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La poltica en suspenso 1966-1976 Liliana De Riz

La poltica en suspenso 1966-1976 Liliana De Riz

Captulo II: La revolucin a la deriva

La protesta social

En 1969 se deroga en Crdoba la Ley 3546 de 1932, conocida como sbado ingls. Esto provoc la agitacin estudiantil que convergi con la movilizacin del SMATA (sindicato del sector automotor) contra la medida. A partir de entonces los hechos precipitaron: las dos centrales obreras decretaron un paro general para el 30 de mayo, que en Crdoba se adelant al 29. Los choques entre estudiantes y policas y la represin de las asambleas de trabajadores fueron el prembulo del Cordobazo: los das 29 y 30 de mayo los obreros y estudiantes ocuparon el centro de la ciudad desafiando la autoridad del gobernador Caballero. Los trabajadores abandonaron sus plantas y marcharon hacia la CGT, a las columnas se sumaron estudiantes y gente del lugar. La polica se retir y la ciudad qued en manos de la gente, se produjeron actos de destruccin contra firmas extranjeras. La rebelin cedi ms tarde con la ocupacin de la ciudad por tropas del Ejrcito. El Cordobazo, no previsto ni por el gobierno ni por la oposicin, sembr alarma y asombro. Ofreca la prueba de que algo nuevo era posible en el pas. Desde el derrocamiento del peronismo la lucha poltica no siempre se haba librado dentro de los marcos legales; sin embargo, los lderes sindicales haban evitado ser desbordados por sus bases. Ahora bien, al suprimir los canales legales por los que haba transitado la estrategia sindical, el gobierno militar paviment el camino para las rebeliones espontneas que habran de estallar en el interior del pas. Lo que hizo masiva la participacin de la gente en el Cordobazo fueron los mltiples descontentos nacidos de la frustracin poltica, la ausencia de libertad intelectual, el deterioro de la situacin econmica, la poltica centralista del gobierno y la gestin autoritaria de Caballero. En la cpula militar cundieron las recriminaciones y se intensificaron las diferencias que habran de alentar planes rivales para el futuro. Los rumores sobre el probable derrocamiento de Ongana por sus camaradas de armas circulaban por todas las redacciones periodsticas. El Cordobazo tuvo un efecto de demostracin. A partir de entonces se sacudieron los alzamientos populares en las ciudades del interior, proliferaron las huelgas en desafo a las direcciones sindicales nacionales y la protesta estudiantil penetr la universidad. Sin embargo, estos tumultos de amplia base popular fueron perdiendo intensidad y frecuencia y el centro de la escena fue ocupado por la guerrilla urbana. La violencia se instal con la conviccin de que los trabajadores estaban preparados para llevar a cabo la lucha decisiva por el poder. La amplia participacin de jvenes de clase media fue el rasgo distintivo de la experiencia argentina. Ahora bien, ninguno de los grupos guerrilleros pudo traducir sus preferencias por el futuro de Argentina en un programa poltico, ya sea por la percepcin de que Pern era la solucin, ya sea porque la lucha armada misma era concebida como el proceso revolucionario y la violencia una parte integral de la solucin.Lanusse, comandante en jefe del Ejrcito, sostena que la violencia era provocada por la clausura de todos los canales de expresin de la voluntad popular y que mientras no se restablecieran plenamente las instituciones democrticas, no estaba totalmente injustificada. Este razonamiento habra de ser la pieza clave en su empresa de buscar el consenso militar hacia una salida electoral. Ongana, por su parte, cambi su gabinete: removi a Krieger Vasena y design en su lugar a Jos Mara Dagnino Pastore. El nuevo equipo de orientacin social cristiana fue criticado por liberales e izquierdistas, sea porque se avizoraba que tirara por la borda los logros alcanzados por el tiempo econmico en pos del tiempo social, sea porque se lo acusaba de entreguista y responsable de un desarrollismo excesivamente dependiente. La intencin del gobierno era instrumentar los mecanismos adecuados para alcanzar la efectiva concurrencia de las fuerzas del trabajo en el proceso de transformacin social. En este sentido, las reivindicaciones sociales deban tener un cauce. Adems, proclam la necesidad de una organizacin sindical unida y representativa y manifest su voluntad de buscar acuerdo con los lderes sindicales que garantizaran su cooperacin con el gobierno.El partido militar

Con la salida de Vasena desaparecieron los avales polticos del establichment al gobierno; desconfiaban del rumbo que poda darle al pas un general proclive a sealar que la fuerza laboral era uno de los pilares de la Revolucin. En junio de 1969 es asesinado Vandor (esto interrumpi una alianza que podra haber sacudido el aislamiento en que se encontraba el gobierno) y en mayo de 1970 el general Aramburu. As, con el asesinato de este ltimo, hacen su aparicin pblica los Montoneros.

La situacin econmica se deteriora: fuga de capitales, alza de precios, renegociacin de los salarios. La promesa de una vuelta a las negociaciones colectivas y el decreto de febrero de 1970 por el cual Ongana entreg a los sindicatos el control de las obras sociales, llegaron demasiado tarde para neutralizar el descontento laboral. El poder del presidente estaba debilitado. Los dirigentes sindicales no estaban en condiciones de controlar la activacin popular. El 8 de junio Ongana debi abandonar la Casa Rosada, renuncia mediante. Sin duda Lanusse supo conquistar el apoyo de un amplio espectro de la opinin militar entre oficiales en actividad y retirados que no estaban dispuestos a seguir sosteniendo a un presidente que los exclua de toda decisin poltica, propona un plan cuya realizacin no tena plazos y cuyo contenido despertaba la desconfianza de todos. La primera medida de la Junta de Comandantes que tom el control del gobierno fue reorganizar la estructura del poder militar. El futuro presidente debera compartir la autoridad con la Junta de Comandantes en las cuestiones legislativas de mayor importancia. Lanusse rechaz la presidencia, lo cual lo situaba en posicin de aspirar la presidencia constitucional. Entonces Roberto Levingston fue designado para ocupar el cargo. Al asumir la presidencia el nuevo presidente se encontr con funcionarios que no haba elegido y lneas de trabajo ya definidas. Carlos Moyano Llerena ocup el Ministerio de Economa y tom medidas similares a las de Vasena: devalu el peso, el gobierno se apropi de la renta adicional mediante nuevos derechos a la exportacin, baj los aranceles de importacin y convoc a un nuevo acuerdo de precios. Adems, la aceleracin de la tasa de inflacin llev al gobierno a conceder un aumento general del 7% en los salarios.En octubre, Levingston se desembaraz de los ministros que le haba impuesto la Junta y nombr a Aldo Ferrer en el Ministerio de Economa, quien era partidario del fortalecimiento del Estado y de la industria nacional: la ley de compre nacional oblig a las dependencias estatales a adquirir bienes de firma argentina, la poltica crediticia se orient hacia las empresas nacionales. La orientacin nacionalista del gobierno fue bien recibida por los sectores medios de la burguesa argentina y por los oficiales del ejrcito. La prioridad volva a ser el desarrollo en detrimento de la estabilidad, lo que llev a una poltica de gastos ms expansiva que culmin en el deterioro de las cuentas pblicas (inflacin, demandas sectoriales, indexacin de la economa).Por ese entonces los partidos polticos haban salido de su forzado letargo. En noviembre de 1970, radicales, peronistas y otras agrupaciones menores alumbraron la Hora del Pueblo, una coalicin cuya meta era presionar para que el gobierno convocara a elecciones. En este mismo sentido el PC, junto a otras agrupaciones de izquierda, form el Encuentro de los Argentinos. La reaparicin de los partidos asest un duro golpe a las ambiciones de Levingston. El rgimen militar haba logrado la convergencia de antiguos rivales en la comn demanda por el retorno de la democracia.

Levingston, con su retrica nacionalista y populista, se gan la hostilidad del sector conservador. Tampoco gan el apoyo del nivel medio del cuerpo de oficiales.Como ocurri con Ongana, el detonante del relevo de Levingston fue un nuevo alzamiento popular en Crdoba. En febrero de 1971 el designamiento de Uriburu como gobernador agit ms a la convulsionada provincia. Pero fueron sus declaraciones pblicas las que aceleraron la reaccin: cortar la cabeza de la vbora comunista. La poco feliz metfora y la represin policial de la huelga del 12 de marzo, dieron cauce al nuevo alzamiento popular el da 15 conocido como el Viborazo. Este segundo Cordobazo puso de manifiesto el descontento militar con la gestin de Levingston. El 22 de marzo la Junta de comandantes decidi reasumir el poder.El tiempo poltico

El general Lanusse asumi la presidencia. Convocaba las ms variadas oposiciones: para los peronistas era el prototipo de gorila; para los nacionalistas era un tpico liberal; los radicales no ignoraban la responsabilidad que haba tenido en el derrocamiento de Illia; para la izquierda era un agente del imperialismo norteamericano.

Sin cohesin interna y desbordados por la movilizacin popular, los militares se disponan a admitir que toda solucin poltica de la que se marginara al peronismo habra de ser ilusoria y destinada a tener corta vida. Las sucesivas tentativas de extirpar al movimiento creado por Pern de la vida poltica argentina haban fracasado. La persecucin de polticos y de dirigentes sindicales, la disolucin del partido y el control militar de los sindicatos durante 1955-56, lejos de arrojar los resultados esperados, alimentaron la resistencia del pueblo peronista. Ongana fracas en la empresa de cooptar al sindicalismo y en lugar de poner fin a la poltica facilit el camino para que sta continuara por medio de la violencia. El peronismo termin siendo la encarnacin militante de una multiplicidad de descontento. Ante la novedad de los movimientos revolucionarios que invocaban a Pern, Lanusse se ve empujado a negociar con el general exiliado. Desde su perspectiva, Pern habra de ser un dique de contencin para dividir y separar las aguas de la subversin. Lo que Lanusse buscaba en definitiva era el apoyo del peronismo a su candidatura a presidente constitucional.El gobierno militar empieza a querer jugar limpio. Antes de llamar a elecciones, se convocara a todos los partidos para acordar los principios y metas para el futuro gobierno y un candidato presidencial comn. Ahora bien, la sospecha de que el Gran Acuerdo Nacional (GAN) no era ms que el instrumento de Lanusse para llegar a la presidencia constitucional comenz a cobrar fuerza, alentando la actividad conspirativa dentro del ejrcito y la desconfianza de los polticos de la Hora del Pueblo. Las elecciones se llevaran a cabo el 25 de marzo de 1973.El primer paso dado por el nuevo gobierno busc la reconciliacin con los lderes sindicales: acept suprimir los topes a los aumentos salariales y se comprometi a regresar el cadver de Eva a la CGT. Sobre el retorno de pern, reclamado por los gremialistas Lanusse prefiri no pronunciarse, aunque en secreto ya haba iniciado los contactos para sondear la opinin del general. La propuesta para reincorporar al peronismo al sistema poltico era la siguiente: Pern debera repudiar pblicamente a la guerrilla peronista y dar su apoyo a los aspectos fundamentales del plan poltico del gobierno. Se le ofreci a cambio el cierre de todas las causas penales que tena pendientes desde 1955 y la devolucin del cadver de Eva. Al respecto, Pern mantuvo la incertidumbre sobre sus intenciones, decidido a conservar la iniciativa poltica que le brindaba una crisis militar en ciernes cuyo desenlace tampoco l conoca.Las reformas que el gobierno planeaba incluir en la Constitucin tenan como eje la modificacin de la legislacin electoral. El sistema elaborado por el gobierno estaba diseado a la medida del objetivo de impedir el triunfo del peronismo. Por otra parte, la inminencia de una salida electoral alent el surgimiento de distintos ncleos que aspiraban a convertirse en partidos. El gobierno, desafiado por la guerrilla y con su imagen deteriorada en el exterior como consecuencia de la ineficacia de la represin, tena poco margen de accin. El temor a que la guerrilla movilizara el descontento popular en una combinacin explosiva, actuaba como antdoto contra cualquier intento de dar marcha atrs en el plan poltico. Ante la perspectiva electoral Pern se convirti en el protagonista principal de la escena poltica. La distancia entre Pern y sus receptores fue un factor clave en la estrategia de sembrar la confusin, de la cual todos y no slo l, trataron de sacar ventaja. Cada peronista tena su propio Pern.El respaldo de Pern a la guerrilla no le impidi comenzar a tejer alianzas. Sell un pacto de garanta con el Partido radical que lo comprometa a respetar los derechos de las minoras a cambio de que ambas fuerzas polticas bregaran juntas a favor de elecciones libres y sin proscripciones. Se concentr en la formacin del Frente Cvico de Liberacin Nacional (FRECILINA), una coalicin electoral que inclua al peronismo, al Movimiento de Integracin y desarrollo de Arturo Frondizi, el Partido Intransigente de Oscar Alende, los demcratas cristianos de Jos Allende, el Partido conservador Popular, la CGT y la CGE. As. El GAN escapaba al control de sus artfices militares. Quedaba claro que no habra lugar para ellos en la arquitectura de poder diseada por Pern. Asistan con amargura a la paradoja de que nacionalistas, frondizistas y conservadores populares, antiguos pretendientes de ocupar el lugar de Pern, ahora fueran absorbidos en el peronismo bajo las directivas del viejo caudillo. A fines de mayo de 1972, Pern denunci en una entrevista concedida al LExpresso, los contactos reservados mantenidos con emisarios del general Lanusse, cuyo propsito era proponerle el apoyo del peronismo a su candidatura presidencial. Esto acentu la desconfianza entre los cuadros oficiales y Lanusse se vio obligado a hacer pblica su renuncia a la candidatura presidencial.

El 7 de julio el presidente hizo pblicas las reglas fijadas por los militares para la transicin institucional. No podran ser candidatos a las prximas elecciones del 25 de marzo de 1973 quienes hasta el 25 de agosto de 1972 desempeasen cargos en el ejrcito ni tampoco podan hacerlo quienes antes de esa fecha no residieran en el pas. Tanto Pern como Lanusse quedaban inhibidos de competir por la presidencia.

En noviembre, antes de su regreso, Pern reemplaz a su delegado personal jorge Daniel Paladino por Hctor cmpora; adems reorganiz el Consejo directivo del movimiento: Rodolfo Galimberti y Alberto Brito Lima, ambos representantes del ala dura de la JP, se incorporaron al consejo. Esta medida convirti a la JP en participante de pleno derecho en el juego poltico.

El duelo entre dos generales

Durante el tiempo transcurrido entre el anuncio de la clusula de residencia para las candidaturas y las elecciones de 1973, la escena poltica estuvo dominada por el enfrentamiento entre Lanusse y Pern.

Lanusse dio un paso que puso fin a un viejo tab de los militares: aceptar el regreso de Pern: Pern es una realidad, nos guste o no nos guste. Al darle la posibilidad de retornar al pas, Lanusse crea poder obligar a Pern a desmitificarse. Si se demoraba en responder al desafa probara que le faltaba coraje. Si aceptaba las condiciones establecidas por el gobierno, su retorno neutralizara el temido argentinazo.En octubre de 1972 la Junta de Comandantes recibi un documento de pern, Bases mnimas para el acuerdo de reconstruccin institucional, en el que se invitaba a las FFAA a acordar la transicin institucional sobre la base de su propuesta resumida en diez puntos: era necesario cambiar la poltica econmica conforme al programa de la CGT y la CGE; definir el papel de las FFAA en el futuro gobierno; librar a todos los presos polticos y sindicales; y levantar el estado de sitio. Lanusse, comprometido como lo estaba con la salida electoral, de cuyo xito dependa la conservacin de su liderazgo sobre las FFAA, no vacil en conceder un aumento salarial del 12%, prometi que se reanudaran las negociaciones colectivas a partir del 1 de enero de 1973 y anunci la creacin de un fondo nacional de Vivienda. La inclusin de la amnista para los guerrilleros condenados, el nombramiento de un militar en actividad en el Ministerio del Interior y la demanda de una revisin de las reformas constitucionales y de las condiciones fijadas para el proceso electoral, atacaban todo el diseo institucional elaborado por Lanusse. Era evidente que pern se haba convertido en el rbitro del orden poltico.El 17 de noviembre, Pern regres en prenda de paz. Pern se puso inmediatamente en movimiento; sell su reconciliacin con Ricardo Balbn y ech los cimientos de un amplio frente electoral que habra de reunir a los peronistas, al Partido Conservador Popular, a los seguidores de Frondizi, al Partido Popular Cristiano y a un sector del socialismo. El encuentro convirti a Pern en el verdadero artfice del acuerdo nacional. Las elecciones aparecieron como una exigencia de la civilidad y no como una concesin de los militares. Pern confirm como candidato presidencial de la alianza electoral a Hctor cmpora. Esta decisin provoc malestar entre los dirigentes sindicales y polticos moderados, que se sintieron injustamente postergados. Para los sindicalistas, el nico candidato era el propio Pern en un intento de buscar un equilibrio ms favorable a sus intereses. La JP, por su parte, levant la consigna Cmpora leal, socialismo nacional. La JP, con una orientacin crecientemente montonera, haba sido la protagonista indiscutible de la campaa electoral. Pern supuso escogiendo a los jvenes, que estos seran ms dciles a sus rdenes de lo que haban sido los sindicalistas en el pasado y su equivocacin habra de deparar trgicas consecuencias. El Frente Justicialista de Liberacin Nacional (FREJULI) finalmente qued integrado por el Justicialismo, el Partido Conservador Popular, el Movimiento de Integracin y Desarrollo, el Partido Popular Cristiano, la rama del socialismo conducida por Jos Selser y siete partidos neoperonistas provinciales. El 11 de marzo de 1973 la coalicin peronista obtuvo el 49.5% de los votos. La masa de electores que dieron su voto al frente peronista confiaban en que el peronismo lograra el cambio que pusiera fin a caso dos dcadas de frustraciones. El voto de los trabajadores industriales, para los que el peronismo representaba la oposicin absoluta a un sistema que haba multiplicado las injusticias y echado por tierra las conquistas sociales, el voto popular masivo, hicieron posible el retorno del peronismo al poder. No fue el aporte de las clases medias lo que decidi la victoria. Captulo III: Retorno y derrumbe

El gobierno peronista

Dentro del conglomerado peronista los conflictos tenan como protagonistas a la derecha y a la izquierda, a los leales y los traidores a los infiltrados y a la burocracia sindical. Lo que estuvo en juego en las luchas que atravesaron al peronismo desde su regreso al gobierno fue el control del movimiento y del gobierno mismo, en nombre del verdadero peronismo. El gabinete que acompao a Cmpora era un buen reflejo del intento de lograr un equilibrio entre las distintas corrientes internas del peronismo. Sin embargo, esta distribucin del poder no alcanz para neutralizar los conflictos surgidos de los contradictorios intereses que reunan la coalicin peronista; por el contrario, contribuy a que esos conflictos penetraran en el gobierno.La movilizacin de la juventud, su poder de convocatoria y el recurso a la accin directa crearon un clima de crisis de autoridad. El plan de pern de organizar el nuevo gobierno sobre la base de un acuerdo parlamentario entre el peronismo y el radicalismo, y de un pacto social entre empresarios y sindicatos, se enfrentaba a las acciones desestabilizadoras que l mismo haba estimulado. A las demandas de la juventud revolucionaria se sumaban las de los sectores que haban sido postergados durante dos dcadas. La poltica se haba nutrido de la protesta contra un sistema institucional que exclua a las mayoras. Ahora que el peronismo ocupaba el gobierno, cmo transformar un movimiento, desarrollado durante aos como fuerza de oposicin, en una fuerza de gobierno?En los primeros cinco meses de 1973, la inflacin ya haba superado el 100% anual. En esta situacin, la limitacin de las demandas salariales de los sindicatos era una condicin necesaria para cualquier poltica de estabilizacin. A comienzos de junio el gobierno anunci la firma del Compromiso para la reconstruccin nacional, la liberacin nacional y la justicia social, conocido como Pacto Social (PS) y basado en el compromiso previamente asumido entre la CGE, la CGT y el Ministerio de Economa (Gelbard) el 30 de mayo de 1973. La nueva poltica de ingresos establecida en ese compromiso otorg un aumento salarial del 20%, suspendi las negociaciones colectivas por dos aos y congel los precios de todos los bienes. As, las expectativas despertadas por la vuelta del peronismo al gobierno, tanto en la dirigencia sindical como en los sectores obreros, se vieron frustradas. La firma del PS no encontr demasiada resistencia en el empresariado: a cambio del congelamiento de precios reciban el compromiso de limitacin salarial. La UIA la Sociedad rural y la Cmara de comercio dieron su aval al pacto. Obtener el apoyo de los sindicatos, en cambio, fue una tarea ms difcil Pern necesit de la lealtad del secretario general de la CGT, Jos Ignacio Rucci. Los sindicalistas debieron aceptar una poltica que los privaba de la libertad de negociacin, porque no contaban con la fuerza poltica necesaria dentro del movimiento justicialista para imponer un rumbo distinto a la poltica econmica de corto plazo. Pero, mientras los sindicalistas perdieron su poder de influir sobre los salarios, los empresarios conservaron el control sobre una serie de variables econmicas cruciales para el plan econmico.

El programa econmico del gobierno plante a los sectores revolucionarios del peronismo una disyuntiva: rechazarlo en bloque, con lo que se enfrentaban a Pern arriesgndose a ser marginados del movimiento, o considerarlo como programa de transicin hacia nuevas formas polticas. Optaron por la segunda alternativa y enfatizaron el carcter nacionalista de las reformas.El espritu conciliador del programa de reformas, que inclua la nacionalizacin de los depsitos bancarios, la nueva ley de inversiones extranjeras, el control del comercio exterior, una reforma impositiva y una ley agraria, no se compaginaba con la tnica de la movilizacin popular.

El 20 de julio, casi 2 millones de personas esperaron al general en el aeropuerto de Ezeiza. La fiesta se convirti en tragedia, en lo que se llamara La masacre de Ezeiza. Con Pern en el pas, toda oposicin a sus directivas ya no podra invocar su nombre: la revolucin debe ser hecha en paz. El lder de los peronistas propona volver al orden legal y constitucional y propiciaba un amplio acuerdo entre los partidos polticos, ahora reivindicados en lo que habra de ser una democracia integrada. Quedaba claro que Pern haba vuelto para poner en orden al movimiento justicialista desquiciado por falsos peronistas o no peronistas que pretendan controlarlo. Pero ahora estaba l en Argentina y nadie dudaba de sus dotes extraordinarias para conducir a las masas peronistas. Su acercamiento a las FFAA dej en claro que vena con nimo de conciliacin.

Por otra parte, los jefes sindicales encabezaron la ofensiva contra la juventud combativa y procuraron con xito la sancin de una nueva las de Asociaciones Profesionales que fortaleca sus posiciones. La nueva ley permita neutralizar las rebeliones antiburocrticas que desde el Cordobazo venan desafiando la autoridad de la dirigencia sindical.

El 13 de julio Cmpora y Solano Lima presentaron sus renuncias al Congreso. Pern nombra como candidata a la vicepresidencia a su esposa Mara Estela Martnez (Isabel). La CGT se convirti en el eje de la nueva campaa electoral. El 23 de septiembre de 1973, Pern fue consagrado presidente con el 62% de los votos.

La tercera presidencia de Pern

El 12 de octubre de 1973 Pern asumi la presidencia. Habra de dedicar sus esfuerzos en los diez meses que le quedaban de vida a la tarea de reorganizar el poder del Estado: mi tarea es poner de acuerdo a todos los argentinos. Para esto deba poner un freno definitivo a la radicalizacin poltica del peronismo. Sin embargo, el asesinato de Rucci fue una prueba contundente de que el camino de la reconciliacin estaba sembrado de obstculos. El Pacto Social tambin vena a reconstruir el sistema poltico, ya que la intensidad de los conflictos sociales no era el problema sino la incapacidad del sistema poltico para encauzarlos.El gabinete qued en manos de polticos confiables de la vieja guardia peronista; el consejo Superior del movimiento fue purgado de sus elementos izquierdistas. Las reformas del cdigo penal introdujeron para las actividades guerrilleras penas ms severas que las existentes bajo el rgimen militar y permitieron la represin de las huelgas consideradas ilegales. Pern dedic sus energas al adoctrinamiento de la Juventud. La actualizacin de la doctrina de la Nacin en Armas vino a legitimar la intervencin militar en los conflictos internos como condicin para asegurar la eficacia del gobierno. Los que no tenan cabida en la democracia integrada deban ser aniquilados. De este modo, Pern abre la puerta por la que se ingresa al siniestro camino del terror que Jos Lpez Rega ya estaba recorriendo desde el Ministerio de Bienestar Social.Ahora bien, mientras Pern teja la trama con que esperaba recrear el orden poltico comienza a hacerse visible el deterioro de los apoyos al PS. Fue en el sector externo donde surgieron los primeros signos negativos que ensombrecieron el panorama optimista.: incremento del precio del petrleo, aumento del precio de los insumos importados, incremento de los costos de las empresas. La negativa de los sindicalistas a convalidar un aumento de precios sin un simultneo aumento salarial, llev a Pern a decidir la importacin a precios subsidiados por el Estado de los insumos crticos. El descontento de los sindicalistas a los que el PS haba congelado su poder de presin institucional, creci alimentado por el estado de movilizacin de los trabajadores. El recurso a la accin directa reflejaba un verdadero estado de rebelin de las bases obreras. La CGT era incapaz de dar cauce al malestar que reinaba en las fbricas.Ante el disconformismo del sector empresario y de las bases, que dejaban de confiar en el PS, en marzo de 1974 Pern anunci un aumento promedio del 13% en el salario bsico. Los empresarios, por su parte, quedaban autorizados a aumentar los precios segn los montos establecidos por el ministerio de economa. Cuando en abril fueron anunciados los nuevos niveles de precios, con un margen de beneficio inferior al que pretendan los empresarios, stos optaron por desconocer el compromiso y continuaron trasladando los aumentos a los precios. As, las mejoras salariales rpidamente se esfumaron. Pern muri el 1 de julio. As, sin mediador el conflicto entre el capital y trabajo, los objetivos de reconciliacin poltica y cooperacin social, quedaban en un cono de sombra. Tiempo de violencia

En el congreso realizado por la CGT para renovar a sus dirigentes se enfrentaron los blandos con los duros. Los primeros sostenan que el sindicalismo, una rama ms del movimiento justicialista, deba someterse al plan del gobierno; los segundos, defendan la idea de que deban comportarse con la autonoma de un grupo de presin. Adelino Romero, de los blandos, fue reelecto en su cargo de secretario general de la CGT. Sin embargo, el consejo directivo qued integrado por sindicalistas duros, con Lorenzo Miguel a la cabeza. La sbita muerte de Romero permiti a Lorenzo Miguel ganar terreno. La nueva cpula sindical se dispuso a renegociar su cuota de poder en el nuevo gobierno gracias a su capacidad para actuar simultneamente en el terreno social y en el poltico.El primer blanco fue el ministro Gelbard. La CGT retir el aval que haba otorgado al anteproyecto de ley agraria (impuesto a la renta), pese a que sta era una pieza clave del programa reformista levantado junto con la CGE. Que sta haya sido su opcin revela la carrera desenfrenada que se haba desatado por el control del poder dentro del gobierno. Ante la negativa tambin de los propietarios rurales no le qued a Gelbard otra alternativa que alejarse del cargo. Su reemplazante fue Alfredo Gmez Morales. ste contaba con el apoyo de los dirigentes gremiales, que una vez ms anteponan sus intereses polticos por sobre los sociales.Con el alejamiento de Gelbard los vnculos que ligaban a la CGE al gobierno se debilitaron. La decisin de Isabel de armar un gabinete con los miembros del crculo que la rodeaba, clausur toda esperanza de retomar los acuerdos partidarios que Pern haba propiciado en su modelo de la democracia integrada. La oposicin poltica reaccion con inquietud ante el cierre de puertas a cualquier intento de dilogo, pero qued atrapada en una encrucijada: Isabel o el caos.

Los jefes sindicales fueron los principales aliados del gobierno en la destitucin de los gobernadores acusados de infiltrados en el peronismo. Entre agosto y octubre se desarroll la operacin dirigida a liquidar a los principales bastiones en manos de los lderes de la oposicin sindical de izquierda. Por otra parte, la sancin de la ley de Seguridad Nacional, destinada a combatir la guerrilla, proporcion al Ministerio de Trabajo un poderoso instrumento para poner en marcha su proyecto normalizador de las relaciones laborales. En este contexto la protesta obrera disminuy. La figura ms visible del poder era Lpez rega, que ocupaba el cargo de ministro de Bienestar Social. Hacia fines de 1974 el sistema poltico haba quedado en manos del entorno presidencial capitaneado por aquel y en el cual slo tenan cabida los fieles a Isabel.Con el teln de fondo de la guerrilla (Montoneros, ERP) y el terrorismo paraestatal (triple A) comenz el enfrentamiento entre los jefes sindicales y el gobierno de Isabel. Los sindicalistas reclamaban, sin xito, un espacio poltico en el gobierno.

El plan de austeridad de Morales dejaba poco margen a los jefes sindicales para renegociar los salarios. La CGT critic la poltica econmica y pidi un aumento de emergencia para compensar la prdida del poder adquisitivo. Morales debi otorgar un aumento del 20%. Por otra parte, la inversin descendi, tambin las exportaciones mientras que las importaciones aumentaban aprovechando la sobrevaluacin del peso.En febrero Isabel firm el decreto que estableca que el Comando General del Ejrcito tendra a su cargo la aniquilacin de la subversin. El programa que el gobierno ofreca para ganarse la confianza de las jerarquas militares y de los crculos econmicos poderosos, prometa la represin de la subversin en todos sus frentes. En el plano econmico, el vuelco hacia el capital extranjero y hacia una economa de mercado, con reduccin de los salarios, el restablecimiento de la disciplina industrial y el desplazamiento de la CGT de la estructura de poder. Para el logro de este drstico giro a la derecha, el apoyo de las FFAA era decisivo.

Morales renunci y fue reemplazado por Celestino Rodrigo, miembro del crculo de rega. El ministro anunci: un aumento superior al 100% en el precio de los servicios pblicos y combustibles, la devaluacin del peso en un 100%, el aumento de los salarios en un 40%. La magnitud del ajuste fue conocido como Rodrigazo.

La reaccin a este ajuste fue una masiva movilizacin que desbord a los sindicatos. Los jefes sindicales se plegaron a la protesta y declararon caduco el acuerdo sindical alcanzado. Bajo la presin sindical el gobierno decidi anular las restricciones a la libre negociacin salarial y de este modo, los nuevos acuerdos salariales alcanzaron un promedio del 160%, sin que los empresarios se resistieran. Ahora bien, ms tarde Isabel anula estos acuerdos y decide otorgar un aumento del 50%. As, los dirigentes sindicales se encontraron en una encrucijada: continuar la confrontacin y correr el riesgo de provocar la cada del gobierno o aceptar la derrota poltica con el costo de profundizar an ms la brecha entre ellos y las bases. Mientras los jefes sindicales discutan qu hacer la reaccin espontnea de los trabajadores no se hizo esperar. Todo el pas se paraliz. La CGT no tuvo otra alternativa que declarar una huelga general para el 7 y 8 de julio, la primera en la historia del peronismo. Se reclamaron las renuncias de Lpez Rega y Rodrigo y la aprobacin de los acuerdos salariales. El Ejrcito se mantuvo prescindente e Isabel tuvo que aprobar los contratos salariales. Pocos das despus Rega y Rodrigo renunciaron. El plan de Lpez Rega de recortar el poder al sindicalismo haba fracasado, los sindicalistas fueron los vencedores indiscutidos.La descomposicin

Isabel se haba quedado sola. El general Jorge Rafael Videla se convirti en comandante en jefe del ejrcito. A los jefes sindicales la crisis de julio les proporcion la oportunidad de pasar a la ofensiva. Los distintos sectores del conglomerado peronista se lanzaron a la conquista de un poder vacante.

A mediados de 1975 la economa transitaba un momento de recesin. Pedro Bonani reemplaz a Rodrigo e intent sellar un compromiso con los jefes sindicales, pero la tregua social fue rechazada por los empresarios. Bonani se vio obligado rpidamente a renunciar. Antonio Cafiero ocup su lugar, el Ministerio de Trabajo fue ocupado por Carlos Ruckauf. El 13 de septiembre Isabel se tom una licencia y deleg el mando en el presidente del Senado talo Lder, dejando paso a la coalicin entre sindicalistas y polticos moderados.

La deteriorada situacin econmica no haba atenuado los conflictos laborales. La poltica de Cafiero asuma que detener la inflacin era imposible y prefiri la indizacin progresiva de salarios, precios y tasa de cambio. La depreciacin del valor de los bienes y salarios desat el comportamiento especulativo. Todos apostaban al dlar y esto amplific la recesin. El nuevo equipo tuvo que recurrir al FMI para revertir la crtica situacin de pagos.Una nueva organizacin empresaria, la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE) integrada por la Sociedad Rural, las Confederaciones Rurales, la Cmara Argentina del Comercio y la Cmara de la Construccin, ocup el lugar vacante dejado por la CGE en la discusin de las medidas econmicas.

Las FFAA pasaron a integrar el Consejo de Seguridad Interna presidido por Lder y a partir de noviembre lanzaron operaciones antisubversivas que incluan la intervencin en los conflictos laborales y el avasallamiento de los fueros federales.A mediados de octubre Isabel retom la presidencia. La situacin era de vaci de poder. Las presiones de los polticos y sindicalistas disidentes forzaron a la presidenta a adelantar la fecha de las elecciones. El tiempo del golpe se acercaba. La represin de la guerrilla converta a los militares en los guardianes de un orden que los civiles ya no podan garantizar.En 1976 se inici la reorganizacin del gabinete. Isabel se desprendi de los ministros ligados a la coalicin de sindicalistas y polticos moderados para colocar en sus puestos a un grupo de figuras del crculo de Lpez Rega.

Si los polticos moderados permanecan en la parlisis y no ofrecan una salida a la crisis era porque conceban que la nica salida era hacer un reajuste drstico de la economa que no estaban dispuestos a hacer. No habran de ser los jefes sindicales y los viejos cuadros del peronismo los que tomaran en sus manos la responsabilidad de una poltica econmica antipopular.

Cuando el 26 de marzo de 1976 el golpe militar desplaz del poder al justicialismo nadie se sorprendi, la mayora de los argentinos lo recibi como un desenlace inevitable. Aceptado con resignacin el clima no era de esperanza y optimismo como en 1966. Muchos sintieron temor por lo que suponan habra de ser una suerte de castigo a una lucha poltica cada vez ms salvaje. Los militares haban esperado que la profundizacin de la crisis poltica confiriera legitimidad a su intervencin. As, el proyecto de democracia integrada de Pern era reemplazado por otro de democracia gobernada.

Cordobazo

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