dedicado a las mujeres y familia de los modelistas€¦ · es como quien pone una reserva para que...

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¿ Sor presa?...Queridos amigos, no se trata de ninguna religiosa, sor- presa es la que os presento como comienzo del año. Las grandes empresas, ¿no hacen a principio de año balance de situación y pro- yectos de futuro?. Sin duda vosotros y vuestras fami- lias sois una gran empresa, somos una empresa muy atomizada, pero fuerte y grande. A lo largo del año, he recorrido muchos kilóme- tros viendo vuestros traba- jos, concursos, exposiciones. Fiel a mi trabajo he ido escuchando lo que los en- trevistados me decían en voz baja y lo que ellas hablaban en sus tertulias. Hoy dedico este artículo a vosotras, la que no va con el barco bajo el brazo pero que acompaña siempre a quien lo lleva. Es a ellas a las que debo el artículo que a una le prometí el verano pasado en una tertulia. Todas sabéis; si es que leéis la revista de vuestras medias naranjas, siempre aparecen las fotos de los barcos, sus obras y la foto del interesado. Nunca tomé foto alguna vuestra, por eso la foto que acompaña al escrito representa a todas, es como quien pone una reserva para que cada una ponga la suya, la que más le guste. Hace años escribí un ar- tículo titulado «Artistas en la cocina», no es lo mismo “artistas en la cocina” que “artistas de la cocina” y es que, un genitivo tiene mu- cho peso, tanto como un gerundio mal expresado y aquí no cuento el dicho de Cela. El artículo estaba dedica- do a quienes viven con no- sotros y que sufren viendo crecer al barco, cuando esté terminado comenzarán las excursiones, las reuniones y las visitas a pantanos y char- cas. Han sido las sufridas mujeres, esposas, novias o hijas, las que el pasado vera- no y en plan de tertulia a la sombra de un falso plátano, saboreando un buen café, mientras sus maridos, hijos y novios hablaban de todo lo habido y por haber, en uno de los muchas reunio- nes que se han celebrado en la costa dorada, porque donde siempre vais vosotras conseguís que todo sea do- rado por unas horas. Entre sorbo y sorbo, entre bromas y veras, primero una y luego las demás poco a poco me fueron contando la manera de compartir, aceptar o asu- mir que los otros, eran los que hacían barcos y, ellas las nunca mencionadas en concurso ni en diplomas, eran las teloneras. Mª Ángeles resumió el final de una de las charlas con el siguiente aforismo; « las mujeres tienen la regla una vez al mes, pero sus maridos, novios o añadidos con derecho a roce, la sufren entre treinta y treinta y un días al mes». Y es que cuan- do están con su barco y sus planos se olvidan de todo. El resumen telegráfico en el que tanto se dice, me dejó impresionado y me hi- zo meditar durante varios días. ¿Era una gracieta ve- raniega?, ¿era un lamento?. Me dio por preguntar y por enterarme de lo que ocurre en la trastienda del mode- lista naval. Allí hay alguien más que nosotros y nuestros barcos. En las familias de los mo- delistas se dan casos de ex- trema curiosidad tribal. Los matrimonios de modelistas navales tienen un alto índice de unión familiar. En esta convivencia tribal, existe un gran respeto por la obra que realiza el pater familias. Normalmente, hace unas décadas, la familia no ce- naba hasta que el modelista no había recogido todas las astillas, serrines, restos de li- maduras y cordeles. Una vez que esto se hacía, la familia rezaba o bendecía la mesa, ponían la radio para escu- char el parte nacional que como ahora por ser guber- namental era triunfalista. Eran los tiempos felices en los que la TV no existía, la radio era el ruido de fondo que acompañaba al mo- delista. Terminada la cena, algún hijo seguía con sus de- beres en un rincón recitando la interminable lista de los reyes godos, los partidos judiciales de Valencia o los afluentes del Duero por la iz- quierda. La reina del hogar, la madre, pacientemente ru- miaba en su corazón aquella estampa familiar, hoy ya desaparecida por culpa de Bill Gates o del pub de aba- jo. !Cuánto han perdido las madres con el señuelo de la igualdad! .Hoy algunas pre- fieren estar pegadas a la TV viendo algún programa he- cho para protésicos menta- les, que investigar el porqué de las cosas de su clan. La cocina, para cenar de- bía estar en perfecto estado de revista, había que barrer pero no hacerlo al estilo co- manche. El actual «ya vale», era una palabra desconoci- da, por humilde que fuese la familia ya tenía por aquellos años su ISO 9000, se tra- taba de una orden escrita con sangre y transmitida de hermano en hermano que decía...si alguien o alguno en el proceso de limpieza, barrido o acto social de ayu- da comunitaria, viese en el suelo un simple alfiler retor- cido, se recomienda que pa- ra la buena armonía familiar no ose tirarlo a la basura, ya que en muchos casos se trata de algún prototipo que el pater acaba de inventar y que no sabe donde carajo lo ha dejado. El padre podía ser que no acudiese a la mesa con el primer tañido de campana. De este proceder involunta- rio ha salido sin querer uno de los mayores aportes a la cocina moderna, sin darse cuenta, fueron ellos los que inventaron la conocida “ce- na fría” que en la actualidad se sirve en recepciones ofi- ciales de poca enjundia, en embajadas y cancillerías, en todos aquellos sitios donde nada importante se decide. !A cenar!...curioso grito de guerra con el que se avisa al modelista para que vaya · Más NAVÍOS NOTICIAS Dedicado a las mujeres y Textos y fotos. Jesús Mª Lizarraga y Antonio Alcaraz

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¿Sor presa?...Queridos amigos, no se trata de ninguna religiosa, sor-

presa es la que os presento como comienzo del año. Las grandes empresas, ¿no hacen a principio de año balance de situación y pro-yectos de futuro?. Sin duda vosotros y vuestras fami-lias sois una gran empresa, somos una empresa muy atomizada, pero fuerte y grande.

A lo largo del año, he recorrido muchos kilóme-tros viendo vuestros traba-jos, concursos, exposiciones. Fiel a mi trabajo he ido escuchando lo que los en-trevistados me decían en voz baja y lo que ellas hablaban en sus tertulias.

Hoy dedico este artículo a vosotras, la que no va con el barco bajo el brazo pero que acompaña siempre a quien lo lleva. Es a ellas a las que debo el artículo que a una le prometí el verano pasado en una tertulia.

Todas sabéis; si es que leéis la revista de vuestras medias naranjas, siempre aparecen las fotos de los barcos, sus obras y la foto del interesado. Nunca tomé foto alguna vuestra, por eso la foto que acompaña al escrito representa a todas, es como quien pone una reserva para que cada una ponga la suya, la que más le guste.

Hace años escribí un ar-tículo titulado «Artistas en la cocina», no es lo mismo “artistas en la cocina” que “artistas de la cocina” y es que, un genitivo tiene mu-cho peso, tanto como un gerundio mal expresado y aquí no cuento el dicho de Cela.

El artículo estaba dedica-do a quienes viven con no-sotros y que sufren viendo

crecer al barco, cuando esté terminado comenzarán las excursiones, las reuniones y las visitas a pantanos y char-cas. Han sido las sufridas mujeres, esposas, novias o hijas, las que el pasado vera-no y en plan de tertulia a la sombra de un falso plátano, saboreando un buen café, mientras sus maridos, hijos y novios hablaban de todo lo habido y por haber, en uno de los muchas reunio-nes que se han celebrado en la costa dorada, porque donde siempre vais vosotras conseguís que todo sea do-rado por unas horas. Entre sorbo y sorbo, entre bromas y veras, primero una y luego las demás poco a poco me fueron contando la manera de compartir, aceptar o asu-mir que los otros, eran los que hacían barcos y, ellas las nunca mencionadas en concurso ni en diplomas, eran las teloneras.

Mª Ángeles resumió el final de una de las charlas con el siguiente aforismo; « las mujeres tienen la regla una vez al mes, pero sus maridos, novios o añadidos con derecho a roce, la sufren entre treinta y treinta y un días al mes». Y es que cuan-do están con su barco y sus planos se olvidan de todo.

El resumen telegráfico en el que tanto se dice, me

dejó impresionado y me hi-zo meditar durante varios días. ¿Era una gracieta ve-raniega?, ¿era un lamento?. Me dio por preguntar y por enterarme de lo que ocurre en la trastienda del mode-lista naval. Allí hay alguien más que nosotros y nuestros barcos.

En las familias de los mo-delistas se dan casos de ex-trema curiosidad tribal. Los matrimonios de modelistas navales tienen un alto índice de unión familiar. En esta convivencia tribal, existe un gran respeto por la obra que realiza el pater familias. Normalmente, hace unas décadas, la familia no ce-naba hasta que el modelista no había recogido todas las astillas, serrines, restos de li-maduras y cordeles. Una vez que esto se hacía, la familia rezaba o bendecía la mesa, ponían la radio para escu-char el parte nacional que como ahora por ser guber-namental era triunfalista.

Eran los tiempos felices en los que la TV no existía, la radio era el ruido de fondo que acompañaba al mo-delista. Terminada la cena, algún hijo seguía con sus de-beres en un rincón recitando la interminable lista de los reyes godos, los partidos judiciales de Valencia o los afluentes del Duero por la iz-

quierda. La reina del hogar, la madre, pacientemente ru-miaba en su corazón aquella estampa familiar, hoy ya desaparecida por culpa de Bill Gates o del pub de aba-jo. !Cuánto han perdido las madres con el señuelo de la igualdad! .Hoy algunas pre-fieren estar pegadas a la TV viendo algún programa he-cho para protésicos menta-les, que investigar el porqué de las cosas de su clan.

La cocina, para cenar de-bía estar en perfecto estado de revista, había que barrer pero no hacerlo al estilo co-manche. El actual «ya vale», era una palabra desconoci-da, por humilde que fuese la familia ya tenía por aquellos años su ISO 9000, se tra-taba de una orden escrita con sangre y transmitida de hermano en hermano que decía...si alguien o alguno en el proceso de limpieza, barrido o acto social de ayu-da comunitaria, viese en el suelo un simple alfiler retor-cido, se recomienda que pa-ra la buena armonía familiar no ose tirarlo a la basura, ya que en muchos casos se trata de algún prototipo que el pater acaba de inventar y que no sabe donde carajo lo ha dejado.

El padre podía ser que no acudiese a la mesa con el primer tañido de campana. De este proceder involunta-rio ha salido sin querer uno de los mayores aportes a la cocina moderna, sin darse cuenta, fueron ellos los que inventaron la conocida “ce-na fría” que en la actualidad se sirve en recepciones ofi-ciales de poca enjundia, en embajadas y cancillerías, en todos aquellos sitios donde nada importante se decide.

!A cenar!...curioso grito de guerra con el que se avisa al modelista para que vaya

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IAS Dedicado a las mujeres y familia de los modelistas

Textos y fotos. Jesús Mª Lizarraga y Antonio Alcaraz

cerrando el tubo de cola o levante sus posaderas del asiento. Este toque de faji-na se repetía varias veces. Cuando el afortunado des-tinatario del mensaje verbal llegaba a la mesa se encon-traba a la familia reunida tomando ya el postre. A él, le toca “la cena fría”. Sopa de ajo con huevo escalfado a temperatura ambiente y media docena de sardinas que de puro aburrimiento se encuentran de tertulia en un rincón del plato de duralex.

Las gentes que conviven con los modelistas, son en su mayoría personas de una discreción absoluta, son pro-pietarias de cientos de co-nocimientos y secretos com-partidos de los cuales nunca hacen gala. Conocen leyes de física desconocidas en las mejores Universidades, ¿qué catedrático de física conoce la Ley del alicate?. Esa inexorable ley que dice. Toda herramienta que se te caiga de las manos en la co-cina, siempre caerá sobre el objeto más frágil o que haya sido regalado por la suegra.

Pero, hablemos de noso-tros, ¿contamos de verdad en casa cómo son nuestras reuniones?. ¿Les decimos lo que hacemos después de ojear el Play Boy o el Pen-thouse?. Porque nuestras re-uniones son secretas a pesar de llevar un libro de Actas y

firmar en ellas.El grupo de modelistas no es ninguna logia o comuna, entre noso-tros hay pintores, médicos, ingenieros, ex-capitanes y sin ex de marina mercan-te y altura, comerciantes, ebanistas, maestros indus-triales, proyectistas, agentes de seguros, mecánicos...etc, de nuestras filas han salido hasta concejales de distrito y padres de la Patria.

No tenemos mucha con-fianza en Darwin y sus teo-rías de la evolución. Lleva-mos años y años esperando y creemos siempre que nos faltan dedos o más manos, no tenemos dedos suficien-tes para sujetar todas las piezas que debemos encolar a la vez, o soldar. Rara es la ocasión en la que no haya-mos tenido que contar con la ayuda de la familia.

Mientras un hijo sujeta el cubo de la rueda del timón, la madre uno de los aros, la hija, los puños de la rueda, el padre sostiene el estaño con la boca, en una mano el soldador y en la otra el pin-cel con la pasta de soldar...a la una, a las dos y a las tres... nadie sabe si es una orden o una admonición. !Silencio que nadie respire ni tiemble la mano!. Esto ya está. Todo ello en el silencio más pro-fundo. Allí ni se tose.

Primero se oye un grito. ¡Al niño le hemos quemado

con el soldador!; ¡Joder, lo que nos faltaba, que oye-sen eso los chismosos de los vecinos!. ¡Entérate Luisa que aquí por no quemar no se queman ni las lentejas!. Aclaremos que lo del niño lo dice su madre, pero el niño es ya mayor, vive en casa de sus padres y está aman-cebado con la vecina del tercero; por lo tanto no hay explotación de un menor. La hija, la que sigue en edad es soltera y pretendida por todos, suelta la pieza porque se quema y no se quejó cuando se puso el piercing en ese sitio; la pobre madre acostumbrada a quemarse con la plancha aguanta todo lo posible, hasta que se que-da mirando fijamente a su marido, a aquello que hace años fue su novio y le escri-bía versos por primavera.

De él, en este instante tie-ne una visión frankensteinia-na, lo ve transformado en un monstruo, de su boca pende un hilo de estaño retorcido, en una de sus manos un soldador caliente de pico de pájaro y en la otra un pincel con ácido o pasta decapan-te. Menos mal que todavía se aman y todo termina en un beso con sabor a estaño.

En casas más humildes, ocurrió veces en que toda la familia tuvo que ir junta a la cama para dormir en plan cartujo; tripa arriba, al haber

quedado sus dedos pega-dos al sujetar entre todos el trancanil de un gran galeón. La nueva tecnología del cia-nocrilato dio lugar a muchos comentarios y usos jocosos. En la actualidad existen barcos que llevan adherido todo el ADN de la familia.

No obstante lo ocurrido, los hijos no abandonarán por esto la casa paterna, viven de narices pensando que la cadena de música y el cuarto bien valen de vez en cuando un quemazo de segundo grado o una uña morena de un martillazo, con la moda del piercing y los pantalones de tiro bajo se van acostumbrando a su-frir con elegancia..., ¿Y si la teoría del majara ese de Da-rwin no fuese cierta?. ¿Por-qué a los modelistas no nos van saliendo más dedos? ¿o más manos?, porque nece-sitar lo vamos necesitando cada vez más.

El modelista ve la actuali-dad con un gran desfase. La moderna teoría del reciclado o basura selectiva de los llamados verdes. Toda esa mandanga nos coge de ca-mino de vuelta. Aprovecha-mos cualquier madera que otro tire a la basura, ¿quién no ha encontrado una silla de cerezo rota y ha termi-nado en un precioso bote auxiliar?. Motores viejos de lavadoras o licuadoras los

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IAS transformamos en lijado-

ras de disco o de banda, los hacemos arrancar a 220 aunque sean trifásicos y ten-gamos que añadirles un con-densador mayor que un bote de tomate. Puedo decir sin temor a equivocarme que, cuando un modelista tira algo, es que no vale ni para pisapapeles. Fundimos tu-berías viejas de plomo, cada día más escasas, para hacer anclas y cañones. Teñimos cuerdas con tintura de iodo caducada, con Mercromina o con Vetadine. Aviejamos con ceniza de puro habano (cada vez menos, no es por fastidiar a Castro, sino por-que vale un huevo).

En llegando a estas líneas, que dicho de paso tiene su mérito, Vd. Sra. se habrá preguntado si el modelista nace o se hace. Si se ha hecho esa pregunta ya, le expreso mi más profundo respeto. Se hace las mismas preguntas que siempre se ha hecho el ser humano. Al nacer, ¿con qué venimos? , ¿qué traemos y de donde?. No sabe cuanto me gustaría charlar con Vds. sobre esto.

Pero yo no tengo ni idea si el modelista se hace o nace. Se dice que a medida que uno crece va aprendiendo y pueda que como esta afición no es trascendente, el mode-lista se vaya haciendo poco a poco. Proceso lento, du-rante el cual debe madurar y aprender un idioma que le permita tener acceso a los conocimientos criptográficos

de esta ciencia, de tal modo que cuando se encuentre con un colega, su conver-sación no sea considerada como conspiradora. De to-dos modos, una reunión de modelistas y su jerga resulta extraña, como extrañas son las de los médicos o los abo-gados.

Todas tenéis en casa a un Quijote, veamos, si hoy los barcos construidos son vendi-dos, el precio horario de esos trabajos, nos da un nivel que no existe ni en la propia India. Por el contrario nadie protesta cuando llega a nuestras casas el licenciado de turno para ver porqué gotea la lavadora. Nos clava 18 t, por tocar el timbre, a este atraco, su empresa lo llama sin sonrojo, salida y a esas migajas nos añade el impuesto revolucio-nario llamado IVA con el que la administración trata de pa-gar todas sus desviaciones de presupuesto durante su legis-latura. Resulta que goteaba la lavadora porque la goma que sale de la bomba está picada justo al salir del pitorro de la misma.

Tira de un inmenso papel lleno de líneas en las que él, debe buscar el origen de la avería...no figura nunca la tontería de goteo y es-paradrapo. Pero si viene muy claro lo de bomba y accesorios de anclaje. El pu-ñetero accesorio de anclaje son veinte centímetros de manguera de riego que te cobra a 3.327 t metro. Menos mal que la bomba es de regalo.

Hasta ahora he realizado un bosquejo del modelista, de esa persona que en su ca-sa tiene mujer, madre, hija o amante. Cuatro versiones serias y llenas de respeto en cuanto a personas capaces de amar, querer y compren-der. Y , ¿nosotros a ellas?. Decía en el párrafo anterior que un barco puede tener 1.276 horas de dedicación amorosa, mental y carnal. Y, ¿a las cuatro versiones?. ¿cuántas horas de afecto?.

La contestación de siem-pre... pero, «si están muy contentas de que hagamos barcos, si hasta les llevamos a nuestros concursos o las traemos a las cenas». No me toquéis la botavara amigos. Aprende castellano, porque a vuestras mujeres ni las lleváis ni las traéis; que no son maletas. Como mucho os acompañan; además esa misma frase de ir contentos ya la dijiste cuando la Patria te llamó a filas... porque te fuiste encantado por salir de casa de tus padres,... o lo que querías es pedir destino en Canarias y no por los plátanos,...si pediste ir a la legión fue porque te gustó aquella película de Alain Delon. ¿Qué duro es recor-dar que fuiste alguna vez un santo o un capullo?. Porque igual no fuiste tan contento como todos creyeron en el pueblo.

Te hablaré con sinceridad. En esta vida hay tiempo para todo, pero como muy bien se expresa el Eclesias-tés, cada hora tiene su apre-mio. No estar con la familia por motivos de trabajo ya es una carga, no estar con la familia por una afición es censurable.

Hemos dejado a la mujer la administración de casa, el cuidado de los hijos y si me apuras hasta la ense-ñanza. ¿Cuántas veces has tomado tú la lección a tus hijos?. ¿Cuidado su fiebre... levantado a media noche... llevarlo al médico?. Sin em-

bargo lo presentas como tu hijo, como presentas a tu barco, el de las mil horas. Al barco si le has dedicado las mil y ¿al hijo, mujer, madre o novia?. Creo que solo les dedicas el tiempo mientras las piezas se encolan o la pintura se seca.

Ellas son sabias y calla-das, buscan la felicidad de la familia; eso que hoy se quiere destruir, saben que la felicidad no se regala ni se compra, se construye con esfuerzo y muchas veces con dolor. Son sabias aun-que no hayan ido a la uni-versidad y saben que una tortilla no se puede hacer sin romper los huevos. Ellas aunque solas, siempre espe-rarán a su guerrero del alba, al que de niño mamó de sus pechos hasta que pasó a otros más jóvenes y es que el hombre pasa de la teta de la madre a la teta de la su mujer; siempre serán niños grandes. Por eso callan, por eso comprenden.

Creo que para repasar un poco nuestra existencia y mirar al futuro tenemos al-gunos puntos en los que fijarnos. Prometer nuevos trabajos, desarrollar nuevas ideas, viajar más y ver me-nos tele. Repasar libros y menos prensa, que siempre dice lo mismo.

Me habéis aguantado un año, si Dios quiere seguiré con una segunda carta a las mujeres de los modelistas.

Feliz Año Nuevo, en mi tie-rra se dice Urte Berri On

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