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Desverse por Alessandra Nima

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Poemario de Alessandra Nima

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  • Desverse por Alessandra Nima

  • En un cerrar los ojos y jurar no abrirlos.

    En tanto afuera se alimenten de relojes y

    flores nacidas de la astucia. Pero con los

    ojos cerrados y un sufrimiento en verdad

    demasiado grande pulsamos los espejos

    hasta que las palabras olvidadas suenen

    mgicamente.

    Alejandra Pizarnik

  • LENGUA NOCTURNA

    Qu sueo persigues, querido, si no es el sueo de la muerte? La noche magnfica que se

    hunda entre tus huesos y te diga tu destino. De dnde vienen si no de la muerte tus ganas

    tremendas de morir?

    Sientes la maraa del pensar, sientes el peso infame de la mordedura de tu locura infesta?

    No hay ya pensamiento sino puros agujeros de palabras que tienen que ser llenados con lo

    que ya se ha dicho.

    Eres una grgola palpitando en la cima de un campanario, un sordo quejido de angustia en

    medio del invisible mar.

    Tus caricias y tu cuerpo, tu mordedura infinita, arremolinado masticar entre las hojas de los

    das que penden rama a rama, beso a beso: imagen tras insilio.

    Lame, goza, extasate en esta oscuridad epilptica, en este trance de ojos girados hacia el

    alma,

    eso que ellos llaman alma

    que llama quema y ladra,

    ladrn de dioses,

    perro fuego del agua.

    Graznido.

    Qu eres?

    Ay, pero qu melodiosa tu sonrisa! Qu ojos los tuyos que se sorprenden con las rfagas

    de dedos y lenguas envolviendo tu macilenta desnudez.

    Miel odiosa,

    cerdo enmudecido,

  • granja,

    circo,

    impreso charco de saliva, luz inmensa;

    caudal de bruma, augurio tenebroso,

    xtasis de filo que atraviesa lepra a lepra:

    despedazado viso.

    Fuiste t la pualada y la sangre que a borbotones nos cantaba. Aquella fuente deliciosa en

    que mis senos y tus dientes se encontraron.

    Huye al viento, querido mo, s ese soplo que yergue mis dilatados poros, que eriza mis

    cabellos y hace del burbujeante nido entre mis piernas un tumulto de alaridos.

    Persigue sueos de la muerte donde ya disueltos mis quejidos.

    Muere mo.

  • DESENCUENTRO

    Los mares se precipitan contra las banquetas, las arenas azul turquesa de tus sueos se

    escurren, fina plasta, entre tus dedos.

    Buscas algo, te miras, te sumerges en la profundidad del abismo ms oscuro de tu cuerpo.

    Deja tomarte entre mis brazos y sentir tu aliento inesperado, djame rer como la ms

    franca de las amantes.

    Veneno madre. Veneno yo. Veneno en el espejo y en el quebranto. Veneno moribundo.

    Veneno suelto, tibio, azucarado. Veneno voluntario, raticida, fermento de mierda, pasajera

    locura del odio. Masa oscura que como densa humareda se mantiene a cierta distancia tuya,

    frente a frente, movindose contigo. La masa de veneno que bebes, la asfixiante falta de

    una trmula caricia.

    Dulces trazos, denle vida! Corran por las yemas de sus dedos, giren grciles por la hoja

    mientras el pensamiento se acumula en el acto de decir con toda sinceridad lo que se

    esconde en el alma.

    El desdoblamiento, el amor puro, la renuncia al miedo.

    El amor viene del caos, con sus palpitaciones pesadas como gras que levantan la angustia

    del sinsentido de una mscara.

    Crueles espejos que se rompen y ya no vuelven nunca a su forma originaria!

  • HUYES

    Huyes, nada quieres, en mis brazos te guareces y me quieres para matarte. Disuelto cuerpo

    en las penumbras del da ms ausente. Mi cuerpo disuelto en las carnes de otras. All t ya

    no ests, apenas eres trazo, una caricia que delinea tu cuerpo sin ser el tuyo. Eres odio puro,

    odio tuyo y odio mo: odio de nosotros.

    DEFINICIN

    El amor es una perra nefasta que embravece la colmena del cuerpo. Miel que deshabita al

    alma y la llena de cuartos vacos en donde ya nadie duerme.

  • TIEMPO

    Qu cuerpo del ao es?, es cuerpo de qu instante?

    Porque el cuerpo se deshace y reconstruye a cada instante; sin un slo momento de

    inexistencia, siempre se llena de un tiempo inconsmensurable que lo materializa.

    Cuerpo cuerpecito. Cuerpo elusivo que viene y va por el laberinto de las sensaciones. Me

    lleno de cuerpo que escribe y siente.

    La vida se desborda del cuerpo, busca su expresin en un acelerado movimiento de vacos

    infinitos. Cada segundo es un billn de infinitos que se expanden hasta la ilusin de una

    continuidad en la existencia.

    Es que nadie sabe que en todo momento nos estamos haciendo; cada dilatacin en los poros

    de la piel, cada pensamiento figurado en la pluralidad de nuestro velado ser, son una

    configuracin nica y singular.

    En un presente sin tiempo, en una existencia sin referencia a nada,

    plena,

    llena de blancura

    negro abismo,

    en un presente sin historia,

    la vida y la muerte se experimentan en la total entrega a la polvareda en la que somos.

  • INSTANTE DE SILENCIO

    Las paradojas de tu voz, cielo de la noche, bosque de amargura. Me acaricia tu lbrego

    follaje, me incendia tu ternura.

    Puedo hablarte sobre los sollozos de tu corazn, arrullarte entre las sbanas del tiempo

    ennegrecido. Porque slo s escribirte para incendiarme.

    Te lo estoy diciendo, pero tus labios bruen de caricias y no me escuchas. Slo miras y

    hablas con el acorden de tu garganta.

    Te amo,

    oscura selva de caricias.

    Tu gesto me desacompaa, gesto de voz que miro y se me dice.

    Soy una pantalla de tus sueos,

    (los ms azulmente soados)

    Miramos puntos distintos:

    no ests conmigo,

    ni yo contigo.

  • GOCE

    La muda salida con su piel de palabras. Se quita los ojos para sosegar el fro, inunda los

    huesos con cadalsos lquidos que los recorren cual si fueran venas. Todos los tejidos se han

    deshilachado. El organismo desorganismado: catico orgasmo del silencio fnebre. Los

    verdes campos de rosada sonrisa, los vidrios opacos de la hortaliza. Flores necias, lotos

    negros de labios henchidos que besan al muerto y lo descorporizan. Corporativo rostro del

    silencio diminuto, limtrofe tensin del palabraje. Mudanza de la piel sutilizada que se

    desvanece entre jirones de huesumbre somnolienta. Sueo que estoy viva, muero que me

    sueo. Cristalino desbordar del enmortecimiento!