día por día

1
Día por día. El Señor nos ha enseñado en su Evangelio que los hombres debemos vivir día por día, sin preocuparnos por el mañana, porque Dios es providente y nos dará cada día las gracias suficientes y necesarias para que vivamos según su voluntad. A veces nos preocupamos por el futuro, pensando todas las cosas que todavía tenemos que hacer, y nos angustiamos. Pero es que quizás ese futuro no llegue nunca, y Dios tal vez tenga otros planes para nosotros. Por eso es tan necesario seguir y aceptar siempre la Voluntad de Dios, que se nos va mostrando con las vicisitudes de la vida y los hechos que se van sucediendo. No tenemos que hacer planes para el futuro, o al menos debemos estar preparados para que esos planes sean “retocados” o “cambiados” por Dios, que en su infinita sabiduría sabe lo que es mejor para nosotros, aunque a veces parezca que nos arruinamos. Porque la única y verdadera ruina no se da en la vida temporal, sino en la condenación eterna en el Infierno. Debemos reconocer que a veces queremos tener todas las riendas de nuestra vida y de las de otros, pero no nos damos cuenta que es mejor abandonarse en Dios; y si bien tenemos que planificar y organizar, hay que estar dispuestos a seguir la voluntad de Dios cuando se manifieste.

Upload: vera

Post on 13-Dec-2015

4 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Día por día

Día por día. El Señor nos ha enseñado en su Evangelio que los hombres

debemos vivir día por día, sin preocuparnos por el mañana, porque Dios es providente y nos dará cada día las gracias suficientes y necesarias para que vivamos según su voluntad.

A veces nos preocupamos por el futuro, pensando todas las cosas que todavía tenemos que hacer, y nos angustiamos. Pero es que quizás ese futuro no llegue nunca, y Dios tal vez tenga otros planes para nosotros. Por eso es tan necesario seguir y aceptar siempre la Voluntad de Dios, que se nos va mostrando con las vicisitudes de la vida y los hechos que se van sucediendo.

No tenemos que hacer planes para el futuro, o al menos debemos estar preparados para que esos planes sean “retocados” o “cambiados” por Dios, que en su infinita sabiduría sabe lo que es mejor para nosotros, aunque a veces parezca que nos arruinamos. Porque la única y verdadera ruina no se da en la vida temporal, sino en la condenación eterna en el Infierno.

Debemos reconocer que a veces queremos tener todas las riendas de nuestra vida y de las de otros, pero no nos damos cuenta que es mejor abandonarse en Dios; y si bien tenemos que planificar y organizar, hay que estar dispuestos a seguir la voluntad de Dios cuando se manifieste.