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7/30/2019 "Democracia y estado de excepcin. Argentina, 1983-2008" de Santiago C. Leiras (comp.) - Facundo Cruz
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Reseas
DEMOCRACIA Y ESTADO DEEXCEPCIN. ARGENTINA,1983-2008
Santiago C. Leiras (compilador),
Prometeo, Buenos Aires, 2012, 292
pginas.
El debate en torno al funcionamien-
to, las potencialidades y los peligros
del presidencialismo en Amrica Lati-
na an est lejos de haber finalizado.La difcil combinacin entre un poder
ejecutivo fuerte, una democracia nece-
sitada de consolidarse y un sistema ins-
titucional deseoso de encontrar pesos
y contrapesos entre actores que com-
piten por todo (o nada) ha sido, tal vez,
el laboratorio de experimentos que ms
ha atrado la atencin de los especia-
listas en la materia. Un caso testigo quesiempre despert el inters de los poli-
tlogos ha sido la Argentina, y Santiago
Leiras no lo ha dejado de lado.
El autor rene a jvenes politlo-
gos en una compilacin que busca, des-
de sus primeras pginas, reflexionar
sobre las potencialidades y posibilida-
des del desarrollo de una slida demo-
cracia en nuestro pas. Este inters cho-
ca con una extraa paradoja: la extre-
ma dependencia de la figura presiden-
cial que tiene el conjunto del sistema
poltico argentino. Esta dinmica de
accin poltica se caracteriza, segn los
autores, por un fuerte componente de-
cisionista de la figura presidencial en
un marco institucional democrtico yrepublicano. De all el interrogante cen-
tral: cmo lograr que una democracia
pueda consolidarse gracias a (pero a
pesar de) una figura institucional que
busca constantemente reforzar su cen-tralidad en el sistema poltico?
Para contribuir a este debate, los
autores analizan el camino recorrido
por los presidentes que ocuparon el si-
lln de Rivadavia desde el retorno a la
democracia en 1983 hasta los ltimos
aos. En el primer captulo Fabin Bo-
soer y Juan Cruz Vazquez analizan en
qu medida Ral Alfonsn logr (o no)imprimirle a la presidencia un estilo
propio de consenso y autolimitacin de
su poder institucional bajo la convic-
cin de que era el camino necesario
para proteger un rgimen democrti-
co que estaba renaciendo. Ambos au-
tores consideran que el estilo de lide-
razgo desarrollado por Alfonsn impri-
mi ciertos cambios a la dinmica pol-tica a la que estaban acostumbrados
los actores partidarios argentinos pero
que, sin embargo, no logr institucio-
nalizarse ni consolidarse para los prxi-
mos perodos presidenciales.
Estos desaciertos pueden comen-
zar a apreciarse en el segundo captulo
(desarrollado por Hernn Fair) el cual
analiza la primera presidencia de Car-
los Sal Menem desde una triple dimen-
sin analtica: poltico-institucional,
poltico-militar y socioeconmica. El
autor plantea que la extrema necesidad
de resolver situaciones de emergencia
y crisis en esas tres esferas llev a que
se adoptara un modelo neo-decisio-
nista que combinaba una fuerte capa-cidad de iniciativa poltica con la extre-
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ma centralizacin de los procesos de
toma de decisiones gubernamentales en
la figura presidencial. Aqu se produce
un claro contrapunto con el estilo pre-sidencial de Alfonsn: mientras este lti-
mo buscaba descomprimir la extrema
dependencia que exista sobre el titular
del poder ejecutivo nacional, Menem
vir en una direccin completamente
opuesta y contraria, imprimiendo un
nuevo? estilo de liderazgo presiden-
cial. Estilo que, sin embargo, no fue
homogneo ni constante durante susdos mandatos presidenciales, sino que
encontr ciertos frenos y reparos insti-
tucionales, especialmente a partir de
1995. Aqu es donde Agustn Vallejo y
Robertino Spinetta buscan resaltar el
rol que tuvo el Congreso Nacional
como contrapeso para frenar el deci-
sionismo caracterstico de la etapa
menemista. Estos intentos por(re)balancear el sistema institucional
argentino se materializaron en una se-
rie de disputas, como fue el intento de
Menem de alcanzar un nuevo mandato
presidencial en 1999, la consecuente
disputa intrapartidaria en el Partido
Justicialista y el proceso de privatiza-
ciones que continu durante su segun-
do mandato. Los autores analizan es-
tas tres situaciones, destacando la dif-
cil relacin entre los poderes ejecutivo
y legislativo, y cmo (y cunto) afect
ello a la consolidacin de la democra-
cia en Argentina.
Las conclusiones a las que llegan
ambos autores dan pie para inmiscuir-
se en una de las experiencias ms inte-resantes pero tambin ms difciles de
analizar cmo fueron los 24 meses que
dur el gobierno de Fernando De La
Ra. Florencia Incarnato y Victoria Va-
ccaro estudian cmo el primer presi-dente de coalicin en Argentina no
logr convertir su posicin de lder
poltico en una relacin de liderazgo
efectiva. Producto de las limitaciones
propias del sistema de partidos argen-
tino, de las dificultades para que la coa-
licin de gobierno funcionara como tal
y de las difciles relaciones entre las
esferas ejecutiva y legislativa, podradecirse que De la Ra represent un
caso anmalo de ejercicio del poder
presidencial. De all resulta interesante
su planteo central: gobernar por decre-
to no garantiza (siempre) la construc-
cin de liderazgo.
Con la cada de la Alianza y la com-
pleja crisis que estall a finales de 2001,
las instituciones democrticas supieronreaccionar para alcanzar, en algn pun-
to, un acuerdo entre los actores parti-
darios que les permitiera timonear el
barco en plena tormenta. All es don-
de emerge la figura de Eduardo Duhal-
de como lder presidencial, como ga-
rante de un orden institucional que ha-
ba aprendido a resolver las disputas
sin afectar al rgimen democrtico, y
como motor de una estabilidad reque-
rida y exigida con extrema necesidad.
Es este breve perodo el que analizan
Alberto Baldioli y Santiago Leiras, cen-
trndose en la historia personal de
Duhalde y en el destacado rol que tuvo
participando de la eleccin de dos pre-
sidentes argentinos: Carlos Menem yNstor Kirchner. Es este captulo, tal
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vez, el ms personalista de la obra,
donde continuamente se entrecruzan
el clculo racional-estratgico de ac-
tores partidarios de peso y la extremadependencia de ello que (aparente-
mente) tena todo el sistema poltico
argentino.
El ltimo captulo del libro, tambin
desarrollado por Baldioli y Leiras, ana-
liza la presidencia de Nstor Kirchner
y el primer ao de mandato de Cristina
Fernndez de Kirchner. Ambos auto-
res destacan que, si bien discursivamen-te el kirchnerismo planteaba una rup-
tura con el menemismo y con los aos
90, en el fondo se mantuvieron dos ele-
mentos. Por un lado, un estilo decisio-
nista de gobierno y una fuerte capaci-
dad de iniciativa poltica con un marca-
do predominio de la figura presiden-
cial sobre los dems mbitos institu-
cionales. Por otro lado, el mantenimien-to de los presupuestos ideolgicos, ju-
rdico-polticos, programticos y orga-
nizacionales que caracterizaron la ma-
triz ideolgica de la dcada de los 90.
Lo cual, en cierta medida, plantea la
duda si hubo efectivamente una ruptu-
ra con el menemismo o, ms bien,
una continuidad. A modo de cierre, los
autores analizan el primer ao de man-
dato de la sucesora de Nstor Kirch-
ner planteando en qu medida el re-
cambio presidencial poda llevar a fu-
turo a un nuevo tiempo poltico, carac-
terizado por el dilogo entre actores e
instituciones y una mejora en la calidad
institucional en la adopcin de decisio-
nes de gobierno.La obra, en su conjunto, abre los
ojos y genera interrogantes que hasta
el momento no haban sido planteados
en clave sistemtica ni comparada. Re-
sulta ms que interesante para com-
prender cmo el primer presidente del
retorno a la democracia quiso cambiar
las bases polticas sobre las que hist-
ricamente se haba apoyado el hiper-presidencialismo argentino, pero que,
sin embargo, la coyuntura poltica fre-
n y gener las condiciones para que
sus sucesores adoptaran estilos opues-
tos. En cierta medida, estos virajes ayu-
dan a reflexionar sobre qu tipo de pre-
sidencialismo se puede construir, cu-
les son los incentivos institucionales y
polticos de los que se nutre, y qu efec-tos tiene esta dinmica sobre la calidad
de la democracia. Como bien plantea
Anbal Prez-Lin en la presentacin
de la obra, si es la crisis cotidiana la que
incentiva el decisionismo poltico y es
ste, a su vez, el que refuerza la situa-
cin de crisis, entonces deberamos pen-
sar que el presidencialismo argentino no
tiene en sus cimientos una tragedia de
naturaleza inescapable. Sino que, ms
bien, depende de los ciclos histricos. Y
de los lderes y liderazgos que nacen,
crecen y se (re)producen.
Facundo Cruz