha mucho decla- raba el Diractor General de Ense- zanja la cual por efecto del tránsito itianza, que sólo en la capital, ¿ha- o por las travesuras de los chicos ¡ bía más de tres mi! niños sin Es- queda interceptada y no es sufi- ¡cuelas. ¿Y en el resto de España? dente para desaguar los terrenos ¿Y en los pueblos y ciudades de inundados, menor importancia, donde se vive No sabemos por qué no se hace a merced de un cacique cerrril y una alcantarilla siendo como es estúpido? tan necesario para toda la impor- Después en las altas esferas, la

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Diario de la Mañana 20 de marzo de 1921 Periódico de información Hispano Marroquí y defensor de los intereses generales del campo de Gibraltar. Subdireccion en La Línea de la Concepción en la calle Dr. Villar. Este periódico lo he localizado en la Biblioteca Virtual de la Junta de Andalucia

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Page 1: Diario de la Mañana 20 de marzo de 1921

PERIÓDICO D E INFORMACIÓN HISPANO-AMRROQUÍ Y DEFENSOR DE LOS INTERESES G E N E R A L E S D E L CAMPO D E GIBRALTAR

Precios de suscripción: ( En Algeciras y La Linea, un mes, 2-50 ptas; trimestre, 7 idem.

Año, 27 ptas.—Fuera, trimestre, 9 ptas.—Año, 32 ptas. Número suelto. IO céntimos. — Atrasado, 25 céntimos.

Anuncios a precios según tarifa.—Pagos adelantados.

3<3 AÑO I NÚM. 55

Algeciras-La Linca 20 Marzo de 1921

DIRECCION Y REDACCION, CRISTOBAL COLÓN, 32.-ADMINISTRACIÓN E IMPRENTA

CRISTOBAL COLÓN, 13.—Horas de oficinas de 1 a 4.—SUBDIRECCIÓN en

LA LÍNEA DE LA CONCEPCIÓN, C A L L E DR. VILLAR -

L a vida loca Lentamente se va abaratan­

do la vida en nuestra nación; el problema del vivir , aunque aun reviste caracleres que no dejan de tener gravedad, se va resolviendo paulatinamen­te; hoy es este artículo, ma­ñana otro y a los pocos días

«el de más al ia : pero todos van iniciando la baja en los pre­cios exhorbiíantes que adqui­rieron, la mayoría de las ve­ces injustificadamente, y debi­do tan solo a la sed de ga­nancias que se apoderó de productores, intermediarios y vendedores en eslos últimos años.

Pero este feliz suceso de la baja qu¿ se registra ya casi a diario en todas las poblacio­nes de España, y principal­mente en los artículos de más imprescindible necesidad, no repercute por desgracia en nuestra población. Aquí se siguen sosteniendo con esca­sísimas diferencias y poquísi­mas excepciones, los precios que rigieron durante la guerra y los años posteriores a la misma.

Cuantos forasteros nos v i ­sitan o pasan en nuestra ciu­dad una temporada más o rrreno3 prolongada, se quejan y lamentan de lo mismo; esto es, de lo cara que les resulta la estancia en nuestra históri­ca población y del precio su­bido en demasía que conti­núan teniendo aquí artículos que en otras ciudades tuvie­ron ya importantes bajas.

Ciertamente no pueden ex­plicarse estas diferencias, por­que los mismos motivos exis­ten para que sufran descensos los citados artículos en nues­tra ciudad que en cualquiera otra. Para ello, sin embargo, pudiera darse una explicación en oíro pueblo que no sea; éste hay autoridades que po­co o mucho siempre se inte­resan en cuantos asuntos puedan ser beneficiosos para la ciudad cuyos destinos r i ­gen. E n el más humilde vi l lo­rrio lo mismo que en la más

Versos inocentes

Vida tediosa

mayor cantidad y abundancia que en la nueslra.

Pero siempre procuran cu­brir las formas al objeto de evitar la crítica, juota desde luego, y aunque solo sea par¿í que no digan, intervie­nen en los asuntos que preci­a s , porque así.l/D reclaman los intereses de los pueblos cuya representación ostentan.

E n nuestra «alegre y con­fiada ciudad» no se hace por el contrario nada de esto; ya pueden los vendedores poner a sus mercancías el precio que mejor les convenga, aun­que a veces llegue éste a can­tidades fabulosas; que no se­rán nuestras autoridades las que cumpliendo con un deber, pongan coto a tal desmán y obliguen a estos desaprensi­vos a vender a precios razo­nables y más en consonan­cia con los que tienen hoy los artículos en los mercados productores.

Y esto que aquí ocurre, va en descrédito de todos y en perjuicio para la población; pues a nadie se le oculta que cuantos llegan a la misma abrevian su estancia cuanto pueden, al notar las diferen­cias ya indicadas.

Además con ello se ponen vallas al turismo, fuente de ingreso que explotan hoy to das las poblaciones y se difi­culta que nuestra ciudad lie gue a adquirir, como estación veraniega, la importancia que por sus excelentes condicio­nes de clima y situación de­biera tener.

S i los encargados de hai cerlo se decidieran a empren­der la campaña y lucharan sin descanso hasta conse­guir el abaratamiento de la vida local , bien pronto nota­ríamos todos los grandes be­neficios que tal cosa nos re­portaría. Pero es casi seguro que estas indicaciones nues­tras, como otras muchas cae­rán en el vacío, continuando las autoridades en la plácida

importante capital, el Conce- modorra en que se encuen jo Municipal y demás autori dades locales, sirven para a l ­go más que para hacer polí-

íran y siguiendo como conse­cuencia los vendedores, ex­pendiendo sus mercancías al

tica aunque ésta la hagan en precio que mejor quieran.

D E C O L A B O R A C I O N

Cosas del Imperial

E P Í L O G O

Habiendo pensado hacer punto qnal con el anterior aríículo que so­bre este asunto publ icamos, cred-m o s correcto y necesario éste a modo de epílogo que sa lga al paso de los que envenenándolo lodo tergiversan no ya las palabras , s i ­no hasta las intenciones queriendo trocar en venenosas las más p u ­ras y mejor intencionadas.

Queremos hacer consiar , aunque no creo que para el que sabe leer fuera preciso, pues bien claro está lo escrito, que todo cuanto acerca de los defectos del Imperial y su funcionamiento hemos vertido es sa lvando personalidades y sin idea a lguna de zaherir o molestar, s ino sencillamente con objeto de hacer r e s a l t a r l o s tales para su p o s i b l : corrección o evitación; sabiendo que lo por mí escrito no es inventi­v a pues, lejos de el lo, es tan so lo una recolección de lo que continua­mente y a diar io se exterioriza y se comenta en corr i l los y tertulias de cas inos y cafés , círculos y paseos, por ser hechos reales y palpables que laten en la conciencia de to­d o s , pues en el ánimo de A l g e c i ­ras está las deficiencias de sus tea tros y la necesidad de uno que c o ­rrija aquéllas s i rviendo de solaz a todo el que por aquí pase y de or­

gul lo a los que con Algec i ras pen­samos y sentimos.

Sentado lo cual hago definit iva­mente punto final y modestamente a lzando la cortina me retiro por el foro.

Taifa .

Iniporíaof e' D E L A S CORRIDAS

D E FERIA S e suplica a los señores

que deseen ser accionistas de las Corr idas de Toros de la próxima feria, remitan lo an­tes posible ai S r . Secretario de la Junta Organizadora don Antonio Andrades A l v a r e z , calle Regino Martínez, esqui na a Rocha, los boletines de suscripción.

En estos talleres se hacen trabajos tipográficos a una o varias tintas. Maieriai y maqui­

naria de lo más moderno.

Personal idóneo.

N o hay cosa más aburrida que la vida de los pueblos, donde no puede v iv i r nadie feliz y contento aunque para ello posea suficientes c lemenlos .

hni l i l es que se empeñen en buscar esparcimiento, porque siempre habrá un amigo que vaya a aguarle el festejo con mil dimes y diretes y dos mil chismes y cuentos.

P o r mí, yo puedo deciros que muero de aburrimiento y que no sé ya que hacer para combatir el tedio que me consume y devora y me ataca de los nervios .

N o hay nada que me distraiga ni ocurre ningún suceso que merezca los honores de ponerle unos comentos, y sacuda mi modorra aunque sólo sea un momento.

Porque si bien por cas inos , por cafés y por paseos, donde suelen encontrar muchos entretenimientos, continúan las habli l las los eternos comadreos , a mí, ni nada me importan ni para nada los quiero, y huyo de tales reuniones donde se quita el pellejo por el más leve motivo a algún semejante nuestro.

Y así un día y otro día se pasan años enteros, todos iguales, inonófomos preñados de aburrimiento, y vamos sin g lor ia alguna pésimamente v iv iendo .

Y para co lmo de todas las desdichas que tenemos aun nos vemos obl igados a sufrir por mucho tiempo a ciertos buenos señores que se empeñan en hacernos . comulgar con grandes ruedas de mol inos harineros.

Pero yo estoy decidido a matar mi aburrimiento, y a. los medios más extraños recurriré para ello . l legando si así precisa a los más graves extremos.

P o r lo pronto, lector mío, yo fe suplico y te ruego, que s i sabes algún modo de acabar con tanto tedio presto pie lo comuniques , sin tardanzas ni rodeos, pues corro el grave peligro de morir de aburrimienta.

Pedro PARDO.

Hasta entonces había v i v i d o sin compañía de nadie; pero como es­taba cada día más torpe y necesi­taba un especial cuido al imenticio, ¡ornó a su servic io a una mujer, qu|', dándole amplias facullades, parecía ser la dueña de aquella casa.

Mientras el tio A n t o n i o , durante la edad madura estuvo sacrificado constantemenle, dedicado a las ocupaciones del campo y afanoso ahorraba pesetas hasta conseguir adquirir la hacienda ya de su p r o ­piedad, no tuvo parientes de n in­guna índole; pero en la vejez y en el ocaso de su v ida y con una fin­ca que representaba para lo porve­nir una regular herencia, era indis ­pensable que supiera que en el mundo habían seres que le querían mucho, y que se le ofrecían para todo, aunque antes hubiesen esta­do indiferente ante la existencia de aquel mortal , no sosteniendo con él relación a lguna.

Y en efecto, cierto día se presen taron en la casa de campo de nues­tro bueno y laborioso tio A n t o n i o , dos hombres de flamante indumen­taria, de sonriente aspecto, trato agradable, serviciales en extremo, que abrazándole cariñosamente le decían:

- S o m o s sobrinos carnales tu­yos y no consentimos, porque es nuestro deber, que permaneza aqu solo , desatendido y s in afectos verdaderos como son los de la fa­mil ia . E s t a m o s decididos a que. nos acompañe y trasladarte al pue­blo; allí en una de nuestras casas estará bien cuidado y nada te falta ra . * Esperamos que aceptes este generoso ofrecimiento en nombre de nuestro padre, que era tu her mano.

E l l io Antonio , hombre de larga experiencia, y aún en perfecto es fado intelectual, conoció en el m o ­mento cuanto aquellos pretendían, y sosegadamente y demostrando afecto, les respondió:

— Y o os conozco , aunque hace años que no os trato; en v ida de vuestro padre, mi inolvidable her­mano, aquí veníais mucho; corríais y jugabais por todos si t ios , como en vuestra casa . Y o os agradezco con toda mi alma ese cariño y esos

C U E N T O

El testamento j del tio Antonio

A unos dos kilómetros de la po­t a c i ó n , próximamente, había unh frondosa huerta, propiedad del tib A n t o n i o , como así era conoc ido . E s t a hacienda de no muaha exten­sión, producía abundantes y sabro­sos frutos.

Diariamente, su dueño, acudía a la plaza de abastos, trayendo en una borriquifa cuanto en sazón ha­bía en su finca; y una vez la venta terminada, volvía satisfecho y con tentó, l levando a cambio de su constante labor, unas cuantas mo nedas necesarias en esta v i d a , pa­ra atender a las múltiples atencio nes.

E s t e personaje, protagonista de nuestra narración, era un vejete de naturaleza recia , y acostumbrado siempre al trabajo rudo y fuerte Sopor tando una existencia llena de privaciones y economías, no ce sando en la labor cuot idiana; des preciando la vaganc ia y odiando los v ic ios ; pudo conseguir ver rea­l izados sus constantes afanes, aun­que tarde, porque la v ida de los hombres honrados y trabajadores es tan corta, que cuando la semilla tirada al surco empieza a ser fruc­tífera, Ies suele sorprender la muer­te, sin disfrutar la recompensa de una relativa tranquil idad y bienes­tar, a quien sólo tuvo afán legíti-

Jmo por vivir mejor.

buenos deseos, pero no me move­ré de estos lugares por nada , por­que aquí tengo los amores de toda mi v ida ; un árbol, una flor, una in ­significante planta de las muchas que veis , representa para mí innu­merables gotas de sudor de mi ¡ o s ­tro, curtido por el s o l , y loda una existencia consagrada a estas pe­nosas faenas. V e n i d , venid cuan­tas veces queráis, que siempre vuestro tio os recibirá con cariño.

N o dejaban los sobrinos desde entonces vis i tar con frecuencia al anciano y pariente; y según ver­siones de aquella época, comenta-jan con cierta alegría el estado de salud del buen viejo, especialmen­te s i notaban decaimiento y pos­tración, como acercándose la hora por ellos deseada, aunque así no lo demostrasen.

E n una de estas visitas el tio les comunicó, que^se encontraba cada vez más agotado y torpe; y que en vista de eso había hecho I esta men­tó, al objeto de dejar las cosas bien y evi taren lo futuro perjuicios.

N o hay que decir que los s o b r i ­nos tenían grandísimo inferes por conocer la voluntad del tio; pero fué imposible , porque éste, en el asunto, guardó absoluta reserva.

II Falleció el tio A n t o n i o , y abierto

el testamento no había en él más que una cláusula que decía así :

« E s mi voluntad que^ no tenien­do más famil ia que dos sobr inos carnales, hijo:; de un hermano, l l a ­mados Juan y P e d r o , todos mis bienes muebles e inmuebles, sean heredados por los hijos del segun­do s i falleciera el primero antes; o por los hijos del primero, si Pedro , que es el segundo, muriese con an­telación a )uan, que es el pr imero.

Mientras esto no suceda, dis fru­tará cuanto poseo, la mujer que me ha cuidado tanto tiempo».

S e miraron ambos ; después exa­minaron el documento y cerciora­dos de cuanto habían oido, se que­daron si lenciosos y pensativos d i ­ciendo en su fuero interno:

H a deseado que el tiempo sea el encargado de pagarnos en idéntica moneda

Damián Motete.

D E L A íbsíí

¿Existe, o no, el caciquismo?

Paseando por La Línea

faníe barriada de los Huertos del Norte . Además sobre el mismo s i ­tio que debiera pasar dicha a l d r h -tarilla se ha edificado una casa s in que por esto se haya procurado hacerle por debajo de sus c imien­tos \Ás obras necesarias para que no s i rva de obstáculo a la corrierite de las a g u a s : ' ; • ' : i T-<"iu{A

Y ahora viene lo mejor y lo que pone en evidencia el favoritisfríd y la modal idad cabileña que aquí se esti la .

E n la parte Norte de la carretera hay vdriós huertos los cuales se inundaron los pasados días y d a J l a casual idad que entre estos huerfós, el más importante es del señor C u b i l l o empleado de! A y u n t a m i e n ­to. Pues bien; en las últimas aguas fueron inundados y cuando se dijo sálvese el que pueda, se abrieron zanjas al camino y se echó el üg'ua a la cuneta con ¡dea qué fueran" a buscar la alcantaril la de marras , pero como ni estaba hecha la zanja ni aunque hubiera estado hecha hubiera s ido suficiente para tragar tanta agua, estas se extendieron por patios y huertesillos inundando viviendas y dejando a sus habitan-fes compleíamenfe a is lados ; éstos demandaron socorros , acudieron al señor alcalde y por fin al cabo de var ios días se decidió abrir la zanja, pero ésta es la hora que aun están empantanados los patios y huerlesi l los, las aguas alli estanca­das se pudren y serán venenos y fecundos criaderos de mosquitos y hacferias infecciosas.

¿No podría corregirse esto? C r e e ­mos que sí, pero llegará otro qño y continuará igual y estos honrados y sufridos vecinos tal vez se harten de tanto abandono. Pero nosotros no nos c a n s a r e m o s de gritar, aun­que nos acordemos de aquello d e . . . «Predicar en desierto» 5fup '•..•Kiifaiund 1 r.\ -r'i obiibiO .&<i

La España Trágica

E n Ugi jar se han ejecutado a dos hombres. E n ValenGia, se fusila a otro. E n Múdrid cae asesinado un Presidente del Conse jo de M i n i s ­tros, que es otro 'hombre. E n B a r ­celona los forenses practican v e i n ­ticinco auptosias en 26 horas. E n S a l a m a n c a , en Z a r a g o z a , en B i l ­bao, en toda España los hombres se acometen, se asesinan, se des­trozan como fieras. U n a s veces es la justicia histórica, otras el fana­tismo, ora es el Juez fríamente con la ley, ora la calenturienta i m a g i ­nación de un fanático o el brazo inconsciente de un loco, o la mano homecida de un malvado

Indudablemente nos vamos a legar a convencer que aquí en L a

Línea no existe el caciquismo y el dia menos pensado lo proclamare­mos públicamente.

E s o que un día y otro también se diga que el censo electoral está integrado por muertos y ausentes y de que muchos empleados muni ­cipales figuren inscritos en varias sesiones, eso, por lo que se ve no tiene relación alguna con la exis­tencia del cac iquismo.

Que esa gran masa ele hombres que diariamente entran en la v e c i ­na plaza de Gibral tar en busca del pan diario que les proporciona su trabajo, detestan de la políiica que en esta ciudad se practica, tampo­co eso quiere decir que aquí se sientan los efectos de esa plaga que empobrece a la mayoría de los pueblos de E s p a ñ a .

L a protesta a irada, latente, del •comercio, del verdadero comercio no significa nada tampoco, como nada significa la falta de higiene, de beneficencia, de arreglo de las calles, y falta de comodidad que se echa de menos y que este pueblo tiene derecho a disfrutar porque para eso paga , todo eso, repeti­mos, no demuestra en manera a l ­guna la influencia del caciquismo en los destinos de esta c iudad.

Así es que ya nos falta poco p a -estar convencidos de que eso del caciquismo es cosa de fantasía propia de muchachos

A l revés que en otros pueblos donde el transeúnte recorre la po­blación por visitar los monumentos artísticos y cosas notables que existen en las mismas , en L a Línea el curioso paseante ha de buscar para cambiar de colorido el monó­tono paisaje de adoquines y v u l ­gares edificios, los sitios donde nuestro pueblo presenta su aspecto más característico para darse per­fecta cuenta de lo que es.

H o y hemos preferido pasear por la carretera del Cementerio y he mos visto y comprobado una vez más el poco celo de nuestro A y u n tamienfo.

A la entrada de la carretera unos cien metros sobre poco más o me­nos, existe una alcantarilla la cuál está destinada a recoger las aguas que de las cunetas de la carretera emanan. C o m o es lógico esta a l ­cantarilla ha de tener un cauce que conduzca las aguas y éste cauce es dir igido hacia el mar de levante ya que por efecto del mayor declive no pueden resbalar hacia L a Línea.

Es to no tendría nada de parli 'cii-lar s i no ocurriera lo que sigue.

L o s campos ye-imos y desola­dos . ¿Cas t i l l a . . . ? [Eapaña en es­combros ! L a emigración, el des­pueblo. E l hambre, la miser ia , la incultura, el fanatismo. . . L o s talle-ren cerrados; fas máquinas quedas, las sirenas mudas1;' las altas c h i ­meneas apuntando al cielo, s in sus penachos de humo semejan g i g a n ­tescos esqueletos de árboles té-trieos.

Aquí se levanra la horca fatídica, allí se aposta el asesino con el brazo armado.

Aquí l loran los hijos de! padre muerto, allí en aquella reja, pegan su rostro l loroso la esposa o la madre del que quizás no verán ja­m á s . . . .

. . . Y por las carreteras, avanzan cuerdas de hombres maniatados y cabizbajos meditando quizás el día de sa revancha

E n Barcelona hay más de 40.000 prostitutas. E n M a d r i d , muchas más . E n toda E s p a ñ a . . . en toda España forman legiones, después sus' inseparables compañeros los gol fos , los matones, los chulos, el

Es te cauce está abierto debido a ; f lamenquismo. L o s señoritos gua­las muchas quejas del vecindario que en esta3 últimas l luvias vieron sus hogares inundados, y es una

pos los tahúres, las celestinas. . . E n Madr id no ha mucho dec la ­

raba el Diractor General de E n s e -zanja la cual por efecto del tránsito i t ianza , que sólo en la capital , ¿ha-o por las travesuras de los chicos ¡ bía más de tres mi ! niños sin E s ­queda interceptada y no es sufi- ¡cuelas . ¿ Y en el resto de E s p a ñ a ? dente para desaguar los terrenos ¿ Y en los pueblos y ciudades de inundados, menor importancia, donde se v ive

N o sabemos por qué no se hace a merced de un cacique cerrril y una alcantaril la siendo como es estúpido? tan necesario para toda la impor- Después en las altas esferas, la

Page 2: Diario de la Mañana 20 de marzo de 1921

J U S T I C I A Q U E E M P I E Z A

U N F A L L O D E L S U P R E M O

Según telegrama que ha recibi­do nuestro estimado amigo don José Zurita Gómez, médico titular de este Ayuntamiento, el Tr ibunal Supremo ha dic lado sentencia en el recurso entablado contra la que dictó la Audiencia de S e v i l l a en la reclamación de responsabil idad c i ­v i l , pedida por dicho señor Zuri ta contra el ex-alcalde de esta pobla ­ción don E m i l i o Mor i l l as S a l i n a s por incumplimiento de acuerdo del Ayuniamiento referente al pago a dicho señor de los sueldos que co­mo médico titular dejó de hacer el referido señor M o r i l l a .

Es ta sentencia, que desde luego tiene gran importancia , porqne ha de sentar precedentes para lo su­ces ivo y aun para los que actual­mente estén en las mismas condi­ciones que el señor Zur i ta , la tiene aun mucho mas si se tiene en cuen­ta lo imposible que hasta ahora

parecía el condenar a un alcalde por asuntos administrativos y nos da la sensación de que muchos delitos de esta naturaleza quedan impunes por no haber quien tenga la fuerza de voluntad y confianza en los altos poderes que en el caso actual ha tenido el señor Zur i ta .

Este fallo, indiscutible triunfo dicho S r . Médico sobre el caciquis­mo de este pueblo, nos enorgulle­ce como cosa propia y nos alienta para continuar luchando por la moralización de la administración municipal , que seguramente conse­guiremos; pues el caso presente es un síntoma favorable para los de­más asuntos que aun quedan pen­dientes, si los que en un tiempo fuimos minúsculos, sabemos tener el tesón y la confianza que en esie caso ha demostrado el señor Z u -ritar

Fel ic i tamos calurosamente al re­ferido doctor, como asi mismo a la clase médica, que debido a esta resolución puede contar desde hoy con que los alcaldes se mirarán muy mucho antes de dejar de p a ­garles, por el so lo hecho de no ser de sus incondicionales .

farándula, la conscupiscencia , el compadrajo, la política de z a n c a ­d i l l a , el a tavismo.

E s t a es España . E s t o es la E s ­paña de panderetas, que ha troca­do este nombre por el de «España trágica». Y lo peor es que en esta caótica situación no se vis lumbra un rayo de esperanza .

T o d o s los partido fracasados, todos los hombres impotantes. T o d a s las instuciones incapaces.

L a clase productora está execta de toda culpa, porque así como en otros países los gobernantes han basado la prosperidad de la patria en la cultura de los pueblos, en E s ­paña se han sostenido las dinas tías sobre la ignorancia de los que producen.

Y he ahí el funesto resultado. E l desconcierto en los dearriba y la ignorancia en los de abajo.

H a y quien desea un gobierno de fuerza. ¡Un gobierno de fuerzal L a fuerza es también armonía cuando es la inteligencia quien tañe el ar­p a . C u a n d o es la brutalidad quien las agi ta , las cuerdas saltan, y ' en

, los momentos actuales. . . Julio A M U S C O .

L a Línea.

IH

o í

Commemorando la "Comuna" de Paris

L a Agrupación Socia l i s ta cele­bró con una Velada literaria el c in­cuenta aniversario de la «Comuna» de Par ís . A ella fueron invitadas las familias de los asociados y de los compañeros de la Federación, asistiendo un gran número de c o m ­pañeros y niños, los cuales dieron al acto la nota simpática, siendo obsequiados con dulces y l icores .

E l salón eslaba adornado con las banderas de la Agrupación y la Juventud Soc ia l i s ta y la de la S o ­ciedad de Obreros del Carbón.

T o m a r o n parte en dicha V e l a d a los compañeros Val le jo , Beuse, Serna y nuestro compañero de re­dacción Julio A m u s c o . S e leyeron unas cuartillas de dicho compañe­ro las cuales publ icaremos en nuestro diar io .

j. [< '• II v_ E l acto estuvo muy an imado,

por lo que se espera dé buenos re­sultados para la propaganda del ideal que sustentan estos a m i g o s .

Desde Gibraltar Pro C á m a r a Iudustrial

III A medida que el tiempo pasa los

hechos vienen a demostrar lo justi­ficado de nuestra campaña en pro de la creación de una Cámara In-dustrial que sea reflejo fiiel del sen­tir de esa clase tan importante de nuestra sociedad al par que venga a sa lvaguardar los intereses de sus asoc iados .

E l reciente aumento que ha s u ­frido el impuesto del tabaco y que tanto afecta a una de las más i m ­portantes induslr ias de nuestro mercado, ha hecho sentir el v a c ó de tan necesaria institución, pues s i bien es cierto, según, se nos in ­forma por persona autorizada, tu-la Cámara de Comerc ta ha tomado cartas en este asunto, a ella nunca podrá llegar la magnitud de! c o n ­flicto que para ciertas pequeños i n ­dustriales crea la enmienda a Ja !ey por lo que se autoriza el mencio­nado aumento.

A la Cámara de los magnates habrá seguramente l legado con to­do lujo de detalles los perjuicios que aquél irroga a los intereses de aquellos industriales que su desahogo les permite importar la prima materia para su industr ia ; pero seguramente desconocen que para ese número no despreciable de pequeños industriales que por carecer de medios hacen sus c o m ­pras dentro de la local idad y por tanto pagando la primera materia más cara, supone el golpe que se le asesta la esterilidad de los sacr i ­ficios hechos por muchos años de labor ios idad.

C o m o a estos individuos su p o s i ­ción no les permite pertenecer a la Cámara de C o m e r c i o , ni a el la , seguramente, se atreven a l legar en demauda de protección, no les queda más amparo que aguardar pacientes los resultados de las gestiones de aquellos compañeros de industria que, más afortunados que el los, pueden hacer o i r s u v o z tanto en el seno de esa corporación como en el de la Junta de la B o l s a .

S i como venimos repitiendo, un día y otro, en , nuestra población existiese una Cámara Industrial y a ella tuvieran acceso todos los que debieran, a ella habrían de lle­varse asuntos como el que da mo­tivo a estas cuarti l las, y allí con la pericia que da la experiencia y con la voluntad del que mañana por cualquier circunstancia puede ha­llarse colocado en igual plano, los asuntos serian del iberadosdeacuer-do con las conveniencias generales y se tomarían cuantos acuerdos se creyesen pertinentes para evitar, que, como en el caso presente, pue­dan ser lesionados los intereses de ninguna de sus ramas .

Desgraciadamente en nuestra po­blación falta en todas las clases el espíritu de asociación que hace se unan los hombres de cada una de ellas para la defensa de sus mutuos intereses, y el tendero entiende que a él no pueden afectarle ios intere­ses del estanquero, ni a este los del tabernero.

E s e apego al ais lamiento que se nota en todos los indiv iduos es el que hace que en muchas ocasiones hayan s ido puestos en práctica actos que más. tarde han s ido motivos de protesta por parte de determinada clase y que al pretender se des­hagan hechos consumados por ¡os cuales se han adquirido derechos que siempre se creyeron de impo­sible adquisición, el fracaso ha coronado la labor emprendida.

Fueron los de'ai l istas de co lonia ­les los que ayer se lamentaban de la intromisión en el gremio de ele­mentos que no creían con derecho a el lo . Le s iguieron en el turno los taberneros por sentirse les ionados en sus intereses por la hora en que se Ies hacía cerrar sus estableci­mientos. S o n hoy los industriales tabaqueros los que se quejan al sentirse afectados por el aumento del impuesto, y todas estas protes­tas han s ido ais ladas , ser a m p a r a ­das como debieran por todas las otras clases, y sostenidas con co ­rrección, sí, pero con ta energía que da el derecho.

S i n que pretendamos vatieinar el desfino que ha de caber a c a d a una de estas protestas, desde aho­ra nos atrevemos a asegurar, basa­dos en la experiencia de los hechos,

y C0Ü3G • Bonzóiez Bgass y m: D E JEREZ D E L A I R O N T E R A

Pedid Coñac 3 CopaS hoy es el mejor que se conoce.

Para pedidos, a Juan Corona - - L A LINEA

no llenara las aspiraciones de los protestantes.

S i cuando las esperanzas de ca­da uno de esos gremios se hallan defraudado la experiencia no los inclina a la creación de una corpo­ración que represente y defienda

Desde Alcalá de los Gazules

no íes aguardará más que res ig­narse a v i v i r lánguidamente sin sentir aquellos ímpetus propios de los hombres amantes de la libertad y el derecho.

B. L . B.

A n i v e r s a r i o

C o n motivo de cumplirse el día 11 el primer aniversario del falle­cimiento del que en vida fué párro­co de esta feligresia don Pedro Martínez M a c h a d o , se celebraron en la Iglesia Parroquial en dicho día, solemnes honras en sufragio de su a lma, viéndose el templo concurridísimo.

D e f u n c i ó n

P o r noticias recibidas de Cádiz, sabemos que ha tenido un doloroso desenlace la enfermedad que aque­jaba a d o n Rafael RocafulI y P o l , i lustrado y experto Capitán de la marina mercante. E r a práctico del puerto de dicha población y conta­ba generales simpatías por sus sencillez y dist inguido trato. E n es­ta local idad residió una temporada en el campo para atender al resta­blecimiento de su quebrantada sa­lud y nos honró con su amistad.

Rec iba su famil ia el testimonio de nuestro sincero pesar.

A I c a m p o

Marchó al campo a pasar en su finca l lamada «La Joya» la lempo-rada de pr imavera , nuestro conve­cino el labrador y ex-alcalde don M a r i a n o T o s c a n o y Delgado de M e n d o z a , en unión de su famil ia .

S e p t e n a r i o E n el templo de la Victor ia , se

está celebrando solemne Septena­r io , con exposición de S . D . M . en honor de Nuestra Señora de los Dolores .

A dichos cultos que son costea­dos por la Hermandad de los D o ­lores, asisten numerosos fieles.

A c c i d e n t e c o n f o r t u n a

Nuestro amigo , el propietario don Franc isco Fernández Pinero, fué víctima de un accidente que pudo tener consecuencias poco gratas.

Marchaba a caballo en dirección a su finca y al pasar por el estre­cho y resbaladizo sendero que cor­ta la carretera de Algec i ras , frente al garage de automóviles que ha­ce el servicio entre esta población y Cádiz, tropezó el animal y cayo rodando por el terraplén algunos metros de altura, no acompañán r

dole en la excurción el ginete, gra ­cias a la agi l idad con que pudo saltar de la s i l la tan pronto como el animal inició el descenso.

Fel ic i tamos a nuestro convecino por haber sal ido ileso del percance.

R e s t a b l e c i d o s

L o está completamente de la d o ­lencia que le hizo guardar cama nuestro amigo don Antonio Díaz Montes de O c a .

También ha experimentado a l ­guna mejoría en su estado don Jo­sé Duran A r i l l o .

D e i n t e r é s Han l legado hasta nosotros y lo

publicamos a título de rumor noti ­cias de que tan pronto como em­piece e! año económico de 1921, se vá a proceder a la desaparición de los consumos , siendo quitados los fielatos y declarados libres de todo gravamen los artículos que hoy lo pagan, al igual que se ha hecho en otras poblaciones (y que resultó un fracaso) pretextando pa­ra l ievar a efecto dicha supresión

jen nuestra loca l idad, que la canti-i dad recaudada por los fielatos se : gasta toda en el personal de c o n ­sumos, casas para fielatos y demás atenciones, con lo cual tiene el Ayuntamiento muy pocos ingresos y se sustituirá por un reparto vec i ­nal que, de llevarse a cabo, servirá

: p a r a agregar culpas a penas. ' De l levarse a efecto la antedicha reforma, saldrán grandemente per­judicados ios intereses del vec inda­rio, no sólo los de los altos, s ino

los de los bajos y más aquellos que estos, dado que son ya muchas las cargas y tribuios que pesan so­bre él y los que salen únicamente beneficiados son los industriales como tenderos, vinateros y demás traficantes en artículos de primera necesidad que se ahorrarán el p a ­go de consumo y seguirán ven­diendo los artículos al m i s m o pre­cio que cuando lo pagaban sin que el público obtenga beneficio a lgu­no; recuérdese lo que pasó con la harina.

T o d o s los años pagan los veci ­nos el reparto vecinal para norma­lizar el déficit; este año pasado fué el reparto de cuarenta y cinco mil pesetas y esperamos que el del año entrante sea mayor , pues hay m a ­yores atenciones, dado que no se han cubierto muchísimas necesida­des del M u n i c i p i o que en notas s u ­cesivas iremos señalando, pues contamos con datos muy precio­sos para demostrar que no es todo lo pulcra [¡que debía la adminis ­tración de que s o m o s objetos los vecinos de este pueblo.

S i a esto se agrega c! nuevo re­parto por la sustitución de los consu mos, bien pueden los labradores ganaderos y demás encargados de tributar preparar sus bolsas para la nueva era pagatoria que se les avecina.

L a s L o l a s y l a s P e p a s

Celebraron anteayer sus días dona Dolores Puel les , v iuda de C a s t r o ; doña Dolores H i d a l g o , de Galán y las señoritas L o l i t a M o r o -te, Lo l i ta Galán y Dolores Romero.

y festejaron ayer día del Patriar­ca S a n José , las señoritas Josefina Alberto, Pepa L o z a n o , Pepita O l ­medo, Pepa Serrano , P e p a L e c h u -go, Josefa A r m e n i a y la señora doña Josefa Sánchez de Vázquez.

A todas les deseamos muchas felicidades.

Obras H a n dado principio las obras

para la reparación de la a lcantari ­lla que se hundió en el sitio l l a m a ­do «Peña de la Negrea» por efecto del pasado temporal en la carrete­ra de A l g e c i r a s .

También se están colocando unos treinta malecones en dicha carreterra en el terraplén de la a l ­cantarilla del arroyo de L e r m a , s i ­tio que ofrece grandes pel igros p a ­ra el tránsito rodado .

S e p e l i o E n la farde del 16, fué conducido

al cementerio de esta c iudad, el cadáver de don José M . B l a n c o Fernández.

Dicho acto que fué una verdade­ra manifestación de duelo, puso de relieve las generales simpatías y popularidad de que g o z a b a el f ina­do entre sus convec inos .

Reciba su familia nuestro senti­do pésame.

; V i a j e r o s

Marcharon a Cádiz a pasar los días de S e m a n a M a y o r don A n t o ­nio Serrano de la Jara, con su dis ­tinguida señora y sus simpáticas hijas Josefina, María y M a n o l i t a .

— A S a n Fernando el segundo maquinista del cañonero «Lauria» don Antonio M o r e n o .

—Regresó de S e v i l l a el i lustrado médico don Manue l A r m e n i a G u i ­llen.

que me perdone su pluma que c h i ­rría sobre el papel quejosa, s in duda , de que acostumbrada como está a pulimentada prosa , la m o ­lesten mis pecadoras manos con insulseces de a puño.

Después de esto debo dar g r a ­cias a S a n José bendito, que me ha hecho pasar una farde de las que eternamente perduran. ¡Grac ias , S a n José , dicen que eres patrón de la buena muerte, pero y o certifico que lo eres también de la buena v i d a , dándonos fardes c o m o esta del 191

C o n ocasión de celebrar su s a n ­to nuestro querido a m i g o don José Jiménez Prieto y su simpático hi jo, hemos, una vez más , invadido su elegante habitación.

A l entrar hemos atravesado ha­ciendo caso o m i s o , bien a nuestro pesar, de un precioso ramillete de l indas jovenci ías , buscando el g r u ­po de las personas serias al que abandono después de saludar , i n ­troduciéndome en el torbel l ino de aquella rosa leda , pues no otra c o ­sa semejaba la favorecida estancia.

¿Que por qué la l lamo rosa leda? Lea el que leyere y juzgue qué otro nombre m á s en consonanc ia pudiera ser ap l i cado .

L a s cuatro dueñecitas de la c a ­sa y las señoritas A m a l i a Pérez L o m b a r d , C o n c h i t a U f o r , C l e m e n -tina, Encarnación, Angeüta y L o l a B i a n c h i , G u i l l e r m i n a y A n g e l i f a Vento, T r i n i O r f i z T a l l o , A n g e l i f a Morón, Vic for i ta García M i e r , T e ­resa y M . a R o s a A l m a g r o , C a r ­men G a l b a r i n o , A d e l a S o t o m a y o r y Ampar i fo Rodríguez, eran las lindas rosas que daban nombre, animación y realce.

Daban la nota seria, no por ello menos simpática y atrayente, las dist inguidas señoras de Rentero, V i u d a de García M i e r , de O r f i z

C a s t a ñ o s , de L a Herrán, de J imé­nez Cas te l lanos y de García Re ina .

¿De el los? don A d o l f o J iménez C a s t e l l a n o s , don Enr ique Or t iz C a s t a ñ o s , don A n t o n i o Lledó, don Juan Rodríguez de V e l a s c o , don L e o p o l d o y don L u i s A p a r i c i o , don E d u a r d o A r a n a , don G e r u n d i o L l o -pis , don F e r n a n d o García de la T o r r e , don C a r l o s S o l e r , don J o s é Vento , don Rafael H u i d o b r o , don A d o l f o Ufor y don Javier O r t i z T a ­l lo .

C o m o siempre s a l i m o s encanta­dos después de una agradabil ísima larde en que nos obsequiaron c o n delicadísimo té profusamente ser­v ido y en que dis f rutamos de las delicias déla compañía de l o s S r e s . de la casa , s iempre tan galantes y agradables , y de las prec iosas y afrayentes compañeras que, para una tarde, nos deparara S a n J o s é .

N . M E C O .

Automóviles a Cádiz E n nuestro est imado c o l e g a

«Diario de Cádiz» , hemos leído que en el próximo mes de A b r i l , inau­gurará la empresa Ivison un s e r v i ­cio rápido de gran lujo, entre esta población y Cádiz .

P o r otra par le , nos hemos ente­rado que nuestro c o n v e c i n o . señor Marse t proyecta un servic io alterno de autos a precios módicos , que harán el m i s m o s e r v i c i o .

N o s alegraríamos de que ambas noticias se conf i rmasen , pues a d o ­lecíamos de falta de automóviles, s iendo muchas las ocas iones en que tenían que quedarse aquí viaje­ros por falta de asiento.

A h o r a habrá de sobra y para to­dos los gustos , y lo que es natural , existiendo competencia , rebaja de precios , que buena falta nos hace.

Doctor O R T E G A D U R A N Especialista en enfermedades de los niños

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El Corresponsal.

18-3-921.

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ENTRE PLORES Nuestro querido amigo y selecto

cronista de salones «Felipito», nos ha entregado lo que él más quiere, después de unos ojos negros, que es su elegante waterman y dándo­nos la alternativa, nos ha permiti­d o , benévolo, que invadamos su campo. ¡Que Dios rne perdone, y

Por Telegrafo y Teléfono

( S E R V I C I O E S P E C I A L D E L A A G E N C I A F A B R A )

El Rey a Barcelona Barce lona 19 ,12-20.—Se ha con

firmado la noticia del vtaje de los reyes a esta capi ta l , que tendrá l u ­gar el día 29 de abril próximo, con objeto de hacer solemne entrega de banderas al C u e r p o cívico de l o s Somatenes .

Una explosión Valenc ia 19, 12-25 .—En un taller

de pirotecnia ha tenido lugar una explosión, resultando con heridas graves cuatro personas .

S e desconocen detalles del l a ­mentable suceso.

Un anónimo y una agresión . Va lenc ia 19, 12-30 .—El dueño ce

una pastelería ha recibido un anó­nimo, donde le requieren para que pague la suma de diez mil pesetas en que ha s ido multado por el S i n ­dicato U n i c o de Traba jadores .

C o n fal mot ivo , la policía, que vigi laba los alrededores de la i d d i -cada pastelería, v io l legar a dos camareros del S indica to , uno de ios cuales, a! tratar de detenerlo la policía, disparó contra ésta, la cual repelió la agresión, hiriéndolo, al parecer, y siendo amarrado y dete­nido . '

A éste se le ocupó una pistola y una bolsa conteniendo municiones ,

E l otro camarero se dio a la fuga no pudiéndosele dar alcance.

El infante J a i m e

M a d r i d 19 (14-30).—Hoy regresó de Londres el infantito Jaime hijo c'e los reyes de E s p a ñ a .

Fué recibido en la estación por don A l f o n s o y doña V i c t o r i a , v i s i -f m d o luego el Hospi ta l de los Cuatro C a m i n o s .

Oyó misa y comulgó ante los

enfermos que le imitaron c o n m o ­v i d o s .

A la sa l ida el v e c i n d a r i o entero le ac lamó ruidosamente .

Consejo de Ministros M a d r i d 19, 12 -35 .—En el conse ­

jo de ministros que se celebrará esta larde en¡jel d o m i c i l i o del pres i ­dente señor A l l e n d e s a l a z a r , infor­mará el ministro de F o m e n t o señor C i e r v a , a sus compañeros de todo lo relativo a los problemas de s u b ­sistencia y transportes .

Hay una pista E l S r . B u g a l l a l ha dicho hoy a

¡os periodistas que existe una pista de la que se esperan grandes y p o ­s i t ivos resul tados .

Consejo N o s coofirmó el ministro de la

Gobernación que esta farde a las cinco se celebrará un C o n s e j o de M i n i s t r o s que tendrá carácter a d ­minis trat ivo .

El Sr. Cierva E l ministro de F o m e n t o d e s p a ­

chó hoy con el R e y . L a conferencia , que fué extensí­

s i m a , h a s ido tema de grandes co ­mentarios .

A l sa l i r nos dijo que había h a b l a ­do al Rey de importantes asuntos del M i n i s t e r i o , s iendo muy pocos los decretos que presentó a la firma

Habiéndosele indicado la a larma que su nombramiento para minis tro de F o m e n t o había p r o d u c i d o en determinados elementos, espec ia l ­mente entre los Interesados én la cuestión de los ferrrocarr i les , nos contestó que nada sab ía .

S e proponía comenzar una l a ­bor que no lesionase n inguna cía

Page 3: Diario de la Mañana 20 de marzo de 1921

D I À R I O DE LA MAÑANA

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se de intereses, solamente defen­dería los nacionales , incluso los que se relacionen con las tarifas.

Del asesinato del Sr . ío

Más procesamientos M a d r i d 19, 12-10 .—Ei Juzgado

que entiende en el proceso por el atentado del señor Dato , continúa s u actuación.

Además del procesamiento de M a t e u , ha decretado el de Ramón Sabater y L u i s Bata i l le , que fué quien encargó al cabo de la bene­mérita que comprase las pistolas en E i b a r .

Este ha quedado a s i m i s m o some­tido a proceso y se dice que ya ha s i d o expulsado del C u e r p o .

H o y llegó a M a d r i d . También se dictó auto de proce­

samiento contra el florista M i r a n d a .

Funerales por Dato M a d r i d 19 (13-10).—El próximo

lunes se celebrarán en esta C o r t e so lemnes funerales por el a lma del señor D a t o .

D i c h a s honras fúnebres serán costeadas por la M a r i n a y los S o ­matenes.

Actuación del juzgado M a d r i d 19 (15-40).—El Juzgado

ha manifestado que consideraba casi f inal izada su misión, hasta tanto que no se hagan nueuas de­tenciones.

S e ha decretado el procesamien­to de cuatro detenidos m á s .

Mas detenciones M a d r i d 1 9 . — A y e r fueron deteni­

dos cuatro indiv iduos que l legaron procedentes de B a r c e l o n a en un automóvil.

Carecían de documentos y al ser interrogados sobre los mot ivos del via je , declararon en fa lso .

E l automóvil ha s ido depositado en los almacenes del A y u n t a ­miento.

Monumento a Dato P a s a d o mañana se reunirán en

V i t o r i a para ultimar la o r g a n i z a ­ción que deba darse a la suscr ip­ción que se abrirá para erigir un monumento al S r . D a t o .

D e l proyecto de este monuifiento se ha encargado el notable escultor S r . Benl l iure , quien ya tenía hecho un busto del m a l o g r a d o expresi­dente del C o n s e j o .

S e tiene el propósito de dar a esta suscripción carácter reg iona l , que abarque las provinc ias de A l a -v a y Guipúzcoa, en atención a los muchos beneficios que todo el país vasco debía al S r . D a t o .

Declaraciones de Don Mel­quíades.

M a d r i d 19, (22-15) .—Hoy v i s i ta ­ron los periodistas al Jefe de los re­formistas don Melquíades A l v a r e z .

E s t e h izo declaraciones confir­mando que muy en breve reunirá a sus a m i g o s políticos para adoptar acuerdos sobre la actitud a seguir en el Par lamento por el partido re­formis ta .

E x p r e s ó que intervendrá desde luego en el debate que se plantee en el C o n g r e s o sobre el momento político actual .

C r e o i m p o s i b l e — d i j o — u n g a b i ­nete de coalición con las actuales C o r t e s y más imposible aunque gobernase s in el las , pues tal cosa constituiría una dictadura a todas luces pe l igrosa .

L o que me parece más p o s i b l e — terminó dic iendo el Jefe reformis-

licitado el señor La C i e r v a ins is ­tentemente ocupar la cartera de F o ­mento, su sa l ida estaba justificada puesto que no se avenía, a ocupar otra cartera.

Además—añadió—estaba y a ne-| cesitado de descanso pues he tra- ¡ bajado mucho y he l ibrado l u c h a s ' cruentas para mantenerme en la actitud que adopté en los proble­mas referentes al precio de las sub­sistencias y en particular a los c o n ­cernientes a tr igos y aceites.

Entendía y o , que a más de con vencer a los productores de la conveniencia de rebajar los pre c ios , precisaba también hacer c o m ­prender al obrero que la que él re­bajase en la mano de obra lo ten dría compensado con el abarata miento de la v i d a .

E s t o y c o n v e n c i d o — concluyó — que la políiica de unión por mí se guida era la que realmente debía seguirse.

Accidente automovilista

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M a d r i d 19, (22-20).—Por la P l a ­z a del Obel i sco marchaba el auto móvil de la marquesa de S a n t a María del C a r r i z o guiado por el hijo de ésta don Sa lus t iano Re­guera, al que acompañaban var ios a m i g o s .

A l l legar a dicha P l a z a , el auto chocó contra la verja del m o n u ­mento de Caste lar donde hallába­se leyendo un periódico un i n d i v i ­duo , a quién todavía no se ha po­dido identificar, que resultó aplas­tado.

E l coche volcó resultando el jo­ven aristócrata que conducía con la pierna derecha fracturada por tres s i t ios .

También resultó herido, aunque no de importanc ia , el joven don T i r s o Rodrigañez, hijo del ilustre ex-ministro y grave el estudiante de medicina don Trif ino A l v a r e z . E l chauffeur sufre heridas de pro nóstico reservado.

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C o n motivo de la feria que ha de celebrarse en esta C i u d a d en los dias 20, 21 y 22 da M a y o próximo se admiten proposic iones para una corr ida de toros, con matadores ganado de reputada fama, y una novi l lada en iguales condic iones , que deberán celebrarse respectiva­mente, las dias 20 y 21 del citado mes.

L o s pliegos cerrados se admit i ­rán en la secretaria de esta Junta, sita en la c a l l e ; P i y M a r g a l l . núm. 25, hasta el 51 del corriente mes.

L a s proposiciones se harán so­bre la base de subvención en metá-ico , o venta efectiva de local ida­

des de la p laza , a cargo de esta Junta,

R o n d a 14 M a r z o 1921.

*

Del Extranjero El rey de Suecia

París 1 9 . — E l monarca sueco ha vis i tado el A r c o del Tr iunfo , depo sitando una corona en la tumba de so idado desconoc ido .

Las ocupaciones de plazas alemanas

M a g u n c i a 19 .—Las tropas fran co-belgas continúan ocupando p l a ­zas a lemanas . .

H o y han ocupado , además de barrio oeste de M u l h a i n , l a estación que da acceso al canal de E r n a .

Horrible explosión Esfurt 1 9 . — H a habido una enor­

me explosión en los depósitos de municiones ; han resultado diez muertos y numerosos heridos.

Las reparaciones alemanas L a C á m a r a de los C o m u n e s ha

votado definitivamente la ley para recobrar las reparaciones a lema­nas .

S e desechó una enmienda, en la que se pedía no se reclamase a A l e manía ninguna clase de pagos mientras no se hubiesen votado le­yes análogas en F r a n c i a , Italia y Bélg ica .

E n cuanto a si ha de aplicarse la ley que acaba de votarse como penalidad para recuperar la deuda de A l e m a n i a , ha dibho el C a n c i l l e r Enr iquez que eso dependería por entero de la actitud que adoptase el G o b i e r n o alemán.

N o creo — di jo—que A l e m a n i a pueda boicotear las producciones

N O T I C I A S

.británicas, dado que el mercado • a P S un G o b i e r n o de concentra- . , , ra K ; 5 , _ , ^ ¡ i n g l e s s e n a ahora mucho mas i m -

de la portante para ella que antes G u e r r a , teniendo en cuenta el hun­dimiento de la R u s i a Or ienta l ,

ción integrado p o r los elementos conservadores y sus afínes.

Dice Espada M a d r i d 19.—interrogado p o r los

reportéis el ex-ministro de F o m e n ­to señor E s p a d a , sobre las causan que m o i i v a n su ausencia del ac­tual Gobierno' , manifestó que co­m o al formarse el gabinete de con - .este periódico, cenrración conservadora había so-1 Percibirán buenas comis iones .

A V I S O S e necesitan vendedores para

En el Kursaal Anoche hicieron su debut en es­

te aristocrático salón, la notable bai larina y cupletista Monna a quien acompañaba el profesor de bailes modernos S r . Montero .

L a selecta concurrencia que ano­che acudió al Kursaa l no c e s ó un momento de aplaudir a estos ar­tistas que seguramente harán que lo mejor de nuestra sociedad se dé cita en aquel lugar .

También se proyectaron intere­santes películas que l lamaron la atención.

Huéspedes H a n l legado a ésta, procedentes

de Cádiz don Mar iano Zabala y su dist inguida famil ia , hospedándose en el Hotel Reina C r i s t i n a .

Enferma S e encuentra en cama con fiebre

la simpática señorita L u i s a M i r a n ­da , a quién deseamos de todas ve­ras un pronto y total a l iv io en su dolencia .

Entre nosotros A y e r tuvimos el gusto de sa lu­

dar en nuestra redacción al querido do amigo de L a Línea don M i g u e l Cañemero .

De Gibraltar Después de pasar en la vecina co­

lonia inglesa, al lado de sus f ios, unos días, regresó a ésta la dis t in­guida señorita María.Vento Pearce.

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Page 4: Diario de la Mañana 20 de marzo de 1921

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