destino de un ser
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Cuento corto de un ada que vive en un mundo magico.Escrito por Roberto Evangelista En la PreparatoriaTRANSCRIPT
DESTINO DE UN SER
POR:
ROBERTO EVANGELISTA VARASVALDEZ
CAPITULO 1.
LA HISTORIA
COMIENZA.
Hace ya muchos años, en un espeso bosque de España,
donde por lo normal solo se escuchaban los pájaros
ejecutar sus excitantes melodías, en una noche poco
cálida, cerca de un sollozante rio cristalino, en el cual se
reflejaba esa luna tan consoladora…
Se percibían gritos de dolor y sufrimiento, se trataba de
Agalia hija de un campesino, la cual se había
comprometido con el primogénito del enemigo de su
padre. Por tal razón sus padres los desterraron de todo
suelo conocido, sin saber de qué Agalia estaba
embarazada.
Esa noche, ella se encontraba dando a luz, esa sufriente
moza solo pensaba que su descendiente llegara sano y con
bien.
Lejos de allí en la región de las criaturas mágicas. Un hada
llamada Abrienda tenía días ya de haber dado a luz, pero
se encontraba muy preocupada porque no podía
amamantar a su pequeño ser, pues poseía una rara
enfermedad que se lo impedía, preocupada fue en busca de
la ayuda de la REINA ADABELLA. Su majestad en esos
instantes estaba muy ocupada pero cuando vio llegar al
hada Abrienda dejo todo lo que estaba haciendo para
atenderla pues había sido una de sus doncellas más
queridas.
-¡Querida que gusto verte!, ¿Por qué esa cara larga... por
qué no me presentas a este hermoso bebe?- Pregunto con
agitación –Mi hijo, no puedo... necesito… -Mientras
rompía en llanto –No te preocupes yo comprendo, a mí me
paso lo mismo-Se apresuró a decir mientras volaban por
los pasillos hacia la biblioteca real.
De un estante la soberana tomó un pequeño recipiente
luminoso y dijo con un tono de sapiencia. –Te voy a dar
solo una gota de este líquido de la vida, con esto tu hijo
sobrevivirá por dos días pero debes tomar una decisión.
La reina dejo caer una gota del líquido de la vida, mientras
el infante la bebía, su cara parecía llenarse de felicidad.
-Existe una forma de que tu hijo crezca sano y sin
preocupación.- ¿Cuál es dígame por favor? Preguntó con
insistencia.
-En tiempos remotos cuando la humanidad era pura, no
existía la maldad, las envidias, todo era de todos.
Seres mágicos, humanos y animales convivían. Se
ayudaban mutuamente, no había ser capaz de romper tan
perfecto equilibrio.
Hasta que un ser humano tomo el poder como rey.
Los humanos pensaron que eran amos y todo poderosos de
mandar a su antojo a todas las demás criaturas. Y
decidieron que los seres mágicos se fueran muy lejos,
donde ningún humano los pudiese encontrar jamás. Y así
fue. Nos fuimos de ese lugar y nos establecimos aquí.
Así empezaron los problemas; los humanos conocieron el
dolor, el trabajar hasta morir para poder conseguir algo de
comida, y los seres mágicos a ser olvidados por el mundo
humano, aún en fechas actúales nos ven como cuentos de
fantasía-.Dijo la reina lamentándose y con un tono de
resignación.
CAPITULO 2.
UN NUEVO SER
MAGICO.
-Pero hubo un hada muy valiente que quería que su bebe
tuviera una educación humana.
Y al ver sufrir a una mujer por la muerte de su hijo decidió
intercambiara los bebes. Sabiendo que el infante humano,
estaba muerto. Pero cuando llego a la región de las
criaturas mágicas.
Se dio cuenta de que al pequeño bebe, le emergían de su
frágil espalda, unas pequeñas alas, llenas de un plumaje
blanco como el de una paloma.
El inocente se elevó por los aires mientras una ráfaga de
viento y pequeñas esferas luminosas lo envolvían, el
pequeño adquirió una vestidura blanca parecida a una
túnica, mientras se grababa en ella con letras de oro la
palabra, “ÁNGEL”. El pequeño ser ahora llamado
Ángel, descendió hacia el hada.
Y se dirigió cantando al hada con un acento de armonía. –
No os preocupáis que he de cuidar a tu hijo y cuando esté
preparado lo ayudare a regresar, se lo debo, por haberme
devuelto a la vida-. Dicho esto se alejó volando por donde
regreso, mientras el hada gritaba-.
-¡Gracias, gracias…!-
La reina en esos instantes tomó por los hombros a
Abrienda. Dio una gran bocanada de aire y dijo.-Es lo que
tienes que hacer, o dejarlo al azar-.
Abrienda suspiro y dijo –Lo haré- con un tono de valentía
y gentileza.
-Esto es lo que tiene que hacer…Deberás buscar a un ser
humano recién nacido que haya muero tomarlo con la
mano derecha y dejar a tu hijo con la izquierda, puedes
darle un beso, para que te recuerde, pero si le das más de
un beso tu hijo pude morir.
Después rápidamente tienes que regresar a la región de las
criaturas mágicas, pero no debes olvidar, que no puedes
adentrarte mucho pues de lo contrario el humano no sabrá
como regresar. Es preciso y necesario que lo hagas lo más
pronto posible.-
Abrienda casi sin poder respirar, partió de la biblioteca
real casi tan veloz como un colibrí. Siguió el sendero que
se dirigía fuera del lugar donde había vivido toda su vida,
cuando llego al final del camino, su corazón latía tan
fuerte que casi se desmaya, respiro aire con una fuerza tal
que fue capaz declarar su corazón, descendió muy
lentamente sus alas se sentían pesadas y decidió caminar.
CAPITULO 3.
LA DECISIÓN HA
LLEGADO.
En el bosque donde estaba Abrienda, se escuchaba un
llanto penetrante y sentimental, se trataba del hijo de
Agalia. Pero no era un llanto de vida, sino el de un
enfermo sufriendo en sus últimos momentos de vida.
Agalia amamanto a su recién nacido… Y de nuevo llegó la
noche, el pequeño sólo cobijado con el calor de sus
jóvenes padres murió a media noche.
Abrienda encontró en su lecho, a los tres pobres seres y
dedujo por el vapor que no emergía de la nariz del bebe,
que estaba muerto… Y en un instante ya estaba dando el
último beso que podía ofrecer a su sufriente primogénito.
Ella volvió y la profecía se cumplió el ser humano se
convirtió en un se mágico esta ves llamado arcángel…
Mientras dormía Agalia y su pareja, el arcángel llegó y
con un bello soplo de color azul transparente, envolvió al
bebe y lo vistió con pequeña delicada vestidura, unas
coloridas mantitas, un pequeño gorrito y le dejo a un lado
varia mudas de ropa, un poco de dinero y unas escrituras
de propiedad.
Cuando Agalia despertó de un profundo pero
reconfortante sueño lo primero que hizo fue buscar a su
bebe, pero lo que encontró le maravillo, la ropa, la
escritura le causo placidez, despertó a su novio y hallaron
que en el título del documento decía:
“Casa de Leoj”
Así que decidieron nombrar al pequeño niño Leoj.
Casi de inmediato levantaron lo que ahora tenían y
siguiendo un camino que se dirigía a un pequeño pueblito,
consiguieron llegar. En él había una casa que decía
“vendida” y fuera de ella un hombre que estaba esperando
con cara de inquietud, pero cuando vio llegar a la joven
pareja con su niño en brazos, cambio la cara a una falsa e
hipócrita sonrisa.
–Pasen a su nueva casa… Los estaba esperando ¿Les gusta
su nuevo hogar? - Pregunto con mucha insistencia. – ¿Pero
quién la compro? –Pregunto Agalia con asombro.-Un
caballero muy amable la compro para ustedes, se dijo
llamar Arcángel.-
CAPITULO 4.
DEVUELTA A CASA
Así pasaron los años y Leoj creció y creció hasta llegar a
tener 14 años de edad. Su madre por lo general no
acostumbraba festejarle cumpleaños, pero ese año en
especial, sintió la necesidad de festejar tan bello día.
Fue una fiesta sorpresa, todos los invitados se la pasaron
muy bien, juntos con el alegre festejado.
Cuando callo la noche y estuvo iluminada por una luna
con luz azul. Leoj salió de su casa en busca de
tranquilidad, camino por horas hasta que se perdió. El
pobre entro en pánico y no supo que hacer, pero de entre
las naves voluptuosas salió el arcángel, Leoj se asustó,
pero sus piernas temblaban tanto que no le respondían.
El arcángel se acercó a Leoj y dijo: -Estas listo sígueme-.
Leoj no pudo evitar seguir a tan bello ser, de repente se
empezó a empequeñecer, y la camisa que traía se rompió,
y de su espalda salieron unas alas que se desarrollaron y
crecieron casi de inmediato.
El joven empezó a levitar y sintiendo un gran espíritu de
aventura, continuo siguiendo al ser divino.
Después de avanzar gran territorio, empezaron a salir
hadas por doquier y en frente salió la Reina Adabella que
tomó entre sus delgados brazos a Leoj y lo invitó que
fuesen dentro del castillo.
Una vez dentro le explico todo a Joel. El pequeño no podía
creerlo. De repente del fondo de la habitación y de una
puerta sombría salió su madre, sin pensarlo corrió a
abrasarlo y a dale tantos besos que nunca pudo darle.
Leoj prometió unir devuelta a los dos mundos y lo
cumplió, así pudo vivir con sus dos madres. Y la
humanidad hasta hoy en día se lo agradecemos.
FIN.
POR: ROBERTO EVANGELISTA
VARASVALDEZ