desarrollo y estructura de antiguas ciudades coloniales

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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO – CAMPUS PIURA ESCUELA DE ARQUITECTURA DESARROLLO Y ESTRUCTURA DE ANTIGUAS CIUDADES COLONIALES ESPAÑOLAS EN AMERICA DEL SUR SEGÚN LOS PLANOS DE LIMA (1872), BOGOTA (1852) Y MONTEVIDEO (1865) HEINZ HEINEBERG (*) Suramérica se encuentra hoy en día entre los continentes de mayor crecimiento urbano: el llamado grado de municipalización, es decir, el porcentaje de población ciudadana respecto a la población total, es por término medio superior al 70% (Bähr/Mertins, 1992). Las distribuciones urbanas, estructuras internas y el aspecto de las ciudades suramericanas están marcados ostensiblemente todavía hoy, por el dominio colonial de tres siglos aunque haya finalizado ya en el siglo XIX; no obstante el proceso explosivo de crecimiento de las metrópolis, la municipalización e hiperurbanización sucedido en los últimos cincuenta años. En primer lugar se resumirán los objetivos de las fundaciones de las ciudades y los períodos principales del proceso de crecimiento urbano en la zona de influencia española, así como los rasgos característicos de la distribución y estructura urbanas y de la función de las ciudades coloniales españolas. A continuación se destacarán los rasgos individuales, pero a la vez típicos, de las ciudades de Lima (Perú), Bogotá (Colombia) y Montevideo (Uruguay), como se pueden documentar o interpretar siguiendo los planos históricos |1 expuestos de las ciudades del siglo XIX. La bibliografía sobre literatura específica al final del artículo remite a textos básicos sobre la ciudad colonial española y a fuentes más detalladas. EL DESARROLLO DE LA CIUDAD COLONIAL ESPAÑOLA La fundación de ciudades como centros de poder militar, político y eclesiástico ocupaba un lugar preeminente en la política española de conquista y colonización en Latinoamérica, "Cumplía el siguiente objetivo: un número bastante reducido de europeos debía gobernar, evangelizar y reordenar desde aquí los territorios conquistados; para controlar mejor a los indígenas, éstos debían ser concentrados en nuevas poblaciones (reducciones) en la zona de influencia de estas ciudades; finalmente debían servir como centros de economía de la colonización y explotación" (Gormsen/Haufe, 1992: 148). Los SEPARATA 6 – ESTRUCTURAS DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS

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Desarrollo y Estructura de Antiguas Ciudades Coloniales Españolas en America Del Sur Según Los Planos de Lima (1872), Bogota (1852) y Montevideo (1865)

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DESARROLLO Y ESTRUCTURA DE ANTIGUAS CIUDADES COLONIALES ESPAÑOLAS EN AMERICA DEL SUR SEGÚN LOS PLANOS DE LIMA (1872),

BOGOTA (1852) Y MONTEVIDEO (1865)

HEINZ HEINEBERG (*)

Suramérica se encuentra hoy en día entre los continentes de mayor crecimiento urbano: el llamado grado de municipalización, es decir, el porcentaje de población ciudadana respecto a la población total, es por término medio superior al 70% (Bähr/Mertins, 1992). Las distribuciones urbanas, estructuras internas y el aspecto de las ciudades suramericanas están marcados ostensiblemente todavía hoy, por el dominio colonial de tres siglos aunque haya finalizado ya en el siglo XIX; no obstante el proceso explosivo de crecimiento de las metrópolis, la municipalización e hiperurbanización sucedido en los últimos cincuenta años.

En primer lugar se resumirán los objetivos de las fundaciones de las ciudades y los períodos principales del proceso de crecimiento urbano en la zona de influencia española, así como los rasgos característicos de la distribución y estructura urbanas y de la función de las ciudades coloniales españolas. A continuación se destacarán los rasgos individuales, pero a la vez típicos, de las ciudades de Lima (Perú), Bogotá (Colombia) y Montevideo (Uruguay), como se pueden documentar o interpretar siguiendo los planos históricos |1 expuestos de las ciudades del siglo XIX. La bibliografía sobre literatura específica al final del artículo remite a textos básicos sobre la ciudad colonial española y a fuentes más detalladas.

EL DESARROLLO DE LA CIUDAD COLONIAL ESPAÑOLA La fundación de ciudades como centros de poder militar, político y eclesiástico ocupaba un lugar preeminente en la política española de conquista y colonización en Latinoamérica, "Cumplía el siguiente objetivo: un número bastante reducido de europeos debía gobernar, evangelizar y reordenar desde aquí los territorios conquistados; para controlar mejor a los indígenas, éstos debían ser concentrados en nuevas poblaciones (reducciones) en la zona de influencia de estas ciudades; finalmente debían servir como centros de economía de la colonización y explotación" (Gormsen/Haufe, 1992: 148). Los primeros asentamientos interiores de los conquistadores españoles tras la ocupación fueron preferentemente lugares situados en los puntos centrales de los imperios indios anteriores. A diferencia de los portugueses, cuya política colonial no iba dirigida a la conquista territorial, sino a la colonización económica del litoral tropical de Brasil mediante la fundación de puertos de mar, los españoles prefirieron lugares centrales continentales. Un ejemplo característico de temprana fundación de una ciudad interior es Bogotá, que enlazaba con una antigua población india. La desventaja de muchas fundaciones de ciudades continentales era por lo general su desfavorable situación de tráfico. "Bogotá estaba tan apartada del mundo como por ejemplo Lhasa en Tibet y sólo salió de su aislamiento después de la Primera Guerra Mundial por la evolución del tráfico aéreo. Como el resto de las ciudades andinas debió su progreso en principio sólo a las funciones capitalinas" (Wilhelmy/Borsdorf, 1984: 50).

El sistema de las ciudades coloniales interiores se completó con una serie de puertos de mar, que estaban comunicados con las primeras, pero también con la patria española. Así se crearon en la Suramérica española algunas parejas (interiores y de puerto) de ciudades interdependientes. Parejas de ciudades típicas de la época

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colonial son Bogotá-Cartagena (esta última ha sido sustituida después por los nuevos puertos de Barranquilla y Buenaventura) o Lima-El Callao; la ciudad portuaria de El Callao se encuentra a sólo doce kilómetros de la ciudad de Lima.

La fundación de las ciudades latinoamericanas colonizadas por los españoles se produjo según Gormsen y Haufe (1992: 148), en varios períodos:

1. Desarrollo de primeros puntos de apoyo pequeños como fase anterior a la urbanización (bases de expedición protegidas con fortificaciones simples, de existencia efímera).

2. Período experimental, hasta 1520 aproximadamente, en el que se fundaron en la zona caribeña las primeras ciudades como puntos de partida para la conquista y asignación territorial de la tierra firme; aquí se produjo asimismo el primer asentamiento del poder eclesiástico y laico.

3. Época de mayor actividad de fundaciones urbanas entre 1521 y 1572, durante la que se crearon en Latinoamérica cerca de 20 de las principales ciudades y muchos asentamientos de órdenes. En el decenio 1534-1544, donde se concentran las actividades más importantes de los conquistadores, se produjeron las principales fundaciones urbanas en la Suramérica española y se establecieron como poblaciones permanentes: Quito (1534), Lima (1535), Buenos Aires (1536), Bogotá (1538), Santiago de Chile (1541) y Valparaíso (1544); Asunción, que se había establecido en 1537 como baluarte, recibió en 1541 el fuero urbano.

4. Consolidación de estructuras urbanas existentes y colonización de territorios lejanos entre 1573 y 1750. De gran importancia para el efecto fue el más amplio cuerpo legal del urbanismo español, las |Ordenanzas de descubrimiento y población, decretadas por Felipe 11 en 1573. Allí se reglamentaban los rasgos característicos de la estructura de la ciudad colonial: alrededor de la plaza rectangular situada en el centro, prevista para el crecimiento venidero, se debían asentar las principales instituciones del poder laico y eclesiástico con edificios monumentales (catedral, ayuntamiento, gobierno, juzgado, etc.). En las ciudades coloniales españolas se produjo un desnivel entre el centro y la periferia, tanto en la calidad de las construcciones como en la distribución socio-urbana: alrededor de las instituciones centrales cerca de la plaza se crearon las residencias de las familias líderes (clase superior), que representaban palacios suntuosos de la nobleza o distinguidas casas burguesas de grandes patios interiores (casas de patio de la zona del Mediterráneo).

Con las Ordenanzas de 1573 se hizo obligatorio -aunque ya antes se había aplicado frecuentemente- el plano ajedrezado con una longitud lateral de los cuadrados (llamados cuadras o manzanas) de cerca de loo metros.

5. En el marco de las llamadas reformas borbónicas de finales del siglo XVIII la construcción se sometió a nuevas normas. "El estilo barroco es relevado por el neoclasicismo, con el que se identifican los jóvenes estados latinoamericanos tras la independencia". (Gormsen/Haufe, 1992:148). De gran importancia para el posterior desarrollo de las antiguas ciudades coloniales en el siglo XIX es el hecho de que también tras la emancipación política de España el plano ajedrezado no sólo seguía siendo obligatorio, sino que incluso llegó a aplicarse con más rigor dentro de la colonización interior (Gormsen/llaufe, 1992: 152). El plano ajedrezado se completó a partir de la segunda mitad del siglo XIX muchas veces con calles diagonales"[...] que debían permitir una mejor comunicación entre las distintas partes de la ciudad. [...] Frecuentemente se trazaron nuevos barrios en las afueras de la ciudad, rectangulares

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en sí, pero girados por un cierto ángulo respecto al centro de la ciudad. Con ello, el modelo de planificación colonial se trasladó a la era moderna, con todas las ventajas y todos los problemas, por ejemplo para el tráfico de nuestros días" (Gormsen/Haufe, 1992: 152).

LIMA "La fundación de Lima fue el más importante acto creativo de los conquistadores en la costa pacífica de Suramérica" (Wilhelmy/Borsdorf 1985: 75), las siguientes explicaciones se refieren cuando no se indique lo contrario a la misma fuente, así como a los contenidos del |Plano de Lima de P V. jouanny, 1872; véase también Wilhelmy, 1952:134-156). La decisión de Pizarro de abandonar Cuzco y trasladar el centro de poder español a la costa, constituyó la base para el nacimiento de la ciudad de Lima, cuyo nombre alude a la denominación de tina antigua población india.

El plano de la ciudad de P. V. Jouanny de 1872 indica las características fundamentales de la situación del lugar, el plano original de la ciudad colonial y su desarrollo posterior, es decir las añadiduras, así como la distribución local de importantes instituciones públicas. Lima se fundó en la orilla sur del río Rímac, a tina altura de 150 metros sobre el nivel del mar. Para la elección del lugar, ejecutada por Pizarro en 1535, no sólo fue decisivo el suministro suficiente de agua potable del río, sino también otros dos factores: por un lado, el valle del Rímac que conducía a la montaña le aseguraba a los españoles el acceso a las minas de plata del altiplano, y por otro lado ofrecía la extraordinaria posibilidad para la construcción del puerto de El El Callao situado en la costa a sólo 12 kilómetros al occidente, con una bahía protegida de los vientos sur y y sudoeste por la isla de San Lorenzo, ubicada enfrente. Lima y El Callao aventajaban a todas las demás fundaciones dobles en el territorio peruano por el hecho de que no sólo se encontraban exactamente en medio del litoral peruano, sino que lima se convirtió en la capital y El Callao como puerto habilitado, en el único autorizado para el comercio con la patria en la costa suramericana en la época colonial" (Wilhelmy/Borsdorf, 1985: 74). Lima le debe al agua fría de la corriente de Humboldt, que transcurre frente a la costa pacífica, un clima agradable para los europeos (con temperatura media anual de 19° C: con oscilaciones entre los 23 y los 10° C entre el mes más caliente y el más frío).

La fundación de lima comenzó con la realización de un plano de la ciudad, incluida la |plaza, y la edificación de tina catedral. El primer plano de la ciudad fue de forma triangular, y el lado más largo lo constituía la orilla del río Rímac. Esta área se dividió en |117 cuadras de 120 x 120 metros de longitud lateral. "Pizarro se quedó con tina cuadra entera de cuatro solares para él mismo. Era aquella manzana sobre la que se encuentra el palacio de gobierno actual, que tuvo su origen en el palacio del conquistador". La idea original de Pizarro, que preveía para todas las calles una anchura igual y cruces rectangulares, se cumplió con exactitud al principio en las partes centrales de la ciudad; más tarde resultaron en el trazado -coleo documenta el plano de 1872- desviaciones considerables en las partes del este de la ciudad y al otro lado del río.

El crecimiento de Lima sobre la orilla norte, es decir la derecha del río Rímac comenzó hacia 1740. La parte nueve de la ciudad se llamó barrio de San Lázaro, por el hospital de los incurables edificado allí. El puente de madera original, que unía la parte nueva de la ciudad con el casco más antiguo, se sustituyó en 1610 por una sólida construcción de piedra; este |Puente viejo pertenece hoy día a los testimonios más importantes de la época colonial.

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En 1635, es decir sólo 100 años después de su fundación, Lima había alcanzado la extensión que presentan tanto el plano de la ciudad de M. Frézier del año 1713 como en líneas generales también el |Plano de Lima de P. V. Jouanny de 1872. Además, Lima no se extendió demasiado en su superficie edificada hasta finales del siglo XIX, en cambio, hizo más que cuadruplicar el número de sus habitantes (alrededor de 25.000 según el primer censo del año 1614, en 1791: 56.168 ciudadanos, sin contar los esclavos y los indios; en 1875 se alcanzó la frontera de los 100.000).

Los dos planos de la ciudad de 1713 y 1872 indican que Lima estaba rodeada en el lado sur del río Rímac por una muralla, fortificada con 34 bastiones. La muralla de adobe crudo, edificada en 1683, de tina altura original de 7 metros y con siete puertas, así corno la instalación de un foso, se habían hecho necesarios por las incursiones de piratas que habían asaltado la costa pacífica en el transcurso del siglo XVII Es importante señalar que la muralla de la ciudad de Lima era la única que rodeaba a una capital en toda la antigua Suramérica española. No se derribó en su totalidad sino hasta 1873, es decir un año después de la publicación del plano de la ciudad de P. V. jouanny, pues se había convertido en un obstáculo para el desarrollo de la ciudad. En el terreno de las antiguas fortificaciones se crearon paseos anchos, las más antiguas |avenidas de que dispone Lima.

Ya en 1851 se había abierto la muralla de la ciudad en la parte oeste para la construcción del |Ferrocarril del Oeste entre Lima y El Callao, el primer tren de América del Sur. A esta línea le siguieron hasta 1872, como muestra el plano de la ciudad de P V: Jouanny, tres más, en dirección al sur, al este, y al norte. De gran importancia fue la construcción del ferrocarril trasandino (por el mismo ingeniero norteamericano que derribó entre 1871 y 1873 la muralla de la ciudad de Lima), que se extendió desde un puerto a 4.817 metros de altura hasta el lugar minero de La Oroya distante a 208 kilómetros, como "el más impresionante ferrocarril de montaña del mundo" (Wilhelmy/Borsdorf,1985: 86).

Esta nueva infraestructura de tráfico da una idea de la destacada aura centralista que caracterizaba a Lima alrededor de 1872. Las instituciones centrales laicas y eclesiásticas indicadas en el plano de la ciudad se remontan a la antigua época colonial española, que duró casi 300 años, y en la que su influencia de epicentro rebasó con mucho el ámbito del Estado de Perú (proclamado independiente en 1821).

Lima fue la capital del Virreinato de Perú, creado en 1542/43. En 1542 se convirtió en sede de un tribunal superior con un gran ámbito de influencia; fue sede obispal desde 1541, Y poco después (1545) residencia del arzobispo. El palacio arzobispal y la catedral (edificada en 1551 en el terrenos de una iglesia antigua y reconstruida según planos antiguos después del terremoto de 1746) recibieron sus solares respectivos en el costado oriental de la |Plaza Mayor. En 1872 existían en la ciudad de Lima más de 60 iglesias, capillas y conventos, que, aunque destruidos en gran parte por los fuertes terremotos de 1687 y 1746, se volvieron a edificar _al igual que las casas de los nobles y la burguesía- sobre los antiguos cimientos.

Entre las demás instituciones centrales provenientes sobre todo de la época colonial, así estén indicadas en el plano de la ciudad de 1872, se encuentra la universidad, fundada por decreto real en 1551 (siguiendo el modelo de la de Salamanca en España), que convirtió a Lima en la primera ciudad universitaria de Suramérica y que ejerció una influencia notable sobre la vida intelectual de las colonias españolas. Además, existían otros seis colegios, así como otras diversas instituciones culturales notables: cuatro teatros, -entre ellos, el que se había edificado en 1563, siendo el más antiguo de Suramérica-, una biblioteca, un palacio de exhibiciones con museo yo

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jardín zoológico y un jardín botánico. En la ciudad de Lima existían además, en el año 1872, entre otras, las siguientes instituciones públicas: junto al ya mencionado Palacio de Gobierno, la Cámara de Senadores y la Cámara de Diputados y Congreso, trece hospitales y siete cuarteles militares. Como instituciones comerciales el plano de 1872 indica siete molinos, un matadero, así como otros diez lugares de producción (entre ellos, tres talleres de fundición y una fábrica de pólvora).

La buena dotación de instituciones públicas y comerciales de Lima (1872) se debía en gran parte al hecho de que la ciudad se había convertido en los siglos xvi y xvIi en una de las más ricas del mundo, debido a su importancia coleo centro administrativo y eclesiástico, y como ciudad del comercio y sede de la moneda. "El bienestar general favoreció el desarrollo de un comercio floreciente y una industria notable para su tiempo. En Lima se formó un lujo, como el que no se podían permitir en España ni los más ricos". Pero Lima no pudo "medio siglo antes del fin de la era colonial mantener su posición dominante y frenar el progreso de centros competidores como Caracas, Santiago y Buenos Aires. Además, la ciudad sufrió graves enfrentamientos parecidos a una guerra civil tras la independencia. Es sabido que Lima perdió entre 1750 y 1850 en importancia y habitantes". Para el nuevo crecimiento y sobre todo para el desarrollo de la infraestructura había sido decisiva la estabilización del sistema político en Perú bajo la presidencia de Ramón Castilla (1842-1846); en este tiempo los ingresos del monopolio del guano y el comercio creciente habían favorecido la modernización y el embellecimiento de la capital, así como gracias a la construcción del ferrocarril (véase antes) se había conseguido un mejor acceso a la zona interior .

A pesar del enorme crecimiento de la población, ocurrido sobre todo en los últimos 50 años, y la expansión urbana de Lima, que hace mucho que se ha unido con el puerto de El Callao (número total de habitantes en 1990: 6.5 millones), el antiguo trazado -como se documenta en el plano de 1872- se ha mantenido hasta el presente en su mayor parte. "Aunque las calles estrechas del centro apenas pueden dar cabida al tráfico moderno, hasta ahora ni se han ensanchado ni se ha tratado de descongestionarlas mediante la creación de aperturas diagonales. La City creció en dirección vertical, la ciudad exterior en dirección horizontal. En el centro se han edificado después de la Segunda Guerra Mundial muchos rascacielos, que se erigen arbitrariamente junto a los antiguos edificios de uno o dos pisos de la era colonial".

Plan hipodámico

Un plan hipodámico, en urbanismo, es el que organiza el diseño de las calles en ángulo recto, creando manzanas (cuadras) rectangulares. Por tanto se puede decir que una ciudad tiene un planeamiento en cuadrícula, o en damero. El apelativo proviene del nombre del arquitecto griego Hipodamo de Mileto (en griego: Hippodamos), considerado uno de los padres del urbanismo cuyos planes de organización se caracterizaban por un diseño de calles rectilíneas y largas que se cruzaban en ángulo recto.

Pese a esta simplicidad aparente, este tipo de plan presenta algunos inconvenientes, pues prolonga la longitud de los trayectos, salvo si se complementa con calles "diagonales". Por otra parte, no es adecuado en ciudades de abrupta topografía, sin embargo, la fuerte pendiente de las calles de San Francisco, que es un ejemplo de los más conocidos, es un inconveniente que constituye, precisamente, uno de los encantos de esta ciudad.

De la polis a la civitas: la retícula hipodámica

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Los griegos conciben la ciudad como un área de dimensiones finitas, abarcable óptica y políticamente. Sus asentamientos se emplazan sobre una topografía irregular y se construyen como una serie de bloques. Así, exceptuando el acrópolis y ágoras, las ciudades de Grecia clásica eran un enjambre de células irregulares.

Sin embargo, a través del tiempo los griegos desarrollan un concepto urbano general. Hipódamo cristaliza las ideas del momento en una estructura urbana característica que se repite en las ciudades de colonización: unos trazados de calles regulares.

Interpolando plazas abiertas en la disposición en parrilla, en el centro de la retícula sitúa el ágora, espacio excluido del tráfico viario. Al igual que en la polis clásica, en la ciudad hipodámica faltan los ejes dominantes y la posición de los edificios principales está aún determinada por el espacio circundante. Ejemplos: las ciudades de Mileto y Priene.

En el siglo V a.C. la retícula ortogonal se convierte en norma para la planificación de la ciudad. La retícula hipodámica es más bien un instrumento práctico para facilitar la planificación y la construcción de nuevas colonias. Apoyándose en la tradición clásica y helenística, los romanos adoptan y propagan las ideas urbanísticas de Grecia.

Roma y la forma urbisLos romanos buscan trazados regulares geométricos o, si esto no es posible, incluyen composiciones arquitectónicas, cuyo mejor ejemplo es la ciudad de Roma.

A ella está vinculado el gobierno del Imperio, que se ve obligado a engrandecerla para hacerla digna de su papel de capital.

Su continuum espaciotemporal define su forma urbana, que pasa de la inicial Roma quadrata en el Capitolio y el Palatino, a la Roma septimontium republicana sobre las siete colonias, antes de desbordarlas y extenderse bajo el Imperio hasta la muralla aureliana.

El desarrollo de los conceptos monumentales de diseño se produce en el área central de la Roma antigua, donde el antiguo mercado en el Capitolio se transforma progresivamente en el corazón comercial y administrativo de Roma: el Foro Republicano, la parte más monumental de la ciudad por estar en él emplazados los templos y los principales edificios públicos.

Gradualmente se vio que la solución para organizar grandes formaciones de edificios reside en la composición e integración urbana. Así la ampliación del Foro durante el Imperio subordina los edificios a los espacios urbanos.

En contraste con el Foro republicano, los foros Imperiales y, sobre todo, el de Trajano son una realización de gran claridad, de espacios regulares inmensos articulados por edificios colosales. Las termas llegan a convertirse en los edificios más complejos de la Antigüedad como función sectorial, en tanto que el gran palacio de Diocleciano en Spalato se concibe y construye a modo de ciudad ideal: como un campamento romano monumentalizado. Pero las termas son composiciones regulares, la de liberada irregularidad compositiva de la villa de Adriano manifiesta otras intenciones de diseño, que serán propuestas como ejemplo para la ciudad contemporánea entendida como ciudad collage.

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Ciudades con planeamiento hipodámico: Las ciudades fundadas por los griegos en la época helenística, como Alejandría, y por los Romanos; era la forma de organizar los campamentos de las legiones, Varias ciudades europeas medievales creadas ex novo, como Santa Fe por los reyes católicos en España para asentar las tropas durante el sitio de Granada, Algunas ciudades americanas; este modelo fue el utilizado en los trazados "a cordel" de las nuevas ciudades americanas, generadas a partir de una plaza mayor con iglesia y consejo. Las ciudades fundadas por los europeos durante la época neocolonial del siglo XIX, como Kinshasa o Nueva Delhi, Las ciudades fundadas después de la independencia en los nuevos países, Algunas ciudades reconstruidas después de una catástrofe, como el barrio de la Baixa, en Lisboa, Los planes de ampliación, del siglo XIX, de ciudades como Barcelona (Plan Cerdá) y Madrid (Barrio de Salamanca), Algunas ciudades chinas, como Pekín, Los centros de las ciudades reconstruidos después de la Segunda Guerra Mundial: El Havre, Brest, etc. Muchas ciudades estadounidenses, como Nueva York, donde las vías de circulación son llamadas calles o avenidas, según su orientación y tamaño, En Latinoamérica, en casi todas las ciudades fundadas originalmente por españoles. En este caso, se destacan ciudades como Lima y Buenos Aires. En el caso de la ciudad de La Plata, fundada luego de la independencia de Argentina, sus avenidas y diagonales la convierten en un ejemplo de urbanismo moderno.

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MURALLAS DE LIMALas murallas de Lima en un plano del año 1750.Las murallas de Lima fueron una fortificación constituida principalmente por muros y bastiones cuya finalidad fue defender la ciudad de Lima de posibles ataques del exterior. Fue construida entre 1684 y 1687 durante el gobierno del virrey Melchor de Navarra y Rocafull (Duque de la Palata).

La muralla estuvo ubicada en el trazo de las actuales avenidas Alfonso Ugarte, Paseo Colón, Grau y la margen izquierda del río Rímac. Durante la gestión municipal de Luis Castañeda Lossio se ha recuperado un tramo de los restos de la margen izquierda del río Rímac y que son ahora visibles formando parte del conjunto conocido como "Parque de la Muralla".

La antigua muralla se construyó alrededor de la ciudad para protegerla de los piratas, corsarios y ataques de los enemigos de la corona española en el siglo XVII. La muralla poseía 9 portales de ingreso y salida: Martinete, Maravillas, Barbones, Cocharcas, Santa Catalina, Guadalupe, Juán Simón, Monserrate y Callao.

NOMENCLATURA URBANA DEL CENTRO HISTÓRICO DE LIMALa Nomenclatura urbana del centro histórico de Lima, capital del Perú, denomina el proceso realizado en el siglo XIX mediante el cual el Cabildo de la ciudad dispuso cambiar el sistema de nombres de las calles que formaban la ciudad y que actualmente es considerado como el centro histórico de la misma.

El sistema que se usaba hasta esos años no estaba regulado por el Cabildo. Cada cuadra tenía un nombre distinto y era bautizada de acuerdo a la tradición oral de los mismos habitantes de la ciudad. Luego del cambio de la nomenclatura, cada vía asumió un sólo nombre y las cuadras se numeraron desde su inicio. De esa forma se dejaron de lado los nombres que tenían cada una de las cuadras de la ciudad.

Si bien su introducción se dio en los años 1860, hasta bien entrado el siglo XX se seguían utilizando algunos nombres antiguos, lo que cambió a finales de ese siglo cuando se uniformizó el uso de los nuevos nombres.

Historia Desde la fundación de Lima, las calles no tenían una nomenclatura oficial, así como las casas carecían de una numeración que las identifique. Las vías fueron bautizándose de acuerdo a los habitantes de cada calle, al giro de los negocios que se establecían en ella o a la iglesia que la ocupaba y las casas se distinguían por sus rasgos y por los escudos de armas que se dibujaban en su portada. Las más conocidas ni siquiera necesitaban una dirección.

Así, la relación de calles más antigua de la historia de Lima data del año 1613 cuando el Virrey del Perú Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros, ordenó al escribano Miguel de Contreras, que realizara un padrón con los nombres de los indios que habitaban la ciudad, sus oficios, casa, edad, estado civil, pueblos de los que provenían y personas a las que estaban sujetos. Contreras recorrió la ciudad casa por casa. Su labor quedó escrita en un documento que, inédito, se halla en un archivo español y del que sacó copia el señor Cipriano Coronel Zegarra, copia que obraba en la Biblioteca Nacional del Perú. En dicho manuscrito se citaban las calles de la ciudad señalando sus nombres propios o las referencias por las que se les reconocía (referidas a los vecinos que vivian en ella o a los edificios públicos que acogía).

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En 1789 se redactó una segunda relación de calles en cumplimiento de la orden del Visitador del Virreynato don Jorge de Escobedo y Alarcón que dispuso dividir la ciudad en cuarteles y barrios y el trazo de un plano.

En 1857 don Manuel Atanasio Fuentes presentó ante el Cabildo de Lima un proyecto de cambio de nomenclatura de las calles de la ciudad, suprimiéndose las designaciones tradicionales que tenían cada cuadra de la ciudad y reemplazándola por un sistema en el que se daría el mismo nombre a cada vía o serie continuada de cuadras. Su propuesta incluía también una iniciativa para que las casas y edificios de la ciudad se enumeren (diferenciando pares e impares a cada lado de la calle, respectivamente) apareciendo dicha numeración en la puerta del edificio. El fundamento principal esgrimido por Fuentes era que la cantidad de calles y callejones en la ciudad hacía imposible retener los nombres de todas, a la par de que algunos nombres eran considerados, a mediados del siglo XIX como inadecuados. Esta primera propuesta fue desestimada por el Cabildo.

En 1860, don Mariano Bolognesi Cervantes, hermano del héroe peruano Francisco Bolognesi, presentó otra propuesta similar pero que, a diferencia de Fuentes quien sostenía que los nuevos nombres debían ser de personajes o hechos históricos del Perú, proponía el uso de los nombres de los departamentos y provincias del Perú. Si bien en un inicio esta propuesta fue aprobada, debido a los cambios de autoridades que se dieron en ese año, no fue sino hasta el año siguiente 1861 cuando se retomó la idea y fue sometida nuevamente a estudio para ver si el Cabildo poseía efectivamente las facultades para realizar tal cambio y otros temas de carácter operativo.

Entre los principales impulsores de este cambio estuvieron los señores Manuel Atanasio Fuentes y Mariano Bolognesi que presentaron las propuestas a la par que muchos pobladores que, no conformes con los nombres que tenían sus calles (Siete jeringas, Yaparió, Los pericotes). Sin embargo, también hubo muchos pobladores que se opusieron al cambio entre los que estaban el historiador Ricardo Palma y don José Antonio de Lavalle

Cambios aprobadosEn 1862 se aprobó definitivamente el cambio en la nomenclatura señalando que las calles continuadas serían denominados jirones y tendrían los nombres de los departamentos del Perú. Así, los jirónes que se orientaban de oeste a este (paralelos al río Rímac) llevarían el nombre de un departamento y los que corrían de norte a sur (perpendiculares al río) llevarían el nombre de una provincia. Se añadió además que como el número de jirones paralelos al río excedía el número de departamentos del Perú, se utilizaría en los jirones sobrantes los hombres de los principales ríos del territorio nacional. De la misma manera, el número de los jirones perpendiculares era menor al número de provincias que existían, por lo que hubo bastantes nombres que no se utilizaron.

Se señaló además que la distribución de los nombres estarían puestos en forma similar a la ubicación de la provincia o departamento en el territorio peruano, por lo que todo jirón con nombre de provincia tocaría en algún punto con el departamento al que pertenecía. En ese sentido, se dispuso separar un jirón de sentido norte a sur y señalarlo como principal que serviría como el eje divisorio del plano de la ciudad ya que, en su recorrido, uniría todas los jirones con los nombres de las circunscripciones del país. Ese jirón se denominó "Jirón de la Unión" y correspondió a la vía que no sólo se ubicaba próxima al punto central de la extensión urbana sino que ya era en esos años la vía principal de la ciudad llena de comercios y servicios. Este jirón, al ser el eje de la ciudad, generaba un cambio de nombre en la vía. Así, los jirones que iban de

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oeste a este tenían dos nombres y dos numeraciones independientes, uno en su recorrido desde el jirón de la Unión hacia el oeste y otro en su recorrido desde el jirón hacia el este.

Se estableció finalmente una forma de distinción de los mismos en base a las placas que se colocaban en las calles. Los jirones que iban de norte a sur llevarían inscritas sus nominaciones en planchas de color amarillo; y los que iban de este a oeste en plancas de color azul. De éstos últimos (de sentido este a oeste), los que corrían al oriente tendrían en sus planchas azules letras blancas; y los que corrían al occidente letras de color amarillo.

En 1866 finalizó el proceso de cambio integral de la nomenclatura urbana de la ciudad. En total, contando tanto las calles pertenecientes al cercado de Lima como al barrio de Abajo el puente se renombraron 89 jirones que era el total de calles que tenía Lima en ese año. Al momento de efectuar el cambio de denominación no se cumplió en su integridad los principios respecto a la distinción entre departamentos y ríos con provincias.

SEPARATA 6 – ESTRUCTURAS DE LAS CIUDADES ESPAÑOLAS