delaurbe edicion 66

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PERIODISMO UNIVERSITARIO PARA LA CIUDAD El éxodo FACULTAD DE COMUNICACIONES / UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA 6 6 # AÑO 14 MEDELLÍN, NOVIEMBRE DE 2013 ISSN16572556

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P ER IODISMO UNIVERSITARIO PARA LA CI U D A D

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Ciudad

No. 66 Noviembre de 2013

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Tras la tragedia provocada por la caída de la torre 6 de la unidad

residencial Space, los medios y la

opinión pública han planteado muchas

dudas sobre la forma en que se construye

en Medellín.

Yonatan Rodríguez [email protected]

Contante y sonante

La caída de la torre 6 ha puesto en jaque tanto el sector inmobiliario como a las grandes

firmas constructoras que operan en la capital antioque-ña, una ciudad que para el 2013 tenía proyectada la edificación de 21 mil soluciones de vivienda en complejos residenciales, la mayoría de ellos pensados para albergar a la clase media, con un costo que oscila entre los 80 y los 260 millones de pesos, como afirma el curador primero de Medellín, Luis Fernando Betancur Merino.

Del total de viviendas estimadas a este año, un 60 por ciento está sin comenzar a construir, hecho que tendría en vilo, además, a la industria de los materia-les. En septiembre pasado, Antioquia se había tragado un estimado de 147 mil toneladas de cemento. En com-paración con otros departamentos, esta región solo es superada por Cundinamarca, con un consumo de 229 mil toneladas; seguido por Valle, con 75 mil, y Santan-der, con 68 mil. Estas cifras son del Informe Anual de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), las cuales resultan colosales a la luz de departamentos como Cauca, Huila y Magdalena, que no superan las 23 mil toneladas en consumo.

Podría uno preguntarse dónde cabe tanto cemento, de no ser por la extensión territorial que se concede en licencias para el uso del material. En lo que va de 2013, 1 millón 933 mil 631 metros cuadrados de Medellín se han destinado para la construcción de viviendas, ofici-nas, bodegas, fábricas, comercios y otros, sin tener en cuenta los predios que ya están adjudicados y donde no ha habido desarrollo de construcciones. La ley permite que la finalización de las fases de estos proyectos pueda demorar hasta 40 años.

El costo de la construcción en obras civiles como puentes, parques y vías, ascendió a 1.853 millardos (es decir miles de millones) de pesos en el año 2012; y otros 2.331 millardos en edificaciones. Todos estos proyectos necesitan mano de obra que ponga en pie las estructuras; es así como la construcción es uno de los

sectores que más empleo genera en Colombia. En 2013, se han generado 6.898 empleos formales; además de las ocupaciones en el campo de la informalidad que, para el período de mayo a julio alcanzó un 49.2 por ciento sobre la cifra de trabajos informales que reportó el informe del DANE.

¿Un shock?El colapso súbito de una edificación, ocupada por

personas, ha generado pánico y estupor a lo largo de la historia. Desde la caída de la Torre de Babel, don-de ocurrió la confusión de los idiomas, según el mito bíblico, hasta el ataque al Word Trade Center el 11 de septiembre de 2001, que ha cambiado políticas de inmi-gración e inclusive leyes aeronáuticas. En nuestro caso, el colapso de la torre 6 de la unidad residencial Space no obedeció a la cólera de Dios ni a la ira de Al Qae-da; pero, de igual manera, ha generado un pánico de dimensiones importantes en el mercado inmobiliario, que podría significar cierta alarma para la economía en Antioquia.

Teniendo en cuenta que, según Camacol, la cons-trucción aporta el 6,3 por ciento del Patrimonio Inter-no Bruto (PIB) del departamento -oscila entre los 47 millones de dólares según la Cámara de Comercio de Medellín-, la industria constructora además es el sopor-te de otras empresas como la cementera, la metalúrgica y el mercado de los bienes raíces, además de los servi-cios de transporte y almacenamiento.

Cuando se adquiere una vivienda, se incurre en otros costos que no se terminan con el pago por el in-mueble:

• CertificadodeLibertadyTradición,quetieneun valor de 13 mil pesos por unidad en el 2013;

• promesa de compraventa: 1.400 pesos porcada firma notarial;

• gastosdecréditohipotecario:estudiosdecré-dito con las entidades de riesgo; y

• avalúosyestudiodelos títulos: cobrados sobre

Se espera que para el año 2013 se muevan alrededor de 13 billones de pesos en el sector de la construcción en Medellín.

Por cada kilómetro cuadrado hay 5.820 habitantes en la ciudad de Medellín, según el censo del 2005.

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Construcción en Medellín:una montaña

de dudas

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

3el 1 por ciento del valor del inmueble según el estudio del avaluador.

Según la compañía euro-pea de seguros Allianz, el pa-trimonio promedio de un co-lombiano es de 1.505 euros, equivalente a 3 millones 800 mil pesos, aproximadamen-te. De esta suma, entre el 30 y el 40 por ciento es destina-do al pago de la vivienda, y en caso de ser arrendatario, entre el 40 o 50 por ciento del ingreso mensual. Es por esto que al comprometer la mitad de sus ingresos netos, muchos colombianos prefieren ser cautos con una de las inversiones más importantes de su vida, especialmente enmomentosenlosquesecuestionanlosmétodosdeconstrucción, por lo que el mercado inmobiliario pue-de ser muy susceptible con este tipo de tragedias, si se tiene en cuenta que la llamada “compra sobre planos” es la principal forma de adquisición de vivienda en una ciudad como Medellín.

A este pánico en los mercados locales, se le suma la zozobra de los habitantes de otras construcciones de la firmaLéridaCDO,laqueconstruyóeledificioSpace,y que ha levantado en Colombia, aproximadamente, 31 mil viviendas. Si bien la caída de la torre 6 fue un he-choaislado,afirmalacompañíaLéridaCDO-creadael 18 de marzo de 1994-, toda la publicidad negativa que se ha generado se verá reflejada en las salas de venta de sus numerosos proyectos, al igual que muchas otras firmas constructoras. Mientras tanto, la deman-da, siempre tan alta en las zonas aledañas al Hotel In-tercontinental, parece tener una baja histórica gracias a la evacuación de la unidad residencial Continental Towers. Con esta, otras unidades residenciales ya son consideradas en riesgo: Space, Asensi y Continental, todasconstruidasporLéridaCDO,consideradaporelDagrd (Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres) como la única firma con proble-mas estructurales en sus proyectos.

En entrevista concedida a De La Urbe, el curador primero de Medellín, Luis Fernando Betancur, afirma quedesde latragedia losteléfonosnohanparadodesonar y que muchas personas han manifestado sentirse inseguras en sus casas: hasta la más pequeña grieta es motivo de sospechas. Resalta que lo ocurrido con la torre 6 de Space no fue más que un hecho aislado y que, especialmente Medellín, históricamente ha conta-do con una excelente ingeniería y buena mano de obra para el levantamiento de las estructuras.

Reventando la periferia Luego de conocer el ritmo de crecimiento urbanís-

tico de la capital de Antioquia, es propicio acotar que noesunaexpansiónuniformeosimétrica.Loscentrosde crecimiento urbano se están concentrando básica-mente en las periferias de la ciudad, especialmente en los sectores de Pilarica y El Poblado, comunas 7 y 14 respectivamente, donde el mercado inmobiliario se ha desarrollado en los últimos años, dejando relegada la zona central.

Los sectores de Naranjales, La Bayadera, Corazón de Jesús y todos aquellos predios que rodean el sector de La Alpujarra deberían ser, al menos en teoría, los

más cotizados de la ciudad. Estos predios poseen un ex-celente transporte público y terrenos planos en donde la construcción es mucho más barata y segura, además de inmejorables servicios públicos. Curiosamente, el comprador de Medellín ha desarrollado un gusto por las periferias antes mencio-

nadas, lo que genera una especie de deformación en la uniformidad de crecimiento urbanístico. “El Acuerdo 46de2006,enelquesefundamentaelPlandeOr-denamiento Territorial (POT), busca un crecimientohacia adentro, una ciudad compacta. Que se desdibuja mucho en la realidad, ya que, por el contrario, la ciudad se está expandiendo hacia la periferia, de hecho la está reventando”, observa el Curador Primero de Medellín.

AestetipodecontratiemposdelPOTsehansuma-do propuestas como la del concejal Bernardo Guerra, quien afirma que se deben suspender todas las licen-cias de construcción hasta que se verifique la concor-danciadecadaproyectoconelPOT.Anteestainicia-tiva, el Curador responde que suspender las licencias de toda la ciudad sería como si un esposo vendiera el sofá en el que la esposa le fue infiel, acotando que no es esa la solución al problema. Califica, además, como apresuradas varias de las decisiones que se han tomado en medio de la tragedia del Space. “En este momento lo que se necesita es una gran calma y revisar lo que realmente ocurrió allí para tomar un direccionamiento adecuado”, dice.

La propuesta del concejal Guerra es un “imposi-ble fáctico”, según la perspectiva de Betancur, ya que toda licencia tiene una presunción de legalidad que, a su vez, respalda inversiones de miles de millones de pesos. De ser aprobada, se condenaría a la quiebra a todas las firmas constructoras de la ciudad, que ya deben asumir las conse-cuencias de tipo político y eco-nómico que deja el derrumbe de la torre en Space. “En este momento se siente una reac-ción de nerviosismo y reticen-cia a los pisos altos. Pero, en otro momento, la tendencia era construir torres altísimas, tanto así que se trató de frenar este modelo de construcción decretando altos impuestos para la edificación de estas estructuras en el sector de El Poblado”, comenta Betancur.

Pese a los altos impuestos que en su momento se decretaron para las torres altas en El Poblado y los so-brecostos que implicaba construir en terreno de ladera, los compradores siguen teniendo zonas privilegiadas para la compra de inmuebles, lo que hace imposible direccionaradecuadamenteunPOTyterminasiendola normatividad la que se acomoda a las dinámicas que impone la ciudadanía. Situación que vivió, por ejemplo, La 33, hoy configurada como un corredor comercial aun siendo planificada como una zona netamente re-sidencial.

Comprar los vecinos Los planes no siempre salen como se espera, así

sea el Estado quien los trace. Son muchos modelos de ciudadlosquesehanpropuestoduranteestasdosdéca-das en Medellín, desde la Ciudad Jardín, pasando por una Ciudad Central, como la que propone actualmente elPOT,hastaunaCiudadLineal.Loquedeformaestosdiseños urbanísticos ha sido siempre las dinámicas que adoptan los ciudadanos y que no fueron percibidas, en su momento, por la entidad responsable de la planifi-cación.

Este tipo de fenómenos tiene gran impacto en la forma como se configuran las grandes urbes. Un sec-tor, al calificarlo de habitable, puede valorizarse o deva-luarse por circunstancias ajenas a la propiedad. Un cla-ro ejemplo de este proceso es el sector Estadio, aledaño a la Unidad Deportiva Atanasio Girardot que, gracias a los constantes enfrentamientos entre los hinchas y la Fuerza Pública, se ha devaluado hasta un 30 por ciento de su valor inicial.

Alfonso Álvarez, director ejecutivo de Asurbe (Aso-ciación de Propietarios, Arrendatarios y Administra-dores de Propiedad Horizontal de Colombia), afirma que la responsabilidad de las firmas constructoras no puede terminar en el momento de entregar el proyecto: “La propiedad horizontal se mira desde la infraestruc-tura y el negocio; no son conscientes de lo que viene de ahí para adelante. La constructora puede ser el co-mienzo de los problemas en las unidades o el comien-zo de una vida agradable”. Álvarez menciona algunos problemas que pueden surgir luego de la construcción de los edificios residenciales, por ejemplo, los acuerdos de las zonas comunes, el pago de la administración y la adecuación de los espacios. De estas necesidades, las constructoras no se hacen cargo, considerando que su responsabilidad termina cuando entregan el edificio.

Asurbe le apuesta a la generación de una cultura de copropietario, la cual se sintetiza en la conciencia sobre el entorno que se habitará. Es decir, que las per-sonas al momento de comprar una casa busquen un concepto de hogar y no de una estructura. “Uno com-pra tantos metros cuadrados, un gimnasio, unas zonas comunes y un jacuzzi, pero es necesario saber que uno tambiénestácomprandounosvecinos,unentorno,unavida”, afirma Alfonso Álvarez

La casa: el escenario de la vida Dentro de las necesidades vitales del ser humano

están la comida, el refugio, el descanso y la recreación. Para todas, es fundamental contar con un espacio en el que se puedan satisfacer estas demandas, un espacio suficiente en el que se logre convivir con más personas y formar un hogar. Tiempo atrás, los infantes de la Villa de Medellín podían jugar escondidijo en las re-sidenciasyperderseentreampliosespacios;también,se pedía compañía para ir al baño, que se encontraba ubicado a varios metros de las habitaciones, o se reunía toda la familia en una extensa cocina alrededor de un fogón. En la actualidad, esas dimensiones son parte de los recuerdos.

AnaIsabelVélez,arquitectajubiladadelaUniver-sidad Nacional, habla sobre la dinámica de reducir los espacios en las nuevas construcciones. “Han tenido que adaptarsemásfáciltodoslosmueblesyelectrodomésti-cos a los tamaños de los apartamentos, que los aparta-mentos a los tamaños que necesitan los habitantes. Hoy día se consiguen camas de 1.78 metros”, comenta. Ade-más, si bien las medidas del hombre no han cambiado, los tamaños y las calidades de las viviendas sí, respon-diendo todo a un modelo desbordado de ganancias de las constructoras, que han generado un hacinamiento muy costoso.

“Es un abuso social poner un solo ascensor para servir 22 pisos, donde son 80 apartamentos y 400 per-sonas bajando casi al tiempo entre las 6 y las 7 de la mañana”,comentaVélez.Ciertamente,lastorresresi-denciales muestran cada vez una forma más esbelta, además de una edificación casi que instantánea. Más alto, más rápido, más ganancia parece ser la consigna de las compañías encargadas de vender los diminutos apartamentos publicitados como sueños de hogar, con familias sonrientes y zonas verdes que se endurecen y se colorean de gris para albergar carros en lugar de niños. ¿Es esto calidad de vida? El 82 por ciento de las viviendas en El Poblado se ubican en la

categoría de apartamento.

El Acuerdo 46 de 2006, en el que se

fundamenta el Plan de Ordenamiento

Territorial (POT), busca un crecimiento

hacia adentro, una ciudad compacta.)(

El curador Primero de Medellín, Luis Fernando Betancur, afirma que

desde la tragedia los teléfonos no han parado de sonar, y que mu-

chas personas han manifestado sentirse inseguras en sus casas;

hasta la más pequeña grieta ha sido motivo de sospechas. )(

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FACULTAD DE COMUNICACIONESCiudad Universitaria-Calle 67 N° 53-108

Medellín - Colombia

Editorial

Opinión

No. 66 Noviembre de 2013

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Número 66Noviembre de 2013

Comité editorial: Patricia Nieto Nieto, Jorge Alon-so Sierra, Luis Carlos Hincapié, Raúl Osorio Vargas, Jaime Andrés Peralta Agudelo, Elvia Elena Acevedo Moreno,

Gonzalo Medina Pérez.

Dirección: Juan Camilo Jaramillo Acevedo.

Coordinación editorial: Juan David López Mora-les, Yonatan Rodríguez Álvarez, Juliana Echavarría Restre-

po, Estefanía Carvajal Restrepo, Andrea Uribe Yepes.

Redacción: Yonatan Rodríguez, Estefanía Carva-jal Restrepo, Daniela Navarro Bohórquez, Eliana Castro Gaviria, Estefanía Henao Arboleda, Andrea Uribe Yepes, Lucy Fernández Mestizo, María Paula Rubiano, Juliana Echavarría Restrepo, Andrés Felipe Carrillo Alvear, Sara Arango García, Mateo Londoño Castaño, José Zapata, Daniela Jiménez González, Laura Carmona, Ana María Gó-mez Zapata, María Alejandra Echavarría, Daniela Ruiz Loza-no, Juan Diego Posada, Alejandra Vergara, Ana María Mar-tínez, Juliana Correa, Laura Ospina Montoya, John Byrón Muñoz, Daniela Orozco, Valentina Restrepo, Laura Corrales.

Corrección de estilo: Alba Rocío Rojas.

Colaboración: Édgar Picón Jácome, Gonzalo Medi-na Pérez, Natalia Botero Oliver, Producción Penas y Cadenas.

Diseño: Julieta Duque H.

Fotografía: Juliana Echavarría Restrepo, Lucy Fer-nández Mestizo, María Paula Rubiano, Julio Londoño.

Ilustración: Elizabeth Builes Carmona, Laura Ospi-na, Tatiana Castañeda.

Caricatura: Ricardo Cortázar.

Portada: Juliana Echavarría Restrepo.

Impresión: La Patria, Manizales. Circulación: 10.000 ejemplares.

Director TV: Jorge Alonso Sierra. Director Radio: Luis Carlos Hincapié. Director Digital: Wálter Arias.

Director Especiales: David Santos Gómez.

Universidad de Antioquia. Rector:Alberto Uribe Correa.

Decano Facultad de Comunicaciones: David Hernández García.

Jefa Departamento de Comunicación Social: Deisy García Franco.

Las opiniones expresadas por los autores no comprometen a la Universidad de Antioquia.

Universidad de Antioquia, Bloque 12, oficina 122.delaurbe.udea.edu.co, [email protected],

[email protected],www.facebook.com/sistemadelaurbe, www.twitter.com/delaurbe

Teléfono: 219 59 12

El reciente cierre de las puertas de la Universi-dada toda lacomunidadacadémicadurantequince días, no puede darnos sino un mensaje

triste y desalentador: estamos fracasando, como estu-diantes, como docentes, como empleados, como Univer-sidad…comoproyectode sociedad.¿Quémensaje sepuede leer en unas rejas con candado y una universi-dad vacía? Una universidad cerrada es un homenaje a la desidia, a la ignorancia, a la violencia; es una afrenta al conocimiento, a la capacidad de discutir, a la política como sitio de encuentro, a la posibilidad de construir desde el diálogo y el debate.

La decisión de cerrar la Universidad como medida preventiva contra “posibles” medidas de hecho por par-te de los estudiantes y como salvaguarda de la integri-dad de los integrantes de la comunidad universitaria, constituye una falacia que encubre la ausencia de la tan cacareada democracia al interior del campus. No es otra cosa que una medida de hecho institucionalizada, que niega la posibilidad de encuentro en las tensiones propias que representa lo político. Es grave que las ac-tividadesacadémicasdelaUniversidadseveanaltera-das por la incapacidad de los distintos estamentos de encontrar vías de diálogo participativas, vinculantes y efectivas, pero aún más grave que todas las actividades se detengan para que la Universidad se convierta en un no-lugar, en un campus fantasma que no da lugar ni si-quiera al encuentro como condición básica y necesaria para la construcción de una sociedad.

En el fondo están las problemáticas estructurales de la educación pública del país, pero no se debe caer en el error fácil de restarnos responsabilidad porque

José Guarnizo [email protected]

Hace algunos años que no leo a Eduardo Galea-no. Aunque, para ser preciso, debería decir mejor que ya han pasado unos cuantos años

desde que me aburrí de leer a Eduardo Galeano.Por eso es extraño, y a la vez incoherente de mi par-

te, que recuerde tanto sus cuentos. Hace unos días, por ejemplo, cuando estaba ante el computador y leía una noticia sobre los resultados de una encuesta que medía el optimismo de los colombianos, sentí venir, desde lo más vaporoso de mi memoria, uno de aquellos textos.

El cuento breve “Los colores” pone en escena a los integrantes de un equipo de la televisión española que llega hasta El Chaco, en Uruguay, para filmar la vida cotidiana de los indios Ishir. Una niña de esa comunidad queda espantada al ver que el director de la producción tiene los ojos azules y comienza a perseguir a quien, se-guramente, considera un fenómeno, pues nunca había visto que alguien tuviese los ojos del mismo color del cielo. Entonces, el director, al sentirse observado por la niña, decide abordarla; pero ella se apresura y le lanza una pregunta:

–Yoquierosaberdequécolormiraustedlascosas.–Pues del mismo que tú –le contesta el director. –¿Ycómosabeusteddequécolorveoyolascosas?Algo muy parecido es lo que quisiera preguntarle a

quieneshacenencuestasenestepaís:“¿Yustedquésabedequécolorveoyolascosas?”.Siesporeltitulardela noticia que leí, me queda claro, de entrada, que los colombianos que contestaron la encuesta ven las cosas de un color muy distinto al que yo las veo: “Última encuesta de Gallup revela optimismo de los colombianos”.

Líneas más adelante, la noticia se deshilvana así: “Esa percepción quedó reflejada en la encuesta bimes-tral, en la que el pesimismo tuvo una caída de 20 puntos: hace dos meses quienes creían que las cosas en el país iban mal constituían el 82%, hoy ese porcentaje bajó al 62. El porcentaje de los que consideran que las cosas en elpaísestánmejorandotambiénsubió15puntos”.

Pero lo que me parece una muestra de daltonismo es lo que significa para el sentido común que el presidente

haya entes superiores que determinen el margen de ac-tuación posible, y que tal margen no sea más que la posibilidad de hablar sin incidir.

Deudas históricas del Estado, como la desfinancia-ción, la falta de planta docentes y el detrimento del bienestar universitario, originan un pliego de peticio-nes de los estudiantes que es legítimo desde sus inten-ciones. Pero es necesario discernir la relación entre los problemas que existen, las posibles soluciones y las com-petencias de la administración de la Universidad. Es decir, frente a los problemas de financiación, ¿de dónde esperamos que sea la Universidad la que contrate más profesores de planta? Sin duda, este tipo de demandas son responsabilidad del gobierno nacional, y requieren una forma de organización y actuación que supera las mallas de Ciudad Universitaria.

Pero por otro lado, tampoco se debe permitir que la administración se escude en esto para hacerse de oídos sordos frente a otras solicitudes que bien pueden en-trar en sus competencias y que se pueden adaptar a la realidad presupuestal de la Universidad, redefiniendo prioridades, es decir, revisando el proyecto de Univer-sidad vigente.

Con antecedentes cercanos como el cierre del 15 de septiembre de 2010 -que se ha venido sedimentando en la Universidad como el 15-S-, y, una vez más, con laspuertasabiertas,convienepreguntarnos:¿Quées-tamos dispuestos a hacer para que esto no vuelva a su-ceder, para evitar que la vida política en la Universidad se convierta en un ciclo de cierres, reclamos, violencia, diálogos sin oídos y parquedad generalizada?

Juan Manuel Santos aparezca con una imagen negativa del 63 por ciento y que, al mismo tiempo, no haya ningún candidato, salvo Germán Vargas, que le gane en caso de que decida lanzarse a la reelección. Lo que en últimas demuestra la encuesta es que, al menos por ahora, los colombianos elegirán a Santos, aun cuando lo rechazan.

Una mirada hacia otros posibles presidentes expli-ca un poco esa escala de grises desde la que hoy veo yo las cosas: un gris sombrío que me sitúa en el extremo del pesimismo. De derecha a izquierda, aparece el candi-dato del movimiento Uribe Centro Democrático, quien, en una muestra de sorprendente autonomía y pantalo-nes bien puestos, promete hacer exactamente lo que le ordenen. Es decir, estamos ante un liderazgo pero con permiso del patrón. Valiente líder, valientes pantalones.

Por el lado del verdadero centro aparece un candi-dato –uno tan sólido como los bolardos de Bogotá– que podría prometer, como lo indican sus acciones del pasa-do, ser independiente en el día pero uribista en la noche. Muy cerquita se asoma un valioso exguerrillero y exgo-bernadorque,parasumalasuerte,tambiénesrecordadocomo el más fugaz y casi invisible secretario de Gobierno de Bogotá.

Un poco a su izquierda, es decir, en uno de los polos, está una candidata de origen noble, que promete hacer lo que no le hemos visto hacer ni a ella ni a su partido, una colectividad que tiene como medallas para mostrar las administraciones de Samuel Moreno y la de Gustavo Petro. Y se acabaron los candidatos.

NosésiesoexpliquequeloscolombianosnoquieranaSantos,peroquevotaránporél.OqueSantosgana-rápeseaquienes,sabiéndosearrepentidosdesdeahora,loelegiránaél.OqueSantosserálamejoropcióndes-favorable para las próximas elecciones, según Invamer Gallup.OnosésilaexplicaciónestéenunversodeBau-delairequesuelecitarmuchoHéctorAbadyquediceque“somos el puñal y la herida”, es decir, que somos los que votamos por la opción que sabemos que nos jode.

Nunca más la Universidad cerrada

Pesimismo y daltonismo

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Opinión

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

5

Palabras mayoresTras la tragedia en el edificio Space, que ha puesto la atención sobre la forma

en que estamos construyendo en la ciudad, no sobra recordar las palabras del maestro Rogelio Salmona, uno de los arquitectos más importantes del país, falle-cido en 2007. En una entrevista para el periódico Alma Máter en 2006, Salmona dijo: “En Medellín, una ciudad que yo he visto hace años, que he visto hace unos meses y que he visto ahora, hay una total insensibilidad con el medio geográfico. Lo que está ocurriendo en El Poblado es asustador. Eso hay que decirlo y hay que frenarlo. Como hay que decir que Medellín debe recuperar el centro, porque en el pasado fue un lugar activo y un lugar de encuentro, que se fue perdiendo en el momento en que se produjeron intervenciones insensibles con los lugares tra-dicionales como lo fueron La Playa y Junín. Allí la destrucción no se hizo porque la ciudadanía lo quiso sino porque se intervino bruscamente sin tener en cuenta la tradición y la historia. Y lo grave es que eso está pasando en todas las ciudades del país. Lo más delicioso que tienen las ciudades son sus ríos, sus quebradas y su pie de monte, pero aquí el urbanismo no los ha tenido en cuenta porque es un urbanismo atropellador. Un urbanismo especulativo que quiere ganar hasta el mínimo centavo por metro cuadrado. Hoy las ciudades están al servicio no de la gente sino de comerciantes”.

Universidad cerrada“La Universidad de Antioquia sin actividad académica es lo mismo que tener-

la cerrada”, dijo el gobernador Fajardo como si la actividad académica se limitara a calentar un puesto en un salón de clases y no fuera también poder prestar li-bros en la biblioteca, acceder a los laboratorios, practicar algún deporte, usar las salas de redacción para editar un periódico universitario y tener espacios para el diálogo y el debate, elementos cruciales en la situación por la que atraviesa hoy la Universidad. Y pretendían que los estudiantes levantaran el paro sin tener un espacio para contar los votos.

Habitantes de calleLos alrededores de la Plaza Minorista se convirtieron en el escampadero de

los habitantes de calle de Medellín. Según las cifras de la Alcaldía, son alrededor de 2.500 personas en esta situación. Otros, como el concejal Luis Bernardo Vélez, afirman que la cifra supera las 5 mil personas, lo que significaría un incremento enorme en los últimos años. El caso es que tras el despeje de varias ollas de vicio, la problemática se ha hecho más visible en la ciudad. La solución de la Administra-ción pareciera ser correrlos un poquito de aquí para allá, pasarlos de una glorieta a otra, esconderlos. Una solución que, a claras luces, no soluciona nada.

Porteros con poderTe miran con sospecha, te hacen sentir culpable de quién sabe qué. Nada más

peligroso que un celador o un portero con poder. Dictadores de un pequeño es-pacio, cancerberos. Y ay si dejaste el carné en la casa. Hasta los espacios públicos terminan siendo celosamente controlados. Mientras tanto, los robos siguen igual.

lZ O N A D E D I S T E N S I O N

Margarita Isaza Velásquez [email protected]

Tenía 23 años. Era hincha fiel y resignado del Deportivo Independiente Me-dellín. En los partidos entre amigos, jugaba de lateral derecho. Había viajado porSuramérica,apie,entren,enbus,defronteraenfrontera,hastallegar

aArgentina.CaminoaCórdoba,seenteródeltorneoCopaAméricaAlternativayleescribió al equipo Colonia Caroya para que lo dejaran jugar. Un día, con un litro de cerveza en la mano, así como puedo verlo en una fotografía, llegó al entrenamiento y se ganó el corazón de los demás futbolistas. Lo vieron como a un niño sonriente, de pelo largo, desaliñado y dispuesto a compartir. Ese era el motivo de su viaje: conocer a otros, entenderlos, aprender de ellos.

Bruno escribió esa historia en el blog de Hinchas Críticos Libertarios, un colecti-vo de muchachos que juegan fútbol y pertenecen a movimientos estudiantiles de toda Latinoamérica.Fueloúnicoquepudeencontrarsobreél,sobresuvida,nosobresumuerte. El muchacho se llamaba Juan Camilo Agu-delo Posada y era estudiante de octavo semestre de Sociología en la Universidad de Antioquia. No pude saber dónde vivía, cuál era su comida favorita oquétipodelibroslegustabaleer.Peroloimagino.Puedo suponer que le apasionaban la política y los temas sociales, puedo suponer que era un inconfor-me y que se enojaba cuando le quitaban la razón. Lo veo caminando por los pasillos del bloque 9 y tambiénreunidoenlaAsambleaEstudiantilcomouno más que interviene y vota. Lo veo inquieto, aquíyallá,tratandodehaceralgoparalucharporsusideales;peronosécuáleseransus ideales.

Él murió el 30 de octubre de 2013, antes del mediodía. Dicen que una ‘papa’ bombase leexplotóentre lasmanosen laUniversidadNacional.Dicenqueél lafabricaba.Dicenqueéleraunencapuchado.Todoconcuerda.Peronoera,comotam-biéndicen,unterrorista,porqueelmaldelas‘papas’bombas,pesealosaccidentes,no va dirigido contra la población civil. Juan Camilo, escribo su nombre y veo —por fin— su rostro, era un resultado de la variable formación política que obtenemos, no enaulas,cafésydebates,sinoafuerzadebombazos,corrupcionesyluchasarmadas.

Las ‘papas’ bombas y los encapuchados son la forma más tradicional de protesta en la Universidad de Antioquia. En los últimos años, de esa herramienta no han

quedado más que muchachos muertos o mutilados. Las conquistas han sido pocas. La palabra, que siempre dirime los conflictos, se recupera por momentos, pero vuelve a perderse cuando algunos, los bandos en que nos dividimos, recurren de nuevo a los ar-mados, sean de un lado los “capuchos” o, del otro, las fuerzas de seguridad del Estado.

Juan Camilo, a sus 23 años, en una búsqueda personal y colectiva, quedó atrapa-do en medio del fuego. Era el hijo de alguien, el hermano de alguien, el sobrino favo-rito de alguien, el novio de alguna muchacha que lo quería. Me duele su muerte y me

dueleelsilencio.Celebroqueélhayatenidoelvalorpara creer en una idea y morir por ella; lamento que un arma explosiva le haya ganado la vida y nos haya dejado a todos sin discutir lo que pasó.

Esa cultura política en la que nos hemos for-mado nos lleva a la ligereza de comentar que su muerte estaba bien justificada, que ese muchacho era —como tantos otros— un problema irresoluble paralauniversidadpública,queéleraunpotencialasesino, un bruto y, sencillamente, no pensaba. Esa ligereza, multiplicada en medios de comunicación y

redessociales,lepusocandadoaldebateirregulardeporquéhaygentearmadaenlasinstitucioneseducativas,quépidenoquéquierenyquésignificaquesecubranel rostro.

¿Yahoraquésigue?Talvezmásjóvenesmuertos,talvezelEsmadcontinúecomoPedro por su casa, tal vez un paro que se resuelve, una protesta por nuevos motivos, unosdirectivosuniversitariosque juegana la sordera,unacomunidadacadémicacadadíamáscalladayestéril...LoquelepasóaJuanCamilopuedeservirahoraparallamar a la palabra, para que las voces hablen, con o sin capucha, y sean escuchadas para que volvamos a pensar en cómo discutimos y cuáles son nuestros argumentos, para que las ideas no desaparezcan.

Ese muchacho muerto

El mundo según An-res

Celebro que él haya tenido el valor para creer en una

idea y morir por ella; lamento que un arma explosiva

le haya ganado la vida y nos haya dejado a todos sin

discutir lo que pasó. )(

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Crónica

Más de 50 personas no volvieron a sus territorios por cuestiones de seguridad.

No. 66 Noviembre de 2013

6

El pasado 25 de octubre, más de 300

campesinos desplazados por el megaproyecto Hidroituango, que

durante casi ocho meses vivieron en el coliseo de la Universidad de

Antioquia, regresaron a sus pueblos. Una historia

de incertidumbre que aún no termina.

Estefanía Carvajal Restrepo [email protected] Daniela Ruiz Lozano [email protected]

La mañana del jueves 24 de octubre, los campe-sinos dejaron el desayuno para más tardecito, aunque el fuego para hacer la aguapanela lo

prendieron, como todos los días desde hacía casi ocho meses, con la salida del sol. Se congregaron los voceros en el escenario: una media luna de pupitres universi-tarios redomada por el equipo de sonido dispuesto a amplificar la voz de los campesinos obligados a abando-nar sus tierras, que serán inundadas por las aguas del río Cauca. Era la última rueda de prensa de los cam-pesinosdeItuango,Briceño,SanAndrésdeCuerquia,Toledo y Sabanalarga en el coliseo de la Universidad de Antioquia. Era el último día en este lugar.

La primera en hablar fue Mariana Giraldo Mazo, la líder de los niños. “Yo al gobernador le quería decir unas cositas, pero como le dio brega darnos la cara no se las pude decir”, comenzó la niña, de unos 11 años, trigueña y delgada. “Yo quiero que nos devuelvan el río, donde nosotros casi que a diario hemos estado”. Todos leaplaudieron,tambiénlosperiodistas.Enelcoliseoelmovimiento se había pausado, las mujeres y hombres dejaron la recogida de los corotos para más tarde y, en cambio, colgaron las pancartas pintadas a mano que es-taban tumbadas en el suelo. Unas arengaban contra las Empresas Públicas de Medellín: “EPM Hidroituango, carteldeenergíayarrasalavida”.Otrasproclamabanun objetivo político más allá de la coyuntura: “Lucha, no pares de luchar, por un gobierno obrero, campesi-no y popular”. Un hombre moreno de bigote en forma decandadosepusounpetoblancoquerezaba:“SOYAFECTADO(A)PORHIDROITUANGOEPM”.

Fueron casi veinte líderes de cada municipio los que hablaron. Y a pesar de la diversidad de voces el mensaje fue el mismo. Ruby Estela Posada Mazo, del municipiodeSanAndrésdeCuerquia,tomóelmicró-fonodespuésdeMariana.Primerolasdamas.“Noso-tros no nos vamos porque vayamos a renunciar a lo que estamos reclamando. Nos vamos a ir a recoger oxígeno al río Cauca para seguir en la lucha”, dijo. Y que eso les quede claro a los medios, pugnó. “Nosotros seguiremos en la lucha hasta el final. Somos un movimiento”. De los meses que vivieron juntos bajo un techo lleno de go-teras lo más importante que queda es que ahora existe

un grupo sólido de personas con un objetivo en común: recuperar el cañón del río Cauca en el que no solo tie-nen sus tierras sino su trabajo, bien sea como mineros, pescadores o agricultores.

Sin embargo, los campesinos afectados por el me-gaproyecto Hidroituango se van prácticamente con las manos vacías. El 23 de octubre, en reunión con la Gobernación de Antioquia, acordaron que un total de 327 personas regresarían el viernes 25 de octubre a sus territorios en el norte del departamento. Entre los com-promisos que asumió la gobernación se cuentan 263 mercados, uno por familia, durante tres meses desde la fecha del retorno; garantías de cupos escolares para los niños; brigadas de salud en cuatro municipios del norte; un subsidio de 50 mil pesos por persona o de 100 mil pesos por familia de más de dos personas durante tres meses; entre otros acuerdos como las precauciones de seguridad para el retorno, la creación de albergues y la inclusión de estas personas en los programas de educación, salud y emprendimiento que adelanten las administraciones de cada municipio.

A pesar de los acuerdos, los campesinos no pasaron casi ocho meses durmiendo sobre el piso frío de un coli-seo deportivo por un mercado o un subsidio de 100 mil pesos. Su lucha es, como la mayoría de conflictos del mundo, por la tenencia de la tierra.

HidroituangoEn total, Hidroituango represará 2.720 millones

de metros cúbicos de agua y producirá, a 2019, 1.200 MW, el 10,5 por ciento del total de la demanda de ener-gía en Colombia. Para el 2022, se proyecta que la repre-sa abastezca el 18,2 por ciento. Esto la convierte en el proyectohidroeléctricomásgrandeenColombia.Paraesto deberán inundarse 3.800 hectáreas alrededor del cauce de 79 kilómetros del río Cauca, uno de los más importantes ríos de Colombia, que baña siete departa-mentos y 180 municipios.

Sin embargo, antes de represar el agua, las monta-ñas del cañón del río que comprende los municipios de Briceño,Ituango,SanAndrésdeCuerquia,Sabanalar-ga y Toledo deberán convertirse en desierto. Durante cinco años, animales y plantas serán retirados de la zona, por lo que EPM deberá destinar 18 mil hectáreas a crear un nuevo bosque alrededor del embalse.

Y claro, esto no se trata solo de animales y plantas. Decenas de familias, que sobreviven de actividades ances-tralescomoelbarequeo,deberánabandonarlazona.Omejor dicho: ya lo hicieron. Fueron echadas a la fuerza.

El conflictoCuando la rueda de prensa terminó, muchos se de-

dicaron a empacar. De sus cambuches o carpas tipo iglú, que les regalaron profesores o estudiantes de la Universidad, sacaban sus pertenencias. Una muda de ropa, una olla, una muñeca… Mientras tanto, otros, que al fin de cuentas no tenían muchas cosas, iban lle-nando un formato que les había entregado el Movi-miento Ríos Vivos y con el que se buscaba caracterizar la población afectada.

En esas estaba Raúl Eduardo Arango Zapata, un campesino de 60 años que tuvo que abandonar su casa en laveredaElMango,deSanAndrésdeCuerquia.Solo que Raúl no sabía leer y miraba la hoja como a un criptograma. Intranquilo, recorría el coliseo, en el que cabían a lo sumo dos canchas de baloncesto. Un mu-chacho se le acercó y se ofreció a ayudarle, dictándole

El 25 de octubre salieron del coliseo de la Universidad de Antioquia un total de 327 personas en caravana a 5 municipios del norte de Antioquia.

El éxodo hacia el cañón del río Cauca

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De Toledo eran 45, Sabanalarga: 51, Ituango: 59, Briceño: 65 y San Andrés de Cuerquia: 107.

En los primeros días de noviembre inició el desmonte del antiguo coliseo, donde vivieron los campesinos, para construir placas polideportivas que serán parte de la zona deportiva que se ha venido renovando.

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

7las preguntas. Raúl respondía y el muchacho escribía. Otros campesinos, sin mucho que hacer a pesar deltrasteo, se acercaron.

¿Desde qué fecha empezó a escuchar de Hidroituango?30 años. Pero en serio, en serio, eso fue del 2000

pa’ acá.¿Cómo se enteró?Decían que iban a hacer una hidroeléctrica pa’

otras naciones. Yo oía decir del papá mío, de los tíos míos, de los abuelos míos. Ya se murieron.

¿Alguna vez asistió a una reunión convocada por Hi-droituango EPM?

No. ¿Usted fue censado por EPM?Allá sí nos censaron, les pusieron un número a los

ranchos, y de EPM llegó la vigilancia privada. Fueron los que llegaron allá a tumbarnos los ranchos y a estar poniéndonoscuidadoydañandoloscaminosparaquenofuéramosaestarallá,dañabanelagua,lamanguerala picaban. El agua que cogíamos para hacer la comi-da, de esas cañadas, la ensuciaban con la maquinaria por encima, los cables por donde cruzábamos el río los mochaban.

¿Qué conoce usted del proyecto Hidroiguango?Yonosé.Esunarepresa.¿Alguna vez le preguntaron si estaba de acuerdo o no

que hicieran esa represa?No. ¿Usted cree que la gente de esa zona necesita una

represa?No.¿Pa’qué?¿Usted sabe qué es una licencia ambiental?No.¿Cuál cree que es el impacto positivo o negativo de

Hidroituango?Que nos tapan las playas y no podemos miniar.

El pescado tampoco sube, ni la dorada, ni el bagre; no suben los pescados. El cambio climático… no se sabe cómo se va a poner. La violencia. Antes se quedaba uno por ahí en fiestas y ahora no porque de pronto lo coge una bomba.

De pronto, el cuestionario fue interrumpido por unamuchedumbrequegritóenérgicamente.Elcoliseo,maestro del eco, amplificó la radiante algarabía de los campesinos.

“Es que llegó Genaro. Ese era el líder de Ituango al que la semana pasada le colocaron una bomba en la puertadelacasa,letumbaronlaspuertas.Yélnosabíaquéhabíapasadoporquesemetióentrelascamas.Esque cualquiera se mete. A uno no le ha tocado todo eso”, dijo una de las mujeres que se había congregado alrededor de Raúl, que, pensativo, seguía respondiendo preguntas.

¿Cuándo le dijeron que se fuera? ¿Cómo le dijeron?Me dijeron que me tenía que ir porque eso no era

mío sino que lo había comprado EPM. Que eso lo ha-bían pagado y que tenían escrituras de esas playas del Cauca y que todos se tenían que ir de ahí así fuera a las malas.

¿Había más conflicto armado hace quince años o ahora?Ahora es que está peor.El día que llegaron a desalojar la playa del Plan del

Cura, en la que Raúl trabajaba, no opuso resistencia. Él mismo tumbó su rancho, recogió sus corotos y se fue. No se quedó, como otros lo hicieron, por miedo. Eso

fue por allá en diciembre de 2010. El 16 de ese mes los trabajadores de EPM, custodiados por un Escuadrón Móvil Anti Disturbios, también desalojaron la playaTenche, cercana al municipio de Ituango.

A su lado, una mujer contó cómo ese día de los agui-naldos “a nosotros nos tiraron los colchones, rompieron los plásticos, hasta la leña que yo tenía secando para el fogón la tiraron de ahí para abajo. El baño, todo eso lo tiraron. Se nos perdió una cobija, como ocho kilos de frisol y dos libras de chocolate. Y todas las herramien-tasqueteníamosparatrabajartambiénseperdieron.”

¿Y todo eso cuánto valía?, preguntó el muchacho.“¡Pues imagínese! Por ejemplo nosotros vamos a

ser tres años el 16 de diciembre, que nos sacaron de allá y no nos han dado ni un confite siquiera. Que bien ellos nos podrían reconocer ese tiempo que llevamos por fuera.”

El éxodoRaúl Eduardo continuó con la idea de la señora,

queeslamismadeRubyEstelaPosadadeSanAndrésde Cuerquia, que es la misma idea de la niña Mariana Giraldo: “No debieron habernos sacado sabiendo que eso es un patrimonio que tenemos nosotros de hace años. Esas playas que son de nosotros”.

Una historia que se repitió en decenas de familias, desalojadas en diferentes momentos. Por eso, en marzo de este año, se realizó la primera gran movilización hacia el Valle de Toledo. La idea era que los vieran, que los escucharan. Alrededor de 500 personas construye-ron una especie de albergue y se alojaron allí para ha-cer un plantón. “Pero apenas llegaron comenzó la pre-sión, el miedo –según lo denunció Liliana María Uribe, abogada de la Corporación Jurídica Libertad y asesora legal de Ríos Vivos–. Porque, por un lado, esa es una zona de conflicto armado, entonces había ataques de la guerrillaalejércitoyelejércitoreaccionabacontralaguerrilla desde el albergue donde estaba concentrada la gente, lo que asustaba mucho a las personas. Y por otra parte, el Esmad los hostigaba constantemente, les tiraba gases lacrimógenos, los golpeaba, los amenazaba

y les decían que ellos eran guerrilleros y que ya sabían lo que hay que hacer con la guerrilla”.

El 16 de marzo, cuando los campesinos estaban en el plantón tuvieron el ataque de la fuerza pública más fuerte que se les había presentado hasta entonces. Capturaron a 77 personas, entre ellos un niño, y los llevaron hacia el comando de policía de Toledo. 12 de los capturados fueron trasladados en helicópteros hacia SantaRosadeOsos y luego los liberaronporque lascapturas fueron ilegales.

Algunas personas agobiadas por la experiencia en el Valle se devolvieron para sus municipios. Los que se quedaron decidieron caminar hasta Medellín en busca del gobernador Sergio Fajardo Valderrama. Se queda-ron amaneciendo primero en el Hatillo y luego en Bello, hasta que pactando con algunos estudiantes acordaron llegar a la Universidad de Antioquia el 20 de marzo.

El día en que llegaron, en la universidad había un concierto. 380 campesinos, entre los que se incluían ni-ños, se acomodaron en el coliseo. Cuando llovía, caían goteras por montones. Con ayuda de estudiantes y pro-fesores, que desde un principio les dieron la mano, se organizaron, consiguieron comida, algunas carpas. Se repartieron en grupos de aseo y preparación de alimen-

tos. Definieron los turnos en los baños. Lograron, des-de el principio, lo que parecía difícil: una convivencia sana en un espacio tan pequeño que reunía gentes de varios municipios.

Algunos trataron de trabajar en lo que fuera, mien-trastanto.Otrossalíanenlamañanaaconseguircomi-da para todos, que les regalaban en la Plaza Minorista. Ciertos se iban a caminar por el campus, aburridos.

Lejos de su casa, sin trabajar la tierra o sacar oro, la sensación era extraña. Por un lado la relación con muchos estudiantes era cordial, por otro lado el vacío de estar lejos de todo. Tener hambre. Sentir nostalgia. Extrañar el río.

Con los días, fueron acomodando su cultura al entorno. Colgaron cuadros, imágenes religiosas. Reci-bían misa cada ocho días. Algunos niños aprendieron de computadores. Iban a las salas de sistemas de la universidad.

Escucharon tronar las papas bomba, varias veces. Recorrieron el campus, lo conocieron. Encontraron amigos.“Séquevoyaextrañarmuchoalosestudian-tes”, comentó, al lado de Raúl, una señora.

Solo que ahora era el momento de la partida, otra vez. Volver sin tener muy claro el futuro. Aún no lo sabían,peroestenuevoéxodonoseríamuchomejor.Según el comunicado publicado en el blog Debate ciu-dadano sobre Hidroituango (http://debatehidroituan-go.blogspot.com), las condiciones del regreso de las co-munidades a sus territorios fueron humillantes.

“Todos, incluso niños y niñas, salieron de la ciu-dad sin haber recibido ningún tipo de alimento, esto ocasionó incluso que una de las mujeres se desmayara en el camino y tuviera que ser internada en el hospital deSantaRosadeOsos.Todos llegaronaaltashorasde la noche del viernes e incluso al día siguiente. Sin en dónde pernoctar algunos fueron dejados a la deri-va, a otros se les improvisó lugares que no contaban con las mínimas condiciones. (…) La salida del último vehículosediodespuésdelasdosdelatarde,apesarde las múltiples ocasiones en las que las comunidades insistieron en la necesidad de llegar temprano por la

delicada situación de orden público en la zona. Hasta el día siguiente sábado 26 de octubre a las 5:00 p.m. estaban llegando las últimas familias a sus sitios de des-tino,despuésdehabervividolavaradadelvehículoquelos transportaba. Además, no los llevaron hasta el sitio que se comprometieron, más de 15 personas fueron de-jadas a su merced en el corregimiento El Valle de To-ledo y cuando la justa molestia del líder del grupo fue expresada por el evidente incumplimiento la inmediata respuesta de los funcionarios públicos fue llamar a la Policía”, dice el comunicado.

Por ahora, es poco más del mediodía. Faltan horas para que lleguen los buses. Apenas el muchacho termi-nó de llenar el formulario, alguien gritó que ya iba a empezar la transmisión de Hora 13 noticias. Hombres, mujeres y niños se reunieron en torno al único televi-sor que tenían en el coliseo, esperando ver en pantalla las declaraciones que dieron esa mañana en la rueda de prensa. Comenzaron las noticias: “Barequeros y campesinos afectados por el proyecto Hidroituango afirman que su retorno se da por desgaste, más no por haber logrado su objetivo”, dijo el locutor.

El éxodo hacia el cañón del río Cauca

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Letras

No. 66 Noviembre de 2013

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Tresescritorasdelaciudadquereciénpublicansuprimerlibro.Tresestilosdiferentesque,de alguna forma, dan cuenta de la literatura antioqueña de hoy.

Danielle Navarro [email protected]

Al leer cada uno de los 19 textos del libro Mujeres de úteros vacíos y percibir las voces de esas mujeres, uno puede preguntarse cuál es la voz de Alejandra: si es ella siempre la protago-nista, si los cuentos son un reflejo de su realidad o solo son un eco de sus pensamientos.

Y no resulta tan absurdo preguntarlo porque esa voz que, entre las páginas, se muestra con dureza y sin escrúpulos, es ella –la autora– y no es ella, al mismo tiempo. Con sus propias pala-bras: “No soy yo, pero estoy ahí sin estarlo al pie de la letra”.

Alejandra Arcila Yepes es una escritora novel nacida en Medellín. Tiene 26 años y reciente-mente el Grupo Planeta le publicó su primer libro, con el cual ganó en 2012 una de las Becas para la Creación Artística, en Cuento, que otorga la Alcaldía de Medellín.

SusprimerospasoslosdioenMedellín,enelbarrioBelén.Deniña,disfrutabatantoescribiren papelitos como jugar ajedrez. Incluso tiene medallas. Fue su padre, León Jairo Arcila, quien le dio las primeras bases y le enseñó a mover las fichas.

Al graduarse del colegio La Inmaculada, de Itagüí, le gustaba el Derecho. Aún le gusta, pero finalmente se decidió por la comunicación. Y no se equivocó. El paso por la universidad le dejó la sensibilidad necesaria para escribir con delicadeza palabras que desgarran.

En 2009 se tituló como Comunicadora en Lenguajes Audiovisuales en la Universidad de Me-dellín; ese mismo año escribió “Juego”, el primer relato de su libro, como resultado de una tarea del Taller de Escritores al que empezó a asistir cuando aún no había conseguido trabajo. Así, pasó de elaborar ensayos y críticas literarias en la universidad a crear sus propios relatos en el Taller.

La comunicación le enseñó a ser precisa, a decir solamente lo justo; el taller, a aplicar en la literatura, de manera creativa, su formación profesional: concebir ideas claras que retrataran, con pocas palabras, todas esas experiencias que ha logrado condensar en las historias. Alejandra le tiene un cariño especial al primer cuento del libro, no solo por ser el primero que escribió en su vida, sino porque en ese juego erótico en el que una mujer deja que su pareja abuse de ella, la escritora convierte en ficción uno de sus más grandes miedos. Incluso se le quiebra la voz cuando habla sobre esto.

Otrodelostemoresesperderasumadre.Noescribesobreestetemanisobrecualquieraquehable de la relación madre-hijo. La única vez que lo intenta, en “Del tamaño de una uña”, el niño no nace. De hecho, el título Mujeres de úteros vacíos corresponde a esa incapacidad de llenarlos durante todo el libro. Ninguna de esas mujeres es madre. Ella tampoco.

Disfruta del cine, las películas de Woody Allen, y de la literatura, los libros de Alejandra Pizarnik. Para relajarse, le gusta escuchar rock; para descansar, procura buscar espacios verdes y lugares que le permitan tener contacto con la naturaleza.

Escribir le apasiona. Ha encontrado en sus cuentos una manera de convertir en ficción su propia realidad. No pretende criticar, juzgar ni agregar ningún comentario; simplemente ilustrar con palabras, unas veces, sus miedos; otras, sus experiencias; y las demás, situaciones, emociones ydoloresquevivenconfrecuencialasmujeresdehoyyqueseexpresanatravésdelcuerpo,conla piel reseca, con la orina oscura o con la caída del cabello.

Las 19 historias están escritas en un monólogo que tiene voz de mujer. Una voz que se escu-cha a veces triste, a veces con dolor, a veces con rabia; pero es siempre una voz femenina la que narra experiencias que podría vivir cualquier mujer de esta generación.

Quizás, en la mayoría de estas mujeres hay vestigios de la voz Alejandra Arcila Yepes y, en todasellas,losrasgosdelavozdelaliteraturaantioqueñadeestaépoca.

Estefanía Henao Arboleda estefaní[email protected] Andrea Uribe Yepes [email protected]

Alguna vez, la novelista y ensayista norteame-ricana Susan Sontag declaró su amor a las limitaciones porque en ellas encontraba la

inspiración para sus escritos. Este es el caso de Marcela Velásquez Guiral, autora del libro ¡Mira lo que trajo el mar!, quien no sabe nadar y no conoció el mar hasta “ya vieja”, pero cuando mira las olas, el sol y el agua salada encuentra la inspiración para sus cuentos.

Marcela nació en Yolombó (Antioquia), en el co-rregimiento La Floresta. Vivía allí, aunque su familia

Aún no era grande: Estefanía Uribe Wolff

Algunos de los textos de Alejandra se han publicado en antologías literarias: Na-rrativa BINARIUS (Universidad EAFIT) donde ganó en las categorías de relato

corto (2011) y fotografía (2011) y en ediciones virtuales.

¡Mira lo que trajo el Mar!: Marcela Velásquez Guiral

provenía de Medellín, porque su padre era profesor en el colegio del corregimiento. Creció protegida por los libros y por las voces que contaban solo historias: “En mi casa había una gran biblioteca que era de mi papá. Unoaél loveíasiempreestudiandoporqueparaserdocente, antes había que hacer la Normal, una tecno-logía, luego la licenciatura. Entonces, era pegadito a los libros”.

Y de verlo, algo se le pegó. Cuando cumplió 16 años y se vino para Medellín, con su hermana y su mamá, empezó a estudiar Bibliotecología. En esta carrera en-contró su vocación y su pasión. La vocación en la pro-moción de la lectura y la escritura, sobre todo con los niños, y la pasión en la escritura, aunque esto último venía de antes.

“Cuando pequeña, escribía poemitas por encargo a las amigas, aunque ya no me atrevo. Pero estando en laUniversidadfuequemedediquéalanarrativa.EnclasesdeLiteraturaempecéaescribirmuchoscuentos,pero nada publicable, más para uno. Yo escribía para pu-lirme porque me gustaba, nunca pensando en publicar”.

Marcela es inventora, desarrolla proyectos en su cabeza que pasa a libretitas que luego transcribe y terminan en cuentos. Ella escribe historias para ella, escribe las historias como a ella le gustaría que se las contaran y cree que el motivo es que más que música, que aire, escuchó historias de su madre o de un vecino que los sentaba a ella y a sus amigos en la acera a que escucharan su pasado.

Con voz de mujer

Mujeres de úteros vacíos: Alejandra Arcila Yepes

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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Eliana Castro Gaviria [email protected]

Tenía cuatro años cuando se fueron ElMiamor,RositayAngélica.Aúnno era grande y sus amigos imagi-

narios se fueron con su tío Juan a la Guajira: Rosita,devestidoazul;Angélica,conelrosa-dito, y El Miamor, siempre de rojo. Muchos años pasaron hasta su regreso, cuando Este-fanía Uribe Wolff empezó a escribir los diez relatos de su primer libro.

Estefanía tiembla, todo el tiempo. Por laspastillas,elcigarro,elcafé, lavida,porloquesea.Sonríe,también,peroconmenosfrecuencia. Lo hace traviesa, insolente, cuan-do dice esas cosas que a la gente no le suele gustar. Como que detesta a los periodistas o que en la Universidad de Antioquia le decían ‘Tabanito’ y en Eafit, ‘Reina de Corazones’ porque le tenían miedo. Es escritora, a secas, sin ninguno de esos títulos que clasifica a las personas. Es un espíritu libre que solo respe-ta las normas de la Real Academia Española.

Son las paradojas de la vida, las obsesio-nes. Dos amores que vienen ligados, su abue-la y las palabras. A los nueve meses aprendió a hablar: “Yo tengo un espíritu libertario, a pesar de que me ponga muchas cadenas; yo tenía que llegar rápido a conquistar la pala-bra”.Otrodíaencontróenlacasadelaabue-la un libro de Fernando Ávila, Español correc-to para dummies, y se lo leyó todo. “Luego me convertiría en una obsesiva de las palabras, de las letras, de la manera de juntarlas y conjugar los verbos, de sus significados y de quienes trabajan con ellas”, dice en su libro.

A los 13 años comenzó a escribir, des-pués de leer Mientras llueve, de Fernando Soto Aparicio. En el libro, Celina Valdivia estaba injustamente en la cárcel y tenía un diario porque era la única forma de soportar

talsituación.“Yotambiénestabainjustamenteenelcolegio,muysola,yempecéundiario;nosésimeservíaperome ayudó para ser lo que soy ahora”. Cuando pasa mucho tiempo sin leer y necesita escribir, busca a Serrat. Vuelve, porque cuando aún no era grande, su papá y su abuela la arrullaban con esas canciones.

A Saramago y a Serrat debe el tono del libro. Aún no era grande significa una sola cosa, la conquista de la ficción. Estefanía necesitaba escribir algo que

estuviera menos ligado a ella, menos mártir; y en ese proceso su siquiatra tuvo mucho que ver: “La doctora Irene,

Aún no era grande: Estefanía Uribe Wolff

Con ¡Mira lo que trajo el mar!, Marcela fue ganadora de una Beca de Creación en Literatura Infantil, en la categoría Cuento, otorgada por la Alcaldía de

Medellín en 2012. El libro está ilustrado por el artista argentino Gusti.

Estefanía Uribe Wolff fue redactora del suplemento Palabra y Obra, del perió-dico El Mundo, y columnista de El Tiempo.

a quien está dedicado el libro, sabe mucho de literatura infantil, y uno en las terapias regresa a la niñez. Ella fue la que me dijo ‘Vos escribís muy bien, Estefanía, ¿porquétetenésquetratarmal?Esoestuyo’”.

Por eso, estos diez relatos son un viaje hacia a la infancia, con la sorpresa y la naturalidad que ese viaje implica cuando es sincero, sin poses. Porque más que el afán por publicar un libro, la autora tenía en mente cerrar sus cicatrices. Son los amigos imaginarios, los objetos transicionales, los deseos infantiles que la acom-pañan toda la vida, las paletas de limón, los primeros amoresylosdefinitivos.México,Frida,Chavela.Todoslos amores, que son absurdos siempre. Y Justina, su amiga, la grande, la que sabe todos los misterios del mundo que ella admira, como las tristezas.

Pero,¿quésonestostextos?,¿cuentos,ensayos,cró-nicas? Ni Antonio Caballero ni Carolina Sanín lo sa-ben, pero les gustó el libro, y eso hace feliz a Estefanía, que ya había dicho algo en el primer relato que escribió, “Pastillitas”: “Bonito fuera: tomar pastillas de ciencia ficción, futuristas, y así, de la nada, volverse cuentista”.

Entretanto,tambiénestálapolítica.Oestabapor-quedespuésdeperteneceralpartidoLiberal,seretiró.Por ser hija del rector de la Universidad de Antioquia le han sobrevenido más de mil problemas por lo que hace o dice; ya hasta perdió la cuenta de las veces que la han llamado ‘comunista’: “Ya quisiera yo, pero ni mis circunstancias ni mi medio me lo permiten”, le escribió alguna a vez a un profesor. Por ser Uribe, cuando acom-pañaba a Piedad Córdoba y hacía las veces de escudera, tuvo más líos. Hasta que algún día, Piedad dijo que era uribista: “Sí, uribista por Estefanía”.

Tiene un blog con un amigo, Constantino Villegas, sobre ortografía. Un blog que debería ser de consul-ta diaria precisamente para periodistas, para todos: Prole.es, prole que significa descendencia, y porque es un Proyecto de Lengua Española. Ya no es tan radical como antes con estos asuntos, aunque con las tildes si-gue siendo implacable.

En uno de sus últimos sueños, se casó con Borges. Jorge Luis tenía 101 años y cuando se casó con Estefa-nía empezó a ver. Él quería leer su libro, pero ella no quería dárselo porque se le acababa la vista. “Fue un sueño bonito y la gente nos miraba raro”, concluye Es-tefanía. Y como en alguno de los relatos, repite: “Algo de inocencia infantil guardo o será que en algo debo crecer”.

“Ella se dedicaba a cuidarnos, a contarnos histo-rias. En el pueblo, se iba mucho la luz. Cuando la gue-rrilla se iba a entrar, por ejemplo, a Yalí, que era un municipio cercano, casi siempre quitaban la energía. Mi mamá tiene 15 hermanos, entonces tenía muchas historias para contar: las travesuras de los hermanos o de ella y nos las contaba en la oscuridad”.

A Marcela, las historias que le gusta contar son, so-bre todo, para niños. Aunque dice que eso de decir que son para niños o adultos son etiquetas de las editoriales y producto del consumismo porque un niño no va a leer Cien años de soledad, pero un adulto puede divertirse mucho con Las Aventuras de Tom Sawyer. Entonces, me-jor dice que escribe para ella, pero lo que ella escribe lo leen los niños.

En ¡Mira lo que trajo el mar!, los hechos y los per-sonajes son contados con un lenguaje simple, aunque algunas de las historias tengan un trasfondo complejo. Para ella, en los cuentos para niños no deben de es-tar ausentes los temas cotidianos, por más crueles que sean. “Hay muchos que se asustan cuando uno habla de muerte o de desaparición, pero los niños están in-mersoseneso.Essabérseloscontar;noeseltema,sinosaber cómo se les cuenta”.

Actualmente trabaja en dos proyectos en la Universidad de Antioquia. Uno, sobre la forma-ción de lectores, y otro, como asesora en un Plan de Lectores para todos los colegios de Itagüí. En lostiemposlibres,tambiénenlosocupados,bus-ca historias con los oídos, la vista, el tacto:

“Para encontrar historias uno se vuelve como una parabólica. Uno está pendiente, lo que dicen en el bus, en todas partes. Uno no es chis-moso, pero sí curioso y se inventa hasta lo que están hablando. Y eso es lo que se quiere con la literatura, que las personas sean muy sensibles a la vida y uno, de pequeñas cositas, escribe algo”.

¡Mira lo que trajo el mar! es producto de la caza de esas pequeñas historias. Niños que vi-ven en el mar y aprovechan el agua salada para hacer sus travesuras. Animales disfrazados de otros animales o niños que se creen animales crean pequeñas historias entrelazadas que for-man como una “pequeña novelita” que puede ser leída por quien quiera en un ratito de brisa costera acompañado de historias “algunas dul-cescomoelmangomaduro.Otrassaladascomoel agua de mar”.

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No. 66 Noviembre de 2013

10 Entrevista

AlfredoMolanoBravoes,antetodo,escritor,tambiénsociólogo y periodista: recorre, escucha y escribe. Le gusta meterse en la zona rural de Colombia y

encontrar personajes que cuenten sin ínfulas susvivenciasenunaépocadeguerra,

violencia, desplazamiento o cualquiera de estos temas que, tristemente, hacen parte

del paisaje colombiano.

Andrea Uribe Yepes [email protected]

A Julio, gracias.

Aquí, en su casa, de ventanas grandes por don-de entra la luz a raudales, Alfredo Molano viste camisa color lila y chaleco amarillo que

hacen juego con una sudadera negra, desgastada, y unos zapatos blancos pequeños. Tiene el cabello cano hasta el cuello, desprolijo, con algunos pelos negros que no quieren envejecer y que se asoman en su peinado.

–Rápido que no tengo mucho tiempo –dice mien-tras se toma algo caliente.

Es una mañana de frío en Bogotá. Alfredo se sien-ta en un mueble amarillo, en la sala, al lado de una ove-jademadera;tambiénhayvariosobjetosqueparecenrecuerdos. Más allá se ve una cocina amplia, cerca del comedor.Apenassicomienzoaexplicarquéhagoacá,cuando Alfredo vuelve a apurar. Entonces, sin más, empiezo:

¿Cuál considera que es su método?Yo hago entrevistas con la gente. Desde que llego

a una región, voy conversando con la gente. Voy entre-vistándola en dirección al tema que me interesa. Ya no hago casi grabaciones; tomo notas y trato de redac-tar inmediatamente las impresiones que tenga y, sobre esas impresiones, voy construyendo un texto que luego redacto... Así que reportería estricta, de ir a hacer un reportaje, casi no hago. Diferencio entre la crónica y el reportaje en que la crónica tiene más subjetividad. Y yo considero que eso es válido porque uno es parte del tema que está tratando, que si es la lucha armada, la cuestión agraria, uno está metido ahí de todas maneras.

Cuando uno entra en el mundo de lo cotidiano so-cial,nonecesita loacadémicoparaentenderelmun-do.Ononecesitaesosmarcosteóricosniesasgrandesestructuras conceptuales, me parece que sobran. La persona que está relatando y el relatado son la misma. Ahí se rompe la dicotomía del de allá y el de acá, de lo objetivo y lo subjetivo, esa es la idea.

¿Qué cree que le falta al periodismo actual-mente?

Pasión: eso es lo que le falta al periodismo hoy, y aventura, libertad, independencia. Ahora es muy jo-dido porque los medios tienen sus propias formas de subordinar a los periodistas y las empresas de subor-dinar a los medios porque, finalmente, los medios son empresas regidas por la ley del valor, la ganancia, la rentabilidad.

¿Esto aplica incluso para el periodismo in-formativo, del día a día?

Yo sí creo que debe tener pasión y, cuando digo pa-sión, es subjetividad. De todas maneras, la objetividad es una selección subjetiva, es una trampa que se hace, que se presentan las cosas como sobrias, ajenas, como lo verdadero. Cuando un periodista escoge determina-do acontecimiento, lo hace subjetivamente, entonces ¡paraquénosdicenmentiras!

Lo objetivo no es una realidad que se halla escon-dida en el mundo, que uno la encuentre y esa es la que debe contar. Es decir, lo subjetivo es un camino tambiénparaencontrarlaverdadylaverdadpuedesersubjetiva.¿Esodeobjetivoquéquieredecir?¿Loesen-cial?, ¿lo central?, ¿lo trascendente?, ¿lo oficial?

¿Cuál cree que es la mayor falla del perio-dista?

El periodista no escucha. Debe preguntar menos y oír mejor. Hay una manera muy antipática de los pe-riodistas y es que no preguntan, sino que interrogan, que es algo venido de la inteligencia militar o de los juzgados, que buscan la objetividad y coger a la gente en la trampa. Al periodismo le pasa que confunde la realidad judicial por la realidad social, nos volvieron agentes institucionales. El pueblo lo baja a uno duro…, lobajadelgolpazo.Métaseunmesconlagenteyverácómo le tumban a uno todos esos andamiajes; es nece-sario pasar por esa experiencia.

¿Cree que uno escoge las historias y los te-mas según su pasado?

Es muy válido lo que dice Sábato: “Los fantasmas lo escogen a uno”; es decir, los temas lo escogen a uno, le van llegando por su formación, por su historia, por sus condiciones, por sus peleas, por su personalidad. Y eso es lo que hay que desarrollar, eso es lo que el mundo le pone a uno a la mano. Lo otro, es decir, esa posibili-dad de que uno sea universal y escoja con libertad, eso no es verdad.

¿Qué es para usted el camino, el salir, el recorrer?

Elirseparaafueratienequeserirsetambiénparaadentro… Lo que quiero decir es que lo que llamamos lo de afuera, el mundo social, político y económico, no puede ser entendido si no hay una búsqueda espiritual interior, no religiosa ni tampoco psicoanalítica. El pe-riodismo es la feria de las vanidades, por eso es tan importante el camino interior porque a usted el camino interior lo baja de la vanidad.

¿Cuál fue su experiencia en la Universidad de Antioquia?

PasétresañosenlaUniversidaddeAntioquia,fuiprofesor de Sociología, pero lo más interesante de ese proceso es que estuve esos tres años con Estanislao Zu-leta.TerminésiendopartedelgrupoíntimodeZule-ta… Ahí leímos El Capital, Nietzsche, Freud, y aprendí más en esos tres años que en toda la universidad. Si a mí me dicen que hay una visión conceptual detrás de mi mirada periodística, digo que es cierto, pero esa es la de Zuleta, que finalmente nos enseñó fue a despren-dernos de esa estructura conceptual… Actuar con ella pero no a reproducirla en lo que miramos.

¿Cree que el periodismo deba tener lugar en la academia?

Yo ese lenguaje que ustedes usan no lo entiendo mucho,perolescuentoconsinceridad:yonosoyacadé-micoenperiodismoniennada;esolodejéhacemuchosaños.Abandonélaacademia,lasmetodologías,lasepis-temologías y demás pendejadas. Tampoco hago repor-tería. Yo hago crónicas, relatos que tienen la diferencia de ser más subjetivos, más literarios si se quiere, menos científicos.Yonoestudiéperiodismoenlaacademia:yosoyempíricocomosellama,yomeformésolo.

Los periodistas antes no eran profesionales, por lo menos hasta los años 60, 70 y, de alguna manera, la academia congela el oficio, lo somete a normas, a me-todologías que llaman ahora, a caminos. Y eso le quita interés,aventura,diversión,profundidad.Entonces,yoconsidero que la academia es un lastre para el periodis-mo y para todo lo que no sea una ciencia. En las hu-manidades, sacar a la persona del mundo donde vive, trabaja, sufre y sueña no solamente es una pretensión, sino una imposibilidad.

La academia y las instituciones tienen su propio lenguaje para los que hablan y comparten ese lenguaje, que son conceptos y miradas sobre el mundo. Enton-ces, trasladar una investigación jurídica, sociológica o política al lenguaje popular es una cosa que no se hace porque hay un círculo de escogidos a los cuales están dirigidosesostextos,comolosmédicosolosabogados;eso es un círculo ahí cerrado.

¿Por qué cree que genera a la academia cierta incomodidad la voz del pueblo, la mirada social?

Porque les quitan el andamio donde están subidos. Laformaciónacadémicaesunandamiajedondeunova subiendo, una especie de pódium, y si a usted se lo remueven no le gusta porque usted cree que está, que hizo un camino valioso que le costó dinero y sacrificio y se cree poseedor de una cierta verdad. Si a usted le mueven el andamiaje, queda descompuesto.

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doño Alfredo Molano:

un viaje al nervio del país

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Teatro

Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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Uno de los libros más importantes de Alfredo Molano es llevado ahora al teatro. Una mirada a la difícil vida, para

muchos colombianos, en las cárceles.

Andrea Uribe Yepes [email protected]

Para Emmanuel. De día y de noche, ¡para toda la vida!

Suena un pito y comienza la obra. Suena como suena el comienzo de un día en la cárcel y de la misma manera en que se pautan las rutinas

del suplicio en las paredes espejo del país. En el Teatro Libre Sede Centro (Bogotá), a las 11 de la mañana, muy temprano para este tipo de encuentros, todo parece de-masiado oscuro. Se presenta la obra de teatro Penas y Cadenas, adaptación del libro homónimo del escritor e investigador Alfredo Molano.

Varias historias convergen y crean algo parecido a una sinfonía de la miseria. Hombres con manos man-chadas, mujeres con crímenes heredados, otras que atenúan su voz ronca para llenar vacíos creados por el pasado. Pequeños en el lugar equivocado y otros que completan los pocos espacios en blanco que hay en cual-quiera de las cárceles del país, crean una obra de teatro que es libro y realidad.

La obra cuenta cinco historias de personajes que, dentro y fuera del penal, retratan lo que se vive es-tando a merced del sistema penitencial colombiano. Al ritmo de hip hop, tango, corrido y ranchera en el espec-táculo de cabaret, se mira y se piensa lo que es carecer de derechos humanos en un recinto donde todos los han violado.

La representación teatral de Penas y Cadenas, adap-tacióndeCésarMoralesFigueroayNataliaTorresconestudiantes del Arte Dramático de la Universidad Cen-tral y el Teatro Libre (Bogotá), muestra lo imperdible en el show del sistema carcelario colombiano, por medio de voces que, a la mejor manera de Molano, asumen su tono real para retratar toda una historia nacional.

La realidad En Holanda existe un serio problema carcelario:

no hay presos y las cárceles desoladas lloran por inúti-les. A pesar de que en los años 90 la cantidad de reos superaba la capacidad de las cárceles de ese país, el mi-nistro de justicia, Nebahat Albayrak, anunció que está por cerrar ocho cárceles porque desde que legalizaron lamarihuananohayaquiénencerrar.

Talvezestaseatambiénunadelassolucionesparalas cárceles en Colombia donde, a diferencia de Holan-da, los presos no caben. Hace 10 años, las prisiones en el país albergaban unos 35 mil internos, hoy más de 85 mil se encuentran hacinados, en condiciones deplora-bles y con el espacio vital reducido a la asfixia.

Sin embargo, no parece haber una solución inme-diata. Según declaraciones del director general del In-pec, Gustavo Adolfo Ricaurte, “Mientras en lo corrido de enero ingresaron 2.740 personas, en el mismo perio-do solamente salieron 700”. Y a los que entran, les vale tener un lugar donde sufrir.

Carcelero: ¿Usted es rolo o paisa?Bombillo: ¿Cómo así?C: ¿Rolo o paisa?B: Paisa, y paisa de los de mazamorra.C: Patio número tres, con su gente. ¿Celda o pasillo?B: Pues, celda.C: Son novecientos mil…Es que cual billar o multinacional, la cárcel se rige

bajo una lista de precios y una tabla de preferidos que, según calibre y quilates, pueden o no acceder a ciertas comodidades. Hay desde patios cinco estrellas hasta multas por no dormir en el calabozo. Cobran una cuota por tener acceso a una cama y hasta por un pedazo de suelo dentro de una celda.

Veinte mil por la bandeja de comida –la bandeja–, 150 mil por recuperar un celular incautado, 20 mil pe-sitos por borrar una falta y se cobra hasta seis veces más de lo que vale un cuarto de aguardiente en la calle. Hay un peaje para poder salir del pabellón y se paga una mensualidad escuelera para evitar la requisa. ¿A cómo la lloradita? ¿A cómo el orgasmo de domingo? ¿A cómo el silencio? Pero mejor se paga porque en la cárcel lo que no se cobra con plata se deduce a tiros.

El Barne: en la cárcel se paga por todo, se le paga a los ‘carros’ que son los mensajeros que a su vez le pagan a los ‘caciques’.

La Modelo: que a su vez le pagan a la guardia, que su vez le paga a la dirección.

La Picota: que a su vez le paga el Inpec, que a su vez le paga al Ministerio de Justicia.

El Barne: la cárcel es una gran plaza de mercado.

La denunciaPenas y Cadenas es un ‘chivatazo’ sin pliego de pe-

ticiones. Es un recorrido de acusaciones implícitas para el Gobierno que no se sabe si se ha hecho el bobo o se le ha ido de largo el problema que tiene tras las rejas.

Porque no solo es que se maneje la cárcel como una plaza de mercado o que la fuerza la siga teniendo el más rico, el más malo, el más temido. Es que los pe-nales no están cumpliendo su labor “civilizadora y edu-cativa” que tanto pregonan algunos; están, más bien, convertidos en huecos hondos de desigualdad, maltrato e injusticia.

La Picota: esto jamás va a ser un lugar de rehabi-litación.

La Modelo: las cárceles, más que un lugar de reha-bilitación, son un lugar de investigación, aquí se inves-tiga la frontera entre la normalidad y la locura.

Isidro: ¡Compañeros! Es imposible que desde la cárcel se pueda cambiar la sociedad, pero aunque difí-cil, el poder político puede imponer la vigencia de los derechos humanos, como una manera de rehabilitar al penado, que es plenamente consciente de que su delito fue precisamente la violación de esos derechos. Estado que se respete, no puede adoptar la violación de los derechos humanos dentro de su sistema porque eso es condenar doblemente al preso y legalizar la Ley del Talión que, como ustedes saben, solo termina cuando todos quedemos ciegos.

El reflejoAlfredo Molano lo dice mejor que cualquiera: la

cárcel, más que un panóptico, es un reflejo de lo que hay afuera. “Es que esa gente tan jodida es el reflejo exacto de lo que es esta sociedad, es un espejo. Es una realidad chiquita que contiene todos los elementos que en la grande existen, es el país metido entre cuatro paredes, eso es lo que yo quiero mostrar, un país es tan asqueroso como una cárcel”.

Por eso es que Penas y Cadenas no es solo una de-nuncia, sino que es una interpretación del país. “No es que las cárceles sean un infierno en medio de un océanodebondades,comodicenenestepaís”.Esquede todo lo que arde es el lugar más inflamable.

El dolor, producto del encierro, se pone casi al margen cuando los cuerpos son también maltratados dentro del penal. El ham-

bre y los golpes son las formas más comunes de violencia.

En Penas y Cadenas se ve cómo dentro de la cárcel el que tiene más poder es al que menos le tiembla para matar,

lastimar, robar.

Nota de la autora: Los diálogos dentro del texto son extractos del libreto de la obra

Penas y Cadenas, del autor Alfredo Molano, adaptado por el director César Morales

Figueroa.

Fotografías: cortesía producción Penas y Cadenas

Penas y Cadenas[En la ciudad del pecado, el crimen no es casualidad]

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Reportaje gráfico

No. 66 Noviembre de 2013

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En el departamento del Cauca, al suroccidente de Colombia, se encuentra asentada gran parte de la comunidad indígena Nasa, un pueblo que lucha por mantener vivas

sus tradiciones. Entre estas, el Ritual de las Semillas.

Lucy Fernández Mestizo [email protected]

Apenas caen los primeros rayos de luz del día, un grupo de hombres indíge-nas, con ruanas, sombre-ros, flautas y tambores, se

alista para ir en busca de un árbol al que llaman Saakhe-lu, en las montañas del Resguardo de Jambaló, en el de-partamento del Cauca, donde vive la comunidad Nasa.

Al son de las flautas y tambores, los indígenas ca-minan hacia el lugar donde está el árbol que será corta-do. Son aproximadamente 250 personas, entre jóvenes y adultos, quienes se reúnen para cargar aquel árbol sagrado. La mañana es fría. Los tambores no dejan de sonar, el sonido de las chirimías es parte del ritual, al igual que la chicha, una bebida de caña que es tradicio-nal en esta zona.

Es un momento de mucho respeto, sagrado. Todos esperanlasindicacionesdelsabioymédicotradicional,autoridad espiritual, llamado Thê’h wala. Él hace el ritual de limpieza con el fin de armonizar las energías con la naturaleza para que, de este modo, no haya un descontrol y ningún tipo de accidente.

El árbol del Saakhelu mide aproximadamente 17 metros; en el momento de cortarlo, todos deben partici-par. Primero, empieza Thê’h wala; luego, cada persona asesta un machetazo hasta que el árbol cae al suelo; después, se levanta y se lleva al lugar del ritual, sinestropearlo ni dejarlo arrastrar o tocar el suelo, pues, según los mayores, si este se deja caer se volvería más pesado al levantarlo.

El Saakhelu, acorde con las señales de los espíritus, puedesermachoohembra.Entonces,elmédicotradi-cional es quien dice cuáles personas pueden ir a cortar el árbol. Si esta especie es macho, las mujeres son las encargadas de llevar el árbol al lugar del ritual. En este caso, el árbol es hembra, por lo tanto es cargado y lleva-do por los hombres.

Dentro del universo Nasa, con este árbol se realiza el Ritual de las Semillas que consiste en ofrendar a los espíritus de la naturaleza, el sol, la luna, el cóndor y el colibrí, las semillas de las plantas para que haya cose-cha en abundancia y evitar la hambruna.

Durante el recorrido, hay un tiempo para descan-sar.Enésteserepartelachichaochaguasgua,bebidaque es llevada en calabazas. Aunque las personas se sientan, no hay rostros cansados; se refleja alegría, es un momento para compartir. Están celebrando un ritual que los identifica y los une en torno a sus costumbres.

Al cabo de un tiempo, continúan cargando el árbol al sitio destinado para el ritual. En el lugar, las mujeres y demás personas que no acompañaron el corte del ár-bol están esperando. Todos deben tener, previamente, la cabeza bañada por los Thê’h wala, quienes emplean remedios frescos para armonizar la llegada del árbol.

Al llegar al punto elegido, el árbol se recibe con alegría, que a su vez llena de fuerzas a los que lo carga-

ron. Las personas hacen su último esfuerzo, siembran el tronco en el lugar destinado por el Thê’h wala, quien previamente ha realizado rituales para armonizar el punto de siembra.

¡Todo está listo! Empieza la danza de bienvenida al árbol sagrado; el sonido de los tambores y las flau-tas no para. Entonces, se escuchan los gritos ¡Saakhelu we’we!, que significa ¡Viva el Saakhelu!, y las mujeres empiezan la danza de bienvenida alrededor del árbol. Es una cadena que poco a poco va creciendo. Allí par-ticipan todos; nadie se puede quedar mirando, pues ha empezado la parte más importante del ritual.

Desde muy temprano, al lado de la carretera de la vereda La Palma, del Resguardo de Jambaló, norte del Cauca, la comunidad reunida se alista para ir en busca del árbol de Saakhelu.

Thê’h wala, Mariano Pilcué, es el encargado de abrir camino, equilibrando las energías con la naturaleza. Cuando llega al árbol de Saakhelu, alza su mirada en señal de saludo y respeto, buscando el permiso del árbol para poder cortarlo y transportarlo.

En busca del árbol sagrado

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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Al ritmo de la flauta y los tambores, se empieza a cortar el árbol para luego trasladarlo al lugar donde será enterrado. Es importante que todos los hombres, desde los niños hasta los ancia-

nos, le den machetazos al tronco porque simboliza unidad y vitalidad. Esto se hace en minga y guiados en cada momento por Thê’h wala.

Desde los niños hasta los ancianos participan cargando el árbol para que haya unión de fuerzas y así poder transportarlo. Thê’h wala no ayuda a cargar el Saakhelu porque va

adelante, atrayéndolo con los remedios para que no se llene de malas energías y no sea tan difícil su movilización.

Thê’h wala armoniza las energías de los participantes a través de plantas frescas. Es un ritual que los ancestros de la comu-nidad indígena Nasa dedican a la Madre Tierra, en especial,

por sus semillas.

El árbol, que mide aproximadamente 17 m, es llevado por cerca de 250 personas.

Para el ser Nasa, todas las plantas tienen vida y espíritu. Y al igual que nosotros, deben armonizarse para mantener el equilibrio hombre-naturaleza.

A pesar de la dificultad para bajar el árbol desde la montaña, hay un tiempo para descansar: se comparte la chicha o chaguasgua y es un momento para recuperar las

energías para continuar, pues el recorrido apenas empieza.

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Crónica

No. 66 Noviembre de 2013

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Muchos no lo saben, pero existe un Colegio Nocturno de Bachillerato de la Universidad de Antioquia, que ya cumplió 60 años. Sin embargo, el que antes fuera una institución de

luz vive ahora su momento más oscuro.

María Paula Rubiano [email protected]

Solo una vela ilumina las paredes de uno de los salones del Bachillerato Nocturno de la Universidad de An-

tioquia. Sentado en un pupitre, al fondo de la habitación, un hombre adulto mira absorto esa única vela pegada al suelo con plastilina de colores. Afuera, en el corredor del patio in-terno,variosestudiantessefijantambiénen la luz de otra vela que alcanza a iluminar un pizarróndonde se lee: PREMIONOBELDELITERATURA: Alice Munro, PREMIO NO-BEL DE FÍSICA: Peter Higgs.

Seabrelapuertadeotrosalón,ylaluzeléctricaahoga la luz amarillenta de la vela.

“¡Ah, profe, dígales que no abran que nos dañan el experimento!”.

Guillermo, el profesor de Física, de manera cordial les pide a los estudiantes del segundo salón que, si ya terminaron, mantengan la puerta cerrada.

“Es que estamos haciendo un experimento sobre la re-flexión de la luz, seguro que ustedes lo hicieron en el cole-gio”mediceAbelRamírezPérez,elrectordelainstitución.

Yo solo atino a pensar que ningún salón de mi cole-gio podría llegar a ser tan oscuro para que la vela fuera la única visible. Pero entiendo que, en el universo cotidiano de este hombre, la oscuridad necesaria para realizar este experimento no le resulta ser un inconveniente.

Entre las caras de los jóvenes que miden las distan-cias de la luz proyectada por una pantalla de papel, se distinguen tres rostros de adultos. Uno de ellos, el del hombre que está absorto con la luz de la vela, Miguel Valencia, es quien escribe en los tableros del Noctur-noytambiénenlosdelasporteríasdelaUniversidaddeAntioquia.Miguelesunestudiantesuigéneris.Nopasó el examen de admisión para ingresar al bachillera-to, pero por llamadas del Vicerrector de la Universidad de Antioquia le abrieron un cupo hace cinco años. Per-diódécimoylorepitió,yaunqueestabaapuntodeper-derlo una vez más, los profesores de Física, Matemáti-cas y Química le permitieron continuar. Miguel cursó undécimo,noaprobóyseausentóduranteunañodelcolegio Nocturno. En 2013, pidió reingreso para poder graduarse en el Paraninfo y no por ventanilla: “Él tie-ne la Universidad encarnada en las venas, entonces le dijimos que sí”, dice Guillermo Tabares.

“Perosiélsoloestabacomoincompleto,¿esonoescomo… ilegal?”.

Guillermo se ríe.“Aquí nosotros vivimos en un ‘limbo legal’”.Y es cierto. Abel, el rector del Colegio Nocturno,

hoydalasclasesdeInglésporquelaUniversidadnun-ca nombró un reemplazo cuando la profesora de esa materia se jubiló hace tres años. A pesar de que los docentes tienen contratos para dictar 18 horas de cla-se semanales, solo dictan seis, pues no hay suficientes estudiantes, son 28 en total, para cubrir los horarios. “Nosotros venimos acá porque es la labor, pero los días que no tenemos clases venimos a leer o a jugar ajedrez”, afirma Guillermo.

Además, la jubilación ha sido todo un pleito con la Universidad: al ser profesores de secundaria, tendrían derecho a jubilarse a los 55 años por el Fondo de Pres-taciones del Magisterio; pero como simultáneamente figuran como docentes de la Universidad de Antioquia,

la institución les exige retirarse a los 62 años por el Seguro Social, hoy Colpensiones. Dora Restrepo, la profesora de Español, comple-menta el panorama, cuando dice que “des-de lo jurídico hay muchos problemas. A mí esomedueleymedarabiatambiénporqueyo amo a la Universidad de Antioquia con toda mi alma… Pero esta situación es muy grave. Aquí hay muchos menores de edad, y nisiquierahayprimerosauxilios,¿quépasasialguno se accidenta?”.

Desde 2008, se admiten menores de edad con 17 años cumplidos, a pesar de que el objetivo inicial del Nocturno era la edu-

cación del adulto trabajador: la programación de las clases de 6:00 a 9:30 de la noche respondía a esta nece-sidad. En el año de su inauguración, 1953, ingresaron 228 hombres mayores de edad que presentaban una carta donde se comprobaba que trabajaban en el día. De esa primera generación, se graduaron 22 alumnos.

“Hoy nos estamos quedando sin estudiantes. De 20 estudiantesqueingresaronesteañoalgradodécimo,hoy tenemos ocho; y de 25 que iniciaron once, quedan 20”, cuenta Guillermo. Dora nos refiere que la deser-ción es un fenómeno normal en la institución, pero que este año ocurrió mucho más rápido que en otros. “Es que después de Semana Santa se nos fueron todos”.Guillermo, Dora y Abel saben que los estudiantes no vuelven por lo que implica estudiar de noche un año completo, cuando en muchos ‘garajes’ les sacan el gra-do a los jóvenes en seis meses. “Hoy nos toca casi que pescar a la gente para que se inscriba, y claro, el nivel académicoesmuybajo”,cuentaDora,entrelarisaylaindignación.

Pero no siempre fue así. El Nocturno tuvo cierto renombre,enlamismaépocaenlaqueelLiceodelaUniversidad de Antioquia era reconocido como el mejor colegio de bachillerato diurno de Colombia. Cuando en 1988 se cerraron las puertas del Liceo, fue el Nocturno a donde fueron a parar muchos de los profesores de esa institución, entre ellos Dora y Guillermo. Cuando llegaron, en 1994, había examen de admisión y entre-vista para entrar a estudiar al bachillerato. Con la sede en el Paraninfo, el Bachillerato contaba con aproxima-damente 300 estudiantes y 35 profesores de planta, de los cuales hoy quedan tres. Hay otros tres profesores de tiempo parcial, y las materias de Educación Física, Química y Sistemas son dictadas por practicantes que cambian cada seis meses.

En dos salones, que en realidad son dos dormito-rios de una casa habilitados para dictar clase, los docen-tes imparten las clases; los borradores y los marcadores loscompranellos.“Tampocotenemosteléfononicom-putador, solo la secretaria tiene”, cuenta Dora. “Es que, realmente, esto no existe”, afirma la docente. Y si se va al Estatuto General de la Universidad de Antioquia, no parece estar exagerando: no se asoma por ninguna parte el Bachillerato Nocturno: “Somos N.N”, dice.

Guillermo recuerda aquella vez cuando casi no le prestan un libro en la Biblioteca Central porque no le creyeron que la Universidad tuviera un Nocturno. Hoy expresa que tal vez la única que se acuerda de la existencia de los dos salones del Colegio Nocturno de Bachillerato de la Universidad de Antioquia, con sus pocos estudiantes, es la computadora que todos los me-ses le genera la colilla de pago a sus docentes.

En 2002, el Colegio Nocturno de Bachillerato de la Universidad conta-ba con 850 estudiantes en 17 grupos. Hoy hay un once y un décimo.

La larga

noche del

Nocturno

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

15Perfil

Perderlo todo, varias veces, y aun así reivindicar cada día lo esencial, el viaje ligero y los valores afectivos. Son los aprendizajes que la vida le han dado a Santiago Uribe Rocha, vocero de los afectados por el desplome de la torre 6

del edificio Space en Medellín. Un hombre que sabe que, en la vida, hay que levantarse siempre.

Juliana Echavarría Restrepo [email protected] Andrés Felipe Carrillo Alvear [email protected]

Como si una tormenta de concreto lloviera so-bre Medellín, los vecinos del edificio Space, en El Poblado, sintieron a su alrededor el olor a

cemento que ponía en suspenso ese instante de sus vidas. Cuando la torre 6 terminó de caerse, la tragedia apenas comenzaba. Santiago, fanático de practicar deportes, pro-pietario del apartamento 507 de la torre 5 y frustrado fu-turo habitante del 801 de la torre 6, recibió una llamada al celular. Todavía no sabía que su vida estaba a punto de cambiar, otra vez. Asustado, decidió volver de la finca en la que estaba con unos amigos, junto a Sara Vieira, su esposa.

La estructura estaba en ruinas y, en ellos, cada uno de los afectados, esas fisuras que vienen con la perpleji-dad se empezaban a producir. Santiago y Sara llegaron al edificio caído, donde una nube de polvo era reempla-zada por la de personas confundidas, que entre gestos de angustia y reclamos intentaban comprender cómo era posible que acabara de irse al piso la nueva vida que co-menzaban a imaginar.

Llegó,consuesposa,veinteminutosdespuésdelalla-mada. No había luz, solo confusión y gritos que buscaban a Juan Esteban Cantor, el joven estudiante que perecería, junto con otras diez personas, bajo los escombros. Hacia las dos y media de la madrugada empezó a llover: “Algu-nos nos fuimos quedando, yo escuchando a la gente. Antes de las cuatro, nos marchamos y volvimos temprano”.

A cada afectado lo llamó su angustia y la incertidum-bredenosaberquéhacer.Asíllegaronesedomingoenla mañana a la unidad residencial; con la luz del día se fueron aclarando las ideas. Sin proponérselo, Santiagose encontró, en la Iglesia del Padre Marianito, parado frente a un grupo de indignados interrogándose a sí mis-mo, mientras, frente al micrófono, les preguntaba a los demás:¿quénospasó?,¿quiénes somos?,¿quéestamoshaciendo? Las respuestas iban llegando con la velocidad de los hechos.

Fue así como al llegar Claudia Restrepo, la vicealcal-desa, y los representantes de la Secretaría de Inclusión Social de la Alcaldía de Medellín, se enteraron de que una parte de su tarea ya estaba hecha: ya había un grupo de víctimas organizadas y, a pesar de las circunstancias, tranquilas, con un censo completo, bien hecho, y con un representante tácito, Santiago Uribe Rocha, un hombre de 40 años, con la piel un poco bronceada a causa de su vida al aire libre y los deportes al sol. Iba vestido con la ropa más sencilla que tenía, pues se fue de su apartamen-to imaginando que muy pronto volvería a entrar. Salió para tomar aire, para estar con su esposa y sus amigos, para jugar con Rita y Rigo, sus dos perros adoptados.

Mucho tiempo antes, con diez años de edad, el mis-modíadelenfrentamientoentreArgentinayBélgicaenEspaña 82, a la finca donde estaban iba a llegar la noticia deque,debidoaungraverevéseconómico, su familia,conformada por su mamá y su hermana, dos años menor,

lo iba a perder todo. Así se dice: todo. Pero, en realidad, lo que estaban perdiendo eran las cosas materiales; la familia seguía en pie y tenía que volver a empezar.

Enesaépoca,ydesdeelprincipio,estudióenelCole-gio San Ignacio. Los directivos, al enterarse de dicho re-vés,lepermitieronseguirestudiandoconunabeca.Mástarde, en sexto de bachillerato, los profesores le iban a informar a su mamá que, por ir perdiendo ocho materias, las probabilidades indicaban que perdería el año. Enton-ces Santiago, sin saber cómo contener las lágrimas de su mamá, decidió que no lo iba a perder todo esa vez, que no ibaaperdermás.Ynunca,alolargodesuvidaacadémi-ca, volvió a sacar malas notas.

Durante esos años, los hechos más relevantes de su vida fueron todos académicos. En Matemáticas no eramuy bueno, hasta que en octavo, cuando comenzaron a ponerle letras a los números, lo empezó a entender todo muybien,volviéndosecadavezmejor.Atalpuntoque,alrecibir la beca en la Universidad Nacional por obtener el primer puesto en el examen de admisión, ya había decidi-do estudiar Ingeniería de Minas.

En1993,despuésdetresañosdeuniversidad,sintióque la carrera empezaba a perder sentido, quizá porque los números lo alejaban de la gente: en el fondo, uno de los elementos esenciales de su curiosidad. Entonces, se decidió por Antropología en la Universidad de Antioquia. De la Universidad resalta lo afortunado que fue por la posibilidad que se le otorgó cuando, por ser uno de los mejores estudiantes de la carrera, logró pertenecer a un grupo de estudiantes que, por ser monitores, tenían la obligación de leer los nuevos libros de Antropología –o de otras ciencias humanas– que adquiría la Biblioteca para clasificarlosdespués:unplacer.Conesaobligacióntam-biénvinoelaccesoalasnue-vas tecnologías: los computa-dores y el correo electrónico, que eran avances extraños.

Gracias a sus nuevos pri-vilegios, utilizó el correo elec-trónico que encontró en uno de los libros leídos por su tra-bajo y le escribió a un profesor en Sudáfrica. De allí surgió una relación que lo llevaría una vez más, en intercambio, a dejar todas sus cosas, las materiales, y viajar, como volvería a hacerlo, en el futuro, dos veces más, con una maleta chiquita en la que llevaba su casa a cuestas, como un caracol con su caparazón.

La vida afueraHay gente, todavía viva, de la que se habla como si

fueran leyendas, personas cuyos nombres se vuelven más grandes aun que ellos mismos. Una de esas personas es NelsonMandela. Junto a él, y cerca de los presidentesy dueños de las empresas más grandes del mundo, San-tiago recibió una lección de humildad, de este líder que, despuésderecibirmásde2000millonesdedólaresparainvertir en su país, les recuerda a sus donantes la tristeza

de recibir ese donativo porque es caridad y eso signifi-ca que todavía son pobres. Porque el dinero, no importa cuánto, al final de todas las cuentas no hace rico a nadie.

De esa misma persona, Mandela, capaz de hablarle de esa forma a los dueños del mundo, Santiago recibió una carta con la firma del Presidente. En una esquela personal, Mandela le agradece por haber coordinado un campamento y un taller en temas ambientales para niños en Kruger Park, la reserva de caza más grande de Sud-áfrica. Una carta que está secuestrada en la torre 5 –la misma que pronto será derribada–, y que termina agrade-ciéndoleporhaberayudadoycontribuidoademostrarlea los niños de Sudáfrica que eran ciudadanos valiosos de una democracia naciente. Igual que esa carta, hay allí, en su apartamento, otros objetos de incalculable valor emocional. Una historia que se repite en muchos de los damnificados por esta tragedia. Allí dejaron sus cosas, parte de su historia, de su vida. Pero eso no importa, dice Santiago, porque la vida le enseñó que no son las pruebas o los tesoros los que guardan las verdaderas huellas de sus experiencias imborrables en el mundo.

Gracias a su labor en África, a Santiago lo convo-caron para reconstruir siete escuelas del Eje Cafetero afectadas por el terremoto de Armenia el 25 de enero de 1999; allí trabajó ocho años. Ahora, en Space, cuya torre 6 se cayó el 12 de octubre de 2013, sigue haciendo lo mis-mo: reconstruyendo como vocero de las familias damnifi-cadas. Sin embargo, siente que es una experiencia difícil: la gente delega y olvida su responsabilidad para dejársela aél:“Tengoqueresponderyyonomepostulé,amínadiemeeligió;yoterminéahídeunamaneranatural;delaque no me arrepiento ni me aburro”.

A partir de la tragedia en Space, quienes lo cono-cieron en estos momentos di-fíciles nos dicen, como Isabel Cristina Bedoya, que lo que más impacta de Santiago es su conciencia social, su identi-dad y su relación con la gente. Le preguntamos por lo que sueña y nos dice que quiere vivir bien: pasar bueno en la vida, viajar, disfrutar de las cosas de verdad, de las co-

sas que tienen valor afectivo. Es la filosofía de alguien a quien le gusta –porque lo aprendió– viajar ligero.

La vida de Santiago, la de una persona que está acos-tumbrada a empezar una y otra vez, no acaba nunca, se re-crea constantemente, se alimenta de otras cosas y, so-bre todo, se basa en la confianza. Es la vida de una per-sona que está acostumbrada a empezar una y otra vez de nuevo, consiste en una forma profunda de crear relacio-nes, en creer en el sagrado vínculo de los lazos humanos y de la palabra. Nos lo dice Juan Esteban Mesa, quien lo conoció luego del derrumbe: de Santiago le gustaría lle-varse la estampa de su calidad humana y, para el futuro, unarelaciónpermanenteconél,comosiSantiagofuesela confianza.

Santiago Uribe Rocha en el Hotel Intercontinental comunica las decisiones y acciones que se toman en relación con la tragedia.

La confianza de Santiago

La vida le enseñó que no son las prue-

bas o los tesoros los que guardan las

verdaderas huellas de sus experien-

cias imborrables en el mundo. )(

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La aparición cíclica de denuncias contra nota-bles jefes políticos, por lo general pertenecien-tes a las colectividades tradicionales liberales

y conservadores, y ahora contra integrantes del Uribe Nuevo Centro Democrático, cuyo jefe máximo es el expresidente Álvaro Uribe Vélez, abren serias dudassobre la forma de hacer política en el país. Sobre todo en Antioquia, de donde son oriundos condenados como ÓscarSuárezMira,HumbertoBuilesCorrea,RubénDarío Quintero, Rocío Arias, Mario Uribe Escobar, en-tre otros.

En esta edición de De La Urbe queremos ofrecer una mirada a esta problemática, basados en las inves-tigaciones a que se hallan sometidos dos miembros del Congreso por Antioquia, Óscar Arboleda Palacio y An-tonio Valencia Duque. Además, abordamos de manera más detenida el pronunciamiento de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medellín, que conclu-yó en recomendarle a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes abrirle investigación por paramilitarismoalexpresidenteUribeVélez.Almismo tiempo, pretendemos contextualizar, en el caso de An-tioquia, el fenómeno de la parapolítica, incluyendo an-tecedentes y elementos afines pero de carácter nacional.

Un trabajo realizado por estudiantes del curso de Periodismo Político, primer semestre, bajo la tutoría delprofesorGonzaloMedinaPérez.

Parapolítica: ¿por qué su persistencia en Antioquia?

John Byron Muñoz [email protected] Daniela Orozco [email protected] Valentina Restrepo [email protected] Laura Corrales [email protected]

El paramilitarismo ha permeado las más impor-tantes instancias de la institucionalidad del Estado co-lombiano,conunosalcancesqueaúnhoy,despuésdeocho años de finalizar el proceso de “desmovilización paramilitar’’, siguen develándose. ¿Cuándo y cómo se generaron estos vínculos que sustentan la relación en-tre políticos y paramilitares y su desenlace en lo que posteriormente se denominó “parapolítica”?

La influencia del paramilitarismo en la clase po-lítica colombiana no puede ubicarse en un momento histórico preciso, según lo han afirmado algunos inves-tigadores de la Corporación Nuevo Arco Iris. Aun así, de acuerdo con analistas como Claudia López y León Valencia, entre 1999 y 2003 el paramilitarismo deja de serelejércitoprivadodelosganaderosyterratenientescon intenciones de salvar al país del dominio guerri-llero para convertirse en una organización con ideolo-gía propia, que se lanza al expansionismo territorial y político, influenciando a 26 de los 32 departamentos de Colombia y con presencia en 712 municipios de los 1101 que están inscritos en el Ministerio del Interior y el Dane.

La incapacidad del Estado colombiano para garan-tizar los derechos y libertades básicas, la fragmenta-ción y polarización de la sociedad más el crecimiento del narcotráfico, que vio en las Autodefensas el aliado paralaconformacióndeejércitospropiosparalapro-

tección y cuidado de los negocios ilícitos, se convierte en el caldo de cultivo para que los grupos paramilitares pudieran organizarse y movilizarse en territorios de-terminados.

Analistas como Pedro Medellín (Medellín, 2005) describen cómo la descentralización fue la clave tam-biénparaexplicarlaconsolidacióndegruposparamili-tares en el territorio colombiano. Es así como a media-dosdeladécadadel80yconlareformamunicipalde1986, que permitió avanzar en la elección popular de alcaldes a partir de 1988, se produce el surgimiento de nuevas alternativas políticas.

Según F.C. Velásquez (Velásquez, 2006), “la des-centralizaciónhaproducido en estasdosdécadasuncambio significativo del mapa político territorial. Aun-que este es un proceso inacabado, ya se destacan al-gunas tendencias importantes, entre ellas la aparición de nuevas fuerzas políticas de estirpe ideológica muy variada, que han desbancado a los partidos tradicio-nales de su hegemonía secular y dibujan en conjunto un panorama variopinto que mezcla partidos nuevos de carácter nacional, los partidos liberal y conservador y nuevas fuerzas regionales y locales que han surgido al calor de la elección popular de alcaldes y gobernadores’’.

Esta descentralización suponía garantizar la auto-nomía de los municipios y departamentos para el ejer-cicio del poder, más participación política y gobernabi-lidad fundamentada en principios de legitimidad políti-ca y democrática; sin embargo, este contexto favoreció la disputa del poder local y regional por los diferentes actores armados ilegales. La estructura descentraliza-datuvocomocontracaraladébilfuerzaorgánicaydeestructura financiera del Estado.

Según Claudia López (López, 2007), para acceder al poder político local se utilizaba el clientelismo ar-mado, la apropiación privada de los bienes públicos a travésdelautilizacióndelasarmas.Deallíque“lasformas que adoptó este tipo de clientelismo eran las habituales del clientelismo tradicional: contratación en cargos públicos de personal recomendado por pa-ramilitares, retención de un porcentaje de sus sueldos, concesión de contratos de obras públicas, entre otras” (Rangel, 2001).

Este clientelismo armado solo podría tener mayo-res efectos si se combinaba con el uso violento de las armas, enmarcado en el conflicto armado que ha deja-do, según la Consultoría para los Derechos Humanos y

el Desplazamiento, Codhes, 6,63 millones de hectáreas usurpadas y/o despojadas entre los periodos de 1980 y mediados del año 2010; 5,2 millones de colombianos víctimas del desplazamiento forzado; 2.500 líderes sin-dicales y sociales asesinados; más de 50 mil personas asesinadas en el territorio nacional con el propósito de ejercer control territorial y así cambiar el mapa político y económico.

En Antioquia, esas alianzas políticas y electorales de mutuo beneficio entre una organización criminal, narcotraficantes,élitespolíticasygremioseconómicos,que terminaron configurando la parapolítica, tuvieron asiento en regiones donde históricamente hay más ex-plotación de recursos naturales y económicos.

Según López, “las elecciones del año 2003 fueron las del fin del bipartidismo y la consolidación de los par-tidos emergentes en Antioquia, de los cuales los parti-dosemergentesdemayoréxitofueronEquipoAlasCo-lombia, presidido por el entonces senador Luis Alfredo Ramos Botero, quien posee medida de aseguramiento por el delito de concierto para delinquir agravado por promoción de grupos paramilitares y que obtuvo 23 alcaldías; Colombia Democrática, liderado por el en-tonces senador Mario Uribe Escobar, quien fue conde-nado por el mismo delito, el cual obtuvo diez alcaldías, además de Cambio Radical, que alcanzó cuatro”.

No es difícil concluir que la parapolítica sigue vi-gente, si tenemos en cuenta que actualmente las es-tructuras armadas paramilitares desmovilizadas bajo el marco de un modelo de justicia transicional prevista en la Ley 975 de 2005 se reacomodan y mutan a las hoy denominadas bandas criminales, o bacrim, conservan-do el control territorial y su correspondiente relación cercana con el conflicto armado y el poder político.

Hoy nos preguntamos sobre el camino de los des-movilizados de estructuras paramilitares que están cer-ca de recobrar su libertad: ¿Vendrán a unirse a nuevas estructuras escuetamente llamadas criminales? ¿Podrá garantizarse la no continuidad del conflicto armado bajo este escenario? ¿La judicialización, verdad y justi-cia en la investigación de las estructuras paramilitares, y bacrim en Antioquia, podrán conducir al develamien-to de las fuerzas del Estado, empresarios, congresistas y los concejales constituidos en autores intelectuales y financiadores de tales organizaciones? Parafraseando a Kung Fu, el fenómeno paramilitar continúa.

Procesos judiciales contra senadores, representantes y exfuncionarios públicos en general, con la acusación de estar vinculados a la parapolítica,

se han vuelto corrientes en el país. Antioquia no está libre de estos procesos.¿Quétanaltaeslainfluenciadelaparapolíticaennuestro

departamento?¿Quésignificadotienealahoradelasvotaciones?Lespresentamos una visión actualizada sobre este fenómeno.

Ilustraciones: T

atiana C

astañeda

Parapolítica en Antioquia: luces y sombras

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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De las buenas intenciones a los actos puede haber

mucho trecho, más cuando se trata de la

política –y la justicia– en Colombia. Veamos el

último caso que involucra al expresidente Uribe.

Sara Arango García [email protected] Mateo Londoño Castaño José Zapata [email protected]

En el pronunciamiento expedido en septiembre de 2013 por la Sala de Justicia y Paz del Tri-bunal Superior de Medellín, en cabeza de los

magistradosMaríaConsueloRincónJaramilloyRubénDarío Pinilla Cogollo, presidente de la corporación, se solicita a la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes investigar al excongresista, exgo-bernador de Antioquia y expresidente de la República, ÁlvaroUribeVélez,porpresuntoprotagonismoypro-moción de distintos grupos paramilitares durante sus mandatos.

El documento, que parte de un amplio proceso que puede llegar a los 500 folios, realiza un análisis de la épocaparamilitar que, durante las últimasdosdéca-das, vivió el departamento de Antioquia. Se explica allí que en el surgimiento y expansión de los grupos para-militares el Estado no fue ajeno, en particular, el poder ejecutivo; por el contrario, aquellos fueron creados en presencia de este y de las Fuerzas Militares. Puesto que, siendogobernadordeAntioquia,UribeVélez,atravésde la promoción de las Convivir (Cooperativas de Vi-gilancia para la Protección de Territorios), dio paso al afianzamiento de las Autodefensas en su región.

Además, se evidencian las piezas claves en las que se basó la Sala de Justicia y Paz, del Tribunal Superior de Medellín, para solicitar la investigación contra el expresidente, como son los testimonios de los excoman-dantes de varios grupos paramilitares que señalan a UribeVélez comounode losdirigentesde lasactivi-dades que estos realizaban. Al mismo tiempo, se hace énfasis en que, al estar los colaboradores políticos ymilitaresmáscercanosaUribeVélezimplicadosdirec-tamente con estos grupos, en especial las Convivir, no era posible que todo sucediera a espaldas del mandata-rio, ya fuera como Gobernador de Antioquia o como Presidente de la República.

Por ende, la Sala de Justicia y Paz asume que “la cuestión no es de testimonios. Es de lógica y lógicas.

Como en alguna ocasión dijo el director de El Especta-dor, Guillermo Cano Isaza, no es posible estar dentro de una piscina y no mojarse”. Y por esto solicita ante el Congreso de la República realizar las investigaciones pertinentes sobre el caso.

¿En qué consiste el proceso?Para darles cuerpo a las acusaciones, el Tribunal

Superior de Medellín, como primera instancia, emitió copias a los jueces respectivos de cada uno de los acusa-dos en el comunicado. Según lo explica el abogado cons-titucionalista y docente de la Universidad Autónoma Latinoamericana, Ramón Elejalde Arbeláez, en el caso específicodelexpresidenteUribeVélezpasaríaprime-ro por el Congreso de la República; específicamente, la Cámara de Representantes haría de fiscal y el Senado, de juez. Esto llegaría a la Comisión de Acusaciones, que se encargaría de instruir el proceso y ver si existen elementos de juicio para continuar con la investigación.

Acto seguido, si se llegaran a encontrar elementos de juicio, la Comisión debería llevar un proyecto de resolución a la Plenaria de la Cámara, que lo aprobará o desaprobará según las pruebas que se adjunten. Si prospera y se tratara de materia penal, la acusación pasaría al Senado, que entraría a concluir si hay lugar para investigar penalmente al expresidente. En conclu-sión, el Congreso haría de “filtro” para que el caso pase a manos de la Corte Suprema de Justicia.

En el momento, debe primar el derecho a creer en la inocencia de los sindicados hasta que se pruebe lo contrario. Es por esto que, como lo explica Elejalde Arbe-láez, “los magistrados no están acusando a Uribe de que sea un delincuente directamente, están afirmando que hayunaposibilidaddequeestéimplicadoenestoscasos”.

Ahora bien, basándonos en la realidad política ac-tualdeColombia,surgeuninterrogante:¿Porquétodoesto se da estando cercanas las elecciones al Congreso y a la Presidencia de la República, que se realizarán entre marzo y mayo de 2014? Para el docente de la Uni-versidad de Antioquia y magíster en Ciencia Política, Jaime López Castro, es algo “curioso” y “extraño” que estos requerimientos sean tardíos y no se hayan investi-gado antes; opinión de la que difiere Elejalde Arbeláez, al afirmar que puede tratarse de una “infeliz coinciden-cia” ya que, desde su punto de vista, el deber ser de un

magistrado es el de ser totalmente serio e impar-cial, sin incidencias políticas de ninguna índole. “Conozcoalmagistradoyséqueesunapersonasería y profesional”, agrega el especialista.

¿Cómo quedaría la imagen de Uribe?Partiendo de la fuerte imagen que posee Uribe

Vélez,esdifícilcreerqueestepronunciamientopros-pere seriamente. Ramón Elejalde Arbeláez y el docente López Castro coinciden en que el exmandatario tiene buena acogida en varios sectores de la opinión pública y este caso solo abrirá un debate polarizado entre sus aliados y los que están en su contra.

Tambiénsevenimplicadaslasreaccionesquepo-dríatomarUribeVélez;porejemplo,despuésdecono-cer el comunicado que implica investigarlo, el expresi-dente dijo que demandaría a los magistrados por inju-ria y calumnia. Jugada errónea, según la posición del abogado Elejalde, quien dice que la respuesta de Uribe, al ser demócrata, es aceptar que todo civil puede ser in-vestigado,posicióndelaqueUribe,díasdespués,hizoalusión al decir que demostraría su inocencia. Para el politólogo López Castro, la imagen ya está implantada: “Los que van a votar por Uribe no lo hacen por con-cienciapolítica,sinopordogma;élyatienegarantiza-do el voto de sus adeptos sin importar que se busque empañar su imagen”.

Corresponde preguntarse, entonces, si la investiga-ción propuesta por la Sala de Justicia y Paz es viable. López Castro afirma que “este proceso lo ‘entierran’ porque Uribe tiene mucho poder”. Sin embargo, otro factor que puede hundir este proceso es que el expre-sidente se “inmunizó”, es decir, se rodeó de personas con altos cargos para protegerse en todos los aspectos: “Esa jugada fue muy inteligente”. Asimismo, asegura que en poco tiempo este caso se olvidará, se archivará y no tendrá mayor alcance, teniendo en cuenta el poco despliegue que ha tenido en los medios de comunica-ción, generalmente influyentes en las políticas del país. “Este caso debería ser tapa de todos los días en los pe-riódicos, pero no lo es y por esto mismo podría quedar en la impunidad”.

La profesora universitaria y constitucionalista Ber-narditaPérezafirmaquenoseráfácilllevaracaboelproceso ya que Uribe, a futuro, con su poder podrá con-trolar parte del Congreso. “La Constitución Política nos dio el aliento para un modelo plural y democrático de Estado. Sin embargo, en los tres últimos gobiernos hay una polarización política muy peligrosa”, sustenta. Por su parte, López Castro concluye: “Yo celebro que haya ocurrido y que haya personas valientes porque yo creo que eso es muy necesario; pero como están las cosas en este país, todavía no van a permitir que un juicio como este se haga”.

El Tribunal Superior de Medellín y Álvaro Uribe Vélez: ¿proceso constitucional o político?

PARAPOLITICA

EN ANTIOQUIA

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País

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La lista de dirigentes antioqueños involucrados en la parapolítica es larga.

¿Cuántos casos más faltarán por conocerse?

Daniela Jiménez González Laura Carmona [email protected] Ana María Gómez Zapata [email protected] María Alejandra Echavarría [email protected]

El fenómeno de la parapolítica, un flagelo que permanece constante en la agenda pública de Colombia, continúa revelando acusaciones de

relaciones ilícitas entre los paramilitares y la clase po-lítica. Recientemente, las investigaciones sobre Óscar Arboleda Palacio y Antonio Valencia Duque han atraí-do la atención de los medios de comunicación, que han seguido con detalle los procesos que la Corte Suprema de Justicia ha determinado.

Óscar Arboleda PalacioEl excongresista Óscar Arboleda Palacio, oriundo

del municipio San Pedro de Los Milagros, inicia su trayectoria política amparado por el Movimiento Alas Equipo Colombia. Entre sus cargos públicos más rele-vantes figuran: Diputado de la Asamblea Departamen-tal de Antioquia, representante a la cámara, concejal en diferentes municipios y Secretario de Transporte y TránsitodeMedellín.También,SecretariodeEduca-ción y Cultura, Secretario de Hacienda, Vicepresidente del Directorio Conservador, Secretario de la Confede-ración Andina de Ganaderos y gobernador encargado de Antioquia en varias oportunidades.

La Corte Suprema de Justicia emitió una orden de captura y, posteriormente, una medida de asegura-miento contra el parlamentario antioqueño por partici-par en supuestas reuniones con grupos paramilitares. Además, el excongresista enfrenta las acusaciones del extraditado narcotraficante Juan Carlos Sierra, alias ‘El Tuso’, por la presunta financiación de su campaña para el Congreso de la República.

La carrera política de Arboleda Palacio se ha carac-terizado por el manejo de un bajo perfil que, a pesar de su poca figuración mediática, le ha permitido ocupar cargos destacables. Didier Vargas, estudiante de sexto semestre de Derecho de la Universidad de Antioquia, se refiere a Arboleda como un respetado político antio-queño y un caudillo electoral, que “si bien no es muy re-conocido por los electores y los medios a nivel nacional, en Antioquia, y muy particularmente en municipios delUrabáyelOrienteantioqueño,hagozadodelapo-pularidad suficiente como para ser catapultado hasta la Cámara de Representantes en varias oportunidades. Conservador a ultranza, Arboleda le dio un giro a su carrera política lanzándose al Parlamento Andino”.

NéstorJuliánRestrepoEchavarría,politólogodelaUniversidadNacionaldeColombia,explicaqueeléxito

de Arboleda Palacio en las elecciones se debe a fuentes de poder estables: “Ha movido una gran masa electoral a partir de prebendas, intereses políticos, clientelismo y patronazgo”, afirma.

La asociación de Óscar Arboleda Palacio con gran-des personalidades del ámbito político, como Luis Al-fredo Ramos Botero, le ha permitido impulsar su carre-ra; aunque genera controversia la vinculación que se le atribuye con paramilitares. Al respeto, Didier Vargas añade: “Parece ser que no fue por sus virtudes persona-les como político que logró ascender a tan altos niveles de poder (alcanzó a ser Presidente de la Cámara); sino que su grandeza y poderío fueron directamente propor-cionales a las dádivas o apoyos recibidos por los grupos paramilitares, quienes tienen en común con los ‘con-servadores puros y duros’ (como Arboleda Palacio) un pensamiento político de ultraderecha y una concepción vertical, hegemónica y arribista de la política”.

Antonio Valencia DuquePor su parte, la carrera política de Antonio Valen-

cia Duque, nacido en Marinilla, municipio donde fue alcalde, se ve salpicada por la parapolítica debido, prin-cipalmente, a sus vínculos con el pacto Por una Urabá grande, unida y en paz. Sin embargo, su proceso se dife-rencia de los demás señalados en que Valencia admite su culpabilidad, lo que le permite rebajar su condena a tres años y nueve meses de prisión. El caso de Antonio Valencia Duque es similar al de Arboleda Palacio, en cuanto a que se le puede considerar, igualmente, como un personaje de bajo perfil, con poderío en ámbitos políticos.

Bajo estas nuevas implicaciones, ambos excongre-sistas entran a conformar el listado de dirigentes antio-queños que en distintos momentos han sido investiga-dos por la Sala Pe-nal de la Corte Su-prema de Justicia. Dentro de esta lis-ta, se encuentran OlgaSuárezMiray su hermano Ós-car, José IgnacioMesa, William VélezyMarioUri-beEscobar, entre otros.Además,figuran también laexrepresentante Rocío Arias y el ya mencionado Luis Alfredo Ramos Botero. Ante la notable presencia de congresistas antioqueños implicados, cabe preguntarse por la fuerza y por la causa de la influencia que ejerce la parapolítica en Antioquia.

Surge con clari-dad otro interrogante:

¿Es realmente esta pro-blemática más frecuen-te en Antioquia que en otras regiones del país? Manuel Alberto Alonso

Espinal, docente inves-tigador del Instituto de

Estudios Políticos de la Uni-versidad de Antioquia, aclara

que las grandes agencias sobre la vinculación entre políticos y paramilitares

no han tenido por escenario exclusivo a Antio-quia: “Los vínculos entre el paramilitarismo y la

clase política antioqueña fueron de una naturaleza distinta a los del resto del país. En Antioquia no existió el vínculo profundamente orgánico que hubo entre la clase política y los paramilitares. Hubo regiones donde los políticos formaban parte de las estructuras parami-litares. Es decir, políticos que los paramilitares pusie-ron para que les hicieran el favor”.

Para Manuel Alberto Alonso Espinal, “en Antio-quia la mayoría de políticos que tuvieron vínculos con los paramilitares establecieron alianzas estratégicaspor la gobernabilidad: para mantener la seguridad en sus regiones, para poder bajar los índices de criminali-dad, establecer control sobre otro actor armado; pero no fue esta relación tan orgánica como la que hubo en otras regiones”. Asimismo, Didier Vargas afirma que la parapolítica no solo es fuerte en Antioquia, sino tambiénen laCosta,dadoque lagente consintió supresencia durante mucho tiempo: “Lo corrupto de sus mañassiemprehasidovoxpopuli:yoséquelagenteque ha recibido mercados y tejas, los que se han delei-tado con los plataos de sancocho y lechona, y los que se han bailado las encendidas juergas preelectorales, sabían que toda la plata que pagaba los agasajos no venía de los diezmos de la parroquia, del peculio del político o de los empresarios de la región; llenos, bo-rrachos o con techo nuevo, en su mente retumbaba, sin hacer eco, la idea de que la campaña estaba siendo financiada por los paras. Hay que saber elegir mejor a los gobernantes”.

Otrodelosdebatespresentes,enmediodedichasimplicaciones, es si este tipo de investigaciones repre-senta algún peligro para el Uribe Nuevo Centro Demo-crático. Manuel Alberto Alonso Espinal indica que “en términoselectorales, tienemuchomáspesoymuchomás arrastre todavía la figura de Álvaro Uribe que la decualquierade losotrosmiembrosqueesténen lacolectividad. Por eso, lo que les pasa a los miembros no afecta a la estructura como tal”.

De igual forma, Armando Calle, doctor en Dere-cho y docente de la Universidad de Antioquia, conside-ra que hay una confusión entre uribismo y parapolíti-ca. “Que hoy se diga que un miembro importante del uribismo ha resultado tocado por acusaciones que lo vincularían con el paramilitarismo, en esta sociedad

eso no representa ningu-na degradación o ami-noramiento de los ren-dimientos del uribismo”. Para Didier Vargas, el Centro Democrático tiene muchos retos quéafrontar. “Lo malo es que si hay algo que ellos saben hacer es ganar vo-

tos al precio que sea y puede que hasta salgan fortale-cidos de este escollo judicial que involucra a algunos de sus miembros más importantes; quizá hasta logren aplastarasuscontendorespolíticosenlasurnas.¡Quélástima!, yo no quisiera más de lo mismo”, concluye.

Óscar Arboleda Palacio y Antonio

Valencia Duque: la parapolítica suma y sigue

El excongresista enfrenta las acusaciones del extra-

ditado narcotraficante Juan Carlos Sierra, alias ‘El

Tuso’, por la presunta financiación de su campaña. )(

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

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En el Cantón Norte de Bogotá, quien fuera precandidato presidencial del partido Uribe Centro Democrático espera la

decisión final de la Corte Suprema.

Juan Diego Posada [email protected] Alejandra Vergara [email protected] Ana María Martínez [email protected] Juliana Correa [email protected]

El 28 de agosto de 2013 la Corte Suprema de Justicia expidió medida de aseguramiento con-tra el político antioqueño Luis Alfredo Ramos

Botero, uno de los precandidatos presidenciales por el Uribe Centro Democrático, por presuntos nexos con el paramilitarismo.

Ramos Botero, quien ha ocupado cargos públicos de gran importancia desde su inicio como concejal del municipio de Sonsón, en 1970, está siendo investigado por la supuesta participación en una reunión con jefes paramilitares en 2005, momento en el cual se desem-peñaba como Senador de la República. Además, se le acusa por la posible recepción de aportes económicos, por parte de personas al margen de la ley, para sus campañas políticas en 1998. Ramos Botero se constitu-yó en una de las figuras visibles del movimiento políti-co Equipo Alas Colombia, algunos de cuyos miembros tambiénfueronprocesadosycondenadosenañosante-riores, como es el caso de los congresistas Álvaro Arau-jo Castro a y de Antonio Valencia, este último actual-mente a disposición de la Corte Suprema de Justicia.

A la reunión que presuntamente tuviera lugar en el municipio de Bello en enero de 2005, asistieron di-ferentes jefes paramilitares, al igual que algunos polí-ticos, entre los que se encontraba el exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín, Luis Alfredo Ramos Botero, quien reconoce haber participado de la misma, pero sólo en calidad de congresista y limitándose a es-cuchar las propuestas e inquietudes de los “paras” con respecto a la Ley de Justicia y Paz que, por ese tiempo, se desarrollaba en el país.

Con base en los testimonios de algunos cabecillas paramilitares, entre los que se destaca Carlos “El Tuso” Sierra, quien asegura la participación de Ramos Bote-ro en la reunión con paramilitares, y Daniel Rendón Herrera, alias “El Alemán”, quien afirma que hizo un aporte de 10 millones de pesos para la campaña política que el exsenador llevaba a cabo a finales de los 90, la Cor-te tomó la decisión de privar al político antioqueño de su libertad, pues sus nexos con grupos al margen de la ley lo convierten en “persona de alto riesgo para la sociedad”.

Las opiniones sobre este caso no se han hecho es-perar.Elexasesorpresidencial,JoséObdulioGaviria,manifestó que este es “el peor daño que se le puede hacer a la democracia”, pues causa curiosidad dentro del uribismo que, justo en este momento de coyuntura política y estando cerca de las elecciones, salgan a la luz pública estos hechos y se inicie este proceso contra Ramos Botero, quien pudo haber sido el candidato que mayor contrapeso le haría al actual jefe de gobierno en las próximas elecciones presidenciales.

Momento preelectoralAsumiendo que un gran número de políticos del

país ha sido relacionado con paramilitares, el abogado y exdiputado Luis Javier Castaño afirma que “si vamos a decir que hablar con un paramilitar lo convierte a unoen suamigoo tambiénenparamilitar, entoncesmuchos de los políticos de este país deberían estar en

la cárcel”; y concluye: “No se debe confiar en el testi-monio de alias “Guerrero”, tampoco en el de “Ernesto Báez” y en el de “El Tuso” Sierra, si se tiene en cuenta que algunos de ellos purgan, entre otras, condenas por falso testimonio; ellos se aprovechan de todo lo que huela a rebaja de pena”.

ParaFranciscoRamírezVélez*,profesoryaboga-do penalista, “el paramilitarismo es el fenómeno con más influencia en la actual política antioqueña. Con la mano de los paramilitares en la región y varias figuras políticas involucradas, en algún momento permearían a Ramos Botero”. La justicia colombiana, continúa el docente, responde a intereses particulares de la política y, en este caso, a un juego de poder frente a los próximos comicios en mayo del 2014. De igual forma, reconoce la injerencia del otro lado de la situación: “Laparajudicialidadtambiénhades-empeñado un rol en la justicia, be-neficiando a otras personas públi-cas, e incluso el uribismo contesta desde la Procuraduría”.

Por otra parte, Armando Calle, abogado penalista, considera que el hecho de que este proceso judicial salga a la luz justo cuando el doctor Ramos es anunciado como posible candidato presidencial es simplemen-te una coincidencia, pues los tiempos han sido prudentes y las determinacio-nes acertadas. Calle aseguró que, sin embargo, las jugadas políticas a favor del exgobernador se van a presentar sin importar la medida de aseguramiento: “No creo que le sea más difícil dentro de la cárcel que fuera de ella”, explicando el apoyo que puede recibir Ramos Botero desde su reclusión.

Por lo pronto, mientras se realizan los procesos pertinentes del caso, el que fuera precandidato del uribismo tendrá que olvidarse de sus as-piraciones políticas y, por ende, de una posible candidatura para la presidencia de Colombia. Entre tanto, su hijo Alfredo Ramos Maya, quien en defensa de su padre ha entrado en una guerra virtual con la investi-gadora Claudia López, hará parte de la lista al Senado por el partido Uribe Centro Democrático que di-rige el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

PARAPOLITICA

EN ANTIOQUIA

*Nombre modificado a petición de la fuente.

Luis Alfredo Ramos

Botero: en el ojo de la

justicia

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No. 66 Noviembre de 2013

20 Efeméride

El 22 de noviembre de 2013 se rememoran 50 años del asesinato de uno de los más populares presidentes de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy. Por ello, les compartimos la segunda entrega de la traducción realizada por el profesor Édgar Picón,

de la Escuela de Idiomas, Universidad de Antioquia, basada en el libro escrito por Robert A. Caro. Un recorrido minucioso por el

último día de JFK.

MientraselAirForceOnesedirigíaaDallas,la última de las nubes se esfumó. “El clima Kennedy”lollamabaO’Brien.Parecíaque

iba a ser un día Kennedy. Todo se veía reluciente bajo el sol de Texas y su cielo sin nubes: el inmenso avión brillando mientras se estacionaba junto a una multitud aglomerada contra una cerca; la limusina presidencial tan reluciente que la luz del sol resplandecía sobre su capó azul medianoche, que se alargaba hacia dos ban-deritas sobre las aletas delanteras. La puerta se abrió y, a la luz del sol, salieron las dos figuras esperadas por la multitud: Jackie primero, joven, elegante, de amplia sonrisa, en un traje rosa y un sombrerito radiante; de-trás de ella el Presidente, joven, elegante, la mata de pelo castaño brillante, una mano revisando el botón de su chaqueta en gesto familiar. Bajando las escalas, giró hacia los lados suavemente para aliviar su espalda. Un bouquet de rosas rojas, que vino a hacer juego con el rosado y la sonrisa, le fue entregado a Jackie por el comitédebienvenida.

No se había planeado tiempo en la agenda para que el Presidente y su esposa saludaran a la multitud, ¡pero quiénpodríahaberseresistido!Tanadorablesyemo-cionadas eran las caras frente a ellos, tan implorantes las manos que se tendían; caminaron a lo largo de la cerca,sonriendo,aúnriéndosedelascosasquelagenteles gritaba mientras estiraba las manos con la esperan-za de tocar las suyas. “Nunca hubo un punto en la vida pública de los Kennedy, en cierta forma, que fuera tan altocomoaquelmomentoenDallas,”diríadespuésunreportero que cubría la Presidencia Kennedy.

Tomando a su esposa, Lady Bird, por un brazo, Lyndon Johnson caminó hacia la cerca y comenzó a seguir a los Kennedy; pero las caras se mantuvieron

volteadas y los brazos tendidos hacia estos últimos, aun despuésdeque estoshubieranpasado, y Johnson re-gresó rápidamente hacia el convertible gris que había sidorentadoparaél.Yarboroughsesentóenelpuestotrasero al lado izquierdo, detrás del chofer, un patrulle-ro del estado de Texas llamado Hurchel Jacks; el Vice-presidente a la derecha, detrás de Rufus Youngblood, un agente secreto asignado a él. Lady Bird, sentadaentre Yarborough y su esposo, trataba de entablar con-versación, pero pronto desistiría. Los dos hombres no se hablaban ni se miraban; en tanto, la caravana se empezaba a mover.

Las primeras millas de la procesión presidencial atravesaron una avenida alineada por fábricas peque-ñas de industria ligera, y, relativamente, poca gente observaba pasar la caravana: en el frente un carro de policía blanco sin marcas y policías motorizados con cascos; luego los Kennedy, el Gobernador y la Señora Connally, en la limusina presidencial, con las bande-ritas ondeando en las aletas y cuatro escoltas en mo-tocicletas flanqueándola; después un carro, pesada-

mente blindado, al que los agentes del Servicio Secreto se referían como el “Queen Mary”; luego, a setenta y cinco pies de cuidadosa distancia, venían el carro gris convertible de la Vicepresidencia y su carro escolta, los vehículos de la prensa y los buses, y el resto de la larga caravana. Pero luego la procesión llegó al centro de Da-llas y giró sobre la calle Main Street. Un buen trecho de Main estaba flanqueado de edificios altos a ambos lados, de tal manera que los carros podrían, entre ellos, sentirse como conduciendo entre las paredes de un ca-ñón, y las ventanas de los edificios estaban llenas, piso tras piso, edificio tras edificio, con gente que se asoma-ba y ovacionaba, y sobre las aceras la multitud llegaba a tener ocho y diez personas de profundidad. Hacia adelante, cada cincuenta yardas, más o menos, una fila de banderas colgaba de cables tendidos sobre la calle, y, al final del cañón, donde terminaban los edificios, había un rectángulo de cielo abierto.

A medida que la procesión se internaba en el ca-ñón,elruidoaumentabayseintensificaba,haciéndo-se más y más fuerte, como si la caravana se moviera

John Fitzgerald Kennedy (Brookline, Massachusetts, 29 de mayo de 1917 – Dallas, Texas, 22 de noviembre de 1963) fue el trigésimo quin-to presidente de los Estados Unidos. Fue conocido como John F. Kennedy, Jack Kennedy por sus amigos y popularmente como JFK.

El día en que fue asesinado John F. Kennedy (II)

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

21dentro de un cañón de ovaciones. Cada vez que el Pre-sidente ondeaba su mano, la multitud en la acera se movíahacíaélenolas,empujandolalíneadepolicíasy estrechando el paso de los carros, y el carro líder era forzado a reducir su velocidad de veinte millas por hora a quince, a diez, a cinco. Cada vez que Jackie ondeaba su mano blanca enguantada, chillidos de “¡Jackie!” lle-naban el aire. Cuando el gobernador Connally ondeaba su inmenso sombrero Stetson, revelando una cabeza leonina canosa, las ovaciones crecían también paraél.Loscuatropasajerosenlalimusinapresidencialsesonreían entre sí placenteramente. “¡Señor Presiden-te, ciertamente usted no puede decir que Dallas no lo ama!”, le decía Nellie Connally. Los ojos del Presidente “se encontraron con los míos y su sonrisa se hizo aún más amplía”, recordó luego.

A la zaga de ellos, en el carro rentado, conduciendo entre multitudes de gentes que ovacionaban —pero no a él—compartiendoelasientoconunhombrequeloha-bía humillado, Lyndon Johnson estaba a una distancia tal de la limusina presidencial, que las ovaciones por los Kennedy y los Connally morían en el momento en que su carro pasaba, y la mayoría de las caras entre la gente todavía estaban volteadas hacia el carro presiden-cialmientraséstesealejaba.Demaneraque,mientrasel carro de Lyndon Johnson se adentraba despacio en el cañón,loquesemostrabadelantedeélenaquellaca-ravana podría, de alguna manera, haber sido visto por alguien que observara su vida, como una prueba de lo quepudieraestablecersemásadelantesiélcontinuabacomo Vicepresidente: cinco años a la zaga de otro hom-bre, humillado, casi ignorado y sin poder. La Vicepresi-dencia, “llena de viajes… choferes, hombres saludando, genteaplaudiendo…alfinalnoesnada”,élmismolodiríadespués.Habíanegociadoelpoderdelíderdelamayoría del Senado, el líder de la mayoría más podero-sa en años, por el limbo de la Vicepresidencia, porque pensaba que al final podría ser la presidencia. Ahora había otro hombre que podría querer la presidencia: el hermano menor, Robert F., Kennedy, el Fiscal General, cuyodisgustoyanimadversiónhaciaéleranbiencono-cidos en Washington. Y en cinco años, Bobby Kennedy tendría tiempo de construir un récord, de sustentarotros cargos, además del de Fiscal General: Secretario de Defensa, quizás.

¿YquésisuVicepresidencianofueradecincoañosmás sino solo de uno?, ¿qué si saliera de la foto en1964? Él había estado diciendo por algún tiempo —se había convencido, aparentemente— de que esa era la probabilidad. En los últimos meses, había comenzado a aconsejar a algunos partidarios que lo apoyaban, a quienes hubiera querido mantener de su lado en caso de lanzarse a la presidencia o llegar a ser Presidente, que abandonaran su equipo. “Mi futuro está detrás de mí”, le dijo a uno. “Vete”, le dijo a otro, “estoy acabado”.

Dejando atrás la multitud en “Main Street”, el ca-rro líder, la policía motoriza-da y la limusina presidencial dieron vuelta a la derecha en la calle Houston y luego a la izquierda en la calle Elm, que se deslizaba suavemente colina abajo hacia un amplio paso de ferrocarril, a travésde un campo abierto lleno de espectadores dispersos llama-do Dealay Plaza. Delante del carro vicepresidencial, los espectadores comenzaron a aplaudir a los Kennedy y a los Connally, mientras Jo-hnson los seguía.

Se escuchó un ruido rasgado y seco que lo “sobre-saltó”, diría Johnson luego; sonó como una “explosión”, yélnosupoquéera.Otrosenlacaravanapensaronque era un escape de una de las motocicletas de la po-licía, o un fuego artificial que alguien entre la gente

había echado; pero John Connally, quien había cazado toda su vida, supo en el mismo instante que lo oyó, que había sido el disparo de un rifle de alta potencia.

Rufus Youngblood, el agente de la Policía Secreta que iba en el carro de Johnson, no sabía lo que era, pero vio movimientos “anormales” en el carro presidencial —el Presidente Kennedy parecía estarse inclinando sobre su izquierda— y en el Queen Mary, inmediatamente delante de él,unode losagentes se levantaba inesperada-mente con un rifle automático en sus manos. Revolviéndose en su asiento, Youngblood gritó—en “un tono de voz que nunca antes le había escuchado usar”, Lady Bird recordaría— “¡Agá-chense, agáchense!” y, tomando a Johnson por el hombro derecho, lo empujó rudamente hacia el piso en el centro del auto, mientras casi saltando sobre el asiento delantero echó su cuerpo sobre el del Vicepresidente, gritando de nuevo, “¡Agá-chense, agáchense!”. Johnson no podía ver otra cosa que los zapatos y las piernas de Lady Bird —ella y Yarborough se agachaban hacia el piso

tanto como podían. So-bre él escuchaba aYoungblood gritarle a Hurchel Jacks, “¡Acér-quese, acérquese!”. Élsabía que la mejor esperanza de protección era mantenerse cercadelcarrofrenteaél,queestaba repleto de hombres y armas. Lyndon Johnson sin-tió que el carro saltaba hacia

adelante mientras Jack presionaba el acelerador “terri-blemente rápido,” diría Lady Bird; “recuerdo la forma en que aquel carro se… disparó,” recordó Johnson— y entonces los frenos fueron pisados bruscamente, y la llantas le chirriaron casi en las orejas mientras el ca-rro giraba a la derecha mucho más rápido, chillando estruendosamente sobre la rampa hacia una vía rápida. “¡Quédate con ellos y mantente cerca!”, Youngblood

gritabasobreél.Elradiodeondacortatodavíaestabaatado al hombro de Youngblood, casi sobre la oreja de Johnson. Se hallaba ajustado en la frecuencia del servi-cio secreto de Baker, quien mantenía a Youngblood en contacto con el carro escolta de la vicepresidencia, pero ahoraJohnsonescuchólavozdelagentesobreéldicien-do, “Estoy cambiando a Charlie” —la frecuencia que loconectaríaconelQueenMary,frenteaél.Porunmomento solo hubo ruidos en el transmisor, y luego Jo-hnson escuchó a alguien decir, “¡Está herido, apúrense, está herido!” y luego “¡Salgamos de aquí!”— y entonces cantidades de gritos ininteligibles, de los que una pala-bra emergió claramente: “¡Hospital!, ¡hospital!”.

El matrimonio de John y Jackie Kennedy tuvo cuatro hijos, de los cuales su primera hija, Arabella Kennedy, falleció antes de nacer (mortinato) en 1956. Su segunda hija fue Caroline Kennedy, nacida en 1957, y luego tuvieron a su primer varón, John F. Kennedy, Jr., nacido en 1960, quien falleció en un accidente con su avión en 1999. Su último hijo, Patrick Bouvier Kennedy, nació el mismo

año del asesinato de Kennedy, pero falleció dos días después de su nacimiento debido a problemas respiratorios.

Diferentes teorías se lanzaron tras la muerte de Kennedy. Se llegó a rumorar que su asesinato se debió a una conspira-ción criminal masiva en la que participaron organizaciones

tan variadas como la CIA, grupos de exiliados cubanos anticastristas y la mafia.

Por un momento sólo hubo ruidos

en el transmisor, y luego Johnson

escuchó a alguien decir, “¡Está heri-

do, apúrense, está herido!”.)(

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Patrimonio

No. 66 Noviembre de 2013

22

Laura Ospina Montoya [email protected]

El Parque Natural Las Nubes, en Jericó, es una zona de reserva ecológica ubicada aproxima-damente a 2.250 msnm que aún conserva bue-

na parte de la biodiversidad local no solo de aves, sino de venados y primates. Por mucho tiempo aquel esce-nario natural fue un lugar de asiduas jornadas de cace-ría,perotambiéndeamableshistoriasentrehombresy animales. Sus detalles todavía se encuentran vivos en la memoria de muchos.

“Pajareros” y campesinos refieren agüeros y “mis-terios” en los que creían “los antiguas” y que han sido transmitidosdegeneraciónengeneración,atravésdela oralidad. Y aunque el escepticismo se apodera de es-tos tiempos, todavía se cuentan relatos donde el avis-tamiento o los cantos de tal o cual pájaro ha sido muy “efectivo” para entender y afrontar acontecimientos cotidianos de la existencia humana.

En este grupo de aves que vaticinan o anuncian eventos futuros, por lo general de corte fatal, encabe-zando la lista se encuentra la Tortola castaña (Colum-bina tapalcoti),tambiénllamada“PalomitaColorada”,“Torcacita Colorada” y “Tortolita Rojiza”. Mide de 15 a 17 cm, habita en las selvas tropicales de tierras bajas y de montañas, en las selvas de galería, en las sabanas donde hay algunos árboles, en los llanos, en regiones semiáridas donde hay arbustos, en los terrenos de cul-tivo y en zonas urbanas. Es muy común en diversos ambientes urbanos y rurales de Colombia; su distribu-ción se extiendedesdeMéxicohastaArgentina y enTrinidad y Tobago.

CuentaJoséLeonardoGonzález,delaveredaCas-talia, que el agüero más común que se le atribuye en

la zona a esta tortolita es que cuando canta “Se fue, se fue, se fue” algo trágico va a acontecer. Ello sucedió, por ejemplo, hace 10 años, cuando falleció su hermana Aurora González, de 62 años, en Medellín. El día an-tes, durante toda la jornada, una de estas palomitas le avisó con su ‘estribillo’ sonoro que alguien iba a morir. “Eso es preciso”, así fue como al mediodía lo llamaron de la ciudad a contarle la infausta noticia.

En esta misma línea de corte fatal, se encuentra elTrespiés(Tapera naevia),tambiénconocidocomoelcrespín, crispín o cuco rayado. Es una especie propia deCentroySuramérica,cucodecolorcafé,deunos28cm, buche blanco y cola larga. “Es saraviadito, copetón y tiene tres paticas, por eso se llama así”, dice Luis Arcadio Molina, un campesino de 64 años dedicado a la producción de carbón vegetal. Además de bello, el pajarito “es misterioso” porque un día, hace 30 años, empezó a cantar a la una de la mañana en la barranca, hasta que, tres horas más tarde, murió su suegro Mi-guel Ángel Palacio.

Pero así como anuncia la muerte, este pájaro Trespiés previene a los cazadores ycaminantes de las selvas o las montañas del peligro que representan algunos animales silvestres. Como lo confirma uno de los pa-jareros más experimentados de Jericó, Mar-tínEmilioGutiérrez,de83años,estepájaro“siempre anuncia los problemas. Siempre se para en los árboles con un pie alzado. Él ahí es donde está observando y da el canto”, que es“‘Trespiés,trespiés’.Eseeselcantodeél”.

Previsoras alertasPero de los peligros del monte, el búho

rayado (Pseudoscops clamator) también pre-

viene. Este ‘lechuzón orejudo’ es una especie de búho de tamaño mediano con largas plumas que parecen pelos en su cabeza, aparenta unas orejas y un disco facial amarronado-blanco con un borde negro. Su pico es negro, y ojos de color canela, alas redondeadas más cortas que las que poseen muchos de sus parientes. Su dorso es de color canela con tonalidades negras y grue-sas barras. Su zona ventral es de color pálido con rayas. Se encuentra en varios tipos de hábitat: bosques, zonas anegadizas, pastizales, campos y bosques húmedos tropi-cales.ViveenSuraméricaypartesdeAméricaCentral.

Este búho rayado “es ojizarco, como con orejitas de gato y cabeza plancha. Siempre vive encogidito, quie-toenlosárboles”.Deéltambiénsepodríadecirquemide unos 36 cm, con pico agudo, como todo buen ca-zador, y de hábitos nocturnos. Su coloración más bien negruzca le permite capturar de forma más fácil a sus presas, entre las cuales se destacan roedores, pichones, reptiles y pequeños artrópodos. Roberto, un amigo de

Martín Emilio, que vivía en Tarso, hace 15 años estaba en el Parque Natural Las Nubes cuando uno de aquellos búhos le avisó que había una “pantera” muy ade-lante esperando y se tuvo que devolver. En ese tiempo todavía ha-bía mucha “fiera” en “esa selva”, pero con los años “ya se fueron derrotando”. Este solo lo hace para anunciar

En Jericó, Suroeste antioqueño, abundan las aves: pequeñas, grandes, de mil colores. Y a su alrededor, las historias. Bienvenidos a un viaje alado donde los augurios de muerte y los presagios de libertad vienen en clave de pájaro. Un vuelo por el universo de las creencias y la

tradición oral.

Los “misterios” de los pájaros y los cuentos

de “los antiguas” en Jericó

“El gallo es un animal

bendito, viene desde la

pasión de Nuestro Se-

ñor Jesucristo; cuando

negaron a Nuestro Se-

ñor cantó el gallo y ahí

los hizo quedar mal.”( (

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Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia

23al hombre la inminencia de algún peligro cercano. Y este no es el único “misterio” que tiene el ‘lechuzón orejudo’, ya que cuando canta en invierno es porque va a hacer verano.

Según Martín Emilio, esta ave es confundida a menudo con el Currucutú (Megascops choliba), que es más pequeño y, a diferencia del anterior, canta toda la noche “currucutuuú, currucutuuú”. Este pequeño habitante de la noche es de plumaje saraviado y tiene “orejitas”. Posee, además, la facultad de contestarle a quien imita el sonido de su canto. Así, tal como lo pre-cisaJesúsMontoya,“siunocanta‘currucutuuú’,élleresponde de la misma manera”.

Con rasgos similares, se encuentra la Lechuza co-mún (Tyto alba).Esunavedecolorblancoycafé,deunos 38 cm, que tiene un disco facial en forma de cora-zón. El área de distribución es en los cinco continentes. Tiene hábitos nocturnos y los sitios habituales de ani-dación y residencia son las construcciones altas y viejas de los cascos urbanos. A esta característica se le debe su apelativo popular de “lechuza del campanario”. Sobre este particular, don Jesús recuerda cuando, hace mu-cho tiempo, aquellas aves de vuelo silencioso se metían furtivamente en la Catedral de Jericó, desde arriba del campanario “por cualquier huequito” para ‘robarse’ el aceite de las lámparas. “Se embuchaban bien y volvían y salían”.

Otros mensajerosEn este mismo grupo de aves que, con su presencia

“avizoran eventos futuros” se encuentra la Gallina cie-ga (Nyctidromus albicollis). Es de tamaño mediano (22–28 cm), cola muy larga, alas largas con la punta redon-deada, es el chotacabras (creencia equivocada de que chupan la leche de las cabras [chotar significa mamar]) común de los caminos rurales. Es de color grisáceo, ne-gro y blanco entreverado, y leonado por encima, picos o patas fuscos (oscuros); su vuelo es errático y a corta al-tura. La especie se extiende desde Argenti-na hasta Texas (E.U.) y su hábitat es de bos-ques tropicales y subtropicales, manglares, matorrales, pastizales y plantaciones hasta una altura de 1,600 msnm. Por lo general, se la puede divisar cuando llega la noche o al amanecer. Martín Emilio afirma que si a estas horas el viajero la percibe claramente es señal de mala suerte. Sin embargo, Jesús Montoya dice que el único “misterio” que tiene aquella ave es el anunciar la llegada de la Semana Santa, pues canta únicamente en tiempo de Cuaresma.

Esta ambigüedad en las apreciaciones tambiénestávigenteenotrasespecies,porejemplo, el Gallo común (Gallus gallus do-mesticus). Para don Leonardo, “un gallo quecantedespuésdelasseisdelatardeyaeso tiene su agüero”, sin importar si el ave es de cualquier color (colorado, saraviado o negro). “Con taldeque cantedespuésdelas seis de la tarde” y que sea criolla porque “el fino canta a cualquier hora”, ahí ya se in-tuye un misterioso presagio. Agrega que el criollo ya ni canta a las cinco de la mañana; aunque antes cantaba sagradamente a esa hora, lo que lo atribuye a que “ya estamos en un mundo moderno”. Para Martín Emi-lio, “el gallo tiene el misterio que cuando canta a las 12:00 trae mala suerte y lo lla-man el ‘Gallo de la Pasión’. Dicen que siem-pre anuncia peligro o que va a faltar alguna persona”. En sentido contrario, Jesús Mon-toya cree que “el gallo es un animal bendi-to, viene desde la pasión de Nuestro Señor Jesucristo; cuando negaron a Nuestro Se-ñor cantó el gallo y ahí los hizo quedar mal. Eso sí ocurrió en la vida de Nuestro Señor”.

Y así como el gallo, también está elbuitre negro americano, zopilote o jote de cabeza negra (Coragyps atratus), denomina-do chulo, golero o gallinazo (en Colombia y Perú), como una figura que cobra un doble sentido para los habitantes de esta subre-gión antioqueña. Se extiende desde el sur de los Estados Unidos hasta el sur de Sur-américa.Deunos60cmdelargo,tienelacabeza y el cuello grises y desprovistas de plumaje, posee una envergadura de alas de 1,67 m, plumaje negro uniforme, pico corto y en forma de gancho. Es carroñero, pero tambiénconsumehuevosyanimalesreciénnacidos; en lugares poblados por el hombre, se alimenta en basureros. Encuentra su ali-mento usando su aguda vista o siguiendo a otros bui-tres que poseen un buen sentido del olfato.

Comúnmente se lo ve en los basureros, pero en ocasiones puede apreciarse posado en el techo de las cárceles. Allí se tiene el agüero, dice Leonardo, de que “cuando usted ve un gallinazo parado en todo el caba-

País de avesColombia es el país con el mayor

número de especies de aves en el mundo. Con cerca de 2.000 reporta-das en 2012, este patrimonio bioló-gico es uno de los más grandes del planeta y se constituye en una de las mayores riquezas de la biodiversidad de nuestro país. Las montañas andi-nas de Colombia albergan gran can-tidad de aquellas aladas criaturas; los últimos registros indican que en los piedemontes, mesetas y cumbres ha-bitan alrededor de 800 especies que encuentran en sus variados ecosiste-mas grandes alternativas de refugio, alimentación y reproducción.

El Suroeste antioqueño se enmar-ca entre la parte oriental de la Cordi-llera Occidental de los Andes y la parte occidental de la Cordillera Central que forma el cañón del río Cauca. Esta re-gión posee distintos pisos térmicos,.En pocos kilómetros es posible ir del frío al calor y de una altura a otra, lo cual posibilita la existencia de diver-sas especies de aves en extensiones cortas de territorio. Y, precisamente, en esta región geográfica es donde se ubica Jericó, municipio con una exten-sión de 193 km2, de los cuales 191,8 km2 pertenecen al área rural; el casco urbano se halla a 1.950 msnm.

llete de la cárcel, es que sale una persona o va a entrar otra…Yoséporqueyoestuveallá”.Estemismoaugurlo confirma la señora María de los Ángeles Palacio, esposa de Luis Arcadio Molina, al decir que “si el galli-nazo está con la cabeza para la calle, es porque el preso va a salir, y si no es que va a entrar”. De igual manera, el gallinazo, tal como las especies antes nombradas, se encuentra ligado a los relatos que confirman una expe-riencia alrededor de la muerte. Cuenta Uriel Antonio Montoya que un gallinazo asentado en la cruz de su casa anunció la muerte, en 1979, de María del Carmen Jiménez.

Enlamemoriadeestapoblacióntambiénexistenaves que adquieren propiedades humanas. Mario Jara-millo, jericoano de 63 años, cuenta que hace unos 20 años un sinsonte tropical, cenzontle tropical o parau-lata llanera (Mimus gilvus) pasó por la casa de su tío Libardo Jaramillo. En ese instante, la familia se encon-traba reunida; en pleno evento, “el pajarito fue cayendo muerto”. Al otro día, Libardo, quien en ese entonces tenía 65 años, se infartó, pero días más tarde se recu-peró y su sorprendente recuperación fue atribuida al hecho de que el ave había asumido la muerte del dueño de la casa.

De otra parte, no sobra anotar que el sinsonte tro-pical, un pájaro de unos 25 cm, de color gris y negro, esmuyapetecidocomoanimaldomésticoporsucapa-cidad de imitar cantos y silbidos de otros pájaros y me-lodías que les son enseñadas por sus dueños. Ahí se da otro intercambio entre humanos y aves, pues muchas personas se dedican a enseñarle palabras y tonadas. Y enestatransmisióndelafacultaddelhabla,tambiénocupa un lugar preponderante el Pinche o Afrechero (Zonotrichia capensis), un ave pequeña de 14 cm, de color café entreverado, con dos franjas negras sobregris y blanco con una pequeña cresta en la cabeza (en los machos). Habita alrededor de las casas del casco urbano y de las veredas. De este pequeño pájaro los ha-bitantes del municipio afirman que “tiene un misterio, y es que dicen que cuando hay un niño que está duro para hablar, le meten el piquito del Pinche en la lengüita para que lo muerda y creo que así el niño empieza a hablar ligero”.

Deigualmanera,tambiénfiguranlasavesquead-vierten sobre cambio en el clima de la zona. El ya men-cionado Currucutú se halla en esta clasificación, pero tambiénaparecenaquí lasgolondrinasy laaguililla.A las golondrinas, sobre todo a las de color blanco y negro (Pygochelidon cyanoleuca) se les asigna la facultad de traer “el invierno y traer el verano”. Dice Juan Ca-milo Sepúlveda, un pajarero reconocido del pueblo, que cuando “se amontonan muy seguido es que va a llover”. A su vez, la Aguililla o Vencejo (Streptoprocne rutila), talcomoloafirmaUrielMontoya,tambiénsirveparaavizorar eventos meteorológicos. Tanto es así que ellas “son las mensajeras del invierno. Son negras, grandes yvuelanenlanoche.Ocuandosalenenlatardecita,cuando está nubado, es porque va a hacer tempestad”.

De esta manera las aves que revolotean por los campos y las casas de Jericó han brindado referentes de capital importancia para entender y actuar frente a di-ferentes aspectos de la existencia diaria como la muer-

te, el aviso de noticias buenas o malas, el clima, la enfermedad o la suerte. Todos es-tos significados integran una valiosa parte de una tradición cultural que aún pervive y que seguirá vigente hasta que la magia de la palabra contada siga siendo invitada de honor a las tertulias cotidianas de los habitantes de aquella población.

Ilustraciones: Laura Ospina.

Así, tal como lo precisa

Jesús Montoya, “si uno

canta ‘currucutuuú’, él le

responde de la misma

manera”.)(

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Perfil24

Eliana Castro Gaviria [email protected]

Un fragmento de Fernando Vallejo fue mío una noche, días atrás, por una hora. A las siete en puntolleguéalCaféVallejo,porterceravez.

La primera había encontrado a Aníbal –alto, elegante, muy parecido a su hermano, pero más joven–. La se-gunda había buscado al mismísimo Fernando. La tercera debía encontrarlo. Estaba, además, segura de que no me recordaría, no recordaría los cinco minutos prometidos; sería preciso volver a empezar y esa era la última noche queélpasaríaenMedellín.Eraahíonosería.

Días antes, tres exactamente, habíamos sostenido un primer diálogo:

–¿Fernando Vallejo tiene tiempo para una historia larga?

–No –esbozó una sonrisa inocente, de niño–. Impo-sible. A esta edad no me queda tiempo para historias. Menos si son largas.

–¿Diez minutos?–Cinco.Aceptévolver tresdíasdespués,un lunes, sin in-

convenientes. Fernando viene unas tres veces al año a Medellín y antes de que comience a llegar el público al Café,osea,antesdelascuatrodelatarde,tocaelpia-no. No le gusta hacerlo cuando hay gente; no le gusta demostrar sus destrezas, nunca le gustó ser figura. Ni le gusta ni le importa nada.

Pero esta vez no estaba. Había salido con dos her-manos –Aníbal y Carlos, el alcalde– a caminar por los alrededores, en el barrio Laureles. Antes de que alcan-zara a hacer mi siguiente conjetura, o a imaginarme su fuga de la conversación prometida, apareció. Apareció como un fantasma al que nadie más volteó a ver, solo yo. Con sus canas, con alguna sonrisa, con su corta vis-ta buscando a alguien. ¡Apareció, me recordó y recordó los cinco minutos!

Alistó una mesa aparte, esperó con paciencia que pasara mis cosas e insistió en la siguiente parte del tra-to: ni grabadoras ni apuntes.

Empezamos a hablar. De muchos temas, de los de siempre, en presente.

Empezamos por su muerte, no muy clara aún, hace veinte años, en la Rambla paralela. Volvemos a la frase del Fuego secreto porque la vida cuando se empieza a poner sobre el papel se hace novela. Su vida, sus perso-najes, están en sus libros; están con ese viejo loco. Es su verdad, más o menos: está la esencia, el papel le pone otras ciertas cosas. Le cuento de un artículo en el que nohablanmuybiendeeselibro,yélmerespondequees quizás uno de los mejores por el ritmo, la sintaxis, el manejo del lenguaje. Estoy de acuerdo: ese libro tiene fuego, tiene la cadencia de la juventud.

Por esta razón, hablamos de los tratados que se han hechosobresuliteratura;unoscuatrohaleídoél.ParaFernando hacer análisis y biografías de autores no es un asunto sencillo, no se trata de llenar hojas y hojas con llamados a pie de página, sino de decir lo que una lectura genera en el lector. Se trata de ver una obra, un autor, y saberlos contar.

Seguimos conversando de la Medellín que encuen-tra cada vez que viene, la Medellín con nuevos y más edificios, la cultura paisa con su alma de comerciante. En la que no hay respeto por la vida: “Antes, al menos estaba la familia, no era la mejor de las instituciones; pero unía. Ya no hay nada”. Hablamos de Colombia, y su actuación miserable en los años de sus películas y primeros libros. Ataques fueron y vinieron. Pero siem-pre contó con el amor de su padre, un hombre honora-ble, muy culto, que antes de morir fue su primer lector. Fernando le enviaba fragmentos de sus novelas, de a poquito, unas quince páginas a medida que iba avan-zando, y Papi las leía y corregía datos históricos, si era el caso. Nunca juzgó, siempre permitió.

Sumamátambiénleíalosfragmentos.

A veces, un momento basta para llevarnos una impresión, un

buen recuerdo. Más cuando se trata de escritores amados.

No recuerda el libro en el que afirma que El río del tiempo debió llamarse La derrota. Yo sí, le insisto que es en Entre fantasmas, pero hace mucho que lo escribió y ya no hay memoria. Dice que lo que sí quiso fue hacer una película con ese título. Le pregunto si todo ha sido unaderrotayélrespondequeno:“Soyuntipomuysolidario conmigo mismo”.

MecuentaquevolveráaMéxicoaescribirotroúl-timo libro: “Mañana mismo empiezo”. No me cuenta sobrequé,seniega,dicequeesenredado.Loquesíesque espera escribirlo en un mes y medio como Mi her-mano el alcalde. Por los periódicos me entero que hace poco ha dicho algo sobre un posible título: El desastre. Noinsistoensabersobrequé.

Elritmode laconversaciónesalgofrenético.Encualquier momento pueden acabarse sus cinco minu-tos.Lepreguntoporquésinoexisteelamor,sololosmomentos de amor, tantos de sus libros van para un mismoDavidAntón.¿Quésignificaesehombreensuvida? Y consigo una sonrisa. Me sonríe. Mejor dicho, le sonríe a la distancia a David:

–David Antón es lo más importante de mi vida. Quise mucho a mi abuelita Raquel, pero David, mi compañero, me ha acompañado los últimos cuarenta años de vida.

Cada tanto busca a Carlos, el alcalde, su hermano. Me lo presenta con entusiasmo, asimismo: “Él es Car-los,elalcalde”.Lobuscaparasaberquiénlollevaráenla mañana al aeropuerto. En un descuido, Carlos se va ynovolvemosasaberdeél.Porqueentonces lascir-cunstanciasenelCafécambianelritmodelaconver-sación, los temas, y aparece otro Fernando, otro más vivo, menos fantasma.

De pronto, mientras hablamos sobre el documental deLuisOspina,unsilencioinvadeelbar.Noesprecisa-mente la falta de palabras, es alguien que toca el piano. Fernandoseapuraasaberquéobraes,creereconocer-la y le pide a Nora –su cuñada, esposa de Aníbal–, que lo confirme. Nora habla con Natalia, y Fernando acier-ta: “Balada para piano número 4” de Chopin. No dice nada más, mueve levemente los dedos, y sonríe. Sonríe como uno nunca imaginaría que podría sonreír Fer-nando Vallejo: sincero, feliz, sorprendido, encantado.

TodoelCaféobserva,escucha,disfruta;nadiese

mueve. Al final de la interpretación musical, aplaudi-mos. El primero de esos aplausos viene de Fernando, animado, extrañado por la brillante interpretación. Eso repite una y otra vez. Para Fernando todo Chopin es bueno. No soporta, por ejemplo, a los chinos y sus muecas en el piano. No las concibe cuando tocar el pia-no debe ser de lo más sencillo y sutil. Por supuesto que algunas muecas sirven para memorizar, esas se permi-ten, pero el abuso de ellas para llamar la atención no tienepresentación.Semeocurre,mientrasélvuelveaaplaudir, que lo mismo sucede con las repeticiones en sus libros, sirven para memorizar, para llevar el ritmo. Nuncaparallamarlaatención.Porqueaélnoleintere-sa nada de eso. Nunca.

–JoséBarros,PachónGalán:esasíeslamúsicaco-lombiana. No esos pasillos y bambucos fáciles con su tónica, dominante, tónica. En la montaña somos ne-gados y malos para la música; en la costa sí supieron hacer sus porros. “Boquita salada” es la mejor cumbia que dio este país.

E insiste en la sencillez, y que por eso son mejores los sonetos.

E insiste en su amor por los boleros y los porros.Fernando, con la música, vio que no era bueno; no

comoélquería,nopodríacomponernunca.Mientrasestudiaba en Bogotá veía que los profesores no sabían mucho,tampoco,yqueélnopodríairmásallá.Loquesí ocurrió con la escritura. Lo del cine, esa fue otra historia, un lenguaje menor.

Hablamos un poco más. El chico del piano, que no debe haber dormido aquella noche, nos acompaña. Nos cuenta su historia; es cucuteño y comenzó a tocar el piano a los 18 años. Eso es bastante extraño, la historia con la música para que vaya bien debe empezar en la niñez. Fernando lo felicita y anima para el recital que está próximo a presentar.

Llega el final de la hora, sus cinco minutos. Lo noto cansado, noto que cada vez me escucha menos; lepreguntoquésientequehalogradocomoescritory,entonces, repite:

–No me considero escritor. Por lo menos no única-mente escritor; soy más cosas. Me parece muy poco ser una sola cosa. No me interesa, no me interesa, no me interesa.

No. 66 Noviembre de 2013

Ilustración: Elizabeth Builes Carmona

Cinco minutos con Fernando Vallejo