Devocionales07DIAS

Habacuc: el profeta

que aprendió a confiar en Dios

www.valparaisoipch.cl

DEVOCIONALES - 07 DIAS De la crisis a la Esperanza / Caleb Fernandez PérezAgosto 2013

www.valparaisoipch.clvalparaisoipch@gmail.comFacebook: valparaisoipchTwitter: @valparaisoipch

Edición, programación y diseño logo: iWork Page´11 & iBooks AuthorDEVOCIONALES - 07 DIAS De la crisis a la Esperanza por Caleb Fernandez Pérez se encuentra bajo licencia Creative Commons BY-NC-ND 3.0

Todos los derechos reservados, no obstante, queda permitida la reproducción, difusión, o exposición to-tal o parcial de la obra al público, en cualquier tipo de soporte, sin que sea necesario el consentimiento previo del autor siempre que sean citados: autor y contenido de origen.

i

Devocionales07DIAS

Habacuc hace un diagnóstico de su nación, y el resultado es “sombrío”, él siente que Dios está inactivo cuando se trata de responder la respuesta a su oración, pero está muy activo para mostrarle la iniquidad y la opresión de Su pueblo: “¿Por qué me haces ver iniquidad, y haces que vea molestia?” (v.3). Vivimos en una sociedad decadente que es dominada por la iniquidad y no por la virtud, y al parecer Dios quiere en primer lugar que tomemos conciencia del momen-to que estamos viviendo, sin negarlo. Entonces, ¡benditas sean las crisis si van a permitir que veamos la realidad delante de nuestros ojos, y podamos reaccionar positivamente frente a esto!.

Sin embargo, lo que más perturba a Habacuc no es lo que ve en la tierra, sino lo que escu-cha del cielo. Las Palabras de Dios lo dejaron perplejo, pues no prometía una restauración inme-diata, sino Su disciplina: “yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa [contra ustedes, mi pueblo]” (1:5-10). Dios mismo trajo al enemigo de Su pueblo para ser la vara de Su disciplina.

Dios no es un espectador despreocupado de nuestras situaciones. Si pensamos que nues-tras actitudes pasan de largo delante de Dios, tarde o temprano nos daremos cuenta que la ac-ción de Dios irá de contramano a nuestras expectativas de un Dios “permisivo”.

Oración: “Señor, no entiendo por qué permites mi sufrimiento, pero confío que lo que planeas será mejor que mi expectativa, en el nombre de Jesús, amén”.

2

¿Hasta cuándo, oh Jehová, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? (v.2)

DIA01 Cuando el cielo nos deja perplejos - Habacuc 1:1-11

Habacuc se da cuenta que su conocimiento de Dios es el mejor antídoto contra la desespera-ción. Está afligido tanto por el silencio de Dios como por su voz, y en este túnel sin salida, lo que le trae esperanza en medio de su desesperación es su conocimiento de un Dios eterno, personal, au-to-existente, soberano y fiel. Es por eso, que le pide una posición compatible con Su carácter santo y Sus atributos majestuosos.

Cuestionar a Dios ha representado para él una experiencia liberadora. Habacuc no guarda para sí su dolor, ni amordaza la voz de su propia conciencia. Él abre las cámaras interiores de su alma y revela todo lo que está en los archivos de su pensamiento. El desahogo ha sido para él una terapia liberadora. Y en este sentido debemos diferenciar entre “dudar” e “incredulidad”. La duda dirige sus preguntas a Dios, discute con él, pero no abandona a Dios. La incredulidad es una for-ma de rebelión contra Dios, y lo abandona cuando no obtiene las respuestas que espera. La expe-riencia de Habacuc fue la primera.

Por esto, la oración ha sido la manera más adecuada de buscar respuestas para nuestra aflic-ción. La oración es una herramienta gloriosa de intimidad con Dios, donde podemos abrir el cora-zón y decir lo que sentimos, es un instrumento de alivio para nuestra alma en los momentos de turbulencia, y la posibilidad real del florecimiento de la esperanza en nuestra vida.

Oración: “Dios, gracias por permitirme abrir el corazón y experimentar la esperanza que viene de ti, en el nombre de Jesús, amén”.

3

¿No eres tú desde el principio, oh Jehová, Dios mío, Santo mío? No moriremos. Oh Jeho-vá, para juicio lo pusiste; y tú, oh Roca, lo fundaste para castigar” (v.12)

DIA02 Esperanza que nace de la desesperación

- Habacuc 1:12-17

El profeta conversa consigo mismo y se anima a esperar la respuesta de Dios. Decide posicio-narse en un estado espiritual un tanto ansioso y expectante, puesto que espera la respuesta que Dios daría a sus dilemas y cuestionamientos.

Habacuc nos dice: “Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá…” (v.1). Está hablando de la figura de un atalaya o un vigía que está muy por encima de las planicies y de las multitudes, donde puede ver todo lo que pasa, una acti-tud del corazón de expectativa y de vigilancia. La oración nos invita a llegar a ese nivel espiritual. Si oramos, debemos esperar por las respuestas, pues, nada revela tanto el carácter de nuestra fe que lo que haremos después de haber orado. La esperanza de la respuesta es el test de nuestra fe.

El método que Dios utilizó para su respuesta a Habacuc era una visión para ser leída por los transeúntes a lo largo de la historia, y por todas las calles, avenidas y rutas de la vida el “cartel pu-blicitario” de Dios anuncia: “el justo por su fe vivirá” (v.4).

El libro de Habacuc, como todos los libros de la Biblia, apunta a Cristo y su mensaje, y nos invita a creer por fe y vivir; a vivir por fe y vencer; a vencer por fe y disponerse a entregar la vida en la certeza de que nadie nos podrá separar del amor de Dios que está en Cristo Jesús.

Oración: “Señor, quiero vivir por la fe en Jesucristo para nunca más separarme de tu amor, en el nombre de Jesús, amén”.

4

Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas: “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá” (v.2,4).

DIA03 El “cartel publicitario” de Dios - Habacuc 2:1-4

Habacuc menciona cinco áreas propias de los enemigos de Dios. Estos mensajes contienen también una muestra de lo triste e insatisfactiorio de la vida de quienes no entregan su confianza y su vida a Dios.

Primero, Dios nos invita a confiar en Él, en lo económico (v.6-8), a no confiar en nuestros bienes, nuestro dinero, y nos invita a pensar en Dios, como nuestro proveedor.

Segundo, no debemos convertir la búsqueda de posición social (v.9-11) en una forma de adquirir seguridad, y peor aún por medio de acciones deshonestas.

Tercero, Dios juzgará a los que abusan de su poder político para la opresión (v.12-14), pues si la fe-licidad de algunos se construye sobre la infelicidad de otros, entonces llegará el día en que esto será casti-gado implacablemente por Dios.

Cuarto, vemos la escena repulsiva del vómito de un borracho, que no es nada más y nada menos que la expresión de la degradación moral (v.15-17) de nuestra sociedad que se jacta de pasarlo bien sin Dios, de hacer lo que quiere, de vivir sin límites.

Por último, el problema central se encuentra en lo espiritual (v.18-20), pues todo parte de la idola-tría que el hombre construye de cualquier cosa que no sea Dios.

Que Dios nos libre de ser parte de esta cultura dominante y nos ayude a vivir de acuerdo a nuestra confianza plena en Él en todas las áreas de nuestra vida.

Oración: “Señor, ayúdame a ser cuidadoso con estas cinco áreas y pueda siempre confiar y seguirte a ti, en el nombre de Jesús, amén”.

5

6 … ¡Ay del que multiplicó lo que no era suyo!... 9¡Ay del que codicia injusta ganancia pa-ra su casa… 12¡Ay del que edifica la ciudad con sangre!... 15¡Ay del que da de beber a su prójimo! … 19¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! (v.6,9,12,15,19)

DIA04 El cuidado en cinco áreas importantes de

la vida - Habacuc 2:6-20

Habacuc reconoce que escuchar la Palabra de Dios es la única manera de enfrentar victorio-samente la crisis aunque nos cueste aceptarlo en un primer momento. Él nos dice: “Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí” (v.2). Había escuchado a Dios diciendo que disciplinaría a Su Pueblo a través de sus enemigos, luego Dios le dice que va a juzgar a esos enemigos y derramar sobre ellos cinco consecuencias de sus males. Y eso aunque desconcierta a Habacuc, le trae esperanza. La re-velación de Dios transformó al “Habacuc cuestionador”, en el “Habacuc adorador”, sacándolo del valle del miedo para la montaña de la fe.

Por otro lado, el profeta reconoce que la oración debe ser desenfocada del hombre y enfoca-da en Dios, pues esto le dará una visión más completa de sus dificultades: “Oh Jehová, aviva TU obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer” (v.2). Habacuc dejó de pen-sar en sus propios méritos y los de su nación, ya no pide que Dios lo libre del sufrimiento. Haba-cuc no ora para que Dios cambie de planes, comienza a fijar su atención en la obra que Dios podía hacer en su historia.

Los dos principios están muy claros: La Palabra de Dios nos trae esperanza en el carácter de Dios y la oración la confianza en lo que Dios hará.

Oración: “Dios, ayúdame a cantar en medio de la crisis para tener esperanza y confianza en ti, en el nombre de Jesús, amén”.

6

“Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer…” (v.2)

DIA05 Dos realidades que nos llevan a la victoria - Habacuc 3:1-2

Para el profeta el viento no se llevó nada, su memoria está intacta. Este es el relato de una persona que está conociendo a su Dios, que se hace fuerte en la medida que conoce Sú carácter y Sus obras.

Lo que el viento no se llevó son las raíces históricas que el profeta busca en el pasado para afirmar su confianza en Dios en el presente. Él hace un viaje a través de la historia para buscar fuerzas que lo ayuden a enfrentar la crisis que aquejaba a su pueblo. Habacuc quiere gritar a los cuatro vientos que Dios continúa siendo el mismo.

Uno de los grandes problemas del cristianismo contemporáneo es no profundizar en el cono-cimiento de Dios. La superficialidad de lo que leemos y escuchamos contribuyen al debilitamiento de lo que debería ser el mayor movimiento de la historia. No hay una búsqueda por el conocimien-to profundo de las Escrituras. Sólo una visión correcta de quién es Dios y de lo que ha hecho por Su pueblo nos puede elevar hasta lo más alto de la montaña de la fe.

Necesitamos esta comprensión de la grandeza de Dios. Necesitamos volver a este tipo de adoración que se concentre en lo que Él es y lo que aún puede hacer hoy por aquellos que Él ama. Que el viento no se lleve lo que Dios ha hecho por nosotros.

Oración: “Señor, quiero confiar que lo que hiciste en el pasado, lo volverás hacer hoy, en el nombre de Jesús, amén”.

7

“Saliste para socorrer a tu pueblo… Traspasaste la cabeza de la casa del impío, descu-briendo el cimiento hasta la roca” (v.13)

DIA06 Lo que el viento NO se llevó - Habacuc 3:3-15

Cuando miramos a Dios, la fe deja de ser absurda. Nos damos cuenta que la realidad envuel-ve también lo sobrenatural y la fe se torna una caminata segura bajo la luz. Cuando miramos a Dios, dejamos de confiar en nuestros sentimientos, pues si Habacuc hu-biera confiado en ellos, jamás hubiera escrito esta magnífica confesión de fe. Con solo mirar a su alrededor se daba cuenta que todo el sistema estaba presto a desintegrar-se. Sin embargo, por la fe en Dios, todos sus miedos se desvanecieron y se concentró en la grande-za de Dios, y no en la debilidad humana. El pueblo de Judá dependía de la agricultura para sobrevivir. Y aunque estas fuentes de ingre-so se agotaran, el profeta se da cuenta que su propia existencia no depende de esos recursos, sino de la fuente de esos recursos: Dios. La confianza del profeta no estaba en la provisión, sino en el Provee-dor: “Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación” (v.18).

Habacuc estaba dispuesto a perder todo, menos su fe en el Señor. La alegría del creyente no está determinada por la presencia de cosas buenas, ni por la ausencia de cosas trágicas. Su alegría está centrada en Dios, por eso cuando miramos a Dios, el fundamento de nuestra confianza no es-tá en los resultados, sino en Su carácter poderoso.

Oración: “Mi Señor, ayúdame a confiar como lo hizo Habacuc, en el nombre de Jesús, amén”.

8

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del oli-vo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no ha-ya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación” (v.17-18)

DIA07 Cuando miramos a Dios Habacuc 3:16-19

© 2013 www.valparaisoipch.cl Caleb Fernández Pérez, Pastor de la 1ra Iglesia Presbiteriana de Valparaíso y profesor del Seminario Teológico Presbiteriano en Santiago, Chile.

ix

Devocionales07DIAS