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Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XXII (55 y 56),31-38,1983. DESARROLLO Y CULTURA: ENFOQUES Y DESENFOQUES Resumen: La revista Desarrollo, publicada por el Capitulo Español de la Sociedad Internacional para el Desarrollo, dedica el número 7 del año 7982 al tema "La cultura, dimensión olvidada del desarrollo". Las numerosas colaboraciones se agru- pan en cuatro partes: "El problema", "Las victi- mas", "El reto a los instrumentos de análisis e intervención", "La búsqueda de nuevas respues- tos". Diferentes nociones tanto de cultura como de desarrollo aparecen en los distintos art/culos; algo semejante ocurre con la forma como se concibe la relación entre ambos. Intentamos sistematizar es- tos puntos de vista, y mostrar serias objeciones a la mayor/a de ellos. En general creemos que la noción de desarrollo debe ser tomada más en serio y que la relación entre éste y la cultura debe ser analizada con más detalle. Del desarrollo y subdesarrollo hablan -entre otros- poi íticos, banqueros y economistas. Unos y otros a su vez son criticados por filósofos y seudo-filósofos. Empecemos ahora por criticar a estos últimos, con la esperanza callada de hacer un poco de luz en la maraña de opiniones fundadas e infundadas que sobre este tema se han ido acumu- lando a lo largo de varias décadas de nuestro siglo. Ya desde el principio es preciso señalar que muchas personas consideran ocioso hablar de desarrollo sin dedicarse a preparar, ante todo, la revolución. ¿ De qué desarrollo se puede hablar en países donde la estructura económica asegura que unos pocos se beneficiarán de cualquier iniciativa económica mientras la gran mayoría permanece en la miseria? En particular, los marxistas consideran que con frecuencia las discusiones sobre el desarro- llo responden a actitudes escapistas ante el urgente problema de modificar radicalmente las estructuras Luis A. Camacho opresivas. Hasta los poi íticos más conservadores hablan de desarrollo; habría más bien que hablar de lucha de clases, dependencia, neocolonialismo, etc. En las consideraciones que siguen nos guiare- mos por dos ideas en lo concerniente a este punto: (a) si se habla de desarrollo en el sentido más complejo posible y como un proyecto integral, evidentemente lo que tengamos que decir se aplicará también a países que han pasado por revoluciones inspiradas en el marxismo. Después de experiencias históricas como el stalinismo, los acontecimientos de Hungría en 1956 y en Che- coeslovaquia en 1968, después de la brutalidad desplegada por el Khmer Rouge en Camboya y de la represión sistemática en países como Rumania, no es fácil aceptar la idea de que la condición suficiente para el desarrollo es una revolución que destruya el orden burgués y establezca un régimen de inspiración marxista. Más bien parecería que uno de los pasos que deben darse en el camino del desarrollo es la revisión de la forma como el marxismo ha sido aplicado mediante el expediente del partido único que impide toda discusión de sus postulados, al mismo tiempo que insiste en el carácter científico de su doctrina. Alguien podría preguntarse qué tiene que ver la noción de desarrollo con estos eventos poi íticos de la historia reciente. En tal pregunta se evidenciaría una concepción puramente economicista, como si el desarrollo fuese únicamente un asunto de aumento en el producto interno bruto. (b] La tarea de analizar enfoques y desenfoques sobre el desarrollo nos pondrá también, cara a cara, ante la urgencia de cambios profundos y radicales a diferentes niveles y en numerosas sociedades. Justamente por eso el punto de partida de toda discusión sobre el desarrollo debe ser la situación actual en la inmensa mayoría de los países del mundo. Así

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Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XXII (55 y 56),31-38,1983.

DESARROLLO Y CULTURA: ENFOQUES Y DESENFOQUES

Resumen: La revista Desarrollo, publicada porel Capitulo Español de la Sociedad Internacionalpara el Desarrollo, dedica el número 7 del año7982 al tema "La cultura, dimensión olvidada deldesarrollo". Las numerosas colaboraciones se agru-pan en cuatro partes: "El problema", "Las victi-mas", "El reto a los instrumentos de análisis eintervención", "La búsqueda de nuevas respues-tos". Diferentes nociones tanto de cultura como dedesarrollo aparecen en los distintos art/culos; algosemejante ocurre con la forma como se concibe larelación entre ambos. Intentamos sistematizar es-tos puntos de vista, y mostrar serias objeciones a lamayor/a de ellos. En general creemos que lanoción de desarrollo debe ser tomada más en serioy que la relación entre éste y la cultura debe seranalizada con más detalle.

Del desarrollo y subdesarrollo hablan -entreotros- poi íticos, banqueros y economistas. Unos yotros a su vez son criticados por filósofos yseudo-filósofos. Empecemos ahora por criticar aestos últimos, con la esperanza callada de hacer unpoco de luz en la maraña de opiniones fundadas einfundadas que sobre este tema se han ido acumu-lando a lo largo de varias décadas de nuestro siglo.

Ya desde el principio es preciso señalar quemuchas personas consideran ocioso hablar dedesarrollo sin dedicarse a preparar, ante todo, larevolución. ¿ De qué desarrollo se puede hablar enpaíses donde la estructura económica asegura queunos pocos se beneficiarán de cualquier iniciativaeconómica mientras la gran mayoría permanece enla miseria? En particular, los marxistas consideranque con frecuencia las discusiones sobre el desarro-llo responden a actitudes escapistas ante el urgenteproblema de modificar radicalmente las estructuras

Luis A. Camacho

opresivas. Hasta los poi íticos más conservadoreshablan de desarrollo; habría más bien que hablarde lucha de clases, dependencia, neocolonialismo,etc. En las consideraciones que siguen nos guiare-mos por dos ideas en lo concerniente a este punto:(a) si se habla de desarrollo en el sentido máscomplejo posible y como un proyecto integral,evidentemente lo que tengamos que decir seaplicará también a países que han pasado porrevoluciones inspiradas en el marxismo. Despuésde experiencias históricas como el stalinismo, losacontecimientos de Hungría en 1956 y en Che-coeslovaquia en 1968, después de la brutalidaddesplegada por el Khmer Rouge en Camboya y dela represión sistemática en países como Rumania,no es fácil aceptar la idea de que la condiciónsuficiente para el desarrollo es una revolución quedestruya el orden burgués y establezca un régimende inspiración marxista. Más bien parecería queuno de los pasos que deben darse en el camino deldesarrollo es la revisión de la forma como elmarxismo ha sido aplicado mediante el expedientedel partido único que impide toda discusión de suspostulados, al mismo tiempo que insiste en elcarácter científico de su doctrina. Alguien podríapreguntarse qué tiene que ver la noción dedesarrollo con estos eventos poi íticos de la historiareciente. En tal pregunta se evidenciaría unaconcepción puramente economicista, como si eldesarrollo fuese únicamente un asunto de aumentoen el producto interno bruto. (b] La tarea deanalizar enfoques y desenfoques sobre el desarrollonos pondrá también, cara a cara, ante la urgenciade cambios profundos y radicales a diferentesniveles y en numerosas sociedades. Justamente poreso el punto de partida de toda discusión sobre eldesarrollo debe ser la situación actual en lainmensa mayoría de los países del mundo. Así

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veremos que, aunque las discusiones sobre eldesarrollo fácilmente degeneren en lo superficial,los hechos que las motivan en último término notienen nada de divertido: el hambre, la injusticia,la explotación, la inadecuada distribución de lapoblación, el analfabetismo, la falta de atenciónmédica. La lucha por conquistar la dignidadhumana, que ha pasado por varios estadios endiversas épocas -para algunas naciones ha consisti-do en la superación del colonialismo, para otras enel esfuerzo por destruir violentas dictaduras, etc.-asume ahora en términos muy amplios el carácterde lucha por el desarrollo.

En general, los gobiernos y las agencias interna-cionales utilizan desde hace varias décadas la ideade desarrollo para representar todo lo que tieneque ver con un mejoramiento en las condiciones devida. Al igual que el término "progreso" utilizadomuy frecuentemente en el siglo XIX, "desarrollo"ha llegado a ser el término genérico para englobarlos propósitos de una gran cantidad de proyectos,acciones e instituciones. Al cabo de varias décadasde uso, y quizá abuso, se han ido formando variasmaneras claramente diferentes de enfocar el pro-blema y se puede hablar con cierta precisión deenfoques y desenfoques del asunto. Es precisotener en cuenta esta diversidad, para tratar luegode caracterizarla con exactitud. De modo que, alcriticar la idea de desarrollo en las distintasexposiciones que de ella se hacen, debemos tenerpresente, por un lado, que no hay una únicanoción y, por otro, que se requiere una labor declarificación y formalización que permita mante-ner la utilidad del término sin caer en versionessimplistas. Puede darse, por tanto, un dobledesenfoque: tanto al hablar de desarrollo en formadirecta, como al analizar las concepciones genera-les y propuestas concretas desde la perspectiva deun nivel crítico.

A continuación intentamos exponer algunasmaneras de desenfocar el tema, con la esperanza deindicar el camino para un enfoque que nosparecer ía más adecuado (1). La publicación enespañol de la revista Desarrollo, a cuyo número 1de 1982 nos referiremos, nos brinda una excelenteoportunidad para clasificar varias de las visionesque no compartimos (2). No son contradictoriasentre sí; en algunos aspectos se apoyan y refuerzanmutuamente.

l. EL DESARROLLO COMO TEMA DE MODA

La primera, y muy frecuente, actitud suelereflejar un cierto deje de fastidio y de auto-sufi-ciencia académica cuando rechaza de golpe todo eldiscurso sobre el desarrollo como una modapasajera, como algo de lo que se habla porqueparece socialmente aceptable sin que responda anada profundo. Otra versión de semejante actitud,con una dosis mayor de cinismo o quizá depesimismo, consiste en decir algo como lo siguien-te: con tanta palabrer ía sobre el desarrollo, contantas agencias y proyectos, sin embargo todosigue igual (3). En el artículo "La dimensióncultural del desarrollo "(4), por Juan Carlos Sán-chez Arnau, encontramos mucho de lo primero.Caracteriza este autor lo que él llama "ideologíadel desarrollo" como una "concepción lineal ymecanicista de la historia", basada en un "enfoqueetnocéntrico de imitación de ciertas sociedades" yque peca de ser "esencialmente economiclsta conolvido de la cultura". Al referirse en términos tanglobales a algo que generaliza como "ideología",hemos de suponer que siempre que se habla dedesarrollo ése es el marco de referencia contra elcual se destaca lo que, en un examen máscuidadoso, resultaría una manera de ver las cosasteñida de intereses inconfesos. Sánchez Arnaupresupone que quienes hablan de desarrollo nece-sariamente entienden por ello únicamente algo quese define, se expresa y se agota en la construcciónde obras públicas, la industrialización y moderniza-ción de la sociedad y el incremento en el consumo,y cuyos efectos son la modificación de la estructu-ra de producción y la explotación destructora derecursos naturales con miras a la exportación. A suvez, ve como inevitables las siguientes repercusio-nes del desarrollo: desaparición de la agricultura desubsistencia, urbanización, monetarización, apari-ción de nuevas clases urbanas alejadas de la culturatradicional, centralización administrativa, integra-ción del mercado interno, introducción de nuevosproductos, cambios en los patrones de conducta,así como en creencias y valores. Es lógico espantar-se ante este espectáculo de cambios violentosaparentemente inexplicados e injustificados y queamenazan con destruir la cultura; es lógico tam-bién clamar para que los pueblos no se dejenseducir por este canto de sirena, Pero queda porexplicar lo más importante: ¿a qué se debe el afánpor el desarrollo?

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Ante una visión parcial izada del desarrollo, quees o debería ser un fenómeno complejo, larespuesta al problema así planteado resulta pareja-mente superficial e inefectiva: "hay que tener encuenta las necesidades y cultura de los beneficia-rios, y tal como es sentida por éstos" (5). Ahorabien: Zcómo traducir esta buena intención a planesconcretos de acción? ¿Quién y cómo tomará encuenta estas necesidades? ¿Es igualmente deseabletoda forma de cultura? ¿Qué ocurre si justamentela cultura de un grupo humano incluye usos ycostumbres que más bien favorecen la perpetua-ción de la miseria? En cierto sentido lo que haceSánchez Arnau y muchos otros es tomar la nociónde cultura como criterio para juzgar el desarrollo:éste se vuelve indeseable cuando entra en conflictocon la cultura. Pero, ¿estamos seguros de que hayun antagonismo necesario entre cultura y desarro-llo en algunas etapas y de modo que la culturasiempre es preferible?

Si la lucha por el desarrollo es el esfuerzoinstitucional y personal por conseguir mejor ali-mentación, mejor salud y otras cosas necesarias,(tendremos derecho a recomendar que se detengaen nombre de algo tan vagamente definido comoes la cultura? Curiosamente, tanto el problemacomo parte de la solución han sido ya delineadoscon gran claridad y precisión en una obra queningún autor en Desarrollo cita, el libro El reto dela racionalidad escrito por el filósofo belga J eanLadriére (6). A diferencia de enfoques simplistas,l.adriére hace intervenir en su análisis otros ele-mentos, de los cuales el más notable e importantees la tecnología (7). l.adriére plantea en términosmuy iluminadores la tensión entre la homogeniza-ción resultante de la tecnología y el arraigoindividualizante que proporciona la cultura. Notiene sentido repetir aqu í los matices de susdistinciones ni las interesantes sugerencias quepropone en sus conclusiones: bástenos con decirque en el trasfondo de la crítica que estamoshaciendo a varias concepciones del desarrollooperan muchas ideas tomadas de El reto de laracionalidad.

Es fácil ver que Sánchez Arnau ha caracterizadocorrectamente algunos elementos de una forma deconcebir el desarrollo, que corresponde por su-puesto a versiones concretas del m ismo puestas enmarcha en algunos países en determinados momen-tos históricos. Esa secuencia de características,expresiones y consecuencias que él señala sepueden ilustrar con el ejemplo muy gráfico del

camino seguido por algunos países en nuestrosdías. Se trata, en efecto, de la identificación dedesarrollo con incremento en la producción indis-criminada de bienes y servicios, ante todo median-te el proceso de industrialización forzada y endependencia respecto de métodos y controlesextranjeros, todo ello animado por la propagandatanto comercial como poi ítica. Si reducimos pre-viamente el significado de "desarrollo" a estavisión aplicable a algunos casos dados, la crítica deSánchez Arnau resulta parcialmente aplicable, auncuando quedan sin responder en ella las preguntasmás importantes: zpor qué se da este tipo de"desarrollo"? ¿cuál o cuáles son las alternativas?

La descripción que hace Sánchez Arnau nosrecuerda de lejos lo que intentó hacer en Irán elShah Reza Pahlevi, aunque las consecuencias fue-ron mucho más complejas de lo que se podríainferir del simple análisis hecho en el artículomencionado. En otras palabras: la posición peyora-tiva ante el desarrollo nos recuerda de lejos lo queha ocurrido históricamente en algunos países, perono nos sirve para entender ese proceso.

Otra obra, escrita hace ya muchos años, nospuede ser útil aqu í. Se trata de Technics andCivilization (1934), en la que Lewis Mumforddistingue tres etapas en la evolución de la tecnolo-gía: la eotécnica, la paleotécnica y la neotécnica.Muchas de las quejas que uno escucha en autorescomo el que estamos criticando responderían másbien a características de la segunda etapa, cuyodinamismo Mumford explica con gran detalle. Losquejosos suelen enfi lar sus bater ías hacia nocionesmuy abstractas sin detenerse a ver la formaconcreta histórica como éstas se realizan en épocasy lugares diferentes; además de quejarse del desa-rrollo, por ejemplo, podrían estudiar con deteni-miento lo que ha pasado en algunos países dondeel proceso impuesto desde arriba y desde afuera hatraido consigo, más tarde, violentas reacciones. Denuevo el ejemplo de Irán viene a la mente. Laalienación producida por un proceso exógenoprovocó violencia, cambio de régimen poi ítico einstauración de un sistema que ~a pretendidonegar no solo la modernización sino tambiénmucho de lo que consideraríamos progreso ycivilización (8). Es fácil y correcto despreciar estostérminos cuando se usan en forma puramenteabstracta, pero aqu í nos referimos a hechos bienconcretos: queremos decir que cuando alguienmuere por no ajustarse a una ortodoxia fosilizada-religiosa, poi ítica o de cualquier otra índole- se

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retrocede en el camino del progreso y de lacivilización.

Hemos mencionado al principio la otra versiónde esta crítica al desarrollo y a la así llamadaideología que lo acompaña: la actitud de quienesconsideran que nada ha cambiado. Oigamos lasiguiente breve cita:

" ...es sin duda ridículo e impúdico hablar de progreso dela humanidad" (9).

Es parte de un artículo en el que se sostiene quenada ha cambiado en los últimos años y que loúnico sensato sería desenmascarar las falsas expec-tativas generadas por la idea del desarrollo. Deestas afirmaciones valorativas se podría pasarfácilmente a creer que el mundo en 1984 esidéntico, por ejemplo, al de 1954, de modo que losproblemas y las posibles alternativas siguen siendolos mismos. Esto equivaldría a creer que losmovimientos anti-colonialistas, los avances en prode la igualdad racial, los movimientos en favor dela ecología, etc. no han hecho nada por mejorar lacondición de la humanidad. Es evidente que ennuestros días hay importantes diferencias conrelación al mundo de hace unas pocas décadas. Porcitar algunos aspectos: muchos más habitantes quepiden pan, vestido, salud, educación y vivienda;nuevas y hasta hace poco casi insospechadasposibilidades tecnológicas, mayor pluralidad enregímenes poi íticos, etc.

11. EL DESARROLLO COMO EQUIVALENTE APOSESION DE UNA CULTURA

A veces la crítica a la así llamada "ideología deldesarrollo" adopta un cambio en dirección yasume una posición como ésta: todas las socieda-des tienen cultura y ésta constituye el auténticodesarrollo. La consecuencia inmediata es que elsubdesarrollo consiste en la pérdida de la propiacultura; basta con conservar la cultura para evitarel subdesarrollo. Probablemente lo que ocurre enesta manera de pensar es el paso de la afirmaciónverdadera

(a) La pérdida de la cultura es una forma dealienación,

a la siguiente, claramente errónea,

(b) La posesión de cultura basta para evitar laalienación.

Nuevamente nos encontraríamos ante una con-cepción de la cultura como algo igualmente buenoy conveniente en todos los casos. Es cierto que lacultura permite el arraigo en un conjunto de"condiciones de existencia" concretas (10), "valo-res, aspiraciones creencias, patrones de conducta yde relaciones interpersonales" (11), en la "repre-sentación que se hace de si mismo un determinadogrupo humano" (12) y en la "memoria del pueblo,conciencia colectiva de la continuidad histórica,del modo de pensar y de vivir" (13). Pero se puedetener todo lo anterior y sin embargo vivir misera-blemente, tanto material como sicológicamente.Las condiciones de existencia pueden ser insufi-cientes para prevenir el hambre y la enfermedad;los valores, aspiraciones, creencias y patrones deconducta y de relaciones interpersonales puedenser irracionales y opresivos; la representación quese hace de si mismo el grupo puede ser totalmenteideologizada, falaz, llena de estereotipos; la memo-ria del pueblo puede ser inexacta, deprimente,mitologizada. Y así sucesivamente. De modo queno basta hacer descripciones de la cultura paraobtener la conclusión de que en todo caso éstadeba mantenerse.

Dentro de este contexto, a veces uno encuentraafirmaciones que sólo se pueden explicar apelandoa extremas simplificaciones. Por ejemplo, cuandoJ immie Durham en su artículo "Eloheh, o elconsejo del universo", afirma "todas las sociedadeshumanas en todas las épocas han tenido unatecnología" (14) podemos suponer que no serefiere a tecnologías en sentido estricto del térmi-no, sino más bien a la técnica, o conjunto detécnicas. Pero, ¿qué decir cuando a continuaciónnos afirma que los aborígenes americanos antes dela llegada de Colón estaban en un "desarrollotecnológico en continuo progreso", y para concre-tar aun más añade que estas sociedades conoc ían laaspirina (y señala que ciertamente se trata delácido acetil salic ílico, con lo cual parece dar aentender que también conocían la fórmula) yusaban "métodos qu ímicos para el control de lanatalidad? (15). ¿Querrá hacernos creer que nohay diferencia entre conocimiento práctico yconocimiento científico, de modo que sería lomismo usar hierbas que curan -sin saber cómo niporqué- que conocer las respectivas fórmulasquímicas y procesos fisiológicos? Refiriéndoseaun a los aborígenes americanos antes de la llegadade los europeos, y después de introducir lasafirmaciones ya citadas y para las cuales no ofrece

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prueba alguna, Durham formula una caracteriza-ción más general para concluir con una apreciaciónque nos conviene discutir. Oigamos lo que dice:

"Ni que decir tiene que el sistema que acabo de describirbrevemente es ecológicamente equilibrado. Coloca a losseres humanos dentro de la naturaleza en lugar de enoposición a ella, o a "su merced", como reza la ideaestereotipada sobre nosotros, los primitivos. Queda claroque en un sistema tal cualquier tipo de desarrollo o derenovación tiene cabida" (Subrayado último añadido) (16).

En realidad, no nos ha descrito previamenteningún sistema, en el sentido de conexión organi-zada de partes, sino que simplemente ha hechoalgunas observaciones sin fundamentación. Pero lomás importante corresponde al subrayado en eltexto citado: justamente no queda claro, ni en elcaso de los aborígenes de nuestro continente, ni enningún otro, en qué forma un sistema ecológica-mente equilibrado pueda acomodar cualquier tipode desarrollo. En un sistema tal los seres humanosestarían sujetos a las mismas condiciones que lasdemás especies biológicas; tan pronto como seintroducen elementos técnicos tales como medici-nas, herramientas o procesos organizados de pro-ducción, el equilibrio ecológico se empieza aalterar. Más aún: como no podemos imaginar sereshumanos totalmente desprovistos de técnica y quesobrevivan a las inclemencias de la naturaleza,tampoco podemos imaginar un equilibrio ecoló-gico en sentido estricto. Siempre encontraremostensión entre modificación y conservación. Quecierto equilibrio pueda recuperarse a otro nivel esun asunto diferente, pero entonces se requiere laexclusión de ciertos tipos de desarrollo (porejemplo, los que destruyen la naturaleza). Cabe,claro está, un truco sencillo, puramente lingü ís-tico: descalificar de "desarrollo" cualquier procesoque destruya el equilibrio ecológico, pero entoncesla frase se convierte en una pura tautología, sinningún contenido informativo respecto de ningunacultura. Pues el estado de equilibrio natural y eldesarrollo como modificación del mismo son entresí antagónicos en el mundo en que vivimos, dondelas especies biológicas se relacionan entre sí me-diante mecanismos que con frecuencia incluyenalta mortalidad, enfermedades e incluso la desapa-rición total de unas especies. Justamente el desa-rrollo empieza cuando se trata de evitar el hambre,la enfermedad, y otras condiciones que abundanen el estado natural biológico. Lo que ha ocurridocon la versión que ahora criticamos es el paso de laafirmación que nos parece verdadera

c) El desarrollo debe superar el desequilibrio ecológicoque introduce en la naturaleza

a la siguiente, claramente falsa

d) El desarrollo y el estado de equllibrlo ecológlcoprimitivo son compatibles.

Consideremos ahora otra opinión extraordina-riamente sorprendente por la confusión de térmi-nos en que se basa:

"Todos los grupos humanos capaces de sobrevivir transmi·ten una cultura y una ética. Considerado de esta forma,no hay ningún grupo que, a su manera, no esté realmentedesarrollado. Es, precisamente, por haber olvidado estaverdad fundamental que cierto tipo de desarrollo materia-lista ha destrozado auténticas culturas y ha engendrado elsubdesarrollo, o, lo que es lo mismo, la pérdida de laidentidad y del sentido de la existencia en el mundo"(17).

En vez de entrar en detalles, veamos algunasconsecuencias que se siguen de las identificacioneshechas por el autor mencionado:

(1) Mientras no haya desaparecido de hecho,todo grupo humano es capaz de sobrevivir y, portanto, transmite una cultura y una ética y estárealmente desarrollado. Por consiguiente, unosaños antes de desaparecer como grupo humano, losmayas del período clásico y los aborígenes demuchos grupos americanos estaban "realmentedesarrollados ". Resultaría entonces muy difícilexplicar la desaparición de los mayas del períodoclásico y de cualquier cultura.

(2) Supuestamente hay un desarrollo "materia-lista" y otro que no lo es, pues si no hay undesarrollo no-materialista tampoco tiene sentidohablar de "cierto tipo de desarrollo materialista"como hace el autor citado. Ciertamente no sabe-mos en qué consiste un desarrollo no-materialistatal como lo ve el autor, pero olvidémonos de estedetalle por el momento. Ahora bien, la ampliaciónde las condiciones que permiten mejor alimenta-ción, vivienda, vestido y salud tiene que sernecesariamente materialista, pues hasta ahora noconocemos procedimientos para producir alimen-tos, viviendas, ropa y medicinas que no seamediante la transformación de la materia utilizan-do instrumentos materiales. Luego, según lo dicholiteralmente en el texto citado, este esfuerzo porconseguir mejores condiciones de vida destrozaríaauténticas culturas y engendraría el subdesarrollo,que según lo dicho consistiría en la pérdida de laidentidad y del sentido de la existencia en el

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mundo. En otras palabras: al evitar el hambre, eldesamparo y la mala salud, caeríamos en elsubdesarrollo. Justamente todo lo contrario de loque cabría esperar.

Claro está que hay diversos modelos de desarro-llo; que algunos buscan únicamente el incrementodel consumo masivo de bienes perecederos, inclusocon el desperdicio institucionalizado, mientrasotros tipos de desarrollo dan lugar a creacionesartísticas, a la producción científica, al ociofilosófico y otras manifestaciones de una vidahumana más plena. Pero esto último tiene muypoco que ver con una supuesta identificación entrecultura y desarrollo o con una pretendida equiva-lencia inflexible entre desarrollo en bienes deconsumo y subdesarrollo cultural. Basta con recor-dar que la tecnología contemporánea ha permitidoun incremento notable en el disfrute de las obrasde arte y, quizá, en la creación artística ycient ífica.

111.LA "IDEOLOGIA DEL DESARROLLO" CO-MO ULTIMA EXPRESION DE UN ERROR HIS-TORICO

Con diferentes formas, esta manera de pensar vamás allá de las anteriores y trata de profundizar enlas raíces históricas del fenómeno llamado desarro-llo. Se supone, ante todo, que la preocupación porel desarrollo es materialista y que, por tanto, esopuesta a valores considerados superiores, eternos,etc. Se da un paso más y se dice que en algúnmomento la humanidad dejó de pensar en el másallá, en el cielo o en valores espirituales y se dedicóprioritariamente a buscarse un cómodo alojamien-to en este mundo. Se supone también que estatergiversación del destino humano ocurrió en unmomento determinado, o por culpa de alguien enparticular. O, si no se puede encontrar un culpableindividual en una fecha y lugar concretos (¿Descar-tes?, ¿Bacon?, ¿Kant?), entonces siempre esposible identificar un grupo de personas queempezaron a difundir ideas consideradas inconve-nientes que luego se popularizaron y llegaron ainfluir en la poi ítica de los gobiernos y en lamanera de pensar de las masas. A veces esta formade razonar lleva consigo la exaltación de la EdadMedia, como época aun no contaminada por laidea de desarrollo: en tal caso es frecuente echar laculpa de los males presentes al Renacimiento.Otras veces se detecta una nostalgia religiosa por elpoder y privilegios socio-pol íticos de otras épocas,

que permitían imponer con la fuerza del estado loque eran convicciones religiosas no evidentes por simismas; en nuestros días Irán ha vuelto a estasituación, que se creía superada, y que se caracte-riza por la utilización del poder estatal en laimposición de normas y costumbres basadas en elfanatismo religioso. Se supone entonces que lasociedad medieval, sin separación clara entre Igle-sia y Estado, ni distinción precisa entre prohibi-ción religiosa y delito civil, era superior a lamoderna. La cristiandad -o el Islam- dejó elcamino acertado por culpa de algún reformador,de un Galileo o Descartes, o de la RevoluciónFrancesa, así como por su parte Irán dejó de ser"felizmente" musulmana por culpa del Shah yahora, gracias a Allah y a su Ayatolla, ha vuelto alcamino correcto (el de las ejecuciones sin juiciopor "delitos" religiosos, el de la negación dederechos a las mujeres, etc.).

Si la anterior variante de este enfoque (odesenfoque) tiene connotaciones religiosas, tamobién podemos encontrar otra de carácter más bienaristocrático. Se afirma en ella que la preocupaciónpor el desarrollo es propia de esp íritus inferiores,plebeyos, m ientras que el verdadero filósofo, o elser humano perfecto, deja a otros esos menesteresy se ocupa de cosas más importantes, como labúsqueda del bien y de la belleza.

La simplificación del problema la podemos veren el siguiente esquema, que titularemos "concep-ción reduccionista" y que es el común denomí-nadar de varias de las posiciones analizadas.

Es probable que en muchos de estos artículos seencuentre, confusamente sentida y vagamente foromulada, la insatisfacción con el tipo de desarrolloque ha prevalecido en muchos países durante granparte del siglo XIX y del XX, y que ha hechoestragos en países del Tercer Mundo después dehaber sido seguido en los ahora industrial izados. Setrataría entonces de la expansión creciente de laeconom ía, con la explotación incontrolada derecursos no renovables, de la destrucción deculturas estables en nombre de pretendidas mejo-ras que se han reducido únicamente a la introduc-ción de patrones tecnológicos en procesos mecáni-cos y al cambio en la conducta de las personas.Estos fenómenos han ido acompañados general-mente por el incremento en consumo de bienesperecederos, con frecuencia productos de inferiorcalidad y dudosa utilidad, sin que ello hayasignificado ninguna mejoría notable en la calidadde vida de los individuos afectados aunque sí ha

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CONCEPCION REDUCCIONISTA DEL FENOMENO DEL DESARROLLO.

Tema u objetode análisis Valoración

-desarrollosocio-económ ico

-no ha servido paranada positivo

- Teorías deldesarrolle

- deben ser critica-das y rechazadas,con excepción deésta expuestaaquí

significado, por supuesto, un aumento notable enlos ingresos de ciertas personas o clases.

Quizá los lamentos de varios autores citados serefieran a esto, pero entonces habr ía que pedirlesmucho más coherencia y claridad. Por otra parte,habría que hacer un esfuerzo teórico por explicarel motivo del seudo-desarrollo.

Esta falta de coherencia y claridad es másnotable cuando uno considera que ya otros filóso-fos e historiadores de la tecnología (Ladriére,Mumford, etc.) han establecido muy útiles distin-ciones y han expuesto muy interesantes ideassobre la naturaleza de la tecnología y su relacióncon el desarrollo socio-económico, por un lado, ycon la cultura por otro.

ALGUNAS CONCLUSIONES

(1) Si por desarrollo se entiende simplemente elincremento en el consumo, sin tener en cuenta lanecesidad de modificar la estructura social deter-minada ni los criterios de selección para dichoconsumo, entonces quienes promueven este tipode desarrollo nos conducen a graves problemas acorto plazo (alienación, desculturización, mayorexplotación y opresión, etc.}.

(2) Si al analizar el desarrollo solo se tiene encuenta la imagen. anterior, entonces la reducidacrítica resultante deja de lado el problema funda-mental: ¿por qué se orientan hacia el desarrollotantos países y regiones, tantas instituciones ypersonas?

(3) Si se entiende por cultura la inmovilidad ypasividad de unas estructuras estables, es evidenteque cultura y desarrollo son incompatibles (18).

Origen Solución

- volver a lacultura, a losvalores trad l-cionales

- consecuencia delmaterialismo; con-siste únicamenteen crecimientoeconómico

- se derivan deun cambio en lavisión del mundoy en las prioridadesde la sociedad

- volver acolocar alindividuohumano en elcentro

(4) Si se considera que la posesron de unacultura garantiza el desarrollo, entendido éstecomo fenómeno espiritual, entonces habría queconcluir que el mejoramiento de las condiciones devida es anti-cultural, por ser material. Pero enton-ces no queda claro en ningún momento qué seentiende por "desarrollo" y muchas veces nisiquiera se sabe qué se entiende por "cultura".

(5) En las circunstancias actuales no se puedehablar coherentemente de desarrollo socio-econó-mico sin incluir una teoría adecuada de la técnicay la tecnología.

(6) El objetivo del desarrollo es permitir a lospueblos salir de la miseria; por otra parte, lacultura como arraigo e identificación del individuodentro de un grupo es indispensable para una vidahumana propiamente humana. El desarrollo comomejoramiento en las condiciones de vida y lacultura como conjunto de elementos individuantesque permiten el arraigo y el propósito, no solo nose contradicen sino que mutuamente se comple-mentan.

(7) Todo pueblo tiene cultura, pero no todacultura va acompañada de la satisfacción denecesidades básicas. La cultura es condición nece-saria para una vida humana, pero no suficiente. Lacultura sin desarrollo es estéril: el desarrollo sincultura es inhumano.

(8) En nuestros días el gran reto para lasculturas consiste en la interiorización de hábitos(usos y costumbres) que faciliten el desarrollocomo satisfacción de necesidades al mismo tiempoque protejan el medio natural en que se desen-vuelve la vida humana.

(9) El simple incremento en el consumo, sin la

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modificación de estructuras sociales desiguales niaplicación de criterios basados en prioridadescorrespondientes a necesidades básicas, da lugar alseudo-desarrollo en el que un grupo social disfrutade las ventajas tecnológicas a espaldas y a expensasdel resto de la sociedad. Por otra parte, unmejoramiento socio-económico que excluya laslibertades individuales y se base en la censura, la

(1) "Enfoque" y "desenfoque" tienen que ver con laforma de encarar un asunto, según sea el modo comodirigimos hacia él un rayo de luz, literalmente si se tratade iluminar un objeto o metafóricamente si se trata decomprender un fenómeno.

(2) Desarrollo, Capítulo Español de la SociedadInteramericana para el Desarrollo, SID. Instituto deCooperación Iberoamericana, Av. Reyes Católicos, 4.Ciudad Universitaria, Madrid 3. Versión española deDevelopment, 1981, 3/4, publicado como número 1 delaño 1982 y dedicado al tema de la cultura.

(3) Véase el artículo de Alain Birou "La culturamoderna como desarrollo de la voluntad de poder", enDesarrollo, número citado, pp.25-29.

(4) Ibid., pp. 3-6.(5)lbid., p.3.(6) Escrito por encargo de la UNESCO. Traducido del

francés por José María González Holguera. (Salamanca:Ediciones Sígueme, 1977). Extrañamente ninguno de losautores reseñados parece conocer esta magn ífica obra.

(7) A la que solo de pasada y en forma más biensuperficial se refieren los autores de Desarrollo.

aplicación estricta de una ortodoxia inflexible yotros medios de represión, da lugar al seudo-desa-rrollo del esclavo satisfecho. El primero es unseudo-desarrollo porque no es justo; el segundo loes porque va acompañado de la limitación a lapersona humana en cuanto agente libre y respon-sable.

NOTAS

(8) En el mismo número de Desarrollo el iraní HosseinMalek pretende demostrar que Irán ha vivido por siglos enun régimen estable y balanceado diferente al de Occi-dente, frente al cual han fracasado tanto los griegos deAlejandro Magno como el Shah Reza Pahlevi. La diferen-cia de siglos y épocas no parece preocuparle, Según Malek,al rechazar Irán el desarrollo ha vuelto a su sistematradicional.

(9) Ibid., p.25.(10)p.26(11) p.3(12) p.26(13) p.31(14) p.8.(15) p.8.(16) p.9.(17) p.26 La cita está tomada del artículo de Alain

Birou "La cultura moderna como desarrollo de la volun-tad de poder".

(18) "Parece contradictorio a prlorl, y aun imposible,querer conciliar la cultura tradicional con el desarrollo"(Paul-Marc Henry, "Desarrollo económico; progreso ycultura", en Desarrollo, p.22).

BIBLlOGRAFIA

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