descartes y malebranche. v jornadas nacionales de filosofia moderna

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Filosofia Moderna. Sobre Descartes y su duda metódica

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V Jornadas Nacionales de Filosofa Moderna

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V Jornadas Nacionales de Filosofa Moderna

Mar del Plata. 18 y 19 de septiembre de 2014.Autor: Juan Pablo Roldn

Ttulo: Descartes y Malebranche sobre el problema del mal: una va intermedia entre Bayle y Leibniz.Resumen

William King y Pierre Bayle, Bayle y Leibniz, Leibniz y Voltaire, o, haciendo un salto, Hegel y Nietzsche. El pensamiento filosfico occidental moderno se encuentra atravesado por estas posturas contrapuestas respecto del problema del mal. Existe un mismo patrn de oposicin, ms all de las mltiples diferencias entre estos autores y sus circunstancias. En todos los casos, se hallan enfrentadas una opinin que considera posible una cierta respuesta racional (consistente en incluir el mal en el plan de Dios o en su mismo desarrollo), frente a la actitud escptica de quien considera imposible entender que el mal que aqueja al mundo sea compatible con la existencia de un Dios bueno y omnipotente.

La dinmica de esta tensin es la propia de los fenmenos humanos reactivos. Cada una de las posturas se alimenta de la crtica a su opuesta, por lo que, de alguna forma, ambas se necesitan y se alan en su incapacidad para detectar toda postura que no pueda ubicarse en los trminos de esta dialctica excluyente. Se propone en estas lneas la idea de que autores como Descartes y Malebranche, entre otros, ensayaron una solucin intermedia, en general poco entendida por estos motivos. Ambos fueron acusados de pertenecer a alguno -o inclusive a ambos- de los bandos en pugna.

La herencia de la Querella de auxiliis

Para dilucidar algunos aspectos de esta trama, es de gran importancia una perspectiva histrica superadora de ciertos esquemas. Augusto Del Noce sostena que no es paradjico afirmar que el mejor modo de estudiar la filosofa francesa del 600 es aqul de considerarla en esta forma de continuacin de la controversia entre San Agustn y Pelagio. La polmica entre una postura defensora de la omnipotencia y de la providencia divinas, por un lado, y de la libertad humana, por otro, adquiere matices especiales, que influirn en el resto de la Edad Moderna, a partir de los planteos de la Segunda Escolstica, esgrimidos en particular en oportunidad de la llamada Querella de auxiliis.

Es sabido que, en un primer momento, se enfrentaron en esta discusin una serie de autores dominicos con otros jesuitas. Por este motivo, suele llamarse baezianismo a la primera postura (por el dominico Domingo Bez) -o, en general, tomismo- y molinismo a la segunda (por el jesuita Luis de Molina), aunque el inicio de la discusin sea anterior. Ambas opciones se caracterizaron por implicar una oposicin de contradiccin entre las ideas de un Dios absoluto, Acto Puro, omnipotente, por un lado, y las de un Dios bueno, inocente del mal, y un hombre libre, por el otro. Las respuestas iniciales tendieron a encontrar una solucin de compromiso entre estos principios, aunque en el fondo se inclinaron hacia uno de los extremos. El baezianismo privilegi la omnipotencia divina afirmando que Dios prevea y permita los actos malos mediante sus decretos permisivos antecedentes. Ahora bien, una vez que Dios decretaba esta permisin, lo permitido suceda necesariamente, debido a la falibilidad humana.

Por su lado, el molinismo defendi la libertad humana y la inocencia divina. A estos efectos, propuso que Dios mova a los hombres mediante mociones indiferentes, una especie de energa neutral con la que los hombres podan hacer lo que libremente decidieran, fuera bueno o malo.

Este encarnizado debate, zanjado por el Papa Paulo V en 1607 mediante su postergacin sine die, adquiere caractersticas cada vez ms radicalizadas en los siglos siguientes, tanto en el mundo catlico como en el protestante, tanto en el mbito teolgico como en el filosfico. Prcticamente ningn autor se ha sustrado a esta dialctica excluyente. En el siglo XVII, en particular, todos los grandes autores hacen referencia explcita a la cuestin.

En este devenir, la oposicin entre las ideas de Pierre Bayle y las de Gottfried Wilhelm Leibniz tal vez sea la ms paradigmtica. Cuando Bayle, en su Respuesta a las preguntas de un provincial, renunciaba a toda respuesta racional a la cuestin y se opona frontalmente a la explicacin pre-leibniziana de William King, en su De origine mali, inauguraba una opinin de gran difusin hasta el da de hoy. En su Diccionario, por ejemplo, nombraba con precisin distintas versiones de la polmica en su poca y confirmaba su conviccin escptica:Os remito a un profesor de teologa (Jurieu) todava vivo, que ha mostrado con gran claridad que ni el mtodo de los escotistas, ni de los molinistas, ni de los remonstrantes, ni de los universalistas ni de los pajonistas, ni el del Padre Malebranche, ni el de los luteranos, ni el de los socinianos, son capaces de resolver las objeciones de quienes imputan a Dios la introduccin del pecado, o que pretenden que la misma no es incompatible con la bondad y su justicia.

Cuando Leibniz, en su Teodicea, responda a Bayle redoblando la apuesta, desarrollando la explicacin racional conforme a la cual los males de este mundo haban sido producidos por la voluntad consecuente de Dios, que es el resultado de la sumatoria de todas las voluntades antecedentes, siempre tendientes al bien; sumatoria que incluye por necesidad males, en un contexto del mejor de los mundos posibles, perfeccionaba y cristalizaba la idea de que los males se atenuaban si eran vistos desde este plan divino perfecto. La postura leibniziana, conforme a la cual no cabe la queja sino la alabanza, se ha convertido en modelo de respuesta testa, en confrontacin con la respuesta de Bayle, arquetipo de respuesta escptica. La va intermedia

Es posible sustraerse a esta dialctica? Algn autor lo hizo en su poca? Se propone aqu, como est dicho, que tanto R. Descartes como N. Malebranche han propuesto una va intermedia, en rigor anterior e inspirada en el pensamiento medieval. La historiografa iniciada en el Iluminismo y continuada por los historiadores hegelianos, conforme al paradigma interpretativo de la Edad Moderna como contrapuesta frontalmente a lo medieval, tal vez haya oscurecido esta perspectiva.

Descartes

Conforme al criterio del primer Gilson, Descartes habra sido tomista con Burmann, molinista con [la princesa] Elizabeth y habra defendido segn las circunstancias, no importa cul solucin; si se acerca al jansenismo en la IV Meditacin, se retracta luego y aprueba el molinismo en sus cartas a Mesland. l llega pues, finalmente, a una suerte de eclecticismo teolgico donde las doctrinas antagnicas que se combaten hace tiempo en la controversia de auxiliis gratiae se vuelven aceptadas y legitimadas con, quizs, una ligera preferencia de corazn a favor del tomismo. Esta actitud habra tenido un fin prctico: mediante esta equidistancia acomodaticia de los distintos bandos en disputa, Descartes habra intentado despejar su situacin poltica a fin de proteger la nica actividad intelectual que realmente le interesaba, la investigacin en ciencias positivas.

Si bien el mismo Gilson notable precursor de una interpretacin de la obra de Descartes superadora de las simplificaciones historiogrficas iluministas y hegelianas- abandon esta perspectiva al poco tiempo, particularmente por los estudios de su alumno Henri Gouhier, recogidos en La pense religieuse de Descartes, publicado en 1924, sta continu teniendo predicamento en la crtica cartesiana, seguramente por su ntima solidaridad con esquemas vigentes.

Los distintos pasajes de sus obras y de su epistolario en los que Descartes se refiere al problema del mal ofrecen muchos puntos de contacto con la doctrina cristiana medieval al respecto, previa a la disputa de auxiliis. En particular, con las ideas de Santo Toms de Aquino, pues hasta utiliza en parte los mismos trminos tcnicos (como la fundamental distincin entre negacin y privacin). Esta cercana de Descartes a estas intuiciones originarias fue poco comprendida por los mismos escolsticos de su poca, puesto que la juzgaban conforme a los parmetros propios de la Segunda Escolstica. Maritain y una clave hermenutica inesperadaEn su famoso redescubrimiento de la doctrina de Santo Toms sobre el mal, Jacques Maritain insista en la centralidad de respetar el axioma sacrosanto de la disimetra... radical, irreductible, entre la lnea del bien y la lnea del mal. Conforme a l podra decirse sin contradiccin que Dios es siempre causa primera del bien -y el hombre causa segunda-, pero que el hombre es causa primera del mal, ya que ste posee una causalidad deficiente, negativa, que no necesita ni podra necesitar a Dios como causa primera. Santo Toms consideraba a la causa del mal un no-acto libre, una no consideracin de la regla. Tcnicamente, se trataba de una negatio que, incluida en un acto positivo, produca una privatio. El mal, propiamente, era una privacin. Segn Maritain, los baezianos, por defender la tesis de que Dios causa todo, atribuan a Dios la misma causalidad primera de los males y, por su lado, los molinistas, por negar la causalidad de Dios sobre los males, tambin la negaban sobre los bienes. La idea de un Dios omnipotente, causa de todo lo que sucede en el mundo, lo bueno y lo malo, habra cristalizado en la filosofa de Leibniz. La idea, por otro lado, de un Dios que, como no hace el mal, tampoco hace el bien ni interviene en el mundo, tendra como estadio conclusivo ideas escpticas sobre la posibilidad de entender una intervencin divina como las de Bayle.

Al permanecer en esta va media, entonces, Descartes habra sido malinterpretado. La afirmacin de que Descartes habra sido tomista o molinista segn la circunstancia podra leerse como que Descartes se acerc a los tomistas baezianos (y a los calvinistas gomaristas) cuando se refera a la causalidad divina en el bien y a los molinistas (y calvinistas armianos) cuando se refera a la causa de los males. En honor a la brevedad, cabe analizar un pasaje importante de la obra de Descartes sobre esta cuestin. Est ubicado en la Cuarta Meditacin Metafsica:

Y por ltimo, no debo tampoco quejarme de que Dios concurra conmigo para formar los actos de esta voluntad, es decir, los juicios en los que me engao, porque esos actos son enteramente verdaderos y absolutamente buenos, en tanto que dependen de Dios; y en cierto modo hay ms perfeccin en mi naturaleza porque puedo formarlos que si no lo pudiese. Para la privacin, en la que nicamente consiste la razn formal del error y del pecado, no tiene necesidad de ningn concurso de Dios, puesto que no es una cosa o un ser, y si es referida a Dios como a su causa, no debe ser llamada privacin, sino solamente negacin, segn el significado que se da a estas palabras en la Escuela.

Descartes, Meditaciones Metafsicas, IV Meditacin

Descartes no se refiere explcitamente con el trmino negacin a la no-consideracin de la regla, sino slo a la consecuencia de que, si el hombre puede hacer el mal solo, sin el concurso divino, Dios no puede verse implicado en l de ninguna manera. Pero ambas negaciones se implican mutuamente. Si no fundamentara la negacin con respecto a Dios en la negacin libre en la que consiste la causa del mal moral de culpa, debera entenderse la primera como lo hizo Spinoza. Dios habra producido, en este caso, el mal, y ste, por tanto, no sera realmente malo. Para la privacin, en la que nicamente consiste la razn formal del error y del pecado, no tiene necesidad de ningn concurso de Dios, ,puesto que no es una cosa o un ser. En otras palabras, el hombre es su causa primera. Es como si slo en el acto malo y habida cuenta de la naturaleza del mal y de su disimetra con el bien, pudiramos decir que cabe hablar de un concurso simultneo, sicut duos trahentes navim.

Descartes nos ofrece elocuentes descripciones de este misterioso no-acto, de esta desatencin o ignorancia voluntaria, mediante la cual se introduce la falta, la privacin, el acto malo. Para pecar, hace falta cierta indiferencia, proceder sin poner atencin en las razones que... prueben que algo es bueno, pues si lo viramos claramente, nos sera imposible pecar mientras lo viramos de esta manera; por esto se dice que omnis peccans est ignorans. El mal es una cierta nada introducida en el ser libremente, cuya condicin de posibilidad es la nada de la que procedemos.

Malebranche y la va intermediaEs muy discutido si el autntico heredero de Descartes es Malebranche o, por el contrario, si ste es, en todo caso, un mero eslabn intermedio hacia Spinoza. Respecto del problema del mal, al menos, no cabra duda de que Malebranche es un continuador de Descartes y opositor a Spinoza. Tal vez Malebranche sea quien mejor haya interpretado la docrina cartesiana sobre el mal. Y quien, adems, la ha profundizado, dotndola de los matices propios de la tradicin agustiniana -que, dicho sea de paso, ya estaba presente tanto en Santo Toms como en Descartes, explcita en el primero y disimulada en el segundo-. San Buenaventura, con otro lenguaje, propone una doctrina sobre el mal anloga a la tomasiana.Un motivo especial -adems de los generales, que envolvieron a todos los autores de la poca- obliga a Malebranche a profundizar en la polmica. Sucede que, a partir de 1642, comienzan las grandes polmicas del jansenismo. Como lo remarca Gilson, entre 1641 y 1644, la controversia es cada vez ms desfavorable al jansenismo. Los tomistas del Oratorio manifiestan una cierta inquietud. El tomismo tiene el aspecto de favorecer al jansenismo. Ellos no tendrn que defenderse ms contra Molina, sino contra Jansenio, con el cual algunos se esfuerzan en confundirlos. Su postura frente al problema del mal fue juzgada en su misma poca conforme a la apuntada dialctica excluyente.

Malebranche, que estaba dispuesto a sacrificar todo para permanecer en la ortodoxia, se ha visto acusado una y otra vez de pelagianismo y de calvinismo e inclusive, sin que se retroceda frente a la contradiccin, de los dos a la vez.

Aun un agudo historiador contemporneo como Jean Laporte, por ejemplo, considera a Malebranche cercano al molinismo.

Lo cierto es que tambin en el caso de Malebranche podra aplicarse la clave hermenutica derivada de las postura de santo Toms de Aquino y, a travs de l, de la tradicin medieval que tiene a san Agustn como referencia ineludible. Tngase en cuenta que las frecuentes crticas de Malebranche al tomismo no estaban dirigidas a santo Toms, como distingue en numerosas ocasiones el autor.

El siguiente pasaje de las Aclaraciones a la bsqueda de la verdad tal vez pueda ilustrar esta interpretacin: Dios produce y conserva tambin en nosotros todo lo que hay de real y positivo en las determinaciones particulares del movimiento de nuestra alma, a saber, nuestras ideas y nuestros sentimientos, porque eso es lo que determina naturalmente hacia los bienes particulares nuestro movimiento por el bien en general, pero de una manera que no es invencible, porque tenemos movimiento para ir ms lejos. De suerte que todo lo que nosotros hacemos, cuando pecamos, es que no hacemos todo lo que podemos hacer, debido a la impresin natural que tenemos hacia el que encierra todos los bienes, impresin que nos da ese poder, pues no podemos nada ms que en virtud de la potencia que recibimos de nuestra unin con el que hace todo en nosotros Ahora bien, lo que hace principalmente que nosotros pequemos es que preferimos gozar que examinar, debido al placer que sentimos al gozar y al sinsabor que experimentamos al examinar. Dejamos de servirnos del movimiento que nos es dado para buscar el bien y para examinarlo, y nos detenemos en el goce de las cosas que nicamente deberamos usar. Pero si nos fijamos bien, veremos que en eso no hay nada real por nuestra parte, salvo una falta y un cese de examen o de bsqueda, que corrompe, por decirlo as, la accin de Dios en nosotros, pero que, sin embargo, no puede destruirla. Con lo cual, qu hacemos cuando no pecamos? Hacemos todo lo que Dios hace en nosotros, porque no limitamos a un bien particular, mejor, a un falso bien, el amor que Dios imprime en nosotros por el verdadero bien. Y cuando pecamos, qu hacemos? Nada. Amamos un falso bien, que Dios no nos hace amar en virtud de una impresin invencible. Dejamos de buscar el verdadero bien y hacemos intil el movimiento que Dios imprime en nosotros. No hacemos nada ms que detenernos Sin duda, mediante un acto, pero mediante un acto inmanente que no produce nada fsico en nuestra substancia; es decir, en una palabra, por un acto que no hace nada... Algunas breves observaciones:

1) Malebranche distingue, como Descartes, la lnea del bien, en la que la creatura siempre es causa segunda, de la lnea del mal, en la que el hombre es causa primera.

2) Considera que es posible afirmar sin contradiccin que la creatura es causa primera del mal, puesto que ste tiene una causa deficiente. Inclusive identifica esa causa deficiente como un gozar sin examinar, esto es, con una no-consideracin o ignorancia.

3) De su idea de que en el mal se produce una corrupcin de la accin de Dios en nosotros, por la cual sta queda trunca, se siguen importantes consecuencias ticas. En particular, una posible va intermedia entre estoicismo jansenista y epicuresmo libertino.

4) Caracteriza el libre albedro humano, como es propio de la tradicin medieval, como resultante de que ningn bien particular determina a la libertad humana. Excede el tema de estas lneas, la cuestin de que, sin embargo, esta idea de libertad se distingue de la indiferencia molinista, puesto que Malebranche, al igual que Descartes, considera al estado de indiferencia como el grado ms bajo de libertad.Cabe destacar que, aun autores que han resaltado la originalidad de la postura de Malebranche, han omitido insertarlo en una cierta tradicin filosfica y, asimismo, su relacin inmediata con Descartes respecto del problema del mal.

En resumen, el ocasionalismo de Malebranche no es obstculo para atribuir toda la causalidad de los actos malos en tanto que malos al hombre. Por el contrario, con matices muy sutiles, Malebranche explica cmo el influjo divino puede ser bloqueado libremente, sin agregar nada a la accin divina ni transformarla positivamente. Consideraciones conclusivasDel estudio de las opiniones de Descartes y Malebranche sobre el problema del mal podran derivarse consecuencias significativas, tanto para la historia del problema del mal en s misma, como para la periodizacin de la historia de la filosofa moderna, en general, y del siglo XVII en particular. Muchos autores han resaltado en las ltimas dcadas la continuidad de autores como Descartes y Malebranche, entre otros, con el pensamiento medieval. La aplicacin de esta tesis a la cuestin del mal podra ampliar esta perspectiva y permitir evaluar, desde otro ngulo, su real alcance.La posibilidad de una va intermedia entre la teodicea y el escepticismo incidira en muchos planteos modernos y contemporneos sobre la cuestin del mal. En el siglo XX, el paroxismo del mal ha motivado planteos radicales que, en general, no han discutido esta dialctica excluyente, sino que la han considerado una especie de axioma.

Juan Pablo Roldn (UNSTA: Universidad del Norte Santo Toms de Aquino, y UCA: Universidad Catlica Argentina).

[email protected] en Filosofa por la UCA. Profesor de Historia de la Filosofa Moderna, Filosofa y Teologa de la Historia, Metafsica, Seminario de integracin filosfico-psicolgico en UNSTA y UCA. Profesor con dedicacin especial en UNSTA. ltimo proyecto de investigacin: Dios, el mal y la libertad. Luigi Pareyson: el mal, el sufrimiento y la ontologa de la libertad Del Noce A., Cartesio en Riforma Cattolica e filosofia moderna. Il Mulino, Bologna 1965.

La obra clsica en la que Bez mantiene estas ideas y responde a Luis de Molina, es Apologa de los hermanos dominicos contra la 'Concordia' de Luis de Molina (1595), Biblioteca Filosofa en espaol, Oviedo 2002.

Molina explicaba estas ideas en su Concordia liberi arbitrio cum gratiae donis, divina praescientia, providentia, praedestinatione et reprobatione, ad nonullas primae partis D. Thomas articulos, in 7 a 13, disp. 26, ed. de Pars, 1876.

Cfr.: Una misma conclusin se repite siempre tras Ia larga serie de argumentos: es imposible dar cuenta racionalmente del origen deI mal desde Ia hiptesis de un nico Dios dotado de perfecta bondad. Bahr, Fernando. Pierre Bayle: contra los telogos. En Cuadernos Salmantinos de Filosofa. 2000, vol. 27, p. 79.

Bayle, P., Diccionario histrico y crtico (seleccin). El cuenco de plata, Buenos Aires 2010, p. 224.

Gilson E., La libert chez Descartes et la Thologie, Vrin, Paris 1982, p. 394. Vase Roldn, J.P. Un pasaje de la IV Meditacin Metafsica. Descartes y la querella De auxiliis en Beltrn, O. (et al.). Contemplata aliis trajere. Miscelnea homenaje al profesor Juan R. Courrges en su 75 aniversario. Dunken, Buenos Aires 2007, pp. 287 ss.

Gilson, op. cit., p. 432.

La pense religieuse de Descartes. Vrin, Paris 1924. Vid. Sendas explicaciones de las rectificaciones de Gilson y de sus motivos en Del Noce A., op. cit., pp. 307-320 y en Gilson E., La libert, Advertissement escrito por Jean-Luc Marion.

Dieu et la permission du mal, Desclee de Brouwer, Paris 1963. P. 24.

Ibidem, p. 28.

Segn la traduccin de Ezequiel de Olaso y Toms Zwanck incluida en Descartes, Obras escogidas, Ed. Charcas, Bs. As. 1980, pp. 259-260 (en adelante, O.E.). El siguiente es el texto de la edicin latina de 1641, conforme a la versin de Oeuvres de Descartes Publies par Charles Adam et Paul Tannery (Vrin, Paris 1996, t. VII, pp. 60-61; en aldelante, A.T.): Nec denique etiam queri debeo, quod voluntatem concurrat ad eliciendos illos actus voluntatis, sive illa judicia, in quipus fallor: illi enim actus funt omnino veri et boni, quatenus a Deo dependent, et major in me quodammodo perfectio est, quod illos possim elicere, quam si non possem. Privatio autem, in qua sola ratio formalis falsitatis et culpae consistit, nullo Dei concursu indiget, quia non est res, neque ad illum relata ut causam privatio, sed tantummodo negatio dici debet. En la edicin francesa de 1673 (AT, t. IX, p. 48) -de la cual es traduccin la versin castellana transcripta- se lee: Et enfin ie ne dois pas aussi me plaindre, de ce que Dieu concourt avec moy pour forme les actes de cette volont, cest a dire les iugements dans lesquels ie me trompe, parce que ces actes sont entierement vrays, et absolutement bons, en tant quils dependent de Dieu; et il y a en quelque sorte plus de perfection en ma nature, de ce que ie les puis forme, que si ie ne le pouvois pas. Pour la privation, dans laquelle seule consistela raison formelle de lerreur et du pech, elle na besoin daucun concours de Dieu, puisque ce nest pas une chose ou un etre, et que, si on la rapporte Dieu comme sa cause, elle ne doit pas etre nomme privation, mais seulement negation, selon la signification quon donne ces mots dans lEchole. Para un mayor anlisis, ver Roldn, J.P. Un pasaje de la IV Meditacin Metafsica. Descartes y la querella De auxiliis en Beltrn, O. (et al.). Contemplata aliis trajere. Miscelnea homenaje al profesor Juan R. Courrges en su 75 aniversario. Dunken, Buenos Aires 2007, pp. 287 ss.

Motivo por el cual, con respecto a l, se debera hablar de negacin.

Ludovici Molinae Concordia liberi arbitrio cum gratiae donis, divina praescientia, providentia, praedestinatione et reprobatione, ad nonullas primae partis D. Thomas articulos, in 7 a 13, disp. 26, ed. de Pars, 1876, p. 158.

Carta a Mesland del 2 de mayo de 1644. A.T., IV, p. 117. O.E., p. 425. Vid. tambin Carta a Mersenne de fines de mayo de 1637. A.T., I, p. 366. O.E., p. 360.

Cfr. Carta, por ejemplo, AT VI, p. 34, 10-12; p. 38, 15-39; IX, p. 43, 62; OE, p. 253.

La libert chez Descartes et la thologie, Vrin, Paris 1982, p.378.

Labbas, Lucien, La grace et la libert dans Malebranche. Vrin, Paris 1931, p. 263.

Labbas, Lucien, La grace et la libert dans Malebranche. Vrin, Paris 1931, p. 312. Vase tambin: Acusado de pelagianismo, de calvinismo, de jansenismo, tampoco le falta ser tratado como molinista. La acusacin llega a su vez. Nuevo protector de la gracia molinista, escribe Arnauld en una apreciacin sumaria e irnica. Pero, se sabe, quien no est con Arnauld est contra Arnauld y quien no est con Arnauld est con Molina: suprema injuria e injuria gratuita, puesto que Malebranche, segn su confesin, ni siquiera ha ledo a Molina. Ibidem, p. 315.

Laporte, Jean. La doctrine de Port-Royal. I. Les Vrits de la grace. Les Presses Universitaires, Paris 1923, p. 196.

Cfr.: l ha visto sutilezas bastante oscuras, de las cuales son responsables las polmicas de la poca, pues el Tomismo no es, propiamente hablando, la doctrina de Santo Toms. Malebranche, que no quiere mezclarse en disputas de escuela, tiende por lo tanto a evitar las confusiones; l dice: la predestinacin de ciertos tomistas, o, ms an: hay tomistas y tomistas Gouhier, Henri. La philosophie de Malebranche et son experince religieuse. Vrin, Paris 1926. P. 192.

Malebranche, N. clarcissemenent I sur la recherche de la vrit. En Oeuvres compltes. Paris, Vrin 1960, III, 23-25. En Malebranche, N. Dios II. Introduccin, seleccin de textos y traduccin de Jos Luis Fernndez-Rodrguez. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, Pamplona 1998, pp. 128-129.

Cfr., por ejemplo: Quin no ve el alcance de este punto de vista original? Es inmenso. Los dos rivales en el pasado, gracia y libertad, que se oponan a placer y sin razn, cesan por as decirlo una lucha insensata y se reconcilian en la verdad. El conflicto eterno alcanza su fin para, si se quiere, no reabrirse ms. Labbas, Lucien, La grace et la libert dans Malebranche. Vrin, Paris 1931, p. 321.