definición de racionalismo
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Definición de racionalismo
Se conoce como Racionalismo a la corriente filosófica que nació allá por el siglo
XVII en Francia, de la cual René Descartes fue su principal representante, genio y
figura y que sintetiza su razón de ser en la razón como principal fuente para la
adquisición de los conocimientos.
El racionalismo, ciertamente, es la contraparte del empirismo que sostenía que
únicamente a través de la experiencia y de la puesta en práctica del sentido de la
percepción los seres humanos podíamos conocer las cosas. Porque el
racionalismo en realidad es una corriente que ostentó gran protagonismo durante
el siglo XVII, como bien dijimos y que una vez pasados los años, los historiadores,
dada la repercusión y la contraparte que generó, dividieron en dos posiciones
antagónicas, racionalismo.
El racionalismo (del latín, ratio, razón) es una corriente filosófica que apareció
en Francia en el siglo XVII, formulada por René Descartes, que se complementa
con el empirismo, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la
razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que
resalta el papel de la experiencia sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de
la filosofía occidental, pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del
filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien creía que
la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía.
Mantenía que sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades
universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos
de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí
eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue
desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el
pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los
empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las
ideas procedían de los sentidos.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la
investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas
ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que
tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo
en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión
son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el
deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado sobre todo un papel
antirreligioso en la teología.
Leermás: http://www.monografias.com/trabajos93/racionalismo/racionalismo.shtml#ixzz3oDDpCk5E
Teología fundamental
1. EXPLICACIÓN DEL CONCEPTO. En filosofía, bajo la denominación de
"racionalismo" (del lat. ratio= razón entendimiento) se comprenden las
convicciones y teorías que opinan que por medio de la razón se puede entender
suficientemente la realidad y, en consecuencia, obrar "razonablemente". El
racionalismo se opone al empirismo (en el plano del conocimiento), al
irracionalismo (en el plano del uso de la razón) y al utilitarismo y el hedonismo (en
el plano de la ética). Va también contra toda religión revelada que, como se sabe,
ve la fuente del conocimiento no en la razón, sino en la revelación.
K. Popper ha introducido la distinción entre racionalismo "clásico" y racionalismo
"crítico" (cf La sociedad abierta y sus enemigos, 1944).
2. EL RACIONALISMO EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA. Las primeras
manifestaciones del racionalismo occidental se advierten ya en la filosofía griega,
en los presocráticos. Sin embargo, el racionalismo clásico no comienza a
desarrollarse hasta Sócrates, que distingue rigurosamente entre saber auténtico,
mera opinión y creencia. El conocimiento auténtico se distingue de la mera opinión
porque está motivado. Su verdad está asegurada con pruebas. Según Aristóteles,
se da auténtico conocimiento cuando se conocen las causas por las que algo es
como es. Distingue él entre conocimiento mediato (las conclusiones lógicas
deducidas de supuestos primeros) y saber inmediato (conocimiento de la verdad
de los primeros principios). El ejemplo clásico de semejante ideal de conocimiento
lo representa la geometría euclidiana, donde de las proposiciones supremas
(axiomas o postulados) se deducen lógicamente todas las demás proposiciones.
Todas las proposiciones de ese sistema se presentan seguras de su verdad: las
primeras por el conociiniento inmediato, las restantes por deducción lógica.
Aristóteles con su concepción dejó su impronta en la alta escolástica medieval (cf
Tomás de Aquino), y su influjo puede rastrearse hasta la Edad Moderna.
Pero el problema básico es y sigue siendo el conocimiento inmediato de las
verdades primeras. El racionalismo de la Edad Moderna intenta encontrar una
respuesta. De acuerdo con esto, presenta dos formas: como intelectualismo
(Descartes, Pascal, Spinoza) y émpirismo (Bacon, Locke, Berkeley). El
intelectualismo se designa comúnmente también racionalismo. Para él
intelectualismo, la fuente del conocimiento inmediato es la intuición intelectual;
en cambio, para el empirismo lo es la experiencia. Kant intenta una síntesis de
intelectualismo y empirismo, sustituyendo el realismo anterior por
el idealismo trascendental, que se basa en la interpelación trascendental: la
cuestión de las condiciones de posibilidad del conocimiento. La certeza del
conocimiento dice relación, según Kant, no a una realidad exterior, sino a las
formas de la experiencia, que están determinadas por las estructuras de la
facultad de conocer. Sin embargo, la solución kantiana ha tropezado con
la crítica de la ciencia móderna, motivada por idos "descubrimientos": primero, el
descubrimien;o de geometráas no euclidianas y, segundo, por la formulación de
una física no newtoniana (Einstein).
Del ideal del racionalismo clásico (certeza del conocimiento) se aparta
el racionalismo crítico tal como lo estableció K. Popper en los años treinta
(cf Lógica de la investigación). La exigencia de un conocimiento seguro -como
lo muestra Popper- es irrealizable.
Por eso el racionalismo crítico renuncia a ese ideal y propugna un falibilismo
consecuente: no existe ningún conocimiento absolutamente cierto, porque el
hombre puede siempre equivocarse en la solución de
sus problemas cognoscitivos. La certeza del conocimiento no coincide con la
aspiración a la verdad. El ideal cognoscitivo de Popper se caracteriza por la tenaz
aspiración a un conocimiento del contenido que en realidad sólo posee
el status de presunción. En este sentido,. todo saber es "hipotético", lo que no ha
de conducir al relativismo, ya que el conflicto de las teorías permite por lo menos
un saber aproximativo. Por eso hay que someter a comprobación las teorías y hay
que criticarlas. Así pues, en lugar de la- exigencia de fundamentación tenemos en
el racionalismo crítico la exigencia del análisis crítico..
Por tanto, en el racionalismo crítico no se abandona la búsqueda de la verdad en
el sentido de búsqueda de un conocimiento del contenido, ya que, a diferencia de
Kant, se adhiere al "realismo": El racionalismo crítico se opone también a la
tendencia del empirismo a afirmar la pura experiencia, que, según su concepción,
no existe. La experiencia está ya siempre "empapada de teoría".
3. RACIONALISMO Y TEOLOGÍA MODERNA. En teología se entiende por
"racionalismo" la concepción según la cuál la adhesión ala fe°descansa en el
conocimiento racional y la verdad de la fe se puede demostrar con argumentos de
razón. Pero tampoco la credibilidad de la fe se puede demostrar positivamente. El
concilio Vaticano I condenó reiteradamente tal racionalismo (cf DS 3028, 3032,
3041). Bajo el veredicto de racionalismo cae también la opinión de que la
autocomunicación de Dios verificada históricamente se puede demostrar con la
palabra humana. Sin embargo, lo único demostrable es la existencia de un
mensaje que afirma de sí mismo que es la palabra de Dios. Aunque esta
pretensión no se puede refutar últimamente con argumentos de razón, con todo, la
verdad de esta pretensión sólo puede conocerse con la fe.
La justificación de la fe ante la razón supone que se puede demostrar antes de la
adhesión a la fe, que en la elección entre fe e increencla la increencia es arbitraria,
y justamente por ello no puede justificarse. Mas con ello no se demuestra
el carácter no arbitrario de la adhesión de la fe. Únicamente se puede probar que
no está justificado el reproche de arbitrariedad hecho a la fe, y sí lo está el hecho a
la increencia.
El conocimiento de la razón y el conocimiento de la fe no pueden últimamente
oponerse, aunque a menudo están en una relación mutua conflictiva. El
conocimiento de la razón se refiere al conocimiento general de la realidad, que se
puede adquirir independientemente de la fe. El conocimiento de la fe se refiere a
un conocimiento para el cual hay que recurrir a la autocomunicación de Dios. El
conocimiento de la razón dice una relación ante todo negativa al conocimiento dé
la fe. No puede ni demostrar la fe, ni refutarla, ni hacerla comprensible. ,Por eso la
razón no tiene respecto a la fe una función de apoyo, sino más bien una función
de filtro. Con esto se quiere decir, expuesto negativamente, que no se puede creer
nada que contradiga a una razón que mantiene justificadamente su-autonomía.
Esa razón crítica preserva a la fe de la superstición. -Y en esa razón está
interesada la fe en atención a si misma. Se puede afirmar absolutamente que la fe
fonienta la independencia` de la razón y que se opone a la razón (con argumentos
de razón) cuando ésta contraviene sus propias leyes (lo que, por supuesto, no
es.ninguna prueba de la verdad dé la fe).
Leer
más: http://www.monografias.com/trabajos93/racionalismo/racionalismo.shtml#ixzz
3oDE7l8v8
Cuatro formas de Racionalismo
• En primer lugar, "racionalismo" es el nombre de una doctrina para la cual el único
órgano adecuado o completo de conocimiento es la razón, de modo que ella es la
fuente de todo conocimiento verdadero. Se habla en tal caso de "racionalismo
epistemológico" o "racionalismo gnoseológico", como opuesto al empirismo, que
considera que la única fuente de conocimiento verdadero es la experiencia.
• El segundo tipo de racionalismo es el "racionalismo metafísico", que afirma que
la realidad es, en último término, de carácter racional. En su acepción más
general, este término refiere a todos aquellos sistemas filosóficos que consideran
que la realidad está gobernada por un principio inteligible, accesible al
pensamiento y susceptible de evidencia racional, o bien identificable con el
pensamiento mismo. Según esto podríamos hablar de "racionalismo platónico"
(puesto que la realidad para él se halla ordenada de acuerdo con un modelo ideal,
accesible a la razón mediante la dialéctica, y proporcionado por el mundo
inteligible o mundo de las ideas), o de "racionalismo hegeliano" (la realidad
coincide en último extremo con la autorrealización de la razón o Espíritu).
Frente a este racionalismo metafísico se coloca el irracionalismo o el voluntarismo
metafísico.
• En tercer lugar hay un racionalismo llamado "racionalismo psicológico", que es la
teoría según la cual la razón, equiparada con el pensar o la facultad pensante, es
superior a la emoción y a la voluntad. Este racionalismo psicológico se suele
oponer al voluntarismo psicológico y al emotivismo, y se identifica a
veces con el intelectualismo.
• Finalmente, se ha hablado también de un "racionalismo religioso" cuando por
exigencias racionales se ha rechazado la posibilidad de cualquier revelación de la
divinidad o se ha dado una interpretación puramente racional a fenómenos
considerados milagrosos o a personas consideradas sobrenaturales.
Historia
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la
filosofía occidental : Encontramos un racionalismo metafísico en Parménides (S.
VI-V a.C.) con la afirmación de la supuesta racionalidad completa de lo real que ha
exigido negar todo aquello que no sea transparente al pensamiento racional y por
lo tanto el movimiento no existe.
Otro filósofo en el cual parece un racionalismo metafísico y gnoseológico
es Platón (429-348 a.C.), aunque este de cabida a los fenómenos y las opiniones
estas no son suficientes para un saber completo.
Pero se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico
francés del siglo XVII René Descartes (1596-1650), el cual creía que la geometría
representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Mantenía que
sólo por medio de la razón se podían descubrir ciertos universales, verdades
evidentes en sí, de las que es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía
y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no
derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros
filósofos europeos Malebranche (1638-1715), Spinoza (1632-1677) y Leibniz
(1646-1716). Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y
David Hume,
que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
Características fundamentales de la filosofía racionalista
1. Plena confianza en la razón humana
Los filósofos racionalistas le otorgan un valor extremo a la razón entendida como
la única facultad susceptible de alcanzar la verdad. Sólo tienen validez científica
aquellos conocimientos derivados de la razón con independencia de la
experiencia.
2. Existencia de ideas innatas
Siguiendo la tradición abierta por Platón, para el cual el conocimiento verdadero
podía ser alcanzado a través del recuerdo, al estar las Ideas de algún modo
"presentes" en el alma humana, los racionalistas afirman que la conciencia posee
ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la verdad. La mente
humana no es un receptáculo vacío, ni una "tabla rasa" como defendieron los
empiristas, sino que posee naturalmente un número determinado de ideas innatas
o naturalezas simples (como las denomina Descartes) a partir de las cuales se
vertebra y fundamenta deductivamente todo el edificio del conocimiento. La
característica fundamental de tales ideas es su simplicidad, claridad y distinción,
es decir, la evidencia. En Descartes las ideas innatas y en particular la idea de
Dios garantizan y son los pilares desde los que reconstruir con plena certeza todos
los saberes, desde la física hasta la metafísica.
3. Adopción de un método de carácter matemático
Todos los racionalistas tomaron como modelo el método utilizado por
la matemática y la geometría
La utilidad del método estriba no sólo en escapar del error, sino que persigue una
intención clara: la unificación de las ciencias e incluso la creación de una
"Mathesis Universalis" o ciencia cierta de carácter universal que pudiera utilizar
un lenguaje simbólico matemático con el que analizar y reducir a lo simple (y
cierto) toda proposición compleja de la ciencia, incluida la filosofía y la moral.
4. Metafísica basada en la idea de substancia
Por substancia entienden los racionalistas "aquello que existe de tal manera que
no necesita de ninguna otra cosa para existir" (Descartes). Ahora bien, no todos
estos filósofos admitieron el mismo número de ellas ni le otorgaron las mismas
características. Descartes afirmó la existencia de tres substancias distintas (res
infinita o Dios, res cogitans o pensamiento y res extensa o substancias corpóreas),
lo cual le condujo al establecimiento de un acusado dualismo que escindió la
realidad en dos ámbitos heterogéneos (lo corporal o material y lo espiritual)
irreconciliables entre sí y regidos por leyes absolutamente divergentes (leyes
mecánicas para el mundo físico).
5. El mecanicismo
Aunque no fue adoptado por todos los racionalistas (Leibniz, por ejemplo), el
mecanicismo fue el paradigma científico predilecto para la mayoría de ellos. Según
éste, el mundo es concebido como una máquina, despojada de toda finalidad o
causalidad que vaya más allá de la pura eficiencia: todo se explica por choques
de materia en el espacio (lleno) y no existen fuerzas ocultas o acciones "a
distancia". El mundo es como un gigante mecanismo cuantitativamente analizable.
6. Aspiración a una ciencia o filosofía universal y racional.
Por ello válida y definitiva para todo hombre y todos los aspectos de la realidad,
haciendo al hombre dominador de la naturaleza.
Argumentos del racionalismo
El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón,
al tiempo que como una desvirtuación de la sensibilidad. Conocemos ya la duda
sistemática de Descartes, que a través de una crítica radical a la experiencia
sensible, conduce a las últimas condiciones indudables de todo conocimiento en el
sujeto. Esas condiciones de las que depende todo conocimiento, son las ideas o
principios de la razón.
Existe en el sujeto una percepción clara y distinta de los primeros principios del
conocimiento que no tiene nada que ver con la sensibilidad, sino que se realiza de
un modo puramente racional.
Así como los principios de las matemáticas se derivan lógicamente de unos
axiomas o principios primeros, así también la filosofía tiene que partir de las
primeras ideas y principios, y desarrollarlo todo en forma lógico-racional.
Para el racionalismo está claro que la razón ha recibido de Dios sus ideas y
verdades innatas.
Conclusión
El racionalismo pretende deducir todo conocimiento claro y distinto, con certeza
universal, de las ideas innatas de la mente y el idealismo identifica los objetos del
conocimiento con las ideas. Ambos valoran la capacidad activa de la inteligencia
humana, pero exageran en atribuirle poderes que no tiene: verdades innatas a
partir de las cuales se pueden deducir a priori todas las demás verdades y
capacidad creadora de la realidad mental, la única existente. Fracasan en la
explicación de la experiencia del conocimiento, al despreciar el papel de la
sensación y la tendencia natural al realismo. Terminan, en fin, construyendo
sistemas a priori a los cuales la realidad externa debe ajustarse. Desembocan, de
este modo, en el solipsismo y en el relativismo que quieren combatir.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos93/racionalismo/racionalismo2.shtml#conclusioa#ixzz3oDHtkGdJ
Principales Representantes del Racionalismo
RENE DESCARTES
Filósofo, científico y matemático francés, Nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, Turena (Francia) en el seno de una familia de funcionarios.
Hijo de un consejero del Parlement de Bretaña. Su madre murió un mes después de su nacimiento, de la que heredó una fortuna que le permitió vivir con independencia económica.
Con ocho años entró en la escuela jesuita de La Flèche en Anjou, donde permanecería hasta los 16 años. Junto a los típicos estudios clásicos Descartes estudió matemáticas y escolasticismo con el propósito de orientar la razón humana para comprender la doctrina cristiana. Estuvo influenciado por el Catolicismo. Al finalizar sus estudios en la escuela, se matriculó en Derecho en la Universidad de Poitiers, obteniendo la licenciatura en 1616. Sin embargo, nunca ejerció la profesión jurídica; en 1618 entró al servicio del príncipe Mauricio I de nassau - orange con la intención de seguir la carrera militar. Descartes sirvió en otros ejércitos pero su interés se centró siempre en los problemas de las matemáticas y la filosofía, a los que dedicó el resto de su vida.
Se trasladó a Italia, donde permaneció de 1623 a 1624 y marchó a Francia, donde residiría entre 1624 y 1628. En este periodo, se dedicó plenamente a la filosofía y a realizar experimentos de óptica. En 1628, tras vender sus propiedades en Francia, partió a Holanda, donde vivió en diferentes ciudades, Amsterdam, Deventer, Utrecht y Leiden. Fue por entonces cuando escribió Ensayos filosóficos, que fue publicada en 1637. Ésta está compuesta de cuatro partes: un ensayo sobre geometría, otro sobre óptica, un tercero sobre meteoros y el último, el Discurso del método, que describía sus especulaciones filosóficas. A éste le siguieron, entre otros ensayos, Meditaciones metafísicas (1641; revisado 1642) y Los principios de la filosofía, (1644). El último volumen fue dedicado a la princesa Elizabeth Stuart de Bohemia, que vivió en los Países Bajos y con la que mantenía una gran amistad.
Obras
1628 Reglas para la dirección del espíritu. 1630 El mundo o tratado de la luz. 1637 Discurso del método. 1641 Meditaciones metafísicas. 1642 La búsqueda de la verdad mediante la razón natural. 1644 Principios de filosofía. 1649 Las pasiones del alma.
Gottfried Wilhelm von Leibniz
(Gottfried Wilhelm von Leibniz; Leipzig, actual Alemania, 1646 - Hannover, id., 1716) Filósofo y matemático alemán. Su padre, profesor de filosofía moral en la Universidad de Leipzig, falleció cuando Leibniz contaba seis años. Capaz de escribir poemas en latín a los ocho años, a los doce empezó a interesarse por la lógica aristotélica a través del estudio de la filosofía escolástica.
En 1661 ingresó en la universidad de su ciudad natal para estudiar leyes, y dos años después se trasladó a la Universidad de Jena, donde estudió matemáticas con E. Weigel. En 1666, la Universidad de Leipzig rechazó, a causa de su juventud, concederle el título de doctor, que Leibniz obtuvo sin embargo en Altdorf; tras rechazar el ofrecimiento que allí se le hizo de una cátedra, en 1667 entró al servicio del arzobispo elector de Maguncia como diplomático, y en los años siguientes desplegó una intensa actividad en los círculos cortesanos y eclesiásticos.
En 1672 fue enviado a París con la misión de disuadir a Luis XIV de su propósito de invadir Alemania; aunque fracasó en la embajada, Leibniz permaneció cinco años en París, donde desarrolló una fecunda labor intelectual. De esta época datan su invención de una máquina de calcular capaz de realizar las operaciones de multiplicación, división y extracción de raíces cuadradas, así como la elaboración de las bases del cálculo infinitesimal.
En 1676 fue nombrado bibliotecario del duque de Hannover, de quien más adelante sería consejero, además de historiador de la casa ducal. A la muerte de Sofía Carlota (1705), la esposa del duque, con quien Leibniz tuvo amistad, su papel como consejero de príncipes empezó a declinar. Dedicó sus últimos años a su tarea de historiador y a la redacción de sus obras filosóficas más importantes, que se publicaron póstumamente.
Representante por excelencia del racionalismo, Leibniz situó el criterio de verdad del conocimiento en su necesidad intrínseca y no en su adecuación con la realidad; el modelo de esa necesidad lo proporcionan las verdades analíticas de las matemáticas. Junto a estas verdades de razón, existen las verdades de hecho, que son contingentes y no manifiestan por sí mismas su verdad.
Baruch de Spinoza
Amsterdam, 1632 - La Haya, 1677) Filósofo neerlandés. Hijo de judíos españoles emigrados a los Países Bajos, estudió hebreo y la doctrina del Talmud. Cursó estudios de teología y comercio; por la fuerte influencia que ejercieron sobre él los escritos de Descartes y Hobbes, se alejó del judaísmo ortodoxo. Su crítica racionalista de la Biblia provocó que fuese por último excomulgado por los rabinos en 1656. Se retiró a las afueras de Amsterdam, como pulidor de lentes.
Durante este período escribió un Breve tratado acerca de Dios, el hombre y su felicidad, y parece que también el De la reforma del entendimiento y un polémico Tratado teológico-político, aunque se publicarían más tarde. Renunció a una cátedra en Heidelberg (1673) para mantener su independencia intelectual. En 1675 terminó su obra más importante, la Ética demostrada según el orden geométrico, iniciado catorce años antes y que no se publicaría hasta su muerte, en 1677. También por esta época emprendió la redacción del Tratado político, que quedó inconcluso.
Su filosofía parte de la identificación de Dios con la naturaleza (Deus sive natura), y representa el mayor exponente moderno del panteísmo. Llevó al extremo los principios del racionalismo, y dedujo toda su filosofía de la definición de sustancia como «aquello que es en sí mismo y se concibe por sí mismo», por lo que sólo podía existir una sustancia, la divina.
La mente humana conoce sólo dos «atributos» o formas de aparecer de Dios, el pensamiento y la extensión, aunque sus atributos deben ser infinitos. Los individuos son a su vez modos, determinaciones concretas, de los atributos. Este monismo radical resuelve el problema cartesiano de la relación entre pensamiento y extensión, pues son sólo formas de presentarse la sustancia divina, así como el conflicto entre libertad y necesidad, que se identifican desde el punto de vista de Dios, pues es libre como natura naturans (en cuanto causa) y determinado en cuanto natura naturans (en cuanto efecto). Desde el punto de vista del hombre, la libertad individual es una ilusión.
Spinoza destacó tres géneros de conocimiento humano: en el primero, el hombre es esclavo de las pasiones y sólo percibe los efectos o signos e ignora las causas; en el segundo, la razón elabora ideas generales o nociones comunes que permiten a la conciencia acercarse al conocimiento de las causas, y aprende a controlar las pasiones; en el tercer género, el hombre accede a una intuición totalmente desinteresada, pues conoce desde el punto de vista de Dios (sub specie aeternitatis), ajeno a sí mismo como individuo y por tanto sin que le perturben las pasiones individuales. En esta contemplación se identifican lo singular y lo eterno, y se percibe la presencia de todo en todo, intuición en la que se cifra la única felicidad posible.
En el terreno político, Spinoza rechazó el concepto de moral, por considerar que implicaba una desvalorización de lo real en nombre de un ideal trascendente. Todos los seres se guían por el principio de autoconservación, sobre el cual se edifica el Estado como limitación consensual de los derechos individuales. Sin
embargo, lo que el individuo busca en el Estado es la conservación propia, por lo que puede revolverse contra él en caso de que no cumpla esta función («Dios crea individuos, no naciones»).
En la medida en que la ley limita el poder de cada uno mediante un sistema de recompensas y castigos, la política descansa necesariamente en pasiones tristes (temor, seguridad). La principal preocupación política de Spinoza fue: ¿por qué los hombres combaten por su esclavitud como si se tratara de su libertad? Aunque la democracia es el mejor de los regímenes políticos, pues tiende a sustituir las pasiones tristes por el amor a la libertad y favorece el acceso al estado de razón, sólo se llega al tercer género de conocimiento por la vía individual y privada.
La filosofía de Spinoza generó un importante rechazo en su tiempo, aunque un siglo más tarde sería recuperada y su influencia fue importante no sólo en el terreno de la metafísica, sino entre poetas románticos como Shelley y Wordsworth. Spinoza no perteneció a ninguna escuela, y resulta difícil destacar al nivel que merecen la profunda originalidad y la independencia de su pensamiento.