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PARTE I
Definiendo el geodiseñoEl geodiseño modifica el territorio a través del proyecto. Su objeto es el desarrollo de proce-
sos proyectuales con el fin de transformar un área geográfica, pero no todos los cambios en
el territorio se derivan de un proyecto, y no todos los proyectos lo transforman. El geodiseño
no es una ciencia ni una profesión y además no es competencia exclusiva de ninguna de las
ciencias del territorio ni de las profesiones cuyo objeto es proyectar. Más bien, el geodiseño
es un conjunto de conceptos y métodos provenientes de las ciencias del territorio relaciona-
das con la geografía y el concepto de espacio, así como de otras disciplinas proyectuales
como la arquitectura, la arquitectura del paisaje, el planeamiento urbano y regional y la inge-
niería civil, entre otras.
En la primera parte, presento algunas de las condiciones particulares donde mejor funciona
la aplicación del geodiseño. Estas plantean dos retos especialmente complejos. El primero,
contenido en el capítulo 1, aborda la necesaria colaboración entre proyectistas y científicos.
En este punto, analizo por qué sus diferentes modos de pensar generan habitualmente una
difícil colaboración, aún siendo obvio que la misma es esencial para el éxito del geodiseño.
El capítulo 2 se centra en el área de estudio. No creo que ni los proyectistas ni los profesio-
nales de las ciencias del territorio se adapten fácilmente a trabajar con distintas escalas: sus
principios y sus métodos deben alterarse en función del tamaño del lugar y la escala de los
temas a tratar, así como de la cultura de la población local. Estos, junto con los temas plan-
teados en la primera parte, son los mayores retos que deben ser abordados y superados para
lograr el éxito en geodiseño.
CAPÍTULO 1
LA MEJOR DEFINICIÓN DE PROYECTO procede del economista
y politólogo Herbert Simon (1916-2001): “proyecta todo aquel
que idea acciones dirigidas a cambiar situaciones existentes
por otras preferidas”1. Hay una gran variedad en el modo en
que la gente proyecta, el “Método para Proyectar” no existe,
y como no hay un único método de proyectar, tampoco hay
un único método de geodiseño. Sin embargo, todo proceso
de proyectar para un área geográfica —el “contexto geográ-
fico”— puede y debe ser organizado respondiendo a seis
cuestiones que son la base para el marco metodológico pro-
puesto en este libro2:
1. ¿Cómo debería ser descrita el área de estudio?
2. ¿Cómo funciona el área de estudio?
3. ¿Funciona adecuadamente el área de estudio?
4. ¿Cómo podría ser cambiada el área de estudio?
5. ¿Qué diferencia pueden causar dichos cambios?
6. ¿Cómo debería ser cambiada el área?
El geodiseño se basa y está formado por un conjunto de
cuestiones y métodos necesarios para resolver grandes, com-
plicados e importantes problemas de proyecto y planificación,
a menudo a escala geográfica, que van desde el vecindario
y la ciudad, a una región o a una cuenca hidrográfica. Como
muchos problemas en el mundo, generalmente estos no están
bien definidos, no son fáciles de analizar y tampoco de “resol-
ver”. Nos movemos en este complicado mundo, pretendiendo
que sea simple. A veces entendemos solo parcialmente los pro-
blemas, porque evolucionan a lo largo del tiempo e involucran a
muchos actores y puntos de vista enfrentados. Lo que sí sabe-
mos es que los problemas son muy importantes y que están
por encima del alcance o conocimiento de un único individuo,
disciplina o método. Sin embargo, dichos problemas requieren
colaboración y modos de organizar dicha colaboración (figura
Figura 1.1: El territorio puede ser modificado a través del geodiseño. | Fuente: C. Steinitz.
Una colaboración necesaria
4 GEODISEÑO
Los otros tres grupos son (1) los científicos con una orientación
social, geográfica y territorial: geógrafos, hidrólogos, ecologis-
tas, algunos economistas, algunos sociólogos, etc.; (2) los pro-
fesionales del proyecto: arquitectos, planificadores, urbanistas,
arquitectos del paisaje, ingenieros civiles, banqueros, aboga-
dos; y (3) sus técnicos.
Existen grandes diferencias y considerables solapes entre
y dentro de estos grupos, pero aún así tienen que trabajar jun-
tos. ¿Dónde están los ejes de colaboración? Muchos proyectis-
tas utilizan tecnologías y piensan que conocen la ciencia, pero
no hablan con la población local. Muchos científicos con orien-
tación territorial utilizan tecnologías para modelizar y compren-
der el medio ambiente, pero no proponen cambios de futuro.
Vemos a la población local utilizando tecnología y dibujando sus
propios mapas, pero esto, ¿qué aporta a otros? Probablemente,
los técnicos subestiman la dificultad de esta colaboración por-
que, con frecuencia, piensan que la respuesta la puede pro-
porcionar un programa de ordenador. Desde mi punto de vista,
la parte más sencilla de la colaboración es la tecnológica y la
más complicada la población local, y el equipo de geodiseño
1.1). Las personas deben comenzar por entender la compleji-
dad, y solo después encontrar formas de colaborar, sencilla-
mente porque ninguno de nosotros lo sabe todo. Necesitamos
encontrar gente que sepa lo que nosotros no sabemos y averi-
guar formas para trabajar juntos.
La práctica del geodiseño requiere colaboración entre los
profesionales del proyecto, de las ciencias del territorio, de las
tecnologías de la información y la población local (figura 1.2).
Por ello es necesario un marco metodológico general que per-
mita a estas disciplinas evolucionar y colaborar de un modo
más eficiente. El objetivo fundamental de este libro es contri-
buir a encontrar este marco metodológico.
Se necesitan cuatro grupos de gente para esta colabora-
ción y juntos son los que forman un equipo de geodiseño. Pri-
mero está la población local, un grupo que cambia en función
del área geográfica de estudio. La población local tiene dos
funciones principales: la necesidad y la demanda del estudio
de geodiseño, en el que contribuyen con aportaciones esencia-
les y la revisión y toma de decisiones finales sobre qué, dónde
y cómo se deben realizar los cambios en el área de estudio.
Figura 1.2: La práctica del geodiseño requiere colaboración entre los profesionales del proyecto, de las ciencias del territorio,
de las tecnologías de la información y la población local. | Fuente: C. Steinitz.
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 5
las ciencias del territorio sean efectivas y productivas; y esto
requiere entender los tipos de diferencias que hay que superar.
Para empezar, cada grupo llega con una posición cultu-
ral diferente y muy arraigada. Palabras importantes se utili-
zan de forma muy diferente, como por ejemplo “teoría”. Para el
Merriam-Webster´s Collegiate Dictionary, décima edición, “teo-
ría” es un “conjunto de enunciados o principios ideado para
explicar un grupo de hechos o fenómenos, en especial uno que
ha sido probado repetidamente o está ampliamente aceptado
y se puede utilizar para hacer predicciones” y “una creencia o
principio que guía la acción o ayuda a la comprensión u opi-
nión”, pero en la práctica la “teoría” es para los proyectistas lo
que la “hipótesis” es para los científicos. El tamaño y la escala
son dos temas clave en geodiseño; sin embargo, proyectistas y
científicos llegan desde direcciones opuestas, y ven el mundo
con lentes a diferentes escalas. La mayoría de los profesionales
del proyecto aprenden a través de proyectos pequeños y rela-
tivamente simples que se van convirtiendo en más grandes y
complejos, mientras que los científicos trabajan en la otra direc-
ción, empezando con la comprensión de procesos a largo plazo
que operan a escala mundial para después aplicarlo a escalas
más pequeñas. En la práctica, ninguno de estos modelos edu-
cativos abarca la totalidad de escalas y tamaños.
La mayoría de veces el geodiseño va desde un gran pro-
yecto de urbanización, como un grupo de edificios ubicado en
un lugar complicado con un gran parque e infraestructuras de
transporte, a una nueva ciudad o extensión de ella, o a una
cuenca geográfica que se estudia para su conservación y/o
urbanización (figura 1.3). Afortunadamente, estos son los tama-
ños y las escalas geográficas donde las capacidades y habi-
lidades de los dos grupos se superponen, y donde el estudio
de geodiseño puede contribuir en mayor medida. Esto debería
hacer la colaboración más sencilla, productiva y efectiva.
los debe entender, ya que son aquellos que solicitan la realiza-
ción del estudio y los que decidirán lo que ocurra en el futuro.
La relación entre los profesionales del proyecto y los que
se dedican a las ciencias del territorio es una de las más polé-
micas en un equipo de geodiseño. Las ciencias del territo-
rio construyen un modelo basado en el pasado y el presente
para trasladarlo al futuro. Estos profesionales son muy válidos
entendiendo el pasado y el presente, pero no lo son tanto a la
hora de pensar en el futuro. En cambio, los proyectistas y pla-
nificadores piensan mucho en el futuro, pero no conocen sufi-
cientemente el presente y el pasado. De ahí la oportunidad de
generar una necesaria simbiosis, que aunque resulte obvia, no
es fácil de conseguir. Yo no estoy interesado en formar a gente
que se autodenomine “geodiseñador” ni trabajar en algo lla-
mado “geodiseño”; yo estoy interesado en que la gente cola-
bore, que conozca aquello que está haciendo, que esté segura
de lo que hace y que no pierda su identidad durante el proceso.
Eso es lo que pienso como geodiseñador, ni es una persona,
ni es una cosa, es un proceso de colaboración basado en pre-
guntas y métodos.
Las profesiones del proyecto y de las ciencias del territorioLa relación entre los profesionales del proyecto y las ciencias
del territorio es un tema clave en geodiseño y requiere una
atención especial. La colaboración o cooperación entre estos
grupos no es ni nueva ni desconocida y existe un gran historial
de éxitos. Pero los fracasos son también comunes, ya que esta
colaboración ni es automática, ni sencilla, y se caracteriza por
la competición en vez de la colaboración. Como ya he dicho,
uno de los objetivos principales de este libro es fomentar que
las relaciones de trabajo entre los profesionales del proyecto y
Figura 1.3: La colaboración entre los profesionales del proyecto y las ciencias del territorio es más eficaz en determinadas
escalas y tamaños de proyecto, ya que, por su formación, los grupos proceden normalmente de trayectorias diferentes en lo
que respecta al tamaño de los proyectos, debiendo buscar la superposición. | Fuente: C. Steinitz.
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que hay “roles” claramente generalizables que ejercen una
fuerte influencia en el modo en que percibimos a “la gente”
que forma parte de las actividades de geodiseño (figura 1.4).
A pesar de que esto sea claramente una caricatura y que la
mayoría de las personas no solo haga malabares con más de
una de las posiciones, sino que las intercambie en el tiempo,
sostengo que los valores de la mayoría de los proyectistas y
científicos entran dentro de estas trayectorias.
¿Qué piensas sobre el territorio, el paisaje del área de estu-
dio? ¿Crees que el territorio es universal, que puedes aplicar
un modelo hidrológico o una restricción de pendientes en cual-
quier lugar? ¿Puedes practicar el geodiseño en cualquier parte
del mundo?
¿O crees que existen diferencias regionales y culturales,
y que tus análisis, métodos y productos de geodiseño deben
reflejar estas diferencias a escalas regionales?
¿O crees que todo es local, el genius loci, el espíritu del
lugar? La gente que cree que cada proyecto es una experiencia
Otra diferencia importante entre los profesionales que se
dedican a proyectar y a las ciencias del territorio es la estructura
de su conocimiento. La mayoría de los proyectistas se forman
como profesionales “generalistas” y funcionan de esa forma.
Según mi experiencia, tienden a saber un poco sobre muchas
cosas. Para un proyecto en particular, se centran en lo espe-
cífico del momento y el lugar, enfatizando la importancia del
cambio. Por el contrario, los científicos del territorio resaltan las
generalidades de los procesos aplicados a través del tiempo
y del espacio. Su formación produce especialistas, y saben
mucho sobre los detalles. Las ciencias del territorio compren-
den el pasado y el presente de una determinada área y buscan
la conservación de sus condiciones y procesos, mientras que
las profesiones del proyecto comparten el enfoque sobre el pre-
sente y les resulta más fácil proponer cambios para el futuro.
Otra diferencia cultural importante entre los proyectistas y
los científicos tiene que ver con sus valores y funciones. Des-
pués de décadas de trabajo en este campo, he llegado a creer
Figura 1.4: Muchos proyectistas comienzan situándose en el lado izquierdo de la figura 1.4, creyendo que se trata de una
experiencia única. Muchos científicos empiezan situándose en el lado derecho de la figura 1.4, percibiendo a la gente como
un dato anónimo a partir del cual construir un importante modelo a nivel universal. | Fuente: C. Steinitz.
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 7
las apreciaciones locales son vistas como variaciones más que
como diferencias. La mayoría de los proyectos de geodiseño
se encuentran en la superposición de las posiciones centrales.
Esto tiene implicaciones importantes para los valores y los roles
que puedan llegar a dominar el proceso de geodiseño, e influi-
rán profundamente en la formación de geodiseño, como argu-
mentaré en el capítulo 11.
Tanto los proyectistas como los científicos se basan en
modelos, en abstracciones del mundo real, como ellos lo ven.
Los modelos pueden ser utilizados de tres formas básicas, para
el proyecto, la gestión y la evaluación (figura 1.5), y durante
un proceso de geodiseño, cada uno ellos puede alinearse en
mayor medida con uno de los diferentes grupos profesionales.
Dado un cambio y un determinado modelo, ¿cuál es el
impacto? Esto es la evaluación y puede depender más de las
ciencias del territorio.
Dado un cambio y definido un impacto, ¿cuál es el modelo?
Esto es la gestión y se basa generalmente en las ciencias del
territorio, ya que implica la comprensión y manipulación de las
condiciones básicas y las relaciones dentro del modelo.
Dado o definido un impacto deseado y dado un modelo,
¿cuál es o cuál debería ser el cambio? Este es el proyecto de un
cambio específico y se puede confiar más en los profesionales
que se dedican a proyectar y planificar, ya que tienden a estar
más familiarizados con el contenido del modelo específico del
problema en cuestión.
El papel del geodiseño es especialmente importante cuando
se cuestionan los modelos científicos, ¿y si los modelos del
única para un lugar único, solo puede proyectar con la inten-
ción de modificar dicho lugar después de estudiar sus propias
singularidades.
El psicólogo Henry A. Murray (1893-1988) y el antropólogo
Clyde Kluckhohn (1905-1960) escribieron: “Cada hombre es, en
ciertos aspectos, (a) como todos los demás hombres, (b) como
algunos otros hombres, (c) como ningún otro hombre”3. Creo
que esto se aplica igual de bien al territorio. Cada lugar es, en
ciertos aspectos (a) igual que todos los demás lugares, (b) igual
que algunos otros lugares, (c) como ningún otro lugar. Y mien-
tras esto sea verdad, no serán iguales.
Aquello en lo que crees construye tus propios valores y
tu propio rol profesional. En general, solemos creer que (1) la
gente sabe, o (2) que no sabe, pero tú sí. Si crees que la gente
sí sabe, puedes decir: “Yo no soy uno de ellos, yo soy un profe-
sional de consultoría. Precisaré trabajar muy cerca de mis clien-
tes, les preguntaré qué necesitan y les ayudaré a conseguirlo” o
puedes decir “La gente sí sabe y yo soy uno de ellos. Les ayu-
daré, tal vez evitando el cambio y preservando lo que ahora
existe, o lo diseñaremos y modificaremos juntos.” Según dónde
te posiciones, percibes de un modo diferente a la población
local. ¿Son vistos como individuos o representados por grupos
y con qué fundamentos? ¿O es “la gente” en sentido mono-
lítico? Muchos científicos comienzan desde esta perspectiva,
situándose a la derecha de la figura 1.4, porque la base de su
ciencia es observar a la gente como un dato anónimo a partir
del cual construir sus modelos.
Por otro lado, si crees que la gente no sabe pero tú sí, tam-
bién tienes dos opciones. Puedes decir “Soy un artista, soy un
diseñador. Trabajo con edificios, ciudades o paisajes; hago lo
que hago y expresarme es lo más importante. Se lo mostraré
a la gente y espero que les guste.” o tu perspectiva puede ser
“Ellos no saben, yo soy el experto. Educaré a la gente mien-
tras les digo cómo planificar su territorio. Yo sé hacerlo mejor.”,
todos conocemos a gente así. Muchos jóvenes proyectistas
empiezan desde aquí, a la izquierda del diagrama representado
en la figura 1.4, creyendo que ellos saben y la gente no, en parte
porque están influenciados por los libros que han leído sobre
proyectistas, la libertad creativa y los clientes comprensivos.
El geodiseño tiene multitud de escalas variables en lugar
de claras definiciones. Las cosas pueden ser verdaderas o fal-
sas, dependiendo de la lente con que se mire. Pero, ¿cuál será
la posición predominante del geodiseño? Los profesionales del
proyecto se están moviendo desde el lado izquierdo del dia-
grama, tienden a buscar diferencias locales. Los geógrafos, a
través de su estudio empírico, teórico y científico, de cambios
a largo plazo, tienen tendencia a moverse desde el lado dere-
cho del diagrama. Buscan similitudes y principios generales, y
Figura 1.5: Los modelos pueden ser utilizados de tres formas
básicas, para el proyecto, la gestión y la evaluación. | Fuente:
C. Steinitz.
8 GEODISEÑO
¿qué ocurriría si los propios modelos interactuaran entre ellos?
¿Y cómo se pueden construir modelos de impacto en cadena
o en red de modo que un impacto desencadene otros impac-
tos de carácter espacial y temporal en los demás? Debido a lo
complejo del proceso, el geodiseño no debería definirse como
la forma científica de resolver problemas de proyecto a tra-
vés de análisis espaciales. Desde mi punto de vista, geodiseño
debería incluir todos los procedimientos para resolver los pro-
blemas ocasionados al proyectar el territorio con cualquier tec-
nología. Este libro está basado en este concepto.
Es más, en la definición de geodiseño, no se debería dife-
renciar entre “proyecto” y “planificación”, independientemente
de cómo estos términos se definan por sí mismos. Visto desde
la distancia, y no desde el reduccionismo del mundo acadé-
mico, proyecto y planificación son nombres diferentes para una
misma cosa y tienen mucho en común (como se muestra en
los capítulos siguientes) y ambos comparten que, con frecuen-
cia, exigen “ir más allá de la información proporcionada”. Gran
parte de esta “información proporcionada” puede provenir de
la geografía y otras ciencias relacionadas, sin embargo otras
veces no ocurre así. La capacidad del ser humano de “ir más
allá” es algo que todos compartimos, no es una característica
de los datos o la tecnología. Si no admitimos esto, el geodi-
seño solo será aplicable a “problemas” rutinarios, los cuales ya
están completamente comprendidos. Probablemente esto tam-
bién es útil y, aunque no sea suficiente, es una capacidad del
geodiseño.
Es el arte de decidir, de ir más allá de la información dada, lo
que hace que el geodiseño sea una especie de “proyecto”. Los
modelos de las ciencias del territorio pueden hacer proyeccio-
nes hasta cierto punto, pero si estas se dirigen a “un problema”,
se requiere una solución de “qué/dónde/cuándo” que no está
dentro del modelo. Este es el desafío de los “proyectistas” en la
definición de Herbert Simon. Algunos de estos proyectistas sin
duda serán geógrafos y otros científicos, sin embargo los pro-
yectistas también necesitan teorías basadas en la geografía, en
métodos y en modelos que ayuden a dar forma a los diseños
y también a evaluar la eficacia de las soluciones propuestas.
Esta necesidad mutua es la base de las relaciones simbióticas:
una exitosa colaboración entre las profesiones del proyecto y
las ciencias del territorio a través del geodiseño, sin tratarse de
una unión absoluta.
Es primordial que el equipo de geodiseño encuentre el equi-
librio apropiado entre la ciencia y el arte. De nuevo, parafra-
seando a Murray y Kluckhohn, en la medida en que el área de
estudio sea como “todos los otros lugares”, los geógrafos pro-
bablemente dominarán. Sus teorías y la fiabilidad de sus méto-
dos pueden explicar el presente y proyectar hacia el futuro, y
proceso no son adecuados? Esto podría significar, por ejemplo,
carencia de datos o manejo de datos erróneos, comprensión
insuficiente del proceso para un contexto determinado, falta de
fiabilidad en la predicción o falta de cultura en la comprensión
de la evaluación. O, ¿y si son modelos pertenecientes a un pro-
ceso o contexto que requieren un cambio rápido de sus fun-
damentos, o una condición que no puede tener una definición
precisa? O, ¿qué ocurre si se enfrentan a un proceso completa-
mente nuevo? ¿Y si los modelos son válidos pero pronostican
un futuro inaceptable? Aún así siguen siendo necesarios para
tomar decisiones y poder actuar. En estos casos —que no son
poco comunes— uno debe “ir más allá de la información dada”
y aquí es donde se vuelve necesaria la colaboración en geodi-
seño, que consiste en vincular a los profesionales del proyecto
con los de las ciencias del territorio.
Una colaboración simbiótica
Los métodos de geodiseño pueden resolver múltiples proble-
mas genéricos, bien definidos, bien entendidos, rutinarios para
los cuales, ya existen modelos eficientes y soluciones algorítmi-
cas. Normalmente requieren una operación en una única capa
GIS, aunque tanto la operación como la capa GIS, pueden ser
el resultado de modelos y análisis mucho más complejos. Un
ejemplo podría ser la búsqueda de la mejor ubicación para un
solo punto —por ejemplo un edificio— en una capa GIS, gene-
rada por un índice de ponderación de varios criterios de locali-
zación. Otro podría ser la búsqueda de la “ruta de menor coste”
entre dos puntos de una red en la que cada nodo y enlace es un
valor derivado de los datos de tráfico.
Sin embargo, la mayoría de los problemas en geodiseño son
mucho más complejos. Con frecuencia no están bien defini-
dos, bien entendidos o no están sistematizados, y no existen
soluciones algorítmicas que sean lo suficientemente comple-
jas para ser eficientes. A priori es casi imposible desarrollar
cadenas y redes de soluciones parciales que generen resulta-
dos de proyecto satisfactorios. Es aquí donde reside el desa-
fío del geodiseño.
La complejidad es aún mayor si necesitamos evaluar alter-
nativas de proyecto. Es relativamente sencillo tener un proyecto
y compararlo con un mapa de un modelo de impacto, pero
resulta mucho más complicado cuando el modelo de impacto
tiene características espaciales y temporales y, a su vez, inte-
ractúa espacial y temporalmente con varios aspectos del pro-
yecto. Y la complejidad se agrava cuando uno tiene la obligación
de evaluar los impactos del proyecto a través de varios mode-
los. De nuevo, solo se puede hacer un modelo cada vez, pero
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 9
sus métodos algorítmicos producirán mejores soluciones. Sin
embargo, si el lugar es visto como “ningún otro lugar”, entonces
los modelos basados en la ciencia lo explicarán peor y genera-
rán soluciones poco satisfactorias. En este caso, la capacidad
creativa generada a partir de otras experiencias de proyecto,
tendrá más éxito. Este argumento favorece la aceptación de
que el geodiseño no es ni un arte ni una ciencia, sino el arte de
decidir en base a la ciencia. Requiere contribuciones integra-
das, tanto de las artes del proyecto como de las ciencias del
territorio.
El geodiseño no es nuevo4
Yo no soy un historiador, soy un planificador del paisaje que
mira hacia el futuro y cuenta con años de experiencia de cola-
boración en lo que considero que es el geodiseño. Aún así, sé
que muchas de las ideas que han dado forma a mi trabajo son
ideas antiguas. En este libro, ocasionalmente, resumiré y haré
referencia a ejemplos que han influido en mí y, espero, también
en otros que se dediquen al geodiseño.
La gente ha proyectado y modificado el paisaje durante
miles de años, generalmente sin la ayuda de proyectistas ni
geógrafos. El motivo principal ha sido la producción de alimen-
tos, especialmente en terrenos difíciles. La transformación de
abruptas y rocosas laderas en bancales productivos para la
agricultura, como las de la provincia de Yunnan en China, se
llevó a cabo durante largos períodos de tiempo, principalmente
a través de procesos de prueba/error y la “lenta retroalimenta-
ción” de muchas generaciones (figura 1.6). Las numerosas per-
sonas que contribuyeron a este geodiseño han permanecido
en el anonimato.
También hay una larga historia de grandes modificaciones
del paisaje. El lago Oeste de Hangzhou en China, es importante
por muchas razones. Es el resultado de una decisión tomada
en el siglo VIII para diseñar y construir un gran lago al lado de
la gran ciudad de Hangzhou. Este paisaje se modificó princi-
palmente por razones defensivas, suministro de agua, acuicul-
tura y agricultura. Durante la dinastía Song, fue reconstruida
bajo la dirección del poeta y gobernador de Hangzhou, Su Shi
(1037-1101). Calzadas, islas, y la famosa “Isla en el lago” fueron
añadidas por un equipo de geodiseño, ingenieros y técnicos
en paisaje, e hidrólogos y geólogos del momento (figura 1.7).
Hangzhou se convirtió en la capital de China durante la dinastía
Song del Sur (1127-1279) y ya entonces era una ciudad de alre-
dedor de un millón de habitantes.
Con el tiempo, el lago Oeste ha llegado a ser considerado
como un lugar de gran belleza paisajística e importancia cultural
Figura 1.6: Abancalamiento del terreno para la agricultura. Yuan
Yang, provincia de Yunnan, China. | Fuente: Shutterstock, cortesía
de Barnaby Chambers.
Figura 1.7: Lago del Oeste “Plano del lago y las montañas.” |
Fuente: Extraído de Fine Sights at West Lake (Xihu youlanzhi) de
Tian Ruchengl, publicado en 1619.
Figura 1.8: El lago Oeste de Hangzhou, China.
10 GEODISEÑO
vez, estaban siendo puestos a disposición del público. Man-
ning reunió cientos de mapas nacionales de suelos, ríos y bos-
ques, y otros elementos geográficos para volver a dibujarlos a
una misma escala (figura 1.9)5.
Mediante el uso de superposiciones en una mesa de luz,
hizo un plan de paisaje de lo que por entonces era todo el terri-
torio de EE.UU. y fue publicado en Arquitectura del Paisaje en
julio de 1923 (figura 1.10).
El proyecto de Warren Manning contenía un sistema de
futuras zonas urbanas y un sistema de parques nacionales y
áreas recreativas; incluía las principales carreteras y las pistas
de senderismo de largo recorrido que existen en la actualidad e
incluía todo lo que un amplio plan de paisaje regional realizado
a través del geodiseño tendría hoy en día. Es uno de los dise-
ños más importantes, audaces y creativos de nuestra historia
profesional. Es extraordinario que Manning elaborara este tra-
bajo para todo el país en aquellos tiempos.
Organizar la colaboración académica y profesional de los
científicos y profesionales del proyecto tampoco es una idea
nueva. En 1969, Ian L. McHarg (1920-2001) publicó Proyectar
(figura 1.8). Las Diez escenas del Lago del Oeste del Emperador
Qianlong, contiene poemas del siglo XVIII, que en la actualidad
son leídos por todos los estudiantes chinos. El lago Oeste es un
paisaje diseñado y construido por razones prácticas que ha lle-
gado a transformarse en un paisaje de alto valor cultural, por lo
que uno podría suponer —erróneamente— que ha sido creado
exclusivamente como resultado de los procesos naturales.
Warren H. Manning (1860-1938) trabajó como horticultor
para el arquitecto del paisaje Frederick Law Olmsted antes de
establecerse por sí mismo. En el año 1910 se generalizó el uso
de la electricidad y se inventaron las “mesas de luz” (mesas de
dibujo con tablero de vidrio iluminadas desde abajo) para, en
principio, simplificar el calcado de los dibujos. Pero en 1912,
Manning elaboró un estudio a través de la superposición de
diversos mapas como método de análisis, tal y como se rea-
liza en la actualidad. Dispuso conjuntamente una selección de
mapas con la intención de producir nuevas combinaciones de
información y elaboró un plan para el crecimiento y la conser-
vación de Billerica, Massachusetts. En esas fechas, se estaban
realizando cartografías nacionales que recopilaban la informa-
ción de distintos recursos de Estados Unidos y, por primera
Figura 1.9: Cuatro ejemplos de superposición de cartografías con información a escala nacional de EE.UU. | Fuente: C. Steinitz,
P. Parker, L. Jordan: “Hand Drawn Overlays: Their History and Prospective Uses”, Landscape Architecture, nº 66, 1976, pp. 444-445.
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 11
Figura 1.10: Cartografía de EE.UU. realizada por W.H. Manning. | Fuente: W.H. Manning: “A National Plan Study Brief”, Landscape
Architecture, nº 13, 1923, pp. 03-24.
con la Naturaleza6. Es, probablemente, el libro más influyente
en el campo de la planificación del paisaje y en él se indican las
formas en que los procesos naturales pueden guiar al desarro-
llo. El libro incluye varios proyectos de diferentes escalas, cada
uno de ellos realizado por proyectistas y científicos, muchos de
los cuales colaboraron durante varios años. Según mi punto de
vista, el estudio más significativo es el “Plan for the Valleys”. En
la década de 1960 se esperaba que Baltimore creciera hacia
el área conocida como “Valleys”. McHarg y sus colegas, pro-
yectistas y científicos, se dieron cuenta de que existían múl-
tiples modelos posibles de crecimiento urbano y estudiaron
cuatro alternativas siguiendo diferentes patrones según el tra-
zado del alcantarillado (figura 1.11). Sabían que era preferible
trazar varias propuestas para poder compararlas y así esco-
ger la mejor. El crecimiento no estaba permitido en tierras bajas
con el fin de proteger las productivas zonas agrícolas, ni en las
pendientes pronunciadas y las crestas de las montañas. Por
el contrario, el crecimiento propuesto se ordenaba en grupos
compactos dispuestos sobre las pendientes más suaves y las
tierras altas. McHarg y sus colegas entendieron las relaciones
beneficiosas entre la arquitectura del paisaje, la ingeniería, la
geografía y la planificación urbanística, que quedó reflejada en
su eficaz enseñanza, investigación y práctica profesional, basa-
das en la colaboración.
Creo que el geodiseño no puede, ni debe, convertirse en
una profesión con pleno derecho y con la misma profundidad
y amplitud que la arquitectura, la arquitectura del paisaje, el
urbanismo o la ingeniería civil. Estas profesiones establecidas,
son ya muy extensas. Los arquitectos diseñan nuevas ciu-
dades, estadios, salas de neurocirugía en hospitales y, oca-
sionalmente, teteras, mientras que los arquitectos del paisaje
diseñan jardines, parques y, ocasionalmente, políticas de ges-
tión hidrográfica. ¿Realmente esperamos que el geodiseño o
los geodiseñadores realicen el proyecto de todos ellos? Y una
situación análoga sería aplicable a los científicos del territo-
rio. Los ecologistas tampoco suelen ser sociólogos, hidró-
logos y economistas. ¿Esperamos que una persona pueda
abarcar todo? Creo que todos los profesionales relevantes
12 GEODISEÑO
análisis y visualización de la información digital. Howard T. Fis-
her creó el Harvard Laboratory for Computer Graphics en la
Harvard Graduate School of Design en 19657. Completó su tra-
bajo sobre el Synagraphic Mapping System (SYMAP) en Har-
vard en 1965, un proceso que se inició en 1963 cuando estaba
en el Northwestern Technology Institute. Este programa infor-
mático fue el primer sistema de cartografía automatizada que
incluía capacidades de análisis espacial. Conocí a Howard Fis-
her en 1963 y utilicé SYMAP en 1963-65 en mi tesis doctoral
(Steinitz, Carl: “Meaning and the Congruence of Urban Form
and Activity”, PhD diss., Massachusetts Institute of Techno-
logy, 1965), donde traté de explicar por qué algunas partes del
centro de Boston se incluyeron en Image of the City8, de Kevin
Lynch, y otras no. Adquirí datos, los cartografié y los analicé
(figura 1.12), pero no hice un proyecto para el área de estudio9.
Cuando entré como profesor de Harvard en 1965, me con-
vertí en uno de los primeros miembros del Laboratory for Com-
puter Graphics. Mi primera tarea docente consistió en un
estudio que se centraba en el desarrollo regional y en la protec-
ción de la Península de Delmarva (estados de Delaware y frag-
mentos de Maryland y Virginia), donde se optó por no emplear
del proyecto y de las ciencias del territorio deben adoptar y
adaptar las ideas y métodos del geodiseño para poder cola-
borar, cuando sea necesario, en los desafíos más importan-
tes del mismo.
El geodiseño es diferente
“El geodiseño es un método de planificación y proyecto que
vincula firmemente la creación de propuestas de proyecto con
simulaciones de impactos basadas en el contexto geográfico, el
pensamiento sistemático y las tecnologías digitales.”
Flaxman, Michael: Geodesign Summit, Redlands, California,
2010. Modificado por Stephen Ervin en Geodesign Summit,
Redlands, California, 2012.
Los cambios más importantes que definen el actual geodi-
seño ocurrieron en la década de 1960 y 1970, con la inven-
ción de métodos informáticos para la adquisición, gestión,
Figura 1.11: Diferentes alternativas para la disposición del
alcantarillado desarrolladas en el “Plan for the Valleys”. | Fuente:
Cortesía de Wallance Roberts y Todd LLC. “Plan for the Valleys”,
elaborado para el “Green Spring and Worthington Valley Planning
Council”, Philadelphia, 1964.
Figura 1.12: Factores que ayudan a explicar por qué algunas
áreas de Boston son célebres y recordadas. | Fuente: Carl Steinitz.
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 13
estudio multidisciplinar y experimental sobre el futuro del sec-
tor sudoeste de la región metropolitana de Boston. La intención
era modelar los conflictos que a menudo se ven entre la vul-
nerabilidad ambiental del paisaje regional y su atractivo para el
desarrollo urbano. También estábamos elaborando un proyecto
a escala regional para el crecimiento urbano. Mi esquema inicial
para este estudio se realizó a principios de 1967 como se mues-
tra en la figura 1.14, donde hay que tener en cuenta que se inicia
con la compresión de los procesos de toma de decisiones. Se
distingue entre las demandas del uso del suelo y la evaluación
de los lugares más atractivos, los recursos del lugar y el análi-
sis de sus vulnerabilidades. Evalúa los riesgos e impactos y pro-
pone planes de desarrollo urbano con un modelo de simulación.
Todo el flujo de información para el estudio se concibió
empezando por el modelo de decisión. Fue diseñado por Peter
el método de superposición de dibujos a mano, sino preparar
un programa de ordenador en Fortran y utilizar SYMAP para
visualizar una serie de modelos de evaluación de los futuros
usos del suelo propuestos (figura 1.13). Estas evaluaciones
incluyeron operaciones como buffering, superposiciones pon-
deradas y modelos de gravedad. Se hizo un proyecto regio-
nal que fue mostrado a través de los mapas resultantes, pero
debido a limitaciones de tiempo, dichos modelos no se utiliza-
ron como feedback para analizar el impacto producido y mejo-
rar el diseño10.
Un ejemplo de los primeros estudios: Boston, Massachusetts, EE.UU.11
Mi primera experiencia en geodiseño fue en 1967-1968 y res-
ponde plenamente a la definición de Flaxman-Ervin de geodi-
seño y también a las seis preguntas anteriores. Como jóvenes
profesores ayudantes en Harvard y como primeros miembros
del Harvard Laboratory for Computer Graphics, el ingeniero y
economista Peter Rogers y yo organizamos e impartimos un
Figura 1.13: Delmarva. | Fuente: C. Steinitz.
A B
Figura 1.14: Mi primer diagrama para el flujo de información de
geodiseño, 1967. | Fuente: C. Steinitz.
Figura 1.15: Peter Rogers (izquierda) y Carl Steinitz (derecha)
en el Laboratory for Computer Graphics, Graduate School of
Design, Harvard University, 1967. Desafortunadamente, rara vez
se toman fotografías del proceso de trabajo.
14 GEODISEÑO
crecimiento de la población en diferentes clases sociales, distri-
buido en períodos de cinco años para un total de 25 años. Estos
creaban la demanda de nuevas localizaciones donde acomo-
dar la industria, los tipos de viviendas, las áreas recreativas y
espacios abiertos, y los centros comerciales e institucionales.
Este nuevo patrón de uso del suelo requirió nuevos servicios de
transporte. Se seleccionaron cuatro tipos de impactos diferen-
tes para evaluarlos: la normativa local, las finanzas locales, la
calidad visual y la contaminación del agua. Si bien estas eran
consideradas inaceptables por los estudiantes que representa-
ban a los responsables de la toma de decisiones, un proceso
de retroalimentación se traduciría en una mejora del patrón de
uso del suelo para esta fase. Si los impactos eran aceptables, el
conjunto de modelos podrían utilizarse para simular la siguiente
etapa de cinco años.
Rogers y por mí en el mismo orden que ahora se expone en
la segunda iteración del marco metodológico de geodiseño en
este libro —aunque en ese momento no le llamábamos así— y
antes de comenzar ningún “trabajo” (figura 1.15).
RepresentaciónEl área de estudio se estaba transformando rápidamente en área
suburbana (figura 1.16). No habían datos digitales, por lo que los
estudiantes organizaron un SIG a partir de la fotointerpretación
aérea basada en una cuadrícula de 1 km —recordar que fue en
1967—. Nuestros estudiantes también participaron en todas las
fases de definición, a implementación y uso de los modelos.
ProcesoDiez modelos relacionados con el proceso fueron organiza-
dos y vinculados, compartiendo lo que entonces era un SIG y
programación software (figura 1.17). El cambio estaba basado
en un modelo demográfico que simulaba las previsiones de
Figura 1.16: Región de Boston, sector suroeste.
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 15
Figura 1.17: Estructura de los modelos de estudio. | Fuente: Steinitz, Carl y Rogers,
Peter: A System Analysis Model of Urbanization and Change: An Experiment in Inter-
disciplinary Education, MA: MIT Press, Cambridge, 1970.
Figura 1.18A, B y C: Áreas atractivas para viviendas de clase baja (A), media (B) y alta (C). | Fuente: Steinitz, Carl y Rogers, Peter:
A System Analysis Model of Urbanization and Change: An Experiment in Interdisciplinary Education, MA: MIT Press, Cambridge, 1970.
A B C
16 GEODISEÑO
estuvieran lo más involucrados posible en el proceso. Propusie-
ron las localizaciones en una retícula de 250 m, guiados por los
mapas de evaluación generados por ordenador (figura 1.19).
Estas áreas estaban representadas por un código de color
en función el uso del suelo a localizar. El modelo de pobla-
ción establecía la demanda para cada tipo de uso de suelo en
un período de tiempo. Los equipos de estudiantes, cada uno
representando diferentes tipos de usos de suelo, empezaban
un proceso para competir por las áreas más atractivas, de una
forma muy similar a como funcionaría el modelo de cambio
basado-en-agentes. Primero simularon una tendencia de futuro
a través de distintos períodos de tiempo.
ImpactoLuego, los estudiantes evaluaban las consecuencias de las
modificaciones con diferentes modelos de impacto y estos
EvaluaciónLa evaluación de las fortalezas o vulnerabilidades en cada uso
del suelo propuesto estaba basada en un modelo de regre-
sión de los criterios de localización de ese uso de suelo en el
momento actual. Mapas hechos por ordenador, tales como las
siguientes evaluaciones para la localización de áreas atracti-
vas para viviendas de clase baja, media y alta (mostrados aquí
en las figuras 1.18 A, B y C) se hicieron con SYMAP, el primer
programa gráfico de ordenador de uso general a mitad de los
años 60.
CambioA pesar de que, por aquel entonces, ya sabíamos de la existen-
cia de los modelos de localización por ordenador, deliberada-
mente hicimos que nuestros estudiantes realizaran el modelo
de cambio (la fase que modifica el paisaje) a mano, para que
Figura 1.19: Cambio de la asignación del nuevo desarrollo y conservación.
Capítulo 1: Una colaboración necesaria 17
Cambio, impacto, decisiónFinalmente, diseñaban los cambios, produciendo resultados
que eran más favorables desde el punto de vista medioambien-
tal y, además, cumplían los requisitos de desarrollo (figura 1.20).
Este trabajo sobre Boston se publicó en 1970 como A Sys-
tems Analysis Model of Urbanization and Change: An Expe-
riment in Interdisciplinary Education (MIT Press), lo que
impactos se visualizaban poniendo alfileres de colores y notas
en las zonas de cambio.
FeedbackEntonces, los estudiantes interpretaban los impactos y deci-
dían qué cambio era necesario para cada patrón de uso de
suelo y para cada período de tiempo.
Figura 1.20: Tendencia de crecimiento (tres imágenes supe-
riores) y mejora de crecimiento (tres imágenes inferiores).
Los tres planos situados en la parte superior muestran el
crecimiento del sector suroeste de Boston después de 5, 15
y 25 años, según la tendencia. Los tres planos situados en la
parte inferior muestran el crecimiento según la mejora obte-
nida después de varias etapas de feedback. | Fuente: Steinitz,
Carl y Rogers, Peter: A System Analysis Model of Urbanization
and Change: An Experiment in Interdisciplinary Education MA:
MIT Press, Cambridge, 1970.
18 GEODISEÑO
4. C. Steinitz, “Landscape Planning: A History of Influen-
tial Ideas”, Journal of the Japanese Institute of Landscape
Architecture, (Enero 2002): 201- 8. (Japonés).
Reeditado en Chinese Landscape Architecture 5: 92- 95
y 6: 80-96. (Chino).
Reeditado en Journal of Landscape Architecture (JoLA)
(Primavera 2008): 68-75.
Reeditado en Landscape Architecture (Febrero 2009):
74-84.
5. W. H. Manning. “A National Plan Study Brief”, Landscape
Architecture 13 (Julio 1923): 3-24.
6. I.L. McHang, Design with Nature (Garden City, NY: Natural
History Press, 1969).
7. N. Chrisman, Charting the Unknown: How computer Map-
ping at Harvard Became GIS (Redlands, CA: Esri Press,
2006).
8. K. Lynch, The Image of the City (Cambridge, MA:MIT Press,
1960).
9. C. Steinitz, “Meaning and the Congruence of Urban Form
and Activity”, Journal of the American Institute of Planners
34, nº 4, (Julio 1968): 223-47.
10. C. Steinitz, “The DELMARVA Study”, (Actas, Council of Edu-
cators in Landscape Architecture, St Louis, MO, Julio 1968).
11. C. Steinitz y P. Rogers, A System Analysis Model of Urba-
nization and Change: An Experiment in Interdisciplinary
Education (Cambridge, MA: MIT Press, 1970) [N. Dines, J.
Gaffney, D. Gates, J. Gaudette, L. Gibson, P. Jacobs, L. Lea,
T. Murray, H. Parnass, D. Parry, D. Sinton, S. Smith, F. Stu-
ber, G. Sultan, T. Vint, D. Way, B. White]
Edición japonesa, Tokyo, Orion Press. 1973.
12. C. Steinitz, H. J. Brown, P. Goodale, con P. Rogers,
D. Sinton, F. Smith, W. Giezentanner, y D. Way, Managing
Suburban Growth: A Modeling Approach. Summary. (Del
programa de investigación titulado The Interaction between
Urbanization and Land: Quality and Quantity in Environmen-
tal Planning and Design). (National Science Foundation,
Research Applied to National Needs (RANN) Program Grant
ENV-72-03372-A06. Cambridge, MA: Landscape Architec-
ture Research Office, Graduate School of Design, Harvard
University, 1978).
directamente llevó a la creación de un estudio de varios años
sobre el crecimiento de Boston, financiado por la National
Science Foundation12.
Estas experiencias iniciales tuvieron una importante
influencia en el desarrollo de mi carrera académica y en la defi-
nición del esquema para el geodiseño descrito en este libro,
en el que explicaré algunos casos prácticos (otros se enume-
ran en la bibliografía). Uno de mis estudiantes de esos años
fue Jack Dangermond, quien más tarde fundó la compañía
que elaboró el primer programa de cartografía digital de éxito.
Hoy, su firma Esri, es la compañía más grande del mundo que
fabrica y distribuye GIS e instrumentos relacionados para usar
en geodiseño.
Notas
1. H. A. Simon, The Sciences of the Artificial (Cambridge, MIT
Press, 1969).
2. C. Steinitz, “A Framework for Theory Applicable to the Edu-
cation of Landscape Architects (and Other Environmental
Design Professionals)”, Landscape Journal 9 (1990): 136-43.
Versión revisada en Process Architecture 127 (1995).
(Inglés y japonés).
Versión revisada en GIS Europe 2 (2000). (Chino).
Versión revisada en Environmental Planning for Commu-
nities: A Guide to the Environmental Visioning Process Utili-
zing a Geographic Information System (GIS) (Cincinnati, OH:
US Environmental Protection Agency Office of Research
and Development, 2002).
Versión revisada en el capítulo 3 de C. Steinitz, H. Arias,
S. Bassett, M. Flaxman, T. Goode, T. Maddock, D. Mouat, R.
Peiser y A. Shearer, Alternative Futures for Changing Lands-
capes: The San Pedro River Basin in Arizona and Sonora
(Washington, D.C.: Island Press, 2003).
3. H. A. Murray y C. Kluckhohn. Personality in Nature, Society,
and Culture (New York: Knopf, 1953).
CAPÍTULO 2
El contexto del geodiseño¿QUÉ TIENEN EN COMÚN EL diseño de un sector urbano de
Phoenix, una reserva forestal en Mozambique, una calle en el
centro de Londres, un parque en Brisbane y una ciudad nueva
cerca de Beijing? Tal vez mucho o tal vez nada, todo depende
del color del cristal con que se mire. Las formas en las que
una sociedad piensa sobre su territorio, y cómo este puede o
podría ser modificado, afectan significativamente los enfoques
y métodos con los que decide abordar el cambio, si es que se
decide cambiar.
La geografía importa
El “contexto geográfico” es el área estudiada en un proyecto
de geodiseño. El geodiseño abordará los procesos propios
de la zona de estudio y la población local, generalmente, ten-
drá el poder de decidir. La población local también tiene un
conocimiento cultural que enriquece los criterios con los que
se evaluará el medio ambiente actual y el propuesto. Con fre-
cuencia, las decisiones serán tomadas en discusiones de grupo
utilizando un lenguaje común de adjetivos valorativos y des-
criptivos. Sin embargo, expresiones como “antiguo”, “lleno de
gente”, “seco”, “cálido”, “relevancia histórica”, “demasiado
caro” no tienen el mismo significado en distintas ciudades del
mundo, como Beijing, Phoenix, El Cairo, Kyoto, Lagos o São
Paulo. También las regiones rurales presentan grandes diferen-
cias. Es muy importante el lugar en el que te encuentres. El geo-
diseño se puede aplicar en cualquier lugar y por todas partes,
pero rara vez de la misma manera.
La escala importa1
¿A qué escala trabaja el geodiseño? El término “escala” hace
referencia principalmente a la lente a través de la cual miramos el
área geográfica a estudiar y el nivel de detalle que consideramos
más importante o que elegimos ignorar. La escala más grande
es la más cercana, la más detallada. ¿A qué escala debemos
planificar el territorio? ¿A escala de proyecto urbano? ¿A escala
regional? ¿A nivel global y nacional? ¿A todos los niveles?
¿Simultáneamente? Y si así fuera, ¿cómo debemos hacerlo?
Empecemos describiendo algunas de estas relaciones entre
escalas tal y como yo las veo, aunque de manera muy simpli-
ficada. Hay un planeta tierra; hay muchas naciones, regiones y
cuencas hidrográficas; también hay incontables lugares, pro-
yectos y personas individuales. La magnitud de estas cifras es
diferente. Hay un planeta tierra, pero hay miles de millones de
lugares y personas.
Los conceptos relevantes en geodiseño se extienden a lo
largo de un continuo de escalas y los extremos de esta gama
son muy diferentes entre sí (figura 2.1). A nivel global tenemos
Figura 2.1: La escala es importante cuando se definen fenó-
menos interconectados. Las materias de geodiseño y sus con-
ceptos característicos están vinculados horizontalmente según
la escala a la que afectan. A la izquierda de este diagrama se
encuentran las características locales individuales, la lista del
centro muestra las características regionales y, a la derecha,
aparecen las características globales. | Fuente: C. Steinitz.
20 GEODISEÑO
Lo que destaca particularmente e importa en el ámbito
local, son sus personas y sus formas de expresión individual,
que son las que contribuyen a su singularidad: el arte y la cul-
tura, la literatura del lugar, la comida y la música, y cómo se per-
cibe y se siente todo ello. Estas funciones y características son
evidentes en muchos paisajes locales. En lugar de anteponer la
singularidad tipológica global o regional, a nivel local debemos
reconocer la diversidad y sus ventajas; en lugar de estudiar la
estabilidad o los amplios patrones de cambio, debemos ana-
lizar las interacciones; debemos estudiar exactamente dónde
las especies, incluidas las personas, van a hacer las cosas y la
forma en que se relacionan entre sí; interactuar directamente
con los ciudadanos en vez de asistir a conferencias internacio-
nales y presentaciones de informes en asambleas legislativas
regionales. La mejor manera de hacer esto es vivir allí, formar
parte de ello. El geodiseño a este nivel no es abstracto, puede
ser la realidad cotidiana para los habitantes de ese lugar.
Por lo tanto, debe quedar claro que el diseño de los aspec-
tos globales, regionales y locales relacionados con el medio
ambiente es muy diferente entre si. Cada escala o nivel requiere
un estilo de trabajo diferente, un tipo de conocimiento distinto
y diferentes experiencias tanto profesionales como prácticas,
aunque con límites difusos y frecuentemente con intereses
comunes. El gran científico Galileo Galilei (1564-1642) tenía
razón cuando dijo que “... muchas estrategias que tienen éxito
a pequeña escala no funcionan a gran escala”2.
Hay otro tipo de relaciones entre escalas. En primer lugar,
la diversidad de lo local enriquece la centralidad de lo global.
Las personas crean nuevas ideas y nuevas formas de pensar.
Esto influye en las naciones que, a su vez, influyen en la polí-
tica global y con el tiempo, lo global volverá a influir tanto en
las naciones como en las regiones. Y los países y regiones tam-
bién influyen en los individuos. El ambientalista David Brower
(1912-2000), fundador de Friends of the Earth, dijo una vez que
deberíamos “pensar globalmente, actuar localmente”. También
podemos decir: “Piensa localmente, actúa globalmente”. Des-
afortunadamente, la mayoría de las personas, incluyendo a los
diseñadores, piensan y actúan localmente.
Pero también hay riesgos en estas relaciones. Cuanto más
avanza el mundo hacia la globalización y más firmemente cree-
mos saber algo, más riesgo de alcanzar la peor situación a
largo plazo, ya que el mundo se vuelve más uniforme y autori-
tario. Desde una perspectiva ecológica, no creo que esto sea
positivo porque no es necesariamente diverso, cambiante, ni
autorenovable.
Sin embargo, cuando los conceptos globales y regionales
se enfatizan en menor medida, se puede centrar la atención en
lo local y en los intereses individuales. Será más caótico, pero
tendencia a pensar, y tal vez a actuar, para toda la humani-
dad. Trabajamos tanto con principios generales como singu-
lares, con la esperanza de crear leyes globales y tratados en
los que las naciones y los pueblos puedan estar de acuerdo,
basándose en gran medida en las ciencias, especialmente en la
física, la química, la ecología y la biología, ya que las materias
de dichas disciplinas abarcan todo el planeta. Ignoran los lími-
tes administrativos entre el ámbito regional y local, o al menos
deberían hacerlo. Creo que el objetivo general de los estudios
globales es comprender el cambio con el fin de estabilizarlo,
algo coherente con la palabra “sostenible”. Esto caracteriza
los objetivos de la Conferencia de Kyoto, Río, Johannesburgo
y otras. Mantener una perspectiva global es extremadamente
importante ya que concede un grado de especial relevancia a
cuestiones como el calentamiento global, la pérdida de la bio-
diversidad y la salud pública.
Habitualmente trabajo con la escala intermedia, o escala
regional —como la llamo en mi labor como profesor, investi-
gador y consultor—. Formo parte de un equipo de colabora-
dores que a menudo nos centramos en cuencas hidrográficas
o ciudad-región y, en lugar de trabajar con toda la población,
trabajamos culturas específicas. Reconocemos que hay dife-
rencias entre ricos y pobres, entre ciudadanos de Méjico y de
Arizona, entre las personas mayores y los adolescentes actua-
les. En lugar de formular leyes aprendemos sobre las ya existen-
tes, trabajamos con procesos e hipótesis, buscamos modelos
y tipologías. Generamos, comparamos y presentamos alterna-
tivas. Damos recomendaciones a quien lo solicita. Además de
la física y la ecología, hacemos especial hincapié en las cien-
cias sociales: la política, la economía y la sociología. En lugar
de buscar estabilidad tratamos de entender la dinámica de los
cambios, sin saber exactamente a dónde se dirigen. Trabaja-
mos con la política, con puntos de vista legítimamente opues-
tos, buscando un posible consenso.
A nivel más local, las situaciones son múltiples y muy dife-
rentes. En lugar de considerar a toda la población o a gran-
des regiones culturales, trabajamos con individuos o grupos.
El cliente suele ser una administración local, una organización
no gubernamental o empresas. Durante el proyecto de geodi-
seño se llega a conocer e interactuar con las partes interesa-
das y con la población local. En lugar de principios globales
e información regional, nos centramos en datos específicos
del lugar. En la práctica, cuando se trabaja con individuos y
grupos locales en lugar de principios globales e información
regional, es más probable producir ideas innovadoras que se
pondrán de manifiesto en los planes y diseños resultantes. Es
poco habitual que surjan nuevas ideas en las escalas globales
y regionales.
Capítulo 2: El contexto del geodiseño 21
geográfica a estudiar, mayor será el riesgo de un impacto per-
judicial si se comete un error o se toma una decisión incorrecta.
Así, el concepto de riesgo domina el trabajo en los proyectos
de gran tamaño (figura 2.2), y nuestro reto consistirá en mini-
mizarlo. ¿Por qué? En pocas palabras, cuanto mayor sea el
ámbito geográfico a estudiar mayor será el número de personas
implicadas y el dinero invertido, siendo posible la realización de
numerosas modificaciones que dotan de alta relevancia a las
grandes decisiones. Los beneficios pueden ser elevados, pero
los riesgos son graves. En tamaños más pequeños el riesgo
relativo disminuye. Por ejemplo, a mí no me interesa tanto si mi
vecino tiene una casa moderna o tradicional, aunque yo pre-
fiero una moderna; en todo caso, hay poco riesgo para mí. Sin
embargo, me importaría muchísimo no tener agua potable, ese
sí sería un grave riesgo.
Cuando los riesgos son elevados, es necesario hacer un
análisis importante y, a medida que se aumenta la escala, estos
se hacen aún más necesarios. La existencia de un mayor riesgo
será la razón por la que las ciencias del territorio ejercerán mayor
influencia en el geodiseño, tanto más cuanto más grande sea la
escala. A medida que aumenta el tamaño, aumenta la confianza
en las ciencias a la hora de proporcionarnos datos y modelos
que nos ayuden a entender los procesos que ocurren dentro del
área de estudio. Por ejemplo, podemos ver fácilmente si un edi-
ficio ubicado en un lugar concreto se encuentra en zona inun-
dable, caso que no se daría si estuviéramos trabajando sobre
una gran cuenca regional. Para diseñar una nueva ciudad en
esa cuenca hay que emplear técnicas mucho más complejas y
estrategias de diseño formal que interactúen con los modelos
hidrológicos. En escalas más grandes, pasar directamente de
un simple diagrama conceptual a su implantación en el terreno
no tiene sentido, no funciona.
será más beneficioso a largo plazo para algunos de nosotros. Y
puede ser más injusto, ya que tenemos países ricos y pobres,
países grandes y pequeños, modernos y tradicionales. Así que
si ves el mundo como la suma de muchos lugares locales, es
posible que también lo veas complejo, difícil de entender, difícil
de coordinar y planificar, y no equitativo.
Así que llegamos a un dilema. Si piensas exclusivamente de
modo global, tú y tus planes —y el geodiseño—podéis llegar
a ser autoritarios, pero si piensas exclusivamente a nivel local,
las cosas se vuelven caóticas e injustas. Esto genera un impor-
tante dilema y un problema para el geodiseño. El concepto de
equilibrio —lo que permite a las personas actuar tanto a nivel
local como nacional y global— es la idea de riesgo y el riesgo
proporciona una tensión útil, tanto en geodiseño como en otros
aspectos de la toma de decisiones.
¿Cuál es el riesgo de ser más autoritario, o de ser más des-
centralizado y disperso? Si algo implica un riesgo para todos,
entonces pertenece a la lista global de la figura 2.1 y exige una
política integral (el calentamiento global es un buen ejemplo, ya
que amenaza a la biodiversidad); si algo implica un riesgo cultu-
ral, nos afecta a nivel regional (la conservación de lenguas y pai-
sajes culturales pertenece a esta escala intermedia donde debe
dominar la política regional); y cuando algo implica un riesgo
para los derechos del individuo, pertenece al círculo interno y
no debe ser obstaculizado (como el derecho a las ideas creati-
vas y su expresión).
Así que, ¿a qué escala o escalas deberíamos actuar? Es rela-
tivamente fácil “pensar localmente” y “actuar localmente.” Es un
desafío mucho mayor entender la tierra y sus procesos globales
para luego actuar a escala local. Igualmente, tener una idea local
y tratar de cambiar el mundo con ella resulta también muy difícil.
El geodiseño no está limitado a ninguna escala particular de
aplicación, pero mi experiencia me permite sugerir que debemos
mejorar la educación, la investigación y la acción en la escala
intermedia, desde las grandes áreas geográficas a las regiones y
a las cuencas hidrográficas. Esta escala es especialmente com-
pleja ya que, al mismo tiempo, está influenciada por la escala
global y local. No obstante, puede resultar muy satisfactorio tra-
bajar a nivel regional, cruzando esos círculos y difuminando sus
diferencias. Espero que este nivel de colaboración sea el que
atraiga a todos aquellos que estén interesados en el geodiseño
y en la modificación del territorio por medio del proyecto.
El tamaño importa3
Existen grandes diferencias entre el tamaño de las áreas sobre
las que se aplica el geodiseño. Cuanto mayor sea el área
Figura 2.2: En función del tamaño de los proyectos de geodi-
seño, el grado de conocimiento del territorio por parte de la
población local y el riesgo existente son inversamente propor-
cionales. | Fuente: C. Steinitz.
22 GEODISEÑO
Las decisiones centralizadas son cada vez más importan-
tes según vaya creciendo el tamaño de los proyectos con el
fin de minimizar el riesgo social, económico, ecológico, etc., y
aún así lograr los posibles beneficios del proyecto (figura 2.5).
A medida que aumenta el tamaño, el geodiseño se centra en
la conservación de los recursos existentes con una estrategia
o actitud “defensiva”. En primer lugar es necesario compren-
der la geografía, la ecología y los valores culturales; a partir de
ahí ya se pueden establecer prioridades para la conservación,
debiendo estar preparado para explicar y defender tales priori-
dades. En proyectos de mayor tamaño, los procesos de diseño
suelen hacer hincapié en estrategias conservadoras y de locali-
zación, decidiendo dónde va cada cosa y dónde no.
A medida que el tamaño de los proyectos de geodiseño se
hace más pequeño, las estrategias son más “agresivas.” La pre-
sión del mercado, las imposiciones del cliente y los cambios
También hay una gran diferencia respecto al conocimiento
del lugar que tiene el público según el tamaño del proyecto. Si
el tamaño decrece y se convierte en algo más local y cercano
a la casa y a la vida diaria, el conocimiento del público sobre el
proyecto será mayor.
Sin embargo, las grandes áreas también requieren más cono-
cimiento y educación pública (figura 2.3). Tamaños más grandes
comportan mayores riesgos asociados, demandando un mayor
papel de las ciencias geográficas e implicando mayor compleji-
dad científica. Pero esto conlleva una relación inversa con lo que
el público puede llegar a comprender. Los proyectos más gran-
des de geodiseño requieren inevitablemente un esfuerzo extra en
la claridad de la comunicación y un alto grado de confianza entre
los científicos, los proyectistas que colaboran y la población local.
Cada actividad de geodiseño conlleva múltiples decisio-
nes en cada fase del proyecto. A medida que el tamaño de
los proyectos de geodiseño aumenta, las decisiones centra-
lizadas dominarán sobre las descentralizadas (figura 2.4). La
gente suele entender su propia casa, y puede que comprenda
su barrio, pero por desgracia muchas personas están menos
familiarizadas con los problemas de su ciudad o región. En
democracia, la información al público requiere claridad y trans-
parencia, tanto en la evaluación como en la presentación.
El tamaño de los proyectos afecta a los roles que juegan los
responsables de la “toma de decisiones”. En proyectos gran-
des, las decisiones más importantes se toman por expertos, ya
sean personas electas o no. Por lo general las personas elec-
tas son funcionarios del gobierno y las no electas —en este
caso—podrían ser jefes de empresas, bancos u otras entida-
des involucradas en proyectos de geodiseño. Estas grandes
decisiones normalmente no se toman por votación popular; sin
embargo, en proyectos más pequeños de geodiseño, todo el
mundo puede tener voz en las decisiones.
Figura 2.3: En función del tamaño de los proyectos de geodiseño,
el grado de conocimiento del territorio por parte de la población
local y la complejidad científica son inversamente proporciona-
les. | Fuente: C. Steinitz.
Figura 2.5: La importancia de las estrategias basadas en la
oferta frente a las estrategias basadas en la demanda es inver-
samente proporcional en función del tamaño de proyecto de
geodiseño. | Fuente: C. Steinitz.
Figura 2.4: En función del tamaño de los proyectos de geodi-
seño, las decisiones centralizadas y las descentralizadas son
inversamente proporcionales. | Fuente: C. Steinitz.
Capítulo 2: El contexto del geodiseño 23
Notas
1. C. Steinitz, “From Project to Global: On Landscape Planning
and Scale”, Landscape Review 9, nº 2 (2005): 117-27.
2. Galileo Galilei, Dialogues Concerning Two New Sciences,
traducido por Henry Crew y Alfonso de Salvio (New York:
McGraw Hill Book Co., 1914).
3. C. Steinitz, “On Scale and Complexity and the Need for
Spatial Analysis,” Specialist Meeting on Spatial Concepts in
GIS and Design; Santa Barbara, California; Diciembre 2008:
15-16.
relacionados con el desarrollo fijan los requisitos que dirigen el
proyecto. Los estudios más grandes de geodiseño, tales como
los relativos a cuencas regionales, frecuentemente enfatizan las
estrategias de conservación y desarrollo, centrándose en la loca-
lización. Los grandes proyectos hacen énfasis en el diseño de
tácticas y organización, o en cómo se relacionan los diferentes ele-
mentos entre sí. Los proyectos más pequeños enfatizan detalles y
expresiones, aquello que se ve y se siente. El énfasis en el diseño
es muy diferente y depende tanto del tamaño como de la escala.
Evidentemente, el tamaño, la escala y la geografía importan,
especialmente en el geodiseño. Galileo tenía razón, muchos
métodos, procesos e ideas funcionan a una escala, tamaño o
geografía, pero no funcionan en otra.