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Mujer cocinando, Pueblo de Dhinkia, Jagatsinghpur, Orissa, India. Junio de 2008. © Sanjit Das DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES “Mientras se nieguen los derechos humanos a las mujeres, en cualquier parte del mundo, no puede haber justicia ni paz.” (Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz) www.actuaconamnistia.org

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Page 1: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

Mujer cocinando, Pueblo de Dhinkia, Jagatsinghpur,

Orissa, India. Junio de 2008. © Sanjit Das

DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES

“Mientras se nieguen los derechos humanos a

las mujeres, en cualquier parte del mundo, no

puede haber justicia ni paz.”

(Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz)

www.actuaconamnistia.org

Page 2: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

La mujer tiene derecho, en condiciones

de igualdad, al goce y la protección de

todos los derechos humanos y libertades

fundamentales en las esferas política, eco-

nómica, social, cultural, civil y de cualquier

otra índole. Entre estos derechos fi guran:

• El derecho a la vida;

• El derecho a la igualdad;

• El derecho a la libertad y la seguridad

de la persona;

• El derecho a igual protección ante la

ley;

• El derecho a verse libre de todas las

formas de discriminación;

• El derecho al mayor grado de salud fí-

sica y mental que se pueda alcanzar;

• El derecho a condiciones de trabajo

justas y favorables;

• El derecho a no ser sometida a tortura,

ni a otros tratos o penas crueles, inhu-

manos o degradantes.

* Niñas en el campo de personas desplazadas de Jalala, recogen la comida del

centro de distribución de alimentos. Las mujeres tienen prohibido mostrarse en

público, así que la mayoría envía a sus hijas a por comida, Pakistán. Mayo de

2009. © UNHCR/H. Caux

DECLARACIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

Art. 3 Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.

85ª sesión plenaria Asamblea General, 20 de diciembre de 1993.

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* Mujeres y menores en Old Fadama, asentamiento precario en Accra, Ghana.

Septiembre de 2009. © Amnistía Internacional

En algunos países de Europa occiden-

tal, el índice de mortalidad durante el

embarazo y el parto a lo largo de la vida es

de una mujer por cada 25.000. Pero en

el África subsahariana, el riesgo de mor-

talidad materna a lo largo de la vida es de

una mujer por cada 26, y aumenta a una

de cada siete en los países con los servi-

cios menos desarrollados. En el conjunto

de Asia, la cifra es de una mujer por cada

120; sin embargo, según muestran las ci-

fras manejadas por organismos de la ONU,

el riesgo se duplica en el sur de Asia, la

subregión más afectada por la pobreza.

Demasiado jóvenes para morir. La mortalidad materna se cobra

la vida de una mujer cada minuto.

MORTALIDAD MATERNA: DATOS Y CIFRAS

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* Una niña gitana resuelve un ejercicio de matemáticas en la pizarra en la

escuela primaria para alumnos con discapacidad mental leve en Ostrava,

República Checa. Febrero de 2009. © Amnistía Internacional

Una joven de Skopie, de 15 años

de edad, que abandonó la es-

cuela en quinto curso de educa-

ción primaria, explica: “Cuando

estaba en cuarto, mi profesora,

Neda, me decía: Las niñas roma-

níes están acostumbradas a ca-

sarse muy pronto, por eso no les

interesa aprender”.

Las niñas y los niños romaníes

crecen divididos desde muy pe-

queños. Si eres una niña, no vas a

la escuela, te quedas en casa. Si

eres un niño, vas a la escuela para

hacerte hombre. Incluso cuando

una niña va a la escuela, tiene que

volver a casa a tiempo para cuidar

de sus hermanos y hermanas.

Macedonia. “Poco a poco, las mujeres hemos conocido nuestros derechos”. La inacción del Gobierno

macedonio a la hora de defender los derechos de las

mujeres y niñas romaníes.

DISCRIMINACIÓN EN LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS ROMANÍES

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* Grupo de mujeres que vuelve al campo de personas desplazadas internas de

Habile, después de recoger leña, Chad. 2007. © Amnistía Internacional

Las mujeres y niñas refu-

giadas de Darfur se en-

frentan a un riesgo grave

de violación y otros actos

de violencia, ya que regu-

larmente dejan la seguri-

dad relativa de los campos

de personas refugiadas en

el Chad oriental. La carga

de asegurar que las fami-

lias tengan el sustento que

necesitan para sobrevivir

recae de manera abruma-

dora en los hombros de la

mujer. Esto incluye la reco-

lección de leña para coci-

nar, encontrar la paja para

alimentar a los burros y las

cabras; ir a buscar agua

cuando hay escasez en los

campamentos; ir al mer-

cado en los pueblos más o

menos cercanos, y sembrar

y atender pequeñas par-

celas de hortalizas en zo-

nas cercanas a fuentes de

agua. A menudo todo esto

requiere viajar distancias

considerablemente largas.

En particular, la búsque-

da de leña alrededor de los

campamentos de refugia-

dos exige que las mujeres

y las niñas se alejen más

de 10 kilómetros fuera de

los campamentos.

Aisha caminaba de regreso al campamento de refugiados de Bredjing cuando fue atacada por dos hombres. Uno de

ellos la amenazó y golpeó dos veces con su arma. La obligaron a tirarse al suelo. Aisha cogió una piedra y golpeó a

uno de los hombres en la frente y echó a correr. El hombre la alcanzó y la golpeó con una piedra en la cabeza. Aisha

comenzó a sangrar. El hombre la violó y la abandonó allí.

MUJERES Y NIÑAS REFUGIADAS EN DARFUR

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UGANDA: “LA JUSTICIA NO ESTÁ A MI ALCANCE”

“Cuando fui a la comisaría de policía, me pidieron 20.000 chelines para combustible, que yo no tenía. Mi esposo me pegó otra vez, pero dejé de ir a la comisaría porque siempre piden dinero que no tengo.”(Margaret)

Estas mujeres reciben

el equivalente a menos

de un dólar estadouniden-

se al día por partir piedras

en un asentamiento pre-

cario de Kampala. La po-

breza es uno de los mayo-

res obstáculos con que se

encuentran las mujeres

en Uganda cuando inten-

tan que se haga justicia

tras haber sido objeto de

violencia basada en el gé-

nero. Para conseguir que

prospere una denuncia

contra el abusador, tienen

que pagarse un examen

médico. No hay un ser-

vicio público de asisten-

cia legal para las denun-

ciantes y con frecuencia

la policía pide ‘extraofi -

cialmente’ dinero para

combustible, fotocopias

de formularios esencia-

les y otros gastos asocia-

dos con la investigación.

* Milly Grace, de 45 años, se trasladó a Kampala desde el norte del país en

1989 a causa de la guerra entre el Gobierno y el Ejército de la Resistencia

del Señor. Ahora trabaja partiendo piedras por 60 céntimos de dólar al día,

Uganda. Febrero de 2008. © AP/PA Photo/Vanessa Vick

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DISCRIMINACIÓN GENERALIZADA ANTE LA LEY EN IRÁN

Irán. Defensoras y defensores de los derechos de las mujeres desafían

la represión.

Las mujeres en Irán su-

fren una discrimina-

ción generalizada ante

la ley. Son excluidas de

áreas claves del Estado

(no pueden, por ejemplo,

ser jueces ni presentarse

a la presidencia). No tie-

nen los mismos derechos

que los hombres en lo que

respecta al matrimonio,

el divorcio, la custodia de

los hijos e hijas y la heren-

cia. Las lesiones penales

sufridas por una mujer se

castigan con menos seve-

ridad que cuando la vícti-

ma es un hombre. El tes-

timonio aportado por una

mujer en los tribunales

vale la mitad que el de un

hombre. Aunque la edad

legal para el matrimonio

son los 13 años, los pro-

genitores pueden solicitar

permiso para que sus hijas

se casen a una edad más

temprana, y con hombres

mucho mayores que ellas.

Los hombres pueden ser

polígamos, las mujeres,

no. La ley concede a los

hombres un derecho in-

discutible a divorciarse

de sus esposas, mientras

que a las mujeres, no.

* Activistas de “Campaign for Equality”, enero de 2008. Esta campaña es una iniciativa

por los derechos de las mujeres en Irán que comenzó en 2006. La campaña tiene como

objetivo reunir un millón de fi rmas de ciudadanos y ciudadanas iraníes en una petición

para exigir el fi n a la discriminación legal contra las mujeres en Irán. © Campaign for

Equality, photo by R. Asgarizadeh

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ASISTENCIA SANITARIA EN ESTADOS UNIDOS

Las mujeres corren en Estados Unidos mayor riesgo de muerte por

complicaciones del embarazo que en otros 40 países.

Linda Coale, una mujer de 35 años de

edad que gozaba de buena salud, dio

a luz a un niño, Benjamin, por cesárea el

27 de septiembre de 2007. Una semana

después de regresar a casa, murió a cau-

sa de un coágulo sanguíneo. Le habían

proporcionado información sobre cómo

acostumbrar a los animales domésticos

al recién nacido, pero ninguna en la que

se especifi caran las señales de aviso de

formación de un coágulo sanguíneo, aún

cuando corría mucho riesgo debido a

su edad y a la operación quirúrgica. Su

hermana Lori declaró: “Sabiendo que

Linda fue técnico de atención médica

de emergencia, en lo más hondo de mi

alma creo que si en la documentación

del alta se hubiera dicho qué podía ser

un signo de coágulo sanguíneo, ella ha-

bría hecho algo”.

* Tablón cubierto de fotos de los bebés nacidos de mujeres que recibieron

atención materna en el Centro de Desarrollo Familiar, en Washington DC.

Este centro de maternidad atiende a la comunidad médicamente

subatendida. Marzo de 2008. © Amnistía Internacional

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Fuera de su alcance. El precio de la salud materna en Sierra Leona.

* Esta mujer dio a luz en el hospital de maternidad de Freetown, presentó

anemia grave y necesitó urgentemente una transfusión, pero no hubo sangre

disponible. Sierra Leona. Febrero de 2009. © Amnistía Internacional

Una mujer de Sierra Leo-

na tiene una probabili-

dad entre ocho de morir por

complicaciones del emba-

razo y el parto.

En Sierra Leona se po-

nen de relieve las tres

demoras que conducen a

que las mujeres mueran sin

necesidad. La primera es

la demora en buscar aten-

ción médica porque las

mujeres no han sido infor-

madas sobre los síntomas

de las complicaciones que

pueden poner en peligro

su vida. En segundo lugar,

una vez tomada la decisión

de buscar atención médi-

ca, a menudo se producen

demoras considerables a la

hora de trasladar a la mujer

a una clínica o un hospital,

debido a la distancia que

hay que recorrer, al costo

del transporte y a la inexis-

tencia de infraestructuras

de transporte. En tercer

lugar, se registran demoras

en el tratamiento una vez

que la mujer ha llegado a

la clínica o al hospital por-

que el tratamiento sólo se

aplicará previo pago, y por

la falta de establecimien-

tos de salud adecuados,

de personal cualifi cado, de

electricidad, agua limpia o

suministros médicos.

SALUD MATERNA EN SIERRA LEONA

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MORTALIDAD MATERNA EN BURKINA FASO

* Ramatoulaye, con su hija de 4 meses de edad, Burkina Faso. Junio de 2009.

© Anna Kari

Más de 2.000 mujeres mueren cada

año en Burkina Faso debido a com-

plicaciones del embarazo y el parto. La

mayoría de esas muertes podrían ha-

berse evitado. Algunas mujeres mue-

ren porque no pueden llegar a un centro

de salud con capacidad para tratarlas, o

porque llegan demasiado tarde. Muchas

pierden la vida porque sus familiares no

pueden pagar lo que les reclama el per-

sonal médico. Otras mueren por otros

motivos como la escasez de sangre, de

medicamentos, de material sanitario o

de personal médico cualifi cado.

“Comencé a tener mis primeros dolores. El hermano de mi marido me llevó con su moto, mi marido nos siguió en otra moto. Cuando llegamos a la orilla del río, buscamos al barquero, pero no estaba allí porque él también tiene otro trabajo. Así que di a luz sola en la orilla del río. Fue muy difícil”.(Ramatoulaye, 25 años)

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* Mujeres con sus bebés haciendo cola en un centro de salud en la zona rural

de Huancavelica, Perú. Septiembre de 2008. © Amnistía Internacional

Cuando las mujeres mueren durante

el transcurso del embarazo o el parto

porque un Gobierno no aborda las cau-

sas prevenibles de muerte materna, ese

Gobierno está violando su derecho a la

vida. A su vez, la muerte y las enferme-

dades maternas prevenibles tienen su

origen en violaciones del derecho de las

mujeres al disfrute del más alto nivel po-

sible de salud, que incluye su derecho a

acceder a una atención y unos servicios

de salud que estén disponibles y que

sean accesibles, aceptables y de buena

calidad.

José, natural de San Juan de Ccharhuacc, en Huancavelica, es el mayor de

nueve hermanos. Contó a Amnistía Internacional que su madre había muerto

de parto en 1999. Cuando se puso de parto, la comadrona del puesto de salud

de San Juan de Ccharhuacc estaba de permiso, motivo por el cual el padre de

José y otros familiares atendieron solos el parto. Tras dar a luz a una niña, la

madre no expulsó la placenta y no supieron qué hacer. Dos horas después, la

madre de José murió. La niña sobrevivió.

SALUD MATERNA EN PERÚ

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* Un grupo de trabajadoras domésticas con las postales de la campaña lanzada

por AI y Jala PRT, Indonesia. Febrero de 2007. © Jala PRT

En 2001, una trabaja-

dora doméstica de 15

años fue golpeada reitera-

damente durante más de

una hora por su empleado-

ra hasta morir. La agresión

se debió a que la emplea-

da había tomado fruta sin

permiso “ofi cial”, en pala-

bras de la empleadora. Se-

gún los informes recibidos,

Sunarsih tomó la fruta por-

que estaba desesperada

de hambre y no tenía otra

forma de obtener alimen-

tos: no le habían pagado

su sueldo y su empleado-

ra no le permitía salir de la

casa. El tribunal de distrito

de Surabaya impuso a la

empleadora una pena de

cuatro años de cárcel por

los malos tratos infl igidos

a Sunarsih que le produje-

ron la muerte. La pena fue

recurrida y reducida a dos

años. En 2005, ya en liber-

tad, la empleadora fue acu-

sada nuevamente de malos

tratos por las tres emplea-

das domésticas que tenía

a su servicio. Las emplea-

das declararon a la policía

que las obligaba a traba-

jar a diario desde las tres

de la madrugada hasta la

una de la madrugada del

día siguiente, y que si por

cansancio se retrasaban en

su trabajo, su jefa las gol-

peaba con un cepillo, una

escoba o una barra de hie-

rro. Además, no recibían

alimentación adecuada y

algunos días sólo podían

beber agua. En abril de

2005, el tribunal de distri-

to de Surabaya condenó a

la empleadora, de 38 años

de edad, a siete meses de

cárcel por los tratos infl igi-

dos a las tres trabajadoras.

En agosto de 2005 quedó

en libertad a la espera de

recibir el resultado del re-

curso presentado ante el

Tribunal Superior.

Indonesia. Explotación y abuso: La grave situación de las trabajadoras domésticas.

TRABAJADORAS DOMÉSTICAS EN INDONESIA

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“Fui a la manifestación

en el estadio de Co-

nakri. Cuando llegó Jean

Marie Doré, se arrojaron

granadas de gas lacrimó-

geno, llegaron los “boi-

nas rojas” (uniforme de

la Guardia Presidencial),

abrieron fuego contra la

multitud en diferentes

partes del estadio. Traté

de subir a un muro, pero

un “boina roja” me vio y

me golpeó con su porra

mientras otro me dispa-

raba en las piernas. Tres

de ellos me llevaron ha-

cia los baños, arrastrán-

dome por el suelo. Uno

de ellos me violó mientras

que otro “boina roja” me

apuntaba con su arma a

la cabeza, y decía: ‘Así

que no quieres a (Mous-

sa) Dadis, pues te vamos

a matar, desgraciada’.

Después de violarme, me

dejaron allí. Me resulta-

ba difícil caminar, estaba

sangrando por la vagina.

Me daba vergüenza ha-

ber sido violada. Estaba

completamente desnuda

y sólo quería encontrar a

mis hijos.”

(Hawa)

Guinea. “Ellos me arrancaron la ropa con sus cuchillos y me dejaron completamente desnuda”. Voces de mujeres y niñas víctimas de violencia

sexual.

* Manifestantes y policía en el estadio de Conakri, Guinea. Septiembre de

2009. © Particular

VIOLENCIA SEXUAL A MANOS DE AGENTES DEL ESTADO EN GUINEA

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La trampa del género. Mujeres, violencia y pobreza.

* Una mujer repatriada a Afganistán aprende apicultura. Habilidades como ésta

la permiten conseguir una cierta autonomía, pues de otra manera no tendría

manera de ganarse la vida. Afganistán. Septiembre de 2008. © UNHCR/R.

Arnold

La pobreza, para las mu-

jeres, es a la vez causa y

consecuencia de la violen-

cia. Las mujeres que su-

fren violencia física, sexual

o psicológica pierden in-

gresos y ven afectada su

capacidad productiva. La

violencia contra las muje-

res también empobrece a

sus familias, comunida-

des y sociedades. Por otra

parte, la pobreza hace que

les resulte más difícil en-

contrar la manera de esca-

par de relaciones abusivas.

Aunque la independencia

económica no las protege

de la violencia, el acceso a

recursos económicos pue-

de aumentar su capacidad

de hacer elecciones efec-

tivas. Una mujer que es

económicamente depen-

diente de su pareja puede

no ver una manera viable

de mantenerse y mante-

ner a sus hijos e hijas. Una

niña que queda embaraza-

da como consecuencia de

una violación puede verse

excluida del colegio, lo cual

disminuirá sus posibilida-

des de encontrar empleo y

asegurarse un futuro inde-

pendiente.

LA POBREZA: CAUSA Y CONSECUENCIA DE LA VIOLENCIA

Page 15: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

* Marzia tiene 17 años y nació en Teherán durante el exilio de su familia de

Afganistán. Creció como refugiada en Irán y pudo acceder a una educación

que no hubiera estado a su alcance con el Gobierno talibán. Octubre de

2008. © UNHCR/R. Arnold

La trampa del género. Mujeres, violencia y pobreza.

La discriminación es uno

de los principales fac-

tores de la pobreza. En al-

gunos países la discrimi-

nación contra las mujeres

impregna la legislación,

y en otros, esta discrimi-

nación persiste pese a la

adopción de leyes de igual-

dad. Las mujeres no tienen

el mismo acceso que los

hombres a recursos y me-

dios de producción como

la tierra, el crédito y la he-

rencia. Las mujeres no re-

ciben el mismo salario

que los hombres, y la ma-

yor parte de su trabajo no

es remunerado. Las muje-

res a menudo trabajan en

labores informales, sin se-

guridad de empleo ni pro-

tección social. Al mismo

tiempo, se las sigue res-

ponsabilizando del cuida-

do de la familia y del hogar.

Ciertos grupos de muje-

res están especialmen-

te expuestas a la violencia,

como las que pertenecen

a minorías, las indígenas,

las refugiadas, las indigen-

tes, las recluidas en insti-

tuciones o en centros de

detención, las niñas, las

mujeres con discapacidad,

las ancianas y las mujeres

en situaciones de confl icto

armado.

DISCRIMINACIÓN: UNO DE LOS FACTORES PRINCIPALES DE LA POBREZA

Page 16: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

* Una niña juega en las ofi cinas de una organización que provee de atención

médica básica y ayuda a mujeres y niñas sin recursos, Haití. 2008.

© Amnistía Internacional

“Había un hombre cor-

pulento, que era her-

mano del primer esposo

de la mujer. Dormía en

una habitación construida

en el patio, junto a la co-

cina donde dormía yo, ro-

deada de carbón, basura

y ratas. Una noche golpeó

en la puerta de la cocina y

me pidió que le preparara

algo para comer. Tuve que

levantarme y encender el

fuego. En ese momento

me dijo que si le chupaba

el pene me regalaría una

muñeca bonita. Me latió

con fuerza el corazón, por-

que tenía muchos deseos

de tener una muñeca que

veía a menudo de camino

al mercado. Lo hice, pero

nunca me dio la muñeca.

Quería tanto tener esa mu-

ñeca que se lo hice también

a otros […] pero la muñeca

nunca llegó.”

(Loransya, 8 años)

Se calcula que hay más

de 100.000 niñas cu-

yas edades oscilan entre

los 6 y los 17 años, tra-

bajando en el servicio do-

méstico en Haití. Lejos

de sus familiares y amis-

tades, y dependientes de

sus empleadores o de las

familias que las acogen,

estas niñas corren grave

peligro de que las some-

tan a abusos físicos y vio-

lencia sexual.

Vencer la pobreza y los abusos. Protejamos a las niñas

que trabajan en el servicio doméstico en Haití.

NIÑAS TRABAJADORAS EN HAITÍ

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El 8 de agosto de 2002, alrededor de

las seis de la mañana, más de 3.000

mujeres de los grupos étnicos isekiri, ijaw

y urhobo se reunieron para protestar ante

las sedes de las petroleras SPDC y Chevron

Nigeria en Warri, en el estado del Delta.

Un grupo mixto de soldados y agentes de

la policía móvil empezó a golpearlas a las

seis de la tarde, sin mediar provocación,

sin aviso alguno por parte de ellos y sin dar

tiempo a que las mujeres, sentadas en el

suelo, se dispersaran. Las fuerzas de se-

guridad emprendieron el ataque lanzando

gas lacrimógeno, efectuando disparos al

aire y golpeando a las mujeres.

Por primera vez las mujeres de varios gru-

pos étnicos de la región del Delta del

Níger han dejado a un lado toda rivalidad

étnica y se han unido para reclamar mejo-

res condiciones de vida, indemnizaciones

apropiadas para las comunidades que vi-

ven en zonas de explotación petrolera, así

como medios de vida sostenibles para sus

familias.

Nigeria. Represión de las protestas de las mujeres en la región

productora de petróleo del delta del Níger.

* Mujeres junto a un pozo de petróleo que desde 2004 derrama crudo de forma

regular cerca de la comunidad de Ikot Ada Udo, en el Delta del Níger. Enero

de 2008. © Kadir van Lohuizen/NOOR

REPRESIÓN EN EL DELTA DEL NÍGER

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* Una niña lleva una cesta de bocadillos para vender por la noche

frente al Palacio Real en Phnom Penh, Camboya. Enero de 2010.

© AP/PA Photo/Heng Sinith

Los periódicos de Camboya cada vez in-

forman de más casos de violación. Los

ataques contra niñas y las violaciones por

parte de grupos de hombres son habitua-

les. La ausencia de servicios adecuados

para víctimas de violación es un proble-

ma agudo, y refl eja la escasa condena so-

cial respecto a la violación y otros tipos de

violencia sexual. Las víctimas de violen-

cia sexual que tratan de buscar justicia se

encuentran con multitud de obstáculos:

por las actitudes discriminatorias que las

estigmatizan, por la inefi cacia de la po-

licía y los funcionarios judiciales, por los

inadecuados y –a menudo– indiferentes

servicios médicos y, en última instancia,

por un Gobierno que no ha reconocido la

urgencia de la situación.

Romper el silencio. Violencia sexual en Camboya.

VIOLENCIA SEXUAL EN CAMBOYA

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* Una mujer lava ropa sobre los escombros de su casa devastada por el tsunami

en Galle, al sur de Sri Lanka. Enero de 2005. © UNHCR/N. Behring

Artículo 3. Convención sobre la Eliminación de Todas las

Formas de Discriminación Contra la Mujer, 1979.

Los Estados Partes tomarán en todas las

esferas, y en particular en las esferas

política, social, económica y cultural, to-

das las medidas apropiadas, incluso de

carácter legislativo, para asegurar el pleno

desarrollo y adelanto de la mujer, con el

objeto de garantizarle el ejercicio y el goce

de los derechos humanos y las libertades

fundamentales en igualdad de condicio-

nes con el hombre.

CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER

Page 20: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

* Tablón de anuncios de un refugio para mujeres maltratadas. Estos refugios

son también lugares para el debate y la sensibilización, Dinamarca. 2006.

© Linda Horowitz

Caso cerrado. Violación sexual y derechos humanos en

los países nórdicos.

El sexo sin consentimiento con una

persona en estado de indefensión no

está defi nido como violación en el Códi-

go Penal danés, sino como abuso sexual,

y no es punible dentro del matrimonio.

Además, no se prevén penas por obte-

ner sexo sin consentimiento aprovechán-

dose de la dependencia o la enfermedad

mental de la víctima si ésta y el agresor

están casados.

El Código Penal danés también estipu-

la que, si el agresor contrae o continúa

el matrimonio o la relación de pareja de

hecho con la víctima después de la vio-

lación, hay motivos para reducir o condo-

nar el castigo.

VIOLACIÓN SEXUAL Y DERECHOS HUMANOS EN LOS PAÍSES NÓRDICOS

Page 21: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

Erradicar la violencia doméstica en Albania: los próximos pasos.

“No se cómo será mi fu-

turo. Tengo 50 años y

me preocupa que nadie me

ayude. Estoy estudiando

para chef y también estoy

aprendiendo italiano. He

ido a los servicios sociales

para apuntarme a la bolsa

de trabajo, y también he so-

licitado un subsidio (tengo

reumatismo), pero es muy

difícil que te lo den si no

conoces a la gente adecua-

da. El momento más difícil

es cuando abandonas el re-

fugio, estás sola sin ayuda,

sin empleo, sin vivienda, y

es muy difícil hacer fren-

te a esa situación. Muchas

mujeres vuelven al fi nal a la

calle, justo donde empeza-

ron. El Gobierno tiene que

ayudar a las mujeres, quizá

con algún tipo de subsidio

social, o con viviendas de

renta baja.”

(Besa, abandonó a su

marido tras 29 años de

violencia)

* Lirie Neziri con sus cuatro hijos huyeron de su marido que la maltrataba.

Pasó una semana refugiada en el hospital de Pukë durmiendo en el suelo

y más tarde pasó a un centro social en Shkodër, Albania. Febrero de 2010.

© Balkan Web/TVNews24

VIOLENCIA DOMÉSTICA EN ALBANIA

Page 22: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

* Joven víctima de abuso sexual en el centro de mujeres, donde ha buscado

refugio, Nicaragua. Octubre de 2008. © Amnistía Internacional

Demasiado jóvenes para morir. La mortalidad materna se cobra

la vida de una mujer cada minuto.

En Nicaragua, el aborto es ilegal incluso

en casos de violación, incesto o emba-

razo de riesgo para la mujer. Cada año,

en torno a 400 mujeres sufren embarazos

ectópicos [el feto se desarrolla fuera de la

matriz, en cuyo caso no puede sobrevivir]

peligrosos en Nicaragua, y sus vidas se ven

amenazadas a causa de esta legislación.

NICARAGUA: DEMASIADO JÓVENES PARA MORIR

Page 23: DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES · polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho in-discutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no

«¡En qué idioma ten-

go que decirles que

me hagan caso, que están

golpeando, violando a una

muchacha!»

Segunda llamada telefóni-

ca a emergencias de una

testigo en el caso de Lilia

Alejandra García Andrade.

Las organizaciones de

mujeres han observa-

do repetidamente la ten-

dencia de las autoridades

a identifi car la violencia

contra las mujeres única-

mente como violencia en

el ámbito familiar, hacien-

do caso omiso de la vio-

lencia cometida en la co-

munidad. Los arraigados

fallos de las prácticas de

la policía, la fi scalía y los

tribunales que han facili-

tado la discriminación y la

impunidad en Ciudad Juá-

rez existen igualmente en

algunos otros estados. A lo

largo del Gobierno actual,

no ha habido una reforma

sustancial del sistema de

justicia penal. La víctima

o sus familiares, son los

que deben ofrecer pruebas

de un delito e identifi car

a los perpetradores antes

de que la policía y los fi s-

cales procedan a realizar

investigaciones serias.

Comité para la Eliminación de todas las

formas de Discriminación contra la Mujer

* Pancarta gigante con las manos de las personas que participaron en un

acto de AI que demandaba justicia para las cientos de mujeres asesinadas

en Ciudad Juárez y Chihuahua, Morelos. Agosto de 2003.

© Amnistía Internacional

DISCRIMINACIÓN E IMPUNIDAD EN MÉXICO

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* Colegio Gharnata en al-Hartha, Basora, Irak. Mayo de 2003. © Amnistía

Internacional

Atrapadas por la violencia. Las mujeres en Irak.

En Irak, la posibilidad de conseguir for-

mación escolar, en particular más allá

de la escuela primaria, y otros títulos sigue

siendo menor para las niñas que para los

niños y, por tanto, éstas tienen menos po-

sibilidades de desarrollar su potencial en

todos los ámbitos relacionados con el em-

pleo. Esto se debe, en parte, a la falta de

protección y seguridad de mujeres y niñas

en los entornos educativo y laboral.

FORMACIÓN ESCOLAR EN IRAK

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* Lanzamiento de la “Caravana de las Mujeres”, campaña de Amnistía Internacional

para poner fi n a la mortalidad materna en Sierra Leona. Septiembre de 2009.

© Amnistía Internacional

La violencia contra las

mujeres y las niñas es la

violación de los derechos

humanos más extendida

de nuestro tiempo. Las es-

tadísticas muestran que

se trata de una tragedia de

dimensiones mundiales,

que evidencia que en nin-

gún rincón del planeta los

derechos humanos de las

mujeres son garantizados.

Amnistía Internacional

quiere poner de relieve

la gravedad y la dimensión

universal del problema, y

conseguir que los Estados

asuman su responsabili-

dad ante estas violaciones

de derechos humanos que

no tienen excusa. Quere-

mos que las leyes de los

Estados consideren la vio-

lencia y los abusos hacia

las mujeres como delitos

graves, que se acabe con

la impunidad de sus au-

tores y que se repare a las

víctimas.

MUJERES Y DERECHOS HUMANOS

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LAS VIOLACIONES DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES NO PUEDEN QUEDAR IMPUNES.Amnistía Internacional hace campaña para defender los derechos humanos en todo el mundo.

Tú también puedes hacerlo. Únete a nuestro movimiento internacional.

El mundo necesita gente dispuesta a marcar la diferencia. Sólo hace falta tener la convicción de que los derechos humanos están por encima de todo. Y saber que la suma de miles de pequeñas acciones individuales puede mejorar la vida de las personas en riesgo.

Hay muchas formas de participar, seguro que alguna te va. Aunque tengas poco tiempo.

¡ACTÚA! ¡SÚMATE! www.actuaconamnistia.org

902 119 133 • 91 310 12 77