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Ekonomiaz N.º 20 200 «La Economía Mundial en los años ochenta y la Política Económica de los noventa» En este artículo se comentan determinados hechos clave de la economía mundial en los años ochenta, como los desequilibrios de balanza de pagos que se manifestaron en los mercados crediticios, cambiarios y de valores, los problemas de la Ronda Uruguay del GA TT, la aceleración de la integración económica europea y, finalmente, el auge de la economía de mercado con el retorno de los países del centro y del este de Europa. Estos hechos permiten conjeturar que la política económica en los años venideros podría ser más estricta y disciplinada en su función subsidiaria del mercado, más y mejor coordinada en distintos sentidos y niveles, y más favorecedora del ahorro y de la estabilidad del sistema financiero. Artikulu honetan Laurogeiko urteetako ekonomia mundialean giltzarri izan ziren gertakari jakin batzuk komentatzen dira, hala nola, kreditu, truke eta balore- merkatuetan eman ziren pagubalantzako desorekak, GATTen Uruguayko Errondako arazoak, Europako ekonomi Elkartean sartzeko prozesuaren azelerazioa eta, azkenik merkatu-ekonomiaren boga Europa Erdi eta Ekialdeko herrialdeen itzulerarekin. Gertakari hauek, datozen urteetako politika ekonomikoa orain arte baino zorrotzago eta disziplinatuagoa izan litekeela iradartzeko bidea ematen dute merkatuari laguntzeko duten funtzioan, gehiago eta hobeto koordinatua izango bait da hau zentzu eta maila desberdinetan, eta aurreztearen eta finantz sistemaren egonkortasunaren aldekoagoa azken buruan. This article considers some key facts happened in the International economy scenario of the 80s. These are: The balance of trade disequilibria that influenced the credit, exchange and stock markets, the problems arisen within the Ronda Uruguay (GA TT), the acceleration of the European economic integration and the increase of the market economy due to the return of Central and East European countries. This evidence allows to conjecture that the Political economy in the future years will be more strict and disciplined in its subsidiary market role, more and better coordinated at different levels and directions and more in favour of the savings and stability of the Financial system.

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economía mundial en los andes

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Ekonomiaz N.º 20 200

«La Economía Mundial en los años ochenta y laPolítica Económica de los noventa»

En este artículo se comentan determinados hechos clave de la economía mundialen los años ochenta, como los desequilibrios de balanza de pagos que semanifestaron en los mercados crediticios, cambiarios y de valores, los problemasde la Ronda Uruguay del GA TT, la aceleración de la integración económicaeuropea y, finalmente, el auge de la economía de mercado con el retorno de lospaíses del centro y del este de Europa. Estos hechos permiten conjeturar que lapolítica económica en los años venideros podría ser más estricta y disciplinada ensu función subsidiaria del mercado, más y mejor coordinada en distintos sentidosy niveles, y más favorecedora del ahorro y de la estabilidad del sistema financiero.

Artikulu honetan Laurogeiko urteetako ekonomia mundialean giltzarri izan zirengertakari jakin batzuk komentatzen dira, hala nola, kreditu, truke eta balore-merkatuetan eman ziren pagubalantzako desorekak, GATTen UruguaykoErrondako arazoak, Europako ekonomi Elkartean sartzeko prozesuaren azelerazioaeta, azkenik merkatu-ekonomiaren boga Europa Erdi eta Ekialdeko herrialdeenitzulerarekin. Gertakari hauek, datozen urteetako politika ekonomikoa orain artebaino zorrotzago eta disziplinatuagoa izan litekeela iradartzeko bidea ematen dutemerkatuari laguntzeko duten funtzioan, gehiago eta hobeto koordinatua izangobait da hau zentzu eta maila desberdinetan, eta aurreztearen eta finantz sistemarenegonkortasunaren aldekoagoa azken buruan.

This article considers some key facts happened in the International economy scenario ofthe 80s. These are: The balance of trade disequilibria that influenced the credit,exchange and stock markets, the problems arisen within the Ronda Uruguay (GA TT),the acceleration of the European economic integration and the increase of the marketeconomy due to the return of Central and East European countries. This evidence allowsto conjecture that the Political economy in the future years will be more strict anddisciplined in its subsidiary market role, more and better coordinated at different levelsand directions and more in favour of the savings and stability of the Financial system.

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Ekonomiaz N.º 20 201

José M. Pérez de Villarreal (*)Departamento de Economía de la Universidad de Cantabria

1. Introducción2. El relieve de la Economía Mundial en los años ochenta3. La Política Económica de los años noventa4. Resumen y Comentario FinalReferencias Bibliográficas

1. INTRODUCCIÓN

Es difícil saber cuántas crisis se hanevitado o suavizado mediante la puestaen práctica de políticas económicas bienpensadas. Más fácil es, sin embargo,reconocer la contribución, ex-post, de lascrisis a la teoría de la política económica.Así, por ejemplo, la depresión de los añostreinta alertó sobre la importancia degestionar, activamente, la demandaagregada. Fue, según los historiadores,una crisis de insuficiencia de demanda,cuya superación se logró con políticas degasto expansivas, fiscales y monetarias.Hasta los años setenta, el bagaje doctrinalde la política económica coyunturalestuvo, en gran medida, representado porel aparato analítico IS-LM, de indudableimpronta keynesiana. Como se sabe, estemodelo, profusamente explicado en losmanuales de macroeconomía, pone elénfasis en el estudio de la demandaagregada.

La crisis de los años setenta advirtió,complementariamente, sobre la

necesidad de atender la vertiente de laoferta agregada. Las convulsiones delmercado mundial de petróleo en los años1973-74 y 1978-79, que elevarondrásticamente el precio del crudo, dejaronobsoleto gran parte del stock de capitalde los países industriales, mermando laproducción y el empleo. La políticaeconómica se sesgó, sensiblemente,hacia la reconversión industrial yregeneración del aparato productivo. Así,los términos shock de oferta y política deoferta pasaron a formar parte del glosarioacadémico. Más aun, el auge de lasexpectativas inflacionistas, provocado porla aceleración de la inflación, puso enentredicho la validez de la políticatradicional para amortiguar el fenómeno

(*) José M. Pérez de Villarreal y González deArrilucea, especialista en temas de macroeconomíay finanzas, es profesor titular de economía aplicaday actual director del Departamento de Economía dela Universidad de Cantabria. Ha sido, también,miembro del Instituto de Economía Pública y delDepartamento de Análisis económico de la UPV-EHU.

Palabras clave: Economía mundial, política económica, deuda internacional, economía de mercado, Ronda Uruguay, GATT.Nº de clasificación JEL: E65, F30, F33, F43, N12, N13, N14.

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más característico de estos años, laestanflación. El desarrollo de la crisiseconómica, y su interpretación, puso demoda el pensamiento neoclásico, que consu hipótesis de expectativas racionalesrevolucionó la macroeconomía y el diseñode la política económica (Begg, 1984).Bajo esta hipótesis, se reconoce que loscentros privados de decisión, o agenteseconómicos relevantes, estáneficientemente informados sobre lascircunstancias económicas y que, por lotanto, no se equivocan sistemáticamenteen sus previsiones. En un mundo, como elactual, donde, cada vez más, lainformación se procesa y difunde rápida,barata y eficazmente, el principio deracionalidad de las expectativas no dejade ganar plausibilidad. Pues bien, en estecontexto de eficiencia informacional, cadavez es más difícil que determinadasdecisiones de política fiscal y monetariano sean adivinadas y tenidas en cuentapor el sector privado al tomar susdecisiones de inversión, producción yempleo, malográndose sus objetivosiniciales. Los responsables de la políticamacroeconómica encaran, así, una nuevarestricción: las posibles reacciones deagentes económicos que prevéneficientemente.

Los años ochenta no pueden señalarse,propiamente, como una época de crisiseconómica. Al contrario, el crecimientoeconómico en el área de la OCDE ha sidonotable, especialmente, en la segundamitad de la década y, además, ha estadoacompañado por un claro proceso dedesinflación (Cuadro n.° 1). Sin embargo,este crecimiento no ha estado exento deciertos problemas y desequilibrios,reflejados todos ellos en los mercadosfinancieros. Recuérdese, en este sentido,el problema de la deuda internacionalemergente a principios de los ochenta, elascenso y descenso, vertiginosos, de lacotización del dólar a mediados de ladécada, y las convulsiones bursátiles delos años 1987 y 1989. ¿Cuáles son, si lashay, las enseñanzas de estas minicrisis?¿Han surgido, por otra parte, nuevosdesafíos y oportunidades para replantearel rumbo de la política económica?

A continuación, se describe el relievede la economía mundial en la últimadécada, para reflexionar más adelantesobre algunas características que,

probablemente, configurarán la políticaeconómica en los años noventa.

2. EL RELIEVE DE LA ECONOMÍAMUNDIAL EN LOS AÑOS OCHENTA

El mosaico de la economía mundial enlos años 1980-1990 es rico enacontecimientos, muestra logrosimportantes entre luces y sombras, perotambién parece inacabado e, incluso,invadido por el devenir político-económicode los años noventa. La nueva convulsióndel mercado de petróleo, provocada por laguerra del Golfo, la aceleración delproceso de integración económica ymonetaria europea y, sobre todo, el retode la transformación hacia una economíade mercado de los países del centro y deleste europeo, atropellaron, sin duda, a laeconomía mundial en su tránsito a ladécada de los noventa. En esta sección,se comentan, brevemente, algunosrelieves de esta historia reciente.

2.1. Los desequilibrios comerciales ysus reflejos en los mercadosfinancieros

Si la crisis de los años treinta fue deinsuficiencia de demanda y la de los añossetenta se desencadenó por shocks deoferta, los problemas surgidos en losochenta se asocian, de nuevo, con lademanda. Pero esta vez, a diferencia dela anterior, el fallo no ha sido deinsuficiencia, sino de estructura ocomposición de la demanda. Los doscomponentes básicos, la demanda interna(gasto total realizado por los residente enun país) y la demanda externa neta (saldode la balanza por cuenta corriente) noevolucionaron equilibradamente enmuchos países a lo largo del decenio. Losdesequilibrios comerciales han sido, sinduda, el factor clave de las inquietudes ytensiones, surgidas en determinados añosy manifestadas en los ámbitos financierosy cambiarios. Además, la dinámica delsector público no ha sido ajena a estosdesequilibrios. Los déficits incurridos poreste sector en algunos países (EE.UU.,por ejemplo) han sido, en cierto modo, losprotagonistas de la década.

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José M. Pérez de Villarreal

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Cuadro n.º 1. Economía Mundial en los Años Ochenta

1980-81 82 83 84 85 86 87 88 89 1990

PAÍSESINDUSTRIALIZADOS

IPC (% variación) 10,8 7,5 4,9 4,7 4,1 2,3 2,9 3,2 4,3 5,0

— EE.UU.— Japón— Alemania— España

12,06,35,815,8

6,12,75,314,4

3,21,93,312,2

4,32,32,4

11,2

3,52,02,28,8

1,90,6

-0,28,8

3,60,10,25,2

4,10,71,34,8

4,82,32,86,8

5,53,12,76,7

PIB (% variación) 1,4 -0,3 2,8 4,9 3,4 2,7 3,3 4,5 3,3 2,6

— EE.UU.— Japón— Alemania— España

0,84,00,80,5

-2,53,1-1,11,2

3,63,21,91,8

6,85,13,31,8

3,45,22.02,3

2,72,62,53,3

3,44,31,65,6

4,56,23,75,2

3,34,73,94,8

0,95,64,53,7

PAÍSESEN DESARROLLO

Deuda/export. (%) ServicioDeuda/Export. (%)

12019,8

13418,7

13420

15021,3

17023

15820,3

14219,7

13618,8

Fuentes: OECD, y Banco de España.

2.1.1. El Problema de la DeudaInternacional

La declaración de insolvencia, hechapor Méjico en agosto de 1982, fue laprimera manifestación de estosdesequilibrios. Estos, sin embargo, seincubaron y desarrollaron en la segundamitad de los años setenta, cuando elsistema bancario internacional canalizóhacia los países en vía de desarrollo elexceso de liquidez, desencadenado por elcrack energético (Banco Mundial, 1988).Por una parte, la banca internacional sevio inundada de petrodólares, depositadospor los enriquecidos países exportadoresde petróleo. Por otra, se redujo lademanda de créditos de los paísesindustrializados, los perjudicados. Lostipos de interés, consiguientemente,descendieron. En estas circunstancias,los bancos intentaron compensar la faltade negocio y de rentabilidad en losmercados tradicionales, concediendo máscréditos a los países en vía de desarrollo.Gran parte de estos créditos recalaron

en los gobiernos centrales y empresasestatales, entidades consideradas de bajoriesgo por su condición de soberanas. Elproceso de endeudamiento (desde 140billones $ de deuda a medio y largo plazo,a finales de 1974, hasta 560 billones en1982) fue rápido e imprudente por ambaspartes. A principios de los años ochenta,los precios de los productos y mercancíasno energéticas exportadas por estospaíses descendieron, coincidiendo conuna rápida subida de los tipos de interésprovocada por la política antiinflacionistade los países industrializados. Lacombinación de estos dos movimientosdisparó los costes reales de la deudaexistente y de nuevos endeudamientos.La crisis de Méjico socavó, con crudeza,la confianza financiera del sistemabancario internacional en los países muyendeudados. El cierre de los anteriorescanales de financiación y las severascondiciones de renegociación yrefinanciación de la deuda contraídasembraron de dramatismo la evolución de

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la economía de estos países (Cuadro n.°1).

Aunque el problema de la deuda de lospaíses en vía de desarrollo, todavía noresuelto, ha dejado de ser crítico, reduce,indudablemente, el margen de maniobrade la comunidad financiera internacionalpara afrontar las nuevas necesidades definanciación, surgidas, a principios de lanueva década, con el acercamiento de lospaíses socialistas al sistema económicode mercado.

2.1.2. Los Problemas del Empuje de lasEconomías de EE.UU. y de Japón

Como se explica en Pérez de Villarreal(1988), la inestabilidad financiera, que semanifestó con cierta virulencia en algunosaños ochenta, se debió al desarrollo dedeterminados desequilibrios comercialesentre los países industrializados.

La historia de estos desequilibrios seengarza, precisamente, con la crisis de ladeuda mejicana: el gobierno de EE.UU., afin de evitar el colapso de su sistemabancario, ya debilitado por la recesión,

expandió la oferta monetaria. Estaexpansión, junto con el impulso fiscal dela reforma impositiva de 1981, promovióuna fuerte recuperación económica(Cuadro n.° 1). Ahora bien, como sueleexplicarse en los manuales demacroeconomía mediante el llamadomodelo de convoy, el país que empuja yhace de locomotora (el líder) tiende agastar más de lo que produce, incurriendoen un déficit comercial que es financiadopor los países arrastrados en estadinámica (seguidores), que a su vezregistran un superávit en su balanza porcuenta corriente. Obsérvese, en elCuadro n.° 2, las distintas evoluciones delos saldos de las balanzas corrientes deEE.UU., por un lado, y de Japón yAlemania, por otro. De esta manera,EE.UU. sustituyó a los países en vías dedesarrollo como receptor de los flujosfinancieros internacionales.

El sector público fue un cómpliceimportante en este proceso deendeudamiento americano, tal como semuestra en el mismo Cuadro n.° 2. Sinembargo, no fue el único: la caída delahorro y el aumento de la inversión delsector privado, en la primera mitad de ladécada, debido en parte a la reformafiscal de 1981, elevó también las

Cuadro n.° 2. Saldos de la Balanza Corriente y del Presupuesto Público (%PIB)

1975-84 1985 1986 1987 1988 1989 1990

BALANZA CORRIENTE

EE.UU. -0,4 -3,0 -3,4 -3,6 -2,6 -2,1 -1,8Japón 0,7 3,6 4,3 3,6 2,7 2,0 1,2Alemania 0,3 2,6 4,2 4,0 4,2 4,6 3,3*España -1,5 1,5 1,7 0,0 -1,1 -3,2 -3,5

PRESUPUESTO PUBLICO

EE.UU. -1,9 -3,3 -3,5 -2,4 -2,0 -1,7 -2,0

Japón -3,8 -0,8 -0,9 0,5 1,5 2,4 2,8

Alemania -3,1 -1,1 -1,3 -1,8 -2,0 0,2 -4,0*

España -2,7 -6,9 -6,0 -3,2 -3,3 -2,7 -3,4

(*) Se refiere al conjunto de la Alemania unificada a partir de julio de 1990.Fuentes: OECD y Banco de España.

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José M. Pérez de Villarreal

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Gráfico n.° 1. El auge y la caída del dólar

Fuente: Banco Mundial (1988)

necesidades financieras de este sector enEE.UU. (1). Por el contrario, ambossectores, pero más el privado, siguieronpautas distintas en Japón y en Alemania.

Como consecuencia de estastrayectorias divergentes, el diferencial delos tipos de interés subió para EE.UU.,provocando un proceso de apreciación deldólar que agrandó todavía más el déficitpor cuenta corriente. A pesar de que laevolución del dólar comenzó a serpreocupante en 1984 (107 m.m $ frente alos 8.7 m.m $ en 1982), el superávit de labalanza de capitales, sobre todo de cortoplazo, resultó ser suficientementecompensador como para seguir animandosu carrera alcista. El sistema financiero

(1) La contabilidad nacional permite expresar elsaldo de la balanza por cuenta corriente (SBC) comosuma de los saldos financieros privado (S-I) ypúblico (T-G-TR), es decir,

(S-l) + (T-G-TR) = SBCdonde S e I representan el ahorro y la inversión delsector privado, mientras que T, G y TR son losimpuestos, gastos y transferencias públicas. Es cla-ro, a partir de esta identidad contable, que un déficit(superávit) corriente exterior refleja un déficit(superávit) del sector privado y/o del sector público.

internacional se desfondó, con ciertaeuforia, en EE.UU. En este clima, segúnalgunas opiniones (Viñals, 1986),comenzó a formarse una burbujaespeculativa sobre la cotización del dólar(2).

(2) Según Viñals (1986) se puede formalizar estaidea de la manera siguiente:

[1] et+1 - et = ((i*t - it) + α (et – e’t))/ 1-αdonde et+1, et, son el tipo de cambio corriente en dosfechas, mientras que et

» representa el nivel del tipode cambio de equilibrio fundamental o de largoplazo. Por otra parte, it* e it son los tipos de interésexterno e interno. Finalmente, α y (1-α) son,respectivamente, las probabilidades que losespeculadores a los dos eventos posibles: estallidode la burbuja (en cuyo caso et+1 = et) o continuaciónde la burbuja (en cuyo caso et+1 difiere de e’t). Estaecuación se deduce, inmediatamente, a partir de lassiguientes:

[2] it = it* + Etet+1 - et (paridad de intereses)

[3] Etet+1 = (1-α) • et+1 + α • et’ (formación de

expectativas Etet+1)A partir de la ecuación [1] se entiende, fácilmente,

lo que es una burbuja especulativa: conforme mássobrevalorado está el tipo de cambio (mayordiferencia entre et y et

’) mayor es el ritmo deapreciación del tipo de cambio (mayor diferenciaentre et+1 y et).

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Una burbuja de esta naturaleza seproduce cuando la cotización corriente deuna moneda difiere, cada vez más, de laque se estima es su cotización deequilibrio, sin existir razonesfundamentales para ello. Los inversoresson conscientes de que la moneda estásobrevalorada y que, por lo tanto, laburbuja tiene que estallar en algúnmomento. Sin embargo, confían en entrary salir con presteza, obteniendoganancias especulativas. Estecomportamiento, que no deja de serracional, infla todavía más la burbuja. Enel caso del dólar, después de haberseapreciado más de un 30% en términosreales frente a las principales monedasdesde finales de 1981, su cotizaciónalcanzó techo en marzo de 1985,cambiando de tendencia (Gráfico n.° 1).La intervención en los mercadoscambiarlos de los principales bancoscentrales suele interpretarse como unadecisión compartida de impedir elestallido de la burbuja y sus efectosperturbadores.

Siguiendo con la cronología de loshechos, a pesar de la depreciación realdel dólar desde la primavera de 1985, eldéficit por cuenta corriente de EE.UU.continuó aumentando (Cuadro n.° 2). Estainsensibilidad del déficit exterioramericano se debió a la concurrencia devarios factores (Banco Mundial, 1988): ladolarización de las monedas de muchospaíses que comerciaban con EE.UU.(Canadá, Latino América y países deleste asiático) y la resistencia de otras arevalorizarse (caso del marco alemán porel compromiso de Alemania en el SistemaMonetario Europeo), la mayor velocidadde ajuste de los precios que lascantidades (el efecto en forma de curva -J), la menor elasticidad de lasimportaciones y exportaciones antevariaciones del tipo de cambio real por elaumento de las medidas proteccionistas,la crisis de los países altamenteendeudados (especialmente los de LatinoAmérica) importadores tradicionales debienes de EE.UU. y, por último, aunqueno menos importante, la insensibilidad deldéficit público (el gasto público se realiza,en gran medida, en los llamados bienes yservicios no comercializables) anteapreciaciones o depreciaciones reales.Obsérvese que este déficit, elementoclave del de la balanza por cuentacorriente, aumentó, incluso en el año1986.

A finales de este año, el precio real del

dólar había descendido hasta los nivelesde principios de 1982. La creencia de queeste descenso era ya suficiente y lasdificultades encontradas para detener elproceso de depreciación llevaron al Grupode los Siete (G-7) —Acuerdos de Louvreen febrero y Cumbre de Venecia en juniode 1987— a considerar nuevasestrategias de estabilización cambiaría.En concreto, fue ganando consenso laidea de encarar el problema de fondo: losdesequilibrios comerciales surgidos por laposición de los distintos países en elconvoy de la economía mundial. Dehecho, como se puede observar en losCuadros n.os 1 y 2, el ritmo de crecimientode la economía americana (tasa devariación del PIB y comportamiento deldéficit público) continuó siendo alto en losaños 1985-87. La necesidad del relevo enel empuje económico pareció inevitable:países como Japón y Alemania teníanque empujar más con políticas fiscalesexpansivas mientras que EE.UU. debíamoderar su gasto y amortiguar sudesgaste.

Las actuaciones cambiaríasprecedieron, sin embargo, a lasdeclaraciones y medidas fiscales. Comoconsecuencia de ello, los tipos de interésen EE.UU. comenzaron a subir a lo largode 1987. En el otoño, un nuevo aumentode estos tipos de interés fue seguido,miméticamente, por un alza en los tiposde interés en Alemania, paístradicionalmente reacio a cualquierrebrote inflacionista. Estos aumentos enlos tipos de interés fomentaron dos tiposde sensaciones en los ambientesfinancieros: por una parte, la especulaciónbursátil cambió de signo ante la impresiónde que las acciones estaban ya muy carasen relación a los títulos de renta fija; porotra, el movimiento paralelo de los tiposde interés, reflejo de una descoordinacióncambiaría, hizo pensar que el dólarestaba, definitivamente, perdido. La crisisemergió en los mercados cambiarioscontagiándose a las Bolsas. El miedo a undescenso brusco del dólar, capaz demermar significativamente la renta real yde generar altas tasas de inflación en losEE.UU., estremeció la bolsa de NuevaYork, haciendo caer el índice Dow Jonesen un 22%, porcentaje de caída muchomayor que el registrado el histórico 28 deoctubre de 1929, un 12,9%. El arbitrajeinternacional propagó la crisis al resto delas bolsas mundiales.

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José M. Pérez de Villarreal

Ekonomiaz N.º 20 207

Cuadro n.º 3. Pérdidas de los índices de los diferentes Mercados Bursátiles desdeel día 16 al 30 de octubre de 1987

Fuente: Pérez de Villarreal

En vista de lo acontecido, en lasreuniones de diciembre de 1987 y abril de1988, el G-7 reforzó el consenso ycompromiso de coordinar las políticaseconómicas entre sus miembros. Sinembargo, excepto en el caso de Japón, elgrado de cumplimiento de estos acuerdosno fue demasiado satisfactorio. EE.UU. seresistió a reducir el déficit público y elaminoramiento del saldo negativo de subalanza exterior corriente se logró,básicamente, por el desplome de lainversión privada (Cuadros n.°' 1 y 2). En1990, el gobierno americano se orientó,claramente, hacia la solución de susproblemas internos: paliar una incipienterecesión en un clima de desconfianza ensu economía y de fragilidad de su sistemabancario. Las políticas fiscal y monetariasse relajaron apreciablemente. Por otraparte, Alemania, siempre reticente asacrificar sus equilibrios internos porobjetivos internacionales, empujórelativamente poco (3). Su desgaste,empezó, de hecho, con la unificaciónalemana en julio de 1990.

El comportamiento de la economíajaponesa fue diferente. Ya desdemediados de 1987, el gobierno japonéstomó diversas iniciativas fiscales de sesgoexpansivo. Como consecuencia, el

(3) Algunos piensan que la aversión tradicional deAlemania a la inflación se debe a su mala experienciacon la hiperinflación de los años veinte, que acompañóe, incluso, favoreció el nacimiento del nazismo.

crecimiento del PIB fue notable y elsuperávit de su balanza por cuentacorriente flexionó a la baja. Sorprendente-mente, sin embargo, fue el exceso defondos financieros del sector privado, y noel del sector público, el que produjo estaflexión, siendo la caída del ahorro privadola causa principal: el propio impulso fiscalque terminó elevando la recaudación, losbajos tipos de interés, y cierto auge delconsumo, por efecto de riqueza y cambiode costumbres, son algunos factores queexplican esta caída.

El comienzo de la depreciación del yen,a principios de 1989, significó también elcomienzo de las dificultades. Variosfactores minaron la pujanza de la monedanipona: el menor superávit exteriorcorriente, el rebrote de la inflación por elacelerón del crecimiento de la demandainterna y del PIB, y el mayor flujo decapitales hacia el exterior, animado porlos bajos tipos de interés internos, por lasaltas cotizaciones de la Bolsa de Tokio ypor la escasez de títulos de deuda de unsector público con superávit (Banco deEspaña, 1990).

La elevación del tipo de descuento porparte del Banco de Japón, en marzo de1989, no logró frenar la caída del yen. Lainflación, reavivada por las presionessalariales y por la implantación de unimpuesto sobre el consumo del 3% con elfin de fomentar el ahorro, y determinadosescándalos políticos provocaron

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«La Economía Mundial en los años ochenta y la Política Económica de los noventa»

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sucesivas caídas del tipo de cambio. Fuenecesaria una auténtica escalada del tipode descuento entre el último cuatrimestrede 1989 y el primer trimestre de 1990para cambiar la tendencia del yen. Eneste intervalo de tiempo, la dinámica delos tipos de interés y del tipo de cambiose reflejó en ciertas turbulencias de labolsa de Tokio y, a través de ella, de lasdistintas bolsas del mundo (octubre de1989 y marzo de 1990).

En vísperas del conflicto del Golfopérsico, el gobierno japonés se esforzabapor controlar la inflación y reducir el nivelde deuda pública como porcentaje delPIB. De esta manera, sus preocupacionesvolvían a ser, también, domésticas.

Varias enseñanzas emanan de estabreve historia de los años ochenta:

— La necesidad de coordinar laspolíticas económicas de los distintospaíses para promover la estabilidadcambiaría, financiera y económica.

— La dificultad de poner en prácticaesta coordinación, debido a larenuencia de los gobiernos asacrificar equilibrios internos porexternos.

— La pérdida generalizada de laausteridad, pública en algunos casosy privada en otros.

2.2. El GATT y la CEE: dosrecorridos diferentes

A pesar de reconocerse que elcrecimiento mundial de la posguerra sebasó, en gran medida, en la liberalizacióny en el desarrollo del comercio mundial, elproteccionismo rebrotó con la crisiseconómica en la segunda mitad de losaños setenta y, especialmente, alcomienzo de los ochenta.

A pesar de que uno de los principiosbásicos del Acuerdo General de sobreTarifas y Comercio (GATT) es el detransparencia, que favorece el uso dearanceles explícitos antes que lasbarreras no tarifarias (las cuotas deimportación, las limitaciones voluntarias,los subsidios y requisitos administrativos)el proteccionismo dificultó el comerciomundial de los años ochenta a través deuna tupida red de barreras no tarifarias.

Los sectores de agricultura, textil, demanufacturas y del acero fueron los másafectados.

Las estimaciones del coste delproteccionismo, practicado por los paísesindustrializados contra los países en víasde desarrollo, se sitúan entre el 2,5% y el9% del PIB de estos últimos países. En elcaso de los países industrializados, elcoste de su mutua protección, osciló entreel 0,3% y el 0,5% del PIB (Banco Mundial,1988). Las barreras no tarifarias, por otraparte, suelen considerarse más costosasque los aranceles. Así, por ejemplo, seestima que las limitaciones voluntariassuponen al país importador un coste tresveces mayor que la protecciónarancelaria.

Las resistencias y dificultades paraeliminar estas prácticas proteccionistas sehan puesto de manifiesto en las sucesivasnegociaciones del GATT, iniciadas aprincipios de los años ochenta (la RondaUruguay) y todavía no concluidas. Deléxito de estas negociaciones depende,especialmente, el futuro económico de lospaíses en vías de desarrollo.

Otros hechos relevantes, aunque designo contrario, tuvieron lugar en Europa:la ampliación de la ComunidadEconómica Europea (CEE) con laincorporación de nuevos miembros (GranBretaña, España, Grecia y Portugal), laaprobación del Acta Única Europea(1986) con el compromiso de formaciónde un estricto mercado interior parafinales de 1992 y el relanzamiento delproyecto de la Unión Económica Europea(UEE), en una de cuyas etapas, la UniónMonetaria, se ha avanzadosignificativamente en los últimos años conla incorporación de España (1989) y GranBretaña (1990) al mecanismo cambiarlodel Sistema Monetario Europeo (SME).

Mucho se ha hablado de las ventajasglobales e inconvenientes parciales deeste proceso de integración europea. Lasprimeras se refieren al crecimientoeconómico potencial de la CEE, una decuyas estimaciones se adjunta en elCuadro n.° 4. Los segundos hacenreferencia a las posibles pérdidas desoberanía nacional y a la distribuciónasimétrica de los costes y beneficios de laintegración, que son más fáciles decuantificar. En cualquier caso, a principios

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Cuadro n.° 4. Los Beneficios del Mercado Interior

(Crecimiento adicional estimado del PIB comunitario)

Fuente: Catinat, Donni y Italianer (1988).

de los años noventa la ventaja neta deeste proyecto político-económico parecetan convincente que ha levantado nuevasiniciativas de adhesión (países nórdicos ydel este de Europa) e incluso de imitación(la reciente iniciativa del presidente Bushsobre el Pacto de las Américas y elTratado de Libre Comercio (TLC) entreCanadá, Méjico y EE.UU.).

Las dificultades del GATT y la buenaacogida del proyecto europeo parecensugerir que el comercio mundial debeencarrilarse a través de la formación deáreas económicas, internamente, másdisciplinadas y colaboradores y,externamente, más y mejor coordinables.

2.3. El auge de la Economía deMercado

Otro de los hechos clamorosos que hasembrado, al mismo tiempo, de ilusión ein-certidumbre la década de los noventa,es el proceso de transformación de laseconomías del este europeo y de laURSS, iniciado a finales de la décadaanterior.

Pocos dudan de que uno de losfactores clave de este proceso es elmalestar económico generado por sutradicional sistema de economíacentralizada. En este sentido, el retornode estos países a una economía demercado viene a renovar la confianza de

la historia en este sistema ante el reto deorganizar la economía mundial en el sigloXXI.

Aunque la tendencia hacia la economíade mercado se ha precipitadorecientemente, el viejo mito de la ManoInvisible de Adam Smith, según el cual labúsqueda competitiva (libre, leal ytransparente) del propio beneficioredunda en bienestar social, comenzó arepristinarse, ya, al principio de la décadade los ochenta. El proceso dedesregulación de los mercados de bienes,servicios y, sobre todo, financieros,desencadenado por los gobiernos deEE.UU. y de Gran Bretaña, lasreprivatizaciones de empresas públicasen algunos países, la adopción por partede la República Popular de China deciertas reglas del mercado, el fomento dela competencia pretendido por el ActaÚnica Europea y las simpatías de losgobiernos socialistas del oeste europeopor la disciplina del mercado han sidoalgunos de los signos precursores de estaetapa final.

Las oportunidades abiertas y los retosafrontables parecen enormes. Aunque eneste punto, de momento, la intuiciónpredomina sobre el análisis, si se puedeal menos advertir que frente a lasventajas especulativas de nuevosmercados y proyectos de inversión está lacruda realidad de sus problemas ydesequilibrios económicos actuales(Cuadro n.° 5).

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Cuadro n.° 5. Economía de Europa Central y del Este

1986 1987 1988 1989 1990

CRECIMIENTO (*)

Unión Soviética 2,3 1,6 4,4 2,5 -4,0Hungría 0,9 4,1 0,3 -1,0 -5,5Polonia — 1,9 4,9 — -15,0Checoslovaquia 2,6 2,1 2,3 1,3 -1,2Rumania — 4,8 3,2 -9,9 -2,1Bulgaria — 5,1 2,4 -1,5 -10,0

INFLACIÓN (**)

Unión Soviética 2,0 1,3 0,6 2,0 4,8Hungría 5,3 8,6 15,7 17,0 30,0Polonia 17,3 25,5 59,0 244,0 590,0Checoslovaquia 0,5 0,1 0,2 1,4 -9,0Rumania -0,1 0,2 0,5 1,1 —Bulgaria 3,5 0,1 1,3 9,2 25,0BALANZA CORRIENTE(M.M. de dólares)

Unión Soviética 2,3 6,7 1,6 -3,8 -10,0

Hungría -1,4 -0,9 -0,5 -1,2 -0,2

Polonia -0,6 -0,2 -0,5 -1,2 1,0

Checoslovaquia 0,4 0,1 0,1 0,3 -0,4

Rumania 1,3 1,9 2,2 2,5 -1,0

Bulgaria -0,9 0,0 -0,7 -0,6 -1,0

DEUDA EXTERNA BRUTA(M.M. de dólares)

Unión Soviética 31,4 39,2 43,0 54,0 52,2

Hungría 15,1 17,7 17,3 20,0 20,5

Polonia 33,6 38,8 39,2 41,4 43,0

Checoslovaquia 4,3 5,3 5,7 6,4 8,0

Rumania 6,5 6,0 2,8 0,5 2,0

Bulgaria 5,1 6,3 7,9 8,9 9,8

(*) Variación del Producto Material Neto.(**) Variación del índice de Precios al Consumo.Fuente: Banco de España, Informe Anual-1990.

A tenor de los indicadores decrecimiento, inflación, déficit corriente ydeuda exterior de estos países, el retofinanciero de la incorporación de estospaíses a la economía mundial demercado parece extraordinariamentegrande.

3. LA POLÍTICA ECONÓMICA DELOS AÑOS NOVENTA

Interpretando los mensajes que lapropia evolución de la economía mundialha ido emitiendo, entre luces y sombras,

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a lo largo del decenio anterior, cabeconjeturar la siguiente configuración de lapolítica económica en los años venideros:subsidiaria, más estricta, de la economíade mercado, más coordinada y másatenta a la dinámica del sistemafinanciero.

Es probable que el nuevo signo de lostiempos, el auge de la economía demercado lleve a replantear algunas de lasfunciones realizadas por los gobiernos deacuerdo con la filosofía social del llamadoEstado de Bienestar. Así, parecerazonable conjeturar que la reprivatizaciónde determinadas actividades y empresaspúblicas continuará, que el exceso detutela y protección económica de losciudadanos se reducirá y que lasregulaciones e intervencionesadministrativas serán más eficientes. Lapromoción de la equidad y de la justicia,un presunto fallo de la economía demercado, se llevará a cabo de forma quese atenúen los abusos típicos de lassituaciones de riesgo moral y selecciónadversa. La búsqueda generalizada de laeficiencia, uno de los objetivos clave de laactual apuesta por la economía demercado, y la conveniencia de promovercierta austeridad nacional, como másadelante se comentará, invitan a pensaren estos recortes y controles del Estadode Bienestar.

En una economía de mercado, lapolítica económica debe ser estrictamentesubsidiaria, lo cual no implica la

aceptación laxa de un Estado de Laissez-Faire. La calidad del sistema depende dela mayor o menor importancia de susfallos y la experiencia muestra que éstoshan sido y son muy importantes. El valorañadido de la política económica radicaen su capacidad de corregir estos fallosdel mercado. En este sentido, tambiénparece razonable conjeturar que la actualsimpatía política con la economía demercado se traduzca en una competenciamás pura, es decir, más libre, leal,transparente (no necesariamente másagresiva, como a veces se malentiende),en una mayor sensibilidad ante losproblemas derivados de la existencia deefectos externos y en una mayorprovisión de toda la gama de bienes yservicios públicos, en especial, losconsiderados más puros y los locales.

En este contexto, precisamente, sepueden enraizar las conjeturas sobre lacoordinación y la atención al devenir delsistema financiero.

3.1. El Fomento del Ahorro y laVigilancia del Sistema Financiero

Ya se ha advertido, anteriormente, quela tasa de ahorro descendió en losprincipales países de la OCDE durante ladécada de los ochenta. El Cuadro n.° 6pone de manifiesto que este descenso estendencial. Raymond (1989) analiza yexplica esta tendencia, todavíapersistente.

Cuadro n.° 6. Evolución de la Tasa de Ahorro en la OCDE

% (Ahorro neto / Producto Interior Neto)

PROMEDIO

1960-70 1971-80 1981-87

EE.UU.JapónAlemaniaEspañaOECD (21 países)

10,625,619,916,714,6

8,924,614,316,713,5

3,920,210,79,68,7

Fuente: OCDE, Cuentas Nacionales.

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Entre los factores explicativos de lapérdida de austeridad nacional destaca elcomportamiento del sector público. Poruna parte, el auge del gasto públicocorriente en muchos países ha conllevadomenores tasas de ahorro de este sector,llegando en algunos casos a sernegativas. Por otra parte, el ahorroprivado, sobre todo el familiar, hadescendido, en gran medida, debido auna fiscalidad de las rentas financierasdesfavorable y a la vigencia de sistemasde seguridad social, basados en criteriosde reparto, que han desincentivado elahorro precaucional.

Frente a esta tendencia del ahorro, hayindicios de que la demanda definanciación aumentará en la nuevaeconomía mundial de los años noventa.Las necesidades financieras de los paísesdel centro y del este europeo, nuevaspara el sistema financiero internacional,junto con los compromisos e inevitablesrefinanciaciones de la deuda (superior a1,2 billones de dólares en 1990) de lospaíses en vías de desarrollo, así parecenindicarlo. Si, a medios de los añossetenta, hubo un exceso de oferta defondos, cuya gestión imprudente generóuna crisis financiera en 1982, actualmentese está incubando otro desequilibrio,aunque de signo contrario, es decir, deexceso de demanda, que habría queatajar. De hecho, en 1990, ya hanaparecido dificultades y problemas en lossistemas bancarios de EE.UU. y deJapón.

Ante este escenario, los responsablesde la política económica, podrían adoptar,y esta es la conjetura, dos tipos deestrategias:

— La primera, de naturaleza fiscal, queintroduzca austeridad en el sectorpúblico sin perjudicar al ahorroprivado. Este, complementariamente,podría estimularse mediante untratamiento más favorable en losimpuestos sobre la renta y losbeneficios. El estímulo del ahorro através de mayores impuestos sobreel consumo es más cuestionabledebido a los efectos de distorsión delos precios. Una mayor promociónfiscal de los Fondos de Pensiones es,asimismo, otra acción previsible.

— La segunda, reguladora, consistenteen promover la eficiencia yestabilidad del sistema financiero;eficiencia, porque el problema intuido

es de escasez de fondos aintermediar, y estabilidad, por lanecesidad de evitar pánicosfinancieros. El sistema financieroserá tanto más eficiente cuanto másflexible, libreconcurrente ytransparente sea y, asimismo, suestabilidad estará en función de susolvencia. La regulación financiera enlos años noventa se prevé será muyimportante: por un lado, tolerante conla liberalización de los mercados einstituciones y con las innovaciones,pero muy exigente, por otro, con lasmedidas prudenciales, como losrequisitos de información, deconcentración de riesgos, y derecursos propios. Asimismo, dado elproceso de internacionalización delos sectores financieros, se prevéestará coordinada entre los países.

3.2. La Coordinación de la PolíticaEconómica

Una de las lecciones de la historia de laeconomía mundial en los años ochenta esla advertencia de la enorme importanciaque tienen, hoy en día, los efectosexternos de las políticas nacionales: laacción de un país repercute, en uncontexto de estrecha interdependencia,en la economía de otro y viceversa. Lateoría económica del bienestar justifica lacooperación, en determinadascircunstancias, como una forma deinternalización de los efectos externos y,por lo tanto, de optimalidad Paretiana.Una política económica coordinada seperfila, así, como óptima (4).

El análisis estratégico o teoría dejuegos ha permitido este resultado (Buitery Marston, 1984). En este enfoque, laspolíticas nacionales unilaterales sonmodeladas como conductas nocooperativas, tipo Nash o Stackelberg.Estas conductas suelen compararse con

(4) Una forma de eliminar los problemas derivadosde la interdependencia consiste en reducir,precisamente, el grado de integración de laseconomías mediante prácticas proteccionistas. Sinembargo, de la misma manera que el cierre de unaempresa contaminante no es, en general, la mejorsolución al problema de la contaminación, elproteccionismo no parece la estrategia másadecuada en este caso.

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otras cooperativas, analizándose tambiénlos incentivos para romper los acuerdosde cooperación. Las ventajas de unaforma de estrategia sobre otra dependen,crucialmente, de la naturaleza delmecanismo de transmisión de los efectos(efectos externos negativos o positivos,simétricos o asimétricos, tamaño de losmultiplicadores, etc.), de determinadascaracterísticas de los jugadores(preferencias sobre determinadas varia-bles objetivo, como inflación versusdesempleo, equilibrio interno versusexterno, etc.), de la estructura temporaldel juego (juegos estáticos versusdinámicos) y de los niveles o estratos deljuego. Así, por ejemplo, en juegosestáticos (sólo se dispone de una acción)suele resultar ventajosa la cooperación,mientras que en juegos dinámicos(acciones secuenciales en contextosintertemporales) este resultado no es tanclaro, como se pone de manifiesto con elproblema de la inconsistencia temporal(5). Asimismo, cuando los gobiernosjuegan a dos niveles, con otros gobiernosy con el sector privado nacional,coordinaciones parciales (por ejemplo,sólo entre gobiernos) pueden ser peoresque conductas no cooperativas. Por lotanto, la coordinación de las políticaseconómicas, como forma de cooperaciónen un contexto de interdependenciamacroeconómica, no siempre es la mejorestrategia. Ello depende de cómo y enqué condiciones se haga.

De hecho, la historia muestranumerosos casos en los que lacoordinación no ha prosperado. Uno deestos fracasos es el del sistema deBretton Woods a principios de los añossetenta. Un régimen de tipos de cambiosfijos no deja de ser un tipo decoordinación reglada: la políticaeconómica, en especial la monetaria,debe disciplinarse y someterse alcompromiso cambiario; esto implica undeterminado funcionamiento de laeconomía en su vertiente interna yexterna. Cabe preguntarse, con un pocode ironía, por qué un tipo de coordinaciónque se desechó hace veinte años sedefiende ahora dentro del SME. ¿Han

(5) Este problema surge cuando el gobierno tieneun incentivo a incumplir medidas previamenteanunciadas y las expectativas del sector privadotiene en cuenta esos incentivos. Este problema hasido importante en los procesos de desinflación de laeconomía.

cambiado tanto las circunstancias?Aunque suele replicarse que se hamodificado convincentemente el sistemaincorporando nuevas reglas (losmecanismos de intervención cambiaría ylos fondos de cooperación monetaria), sinembargo, la discusión sobre las ventajas ydesventajas de los tipos fijos versusflexibles, que ha ocupado mucho espacioen la literatura económica de los añosochenta, no deja de ser un reflejo más dela ambigüedad y de la confusión existenteen torno al diseño de la coordinaciónadecuada. En este sentido, cabe referirsea los Acuerdos Plaza (setiembre de1985), Louvre (febrero de 1987) ysiguientes del grupo G-7 que significaronel retorno de la coordinación global,aunque hecha de manera discrecional oad hoc. El alcance de estos acuerdos fue,sin embargo, limitado a causa de lasdiscrepancias sobre el funcionamiento dela economía y, en consecuencia, sobre laforma adecuada para corregir susdesequilibrios: ¿debía reducirse el déficitexterno de EE.UU. o, más bien, eran lossuperávit de Japón y de Alemania los quetenían que hacerlo?

Antes de conjeturar sobre las posiblescoordinaciones futuras de las políticaseconómicas nacionales, convienedistinguir entre varios conceptos decoordinación (Portes, 1989). Así se puededistinguir entre coordinación global yregional, según sea el ámbito,normalmente geográfico, de aplicación; elsistema de Bretton Woods supuso unacoordinación global mientras que la delSME es regional. En una segundadistinción, se habla de coordinaciónabsoluta y relativa, según su nivel deexigencia; por ejemplo, acuerdos parareducir la inflación a cero sería unacoordinación absoluta, mientras que lacoordinación que minimizase el diferencialde inflación entre países sería unacoordinación relativa. En tercer lugar, lacoordinación puede ser discrecional oreglada; por ejemplo, los acuerdos delLouvre de 1987 son de naturalezadiscrecional o ad hoc, mientras que elSME representa una coordinación arti-culada por reglas precisas y claras. Encuarto lugar, la coordinación puededefinirse sobre resultados o sobreinstrumentos; en el primer caso, hay ciertalibertad para elegir entre instrumentossiempre que conduzcan al resultadopretendido, por ejemplo, tipos de cambios

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fijos, mientras que en el segundo seacuerdan niveles aceptables para algunosinstrumentos de política, por ejemplo,tarifas arancelarias, sin comprometersedirectamente con sus efectos. En quintolugar, la coordinación puede ser simétricao asimétrica, tanto en reglas o poder denegociación como en resultados. Porúltimo, la coordinación puede plantearsea uno o varios niveles; por ejemplo,gobiernos centrales con gobiernoscentrales solamente, o también con susrespectivos gobiernos locales, sectoresprivados, etc. El menú de posiblescoordinaciones es, por lo tanto, amplio.

No es fácil saber cómo se va adesarrollar en el futuro la coordinación delas políticas económicas. Sin embargo, suhistoria más reciente, junto con losprocesos de integración económicaregional en curso, permiten pensar que lacoordinación en los años noventa podríahacerse a dos niveles, uno inter-áreas(coordinación externa) y otro intra-áreas(coordinación interna), cuyascaracterísticas se comentan acontinuación.

yen), probablemente, prevalecerá elactual régimen de fluctuación asistida. Eneste punto conviene advertir que lavalidez de los tipos de cambio flexiblesversus los fijos depende, crucialmente,del ámbito de aplicación: los tipos decambio flexibles no tienen demasiadosentido en áreas económicas muyintegradas y cohesionadas, como sepretende en la CEE con el mercado único;una variación en el tipo de cambionominal apenas afecta, en este contexto,al tipo de cambio real y, por lo tanto, nosirve como variable de ajuste anteperturbaciones de la economía. Por elcontrario, en el caso de países pocointegrados, la sensibilidad del tipo decambio real a las variaciones del nominalhace que el régimen de libre fluctuaciónintroduzca flexibilidad y favorezca losprocesos de ajuste necesario de laeconomía ante cambios de circunstanciasimportantes. En consecuencia, esrazonable conjeturar que el régimencambiario será flexible inter-áreas y fijointra-áreas.

3.2.1. Coordinación externa entre áreaseconómicas, a su vez,internamente coordinadas

En cuestiones presupuestarias,monetarias y cambiarias, la renuencia delos gobiernos a ceder parte de susoberanía nacional y las discrepanciassobre los objetivos e instrumentos de lacoordinación harán difícil que ésta no seadiscrecional, relativa y asimétrica (almenos en resultados y, probablemente,en poder de negociación). En otrascuestiones, como las discutidas en laRonda Uruguay del GATT, la coordinaciónserá más reglada. En general, ladiscrecionalidad tiene sus ventajas ydesventajas: por una parte, permite que lacoordinación sea más flexible y oportunay se active solamente cuando esnecesaria; por otra, su mayor desventajaes el riesgo de no credibilidad. En el casoque nos ocupa, el que la coordinación sehiciera entre pocas áreas, internamentecohesionadas, facilitaría el mantenimientode los acuerdos y el control de lasconductas tramposas y ventajistas. En loque respecta a los tipos de cambio entremonedas de las distintas áreaseconómicas (dólar versus ECU versus

3.2.2. La coordinación interna o intra-área

Dada la experiencia europea, esprobable que el SME y el proyecto de laUEE marquen las pautas de este segundonivel de coordinación. El actual SMEviene a ser una forma de coordinaciónsobre resultados (tipos de cambio fijos),relativa (se toleran pequeñas bandas defluctuación), regional (países europeoseconómicamente integrados), reglada(conjunto de reglas y mecanismos dealerta, intervención y de apoyo) yasimétrica (por ejemplo, las bandas defluctuación toleradas no son iguales paratodos). La UEE se proyecta como unacoordinación más ambiciosa y absolutaen resultados (moneda única yconvergencia económica), básicamentereglada e inevitablemente asimétrica enresultados (a pesar de los fondos desolidaridad).

Dos ideas adicionales, a modo deadvertencias, merecen destacarse. Poruna parte, la coordinación regional ointerna estará condicionada por lacoordinación externa; de hecho, ambasse condicionan. Portes (1989) comenta,en este sentido, que la coordinación de lapolítica fiscal y otras armonizacionesadicionales (en definitiva, el avance hacia

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una UEE) preconizadas por el PlanDelors, pueden interpretarse tambiéncomo el precio a pagar por unacoordinación externa más ventajosa. Laotra idea se refiere a los otros posiblesniveles de coordinación: con los gobiernoslocales, el sector privado, los sindicatos,etc. Como advierte Persson (1987), eneste contexto pueden darse también lasparadojas típicas de la teoría del secondbest, donde se muestra que la interacciónde dos o más distorsiones puede ser detal naturaleza que la eliminación de unasólo conduce a resultados peores. Por lotanto, coordinaciones parciales entregobiernos, por grande que sea elcompromiso, pueden inducir reaccionesde los otros agentes que impliquen, a lapostre, pérdidas de bienestar.Afortunadamente, también hay ejemplosoptimistas que muestran lo contrario:determinadas coordinacionesintergubernativas pueden aportarcredibilidad a las estrategias declaradaspor un gobierno en sus negociaciones conlos sindicatos, empresarios yresponsables de las comunidadesautónomas, eliminando, de esta manera,el problema de inconsistencia temporal.

4. RESUMEN Y COMENTARIO FINAL

Hechos relevantes de la economíamundial en los años ochenta fueron: i) losdesequilibrios externos de los países másinfluyentes (EE.UU., Japón y Alemania),protagonizados, en parte, por el sectorpúblico y manifestados en los mercadoscrediticios, cambiarios y de valores; ii) losproblemas de la Ronda Uruguay delGATT, la aceleración de integracióneconómica europea; iii) y, finalmente, elauge de la economía de mercado con elretorno de los países del centro y del estede Europa.

Estos hechos sugieren que la políticaeconómica de los años noventa podría sermás respetuosa (estrictamentesubsidiaria) de la economía de mercado,más y mejor coordinada en distintossentidos y niveles, y más favorecedora delahorro y de la estabilidad del sistemafinanciero.

En el caso de España, a tenor de lo queya se ha comentado y conjeturado, susdecisiones de entrada a la CEE (junio de1985) y de incorporación al mecanismo

cambiario del SME (junio de 1989), juntocon su apoyo al proyecto de la UEE(cumbre de Madrid de 1989), hacenprevisible el rumbo que, básicamente,tomará su política económica en los añosnoventa. Su rápida incorporación al SMEy su apuesta, inicialmente entusiástica,por la UEE fueron interpretados en su díacomo un intento del gobierno por ganarcredibilidad frente al sector privado en suesfuerzo desinflacionario. Obsérvese enel Cuadro n.° 1 que, a pesar de ladesinflación de la economía española a lolargo de los años ochenta, la tasa deinflación continúa siendo mucho mayor(más que el doble) que en Alemania.

El reto más importante de la economíaespañola en los años noventa consiste enconverger, significativamente, hacia losniveles de inflación, tasa de paro y PIBreal por habitante que caracterizan laCEE, sin recurrir a la manipulación deltipo de cambio y a la política monetaria(por pertenencia al SME) y sin abusar deuna política fiscal, que precisamente, sequiere disciplinar mediante el logro de undéficit público nulo a dos años, para evitartensiones en el saldo de la balanza porcuenta corriente (Cuadro n.° 1). Lasdificultades de financiación internacionalque se prevén aconsejan serespecialmente diligentes con el objetivode equilibrio externo (6). Dado un saldode balanza por cuenta corriente,considerado como viable a largo plazo

(6) Este objetivo se puede formular de lasiguiente manera:

SBC (C, Y/Y*) = F°, SBCC' > 0 y SBC'y < 0C = C (c. P*/P) = C (c.(a/a*)-(m* / m) • (W*/W))

donde F° es el objetivo de balanza por cuentacorriente o externo, Y/Y* la renta real relativa y Cuna variable de competitividad exterior, quedepende del tipo de cambio real. Los signos de SBCC,y SBC'y reflejan las influencias parciales de estasvariables en el SBC. Por otra parte, el tipo decambio real se puede expresar como el producto deltipo de cambio nominal (e), la productividad relativa(a/a*), el mark-up relativo (m*/m), y los salariosrelativos (W*/W). Esta expresión se deduce a partirde las siguientes ecuaciones convencionales:

P = m·W/a, m > 1P* = m*·W*/a*, m*>1 (variables exteriores)Es claro a partir de estas ecuaciones que una

mayor renta relativa, compatible con el objetivoexterno, sólo se puede alcanzar con ganancias decompetitividad. Ésta mejora de C a su vez implicamayor productividad relativa y/o menores salariosrelativos y/o menores mark-up relativos. En el SMEel tipo de cambio nominal (e) no sirve para estospropósitos.

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dentro de este horizonte financiero, laconvergencia a los niveles de PIB real percepita de la comunidad europea exigeuna mejora en la competitividad exterior.Puesto que el tipo de cambio nominal nosirve en el contexto del SME para incidiren esta variable, la mejora debe

provenir, en gran medida, de lasganancias de productividad y de las mo-deraciones de salarios y beneficios. Eneste sentido, el fracaso reciente (julio de1991) de la iniciativa del gobierno sobreun Pacto de Competitividad no es unabuena noticia.

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