dialnet-mserresyeldialogoentrelascienciassobrelatransmatem-62091

23
LLULL, vol. 14, 1991, 507-529 M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS SOBRE LA TRANSMATEMATICA DE LEIBNIZ MAURICIO JALON Universidad de Valladolid RESUMEN Un acercamiento a la obra de Michel Serres a partir de ciertas ideas leibnizianas: su trayectoria es el resultado de un interesante estructuralismo matemático; pero también una cadena de repeticiones del mismo modelo de análisis. Este estudio, por lo tanto, pone en evidencia sus dificultades para establecer un diálogo universal con las ciencias, y, en particular, con las ciencias no formales. ABSTRACT An approache of Serre's work, starting from ideas of Leibniz: his trayectory is the product of an interesting mathematical structura- lism, but also a succesi n of repetitions of this selfsame model. So, this paper shows his difficulties to strike up a dialogue with all sciences and, in particular, with the not mathematical sciences. Palabras clave: Serres, Historia Francesa de la Historia, Epistemología Hist ŭrica, Matemática, Modelo matemático, Leibniz, Estructuralismo, Comunicación. On ne sait bien quoi que ce soit que lorsque l'on le sait aprés l'avoir appris il y a longtempos. Joz4bert I. En 1968, Michel Serrekpublica un libro, tan extenso como capital para su trayectoria, Le systéme de Leibniz et ses modéles mathématiques 1 , que se allade a la nŭmina de obras relevantes aparecidas en una década verdaderamente fructífera de la cultura francesa, en los más variados campos de estudio. Junto a dicho trabajo, se alinean cinco libros, bajo el com ŭn rétulo de Hermés, que Rpribido el 17 de mavo de 1991

Upload: valentin-huarte

Post on 05-Nov-2015

215 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Dialnet-MSerresYElDialogoEntreLasCienciasSobreLaTransmatem-62091

TRANSCRIPT

  • LLULL, vol. 14, 1991, 507-529

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIASSOBRE LA TRANSMATEMATICA DE LEIBNIZ

    MAURICIO JALONUniversidad de Valladolid

    RESUMEN

    Un acercamiento a la obra deMichel Serres a partir de ciertas ideasleibnizianas: su trayectoria es elresultado de un interesanteestructuralismo matemtico; perotambin una cadena de repeticionesdel mismo modelo de anlisis. Esteestudio, por lo tanto, pone enevidencia sus dificultades paraestablecer un dilogo universal conlas ciencias, y, en particular, con lasciencias no formales.

    ABSTRACT

    An approache of Serre's work,starting from ideas of Leibniz: histrayectory is the product of aninteresting mathematical structura-lism, but also a succesi n ofrepetitions of this selfsame model.So, this paper shows his difficultiesto strike up a dialogue with allsciences and, in particular, with thenot mathematical sciences.

    Palabras clave: Serres, Historia Francesa de la Historia, EpistemologaHistrica, Matemtica, Modelo matemtico, Leibniz, Estructuralismo,Comunicacin.

    On ne sait bien quoi que ce soitque lorsque l'on le sait aprs l'avoirappris il y a longtempos.

    Joz4bert

    I. En 1968, Michel Serrekpublica un libro, tan extenso como capital parasu trayectoria, Le systme de Leibniz et ses modles mathmatiques 1

    , que seallade a la nmina de obras relevantes aparecidas en una dcada verdaderamentefructfera de la cultura francesa, en los ms variados campos de estudio. Junto adicho trabajo, se alinean cinco libros, bajo el com n rtulo de Herms, queRpribido el 17 de mavo de 1991

  • 508 MAURICIO JALON

    LLULL 14

    recogen textos elaborados en esos mismos aos: todos ellos giran en torno aLeibniz o, cuando menos, llevan la impronta leibniziana2. Para Serres,filsofo y matemtico, era posible comenzar a disear un nuevo sistema decomunicacin universal. Aunque esta idea, que tiene un antecedente en elpropio Leibniz, sera reconsiderada posteriormente por l, evidencia una de lasprincipales aspiraciones de entonces y es reveladora del optimismo cultural delmomento.

    Pues, indudablemente, ya el pensador a/emn haba proporcipnado unclaro (y moderno) arte de entrelazamiento al idear un edificio capaz de incluir elmayor nmero posible de elementos. La nocin de sistema, en la que hoyreconocemos la matriz de nuestras ms dispares teoras, puede an verse, segnsugiere Serres, como una idea semileibniziana 3 . Con todo, jams deberaolvidarse la distancia, generada por el devenir del pensamiento y por la Historiasin ms, que nos separa de esa poca de entusiasmos ya lejana en la queempez a asentarse el concepto actual de ciencia.

    "Busco el camino de paso entre la ciencia exacta y las cienciashumanas" 4: las expediciones realizadas por Serres en sendos campos venandictadas ya por su inters en describir el trnsito entre un tipo de ciencia y elotro o, si se quiere, por estudiar el contacto, la contaminacin y el trasvasemetodolgico entre ambos dominios. La voz comunicacin, cuyo ecocaracteriza al dios Hermes, parece ser la ms adecuada para definir la primerapreocupacin de Serres. El giro temtico hacia cierto "subjetivismo",experimentado por su obra al finalizar los setenta -giro que vuelve aemparentarle con su medio cultural-, no impedir, sin embargo, que en losnuevos trabajos sigan reviviendo sus intereses iniciales.

    II. No slo alguien tan sugestionado por Serres como Prigogine s haadscrito las investigaciones ms cientficas de aqul a la corrienteestructuralista. Para algunos 6, Serres es el nico pensador francs acorde con elestructuralismo ms estricto; es decir, con el originado en las cercanas deldiscurrir matemtico; en su caso, adems, en concomitancia con el procederbourbakiano.

    Segn afirma Serres, "es posible que la ciencia sea el conjunto demensajes ptimamente invariantes ante cualquier estrategia de traduccin" 7. Laciencia se definira, pues, por contener redes de mensajes -relaciones deelementos-, caracterizados por su invariancia radical (de ah, quiz, que aqullasea el saber que posee en verdad 'objetos'). Precisamente, semejanteinmovilidad autorizara la fcil traduccin en el seno de su universo; esto es, el

  • LLULL 14 M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS

    509

    trnsito, mediante transformaciones, de un conjunto a otro, siempre que seande rango equiparable, que ambos dispongan de sus 'objetos de forma similar.

    Esta definicin evoca, sin duda, los problemas de la constitucinprimigenia de la ciencia y el de su armazn; en suma, el de su origen y el desu forma o, incluso, la idea de principio que une a estos dos. As pues, lacuestin de la cientificidad se alza ante nosotros; es decir, todo lo relativo alsaber consistente, al que puede tomarse a s mismo como punto de mira, o alque tiende, en su evolucin, a alcanzar un podero semejante. Y al entrar encirculacin el arquetipo cientfico, inmediatamente surge su imagen msdepurada, la matemtica.

    Ya argumentaba el Teeteto acerca de la adquisicin de la ciencia y deldescubrimiento del objeto, o sobre los efectos de aprender una ciencia ydominarla, de olvidarse de ella y de recobrarla de nuevo. "Ahora habra queconsiderar a cul de estas ciencias agradara la caza, esa accin de tomar ydetentar, y de soltar 1a presa de nuevo... i,crees que la aritmtica es un arte?...Concibela entonces como una caza de las dems ciencias, en todo el dominiode lo par y de lo impar" (198a).

    Frente a la diferencia infinita entre cada cual, sealada por Protgoras -"cada uno de nosotros es medida tanto de lo que es como de lo que no es"(166d)-, cabe concebir, en el otro extremo, la idea de lo firme, lo estable, loperdurable, de aquello que puede recuperarse y ampliarse con soltura, por latirall un modelo desde el cual pensar, construir nuevos desarrollos y desplegarlas ms diversas formulaciones.

    Los griegos estn siempre presentes y resurgen una y otra vez en elvocabulario, apostilla Serres en su libro sobre Verne8 . De hecho, l ha escritocon amplitud sobre la 'impureza' del lxico de Euclides, sobre la riqueza de lagama cientfica de Arqumedes o sobre la emergencia de la forma abstracta enlas invenciones de Tales9.

    Ms an, algunas races de la discusin serresiana se hallan en lareconstruccin de la cadena geomtrica efectuada por un esclavo en el Menn,ejemplo maestro de rememoracin. Es de resaltar que la reminiscenciaplatnica no es un mero "proceso mecnico", sino que consiste en algo msque "recoger y actualizar lo ya sabido". La anmnesis -tal como se expone endicho dilogo (80d-86c) y en el Fedn (72d y ss.), sobre todo-, se integra en elcurso dialgico de cada investigacin y se convierte, as, en el activador de latransmutacin de la opinin en episteme 10. Al actuar como pieza engranada,renueva lo dado por la memoria y lucha contra la imprecisin, que es lasecuela del reposo o el olvido, de las palabras pasivas y del empantanamiento

  • 510 MALTRICIO JALON

    LLULL 14

    del juicio. Por ello, es un instrumento indispensable para el crecimiento de lossaberes.

    Pero Serres prefiere examinar, ante todo, las anmnesis matemticas y,singulannente, las reminiscencias que remueven la ciencia pura del perodotranscurrido entre los griegos y Leibniz; aunque espordicamente puedavolverse hacia el presente.

    Si, en apariencia, la matemtica es una lengua perfecta e inalterable,i,cmo puede verse modificada? i,Cmo le afecta la historia? i,Cul es sutiempo? Dejemos ahora las respuestas en suspenso; afirmando, no obstante,que las metamorfosis de esta ciencia son innegables, mientras que su totalnitidez parece, sobre todo, un atributo de su condicin actual. En principio,Serres, hablando de la matemfica moderna en querelle con la angua, llega adefinirla como un tipo de logos que, encerrado del todo en sus signos, se tomaa s mismo como objeto de enjuiciamiento. Y, de modo llamativo, la vinculaa la rbita leibniziana y a su clave: un sistema que "se autoexplica aplicndoseindefinidamente sobre s mismo", y que facilita la traduccin de todos susargumentos imaginables as como el reencuentro de sus correspondientesprocesos de formacin11.

    En estas condiciones, la historia de la matemtica reciente se nos presentacomo un juego de repeticiones y de refinamientos. Cada nueva formulacininventada por esta disciplina es, al mismo tiempo, "anterior y posterior" a laprecedente. De modo que, paradjicamente, sin dejar de tener como origen lapureza, apunta hacia la precisin absoluta12.

    Serres maneja en repetidas ocasiones el mecanismo autorregulador de esteedificio formal, y traduce esa capacidad de recomposicin a diversos planos y asituaciones variadas. La ciencia exacta, en definitiva, se perfila como aquellaque dispone para su terreno autctono de una lgica o artificio descriptivocaracterstico. Es una esfera autonma; y, como tal, destaca por su impulsonatural a hablar de s misma, o a buscar en ella su propio refiejo, y por eldeseo de buscar todas las perspectivas desde las que retornar de nuevo a sumedio: es "matemtica de s misma" y "para s misma". De ah que losdescubrimientos sobresalientes de cada parcela afecten siempre al conjunto ensu integridad, y que cada paso en su construccin implique una etapa dereconstruccin: el avance matemtico equivale a una sucesin de reajustes, demovimientos de pasillos y de tabiques, al establecimiento de dis ntas vas decomunicacin interior. Su progreso, pues, no se logra slo mediante lasuperposicin o acumulacin de hallazgos y la extensin de sus ms disparesramas, sino, sobre todo, por "saltos de reestructuracin general de la propiateora"13.

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS 511

    El matemtico "vive en el cielo de la identidad y de la novedad perenne".All, las formas se mantienen inalterables. Es un laberinto de itinerarios sinprdida alguna, ya que sus intercambios internos carecen de perturbaciones. Seconfigura como la regin ideal donde "la conservacin es equivalente a lacomunicacin"14.

    La matemtica se manifiesta como el arte ensimismado por excelencia. Y,sin embargo, est modelada por el tiempo.

    III. En Francia, existe una tradicin del pensamiento que se ha volcadosobre el concepto y la racionalidad en general, adentrndose en el problema dela constitucin de las ciencias. Sin remontarnos al siglo de las Luces,pensemos en Comte, Poincar o Couturat. Serres, adems de escribir sobreComte, ha tenido que repensar, como buen leibniziano, el valor de laEnciclopedia. Al recapacitar sobre la importancia del orden enciclopdico, noslo ha utilizado a Couturat sino que tambin ha vuelto a tropezarse con lasclasificaciones comteanas. Asimismo, y en mayor consonancia temporal,recorre la nocin de complejidad en Bachelard, siempre a la sombra de la idealeibniziana de que una regin es una complexin, y de que sta arropamltiples conexiones. Si bien Serres har envejecer a n ms el viejo problemade la clasificacin de las ciencias, sin embargo se ver obligado previamente asopesar la medida de su temporalidad, retomando incluso categorasbachelardianas para mostrar cmo, segn se ver, resultan rebasadas en elnouveau nouvel esprit scientijique 15 de su presente.

    "Todas nuestras especulaciones -afirmaba Comte-, cualesquiera que sean,tienen que pasar sucesiva e inevitablemente, lo mismo en el individuo que enla especie, por tres estados tericos difetentes": el preparatorio y provisional(teolgico), el de la modificacin disolvente del anterior y, por ende,transitorio (metafsico), y plenamente normal (positivo), donde radica "elrgimen definitivo de la razn humana" 16 . Este estado normalizado delraciocinio sera un producto de la evolucin europea, desde Bacon yDescartes 17. La ingenuidad de semejante esquema evolutivo es deudora del augecientificista decimonnico; pero tambin tiene otra fecha interna: como biendiagnostica Serres, el positivismo es un fisicalismo, al juzgar a la ciencia enel tribunal del mtodo fsico ls . Esta tendencia a excluir la matemtica por suincondicional regularidad no prevalecer en el futuro, aun cuando asome detiempo en tiempo en los debates cientfic,os.

    La evolucin del esprit scientifique, propuso Bachelard, podra acotarsetambin mediante una especie de ley de los tres estados: uno, concreto, en elcual "el espritu se recrea con las primeras imgenes del fenmeno"; un

  • 512 MAURICIO JALON

    LLULL 14

    segundo, concreto-abstracto, que se apoya en una "filosofa de la simplicidad"y en el que, aun refugindose en la intuicin, se adjuntan a la experiencia fsicaesquemas geomtricos; finalmente, el estado abstracto, que se despega de laintuicin voluntariamente, se sustrae a la experiencia inmediata y polemiza"abiertamente con la realidad bsica, siempre impura, siempre informe" 19. Lafilosofa del no bachelardiana (no euclidiana, no newtoniana, no cartesiana),con su reflejos geomtricos y mecnicos, revela la tensin epistemolgica delas primeras dcadas de nuestra centuria.

    Pues bien, Serres tambin ha contribuido a la labor de aquilatar latransformacin de las ciencias, distinguiendo varias historiografas quecorresponden a tres concepciones posibles de la temporalidad. La primera esuna historia totalizante, cuya tarea estriba fundamentalmente en amontonarmateriales o conjuntar documentos: es, ante todo, un acopio de lo producido enel tiempo. La segunda, en cambio, se caracterizara por ser selectiva: teniendopor norte la verdad, y en un progresivo acendramiento, estudiara los procesosde expurgacin o destilacin de los materiaks, la catarsis de las sensaciones, ylas cribas o filtros sucesivos de cada uno de los conceptos. La tercera, porcorresponder a una organizacin que posee un ritmo de sistole y distoleautnomo, es la historia "que es la ciencia en s misma como movirnientooriginal, como formacin indefinida de un sistema"20.

    No resulta difcil aventurar qu tipo de historiografa se adec a a esamatemtica que, en sus juegos, tiende progresivamente a reforzar los lmitesque se ha marcado. De- todos modos, su devenir no ha sido uniforme. InclusoSerres, heredando la cronologa tripartida de Comte (pero tambin de Vico y delos Anguos), establece tres eras para sealizar su trayectoria. Los conceptosmatemticos pueden tener la edad de su aparicin en la memoria de esadisciplina ideal; o pueden situarse en la poca de su reactivacin, afios en losque la tradicin griega se decant y rebrot novedosamente; o, por ltimo,pueden ser del tiempo de su recurrencia, ese tiempo en el que su potencia yfecundidad se corroboran en sus vueltas y revueltas, tiempo moderno que es elque tambin nos ampara a nosotros, los observadores de su movimientoincesante21.

    Las citadas eras seran instauradas, respectivamente, por una cronologaextema que atendiese a las evoluciones globales; por una mirada que observaseel encadenamiento conceptual como la insercin de una porcin de verdad en lasincrona de un sistema casi inmutable; o, finalmente, por una diacronainterna que revise de arriba a abajo un edificio bien vertebrado.

    Se acusa en estas clasificaciones un empefio formalizador. Ms o menossubrepticiamente, Serres parece conducir su discusin al mbito de la

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS 513

    estabilidad, de lo perdurable. Y es cierto que la matemtica se hallaenclaustrada; si bien recordemos- que su forma e intereses tambin se han vistoafectados por fenmenos casi extrinsecos: las distintas revisiones de la lgica,la revolucin estocstica y la obsesin estructuralizante son ejemplos de cmocorrientes del pensamiento pueden proporcionar estrategias que esa cienciahabr de traducir a su forma.

    Con todo, i,Serres no ha escrito sobre cmo escapar de la determinacin,de la identidad y de la repeticin, al menos al presentar la fundacin de lafsica22? En su original e ingenioso Naissance de la physique dans le texte deLucrce, discurre sobre la curiosa declinacin de los tomos propia de ciertafsica antigua: el clinamen. Es decir, la inclinacin sbita en la cada de lostomos, ese escaparse del equilibrio inmutable, pero tambin ese artificio de lacontingencia y argucia de la indeterminacin. Serres congela el encanto delclinamen lucreciano mediante argumentos fsicos 23 , extrados de la mecnicade fluidos y de la teora protodiferencial de las fltociones. Sin duda, al proyectara Lucrecio sobre un mundo en movimiento, el de los fluidos y torbellinos,tiende a separarle de dos leyes de la necesidad: la cada y el equilibrio. Y assucede en parte, ya que la naturaleza "busca un equilibrio en medio de susflujos, y busca el flujo a travs del equilibrio". Pero ocurre que "la totalidad delas fluxiones se mantiene unida en una fijeza relativa"; sin olvidar, aderns,que, en ltima instancia, la naturaleza misma no dispone de movimientoperpetuo24. Como el mismo Serres indica, al trasplantar el mtodo de lasinvariantes estructurales al estudio de los movimientos fluyentes, se bceperceptible su estabilidad. Ello es precisamente lo que evidencia elmaterialismo, nocin ignorada por Epicuro y Lucrecio25.

    Al mismo tiempo, Serres utiliza a Lucrecio para hablar de una ltimarevolucin en las ciencias, originada en lo catico, en lo excepcional, en lainclinacin hacia lo ms raro: "hay sistemas abiertos", insiste, y el clinamenes el "operador mnimo de la transformacin en general", tanto desde el puntode vista fenomnico como desde el terico26 . No obstante, cabe argumentarque semejante apertura no es ms que un retorno, por otro camino, al mbitode la ciencia; o, si se quiere, que ante una fuga inesperada, la ciencia se estirahasta someter a su frula ese sobresalto. La "nueva alianza con lanaturaleza" 27 , que Serres redescubre, resulta ser no una especial vuelta a lanaturaleza sino un reforzamiento de lo cientfico, que ahora se proponeapoderarse de lo imprevisible, d lo 'milagroso'.

    As, como se ha reconocido28 , en ese libro de Serres existen dosconcepciones contradictorias, que corresponden a dos modelos opuestos, el dela fijeza y el de la desviacin. Contradiccin que inspira toda la rara

  • 514 MAURICIO JALON LLULL 14

    construccin de su texto, pero que, finalmente, viene a desembocar en figurasdel reposo. Su dilogo, en suma, se configura en y para la cientificidad.

    Efectivamente, es su objeto principal? El torbellino, que combinalo estable con lo inestable, que flucta y permanece bien compensado, que esorden y desorden a la vez. S. Pero que no es la imagen de lo esencialmentecontradictorio. Antes al contrario, es un modelo de lo que est a punto de sercaptado por los ojos de la ciencia.

    i,Cul es el juguete preferido de Serres? Una peonza. "El eje de la peonzabascula en torno a una posicin de equilibrio; existe una invariancia porvariaciones"29.

    Las perturbaciones -los flujos y turbulencias-, amainan.En latn, turbo significa remolino o torbellino y confusin o desorden;

    aunque tambin peonza; y, adems, cono. El trompo es un juguete de lamecnica y de la matemtica. Es un objeto para volver a la invariancia, trasrecorrer todas las variantes geomtricas elementales que quepa imaginar.

    IV. El problema del estructuralismo nos ha conducido al de la estructuramatemtica y su forma tan neta. El repaso por la evolucin de las ciencias y elemerger de la cientificidad ha virado hacia la historia de la matemtica; y ellonos ha devuelto a la quietud de lo absolutamente formal. Siempre ha habidoque tender un puente desde los griegos hasta Leibniz y otro desde l hasta laactualidad, de tal modo que, en el ltimo, se distinguen dos impulsos, unooriginado en la fisica, el otro en los nuevos formalismos (de corte medioleibniziano tambin). Por consiguiente, el primer trayecto supone ir de lamatemtica hacia las ciencias y el segundo regresar desde stas a lamatemtica, entendida en su sentido ms amplio.

    Segn esta nueva lectura, Leibniz es un nudo de inflexiones y deirradiaciones. El filsofo de Leipzig, el cientfico capaz de combinar geometray aritmetizacin, anlisis y logicismo, dinamismo clsico y relativismo, seconvierte en un individuo resumen del pasado y en un hito que apunta hacia laorganizacin del pensamiento cientffico del futuro. Para Serres, en efecto,"cada vez que la ciencia (y, ms pardculannente, la matemtica) hace alg nsalto manifiesto hacia delante, por reestructuracin de su proyecto global o poruna profundizacin de sus principios, se encuentra a alguien que hace de nuevoel pererinaje de la Mathesis, como si la odisea leibniziana contuviese enpotencia (...) el dinamismo y el desarrollo histrico posteriores"30.

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS . 515

    Mediante esta mirada omnicomprensiva de la ciencia universal, de lamathesis, el pensamiento matemtico se hace dominante, hasta el punto de queras ciencias ms dispares se apropian de atributos que haban sido adjudicados,en principio, a la disciplina exacta: su historia, para Serres, supone siempre unretornar a las fuentes, a los principios determinantes.

    Segn l, entonces, el curso de las ciencias revitaliza, en cada momento,alguna de las regiones del sistema debido a la irrupcin leibniziana: su granesfuerzo enciclopdico hizo comprender que el problema central de lacomplexin afeeta a la ciencias en su esencia, lo que condiciona cada uno delos estadios de su evolucin global.

    Ahora bien, repensar las ideas de principio y de sistema nos traslada altiempo de los griegos, donde se halla la raz de las sucesivas reminiscenciasque tendrn lugar en el transcurso de nuestra historia. "Formal oinformalmente, el conocimiento es siempre contemplacin de algo a travs deun principio. En la ciencia esto se formaliza y se convierte en mtodo oprocedimiento deliberado". Leibniz, "hombre de los principios",paradjicamente juega con ellos, "los quiere pero no los respeta" 31 . Con talbrillantez, iniciaba Ortega y Gasset un periplo por las ideas y trminos delmundo griego, por sus conceptos de 'prueba y 'veracidad', teniendo como metala determinacin de sus debilidades o limitaciones frente al principialismopostcartesiano.

    En contraste con este prolongado viaje (por desgracia truncado), quevalora, en la Antigiiedad clsica, las distintas perspectivas del mtodo intuitivocon la vista puesta en el nuevo radicalismo de Leibniz, Serres slo mirarhacia atr'as ocasionalmente y mantendr, en el fondo, una posicin bastanteatemporal. A ello se suma que su reflexin versa, casi con exclusividad, sobrela idea de sistema, desariz necesariamente ms general.

    Es ms, resulta revelador que, en su evocacin del dilogo platnico (untanto especial), Serres resalte, sobre todo, cmo el mtodo que recrean losdilogos platnicos nace en la misma regin que el discurrir matemtico32 : elde la exclusin de la diferencia, el del ascenso vertiginoso de las ideas haciauna plena claridad formal. Poco a poco, va aproximando ese conversarmetdico hacia el puro estilo geomtrico que la Antigedad descubri. Pero,despus de todo, la irrupcin de la matemtica griega, aunque en parcialconvergencia con la de la filosofa dialgica, debe entenderse integrada en unaesfera intelectual ms vasta, ms veteada y pluriforme. El telos del espritugriego como conciencia cultural es deudor del trabajo de los sofistas, decaJaeger, y en fin de cuentas ello repercute en la amplitud de sus miras.

  • 516 MALTRICIO JALON LLULL 14

    Esta breve digresin puede ilustrar la posicin general de Serres. En suestudio sobre Lucrecio, su texto ms dubitativo, -aunque cabra preguntarse sile lleva, realmente, "a cambiar sus ideas" 33 -, enfrenta el individualismoepicreo al universalismo estoico, plantendose cmo efectuar el paso de lolocal a lo global, de la mirada del Jardn a la del Prtico34. Pregunta sinrespuesta, en la que resuena de nuevo su aspiracin a contribu a la apertura dela ciencia, aunque tambin se oyen las ideas generalizadoras de su esudio sobreLeibniz. Todo nos lleva, finalmente, a la idea de sistema.

    Pues los estoicos fueron quienes, por vez prirnera, emplearon el trminosistema en el sentido objetivo de 'sistema del mundo ofreciendo, adems, elconjunto doctrinal ms sinttico de cuantos se han concebido, al poner enperfecto acuerdo fsica, lgica y tica. El cosmos es visto como un conjuntobien ligado, donde las cosas se hallan en "conspiracin y concordancia"permanentes -"todo conspira", escribir Leibniz en la Monadologa-,componiendo un todo real. Cada una de las porciones de este universohomogneo se halla penetrada por una misma razn, y tanto la lgica como lamoral pueden dar cuenta de todo l, por reproducirlo y refiejarlo en unmovimiento totalizante. Los trnsitos posibles entre las distintas esferas delsaber se fundamentan, metodolgicamente, en esa homogeneidad de lo real; almismo tiempo, suponen los recorridos en las ms variadas direcciones de lamisma realidad. Consiguientemente, el carcter sistemtico del pensamientoestoico se hace notar tanto en la progresin metdica propia de su indagacin,como, aunque ms hondamente, en la totalidad orgnica que cada presenteabraza al percibir el curso completo de lo viviente, ajustndose el orden de lasrazones al orden de las cosas35.

    La doble actividad totalizadora y actualizadora es caracterstica esencial deese modo estoico de poner concierto en el mundo, de tanto influjo en nuestracultura. Aunque su vitalismo dinmico se aleje de la inspiracin matemtica decierto platonismo, prepara, de hecho, la amalgama neoplatnica, refundindoseen la versin que de sta proporcionar el Renacimiento y de cuyas fuentesbeber an Leibniz. Estrictamente, ste tomar de los estoicos la idea desistema y la de serie metdica37.

    En la sistemtica de Leibniz, todo nace en elfondo propio de cada unidad,espontneamente, si bien en conformidad con las cosas de fuera. Esta dobleperfeccin permite establecer un sistema de comunicacin de sustancias,representando cada una de ellas, con exactitud, al universo entero "a su maneray segn cierto punto de vista"38, y actuando unas sobre otras en virtud de lasleyes de la armona, esto es, de "la semejanza en la variedad o bien ladiversidad compensada por la identidad"39.

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS C1ENCIAS 517

    El orden total encierra parcelas ordenachs de modo semejante: cada una esun "espejo viviente y perpetuo del universo". Existe un entrelazamientogeneral de las cosas, cuyas propias relaciones expresan, a su vez, toda.s lasrestantes. Dada la repeticin de los mundos en los mundos, todo representa eltodo, y la totalidad se desgrana en totalidades.

    Surge as un modelo general tanto de la multiplicacin absoluta -"cadarama de la planta, cada miembro del animal, cada gota de sus humores es, a suvez, un jardn o un estanque"-, como del ms variado perspectivismo, puescambiando el punto de vista surgen universos diferentes que, sin embargo,corresponden a un nico universo -del mismo modo que "una misma ciudadvista desde distintas partes parece completamente diferente y resulta comomultiplicada segn las perspectivas" 40 -. Mediante tal Systematik derStandpunkte, se constituye, superando el relativismo subjetivo, unperspectivismo objetivo41.

    El pensamiento leibniziano realiza una sntesis entre lo universal de tipomatemtico, mundo relacional y "puro extensivo comunicable", y loindividual, lo nico real, "su clula comprensiva aislada y excluida". Elsistema provoca la reunin de lo local y lo general, de continente et contento,de lo general y de la singularidad". Parece pertinente, desde esa miradaintegradora, la asociacin automtica del prefijo pan- con cada regin dele,onocimiento que desee' aplicarse. De ah tambin que se abra la posibilidad detraducir dicho sistema a cualquier lengua positiva42.

    Su universo de la plenitud, de la continuidad y de la gradacin lineal esuna feliz amalgama entre lo idntico y lo discernible; y esta dobledeterminacin provoca un doble quiasmo en la propia armona que lo sostiene:la identidad implica la analoga de lo que es independiente y la discemibilidad,por su parte, la diferenciacin de lo que es anlogo43. El mundo terico, regidopor la similitud, busca su va indagadora en la combinatoria y en la gramticade una lengua universal; el mundo real, el de los individuos, histricos, biendiferenciados, parece quedarse al margen del lenguaje que ha organizado elprimero. La va de paso entre ambos tiene un marcado acento especulativo. Lamnada, la pieza analtica intermediaria, es el elemento referencial decomprensin que utiliza el sistema as alumbrado, sistema totalmentedescomponible en partes fuertemente conexas y que deviene un ptimo rganode comunicacin entre sus componentes44.

    Este modelo armnico puede dar cuenta de todos los trminos de lafamilia de la similitud, de la congruencia, de la conespondencia; en suma, de lafamilia constituida por "todas las variaciones que un formalismo puedecomponer sobre el tema de la identidad". Topamos de nuevo, en consecuencia,

  • 518 MAURICIO JALON LLULL 14

    con un universo de ideas prcticamente intercambiable con el matemtico. Yes que, es realidad, se debe hablar de la matemtica-filosofa leibniziana: sumatemtica encierra siempre lilosofa, y lo mismo sucede reciprocamente45.Siendo imposible explicar una de ellas mediante la otra, forcmonosconstantemente a pensar ambas ramas en una mutua implicacin, mediante ungiro envolvente.

    De acuerdo con la interpretacin serresiana, la propia mnada muestra lahibridez que imprime todo el pensamiento de Leibniz. Ya que, en primertrmino, es una unidad elemental que est sumergida en cada posible agregado,es un discernible en el pleno sin huecos, representa puntualmente lamultiplicidad universal y, por fin, es una especie de sujeto-objeto. Al mismotiempo, puede entenderse como un punto objetivo, una distincin de uncontinuo, un centro de percepcin y un cambiante punto de vista. Lamonadologa representa, paralela y simultneamente, el humus de la nuevamatemtica, puesto que a travs de esas unidades -que geometrizan otras delmismo nombre y provenientes del neoplatonismo-, se perciben tres tipos delorden matemtico46: el euclidiano-cartesiano (donde el espacio absorbe a cadapunto), el perspectivo (donde el punto remite al espacio, al situs, a lamultiplicidad que los constituye) y el analtico-infinitesimal (la escenografams compleja, que pudo ser inventada a partir de esa conjuncin pasivo-activadel punto como algo que est comprendido en otra entidad mayor y que, almismo tiempo, permite comprenderla o descifrarla).

    Acaso, por ello, Serres haya reflexionado -a la sombra de Belaval-, sobreel contraste entre Descartes y Leibniz, dos figuras cuyas trayectorias han sidoimpregnadas al mximo por el "demonio de la generalidad". En su estudio yaclsico, Belaval nos mostr a Leibniz saludando a Descartes," como los hroesse saludan en el momento del combate"47 , cuando contrapone elintuicionismo, como dogmatismo restringido de la evidencia cartesiana, alformalismo leibniziano, en el que se produce un engarzamiento inexcusable delas verdades, bajo el mando de la certeza lgica, del principio de nocontradic,cin.

    Belaval enfrenta la revolucin en parte conservadora del turens altradicionalismo parcialmente revolucionario del sajn -quien confes, "apruebocasi todo lo que leo"-: el primero, antihistoricista y hostil a la lgicatradicional, es fiel a la matemtica clsica; el segundo, historicista y fiel a lalgica precedente, guarda distancias frente a la ciencia exacta del pasado y, encambio, es muy receptivo al giro matematizante del siglo XVII y a susconsecuentes logros. En matemticas, Leibniz no slo no coincidi conDescartes en su gusto por la geometra, sino que escrut algo tan difcilmenteintuitivo como lo infinitesimal o consider el infinito como lo 'inmenso',

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS C1ENCIAS 519

    significativamente en pugna con lo 'indefinido cartesiano, ms vago eimpensable. Por lo que resulta un avance generalizador que engloba, adems,esa categora fundamental para la ciencia moderna que es la de relacin,asentada rigurosamente por Leibniz. El salto hacia un nuevo, y cualitativoanalysis situs que l prepara (y que Riemann definir como un estudio de lacontinuidad desde la estricta perspectiva de las relaciones de posicin, ladeandolo mtrico y concentrndose en la situacin), puede ser la culminacin de unpensamiento que enlaza con sumo cuidado el lugar de ning n otro lugar' conel 'lugar de todos los lugares': el ptutto con el espacio absoluto.

    In ordinem adducere sera tal vez el mejor lema para los mtodos deambos filsofos-matemticos, aunque el ordo o distribucin regular delintelecto tenga un valor no equiparable en cada uno de ellos. Uno atiende alorden lineal y el otro al orden combinatorio. La cadena podra ser la imagen dela cavilacin cartesiana; la red, en cambio, la adecuada para Leibniz. Unaretcula es la figura apropiada para un pensador que no slo concibi la idea deuna cultura vlida para la humanidad entera, sino que, sobre todo, antecualquier problema "tena presente siempre la totalidad de sus ideas"48.

    Los puntos de vista que Leibniz va adoptando a lo largo de la evolucinde su teora van siendo atrados a la rbita de una trama central, de carizuniversalizante y que, en el caso de la idea de ciencia general, se nutre no slodel impulso lgico, como deca Couturat, sino tambin, seg n apuntaCassirer49 , del impulso del anlisis. Pero sus proyectos universales se refierena la combinatoria, a la lengua, a la caracterstica, a la ciencia, a la enciclopediay a la matemtica. Para Serres, la universalidad se lee a travs de todos losproyectos, siempre que vayamos superponindolos: "es la estructura com n,transversal, analgica, de todas las empresas distribuidoras en serie lineal porCouturat". As, "la caracterstica es universal porque es una combinatoria, unalengua, una enciclopedia, un clculo, etc.; pero, de nuevo, la combinatoria esun clculo, es aplicable a la enciclopedia, envuelve una caracterstica, imponeun esquematismo, implica una lengua, etc." 50. Debe percibirse esta coleccincomo un ciclo nico e integrador, que, a su vez, nos devuelve a cada partcula,a esa mnada donde desciframos un principio invariante y adivinamos un,carnbio por grados. La Monadologa, arguye Serres, "no es un comienzo, niun fin, es un centro, lugar natural de lo universal -discurso, ciencia, ofilosofa" 51 . Partiendo de las mnadas, constituimos un mundo, paraenseguida, conformar un cosmos de relaciones, es decir, un sistema regido porleyes formales. La Monadologa, finalmente, "se cierra sobre s misma, comoun ciclo consumado de similitudes y un diccionario perfecto"52.

    Impecable y clausurada, la Monadenwelt es la cumbre ideal desde dondecontemplar las lneas maestras del estudio serresiano: estudio restringido a las

  • 520 MAURICIO JALON LLULL 14

    cuestiones de sistematicidad que sugiere el pensamiento de Leibniz por doquier.Localizada un poco antes de la entrada impetuosa de la fisica en la colectividadde las ciencias, la poca leibniziana puede definirse como el gran momento dela matemtica: el recurso a esta disciplina para todo trabajo histrico culturales un hecho familiar y automtico. A ello se suma que, al ser un sistema unacomunidad de principios conexos acerca de determinada materia, la matemticatransparenta particularmente la trama que la constituye; es un modelo desistematicidad, por la estructura que cada una de sus ramas repite y por laorganizacin que ella misma evidencia. El sistema matemtico es tambin undiccionario inmejorable y magistral, cuyos circuitos de traduccin son los mssencillos y los ms cortos53.

    Ms all de este doble matemtic,o que planea a lo largo de la discusin,lo fundamental es que el terreno especfico de la exploracin leibniziana tiendea coincidir con el de la absoluta generalidad racional. Mediante su pluralismosustancial, da forma a una pretensin panabarcadora, slo concebible "en unsistema independiente de los sistemas de referencia, en una lengua expresableen todas las referencias posibles". Esta es la clave de por qu su filosofa de laarmona apunta, con todos los argumentos imaginables, hacia un sistema delos sistemasm.

    El finale del texto de Serres es un motivo de motivos terminante:"Leibniz ha escrito el sistema de los sistemas, por variaciones, traducciones,cambios de referenciales (...). L,o ha establecido sobre el entendimiento divino,espacio infinito de verdades etemas, lo ha anudado al punto de vista divino, enel infinito: y, haciendo esto, no ha escrito sino un sistema". De esta suerte,Leibniz, multiplicando por completo las perspectivas, hereda la perfeccin deldogmatismo tradicional y consigue hacerla a n ms pulcra y acabada,confirindola un ltimo podero al proporcionarla una arquitecturaverdaderamente elevada. Con semejante movimiento descentralizador, seconvierte en nuestro precursor y en nuestro acompaftante, "anuncia ah nuestramodemidad y la realiza de antemano"55.

    V. Leibniz exalta la indisolubilidad entre el inventario y el arte deinventar56; y sus tablas, deliberadamente compuestas "para decirlo todo"57,constituyen un mundo capaz de proyectarse en cada varieciad, hasta lograratraparla. Un mundo singular, del cual Serres ha dado una interpretacinunificadora, y que, adems, le permite pensar en posibles nuevas versionespara otros mbitos de estudio, al concebir de antemano una tabla armnicacomo un sistema de traduccin.

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS

    521

    Ya la evocacin del mundo tabulador es casi una definicin de principios;ms an lo es el sumergimiento serresiano en el registro circular de lossaberes, en esa Enciclopedia ideal donde las - ciencias se traducen entre s,dejando "invariante la verdad". Correspondientemente, no surge problemaalguno cuando Serres se refiere a la redistribucin de las ramas del saber, en lapoca clsica, por obra de esa "vieja idea griega de invariancia y de estabilidadracional expresadas por el vocablo episteme" 58 , entonces reactivada: mejortodava por considerar que el objeto de la ciencia y de la filosofa delclasicismo puede ser sirnbolizada por un cristal. Anlogamente, cuando laborda con exclusividad las disciplinas que se acogen bajo la "forma culturalllamada ciencia"59, tampoco se plantean grandes obstculos a la hora de hacertraspasos o versiones de unos lugares a otros.

    Pues bien, al retomar las consideraciones serresianas acerca de las cienciasformales -con ese estructuralismo que las vertebra-, encontramos en stas, a laluz de la travesa efectuada, una invencin ya avistada pero con unadenbminacin distinta ("Eine halb neue Erfindung mit einem ganz neuenNamen", deca Lichtenberg). Pues la ciencia contempornea, seg n Serres,podra ser percibida como un hecho cultural total desde la perspectiva delneonuevo espritu cientfico. Dicho novsimo estadio universalizara tanto laprimera etapa geomtrica cartesiana, como la segunda correspondiente alestmulo de la fsica (y al nuevo espritu bachelardiano), integrndolas,respectivamente, en una arquitectnica y en una teora de la comunicacin: lascuales se conjugaran en el ltimo trecho, el actual de la ciencia60.

    En consecuencia, la contempornea concepcin estructural-informacionalsupone, al mismo tiempo, una refiexin sobre el estatuto intrinseco de lasciencias. El modo de pensar de las dcadas precedentes podra calificarse comoun encaminamiento -un mtodo en sentido etimolgico- de carcter formal,pluralista y no referenciado61 . Los nuevos caracteres generales o ejesestructuralizantes -retcula, circulacin, lenguaje intrinseco del saber-, tendranun aire de familia leibniziano. Ese razonamiento, escribe Seffes en otro lugar,se expresa en un lenguaje "donde el viejo Leibniz anunciaba, reencontraba elestructuralismo"62.

    Pero elijamos ya una direccin muy distinta. En las condicionesenunciadas, i,sera factible el paso prometido entre las ciencias humanas y lasformales? La circunstancia es ahora muy diferente, y los acentuamientos antesefectuados no favorecen el trnsito. El estudio de los enlaces entre lasdisciplinas verdaderamente reguladas y las restantes formas culturales o el delas nuevas sintesis que pudiesen componerse mediante cruces de estas ltimasi,acaso pueden regirse por los mecanismos de intercambio sefloreados por elSistema? En todos sus Herms, Serres afronta este mismo problema,

  • 522 MAURICIO JALON LLULL 14

    introduciendo abiertamente los mecanismos antes citados. Ms tarde, con msprudencia, se interesa por puntos de vista desistematizadores; sin embargo,suele referirse al estructuralismo como un movimiento intelectual cuyosargumentos encuentran su coherencia gracias a artificios paracientficos 63 . Y,como se sabe, ha existido un estructuralismo distinto -an nos afecta- que,aunque apoyndose en contrastes y entrelazamientos de apariencia formalizante,consegua mantener en cada terreno la idiosincrasia de las ciencias humanas,incluyendo su indeterminacin y renuncia al poder omn nodo, al tiempo queconsegua dar un sentido -nuevo a sus componentes, a sus regiones y alconjunto en general.

    Como si pretendiese convencerse de su efectividad, Serres mencionarepetidamente el paso de unas a otras ciencias como un hecho verificadorealmente. Pero nosotros no acabamos de sentir dicho trnsito en su integridad.En las ciencias humanas, los buenos intercambios, los lazos y composicionesms afortunados, slo se producen por sorpresa, inperceptiblemente. Como losgrandes estructuralistas enseflaron con su trabajo, la pieza maestra de cadadiscusin concreta se arma casi por ventura. Unicamente los observadores,refractarios aqu al convencimiento externo, percibimos tal artificiofuncionando durante un instante, prcticamente irrepetible.

    En La distribution, Serres, por el contrario, resalt que las cienciashumanas estaban siendo atravesadas por mtodos propios de las cienciasautnticas, encontrando por fin su camino gracias a las interferencias con unsaber prejuzgado antes como de otro orden. Al concebir el estructuralismocomo una comunidad de tareas y de operaciones de rasgos leibnizianos, llegabaa confesar: "slo apenas me atrevo a decirlo, pero se trata de la esperanza,tantas veces acariciada como un suello, de una mathesis universalis". Si elnuevo comparatismo esuuctural, con su identificar elementos e idearoperaciones, debe concebirse como una especie de combinatoria, entonces nosexigir reforzar los hallazgos de la lgica y la lingstica para conseguir sumayor perfeccin. As lo afirma Serres y, para confirmarlo, elige ciertascuestiones prioritarias en el anlisis del lenguaje actual que coinciden con lasque la poca clsica abord con preferencia: signo y tropo, designacin ysintaxis, lgica y teora general de la lengua. Llegando a concluir que elneoleibnizianismo contemporneo es un clasicismo64.

    La adopcin de una clara perspectiva panmatemtica hace ms ardua unaverdadera (eso es, no reductora) comunicacin entre las ciencias. Es cierto quems tarde se distancia del tipo de conocimiento unitario -"el individuoirreductible retrocede, como el horizonte, ante nuestro anlisis"65 - ,pretendiendo, a cambio, estudiar lo radicalmente m ltiple. Pese a ello, alenfrentarse con lo protico tiende sobre todo a constatar su mera existencia,

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS 523

    retratando su apariencia siempre desde cambiantes puntos de vista y con unlenguaje reiterativo. Su anlisis, aunque sea en sordina, supone otra vez uncontraste con el orden, con el orden cientfico, como sucede con su ambiciosotexto Gense.

    Pero hay un medio en el que se aprecian bien las dificultades de Serres,antes y ahora, para realizar traducciones entre unos saberes y otros: su propiolenguaje, la organizacin de sus escritos. El atractivo indiscutible delcomienzo de sus textos se diluye paulatinamente por su abuso de repeticionesy ampliaciones recurrentes. Su lenguaje, ya de por s muy denotativo,incrementa su neutralidad por el uso de aliteraciones meramente automtico,por el recurso casi combinatorio a . 1a etimologa, por el empleo de frasesteoremticas ("como haba que mostrar", "como queramos demostrar") o porla alusin a lo fcilmente adivinable ("y as sucesivamente"). Estaatemporalidad -objetiva y subjetiva-, se ve reforzada por su tono asertivo ocategrico; y ste, a su vez, por'las frases hechas, por los repentinos giroscoloquiales, tan seguros, por la desenvoltura impermeable a toda vacilacin.Expone como si estuviese dominando una superficie ya conocida, ydeslizndose sobre ella sin excavarla. Elabora una especie de literatura sinliteratura (i,como Sade, pero sin obsesiones? i,como Verne, pero sin inventosni viajes?), a modo de reportaje de un cientfico bien asentado sobre susprocedimientos habituales.

    De hecho, Serres no parece intimidado por la arrogancia propia delformalismo o de cualquier lenguaje positivo; trata con familiaridad la lengua deconsenso de la ciencia y las escalas de valores que el cientfico suele esgrimir.Muchas de sus imgenes provienen, adems, de este campo: sus adomos,delineados con comps, y sus conceptos, de resonancias fsico-matemticas,constituyen un dialecto personal dentro del lenguaje apodctico. Una posicinenunciativa que no facilita el dilogo con las disciplinas humansticas, dejuicios ms fluctuantes. Estas exigen de las palabras algo ms. El ejemploextremo, la literatura, se mueve en lo indecible y no pretende ocultarlo,desvela la perplejidad sin acabar de ofrecemos certidtunbre.

    Serres emplea muchas anttesis y, en general, afirmaciones construidascon dos componentes opuestas, bien mediante la simple atribucin a unmismo sujeto de atributos antitticos (sineciosis), bien mediante frases en cruzcuyo equilibrio contradictorio radica en la repeticin invertida de lo ya dicho:"Hay orden en el desorden y desorden en el orden" 66. Todas estas formas sonlas ms apropiadas para presentar un mundo reversible, transparente ycristalizado.

  • 524 MAURICIO JALON LLULL 14

    En el fondo, pues, Serres proporciona un intercambio conceptual, de tipocontrolado, que se opondra al que se desenvuelve con las palabras, msaleatorio. Su juego verbal -"El bosque es la multiplicidad. El mar es asimismola multiplicidad"67-, resalta la univocidad del lenguaje, impidiendo el titubeodel discurso: ni despliega verdaderas anttesis, ni libera al significante de sussujeciones. Por el contrario, refuerza la coalescencia del signo, la fusin'indisociable entre significante y significado; y ello tambin repercute en laelezcin de su genuino vehculo de comunicacin, el homeomorfismo, esacorrespondencia mediante analogas, usado en biologa y en cristalografa, ascomo en la propia matemtica. El homeomorfismo interviene en las primerasdefiniciones de topologa, rama frecuentada por Serres, bien -como parte delmagma leibniziano, bien metafricamente, bien al considerar que la semiticaes ante todo una topologa y sta es un buen camino hacia la primera68.

    Los procedimientos de expresin antes reseados, como deca Barthes,forman parte del "imaginario de la ciencia" 69. Y es que el giro teorizador deSerres (que rehuye las sorpresas y busca cortocircuitos de nociones) no se alejade su aseveracin, tan filoleibniziana, de que "la ciencia en su integridad sehalla por doquier en la integridad del mundo" 70. No es de extrafiar, pues, queest atrado por lo originario como anclaje primigenio (una atraccin tambinfisicalista y matemtica). Un origen que excluye la temporalidad (la historiasera, sobre todo, violencia), el sujeto (habra puntos de vista,entrelazamientos, clculos) y lo e,.speculativo (en beneficio de lo especular, delas simetras). Consiguientemente, la cultura no es tanto un espacio deresonancias como un espacio de referencia; ms que una masa de voces pluraleses una nube de puntos: no es un cultivo sino una red de comunicacin muytensa en la que se distinguen bien las filiaciones y los canales para eltransporte de seales.

    La evocacin del origen ha ido convirtindose en los escritos de Serresms recientes en la incesante bsqueda de lugares slidos en la historia, dezcalos inamovibles para el pensamiento. Ha reflexionado sobre la gnesis olos materiales del mundo y sobre la fundacin de nuestra cultura, sobre nuestrosubsuelo romano; se ha detenido, adems, en ciertos monumentos: tumbas,pirmides y estatuas. "Nuestro tiempo viene de la muerte", leemos en Statues;y un poco antes: "como si la matemtica viniese de la muerte"71 . Una vezms, nos enfrenta con lo inmodificable, lo que se rige por leyes invariantes, ycon ese bloque firme que constuye la raz de la episteme occidental. La razn,segn guarda la memoria en su etimologan, restituye siempre los equilibriosy las proporciones. Ratio, inteligencia y juicio, es tambin clculo,valoracin, proporcin y medida.

    "Lo racional no comporta sino lo racional"73.

  • LLULL 14 M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS 525

    Y, sin embargo, el formalismo de Serres no es irrespirable. En absolutoparticipa de la banalidad de cierta literatura tecnocientfica contempornea, quenos ofrece una visin sistemtica escolar, exange y anodina. Es cierto que susltimos textos delatan cierto desfallecimiento en las ideas, pero suenciclopedismo no es un ingenuo apilamiento de saberes, amalgamados por ellenguaje-recuelo de la ciencia unificada. Por el contrario, pretende sertestimonio de la Enciclopedia vislumbrada a finales del siglo XVII; recuerdo deesa panormica que, pese a todo, no trataba de medir las cosas con el mismorasero (al menos, en las mejores fonnulaciones); en fin, recuperacin de lainventiva leibniziana, tan vibrante, tan comprometida en el cotejo de cadanueva adquisicin del saber con los principios comunes del conocimiento.

    La monotona y el desgaste paulatino de la obra serresiana puedenentenderse entonces, paradjicamente, como un triunfo raro y hasta pujante,aunque parcial, pues habra que restringir con rigor el carnpo de aplicabilidad desus argumentaciones. Le systme de Leibniz y los primeros Herms son unamuestra de cmo la concentracin continuada y perspicaz en una figurasingular -en su caso Leibniz-, puede generar un fondo intelectual o cultivopropio novedoso y fructfero, pese a sus reiteraciones e, incluso, extravos.Slo tras deslindar bien el terreno fijado por Serres es posible establecer undilogo -sin duda unilateral e indirecto- con las ciencias humanas. Puliendocualquier exceso universalista, es posible construir ciertas correspondenciasentre las rakes que nutren dicho fondo y las de las elaboracionesestructuralistas. Pero los elementos comunes a ambas, como parece evidente,se hallaran en el platillo de la balanza que corresponde a las ciencias msreguladas.

    Serres ha querido subrayar con fuerza que "el viejo racionalismo es elhormign del mundo"74 . Recuperando para su fuero interno las invencionesleibnizianas -apoyndose en un ideario que podra calificarse con propiedad detransmatemticoconsigui (sobre todo en sus primeros textos) una versindel clasicismo en el mbito actual del pensamiento: pese a las objeciones quepuede suscitar, se ha convertido hoy en un curioso y esforzado traductor delpensamiento de Leibniz.

    NOTAS

    1 SERRES, M. (1982) Le systme de Leibniz et ses modlesmathmatiques. Pars, PUF, 21 ed.; que ser citada como SLMM.

    2 SERRES, M. (1969) Herms I, la conununication; SERRES (1972)Herrns 11. rinterfrence; SERRES (1974) Herms 111, la traduction; SERRES(1977) Hernths N, la distribution; SERRES (1980) Herms V, le passage du

  • 526 MAURICIO JALON LLULL 14

    nord-ouest: todos ellos editados en Pars por Minuit. Sern citados,respectivamente, como H.I., H.11, H.Ill, H.IV y H.V.

    3 Entr. con SERRES por Ch. Descamps, Quinz. Litt., 375 (X), 1982, pp.23 -25 .

    4 H.V. p. 15. Lo que constituye una obsesi6n constante en sutrayectoria: cf. las entr. con SERRES por Y. Roucaute, L'venement du jeudi (11-17, oct.), 1990, pp. 106-107; y por B. de Cessole, Le Figaro (11 febr.), 1991,donde afirma que en los aos prximos, incluyendo el comienzo de siglo,predominarn las ideas de comunicacin y de pedagoga.

    5 Cf. PRIGOGINE, I.; STENGERS, I. (1983) La nueva alianza.Metamorfosis de la ciencia. Madrid, Alianza, pp. 143-144, 271-280.

    6 Cf. Descombes, V. (1979) Lo mismo y lo otro. Madrid, Ctedra, pp.117-121.

    7 H.UI, p. 11.8 SERES, M. (1974) Jouvences. Sur Jules Verne. Pars, Minuit, p. 269.9 SERRES, M. (1977) La naissance de la physique dans le texte de

    Lucrce. Pars, Minuit, pp. 18-36; H.V. p. 165 y H.11, pp. 163 y ss.10 LLEDO, E. (1984) La memoria del logos. Madrid, Taurus, pp. 198-199.

    Vase pn SERRES, M. (ed.). (1989) lemnts d'histoire des sciences. Pars,Bordas, su captulo "Gnomon: les dbuts de la gomtrie en Grce", pp. 63-99,donde aborda los temas antes citados y se centra en el Menn platnico (pp.80-87).

    11 H.I, pp. 78-112.12 Ibidem. Cf., adems, H.II, pp. 50, y SLMM, p. 79.13 H.I, pp. 48-60.14 H.11, pp. 119 y 122.15 Cf. especialmente H.II, pp. 69 y ss., pp. 201-222.16 COMTE (1984) Discurso sobre el esp(ritu positivo. Madrid, Sarpe,

    parte 1 1, tr. C. Berges.17 COMTE, op. cit., p. 85.)18 H.11, p. 204 y H.Ill, pp. 159-185 (esp. pp. 165-168).19 BACHELARD, G. (1974) La formacin del espritu cientfico. Buenos

    Aires, Siglo XXI, p. 11; cf. H.111, pp. 69-70.20 H.11, p. 87. Vase tambin FOUCAULT, M. (1969) L'archologie du

    savoir. Pars, Gallimard, pp. 247-248.21 H.II, p. 83.22 La naissance de la physique, p. 137.23 Ante todo, fsicos; op. cit., p. 141. Se ha sealado c6mo los estudios

    de Conche, Deleuze, Rosset o Serres transforman ese punto dbil lucreciano (ladeclinaci6n) en su punto fuerte: cf. ROSSET, C. (1978) "L'autre matrialisme".Critique, 371 (IV), 347-351.

    24 La naissance de la physique, pp. 72-74.25 Op. cit., p. 69. Aunque SERRES (1982) repita: "La turbulence est

    rpandue partout, presque partout, elle n'est cependant pas universelle" (Gense,Pars, Grasset, p. 179).

    26 La naissance de la physique, pp. 98 y 115.27 Op. cit., p. 142. Cf. PRIGOGINE, La nueva alianza, pp. 142 y ss.

  • LLULL 14

    M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS 527

    28 FELMAN, S. (1979) "De la nature des choses ou de l'cart al'quilibrie". Critique, 380 (I), 3-15. En este nmero sobre Serres vanse,adems, los artculos de I. PRIGOGINE y otros, "La dynamique, de Leibniz aLucrce" (35-55) y de Ch. FRMONT M. Serres ou l'art d'inventer" (56-71); ascomo una bibliografa hasta tal fecha (121-125).

    29. La naissance de la physique, p. 40.30 SLMM p. 75; cf. pp. 78 -79.31 ORTEGA Y GASSET, J. (1978) La idea de principio en Leibniz y la

    evolucin de la teora deductiva. Madrid, Alianza, pp. 11 y 13. Vase su cap.25, sobre los estoicos.

    32 H.I, pp. 39-45.33 La naissance de la physique, p. 200.34 Op. cit., pp. 231-236. Un tenia serresiano: cf., por ejemplo, H.V, pp.

    20, 89-90.35 GOLDSCHMIDT, V. (1953) Le systme stoi'cien et l'ide de temps.

    Pars, Vrin, pp. 6, 34, 53 y esp. 59-61.36 GOLDSCHMIDT, op. cit., pp. 41, 113, 120-121 y 162.37 SLMM, pp. 15 y 30.38 LEIBNIZ, Nuevo sistema de la naturaleza, prr. 14 (tr. M.G. Morente).39 LEIBNIZ, Confessio philosophi (tr. F. de P. Samaranch). Cf. Nuevos

    ensayos sobre el entendimiento humano, p. 11, c. XXVII (tr. J. Echeverra).40 LEIBNIZ, Monadologa, prrafos 56, 67 y 57 (tr. M.G. Morente).

    Sobre las fuentes antiguas de estas ideas. MAHNKE, D. (1925) "LeibnizensSynthese von Universalmathematik und Individualmetaphysik". JahrburchPhilosophie und phdnomenologische Forschung,

    305 -611 o 1 -308: pp.215-219.

    41 Cf. MAHNKE, O. cit., pp. 9-14.42 SLMM, p. 528.43 SLMM, p. 573. Cf. la lectura ms convencional y distante de

    LOVEJOY, A.O. (1983) La gran cadena del ser. Barcelona, Icaria, cap. V.44 H.1I, pp. 102; H.ffi, p. 116.45 SLMM pp. 56 y 65. Ciencia y metafsica se unen ah

    inextricablemente, resultando difcil hablar de una neta epistemologaleibniziana: cf. BELAVAL, Y. (1976) tudes leibniziennes. Pars, Gallimard, pp.50-51.

    46 SLMM, p. 351.47 BELAVAL, Y. (1978) Leibniz critique de Descartes. Pars, Gallimard, p.

    537. Vanse esp. las partes I y II; y el estudio de Serres sobre tal libro (H.I, pp.127-153).

    48 DILTHEY, W. (1978) De Leibniz a Goethe. Mxico, FCE, p. 28. Cf.toda la parte primera, panormica del significado de Leibniz en la Alemaniasetecentista.

    49 CASSIRER, E. (1979) El problema del conocimiento en la filosofa yen la ciencia moderna. Mxico, FCE, t. II, pp. 79 y ss. Sobre la trayectoriamatemtica de Leibniz, vase el clsico CASSIRER, E. (1988) Cartesio eLeibniz. Roma-Bari, Laterza, partes la y 41.

    50 SLMM, p. 549.

  • 528 MAURICIO JALON

    LLULL 14

    5 1 SLMM, p. 603.52 SLMM, pp. 642-643. Cf. pp. 96-103. Seg n Serres, en la sintesis

    ofrecida por Mahnke faltara una teora de la comunicacin que hiciese deverdadero mecanismo compositivo p. 120).

    53 SLMM, pp. 69 y 535.54 SLMM, pp. 740-741.55 SLMM, p. 810.56 Vase H.V, p. 155. La tabla de definiciones ms extensa, elaborada por

    l, se halla en COUTURAT, L. (1966) Opuscules et fragments indits de Leibniz.Hildesheim, Olms, pp. 437-510.

    57 Gnese, p. 90. Ejemplo de c6mo en textos "subjetivos" gira una y otravez sobre el problema Leibniz (cf. tambin pp. 15-20, 41-46).. En Jouvences, p.105, defme una nave sin velas como "una inmensa red de equilibrio de fuerzas"(cf. ah pp. 241-242).

    58 H.III, p. 135; H.IV, p. 23.59 H.V, p. 51; H.IV, p. 17.60 H.H, pp. 141 y 94.61 H.II, pp. 145-148.62 Gense, p. 158.63 Entr. con SERRES por C. Clment, Mag. Litt., 224, 1985. Cabe

    aceptar sin ms lo que Serres ofrece -como hace BIEND, J. (1979) M. Serres:navegatore e l'arcipelago". Spirali, 8, p. 59, pero es necesario tambin sealarsus lmites. En su prefacio a los lments d'histoire des sciences, pp. 1-15, semuestra ms cauto, y ante la dispersi6n de las propias ciencias formales buscalo "relativamente invariante" en los lugares de convergencia y bifurcacin,donde se sitan los problemas clave o se adoptan soluciones significativas parala evolucin de algunas de sus ramas (p. 5).

    64 Vase H.IV, pp. 275-281.65 Gense, p. 16.66 H.V, p. 64. Y es muy recurrente: el cosmos "es tma mezcla de orden y

    de desorden"; "lo uno est en lo mltiple, y el caos en el orden", Gnese, pp.174 y 212.

    67 Gense, p. 99. Sobre la hibridez de la semiologa leibniziana, puedeconsultarse DASCAL, M. (1978) La smiologie de Leibniz. Pars, Aubier-Montaigne, passim.

    68 H.V, pp. 40-41.69 BARTHES, R. (1975) Roland Barthes. Pars, Seuil. p. 49.70 H.IH, p. 151.71 SERRES, M. (1987) Statues, Pars, F. Bourin, pp. 327 y 321. ("Rien

    de stable comme une statue", escribe paralelamente en L'hermaphrodite, Pars,Flammarion, 1987). Su preocupacin por poner en contacto espacios hist6ricosmuy distanciados, por "descubrir el tiempo", se desplega ya en su estudio sobrenuestros remotos orgenes, bajo la gua de Tito Livio y de Plutarco: Rome, lelivre des foradations (Pars, Grasset, 1983). El trmino "fundacin", que englobaa esos dos libros, designara, seg n dice, "el proyecto de hacer una verdaderaantropologa de las ciencias": entr. con SERRES por F. Ewald, Mag. Litt., 275(IV) 1990, pp. 98-103.

  • LLULL 14 M. SERRES Y EL DIALOGO ENTRE LAS CIENCIAS

    529

    72 Statues, pp. 40 y 345.73 Statues, p. 36.74 Gense, p. 50.

    BIBLIOGRAFIA

    B1ND, J. (1979) M. Serres: il navigatore e l'arcipelago". Spirali, 8, 59.DESCOMBES, V. (1979) Lo mismo y lo otro. Madrid, Ctedra.FELMAN, S. (1979) "De la nature des choses ou de l'cart a l'quilibre".

    Critique, 380 (I), 3-15.FOUCAULT, M. (1969) L'archologie du savoir. Pars, Gallimard.FRMONT, Ch. (1979) M. Serres ou l'art d'inventer". Critique, 380 (I),

    56-71.PRIGOGINE, I.; STENGERS, I. (1983) La nueva alianza. Metarnorfosis de la

    ciencia. Madrid, Alianza.PRIGOGINE, I.; STENGERS, I. y PAHAUT, S. (1979): "La dynarnique, de

    Leibnit a Lucrce". Critique, 380 (I), 35-55.ROSSET, C. (1978) "L'autre matrialisme". Critique, 371, (IV), 347-351.SERRES, M. (1969) Herms I, la communication. Pars, Minuit (H.D.SERRES, M. (1972) Herms 11, l'interfrence. Pars, Minuit (H.II).SERRES, M. (1974-a) Herms 111, la traduction. Pars, Minuit (H.111).SERRES, M. (1974-b) Jouvences. Sur Jules Verne. Pars, Minuit.SERRES, M. (1977-a) Herms N, la distribution. Pars, Minuit (H.IV).SERRES, M. (1977-b) La naissance de la physique dans le texte de Lucrce.

    Pars, Minuit.SERRES, M. (1980) Herms V, le passage du nord-ouest. Pars, Minuit

    (H.V).SERRES, M. (1982-a) Le systme de L,eibniz et ses modles mathmatiques.

    Pars, PUF (SLMM).SERRES, M. (1982-b) Gense. Pars, Grasset.SERRES, M. (1983) Rome, le livre des fondations. Pars, Flammarion.SERRES, M. (1987-a) L'hermaphrodite. Pars, Flammarion.SERRES, M. (1987-b) Statues. Pars, F. Bourin.SERRES, M. (ed.) (1989) lments d'histoire des sciences. Pars, Bordas.SERRES, M. entr. por Descamps, Ch. (1982) Quinz. Litt., 375 (X), 23-25.SERRES, M. entr. por Cessole, B. de (1991) Le Figaro (11 de febrero).SERRES, M. entr. por Clment, C. (1985) Mag. Litt., 224. (XI), 96-101.SERRES, M. entr. por Ewald, F. (1990) Mag. Litt, 275 (IV), 98-103.SERRES, M. entr. por Rocaute, Y. (1990) L'venement du jeudi (11-17

    octubre) 106-107.VV.AA. "Bibliographie des travaux de M. Serres" (1979). Critique, 380 (I),

    121-125.