defender la causa mapuche contra la ofensiva fascista de...

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1.- El Gobierno ha desplegado, una vez más, una profunda ofensiva sobre las comunidades mapuches del sur de Chile. Con ensordecedora estriden- cia, las jetas babeantes de los fascistas de siempre se alzan en defensa de la sacrosanta propiedad latifundista. La muerte del matrimonio Luchsinger, un eslabón más de la cadena gamonal que oprime a los mapuches, ha des- atado airadas defensas a la vida y a la seguridad pública, por parte de los defensores del terror pinochetista y la explotación capitalista. 2.- La invocación de la Ley Antiterro- rista por parte de Piñera, es una explí- cita confesión del fracaso de la políti- ca integracionista del Estado chileno. Es la palmaria demostración de la incapacidad del Estado, de hacerse cargo de las históricas reivindicacio- nes de autodeterminación y libertad del pueblo Mapuche. Pero también constituye un paso más en la profun- dización del carácter contrainsurgen- te del Estado burgués chileno. Lo que se anuncia es más de lo mismo, es más de lo que hace un año anunciara Hinzpeter a propósito de un incendio forestal: represión y militarización al servicio de una política de extermi- nio, funcional a los intereses del gran capital forestal y latifundista. 3.- Resulta imprescindible hacer cau- sa común con el pueblo mapuche en estos días aciagos. Es el momento de apoyar la Huelga de Hambre de los weichafes de la CAM, encabezados ESTRELLA ROJA Boletín de Revolución Proletaria (RP) - Año II, Nº 1. Febrero 2013 - $ 200 por Héctor Llaitul, quienes purgan in- justas condenas por el delito de alzar- se contra el Estado burgués chileno. Es el momento de denunciar en todos los espacios los operativos de castigo que en estos momentos se perpetran en contra de niños, mujeres y ancia- nos en las comunidades mapuches de Arauco, Malleco y Cautín. 4.- Quienes nos reivindicamos de la causa de la izquierda y los explotados, estamos obligados a desplegar todas nuestras fuerzas, para enfrentar la ofensiva fascista de Piñera, que pre- tende hacer del territorio mapuche un campo abierto para desatar el te- rror de los Ku Klux Klan criollos, que se agrupan en la Multigremial y en el fantasmagórico Comando Hernán Trizano. 5.- A los fascistas hay que pararlos en todo el país, ganando las calles para expresar nuestro irrestricto apoyo a la causa de la libertad del pueblo mapu- che. Reivindicamos la heroica resis- tencia indígena que desciende de la noble tradición guerrera del Lautaro y que encuentra su expresión actual en la terca y decidida lucha del conjun- to del pueblo mapuche. No podemos permitir que utilicen la muerte de los Luchsinger para proseguir perpetran- do atentados a la indemnidad nacio- nal de los pueblos originarios. 6.- Los militantes de Revolución Pro- letaria estamos comprometidos en la construcción del partido revoluciona- rio que encarne los intereses históri- cos de los explotados y del conjunto de la nación oprimida. La liberación mapuche y del conjunto de los pue- blos originarios, sólo se hará posible si la burguesía y el imperialismo, que sustentan el integracionismo y el ex- terminio racial, son expulsados del poder, son expropiados y derrotados política y militarmente por las ma- sas insurrectas. Esta tarea sólo podrá realizarse con una auténtica alianza obrero-campesina, que se proyecte a la dictadura del proletariado: el régi- men más democrático que ha cono- cido la humanidad, por ejercerse el gobierno a partir de los órganos de poder de las masas. LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS MAPUCHES TRIBUNALES POPULARES PARA CASTIGAR A LOS ASESINOS DE MATÍAS CATRILEO Y DE TODOS LOS LUCHADORES MAPUCHES VIVA LA AUTODETERMINACIÓN MAPUCHE VIVAN LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIA Defender la causa mapuche contra la ofensiva fascista de Piñera

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1.- El Gobierno ha desplegado, una vez más, una profunda ofensiva sobre las comunidades mapuches del sur de Chile. Con ensordecedora estriden-cia, las jetas babeantes de los fascistas de siempre se alzan en defensa de la sacrosanta propiedad latifundista. La muerte del matrimonio Luchsinger, un eslabón más de la cadena gamonal que oprime a los mapuches, ha des-atado airadas defensas a la vida y a la seguridad pública, por parte de los defensores del terror pinochetista y la explotación capitalista.

2.- La invocación de la Ley Antiterro-rista por parte de Piñera, es una explí-cita confesión del fracaso de la políti-ca integracionista del Estado chileno. Es la palmaria demostración de la incapacidad del Estado, de hacerse cargo de las históricas reivindicacio-nes de autodeterminación y libertad del pueblo Mapuche. Pero también constituye un paso más en la profun-dización del carácter contrainsurgen-te del Estado burgués chileno. Lo que se anuncia es más de lo mismo, es más de lo que hace un año anunciara Hinzpeter a propósito de un incendio forestal: represión y militarización al servicio de una política de extermi-nio, funcional a los intereses del gran capital forestal y latifundista.

3.- Resulta imprescindible hacer cau-sa común con el pueblo mapuche en estos días aciagos. Es el momento de apoyar la Huelga de Hambre de los weichafes de la CAM, encabezados

ESTRELLA ROJABoletín de Revolución Proletaria (RP) - Año II, Nº 1. Febrero 2013 - $ 200

por Héctor Llaitul, quienes purgan in-justas condenas por el delito de alzar-se contra el Estado burgués chileno. Es el momento de denunciar en todos los espacios los operativos de castigo que en estos momentos se perpetran en contra de niños, mujeres y ancia-nos en las comunidades mapuches de Arauco, Malleco y Cautín.

4.- Quienes nos reivindicamos de la causa de la izquierda y los explotados, estamos obligados a desplegar todas nuestras fuerzas, para enfrentar la ofensiva fascista de Piñera, que pre-tende hacer del territorio mapuche un campo abierto para desatar el te-rror de los Ku Klux Klan criollos, que se agrupan en la Multigremial y en el fantasmagórico Comando Hernán Trizano.

5.- A los fascistas hay que pararlos en todo el país, ganando las calles para expresar nuestro irrestricto apoyo a la causa de la libertad del pueblo mapu-che. Reivindicamos la heroica resis-tencia indígena que desciende de la noble tradición guerrera del Lautaro y que encuentra su expresión actual en la terca y decidida lucha del conjun-to del pueblo mapuche. No podemos permitir que utilicen la muerte de los Luchsinger para proseguir perpetran-do atentados a la indemnidad nacio-nal de los pueblos originarios.

6.- Los militantes de Revolución Pro-letaria estamos comprometidos en la construcción del partido revoluciona-

rio que encarne los intereses históri-cos de los explotados y del conjunto de la nación oprimida. La liberación mapuche y del conjunto de los pue-blos originarios, sólo se hará posible si la burguesía y el imperialismo, que sustentan el integracionismo y el ex-terminio racial, son expulsados del poder, son expropiados y derrotados política y militarmente por las ma-sas insurrectas. Esta tarea sólo podrá realizarse con una auténtica alianza obrero-campesina, que se proyecte a la dictadura del proletariado: el régi-men más democrático que ha cono-cido la humanidad, por ejercerse el gobierno a partir de los órganos de poder de las masas.

LIBERTAD A LOS PRESOS POLÍTICOS MAPUCHES

TRIBUNALES POPULARES PARA CASTIGAR A LOS ASESINOS DE MATÍAS

CATRILEO Y DE TODOS LOS LUCHADORES MAPUCHES

VIVA LA AUTODETERMINACIÓN

MAPUCHE

VIVAN LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIA

Defender la causa mapuche contra la ofensiva fascista de Piñera

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Entregamos esta nueva edición de Es-trella Roja, en un momento de inflexión en la lucha de clases. El poderoso levan-

tamiento que abriera el 2011 y que se rubricara con las mo-vilizaciones de Aysén y Freirina, así como el desarrollo del movimiento mapuche, parecieran haber salido del escena-rio en apariencia. Pero esto es sólo un espejismo. El proceso abierto de alzamiento de los explotados ha iniciado su mar-cha una vez más y no ha sido derrotado, sólo la ausencia de una auténtica dirección revolucionaria ha impedido que este movimiento se generalice y potencie como enfrentamiento de clases.

Durante el 2012, probablemente lo más sintomático fue el reacomodo electoral con motivo de las municipales, que anuncia el regreso de la Concertación al Gobierno. Este ajuste electoral ha tenido un efecto inédito, por primera vez desde 1990 el Partido Comunista ha pasado formalmente a integrar la Concertación. Este hecho resulta capital para la izquierda chilena, toda vez que en los últimos 20 años ésta ha girado en torno a las concepciones electorales “extrapar-lamentarias” que signaran Izquierda Unida, el MIDA, el PO-DEMOS, entre otros referentes electorales.

La izquierda, especialmente aquella que aún se reclama de la revolución, si quiere sobrevivir, deberá aprender a vivir sin el alero del PC. Sabemos que muchos grupos desaparece-rán, tragados por las fuerzas centrípetas del proceso político. Ya vivimos en los 90 un proceso parecido que terminó con buena parte del MIR, MAPU, IC y otros grupos (inclusive del morenismo) en las filas del PS y el PPD. Importantes dirigentes de la burguesía de hoy provienen de las filas de esa izquierda (J. M. Insulza, Ominami, Oscar Garretón, Pato Hales, etc.).

Otros grupos tratarán de ocupar el espacio del stalinismo, amparados en concepciones electoreras, como lo son todas esas perspectivas “ciudadanas” que propugnan una sali-da electoral maquillada bajo la consigna de una Asamblea Constituyente. Es el camino de grupos como el PC-AP, Par-tido de la Igualdad, Revolución Democrática, algunas co-rrientes del MIR, bolivarianos e inclusive de algunos que atrevidamente se proclaman trotskistas, como el PTR y otras vertientes morenistas.

Más allá del debate general con la burguesía y sus acólitos, el núcleo de nuestras polémicas se centrará en el debate con estas corrientes, precisamente porque lo que perseguimos es darle expresión orgánica y programática a la vanguardia re-volucionaria. Ni el electoralismo ni el petardismo foquista

constituyen una respuesta política a las demandas del proceso revolucionario.

Desde Revolución Proletaria, sostenemos las con-cepciones programáticas del marxismo revolucio-nario, que viven en la lucha de los explotados a lo largo y ancho del orbe. El carácter mundial de la re-volución, su esencia insurreccional y la inviabilidad absoluta de toda forma de reformismo y legalismo, constituyen la esencia de nuestro acervo político.

Hacemos nuestro el arsenal teórico, de Marx, En-gels, Lenin y Trotsky, reafirmando la necesidad de la construcción del partido revolucionario de la clase obrera.

Llevar adelante esta tarea supone ocupar un lugar de primera fila en la lucha contra el régimen bur-gués y proimperialista que hoy encabeza Piñera y que mañana podrá comandar Bachelet u otro sir-viente de los patrones. Como decíamos, fueron los estudiantes, el pueblo de Aysén, de Freirina y hoy el pueblo mapuche, los que nos marcan el camino:

ORGANIZACIÓN Y LUCHA REVOLUCIONARIA,

PONER EN ALTO LAS BANDERAS DE LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIAS.

Editorial

EN ESTE NÚMERO:

Editorial - 2

Luchar por la expropiación de la burguesía en Venezuela es defender la revolución - 3

Los caminos después de las elecciones municipales - 4/5

La excepcionalidad chilena y la crisis europea - 6/7

Fuera sionistas de Palestina - 7

Frente al juicio de La Haya - 8

2 www.revolucionproletaria.tk [email protected] 7

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El reciente triunfo electoral de Chávez en Venezuela, ha generado una ola de confusión en las filas de quienes nos reclamamos de la clase obrera y la re-volución proletaria.

En efecto, desde el frustrado golpe de abril 2002, la CIA y el imperialismo en su conjunto se han propuesto voltear el gobierno chavista con la finalidad de saciar el apetito de las transnacio-nales del petróleo y consolidar su con-trol férreo en su patio trasero. Desde esta época, precisamente, Chávez ha perfilado su proyecto como “socialis-ta” y se ha atrincherado bajo las ban-deras de la revolución cubana.

Ocupamos la trinchera antiimperia-lista y anticapitalista para rechazar el frente antiobrero y antinacional que encarna Capriles, un miserable títere de Washington. Pero lo hacemos para defender el proceso revolucionario venezolano, no para alentar el proyec-to chavista “bolivariano” que preten-de plantear que bajo la conducción de la burguesía venezolana, será posible la emancipación de ese país y del con-junto de los países latinoamericanos.

El nacionalismo burgués de Chávez nada tiene que ver con la clase obrera ni sus intereses históricos. Si bien es cierto, ha tomado medidas que acotan y limitan a las transnacionales, como la expropiación de la Telefónica y la compañía de Electricidad y la restric-ción del latifundio, estas medidas no han hecho otra cosa que perpetuar la propiedad privada de los medios de producción y la explotación de los trabajadores venezolanos, porque se ha ratificado la preeminencia de la gran propiedad privada y se han pa-gado gigantescas indemnizaciones.

El nacionalismo burgués de Chávez NO ES SOCIALISMO, porque se sus-tenta en la explotación y el trabajo asalariado. No es socialismo porque ha perseguido a los activistas sindica-les y pretende estatizar los sindicatos y proscribir a las corrientes que persi-guen la expropiación de la burguesía.

Lo de Chávez no es otra cosa más que un intento de un sector burgués latinoamericano de emanciparse, así sea parcialmente, de la bota imperial. Es el proyecto de Getulio Vargas en

Brasil, del APRA peruano, el MNR boliviano, del peronismo argentino y el agrariolaborismo de Ibáñez, en Chile. Todas estas corrientes, socialis-tas por proclamación, pero burguesas por contenido, han terminado -cuan-do han sobrevivido- postradas ante el imperialismo y como correas de transmisión de los explotadores (Siles Suazo, Menem, Alan García, etc.).

Nada podemos esperar de la burgue-sía venezolana, aunque se vista con los oropeles del movimiento bolivariano, coquetee con la revolución cubana y vocifere contra los yanquis. Nada, porque Chávez integra la OEA, la OMC y Mercosur, tratados que subor-dinan a Venezuela y la convierten en un engranaje más de la opresión im-perialista. Es el propio Chávez quien sigue vendiendo petróleo a precios preferenciales a los norteamericanos y a pesar de sus palabras de buena crianza “progresista”, sigue integran-do la OPEP con las ultrareaccionarias dinastías árabes del petróleo.

No nos debemos dejar engañar. El proyecto chavista busca perpetuar el capitalismo, precisamente porque está fuera de su proyecto la expro-piación de la burguesía como se hizo en Cuba. La defensa de la revolución venezolana pasa, obligadamente, por la superación revolucionaria del ca-pitalismo, por la expropiación de los explotadores y la ruptura completa con el imperialismo. Todo lo demás es demagogia nacionalista burguesa.

En Venezuela, como en Chile y el res-to de América Latina, la emancipa-ción del yugo imperialista será obra del proletariado como caudillo de la nación oprimida; será obra de la acción directa con proyección insu-rreccional, jamás de la vía electoral; será obra de la revolución y dictadura proletarias, de un auténtico gobierno obrero-campesino, asentado en las organizaciones de poder de las ma-sas. Ese es el camino de la emancipa-ción latinoamericana, como primer paso en el desarrollo de la revolución socialista mundial, y en él, la cons-trucción del partido de la revolución proletaria adquiere una magnitud de primer orden de forma de superar a la actual dirección chavista que conduce el proceso a una inevitable derrota.

ABAJO LOS CAPRILES Y DEMÁS SIRVIENTES DEL

IMPERIALISMO

DEFENDER EL PROCESO REVOLUCIONARIO EN

VENEZUELA COMBATIENDO POR LA REVOLUCIÓN

PROLETARIA

LUCHAR POR LA EXPROPIACIÓN DE LA BURGUESÍA EN VENEZUELA ES DEFENDER LA REVOLUCIÓN

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Las pasadas elecciones municipa-les, han constituido un gigantes-co ejercicio político del régimen

que persiguió y persigue atemperar los roces interburgueses, reavivando las ilusiones democráticas de las ma-sas. Desde luego, mediante ellas los partidos de la Derecha gobernante y los de la oposición burguesa (Concer-tación y Partido Comunista) lograron desde comienzos de año, centrar sus discursos y la solución a los proble-mas políticos de país, en el resultado de la contienda electoral.

Esta orientación logró descomprimir, en la coyuntura, el estallido social que, durante casi todo el 2011 hasta marzo de este año, tuvo al Gobierno piñerista y al conjunto del régimen, en las cuerdas, empantanando buena parte de los proyectos de profundi-zación capitalista y ataque a las con-diciones de vida de las masas, como ocurrió con la reforma pro-flexibili-zación laboral, la frustrada licitación del Litio, el proyecto Castilla, la Ley Hinzpeter, etc.

El proceso electoral, en sí, sirvió como una tregua para la burguesía. Demos-tración de esta idea la encontramos en el desarme del movimiento de Ay-sén, el cual luego de gloriosas gestas de movilización que encarnaron la acción directa obrero-campesina e hicieron caer al Ministro de Energía, terminó postrado en un entramado de “comisiones” que hasta el día de hoy no han resuelto los reclamos fun-damentales del movimiento.

Algo similar se puede afirmar, res-pecto de la pérdida de fuerza del mo-vimiento estudiantil, a pesar de las masivas movilizaciones que mensual-mente se dejaron caer a lo largo del año y la notoriedad sus convocatorias.

En ambos casos la falta de una direc-ción revolucionaria conspiró en con-tra de la masificación y radicalización del movimiento. En el caso de Aysén, más allá del desplante de Iván Fuen-tes, quedó claro que la mayor parte de los dirigentes terminaron inclinán-dose por seguir las orientaciones de la Concertación. En el movimiento estudiantil, las “nuevas” izquierdas de Boric y Cía. (NAU, RD, UNES, etc.) tartamudearon todo el año tratando de transformarse en actores políticos parlamentarios, cayendo en la más completa intrascendencia; por otro lado, el PC de Vallejo y Ballesteros, profetizó (e impulsó) el “reflujo” del movimiento, con el indisimulado ob-jetivo de encauzar al estudiantado tras la maquinaria electoral de su acuerdo con la Concertación. Los efectos de ambas orientaciones están a la vista.

LOS CAMINOS DESPUÉS DE LAS

ELECCIONES MUNICIPALES

El significado de la abstenciónNo obstante lo indicado, los resulta-dos electorales, como reconocen la totalidad de los medios burgueses, más allá de un reacomodo a favor de la Concertación-PC y el vistoso dete-rioro de la UDI, la gran novedad lo constituye la abstención de más de un 65% del padrón electoral. De los 13,4 millones de electores, más de 8 millones se abstuvieron de participar del proceso electoral. Este hecho no es algo anecdótico o la mera consecuen-cia de la implementación del voto vo-luntario.

La abstención es la expresión defor-mada, en el terreno electoral, del ge-neralizado descontento de las masas con el régimen. Que más de 8 millo-nes de personas no hayan concurri-do a las urnas, es un hecho político de primera magnitud, toda vez que golpea a la esencia de la democracia burguesa: su pretensión de represen-tatividad.

En efecto, el sufragio universal –en Chile y en cualquier parte del mun-do- es un procedimiento a través del cual la minoritaria burguesía, bus-ca legitimar su dominación sobre el conjunto de los explotados en base a convocatorias periódicas a las urnas. Estas convocatorias se hacen sobre la base de un riguroso entramado que garantiza que las mismas en nada afectarán los intereses de los explota-dores, su aparto militar y por supues-to la sacrosanta propiedad privada de los medios de producción. A esto úl-timo lo denominarán “el respeto a la Constitución”, a vía ejemplar recorde-mos que cuando la burguesía se sintió amenazada por Allende le hizo firmar un Pacto de Garantías Constituciona-les que comprometía a la Unidad Po-pular a respetar la propiedad privada y a las FFAA, impidiendo la forma-ción de grupos armados.

Sobre la base de ese entramado cons-titucional, se erige el falso principio igualitarista burgués de “un hombre, un voto”. Tal igualdad no existe toda vez que el ejercicio electoral, como proceso, lo que busca es preservar los intereses sociales de la minoría explo-tadora en contra de la mayoría que vota. Las elecciones burguesas son tan democráticas como la libertad de un presidario a salir al patio de la cárcel por un par de horas, todos los días.

En este marco, las ilusiones genera-das en el electorado en orden a que por esta vía pueden resolverse sus demandas, son sólo eso: ilusiones. Es por eso que la abstención de más de un 65% del padrón electoral no sólo, repetimos, expresan electoralmente

el masivo descontento popular, sino que además sirven de base para que los revolu-cionarios denunciemos el carácter de clase de la democracia capitalista, ayudando a los explotados a superar sus ilusiones en la institucionalidad burguesa.

El colaboracionismo de clase del Partido Comunista

Pero esta farsa electoral, impulsada desde el corazón político de la burguesía chilena, la Derecha y la Concertación, habría sido imposible sin la obsecuente colaboración de la izquierda reformista, en particular a la colaboración del Partido Comunista. En efecto, sus dirigentes, desde Teillier hacia abajo, no han escatimado esfuerzos para convocar a toda su militancia y a los tra-bajadores, a ponerse tras las banderas del ideario Concertacionista y de su candida-ta, Michelle Bachelet.

El PC, bajo el argumento “ciudadano y de los movimientos sociales” apoyó a candi-datos concertacionistas en todo el país. Este apoyo tiene sus expresiones más in-fames en las candidaturas como las del ar-chicorrupto Hernán Pinto en Valparaíso,

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Es la hora de la verdadera unidad, no de la unidad electoral de la oposición con los explotadores, ese camino de capitulación nos lleva al despeñadero. Es la hora de la unidad de los explota-dos, de la unidad de la oposición pro-letaria, de clase, al régimen burgués. La unidad para luchar por la expro-piación de la burguesía, por la expul-sión del imperialismo. La unidad por la Revolución y Dictadura Proletarias, por un gobierno proletario asentado en los órganos de poder de las masas. Bajo esta unidad será posible poten-ciar la lucha por la educación, salud y vivienda gratuitas, por un salario mí-nimo de acuerdo a la canasta familiar, por la defensa de nuestros recursos naturales. Esta unidad se forjará en las calles, marchas y movilizaciones, única vía para imponer nuestros re-clamos, jamás por la vía electoral o legal.

Este es el camino que se nos abre des-pués de las elecciones municipales. Para materializarlo es imprescindible la estructuración del partido y pro-gramas proletarios. En esta tarea esta-mos empeñados en Revolución Prole-taria, a ella llamamos al activismo, los llamamos a ir a las fábricas, al campo, escuelas y universidades, a llegar a to-dos los frentes de masas para la cons-trucción del partido revolucionario, como estado mayor de los explotados en lucha. Sin este partido, expresión física de la estrategia revolucionaria, la lucha por el poder se torna imposi-ble. No hay atajos en la construcción del partido, no hay excusas para no levantar las banderas del Socialismo en el Chile de hoy.

POR LA UNIDAD DE TODOS LOS EXPLOTADOS

TODOS CONTRA EL GOBIERNO

PROIMPERIALISTA DE PIÑERA

ABAJO TODA FORMA DE ELECTORALISMO Y

COLABORACIÓN DE CLASES

LIBERTAD A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS CHILENOS Y MAPUCHE

JUICIO Y CASTIGO A LOS ASESINOS Y REPRESORES DE

LA BURGUESÍA

A CONSTRUIR EL PARTIDO REVOLUCIONARIO

VIVAN LA REVOLUCIÓN Y DICTADURA PROLETARIAS

llegar al Socialismo, se trata de que los otrora reformistas han terminado derechamente en el bando patronal renunciando a las banderas de la Re-volución.

A construir la oposición proletaria al régimen burgués

Desde Revolución Proletaria, llama-mos al conjunto de los activistas de izquierda que se reclaman de la cla-se obrera y el Socialismo, a alzar las banderas contra toda forma de elec-toralismo y colaboración de clases. Durante el proceso electoral junto a diversos sectores, como la ACES, nos sumamos al llamado al Boicot a las elecciones. No lo hicimos como una cuestión abstracta, sino que con una finalidad muy precisa: agrupar a los elementos de mayor combatividad, para potenciar un llamado unitario que ayude a los trabajadores a supe-rar sus ilusiones en el circo electoral burgués.

Nada podemos esperar de las elec-ciones, de la institucionalidad o del orden social capitalista, sólo ham-bre, miseria y represión. En la fase de descomposición del orden capitalista mundial, la burguesía gobernante no puede garantizar más que expoliación y saqueo a la mayoría nacional. Como con Piñera, o en el futuro Golborne, Allamand, Bachelet o MEO, la pers-pectiva será la misma: Chile seguirá siendo depredado por las multinacio-nales y capital monopólico financiero, que hacen negocios extraordinarios en base a sueldos de hambre, a pensio-nes jubilatorias de miseria absoluta, a la precariedad laboral a la ausencia de derecho a huelga y la represión des-carnada y fascista en contra de todo sector que pretenda alzarse en contra de sus planes.

Compañeros, no olvidamos a nues-tros caídos. A los que cayeron bajo la bota fascista durante la Dictadura de Pinochet, a nuestros miles de desapa-recidos, ejecutados, exiliados y tortu-rados. No olvidamos tampoco a los que han caído en “Democracia”, bata-llando en primera fila. No olvidamos ni a los hermanos Vergara Toledo asesinados en dictadura, ni al obrero forestal Rodrigo Cisternas asesinado por Carabineros bajo Bachelet, tam-poco a Manuel Gutiérrez asesinado durante Paro Nacional de agosto del año pasado por las jaurías de Piñera y Hinzpeter. No olvidamos a nuestros caídos, porque no hemos olvidado nuestra responsabilidad de batallar incansablemente y con redoblados ímpetus por la emancipación de los explotados y la revolución social.

el ex piñerista “Choro” Soria en Iquique, o Josefa Errázuriz en Providencia, electa con apoyo de sectores liberales de RN.

Esta misma idea “ciudadana” sustenta la estrategia de la unidad de la Oposición contra la Derecha. El argumento de fon-do es que no da lo mismo Tohá que Zala-quett o Erázuriz que Labbé, en definitiva, que no dará tampoco lo mismo Golborne o Allamand que la Bachelet, y que en tal perspectiva, hemos de apoyar el mal me-nor para “profundizar la Democracia”.

Todas estas argumentaciones no son más que la excusa que ha tomado la dirigen-cia del Partido Comunista, para justificar su total y completa entrega a las políticas que encarna la Concertación, la que du-rante 20 años dio pruebas fehacientes de su irrestricto servilismo a los intereses del gran capital y el imperialismo.

Incorporarse a la Concertación, bajo la falacia de la unidad de la Oposición, im-porta traspasar la barrera de clase y pa-sarse del lado de los explotadores. Esta quiebra del PC, arrastra de forma irrecu-perable al conjunto de la izquierda refor-mista que siguió sus pasos. Ya no se trata de una discusión sobre los medios para

LOS CAMINOS DESPUÉS DE LAS

ELECCIONES MUNICIPALES

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Felipe Larrain, Ministro de Hacienda de Piñera y paniaguado de la ban-ca y las multinacionales, declara hoy en La Tercera que está confiado en el crecimiento de la economía chilena sumándose a la teoría del “desacople” económico criollo de la crisis econó-mica internacional. Tal “excepcionali-dad” sería el resultado de la disciplina fiscal del modelo chileno y de la masi-va llegada de inversión extranjera, que en el año pasado superó los $26.000 millones de dólares.

Este discurso oficialista, repetido también durante años por la Con-certación, no pasa de ser propagan-da política. La estabilidad económica chilena es el resultado de dos factores, que han devenido en estructurales: el sostenido crecimiento del precio del cobre y la incapacidad del movimien-to de masas –en particular del mo-vimiento obrero- de hacer saltar los planes de la burguesía. Esa es la base de la estabilidad chilena, que hasta el 2011 hacía de nuestro país una isla en la convulsionada América Latina.

En la reunión de la CELAC-Unión Europea, que se realizó durante Ene-ro en Santiago, los personeros del imperialismo, se han cansado de re-petir que nuestro país –de pequeño mercado y economía- es un modelo por su seguridad jurídica, la solidez e sus instituciones y la madurez de su democracia. En otras palabras, no es el manejo económico, es lo político, la debilidad del movimiento obrero (dicho en lenguaje proletario) lo que constituye la fortaleza del modelo chileno.

tuar en un frente único a favor de los intereses de la oligarquía y contra la resistencia de las masas. Los oprimi-dos se valen de los aparatos sindicales carcomidos por la burocratización y por el largo período de conciliación de clases. La burocracia se ve obli-gada a mostrarse contrariada con los brutales ataques de los gobiernos y dar curso a las presiones de los asa-lariados, desempleados, jubilados y la juventud. Estos antagonismos y mo-vimientos indican que, en los países donde la crisis más golpea a la pobla-ción, la situación se caracteriza como pre-revolucionaria.

La evolución de la crisis de poder de la burguesía en la metrópoli europea, depende del proletariado ponerse a la cabeza de la resistencia e imponerse como clase revolucionaria. Esa es la clave de la situación pre-revolucio-naria. En ese sentido, no hay que me-noscabar la extrema dificultad de que eso ocurra a corto plazo. Las masas continúan en la dependencia de las viejas direcciones sindicales compro-metidas con la preservación del ca-pitalismo. Las innumerables huelgas y manifestaciones callejeras han sido limitadas por la dirección burocráti-ca, desviadas del programa proletario para la crisis estructural y contenida en los marcos del parlamentarismo. Al frente de los sindicatos y centrales, están las direcciones vinculadas a los partidos socialdemócratas o condi-cionados por éstos.

Lo que resta de la influencia del Par-tido Comunista estalinista se ajusta a las directivas de la socialdemocracia.

LA EXCEPCIONALIDAD CHILENA Y LA CRISIS EUROPEA:

EL MUNDO DUERME SOBRE UN POLVORÍN

Pero, es del caso que tales bases han comenzado a desmoronarse. Primero porque a partir del estallido de mo-vilizaciones del 2011 –con la cúspi-de del Paro de Agosto- la situación política ha cambiado radicalmente y la revolución ha iniciado lenta, pero profundamente, su marcha. Segundo, porque el crecimiento de los precios de las materias primas depende total-mente de la marcha de la economía mundial, y esta avanza al despeñade-ro, con epicentro en Europa en la que se ha abierto una situación prerrevo-lucionaria. La marcha ascendente de la anarquía en la producción social y el emergente antagonismo entre la burguesía y el proletariado resultan en inestabilidad y crisis políticas. Los planes de salvación de la oligarquía financiera, de los trusts industriales y las corporaciones comerciales chocan con los explotados, que se lanzan a la lucha colectiva.

La burguesía y sus gobiernos europeos no tienen como aplicar las medidas sin recurrir al autoritarismo y la vio-lencia policial. La democracia ya no consigue ocultar la dictadura de clase de la burguesía sobre el proletariado y la pequeña burguesía. Los explotados enfrentan diariamente los gobiernos, contraponiéndose a los planes de aus-teridad. Los parlamentos se muestran completamente subordinados al po-der central, sometidos a los dictáme-nes de la coligación franco-alemana.

El caso de Grecia es ejemplar. El país esta bajo la intervención alemana. Los partidos socialdemócratas y los parti-dos de la derecha son obligados a ac-

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Es lo que se verifica en Grecia, España y Francia. Las elecciones realizadas en estos países, en medio de la crisis, in-dicaron que continúan fuertes las ilu-siones democráticas de la población. Sin una dirección revolucionaria, el proletariado permanece atado a las acciones políticas del Estado y de los partidos de la burguesía. En el seno de la pequeño burguesía, se manifiestan tendencias derechistas (anti-inmi-grantes, xenofobia, nacional-imperia-lista, etc.). La proyección de la clase obrera con su programa y métodos de lucha es la condición para que la pe-queña burguesía no potencie su des-esperación. Sectores de la burguesía aún no tuvieron cómo aprovecharse de esa circunstancia, ya que todavía se valen de maniobras democráticas, de sujeción a la burocracia, del con-trol político sobre la clase obrera y de la propia situación de ruina de la pe-queña burguesía que todavía está en desarrollo.

La resistencia de las masas dificultó que los gobiernos aplicasen medidas antipopulares y someter sus países a las órdenes de Alemania y Francia. Pero no las imposibilitaron. Sectores de la burguesía interna perjudicados, inclusive se aprovechan de las reaccio-nes de los explotados para pedir lími-tes al entreguismo de sus gobiernos. La manifestación del 15 de septiem-bre, del año pasado, en Portugal, obli-gó al primer ministro Passos Coelho a retirar el decreto que reducía sala-rios. En Grecia, vienen ocurriendo una sucesión de huelgas generales y el gobierno recién electo espera el mo-

mento propicio para cumplir la terri-ble meta de despidos de trabajadores estatales. En Italia, el gobierno im-puesto por la Comisión Europea y el banco Central Europeo acosa al par-lamento para que no dilate la reforma laboral. En España, las manifestacio-nes sitiaron al Congreso exigiendo que frene los ataques del gobierno. Es sintomática la marcha realizada en Francia contra el también recién elec-to gobierno de François Hollande en final de septiembre, reivindicando la no adhesión al Tratado Presupuesta-rio Europeo, que avanza la centraliza-ción e intervencionismo económico franco-alemán.

Sistemáticamente, las demostracio-nes de los explotados fueron dura-mente reprimidas, de forma a evitar que gane fuerza la consigna contra los planes del gobierno, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo, el FMI y el dueto Alemania-Francia. El fantasma del fascismo vuelve a ense-ñorearse.

La crisis recae enteramente sobre la explotación del trabajo. Es por eso que los capitalistas recurren a los des-pidos, reducen la jornada y también los salarios, elevan la precarización del trabajo, rebajan los ingresos y las jubilaciones. Todas esas medidas son utilizadas para contraponerse a la caí-da de la ganancia, a la desvalorización de los capitales y las quiebras. La tasa de desempleo en Europa Occidental explotó. En poco tiempo, hubo un crecimiento de 2,14 millones de des-empleados, elevando la cifra total a 25

millones. Quiere decir que el 11,4% de la fuerza de trabajo no encuentra empleo. En la Zona del Euro, son 18,2 millones de desempleados. Y todo indica que la destrucción de puestos de trabajo no llegó a su fin. La situa-ción de Grecia, España y Portugal es dramática con tasas de desempleo de 24,4%, 25,1% y 15,9% respectivamen-te. Una enorme parcela de la juventud se encuentra en un cerco sin salida. Los planes de contención y reformas exigidos por la oligarquía ataca a las masas por todos lados. Empobrecen a la clase obrera, arruinan la clase me-dia, constituyen una camada de lúm-penes (sectores que viven en la calle, de pedir dinero, etc.) y degradan la juventud.

El concierto económico internacio-nal, con el telón de fondo de la crisis europea, se prepara para la descomu-nal colisión entre los EE.UU. y Chi-na. Este choque, aguijoneado por el desplome de los mercados y las co-rridas financieras en Europa, marcará la evolución de la economía mundial en lo inmediato. Sólo un estúpido po-dría sostener que el “equilibrio fiscal” chileno nos sustraerá de esta crisis. Precisamente la desaceleración de la economía en China marcará mi-limétricamente el hundimiento de la economía chilena. Dependerá del proletariado, de los explotados y de la capacidad de los revolucionarios de estar a la altura de los desafíos, la for-ma como se ha de resolver esta crisis: del lado del gran capital y la barbarie o del lado de la clase obrera, de la ma-yoría nacional y la revolución.

La reciente ofensiva imperialista en Palestina, que utiliza como peón en esta jugada al inmundo Estado israe-lí, contribuye a materializar el pro-yecto capitalista para medio oriente. Así, mientras las sangre afgana, libia, irakí y siria, aún corre por las ca-lles, el régimen sionista (títere de los yanquis) bombardea población civil, perpetrando crímenes de guerra con la anuencia del genocida y Nobel de la Paz, Barak Obama. Lo que ocurre en Palestina no es un problema de convivencia o intolerancia religiosa, que pueda resolverse en el marco del derecho internacional. En Palestina vemos en carne viva qué significa el capitalismo para los explotados en el mundo entero. La supervivencia del Estado sionista, es la supervivencia de la barbarie capitalista. Las imágenes de los cadáveres de niños pequeños, sacados de los escombros de Gaza, ofenden los más caros valores de-mocráticos que sólo pueden hoy ser defendidos por el proletariado y los explotados palestinos.

Hamas ha demostrado que su política ha fracasado, que desde que están en el poder han sido incapaces de arti-cular la intifada para expulsar el im-perialismo, no lo hacen porque están comprometidos con los acuerdos y negociaciones que la propia burguesía árabe sostiene con el imperialismo.

La burguesía árabe, bajo la conduc-ción de Hamas, de Khadaffi, de Hus-sein, o bajo la conducción religiosa de sunitas o chiítas, es incapaz de derro-tar al imperialismo. En Siria o en Irán, esperaremos más tarde o temprano, resultados idénticos.

Desde el alzamiento palestino en 1988, desde el inicio de la Intifada, una cosa ha quedado clara: los obre-ros y explotados árabes (y persas) han demostrado una terca e inquebran-table voluntad de lucha antiimperia-lista. En el último cuarto de siglo, los explotados árabes han ofrendado a lo mejor de sus generaciones de lucha-dores.

La voluntad de lucha permanece in-cólume. Las que han fracasado son sus direcciones políticas, que han de-mostrado su total incapacidad de cla-se para desplegar la lucha contra el in-vasor hasta las últimas consecuencias.

Los explotados han de construir su propio partido revolucionario, en la perspectiva del poder, en la perspec-tiva de que para vencer al imperia-lismo, hay que barrer conjuntamente con la burguesía, que ha demostrado su total impotencia para realizar esta tarea.

Sobre estas bases, es necesaria la más amplia unidad en la lucha contra el imperialismo. Nuestra principal ac-ción de solidaridad para con las masas palestinas, además de la denuncia de los crímenes del sionismo, es redoblar la lucha en contra del principal repre-sentante del imperio norteamericano en nuestro país: el gobierno patronal de Piñera y sus colaboradores.

FUERA SIONISTAS DE PALESTINA: ¡HONOR A LOS MÁRTIRES!

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1.- El inicio de la fase oral en la Corte de La Haya, relativa a la acción de delimitación marítima que el 2008 inter-pusiera Perú en contra de Chile, ha obligado a distintos sectores de la burguesía a posicionarse en vistas al desen-lace que pudiese tener este juicio. De forma unánime los partidos del régimen, Derecha y Concertación, se han ali-neado tras la especie de que la Corte debe fallar, conforme a Derecho, de manera favorable a los intereses chilenos. Frei fue un poco más lejos y anticipó el desconocimiento de cualquier resolución “salomónica”, que importe me-noscabar la soberanía marítima chilena.

2.- Sin embargo los efectos de la sentencia que en defini-tiva zanje esta contienda, más allá de su contenido a favor de Chile o Perú, tendrán un efecto devastador para las masas del Rímac y el Mapocho. El chovinismo y el nacio-nalismo burgués, en todas sus variantes se encenderá con esta sentencia y los sentimientos anti-chilenos y anti-pe-ruanos serán promovidos por las clases dominantes, con la finalidad de afianzar su propia dominación de clase y del orden social capitalista que explota y oprime a chile-nos y peruanos.

3.- En Chile, son centenares de miles los peruanos que han llegado a nuestro país huyendo de la miseria y la re-presión, desde tiempos del fujimorismo. Los peruanos, al menos en las grandes ciudades, conforman probablemen-te la más extensa comunidad inmigrante, cuya impronta se deja sentir en sectores como la construcción, la agroin-dustria, el comercio y el servicio doméstico. Se trata de una masiva inmigración proletaria, como no se veía en Chile desde fines del siglo XIX. Es la mano de obra barata que el gran capital ha exprimido intensamente en los últi-mos diez años, contribuyendo con su fuerza de trabajo a la acumulación y concentración de capital. Serán ellos las víctimas de primera línea del chovinismo anti-peruano que desatará este conflicto limítrofe.

4.- Frente a estos hechos, resulta imprescindible una clara delimitación de clase que contribuya a echar luces sobre este problema. La historia ilustra con claridad: luego de la unidad desplegada durante la Guerra de Independen-cia, las burguesías criollas peruana, chilena y argentina de San Martín, resultan absolutamente impotentes para materializar la unidad latinoamericana. En efecto, sacu-dido el lastre imperial de España, ninguno de nuestros países logra consumar una auténtica independencia po-lítica, militar y económica, sino que por el contrario, son otras fuerzas imperiales, principalmente la británica y la emergente potencia yanqui, las que toman el lápiz y co-mienzan a dibujar los mapas de las nacientes “Repúblicas” latinoamericanas.

5.- Es en este marco que comienzan a desarrollarse los conflictos con Perú. Ellos se arrastran desde la Guerra con la Confederación y la Guerra del Pacífico, un período de casi 50 años, que termina con la ocupación de Lima por las tropas chilenas durante más de dos años. Durante estas guerras fraticidas, los intereses en juego no eran los nacionales ni los de los trabajadores y el pueblo de ambos países enfrentados. Los intereses en juego, finalmente, eran los de las compañías salitreras que se disputaban la explotación de estos preciados recursos (algo así como el petróleo del siglo XIX). Estas compañías, de signo britá-nico en Chile y norteamericano en Perú, fueron en de-

FRENTE AL JUICIO DE LA HAYA: Ni Chile ni Perú, por la unidad de los

explotados de ambos paísesfinitiva las fuerzas motrices de esta guerra. La “carne de cañón” de ella fueron nuestros pueblos, los explotados chi-lenos y peruanos, que salieron a enfrentarse en defensa de esos intereses del capital imperialista. La bandera tricolor y la rojiblanca, fueron sólo los trapos malolientes con los que la oligarquía de nuestros países disfrazó los verdaderos intereses en pugna. No era la patria la que estaba en juego como contra España, ahora eran sus espurios intereses co-merciales.

6.- Hoy día, nuestras republiquetas siguen siendo títeres de las multinacionales y el capital financiero, sometidas como están a la Corte de la Haya un tribunal emblema del imperialismo. Este conflicto va a ser usado en Chile para expulsar a los indocumentados, para intensificar el trabajo informal de los inmigrantes. A ambos lados de la frontera, este conflicto servirá para avivar el odio patriotero sobre el que se construye el andamiaje ideológico que busca per-petuar la explotación del proletariado y la defensa de los intereses antinacionales de la oligarquía.

7.- La defensa de las privatizaciones y las exenciones tribu-tarias para las multinacionales, de los intereses de los gru-pos económicos y el capital financiero, son los que están en juego. Son los intereses de los grupos Romero, Brescia y cía en el Perú, los llamados “12 apóstoles”, los que están tras Humala. Por este lado y tras Piñera están –además de sus intereses personales- los de los Matte, Luksic y la pia-ra de piratas que se enriquecieron con el pinochetismo. Se pelean el mar territorial que la reciente Ley de Pesca en Chile, entregó de por vida a 7 grandes familias de la indus-tria pesquera.

8.- Frente a este juicio de La Haya, los revolucionarios no estamos ni apoyando los intereses de la burguesía chilena ni los de la burguesía peruana. Defendemos los intereses de del proletariado, de los explotados chilenos y peruanos, lo que hoy significa la unidad de los explotados de ambos países en contra de sus clases patronales y del imperialis-mo. La subsistencia del orden capitalista es la base material de los conflictos limítrofes y las guerras, si hoy Humala y Piñera hacen votos de buena crianza y se comprometen a respetar el fallo, mañana por idénticos intereses nos llama-rán nuevamente a la guerra.

9.- Compañeros, desde las filas de Revolución Proletaria, llamamos a alzar las banderas del internacionalismo pro-letario, de la fraternidad de clase y del pacifismo revolu-cionario. No tomaremos las armas en contra de nuestros hermanos de clase, los obreros y explotados peruanos, las tomaremos para expulsar a la burguesía del poder y expro-piarla, para consumar la auténtica independencia nacional expulsando al imperialismo, uniendo nuestros pueblos en una Unión de Repúblicas Socialistas de América Latina. Lo que no hicieron ni Bolívar ni San Martín, lo haremos los proletarios unidos de América Latina. Los proletarios de Chile y Perú unidos en contra de sus verdugos: los Pi-nochet, los Fujimori y las putrefactas oligarquías antina-cionales.

VIVA LA UNIDAD PROLETARIA DE CHILENOS Y PERUANOS

POR LA UNIÓN DE REPÚBLICAS SOCIALISTAS DE AMÉRICA LATINA