defensa en zona en el futbol

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Defensa en Zona en El Futbol

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  • Defensa en Zona en el Ftbol

    Un pretexto para reflexionar sobre el jugar... bien, ganando!

    Nuno Amieiro

  • A mis padres y a mi abuela. Por todo. Slo yo lo s!

    Al Profesor Vtor Frade.

    Que decir de alguien que siempre nos desarma y encanta con su Saber...

    Profe,nunca lo olvidar!

  • Ttulo

    Defensa en Zona en el Futbol.Un pretexto para reflexionar sobre el jugar... bien, ganando!

    Autor

    Nuno Amieiro

    Edicin

    Edicin de Autor | Mayo de 2005Tirada: 1.000 ejemplares1 Edicin

    Fotografas

    Jornal O Jogo | ASF | Archivo personal del Autor y de los Entrevistados

    Impresin y Acabados

    Maiadouro, S.A.ISBN972-9060-72-XISBN 13 978-84-611-9928-0

    DEPSITO LEGAL

    VG- 320 - 2007 Pedidos de Libros

    www.mcsports.es

    Prohibida toda La reproduccin, total o parcial, de este libro.Defensa en Zona en el Ftbol7

    Printed by Publidisa

    ISBN eBook: 978-84-611-9926-6

  • Agradecimientos

    La realizacin de un trabajo de esta naturaleza nunca se limita exclusivamentea una persona.

    No podra, por lo tanto, dejar de agradecer a todos aqullos que, de formadirecta o indirecta, contribuyeron para su concretizacin.

    Siendo as, y corriendo el riesgo de olvidarme de alguien,Profesor Vtor Frade; Profesor Jos Guilherme Oliveira y Profesor Julio

    Garganta; Jos Mourinho y Rui Faria; Carvalhal; Jesualdo Ferreira; RuiQuinta; Luis Freitas Lobo; Jos Gomes y Tiago; Jos Alberto Costa;Paulinho Santos; Antonio Tadeia; Artur Jorge, Jos Antonio Camacho,Miguel Leal, a A., a J. e a L.; Manuel Antonio; Daniel Pacheco y Filipe; ZNando; Barreto, Bruno Oliveira y Resende; Vera; Luca Faria y RaquelFaria; Luis, el Mayor, Chris y Ana; Mnica, Sheilla, Sofia Mota, Miguel Reis,Claudia, Yolanda, Sofa Lopes, Rita, Paulo, Tixa, Rogerio y Graa; Hugo yLimas; Ricardo, Miguel y Maravilhas; Cremilde Madal; Margarida; MaraOdete y Antonio Manuel; Raquel; Y a toda a mi familia

    Mi ms sincero agradecimiento.

    Agradecimiento especial al diario O JOGO por la cesin de las fotografas

  • ndice

    Presentacin 10

    Prologo 12

    Viaje al mundo de la defensa en zona 14

    1. Introduccin 17

    2. Revisin de la literatura 21

    2.1. El defender concepto-comportamiento como punto de partida 21

    2.1.1. Analizar el concepto e marcaje como la base de cualquier concepcin de la organizacin defensiva. 21

    2.1.2. A la bsqueda de un esclarecimiento concepto-comportamiento sobre la defensa en zona. 24

    2.1.3. Si alteramos el nivel de percepcin de la defensa en zona, alteramos el nivel de percepcin de la defensa hombre a hombre 32

    2.2. La obligatoriedad de jugar con el nmero, el espacio y el tiempo. 34

    2.2.1. Algunas consideraciones iniciales 34

    2.2.2. CAMPO GRANDE al atacar y CAMPO PEQUEO al defender 37

    2.2.3. DEFENSA HOMBRE A HOMBRE versus DEFENSA ZONAL 40

    2.2.4. Sobre el concretizar una intencin ( o como hacer un campo pequeo) 44

    2.2.5. La ZONA PRESIONANTE 46

    2.2.5.1. Sobre el/los tipo(s) de desgaste implicado(s) en esta forma agresiva de defender. 52

    2.3. Expresar, o no, un sentir colectivo. 57

    2.4. La importancia de asumir una IDENTIDAD, sin dejar de atender al LADO ESTRATGICO. 61

    2.4.1. Es la afirmacin de un Patrn de juego la que da al equipo una identidad propia 61

    2.4.2. Apostar por una ESTRATEGIA PARA EL JUEGO que no interfiera con aquello que es lo esencial 64

    2.5. DEFENDER (bien) PARA ATACAR (mejor)... Slo esto es lo lgico! 66

    2.5.1. Durante el juego, defender es slo medio caminola parte ms fcil del camino! 66

    2.5.2. Si debemos defender de forma que potenciemos el modo como se debe atacar... defender bienno consiste en no encajar goles!!! 70

    2.6. La constatacin de un patrn defensivo en el ftbol portugus. 75

    3. Material y Mtodos 81

    3.1. Caracterizacin de la demostracin 81

    3.2. Metodologa de investigacin 82

    3.3. Recogida de datos 82

    8

  • 94. Anlisis y discusin de los resultados 85

    4.1. La defensa hombre a hombre, la defensa individual, la obsesin por los marcajes y lainmediata constatacin de problemas!!! 85

    4.2. La naturaleza singular de la defensa en zona 91

    4.2.1. La (ya esperada) constatacin de falsas-verdades institucionalizadas en el ftbol portugus 91

    4.2.2. Tres premisas fundamentales como punto de partida para la correcta aprehensin del concepto zona >94

    4.2.3. Si los espacios no tienen todos el mismo valor, por qu atribuir a cada jugador siempre la misma zona? 97

    4.2.4 Si queremos un patrn defensivo zonal, cualquier marcaje prximo tiene que ser circunstan-cial y consecuencia de una adecuada interpretacin de las principales referencias defensivas. 98

    4.2.5. Ser mas eficaz, la zona, en cuanto sea presionante ms regularmente? 106

    4.2.6. Si slo la zona implica que todos los jugadores piensen lo mismo al mismo tiempo, slo la zona expresa un patrn defensivo colectivo. 109

    4.2.6.1 Quin o qu, coordina el bloque defensivo? 110

    4.2.7 Existirn zonas? 111

    4.2.7.1. Atender al lado estratgico del juego. 114

    4.3. Porque no se debe tomar por nico lo que es plural otro entendimiento (prctico) del concepto de marcaje que no es ms que UNA PERSPECTIVA ZONAL del mismo!. 116

    4.4. La zona la mejor respuesta frente a la ENTEREZA INQUEBRANTABLE DEL JUEGO. 121

    4.4.1 De la importancia de sustentar defensivamente nuestra forma ofensiva de jugar (por que defender esun medio para recuperar la pelota y poder atacar y no un fin en si mismo) , a la ENTEREZA INQUE-BRANTABLE DE LA ORGANIZACIN DEL JUEGO 121

    4.2.2 EL EQUILIBRIO permanente del equipo (planteado en consonancia con la idea del jugar que sepretende como necesidad que resulta de la importancia (que cada vez se reconoce ms ) de los MOMEN-TOS DE TRANSICIN, El secreto del juego actual? 128

    4.2.2.1. Del tener el baln a perderlo. 131

    4.2.2.1.1. Perder el equilibrio defensivo en transicin para la defensa 139

    4.4.2.2. Del no tener el Baln a a tener el baln 141

    4.5. Cuando no hay reflexincampo grande al defender!. 150

    4.6. La problemtica de la economa de esfuerzo 160

    4.7. Sobre algunas supuestas desventajas de la defensa en zona 167

    4.8 Diferentes realidades, diferentes patrones defensivos o diferentes patrones defensivos, diferentes realidades? 173

    4.8.1. Qu razones empujan a los entrenadores portugueses al juego de pares, cuando la referencia enlos grandes equipos no es sa? 177

    4.8.1.1. Tener o no tener jugadores, la vieja-cuestin! 179

    5. Conclusiones 185

    6. Referencias Bibliogrficas 201

  • Presentacin

    Si un equipo quiere ganar tiene que atacar!

    Los equipos con ms renombre victorias y ttulos son, por norma, aqullosque atacan ms veces, aqullos que potencian su juego ofensivo, aqullos que msy mejor hacen la gestin del tiempo y del espacio en la posesin del baln. Y pre-gunto:Sern tambin aqullos los que defienden mejor?

    Analizando los mejores equipos en el cuadro internacional, percibimos conalguna facilidad la capacidad que demuestran en la recuperacin rpida de laposesin del baln y en el inicio inmediato de un nuevo ataque. En el mismocuadro de observacin, constatamos tambin la dificultad que otros equipos reve-lan en la defensa del ataque adversario y en el reinicio de una nueva accinofensiva.

    Con alguna atencin, podemos verificar que los primeros son capaces de ata-car con todos los jugadores, ocupando zonas del campo de forma equilibrada yracional, en una clara proteccin de su campo defensivo, y diseando losequilibrios defensivos en el ataque. No es difcil ver que los segundos tienensus unidades ms dispersas, sin zonas de proteccin bien definidas o sin coheren-cia en la cobertura de los espacios por detrs del baln y, por eso, son ms vulne-rables ante los ataques rpidos del adversario.

    Me parece claro tambin, que destacan los equipos que ms rpidamente con-siguen, con eficacia, disminuir el tiempo de transicin defensa /ataque y ataque/defensa, esto es, aqullas que se preparan para defenderse cuando atacan y quecomienzan a atacar cuando pierden la posesin. Estamos ante un pensamientotctico que invierte los conceptos de defensa/ataque y ataque/defensa, cadauno a su tiempo. Por ejemplo, el momento (inevitable) de la prdida de la pelo-ta es mucho menos crtico cuanto mayor sea el equilibrio defensivo conquista-do durante el proceso ofensivo.

    En mi perspectiva, estamos en el tiempo de conseguir atacar al defender y dedefender cuando atacamos, con el claro propsito de crear mecanismos en eljuego colectivo que garanticen el equilibrio en las fases de ataque y de defensa yuna recuperacin de pelota en menos tiempo y en zonas privilegiadas (para denuevo atacar), utilizando procesos tctico-tcnicos de mayor eficacia con base enacciones colectivas coherentes y ajustadas a la zona de terreno y al momento deljuego.

    Para el equilibrio, estado permanente y fundamental de un equipo de lite, elentrenamiento y los ejercicios son decisivos en el juego del equipo. Pueden losentrenadores, seleccionar y escoger el/los mtodos ofensivos y defensivos , a

    10

  • 11

    partir de los principios y sub-principios en las fases y momentos del juego y suoptimizacin competitiva.

    El autor habla de las transiciones como momentos cruciales del juego yconsidera el defender en zona como la forma de organizacin defensiva quepermite o facilita la construccin de todo el proceso ofensivo del equipo.Comparto la misma opinin. En ftbol, la zona es la base del juego colectivode un equipo. Significa jugar como equipo, esto es, todos a defender en unaorganizacin coherente y racional, cuyo objetivo es la optimizacin del juegoofensivo pretendido por el entrenador.

    Me gustara, para terminar, felicitar al autor por la bsqueda, ordenacin y pro-yeccin de nuevas ideas, donde se valorizan conceptos para un ftbol msbien jugado. Esta es una obra sobre la prctica y para la prctica y no un rece-tario.

    Es tambin un desafo para los entrenadores. Defender bien en zona pasasiempre por el entrenamiento y por la intervencin del entrenador. Siempre. Porquecon el entrenamiento y la intervencin del entrenador es posible dotar a los juga-dores menos dotados de herramientas tctico-tcnicas apreciables y eficaces.

    No lo dudo, lo aseguro, que el entrenar bien y el entrenador, con su interven-cin adecuada y precisa, hacen posible despertar la inteligencia de muchos juga-dores. El entrenamiento, entendido como un proceso de aprendizaje de una formade jugar, de una cultura comportamental especfica, es una tarea ilusionante delentrenador.

    Un agradecimiento extensivo a todos los que participaron en este trabajo.Hoy ya s ms de lo que saba ayer!

    Jesualdo Ferreira

  • 12

    PrlogoSi tiene este libro en sus manos, ya se habr percatado de que est ante un hom-

    bre que hace parecer vagas a las hormigas. No slo eso. El enorme esfuerzo quese percibe en cada pgina nos hace sentir a sus lectores alegres cigarras. NunoAmieiro ha alumbrado una obra muy sesuda que se recrea en la excavacin deconceptos que yo comparto. El autor vuelve a ratificar que el ftbol en el fondoes un libro en edicin de bolsillo de la vida.

    Aunque pueda parecerlo, Nuno no colecciona opiniones ajenas sin ms, sinoque las refuta, las enriquece y las instala en un frtil debate intelectual. Este chicoes un ratn de biblioteca, un militante en el rigor acadmico, un espelelogo delconocimiento, pero ha dado un paso adelante frente a aquellos de los que se pue-den predicar cosas muy semejantes. Lejos de utilizar el prstamo del saber depo-sitado por gente muy cualificada, en algunos casos lo ha cuestionado y ha estable-cido un intercambio entre la referencia elegida y su aportacin. No slo interpre-ta, tambin regala frescura a la aventura de dar con ideas propias. Es un expertoen el arte de discutir y controvertir. Refuta las propias fuentes de las que l bebe,y ah encuentra un poderoso yacimiento creativo. Cuestiona a los que considerasus maestros y justo en ese golpe de osada l adquiere cualificacin de profesor.

    Nuno introduce el bistur en la esencia y en el desarrollo de la zona.Desmenuza conceptos ya asentados en nuestro subconsciente y como con casitodo lo obvio aprobados sin reflexin previa. Es decir, pone una lupa de aumentoen la obviedad para cuestionarla. Sabotea el pensamiento estereotipado con elafn de desenmascarar sus prejuicios y sus dogmas. Y lo hace con faranicameticulosidad, con enorme respeto, rastreando por debajo de la espuma de losconceptos ms convencionales. Siente la necesidad de encontrar en este juego unafrmula, la vehemencia por reivindicar casi una naturaleza matemtica, pero a lavez sabe que no la hay. Es rehn de esta paradoja irresoluble. Por eso vuelve a labsqueda con una tenacidad y un empecinamiento que recuerda al mito de Ssifo.A diferencia del personaje de la mitologa, Nuno no sube a una montaa, viaja enun crculo concntrico. De la parte al todo, del todo a las partes, de la esencia aldetalle, del detalle a lo esencial, del stano al tico y de la terraza al piso de abajo.Un viaje cuyo valor est ms en la bsqueda que en lo que el autor encuentra.Como en todos los viajes, aqu tambin la meta es el camino y el camino la meta.

    Que el lector no se equivoque con el ttulo de este libro. Quiz la forma de bau-tizarlo puede provocar razonable confusin. Quiz parezca que todo est desme-nuzado, separado, que el autor ha sucumbido a la tentativa de la fragmentacin,que no estamos ante una obra global e integral. Pues no. Es una obra que hilvanatodo con todo. Debajo de ella hay una reivindicacin del juego en zona, no de ladefensa en zona. No es por tanto una obra parcial, no se detiene en la defensa, sinoque apela al juego como entidad indisoluble. Es ms, en una parte del libro setoca sigilosamente la puerta del modelo sistmico, pero no se abre. Es un modeloque se ajusta a las necesidades del jugador y por tanto del juego. Modelo que est

  • 13

    en pleno proceso de emersin. Frente al paradigma clsico que proceda de la line-alidad de los deportes individuales, este sistema dinmico promulga la no lineali-dad que se deriva de un deporte colectivo de habilidades abiertas y tan rico encomplejidad como el ftbol. El viejo paradigma proviene de un falso cientifismoque adecua la realidad a los intereses alimenticios de muchas disciplinas queviven de hacer de cada una la ms importante. Cada una de ellas nos hace creerque su parte es el todo. Olvidan que el todo es ms que la suma de las partes, aun-que las partes no suman, si no que interactany distinto. Es normal que se hayapromulgado esta falsa creencia en tanto que ha supuesto el sostenimiento demuchos puestos de trabajo. Pero no tengo la menor duda de que en el modelo sis-tmico y su visin holstica est el futuro del entrenamiento de este deporte. Unmodelo que como cree en el jugador apela a los procesos cognitivos y a su inteli-gencia perceptiva.

    De todos es sabido que la esencia del ftbol es la zona. Si a un grupo de nioslo pones a jugar a su aire, de forma instintiva se colocar en el espacio del que dis-pone para realizar el juego. Nadie empezar a perseguir a nadie. Ninguno de estosnios aparecer con actitud policial, ni afn carcelario. Eso desgraciadamente selo ensearn despus, cuando el miedo de sus entrenadores y el yugo de su ego secoloquen por encima de la naturaleza de este juego.

    Lo defender una vez ms. La zona no slo es aliada natural de la iniciativa,sino casi un imperativo biolgico de las personas. Es la distribucin ms racionaly natural de un grupo en un espacio. Uno se sita all donde ms se resaltan suscapacidades. La destreza se convierte en rendimiento cuando uno est en su lugarnatural e interacta con otros a los que les ocurre lo mismo. Ese movimiento y esasinergia son instintivos. Hacer lo contrario y sobre todo mandar hacerlo es zanca-dillear el instinto. Como afirm hace muchos aos, para jugar en zona hay quevivir en zona. El juego es una actividad que primero se siente y despus se llevaa cabo. Sabemos que la zona tiene como valores el compromiso, la solidaridad, laayuda mutua, la cooperacin, la colaboracin. Los que saben vivir de esta mane-ra saben jugar de esta manera. Reparto de espacios y reparto de esfuerzos para quehaya finalmente un reparto de beneficios. Tambin, por supuesto, un reparto deresponsabilidades. La quintaesencia de la zona es repartir. Es un concepto de inte-gracin y no de disgregacin. Curiosamente choca con la ya asentada idea queinvita a la individualidad constantemente. Ms enfatizada an en el mundo delftbol, que hace creer de forma falaz a los futbolistas que pueden valerse de sutalento sin contar con los dems. Hay investigaciones muy rigurosas quedemuestran cientficamente que el mximo beneficio para todos slo se obtienecon la colaboracin. Aunque parece un ejercicio altruista, es un ejercicio egosta.Eso s, no es un egosmo al uso, sino un egosmo altruista. Ayudo al otro para ayu-darme a m. Si vivimos el apogeo de lo utilitario, la zona satisface esa pulsin sindevaluar nada. En un deporte colectivo como el ftbol es la pauta que conecta yoptimiza todo. Ojal el lector lo perciba y lo ponga en prctica. Para su bien. Parael de todos.

    Juan Manuel Lillo

  • Viaje al Mundo de la defensa en zona

    El da en que Nuno me entrevist para la presente obra, fue la ltima de cincoentrevistas realizadas en una tarde en la FCDEF. Estaba extremadamente cansadoy el nivel de las cuestiones asociadas al tema exigi de m un esfuerzo tal, que leped que me volviese a entrevistar.

    Nuno va al fondo de las cuestiones, pregunta, vuelve a preguntar y, cuandola respuesta no lo satisface y se siente inquieto, insiste con otra pregunta.Confieso que me quede completamente agotado despus de la segunda entrevis-ta. Me oblig a reflexionar, a veces a tener que preguntarle para llegar a saberCuando me entreg la entrevista, me acord de preguntarle: Respondi estotodo?!. Me qued con la ntida sensacin de que el esfuerzo de reflexin a quefui obligado aument potencialmente mi propio conocimento sobre la defensa enzona.

    Me parece claro que defender en zona es un indicador de un Ftbol evolu-cionado. De difcil entendimiento, es extremadamente compleja su operatividad.Slo un entendimiento del Juego como un Todo acepta un abordaje que no leretira al jugar su naturaleza, o sea, su entereza inquebrantable.

    Defender en zona forma, sin duda, parte de una filosofa de respeto por lacalidad del juego, dota al equipo de una fuerte personalidad piensa ms en s queen el adversario y refuerza la idea de jugar como equipo.

    Ser posible atacar sin preparar la forma de defender? Y defender sin prepa-rar el ataque? Tienen sentido estas cuestiones si no hacemos un juego zonal?Cmo se establecen estas relaciones?

    Este es el viaje al que el autor nos transporta. Al Mundo de la defensa enzona, en un abordaje sin paralelo en la esfera de mi conocimiento. Del cual VtorFrade debe estar orgulloso.

    Carlos Carvalhal

    14

  • 15

    DEFENSA EN ZONA en el Ftbol: La (Des)Frankensteinizacinde un concepto. Una necesidad frente a la entereza inquebranta-ble que el jugar debe manifestar.

    Oporto, Septiembre de 2004

  • 17

    Introduccin

    Aquel que afronta el mundo como si hubiese acabado de aparecer en l, comosi nada fuese obvio, como si tuviese que explorarlo por primera vez, est con ladisposicin necesaria para hacer filosofa. (Zubieta, 2002)

    Un equipo que quiera ser grande, tiene que defender en zona!... Fue con estaidea, expresada ocasionalmente por el profesor Vtor Frade en una de sus aulasde Metodologa Aplicada II Seccin de Ftbol, cuando todo comenz...

    En ese momento (ya hace de eso casi tres aos!), poco saba sobre ese modode defender...

    Saba que los jugadores se posicionaban /movan en funcin de la posicin dela pelota, que cada uno era responsable de un determinado espacio,... Pocoms!... Muy lejos estaba de conocer todos las posibilidades (y potencialidades quede ellas emanan) de esta forma de organizacin defensiva.An as, me daba cuen-ta en los partidos que tena posibilidad de ver, que existan claras diferencias entreel patrn defensivo de los grandes equipos y el de los equipos de nuestroftbol domstico. Si en los primeros era notoria una preocupacin por la ocu-pacin racional de los espacios (fcilmente reconoca una organizacin colecti-va), por el otro lado, era (y es) clara una obsesin por los marcajes, por elencaje con el equipo adversario, lo que transformaba cada partido en un autn-tico partido de parejas (y no de equipo), contribuyendo poco a la calidad delespectculo (todo lo contrario!). El F.C. Oporto de Mourinho y el S.L. Benficade Camacho fueron excepciones (bien visibles para mis ojos) que vienen a confir-mar esta regla. No es de extraar, por lo tanto, que estos dos entrenadores apa-rezcan, frecuentemente, a lo largo de este trabajo.

    Lleno de curiosidad intentando saber ms sobre la zona, fui rastreando laliteratura a la bsqueda de respuestas a mis preguntas... Muchas dudas me asal-taban!...

    Si no hubiese surgido en aquella poca un libro de Valdano, El miedo escnicoy otras hierbas, tal vez me hubiese contentado con aquello que fui encontrandosobre el asunto. Hoy, s que la mayora de la literatura sobre el tema no ha hechoms que amputar/distorsionar/corromper el concepto...

    En su libro, Jorge Valdano hablaba apasionadamente sobre la zona, parafra-seaba Menotti (La zona es libertad), Maturana (La zona hace de la defensa elarte de atacar) y me deleitaba con las descripciones de la zona inteligente,agresiva y armoniosa del Miln de Sacchi. La zona de la que Valdano hablabase aproxima a aqulla con la que tuve contacto por primera vez, aqulla a la queel profesor Vtor Frade haca referencia en sus clases.

    Estaba decidido! Mi monografa tena que ser sobre la defensa en zona!!!Senta que era mi oportunidad de hacer algo realmente pertinente, original... hasta

    1

  • 18

    incluso controvertido, por ir contra mucho de lo que vea institucionalizado enel ftbol portugus y que se haba descrito en la literatura.

    Un poco amedrentado, me embarqu en este viaje, sin saber bien para dndeir,... sin saber bien adnde podra llegar... Saba, sin embargo, lo qu senta y, poreso, saba lo que buscaba. Aquello que lea y oa con respecto a la zona no mesatisfaca. Muchas veces, era lo contrario de aquello que yo conceba...

    Poco a poco, mi idea de la zona fue creciendo y, cada vez ms, me iba sin-tiendo ms disconforme con lo que de ella se deca y escriba. Me acuerdo quecierto da estaba escuchando la narracin de un partido de la SuperLiga en la radioy, en determinado momento, quedarme perplejo por lo que acababa de or...

    Los dos equipos estn defendiendo en zona, lo que da tiempo y espacio aladversario para pensar, afirmaba el comentarista deportivo!!!... Mi zona,aqulla que fui proyectando en mi mente y que a la vez iba tanteando en elterreno, era otra!... Tena tambin que esclarecer la nocin de defensa enzona...

    Rpidamente me di cuenta de que la complejidad del concepto me iba a retra-sar... Es cierto que ese hecho me llevo a sobrepasar, con mucho, el nmero depginas habitual para un trabajo de esta naturaleza. Sin embargo, creo que eso mepermiti convertirlo en mucho ms cualitativo, mucho ms aclarativo. Hasta en loque dice respecto a muchas otras problemticas subyacentes a la complejidad deljugar. A eso me oblig la naturaleza singular de la defensa en zona.

    Pido, para terminar, a quien tenga curiosidad por leer este trabajo, que no juz-gue una parte cualquiera, sin antes intentar entender el todo... Y que debatener siempre presente que, en ningn momento, discuten personas. Solamenteideas.

  • 21

    Revisin de la Literatura

    S lo que busco, porque s lo que siento. (Lillo, s.d., cit. por Fernndez, 2003)

    Es importante, antes de iniciar este viaje, justificar la va que tomaremos.Seguiremos la va de la investigacin cualitativa, a la bsqueda del conoci-

    miento prctico, recusando as los caminos de la investigacin cuantitativa, por-que stos nos conducen a un conocimiento tecnolgico o terico (Greene, 1999).

    Ms que a una simple seleccin y sucesin de contenidos ya presentes en la lite-ratura, intentaremos llegar a algo que sea nuevo, pues no se trata de hacer aquuna mera descripcin de la literatura. Tendr, por lo tanto, que haber lugar para lareflexin y para la crtica.

    Los captulos que siguen no sern ms que el punto de partida que mejor nosparece servir para los propsitos del viaje que, cierto da, decidimos intentar con-cretizar.

    El defender concepto-comportamiento comopunto de partida

    Dado que es una prctica social, el ftbol tiene una historia, e incluso, unageografa. De ah que, no se tome por nico lo que es plural, y por plural lo quees nico. El ftbol preexiste a la idea que de l se tiene. El problema radica ensaber, si las ideas que de l se tiene, se le ajustan. (Frade, 1990)

    Analizar el concepto de marcaje como la base de cualquierconcepcin de la organizacin defensiva

    A lo largo de la consulta bibliogrfica efectuada, nos hemos dado cuenta deque, a pesar de ser referida repetidas veces, la idea de marcaje raramente esexplicada o se explicita. Se usa y se abusa del trmino, pero pocas veces se inten-ta aclararlo. Como agravante, estamos pensando que el sentido que se le ha atri-buido no es universal. Esto es, el entendimiento que los entrenadores poseen delconcepto puede ser diferente, sustancialmente diferente.

    En este contexto, no siendo nuestra pretensin definir con precisin y claridad elconcepto, importa intentar descubrir en qu se puede traducir aqul en la prctica.

    2.1.1

    2.1

    2

  • Al consultar el Dicionrio da Lngua Portuguesa Contempornea (2001),encontramos, entre muchos otros, los siguientes significados para la palabramarcaje: Accin o resultado de marcar; Acto de sealar alguna cosa a tra-vs de trazos, hilos, lneas o cualquier otro proceso; Vigilancia cercana que, enmodalidades colectivas, un jugador hace a un adversario para impedir o condi-cionar sus jugadas.

    Si atendemos tambin a la palabra marcar en el mismo diccionario, stapuede querer decir:

    Anotar, registrar, sealar; Acompaar muy de cerca y paso a paso el des-marque de un jugador adversario en el campo, impidiendo o condicionando susjugadas.

    A partir de este primer anlisis, comprendemos que, siendo el marcaje unaaccin, parece tener como objetivo un determinado jugador adversario. Y, dehecho, no nos extraa, pues sa parece ser su interpretacin ms comn.

    A nivel literario, Lpez Ramos (1995) define marcaje como la accin tcti-ca que los jugadores del equipo que no posee la pelota realizan sobre sus adver-sarios, con la intencin prioritaria de evitar que stos entren en contacto con lamisma, o de que lo hagan en las peores condiciones posibles. El mismo autoraade adems algunos aspectos que considera importantes para una correcta rea-lizacin de la accin en cuestin, los cuales nos ayudan a comprender mejor suidea del marcaje: i) el marcaje se realiza sobre los jugadores adversarios sinpelota, en la medida en que sobre su portador las acciones a emprender son de otranaturaleza; ii) el jugador que marca debe colocarse entre su adversario y la por-tera propia, debidamente orientado en relacin a su par; y iii) el marcaje debeser ms cerrado cuanto ms prximo de la portera el adversario se encuentre.

    En la misma lnea de pensamiento, Pacheco (2001) define marcaje comouna accin tctica en la que los defensores se aproximan a los atacantes, procu-rando colocarse entre stos, la pelota y la portera, con el objetivo de frenar su pro-gresin, impedir el pase, la finalizacin y recuperar la posesin de la pelota.

    Las definiciones presentadas, yendo al encuentro de lo constatado a partir de lasimple consulta del diccionario, consideran a los jugadores adversarios como lasreferencias-objetivo del marcaje. En la prctica, esto significa que la aten-cin de quien marca se dirije para su adversario directo, lo mismo es decir,para el jugador que est/entra en su radio de accin. Es verdad que tambin serefiere a la pelota y a la portera, mas tan solo como referencias de posiciona-miento para marcar mejor a los adversarios.

    No es, por eso, de extraar todo un conjunto de expresiones de la jerga futbo-lstica, como acompaa al hombre, sigue al tuyo, agrrate a l, marcaencima, entre muchas otras que evidencian esa idea de marcaje que, de unamanera general, parece estar institucionalizada en el ftbol portugus.

    No acreditamos, sin embargo, que la nocin de marcaje se agote obligatoria-mente en un conjunto de acciones dirigidas de forma prioritaria a los jugadores

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  • adversarios. Siendo esa perspectiva naturalmente vlida, nos parece, todava,limitada y limitativa, pues ser en funcin de la que se va a calibrar la organiza-cin defensiva del equipo.

    En un intento de sustentar esta conviccin, esimportante recurrir a Queiroz (1983) y a Castelo(1986), autores que sintetizan el concepto demarcaje como el conjunto de acciones tcnico-tcticas individuales de naturaleza defensiva,desenvueltas en el absoluto respecto por los prin-cipios defensivos, que permiten la anulacin y lacobertura de los adversarios y de los espacioslibres. Castelo (1986) aade que los comporta-mientos tcnico-tcticos del marcaje se mani-fiestan a travs de un posicionamiento en funcindel baln, de los adversarios, de los compaeros yde la portera.

    A pesar de que esta definicin tampoco nos satisface particularmente, intuaalguna otra referencia-idea del marcaje: el espacio libre.

    Ms all de eso, al referir la necesidad de que las acciones del marcaje seancoordinadas con los compaeros (al considerarlos como referencias de posicio-namiento), Castelo acenta su dimensin colectiva. Esta dimensin es tambinsubrayada por Queiroz (1983) y Lpez Ramos (1995), dado que es de esa coor-dinacin colectiva de la que depende, en un ltimo anlisis, la eficacia de lasacciones del marcaje.

    Parece as claro que la importancia dada a las posibles referencias-ideasdel marcaje y al nfasis que se pone en cada una de las referencias de posi-cionamiento obtengan un buen resultado en diferentes concepciones para laorganizacin defensiva. Considerar como prioritaria la referencia-idea deadversario directo, teniendo en cuenta la posicin de la pelota y la portera comolas referencias bsicas de posicionamiento, resultar un patrn defensivo subs-tancialmente dispar de otro en el que se considere como central marcar/cerrardeterminados espacios (ocupndolos), en funcin de la posicin de la pelota, sinque se deje de asignar y vigilar los jugadores adversarios que se encuentran enesos espacios. Si, en el primer caso, el patrn ser algo semejante a un juegode pares, en el segundo, evidenciar la intencin de cerrar espacios comoequipo.

    De lo expuesto conviene, entonces, retirar que el modo como el entrenadordispone la organizacin defensiva de su equipo est ntimamente relacionadocon su interpretacin del concepto de marcaje. La totalidad (la organiza-cin defensiva), las relaciones a destacar entre las partes que lo constituyen (losjugadores) y las tareas a realizar por cada una de ellas aisladamente, sern mani-fiestamente diversas, conforme a la(s) referencia(s) que se considera(n) y respe-tando la jerarqua (establecimiento de prioridades).

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  • A la bsqueda de un esclarecimiento concepto-comportamientosobre la defensa en zona

    La organizacin defensiva es, por encima de todo, una cuestin de defendercon lucidez. (...) Aquello que se debe fundamentalmente alcanzar es cerrar losespacios y as condicionar a los adversarios. (Frade, 2002)

    Al realizar una breve revisin sobre el entendimiento que se tiene de defensaen zona, rpidamente nos damos cuenta de los diferentes significados que le sonatribuidos, bien como dos trminos muy ambiguos o se define con ideas poco cla-ras (por veces hasta contradictorias).

    Importa comenzar sealando que, como nos referimos a una forma de organi-zacin defensiva, lo correcto es que hablemos de equipos que defienden enzona y no que juegan en zona.

    Tambin no debemos hablar de modernismo, en la medida en que escuelas fut-bolsticas tan clebres y antiguas como la britnica, la hngara o la sudamericana,dan lecciones sobre la defensa en zona desde hace dcadas (Valdano, 2002).

    La definicin ms antigua de defensa en zona que nos fue posible encontraren la literatura fue la de Garel (1974, cit. por Accame, 1995), designndola comodefensa de zona y para quien sta consiste en situar o mantener un bloquedefensivo entre la pelota y la portera, donde cada jugador es responsable de unazona, interviniendo en ese espacio a partir del momento en que la pelota entra ah,sin preocuparse de la posicin de los adversarios.

    Para esclarecerla mejor, el propio autor presenta adems las siguientes caracte-rsticas: I) presencia permanente de varias lneas escalonadas, lo que posibili-ta la existencia de coberturas entre las diferentes lneas; II) los jugadores se posi-cionan en funcin de la pelota y de la portera propia; III) la estructura formadapor los jugadores se va modificando en funcin de la posicin de la pelota; y iv)cuando una lnea es eliminada, se le opone una nueva lnea ante la progresin dela pelota para intentar recuperarla.

    En nuestra opinin, la definicin de Garel, al mencionar que un jugador slointerviene defensivamente cuando la pelota entra en la zona de la cual es res-ponsable, nos lleva a quedar con la sensacin de que estamos ante una forma dedefender algo esttica (pasiva), donde los jugadores adoptan con frecuencia unaactitud de espera. Y, de hecho, a pesar de que estemos totalmente en desacuerdo,estamos considerando que es esa la perspectiva ms frecuente que se tiene de ladefensa en zona. Sin embargo, el autor, al indicar como caracterstica de ladefensa en zona el hecho de que la estructura formada por los jugadores se vaalterando de acuerdo con el movimiento del baln, nos conduce a considerar estaforma de defender como algo dinmico y adaptable ante las diferentes posicio-nes que el baln va tomando, propiedades que, en cuanto a nosotros, ya seencuadran perfectamente en aquello que creamos entender como la interpretacinms correcta de la defensa en zona.

    2.1.2

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  • Ms all de eso, el escalonamiento permanente de las diferentes lneas y laconsecuente existencia de coberturas entre las mismas nos parecen caractersticasvitales para la cohesin del bloque defensivo y para la deseada eficacia defensiva.

    En 1977, Herbin (cit. por Accame, 1995) describe la mecnica de la defensapor zona del siguiente modo: I) los jugadores se posicionan en el terreno de juegoen funcin de la posicin de la pelota y de la portera propia; II) cada jugador es res-ponsable de una zona del terreno; y III) cada jugador debe controlar su zona, mar-cando al adversario que entra all intentando arrebatarle el baln.

    Contrastando con la perspectiva de Garel, Herbin defiende que cada jugadortiene que marcar al adversario que entre en su zona. No sabemos, sin embargo,cual es el sentido que el autor da a la idea de marcaje. Implicar que el defen-sa se aproxime a su adversario directo? Si es as Qu hacer cuando entran dosadversarios en la misma zona? O ser apenas asignar y vigilar, debiendo conti-nuar el defensa atento a la posicin de la pelota? Si marcar implica una aproxi-macin, implica tambin persecucin (basta que el adversario se mueva) y perse-guir es perder de vista la referencia del baln, comprometer los escalonamien-tos y las coberturas y, de ese modo, poner en riesgo la cohesin del bloquedefensivo. Tal vez por eso Garel exponga que los jugadores no se deben preocuparde los adversarios, aunque la forma como lo dice tambin nos pueda inducir alerror.

    En el final de la dcada de los 80, Seno y Bourrel (1989) presentan los siguien-tes principios referentes a la defensa de zona: I) la atencin de los defensas se cen-tra principalmente en la pelota y no en los jugadores adversarios; II) se deben con-siderar zonas peligrosas, en las cuales los defensas deben actuar, y zonas nopeligrosas, donde apenas vigilan; III) debe ser todo el equipo, como bloque, elque defienda en zona, debiendo mantenerse junta entre la pelota y la portera; IV)cuanto ms cerca est el baln de la portera propia, menor ser el espacio concedi-do a los atacantes en las zonas peligrosas; V) los defensas estn llamados a unacontinua adaptacin frente a los adversarios, que se alternan frecuentemente y convelocidad; y VI) es importante el concepto de diagonal, tanto por parte de los juga-dores que estn cerca del baln (pequea diagonal), como por parte de los que seencuentran lejos de la misma, en funcin de los conceptos de anticipacin y decobertura.

    Aunque la idea de que se consideren zonas peligrosas y zonas no peligrosasno est totalmente clara, nos parece fundamental, en la medida en que, si se entien-de la pelota como el principal foco de atencin de los defensas, es natural que seconsideren unas zonas ms importantes que otras (la zona donde la pelota seencuentra ser la que tiene ms valor).

    Entonces, si se acepta que los espacios no tienen todos el mismo valor (y quese vara de acuerdo con la posicin de la bola), descubrimos que, ms que dividirel terreno de juego en zonas y atribuir una a cada jugador, cada jugador entender,de forma coordinada con los compaeros, lo que es ocupar /cerrar diferentes espa-cios (zonas), de acuerdo con la posicin de la pelota.

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  • Si as fuese, se puede decir que, cuando se defiende en zona, la preocupacines cerrar como equipo los espacios que se consideran importantes. Losespacios se constituyen como la gran referencia del marcaje.

    Ya en la dcada de los 90, Bauer (1994) caracteriza la defensa por zonas (odefensa zonal) de la siguiente forma: I) a cada jugador se le entrega un determi-nado espacio (zona), de la cual ser responsable durante el despliegue defensivo;II) cuando el equipo pierde la pelota, cada jugador debe replegarse hacia atrs, parasu zona; III) en su zona, el jugador debe marcar directamente cualquier adversa-rio que en ella entre, con o sin baln; IV) si el adversario se mueve para otra zona,pasar automticamente a ser responsabilidad de otro defensa; V) todos los jugado-res del equipo deben desplegarse en direccin a la pelota; y VI) se debe atacar alportador del baln a travs de dos o ms jugadores de cada vez.

    Aqu, es bien reivindicada por Bauer la idea comn de que, para defender enzona, el equipo tiene que retroceder y que se debe instalar en su medio campodefensivo. No solo no coincidimos, al pensar que esa idea resulta precisamente deconsiderar la defensa en zona como una forma de defender donde cada jugadores responsable de una determinada zona del terreno de juego (normalmente lazona de intervencin del jugador deriva de la estructura/sistema del equipo). Mas,si pensamos en esta forma de defender como una intencin colectiva de cerrarlos espacios de juego con ms valor (los espacios prximos a la pelota), fcil-mente descubrimos que ella es posible de concretizarse en cualquier zona delterreno. Siendo as, un equipo que defiende en zona puede perfectamente, deentenderlo as, comenzar a defender sobre la primera fase de construccin adver-saria, a la salida del rea contraria.

    Coincidimos con el autor cuando ste subraya que se debe atacar al portador dela pelota.

    En efecto, para nosotros, el adversario en posesin de la pelota debe ser siem-pre presionado, para as verse limitado en trminos de tiempo y espacio parapensar y ejecutar. Ya el nmero de jugadores que deban hacerlo depender delgusto de cada entrenador y de las propias circunstancias del partido.

    Castelo (1996) caracteriza el mtodo en zona a travs de los siguientesaspectos: I) es la ley de todos contra uno; II) cada jugador es responsable de unadeterminada zona del campo (perfectamente delimitada) e interviene desde quepenetre ah la pelota, cuyo portador o cualquier adversario sin pelota (la respon-sabilidad del defensa est en funcin de la zona y no del adversario); III) se formauna primera lnea defensiva alrededor del baln, forzando a los adversarios a tenerque retrasarla, simultneamente se organiza otra lnea defensiva que aseguracobertura permanente a la primera lnea defensiva; y IV) esta forma de orga-nizacin defensiva se basa fundamentalmente en acciones tcnico-tcticas colec-tivas de ayudas permanentes.

    Por nuestra parte consideramos que, Castelo, al decir que un jugador intervie-ne en su zona siempre que all entre el baln, el portador de la misma o cualquieradversario sin ella, acaba por ser vago y ambiguo.

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  • Mas, no merecern distincin las acciones a emprender sobre el portador delbaln y cualquier hombre sin baln? Fundamentalmente, nos preocupa el tipo deintervencin a emprender sobre los adversarios sin baln, sobretodo cuando elautor afirma que la defensa en zona es la ley de todos contra uno, pues la efi-cacia y la propia existencia de coberturas y apoyos permanentes entre los distin-tos jugadores estar, segn nuestra opinin, directamente relacionada con la natu-raleza de esa intervencin.En el fondo, advertimos que cuanto ms los com-portamientos de los defensas dependiesen del posicionamiento y movimientode los jugadores adversarios, ms difcil ser que la intencin de cobertura yayudas permanentes subsista en el seno del equipo.

    En el juego en zona de Marziali y Mora (1997), el jugador adversario enposesin del baln debe tener la sensacin de estar jugando contra once jugado-res. Para eso, explican, cada jugador, en funcin de la posicin del baln, debecubrir un cierto espacio (zona), a travs de marcajes en zona (tambin desig-nadas como marcajes en anticipacin).

    Segn los mismos autores, marcar en anticipacin significa que el defensordeber asumir una posicin que le permita interceptar la pelota o colocarseentre el adversario y la portera, si el baln llega a su posicin. Esclarecen anque, de esa forma [marcando en anticipacin], el defensor puede, simultnea-mente, realizar cobertura(s) a su(s) compaeros(s) y marcar [seguir y vigi-lar] al adversario que se encuentre en su zona.

    Para estos autores, cada jugador deber estar preparado para marcar hombrea hombre [presionar] o en anticipacin al oponente que se encuentre en suzona de responsabilidad. Se debe marcar hombre a hombre [presionar] al por-tador del baln y en anticipacin a los restantes adversarios.

    Marziali y Mora (1997) recurren tambin a las nociones de lado fuerte, olado donde se encuentra el portador de la pelota, y de lado dbil, o lado con-trario a aqul donde se encuentra la pelota.

    Cuanto menor sea la distancia entre un adversario cualquiera (en la zona decualquier jugador) y el portador del baln, ms apretado deber ser el marcaje enanticipacin a ese adversario en el lado fuerte. En el lado dbil, los jugado-res deben hacer la cobertura de los espacios [entindase vigilarlos].

    Los dos autores destacan tambin que el equipo deber procurar estar corto yestrecho, en el sentido de tener superioridad numrica en la zona del baln.Para conseguir estar junto, explican, son fundamentales las nociones de ladofuerte y de lado dbil.

    En nuestra opinin, esta es, hasta el momento, la perspectiva que ms se apro-xima a aqulla que consideramos la concepcin ms correcta de defensa enzona. Aun as, pensamos que no es necesario hacer tanto nfasis en las accionesde marcaje y anticipacin a realizar sobre los adversarios sin la pelota (sobretodo si tuvisemos en cuenta las mltiples interpretaciones posibles sobre la ideade marcaje). Esto es, lo verdaderamente importante en la defensa de la zona(de ah que deba ser indicada con ms nfasis) nos parece que esa accin colecti-

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  • va de acortar (en profundidad) y estrechar (en anchura) el espacio, sirven paracrear superioridad numrica alrededor de la pelota. En el fondo, es sta laintencin colectiva de cerrar los espacios de ms valor que referamos ms atrs.El entender la defensa en zona de esta forma es lo que nos va dar a la posibili-dad de marcar en anticipacin a los jugadores adversarios sin baln. En otraspalabras, la ocupacin inteligente de los espacios ms valiosos es la que nospermite, por arrastramiento, controlar a los adversarios.

    As, en parte, coincidimos con los autores cuando stos sealan que, cuando sedefiende en zona, el jugador adversario que posee la pelota debe tener la sen-sacin de estar jugando contra once jugadores, pues el equipo se comporta comoun todo (una unidad) a la hora de defenderse.

    En el fondo, es la famosa ley de todos contra uno que Castelo (1996) refera.Sin embargo, parece haberse olvidado de que eso slo es posible al existir unareferencia de posicionamiento y movimiento comn a todos los jugadores delequipo y la pelota. Y como este referente comn es tctico, destacamos tambinque de ah emanan comportamientos tctico-tcnicos y no tcnico-tcticos comorefiere el autor. Esto es, si la organizacin del equipo, por ser algo que emergedel respecto sistemtico por un conjunto de valores/principios, se fundamenta enla tctica (entendida como una determinada cultura de juego), es esa dimensinla que coordina al equipo y a cada uno de los jugadores.

    Para Caneda Prez (1999), a pesar de que desde un punto de vista tradicionalel trmino defensa en zona (o defensa zonal) indique que se le encomienda aljugador la tarea de cubrir su zona de responsabilidad, sa acaba por ser una expli-cacin genrica y confusa, dado que la atencin del mismo no se limita a esazona, mas s al desenvolvimiento del partido.

    De acuerdo con este autor, en contraposicin a la defensa hombre a hombredonde el adversario atribuido es la referencia de orientacin, en la defensazonal aquello que se pretende es crear una situacin defensiva ptima funda-mentalmente contra el portador de la pelota. Por eso (y para eso), la orienta-cin de los defensas depende de tres referencias fundamentales: la posicin de lapelota, de los compaeros y la de los adversarios. As, dice, un equipo defien-de zonalmente cuando cada jugador administra una parcela del terreno de juego,dentro de la cual va modificando su posicin en funcin de donde se encuentre lapelota, sus compaeros y los adversarios.

    Segn el mismo autor, es importante diferenciar, en las acciones de marcajezonal, la que se dirige sobre el portador del baln de aqullas que tienen comoobjetivo controlar sus apoyos. Si sobre el portador del baln se hace marcaje alhombre [presin], con los potenciales receptores se debe emplear una estrategiade marcaje de anticipacin, cuyo objetivo es dar cobertura a las trayectorias depase potencialmente ms peligrosas (la distancia del marcaje depende, funda-mentalmente, de la distancia del jugador marcado al portador de la bola). Por otrolado, a medida que el juego se aproxima a la portera del equipo que defiende, losmarcajes debern ser cada vez ms estrechas, hasta convertirse en marcajes

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  • situacionales al hombre. En las zonas alejadas de la portera, por representar unagran cantidad de espacio, las acciones defensivas deben tender hacia el marcajepor anticipacin.

    Aunque coincidamos con el autor cuando ste afirma que las posiciones de lapelota, de los compaeros y de los adversarios son las tres referencias fundamen-tales para la orientacin de los jugadores en trminos defensivos, no podemosdejar de sealar que, para nosotros, la posicin de la pelota y, en funcin de sta,la posicin de los compaeros, son por norma las ms importantes. Mas, cualquiermarcaje prximo a un adversario sin baln ser siempre circunstancial, conse-cuencia de la ocupacin inteligente de los espacios. Si as fuese, segn nuestroparecer, tendramos un bloque defensivo dinmico y flexible, pero a la vez tam-bin homogneo y solidario (asentado en sucesivas coberturas).

    Para Pacheco (2001), el marcaje en zona (o marcaje individual zonal) esaqulla en la que un defensor es responsable de una determinada zona del campoy marcar al adversario que en ella aparezca.

    Por lo expuesto hasta ahora, fcilmente se constata que esta definicin es mani-fiestamente insuficiente, limitada y, de este modo, limitativa. Vamos a un ejemploprctico: si tuvisemos en cuenta que para este autor marcar implica aproxima-cin a los atacantes (ver punto 2.1.1.), preguntamos nosotros:Cmo se ir a acor-tar y estrechar el equipo como bloque, si los jugadores atacantes, para crear espa-cios, intentan alejarse unos de los otros? Respuesta complicada! En el fondo, nosparece que, para reducir espacios, el equipo que defiende debe procurar depen-der lo menos posible de las acciones individuales del adversario. Slo as conse-guir ser compacto, homogneo y solidario.

    Goikoetxea Olaskoaga (2001) muestra preferencia por el marcaje en zona,pero, afirma que no interpreta la zona [por la cual un jugador es responsable,entindase] como un espacio dentro del terreno de juego. Para GoikoetxeaOlaskoaga (2001), la zona es una referencia pero, al final, se trata de marcar juga-dores adversarios. Hay que marcar al adversario que entre en nuestra zona y mar-carlo durante toda la jugada. Muchas veces hablamos de zona sin especificar, (...)no se trata de un simple espacio (...), la zona es la referencia para marcar al adver-sario que entre en ella y perseguirlo durante toda la accin ofensiva del equipo con-trario. Ms all de eso, si ya estamos cerca de nuestra portera el marcaje aladversario tiene que ser muy rgido y sin dejarle el ms mnimo espacio, aade.

    Atendiendo a perspectivas como las de Herbin (1977, cit. por Accame, 1995),Bauer (1994), Castelo (1996) o Pacheco (2001), no es de extraar este entendi-miento prctico de la defensa en zona, todava, por todo lo que ya referimos,ste parece ser un camino que nos lleva a otro(s) lugar(es) pero no a se.

    Segn el entrenador espaol Prez Garca (2002), con un trabajo zonal no semarca a ningn jugador adversario directamente, se ocupan zonas prximas odirectamente relacionadas con la posicin de la pelota. Aade que los jugado-res deben mantenerse siempre perfilados en la direccin del portador del balnpara estar en condiciones, primero, de reducir el espacio alrededor del portador

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  • del baln (nicamente con la intencin de llevarlo a hacer un pase), para que,des-pus, si se realiza el pase, los jugadores se muevan rpidamente, uno con la inten-cin de anticiparse (contando con la cobertura de los restantes compaeros delnea) y los otros cerrando las salidas prximas de pase. Por eso, indica, lo msimportante es el baln y los jugadores slo se deben desplazar en funcin dosu movimiento. Para que se tenga una buena organizacin zonal, todo el equi-po tiene que se moverse como tal para la zona donde ste se encuentre.

    Aqu, parece bien evidente la idea de que, cuando se defiende en zona, loque existe son diferentes espacios a ocupar por los jugadores en funcin de laposicin del baln.

    An en 2002, Bangsbo y Peitersen consideran dos formas distintas de marca-je en zona: cobertura en zona con marcaje al jugador (o defensa en zona conmarcaje al hombre) y cobertura en zona con marcaje en zona (o defensa enzona con marcaje en zona). Para estos autores, el punto fuerte del marcaje enzona es que la colocacin de la defensa debe representar un bloque compactoa travs de la interaccin de la cobertura realizada en cada una de las zonas.

    En la defensa en zona con marcaje al hombre, cada jugador se responsabili-za de una determinada zona sobre el terreno de juego, movindose en ella en fun-cin del adversario ms prximo [o su adversario directo]. O sea, cada defensatiene la responsabilidad de marcar dentro de su zona. El objetivo es cubrir estre-chamente a los jugadores contrarios que se encuentran prximos al baln, en elsector defensivo del terreno de juego (Bangsbo & Peitersen, 2002).

    En la defensa en zona con marcaje en zona, cada jugador es el responsablede una determinada zona sobre el terreno de juego, movindose siempre en fun-cin de sus compaeros ms prximos y de la posicin de la pelota. Si un jugadoradversario avanza por una zona de un determinado defensa, ste deber situarsede tal manera que le sea posible seguir los movimientos de los compaeros y, almismo tiempo, estar preparado para marcarlo (Bangsbo & Peitersen, 2002).

    Para Bangsbo y Peitersen (2002), si se defiende en zona con marcaje enzona, no deber existir ningn espacio libre cerca de la pelota que pueda seraprovechado por el equipo adversario.

    El objetivo es hacer el terreno de juego ms pequeo y, as, dificultar laconservacin de la pelota por parte del equipo adversario. Para eso, al mismotiempo que se debe presionar al jugador adversario en posesin de la pelota, losrestantes defensas deben desplazarse rpidamente en direccin a la zona donde seencuentra la pelota e intentar mantener una distancia de separacin constante enrelacin a los compaeros ms prximos. La idea es que, durante el trabajo defen-sivo, los jugadores parezcan unidos al centro del campo de juego por una cintaelstica. De este modo, el equipo conserva el equilibrio en la organizacindefensiva. Esta forma de defender requiere comunicacin y visin de juego porparte de los jugadores, los cuales tendrn que saber qu sucede a su alrededor, ascomo cul es la situacin del portador de la pelota.

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  • Como hemos sealado, nos parece difcil conseguir un bloque compacto paradefender, si la atencin de los defensas se centrase en sus adversarios directos,como sucede en la defensa en zona con el marcaje al hombre de Bangsbo yPeitersen. Es verdad que esa compactacin puede resultar del simple agrupa-miento de jugadores en las inmediaciones del rea grande. En esto, entendemospoco correcto hablar de organizacin defensiva.

    Entonces la definicin de defensa en zona con marcaje en zona parece apro-ximarse a lo que juzgamos la definicin ms correcta de defensa en zona. , esbien notoria la idea de que, defendiendo en zona, los jugadores no se alejan deljuego. Tal como refera Caneda Prez, su atencin se centra en el juego.

    Una ltima perspectiva que importa presentar es la de Moreno Serrano (2003),entrenador con larga experiencia en el ftbol espaol, donde pas por equiposcomo el Atltico de Madrid y el Celta de Vigo. Para este entrenador, si, cuando semarca hombre a hombre, la referencia es el adversario, cuando se defiende enzona, la referencia es la pelota. El jugador que trabaja en zona debe estar per-manentemente concentrado en la pelota, en la medida en que tiene como referen-cia no un adversario, sino el espacio. Debe concentrarse en el movimiento de labola y estar rpido para entrar en accin. O bien, actuar directamente sobre elbaln [presionando a su portador o interceptndola], deber defender con todo elequipo cubriendo un espacio mediante una cobertura, una basculacin o una per-muta defensiva.

    Por lo expuesto, consideramos que, cuando se defiende en zona: I) los espa-cios son la gran referencia-objetivo del marcaje; II) la gran preocupacin es,por eso, cerrar como equipo los espacios de juego ms valiosos (los espaciosprximos al baln), para as condicionar al equipo adversario; III) la posicin dela pelota y, en funcin de sta, la posicin de los compaeros son las grandesreferencias de posicionamiento; IV) cada jugador, de forma coordinada con loscompaeros, debe cerrar diferentes espacios, de acuerdo con la posicin de lapelota; V) la existencia permanente de un sistema de coberturas sucesivas es unaspecto vital, el cual se consigue por el escalonamiento de las diferentes lneas;VI) es importante presionar al portador de la pelota para que se vea condicionadoen trminos de tiempo y espacio para pensar y ejecutar; VII) es la ocupacin cui-dada e inteligente de los espacios ms valiosos lo que permite, por arrastre, con-trolar a los adversarios sin baln; y VIII) cualquier marcaje prximo a unadversario sin baln es siempre circunstancial y consecuencia de esa ocupacinespacial-racional.

    En suma, se trata de conseguir un patrn defensivo colectivo, complejo,es verdad, mas tambin dinmico y adaptable, compacto, homogneo y soli-dario.

    Nos parece que sern estas propiedades las que darn verdadera cohesindefensiva al equipo.

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  • 32

    Si alteramos el nivel de percepcin de la defensa en zona, altera-mos el nivel de percepcin de la defensa hombre a hombre

    En una perspectiva histrica, la defensa hombre a hombre es vista como unaforma de organizacin defensiva donde cada jugador tiene la misin de marcara un nico adversario, previamente atribuido por el entrenador, teniendo queacompaarlo por todo el terreno de juego.

    De hecho, esta idea es confirmada por autores como Bauer (1994), LpezRamos (1995), Castelo (1996), Pereni y Di Cesare (1998), Caneda Prez (1999),Pacheco (2001) y Valdano (2002).

    Diversas son tambin las definiciones utilizadas para describir esta forma dedefender. Unas bastante usuales, como marcaje individual, defensa indivi-dual, marcaje hombre a hombre, defensa hombre a hombre, marcaje alhombre, defensa al hombre, otras mientras, como mtodo individual(Castelo, 1996) o marcaje individual nominal (Pacheco, 2001).

    Para caracterizarla un poco mejor, parece oportuno recurrir a Castelo (1996) ya Pereni y Di Cesare (1998).

    Castelo (1996) caracteriza el mtodo individual del siguiente modo: I) es laley del uno contra uno; II) cada atacante es marcado por un defensa que loincomoda sin cesar, evitando que ste reciba la pelota en las mejores circunstan-cias (...); III) se fundamenta en la igualdad numrica en todo momento, evi-denciando una mayor agresividad cuando la accin se aproxima a la portera; IV)responsabilidad individual en el ms alto grado; y V) es una organizacincuya capacidad fsica es fundamental.

    Pereni y Di Cesare (1998) sintetizan la defensa individual de la siguienteforma: I) se basa en el marcaje hombre a hombre; II) cada defensa tiene total res-ponsabilidad sobre cada adversario en particular, teniendo que tenerlo bajo con-trol en todo momento; III) la posicin del defensa depende extrictamente de laposicin del adversario por lo cual es el responsable; y IV) se permite, as, que elequipo adversario conduzca el juego y tenga la iniciativa.

    Existe, sin embargo, quien va un poco ms all de lo que tradicionalmente seacepta...

    Para Bangsbo y Peitersen (2002), el principio que es inherente al marcaje alhombre es tambin el de que, durante toda una situacin defensiva, cada jugadormarca a un nico adversario. Consideran, con todo, dos formas distintas demarcar al hombre: la defensa fija al hombre y la defensa al hombre orienta-da hacia la zona. En la primera situacin, cada uno de los jugadores marcadurante todo el partido al mismo adversario. En la segunda situacin, cada juga-dor marca al adversario que ms prximo de l se encuentre en el momento dela prdida de la pelota. Cualquiera que sea la situacin, cada jugador, inmediata-mente despus de la prdida de la bola, tiene que perseguir al adversario del cuales responsable. Si el equipo juega con un modo de defensa a la expectativa, losjugadores debern replegar en el terreno y esperar por sus adversarios.

    2.1.3

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  • Bangsbo y Peitersen (2002) explican an cmo deben responder los jugadoresa una situacin en la que un compaero es superado por un adversario con pose-sin del baln. Segn los autores, en un caso de stos, uno de los compaeros msprximos tiene que abandonar su posicin de marcaje [a su adversario] e inten-tar marcar al adversario que pasa a estar libre. Como alternativa, resuelven,puede ser el defensa libre [el lbero] el que lo haga.

    Nosotros osamos ir todava ms lejos, pues, pensamos que esta forma dedefender hombre a hombre, donde los diez jugadores persiguen a sus adversa-rios por todo el campo, es cada vez menos frecuente en el ftbol profesional, tam-bin creemos convencidamente que son muchos los equipos (en Portugal casi latotalidad) que continan a defender hombre a hombre. Lo pasamos a explicar...

    Para nosotros, una situacin en la cual los jugadores procuran mantener susposiciones en la estructura (sistema), pero donde tienen como gran referenciadefensiva a sus adversarios directos, no deja de traducirse en un juego de paresdonde impera la ley del uno contra uno. La referencia adversario directo es,simultneamente, la gran referencia de posicionamiento y la nica refe-rencia-objetivo de marcaje, tratndose, pues, de una defensa hombre ahombre. No ser reiterado recordar que, por adversario directo, entendemos eladversario que est/entra en el radio de accin (en la zona de intervencin) decualquier jugador participante del sistema adoptado por el equipo. En el fondo, setrata del adversario que ms prximo se encuentra de cada defensa.

    Sabemos que, para muchos, esta forma de defender referenciada por nosotroses entendida como defender en zona (eso fue bien visible en el punto anterior),mientras tanto, si atendemos a las dimensiones del terreno de juego (mismoconsiderando apenas el medio campo defensivo), constatamos que el radio deaccin de cada jugador corresponde a una cantidad de espacio considerable, espa-cio ese que acaba por ser sistemticamente descuidado en virtud de la gran preo-cupacin que el adversario directo representa. Y, como cuando se defiende hom-bre a hombre, lo importante es el hombre y no el espacio, nos parece correctanuestra perspectiva.

    En cuanto a la tradicional defensa hombre a hombre, juzgamos que es msadecuado hablar de defensa individual (o marcaje individual), la cual no esms que exacerbar un poco nuestra concepcin de la defensa hombre a hombre.Y si es verdad que, actualmente, esta forma de organizacin raramente es puesta enprctica por la totalidad del equipo, tambin lo es que, muy frecuentemente (por lomenos en Portugal), vemos a uno, dos, o a tres jugadores, marcar individualmen-te a determinados jugadores adversarios (normalmente los ms creativos).

    Al ser as, aunque diferentes en la prctica, tanto la defensa hombre a hom-bre como la defensa individual ponen el acento, fundamentalmente, en accio-nes de marcaje a jugadores adversarios (es ah donde se pone el nfasis). Elcierre de espacios importantes colectivamente coordinado es simplemente ignora-do. Se le da preferencia a referencias defensivas individuales en detrimento delas colectivas.

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  • Es una firme conviccin nuestra que es en esta mezcla de marcajes hombre ahombre con marcajes individuales donde la totalidad de los equipos portugue-ses, desde la formacin hasta el ftbol profesional, intentan conseguir la tan dese-ada eficacia defensiva.

    La obligatoriedad de jugar con el nmero, elespacio y el tiempo

    Algunas consideraciones iniciales

    Como todos sabemos, el nmero de jugadores en el campo est, de partida, per-fectamente reglamentado por las leyes del juego. As, por la imposibilidad de con-seguir una preponderancia absoluta, nos resta intentar asegurar la posibilidad deuna preponderancia relativa en las situaciones decisivas, gracias a una juiciosa ysistemtica utilizacin de los jugadores. La creacin de superioridad numri-ca en las zonas circundantes al centro del juego, o en las zonas para donde la pelo-ta es enviada, es esta as una condicin que contribuye a la resolucin tcnico-tctica de las situaciones momentneas del juego (Castelo, 1994).

    Sin embargo, nos equivocaramos profundamente si la tomsemos slo por unacondicin por s imprescindible, en la medida en que su importancia depende delas circunstancias concomitantes, o sea, en el contexto de un cierto espacio y enun cierto tiempo de juego (Castelo, 1994).

    Tal como refiere Queiroz (2003b), el nmero de jugadores en cada accin esun elemento, mas tambin hay que tener en cuenta los elementos como el espacioy el tiempo.

    Si tuvisemos en cuenta las grandes dimensiones de la superficie de juego,fcilmente comprenderamos que no es posible una ocupacin total de la misma.En esta medida, la eficiencia de las acciones individuales y colectivas de un equi-po, tanto en tareas ofensivas como en tareas defensivas, depende claramente de laseleccin y del despliegue de los jugadores por los espacios ms adecuados, cre-ando o restringiendo, siempre en funcin de la adaptacin a la variabilidad de lassituaciones tcticas presentes (Castelo, 1994).

    Por lo tanto, el problema del espacio es fundamental en la respuesta a la varia-bilidad de las situaciones momentneas del juego (...). Cuando un equipo seencuentra en posesin de la pelota, la eficiencia en la ejecucin de sus accionesindividuales y colectivas para la persecucin de los objetivos de ataque pasa inevi-tablemente por la creacin y exploracin de los espacios libres, mientras que parael equipo sin la posesin de la pelota, la eficiencia de sus acciones individuales

    2.2.1

    2.2

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  • y colectivas pasa por el objetivo de restringir y vigilar los espacios vitales delterreno de juego. As, se puede decir que toda la dinmica de la ejecucin tc-nico-tctica individual y colectiva que la lgica del propio juego encierra en smisma, son localizadas y canalizadas por este elemento estructural (Castelo,1994).

    Por otro lado, la resolucin eficaz de cualquier situacin del juego es conse-cuencia de dos parmetros fundamentales: la rapidez con la que se encuentra lasolucin para el problema y su adecuacin a esa misma situacin (Mahlo, 1966,cit. por Castelo, 1994). Puesto que, la rapidez y la adecuacin son dos cualida-des que intervienen en sentidos inversos, o sea, cuanto ms tiempo los jugado-res tuviesen para percibir, analizar y ejecutar sus acciones tcnico-tcticas, menorser la posibilidad de que stos cometan errores (...) (Castelo, 1994).

    Existe, as, (...) la necesidad de encontrar un cierto tiempo de anlisis/ejecu-cin tcnico-tctica, intentando continuamente crear las condiciones ms favora-bles para conseguir los objetivos tcticos del equipo, tanto en ataque como endefensa (Pino Ortega, 2000).

    Hay que tener en cuenta, todava, que lasnociones de espacio y tiempo estn estrecha-mente relacionadas. Restringir el espacio dis-ponible para jugar significa disminuir el tiem-po para actuar y, en esa medida, el juego consis-te en una lucha incesante por el tiempo y por elespacio (Garganta, 1997). Mas, en cualquiersituacin momentnea del partido se observa laconjugacin constante del nmero, del espa-cio, y del tiempo (...) (Castelo, 1994). Porejemplo, al reducir el espacio de juego (el espa-cio fsico, la superficie de juego) al adversario,estamos, tambin, reducindole el tiempo dejuego y, para conseguirlo, tenemos que desple-garnos como equipo para las zonas prximas albaln para conseguir ah superioridad numrica. Es necesario salvaguardar, queun jugador, por su calidad tctico-tcnica y creatividad, pueda encontrar tiem-po en otros espacios que no sean slo el fsico, en la medida en que el Espaciono tiene slo rea, sino tambin volumen.

    Es importante tambin comprender que, en la prctica, el jugador [y el equi-po] unas veces encuentran mejores soluciones en las relaciones espaciales, otrasveces encuentran mejores soluciones en las relaciones de tiempo y, otras veces,las encuentran en las relaciones numricas. As, la ventaja conseguida en unadeterminada situacin puede resultar de superioridad numrica, de superioridadposicional, de superioridad temporal o de la resultante de la combinacin y armo-na de estos aspectos conjugados con el factor tcnico individual del jugador(Queiroz, 2003b).

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  • Antes de terminar, nos gustara sealar que, en cuanto a nosotros, Queiroz, alreferirse al factor tcnico individual del jugador, se quiere referir a la capacidadindividual de cada jugador.

    Pese a eso, esa capacidad individual no se agota en la tcnica, porque latcnica no existe en el vaco, esto es, cualquier ejecucin tcnica tiene subya-cente una intencin tctica (que es coordinadora). De ah que, en nuestra opi-nin, sea ms correcto hablar de capacidad tctico-tcnica individual.

    Hacemos aqu un pequeo parntesis para discutir la validez de algunos deta-lles que nos parecen por mayores, aunque, ante la complejidad de las temticasen cuestin, no sea nuestra pretensin agotar aqu las mismas, dado que, con eso,estaramos saliendo del mbito de este trabajo.

    Para nosotros, el decir que la resolucin eficaz de una situacin del juego esconsecuencia de la rapidez con que se le encuentra solucin y de la adecuacinde sta a la misma, es una abstraccin que lleva, muchas veces, a un vrtigo porla velocidad. Por qu? Porque, en la prctica, un jugador al perder tiempopuede eso significar ganar tiempo para el equipo (o para s mismo). Por ejem-plo, para el juego colectivo del equipo puede ser tan importante que el juga-dor en posesin de la pelota d de primera para rpidamente su colega cambiarel juego, como hacer una simulacin, seguida de una finta (perder tiempo), paraque el equipo se posicione correctamente y as tener mejor capacidad de respues-ta ante ese cambio de flanco (ganar tiempo). O sea, a veces es necesario dila-tar el tiempo para llegar a la adecuacin. Otro ejemplo: Zidane hace cosas conla pelota que ningn otro jugador hace (tericamente, muchas veces pierde tiem-po), mas con eso no pierde eficacia, sino al contrario. Con l, el juego del equi-po pierde velocidad, pero gana adecuacin.

    Por lo tanto, hablar aqu de rapidez parece correcto en un plano terico(abstracto?), mas, cuando pasamos a la prctica, verificamos que la realidad esmucho ms compleja y que eso no siempre es verdad. Y si no es siempre verdad,la teora no puede generalizar, porque al hacerlo est haciendo una abstraccin,es decir, construyendo falsas-verdades y esterilizando el juego.

    Por otro lado, tenemos que tener presente que el juego no es algo exterior alos jugadores, esto es, no existe juego sin jugadores, ni jugadores sin juego. Noexiste esta dicotoma sujeto (jugador) /objeto (juego). Por lo tanto, hablar de tiem-po para que los jugadores perciban, analicen y ejecuten sus acciones (o untiempo para encontrar la solucin) es tambin abstractizar el juego, como si de unfilm-que-pasa-delante-de los-jugadores se tratase. La gestin del instante (delo inmediato, del momento, del aqu y ahora) es un problema en el que eljugador est permanentemente implicado y, en esta medida, tal como refiereFrade (2004), el presente tiene varios futuros posibles. Pero podemos ir an mslejos y decir que, a medida que el presente va avanzando en el tiempo, algunosfuturos, que eran una posibilidad, dejan de serlo y otros, que no lo eran, pasan aserlo. Parece ser en este contexto que Frade (2002) habla de mecanismos nomecnicos y realza la importancia y la riqueza del orden (la organizacin colec-

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  • tiva) para permitir (y contribuir para) que surja el detalle (la cualidad tcnica y lavisin de juego de Zidane, por ejemplo).

    En este contexto, consideramos relevante referir algunas implicaciones prcti-cas de lo que acaba de ser expuesto.

    Una ya la referimos, es el vrtigo por la velocidad, que lleva a que se quie-ra hacer todo deprisa, cuando en esta modalidad es tan importante correr comoparar, acelerar como frenar, anticiparse como esperar. Otra es, por ejemplo, abu-sar en los entrenamientos del condicionante jugar a dos toques (que acaba tam-bin por estar directamente relacionada con la anterior), pues lleva a que la ges-tin del instante por parte de uno o de lo(s) jugador(es) sea ms mecnica queno mecnica (tendiendo a tornar lineal lo que no lo es). Si lo que se pretende esque los jugadores tomen decisiones rpidas (limitar el nmero de toques tiene,normalmente, como intencin llevar a los jugadores a leer rpidamente eljuego), porque colocarlos, por ejemplo en la formacin, a jugar sin camisetas queidentifiquen a los equipos, contexto de propensin igualmente vlido (porque losobliga a observar el juego), pero que no les retira capacidad de intervencinsobre lo inmediato.

    Fundamentalmente, creemos convencidamente que es urgente saber que no esla prctica la que surge de la teora. La prctica preexiste a la teorizacin. Y, sias es, la lgica slo puede ser teorizar sobre la prctica, esto es, partir de laprctica para llegar a teoras.

    Para terminar, subrayamos que, aunque no sea intencionado, la forma como sedicen determinadas cosas lleva a que, la mayora de las veces, no se aprehendatoda la complejidad que el juego en s encierra. Despus, quien sufre es la calidaddel juego, mxime por la cantidad de tecncratas que, inconscientemente, nohacen ms que empobrecerlo.

    CAMPO GRANDE al atacar y CAMPO PEQUEO al defender

    En el ftbol, la ocupacin racional de los espacios es fundamental, as como laprofundidad y el ancho del juego. (Mourinho, 2004)

    Para Garganta (1997), en un partido de ftbol, aunque el cuadro del juego seaorganizado y conocido, su contenido es siempre sorprendente, imprevisible,incierto y aleatorio.

    En efecto, el ftbol es el deporte de situacin por excelencia, dado que tiendea crear situaciones nuevas continuamente, dando lugar a un estado constante deimprevisibilidad (...) (Caneda Prez,1999).

    En este contexto, las dimensiones del terreno de juego constituyen una de laspocas certezas del juego. Sin embargo, tambin stas pueden ser modificadaspor una ocupacin inteligente del mismo (Caneda Prez, 1999). Y, como hemos

    2.2.2

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  • visto, si alteramos el espacio de juego, alteramos igualmente el tiempo dejuego.

    As, Frade (2002) nos dice que un equipo, cuando ataca, debe tratar de cla-rear el juego, debe intentar hacer un campo grande, ocupando corredores ydando profundidad y anchura al juego. Tambin Terrazas Snchez (2002) narraque para atacar correctamente lo fundamental es tener espacio, por eso el equipodebe abrir el espacio, abrir el campo para jugar. Se trata, en el fondo, de un inten-to de aumentar las distancias entre los jugadores adversarios, para que existan msespacios [y, consecuentemente, ms tiempo] para desenvolver las acciones ofen-sivas (Marziali y Mora, 1997).

    A este propsito, Valdano (1998b), en un artculo titulado Notas finales sobreel Mundial [de Francia], escribe lo siguiente: Alargar el terreno de juego . Losequipos que intenten jugar (...) ocuparn todo el ancho del terreno de juegocomo hace no muchos aos suceda. Algunos con extremos, tipo Overmars, otroscon medios como Henry, otros con hombres de largo recorrido, tipo Jarni, o hastacon defensas laterales como Roberto Carlos. O situados en posiciones avanzadaso llegando desde atrs. La verdad es que as, las franjas laterales estaran ocupa-das y eso permite dar amplitud a las tentativas de ataque. Sin eso las jugadas seasfixian. Los que colocan nueve hombres detrs de la lnea de la pelota y dan pun-tapis largos en la direccin de dos excursionistas que dejan solos y aislados enataque no tienen ese problema, mas aqullos que intentan jugar ya se habrandado cuenta de que los accesos al rea estn menos congestionados por fuera.

    Un ejemplo prctico noslo ha dado Mourinho durantesu estancia en el Barcelona.Refirindose al modelo dejuego de Van Gaal,Mourinho (1999a) indicaalgunos de los grandes prin-cipios relativos a la organiza-cin ofensiva: pretendiendotornar el campo grande enuna primera fase de cons-truccin, queremos los laterales abiertos y en profundidad, (...) los dos centralesms o menos en la direccin de las paralelas del rea y lo ms cerca posible denuestra portera, (...) extremos abiertos y lo ms profundamente posible, (...) eldelantero centro en punta realmente e intentando arrastrar a la defensa adversaria,lo ms lejos posible para crear el mayor espacio posible para aqullos que sonnuestros jugadores ms creativos, (...) el tringulo del medio campo. En unasegunda fase, explica, los extremos pueden partir de esa posicin de campogrande y de esa posicin exterior buscando posiciones interiores que son las posi-ciones que llamamos entre lneas.

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  • Mourinho (1999a) destaca an que, si el equipo no consiguiese hacer esecampo grande, la creacin de espacios sera completamente imposible dehacer y estara limitando muchsimo los espacios entre lneas, espacios donde tantoel tringulo del medio campo como los dos extremos seran realmente fortsimos.

    En una lgica inversa, cuando defiende, el equipo debe hacer el campopequeo, debe procurar oscurecer el juego, reduciendo el espacio de juego alequipo adversaria. La idea es tener los sectores prximos entre s y conseguirsuperioridad numrica junto al baln (Frade, 2002).

    En la misma lnea de pensamiento, Bangsbo y Peitersen (2002) afirman queun equipo con un buen funcionamiento se comporta como una unidad compactaa la hora de defender.

    De esa forma, aaden, es posible presionar rpidamente al portador de la pelo-ta, conseguir un apoyo mutuo entre los jugadores y concentrar varios jugadores enlas proximidades de la pelota.

    No nos sorprende, pues, el modo como Mourinho (2002d) concibe su jugarbien: Me gusta que mi equipo sea un equipo con posesin de pelota, que la hagacircular, que tenga muy buen juego posicional y que los jugadores sepan clara-mente cmo posicionarse. Junto a esto, defender bien y tener calidad individual(...) tambin son factores cruciales. Un buen posicionamiento defensivo comoequipo, formando un bloque compacto que pueda jugar con las lneas muy jun-tas es otra caracterstica de mis equipos (...).

    Est as creado, en un plano terico, un conflicto de intenciones: el ataque (laorganizacin ofensiva), para intentar superar a la defensa (la organizacin defen-siva adversaria), debe procurar hacer el campo grande y as crear espacio ytiempo para realizar sus acciones tctico-tcnicas; la defensa, para dificultar elataque, debe procurar hacer el campo pequeo, creando superioridad numricajunto a la pelota y reducindole el espacio y el tiempo en el campo. En el fondo,es la lucha incesante por el espacio y por el tiempo que Garganta refera.

    No queremos dejar de subrayar que, para nosotros, no llega con reconocer laimportancia de que se haga el campo grande para atacar y el campo pequeopara defender. Es preciso, despus, que estas dos intenciones se constituyan comoprincipios del juego, los cuales slo se manifestarn como regularidades delesquema de juego del equipo cuando sean debidamente entrenados y aprehendi-dos por el mismo.

    Es importante todava conocer que el dnde, el cmo y el cundo hacer elcampo grande y el campo pequeo ser diferente en cada equipo, en funcinde la idea de juego (que es nica) de cada entrenador.

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  • DEFENSA HOMBRE A HOMBRE versus DEFENSA EN ZONA

    Quien marca al hombre corre por donde el rival quiere. Esa cacera tiene porfinalidad capturar un enemigo, mas el medio usado convierte al marcador enprisionero.Es el adversario quien dispone del esfuerzo y del espacio: Tu mesigues, pero vas para donde yo quiero. (Valdano, 2002)

    En el punto 2.2.1. intentamos realzar la necesidad de que toda la organizacindel juego de un equipo dependa de tres elementos centrales: el nmero (de juga-dores), el espacio y el tiempo. En ese contexto, en el punto 2.2.2. intentamosevidenciar dos nociones las nociones de campo grande y de campo peque-o que, consideramos, pueden dar respuesta a esa necesidad.

    Intentaremos ahora comprender cmo debe ser la adecuacin de la defensa enzona y de la defensa hombre a hombre frente a esa intencin de hacer elcampo pequeo a la hora de defender.

    Como hemos visto, parecen existir diferencias muy significativas entre ladefensa en zona y la defensa hombre a hombre. Si en la primera tenemoscomo gran referencia- objetivo de marcaje los espacios considerados valio-sos, en la segunda tenemos a los adversarios directos.

    En cuanto a la defensa individual, parece tratarse, en el fondo, de una exa-geracin de la lgica subyacente a la defensa hombre a hombre, siendo muchasveces la referencia adversario directo substituida por la referencia adversarioatribuido por el entrenador.

    Al ser as, presentamos una cuestin: si en la defensa hombre a hombre eladversario directo es la gran referencia defensiva de posicionamiento y de mar-caje, cmo hacer el campo pequeo cuando los adversarios estn, de partida,en disposicin de campo grande? En otras palabras, cmo pueden los jugado-res adversarios defender prximos entre s, si sus referencias defensivas (los juga-dores del equipo que ataca) intentan ocupar los costados y dar profundidad yamplitud al juego? Nos parece difcil. Recordamos que el objetivo de hacer elcampo grande es aumentar las distancias entre los jugadores adversarios y, dehecho, la lgica de funcionamiento de la defensa hombre a hombre parece nocontrariar esta idea (como sera de suponer). Todo lo contrario!

    Como ya se ha puesto de manifiesto, cualquiera que sea el sistema de juegoadoptado por un equipo, la relacin geomtrica implcita de ese sistema, no per-mite ocupar, restringir y vigilar el espacio total de juego, existiendo as la nece-sidad de optar consciente y ajustadamente por los espacios ms importantes paraperseguir los objetivos del ataque adversario. Se evidencia as, en trminos deorganizacin defensiva, la importancia de la coherencia de movimientos delequipo y la ocupacin racional del espacio de juego (Castelo, 1996).

    Sin embargo, si esas parecen ser las ideas bsicas de la defensa en zona, unavez que la gran preocupacin es cerrar como equipo los espacios de juego ms

    2.2.3

    40

  • valiosos, lo mismo no podemos decir de la defensa hombre a hombre, pues ahlas referencias defensivas son individuales y los espacios son olvidados. O sea, secaracteriza esa forma de organizacin defensiva por una suma de acciones indivi-duales no coordinadas colectivamente y apenas referenciadas a adversarios ( el taljuego de pares donde el equipo busca encajar en el adversario), en la que nila coherencia de movimientos del equipo, ni la ocupacin racional del espacio dejuego nos parecen posibles.

    Como constatamos en el punto anterior, para Mourinho (2002d), en trminosde organizacin defensiva, es fundamental un buen posicionamiento defensivocomo equipo, formando un bloque compacto que pueda jugar con las lneas muyjuntas (...). Sin embargo, tambin lo es (...) tener una buena capacidad derecuperacin [defensiva] en funcin de la posicin de la pelota y (...) nuncaperder el control del espacio (...) (Mourinho, 2002a), intenciones que se alejanclaramente de la idea que est subyacente en la defensa hombre a hombre eindividual.

    Y si existiesen dudas sobre el hecho de que el F.C. Oporto de Mourinho defen-da en zona, Jorge Barbosa (2002a), periodista de A Bola, nos ayuda a escla-recerlas: La receta de este equipo del F. C. Oporto es la receta para todos lostiempos: defensa en zona, buen trato del baln, y actitud atacante. (...) El equipovolvi a defender en zona, la presin fue siempre ejercida sobre la pelota y nosobre los jugadores (...). Se hace tambin evidente (...) que lo que Mourinho pre-tende es, en el fondo, (...) que el campo se vuelva pequeo cuando el adversariotenga la pelota (...).

    Como veremos en los prrafos que siguen, no somos los nicos en pensar deesta forma.

    Todava, conviene destacar que los autores que sern citados podrn referirse anuestra defensa individual cuando hablan de marcaje hombre a hombre. Porello, no nos parece constituir un problema, pues, aunque exageradas, creemos quelas desventajas de la defensa individual son las desventajas de la defensa hom-bre a hombre.

    Segn Mel Prez (2002), todos los equipos que hacen marcaje hombre a hom-bre facilitan el trabajo ofensivo del equipo adversario, una vez que dejan muchoms espacio libre [luego, tambin mucho ms tiempo]. El movimiento del juga-dor que est marcado crea una serie de espacios que pueden ser aprovechadospor los compaeros, explica.

    En la misma lnea de pensamiento, Snchez Martn (2002) refiere que, desdesu punto de vista, se juega mejor ofensivamente contra equipos que hagan mar-caje hombre a hombre, en la medida en que eso permite llevar a los jugadoresadversarios para zonas que nos interesan y as crear espacios libres. Afirma tam-bin que, con esa forma de organizacin defensiva, estamos a dar una ventaja alequipo adversario, pues en vez de ser nosotros los repartamos los espacios, es eladversario el que los reparte a su gusto.

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  • Al ser as, no es de extraar que Ferrari (2001), refirindose al necesario equi-librio que la organizacin defensiva debe evidenciar, seale que el marcajehombre a hombre puede llevar a que el equipo lo pierda. Por eso, para el autor,cubrir los espacios es mucho ms importante que marcar a los jugadores adver-sarios. Es preferible mantener el equilibrio defensivo y la cobertura recproca queperseguir en el marcaje a un adversario. Tal vez porque, como ya hemos dicho,perseguir es perder de vista la referencia que es el baln, comprometer los esca-lonamientos y las coberturas y, de ese modo, poner en riesgo la cohesin defensi-va. Tal como indica Ferrari(2001), fundamentalmente, cuando se defiende, hayque tener conciencia de los riesgos y de las prioridades.

    En esta medida, coincidimos enteramente conPreciado Rebolledo (2002) cuando afirma que elmarcaje al hombre es mucho ms simple de superarque una buena estructura zonal.

    De acuerdo con Padovan (1995), pensar en ladefensa en zona, entendida como un sistema deapoyo recproco [nuestro sistema de coberturassucesivas], implica una evolucin mental, no elinstintivo asalto al adversario o el primitivo recla-mar la pelota, sino la racionalizacin ms amplia dela relacin espacio-temporal en cuyo interior semueven ms componentes: los compaeros, antesde nada, despus la pelota, y al final, el adversario.Casi no coincidimos en que sean los compaeros lasprimeras referencias de posicionamiento, una vezque esa coordinacin de los jugadores depende,tambin ella, de la referencia que es el baln.

    Tambin Vctor Fernndez (1999) afirma que elconcepto zona es aqul que resuelve de la mane-ra ms racional las dos claves tcticas del juegodel ftbol: el dominio de los espacios y de los tiem-pos.

    Para Valdano (1999), (...) si hablamos de espa-cios, el ftbol es un problema geogrfico que daventaja a quien los ocupa de un modo ms inteli-gente. Segn el mismo autor, a pesar de que stesea un juego opinable donde slo el resultado esindiscutible, hay verdades que a veces pierden, aun-que sean indiscutibles, por eso, en el ftbol lagrandeza slo es posible con el respecto por lazona.

    Valdano (2002) seala an que los equipos orde-nados en zona reparten de forma racional el espa-

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  • cio y el esfuerzo. En esta medida, quedamos con la idea de que la defensa enzona se trata de una forma de organizacin defensiva ms econmica en trmi-nos energticos cuando es comparada con la defensa hombre a hombre oindividual. Y, tal como anota Menotti (1980), existiendo una distribucin delespacio y del esfuerzo, todo es vlido en el seno del equipo; sin eso, nada sirve.

    Menotti (s.d.) afirma tambin que, en el ftbol, es posible desequilibrar alequipo adversario de dos formas: a travs de la habilidad o a travs de la supe-rioridad numrica. Respetando esos principios, cuando su equipo defiende tratade anular la habilidad del adversario reducindole los espacios.

    Esta no parece ser, con todo, la forma ms frecuente de pensar en el ftbolportugus.

    Como ya referimos, es normal que veamos a uno, dos, tres jugadores, mar-car individualmente a los jugadores adversarios ms creativos. Mas prestemosatencin a las palabras de Maradona (2001), uno de los jugadores ms creativosy talentosos que la historia del ftbol ha conocido: (...) con los aos,he com-prendido que me gustaba ms que me marcasen hombre a hombre porque melibraba ms fcilmente de ellos, y me quedaba solo. Por el contrario, en el mar-caje en zona era ms complicado. Probablemente porque de esa forma tenamenos espacio y tiempo para disponer de su creatividad y contaba con un equi-po cohesionado enfrente. Y si para Maradona era difcil superar una defensazonal, imagnese para jugadores como Deco, Joo Pinto, Pedro Barbosa oSimo, talentosos es verdad, mas de otra dimensin. Entonces, por qu estainsistencia en los marcajes individuales?...

    No podemos dejar de sealar, todava, que, muy frecuentemente, entrenado-res, periodistas y comentaristas deportivos asocian que los equipos consigan sercompactos a la hora de defender a una buena organizacin defensiva. Hasta cier-to punto, no deja de ser verdad que muchos consiguen ser compactos al defen-derse, mas, en nuestra opinin, eso es el resultado, la mayora de las veces, delsimple (y fcil) agrupamiento de jugadores en las inmediaciones del rea. Y,como ya hemos afirmado,para nosotros, eso no es organizar defensivamente unequipo, en la medida en que no existen principios que estructuren de forma sli-da y coherente el funcionamiento defensivo colectivo. O sea, aunque co