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  • 8/14/2019 Desarrollo Humano Chile 2004 PNUD

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    DESARROLLO HUMANO EN CHILE

    El poder: para qu y para quin?

    2004

    Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

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    DESARROLLO HUMANO EN CHILE 2004

    Inscripcin N 143.956

    ISBN: 956-279-003-7

    Edicin de textos

    Marisol Garca

    Diseo de portada y diagramacin

    Pilar Alcano y Alejandra Peralta (TILT Diseo)

    Editores otogrfcos

    lvaro Hoppe y Lis Weinstein

    Fotograas

    lvaro Hoppe: pgs. 37, 41, 50, 53, 60, 62, 64, 77, 80, 83, 94, 109, 110, 141, 147,

    151, 154, 165, 169, 172, 178, 183, 184, 202, 215, 218, 226, 231, 233, 234, 248,

    263 y 267

    Lis Weinstein: pgs. 31, 34, 44, 55, 59, 61, 69, 86, 89, 93, 97, 100, 105, 116, 119,

    124, 127, 130, 135, 144, 161, 189, 194, 199, 237, 240, 245, 251, 252 y 258

    Archivo Nacional: pgs. 72 y 75

    Archivo Diario La Nacin: pg. 6

    Foto portada

    Fernando Cientes Soro

    El espritu yahoo, 2000, leo sobre tela

    Impresin

    Ograma

    Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

    Avenida Dag Hammarskjld 3241, Vitacra

    e-mail: [email protected]

    www.pnd.cl

    www.desarrollohmano.cl

    Santiago de Chile, diciembre 2004

    Los contenidos de este Inorme peden ser reprodcidos en calqier medio,

    citando la ente.

    Impreso en Chile

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    PRESENTACIN

    Los pases irmantes de la Declaracin del

    Milenio de Naciones Unidas se comprometieron

    a alcanzar los ocho Objetivos de Desarrollo del

    Milenio mediante la toma de nuevas medidas,

    aunando esuerzos en la lucha contra la pobreza,el analabetismo, el hambre, la alta de educacin,

    la desigualdad de genero, la mortalidad inantil

    y materna, la enermedad y la degradacin del

    medio ambiente. Los Objetivos de Desarrollo del

    Milenio constituyen una prueba de la voluntad

    poltica de todos los gestores del desarrollo para

    establecer asociaciones ms slidas dentro de

    las sociedades. Los pases toman, entonces, la

    responsabilidad de emprender reormas polticas

    y ortalecer la gobernabilidad para liberar la energacreativa de sus pueblos que acilite el alcanzar estos

    objetivos.

    Es dentro del marco de la Declaracin del Mi-

    lenio, asumido como compromiso por Chile, que

    el Programa de las Naciones Unidas para el De-

    sarrollo tiene la satisaccin de presentar el quinto

    Inorme sobre Desarrollo Humano en Chile: El

    poder, para quin y para qu?

    Chile vive hoy un momento de grandes opor-

    tunidades. Existe optimismo sobre la capacidad de

    generar oportunidades para ser ms y mejores

    como sociedad. Sin embargo, las oportunidades

    objetivas y las percepciones subjetivas sobre la posi-

    bilidad de todos para ejercitar poder, pareceran no

    converger ni espontnea ni automticamente. Para

    reducir la brecha entre la realidad y la percepcin

    del poder ejercido por todos, se requieren decisio-

    nes polticas y nuevas competencias al alcance de

    todos los ciudadanos. Parecera entonces, que las

    capacidades provienen, directa o indirectamente,de cmo se organiza y distribuye el poder dentro

    de una sociedad.

    Este Inorme es una invitacin a conversar sobre

    el poder en Chile, poner el tema sobre la mesa es

    el primer paso para hacerse cargo de l. El Inorme

    sita las particularidades histricas del poder, con-

    rontndolo con las exigencias del momento y las

    demandas de la ciudadana, y plantea alternativas

    a su organizacin para asegurar la satisaccin

    de participacin de una base ms amplia de la

    ciudadana.

    Los historiadores y lsoos del mundo Egeo

    introdujeron, dentro de un amplio vocabulario

    poltico nuevo, el concepto de democracia. Esta

    constelacin de nuevos conceptos permiti el

    desarrollo del anlisis poltico que, cruzando los

    siglos tiene validez en el mundo contemporneo.

    La democracia ue concebida por una civilizacin

    de ciudad-estados y por lo tanto, con institucio-

    nes polticas de muy diversa y variada ndole. Esta

    geograa democrtica, permiti desarrollar una altaaceptacin de la diversidad institucional y debatir

    los meritos relativos de una clase de organizacin

    del poder rente a otra. As es que las democracias

    uertes desarrollan instituciones lexibles que

    permiten responder al debate y a los cambios

    continuos en la distribucin del poder dentro de

    una sociedad. Bajo las normas y reglas de juego

    democrticas se crea y distribuye el poder, posibili-

    tando que la ciudadana incida tanto en los asuntos

    que les incumben a todos, como en el desarrollo

    de los proyectos individuales de vida.

    Democracia y Desarrollo Humano son esencial-

    mente complementarios como marco normativo de

    la convivencia social. Para el Desarrollo Humano,

    el poder democrtico es, el ejercicio, la ampliacin

    de los derechos ciudadanos, y la potenciacin de las

    capacidades individuales y sociales, reconociendo la

    diversidad de sujetos dentro de la sociedad.

    Este Inorme ha sido elaborado con datos que

    en su mayora, ueron producidos especialmentepara este estudio. A ellos se les suma inormacin

    proveniente de uentes pblicas y privadas.

    Deseo agradecer el trabajo y la pasin puestos

    por todos los involucrados en la realizacin de este

    Inorme; especialmente, el equipo de Desarrollo

    Humano del PNUD. El Inorme de Desarrollo

    Humano de Naciones Unidas para el Desarrollo

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    en Chile ha alcanzado un importante grado de

    impacto y reconocimiento, tanto nacional como

    internacionalmente, lo cual es motivo de gran or-

    gullo para nuestra institucin. Como es costumbre,

    el equipo de investigadores responsable de preparar

    este Inorme ha gozado de plena independencia.

    Por lo mismo, el Inorme no necesariamenterefeja las posiciones del PNUD ni de su Junta

    Directiva

    Sabemos hoy que la democracia se ortalece

    cuando la distribucin de riqueza y oportunidades

    tiende a ser igualitaria. El subttulo de este libro,

    El poder, para quin y para qu?, representa la

    invitacin, que el equipo que tiene a su cargo la

    elaboracin del Inorme de Desarrollo Humano

    extiende, para iniciar un intercambio de ideas so-bre los criterios que acilitan la aceleracin de los

    procesos ya en marcha de cambio cultural y social,

    necesarios para asegurar un desarrollo sustentable

    de largo plazo en Chile.

    Irene Philippi

    Representante Residente PNUD Chile

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    EQUIPO DEL PNUD ENCARGADO DE LA PREPARACIN DELINFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO EN CHILE 2004

    Egenio Ortega R.

    Coordinador Responsable

    Pedro Gell V.

    Coordinador Ejectivo

    Soledad Godoy M.

    Secretaria Ejectiva

    Norbert Lechner

    Rodrigo Mrqez A.

    Carolina Moreno B.

    Cristbal Rovira K.

    Daniela Trcco H.Gonzalo Rivas G.

    CONSULTORES INSTITUCIONALES

    ESCUELA DE SOCIOLOGA UNIVERSIDAD DE CHILE

    (Manel Canales - Marcelo Astorga - Jan Jimnez - Raimndo Frei)

    FEEDBACK COMUNICACIONES

    (Jan Pardo - Jlio Ramrez)

    STATCOM ESTADSTICOS

    (Palina Valenzela - Viery Morales - Francisco Gonzlez)

    UNIVERSIDAD ADOLFO IBAEZ

    (Christian Johnson)

    CONSULTORES

    Jorge MoralesRodrigo Asn

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    Dedicamos este Inorme 2004 a nestro qerido amigo Norbert, celebrando la

    presencia cotidiana de s recerdo en nestras vidas.

    Equipo de Desarrollo Humano

    CONTRA LA NATURALIZACIN DE LO SOCIAL,EL DESEO DE SER SUjETO

    En la cotidianeidad, la globalizacin de las leyes del mer-

    cado toma la apariencia de n orden natral, sstrado a la

    volntad poltica. La natralizacin del sistema no eclye

    los cambios, por el contrario. Tiene lgar n acelerado

    proceso de transormaciones, pero s rmbo y ritmo no

    dependeran de decisiones polticas. No habra alternativas

    posibles porqe lo posible estara restringido a las opciones

    espontneas qe abre la marcha del proceso. En na especie

    de seleccin darwinista, sobrevivira qien mejor se adapta

    a las oportnidades y los riesgos del sistema.

    A la natralizacin de la realidad social se opone el deseo

    de las personas de ser sjeto. Ser sjeto implica, por n

    lado, adqirir la capacidad de moldear las condiciones de

    vida. Canto ms avanza el proceso de individalizacin, ms

    chilenos bscan decidir en libertad qines qieren ser y q

    qieren hacer. Dicha atodeterminacin de s mismo no es

    n acto aislado. La atonoma del individo depende del rango

    de opciones y de los recrsos qe ponga a s disposicin la

    sociedad. La sbjetivacin individal y la sbjetivacin social

    van de la mano. Pes bien, la sociedad ampla la libertad in-

    dividal y colectiva cando se enrenta a la natralizacin de

    los diversos sistemas y reivindica el poder de reglar s

    ncionamiento.

    La natralizacin es na epropiacin. Sstrayendo la

    lgica del sistema a la discsin, ella tiende a eclir la

    sbjetividad social. Por otro lado, empero, los individos no

    llegan a ser sjetos sin incorporar la eperiencia sbjetiva,

    ss temores y esperanzas, a la convivencia social. Cnto nos

    cesta, sin embargo, conversar las emociones y los aectos.

    Ms an, nestras maneras de vivir jntos parecen carecer

    de signicacin. Y el discrso poltico contribye al silencio

    cando renncia a mediar entre las lgicas ncionales delos sistemas y la sbjetividad de las personas, y cando no

    alcanza a generar aqel sentido comn qe permita com-

    partir las vivencias personales. Estas seran dos tareas de n

    proyecto qe se entiende como la apropiacin cidadana de

    los cambios en marcha.

    Norbert LechnerContri buciones al IDH 2004

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    AGRADECIMIENTOS

    Schaulsohn, Gral. Juan Carlos Salgado, Kathleen

    Barclay, Luis Ortiz Quiroga, Manuel Inostroza,

    Marcelo Trucco, Marco Antonio Gonzlez,

    Marcos Lima, Mara Elena Wood, Mara Eugenia

    Weinstein, Maribel Vidal, Mario Fernndez, MarioMarcel, Mauricio Homan, Mercedes Ducci,

    Miguel Schweitzer, Oscar Landerretche, Pablo

    Egenau, Pamela Pereira, Pedro Sainz, Ren Jor,

    Ricardo Caponi, Ricardo French-Davis, Ricardo

    Nez, Ricardo Solari, Roberto Angelini, Roberto

    Mndez, Rodrigo Aguirre, Rodrigo Hinzpeter,

    Sergio Campos, Solange Bernstein y Tatiana

    Mora.

    Extendemos los agradecimientos a todos

    quienes nos entregaron aportes valiosos desde susdierentes especialidades, a Jos Joaqun Brnner,

    de la Universidad Adolo Ibez; lvaro Rojas,

    rector de la Universidad de Talca; y Vernica

    Gubbins, Andrea Bagnara y Javier Corvaln, de la

    Universidad Alberto Hurtado. Por su aporte a la

    realizacin de monograas, agradecemos a Jaime

    Ruiz-Tagle, Gonzalo Falabella, Miguel Laborde,

    Alredo Jocelyn-Holt, Soa Correa y Carlos Pea.

    Por la entrega de inormacin sustantiva para la

    proundizacin de temas especcos, reconocemosel aporte de Ximena Aguilera y Claudia Gonzlez,

    del Departamento de Epidemiologa del Ministerio

    de Salud; Isabel Mrquez y Eduardo Fajnzylberg,

    de la Superintendencia de AFP; Macarena Carvallo,

    subsecretaria de Previsin Social, y con ella tambin

    a Daniela Flores; a Emilia Delgada Agero, direc-

    tora interina de la Escuela de Cultura y Diusin

    Artstica de La Unin; a Francisca Silva, de la

    Universidad Catlica; a Clarisa Hardy y Dariela

    Sharim; a Patsil Toledo, de Corporacin La Mo-

    rada; y a Jess Inostroza, del diario La Nacin.

    Por su generoso aporte para la construccin del

    piso de oportunidades, agradecemos, a Pabla Hoer

    (Subtel), Marcela Munita (AC Nielsen), Marcela

    Ureta (MOPTT), Marcia Espoz (Fonasa), y Pablo

    Marshall y Susana Mena (Superintendencia de

    AFP).

    El equipo de Desarrollo Humano del PNUD en

    Chile agradece la colaboracin de todas aquellas

    personas e instituciones cuyos valiosos aportes

    contribuyeron a la realizacin de este Inorme, y

    a quienes les expresamos nuestro reconocimiento

    a continuacin.

    Queremos agradecer al ministro Secretario

    General de la Presidencia, seor Eduardo

    Dockendor; as como a sus antecesores, Francisco

    Huenchumilla y Mario Fernndez, por su irrestric-

    to apoyo a las investigaciones que sirvieron de base

    para este Inorme. Tambin expresamos nuestra

    gratitud al ministro de Educacin, seor Sergio

    Bitar. Del mismo modo, a la seora ministra Yasna

    Provoste y a Claudio Santibez, de MIDEPLAN,

    por acilitarnos el acceso a los datos de la encuesta

    CASEN 2003.

    Una mencin especial merece la importante

    colaboracin de scar Muoz y Germn Correa,

    tanto en la discusin de contenidos como en el

    aporte de ideas. El Inorme ue construyndose

    con el valioso apoyo de personas que colaboraron

    como consultores en distintas etapas, incluyendo

    a Rossana Castiglioni, Iara Rivera, Loreto de la

    Fuente y Andrea Canales.

    Reconocemos asimismo a todas las personas

    que participaron en las mesas de conversacin,

    sus comentarios, opiniones y experiencias ueron

    de gran inters. A Alejandro Foxley, Andras Utho,

    Andrs Acua, Andrs Allamand, Andrs Solimano,

    Anbal Vivaceta, Anita Holuigue, Benito Baranda,

    Bernardo Matte, Carlos Ominami, Carolina

    Toh, Cecilia Montero, Cristin Boll, Cristin

    Precht, Cristina Bitar, Daro Rodrguez, Edgardo

    Beninger, Eduardo Carmine, Emiliano Ortega,

    Enrique Correa, Enrique Silva Cimma, Eugenio

    Guzmn, Eugenio Tironi, Felipe Bulnes, Fernando

    Montes, Germn Acevedo, Gonzalo de la Maza,

    Guillermo Carey, Guillermo Larran, Gustavo

    Rojas, Hernn Larran, Hugo Martnez, Jaime De

    Aguirre, Jaime Gazmuri, Jaime Ruiz-Tagle, Jorge

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    De gran valor ue la contribucin en temas de

    elite y opinin pblica realizada desde Alemania

    por el profesor Dr. Wilhelm Brklin (Universitt

    Potsdam), la Dra. Viktoria Kaina (Universitt

    Potsdam), Horst Weinen (Zentralarchiv fr

    empirische Sozialforschung Kln), Dr. Gregor

    Walter (Hertie School of Governance Berlin),Andreas Wimmel (Universitt Bremen) y Tanjev

    Schulz (Sddeutsche Zeitung). Nuestra gratitud,

    tambin, a Alejandra Hinojosa y Luis Breull

    (TVN), Luca Santa Cruz y Hctor Martinovic

    (Universidad Adolfo Ibez), Claudio Sapelli

    (Pontificia Universidad Catlica de Chile),

    Rodrigo Bao y Javier Nez (Universidad de

    Chile).

    Fue tambin valiosa la colaboracin de todos

    quienes aportaron antecedentes en torno a lasociedad civil; entre ellos, Gonzalo de la Maza

    (FUNASUPO), Marisa Weinstein (Fundacin

    Avina); Consuelo Chadwick, Carolina Larran,

    Beltrn Undurraga y Daniel Salinas (Ponticia

    Universidad Catlica de Chile); Alberto Undurraga,

    Rodrigo Araya y Alejandra Arratia (SERNAC),

    Isabel Brain (Un Techo Para Chile); Paulina

    Villagrn y Juan Carlos Eichholz (Fundacin Chile

    Unido), Fuad Chain (Divisin de Organizaciones

    Sociales del Ministerio Secretara General de

    Gobierno), Roberto Peralta y Eva Moreno.

    Extendemos un agradecimiento especial a

    Carolina Toh y scar Godoy que generosa-

    mente nos entregaron sus comentarios a los textos

    preparatorios.

    Toms Andreu colabor con la bsqueda de la

    pintura para la portada de este Inorme, y Fer-

    nando Ciuentes Soro es el autor de la pinturaque ilustra la portada. Nuestros agradecimientos

    tambin a ellos.

    Diversas personalidades de la vida nacional,

    ciudadanos y ciudadanas aceptaron colaborar

    annimamente, entregndonos su opinin en

    distintas instancias de investigacin (entrevistas,

    grupos de discusin, encuestas de elite y de opinin

    pblica, video y estudios de casos), todas las cuales

    signicaron un gran aporte.

    Finalmente, deseamos extender esta gratitud a

    los colegas y uncionarios de la ocina del PNUD

    en Chile (Representante Residente, ociales de

    programas, administrativos, secretarias y personal

    de servicios), sin los cuales esta publicacin no

    hubiese sido posible. En especial agradecemos a

    Mara Luisa Sierra: su permanente colaboracin,

    apoyo y proesionalismo result vital para este tra-

    bajo. Por su permanente cario y apoyo durante el

    tiempo dedicado a la elaboracin de este Inorme,

    agradecemos proundamente a nuestras amilias.

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    NDICE

    SINOPSIS 15

    PARTE 1EL NuEVO PISO DE CHILE 31

    Captlo 1Un nuevo piso de opor tunidades 34

    - Chile es ms: neva base material de la vida cotidiana- Edcacin, la viga maestra- Chile es distinto: ampliacin y so de las libertades- La sociedad chilena: nevas ormas de epresin, menos temor al conficto

    Captlo 2La oportunidad de Chile: aport e normat ivo y metodolgico del Desarrollo Humano 44

    - Mirada sobre las oportnidades creadas: Q nos dice la Encesta PNuD 2004?

    Captlo 3Desafos de la oportunidad de Chile 50

    - Mejorar la distribcin de las actales capacidades- Nevas oportnidades reqieren de nevas capacidades

    PARTE 2EL PODER IMPORTA, HABLEMOS

    DEL PODER 59Captlo 1Naturaleza humana y social del poder 64

    - El poder srge de las relaciones hmanas- Dimensiones del poder- Dinmicas del poder

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    Captlo 2Algunos rasgos histricos del poder en Chile 72

    Captlo 3Nuevas rest ricciones y oportunidades para la const ruccin y ejercicio del poder 80

    - Cambio cltral: individalizacin y menor temor al conficto- Atonomizacin de los sistemas y natralizacin de lo social- La globalizacin

    Captlo 4El poder en los Informes de Desarrollo Humano 86

    - Desarrollo Hmano como incremento del poder personal- El poder de la sociedad como condicin para el Desarrollo Hmano- Desarrollo Hmano en el mndo global: lmites y desaos del poder

    PARTE 3LOS IMAGINARIOS DE NuESTROSPODERES E IMPOTENCIAS 93

    Captlo 1El sent ido de los imaginarios del poder 94

    - Cmo se habla sobre el poder en Chile?

    Captlo 2Imgenes del poder 100

    - El poder como volntad de ser: el proyecto- Ser y hacer para otros: n entorno de dominacin- Cambio en la matriz atoritaria

    Captlo 3Relaciones de poder entre hombres y mujeres 110

    - Algnas conclsiones sobre las imgenes del poder

    Captlo 4Imgenes del poder en la encuesta 116

    - El poder es n obstclo qe prodce rabia- El poder es orden y proteccin contra el abso- El poder es n medio de accin

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    Captlo 5Conclusin: Asintona entre poder personal y organizacin social 124

    PARTE 4EL PODER E INSTITuCIONES PARAEL DESARROLLO HuMANO 127

    Captlo 1Creacin y dist ribucin de poder en la accin estatal: la reforma educacional 130

    - El piso de oportnidades y los nevos desaos- Reormas del sistema y constitcin de actores- Actores del sistema edcacional

    Captlo 2Contexto inst it ucional y el poder de emprender 144

    - una mirada al emprendimiento- Marco institcional- El poder en torno al emprendimiento- Fortalecer el emprendimiento

    Captlo 3

    Proteccin social y poder en Chile 154- Proteccin social en pocas de alto riesgo- Institcionalidad y poder- El poder de la inormacin- Proteccin social en sald- Sistema de pensiones

    PARTE 5LA ELITE CHILENA Y LA DIFCILCONDuCCIN DEL DESARROLLO 169

    Captlo 1Por qu estudiar a la elite? 172

    - La nocin de elite- Cmo se estdi a la elite

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    Captlo 2La elite chilena de nuest ros das 178

    - Caractersticas bsicas- Formacin y reprodccin de la elite- Distincin e igaldad en la elite chilena

    Captlo 3Cmo piensa la elite chilena 184

    - Cntas elites ideolgicas eisten?

    Captlo 4Mapa subjetivo del poder en Chile: el poder segn los poderosos 194

    - Sociograma del poder: el entramado de la elite

    Captlo 5

    La difcil conduccin del desarrollo 202- Perplejidad y natralizacin de lo social- La volntad desaada: Entre el deber, el qerer y el poder- Oportna asencia de la sociedad- Desaos para condcir el tro del Desarrollo Hmano

    PARTE 6PODER COLECTIVO:LA SOCIEDAD CIVIL, DNDE EST? 215

    Captlo 1El Desarrollo Humano requiere una sociedad civi l poderosa 218

    - Q se entiende por sociedad civil?- Accin para crear sociedad civil- Cl es el sentido de la participacin?

    Captlo 2Nuevas est rategias para un nuevo escenario 226

    - un Techo para Chile: potenciar sjetos- SIDARTE: alianzas y liderazgo- MOVILH: alianza meditica- Chile unido: pblicidad de valores- Consmidores: organizaciones sin piso

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    Captlo 3Instit uciones para empoderar a la sociedad civil 234

    Captlo 4Sociedad civil para equilibrar el poder 240

    PARTE 7PODER DEMOCRTICO YDESARROLLO HuMANO 245

    Captlo 1Democracia, Desarrollo Humano y representacin 248

    Captlo 2Desafos de la democracia chilena 252

    Captlo 3Los medios y su mediacin de la polt ica 258

    EPLOGO 266

    APNDICECHILE: EVOLuCIN DEL NDICE DEDESARROLLO HuMANO ENTRE 1990 Y 2003 269

    ANExOS 274

    BIBLIOGRAFA 315

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    15

    SINOPSISPARA APROVECHAR LAS OPORTuNIDADES DE CHILE:MS PODER PARA TODOS

    El quinto Inorme sobre Desarrollo Humano en Chile tiene un mensaje nico y claro: hoy las per-

    sonas tienen ganas de ser ms y mejores, y para ello quieren ser protagonistas de los

    proyectos personales y colectivos en los que se involucran no meros espectadores o

    benefciarios. El pas ha creado un piso de oportunidades que hace posible esos proyectos. Y la gente

    lo percibe, crendose un ambiente de mayor optimismo. Se mantienen, sin embargo, ciertos obstculos

    que podran dicultar el aprovechamiento del momento de oportunidades. Los dos elementos co-

    munes de esas difcultades son la insufciente disposicin de poder social y una desigual

    distribucin del poder de accin personal.Aunque lo anterior est cambiando, sobre todo por

    eecto de las transormaciones culturales e institucionales, se requiere de una intervencin ms decidida

    de parte de toda la sociedad, especialmente a travs de los mecanismos democrticos. El Desarrollo

    Humano exige ms poder para cada uno y para la sociedad en su conjunto.

    uNA INVITACIN A CONVERSAR SOBRE EL PODER

    Este Inorme es una invitacin a conversar sobre el poder. Poner el tema sobre la mesa es el primer

    paso para hacerse cargo de l, situar sus particularidades histricas, conrontarlo con las exigencias del

    momento y las demandas de la ciudadana, y pensar maneras alternativas y ms adecuadas de organizarlo.

    Pero no cualquier orma de debate en torno al poder sirve a los objetivos del Desarrollo Humano.

    Desde la ptica de este Inorme, el poder no es una lucha de suma cero, en la que unos ganan lo que

    inevitablemente otros pierden. El poder puede aumentar para todos, y por eso puede hablarse de ltambin segn una lgica de cooperacin. Las relaciones de poder no son siempre la expresin de un

    acto conspirativo.

    Histricamente en Chile hablar sobre el poder ha producido temor; unas veces, por un miedo ancestral

    al desborde que puede resultar de la crtica al orden establecido, y otras, por temor a perder la estabilidad

    institucional de la que se ha beneciado el pas. Pero los eventos del ltimo tiempo han desmentido ambos

    argumentos. Chile est preparado para hablar del poder, sin miedo ni rencor. Necesita hacerlo.

    POR Qu DISCuTIR HOY SOBRE EL PODER?

    Chile tiene hoy una gran oportunidad para crecer en Desarrollo Humano. Para aprovecharla se necesita

    que todos los habitantes del pas dispongan de las capacidades requeridas para actuar en este nuevoentorno, pero tambin que aumente la capacidad de actuar colectivamente. Chile requiere hoy de ms

    poder personal y colectivo para seguir avanzando.

    El Inorme muestra que sta es una aspiracin ampliamente diundida. Las personas tienen ganas de ser

    ms, y de participar de un pas que tambin lo sea. Quieren apoyo para sus iniciativas, y no gurar como

    invitados a una esta organizada por otros. Quieren aliados para sus gestas, no beneactores. Quieren

    participar de la construccin, no ser espectadores de las decisiones que otros tomen. Sin embargo, las

    personas tambin sienten que el entorno y el tipo de relaciones que establecen entre ellas algunas veces

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    inhiben esa posibilidad. De ah que los estudios que apoyan el Inorme hablen de una extendida conciencia

    de la necesidad de un cambio tanto en las relaciones como en la cultura del poder en Chile.

    En la organizacin de su contenido, el Inorme sobre Desarrollo Humano en Chile 2004 plantea

    la necesidad de debatir sobre el poder, sugiere una perspectiva para hacerlo y elabora un diagnstico

    sobre sus dinmicas. Para ello se concentra en la observacin de las dimensiones subjetivas y culturales

    asociadas a la experiencia e imaginario del poder, y a sus consecuencias para las capacidades de accin

    personales y sociales. Enseguida, se concentra en las caractersticas del entorno de la organizacin delpoder, especialmente de los actores institucionales, las dinmicas de conduccin social y la existencia de

    la sociedad civil. Termina plantendose los desaos que lo anterior le presenta a la democracia chilena,

    como mecanismo llamado a potenciar y organizar el poder social.

    CHILE: uN MOMENTO DE OPORTuNIDADES

    Chile tiene hoy un nuevo piso de oportunidades: dispone de ms recursos materiales, ha incrementado

    su nivel educacional, se est insertando exitosamente en la sociedad global, cuenta con instituciones

    slidas y vive en un ambiente de mayor libertad y democracia. Entre todos los chilenos se ha construido

    una nueva plataorma para impulsar el desarrollo, y ellos as lo perciben.

    Han tenido, usted y su familia la posibilidad Ms Menos Iguales

    de acceder o aprovechar las oportunidades para oportunidades oportunidades oportunidades NS/NR

    Estudiar 73 11 16 0

    Teneraccesoabienesmateriales 63 11 25 1

    Opinarovivircomounoquiera 57 16 26 1

    Armarunnegociooempresapropia 54 18 26 2

    Tenerunamejoratencindesalud 42 27 31 0

    Teneraccesoalajusticia 36 29 33 2

    Tenerunmejortrabajo 36 34 30 0

    Tenerunamejorjubilacin 28 37 31 4

    Generacin de oportunidades en Chile (porcentaje)

    Fuente: EncuestaNacionalPNUD,2004.

    Mspoderosoqueantes 60

    Igualdepoderosoqueantes 27

    Menospoderosoqueantes 10

    NS-NR 3

    Si usted mira a Chile en relacin al resto de los pases del mundo, usted dira que actualmentees? (porcentaje)

    Fuente: EncuestaNacionalPNUD,2004.

    Chile es hoy distinto, pero aprovechar este piso no es un acto automtico. Para usar las nuevas opor-

    tunidades se requiere de las correspondientes nuevas capacidades personales y sociales. Las oportunidades

    son un desao que exige accin. As la contracara de la promesa de un uturo esplendor puede ser la

    amenaza del desarrollo rustrado.

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    En ese camino de desarrollo, actan como pesados lastres las grandes brechas que an caracterizan

    la distribucin de recursos y derechos en nuestra sociedad. El desequilibrio de poder que esto genera

    aecta la capacidad de muchas personas para aprovechar las oportunidades y levanta barreras a la capa-

    cidad de accin conjunta. Las insuciencias del poder personal y social son la mayor amenaza para esta

    oportunidad indita de desarrollo.

    Existen otras amenazas menos perceptibles, pero que pueden actuar como obstculos signicativos

    ante los retos venideros. Por un lado, la obvia deensa del statu quo de parte de quienes no quieren cederpoder, o que lo ven como un juego confictivo de suma cero. Esta actitud deensiva debilita la fexibili-

    dad requerida para cooperar e innovar. Por otra parte, est tambin el temor a entregar ms poder a las

    personas especialmente, a las mujeres y a las organizaciones. Hay quienes desconan de la capacidad

    de la poblacin para tomar decisiones. Otros son reticentes, producto del miedo a las consecuencias de la

    accin colectiva. Es el temor al desborde, heredado de los traumas de nuestra historia reciente. El riesgo

    es que una excesiva valoracin del orden acabe por apagar la creatividad.

    Aunque estos son temores presentes en Chile, parecen estar perdiendo terreno ante los cambios cul-

    turales experimentados en el ltimo tiempo. La Encuesta del PNUD da cuenta de que hoy existe una

    mayor aceptacin del conficto que la que haba hace slo tres aos. Los problemas se discuten ms

    abiertamente, de cara a la gente, y es cada vez ms dicil que existan instituciones intocables o temastab. En ese sentido, podra decirse que emerge una sociedad ms madura, con personas ms exigentes

    y conscientes de sus derechos, que tienen ms ganas y demandan ms poder. Este incipiente cambio

    cultural es tambin parte del nuevo piso de oportunidades y desaos con que hoy cuenta el pas.

    2001 2004

    Dejarquesemuestrenlosconfictosparaqueaparezcanlosproblemas 28 42

    Tratardeevitarlosconfictosparaque

    lascosasnopasenamayores 70 56

    NS-NR 2 2

    Opinin sobre qu hacer ante los confictos (porcentaje)

    Fuente: Encuestasnacionales,PNUD,2001y2004.

    Fuente: Elaboracinpropia.

    AUTODETER-MINACIN

    SOCIAL DELPODER

    SOBERANAPERSONAL REAL

    IMAGINARIOSOCIAL DELEJERCICIODEL PODER

    ESTRUCTURASASIMTRICASDEL PODER

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    PODER EN LA SuBJETIVIDAD DE LOS CHILENOS

    Las representaciones de las personas acerca de su poder personal y el de la sociedad, y de la orma en que

    ste se encuentra distribuido, tienen consecuencias directas sobre las capacidades de accin individuales y

    colectivas. Hay imaginarios que denen identidades pasivas y subordinadas, y otros que avorecen posturas

    proactivas y autnomas. Unos le dan un valor positivo a la accion colectiva, y otros la consideran una

    amenaza. Las deniciones culturales del poder son parte del poder mismo.

    Las imgenes del poder son tan diversas como diversas son en cada sociedad las imgenes que de s

    mismas y del mundo tienen las personas. En este Inorme se presentan los resultados de la caracterizacin

    de los imaginarios predominantes y su eecto sobre la capacidad de accin. Para ello, se realizaron dos

    series de grupos de discusin, aplicndose adems un conjunto de preguntas relativas a este tpico en la

    Encuesta Nacional de Opinin Publica.

    La conversacin de los chilenos sobre el poder instala en su centro las ganas que tienen las personas por

    disponer de capacidades para realizar sus proyectos. Las conversaciones refejan que del poder se habla

    desde la perspectiva de creciente individualizacin de segmentos importantes de la sociedad. En primer

    lugar, el poder aparece como un medio de realizacin personal.

    Desde ah se describe como algo que ayuda u obstaculiza. Entonces aparece el poder social con todo su

    peso: se trata de un entorno cultural e institucional que condiciona las posibilidades de accin. Comienza

    a instalarse en Chile una conversacin crtica sobre el poder.

    A veces, uno tiene mucho nimo de hacer sus proyectos; pero a veces, la misma

    sociedad lo para

    Siempre hay, perdn: siempre est la piedra de tope

    (Grupo mixto, GSE medio)

    Se percibe la organizacin del poder social como dominada por una matriz de autoritarismo y sumisin,

    la cual produce un orden asimtrico de dignidades. Por lo mismo, muchos la viven como abuso y hu-

    millacin.

    En todas partes lo pasan a llevar a uno. Uno va a una ofcina, y la persona te

    mira como vai vesto, primero; y ni te atiende. Eso a m me ha pasado.

    (Grupo mixto, GSE bao)

    Tambin algunos de quienes cumplen un papel de conduccin o poseen posiciones de privilegio

    resienten los eectos distorsionadores de esta matriz, en cuanto impedira desarrollar ormas ms modernas

    y ecientes de gestin social.

    Desde esta perspectiva, surge de las conversaciones una idea comn, que en sus trazosgruesos no se ve aectada por las dierencias sociales. Se trata de la percepcin de que

    las ormas tradicionales de defnir el signifcado, la distribucin y el uso del poder a nivel

    social constituyen un obstculo para realizar el proyecto personal y colectivo de ser ms

    y mejores.

    Esta matriz motiva en muchos un intento por compensar el abuso y la humillacin mediante el ejercicio

    de desquites y resentimientos, lo cual no hace ms que reorzar esa misma matriz y sus eectos.

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    Hay una manera, una rebelda, que es, por decirlo, muy maldita; o una marginalidad

    que traspasa todas las clases sociales, y que es como una orma de resistencia al concepto

    de orden y de obediencia.

    Es como la tpica rebelda del chileno: como por debajo, subterrnea.

    Se transorma en esa cosa medio pasiva-agresiva Claro, el chaqueteo: sa es la orma

    de expresin de la rabia chilena.

    (Grupo mixto, GSE C2-C3)

    Pero las conversaciones tambin son enticas para sealar que esta matriz de autoritarismo y sumisin

    est cambiando. Hoy se instalan relaciones ms horizontales, especialmente en los mbitos de la amilia,

    el consumo y el trabajo. El cambio no alcanza todava a los otros mbitos de la vida social.

    Una transormacin importante se percibe en el acceso de las mujeres al poder. Ellas reconocen y valoran

    este hecho, y desarrollan una concepcin sobre las ventajas del ejercicio emenino del poder. Las mujeres

    habran aprendido en su experiencia maternal y domstica cmo conducir a otros mediante el convencimiento

    y la seduccin, excluyendo la lgica del sometimiento. Adems, tendran una capacidad innata para conocer

    las necesidades de los dems, lo cual les permite ejercer un poder suave, especialmente eectivo en los tipos

    de gestin y conduccin requeridos en las nuevas empresas. Los hombres, por su parte, resienten el accesode las mujeres al poder, pero no logran elaborar un discurso propio sobre su situacin.

    Estos imaginarios tienen un eecto sobre la capacidad real de las personas y su actitud en las relaciones

    sociales. El anlisis multivariado de la encuesta arroj la presencia de tres grupos generales de imaginarios

    del poder, los cuales tienen a su vez dierentes consecuencias sobre la accin de las personas.

    Imaginarios del poder

    Obstculoque produce

    rabia12%

    1ORDEN

    YPROTECC

    IN

    43%

    Manten-cin

    del orden17%

    Fuentede abuso

    26%

    2 3

    MED

    IODE

    ACCIN

    PERSONAL

    45%

    Fuerzaparasurgir23%

    Seguridadde los

    mejores22%

    4 5

    La principal dierencia entre estos grupos es el tipo de uncin que cada uno le asigna al poder, as como

    la denicin del principio que organiza el mundo social y la posicin que los encuestados se asignan en l.

    Un primer grupo se dene dentro de un mundo de poder externo al que se subordina, del cual demanda

    orden y proteccin. Un segundo grupo se considera como uera de ese mundo, al cual rechaza; y exige

    ms libertad y lmites para las relaciones de poder. Finalmente, el tercer grupo se percibe a s mismo como

    un actor que en gran medida dene la orma del mundo en que vive, y que usa el poder proactivamente

    para sus nes. Sus miembros exigen ms capacidades y libertades personales.

    Fuente: ElaboradosobrelabasedeEncuestaNacionalPNUD,2004.

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    ROL DE LAS INSTITuCIONES EN LA DISTRIBuCINDEL PODER

    El poder se realiza siempre dentro del marco de las instituciones. La sociedad necesita garantizar una

    mnima coordinacin de las acciones, y sta es ms cil si esas relaciones se institucionalizan y crean un

    espacio relativamente predecible de reglas del juego. La institucionalizacin crea realidades y capacidades

    de accin; refeja el poder de la sociedad y, al mismo tiempo, crea y distribuye poder entre quienes actan

    dentro de sus marcos. Los marcos institucionales, empoderan o desempoderan a los actores para que

    stos realicen sus proyectos?

    Se utiliza esta perspectiva en el Inorme para analizar tres campos de accin: la educacin, el empren-

    dimiento y la proteccin social. Los anlisis no pretenden ser exhaustivos, sino extraer lecciones sobre el

    papel que las instituciones sociales desempean dentro del marco de relaciones concretas de poder, particu-

    larmente al momento de plantearse transormaciones sociales cuyo norte sea la ampliacin del Desarrollo

    Humano. Los casos ilustran la relevancia que tiene considerar cuidadosamente las implicaciones de los

    diseos institucionales, pues tienden a no advertirse sus eectos muchas veces, no intencionados sobre

    las capacidades, los intereses y las relaciones de los actores que dan vida a los sistemas.

    As, el estudio de los desaos de la Reorma Educacional pone de maniesto que, cuando se est en

    presencia de actores diversos y con intereses contradictorios, slo se obtendrn resultados si los diseos

    institucionales contemplan mecanismos eectivos de coordinacin. El anlisis sobre el emprendimiento en

    Chile sirve para ilustrar la relevancia del marco institucional en la denicin de las capacidades relativas

    de accin en las que se desenvuelven los distintos actores. Finalmente, el estudio del sistema de proteccin

    social subraya la capacidad de las instituciones para crear y ortalecer actores, los cuales luego adquieren

    vida propia, escapando muchas veces a los designios de quienes han denido sus unciones.

    EL PODER DE CONDuCIR EL DESARROLLODesde la ptica del Desarrollo Humano, para potenciar la autodeterminacin colectiva de la sociedad se re-

    quiere de elites poderosas, permeables a la sociedad y conscientes de su accionar y de su responsabilidad.

    Esta parte del Inorme se construye sobre la base de dos ejercicios empricos: una aproximacin cuali-

    tativa, a partir de dos series de mesas de conversacin, y una aproximacin cuantitativa, sobre la base de

    una encuesta a una muestra de la elite chilena.

    Los antecedentes muestran que la elite no es un grupo homogneo en trminos valricos, y que

    tampoco todos sus miembros comparten la misma mirada sobre los desaos para el desarrollo del pas.

    El anlisis de los datos de la Encuesta permiti reconocer cuatro grupos en la elite chilena, los cualespueden ordenarse segn su mayor o menor valoracin de una democracia ms abierta y la necesidad de

    un proyecto colectivo para Chile.

    Los resultados de la Encuesta mostraron una valoracin importante de la democracia por parte de la

    elite. Sin embargo, esta valoracin se contradice con la presencia de un discurso que marca la inerioridad

    del otro no elite. En la incapacidad de ese otro se encuentra la justicacin del rol de conduccin

    ejercido por unos pocos. De esta orma, la uncin tutora de la elite se legitimara por su superioridad

    rente a un demosque carece de capacidades y cultura para el autogobierno. Por eso, esta gura suele

    explicarse a travs de metoras vinculadas a lo amiliar.

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    hay momentos en los cuales el padre de amilia tiene que dar rdenes () Yo creoque nosotros estamos demasiado nuevos (), todava estamos chiquitos, y la ase inicial

    es la alta de educacin. Creo que necesitamos mucha educacin antes de empezar a

    soltar riendas, porque si no se desboca.

    (Hombre de elite, mbito poder econmico, sector asesores estratgicos)

    Es por medio de este razonamiento que se construye un autoritarismo elitario. La distincin entre

    mayores y menores de edad abre las puertas para que los primeros ejerzan una rrea lnea de mando

    sobre los segundos.

    porque a los cabros chicos hay que tratarlos en fla, no ms.

    (Hombre de elite, mbito poder econmico, sector asesores estratgicos)

    Quines son considerados los ms poderosos dentro de la elite chilena? Promediados los resultados de

    la Encuesta, ue posible construir un Podermetro que muestra que los medios de comunicacin son,

    a juicio de los poderosos, los ms poderosos de todos los miembros de la elite, medidos segn el grado

    de infuencia que hoy tienen en Chile. En el mismo grupo, y con calicaciones promedio sobre el valor

    8, se ubican los ministerios del rea econmica, y en tercer lugar los grandes grupos econmicos.

    En qu se unda la calicacin obtenida por los medios de comunicacin? Segn los datos disponibles,

    esta atribucin de poder parece estar basada en la creciente capacidad de los medios de comunicacin

    especialmente, la televisin para poner en un pie orzado a la elite, y presionarla para que su actuar

    sea ms transparente.

    Si bien la elite tiene plena conciencia del cambio social, no puede explicar claramente sus causas.

    Las imgenes evocadas apuntan ms bien a una concatenacin de hechos no intencionados. Dicho de

    otro modo, pareciera que la elite no tiene claridad respecto a las uerzas motoras de la sociedad actual,

    lo que redunda en cierta perplejidad rente a la evolucin de la sociedad y a su propia uncin en ella.

    Asimismo, al momento de desarrollar una argumentacin sobre el cambio social la elite tiende a recurrir

    a una ilustracin naturalizada de los sucesos.

    Fuente: ElaboradosobrelabasedeEncuestaElitePNUD,2004.

    Futuro del rol de conduccin (porcentaje)

    Proyectocolectivo

    Proyectoindividual

    Democracia ms abierta

    Democracia ms cerrada

    23

    Liberalesprogresistas

    Progresistasperplejos

    17

    Conservadores

    34

    26

    Liberalesglobalizados

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    Bajo Medio Alto

    Elitechilena 4 31 65

    Elitealemana 35 30 35

    Nivel socioeconmico del padre (porcentaje)

    Fuente:EncuestaElitePNUD,2004yPotsdamerElitestudie,1995.

    En segundo lugar, la elite chilena debe enrentar su ambivalencia sobre la necesidad de construir y

    conducir un proyecto colectivo para Chile. Como se mostr en esta parte del Inorme, esta denicin

    que, desde el punto de vista normativo del Desarrollo Humano, es parte de la responsabilidad de toda

    elite no est hoy sucientemente consolidada en el imaginario de este grupo social en Chile.

    Qu rase lo representa mejor respecto del uturo?

    LomsimportanteesqueChiletengaunproyectocomnalquenossumemostodos 50

    LomsimportanteesqueenChilecadaunotengalacapacidadderealizarsuspropiosproyectos 45

    NS-NR 5

    Demanda por conduccin y proyecto-pas (porcentaje)

    Fuente: EncuestaElitePNUD,2004.

    Este enmeno se expresa en una complicacin de parte de las elites rente al tema del poder, la cual

    puede ormularse de la siguiente manera: quienes declaran querer potenciar un proyecto colectivo dicen

    no tener el poder suciente; mientras que quienes sienten que tienen poder, tienden a apostar a los

    resultados de las iniciativas individuales.

    EL PODER DE LA SOCIEDAD CIVIL, DNDE EST?

    La sociedad civil, aquella orma organizada de participacin y deliberacin sobre temas de inters pblico

    que busca promover y deender los derechos de los ciudadanos, representa un actor clave en las dinmicas

    del poder social. Ella canaliza y agrega los intereses dispersos en la vida cotidiana, desarrolla la conciencia

    de los derechos, orma un momento clave en la representacin de las demandas ciudadanas, genera control

    sobre las instituciones y autoridades, y constituye una uerza decisoria para el xito de los proyectos sociales

    y la vitalidad de la democracia. Sin sociedad civil, no hay poder social que resulte efcaz.

    En el mapa actual del poder en Chile no se observan, en el mbito de lo social, actores uertes, capaces

    de desaar y equilibrar las otras uerzas en juego; es decir, no habra una sociedad civil poderosa. Ello, apesar de que existen ms de ochenta mil organizaciones (PNUD, 2000), y que actualmente el 55 % las

    personas declaran participar y tener una disposicin avorable a la accin organizada.

    Sin embargo, las personas no consideran que deender sus derechos, individual o colectivamente, sea

    una alternativa eciente de accin ante una situacin que se considera injusta. Es ms, el 63% de los

    encuestados est de acuerdo con que el problema en Chile es que las personas no son

    capaces de exigir ellas mismas sus derechos (Encuesta Nacional PNUD, 2004).

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    El anlisis de la Encuesta permite establecer el sentido que la participacin tiene para las personas, y

    buscar el por qu de este dcit. Segn su orientacin a la participacin existen tres grupos: a) partici-

    pacin como deensa de derechos; b) participacin comunitaria-solidaria; c) marginados.

    Participar en organizaciones, entonces, no implica necesariamente que se valore la accin

    colectiva como una orma de deender derechos. De hecho, el grupo orientado a la participacin

    comunitaria-solidaria el ms grande tiene la tasa ms alta de participacin en organizaciones, y sin

    embargo, exhibe al mismo tiempo una de las ms bajas disposiciones a actuar para proteger sus derechosy exigirles cuentas a los dirigentes.

    A partir del anlisis, se estableci que la disposicin a participar en la deensa de derechos est asociada

    a la percepcin de que se dispone de un mayor poder personal. Por el contrario, los marginados de la

    participacin se ven a s mismos como carentes de capacidades personales de accin.

    Defensa de derechos Comunitaria-solidaria Marginados

    50

    40

    30

    10

    0

    20

    60

    31

    17

    52

    4441

    15 15

    53

    32

    Bajo Medio Alto

    Fuente:ElaboradosobrelabasedeEncuestaNacionalPNUD,2004.

    ndice de poder subjetivo y sentido de la participacin (porcentaje)

    Individuos desempoderados en sus vidas personales tendern a concebir las relaciones sociales como algo

    inmodicable, o al menos no modicables por ellos. Este hallazgo implica reconocer que las difcultades

    para construir accin colectiva estn directamente relacionadas con la experiencia co-

    tidiana de disponer de capacidades de accin, y con la percepcin de que a partir de ellas

    puede incidirse sobre el ordenamiento de la sociedad.

    Pero en las dicultades de la sociedad civil no todo es disposicin subjetiva. Los nuevos tipos de

    participacin que congregan y tienen cierta infuencia social muestran que parte de las condiciones de

    xito radica tambin en las lgicas de accin de las organizaciones, en el modo de relacionarse con la

    sociedad y en las instituciones mediante las cuales sta avorece su accin. En eecto, la accin orientada

    a la deensa de derechos no es algo que se genere espontneamente. Se requieren ormas de organizar las

    estructuras que otorguen poder a las personas y ortalezcan a las organizaciones. Adems, es necesario que

    las organizaciones mismas modernicen sus estructuras y estrategias de accin. Entre las nuevas capacidades

    que las organizaciones debiesen desplegar pueden sealarse: relacin con los medios de comunicacin,

    adhesin ms fexible de sus miembros, especializacin de los objetivos de la organizacin en torno a

    tareas con resultados tangibles, liderazgos carismticos, y relacin fuida con el sector privado.

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    EL PODER DE LA DEMOCRACIA

    El gran desao planteado en este Inorme es la creacin de poder social. Sin autodeterminacin social,

    las capacidades personales no dispondrn de un ambiente ecundo para desplegarse. La democracia es el

    mecanismo privilegiado que, normativa y prcticamente, las sociedades han desarrollado para acrecentar

    su poder de autodeterminacin.

    No hay duda de que la actual democracia chilena muestra ciertas alencias, derivadas de sus ormas

    institucionales, la cultura cvica del pas y las prcticas de poder de las elites. Pero, siendo justos, las ormas

    clsicas de democracia se ven tambin desaadas en otras latitudes. Por lo mismo, sin dejar de reconocer

    la necesidad de superar problemas de vieja data que son propios del ordenamiento poltico de Chile, hay

    que asumir tambin los nuevos desaos que enrenta la democracia en el mundo entero.

    Estos desaos surgen en temas tan relevantes y complejos como el vnculo de los partidos polticos

    con la ciudadana, el ejercicio de la uncin parlamentaria, la centralizacin de las decisiones pblicas o,

    incluso, la valoracin y respaldo ciudadano a la democracia como la mejor orma posible de gobierno.

    En todos estos mbitos se detectan problemas no resueltos que contribuyen a ampliar la brecha entre

    sociedad y poltica, la cual se expresa nalmente como un dcit creciente de representacin.

    LA REPRESENTACIN A TRAVS DE LOS MEDIOS DE COMuNICACIN

    Cualquiera sea la orma que adopte la superacin de los problemas de representacin, lo cierto es

    que los medios de comunicacin de masas tendrn un papel central en su modelacin. Los mensajes

    y conversaciones que ellos producen tienden a denir el espacio de la actividad poltica y la opinin

    pblica, as como a imponer las agendas de lo que es y no es importante. Ms relevante an es que esa

    mediatizacin de la poltica crea nuevos tipos de poltico, de ciudadano y de vnculos entre quienes

    delegan el poder y quienes lo ejercen.

    Casi tres de cada cuatro personas piensan que los medios de comunicacin han cambiado en el ltimo

    tiempo. De entre ellos, la mayora cree que ste ha sido un cambio para mejor.

    En el ltimo tiempo en Chile, los medios de comunicacin (TV, radios, prensa), en general:(porcentaje)

    Hancambiadoparamejor 42

    Hancambiadoparapeor 28

    Nohancambiadomucho 29

    NS-NR 1

    Fuente: EncuestaNacionalPNUD,2004.

    Las percepciones anteriores se relacionan con un hecho objetivo: los medios han desplazado sus pree-

    rencias en trminos de qu tipo de pblico les resulta relevante. Ya no es la deensa de las instituciones y sus

    representantes, sino la canalizacin de la crtica ciudadana lo que parece orientar su pauta noticiosa.

    La evidencia emprica apunta a que los medios estaran convirtindose en un nuevo aliado de las

    personas sin poder. Esto podra indicar que ciertos grupos de la poblacin los perciben cumpliendo una

    uncin propia de la representacin y conduccin poltica. Este nuevo ciudadano meditico cona en

    que los medios representarn sus intereses mejor que nadie, especialmente su demanda de proteccin

    ante los abusos de los poderosos.

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    27

    Empodera esta relacin a la ciudadana por la va de su mejor representacin? Como se ha visto, los

    medios constituyen una necesidad para una democracia slida, y entregan herramientas simblicas y

    prcticas para sus audiencias. Pero lo hacen al costo de integrarlas a un modo de constituir lo pblico

    que se asemeja al de una delegacin populista, lo cual termina limitando sus capacidades ciudadanas

    reales. No basta con hacer encuestas o medir el rating para tomar en cuenta la opinin de las personas.

    Se requiere, ms bien, de la movilizacin de una diversidad de pareceres y la generacin de mecanismos

    que potencien la refexividad del conjunto de la sociedad.

    LIDERAzGO PARA EL DESARROLLO HuMANO

    Finalmente, es necesario mencionar un desao central para el Chile de hoy: la manera en que se

    construyen y ejercen los roles de liderazgo al interior de la sociedad.

    La democracia requiere de lderes que construyan o encarnen proyectos colectivos. Los estudios

    muestran que a las personas no les es indierente quin las conduce. La Encuesta nacional levantada

    para este Inorme indica que la gran mayora de las personas considera que Chile necesita

    dirigentes que tengan una visin de hacia dnde debe ir el pas, y que sean capaces de

    conducirlo hacia all.

    Cul de las siguientes rases representa mejor su opinin?

    Chilenecesitadirigentesquetenganunavisindehaciadndedebeirelpaseneluturo,yqueseancapacesdeconducirlohaciaall 67

    Msquedirigentes,loqueChilenecesitaesquecadaunodenosotrossehagacargodesacaradelantesupropioproyectodevida 31

    NS-NR 2

    Fuente: EncuestaNacionalPNUD,2004.

    Demanda por conduccin y proyecto-pas (porcentaje)

    Los antecedentes tambin muestran que las personas comunes y corrientes sienten que los lderes de-biesen conocer mejor la realidad que ellas viven. A su juicio, sa es la principal tarea de quienes aspiran

    a desempear unciones de conduccin poltica y econmica en el Chile actual.

    Esta demanda por una mayor y mejor comunicacin entre lderes e individuos se corrobora como una

    aspiracin ampliamente compartida. Lo que la poblacin ms valora en un lder es su capacidad para

    escuchar y unir a las personas. Segn eso, hoy el atributo ms relevante para un buen liderazgo sera el

    ejercicio de una prctica comunicativa.

    Notenermiedodedecirloquepiensan 17

    Conocermejorlasnecesidadesdelagentecomouno 49

    Incentivarlaparticipacindelagente 14

    Iralaparconloscambiosdelasociedad 10

    Aceptarlascrticas 7

    NS-NR 3

    Fuente: EncuestaNacionalPNUD,2004.

    Cul es el principal desao que tienen los lderes econmicos y polticos chilenos? (porcentaje)

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    CuLES SON LOS HECHOS DEL PODER QuE IMPORTA DEBATIR?

    El poder est en el corazn de la oportunidad de desarrollo que hoy tiene el pas, pues no es un en-

    meno ajeno a las capacidades personales y colectivas para llevar adelante los proyectos. Importa debatir

    sobre el poder, pero importa tambin la perspectiva desde la cual se hace.

    Una sociedad no ser poderosa si sus miembros no estn dotados, cada uno, de capacidades de accin.

    Dicha constatacin dota de urgencia y un nuevo signicado a la refexin sobre la igualdad. La desigualdad

    es mucho ms que el dierente acceso a salud, vivienda, dinero o educacin. La desigualdad es la limitacin

    de capacidades de accin, como eecto de su distribucin social. Por lo mismo, restringe las posibilidades

    de soberana y de construir por uno mismo la propia vida. Si uno no dispone de libertad real para realizar

    su proyecto de vida, dicilmente se interesar en la democracia, aquel espacio donde se deende y realiza

    la soberana personal y se construyen socialmente las condiciones para acrecentarla. ste es el vnculo entre

    impotencia personal y desaeccin hacia la democracia, una relacin corrosiva que conviene superar. No

    hay democracia uerte sin una sociedad que distribuya igualitariamente su poder.

    Hoy el poder se instala de manera creciente como un tema relevante. Desde la publicidad hasta las

    conversaciones entre padres e hijos se reeren a l de modo explcito. All se refeja la conciencia de una

    creciente distancia entre las orientaciones y deseos, que cristaliza en grandes sectores de la poblacin

    como eecto del cambio cultural y aquello que se identica como la orma tradicional y an imperante de

    imaginar el poder. ste es identicado como una matriz que organiza verticalmente las relaciones sociales

    en autoritarismo y sumisin. El abuso y su contrapartida, el resentimiento, completan subjetivamente esta

    matriz. La conversacin sobre esta asintona est recin en sus inicios. No hay que temerle, aun sabiendo

    que las sombras del imaginario del poder no se disipan por el solo hecho de hablar sobre ellas. Junto con

    esta conversacin, es necesario avanzar en ortalecer aquello que constituye el motor de cambio de los

    imaginarios: las experiencias reales de igualdad, la cooperacin y el buen trato.

    Finalmente, rente a estos temas debe procederse con realismo, sobre todo respecto de un hecho: en la

    sociedad que est emergiendo, la organizacin del poder ser un hecho inevitablemente tenso. Por una

    parte, y como ha sido constatado en este Inorme, ya se observa una tensin creciente entre la demanda

    de autonoma y poder a nivel personal, y la creciente autorreerencia y tecnocratizacin del poder de

    sistemas e instituciones. Mientras las personas quieren ser sujetos de sus vidas, los sistemas les exigen

    adaptarse a decisiones tomadas cada vez ms lejos de la deliberacin pblica. Por otra parte, la dieren-

    ciacin y competencia entre sistemas e instituciones hace que sus respectivos poderes entren en tensin,

    mientras que las dinmicas de la globalizacin empujan a que la organizacin del poder enrente un

    cierto descentramiento de la base nacional, al mismo tiempo que exige una mayor capacidad de accin

    de parte del Estado.

    Estas tensiones inevitables muestran que cualquier refexin sobre el poder debe tomar en cuenta

    simultneamente cuatro dinmicas, encontradas entre s: la demanda por autonoma y poder personal,

    la demanda por autonoma de los sistemas, la necesidad de una deliberacin social que establezca una

    idea de los intereses comunes y de un poder colectivo capaz de darles vigencia en el ordenamiento de la

    sociedad nacional y la integracin supranacional de los poderes econmico, poltico y cultural.

    Es sta, sin duda, una dicil composicin; indita hasta ahora. Se trata de articular los proyectos

    biogrcos con un cuento de pas que sirva de base para las relaciones globales, y de darle a todo ello

    el poder suciente para que se haga eectivo.

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    EL NUEVO PISO DE CHILE

    PARTE 1

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    tampoco por los individuos en forma aislada. Hacen

    falta nuevas formas para que interacten autonoma

    personal y accin colectiva; nuevos balances entre

    competencia y cooperacin.

    Por estas razones es que la construccin del Chile

    posible no puede ser puro clculo tecnocrtico. Las

    tareas no se enfrentan en un espacio vaco. Por

    el contrario, hay que entender la forma en que

    las personas se han ido apropiando (o no) de los

    cambios ocurridos en el pas, y cmo stos se han

    ido vericando en sus formas de vivir y actuar.

    Ciertamente, buena parte de la oportunidad que

    hoy tiene Chile arranca de reconocer los enormes

    avances materiales e institucionales logrados. Pero

    aprovechar este piso para dar un salto de desarrollo

    requiere hacerse cargo de la forma en que los

    cambios han impactado en el modo actual de ser

    chileno, y en cmo ste expresa sus ganas y quiere

    realizar sus proyectos. A continuacin se ver que

    stos son aspectos cruciales del piso de oportunidad

    del que hoy dispone Chile.

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    CAPTULO 1UN NUEVO PISO DE OPORTUNIDADES

    CHILE ES MS: NUEVA BASE MATERIAL DE LA VIDACOTIDIANA

    Los aos recientes no fueron fciles para loschilenos. Luego de ms de diez aos de acelerada

    expansin econmica en los que el PIB lleg

    a duplicarse, en1998 esa tendencia se fren,

    abrindose una etapa de menor crecimiento. Se

    elevaron el desempleo y la inseguridad laboral.

    Desde Nueva York a Madrid, sucesos de una

    violencia insospechada golpearon al mundo. De

    un espacio de oportunidades, el escenario global

    se transform en una fuente de inestabilidad,agreg nuevas razones de inquietud a la vida de

    las personas. Se observ con pavor cmo en el

    entorno regional se desataban crisis econmicas,

    sociales y polticas que unos cuantos aos atrs no

    eran siquiera imaginables. Se conrmaba as, con la

    experiencia, el viejo aserto de que el pasado parece

    ser el peor predictor del futuro.

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    incipiente, Internet habla de una sociedad que dis-

    pone de nuevos recursos para interactuar y acceder

    al conocimiento.

    Los chilenos y chilenas estn hoy ms cerca,

    entre ellos mismos y con el resto del mundo,

    no slo gracias a los medios de comunicacin

    audiovisual. En estos aos tambin han ocurridoenormes cambios en el mbito de la infraestructura,

    con ms kilmetros de carreteras pavimentadas y

    la concrecin del sueo de la doble va en la ruta

    panamericana. Ah estn tambin los puertos y

    aeropuertos modernizados, y, an ms vitales, los

    nuevos consultorios, hospitales y liceos.

    Escuelas Liceos Total

    1994 1 0 1

    1996 4 11 5

    1998 27 66 33

    2000 50 89 56

    2002 62 89 67

    2004* 79 89 81

    CUADRO 1Establecimientos educacionales conectados a Internet a travs de la red En-laces (porcentaje)

    * Dato a marzo del ao 2004.Fuente: Ministerio de Educacin.

    Periodo Renta: 4-19 UF Renta: 19-32 UF Renta: > 32 UF

    Dic. 1997 5,0 3,6 1,8

    Dic. 1998 4,5 3,8 1,8

    Dic. 1999 4,4 3,3 1,6

    Dic. 2000 4,2 3,3 1,6Dic. 2001 4,6 3,2 1,7

    CUADRO 2Endeudamiento de consumo sobre renta promedio por tramo de renta(Deuda de consumo promedio por persona sobre renta promedio)

    Fuente: Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras.

    Por lo general, cuando predomina la recesin, el desem-

    pleo, la inacin creciente o las crisis de balanza de pagos, la

    agenda de largo plazo tiende a desaparecer, y la recuperacin

    del control macroeconmico se convierte en el nico y ms

    urgente objetivo de la poltica econmica.

    Jos Antonio Ocampo, Economa, cohesin social y democracia.

    TODOS HAN PUESTO EL HOMBRO PARA ELNUEVO PISO

    Ciertamente, todos estos avances no habran sido

    posibles sin el fuerte crecimiento experimentado

    por la economa. Considerando los veinte aos del

    periodo 1983-2003, Chile ocupa el lugar nmero

    15 del mundo en crecimiento del ingreso por per-sona (FMI, World Economic Outlook). Por otra

    parte, los acelerados cambios tecnolgicos han sig-

    nicado el abaratamiento de bienes cuyo costo era

    antes prohibitivo para gran parte de la poblacin,

    favoreciendo as su masicacin.

    Pero lo anterior no puede oscurecer el hecho de

    que el logro de mejores condiciones de vida mate-

    rial ha sido el resultado de un enorme esfuerzo

    colectivo. Y no se hace referencia slo al hecho

    obvio de que el crecimiento de la economa es elresultado condensado de la contribucin de todos,

    ni del papel crucial jugado por el gasto pblico para

    que las familias ms modestas puedan acceder a

    algunos de estos bienes. Las propias familias han

    canalizado sus energas y recursos para tener acceso

    a la oferta de bienes disponibles, lo que se reeja,

    por ejemplo, en el enorme crecimiento de los

    crditos de consumo. Esta expansin fue primero

    liderada por las instituciones nancieras, a las que

    se sumaron luego las casas comerciales. Se estima

    que en la actualidad existen cerca de ocho millones

    de tarjetas de crdito emitidas por estas ltimas,

    a las que deben sumarse cerca de 2,8 millones de

    tarjetas de crdito convencionales, y casi dos mi-

    llones de deudores de crditos de consumo en el

    sistema nanciero. Como lo muestra un estudio

    de la Superintendencia de Bancos e Instituciones

    Financieras, han sido las familias de menores

    ingresos las que, proporcionalmente, han usado

    de manera ms intensa el crdito, acelerando as

    el acceso a los bienes que anhelan. Cabe destacarque esta enorme expansin del crdito no habra

    tenido lugar si la gente no cumpliera con sus pa-

    gos. Las bajas tasas de morosidad que presenta el

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    sistema nanciero son otra dimensin que retrata

    el esfuerzo desplegado por las personas en su afn

    de progresar.

    La crisis asitica y el posterior periodo de in-

    certidumbre econmica internacional derivaron en

    una desaceleracin del ritmo de crecimiento de la

    economa chilena. Ello se manifest en un alzadel desempleo que repercuti de manera evidente

    en el bienestar de la poblacin. Lo anterior, sin

    embargo, no debiera oscurecer uno de los cambios

    ms notables que ha experimentado la economa

    chilena en la ltima dcada, cual es la demostracin

    de un grado mayor de resistencia ante las crisis

    internacionales. En otras pocas, crisis de similar

    o aun menor intensidad desembocaron en desca-

    labros nancieros y de balanza de pagos. No es que

    se hayan eliminado los ciclos propios del capita-lismo; ms bien, se ha logrado suavizar sus efectos

    sobre la economa del pas. Ello es especialmente

    importante para los ms desprotegidos, a quienes

    afectan ms fuertemente las crisis externas y llegan

    ms tarde los benecios de la recuperacin.

    Por otra parte, la estabilidad macroeconmica

    permite que el pas no tenga que concentrar su

    atencin en tareas como el control de la inacin,

    y pueda volcar sus energas en otros desafos.

    El acoplamiento de la estabilidad econmica y la

    democracia ha favorecido el aumento de los niveles

    de integracin social, puertas adentro y tambin

    desde Chile al mundo. La conuencia de estos

    dos pilares ha posibilitado la rma de tratados de

    integracin econmica y de libre comercio con

    los principales bloques regionales de comercio,

    y el inicio de conversaciones al mismo respecto

    DE LA MINERA DEL CARBN A LA NUEVAECONOMA: LA EXPERIENCIA DE LOTA

    En mayo de 1997, las puertas del pique Don Carlos se

    cerraron denitivamente para los mineros de Lota. La fecha

    marca el n de la actividad en torno a la cual giraba buena

    parte de la vida econmica y cultural de los habitantes de esa

    ciudad, smbolo de la minera del carbn en Chile. El gobierno

    implement entonces un ambicioso plan de reconversin en

    la zona, que incluy la creacin de un parque industrial, la

    llegada de nuevas empresas y el entrenamiento en nuevas

    actividades para los ex mineros, entre otras medidas. Para

    la poblacin lotina y para las familias de los mineros, la prin-

    cipal demanda fue la instalacin de un centro de educacin

    superior para la ciudad. As naci el Centro de Formacin

    Tcnica de Lota, que abri sus primeras carreras el primer

    semestre de 1998.

    En ese momento, ninguna de las familias lotinas poda

    imaginar que egresados de ese centro seran los encargados

    de contestar los llamados que desde cualquier punto del

    pas hacen los clientes del BancoEstado o de Telefnica. Fue

    precisamente la existencia de esta institucin educativa lo que

    permiti que el ao 2000 se instalaran en Lota el nuevo cen-

    tro de llamados del BancoEstado y la empresa Media Corp,

    pues el principal requisito de estas compaas era disponer

    de personal calicado para estas nuevas tareas, propias de

    la nueva economa.

    Pero el cambio no slo ha tenido que ver con el tipo de

    labor que hoy se efecta en Lota, sino tambin con quines

    la efectan, pues la mayora de las personas contratadas son

    mujeres. Las hijas de los mineros han dado el salto desde la

    vieja a la nueva economa, conjugando de paso una transfor-

    macin an ms radical en la cultura de la ciudad.

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    desplazados de la actividad econmica. El trnsito

    hacia la nueva economa puede producirse sin

    estaciones intermedias, pero quienes aprovechan

    las oportunidades que ese trnsito abre no son

    necesariamente los mismos que ven cmo desaparece

    el antiguo mundo en el que estaban insertos.

    con China e India, las dos principales economas

    emergentes en el mundo.

    Como lo muestra el caso de la minera del carbn,

    estos procesos no han estado exentos de costos para

    las personas, pues en ocasiones hay sectores produc-

    tivos completos que, al perder competitividad, son

    GRFICO 4Nmero de bibliotecas en Chile

    Fuente: Anuarios de cultura y medios de comunicacin, INE.

    2.500

    2000

    1500

    1000

    500

    0

    1.272

    1.680

    1.995 2.023

    1989 1993 1997 2001

    EDUCACIN, LA VIGA MAESTRA

    La experiencia de Lota permite sopesar otro fen-

    meno caracterstico del Chile actual: la creciente

    importancia de la educacin y el valor que sta ha

    adquirido para las familias.

    Los esfuerzos por elevar el nivel educacional de lapoblacin chilena son de larga data. No obstante,

    el censo de 2002 mostr un punto de inexin:

    por primera vez en la historia la proporcin de

    poblacin con educacin secundaria completa

    y superior en Chile era mayor que aquella sin

    educacin, o que slo haba completado la edu-

    cacin bsica. Considerando que la cobertura de

    educacin bsica y media haba alcanzado su nivel

    mximo ya a inicios de la dcada de los noventa,

    el gran avance en materia de expansin de aos

    de educacin durante la ltima dcada se produjoen el mbito de la educacin superior. De hecho,

    entre 1990 y el ao 2002 la matrcula en educacin

    superior se duplic, pasando desde cerca de 250

    mil alumnos a ms de 520 mil.

    Los chilenos y chilenas valoran la educacin,

    pues ven en ella un mecanismo de movilidad so-

    cial y econmica, y una fuente de dignicacin. En

    ese sentido, se produce una conuencia estrecha de

    intereses entre el Estado y las familias. En efecto, la

    educacin ha sido denida como una de las prio-ridades de los ltimos gobiernos, lo cual se ha ma-

    terializado en una ambiciosa reforma educacional,

    en programas especiales para elevar la calidad de la

    educacin que reciben los nios de los hogares ms

    pobres, y en la denicin legal de la obligatoriedad

    de la enseanza media. Como resultado del esfuerzo

    por avanzar en la jornada escolar completa, las es-

    cuelas o liceos modernizados se han transformado

    GRFICO 3Cobertura de la educacin superior, poblacin de 18 a 24 aos, 1990-2003(porcentaje)

    Fuente: Encuesta CASEN 1990, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000 y 2003.

    40

    20

    10

    5

    0

    15

    25

    35

    30

    1990 1992 1994 1996 1998 2000 2003

    16

    24

    29

    18

    28

    32

    38

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    en la referencia arquitectnica ms relevante en

    muchos pueblos y localidades del pas.

    Es comprensible el valor que las familias le

    otorgan a la educacin, pues saben que sta es

    cada vez ms importante para obtener un buen

    trabajo. Lo escuchan en la televisin, de boca de

    expertos y de las autoridades, pero sobre todo lo

    viven: los cambios en la estructura ocupacional son

    elocuentes en cuanto al mejor acceso a un trabajo

    bien remunerado para quienes disponen de mayor

    educacin. Los estudios muestran que mayores

    niveles de educacin signican mejores ingresos.

    La rentabilidad que da el disponer de educacin su-

    perior es el doble de quien posee educacin media,

    y cinco veces superior respecto de quienes slo han

    completado la educacin bsica. A pesar del fuerte

    aumento de poblacin con estudios superiores, larentabilidad de esos estudios, lejos de disminuir,

    aument entre 1990 y el ao 2002 (Bravo, 2003;

    Mizala y Romaguera, 2004).

    No es casual, entonces, el gran incremento de los

    recursos que las familias destinan a la educacin;

    ni mueve ya a asombro el enorme esfuerzo de tra-

    bajadores activos que se inscriben en diplomados,

    GRFICO 5Gasto en educacin como % del PIB

    Fuente: Departamento de Recursos Financieros, Ministerio de Educacin.

    8

    6

    4

    1

    0

    2

    3

    5

    7

    1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002

    2,

    4

    1,

    6

    2,

    5

    1,

    71,

    81,

    9 2,

    1

    2,

    1

    2,4 2,

    3

    2,

    7

    3 3,

    13,

    2 3,

    3

    2,

    62,

    72,

    8

    2,

    7

    33,

    2 3,

    5 3,

    84

    4,

    1 4,

    3

    Gasto PrivadoGasto Pblico

    posttulos o programas especiales de titulacin,

    cuya oferta se ha expandido de manera vertiginosa

    durante estos ltimos aos (Bernasconi y Rojas,

    2003). stas son quizs las manifestaciones ms

    evidentes de la energa que despliega la poblacin

    para hacerse parte del progreso del pas. Son tam-

    bin reveladoras de las ganas de progresar de los

    chilenos y chilenas.

    CHILE ES DISTINTO: AMPLIACIN Y USO DE LASLIBERTADES

    Chile es hoy mucho ms que ayer. Es un pas

    cuyos habitantes han mejorado fuertemente su

    bienestar material, que dispone de una economa

    slida para continuar creciendo, y que cuenta con

    una poblacin ms educada y con mayor acceso al

    conocimiento acumulado en el mundo. Sin em-

    bargo, el mayor avance producido en estos aos es

    el de la ampliacin y creciente uso de la libertad.

    Por eso es que Chile no slo es ms: es, tambin,

    un pas distinto.

    El aanzamiento de la democracia es un logro

    que no puede ser soslayado. La creciente armacin

    de la separacin y autonoma de los poderes, a la

    que se alude con la frase de que en Chile las

    instituciones funcionan, no apela a las meras

    caractersticas operacionales de stas, sino a la

    posibilidad de actuar con independencia y de cara

    al escrutinio pblico. Este avance no es menor, si

    se considera el difcil y trabado proceso chileno de

    transicin democrtica.

    La prdida y luego ausencia de democracia por

    diecisiete aos no fue slo un fenmeno poltico

    e institucional, sino que tuvo consecuencias sig-

    nicativas en la cultura, acentuando tendencias en

    nuestra forma de convivir, como la exacerbacin de

    la desconanza, el temor al conicto y una cierta

    dicultad esencial para manejar nuestros espacios

    de libertad. En ese sentido, es entendible que, en

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    Y no es que digamos lo que ellos quieren or, no po-

    dramos hacerlo, no sabramos cmo no hacemos focus

    ni encuestas, sino, bien por el contrario, lo que hacemos

    es entrar en un dilogo franco y descalculado con los que

    entendemos que comparten nuestra precariedad diaria: nos

    remos de lo que nos da risa, decimos lo que pensamos e

    investigamos sin miramientos ni temores las zonas turbias

    que nos intrigan.

    Patricio Fernndez, editorial en The Clinic, junio 2004.

    la etapa de transicin a la democracia, el el de la

    balanza se haya inclinado hacia la gobernabilidad

    antes que hacia el despliegue de la libertad.

    Sin perjuicio de lo anterior, el ao 1990 se dio

    inicio a un conjunto de reformas legales que ha ido

    ampliando el marco de ejercicio de las libertades

    ciudadanas y, sobre todo, personales; as comolos niveles de transparencia y responsabilidad del

    ejercicio de la funcin pblica.

    Sin embargo, hasta hace pocos aos los chilenos

    no se haban apropiado plenamente de este nuevo

    escenario. La mayor transformacin en este cambio

    de siglo es que cada vez se usan ms las oportuni-

    dades abiertas.

    Probablemente, el campo donde este cambio

    se ha hecho ms notorio es el de los medios de

    comunicacin. As, por ejemplo, y a pesar de la

    reconocida concentracin de la propiedad de la

    prensa escrita, se observa el xito de algunos medios

    alternativos con alta vocacin de independencia y

    desenfado que, junto con expresar una demanda

    por mayor diversidad, han empujado a los medios

    tradicionales a acomodarse al nuevo escenario. Ensus diversas manifestaciones, el periodismo ha visto

    caer los lmites de la autocensura, y reivindicado

    su funcin de voz capaz de anunciar que el em-

    perador camina desnudo, sin perjuicio del rango

    o alcurnia que pueda ostentar el personaje.

    Paralelamente, en los medios se escenica una

    creciente apertura, tanto en trminos de exhibicin

    visual como en el tratamiento de temas que antes

    se asuman como tabes.

    LA SOCIEDAD CHILENA: NUEVAS FORMAS DEEXPRESIN, MENOS TEMOR AL CONFLICTO

    Tal como se ha sealado en anteriores Informes,

    en el Chile del nuevo siglo se ha debilitado el papel

    que en el pasado desempearon sindicatos, gremios

    o partidos polticos como transmisores casi exclu-

    sivos de los intereses de la ciudadana.

    Lo anterior no implica que la opinin de la gente

    carezca de canales de expresin. Por el contrario:

    es probable que nunca haya habido tanto inters

    por captar los intereses y opiniones de las personas,

    tal como lo reeja el uso (y a veces abuso) de las

    encuestas de opinin sobre los ms diversos temas.

    Probablemente, a las personas se las consulta

    hoy ms que nunca en la historia; aunque no

    necesariamente sobre aquello que les interesa.

    Nuevas formas de expresin han tomado el

    relevo en la promocin de demandas especcas.

    As, la marcha callejera ha ido cediendo el paso

    al recurso judicial como herramienta privilegiada

    de promocin o defensa. El mecanismo judicial

    permite, adems, exponer a travs de los medios

    de comunicacin las causas que se busca defender,

    amplicando su impacto. Lo que cuenta ya no es

    la cantidad de manifestantes, sino la cantidad de

    medios en los que se logra replicar el argumento.

    La opinin pblica refuerza la independencia

    de los medios y los poderes del Estado, y esa inde-

    pendencia fortalece a su vez a la opinin pblica.

    De este modo, los problemas no slo deben ser

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    resueltos siguiendo los cauces institucionales que

    les son propios, sino que deben ser abordados de

    cara al pas. Y as ha ocurrido con un conjunto de

    situaciones que han afectado a exponentes de las

    instituciones y los poderes ms signicativos de la

    sociedad. Es probable que estos acontecimientos

    hayan afectado la conanza y credibilidad de lasinstituciones. Sin embargo, desde otra mirada

    puede destacarse el hecho de que, pese a estas

    severas convulsiones polticas e institucionales, no

    se produjese la debacle que algunos pronosticaban.

    Esto desmiente un temor largamente arraigado:

    que la crtica pblica y el reconocimiento de los

    conflictos amenazan el funcionamiento de las

    instituciones y la convivencia social.

    Puede plantearse, en consecuencia, la siguiente

    hiptesis de trabajo: la sociedad chilena seencuentra hoy ms preparada que antes

    para aceptar el conicto y apropiarse de

    la libertad, segn lo comprueba el modo en que

    experiment y proces las convulsiones amplia-

    mente ventiladas que la han sacudido en tiempos

    recientes. En ese sentido, las cifras de la Encuesta

    AO LEY IDENTIFICACIN1991 Ley sobre centrales sindicales Ley 19.049

    1994 Nuevo rgimen patrimonial del matrimonio Ley 19.335

    1995 Nueva Ley de Juntas de Vecinos Ley 19.418

    1997 Ley sobre derechos del consumidor Ley 19.496

    1999 Ley que regula el permiso especial a trabajadores, para ausentarse en caso deenfermedad grave de un hijo Ley 19.505

    Ley sobre libertad religiosa y de culto Ley 19.638

    Ley de probidad administrativa aplicable a los organismos del Estado Ley 19.653

    Ley sobre proteccin de la vida privada y datos de carcter personal Ley 19.628

    2001 Ley sobre libertades de opinin e informacin y ejercicio del periodismo (Ley de prensa) Ley 19.733

    2003 Ley sobre calicacin de la produccin cinematogrca Ley 19.846

    Ley sobre creacin del Tribunal de Defensa de la Libre Competencia Ley 19.911

    Ley de proteccin a la maternidad DFL 1 art. 194 a 208

    2004 Nueva Ley de matrimonio civil Ley 19.947

    Reforma a la Ley del consumidor Ley 19.496

    CUADRO 3Ejemplos de iniciativas legales de ampliacin de libertad

    2001 2004Dejar que se muestren los conictospara que aparezcan los problemas 28 42

    Tratar de evitar los conictos para quelas cosas no pasen a mayores 70 56

    NS-NR 2 2

    CUADRO 4Opinin sobre qu hacer ante los conictos (porcentaje)

    Fuente: Encuestas nacionales PNUD, 2001 y 2004.

    Fuente: Elaboracin propia.

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    son elocuentes: en comparacin con el ao 2001,

    hoy es notoriamente ms alto el porcentaje de

    personas que declaran aceptar el conicto. Esto

    desmiente un temor largamente arraigado: que la

    crtica pblica y el reconocimiento de los conictos

    amenazan el funcionamiento de las instituciones y

    la convivencia social.Podra armarse que esta situacin marca otro

    n de la transicin, si no fuera porque la frase

    se ha usado demasiadas veces. Sin embargo, puede

    establecerse que, desde el punto de vista del ejerci-

    cio de la libertad -entendida como la disminucin

    de restricciones formales (libertad negativa)-, Chile

    claramente se encuentra sobre un nuevo piso de

    oportunidad.

    Hualqui recurri de proteccin: Pangue no entrega datos conables.

    Los pobladores exigen que se determine la responsabilidad de Pangue en

    el desborde e inundacin del ro Bo Bo, y que se adopten las medidas

    que garanticen que este fenmeno no se vuelva a repetir.

    (Diario El Sur, Concepcin, 28/06/2003)

    Se complica el da despus. La pldora de emergencia a los tribunales.

    (El Mercurio, Cuerpo D Reportajes, 08/04/2001)

    Recurso de proteccin: juicios valricos por pldora del da despus.

    (El Mercurio, Cuerpo C, 15/05/2001)

    Enfermeras presentan recurso de proteccin por hospital de Arica.

    Alegan que cualquier temblor superior a 5 grados lo echara abajo.

    (La Cuarta, 24/03/2002)

    Presentan recurso de proteccin para que se decrete emergencia sanitaria

    por virus sincicial. El Colegio Mdico interpuso un recurso de proteccincontra el Ministerio de Salud para que decrete emergencia sanitaria.

    (Canal 13, 16/08/2004)

    Vecinos presentan recurso de proteccin. Un recurso de proteccin

    en la Corte de Apelaciones de Valdivia present el Comit de Adelanto de

    Villa Entre Ros de Lanco por los problemas derivados del escurrimiento

    de las aguas servidas, lo cual afectara la salud pblica de los vecinos.

    (ElDiario Austral, Valdivia, 15/08/2004)

    Presentan recurso de proteccin contra prueba universitaria. Estu-

    diantes secundarios exigen tener mayor acceso a informacin sobre la

    nueva prueba de ingreso a la educacin superior.

    (El Mostrador, 21/04/2003)

    Mapuches de Boyeco presentan recurso de proteccin contra

    vertedero.

    (Chileradio.cl, 22/12/2003)

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    CAPTULO 2LA OPORTUNIDAD DE CHILE: APORTE NORMATIVO YMETODOLGICO DEL DESARROLLO HUMANO

    La sensacin trmica es que Chile est en condi-

    ciones de dar un salto importante hacia un desarrollo

    que benecie a todos, y del cual todos sean actores.

    Analistas internacionales, organismos multilaterales,

    intelectuales y empresarios extranjeros, lderes na-cionales y personas de la calle, maniestan la misma

    percepcin: Chile est en camino de lograr una meta

    que el pas entero anhela, y que le ha sido esquiva

    debido a sus propias deciencias.

    Los logros alcanzados no garantizan el xito. Por

    el contrario, hay que preocuparse por detectar en

    los propios avances el germen de los nuevos retos.

    Por eso deben mirarse los logros alcanzados como

    la base sobre la que plantearse un gran desafo, ms

    que como emblemas del xito obtenido.

    Chile dispone, pues, de un nuevo escenario para

    la accin. La cuestin es si se dispone de todas las

    herramientas para actuar y de los criterios necesarios

    para orientar esa accin. Qu perspectiva valrica

    ayudar a iluminar la realidad y encontrar el camino

    para dar el salto al futuro? Cmo entender la opor-

    tunidad que se ha construido?

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    La propuesta de este Informe es responder dichas

    interrogantes desde la mirada del Desarrollo Hu-

    mano, pues la oportunidad que tiene Chile

    es, antes que nada, una oportunidad de

    desarrollo humano. Esta armacin tiene tanto

    un sentido normativo como un sentido analtico

    o metodolgico.

    En cuanto horizonte normativo, el Desarrollo

    Humano tiene la caracterstica de poner a la per-

    sona en el centro de su preocupacin. El Desarrollo

    Humano se entiende como el proceso mediante

    el cual se aumentan las capacidades y opciones de

    las personas y comunidades, de modo que stas

    puedan llevar adelante la vida que desean.

    Esta mirada implica un cambio en la perspectiva

    desde la que tradicionalmente se analiza el

    desarrollo, pues del nfasis en los sistemas sociales

    (la economa, por ejemplo) se avanza hacia las

    personas como mbito primordial de observacin.

    Ello se traduce en recordar que la verdadera

    medida del xito de una sociedad no debe ser

    slo el crecimiento econmico, sino ms bien el

    modo en que dicho crecimiento se expresa en

    mayores libertades y oportunidades para la forma

    en que las personas viven.

    Esta manera de plantearse el problema del

    desarrollo tiene, tambin, la virtud de ser

    profundamente actual. La visin del Desarrollo

    Humano coincide con la creciente demanda de

    chilenos y chilenas. El norte del desarrollo es dotar

    a las personas de mayores capacidades reales de

    accin, para que construyan su propia biografa

    tal como anhelan. Ya no se busca una solucin pa-

    ternalista, sino ser sujetos activos de la vida personaly social, lo cual ha sido constatado empricamente

    en anter