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    Prismas, N 14, 2010 241

    1. Coordenadas iniciales

    Si toda empresa historiogrficapuede resultar a primera vistauna tarea desbordante (elpasado, al fin de cuentas, puedeconsiderarse un territorioinfinito), escribir una historiade la historiografa no parece

    ms que redoblar ese vrtigo.Apelar a una coordenadaespacial permite entoncesacotar el espectro del anlisis.

    En este sentido, la aparicin deHistoria de la historiografa

    argentina de Nora Pagano yFernando Devoto a la par quenos ofrece una reconstruccindel pasado de la disciplina ennuestro pas nos permite

    apreciar una serie de estrategiasy herramientas en el campo dela historiografa y de la historia

    intelectual.De esta manera, una de las

    primeras operaciones realizadapor los autores consiste endelimitar su objeto de estudio.En efecto, si las coordenadasespaciales han brindado unaprimera orientacin se hacenecesario establecer un recorte

    dentro del vasto material que seha dedicado al estudio delpasado argentino. As, en laestela de Bloch y Momigliano,Pagano y Devoto definen lahistoriografa moderna comouna prctica intelectual quecombina esquemas generales deinterpretacin del pasado juntocon una serie de tcnicas einstrumentos para abordar las

    fuentes y los documentos.Ahora bien, en el momento de

    enfocar esta primera definicinsobre la produccin local, losautores advierten que estos dos

    componentes no se articulanpor completo. El material aanalizar combina de estamanera una serie de registros ygneros que van desde lacrnica al panfleto poltico,

    pasando por la erudicin o elensayo interpretativo. As,sealan, ser necesario ampliarlos mrgenes de la

    historiografa argentina a fin dedar cuenta de la persistente yno resuelta tensin entreerudicin y divulgacin, entreaspiracin cientfica yaspiracin poltica. Serprecisamente esta tensin la

    que funcionar como el hiloconductor de la obra ypermitir a los autoresdesplegar una serie de

    estrategias metodolgicas quepueden ser consideradas comopropias de la historiaintelectual.

    2. Bifurcaciones,

    reencuentros, yuxtaposiciones

    y relevos

    A lo largo de los ltimos veinteaos, una serie de trabajoscolectivos (algunos de ellosdirigidos por los mismosDevoto y Pagano) han tratadode dibujar un mapa sobre elpasado de nuestrahistoriografa. El resultado hasido una serie de afinados

    productos corales que, a travsde distintas periodizaciones (el

    siglo XX, el perodo deentreguerras) y perspectivas

    (la historiografa acadmicavs. la historiografa militante,la estructuracin del campoprofesional), presentan unareconstruccin acabada y pluraldel pasado del oficio dehistoriador en la Argentina.

    Frente a estos antecedentes,Pagano y Devoto hacen un usopreciso y seguro de tresherramientas esenciales delmtier del historiador. Enprimer lugar, un recortetemporal que les permiteabarcar un siglo de la historiaargentina: desde la segundamitad del siglo XIX, hasta ladcada del 60 del siglo XX;

    perodo en el que los autoresubican la produccin de unaserie de trabajos (desde la obra

    mitrista, a la historia social)que coincidira con lascaractersticas de lahistoriografa moderna. Ensegundo lugar, una seleccinde fuentes compuesta por uncorpus de obras en el que esposible hilvanar un dilogoentre diferentes autores y sus

    lecturas del pasado argentino.Finalmente, una perspectivade anlisis que busca alejarsedel inventario y la compilacinpara proponer una seriede itinerarios y problemasmediante el anlisis dediferentes tradicioneshistoriogrficas. Lacombinacin de estasherramientas da por resultado

    una obra que, a diferencia delos trabajos previos, puede ser

    Nora Pagano y Fernando Devoto,

    Historia de la historiografa argentina,

    Buenos Aires, Sudamericana, 2009, 475 pginas

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    considerada una historia, en lamedida en que permite apreciar

    una serie de continuidades yrupturas entre las diferentesposiciones tericas presentadas.Esto puede verse tanto en lo

    que se refiere a las trayectoriasde los actores involucrados,como a las temticas y losproblemas planteados por cadatradicin, y as tambin en lasestrategias metodolgicas para

    el abordaje del pasado y susrelaciones con la coyunturapoltica y cultural en la quecada uno se desarrolla.

    Las estaciones de este

    derrotero sern, en un primercaptulo, la historiografaerudita de la segunda mitad delsiglo XIX, donde, en torno alclsico debate Mitre-Lpez y

    sus repercusiones yderivaciones, se puede apreciarla emergencia de la disciplinaen trminos tanto heursticoscomo metodolgicos, as comosu estrecha vinculacin con laconstruccin de una identidadnacional en el marco de laconsolidacin de lasinstituciones estatales. En elsegundo captulo, que presenta

    el pasaje entre los siglos XIXy XX, los historiadorespositivistas darn cuenta delpasado argentino desde unaperspectiva que ya no se centraen una figura paradigmtica oejemplar (como podra ser el

    caso de San Martn o Belgranoen la historiografa mitrista),

    sino que apela a categorasuniversales (como las de raza omultitud) y a una vinculacincon el discurso cientficonatural (en especial la biologa,la medicina o incluso lapsiquiatra) como garanta delegitimidad de la reflexinsobre lo social. Con estos

    elementos, los historiadorespositivistas buscan dar cuenta

    de ciertas regularidades en eldevenir de las sociedades.

    Los captulos tercero ycuarto se encuentran dedicadosa la Nueva Escuela Histrica yal revisionismo histrico,

    respectivamente. En relacincon la Nueva Escuela Histrica,Pagano y Devoto buscanproblematizar la imagen de ungrupo monoltico legada por latradicin historiogrfica (y en

    parte construida por susmismos miembros). Sin dejarde reconocer las coincidenciasde sus integrantes en cuanto aprocedimientos metodolgicos

    y heursticos, as como laimagen de la prcticaintelectual del historiador comouna actividad cientfica yprofesional, los autores sealan

    una serie de diferencias entrelas trayectorias institucionalesde los distintos actores(tomando como referencia,aunque no exclusivamente, laspersonalidades de RicardoLevene y Emilio Ravignani),las temticas abordadas porcada uno de ellos, y las diversasvinculaciones con el Estado alo largo de sucesivas

    coyunturas polticas. Al abordarel revisionismo, Pagano yDevoto sealan unasuperposicin de criterios en lasdiferentes demarcaciones desdelas cuales se suele considerareste movimiento. Por un lado,

    desde una perspectivainstitucional, el revisionismosera considerado un

    movimiento desde la sociedadcivil y contra las institucionesestatales. Por otra parte, desdeuna perspectiva ideolgico-poltica, se tratara de unalectura del pasado provenienteen un primer momento delnacionalismo y luego del

    peronismo. Finalmente, y yadesde una perspectiva

    propiamente historiogrfica, elrevisionismo sera una nueva

    interpretacin del pasadoargentino, especialmente delperodo que va desde 1820hasta 1852. Sin desconocer

    estos criterios, y en la bsquedade una perspectiva que puedaabarcarlos e integrarlos, losautores proponen considerar alrevisionismo desde su dinmicatemporal, es decir, pensarlo a lavez como una secuencia de

    etapas y como una tradicinacumulativa de distintos rasgos,problemas y elementosidentificatorios a lo largo de

    diferentes contextos polticos oculturales.

    Los dos ltimos captulosdel libro, el quinto y el sexto,se encuentran dedicados a lahistoriografa de las izquierdas

    y a la renovacinhistoriogrfica de los aossesenta, respectivamente. A lahora de abordar la historiografade las izquierdas, Pagano yDevoto sealarn que, desdeesta tradicin, la operacinhistoriogrfica ser entendidacomo una forma deintervencin poltica en la queel componente terico

    proveniente del marxismo serun factor fundamental yconstante, cuyos usos, sinembargo, irn desde el marcoterico hasta la aplicacinmecanicista y acrtica. Ahora

    bien, para rastrear estos usosser necesario tener en cuentaque esa misma vocacinpoltica enmarca esta

    historiografa en una ampliacorriente poltico-intelectual enla que convergen diferentesvertientes formadas pordistintos grupos y subgruposque a su vez intervienen desdediferentes formatos y soportes

    (desde el ensayo interpretativohasta la investigacin

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    acadmica). Teniendo en cuentatodas estas condiciones, el libro

    propone un recorrido querastrea la participacin de laizquierda en el campohistoriogrfico desde sus

    primeras apariciones a finalesdel siglo XIX hasta la IzquierdaNacional y la NuevaIzquierda en los aos setentadel siglo XX. En este derrotero,y desde la utilidad poltica que

    se le atribuye al relato histrico,el peronismo aparecer comoun punto de inflexin quegenerar nuevas bifurcaciones,realineamientos y reacciones.

    Finalmente, la ltima estacinde este recorrido se centrar enla renovacin historiogrfica delos aos sesenta. La figura deJos Luis Romero funcionar

    como hilo conductor parahilvanar las caractersticas deuna nueva manera de concebirla historia. Que, sin descuidaruna preocupacin por lopoltico (preocupacin queconstitua una de lascaractersticas esenciales en laconcepcin de la historia dela Nueva Escuela y delrevisionismo), lo integre en una

    visin ms amplia queprivilegie la comprensin de losprocesos sociales por sobre laprecisin del dato emprico.Esta perspectiva, que en el casode Romero se gesta en elcampo cultural de la Argentina

    de entreguerras, vincular a loshistoriadores renovadores, yadesde la primera mitad de la

    dcada del 50, con otrasciencias sociales como lasociologa y la economa. En suconjunto, estas disciplinascontribuirn a producir unarenovacin de las cienciassociales en una experiencia que,en trminos acadmicos o

    cuando menos universitarios,suele considerarse como

    relativamente efmera. En partepor las posiciones acaso

    marginales que alcanzaron aocupar los historiadoresrenovadores en la estructurauniversitaria posperonista, en

    parte por la abrupta finalizacinde esa experiencia en 1966. Noobstante esto, Pagano y Devotosealan que es precisamente apartir de ese momento cuandovern la luz las obras msimportantes de los miembros de

    esta generacin intelectual,gestadas y maduradas enaquella experiencia derenovacin.

    3. Para una historia

    de las ideas

    Llegados a este punto

    quisiramos sealar una seriede rasgos que permitenconsiderarHistoria de lahistoriografa argentina comouna obra de historia intelectual.

    En principio, esta ubicacinpuede apoyarse tanto en lafocalizacin presentada por losautores como en el objeto questa les permite recortar y

    analizar. En efecto, al trabajarsobre movimientoshistoriogrficos consideradoscomo tradiciones, la obrapermite apreciar una serie dedesplazamientos en trminos derecepcin de ideas, relecturas y

    referencias. Es en este sentidoen el que la nocin de tradicinparece adquirir todas susdimensiones: se tratara tanto

    de un producto complejo(constituido por temas,problemas, categoras,procedimientos metodolgicosy filiaciones polticas y/opartidarias) que se recibe comoun legado, pero tambin de un

    proceso mediante el cual lospropios actores construyen

    vnculos y precursores. Estosprocedimientos genealgicospueden advertirse, por ejemplo,

    en el reconocimiento de JosIngenieros por parte de AnbalPonce y Hctor P. Agosti, en

    los orgenes de la historiografade las izquierdas, o bien en elsealamiento de Saldas yQuesada como una anticipacintemtica del revisionismo o, ylos ejemplos podran seguir, enla apoyatura de Jos Luis

    Romero en las crticas que PaulGroussac efectuara a la NuevaEscuela Histrica.

    La obra tambin permite

    ubicar todos estos derroterose itinerarios en el interior de ununiverso institucional(constituido, entre otrosespacios, por mbitosacadmicos, institutos deinvestigacin, publicaciones

    peridicas o asociacionesprofesionales) que funcionancomo marco para diferentesencuentros y contactos. Bastecomo ejemplo el Colegio Librede Estudios Superiores que enla dcada de 1930 surge comoespacio alternativo a launiversidad conservadora.Durante casi treinta aos

    alberg en sus aulas y en laspginas de su publicacin(Cursos y conferencias) aintelectuales de diferentesorientaciones tericas yfiliaciones polticas como

    Carlos Ibarguren, EmilioRavignani, Ricardo Caillet-Bois, Jos Luis y FranciscoRomero, Gino Germani o

    Anbal Ponce.Pero tambin podemos decir

    queHistoria de lahistoriografa argentinaconstituye una produccin dehistoria intelectual en unsegundo sentido. Carlos

    Altamirano ha propuesto comoun posible objeto para la

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    historia intelectual, y en

    especial para una que indaguela realidad latinoamericana, loque denomina literatura deideas y caracteriza comotextos de la imaginacin social

    y poltica de las litesintelectuales.1 Si bien lamirada de Altamirano se centraen la produccin de las litesintelectuales del siglo XIX, una

    caracterstica central de estostextos estara dada no slo porla programtica poltica, sinotambin por la interrogacinacerca de la identidad. En esteltimo sentido, entonces, los

    anlisis de Pagano y Devoto

    1 Carlos Altamirano, Ideas paraun programa de historia intelectual,

    en Para un programa de historiaintelectual y otros ensayos, BuenosAires, siglo XXI, 2005, p. 24. El textoapareci originalmente en Prismas

    Revista de historia intelectual,

    N 3, 1999.

    permiten apreciar la progresiva

    conformacin y complejizacindel campo historiogrficoargentino a la vez queconsiderar las producciones quese generan en esa trama como

    una bsqueda de respuestaspara saber quines fuimos,quines somos y quinesqueremos ser.

    Por ltimo, quisiramos

    dedicar unas lneas finales paraconsiderar algunos aspectosformales del texto. El ensayobibliogrfico final constituye, anuestro entender, uninstrumento de gran utilidad

    para el investigador queconsulte la obra, dado quepermite ubicar con claridad ydistincin diferentes ncleos

    temticos y bibliogrficosacompaados de unaapreciacin crtica de cada unode ellos. Sin embargo, esteinstrumento podra habersecompletado provechosamente

    con otros dos elementos. Por

    una parte, la presencia de unaparato crtico en el interior deltexto permitira contactar demanera inmediata undeterminado momento de la

    argumentacin con dichasreferencias y crticas. Por otraparte, dada la envergadura de laobra (la diversidad de perodos,autores, temticas y obras

    abordadas) y el hecho de quepueda constituirse en materialde consulta ineludible, lapresencia de ndices temticos yde autores sera un instrumentoms que til para quien deba

    acercarse al texto confrecuencia. Acaso estos rasgosque sealamos obedezcan ms auna lnea editorial que a unadecisin de los autores.

    Damin Canali

    UBA