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Daniel Gutiérrez Martínez* 122 La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El Colegio Mexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Se agradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente el texto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidad exclusiva del(de los) autor(es). D.R. © El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, México. Teléfonos: (722) 279-99-08, 218-01-00 y 218-00-56; fax: ext. 200; E-mail: [email protected] Correspondencia: Apartado postal 48-D, Toluca 50120, México. 2007 Debates en torno a la(s) identidad(es) *E-mail: [email protected]

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Debates en torno a la(s) identidad(es) 1

Daniel Gutiérrez Martínez*

122

La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El ColegioMexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Seagradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente eltexto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidadexclusiva del(de los) autor(es). D.R. © El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec,México. Teléfonos: (722) 279-99-08, 218-01-00 y 218-00-56; fax: ext. 200; E-mail: [email protected] Correspondencia: Apartadopostal 48-D, Toluca 50120, México.

2007

Debates en torno ala(s) identidad(es)

*E-mail: [email protected]

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Resumen

El interés de este trabajo reside en la presentación y análisis del temade las identidades en el marco más amplio de la teoría social. En estainvestigación se abordan los factores asociados al auge de las iden-tidades en las ciencias sociales y se analizan tres factores que, vin-culados en general con temáticas preponderantes en las ciencias so-ciales, han influido en el creciente interés por el tema. También seofrece una revisión de los factores socio-históricos vinculados al debatede las identidades para concluir con un pequeño apartado que refie-re directamente sobre el debate en torno a las identidades y su con-ceptualización en tanto que procesos identitarios y de identificación.

Palabras clave: Identidades individuales y colectivas, procesosidentitarios, Crisis de la Modernidad, procesos identitarios, procesos deidentificación.

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INTRODUCCIÓN

I. Para contextualizar el debate de la(s)identidad(es) en las ciencias sociales

El tema de la(s) identidad(es) en las cienciassociales no sólo se vincula con los diferentes as-pectos societales que constituyen las relacioneshumanas, sino también da cuenta de la historiamisma de las disciplinas y de los campos delsaber. Como veremos con más detalle, se podríadecir que un primer esbozo concreto deconceptuación1 de la(s) identidad(es) en la mo-dernidad surgió hace más de cien años cuandoel psicoanálisis freudiano utilizó la noción deidentidad para designar un modelo concretointerpersonal de la mente que se presenta encasos específicos y que definen el carácter o lapersonalidad de un individuo. En otras palabrasidentidad es un modo de decir [...que alguien...]

se comporta con tal o cual estilo.2 Este primerintento de acercamiento analítico dejaría, si sepuede decir, una huella indeleble en la manerade enfocar las reflexiones y concepciones de laidentidad en las ciencias sociales modernas.

Efectivamente, para entender todo el entor-no que acompaña el análisis de la sociedad des-de la mirada analítica de la(s) identidad(es), es ne-cesario tomar en cuenta la influencia que hantenido las ciencias de corte individualista, psico-lógica y psicoanalítica así como aquellas que aso-cian los imaginarios sociales.3 Es a partir de estosmovimientos que toda una serie de reflexiones,momentos y eventos alrededor de la noción deidentidad(es) han tenido lugar a lo largo del últi-mo siglo en las ciencias sociales, y lo que pare-ció haber comenzado como un planteamiento deorden psicológico e individual, ha pasado a for-mar parte de los intereses heurísticos de investi-gación de las ciencias sociales, sobre todo des-pués de la Segunda Guerra Mundial, teniendocomo objetivo el enriquecer los análisis de la

1 Se hará una diferencia entre conceptuación y conceptuali-zación tal y como lo propone Habermas; el primer vocablo dacuenta de una visión, de un manera de concebir una noción quedepende del contexto espacio-temporal y el posicionamientoepistemológico al que se adscriba, mientras que el segundo vo-cablo (el de conceptualización) significa la construcción teóricade una noción o un vocablo que busca agrupar todas las diferen-tes posturas existentes en vías de concretizar una sola significa-ción, se trata de encontrar pues una fórmula de interpretaciónuniversal no importando el contexto en el que uno se encuen-tre. Así, una conceptuación sería un elemento más, un punto devista entre tanto otros imbricados en un concepto, en el procesode conceptualización. Varias conceptuaciones pueden formar unaconceptualización, pero no al revés.

2 La condensada historia de las tres fases del psicoanálisis nosproporciona un marco para clasificar las teorías y situar la teoríade la(s) identidad(es) dentro de ellas. A cada una de estas fases,la teoría de la(s) identidad(es) le aporta un concepto de identi-dad que es muy similar al concepto de «carácter» de la segundafase psicoanalítica. (Holland N. 164-64) La definición clásica lepertenece a Fenichel O., (1945:467) «el modo habitual de ar-monizar los conflictos que presentan las demandas internas y elmundo externo» veáse también www.clas,ufl.edu/users/nnh/elyo/elyo back.html

3 Se puede encontrar toda una literatura ardua, empezandopor los aportes de S. Freud, y continuar con los enfoques de StuartMills, Schütz, Bachelard, entre tantos otros.

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interacción de los grupos humanos, particularmen-te en el campo de la sociología, la psicología socialy la antropología, a partir de los enfoques de laconformación individual del sujeto. Al respecto,una de las primeras ideas que se han venido asen-tando en la actualidad en torno al análisis de la(s)identidad(es) es aquella que plantea una crisis deparámetros de interpretación y representación delyo circunscrita en una percepción unicista de laidentidad, y que ha terminado por influir los pro-cesos sociales en su globalidad. (P. Burke, 2001)Estas conceptuaciones no dejan de estar vincula-das asimismo con la manera en la que las cien-cias sociales se han desenvuelto, particularmen-te en los últimos cincuenta años.

Por otro lado, el término o noción de identi-dad(es) ha encontrado en la actualidad gran augey legitimidad para analizar diversos aspectos dela sociedad, pues es a partir de su estudio que seha logrado entender no solamente los procesosde socialización, sino de igual forma procesos po-líticos, económicos y culturales que han impactadodirectamente en la planeación y diagnóstico de laspolíticas públicas. En este sentido, se debe de teneren cuenta que el análisis de la noción de identi-dad(es) nos puede llevar a comprender fenóme-nos sociales involucrados con los nacionalismos,fascismos y genocidios de los siglos XIX y XX, pa-sando por los llamados populismos (izquierdaderecha incluidos), así como los movimientos detoda índole desde aquellos que reclaman autono-mía jurídica y territorial, hasta aquellos que exi-gen servicios médicos para el tratamiento del VIHvinculando la reafirmación de una identidad sexualespecífica, pasando por los movimientos políti-cos, culturales y sociales de la actualidad. De igualmanera nos vincula con el entendimiento sobrela manera en cómo se han conformado las dife-rentes disciplinas en las ciencias sociales.4

En suma, partir del enfoque de la(s)identidad(es) como modo de comprensión de losfenómenos sociales, es partir de una mirada quese encuentra imbricada en todos los ámbitosestructurales de una sociedad (economía, políti-ca, sociedad, cultura), así como asociada a losámbitos agenciales de un grupo o individuo(s)(vida cotidiana, pertenencia de grupo, lógica dela individuación, lógica emocional…). A esterespecto no nos queda más que confirmar quela gran importancia que tiene la noción de la(s)identidad(es) en la actualidad, es precisamentela posibilidad que nos proporciona la noción deidentidad(es) como herramienta de análisis delvínculo que existe entre la agencia y la estruc-tura en los procesos de interacción de los gru-pos humanos. Como bien es sabido, es precisa-mente esta relación entre agencia-estructura laque conforma el pilar epistemológico de la so-ciología y de los análisis de la ciencia social. (A.Giddens, 1979 y 1991)

En efecto, esta relación es la mayor proble-mática de análisis que la sociología se ha dadocomo desafío comprender. Por lo que la(s)identidad(es) se convierte inevitablemente en lanoción clave para este ejercicio de comprensión.No obstante, solo en la actualidad la reflexión entorno a la identidad toma un auge mayor para elanálisis societal de nuestros tiempos. En estesentido, valdría la pena reflexionar alrededor dealgunos elementos de comprensión que favore-cieron dicho auge, pues éste nos da pauta paracomprender de igual modo los cambios y avan-ces que han tenido las ciencias sociales, parti-cularmente la sociología en su labor de compren-sión de los grupos humanos y las interaccionesque de ahí emanan.

II. Factores asociados al auge de la(s)identidad(es) en las ciencias sociales.

Efectivamente, antes de pasar al debate sobre ladefinición de la noción de la(s) identidad(es), esnecesario dar algunas ideas en torno a las co-

4 En la actualidad ya se puede incluso hablar de la demanda dederechos por la(s) identidad(es), lo cual no es más que un indiciode la importancia que esta teniendo la cuestión de la(s) identidad(es)para la buena relación entre los grupos humanos. Véase la páginade la Internet: http://conadi.jus.gov.ar/gsdl/cgi-bin/library, donde seencontrara el sitio de la Comisión Nacional por el Derecho a la(s)identidad(es), donde en la biblioteca digital se puede encontrarartículos periodísticos, documentos testimoniales, legislación y bi-bliografía variada vinculada al derecho a la(s) identidad(es). Asimis-mo solo basta con marcar la palabra clave de identidad en cualquier

buscador de la Internet y se podrá encontrar que se encuentranmás de nueve millones de referencias.

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nexiones que permitan entender su auge en elmundo de las ciencias sociales. Lo anterior sig-nifica que el hecho de captar los factores socio-históricos que han influido en el interés de laconstitución de la noción de identidad(es) comoherramienta heurística de análisis de lo social,permite dar cuenta igualmente de los diversoscambios de mentalidades y maneras de captar losocial que se han dado en el tiempo. Esto es loque nos permite dar cuenta de los diferentesespíritus del tiempo específicos que se han idoconformando en el mundo de las ideas. Un es-píritu del tiempo hay que entenderlo como aque-llas atmósferas, modus vivendis y cosmovisionesespecíficas que permean cada época y que sevan concatenando e interconectando con otrasatmósferas circundantes, sean éstas reconocidaso no. Asimismo, este ejercicio de vinculación defactores en el tiempo con el auge heurístico dela noción de identidad, nos permite observar lamanera en la que se interrelacionan diversosaspectos en el proceso de constitución del co-nocimiento, desde las dinámicas internas carac-terísticas de las mismas disciplinas (hablaríamosen términos de paradigmas en el sentido de Khun),hasta aquellos factores externos al proceso delconocimiento vinculados con la política, la eco-nomía, lo cultural, las relaciones de poder, etc.Se trata pues, de pensar en aquellos ambientes-atmósferas que acompañan la constitución de unanoción como herramienta de conocimiento de losocial. De hecho conocer las diferentes concep-ciones o conceptuaciones de una noción que sevan esbozando en el proceso del conocimiento,es en sí mismo un hecho que forma parte de larealidad social y que es inevitable no desdeñar.Sin esta toma de conciencia, sería difícil enten-der todos los ámbitos que están involucrados enla noción de identidad(es) como herramienta decompresión de la realidad social.5

Por lo menos, habrá que tener en mente tresfactores para vislumbrar posibles contextosepocales que han influido en el interés de lanoción de la(s) identidad(es) como herramienta

de conocimiento de lo social, por parte de lasciencias sociales en la actualidad y en los últi-mos cincuenta años:

A) La Crisis del modelo de la ilustración yel reconocimiento de la pluralidad.

B) La emergencia de las Ciencias del otroy la preponderancia de la alteridad.

C) Los enfoques micro-sociales, cualitativosy del imaginario y del cotidiano social.

A) La Crisis del modelo de la Ilustración y elreconocimiento de la pluralidad

El primer aspecto efectivamente, tiene que vercon aquel que se conoce como la crisis delmodelo de la Ilustración y su corolario el reco-nocimiento de la pluralidad, particularmente lapluralidad cultural. Para entender su relación conel auge que ha tenido la noción de la(s)identidad(es) como forma de análisis de lo so-cial, es necesario recordar cuál ha sido el pro-yecto de este modelo, pues en él se advierteprecisamente la forma en la que la identidad seha ido constituyendo como elemento de análi-sis de la sociedad y la visión que se le ha ads-crito en ellos. Se puede incluso decir que conel advenimiento del proyecto de la modernidademergió la problemática misma de la identidad.(D. Martucelli, 1999 y 2001)

El proyecto de la modernidad se fundó apartir del objetivo de mantener un estado críti-co y de alerta frente a la ruptura que se habíanadvenido entre el llamado mundo de la tradicióny el moderno que emergía. Esto significa man-tener precisamente un estado crítico frente a laruptura que se había generado entre las llama-das adhesiones colectivas tradicionales (religión,etnias, memorias, etc.), y el advenimiento de laidea de constituir individuos autónomos. En estesentido, es claro que el proyecto de la moder-nidad se refería, por paradójico que pueda pa-recer, a un modo de pensar único, a una visióndel mundo específica, a una creencia particularcon respecto a la proyección de la especie y losgrupos humanos en su avatar histórico. Esta rup-tura (surgida a través de la crítica) es esencial para

5 Cf. Pierre Bourdieu (2001) donde habla de la necesidad detomar en cuenta del contexto en el tiempo y en el espacio don-de se formulan las concepciones teóricas y metodológicas.

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entender la conformación de las sociedadesmodernizadas y el advenimiento de la identidadindividual, o en su defecto del rompimiento deadhesiones grupales incuestionables antes pre-dominantes. Cabe recalcar en efecto que no so-lamente hubo una ruptura con formas absolutasde control, como la Iglesia –sobre todo institucional–y a través de la separación entre los espaciospúblico y privado (lo que se conoce como lainauguración de la era secular), sino también tieneque ver con la ruptura con un pasado memorialtradicional –al menos en el espacio de legitima-ción social reconocido– en donde las reglas delclan, las normas de la colectividad dictadas porla tradición mítica y/o religiosa, debían al me-nos separarse de los mecanismos de concertaciónsocial. (Salles, 2000) En suma, con el advenimien-to del proyecto de la ilustración y/o modernidadhubo un paso en el espacio público que se dis-tanció de las adhesiones colectivas dominantesy se proyectó hacia la predominancia de la au-tonomía individual. Así, la modernidad es unespíritu del tiempo que refleja un proyecto desociedad donde los sentimientos de pertenenciacolectivos se canalizaban en lo privado y la au-tonomía individual se expresaba en lo público.

A este dictamen de la sociedad se le cono-ce como el advenimiento de la modernidad occi-dental, cuya actitud de renovación es heredera ensu mayoría por los valores y éticas formuladasen la era de la Ilustración (racionalidad, calcu-labilidad, crítica de crítica, autonomía del indi-viduo y propiedad privada...). Vale recordarentonces, que dicho proyecto se sostiene pormomentos fundadores como la Revolución fran-cesa, el principio de la industrialización, la con-solidación del Estado-Nación, la secularización...Es en esta dinámica epocal que la identidad comoconformación autónoma del yo frente al noso-tros se convierte en elemento esencial de análi-sis de nuestras sociedades, aunque en un iniciola noción estricta de la identidad no figurará comotal. Más bien se trataba de reflexionar en torno,por un lado a la supuesta conciencia que se habíagenerado de esta distancia de lo nuevo, que nodeja regenerarse, con lo “viejo” y lo tradicional,y por el otro lado dar cuenta de las diferentes

formas en las que se concretiza dicha distanciaa partir de bases normativas o políticas de losgrupos humanos; como lo sería la identidad ads-crita en una ciudadanía que resaltaba la autono-mía del individuo en el marco de un supuestoconsenso colectivo.6

En este sentido, la idea de la modernidadha consistido en afirmar una correspondencia dela producción de sentidos, para el caso de sen-tidos identitarios, con la producción material dela sociedad. Dicha correspondencia ha sido po-sible de manera más eficaz gracias a los poten-ciales de la ciencia, la tecnología, la administra-ción, la organización de la sociedad reglamentadapor la ley, animada por el interés. A la par deesta correspondencia, se ha consolidado la vo-luntad de liberarse de las constricciones colecti-vas y “tradicionales” apostándole al triunfo de larazón como método de concertación cultural.

En este sentido, en el modelo de la moder-nidad, es la ciencia la que anima la realidad yasea a través de sus aplicaciones dirigiendo laadaptación a la vida social y las necesidadescolectivas e individuales, en donde lo arbitrarioy la violencia son remplazados por el Estado dederecho y el mercado. De ahí la necesidad deconsolidar la identidad individual libre y autónoma,pues sólo de esta manera se pretendía que lahumanidad, actuando según las leyes, lograría unavance hacia la abundancia, la libertad y el bien-estar: la emancipación individual.

6 Es importante recalcar, tal y como lo hace Werner Jaeger,(2006) que la costumbre griega de viajar, de circular por losentornos, expresaba una profunda libertad de conocimiento y en-riquecimiento plural (cosmopolitismo), y a la vez afirmaba el vínculocomunitario con la ciudad. Precisamente el genio del mundo griegode la antigüedad que le permitió imponerse como cultura uni-versal en occidente radicaba en la dialéctica entre el arraigo a lacité y una autonomía frente al grupo. El proyecto de la moder-nidad acentuaría este proceso dicotomizando la autonomía y elarraigo en los ámbitos privado y público, rompiendo con la iden-tificación plural y universal. Cf. Igualmente M. Maffesoli (2004).Por su parte, A. Touraine (1992) reflexionó acerca de la separa-ción entre el actor y el sistema con el advenimiento del modelode la Ilustración, a partir de su saturación, traducida como unacrisis de la modernidad, surge un interés por las formas de orga-nización renovadas resaltando la capacidad del actor a reivindicarse,lo que ha producido los nuevos proyectos de emancipación enla sociedad, conocidos como los movimientos sociales y que sinduda han impactado de sobre manera en la forma de adscribirsea grupos de organización con identificaciones diferenciadas.

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De aquí emergen dos presupuestos: a) conel Estado de derecho y el crecimiento económi-co se llegará a la democracia y al esparcimientode todas las sociedades. Razón y democracia lu-chan juntas contra la tradición y lo arbitrario, contralas adhesiones incuestionables y los sentimientosde pertenencia basados en los sentimientos y lamemoria colectiva tradicional. A decir de Tourainela afirmación que el progreso es el camino haciala abundancia, la libertad y el bienestar, no es másque una ideología desmentida por la historia, deahí que se hable del desgaste del modelo discursivode la modernidad. En este sentido, el racionalismoes la empresa creciente que favorece el sistema,la estructura sobre los actores, a partir de la nor-malización y la estandarización de las adhesionescolectivas e individuales. Es decir a partir de laconsolidación de una identidad única e indivisi-ble. En suma, cuando se habla de razón por el biende la libertad del sujeto, se trata de la sumisiónde cada uno de los seres humanos a los interesesde todos que se ve representada por la empresa,la nación, la sociedad, el consumo. Se pasó de unasumisión identitaria diversificada en diferentesestructuras llamadas tradicionales a una sumisiónidentitaria llamada universal secular y moderna.

Es evidente lo paradójico de esta lógica, puescuando se pretendía que el proyecto de la mo-dernidad fuera solamente una fuerza crítica quepermitiera desmantelar los monopolios, los cor-porativismos, las clases oprimidas, la opresión alas mujeres, las naciones colonizadas, es decir, lasadhesiones y sentimientos de pertenenciaincuestionables, terminó por monopolizar el sen-tido de pertenencia y las formas de adhesiónidentitaria legítimas y permitidas en el espaciopúblico. En suma, la idea de la modernidad cuandoes analizada como la destructora de formas anti-guas y tradicionales de adhesión colectiva, a tra-vés del triunfo de la racionalidad objetiva e ins-trumental, pierde su fuerza de liberalización y nopuede controlar la fuerza de la diferenciación ydel racismo que se generan, que no son más quecorolarios de un cuestionamiento demasiado exa-cerbado de identificaciones llamadas tradiciona-les (Horkheimer, 2003).

Efectivamente el modelo de sociedad de lamodernidad se ha caracterizado por la uniformi-zación de las sociedades y de las relaciones hu-manas, pretendiendo englobarlas en un universa-lismo social, cuando no es cultural. Esto ha tenidocomo corolario una imposición de la forma quese ha traducido en una estructura jerárquica, ex-cluyente y dicotómica, basada en la diferenciaciónsocial. La diferenciación social significa que lasociedad progresa, evolucionando de lo simple alo complejo, de lo homogéneo a lo heterogéneo(de lo colectivo a lo individual) por lo que senecesita un modelo de gestión universal, que asu vez termina por diferenciar a los individuos através de su posicionamiento social, económico,religioso y racial. Así, los procesos se diferenciansegún los mecanismos del trabajo, los grupos so-ciales, las redes de comunicación, los roles y losestatus, la estratificación social o incluso lossubsistemas funcionales. Es en esta dinámica enla cual se puede encontrar la relación existenteentre la emancipación de la identidad individualinserta en el marco de una identificación univer-sal incuestionable, única garante de esta prolife-ración de autonomías individuales e identitarias.En esta dinámica los grupos acrecientan su gradode singularidad (individuos) pero se ven diferen-ciados por su particularidad cultural (identidad detipo tradicional). Insistamos bien en esta lógica,como veremos en la última parte de este trabajo,un proceso de identidad está auspiciado por unproceso de diferenciación y de vinculación. En lasllamadas identidades tradicionales y no cuestio-nables este proceso estaba claramente definido.Por el contrario con el proyecto de la identidadúnica e igualitaria del modelo de la Ilustración, ladiferenciación se matizó hacia formas vinculadascon los procesos productivos, pero también conla condenación en el espacio público de la expre-sión de sentimientos de pertenencia incuestionables(étnicos y religiosos particularmente).

En este sentido, como movimiento de bume-rang, la diferenciación social consolidada en elproceso emancipatorio del modelo de la Ilustración,se traduce en un segundo tiempo por una diversi-ficación de grupos, de roles, de normas posibles,y pone en la mesa de análisis el problema de la

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construcción de significados culturales y de prin-cipios funcionales para la integración de la socie-dad. Este es precisamente el problema que se plan-tea con el cuestionamiento crítico del modelo dela modernidad de las identidades llamadas tradicio-nales. Es aquí donde encontramos las más vivastensiones, entre las relaciones identitarias individua-les y aquellas llamadas colectivas.

Dicho lo anterior, es claro que este modelode sociedad basado en el discurso de la moder-nidad, quiso rebelarse en un principio contra elorden institucional y promover la libertad delindividuo, y sin embargo bajo la bandera de sulucha contra la tradición arbitraria, este proyec-to sometió lo subjetivo y los sentimientos depertenencia grupal en beneficio de la racionali-dad triunfante, coercitiva, constrictiva y la eman-cipación de un ideal de individuo autónomo ypropietario de sí mismo. Como veremos másadelante, esta lógica ha estado asociada estrecha-mente con la conformación disciplinaria de losanálisis de la identidad(es). A decir de variosautores (Maffessoli, op.cit., Tourraine, op.cit.,Horkheimer, op.cit.), este modelo ha encontra-do en la actualidad muestras de saturación. Es decir,se constató una pérdida de sentido de parámetrosvalorativos de dicho proyecto ante la instaura-ción de un discurso que se volvió, paradójica-mente absolutista y demasiado racionalista7, par-ticularmente en lo que concierne a la manera dellegar a la emancipación individual (visión delprogreso y un único tipo de desarrollo).

Lo anterior da cuenta sin duda del procesode transformación que hubo en la concepción desociedad y de los sentimientos de pertenencia

de los grupos humanos. Insistamos al respecto,se pasó del cuestionamiento a las adhesiones ysentimientos de pertenencia estables y fijos, a laconsolidación de una manera única de concebirla adhesión del ser humano a un único grupo:el de la especie humana y el del hombre uni-versal y racional (en masculino). Aquí la diver-sidad se encajonó en el seno y en la esfera delo privado de la interacción social. Hubo unaespecie de síntesis, de concentración, de aglu-tinación de todas estas adhesiones y sentimien-tos de pertenencia (religiosa, étnica, clánica, etc.)incuestionables a una sola: la del individuo yciudadano miembro de una nación. Es evidenteque esta dinámica al ser bastante contradictoria,terminó por saturarse y fragmentarse. Al no po-derse definir más que como individuo libre yautónomo en el espacio público, la lógica derepresión “identitaria tradicional” que se habíainstaurado terminó por estallar en una multipli-cidad de identificaciones. Aquí es donde preci-samente se puede entender el proceso de satu-ración y la llamada crisis del modelo de proyectode la modernidad.

Así hoy hablamos, de un agotamiento deldiscurso racionalista e individualista y de un re-planteamiento del modo de gobernar y organizarlas adhesiones ordenadoras e incuestionables: lasidentidades que nunca desaparecieron del todo,sino que se refugiaron en la lógica de la vidaprivada. Lo que dio como resultado de esta lógi-ca, será tema del siguiente rubro, por el momen-to cabe insistir en este fracaso del proyecto delmundo occidental fundado sobre la capacidad dela razón a controlar el advenimiento de la socie-dad emancipada y uniformizada a través de latecnología y los procesos de modernización tan-to política como económica, y por tanto de estamirada homogenizadora de la identidad cuyo fun-damento de igualdad, libertad y autonomía resul-tó en una fragmentación y radicalización de iden-tidades incuestionables. En efecto, la visión delmundo que se quería dominadora a expensas delo subjetivo (característica de las adhesionesincuestionables) encontró signos de decadenciamostrando los límites de su esquema, principal-

7 El concepto de racionalista hace referencia al pensamientolineal, evolucionista y positivista inminente en las sociedades oc-cidentales, que tuvo su auge y mayor promoción a partir del sigloXVI, con la filosofía cartesiana, ejerciendo así una relación de po-der con respecto a otras visiones posibles. Esta visión consiste enun ideal Moral de Igualdad en el que todos pueden llegar a unbienestar deseado, a un ejercicio del poder, sin por lo tanto crearuna situación desequilibrada que irrumpa en los deseos del aje-no (ideal de Libertad) y esto pretendió lograrse a través de losauspicios de la “razón” y la tecnología puestos al servicio del serhumano. Precisamente el hecho de considerar una igualdad en-tre los seres humanos llevó a la confinación de una diversidadde identidades y la consolidación de una sola identidad, la delciudadano libre, autónomo y responsable de sus actos. Para elconcepto de racionalista (P. Bourdieu, 2004 y M. Weber, 2004).

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mente al nivel de los sentimientos de pertenen-cia identitaria.

En suma, encontramos a través del análisisdel concepto del modelo de la Ilustración unmodo específico de proyección hacia la renova-ción de las adhesiones identitarias, así como elinflujo que se da con la toma de conciencia pre-cisamente de la existencia de una constante rup-tura con formas “tradicionales de identificación”.Este proceso conlleva que los actores entiendanuna relación con el mundo en una profundacontinuidad emotiva (ruptura), a la vez con unsorprendente sentimiento de novedad (fragmen-tación). Las formas identitarias emergentes en elmodelo de la modernidad no son más que lagestión de estas dos actitudes siempre presen-tes y sin que sea posible disociar una de otra.8

Impacto del modelo de la modernidady de su crisis sobre la percepción-conceptuación de la identidad

Precisamente a lo que se ha enfrentado el pro-yecto de la modernidad es a esta tradición en lacual la(s) identidad(es) no representan ni sonvistas como formas necesarias de definir y criti-car, más aún, ni siquiera como algo que se debacuestionar, pues se sostiene la existencia de unaadhesión total de manera individual (es decirconciente) a un grupo o a una serie de símbo-los que permiten representarse en su entorno yen su realidad. En este sentido los parámetrosestán dados, y de manera individual o grupal–forzada u opcional– uno se involucra con suentorno constituyendo elementos identificatorioscompartidos y perennes. Por tanto se hace re-ferencia al sentido de pertenencia que no escuestionable, que es dado, heredado y/o acep-tado unánimemente. Es la aceptación total deelementos constitutivos del yo.

Ahora bien, lo que el proyecto de la mo-dernidad consolidó ha sido el cuestionamiento a

la adscripción a una forma de vida; a un parámetrode interpretación y representación heredado porla tradición y la creencia. Nos referimos a unmomento en donde la adscripción a elementosdefinitorios y constituyentes del yo tienen quever con una elección específica, y no con laadhesión incuestionable a un grupo de elemen-tos compartidos por una comunidad. Lo que secuestiona es precisamente que el individuo estáintegrado a su comunidad heredada, sintiéndo-se parte de ella pero viviendo como entidadparticular, sin plantearse verdaderamente proble-mas identitarios tal y como ahora se entienden.Es precisamente porque hay una desestructuraciónde las comunidades, principalmente a raíz deladvenimiento de la dinámica moderna, que segenera una individuación de la sociedad y, portanto, la lógica de adscripción identitaria desdeuna lógica selectiva y crítica. Se trata del fomentoa la emancipación individual, a la elección/ads-cripción voluntaria a parámetros interpretativosy de representación que se movilizan en la re-lación que se mantiene con la alteridad. Esto,precisamente, hace referencia a cómo hoy se vedefinida la identidad, es decir, se trata de darcuenta de la significación relacional de grupose individuos que se genera en la interdependen-cia con el Otro. La(s) identidad(es) desde esteámbito de reflexión hace referencia a la parterelacional de los grupos e individuos y de sudependencia del Otro para definirse, pero deigual modo da cuenta de una lógica de unidad,de homogenización, de concentración inamovi-ble en constante proceso de fijación que se dabajo el auspicio de la emancipación individual.

El corolario que se puede observar con estacrisis o autocrítica del modelo de sociedad de lamodernidad es la expresión en el espacio pú-blico de esta serie de identificaciones maleablesen constante replanteamiento y cuestionamiento.Se habla de identificaciones múltiples que secombinan según los momentos y las necesida-des relacionales. Para parafrasear a ZygmundBauman, hablaríamos por tanto de una identidadlíquida, o incluso ya no de identidad sino deidentificaciones (Z. Bauman y M. Maffessoli). Loque es importante señalar e insistir aquí, es que

8 Sin lugar a dudas la sociología explicativa buscará estudiarla (s) relación (es) entre diferentes modos de pensar, pero quese inscriben mutuamente en el marco común de un proyecto derenovación y una conciencia de ruptura con momentos espacio-temporales específicos, inscribiéndose así en una continuidadhistórica.

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este proceso de implosión de la modernidadrepercutiendo en estas identidades fragmentadasy múltiples está relacionado con ese proceso quehubo de limitación de formas identitarias colec-tivas cuyos aspectos emocionales de las relacio-nes humanas se acantonaron al ámbito de loprivado, y que al verse en crisis repercutió enuna exhortación de múltiples identidades emo-cionales en el ámbito público. La lógica planteadapor Melucci de los movimientos sociales va eneste sentido, al plantear precisamente que losmovimientos sociales contemporáneos ya no selegitiman en reivindicaciones nacionales, estruc-turales e institucionales, sino en demandas pre-cisas, concretas, especificas en el tiempo, lo quepermite que se generen grupos diferenciadoscuyos miembros circulan indefinidamente en cadauno de ellos (Melucci: 2001).

Un ejemplo de lo anterior es precisamentela manera en cómo han adquirido legitimidad laaceptación de identidades diferenciadas en to-dos los ámbitos de la sociedad, sea en el ámbitolocal, político, sexual, religioso, étnico, ciudadano,etc. Verbigracia, se pueden citar las repercusio-nes que hubo en materia de política internacio-nal que se dieron en 1993, con la declaraciónde los derechos de las Etnias del Mundo (UNESCO,1993).

Todo ello no refleja más que la tensión quese vive en la llamada vida contemporánea entorno a la relación que hay entre las identidadesllamadas fragmentarias y la renovación de iden-tidades o adhesiones grupales colectivas eincuestionables. Este es el desafío que advieneprecisamente en la actualidad, es decir, dar cuentade los procesos de tipo identitario y de identifi-cación en la interacción grupal e individual.

B) La emergencia de las Ciencias del Otro y lapreponderancia de la alteridad

Por otro lado, debemos tomar en consideraciónlas reflexiones antropológicas y los nuevos de-safíos que enfrentan las llamadas “Ciencias delOtro y de la alteridad” (M. Augé, 1994), conrespecto a los sentimientos de pertenencia degrupos diferenciados y de aquellos que se en-

cuentran al margen de esta lógica relacional delmundo moderno. Si el proyecto de la moderni-dad tenía como palabra fetiche y problemáticala de la(s) identidad(es), el del mundo contem-poráneo es la de la alteridad.

En este sentido, la potencialidad de la nociónde identidad(es) como unidad analítica y heurís-tica es considerable, ya que permite dar cuentade una serie de fenómenos dispersos relaciona-dos a los procesos de adhesión que repercutenen la existencia social en la sociedad contempo-ránea y en el tiempo presente. Efectivamente, lanoción de identidad(es) desde la mirada de lasCiencias del otro, nos conduce a revalorar la exis-tencia de una pluralidad de identidades; de ad-hesiones personales y grupales; y a vislumbrarotras maneras de organizarse, a partir de eso quese llama, la sensibilidad ecológica, es decir aquellaracionalidad que da cuenta de la existencia delgrupo o individuo a partir de la consideración delas existencia del Otro (s). El yo se constituye porel respeto y vinculación con otros “yos”, confor-mando de este modo la consideración a varios“nosotros” constituidos.

La emergencia de las Ciencias del otro, sinduda, se vincula con la manera en la cual elmodelo de la modernidad generó una serie deparadigmas de la ciencia social que se enfoca-ron en crear y recrear la idea de la sociedad encada coyuntura dada, con el fin de proporcionarsentido a las prácticas sociales y a los cambioshistóricos, no obstante nunca logró apaciguarenteramente la conciencia de la incertidumbrepor el cual se representa el mundo (es la pérdi-da de representaciones y valor que danparámetros a la vida). En este sentido, la identi-dad única y omnipotente del ciudadano perte-neciente a la nación que pretendía reemplazaro al menos confinar al ámbito de lo privado lasidentidades llamadas tradicionales e incuestionablesvinculadas a un sentimiento de pertenencia co-lectivo, no logró por su parte satisfacer la pro-ducción de sentido que precisamente un proce-so identitario supone ofrecer.

La identidad producida durante el proyec-to de la modernidad buscaba conciliar la volun-tad de producir modelos estables de la realidad

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social, representaciones más o menos inmedia-tas de la realidad con la conciencia de la expe-riencia de situaciones sociales inestables y bajola empresa de decepciones múltiples, particu-larmente con aquello vinculado con la ruptura defiliación entre el presente y el pasado, entre lo“tradicional” y lo moderno, entre la adhesión totala un grupo y la crítica a esta totalidad de ads-cripción. Hablar del Otro pues, de la Alteridades dar cuenta por tanto de la concientización dela existencia de formas diferenciadas de adscrip-ción, y de la dificultad de organizarlas en una solaforma política o cultural. También significa lanecesidad de reconocer el respeto a la diferen-cia como forma de enriquecimiento societal.

Ciencias del otro, pluralidad y políticaspúblicas

La repercusión que ha tenido la toma de concien-cia de la alteridad en las ciencias sociales hatenido que ver con el ofrecimiento de una seriede decisiones políticas que se pueden sintetizaren las llamadas políticas de reconocimiento dela diferencia. (Taylor Ch., 1998) Estas políticasconsideran precisamente los efectos perversosgenerados con el proyecto de la modernidad, demanera que se toman en cuenta las formas al-ternativas de organización de la producción desentidos. Para comprender el vínculo de estaspolíticas con las llamadas Ciencias del otro esnecesario tener en mente varios aspectos impor-tantes: a) la distancia generada en al proyecto dela modernidad y presentida por los actores en-tre sus expectativas y la realidad, esto es lasdecepciones de la realidad a raíz de insuficien-cias en la producción de sentidos; b) la intenciónno lograda por parte de las ciencias socialesexplicativas de generar un relato ordenador ca-paz de dar cuenta de lo vivido y al mismo tiem-po de poderlo insertar en una estructura de in-terpretación que reduzca a lo esencial lasrelaciones entre los grupos diferenciados, de ma-nera que haya una comprensión de la extrañe-za de los fenómenos sociales cuando se encuen-tran sentimientos de pertenencia diferenciados.

Lo anterior describe claramente el revirajeinterpretativo enunciado en estas políticas dereconocimiento de la alteridad, es decir, hay unsustento en el intento de tomar conciencia de ladistancia entre el presente y el pasado y de lasdiferentes formas que toma esta distancia en losdiferentes grupos, adhesiones y sentimientos depertenencia. De esta manera, el contexto societal(relacional) visto como una fase interminable detransición, permite dar cuenta del presente contrael pasado, del cambio contra la tradición, incul-cando una forma de tradición de lo diferencia-do. En otras palabras, las ciencias del otro y laspolíticas de reconocimiento ofrecen la posibili-dad de comprender los diversos y múltiples pro-cesos identitarios que se dan en la realidad so-cial, sean éstos fragmentarios, englobantes odispersos. Si bien la idea de crisis de la que sehabló precedentemente da cuenta del sentimientoconfuso y múltiple de de-conexión del mundocon el otro y con los otros, no es insuficiente paracaracterizar la pluralidad de respuestas queadvienen en un discurso que se ha saturado.

Precisamente lo que no se pudo contener ygobernar en los procesos identitarios diferencia-dos y confinados a la esfera privada, ha sido laconciencia histórica de una ruptura entre la ad-hesión identitaria tradicional y la identificaciónciudadana pretendida y resolver las cuestiones deuna diversidad de adscripciones incuestionables.

De esta manera los actores entienden unarelación con el mundo en una profunda conti-nuidad emotiva, con un sorprendente sentimientode renovación identitaria. Las Ciencias del otroy de la alteridad no serían más que la gestión deesas dos actitudes siempre presentes y sin quefuese posible separar una de otra. De aquí laimportancia que tiene la comprensión de la dua-lidad de la realidades identitarias. Las políticasllevadas a cabo por la UNESCO, observadas en losreportes mundiales sobre la cultura, son un vivoejemplo de esta toma de conciencia vinculadasdirectamente con los diversos procesos identitariosy la toma de conciencia de la potenciación quetiene la pluralidad cultural para el enriquecimientode la existencia social (UNESCO, 2000). En suma,el efecto de la crisis del modelo de la moderni-

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dad tuvo como corolario la toma en cuenta dela posibilidad de una convivencia en una multi-plicidad de formas diferenciadas. En este senti-do, el impacto que ha habido sobre la conside-ración de una diferenciación en términos deidentidades ha sido sustantivo. Se puede de-cir que el multiculturalismo que se propaga enla actualidad hace referencia precisamente alreconocimiento de la existencia de una plurali-dad de formas de identificación que convivenconstantemente y la necesidad de llevar a cabouna serie de políticas de reconocimiento de estapluralidad en el seno de los Estados-nación.(Gutiérrez Martínez, 2006)

C) Los enfoques micro-sociales, cualitativos,individualistas y los del imaginario y elcotidiano social

Los enfoques de tipo cualitativos y micro-socia-les que han tomado un auge mayor en la actua-lidad, particularmente en los análisis sociológi-cos, también han colaborado en gran medida ala reconsideración de la noción de la(s) iden-tidad(es) como herramienta de análisis de losocial. En efecto, existe una concomitancia condicho auge y el apogeo que obtuvieron las so-ciologías que favorecen el análisis del actor frag-mentado, el individuo con múltiples máscaras deacción, la(s) identidad(es) movibles, etc. Nosreferimos por supuesto a las sociologías llama-das comprensivas y/o interpretativas, de la ac-ción, las etno-metodológicas, las dramatúrgicas,las construccionistas, que durante un tiempoestuvieron marginadas del ámbito analítico de losocial. En efecto, el hecho de reencontrar laheurística de la sociología simmeliana con todoy sus formismos, es solo un ejemplo de esteapogeo interpretativo de lo social, así como dela necesidad que se ha generado de compren-der otras formas de socialidad yacientes en elámbito de lo micro social, de lo movible, de lofragmentario, de lo efímero que también influ-

yen de manera importante en la conformaciónde sentidos de la existencia social.9

De esta manera encontramos en la actuali-dad una evocación pronunciada de un tiempo lla-mado posmoderno con la emergencia de múlti-ples identidades en un mismo grupo y/ o el senode la conformación individual (las llamadas comu-nidades emocionales, las tribus, los sentimientosde pertenencia presenteistas, etc.). La tendenciaen el análisis de las ciencias sociales parece ir haciael entendimiento de las identidades desde la mi-rada de la fragmentación, la polisemia; todo elloen contraposición con la concepción de la iden-tidad unicista, fijas e inamovibles.

Cabe señalar que los enfoques de tiposmacro-estructurales, institucionales y cuantitativistasacompañaban la constitución ideológica de lasidentidades nacionales, en tanto que se tratabade meta-narrativas, de grandes discursos deemancipación, al tiempo que también se inscri-bían en los procesos de homogenización. En laactualidad encontramos en este proceso fisurasmás pronunciadas, que si bien siempre han exis-tido, habían podido ser desdeñadas por el dis-curso dominante de la estructuración y lahomogeneización. Lo anterior, nos ha llevado atomar en cuenta las particularidades, lasindividualidades, los procesos de menor duracióny estructuración en las relaciones humanas, peroque sin duda impactan en la manera en la quelos seres humanos se interrelacionan, conformancomunidad e identidad(es). Cabe recordar que lasgrandes narraciones inscritas en las dinámicas deexpansión de la identidad nacional, se han po-dido conformar paulatinamente a partir de lalegitimación que ofrece un discurso de tipouniversalista e igualitario, donde la diferencia, lasparticularidades se mantenían precisamente enel ámbito de lo privado, por lo que el análisispor parte de las ciencias sociales de estos fenó-menos micro, emocionales y privados debían decantonarse al análisis de orden psicologizante,

9 La obra de Simmel ha sido particularmente importante enla sociología para reconsiderar las posibilidades de conocimientoa partir de los fenómenos micro-sociales o bien a partir de lasdiferentes formas de la socializada que nos dicen mucho sobrelos procesos de identificación y/o las conformaciones de la(s)identidad(es) (G. Simmel, 1989).

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espiritual o del imaginario. Enfoques que no eranconsiderados socialmente pertinentes para solu-cionar los problemas sociales que la sociologíase había encomendado solucionar, como eran laanomia, la transfiguración de lo religioso, laintegración educativa, la conformación discipli-naria de la política moral, etc. El ejemplo másvivo al respecto, ha sido la discriminación aca-démica que aconteció entre una sociología de lasemociones propuesta por Tarde, y el determinismosocial de Durkheim, de donde la predominanciade uno sobre otro para conformar la sociologíafrancesa de finales del XIX es conocida por todos,y teniendo como corolario el análisis de la iden-tidad desde un enfoque determinista, fixista,unitario y moralista.

Sin duda es perceptible después de los años,que esta querella representó relaciones de po-der que se dieron en el seno mismo de la epis-temología sociológica y que influyó de manerasustentable en el análisis de la identidad(es)desde una mirada de tipo institucional. En estesentido, podemos decir que quizás la sociologíaganó en legitimidad institucional frente a otrasdisciplinas como la psicología, pero sacrificó laamplitud de análisis que se dan en la socialidady la realidad social.10 Conforme el saber socio-lógico fue avanzando, conforme esta querella porla legitimidad del saber se fue debilitando, elinterés por conocer la manera en cómo otro tipode diferenciaciones se generan y existen, porejemplo las clases sociales, los subgrupos o lasminorías étnicas…, fue aumentando. La consta-tación de que estos diversos grupos no se ha-bían amalgamado completamente a la identidadpolítica del ciudadano, sino que compartían otrossentimientos de pertenencia diferenciados –abre-viados en el tiempo y en el espacio– fueconcomitantemente con el auge de las cienciassociológicas de corte comprensivo micro-social,

y que empezaron a tener sus frutos en cuantoal análisis de lo social desde esta mirada a me-diados de los sesenta.

No obstante, en lo que concierne el análi-sis de la identidad o de las adscripciones grupalesy sentimientos de pertenencia, el esfuerzo so-ciológico ha sido insuficiente, pues no ha logra-do lidiar con la relación de la pluralidad de res-puestas posibles y dadas en la contemporaneidadde los actores sociales. En otras palabras, no seha podido concertar la manera en cómo la agenciase relaciona con la estructura conformando pro-cesos de identidad de larga duración con tem-poralidad fragmentada y limitada en el espacio-tiempo. Esta limitación comprensiva, en términosde identidad(es), se transmite de igual maneraen el percepción confusa que viven los actoresen las sociedades que se fundaron bajo el pro-yecto de la modernidad occidental, donde seadvierte la imposibilidad por parte de los acto-res de elegir entre lo viejo y lo nuevo, entre unaidentidad definitiva y fija y varias adscripcionesidentificatorias elegidas.

Se trata efectivamente, de constituir unámbito de análisis desde los contextos socialesde incertidumbre definitorio y/o de elección quese viven en la actualidad. Es un fenómeno don-de se mezclan discursos reivindicativos de va-lores diversos de la modernidad y de la tradición(por ejemplo, la democracia, la libertad de pen-samiento, el voto, la igualdad, el progreso asícomo la sacralización de territorios simbólicos,de revaloración de conocimientos locales origi-narios de un pasado mítico, identidadesancestrales, espiritualidad mágica (M. Maffessoli,2000 y C. Parker, 2001).11

III. Factores socio-históricos vinculados aldebate de la(s) identidad(es)

Ahora bien, el debate en torno a la(s) identidad(es)concentra una serie de factores socio-históricos que10 Vale recordar que la sociología se conformó como discipli-

na científica antes que el psicoanálisis, a pesar de que éste seposicionó primero como saber analítico del individuo. De hechocomo veremos más adelante este factor de búsqueda de legiti-mación influyó fuertemente en la percepción de la(s) identidad(es)como un fenómeno restringido al ámbito de lo individual, per-sonal, privado e interno de los seres humanos, y poco que vercon los procesos macro-sociales.

11 Los autores han trabajado constantemente en la tribalizaciónde grupos que comparten valores comunes de manera perma-nente o momentánea, pero que revindican una serie de valoresdionisiacos de una tradición ancestral, bajo el marco de una ra-cionalidad ilustrada.

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es necesario tomar en cuenta para entender elconjunto tan vasto y amplio que se ha dado alre-dedor de su definición, su concepción y suteorización. Aquí sólo mencionaremos tres que seconsideran importantes y de más impacto en eldebate de las ciencias sociales, particularmente enel ámbito de la sociología:

El factor ligado a la progresión en la vidasocial de la noción de la(s) identidad(es).

El factor ligado a la construcción intelec-tual del término.

El factor de la constitución disciplinaria.

El factor ligado a la progresión en la vida socialde la noción de la(s) identidad(es)

El análisis de la(s) identidad(es) se ha visto afec-tado por la historia misma de los procesos socio-administrativos de cada época, nos referimosespecíficamente a la elaboración de los documen-tos de identificación antes llamados de identidadque han acompañado el debate académico.

Efectivamente con frecuencia se tiende aconfundir la concepción de la noción deidentidad(es) y su reflexión, con la historia queha tenido en la vida social los documentos ad-ministrativos de identificación (antes llamados deidentidad), tanto a raíz de la utilización del tér-mino que se le ha dado como en su utilización.No hay que olvidar que antes de que la mismanoción se volviera legítima en el mundo de lasciencias sociales, el vocablo de la(s) identidad(es)ya traía consigo una historia que estaba princi-palmente imbricada con los documentos de iden-tidad que se le asignaba a cada miembro de lasociedad. Sin duda esto es concomitante con lareflexión hecha sobre el proyecto de la moder-nidad de encerrar en una sola identificación to-das las adscripciones y adhesiones grupales. Laidentidad del ciudadano, individual racional ylibre se veía legitimada por el proceso adminis-trativo-burocrático del Estado-nación. En estesentido, la noción de la(s) identidad(es) antes quenada está marcada por la historia del movimien-to secular; y su popularidad sin duda está intrín-

secamente asociada con el proyecto de la mo-dernidad.

Con la emergencia de los Estados y delderecho en este proceso, la emergencia de la(s)identidad(es) resulta de un esfuerzo de índoleadministrativa para regular la sociedad. Laautonomización de lo político crea una serie derupturas con códigos inscritos en comunidadessubordinadas a la tradición que tendían aautorregularse en sus parámetros interpretativosy de representación: las llamadas identidades“tradicionales”. El Estado crea por tanto su pro-pia forma de conocer, medir y contar a sus miem-bros. Esto sin duda reemplazando la funciónadministrativa que tenían los registros de bauti-zos, matrimonio, decesos, etc. que estaban a cargode instituciones religiosas. De ahí la emergen-cia de las identidades de papel, pues reinventandola realidad para reducir su complejidad el Esta-do genera una construcción social muy especí-fica, y se convierte en el propietario de la pro-ducción administrativa de identidades. Asípasando desde los registros parroquiales, hastalas nuevas identificaciones con el iris o la hue-lla dactilar, pasando por los registros de nacimientodel estado civil; el documento de identidad hatenido un impacto enorme en la constitución designificados del yo, pero también en la maneraen la que se ha definido teóricamente en lasciencias sociales la noción misma de identidad.Lo más importante de tomarse en cuenta en estenivel de análisis, es la manera en la cual la(s)identidad(es) tiende(n) a plantearse bajo la in-fluencia de la vida social, es decir, el impactoque tuvo en las ciencias sociales empezó con lapercepción de la(s) identidad(es) como instan-cias fijas, regulares, y dadas de una vez por to-das, cuando como lo veremos más adelante la(s)identidad(es) es (son) por antonomasia un pro-ceso dinámico y en constante cambio.

No es necesario insistir demasiado en esteproceso, ni detallar en aspectos técnicos ni his-tóricos de los diferentes documentos de la(s)identidad(es) que se han generado a largo de lahistoria moderna. Claro está, no dejaría de serinteresante indagar el impacto que han tenido lasdiferentes etapas administrativas en la conforma-

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ción de los documentos burocráticos de adminis-tración, e incluso el impacto que ha tenido enla percepción del yo que se ha dado en los gru-pos, individuos y los procesos de adhesiones ysentimientos de pertenencia. No obstante estainvestigación será merecedora de otro trabajo dereflexión que aquí sólo se ha querido mencio-nar debido a su importancia en la conformacióndel debate académico sobre la identidad(es) quese ha dado en las ciencias sociales. Recordemosuna vez más, el proceso administrativo-burocrá-tico de la producción de las identidades de pa-pel, estuvo a la par con este esfuerzo del pro-yecto de la modernidad de aglutinar y conglomerarla(s) identidad(es) en una sola pretendida univer-sal, que es la de este individuo libre y miembrode una adscripción identitaria única e indivisibleinscrita en el marco del Estado-nación. Esto in-fluyó por tanto, en la consideración de la iden-tidad como única, fija e inamovible.

El factor ligado a la construcción intelectualdel término

Otro aspecto importante a tomar en cuenta paraentender cómo se han visto influenciados los de-bates académicos en torno a la noción de la(s)identidad(es) es precisamente dar cuenta de lamanera en la que se ha utilizado y constituido enel mundo intelectual dicha noción precisamenteantes de que fuera retomado el debate por el mundode las ciencias sociales en la época moderna.

En este sentido, la construcción intelectualdel término está estrechamente asociada con elnacimiento de la filosofía en la Grecia antigua,pero también de la psicología o de las cienciasdel espíritu a finales del XIX. La noción de iden-tidad no tiene nada de innovador y la discusiónya se había centrado desde la antigüedad alre-dedor de la falsa evidencia de la “mismidad”, esdecir, de la falsa evidencia de aquello que esidéntico. La reflexión se centraba pues alrede-dor de lo idéntico, y no a partir de lo que sediferencia de un grupo como se vino plantean-do por las ciencias sociales en épocas contem-poráneas. La reflexión se centraba por tanto,principalmente en el ámbito de lo existencial y

de la lógica. A diferencia de las ciencias socia-les de los últimos cien años, la filosofía se habíapreocupado por la articulación de definiciones,más que la por la comprensión y descripción desus características. Es importante de tener enmente este punto pues las costumbres durantemucho tiempo, incluyendo gran parte de lospensadores sociales, consistían en no cuestionarni reflexionar en torno a la noción de la(s)identidad(es) pues ya se habían definido con eladvenimiento de los Estados-nación. Como biense mencionó, la noción de identidad se habíaconvertido en una palabra fetiche del proyectode la modernidad, borrando más de dos mil añosde debates críticos que la filosofía había plan-teado alrededor de su definición. Como ignorarque para D. Hume la(s) identidad(es) es una ilu-sión engendrada por el tiempo (hoy se diría unaconstrucción social de la realidad), la(s) iden-tidad(es) es una ficción, pues se trata del ejerci-cio de fijar percepciones falsas al prisma de larealidad (Hume, 1968).

Para otros, el planteamiento de Aristóteles,hasta Ricoeur pasando por Kant es digno de to-mar en cuenta para comprender la herencia re-flexiva que contienen las teorías sobre la(s)identidad(es). Este filo de ideas plantea la nece-sidad del Ser a partir de la capacidad de conce-birse en la sustancia constitutiva del yo. Esta sus-tancia es aquella contenida en el ethos y el hexis,es decir en las costumbres y los hábitos, en elcuerpo y en la moral. Por tanto, se trata deinvariantes relacionales, que al permanecer comoparte de la organización de un sistema combi-natorio constante en el tiempo terminan porconvertirse en factor trascendental de la(s)mismidad(es). Así, la discusión filosófica nos plan-tea la encrucijada de saber si la(s) identidad(es)es una sustancia, un factor trascendental para elindividuo o un simple efecto de la percepción,o bien, se trata de un instrumento necesario defijación en un universo inaprensible.

Estas reflexiones son precisamente las queheredaron las ciencias sociales y que alimenta-ron la idea estatutaria de la(s) identidad(es) comosi se tratase de una noción que encierra deter-minantes simbólicos marcando el mundo inter-

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pretativo, relacional y representativo del grupoo individuo. Huelga decir la influencia de estasreflexiones en el concepto de habitus, donde loselementos vivenciales y de la experiencia socialterminan por predeterminar la(s) identidad(es) ylas adhesiones de un individuo.

Es necesario igualmente tomar en cuenta eneste proceso intelectual, que la noción de iden-tidad se ha tendido a estancar o a asociar al ámbitode lo subjetivo, no como una lógica de elecciónconsciente sino como una dinámica caracteriza-da por lo emocional concerniendo únicamentela constitución de la personalidad. En este sen-tido la(s) identidad(es) se resumen a definirsecomo el resultado de la estructuración del yo apartir de intercambios identificatorios con elentorno interiorizando modelos e imágenes. Ensuma, la(s) identidad(es) se ven a través de lainfluencia psicologizante que advierten únicamen-te procesos internos, de interiorización, dejandode lado todo el aspecto exógeno del proceso,es decir, todo el aspecto estructurante del entornoy el aspecto estratégico de los sentimientos depertenencia. Una vez más podemos percibir lahuella que las reflexiones psicologizantes ysubjetivistas le ha legado a la concepción deltérmino de identidad(es) anquilosándolo en unaúnica dimensión de la interacción social.

Efectivamente, estos factores mencionados,han terminado por confinar el término a una solaesfera de la alteridad. Así la identidad(es) secantona a ser fija, unívoca, interiorizante. La(s)identidad(es) asociada a la cuestión de la vidasocial ha tendido a confundirse, a propagarse ensu idea fundadora, de encerrar la realidad de unapersona en la concentración de un único papel.Como si la(s) identidad(es) fueran un dato extre-madamente simple y controlable, cuando se tratacontrariamente de una situación que es más biencompleja, movible e inaprensible. Sin duda, setrata de una visión simplificadora de la(s)identidad(es) heredada de una concepción delmundo lleno y controlable (Platón), que ha re-sultado que la identidad(es) se definiera pormucho tiempo desde el ámbito de la unicidad yfixidad, al tiempo que terminó por ser demasia-

do utilizada, poco definida o referida por loslenguajes populares y saberes académicos.

En este sentido, hoy podemos hablar deidentidades culturales, políticas, sociales, hastade identidades empresariales y administrativas,pasando por las identidades latinoamericanas,europeas, etc., nacionales, regionales, locales,identidades cibernéticas, pero sin saber ni conocerla manera en la que se da este proceso y sindistinguir entre los aspectos interiorizante yexteriorizantes, los acciones y estratégicos de lossubjetivos y emocionales. En suma, se hace re-ferencia a la noción de identidades como modosde identificación, de adhesión, y constitución desentimientos de pertenencia, y poco se ha tra-bajado desde la concepción de que la identidades ante todo un proceso conteniendo una seriede dinámicas que pueden analizarse desde elnivel individual hasta el colectivo, desde el lo-cal hasta el global, desde la lógica de lahomogeneización hasta la de la diferenciación;desde lo interiorizado a lo exteriorizado, o biendesde el enfoque que analiza la relación entreestas diferentes esferas.

Al respecto, la primera dificultad que se nospresenta empieza precisamente por comprenderla conglomeración que encierra la noción deidentidad al tiempo que se ve encerrada en unagran inflación en su uso y apropiación. Se tratade un término que ha llegado a ser tan manipu-lado, que el cuestionamiento en torno a su defi-nición pasa a ser una ociosidad.

En este sentido, sería pertinente seguir lafrase de Lévi-Strauss al advertirnos que “todautilización de la noción de identidad comienzapor la crítica misma de ésta” (Lévi-Strauss, 1977).

El factor de la constitución disciplinaria

Finalmente, este último aspecto es el que sin dudanos atañe con mayor ímpetu en esta reflexión,sin que eso signifique que se desasocien losdemás niveles mencionados. Varios elementosestán involucrados en la constitución disciplina-ria en torno al análisis de la identidad. Todos elloshan colaborado en generar, por un lado una at-mósfera de confusión en torno a la claridad

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definitoria de la identidad, y por el otro lado asu consolidación como concepto.

a) Ausencia de definición del término iden-tidad

b) La asociación de la identidad como unelemento fijo y estático de la interacciónhumana.

c) La crisis de la identidadd) La identidad como un proceso

a) Ausencia de definición del término deidentidad

En efecto, al indagar de manera sucinta la rela-ción que la definición de identidad ha tenido enlas diferentes disciplinas podríamos darnos cuentade la confusión que aún impera en mayor me-dida en los análisis sociales. Se habla más de lassignificaciones implícitas en el término que deuna verdadera definición. Se trata sin duda de untérmino que se ha popularizado a tal grado queparece ya no tener necesidad de definirlo. Dehecho los primeros problemas a los que uno seenfrenta cuando se reflexiona en grupos intra einterdisciplinarios es el encontrar un patrón co-mún definitorio que establezca al menos un puntode arranque paralelo de análisis. Es decir, unparámetro de interpretación en el que se puedaempezar la comprensión de la interacción socialy de la socialidad desde un mismo punto de re-flexión.

Ahora bien, concentrándonos únicamente ensu historia moderna, y desdeñando voluntariamenteel recorrido filosófico desde tiempos aristotélicosal que se hizo mención, se puede decir que la(s)identidad(es) en el ámbito de las ciencias socia-les, ha sido una construcción conceptual nece-saria para ordenar las nuevas dinámicas queadvienen, pero sin embargo su definición nosolamente no ha sido consensuada, sino que unamultiplicidad de elementos han obstaculizado ensu reflexión y en esta concertación. Ya adverti-mos su importancia para la reflexión alrededorde la agencia y la estructura, pero es precisamen-te esta duplicidad de dinámicas las que se vencontenidas en la noción de identidades, es de-

cir aquello que conforma, encierra y aquello querompe, mueve e irrumpe. Sin duda esto nos hacepensar fuertemente en la metáfora simmelianadel puente y la puerta, de algo que comunica ala vez que encierra. Así, si la identidad como no-ción heurística nos permite encontrar una plau-sibilidad de análisis entre lo que significa la agen-cia y la estructura para la existencia social en tantoque, la problemática principal de la sociologíade igual modo, es el elemento que complica enmayor medida la concertación de una definición,la consolidación de una teoría y la conformaciónde un paradigma.

b) La asociación de la identidad como unelemento fijo y estático de la interacciónhumana

Desde sus inicios el término de identidad se habíadefinido como un proceso que se constituye díacon día a través de la aprehensión a identifica-ciones específicas. En un principio se trataba deconocer el mecanismo psíquico traducido a tra-vés de la noción de identificación. Se trata de laoperación por la cual el sujeto humano se cons-tituye en sí mismo y en su alteridad. Erikson(autor muy citado y poco leído) trata de llevarla noción subjetiva de la(s) identidad(es) a lacuestión del contexto social, a partir del senti-miento de la constitución de un yo organizado,fundado sobre una verdadera estima de sí mis-mo en el marco de un contexto social. En estareflexión Erikson trata de dar cuenta de las ca-racterísticas propias de una definición, más node una teoría en sí misma. Pero lo más impor-tante en todo esto es que la noción de identidad,más que continuar con la idea (planteada yadesde Freud) de tratarse de un proceso constante,continúo, movible, abierto a su entorno social,ha tenido como consecuencia la instauración deuna concepción estática, fija, cerrada, estanca, conrasgos escencialistas, de permanencia y de to-talidad, incluso de individuación. (Erikson E., 1986y 1972) Recordemos la herencia que se les legóa las ciencias sociales de diferenciarse particu-larmente, la diferenciación tan peleada por

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Durkheim de separase de los aspectos analíticospsicologizantes.

Vale señalar que a la par de la historia de lanoción de identidad que ya se ha mencionado,otras lógicas paralelas han colaborado grandementeal estancamiento reflexivo de dicha noción, so-bre todo en el marco de la sociología. Las nocio-nes de cultura, de individuo, de etnia y de raza,al asociarlas a la noción de identidad consolida-ron hasta hace poco esta idea de lo fijo y estáticode las identidades por lo mismo que la cultura, laetnia y la raza eran definidas como tales.

c) Crisis de las identidades y evolucionismo

De igual manera el término de crisis adscrito úl-timamente a la noción de identidad (crisis de lasidentidades) ha llevado a alimentar ineluctable-mente la idea de una adscripción final deparámetros de interpretación y representación delas relaciones humanas y de los sentimientos depertenencia. Como si la(s) identidad(es) tuvieraun principio y un fin, una conformación prede-terminada y un objetivo final terminando porconstituirse de manera completa y de una vezpor todas.

Otras repercusiones que se pueden obte-ner del término de crisis, es que ésta hace alu-sión a los discursos y narraciones fragmentadosque se dan con el advenimiento de un sucesoinesperado o por los avatares de cada época. Esdecir que se habla del rompimiento de una con-tinuidad que parecía irrompible e insuperable,cuando ya muchos autores han reflexionado dela existencia de la continuidad en la ruptura. Enotras palabras, decir que se vive en una crisis delas identidades por el hecho de que en la actua-lidad advienen discursos fragmentados, es negarque la existencia misma de lo social y de lainteracción humana se lleve a cabo en la conca-tenación de diversas formas conviviendo para-lelamente en la experiencia social. De ahí quela actualidad se defina como una época quecontiene una concatenación de crisis de identi-dad, aunque en la realidad se trate de lógicasdiferentes de constitución necesarias unas y otraspara consolidar un espíritu del tiempo.

Asimismo, junto con la noción de Crisis, seha reflexionado en torno al desarrollo concep-tual de la(s) identidad(es) por etapas, por facetas.Esto sin duda hace referencia al hecho de quellega un momento en que se fija una identidadpsíquico-fisiológica que supera la social. Al igualque la noción de Crisis, la noción de facetasidentitarias ha tendido a mermar las reflexionesde las ciencias sociales sobre la manera en la quela(s) identidad(es) en nuestras sociedades se vanconformando y se imbrican con los procesos deinteracción.

En este sentido, si la(s) identidad(es) desdesus inicios es concebida como un proceso, demanera continua abierta, en constante interacción,relacionista y basada en la relación-intercambiocon la alteridad, sin duda es un imperio de la ló-gica el querer definirla como noción fija, en cri-sis o en facetas, o incluso incurrir en verdadesúltimas contenidas en la dinámica misma de laidentidad. Ya vimos en cierta medida en los rubrosanteriores, el impacto que tuvo el modelo de laIlustración en la conceptuación de la identidad únicae indivisible, y por lo tanto de la posibilidad deconcebirla como fija e inamovible.

En suma, ya sea porque se asocian desig-naciones de identificación políticas (pasaporte,credenciales de identidad, de elector, etc.), seaporque se le adjuntan características psicológi-cas que terminan por designar un cenit de per-sonalidad, sea porque se ve influenciado por loscontextos histórico-culturales unitarios, y la con-sideración de momentos de crisis que termina-rán por asentarse en una armonía, la reflexiónsobre la(s) identidad(es) se ha quedado un tantoestancada, pero es esto mismo lo que ha abiertolos nuevos desafíos heurísticos y epistemológicosen torno a la identidad.

d) La identidad como un proceso

En efecto, desde Freud hasta las ultimas vertientesposmodernas (Baumann, Maffessoli...), pasandopor Erikson, Mead, Goffman, la(s) identidad(es)ha sido señalada más que como una esencia,como un proceso que encierra un sistema derelaciones complejas interactuando internamen-

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te pero enmarcadas en un contexto socio-histó-rico-cultural más vasto en el espacio.12 Este prin-cipio reflexivo de la(s) identidad(es) es el queno ha podido imponerse y el que se ha relega-do en cierta medida de los análisis sociales, de-bido a los factores socio-históricos influyentesmencionados en la primera parte de esta re-flexión. Pero es precisamente este principio deinteracciones complejas actuando internamenteen un marco estructural y exógeno el punto comúnsobre el cual cada una de las investigaciones enla actualidad arranca para su reflexión (E.Goffman, 1963 y 1973).

Se toma conciencia de que la(s) identidad(es)como toda construcción societal es ante todo untérmino en constante actualización, reflejando lamovilidad de épocas, de pensamiento, de con-cepciones, y en ningún momento ha represen-tado un aspecto fijo e inmóvil. Esto no significaque el término de identidad carezca de elementosque puedan fungir como parámetros estables parala interpretación de realidades complejas a nues-tro entendimiento (como las identidades religio-sas, étnicas, raciales que se mencionaron al prin-cipio de esta reflexión), pero la noción deidentidad es ante todo maleable, moldeable quepermite el advenimiento de un proceso de cons-titución de un yo y de un nosotros.

Así, la identidad definida primeramente comoun proceso en constitución permanente hace loableel diálogo entre las diferentes disciplinas y corrien-tes que reflexionan en torno a la manera en la quelas identidades se conforman y su impacto en lainteracción social. Al mismo tiempo, desde el ámbitode las ciencias sociales la gran dificultad que seesboza para el análisis del término de la(s)identidad(es) es la de su fixidad y la de su versa-tilidad. Esto se refiere al aspecto de su estructu-ración y de su agenciamiento: problemáticaemblemática de las ciencias sociales.

Para resumir, si bien la(s) identidad(es) tie-ne determinantes en el marco de lo psicológicoy subjetivo, la(s) identidad(es) es construida apartir de una experiencia singular, estratégica en

donde no se puede perder de vista que el indi-viduo está insertado en instituciones o grupos depertenencia que canalizan su acción y le propor-cionan justificaciones simbólicas. Las institucio-nes de socialización y de identificación como lafamilia, los partidos políticos, las iglesias, etc.,parecen encontrar cierto declive en el mundocontemporáneo, aunque en realidad se trate deuna compensación entre el papel que tienen estasinstituciones de socialización y el papel de losaspectos individuales. Se puede decir que des-pués de muchos años de idas y vueltas entre lasdiferentes conceptuaciones la(s) identidad(es)empiezan a ya no concebirse como una sustan-cia, un atributo inmutable del individuo y de lascolectividades, sino más bien se empieza a plan-tear que la imagen, la estima de sí mismo, laestrategia y la racionalidad electiva, las identi-dades comunitarias o políticas se elaboran, seconstruyen y se actualizan sin cesar en lasinteracciones entre los individuos, los grupos ysus ideologías, y que la socialidad institucionalse confluye con la lógica interna.

Así, la tarea en la actualidad es la de enri-quecer la reflexión en torno a la(s) identidad(es)describiendo la relación que se genera en elinterior y en el exterior de estos procesos deconstitución. La adecuación actualización o uti-lización de estos procesos a lo largo de las épo-cas o los diferentes umbrales histórico-geográ-ficos son pues la preocupación de inicio.

Hasta el momento hemos indagado los fac-tores endógenos, coyunturales y épocales queintervinieron en gran medida en el auge de lanoción de identidad como herramienta heurísti-ca de investigación de lo social. Ahora solo fal-taría dar algunos de los elementos reflexivos quese han abierto en torno a la noción de identi-dad(es) y de sus posibles utilizaciones en términospolíticas y sociales.

IV. Debate en torno a la(s) identidad(es):concepto, teoría o paradigma

Los puntos revisitados anteriormente nos dancuenta de la dificultad de marcar la noción deidentidad como un concepto, una teoría, un pa-

12 Más adelante se profundiza específicamente en torno a lanoción de proceso.

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radigma. No entraremos mucho en este debatepues el espacio es reducido. Sólo basta con se-ñalar que no se tata de un concepto, pues elhecho de definirla como un proceso no basta paraconglomerar una serie de interpretaciones queencierran la diferentes visiones de la realidadsocial. El hecho de que se mencionen diversascaracterísticas que se encierran en una noción yque incluso conforme un consenso, no significaque se haya constituido un concepto en sí mis-mo. No se trata tampoco evidentemente de unateoría, aunque ha habido el intento de llevarla asu punto, pues una vez más se trata de adaptarconcepciones y proyectos de sociedad al ámbi-to de las identidades, y no de formular la diná-mica, la lógica y el proceso que se encierra yse abre en la conformación de identidad(es).Finalmente no se puede decir que la identidades un paradigma (en el sentido khuniano), qui-zá se puede vislumbrar la posibilidad de que enesto se convierta. Pero por el momento variosproblemas se asoman al respecto, primeramen-te las diversas corrientes sociológicas, y los di-versos enfoques contenidos en estas mismascorrientes hacen que no se pueda considerar unaserie de investigadores, teorías, etc. reagrupadosen un término analítico, pues antes que nada nohay claridad se trata de identidad, identidades,identificaciones o de las diferencias entre estostérminos.

Sin duda todos estos factores nos permiti-rán comprender la manera en la que se ha lle-vado a cabo el debate en las ciencias socialesen torno a la noción de identidad(es), de losdesafíos y de los obstáculos a los que nos en-frentamos.

Debates y discusiones en torno al tema de la(s)identidad(es)

Sin duda alguna sería demasiada pretensión en-cerrar en unas cuantas líneas el debate que seha llevado a cabo en torno a la(s) identidad(es),sin embargo es posible avanzar unos cuantoselementos pertinentes que evoquen las ideasprincipales en torno a este debate, y en un se-gundo plano proponer una interpretación de la

dirección que tomaría estas discusiones en lostiempos que se avecinan.

De manera esquemática y sucinta se pue-de decir que las discusiones se han centrado porel momento en lo que significa la(s) identidad(es)en la actualidad, las herencias heurísticas que losenfoques psicologizantes han legado a las cien-cias sociales y las posibilidades de que las polí-ticas de reconocimiento de identidades diferen-ciadas permitan una mejor convivencia socialentre los grupos humanos. Más aún como ya seha mencionado la posibilidad de las cienciassociales de encontrar en la noción de laidentidad(es) el puente de análisis entre la ac-ción y la estructura.

Ahora bien, si es cierto que una definiciónconsensual sobre la identidad no se ha podidoestablecer, sí se han podido enunciar las carac-terísticas que describen la dinámica contenida enla noción de la(s) identidad(es), de manera quese pueda pretender partir desde un punto comúnde análisis desde diferentes corrientes y perspec-tivas en las ciencias sociales.

Primeramente, ya es una aceptación comúnque la noción de la(s) identidad(es) es multifor-me y es utilizable en circunstancias tan diferen-tes como puede ser la del análisis de la perso-nalidad de un niño o de un adolescente, hastael análisis del comportamiento grupal en circuns-tancias violentas. En este sentido, la noción deidentidad se puede situar en diferentes niveles,sea desde el individual, el grupal y/o el social.Finalmente, la noción de identidad(es) tienecomo característica principal el contener en sulógica interna un proceso de separación y deunificación en las relaciones de interacción en-tre grupos e individuos. En una palabra, la(s)identidad(es) une y separa. En este sentido, alrepresentar la noción de la(s) identidad(es) unalógica de constitución de un individuo o de ungrupo, ésta puede terminar tanto por consolidarlos procesos de homogeneización, tanto como losde fragmentación de los grupos e individuos yaconformados o en vísperas de conformarse. Deesta manera la relación que se puede observaren la dinámica inscrita en la noción de la(s)identidad(es) es la de una tensión entre diferentes

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adscripciones de interpretación y representaciónen los grupos y los individuos que pueden cons-tituir de manera fragmentada o integral una iden-tificación, una adhesión, un sentimiento de per-tenencia.

Cuando se habla en términos de tensión, sehace referencia pues a los diversos actos deresistencia, sumisión, agenciamiento, que se lle-van a cabo en los procesos de adhesión, momen-táneos o de más larga duración, que se dan enlas relaciones entre grupos e individuos y quepermiten generar parámetros interpretativos y desentido a las acciones que se ejercen y se danen el espacio social.

Por tanto estamos hablando específicamentede procesos, es decir de relaciones que se danen un espacio social dado, y que no se resumenúnicamente a procesos de dominación (apropia-ción legítima de la producción de sentido), sinode igual manera, a las negociaciones, estrategias,adhesiones, seducciones que se vislumbran enla interacción de los grupos e individuos.

Asimismo, al hablar en términos de proce-so, se hace referencia a una lógica de concate-nación, acumulación, adaptación constante entrelas diferentes dinámicas que se dan en las rela-ciones humanas, donde procesos exógenos a lainteracción y endógenos se conjugan de mane-ra constante. En este sentido el punto de arran-que para analizar la sociedad a partir de la no-ción de identidad(es) desde cualquier disciplinasocial, sería el conocer y estudiar los procesosque se generan en dichas tensiones.

Es precisamente después de dar estos de-bates que se pueden avanzar algunas ideas paraentender lo que la noción de identidad nos puedeofrecer para el análisis de los hechos sociales.

Punto de arranque en el análisis de la identidad

Hablamos así de identidad(es) como el procesode apropiación de elementos que permite laconstitución de imágenes, símbolos, discursos,etc., que generan parámetros de interpretacióny de representación en el proceso de interacción.Toda constitución de un yo genera por tanto undiscurso, una gramática que se ven atravesados

por mecanismos culturales y evaluaciones mo-rales, así como relacionándose con las construc-ciones estructurales políticas y sociales del mo-mento y de la memoria. Dicho proceso está enconstante actualización/ adaptación.

Este proceso se ve constituido a partir dela reflexividad del individuo o del grupo. Lareflexividad del individuo o del sujeto socialsupone una respuesta de ida y vuelta entre losprocesos de homogenización y diferenciación,o de separación-unión que ahí surgen. Estareflexividad se ve también acompañada por lasubjetividad del individuo o del sujeto social. Asíencontramos estrategias reflexivas, tanto comonegociaciones subjetivas de las que dependenlos procesos de constitución de un yo o de unnosotros.

Esta reflexividad y subjetividad se vencontextualizadas por los elementos geo-históri-cos que están presentes en el proceso deinteracción. Una de las maneras de conocer estaconexión es entendiendo lo que se da en la lla-mada experiencia vivida o mundos de vida carasa las sociologías interpretativas y fenomenoló-gicas, pues estas nociones hacen referencia alsentido o no-sentido de los grupos e individuosque se dan en la vida cotidiana donde elemen-tos de la exterioridad son interiorizados (losmercados, los cambios económico-financieros, lasrevoluciones técnicas, las luchas ideológicas...)y aspectos emocionales son exteriorizados (amor,luchas ideológicas, humores, etc.), los dos as-pectos confluyendo en los procesos dereflexividad y subjetividad mencionados. Vale lapena insistir que es aquí donde encontramos loque la noción de la(s) identidad(es) revaloriza,a saber, aquel proceso que une y/o disloca.

Este proceso inscrito explícitamente en ladefinición aquí dada de la(s) identidad(es) secompone por al menos dos dinámicas específi-cas que según el momento o el nivel de análisispueden estar contenidas en procesos individua-les y/o procesos colectivos, en procesos loca-les o globales, y que pueden tender a prevale-cer en el ámbito social, sin que por lo tantosignifique que alguna de de estas dinámicasdesaparezcan.

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En este sentido la pregunta sería saber cómose conforman estos procesos o cómo éstos seinscriben en las dinámicas de la(s) identidad(es).Las dos dinámicas son necesarias de entender-las como una mutua e interdependiente construc-ción e influencia en la constitución de las iden-tidades, sean colectivas o individuales, locales y/o globales. Se insiste en el hecho de que en estalógica de análisis según el contexto, se puedenencontrar algunas de estas dinámicas, prevale-ciendo en el ámbito social y teniendo como re-sultados, posibles procesos de unificación/homogenización o de fragmentación, a vecesincluso los dos asistiendo a la dinámica de lainteracción.

Procesos identitarios y procesos de identificación

Para profundizar entonces en una de las reflexio-nes esbozadas en estos debates, daremos algu-nas de las características atribuidas a estos pro-cesos. Una primera dinámica llamada identitariaes aquella que se refiere a los procesos conti-nuos contenidos en la memoria colectiva y losimaginarios, en las adscripciones grupales y sen-timientos de pertenencia. Se trata de dinámicasque pueden ser descritas en la larga duración (entérminos bourdianos) y tienden a ser estables enel tiempo-espacio. Dichas dinámicas pueden serlocalizadas de manera genérica, como es el casopara la religión, la etnicidad, los nacionalismos.En cierta medida hablamos de dinámicas quepueden resultar en procesos de homogenización.

Las dinámicas identitarias tienen por tantouna relación estrecha con la construcción de la(s)identidad(es) en largas etapas. Es a través de lacreación de un sentido religioso (religare: unión)y la consolidación de una serie de creencias conbase al establecimiento de ritos (prácticas acor-dadas en común o por medio de la tradición), quese conforma una comunidad, y por lo tanto unaidentidad de larga duración.

Una segunda dinámica llamada aquí de iden-tificación hace referencia a momentos fragmen-tados de interpretación o representación. Se hacereferencia pues a los aspectos emocionales, másenarbolados al aspecto subjetivo del grupo o

individuo que conlleva una lógica de diferencia-ción, y vinculado específicamente con los aspec-tos de poca duración de la experiencia. Las iden-tificaciones son adscripciones o apropiacionesfragmentadas que pueden coexistir de maneramomentánea. Las dinámicas de identificación(generalmente asociados a la construcción de la(s)identidad(es) individual(es) corresponden a pro-cesos muchos más personales, flexibles y mo-vibles, que también se ven ligados a la cuestiónde la historia y de la memoria. Aquí es dondese puede hablar del sujeto fragmentado o de la(s)identidad(es) híbridas a la Canclini.

Planteamientos metodológicos para el estudiode las identidades: notas y avances

Ahora bien, una manera de estudiar la transfor-mación en los procesos identitarios es a partir delos límites históricos y de la memoria colectiva quese generan, pues es precisamente en los límites(en las fronteras) que se observa la manera en lacual se fijan los elementos identitarios (colectivosy/o individuales). Es en el interior de las fronte-ras que se pueden observar las corrientes o flu-jos de pensamiento de los propios grupos y porlo tanto su lógica interna. El problema metodológicopara cada investigador será saber cómo delimi-tar, designar, definir cada frontera o límite, endónde situarlos en el estudio específico.

Para el caso de la memoria colectiva, el lí-mite se encuentra en el grupo mismo, por elloes importante la idea materialista de Halbwachssobre la memoria que puede incrustarse en lamaterialidad de los objetos que rodean a los ac-tores (edificios, caminos, puentes etc., pero tam-bién símbolos, banderas, pinturas, etc.), si esosobjetos desaparecen, parte de la memoria de losgrupos desaparece también. Es aquí por ejem-plo donde se pueden observar las políticas es-paciales del Estado, o bien los lugares que a travésde la tradición reavivada conforman cotidiana-mente los lugares de convivencia y conforma-ción de identidades.

De esta forma se puede observar de quémanera, por ejemplo, en la educación nacionalse lleva a cabo la construcción de identidad(es)

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a través de la enseñanza de la historia, confor-mando así una identidad nacional (que no esforzosamente siempre colectiva). En efecto enla base de la educación hay una serie de meca-nismos que se identifican con el Estado nacio-nal, que sobrepasan a los grupos o etnias, comoconstrucciones más generales. Asimismo, lamemoria colectiva hace un llamado a las comu-nidades imaginadas (Bendict Anderson), que sonprecisamente donde se comparte un territorio,un lenguaje, etc. Efectivamente, hacer referen-cia al imaginario colectivo es referirse a un con-junto de símbolos significantes que a pesar delas distancias territoriales son compartidos porgrupos específicos. Claro está que mientras másarbitraria sea la imposición de símbolos menosse dará cuenta el actor de esta imposición.

De esta manera las fronteras, los límites, lono oficial es otra manera de estudiar las identi-dades. Es decir, es en la oposición, en la contra-dicción, que pueden ser observadas. En estesentido se trata de hablar desde las diferenciasque se viven en las sociedades y en los proce-sos de socialidad.

Algunos enfoques culturales para el estudio delas identidades

El estudio de un proceso identitario, es decir, laconstrucción de la(s) identidad(es) lleva consi-go la consideración de la(s) identidad(es) comouna forma cultural, es decir, como una entidadque contiene una serie de rasgos comunes com-partidos por una comunidad. La cultura es unmedio, un punto de vista, un sistema simbólicoa través del cual la gente va ordenado su expe-riencia: la(s) identidad(es) como un fenómenocultural. Y es precisamente a través de los estu-dios culturales que se pueden observar la seriede cambios estructurales simultáneos que se dany que generan el cambio y transformación de lassociedades, y por ende conectado a la cuestiónde las configuraciones de la(s) identidad(es). Aeste respecto, la problemática a tomar en cuen-ta tiene que ver con la manera en la que losprocesos identitarios se fragmentan o se solidi-fican. ¿Cómo se dan uno y otro de estos proce-

sos? Un ejemplo de ello es precisamente loscambios estructurales que se han podido gene-rar al romper las bases identitarias de clase, degénero y de raza, que antes constituían una basefirme en los procesos de identidad o identitarios.

El proceso de globalización (crisis del mo-delo de la Ilustración) que lleva consigo un cam-bio estructural en la percepción del mundo lle-vó efectivamente a un cuestionamiento deanteriores formas de lazo social identitario. Ya nose puede hablar tan pertinentemente de clasesocial, de género en la repartición de tareas ode raza. Por lo tanto hablamos en la actualidadde procesos de identificación que permean lavida social. Se trata de un proceso identitario, quese mezcla efectivamente con procesos de iden-tificación (cultura biológica, obrero, “amo decasa”). En este sentido se puede hablar de undescentramiento, de una dislocación de las iden-tidades, en el sentido de que tienden a prepon-derar las dinámicas de identificación en la cons-trucción misma de la(s) identidad(es) (individualy colectiva), y tienden a perder fuerza las diná-micas identitarias (a largo plazo) en la constitu-ción de la(s) identidad(es) (individual y colecti-va). Así, vemos de qué manera la construcciónde la(s) identidad(es) se ve relacionada con ele-mentos internos (procesos de identificación) fa-vorecidos por el contexto de la globalización, ya su vez por procesos externos (procesosidentitarios) que tienden a ser favorecidos porcategorías substanciales. Una vez más la preguntafrente a este fenómeno sería el estudiar las re-laciones de interacción, incluyendo el manejo quelos Estados llevan a cabo de las colectividades.

¿Cómo se concibieron efectivamente lascategorías de género, de raza, de clase, y enfunción de qué criterios? Como bien ya se men-cionó, el modelo de la modernidad favoreció laconsolidación de estas categorías de estatismo yfixidad. Es aquí efectivamente donde podemosasociar el impacto de la modernidad en la defi-nición misma y concepción de la noción de iden-tidad, pues la cultura moderna colaboró a la cons-titución de una sola(s) identidad(es), a partir dela concatenación de identificaciones (a un domi-cilio, a un sexo, a una clase) el Estado participó

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en la extensión del proceso de diferenciación,en la que los sujetos se les confinaban a no cam-biar. El proyecto de la(s) identidad(es) nacional(es) consiste precisamente en crear formas sim-bólicas que generen sentido en un contexto globalde manera permanente, es decir, reforzar el pro-ceso identitario. En este sentido las culturas na-cionales pueden entenderse como comunidadesimaginadas que concretizan la(s) identidad(es) enun derecho civil, legal y político, consolidandosu sentido simbólico en la forma de sistemas derepresentación. La idea de sistema de represen-tación constituye la forma de una meta-narración,con características de homogeneidad tal y comoen el modelo de la Ilustración se recalcó.

Es de este modo que se deben por tanto,abordar las instituciones legitimadoras yformadoras de una ideología en los procesosidentitarios, y que se ven constantemente con-frontados a los procesos de identificación que hoyadvienen con fuerza. En este sentido la(s)identidad(es) nacional(es) toma(n) forma a par-tir de un sistema de representaciones que estáconformado por las meta-narrativas (la educaciónnacional con sus libros, sus símbolos, etc.), y quecomo se ha hecho alusión forman parte de lalógica de los procesos identitarios.

Aquí es precisamente donde entra el temade la globalización, ya que subraya los efectosposibles que pueden existir sobre la(s)identidad(es) colectiva o las identidades nacio-nales en la actualidad.

Se destacan entonces, tres aspectos a con-siderar en los debates más recientes en torno ala noción de identidad(es):

a) La erosión de las identidades (posmoder-nidad, tendencia a incrementar los pro-cesos de identificación y las identidadesindividuales).

b) El fortalecimiento de lo nacional y lo lo-cal, como respuesta de la autoafirmaciónfrente a la globalización, y

c) El declive de la(s) identidad(es) nacionaly creación de identidades híbridas.

d) Preponderancia de los análisis de tiposubjetivo, fenomenológico y de las cien-cias sociales comprensivas.

En este sentido hay una gran relevancia, tantoen términos políticos como sociales para enten-der los efectos de la globalización, no nada másen los aspectos de tipo macroeconómicos o fi-nancieros, o incluso desde el punto de vista delEstado nacional, sino también por debajo de es-tos mismos fenómenos.

Así, en términos teóricos-metodológicos paraincluir la variable de la globalización en el estu-dio de las conformaciones de las identidades setendría que observar la homogenización del pro-ceso globalizador en los Estados-nación y laseconomías del mundo, y por debajo de estosfenómenos el impacto en las comunidades loca-les, y la manera en la que han reaccionado, suactuación en términos de resistencia, propues-ta, adaptación (en este caso los grupos etno-políticos son emblemáticos).

Para concluir, sería pertinente ahora que sehable de una tendencia mayor a los procesos deidentificación en tiempos actuales, repensar laglobalización desde las experiencias vividas, yno desde dicotomías y categorías pre-estableci-das. Ahora bien, para no desdeñar el análisis entérminos de relación de poder, hay que pensarla dupla globalización-identidad en términos dequién determina la(s) identidad(es), qué identi-dad implica también identificación, o qué diná-micas identitarias implican dinámicas de identi-ficación. Así, la(s) identidad(es) se plantea comounidad compleja que se construye a través de latradición, la memoria colectiva y las dinámicasidentitarias y por lo que se sedimenta contextual-mente a partir del individuo y las dinámicas deidentificación.

Todo esto nos lleva a pensar lo pertinentedel estudio de las identidades en un contextonacional dentro del marco de los tiempos con-temporáneos. Esto nos sitúa en la cuestión de lasidentidades latinoamericanas, las culturales na-cionales, las étnicas, sexuales, empresariales. Enefecto, si se plantea que la(s) identidad(es) esun proceso de interrelaciones que abre la posi-

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bilidad de la construcción de un yo y/o un no-sotros dentro de un contexto histórico-geográfi-co específico, sería pertinente entonces pregun-tarnos cómo se dan en Latinoamérica estosprocesos, cómo han sido, cómo se han vistoimpactados en su historia colonial y qué cons-tante se puede encontrar entre los diferentespaíses sabiendo que comparten una historia deconquista colonial y poscolonial y una lenguacomunes. Más aún, se puede indagar en el con-texto nacional mexicano, cómo se da este pro-ceso: se puede hablar de crisis de identidades,de identidades movibles que terminarán por asen-tarse en una identificación común, o bien se tratade identidades adscritas a una memoria colecti-va inamovible, se trata de un proceso de con-tradicciones constantes que hace falta entender,más que controlar.

En suma, llevar a cabo una teoría sociológi-ca de manera acorde a nuestras realidades semuestra una tarea sumamente difícil. Los conceptospermanecen pegados a sus utilizaciones anterio-res y limitados a un débil nivel de abstracción,incapaces de articularse entre ellos para formarun marco teórico que nos permita no sólo com-prender los fenómenos sociales que nos atañen,sino proponer estrategias de acción específicas.Por tanto, la tarea reflexiva sería el favorecer quizáen primera instancia la investigación empírica parade allí partir a la reflexión teórica y metodológicade las identidades.

La noción de identidades se puede sin dudaplantear como un parte-aguas a doble movimientoque funge para entender la cuestión societal. Porun lado hablamos de las herencias adquiridas enlas memorias, en los imaginarios, alimentados porla socialización subjetiva y todos esos pensamien-tos posibles de los grupos e individuos. El se-gundo movimiento tiene que ver con el aspec-to reflexivo de todo acto social, de una construcción,de una actualización. La(s) identidad(es) en todocaso parece ser la noción en boga para enten-der la problemática entre el agente y la estruc-tura, entre lo micro y lo macro, responder en fina las cuestiones del pluralismo legitimado por elproceso mismo de implosión del modelo de lamodernidad. En estos momentos es cierto que los

grupos y los individuos no cesan de preguntar-se sobre su origen, su porvenir, su sentido depertenencia.

La noción de identidad se ha vuelto unoperador de la acción, un instrumento concretode la actividad ordinaria, por lo que es necesa-rio separarse de las representaciones acostum-bradas sobre la(s) identidad(es). Cierto es y nose pone en duda que la(s) identidad(es) es unanoción dinámica, operacional, que estimula elintelecto y responde a tantas expectativas socialesnumerosas y diversas. La(s) identidad(es) está entodos lados, pero en ninguno al mismo tiempo,sirve para casi todo y se muestra eficaz en suuso. Pero a pesar de todo, la noción es rara vezdefinida de manera explícita, constituyendo porlo contrario supuestas evidencias tan comparti-das en los actores como en los intelectuales queno vale la pena cuestionar. Como si todos supie-ran qué es identidad, aunque nadie la defina.

Ciertamente se presiente lo que identidadsignifica, pero el problema es que en términosacadémicos y científicos nos encontramos quehay una diversidad de percepciones que a ve-ces incluso se oponen entre sí. Seguimos portanto, sin resolver la dinámica de lo fijo y lomovible, de lo cambiante y lo estable, si la iden-tidad se define por bases reflexivas o por lasubjetividad pura, o bien es una mezcla complejay movible de todo esto. Sin embargo, no cabeduda que en la vida de todos los días, la nociónde identidad juega un papel de primer plano porlo que nos hemos confrontado a la dificultad detomar distancia de manera crítica. Pero es por lomismo que la(s) identidad(es) guarda su propiatonalidad específica.

En el lapso de una generación la noción deidentidad ha tenido un impacto impresionante enel lenguaje común, creando la impresión que setrata de un suplemento interpretativo. Sin dudano nos queda más que decir que se trata de unade esas raras palabras mágicas a las que parecepermitírseles todo hasta atravesar las barrerasdisciplinarias a veces tan herméticas. En estesentido lo que se ha intentado hacer en esta re-flexión es llevar a la comprensión precisamen-te todos estos aspectos y factores que han influido

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en la reconsideración de la identidad como he-rramienta heurística de análisis de lo social, demanera que podamos generar nuestra propia cajade comprensión, aunque sólo sea para entenderlos problemas de nuestras identidades, y lo quepueda significar esto.

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