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PORTE PAGADO PP15-5159 (PUBLICACIÓN PERIÓDICA) AUTORIZADO POR SEPOMEX 33 REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA EL PODER DE LA ORGANIZACIÓN CIUDADANA AÑO VI AGOSTO-SEPTIEMBRE DE 2014 Revista de la Universidad Iberoamericana • Año VI • Número 33 • Agosto-septiembre de 2014 www.ibero.mx/revistaibero/ El poder de la organización ciudadana Arturo González GonzálezJosé Antonio Ibáñez AguirreClara JusidmanIván RestrepoErubiel TiradoRené Torres-RuizJavier Urbano Reyes Raúl Hernández Garciadiego Líder Ibero con compromiso social Javier Sicilia El Estado mexicano abdicó de su función primordial El viajero ilustrado en la Sierra Tarahumara

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Revista de la Universidad Iberoamericana• Año VI • Número 33 • Agosto-septiembre de 2014www.ibero.mx/revistaibero/

El poder de la organización ciudadana

Arturo González González•José Antonio Ibáñez Aguirre•Clara Jusidman•Iván Restrepo•Erubiel Tirado•René Torres -Ruiz•Javier Urbano Reyes

Raúl Hernández Garciadiego

Líder Ibero concompromiso social

Javier SiciliaEl Estado mexicano abdicó

de su función primordial

El viajero ilustrado en la Sierra Tarahumara

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04DIRECTORIO

UNIVERSIDAD IBEROAMERICANACIUDAD DE MÉXICO

Mto. David Fernández Dávalos, S. J. RectorDr. Alejandro Guevara Sanginés, S. J. Vicerrector Académico

IBERO, REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

Nuestra portada: Niño en el levantamiento zapatista, Chiapas 1994. Fotografía de Ulises Castellanos.

Director: Carlos Deveaux HomsDirector editorial: Juan Domingo Argüelles Asistente editorial: Beatriz Palacios Administración: Áurea MaristanyInformación: Angélica Cortés, Francelia Vargas Redacción: Laura Lucía Chávez Zamora, Brenda Macías Sánchez, Pedro Rendón, Jorge Tovalín

[email protected](55) 5950-4197

Consulta la versión electrónicade IBERO:www.ibero.mx/revistaibero/

GRUPO MEXICANO DE MEDIOS,S. A. DE C. V.Socios directores: Elías González Rogel, Ricardo Rubio MartínezEditor gráfico: Carlos ZariñanaVentas: Gerardo Hernández Peralta Atención a clientes: Lupita Espínola Medina

VENTAS PUBLICIDAD(55) 5291-5577

[email protected]

Síguenos en Revista Ibero

El poder de la organización ciudadana03 Mtro. David Fernández Dávalos, S. J._Carta del Rector

04 René Torres-Ruiz_Democracia, ciudadanía y participación_Apuntes para el debate

08 Clara Jusidman_El papel de la ciudadanía en el cambio político en México

12 José Antonio Ibáñez Aguirre_Protesta social y movimientos populares_La lucha contra la desigualdad y la injusticia

16 Juan Domingo Argüelles_Entrevista_Javier Sicilia_El Estado mexicano abdicó de su función primordial: la seguridad, la paz y la justicia

20 Erubiel Tirado_Inseguridad y violencia en México (2004-2014)_Miedo y respuesta ciudadana

24 Javier Urbano Reyes_Más allá de las aulas: el papel de la universidad en la protección y promoción de los derechos humanos de las personas migrantes_El Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI) de la Ibero

28 Arturo González González_El Servicio Jesuita a Migrantes México (SJM) ante las nuevas fronteras humanas

, Revista de la Universidad Iberoamericana es una publicación bimestral de la Universidad Iberoamericana, A.C. bajo la responsabilidad de la Dirección de Comunicación Institucional de la UIA. Editor responsable: Carlos Deveaux Homs, [email protected]. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor: 04-2009-082412294600-102. Número de Certificado de Licitud de Título:14722; número de Certificado de Licitud de Contenido: 12295, otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Domicilio de la publicación: Prolongación Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, México, D.F., C.P. 01219. Teléfono 5950-4197 y 5950-4198. Fax: 5950-4316. Imprenta: Compañía Impresora El Universal, S.A. de C.V. Allende No. 176, Col. Guerrero, México 06300, D.F. Teléfono 5117-0190. Distribución: Servicio Postal Mexicano. Porte pagado PP15-5159, autorizado por SEPOMEX. La responsabilidad de los artículos publicados refleja, de manera exclusiva, la opinión de sus autores y no necesariamente el criterio de la institución. No se devuelven originales no solicitados ni se entablará correspondencia al respecto. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la revista, sin autorización previa y expresa, por escrito, de la Universidad Iberoamericana. Año VI, número 33, agosto-septiembre de 2014. Fotografía de portada: ©Ulises Catellanos, Chiapas, 1994.

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Juan Domingo Argüelles_Director editorial de IBERO. Ensayista, poeta, editor, crítico literario y divulgador y promotor de la lectura. Sus más recientes libros son: Ética y poética de la lectura: El derecho de leer, la libertad de saber (Letra Uno Ediciones, 2013), ¿Es la lectura un derecho?: 45 respuestas a una pregunta que muy pocos se formulan (Ediciones del Ermitaño, 2013) y Cuentos inolvidables para amar la lectura (Ediciones B, 2014).

oeta, novelista, ensayista y editor, cuya obra está estrechamente vinculada a la fe católica, Javier Sicilia es autor de los libros de poemas Oro, Trinidad, Vigilias, Resurrección, Pascua, Lectio, Tríptico del desierto (Premio Nacional de Poesía Aguasca-lientes), y Vestigios (2013); también de las novelas El Bautista (Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares), El reflejo de lo oscuro, Viajeros en la noche, A través del silencio, La confesión: el diario de

Esteban Martorus, y El fondo de la noche. Asimismo, es autor de las bio-grafías Concepción Cabrera de Armida, la amante de Cristo, y Félix de Jesús Rougier, la seducción de la Virgen. En el género ensayístico ha publicado Cariátide a destiempo y otros escombros y Poesía y espíritu, y en el análisis político es autor de los libros La voz y las sombras y Estamos hasta la madre. Ha sido director de la revista Ixtus (1994-2007) y Conspiratio (2009-2011), y a partir de 2012 lo es nuevamente de Ixtus, en su segun-da época. Colabora en el semanario Proceso y en La Jornada Semanal.

Activista social, Javier Sicilia encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, surgido a raíz del asesinato de su hijo Juan Francisco y de otros jóvenes a manos del crimen organizado, en 2011. Este movimiento, que inició con una marcha nacional que salió de Cuernavaca Morelos el 5 de mayo de aquel año y que recorrió tam-bién ciudades de Estados Unidos, ha denunciado la corrupción y la impunidad de las instituciones gubernamentales, así como las accio-nes criminales de las organizaciones delictivas, y ha venido luchando a favor de las víctimas de la violencia y contra la impunidad y el desinterés gubernamental ante esta tragedia. Sus guías, ha dicho, son “el Evangelio y la aplicación que de esa sabiduría hizo Gandhi en la vida política”.

Entre otros reconocimientos por su activismo y su labor de organi-zación de la sociedad civil, Javier Sicilia ha recibido el Premio Global Exchange People’s Choice Award en Derechos Humanos, el Premio Sergio Méndez Arceo y el Premio Voz de los sin Voz. En 2011 fue nombrado Persona del Año por la revista Time. En esta entrevista

Javier Sicilia_El Estado mexicano abdicó de su función

primordial: la seguridad, la paz y la justicia

con IBERO se refiere a la importancia que tiene hoy en México la organización ciudadana.

¿Por qué es importante la organización de la sociedad civil?Porque el Estado, entendido en su sentido moderno, es decir, a

partir de Hobbes, ha abdicado de su función primordial –la única, en estricto sentido, que le daba razón de ser– : la seguridad, la paz y la justicia. Los gobiernos que lo administran decidieron arrodillarlo y ponerlo al servicio de los grandes capitales; lo volvieron su gestor. Esto, me parece, ha redundado en el espantoso crecimiento de la miseria y en la proliferación del crimen, que en México ha adquirido proporciones demenciales.

La lógica de los grandes capitales es inmoral. No importa que sean legales o, como el caso del crimen organizado, ilegales. Su objetivo es el mismo: el control de los territorios y de la gente para maximizar ganancias. La guerra que estamos padeciendo tiene que ver con ello: una lucha entre el gobierno, que representa a las grandes empresas legales –las reformas estructurales apuntan hacia allá– y el crimen organizado, que buscan crear un Estado paralelo y de un totalitarismo de nuevo cuño. Al final, ambas lógicas se retroalimentan producien-do negocios contraproductivos, es decir, destructores del común y de la vida social, civil y ambiental, pero que aumentan los capitales bancarios que financian todo. Éste es un tema que llevaría muchas horas desglosar.

Visto desde allí, la organización de la sociedad civil es, más que nunca, necesaria. Es la única que puede ponerle un límite a esa lógica depredadora. Es también la única que puede recuperar el sentido de la democracia y transformar el Estado. La democracia –una palabra amiba, es decir, que ha perdido sus contornos y ha servido para lle-narla de todo tipo de adjetivos: democracia directa, representativa, socialdemocracia, etcétera– significa el gobierno del pueblo o, para evitar la abstracción, el gobierno de la gente. Si la gente se organiza puede volverle a dar sentido. Quizá los procesos autonómicos, como los del zapatismo o los de los pueblos indios, sean el camino que

Ppodrá recuperar la democracia y generar una nueva forma de Estado. A veces pienso en el sueño de Gandhi: cientos de confederaciones aldeanas y de barrio, donde los procesos democráticos pueden vivirse. La democracia real sólo puede vivirse a escala del común.

¿Cuáles son las lecciones que te ha dejado el activismo social?

Me enseñó, algo que estaba ya en mis intuiciones políticas: que el Estado moderno, a causa de la abdicación que los gobiernos hicie-ron de la función para la que fue creado, se está desmoronando y que nos encontramos en una profunda crisis civilizatoria frente a la cual el Estado actual no puede responder. Se ha convertido en parte fundamental del problema. Esta afirmación es compleja. A veces nos olvidamos que el Estado y sus instituciones, que son obras humanas, tienen un periodo de vida: nacen, crecen, envejecen, o para decirlo de manera más brutal, se corrompen, y mueren.

Este Estado, que nació de otra crisis civilizatoria, el desmorona-miento de los Estados absolutistas y la emergencia del pensamiento Ilustrado y la Revolución Francesa, llegó también, como sucedió con los Estados absolutistas, a su límite y se está desmoronando. De sus grandes grietas, que generan mucho dolor, emergen movimientos

sociales que comienzan a balbucir lo nuevo que vendrá y obliga al ciudadano a volverse activista, agente de un cambio necesario. En cada movimiento social –cada vez son más en México; surgen por todas partes– lo nuevo se va articulando dura, dolorosamente, para recomponer el orden social que el desmoronamiento de las institu-ciones ha destruido.

¿Tiene opciones legales la sociedad frente al abuso de poder, la corrupción, la inacción y la impunidad?

No. No puede fundarse un orden legal cuando la ética política, a causa de la corrupción del Estado, se edifica con la traición, el uso discrecional de la ley o su no cumplimiento y la interpretación equivocada de la razón de Estado, es decir, del uso de la fuerza para mantener no el orden social, sino los intereses del dinero. Para que la legalidad funcione necesita un alma política y ética. De lo contrario es sólo un ruido en la boca, una palabra muerta, como hasta ahora.

¿Cómo ve el Estado mexicano a la sociedad que se organiza?Con miedo. Siempre que la sociedad se organiza el Estado teme

porque sabe que lo confrontará en sus corrupciones y traiciones. Eso es bueno, porque en ese momento vivimos un atisbo de la democra-

La organización de la sociedad civil es, más que nunca, necesaria. Es la única que puede ponerle un límite a la lógica depredadora. Es también la única que puede recuperar el sentido de la democracia y transformar el Estado.

Javier Sicilia.

1632 Laura Lucía Chávez Zamora y Jorge Tovalín González Iturbe_Gente que cambia al mundo_Los alumnos de la Ibero opinan sobre el poder de la organización ciudadana

34 Iván Restrepo_La defensa civil de los recursos naturales

38 Carlos Deveaux Homs_Líder Ibero_entrevista. Raúl Hernández Garciadiego_La deformación de la jerarquía de valores es causa directa de la pobreza

44 Pedro Rendón López_Convocatoria_Premio Ibero Compromiso Social 2014

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Revista de la Universidad Iberoamericana• Año VI • Número 33 • Agosto-septiembre de 2014www.ibero.mx/revistaibero/

El poder de la organización ciudadana

Arturo González, S. J.•José Antonio Ibáñez Aguirre•Clara Jusidman•Iván Restrepo• Erubiel Tirado•René Torres Ruiz•Javier Urbano Reyes

Raúl Hernández Garciadiego

Líder Ibero concompromiso social

Javier SiciliaEl Estado mexicano abdicó

de su función primordial

El viajero ilustrado en la Sierra Tarahumara

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Nacido en la ciudad de México, en 1955, Raúl Hernández Garciadiego es licencia-do en Filosofía por la Universidad Ibe-roamericana Ciudad de México, donde se graduó con la tesis Principios adicionales necesarios en la Teoría de la Justicia como Equi-dad. Fue distinguido con el Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales y Hu-

manidades por la Universidad Iberoamericana campus Puebla y con el Premio Compromiso Social por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Es Director General de la organización civil de desarrollo Alterna-tivas y Procesos de Participación Social, A. C., ubicada en Tehuacán, Puebla. Junto con su esposa Gisela Herrerías Guerra, desde 1980 ha impulsado un proceso de desarrollo regional sostenible en beneficio de las familias y pueblos más pobres de la semiárida región Mixte-ca, con apoyo de un equipo interdisciplinario de alrededor de 250 personas.

Sus principales proyectos son:1. “Agua para Siempre”, de regeneración ecológica de cuencas

tributarias para obtención de agua. (Con este proyecto fue ganador del concurso Iniciativa México.)2. “Grupo Cooperativo Quali”, integrado por 96 empresas coope-

rativas, que operan una cadena agroindustrial de alimentos nu- tritivos de amaranto orgánico, en la que participan mil 100 fami-

lias campesinas e indígenas.3. “Financiamiento del Desarrollo”, que provee sistemas adecuados de financiamiento cooperativo.4. “Desarrollo de Empresas Sociales”, que ha venido fortaleciendo los factores de producción y su marco de gestión empresarial.5. “Museo del Agua”, edificado en el Centro Mesoamericano del

Carlos Deveaux Homs_Director de Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Raúl Hernández

Garciadiego_La deformación de la jerarquía de valores es causa directa de

la pobreza

En cuanto se contrasta la desigualdad entre los que tienen muy poco y los que gozan de riqueza, se genera un sentimiento de rencor social que genera violencia porque los jóvenes, sobre todo, se dan cuenta que no es normal vivir en la pobreza.

Agua y la Agricultura, en el valle de Tehuacán, cuna de la agri- cultura y de la irrigación mesoamericana.Por su labor de gestión y organización de la sociedad civil a favor

de las comunidades más desprotegidas, con proyectos sustentables y alternativas para la mejoría humana, Raúl Hernández Garciadiego ha recibido importantes reconocimientos nacionales e internacionales. Siendo, sin duda, un Líder Ibero, fiel representante del compromiso social que anima a los estudiantes y egresados de la Universidad Ibe-roamericana, conversamos con él acerca de su destacada labor.

¿Cómo entender y definir la pobreza?En primer término es una condición de carencia crónica de un con-junto de satisfactores necesarios para el florecimiento humano en una cultura determinada. En segundo lugar es la incapacidad de superar esta condición a pesar del esfuerzo personal y colectivo. Esto quiere decir que los pobres no solamente carecen de los bienes necesarios para una vida digna, sino que enfrentan, como carga de la pobreza, la imposibilidad de superar su situación a pesar del máximo esfuerzo que puedan realizar. La impotencia frente al sistema, así como la frus-tración resultante tras los múltiples esfuerzos fallidos, forman parte de la carga más amarga y existencial de la pobreza. Esta definición que hemos ido construyendo, o comprendiendo, postula entonces que el contenido de la pobreza tiene expresiones históricas. El ejemplo más reciente lo encontramos en la evolución de las tecnologías de la información desarrolladas en el siglo XX. Hace apenas cuarenta años se inventó el protocolo de Internet, y desde 2011 la ONU ya reco-noce como un derecho humano el libre acceso a Internet, porque las sociedades que carecen de este acceso están siendo sujetas de una nueva privación.

A pesar de esto, muchas poblaciones con las cuales nosotros tra-bajamos en la región Mixteca Popoloca ni siquiera tienen acceso

a la comunicación telefónica, ni a la radio, ni a la televisión, lo cual las deja al margen de todo este proceso de comunicación. Esto es especialmente grave si lo enfocamos desde la perspectiva iluminadora de Teilhard de Chardin cuando recogió el concepto de noósfera, que así denominó a la capa intelectual y espiritual del planeta, pues vemos que a todos esos pueblos se les ha dejado rezagados y al margen de una plena participación en esta noósfera.

Otro componente que quiero resaltar es que hoy en día ya no sólo hablamos de la pobreza por separado, sino que hablamos de la pobreza en su vinculación con la desigualdad. Éste es un tema muy importante para nosotros, porque vemos que mucha gente puede vivir con plena felicidad y satisfacción, aun en la pobreza material; pero que en cuanto se contrasta la desigualdad entre los que tienen muy poco y los que gozan de riqueza, se genera un sentimiento de rencor social que genera violencia porque los jóvenes, sobre todo, se dan cuenta que no es normal vivir en la pobreza.

México es una de las economías más potentes entre las naciones, pues presumimos tener menos del 5% de nuestra población con ham-bre, en los mapas de la FAO. A diferencia de los países asiáticos, que rondan 30%, y países africanos, que rebasan el 35%. Sin embargo, esta situación de hambre tan reducida de 5% se concentra en la población indígena de nuestro país, que representa un poco más del 10% de la población mexicana. Las estadísticas nacionales nos muestran que el 80% de las familias indígenas son pobres. Y nosotros tenemos el dato duro de que el 50% de los niños indígenas sufre desnutrición, lo cual obstaculizará su pleno desarrollo fisiológico, principalmente cerebral, que es el resultado de ingerir proteínas insuficientes entre los cero y los cinco años. Este nivel de pobreza es éticamente inaceptable y doloroso, y en nuestro país, entre 2000 y 2011, se registraron 102 mil muertes por hambre, una cifra que es mucho más elevada que la de las muertes por la violencia del narcotráfico. De las muertes

producto del narcotráfico sabemos todos los días, en todos los medios de comunicación, mientras que las muertes por hambre no reciben la misma atención ni de los medios ni de las políticas gubernamentales.

Aunque la población tiene acceso a nuevos satisfactores, la mayoría sigue padeciendo, y padece, nuevas privaciones que le impiden una mejora en su calidad de vida. Esta creciente desigualdad está llegando a niveles no sólo inimaginables, sino éticamente inadmisibles. Los recursos están concentrados en este 1% de la población mundial, y por ello toda la industria busca diseñar y producir para ese sector que tiene el poder adquisitivo; los avances científicos y tecnológicos se están orientando automáticamente por las leyes del mercado a atender las necesidades y caprichos de esta minoría, y el gobierno no está haciendo un contrapeso, para que los intelectuales, científicos y tecnólogos se enfoquen a satisfacer las inmensas necesidades de la mayoría de la población que no tiene recursos suficientes para pagarlos, y por lo tanto no son atractivos para hacer negocios.

Raúl Hernández Garciadiego.El amaranto es una maravilla: su grano es muy rico y sus hojas también se pueden comer como verdura.

La participación y la organización ciudadanas son indispensables para una mejor gobernabilidad y, también, para corregir los múltiples problemas que a la propia sociedad corresponden y que muchas veces no suelen atender las instituciones

y programas gubernamentales.Gobiernos y ciudadanos pueden, trabajando juntos,

optimizar la convivencia. Pero en no pocos casos las organizaciones civiles han conseguido llamar la atención sobre problemas sociales desatendidos o ignorados por las instancias oficiales que, bajo la presión social, no pueden eludir sus responsabilidades.

Estas organizaciones civiles, muchas de ellas surgidas a partir de la ineficiencia, la inacción o, lo que es peor, la corrupción e impunidad de las instancias oficiales, han sido y siguen siendo decisivas para hacer más visibles, socialmente, esos problemas que han dejado de atender los órganos correspondientes de gobierno.

Las organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil abarcan a las redes de activistas e investigadores, las organizaciones religiosas, las asociaciones comunitarias y los líderes de los movimientos sociales, y todo este poder ciudadano incide sin duda en el mejoramiento de la sociedad gracias al trabajo participativo y al esfuerzo que suelen enfrentar múltiples obstáculos de intereses creados.

El activismo y la participación ciudadana constituyen un poder paralelo o alternativo, que en este número de IBERO es analizado por diversos especialistas en temas de gran interés e importancia, en el entendido de que la solidaridad entre los ciudadanos es una de las grandes herramientas para combatir la injusticia y avanzar en los caminos de la equidad.

LA VERDAD NOS HARÁ LIBRESMtro. David Fernández Dávalos, S. J.Rector

46 Jorge Tovalín González Iturbe y Pedro Rendón López_Actualidad Ibero. La Ibero_Comprometida con el servicio a los demás para una sociedad más justa y humanamente solidaria

49 Itinerario del ocio_A dónde ir y por qué

50 Roberto Sánchez de la Vara_El viajero ilustrado_En la Sierra Tarahumara_Con labor jesuita

54 La voz del libro / el eco de la lectura_Qué leer y por qué

55 Beatriz Palacios_Música para camaleones. Qué escuchar y por qué

56 Innovación tecnológica_Dispositivos e instrumentos que facilitan la vida

Arte, cultura, tecnología, actualidad y entretenimiento

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René Torres-Ruiz_Doctor en Ciencia Política por la Universidad Autónoma de Barcelona. Profesor e investigador titular en el Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.

Democracia y ciudadaníaLa noción de democracia encuentra sus fundamentos en la anti-gua Atenas, allá por el siglo V, durante el gobierno del legendario político y orador llamado Pericles. Este concepto proviene de dos vocablos: Demos, traducido como pueblo, y Krátos, que significa po-der. Esto nos indica que la democracia alude al poder del pueblo, que el pueblo es el soberano. Como diría Rousseau (2004), el soberano es la colectividad o el pueblo, lo que a su vez nos lleva a determinar que la titularidad del poder recae en el conjunto de la sociedad.

De esta manera, siendo el pueblo el soberano es quien tiene la facultad de darse el gobierno que mejor le convenga para la consecución de sus fines y dictarse las leyes que habrán de regir la vida en común. Para los griegos la mejor forma de gobierno consistía en reconocer la vida política como el ámbito propicio para la construcción del bien común. Esta tradición se distingue por establecer fuertes vínculos entre las nociones de virtud y par-ticipación cívica, características ambas, presentes en la concepción ateniense de ciudadanía, entendida ésta como la relación y el vínculo político entre el individuo y la comunidad de residencia.

La democracia que a su vez se desprende de esta tradición es la llamada democracia participativa y deliberativa, que según dirá Sartori (2000), es “el ejercicio en propio y, en ese sentido, directo del poder. Esta forma de democracia se funda sobre la par-ticipación de los ciudadanos en el gobierno de su ciudad: es la democracia de la polis”. Así, la libertad de los atenienses se resolvía totalmente mediante su participación en el poder y en el ejercicio colectivo del mismo.

Sin embargo, ante la creciente complejidad de las sociedades y sus dimensiones, resulta difícil el encuentro cara a cara de los ciudadanos en la plaza pública. Estas circunstancias no permitían –sostienen los defensores de la democracia liberal representati-va– que los ciudadanos deliberaran y decidieran directamente los asuntos públicos. De este modo, surge la tradición liberal que terminó por imponerse a partir del siglo XIX y hasta nuestros días. A partir de ese momento la idea de la democracia ya no pasa

Democracia, ciudadanía y

participación_Apuntes para el debate

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por el ejercicio directo del poder político; se reivindica entonces una ciudadanía pasiva, circunscrita meramente a la participación en las elecciones, a la selección de los representantes encargados de tomar las decisiones de afectación general.

Pero en los tiempos recientes, la crisis de representatividad que parece recorrer las sociedades contemporáneas ha llevado, tanto a los líderes políticos como a los distintos actores sociales, a plantear la necesidad de retomar la idea de la participación en el ámbito público por parte de la ciudadanía. Así, la acción colectiva retum-ba en las sociedades modernas como un reclamo de los actores sociales que se ven y se sienten afectados y desplazados por la de-ficiente toma de decisiones de los políticos profesionales que, cada vez más, se alejan de los reclamos y necesidades de la población. Hoy en día, encontramos a ciudadanos deseosos de implicarse en la esfera pública, vigilar, denunciar y calificar a los tomadores

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de decisiones. Es “la democracia de control”, dirá Rosanvallon (2007:45-47). Pero también la democracia en donde los derechos de ciudadanía deben ser ejercidos a plenitud y de forma integral, y esto es un aporte valiosísimo de la tradición liberal.

Referente a esto último, es preciso señalar que el concepto de ciudadanía prevaleciente en la actualidad se inspira, esencialmente, en las ideas del sociólogo inglés T. H. Marshall (1998:18), quien la definió como el estatus asignado a todos aquellos individuos que son miembros plenos de una comunidad. Todos los que tengan ese estatus poseen iguales derechos y deberes. Para este autor la ciudadanía era resultado de la acumulación histórica de derechos individuales a lo largo de tres siglos: derechos civiles (siglo XVIII), aquellos indispensables para el pleno reconocimiento y ejercicio de la libertad individual; derechos políticos (siglo XIX), referidos al derecho de los individuos a tomar parte en el ejercicio del poder

político; y derechos socioeconómicos (siglo XX), que abarcan el de-recho a la seguridad y a un mínimo bienestar económico y al de compartir plenamente la herencia social (Marshall, 1998:22-23). Para Marshall estos últimos serán la base para acceder al ejercicio del resto de los derechos. Aunque la ciudadanía no es únicamente un asunto de derechos, también se trata de pertenencia e identi-dad frente a una comunidad determinada. Es, al mismo tiempo, una cuestión relacionada con lazos que unen y experiencias que se comparten. Pero la ciudadanía también es –sostiene la tradición republicana, retomando a los griegos– implicarse en la comuni-dad, participar, deliberar.

Consideraciones en torno a la participaciónAhora bien, la participación política es, de acuerdo con Anduiza y Bosch (2004), “cualquier acción de los ciudadanos dirigida a

_Urge una ciudadanía robusta y participativa, con la capacidad de

influir en el desarrollo de la comunidad política y de la sociedad, en la construcción del bien público.

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influir en el proceso político y en sus resultados. Estas acciones pueden orientarse a la elección de los cargos públicos; a la for-mulación, elaboración y aplicación de políticas públicas que éstos llevan a cabo; o a la acción de otros actores políticos relevantes. La participación política requiere por tanto de un comportamiento observable llevado a cabo en un ámbito público o colectivo por parte de un ciudadano para poder ser considerada como tal”.

Conviene puntualizar que la participación política no debe ser analizada ni explicada desde una perspectiva unidimensional. Para explicar por qué participa la gente y cómo lo hace se requiere ir más allá de un solo hecho. Cuando tratamos de comprender este fenómeno no podemos concentrarnos únicamente en la gente que participa más o menos, no conviene caer en la sim-plificación de que en las distintas sociedades hay gente apática, o bien, “gladiadores de la política”, es decir, ciudadanos sumamente participativos en la vida política de una comunidad, que dedican un buen tiempo a la vida pública y los problemas que ésta entraña.

Las causas de la participación o el alejamiento individual de la esfera pública de algunas personas son muy variadas. Por ejemplo, el estatus socioeconómico, la educación, la edad, las actitudes indi-viduales, la cultura política, los valores sociales predominantes, así como las normas que delimitan la vida pública y que provienen de la pertenencia e identificaciones sociales, tales como el género, clase social, religión, idioma, etnia, etcétera.

Además, es posible establecer distintas dimensiones en torno a la participación. De este modo, no sólo se aborda lo relacionado a la gente que participa poco o mucho, sino las formas en que lo hacen. Una persona puede ser muy activa en algunos tipos de acción y muy poco en otros. Por lo tanto, la distinción entre los ciudadanos no se limitaría exclusivamente a su grado de inter-vención o participación sino en el tipo de vías, o de repertorios de movilización o de acción colectiva, como diría Charles Tilly (1986:526), seleccionados por los individuos para participar y movilizarse, para dar a conocer su opinión, en suma, para comu-nicarse e interactuar con las instituciones del Estado.

Una de las distinciones más recurridas en la literatura especia-lizada sobre participación, es la distinción entre la participación convencional y la no convencional (también denominada participa-ción social), lo cual nos refiere a los distintos tipos de acciones o actividades a las que recurren los individuos. La primera de ellas se refiere a los métodos participativos tradicionales o for-

males empleados por los individuos, como por ejemplo, votar en unas elecciones o participar y

hacerse miembro de un partido, pero no sólo militar en un partido sino involu-crarse de forma directa en las distintas actividades desarrolladas en el seno de este tipo de instituciones. Dentro de

la participación convencional también encontramos los mecanismos de democracia directa, como el plebiscito, el referéndum, los consejos consultivos, la iniciativa popular, la

revocación de mandato, las candidaturas ciu-dadanas, entre otros.A su vez, la participación no convencional nos re-

mite a las acciones de protesta o de reclamo hacia el régimen o al sistema político. Algunas de ellas podrían ser participar en una marcha, un mitin, realizar un plantón, llevar a cabo un boicot a un producto determinado con la finalidad de reivindicar una queja relacionada con un hecho o acontecimiento específico, que tendría que ver con una decisión tomada o una actuación de un gobierno. Ciertos sectores sociales recurren a este tipo de acción política o social participativa no institucional, para mostrar su inconformidad o desacuerdo, y también para protestar –como ya dije– por la inca-pacidad del Estado de satisfacer las necesidades sociales.

Entonces, tenemos estos dos grandes tipos de participación, que pueden tener subtipos, pero que no abordaré en este texto por carecer de espacio para ello. Lo que podemos decir, simplemente, es que los individuos participan en unas o en otras de las acciones que caracterizan estos dos tipos de participación, o también, que hay gente que participa en cualquiera de ellas: en una ocasión lo hace en una y después en otra o de manera paralela participa en las dos, aunque es verdad que el segmento de la población que se manifiesta mediante estos dos tipos de participación no es la mayoría. Asimismo, hay gente que decide no participar en ninguna de estas dos vertientes.

Finalmente es importante señalar que en las sociedades demo-cráticas la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos es indispensable; se requiere de ella, no para suplantar la democracia representativa, sino para complementarla, para coadyuvar en la solución de los enormes y complejos problemas que aquejan a las sociedades de nuestros tiempos. Urge una ciudadanía robusta y participativa, con la capacidad de influir en el desarrollo de la comunidad política y de la sociedad, en la construcción del bien público. Participación y representación se necesitan mutuamente para darle viabilidad y sentido a la democracia.

BibliografíaAnduiza, Eva y Agustí Bosch (2004), Comportamiento político y electoral, Ariel, Barcelona.Rosanvallon, Pierre (2007), La contrademocracia. La política en la era de la desconfianza, Ediciones Manantial, Buenos Aires.Rousseau, Jean-Jacques (2004), El contrato social, Istmo, Madrid.Sartori, Giovanni (2000), ¿Qué es la democracia?, Nueva Imagen, México.Tilly, Charles (1986), The Contentious French, Belknap Press, Cambridge (Mass).

_La crisis de representatividad que parece

recorrer las sociedades contemporáneas ha llevado, tanto a los líderes políticos como a los distintos actores sociales, a plantear la necesidad de retomar la idea de la participación en el ámbito público por parte de la ciudadanía.

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Clara Jusidman_Economista por la UNAM. Trabajó por 20 años en el gobierno federal como Directora General del Empleo, del Instituto Nacional del Consumidor y del Centro de Investigaciones para el Desarrollo Rural Integral. Fue Subsecretaria de Planeación y Desarrollo Pesquero. Dejó el Gobierno Federal en 1991 y se incorporó a las organizaciones de la sociedad civil en lucha por la democracia. Fue presidenta de ACUDE (Acuerdo Nacional para la Democracia) y participó en la creación de Alianza Cívica y de Causa Ciudadana. Asimismo, integró el Comité Técnico para la Auditoría del Padrón Electoral en 1994 y dirigió el Registro Federal Electoral en 1997. Coordinó los trabajos técnicos para la participación de México en la Conferencia de la Mujer en Beijing en 1995. Encabezó la Secretaría de Desarrollo Social en el primer gobierno democrático del Distrito Federal de 1997 al 2000. Participa en el Comité Conciudadano para la Observación Electoral y en el Espacio Social para el Diálogo Estratégico. Formó parte del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Es autora de diversos libros y ensayos en los temas de desarrollo y política sociales, derechos económicos, sociales y culturales, desigualdad social, prevención social de las violencias y desarrollo de la sociedad civil, entre otros. Actualmente es presidenta fundadora de Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social, INCIDE Social, A. C., miembro titular del Seminario de Cultura Mexicana y de la Junta de Gobierno y de la Asamblea del CONAPRED.

En este texto al hablar de ciudadanía estaremos refiriéndonos a aquel sector de activistas cívicos que no formaban parte de partido político alguno y que decidieron impulsar la instauración de un régimen democrático en el país después de setenta años de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional.

Tres acontecimientos en materia electoral de los años ochenta marcan el surgimiento de un activismo ciudadano en materia po-lítica fuera del ámbito partidario: el “fraude patriótico” perpetrado en el Estado de Chihuahua en 1986, la lucha del Frente Cívico Potosino encabezada por el doctor Salvador Nava y la “caída del sistema” en la elección presidencial de 1988 utilizada para otorgarle el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.

En esa década se abandonó el nacionalismo revolucionario y la responsabilidad social del Estado y se impuso un proyecto de econo-mía abierta de mercado con el debilitamiento del papel del Estado

El papel de laciudadanía en el cambio político en México_

y la conclusión del pacto entre gobierno, empresarios y sindicatos que permitió cierta estabilidad y la distribución de beneficios del crecimiento con el sector obrero.

Por su parte, el embate desde el Vaticano a la “Iglesia mexicana” y a la teología de la liberación fue determinante para el surgimiento de organizaciones de la sociedad civil en defensa de los derechos hu-manos y del trabajo comunitario en el territorio. Empieza también la emergencia de un amplio movimiento de mujeres en defensa de sus derechos, así como de grupos de ambientalistas. El sismo de 1985 determinó el surgimiento de solidaridades vecinales y civiles para enfrentar la destrucción generada. A nivel internacional se im-pone el Consenso de Washington y se derrumba el Muro de Berlín. Se impulsan la democracia liberal.

Es decir, se empieza a desquebrajar el partido único desde dentro, se termina con la ideología que lo mantuvo en el poder por varias décadas y emerge una ciudadanía organizada, activa y autónoma que empieza a defender agendas especializadas o de grupos de

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población. El sindicalismo oficial pierde fuerza y surgen un sindi-calismo democrático y disidencias y nuevas alianzas dentro de los partidos y de las organizaciones políticas. Hay un cambio de época y aparecen nuevos actores en la arena pública.

Para muchos de estos nuevos actores era clara la necesidad de modificar los términos, los procedimientos y las instituciones en materia electoral para acabar con los repetidos fraudes y simula-ciones y dar mayor confianza y certeza a los procesos electorales y a la representación. Muchos pensábamos que con procesos e instituciones electorales autónomas, confiables y profesionales, lo-graríamos tener gobernantes que respondieran a los intereses de la población, de modo que se fueran incorporando en la legislación, en las políticas de gobierno y en las instituciones las agendas de derechos que estaban surgiendo. Esto permitiría a su vez contien-das electorales equitativas. La idea ingenua era lograr gobiernos representativos que subordinaran sus actuaciones a los intereses de sus gobernados.

Las primeras acciones de la ciudadaníaen lucha por la democraciaDespués del emblemático ejemplo del doctor Salvador Nava en su larga lucha, la primera participación de ciudadanos independientes organizados para el cambio político se dio en la observación de la jornada electoral en elecciones estatales y municipales. Grupos de ciudadanos se colocaban en las afueras de las casillas electorales a observar la forma en que ocurría la votación.

Se trataba de inhibir mediante la presencia de observadores una diversidad de modalidades del fraude electoral comunes en todo el país durante décadas, como el acarreo de votantes, el condiciona-miento del voto, las urnas embarazadas, los tacos de votos, el robo de urnas y de boletas, los ratones locos, la presencia de personajes que inhibían el voto libre y muchas otras artimañas que se utilizaban para inducir y cambiar los resultados.

Los observadores ciudadanos eran muchas veces acosados y ame-nazados por lo que se fue generando una solidaridad entre orga-

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_Los observadores ciudadanos eran muchas veces acosados y amenazados por lo que se

fue generando una solidaridad entre organizaciones en todo el país.

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nizaciones en todo el país de manera que empezaron a sumarse ciudadanos de otros estados, observadores nacionales e incluso internacionales y representantes de medios de comunicación fun-damentalmente internacionales.

En esta primera etapa se empezó a integrar un movimiento ciu-dadano por la democracia compuesto por activistas de muy diversas causas y organizaciones, en varios casos las iniciativas y la partici-pación provenían principalmente de organizaciones de mujeres, en otros de las organizaciones eclesiales de base y de defensa de los pueblos y de derechos humanos. La lucha por la democracia hizo que las agendas principales de esas organizaciones pasaran a segundo plano.

Había un hartazgo por el autoritarismo, por la injusticia social, por la inexistencia de canales de participación y expresión autónoma, por el combate a las organizaciones independientes, por los abu-sos del poder, la corrupción y la impunidad y por la violación de derechos humanos y, en el fondo, por la persistente desigualdad y subordinación de amplios sectores de la población. En la instaura-ción de una democracia se colocaba la solución a muchos de esos problemas al mejorar la representación y abrir la participación y el diálogo y al permitir la libertad de expresión.

La consolidación del activismo democráticoPor esos años de finales de los ochenta, se crearon instituciones

privadas, grupos y organizaciones de académicos, periodistas y edi-torialistas, empresarios, líderes sindicales y sociales que empezaron a reflexionar y debatir sobre la transición democrática en México, a poner el tema en la arena pública y a gestar diversas iniciativas de acción dirigidas a abrir los espacios, elaborar propuestas de cambio legislativo e institucional y promover consultas ciudadanas. Destaco tres de estas organizaciones: la Academia Mexicana de Derechos Humanos (AMDH), formada por destacados defensores de derechos humanos, que desarrolló metodologías para vigilar la imparcialidad de los medios de comunicación; el Acuerdo Nacional para la De-mocracia (ACUDE), formado por intelectuales de línea progresista, y el Consejo por la Democracia (CD), un grupo de empresarios e intelectuales de línea conservadora.

En 1992 se formó el Movimiento Ciudadano por la Democracia (MCD)1, una iniciativa que logró articular a muchos grupos de ciudadanos en todo el país interesados en lograr una transición a la democracia como necesidad para alcanzar la justicia social. El MCD fue la red que permitió el apoyo a varios procesos de observación electoral en los estados y empezó a articularse con organizaciones de observación de otros países. En la red y en el consejo del MCD había una participación destacada de personajes y organizaciones del catolicismo progresista.

ACUDE por su parte promovió y participó en varias iniciativas innovadoras para el cambio democrático como fueron el Plebiscito de la Ciudad de México en 1993, la integración de una de las pri-meras agendas ciudadanas (los 20 Compromisos por la Democracia), la organización de una primera cumbre de organizaciones ciudada-nas y la creación del Grupo San Ángel: varios de sus integrantes colaboraron en la Reforma Electoral de 1996 donde finalmente se logró la “cudadanización” del Instituto Federal Electoral.

Las iniciativas de observación electoral en los estados, las activi-dades del MCD, los proyectos promovidos desde ACUDE y la AMDH y la incorporación de Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia (Convergencia), donde participaban muchas de las organizaciones locales, permitieron lograr dos cuestiones muy

importantes en esta etapa: primero un trabajo colaborativo de con-fianza entre grupos de personalidades e intelectuales destacados en el ámbito nacional con liderazgos y activistas de organizaciones que trabajaban en el territorio, y en segundo lugar el desarrollo de meto-dologías innovadoras que se compartían y difundían y que sentaron precedente para posteriores trabajos de la sociedad civil organizada.

Podríamos decir que la consolidación de toda esta energía, ex-periencia y conocimiento se conjuntó en la creación de la Alianza Cívica en 1994 derivada de un acuerdo entre siete organizaciones de muy distinto perfil ideológico, pero que confluían en su interés por la democracia. De acuerdo con Sergio Aguayo2, para la jornada electoral del 2 de agosto de 1994 se movilizaron 40 mil ciudadanos para hacer una observación muestral y 450 observadores interna-cionales. Todo el aprendizaje previo se aplicó en esta excepcional experiencia y se realizaron muchas innovaciones.

La contribución ciudadana después de 1994En tan breve espacio sólo es posible enlistar las vertientes que ha seguido la participación ciudadana en el cambio político en Mé-xico después de la intensidad que alcanzó entre 1988 y 1994, pues ese año alcanzó el punto más alto de una curva que ha venido

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1 Rosales, Luz (2010), “El movimiento ciudadano por la democracia en México: logros, enseñanzas y perspectiva”, en Oxford University Press and Community Development Journal.2 Aguayo, Sergio (2001), “Alianza Cívica ‘nace para vigilar un proceso electoral, adquiere una autoridad moral impresionante, como para calificar un proceso electoral y la gente cree lo que dice. Lo que no le cree al gobierno, a Alianza Cívica sí le cree’”.

_La injusticia social, la corrupción, la impunidad, la desigualdad, la discriminación y la subordinación de la

mayoría de la población se han profundizado, ahora acompañadas además por la creciente violencia y la sistemática violación de los derechos humanos de miles de personas.

declinando en razón de que las expectativas colocadas en el cambio democrático no se han cumplido. La injusticia social, la corrupción, la impunidad, la desigualdad, la discriminación y la subordinación de la mayoría de la población se han profundizado, ahora acompa-ñadas además por la creciente violencia y la sistemática violación de los derechos humanos de miles de personas.

Las vertientes de participación ciudadana para el cambio político después de 1994 han sido las siguientes:1. La participación en las distintas reformas electorales que se die-ron a partir de ese año, en particular en la reforma electoral de 1996. Después de un avance importante en la ciudadanización del Instituto Federal Electoral, con la reciente creación del Instituto Nacional Electoral y las últimas decisiones de su Consejo General, se observan una regresión en la materia y un creciente control de los partidos sobre el Instituto y su Consejo.2. La participación en los consejos ciudadanos del IFE. Desde la elección de los primeros consejos ciudadanos electorales a nivel estatal y distrital en 1997, después en 2004 y en 2011 se logró que en la mayoría de los consejos al menos estén presentes dos ciuda-danos autónomos. Sin embargo, se detecta una creciente desilusión, cansancio y desinterés para continuar participando en esos espacios.

3. La participación en los procesos de observación electoral que se promueven con el fondo de recursos público a través del Pro-grama de Naciones Unidas para el Desarrollo, cada tres años en las elecciones federales. En esta vertiente se ha observado un avance en las materias que son objeto de observación ciudadana, más allá de la vigilancia de la jornada electoral. Por ejemplo, el Comité Conciudadano para la Observación Electoral, una red nacional de organizaciones y ciudadanos que se ha articulado en los últimos tres comicios federales, ha observado los procesos de capacitación y se-lección de los funcionarios de casilla, el desempeño de los consejos distritales y general del IFE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal, así como la calidad democrática de los partidos políticos. Sin embargo, en esta materia también se registra un hartazgo ciu-dadano ante las regresiones que se observan en la autonomía de las instituciones electorales.4. La formulación y presentación de agendas ciudadanas a los can-didatos de los partidos políticos con anticipación a la realización de los comicios, para lograr su cumplimiento una vez elegidos. Duran-te cada proceso electoral federal desde 1997, algunas organizaciones procuran realizar coaliciones amplias para estructurar agendas de cambios legislativos, institucionales y presupuestales para la atención de problemáticas diversas detectadas en materia de desigualdad, pobreza, discriminación, destrucción ambiental, derechos humanos. Cuando las elecciones son muy competidas, estas organizaciones logran ser escuchadas y comprometer a los candidatos y, poste-riormente, se dedican a dar seguimiento al cumplimiento de esos compromisos.5. La promoción de la reforma legal para la democratización de los medios de comunicación y para acotar la intervención interesada de éstos en los procesos electorales. Desde el año 2000 el movi-miento ciudadano ha venido pugnando con mayor intensidad por la democratización de los medios de comunicación masiva, el for-talecimiento de los medios públicos y comunitarios y los derechos de las audiencias como una de las reformas necesarias para avanzar en la democracia. La Ley de Telecomunicaciones recientemente aprobada no avanza en ninguno de esos temas y el poder de los medios se consolida e influye crecientemente en la conformación de las nuevas administraciones y congresos.

Posiblemente una de las grandes fallas del movimiento ciudadano por la democracia de los últimos 25 años fue el no haber construido y promovido un proyecto integrado de Reforma del Estado. Se pensó que con el cambio de partido en el poder en el año 2000 los nuevos gobernantes se encargarían de realizar las modificaciones necesarias para pasar de una democracia representativa a una demo-cracia participativa; que se ampliarían los espacios de participación ciudadana y que un nuevo proyecto nacional sería construido. La violenta realidad que vivimos muestra una creciente separación entre el proyecto de país de las élites políticas y económicas respec-to de las necesidades e intereses de la mayoría donde al menos la mitad de los mexicanos vive en situaciones de pobreza.

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José Antonio Ibáñez Aguirre_Licenciado en Economía por el ITAM y maestro en Sociología y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Iberoamericana, ha ocupado cargos directivos en el sector público y en organizaciones de la sociedad civil. En la Ibero ha sido director del Centro de Formación Social y es profesor de la Maestría en Derechos Humanos. Con más de veinte años en la docencia y la investigación, ha venido abordando los temas relacionados con la política económica, la educación y el desarrollo, la metodología de la investigación y la sociedad civil, y sobre ellos ha publicado diversos libros y artículos. Actualmente es coordinador el Programa de Derechos Humanos de la Ibero.

Persona rebeldeSiguiendo a Albert Camus en su libro El hombre rebelde, la persona protesta cuando dice “NO”, aunque sin excluir el “SÍ”: no más esto, sí esto otro. Hay siempre un límite desde donde surge la protesta personal y social. La protesta es un acto consciente y reflexivo, y es también un fenómeno espiritual que sobrepasa el egoísmo. Cuando se alcanza o se traspasa el límite, el hombre rebelde dice para sí: “¡Basta para mí y para la otredad a la cual pertenezco!, ¡basta para mí y para las otras personas sobre las cuales se está cometiendo una injusticia, o se vive en ella!”. Injusticia que, en ge-neral, cometen los dominantes, los que dominan y que por supuesto quieren seguirlo haciendo sin reparos. Unos y otros, dominantes y dominados, están en lo mismo pero separados por el abismo de la injusticia. Cuando ya se cruzó el límite de lo tolerable, la injusticia no se puede permitir, y el dominado está, sin remedio, dispuesto a dar la vida en su defensa.

Hay una gran cuota de nihilismo de por medio en el rebelde: los paraísos bajan del cielo y se enraízan a la tierra. Las desigualdades se cuestionan en todo momento; algunas de ellas se comprenden y toleran hasta que se rebasa alguno de los límites, cada vez más estrechos. La protesta se da y se entiende ―aunque no siempre― como un acto de amor: amor escaso cuando se concreta en el prójimo (Scheler) y abundante cuando está siempre ahí dispuesto para el hombre y su circunstancia (Dostoievski). La protesta no puede ser acompañada por el resentimiento, pues éste desaparece cuando se hace explícito el sentimiento de rebeldía; así, se deja de rumiar el sentimiento ―que sería resentimiento― cuando se grita “¡Basta ya!”.

Entonces, la persona que protesta se convierte no en un resen-tido sino en un rebelde: en un genuino agente del cambio social. Y no sólo se protesta en paz, pues algunas protestas no ocultan sus armas: ideologías, fundamentalismos y fanatismos en mano em-prenden su lucha por el poder o están convencidos que, con esas armas, podrán tener mejores resultados para sus causas; ofreciendo

Protesta social ymovimientos populares_La lucha contra la desigualdad y la injusticia

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si es preciso sus propias vidas, algunos invocan, en consecuencia, su “derecho” a matar.

Protesta y movimientoSiguiendo a Luhmann en su libro Sociología del riesgo, al parecer en Occidente la protesta busca quitarse las grandes ideologías y se con-centra en temas concretos vinculados a decisiones de autoridad o autoritarismo de todo tipo: desde talar un árbol o imponer parquí-metros, hasta construir presas o llevar a cabo cambios impopulares en la política social y económica.

Es posible imaginarse la protesta y la movilización social como un enorme espejo donde la sociedad observa sin remedio sus retrasos, taras, necesidades y miserias; el espejo del “¡Ya basta!”, el espejo de los límites rebasados, el espejo de la necesidad de cam-bio. La protesta por temas específicos o medianamente agregados, resulta más compleja por el alto grado de espontaneidad e inde-terminación que acarrean, amén de su mayor cobertura temática y con ello su mayor presencia y alcances. Sin embargo, al mismo tiempo, la protesta temática se aleja, operativamente, aunque sin renunciar a ello, de los llamados cambios revolucionarios del sis-tema en su totalidad. En general, quienes protestan se sienten más a gusto con la reforma que con la revolución.

En este sentido, los que protestan no pretenden cambiar po-siciones con aquellos a quienes reclaman su responsabilidad u omisión o su falta de capacidad. Lo que les exigen, en todo caso, es que cumplan con sus obligaciones para el bien social. Inmersos en una dinámica democrática, por más laxa y burda que sea, de cualquier forma se dispone de tiempos políticos y de cierta lega-lidad que marcan el ritmo de posibles cambios de posiciones en el manejo del poder. La protesta genera sinergias y simpatías que buscan ser capitalizadas en momentos de elección con formas operativas distintas.

Al poder y al establishment no les gusta la protesta; no sólo la temen sino que son poco tolerantes con ella, por más ordenada

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que parezca: Lo que desean es borrarla por completo, anularla, aniquilarla. Y lo que más les preocupa y alarma son las redes so-ciales y las comunicaciones fáciles y de gran cobertura de las que hoy se dispone, puesto que hacen más efectiva y amplia la protesta; sueñan con que las agendas de la protesta caminen en tiempo y forma y de manera ordenada, sin ruido, sin conflicto y desde luego sin violencia.

Buscan acotarla con derecho en mano; argumentan en términos de pérdidas económicas, amén de los desgastes emocionales y de realismo que muestran los espejos donde se reflejan problemas y miserias, y siempre andan en busca de “clientes” para criminalizar la protesta social. Sin embargo, la sociedad necesita de la protesta para poder observarse a sí misma e intentar cambiar. La protesta se conoce a través de los medios de comunicación de masas que viven de la noticia, y la protesta y la movilización social alimentan esta dinámica; de hecho, comparten su dinámica operativa con la protesta: velocidad, novedad, conflicto, referencia local, violencia y proximidad de escándalos. De ahí que la disputa ideológica y de cooptación de medios por el poder sea una práctica constante y rutinaria.

Temática imprescindible: derechos humanosMéxico es un país con grandes desigualdades y profundamente injusto. Más allá de un puñado de ricos, según Forbes, o de algunos más que aparecen en otras revistas donde exhiben sus riquezas, el país vive atado a una desigualdad estructural que no sólo se repite, sino que se agiganta ya vista en su conjunto.

En México, las remuneraciones del trabajo con relación al pro-ducto interno bruto (PIB) apenas alcanzan 30%, siendo en pro-medio en países avanzados mayor a 50%. El 10% de la población –los más ricos– dispone de más del 40% del ingreso nacional; la desigualdad se refleja terriblemente en la pobreza, con poco más de 50% de la población en este nivel; se reconoce que la pobreza no es tanto fruto de recursos escasos sino producto de la desigualdad. Fo

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_La persona que protesta se convierte no en un resentido sino en un

rebelde: en un genuino agente del cambio social.

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Alrededor del 80% de los mexicanos son pobres o vulnerables; como suele afirmarse (Julio Boltvinik), la sociedad mexicana es una sociedad de 80-20; 80% con carencias contra un 20% de satisfechos o con lujos. Cerca del 40% de los mexicanos están desocupados, tienen una ocupación precaria o trabajan en la informalidad.

México es un país de monopolios, oligopolios y competencia imperfecta, controlados por un número reducido de ricos y muy ricos, con una clase media cada vez menos cómoda y muy des-esperada, en un contexto amplio de trabajo precario e informal, desempleo y miseria.

Por ello, donde existe más desigualdad e injusticia es donde se hace inevitable la protesta. Se puede afirmar que hay una estrecha relación entre desigualdad e injusticia y los brotes de protesta so-cial. Las desigualdades e injusticias no son producto del fatalismo, sino parte de la propia historia del capitalismo: la dialéctica de clases apalancada por la violencia.

La rebeldía es un derecho humano; la libertad de expresión y de movilización también lo son. No hay nada, desde el punto de vista legal, que impida la protesta y la movilización social. El paradigma

de los derechos humanos se reconoce y pretende la paz. A pesar de ello, no puede cerrarle la puerta a los movimientos armados, en particular a los que buscan derrocar tiranías que de manera sis-temática y generalizada violan gravemente los derechos humanos. Es obvio que el “¡Ya basta!” involucra a todos, con excepción, por supuesto, de los violadores graves (tiranos, dictadores, autoritarios, etcétera).

Es en los regímenes democráticos donde se entiende el senti-do propio y paradigmático del funcionamiento de los derechos humanos; pues es aquí donde la protesta y la movilidad sociales pacíficas no encuentran restricciones. La protesta relacionada con la temática de los derechos humanos ha cobrado importancia en las últimas dos décadas, con movilizaciones destacadas desde el sexenio anterior. Denuncia y protesta, sin exclusión del diálogo y la coo-peración, han marcado la ruta reformista de las personas defensoras de los derechos humanos. La problemática que los congrega es muy compleja, y abarca temas tan variados como los siguientes:

1. El litigio estratégico internacional de casos de violaciones de derechos humanos.2. Los informes sombra y la participación en relatorías ante los sistemas ONU y OEA.3. El litigio y acompañamiento de casos nacionales.4. La protesta social e incidencia y logros en materia de igualdad de género y diversidad sexual.5. El hostigamiento, persecución, encarcelamiento y muerte de defensoras y defensores de derechos humanos y periodistas.6. La criminalización de la protesta social.7. La fallida estrategia nacional en materia de seguridad y sus mal llamados “daños colaterales”.8. Las desapariciones forzadas.9. Las ejecuciones de personas a manos de agentes del Estado y del crimen organizado.10. Los esfuerzos de reformar el deficiente e ineficaz sistema de justicia.11. La catástrofe humanitaria de las personas migrantes.12. La cerrazón y parcialidad de los medios de comunicación.13. La violencia hacia las mujeres y su terrible manifestación en la forma extrema de los feminicidios.14. La trata de personas.15. La pederastia.16. Los megaproyectos empresariales, con complicidad de las autoridades, que afectan los derechos de las comunidades.17. Las luchas por la defensa de los territorios de pueblos originarios.Estas son sólo algunas de las temáticas más importantes donde

se manifiesta la protesta. Y, como puede verse, es una agenda dramática. Es por todo esto que la denuncia, la protesta y la mo-vilización sociales no se hacen esperar. Existe una profunda des-confianza que conduce tarde o temprano al hartazgo. En México, el diálogo y la propuesta siguen activas, pero ya muestran un gran desgaste. La presencia mediática es constante aunque manipulada. Es por ello que la rebeldía tiende a radicalizarse. La grave situa-ción social acota los espacios a la gobernabilidad democrática. En este escenario, lo que queda es no perder el espíritu de rebeldía y seguir luchando.

_Donde existe más desigualdad e injusticia es donde se hace inevitable la protesta. Se puede afirmar que hay

una estrecha relación entre desigualdad e injusticia y los brotes de protesta social.

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Juan Domingo Argüelles_Director editorial de IBERO. Ensayista, poeta, editor, crítico literario y divulgador y promotor de la lectura. Sus más recientes libros son: Ética y poética de la lectura: El derecho de leer, la libertad de saber (Letra Uno Ediciones, 2013), ¿Es la lectura un derecho?: 45 respuestas a una pregunta que muy pocos se formulan (Ediciones del Ermitaño, 2013) y Cuentos inolvidables para amar la lectura (Ediciones B, 2014).

oeta, novelista, ensayista y editor, cuya obra está estrechamente vinculada a la fe católica, Javier Sicilia es autor de los libros de poemas Oro, Trinidad, Vigilias, Resurrección, Pascua, Lectio, Tríptico del desierto (Premio Nacional de Poesía Aguasca-lientes), y Vestigios (2013); también de las novelas El Bautista (Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares), El reflejo de lo oscuro, Viajeros en la noche, A través del silencio, La confesión: el diario de

Esteban Martorus, y El fondo de la noche. Asimismo, es autor de las bio-grafías Concepción Cabrera de Armida, la amante de Cristo, y Félix de Jesús Rougier, la seducción de la Virgen. En el género ensayístico ha publicado Cariátide a destiempo y otros escombros y Poesía y espíritu, y en el análisis político es autor de los libros La voz y las sombras y Estamos hasta la madre. Ha sido director de la revista Ixtus (1994-2007) y Conspiratio (2009-2011), y a partir de 2012 lo es nuevamente de Ixtus, en su segun-da época. Colabora en el semanario Proceso y en La Jornada Semanal.

Activista social, Javier Sicilia encabeza el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, surgido a raíz del asesinato de su hijo Juan Francisco y de otros jóvenes a manos del crimen organizado, en 2011. Este movimiento, que inició con una marcha nacional que salió de Cuernavaca Morelos el 5 de mayo de aquel año y que recorrió tam-bién ciudades de Estados Unidos, ha denunciado la corrupción y la impunidad de las instituciones gubernamentales, así como las accio-nes criminales de las organizaciones delictivas, y ha venido luchando a favor de las víctimas de la violencia y contra la impunidad y el desinterés gubernamental ante esta tragedia. Sus guías, ha dicho, son “el Evangelio y la aplicación que de esa sabiduría hizo Gandhi en la vida política”.

Entre otros reconocimientos por su activismo y su labor de organi-zación de la sociedad civil, Javier Sicilia ha recibido el Premio Global Exchange People’s Choice Award en Derechos Humanos, el Premio Sergio Méndez Arceo y el Premio Voz de los sin Voz. En 2011 fue nombrado Persona del Año por la revista Time. En esta entrevista

Javier Sicilia_El Estado mexicano abdicó de su función

primordial: la seguridad, la paz y la justicia

con IBERO se refiere a la importancia que tiene hoy en México la organización ciudadana.

¿Por qué es importante la organización de la sociedad civil?Porque el Estado, entendido en su sentido moderno, es decir, a

partir de Hobbes, ha abdicado de su función primordial –la única, en estricto sentido, que le daba razón de ser– : la seguridad, la paz y la justicia. Los gobiernos que lo administran decidieron arrodillarlo y ponerlo al servicio de los grandes capitales; lo volvieron su gestor. Esto, me parece, ha redundado en el espantoso crecimiento de la miseria y en la proliferación del crimen, que en México ha adquirido proporciones demenciales.

La lógica de los grandes capitales es inmoral. No importa que sean legales o, como el caso del crimen organizado, ilegales. Su objetivo es el mismo: el control de los territorios y de la gente para maximizar ganancias. La guerra que estamos padeciendo tiene que ver con ello: una lucha entre el gobierno, que representa a las grandes empresas legales –las reformas estructurales apuntan hacia allá– y el crimen organizado, que buscan crear un Estado paralelo y de un totalitarismo de nuevo cuño. Al final, ambas lógicas se retroalimentan producien-do negocios contraproductivos, es decir, destructores del común y de la vida social, civil y ambiental, pero que aumentan los capitales bancarios que financian todo. Éste es un tema que llevaría muchas horas desglosar.

Visto desde allí, la organización de la sociedad civil es, más que nunca, necesaria. Es la única que puede ponerle un límite a esa lógica depredadora. Es también la única que puede recuperar el sentido de la democracia y transformar el Estado. La democracia –una palabra amiba, es decir, que ha perdido sus contornos y ha servido para lle-narla de todo tipo de adjetivos: democracia directa, representativa, socialdemocracia, etcétera– significa el gobierno del pueblo o, para evitar la abstracción, el gobierno de la gente. Si la gente se organiza puede volverle a dar sentido. Quizá los procesos autonómicos, como los del zapatismo o los de los pueblos indios, sean el camino que

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podrá recuperar la democracia y generar una nueva forma de Estado. A veces pienso en el sueño de Gandhi: cientos de confederaciones aldeanas y de barrio, donde los procesos democráticos pueden vivirse. La democracia real sólo puede vivirse a escala del común.

¿Cuáles son las lecciones que te ha dejado el activismo social?

Me enseñó, algo que estaba ya en mis intuiciones políticas: que el Estado moderno, a causa de la abdicación que los gobiernos hicie-ron de la función para la que fue creado, se está desmoronando y que nos encontramos en una profunda crisis civilizatoria frente a la cual el Estado actual no puede responder. Se ha convertido en parte fundamental del problema. Esta afirmación es compleja. A veces nos olvidamos que el Estado y sus instituciones, que son obras humanas, tienen un periodo de vida: nacen, crecen, envejecen, o para decirlo de manera más brutal, se corrompen, y mueren.

Este Estado, que nació de otra crisis civilizatoria, el desmorona-miento de los Estados absolutistas y la emergencia del pensamiento Ilustrado y la Revolución Francesa, llegó también, como sucedió con los Estados absolutistas, a su límite y se está desmoronando. De sus grandes grietas, que generan mucho dolor, emergen movimientos

sociales que comienzan a balbucir lo nuevo que vendrá y obliga al ciudadano a volverse activista, agente de un cambio necesario. En cada movimiento social –cada vez son más en México; surgen por todas partes– lo nuevo se va articulando dura, dolorosamente, para recomponer el orden social que el desmoronamiento de las institu-ciones ha destruido.

¿Tiene opciones legales la sociedad frente al abuso de poder, la corrupción, la inacción y la impunidad?

No. No puede fundarse un orden legal cuando la ética política, a causa de la corrupción del Estado, se edifica con la traición, el uso discrecional de la ley o su no cumplimiento y la interpretación equivocada de la razón de Estado, es decir, del uso de la fuerza para mantener no el orden social, sino los intereses del dinero. Para que la legalidad funcione necesita un alma política y ética. De lo contrario es sólo un ruido en la boca, una palabra muerta, como hasta ahora.

¿Cómo ve el Estado mexicano a la sociedad que se organiza?Con miedo. Siempre que la sociedad se organiza el Estado teme

porque sabe que lo confrontará en sus corrupciones y traiciones. Eso es bueno, porque en ese momento vivimos un atisbo de la democra-

La organización de la sociedad civil es, más que nunca, necesaria. Es la única que puede ponerle un límite a la lógica depredadora. Es también la única que puede recuperar el sentido de la democracia y transformar el Estado.

Javier Sicilia.

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Javier Sicilia.

Siempre que la sociedad se organiza el Estado teme porque sabe que lo confrontará en sus corrupciones y traiciones. Eso es bueno, porque en ese momento vivimos un atisbo de la democracia.

cia. Cuando el Estado teme frente a la sociedad organizada es señal de que la democracia se ejerce y estamos de alguna forma en ella. Cuando a mí me dicen sorprendidos: “Es increíble que ustedes hayan sentado a los poderes del Estado a dialogar con las víctimas”, yo les respondo: “No fuimos nosotros. Fue la sociedad que el 8 de mayo de 2011, dejando sus diferencias políticas, se organizó para demandar la justicia y la paz”. Cuando entramos a la ciudad de México, estaban todos, izquierdas, derechas, empresarios. Si yo, aquel día, con toda la fuerza moral que llevaban nuestras demandas, hubiera llegado sólo con las doscientas personas que salimos de Cuernavaca, no habríamos sentado a nadie a dialogar. Habríamos leído nuestro discurso, for-mulado los seis puntos de nuestra demanda y habríamos quemado la bandera de México como un signo de lo que el país se había vuelto. Después de eso habríamos regresado. Es la sociedad organizada la que hace posible que la vida política encuentre su sentido.

¿Qué ha pasado desde la guerra y las víctimas de Calderón hasta los meses que lleva en el gobierno Enrique Peña Nieto?

Fuera de un cambio de discurso, nada. La guerra sigue, también, con

ciertos matices, la estrategia; lo que quiere decir que continuamos acumulando víctimas y teniendo muy poca justicia.

¿Cuál es la diferencia, para las víctimas, entre el poder en manos del PAN y el poder en manos del PRI?

Un cambio, como digo, de discurso. El gobierno de Peña Nieto reconoció la deuda que el Estado tiene con ellas –promulgó la Ley de Víctimas, que Calderón había empantanado en una controver-sia constitucional, y creó el aparato para aplicarla– y ha tratado de enfrentar, pero sin una verdadera comprensión de la tragedia hu-manitaria que vivimos, el problema de los desparecidos. Lo que ha redundado en resultados muy pobres. La impunidad sigue siendo del 95%, la mayoría de los pocos desaparecidos que han encontra-do están muertos y no se ha invertido los suficientes recursos para enfrentar la inmensidad del problema, que han querido a toda costa minimizar. En este sentido, el tema de los desplazados por la violen-cia, que son miles, ni siquiera ha ocupado una frase en sus discursos. Para ellos, simplemente no existen o si existen no les importan. Los grados de inhumanidad son semejantes entre todos los partidos. Están más preocupados por las reformas estructurales, que, como están planteadas, contribuyen desde la legalidad a la destrucción del tejido social y al crimen, que en el dolor de la gente. Las víctimas y la inhumanidad de los gobiernos y partidos frente a ellas son la prueba más brutal y contundente del desmoronamiento del Estado y de la crisis civilizatoria.

¿Puede la sociedad civil oponerse realmente a las decisiones de Estado y a las imposiciones del poder Legislativo?

No sólo puede, debe. Aunque su accionar, a falta de una verdadera unidad de las organizaciones civiles, hará poco –lo vimos con las reformas en telecomunicaciones–, o permitirá limitar la depredación y retrasar algo el colapso total del Estado. La oposición de la sociedad civil a las corrupciones del poder es una vela encendida. Sin ella, no sólo la noche sería absoluta, sino que no podríamos ver lo que un día podrá rehacer la vida social y política.

¿Existe voluntad política en México para atender las demandas sociales?

En algunos casos, sí. Hay mucha gente honesta y buena dentro del Estado. Pero la crisis del Estado es tan brutal que la buena voluntad de esa gente no alcanza para atender la inmensidad de esas demandas. El cambio, lo nuevo, vendrá de la voluntad política que las organiza-ciones civiles están gestando desde abajo, como siempre sucede en las crisis civilizatorias.

¿Hasta dónde, hasta cuándo, aguantará la sociedad mexicana?

Es imposible saberlo. Pero los movimientos sociales y el desconten-to crecen. Repentinamente algo no previsto, a veces aparentemente intrascendente, desencadena todo, y la crisis, cuyo sentido es momen-to de decisión, se vuelve absoluta.

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Erubiel Tirado_Es licenciado en Derecho por la UNAM, maestro en Ciencia Política por la London School of Economics; egresado de la National Defense University (Washington, DC), y ex-consultor académico asociado del Royal United Services Institute for Defence and Security Studies (RUSI) de Londres. Actualmente coordina el Programa de Seguridad Nacional y Democracia en México. Los desafíos del siglo XXI, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Es colaborador especializado en diversas publicaciones académicas y de análisis político y, desde 2010, es consultor de la Secretaría de Asuntos Políticos de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Aunque en un trazo histórico amplio las manifes-taciones ciudadanas de protesta ante el crimen y la violencia en México se pueden rastrear desde el año de 1997, para efectos de este breve análisis se hace un corte temporal a partir de 2004 con tres momentos que revelan tanto su alcance y poder como sus límites en torno de una crisis que

perdura. El marco temporal es relevante debido a la consideración de ciertas variables que suelen debatirse respecto de la problemática de seguridad que, para algunos estudiosos como el que escribe, apunta a diversas causas estructurales. Con este criterio puede despolitizarse un conjunto de argumentos1, que tienden a simplificar la cuestión y darle un cariz de normalidad a la que no debemos acostumbrarnos ni perder nuestra capacidad de asombro ante la barbarie que se asomó a nuestro país desde hace más de una década.

Los márgenes de este ensayo se delinean entre los críticos momen-tos sociales, de los últimos años, con la protesta por la inseguridad y la violencia en el país junto con las respuestas políticas y guberna-mentales. Concluye el tratamiento del tema con una reflexión sobre el saldo, las continuidades y rupturas que se advierten en las acciones o comportamientos observables tanto en el ámbito social como en el abatimiento del crimen, pero también sobre el sentimiento social de

inseguridad (que implica algo más que una mera percepción estadís-tica). Al final de estas líneas se llama la atención sobre las capacidades de la ciudadanía para, en efecto, incidir sobre el destino de las solu-ciones que le atañen o afectan en forma directa.

Zócalo blanco y un país que se tiñe de rojo:el “parteaguas” que se repiteHacia el final del sexenio de Vicente Fox, que realizó un gradual endurecimiento y militarización de políticas de seguridad pública con enfoques punitivos, hubo un necio repunte de la incidencia de delitos como el secuestro en diversas entidades del país. Precisamente a partir del secuestro, no denunciado, y asesinato de los hermanos Gutiérrez en la ciudad de México, se detonó la protesta contra los secuestros y se extendió a la inseguridad en general. La idea fue ca-pitalizada por los medios electrónicos, que a lo largo de tres semanas la promovieron. Esto, junto con la resonancia de los feminicidios de Ciudad Juárez, entre otros factores, dio pauta a una respuesta (27 de junio de 2004) que rebasó no sólo las expectativas de los convocantes (líderes de ONG’s muchas de ellas vinculadas con sectores influyen-tes de la iniciativa privada del país), sino a los propios gobernantes, tanto de la capital (Andrés Manuel López Obrador quien en un principio la descalificó) como al presidente Fox (quien trató de ca-

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Inseguridad y violencia en México(2004-2014)_Miedo y respuesta ciudadana

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pitalizarla a su favor). La afluencia multitudinaria de la protesta evocó manifestaciones emblemáticas de la pugna social por abrir espacios de participación política (1968, 1986, 1988). Esta vez era distinto y paradójico: se reivindica, bajo la consigna de “Rescatar a México” (de la delincuencia e inseguridad), la condición ciudadana de los asistentes, no sólo al margen sino repudiando a los partidos y los políticos profesionales.

Segunda postal. El Zócalo se llena de nuevo el 31 de agosto de 2008, luego del secuestro y asesinato del hijo adolescente del propietario de una cadena de tiendas de artículos deportivos. La tragedia provoca una fuerte catarsis social en medio de una apabullante estrategia de segu-ridad que hizo de los operativos militares-policiales el signo distintivo del gobierno de Felipe Calderón con su peculiar declaración de guerra al narcotráfico y el crimen organizado. El origen de la exacerbación social ante la desgracia del empresario fue la persistente violencia y un repunte en la tasa de homicidios en diversas partes del país (hasta ese momento del año el “ejecutómetro” nacional contabilizaba 3,000 víc-timas), junto con el descrédito de las razones oficiales que inútilmente justificaban la situación. El hartazgo lo sintetizó días antes el propio padre de la víctima que ya se erigía como figura política nacional, con la frase lapidaria en un acto oficial con el Presidente cuando pide la renuncia de los funcionarios ante su incapacidad de ofrecer seguridad a la ciudadanía: “¡Si no pueden, renuncien!”.

No terminaba aún el sexenio calderonista cuando ocurre el secuestro y asesinato, también de otro joven, en el estado de Morelos e hijo del poeta, activista social y articulista del semanario Proceso, Javier Sicilia. Tragedia que se repite agravada por un irresponsable manejo de las autoridades encargadas de la investigación que, como se acostumbra en el país, hacen escarnio de las víctimas presentándolas como de-lincuentes, o peor aún, responsables de su victimización. La creciente cauda de víctimas civiles ocasionadas por los operativos conjuntos (fuerzas policiales y militares) de seguridad, homicidios o ejecuciones así como la reiterada acusación de violaciones graves a los derechos humanos, fueron el caldo de cultivo propicio esta vez de una reacción social de ira tan profunda como amplia. Entre el 5 y 8 de mayo de 2011 se realiza una marcha desde Morelos a la ciudad de México que nuevamente desborda el Zócalo: a la demanda de mayor seguridad se añade un elemento nuevo y significativo: “paz, con justicia y dignidad”. Consigna que cubrió el país con la exigencia contundente de “no más sangre”. Se repudiaba así el condicionamiento gubernamental que, vez tras vez, apelaba a la aceptación de las circunstancias agravadas de la criminalidad y sus operativos oficiales como parte de un sacrificio social necesario en aras de mayor seguridad.

Lecciones no aprendidas: los gobiernos reactivos (2000-2014)Existen ciertas líneas de continuidad y de identidad en los patrones de comportamiento tanto del lado gubernamental como del lado de la llamada sociedad civil. En principio debe destacarse que en los casos descritos, los gobiernos contaban con estrategias y políticas de seguridad que, ante los reclamos de las protestas, mostraron su

_Las manifestaciones cada vez más graves de la criminalidad en el país (aderezadas con expresiones de crueldad sin precedentes) alimentaron la percepción de inseguridad social junto con el

descreimiento de la voluntad oficial para solucionar la crisis.

inutilidad por una parte. Por otra, se anunciaron e implementaron medidas que procuraban mostrar no sólo la empatía gubernamental por las víctimas sino también interés por solucionar la problemática que se enfrentaba (y, hay que añadir, se sigue padeciendo).

La oficina del presidente Vicente Fox, fijó su postura ante la mani-festación del silencio reconociendo que la sociedad dio muestras de “dignidad y civismo… que era necesario que gobierno y sociedad civil trabajen de manera estrecha para enfrentar la delincuencia, de-rrotar al crimen organizado y poner fin a la violencia”. Concluía con el compromiso de redoblar esfuerzos para hacer de México “un país que sea cada vez más seguro y más justo para todos”. La retórica presidencial se transformó, en el curso de los meses siguientes del sexenio que se extinguía, en operativos conjuntos (policial-militar) bajo un programa emergente con el original título “México Seguro”.

En síntesis, con tales operativos se reconocía de facto el fracaso de las políticas de seguridad ensayadas en el sexenio de la alternancia y se les echaba al cesto de la basura. En su lugar se improvisaron meras acciones de fuerza con una acentuada presencia castrense en diversas zonas del país ya en control del crimen organizado y el narcotráfico. Se prefiguró así la marcada militarización por venir y el reforzamien-to de la Policía Federal Preventiva (a la que se le quitaría el segundo apellido) con su protagonismo institucional y presupuestal… y un empeoramiento de la situación que se heredaba.

La administración calderonista inició con una declaración de guerra al crimen organizado y el narcotráfico a partir de un peculiar diag-nóstico donde la pérdida de control territorial y la explosión de la violencia criminal en el país eran las causas principales, “sorpresivas”, que estaban postrando las capacidades de seguridad del país. (Benítez, 2013: 42)2. El criterio justificaba, antes que explicar, las razones de fondo de la impotencia estatal donde no se abordan las características autoritarias de un diseño estructural heredados del viejo régimen priísta, simplificaciones legalistas punitivas y la persistencia de políti-cas públicas fracasadas.

Las manifestaciones cada vez más graves de la criminalidad en el país (aderezadas con expresiones de crueldad sin precedentes) alimentaron la percepción de inseguridad social junto con el descreimiento de la voluntad oficial para solucionar la crisis. Hacia la primera mitad del sexenio calderonista se impulsaron cambios legales que fortalecieron la visión punitiva y militar de la estrategia de seguridad además de contar con la abierta colaboración de los Estados Unidos que hicieron valer sus prioridades en la agenda de acciones del gobierno mexicano (por ejemplo, en la captura, asesinato o extradición de capos del nar-cotráfico). La Iniciativa Mérida, impulsada por Calderón desde 2007, fue parte del escenario propicio de esta colaboración binacional.

Con todo, las protestas ciudadanas contra la violencia criminal y la inseguridad de 2008 fueron mediatizadas por Calderón con el lla-mado Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad3. En suma, salvo algunas medidas (como la emisión de una cédula de identidad nacional y su base de datos biométrica de la población), el planteamiento fue un rosario de acciones específicas con plazos de cumplimiento que en su mayoría no se observaron. Se trató de una

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expresión gatopardista de las acciones y políticas de seguridad oficiales que ya estaban en marcha por el gobier-no. Lo relevante en todo caso fue la presencia de una parte de los represen-tantes de organizaciones ciudadanas que llamaron a la marcha del 30 de agosto y que, además, serían los contralores sociales del cumplimiento de los compromisos anunciados. Al final, tales representantes validaron en parte el fracaso de las medidas gubernamentales.

Ciudadanía e inseguridad: límites y retosDel lado ciudadano, los disparadores de la protesta social coinciden en el origen particular de la tragedia de secuestros y asesinatos. Sin demérito de las desgracias personales que fueron magnificadas por los medios y que recibieron atención pública inusitada en los contextos ya descritos, debe destacarse el contraste de la desatención o igno-rancia de otros casos que, en el mismo periodo, no provocaron las reacciones de reclamo nacional aquí analizadas: violación y asesinatos de mujeres indígenas, secuestro y asesinato de migrantes, ejecuciones contra población civil inerme en los operativos de seguridad, desapa-riciones forzadas, etcétera.

Esta dualidad contrastante de la actitud ciudadana lleva a plantear también las dos dimensiones de la seguridad que deben tomarse en cuenta en el análisis. Por un lado, las manifestaciones públicas concre-tas son un llamado de atención sobre las capacidades del Estado de cumplir una responsabilidad fundamental que está definida en térmi-nos negativos por su naturaleza intrínseca: la seguridad es ausencia de riesgos a la integridad de las personas y sus propiedades. El fracaso de una función estatal se expresa como signo de alarma y desasosiego entre ciudadanos quienes dejan de creer en las instituciones.

Por otro lado, se encuentra el aspecto subjetivo y de percepción no sólo de la inseguridad sino de la expresión del miedo ante la situa-ción. Hay muertes que socialmente son más insoportables que otras debido a una conciencia social conformada por el temor habitual de ser víctima de un delito que se interioriza como probabilidad lejana y se convierte en amenaza de la noche a la mañana ante hechos como los que suscitaron las grandes manifestaciones a lo largo de más de una década4. De ahí la ira, la indignación y la impotencia que lleva a acciones colectivas o individuales para aliviar el sentimiento del miedo (Kessler, 2009: 12, 13). Esto explica en buena medida la protesta social que rebasó tanto las expectativas de quienes directa o indirectamente las condujeron, lo mismo que marcó diferencias sustanciales con los precedentes que hasta hace poco eran patrimonio de actores y reclamos políticos propiamente.

Disociar en la consideración pública y análisis de estas dos dimen-siones, como lo han hecho gobernantes y analistas, puede llevar a conclusiones y cálculos erróneos. El gobierno calderonista, por

ejemplo, asumió que su estrategia era la correcta sin importar la cauda de muertes y víctimas de sus acciones y que su fracaso fue

de comunicación para convencer al país de sus logros: fallaron en cambiar la percepción de la ciudadanía (Valdés, 2013).

Lo anterior nos lleva al sexenio actual que, entre otras cosas y si-guiendo la premisa de la percepción (no el sentimiento) social de la inseguridad, planteó parte de su apuesta de acciones en el control de información para disminuir dicha percepción. Esto fue evidente al censurar o resguardar la contabilidad de víctimas relacionadas con el crimen organizado y el narcotráfico y los delitos de alto impacto como el secuestro y los homicidios dolosos.

El error de esta concepción desde el poder sin el entendimiento del reclamo ciudadano se confirma con la necia realidad. La violencia persiste (tanto la derivada del crimen organizado y el narcotráfico como la de delitos comunes que afectan la integridad de las perso-nas), que están dejando en promedio un millar de muertes por mes a lo largo y ancho del país5. El miedo colectivo ante la inseguridad se mantiene constante (84% de la población se siente “poco o nada segura” de acuerdo con Parametría). La mera percepción negativa de la seguridad no explica las causas de la desconfianza en las institucio-nes policiales, de justicia y la eventual desaprobación de la violencia institucional como ocurrió al final del sexenio pasado.

Otras implicaciones de esta compleja realidad son los límites del poder ciudadano. Si bien hubo sensibilidad política de reaccionar ante la protesta ciudadana con medidas públicas por parte de los diversos gobiernos, el tratamiento no estuvo ajeno a los estilos del sistema mexicano. La cooptación, el clientelismo y la corrupción de algunos representantes ciudadanos que se convirtieron en factor de presión o chantaje político e intermediarios oficiosos de acciones oficiales en su beneficio particular (tráfico de influencias, nepotismo y recomendaciones en el nombramiento y empleo en las agencias de seguridad y procuración de justicia, etcétera).

Debe aclararse que esta situación no se puede generalizar a la luz de aquellas organizaciones ciudadanas y personalidades como las del poeta Javier Sicilia, preocupadas y afectadas por la inseguridad del país. Su inquietud, además de llamar a la conciencia ciudadana y advertir a los centros de poder sobre la gravedad del problema, se tradujo en varios centros de análisis serios y respetables. De este modo, hay que decirlo, se ha roto en buena medida el cerco de silencio cómplice de las estructuras oficiales con varios medios de comunicación, estable-ciendo el contraste de lo que se dice, o más bien, lo que se deja de decir, con los que sigue ocurriendo en las calles6.

La inseguridad ciudadana se ha instalado en la escena pública con diversos impactos no sólo en nuestro país sino en el hemisferio desde fines de la década pasada. Según Latinobarómetro, en 2008 la incidencia delictiva y el temor a ser víctima ocuparon la posición principal en la encuesta realizada en 18 países. La causalidad de esta extendida preocupación también se debe a la naturaleza trasnacional

Costa Rica 16

México 12

Uruguay 7

Panamá 6

Disminución de apoyo a la democracia en 2013 respecto del promedio 1995-2013

Fuente: Latinobarómetro, Informe 2013, p.18.

Honduras 3

Nicaragua 3

El Salvador 1

Foto: © Gettyimages.

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de los delitos que azotan el continente y la similitud de incapacidades institucionales de los gobiernos del área que no atinan a controlar la situación y menos a satisfacer la demanda ciudadana de seguridad. El límite final de la acción ciudadana ante este escenario lo constituye un par de variables que cuestionan nuestro sentido civilizado de pertenencia a una comunidad organizada. La proclividad por apoyar respuestas autori-tarias por parte de los gobiernos en demérito de las garantías civiles y democráticas de nuestras sociedades. Una manera de expresar esta postura es el apoyo a la democracia como fórmula de solución a los problemas sociales. Por ejemplo, en 2002, 43.9% de la población latinoamericana simplemente no creía que la democracia fuese una solución a los problemas de cada país, en tanto que el 58.1% estaba de acuerdo con que el pre-sidente “vaya más allá de las leyes”; asimismo, el 54.7% daba su respaldo a un gobierno autoritario que resolviera los problemas económicos (en ese entonces en el pináculo de la preocupación social) (PNUD, 2004:137).

El otro extremo no es menos peligroso y que asoma ya su presencia en México: la organización al margen de las instituciones de grupos de autodefensa que ejercen e imponen la justicia por propia mano y con la anuencia del gobierno. Ambas situaciones son expresiones de hartazgo y miedo pero con diversos alcances y riesgos para nuestra convivencia social y democrática.

Luego que se colocara la inseguridad en el centro de los problemas prioritarios de nuestras sociedades en el continente, un efecto negativo y perverso es el deterioro severo de nuestra confianza en la democracia como sistema que nos ayude a resolver esta crisis (ver cuadro 1). La lectura es elocuente como preocupante: el riesgo de empeñar nuestras libertades y derechos ciudadanos en aras de mayor seguridad a nuestra integridad física y nuestras posesiones. Seguir cediendo al chantaje del miedo, nos lleva al círculo viciosos de las tentaciones autoritarias que sólo agravan y prolongan la situación. Este ha sido el patrón que se ha seguido en términos generales en los últimos tres lustros cuando menos.

El reto está planteado y corresponde a los ciudadanos apuntar de nuevo una agenda con acciones claras en sus alcances y realizaciones, que no sólo derroten el miedo a la inseguridad sino que avancen hacia un modelo democrático y de garantías plenas en lo individual.

BibliografíaBeck, Ulrich (1998), La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Paidós, Buenos Aires.Benítez, Raúl (2013), “México. Violencia, fuerzas armadas y combate al crimen organizado” en Carlos Basombrío (editor), ¿A dónde vamos? Análisis de políticas públicas de seguridad ciudadana en América Latina, Woodrow Wilson Center, edición conjunta con el Casede, México.Giddens, Anthony (1994), Consecuencias de la modernidad, Alianza, Madrid.Kessler, Gabriel (2009), El sentimiento de inseguridad: Sociología del temor al delito, Siglo XXI, Buenos Aires.Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD (2004), La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, Buenos Aires.

1 Arreglos políticos del PRI dominante con mafias criminales hasta antes de perder la Presidencia de la República en 2000, la pasividad ciudadana o su confianza en las instituciones de entonces, etcétera.2 Esta postura oficial fue reproducida y apoyada por analistas cercanos al régimen en turno: “El ascenso del crimen organizado tomó al Estado mexicano por sorpresa. Fue un ‘asalto’ no previsto y ni las policías ni el sistema de justicia o penitenciario, ni los sistemas de inteligencia o las instituciones militares (el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada de México), estaban entrenadas o capacitadas para hacer frente a este enemigo”.3 La firma y anuncio del Acuerdo ocurrió el 21 de agosto y se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 25 de agosto de 2008.4 Esta es una apretada paráfrasis de la llamada sociología del riesgo planteada por Anthony Giddens y Ulrich Beck en los noventas y que nos ayuda a entender parte de la complejidad de esta fenomenología de la reacción social.5 Según un reporte del Congreso de Estados Unidos con base en información del gobierno mexicano que no se hizo pública en el país, Proceso, núm. 122, 1 de septiembre de 2013.6 Muestra de esto han sido los cuestionamientos abiertos por parte de estas organizaciones a los anuncios gubernamentales sobre la disminución de delitos tanto en agosto de 2013 como en la primera mitad de 2014.

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Javier Urbano Reyes_Es maestro en Cooperación Internacional y doctor en Relaciones Internacionales. Ha desarrollado investigaciones postdoctorales con el apoyo de la beca Erasmus Mundus de Cooperación Internacional (Universidad de Groningen, Holanda, y Universidad Autónoma de Madrid, España). Es autor de cuatro obras sobre migración internacional bajo el auspicio del Proyecto Cuadernos de la Migración Internacional, además de coordinar otras dos. Actualmente es profesor e investigador del Departamento de Estudios Internacionales (DEI) y coordinador del Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI), de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Visto desde la simpleza numérica, los más de 300 millones de personas que en la actualidad viven en un país distinto al de su nacimiento podrían ser considerados como una cantidad franca-mente modesta, tomando en cuenta los más de 7,200 millones de habitantes que pueblan la tierra. Sin embargo, la alarma pública global que

ha despertado este movimiento poblacional no se relaciona a su cantidad sino al perfil de la respuesta estatal que supone, a los actores que diseñan o ejecutan esta respuesta, pero en especial a los costos humanos que ésta tiene.

Por dar un ejemplo de lo más simple, la movilidad migratoria entre fronteras es un evento de orden transnacional que no se puede gestionar desde las políticas públicas locales, es decir, si un desplazamiento (transnacional) es abordado con acciones de con-tención como el cierre de fronteras (política nacional) lo que se

Más allá de las aulas: el papel de la universidad en la protección y promoción de los derechos humanos de las personas migrantes_El Programa de AsuntosMigratorios (PRAMI) de la Ibero

provoca es que suba el nivel de riesgo de este traslado, lo que a su vez constituye a la migración en una suerte de mercado alternativo que será explotado por el crimen organizado. Por tanto, el cierre de fronteras, la negación de visados, el rechazo a los peticionarios de asilo o refugio, la reducción o anulación de beneficios sociales a las personas inmigradas, los desplaza literalmente hacia mercados irregulares que los colocarán inevitablemente en situaciones de alto riesgo y vulnerabilidad.

Sin embargo, los efectos socioeconómicos de estas políticas disfuncionales palidecen frente a los costos humanos del tránsito. El catálogo de riesgos que enfrentan las personas migrantes en las decenas de fronteras del mundo que dividen las regiones ricas de las pobres, es largo y creciente: el tráfico, la trata, el asesinato por odio racial, los asaltos, los secuestros, las agresiones verbales, la denegación de derechos, los mutilados, ahogados, muertos en los desiertos, atropellados o desaparecidos, aparecen todos los días en

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los medios de comunicación sin que ello suponga una alarma para la ciudadanía de a pie.

Sin duda, la falla en las labores de sensibilización es responsabili-dad de muchos actores, pero en especial se debe resaltar el incum-plimiento de esta función por parte de los sectores académicos, muchos de los cuales cumplen una función por demás importante en la investigación y la difusión, pero que no terminan por con-solidar la relación entre la investigación y la intervención social, sea desde la acción directa o en el sentido de proponer líneas de trabajo para que el libro, el ensayo o artículo no sean un fin en sí mismo sino una herramienta, un medio para mejorar las condiciones sociales de aquellas poblaciones desfavorecidas.

Siguiendo estas consideraciones, la Universidad Iberoamericana ha asumido la responsabilidad de que los libros y el aula salgan del espacio educativo y asuman su función social. En este sentido, el Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI) ha desarrollado desde

su fundación en 2005, la labor de extender las acciones de análisis e investigación hacia el trabajo directo a través de cinco ejes.

1. InvestigaciónÉsta se desarrolla a través de dos instrumentos de difusión: los Cuadernos de la Migración Internacional, elaborados en colabo-ración con el Departamento de Estudios Internacionales (DEI) de la UIA, y los Cuadernos de la Cooperación Internacional y el Desarrollo, que coedita el PRAMI en colaboración con la Maestría en Cooperación Internacional para el Desarrollo del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora; adicional-mente se elabora un boletín de difusión mensual y se tiene en proceso la publicación dos libros: Migración internacional en el siglo XXI: cuatro debates sobre un fenómeno en constante cambio, bajo el sello de la Ibero, y La agenda pendiente de la migración: Una perspec-tiva mutidisciplinar, elaborado por el Observatorio de la Movilidad Humana, colectivo de investigación adscrito al PRAMI.

2. Incidencia en política públicaEl PRAMI desarrolla constantemente propuestas de reorientación de la política migratoria desde su posición como miembro del Consejo Consultivo del Instituto Nacional de Migración (2012-2013); como miembro de las mesas de trabajo de las Comisiones de Asuntos Migratorios del Senado y de la Cámara de Diputados; participando en las labores de instancias como la Comisión Na-cional de Víctimas y en diversos foros de análisis de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Gobernación, Comunicaciones y Trans-portes, entre otros.

De la misma forma, el PRAMI ha desarrollado una red de tra-bajo consistente con el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), con quien ha desarrollado acciones de intervención en los albergues de atención a migrantes y con el Programa de Na-ciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a través de cursos de capacitación para voluntarios y directores de ONG’s y albergues, por sólo mencionar algunos casos.

3. SensibilizaciónEsta labor la realiza el PRAMI a través de diversas iniciativas: la producción de materiales de difusión que resalta las acciones de los defensores y defensoras de los derechos humanos de las per-sonas migrantes; la difusión de los propios testimonios de los y las migrantes a través de las redes sociales, la generación de foros y espacios de encuentro entre sociedad civil, academia y nuestros universitarios, cuyo objetivo es generar consensos para el desarro-llo de acciones más sólidas a favor de tales causas.

4. VoluntariadoLa labor de voluntariado la inició el PRAMI hacia principios de 2012 con el objetivo de formar integralmente a nuestros universita-rios a través de la experiencia directa con los y las migrantes. La vi-sita y desarrollo de labores con los albergues, la atención psicológica de parte de los alumnos de la carrera, la defensoría jurídica ejercida por los jóvenes abogados ha ido creando una red de solidaridad que al día de hoy puede contabilizar a más de cuatrocientos voluntarios que en diversos momentos de su carrera han invertido parte de su vida para acompañar el proceso de atención de estas personas en

_ La Universidad Iberoamericana ha asumido la responsabilidad de que los libros y el aula salgan del

espacio educativo y asuman su función social. Éste es el sentido del Programa de Asuntos Migratorios (PRAMI).

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movimiento. De estas actividades se ha derivado la formación de asociaciones estudiantiles estrechamente vinculadas a las labores de defensa de los derechos humanos, entre las que se destaca Soy Mi-grante, Vive sin Límites, Humanizando el Derecho, que en sus diversos tiempos y posibilidades, han aportado al enriquecimiento de las actividades del PRAMI.

Adicionalmente, el PRAMI ha fortalecido las redes de solidari-dad y voluntariado con universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Autónoma Metropolitana y la Univer-sidad del Valle de México, entre otras.

5. GestiónFinalmente, las labores del Programa de Asuntos Migratorios se completan con la gestoría de recursos, insumos, infraestructura y atención directa a las necesidades de los albergues. Iniciado el trabajo en el primer semestre de 2012, el PRAMI en la actua-lidad tiene una labor de trabajo conjunto con los albergues de Tapachula, Huixtla, Arriaga y Palenque en Chiapas; Tenosique en Tabasco; Tochan en la Ciudad de México; Ixtepec en Oaxaca; González y Martínez en Querétaro; Belén en Coahuila; en Altar,

Sonora; Casa Nicolás en Monterrey; Las Patronas, Coatzacoalcos y Tierra Blanca en Veracruz, y en los albergues de Celaya, en Gua-najuato y en Apizaco, en Tlaxcala.

Para estos espacios el PRAMI gestiona ayuda con alimentos, medicinas, zapatos y ropa, y en materia de infraestructura, a través de la gestión de donativos para la remodelación, construcción o reconstrucción de espacios de atención; adicionalmente, realiza labores de asesoría, defensoría jurídica y atención en casos rela-cionados con delitos graves, con el apoyo de otras instituciones especializadas. Desde principios de 2012 y hasta el segundo se-mestre de 2014, el PRAMI ha trasladado a estos albergues más de cuarenta toneladas de donativos y ha gestionado cerca de diez proyectos de infraestructura; esto sin tomar en cuenta la gestoría para el traslado de más de un centenar de migrantes para atención médica de urgencia, asesoría o para recibir terapias en virtud de que algunos de ellos han sufrido o presenciado delitos de alto impacto.

En su reciente mensaje, el Padre Rector David Fernández Dávalos enunció un principio elemental a partir de la cita a Nietzsche en el sentido de que de nada sirve un libro que no lleva más allá de los libros. Sin embargo, la reflexión más importante la desarrolla el mismo Rector al decir: “Durante mucho tiempo, la enseñanza ha servido para discriminar a unos grupos humanos frente a otros: a los ignorantes frente a los instruidos, a las mujeres frente a los hombres, a los trabajadores frente a los patrones. Si una universidad no intenta corregir universitariamente los efectos de las escandalosas diferencias sociales, económicas o de género, su esfuerzo educativo se traicionará a sí mismo y se convertirá en una perpetuación de la fatal jerarquía social y fracasará, por tanto, en la búsqueda del ‘bien más universal’”.

Modestamente, y en la medida de sus posibilidades, el Programa de Asuntos Migratorios ha aceptado el reto de no ser un espacio de autoelogios, de no generar foros para el halago de un libro que después se guarda en un estante y que lo único que mejora es el ingreso del investigador o los puntos que lo elevarán en su nivel de investigador. El PRAMI y, puntualmente, sus voluntarios han asumido la tarea de hablar de la migración desde la vivencia directa, desde la responsabilidad que implica ayudar a la mejora de los espacios de atención a estas personas, a coadyuvar en el diseño de una política más humana con estas personas tan violentadas por la violencia misma y por la pobreza o la exclusión.

Tras estas acciones, los voluntarios y quienes apoyan al desarro-llo de las actividades del PRAMI buscamos desarrollar una nueva narrativa: la del migrante como un evento social, cultural, multi-facético, esencialmente humano, que requiere una intervención acorde a su propia naturaleza, y consideramos que las políticas públicas de contención, sin un componente de desarrollo, poco abonan a la causa de sus derechos humanos y sí en cambio agra-van su situación de vulnerabilidad.

_El PRAMI y, puntualmente, sus voluntarios han asumido la tarea de hablar de la migración desde la vivencia directa, desde la responsabilidad que implica ayudar a la mejora de los espacios de atención a estas personas, a coadyuvar en el diseño de

una política más humana con estas personas tan violentadas por la violencia misma y por la pobreza o la exclusión.

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Arturo González González_Licenciado en Economía y maestro en Planeación Estratégica y su Proceso de Gestión. Es también licenciado en Teología con estudios de Maestría en Filosofía Social. Se ha desempeñado en la capacitación y acompañamiento de las luchas obreras en México y Guadalajara; el acompañamiento espiritual a hermanos en cárceles; el fortalecimiento institucional en el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro; el acompañamiento de Procesos de Planeación Estratégica de Proyectos Sociales de la Compañía de Jesús en México y la asesoría a grupos de la Iglesia en la Pastoral del Migrante. Ha sido catedrático en la Universidad Iberoamericana campus Tijuana. Es consultor de organizaciones sociales y, actualmente, es director del Servicio Jesuita a Migrantes México (SJM-MX).

IntroducciónEl Servicio Jesuita a Migrantes, una obra que está a punto de cumplir su tercer lustro de existencia, tiene su raíz más profunda en la Misión de la Compañía de Jesús, tal como quedó formulada desde hace casi 40 año en el Decreto 4° de la Congregación General 32: La misión de la Compañía de Jesús hoy es el servicio de la fe, del que la promoción de la justicia constituye una exigencia absoluta… Este compromiso ha quedado plasmado en el Proyecto Apostó-lico de la Provincia Mexicana: Hay una nueva situación y esa nueva situación nos pide nuevas respuestas, que nos remite a nuevas fronteras. Allí es donde somos llamados a servir a la fe y a la justicia1.

Y como parte de esas nuevas fronteras apostólicas está señalado el servicio a las personas migrantes y nos sentimos llamados a redimensionar nuestro compromiso de servicio ante las nuevas víctimas de la exclusión para colaborar en la búsqueda de una respuesta integral y global al fenómeno de la migración irregular, para ofrecer acompañamiento espiritual y humano a los trabaja-dores migrantes y sus familias (mexicanos y centroamericanos) en sus comunidades de origen, tránsito y destino, con la promoción y defensa de sus derechos humanos y el mejoramiento en sus condiciones de vida2.

ContextoLa migración centroamericana ha presentado diferentes etapas. En la década de los ochenta la migración centroamericana alcanzó niveles masivos, ocasionada por los conflictos armados y la vio-lencia política generalizada, especialmente en los países de Guate-mala, El Salvador y Nicaragua. En los años noventa la migración centroamericana irregular responde más a una precaria situación económica de las familias, acentuada por desastres naturales.

Entre 2005 y 2006 hay un repunte en la migración irregular centroamericana, aunque no hay explicaciones claras sobre este

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El Servicio Jesuita a Migrantes México (SJM) ante las nuevas

fronteras humanas_

aumento, en mucho se puede relacionar con la firma del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica, que impactó profundamente la economía de los países pertenecientes a la región.

A pesar de que el flujo migratorio de Centroamérica hacia México no es nuevo, aún no existen registros claros que permitan tener certeza sobre el número de personas migrantes que ingresan a México de manera irregular. En la actualidad, la Comisión Na-cional de Derechos Humanos, ha estimado que son alrededor de 500 mil personas indocumentadas las que cruzan por territorio mexicano cada año.

SeguridadHasta 2006 el tema de preocupación respecto a este flujo migra-torio lo constituía el tráfico de personas realizado por “coyotes” o “polleros”. Sin embargo el “oficio” de “pollero” o “coyote” tradicional, fue cooptado por organizaciones del narcotráfico y el crimen organizado ya que entre sus actividades incluyeron el se-cuestro masivo de migrantes, el cual es visto en su justa dimensión a partir del asesinato de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas3.

La violencia que viven las personas indocumentadas en su paso por México está relacionada con la pobreza, el desempleo, la falta de oportunidades y la inseguridad que prevalece en sus países. Basta recordar que, según datos de la Presidencia de la República, en 2011 hubo 35 mil personas asesinadas como resultado de la violencia desde 2007. Sin embargo, informes basados en los ar-chivos de las fiscalías estatales de todo el país sugieren un número más elevado que llega a 50 mil asesinatos4.

En los últimos meses se ha colocado en la agenda política y mediática el creciente aumento en las cifras de menores indocu-mentados y no acompañados detenidos por la Patrulla Fronteriza que suman ya poco más de 57 mil niños, niñas y adolescentes.

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_Desde el servicio de la fe y la promoción de la justicia, el Servicio Jesuita a Migrantes quiere apostar

por un mundo incluyente, hospitalario y fraterno en donde se promueven, defienden y ejercen los derechos humanos de las personas migrantes, sus familias y comunidades.

Ante esta situación los gobiernos de Estados Unidos y México han implementado una estrategia de deportaciones masivas sin que se observe la situación particular de cada caso. Pero, ade-más, han anunciado toda una “estrategia de atención integral a la frontera sur” con medidas que responden a una lógica militar y de seguridad, antes que a una atención integral a los migrantes y sus familias.

Nuestra tarea ante el contextoBajo estas circunstancias, sabemos que son muchos los retos que la sociedad civil organizada debe afrontar para lograr el pleno respe-to de los derechos humanos de esta población vulnerable. Nuestro trabajo va dirigido hacia los migrantes y sus familias, en vincu-lación con actores que colaboran en el tema y buscan promover procesos de construcción ciudadana, a través de la participación social en la defensa y promoción de los derechos humanos de las personas migrantes.

Las orientaciones centrales de nuestro trabajo5

Hemos querido, durante estos años de trabajo, que el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) realice un trabajo dinamizador en tres sentidos: primero, un aporte de servicio cercano y profesional a los agentes de pastoral de las Diócesis y Parroquias, así como de los equipos de los albergues y las comunidades en las rutas mi-gratorias; segundo, una orientación dirigida a la construcción de actores locales; tercero, que esos mismos actores se conviertan en multiplicadores de los conocimientos, experiencias y procesos en sus propias comunidades y organizaciones.

Queremos que esas orientaciones permitan que esos actores en sus comunidades sean los que hagan la diferencia en la ayuda y protección a los migrantes y sus familias.

Las líneas estratégicas del SJM6

En ese sentido, el Servicio Jesuita a Migrantes ha venido trabajando desde hace 14 años en las siguientes líneas estratégicas, tanto en comunidades de origen, tránsito, destino y retorno:

Conocer la realidad de la migración desde los lugares y rutas de la migración en el país, con un trabajo de base.

Acompañar y apoyar en la ayuda humanitaria a migran-tes y sus familias en algunos albergues del país.

Brindar procesos formativos por medio de una amplia oferta educativa dirigida a fortalecer a los actores de las iglesias y comunidades locales.

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1 Nuestra mirada a la realidad, p. 19, Proyecto Apostólico 2011-2020, Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús. 2 Prioridades, objetivos, líneas de acción, p. 35, ibídem.3 Ver: http://www.azcapotzalco.uam.mx/publicaciones/alegatos/pdfs/76/83-10.pdf 4 ACNUR. Ver: http://www.acnur.org/t3/uploads/pics/Mexico_-_Desplazamiento_debido_a_violencia_criminal_y_comunal_-_IDMC_2011.pdf?view=1 5 Proyectos Estratégicos del SJM de 2007 y 2011.6 Documento de Sistematización de las Líneas Estratégicas del SJM, 2014.7 Proyecto Estratégico del SJM 2014-2019.

Prestar asesoría a casos de violación de derechos huma-nos de migrantes.

Apoyar en el registro y documentación de violaciones de derechos humanos y delitos que sufren los migrantes por parte de autoridades corruptas y bandas del crimen organizado.

Participar en la búsqueda de migrantes desaparecidos en México durante su paso hacia los Estados Unidos.

Elaborar propuestas de modelos de intervención co-munitaria que contribuyan a mejorar sus condiciones de vida, por medio de la generación de iniciativas productivas solidarias.

Llevar a cabo trabajo organizativo, pastoral y psicosocial en comunidades de origen y retorno, tratando de acompa-ñar la salud emocional de las familias que se quedan en las comunidades de una forma integral, así como ayudando en la acogida y reinserción familiar y social de los que retor-nan, con la finalidad de restablecer el tejido social.

Realizar trabajo vinculante en redes de organizaciones de Iglesia y de la sociedad civil que apoyan a migrantes y construyen propuestas de incidencia política.

Contribuir en la elaboración de información y materia-les educativos para actores locales y migrantes.

Creemos que la ciudadanía es un proceso en construcción, que posibilita a ejercer y luchar por los diferentes derechos políticos, económicos, sociales, ambientales, sexuales, entre otros, tomando conciencia de las responsabilidades que éstos implican. Es por ello que “desde el servicio de la fe y la promoción de la justicia, el Servicio Jesuita a Migrantes quiere apostar por un mundo inclu-yente, hospitalario y fraterno en donde se promueven, defienden y ejercen los derechos humanos de las personas migrantes, sus familias y comunidades…”7. Queremos un mundo en donde se reconozca y se respete la dignidad de cualquier persona, incluidas las que van por los caminos de cualquier país.

Los retos por construir un mundo más humano y justo son mayúsculos y en el SJM seguimos intentando responder:

¿Cómo construir agentes y actores locales en las comuni-dades, cuando todo apuesta por la ilegalidad y la corrupción por parte de los órganos de impartición de justicia en el país?

¿Cómo ayudar a las comunidades a construir un modo de vida solidario y corresponsable, cuando las políticas del gobierno apuestan por la división y la entrega de recursos del país?

¿Cómo apostar por un proyecto de desarrollo integral en las comunidades y regiones, cuando las estrategias son mediáticas, de corte militar y de seguridad regional?

¿Cómo sumar actores en la sociedad civil hacia un traba-jo integral y vinculante, cuando se despliega una estrategia de amenazas e intimidación por parte de las autoridades en el país?

¿Cómo cuidar a la vida cuando en el país impera la violencia, el secuestro, la desaparición y la muerte contra las personas, los y las defensoras de derechos humanos y las propias comunidades?

¿Cómo ordenar la migración, cuando los países desa-rrollados, causantes de muchas de las injusticia de los países pobres, le dan la espalda y se desentiende de los que sufren en el mundo?

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Como en anteriores números de IBERO, en éste recogemos también las voces de algunos alumnos que hacen eco del tema central de nuestra publicación. En este caso les hemos preguntado su opinión acerca de la organización ciudadana en Méxi-

co y de la importancia que tiene ésta para mejorar la convivencia y corregir las deficiencias o inacciones de las instancias gubernamentales. He aquí algunas de sus respuestas.

Los alumnos de la Ibero opinan sobre el poder de la

organización ciudadanaTexto y fotos de Laura Lucía Chávez Zamora y Jorge Tovalín

González Iturbe_redactores de IBERO.

Bruno Vera_Hacer escuchar la voz de la población

Creo que la organización ciudadana es muy importante,

pues habla por los intereses de la población. Es la forma en que los representantes y funcionarios pue-den escuchar las preocupaciones de los miembros de la comunidad, ya sea de una colonia o de una ciudad. Si la expresión de estas preocupaciones es bastante grande y se vuelve un problema para el Jefe de Gobierno, por ejemplo, es más probable que llegue a un acuerdo con ellos y así consigan resolver sus necesidades.Licenciatura en Derecho.

David Alvar_Poco apoyo

No creo que en México la ciudadanía esté bien organizada.

Nunca hay verdadero apoyo entre las familias de un vecindario, por ejemplo, para obtener más seguridad, o mejor alumbrado público.Licenciatura en Administración de la Hospitalidad.Teresa Núñez_Falta

empoderamiento

La organización ciudadana en México no es lo suficiente-

mente fuerte. Creo que hace falta, para una organización ciudadana realmente sólida, mucho empode-ramiento en derechos humanos, para que la gente sea consciente de que tiene derecho a ser escuchada, a formular sus propias opiniones, a reunirse y organizarse, y que en las decisiones que la afectan, le asiste el derecho a ser consultada.Maestría en Comunicación.

Horacio Uribe_Expresarse, pero con orden

La organización ciudadana tiene mucha importancia porque es la forma en que nosotros expresamos

nuestra opinión acerca de la situación de nuestro país, pero también creo que debemos hacerlo de una forma ordenada, pues muchas veces se manifiesta de una manera que no es la correcta; por ejemplo, cuando causa desorden en la ciudad y afecta a terceros. El caso más reciente es el de los inconformes con las modifi-caciones al programa Hoy No Circula, que cerraron vías principales de acceso e impidieron el tránsito a muchas personas. También es importante que los gobernantes escuchen, porque de lo contrario no servirá de nada manifestarse si no se va a llegar a una resolución y no se cumple el objetivo.Licenciatura en Negocios Internacionales.

Fernando Reyes_Esfuerzos más proactivos

Sí hay organización ciudadana en nuestro país, pero no está del todo

adaptada a las problemáticas que buscan enfrentar. Creo que los ciudadanos deben solucionar estas problemáticas, y me parece que deberían tomar una mayor iniciativa de la que muestran ahora, y creo que valdría la pena que sus esfuerzos fueran más proactivos que únicamente expresar sus reclamos.Licenciatura en Arquitectura.

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Paulina Cauduro_Organizarse, pero sin afectar a terceros

Los ciudadanos en México sí se organizan, pero no de una manera que funcione. Pienso que

lo hacen de forma inadecuada porque terminan afectando a terceros al expresar sus opiniones y puntos de vista. Podrían expresarse de una manera más ordenada e inteligente.Licenciatura en Arquitectura.

Rafael Melgoza_Vía del consenso para llegar a acuerdos

La organización ciudadana es muy importante pues representa exactamente el consenso que se

necesita en la sociedad para llegar a acuerdos. Viendo que nuestra democracia representativa no ha funcionado como quisiéramos y viendo también que hay grupos con ideologías políticas muy enfrentadas, creo que la orga-nización ciudadana cobra especial importancia, además de que genera en las personas una cultura de escuchar, ponerse de acuerdo y llegar a una solución consensuada. Además, esto las hace unirse para representar y buscar los intereses comunes.Licenciatura en Ingeniería Industrial.

Paola González_Sin metascomunes

Creo que, en nuestro país, no hay organización ciudadana ni verda-

dera solidaridad entre los ciudadanos. No me parece que se persiga un verdadero objetivo común.Licenciatura en Comunicación.

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Iván Restrepo_Investigador y divulgador de los problemas ambientales, es considerado como el ecologista más destacado en México, con una labor periodística de muchos años. Ha coordinado diversas publicaciones sobre el tema, participado en múltiples actividades académicas y, actualmente, dirige el suplemento mensual La Jornada Ecológica del diario La Jornada. Entre otros reconocimientos, ha recibido el Premio de Periodismo Ambiental y el Nacional de Economía.

Como en otros países del Tercer Mundo, en Méxi-co es reciente la organización ciudadana para la defensa de los recursos naturales y el medio am-biente. Si bien personajes como don Miguel Ángel de Quevedo, el ingeniero Enrique Beltrán y desde el sector público el presidente Lázaro Cárdenas, prestaron atención a, por ejemplo, la defensa de las

áreas forestales, fueron más la excepción que la regla. Todo comenzó a cambiar a raíz de la Cumbre sobre el Medio Ambiente que Na-ciones Unidas celebró en Estocolmo en 1972. Un año después, su organizador, el canadiense Maurice Strong, vino a México invitado por el presidente Echeverría, que organizó una gran reunión en Cocoyoc, Morelos, a la que asistieron funcionarios y distinguidos especialistas en el campo del desarrollo.

Hasta entonces, los asuntos vinculados con los recursos naturales y el medio ambiente estaban virtualmente olvidados en la agenda gubernamental, encargando de ello a una oficina sin ningún peso ni influencia. Desde Cocoyoc, comenzaron a figurar pero sin darle todavía la importancia que merecían.

Fueron los centros de investigación los que primero se ocuparon de la defensa de los recursos naturales. Muy concretamente los fundados en 1974-1975 por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología: los Institutos de Recursos Bióticos y el de Ecología, así como los centros de Investigaciones Ecológicas del Sureste y el de Ecodesarrollo. En ese entonces, estaban en marcha políticas oficiales para “colonizar” extensas zonas del trópico húmedo con el fin de reducir la presión sobre la tierra en el centro y norte del país y aumentar la producción agropecuaria.

Un programa nacional de desmontes acabó con millones de hectáreas de imponentes selvas en Campeche, Chiapas, Veracruz y Tabasco especialmente. Ni se solucionó el problema agrario y menos aumentó la producción. En cambio se produjeron des-ajustes ambientales de tal magnitud que ahora cada temporada de lluvias se sufren las consecuencias con inundaciones y pérdidas humanas y materiales. En Tabasco casi dos millones de hectáreas de selva desaparecieron en menos de tres décadas para dar paso a una ganadería de tipo extensivo. La mitad de las selvas de Veracruz, en medio siglo. Igual suerte corrieron miles en Quintana Roo.

A la defensa de la selva iniciada por los científicos se unieron después grupos ciudadanos de las entidades mencionadas. Con-formaron los primeros brotes de lo que es la organización civil en defensa de los recursos naturales y el medio ambiente. Si bien el mayor impacto se tuvo inicialmente en la lucha por mejorar la calidad del aire del área metropolitana de la ciudad de Méxi-

La defensa civilde los recursos

naturales_co, en Cancún surgía a fines de los años 80 del siglo pasado el Grupo Ecológico del Mayab, Gema, integrado especialmente por mujeres, que se oponían al crecimiento desorbitado de ese polo turístico y luego su extensión a la hoy llamada Riviera Maya. Los huracanes se encargaron de demostrar que tenían razón en sus demandas de lograr un crecimiento sin deteriorar los ecosistemas que integran la franja costera y que la protegen de los fenómenos naturales.

En otras partes del país surgen también grupos en defensa de los bosques y selvas, del agua. Los bosques son la fábrica de agua por excelencia y por eso la necesidad de evitar la deforestación. Mé-xico ha sufrido una enorme pérdida de tan fundamental cubierta vegetal. En Guerrero, Morelos, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Veracruz, Jalisco, Michoacán, el Estado de México, Durango y

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_Un programa nacional de desmontes acabó con millones de hectáreas de imponentes selvas en Campeche,

Chiapas, Veracruz y Tabasco especialmente. Ni se solucionó el problema agrario y menos aumentó la producción. En cambio se produjeron desajustes ambientales de tal magnitud que ahora cada temporada de lluvias se sufren las consecuencias con inundaciones y pérdidas humanas y materiales.

Chihuahua, surgen grupos organizados en defensa de sus bosques ante el embate de los talamontes y de quienes se benefician de la siembra de estupefacientes. Suman más de veinte los líderes asesinados por encabezar esa defensa. Otros son encarcelados y luego liberados por la presión local e internacional. Cabe señalar que ninguno de los autores materiales e intelectuales de esos crí-menes ha sido detenido y que se ha denunciado la connivencia de taladores, funcionarios y hasta dirigentes ejidales o comunales. Éstos con frecuencia alegan que cortan árboles para sobrevivir, por pobreza, pero es la excepción en el panorama nacional.

En defensa del agua se organizan en Sonora los indígenas yaquis que se sienten despojados del recurso para darlo a la ciudad de Hermosillo. También en esta ciudad surge un movimiento ciuda-dano que se opone a la construcción de un tiradero de desechos

tóxicos, La Víbora, que afectaría los mantos freáticos. Ocurre lo mismo en San Luis Potosí con otro tiradero: el de Guadalcázar, que finalmente es clausurado. Como también los proyectos para dos más: en General Cepeda, Coahuila, y en Zimapán, Hidalgo. No es que las poblaciones de esos lugares se opongan a que la basura industrial peligrosa se deposite en lugares adecuados, pero en todos los casos los vecinos no fueron consultados al respecto, y no querían dormir con el enemigo al lado de sus casas. Se acusó a las empresas de corromper a algunas autoridades locales para lograr los permisos para los citados confinamientos.

Por el agua y la riqueza que ella produce se han alzado también los campesinos y lugareños en el sur de Sinaloa por el megapro-yecto turístico Playa Espíritu, en una de las zonas más ricas en bio-diversidad. Igual en Baja California Sur por otro megaproyecto en

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_En Tabasco casi dos millones de hectáreas de selva

desaparecieron en menos de tres décadas para dar paso a una ganadería de tipo extensivo. La mitad de las selvas de Veracruz, en medio siglo. Igual suerte corrieron miles en Quintana Roo.

Cabo Pulmo, donde existe el sistema de arrecifes más importante del Pacífico Norte y escasea el agua. En tanto, en Puerto Morelos, Quintana Roo, los lugareños y diversas organizaciones sociales se oponen a la construcción del megaproyecto Dragón Mart, punta de lanza del comercio chino en América, por sus efectos en los ecosistemas costeros y en lo social y económico.

Científicos y ciudadanos defienden también el agua en Cuatro Ciénegas, Coahuila, por su importancia mundial para saber más sobre el origen de la vida en el planeta. La extracción desmedida de líquido para sembrar alfalfa destinada a la ganadería lechera de La Laguna, ha causado severos daños en una región cuya impor-tancia se reconoce mundialmente. Esa ganadería redujo drástica-

mente los mantos freáticos de La Laguna, región conformada con 9 municipios de Coahuila y Durango.

Especialmente en los últimos años han sido vigorosas y constan-tes las luchas ciudadanas contra la minería por los daños que oca-sionan al entorno y a las poblaciones. Destacan la oposición a la Minera San Xavier, en San Luis Potosí, la indígena para impedir la explotación en la región de Wirikuta, muy frágil ecológicamente y sagrada para los huicholes. También hay oposición campesina y grupos ciudadanos a la construcción de varias presas. Entre ellas, La Parota en Guerrero, Las Cruces en Nayarit y varias más de tamaño mediano en el centro de Veracruz.

El pintor y mecenas Francisco Toledo lleva lustros luchando al lado de campesinos, indígenas y grupos ciudadanos por la con-servación del patrimonio natural de Oaxaca. En especial de sus bosques de niebla, sus selvas y ríos, severamente contaminados. Es el caso de una de las selvas más importantes de América: los Chimalapas, invaluable por su biodiversidad y por ser necesaria para gozar de un medio ambiente mucho más sano. Agreguemos la defensa de la selva lacandona en Chiapas, donde, como en los Chimalapas, los intereses económico-políticos han causado severos daños.

No deseo pecar de visionario y pesimista, pero la reforma ener-gética recién aprobada traerá más desencuentros entre grupos ciudadanos, empresas y sector público. La extracción de gas por medio de la cuestionada técnica del fracking (que demanda mucha agua y el uso de químicos) en varias entidades del país, por ejem-plo. Pero igual la vía libre para que las transnacionales obtengan petróleo en nuestras aguas marinas. Son problemas que merecen más espacio. Por ahora, baste citar estos dos nuevos desafíos para la inmensa mayoría de los mexicanos, que no tienen la defensa del medio ambiente y los recursos naturales en su agenda.

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Nacido en la ciudad de México, en 1955, Raúl Hernández Garciadiego es licencia-do en Filosofía por la Universidad Ibe-roamericana Ciudad de México, donde se graduó con la tesis Principios adicionales necesarios en la Teoría de la Justicia como Equi-dad. Fue distinguido con el Doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales y Hu-

manidades por la Universidad Iberoamericana campus Puebla y con el Premio Compromiso Social por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Es Director General de la organización civil de desarrollo Alterna-tivas y Procesos de Participación Social, A. C., ubicada en Tehuacán, Puebla. Junto con su esposa Gisela Herrerías Guerra, desde 1980 ha impulsado un proceso de desarrollo regional sostenible en beneficio de las familias y pueblos más pobres de la semiárida región Mixte-ca, con apoyo de un equipo interdisciplinario de alrededor de 250 personas.

Sus principales proyectos son:1. “Agua para Siempre”, de regeneración ecológica de cuencas

tributarias para obtención de agua. (Con este proyecto fue ganador del concurso Iniciativa México.)2. “Grupo Cooperativo Quali”, integrado por 96 empresas coope-

rativas, que operan una cadena agroindustrial de alimentos nu- tritivos de amaranto orgánico, en la que participan mil 100 fami-

lias campesinas e indígenas.3. “Financiamiento del Desarrollo”, que provee sistemas adecuados de financiamiento cooperativo.4. “Desarrollo de Empresas Sociales”, que ha venido fortaleciendo los factores de producción y su marco de gestión empresarial.5. “Museo del Agua”, edificado en el Centro Mesoamericano del

Carlos Deveaux Homs_Director de Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Raúl Hernández

Garciadiego_La deformación de la jerarquía de valores es causa directa de

la pobreza

Agua y la Agricultura, en el valle de Tehuacán, cuna de la agri- cultura y de la irrigación mesoamericana.Por su labor de gestión y organización de la sociedad civil a favor

de las comunidades más desprotegidas, con proyectos sustentables y alternativas para la mejoría humana, Raúl Hernández Garciadiego ha recibido importantes reconocimientos nacionales e internacionales. Siendo, sin duda, un Líder Ibero, fiel representante del compromiso social que anima a los estudiantes y egresados de la Universidad Ibe-roamericana, conversamos con él acerca de su destacada labor.

¿Cómo entender y definir la pobreza?En primer término es una condición de carencia crónica de un con-junto de satisfactores necesarios para el florecimiento humano en una cultura determinada. En segundo lugar es la incapacidad de superar esta condición a pesar del esfuerzo personal y colectivo. Esto quiere decir que los pobres no solamente carecen de los bienes necesarios para una vida digna, sino que enfrentan, como carga de la pobreza, la imposibilidad de superar su situación a pesar del máximo esfuerzo que puedan realizar. La impotencia frente al sistema, así como la frus-tración resultante tras los múltiples esfuerzos fallidos, forman parte de la carga más amarga y existencial de la pobreza. Esta definición que hemos ido construyendo, o comprendiendo, postula entonces que el contenido de la pobreza tiene expresiones históricas. El ejemplo más reciente lo encontramos en la evolución de las tecnologías de la información desarrolladas en el siglo XX. Hace apenas cuarenta años se inventó el protocolo de Internet, y desde 2011 la ONU ya reco-noce como un derecho humano el libre acceso a Internet, porque las sociedades que carecen de este acceso están siendo sujetas de una nueva privación.

A pesar de esto, muchas poblaciones con las cuales nosotros tra-bajamos en la región Mixteca Popoloca ni siquiera tienen acceso

Raúl Hernández Garciadiego.

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En cuanto se contrasta la desigualdad entre los que tienen muy poco y los que gozan de riqueza, se genera un sentimiento de rencor social que genera violencia porque los jóvenes, sobre todo, se dan cuenta que no es normal vivir en la pobreza.

a la comunicación telefónica, ni a la radio, ni a la televisión, lo cual las deja al margen de todo este proceso de comunicación. Esto es especialmente grave si lo enfocamos desde la perspectiva iluminadora de Teilhard de Chardin cuando recogió el concepto de noósfera, que así denominó a la capa intelectual y espiritual del planeta, pues vemos que a todos esos pueblos se les ha dejado rezagados y al margen de una plena participación en esta noósfera.

Otro componente que quiero resaltar es que hoy en día ya no sólo hablamos de la pobreza por separado, sino que hablamos de la pobreza en su vinculación con la desigualdad. Éste es un tema muy importante para nosotros, porque vemos que mucha gente puede vivir con plena felicidad y satisfacción, aun en la pobreza material; pero que en cuanto se contrasta la desigualdad entre los que tienen muy poco y los que gozan de riqueza, se genera un sentimiento de rencor social que genera violencia porque los jóvenes, sobre todo, se dan cuenta que no es normal vivir en la pobreza.

México es una de las economías más potentes entre las naciones, pues presumimos tener menos del 5% de nuestra población con ham-bre, en los mapas de la FAO. A diferencia de los países asiáticos, que rondan 30%, y países africanos, que rebasan el 35%. Sin embargo, esta situación de hambre tan reducida de 5% se concentra en la población indígena de nuestro país, que representa un poco más del 10% de la población mexicana. Las estadísticas nacionales nos muestran que el 80% de las familias indígenas son pobres. Y nosotros tenemos el dato duro de que el 50% de los niños indígenas sufre desnutrición, lo cual obstaculizará su pleno desarrollo fisiológico, principalmente cerebral, que es el resultado de ingerir proteínas insuficientes entre los cero y los cinco años. Este nivel de pobreza es éticamente inaceptable y doloroso, y en nuestro país, entre 2000 y 2011, se registraron 102 mil muertes por hambre, una cifra que es mucho más elevada que la de las muertes por la violencia del narcotráfico. De las muertes

producto del narcotráfico sabemos todos los días, en todos los medios de comunicación, mientras que las muertes por hambre no reciben la misma atención ni de los medios ni de las políticas gubernamentales.

Aunque la población tiene acceso a nuevos satisfactores, la mayoría sigue padeciendo, y padece, nuevas privaciones que le impiden una mejora en su calidad de vida. Esta creciente desigualdad está llegando a niveles no sólo inimaginables, sino éticamente inadmisibles. Los recursos están concentrados en este 1% de la población mundial, y por ello toda la industria busca diseñar y producir para ese sector que tiene el poder adquisitivo; los avances científicos y tecnológicos se están orientando automáticamente por las leyes del mercado a atender las necesidades y caprichos de esta minoría, y el gobierno no está haciendo un contrapeso, para que los intelectuales, científicos y tecnólogos se enfoquen a satisfacer las inmensas necesidades de la mayoría de la población que no tiene recursos suficientes para pagarlos, y por lo tanto no son atractivos para hacer negocios.

El amaranto es una maravilla: su grano es muy rico y sus hojas también se pueden comer como verdura.

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¿Qué función debe cumplir la filosofía en el combate a la pobreza?La filosofía, en su concepción más clásica, más tradicional, nos ayuda a comprender y a plantear qué tipo de sociedad queremos fomentar, qué tipo de formación queremos ofrecerles a las personas para que pueda cada una de ellas desplegar sus capacidades y sus cualidades al máximo posible; es decir, qué tipo de sociedad queremos favorecer, y qué valores queremos promover para que todos podamos vivir una vida más digna y más justa, y por lo tanto, más plenamente humana. Ya en el nivel más personal, al constatar esta realidad tan injusta que hemos comentado, cada uno de nosotros debe ejercitar sus poderes morales para percibir el bien y la justicia. Nuestra conciencia mo-ral, que es personalísima, se subleva al constatar esta pobreza y esta injusticia, y tenemos que decidir si queremos aprovecharnos de esa estructura social injusta, para extraer beneficios personales abundan-tísimos, o si más bien queremos comprometernos personalmente en la búsqueda de la transformación de los factores que causan esta pobreza y esta desigualdad, para buscar el beneficio de todos, pero comenzando con los menos favorecidos, como lo plantea la teo-ría de la justicia como equidad, de John Rawls. Esta opción ética fundamental es, por ejemplo, la de Vasco de Quiroga al desarrollar actividades productivas para lograr el bienestar común. Esta misma opción ética fundamental es la que siguió Gandhi, no sólo al plantear toda su lucha, sino al constituir sus comunidades llamadas ashram, en las que encontramos un triple e inseparable valor: primero, una vida sana, pacífica, humana, impregnada de espiritualidad, de trabajo, de meditación, de convivialidad y donde pueda florecer la paz, por la ausencia de la violencia; segundo, un lugar de educación en el modelo de vida para que cada quien aprenda el autocontrol, ya que este autocontrol constituye la base de la autonomía personal y social: lo que Gandhi llamó el Swaraj, la no dependencia, el reinado o el

gobierno de uno mismo; y tercero, una comunidad que brinda un firme soporte a la resistencia política no violenta en contra de las injusticias. Esta actividad que plantea Gandhi a través de sus comu-nidades, responde a esa crítica que hizo Marx, en la que decía que los filósofos no habían hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, cuando de lo que se trata es de transformarlo. Entonces, entendida así, la filosofía nos ayuda, primeramente a comprender la realidad; luego, nos invita a transformarla, y, en seguida, nos indica la dirección deseable para este cambio.

En casi todas las decisiones cotidianas, aunque no nos demos cuenta, subyacen fundamentos ético-filosóficos. Si no tuviéramos esta forma-ción filosófica, seguramente habríamos caído en las teorías económi-cas y empresariales hegemónicas, que privilegian las ganancias de los dueños del capital, a pesar de que con ello dañen a las personas que trabajan y colaboran con ellas, y a la sociedad en la que se desenvuel-ven. Esta es la función que cumple la filosofía en nuestros proyectos sociales cotidianos.

Tengo la impresión de que la sociedad en general, y en particular la mexicana, está enfrentando una crisis de valores, una pérdida de respeto a la dignidad humana. ¿Esto lo entenderías como una consecuencia de la pobreza o como un factor que alienta la pobreza y la desigualdad social?Me encanta tu pregunta, porque cuando me incliné por mi opción ética fundamental para combatir la pobreza y la desigualdad decidí qué quería, por esta crisis interior y ética que me causaba el constatar lo que la realidad me mostraba por un lado y las orientaciones de Jesús de Nazaret por el otro; sabía que para combatir la pobreza iba a necesitar muchas disciplinas y para ello iba a tener que formular no sólo una teoría del cambio, sino el cómo iban a ser los procesos para cambiarlos. En consecuencia, no sabía exactamente qué estudiar

El Grupo Cooperativo Quali está comprometido a que los alimentos sean totalmente inocuos y altamente nutritivos.

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La filosofía, en su concepción más clásica, más tradicional, nos ayuda a comprender y a plantear qué tipo de sociedad queremos fomentar, qué tipo de formación queremos ofrecerles a las personas para que pueda cada una de ellas desplegar sus capacidades y sus cualidades al máximo posible.

(si economía, ingeniería, sociología o antropología), y entonces me acerqué a un compañero jesuita, Luis González Morfín, que después de escucharme me dijo que tenía que empezar por la filosofía. Ésta no estaba en mi lista, pero él me explicó que yo necesitaba un marco intelectual que me diera la posibilidad de integrar todos esos saberes de distintas disciplinas para poder combatir la pobreza. Y cuando entré a estudiar Filosofía en la Ibero –un poco bajo protesta– me acuerdo muy bien que en las clases de Filosofía Social yo insistía muy necio en la necesidad de priorizar la justicia como centro del análisis social. Y mi maestro, el padre Carlos Escandón, argumentó con toda vehemencia hasta convencerme de que si yo quería luchar realmente para combatir la pobreza, la desigualdad y la injusticia debía cimentar con solidez esa lucha en el principio de la dignidad humana esencial. A tal grado me convenció que cuando hice mi tesis sobre Principios adicionales necesarios en la Teoría de la Justicia como Equidad coloqué como primer principio el de la dignidad humana esencial, porque si no tenemos ese firme fundamento, entonces como sociedad podemos instrumentalizar a las personas, tratarlas simplemente como un medio y no como fines, torciendo los valores para buscar el beneficio de unos cuantos, como plantea el utilitarismo, corriente que fundamenta el sistema capitalista hegemónico. La deformación de la jerarquía de valores es causa directa de la pobreza de todas esas personas que se han visto instrumentalizadas dentro de los procesos productivos o marginadas totalmente por ellos por el abandono que han sufrido durante décadas.

Ante esta realidad injusta mucha gente se pregunta si es moral-mente obligatorio luchar por la justicia o si es solamente voluntario que cada uno de nosotros decidamos participar. Y en esto de los valores, la ética cristiana tiene un muy fuerte mensaje cuando dice que “la aceptación por parte de la sociedad de hambres que provocan muertes sin esforzarse por remediarlas es una escandalosa injusticia y una falta grave. Los traficantes cuyas prácticas usurarias y mercantiles provocan el hambre y la muerte de sus hermanos los hombres co-menten indirectamente un homicidio y éste les es imputable”. Todo el sistema de bolsas de valores que está haciendo los vaivenes de los precios de los alimentos, como la crisis de la tortilla, y están creando desempleo –desempleo que produce muerte–, todo este mecanismo despersonalizado en el que los corredores dicen “yo solamente tengo el mandato de generar valor para mis accionistas y ya lo demás no me corresponde”, forman parte de estos mecanismos de los que somos culpables indirectos. Y por el contrario, en el proceso de desarrollo regional que hemos impulsado en estos 34 años, hemos podido constatar y verificar que al poner en práctica estos valores que men-cionas de respeto a la dignidad humana esencial, de laboriosidad, de austeridad, de servicialidad, de honestidad, de trabajo interdiscipli-nario... permite que muchas personas vivan diariamente una vida más digna, con mayor plenitud y satisfacción. Es decir, la puesta en práctica de los valores demuestra, o por lo menos ya nos demostró en nuestro ámbito, que sí se supera la pobreza y la desigualdad, mientras

que la falta de estos valores genera pobreza, exclusión, desigualdad y muerte.

¿Por qué entre todos tus proyectos sociales cobran especial significación los vinculados con la sustentabilidad ambiental?Una de las aportaciones más importantes de los últimos años fue el concepto de desarrollo sostenible, que se presentó en la ONU en 1987 por parte de la Comisión Brundtland, que hizo un reporte muy profundo llamado Nuestro futuro común, en el que incorporó un doble sentido de justicia: la justicia intrageneracional y la justicia intergeneracional, al definir que sostenibilidad es el proceso capaz de satisfacer las nece-sidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de satisfacer las suyas. Antes de esta definición existía la conciencia de que estábamos causando problemas de des-igualdad en nuestra misma generación, pero nunca se había asumido como una política internacional en la que tenemos la obligación de respetar los derechos de generaciones futuras. Antes los juristas ale-gaban que éstas no podían ser sujeto de derecho por el simple hecho de no existir, pero a partir de este planteamiento se comprendió que hay una continuidad en el desarrollo de la vida y que si no cuidamos los derechos de las generaciones futuras estaremos agravando la falta de cumplimiento de los derechos porque no dispondrán de recursos a su alcance. Esta Comisión Brundtland planteó las cuatro dimensio-nes para atender los diferentes procesos de desarrollo sostenible. La primera es la sostenibilidad ecológica: es decir, que todos los procesos deben ser regeneradores de la naturaleza, que tenemos una obligación de entregar el mundo a la siguiente generación de relevo en mejores condiciones que en las que lo recibimos. La segunda es la sostenibili-dad económica, pues tenemos que hacer procesos que sean económi-camente viables, que generen riqueza, que se comparta la riqueza de un modo que pueda sostenerse a lo largo del tiempo. La tercera, que haya sostenibilidad social: que los procesos sean socialmente equita-tivos, que resuelvan problemas sociales e impulsen nuevos modelos de desarrollo. Y la cuarta, que no se puso originalmente pero que ya se incorporó, es el de la sostenibilidad cultural, que indica que los procesos de desarrollo deben ser respetuosos de la diversidad cultural y favorecer su florecimiento. Esto significa que ya entendemos que la cultura es una enorme riqueza y que la diversidad de culturas es la que nos da la mayor posibilidad de enfrentar amenazas futuras que todavía no podemos ni imaginar.

Entre tus proyectos hay dos muy visibles, el de “Agua para Siempre” y el del amaranto. En ambos un aspecto importante es el rescate de las tecnologías tradicionales, lo que contrasta en un mundo donde imperan las nuevas tecnologías. ¿Por qué es importante rescatarlas?Un compañero ingeniero nos dice que si quieres construir muy alto, tienes que cimentar muy hondo. Si la tecnología quiere llegar muy lejos,

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tiene que abrevar y recoger toda la riqueza de lo que la humani-dad ha desarrollado en decenas de miles de años. En nuestro caso particular, desde que iniciamos nuestro trabajo en 1980, mi esposa Gisela y yo aplicábamos un método de entrevistas dialógicas, que es una herramienta inicial de la metodología de investigación-acción participativa. Ella platicaba con las señoras, que le decían que la falta de agua era la causa de su pobreza. Por la falta de agua los niños estaban sucios y se enfermaban, no podían producir alimentos en sus casas y luego que los llevaban al doctor éste las regañaba y les decía que era culpa de ellas que estuvieran enfermos. Entonces las señoras nos dieron el mandato, a través de Gisela, de que si quería-mos hacer algo por ellas, teníamos que atender la falta de agua. Yo platicaba con los señores y les preguntaba lo mismo sobre cómo era su vida y cuál era la causa de sus problemas. Ellos me decían que en siete de cada diez años sufrían pérdidas parciales o totales de sus cosechas de temporal por causa de las lluvias escasas e irregulares de esa región semidesértica. Entonces nos pusimos a investigar cada vez más cómo podíamos enfrentar esto que se nos revelaba no sólo como problema central, sino como lo que se llama “el problema eje”: aquél en torno al cual giran muchos otros problemas derivados de la pobreza y desigualdad. Hicimos dos investigaciones en diferentes momentos. Primero, empezamos buscando aquellos cultivos que podían ser más resistentes a las sequías y que les dieran alimento e ingreso a las familias. En esa investigación, que inició en 1982, tuvi-mos nuestro primer encuentro con el amaranto, que es una planta que tiene un metabolismo semejante al de las plantas del desierto, lo cual le permite aprovechar el intenso sol y requerir menor cantidad de agua. Me gustó mucho y me impactó encontrar, en el Museo de Antropología de la Ciudad de México, que en la sala de “Orígenes”, la primera foto: era una hermosísima planta de intenso color en su flor, y al pie decía “Amaranto de Tehuacán”, y yo no lo conocía. En-tonces, me dije, si este amaranto es resistente a sequías y es originario de Tehuacán, ¿por qué no lo conozco? Muy simple: porque ya no está en la dieta. Estudié cada vez más y encontré que en las inves-tigaciones del equipo del doctor Richard MacNeish, en los años sesenta, se descubrieron evidencias ininterrumpidas de la evolución de la agricultura en Mesoamérica, que logró la domesticación del maíz, el frijol, el amaranto, la calabaza, el chile, el tomate, y juntas todas estas variedades alimenticias constituyen el fructífero sistema de policultivo llamado “milpa”. Rápidamente, nos pusimos a buscar variedades de semilla, la sembramos, y de acuerdo a los resultados escogimos aquella que resultaba más adecuada para este clima.

Nos admiramos de sus propiedades nutritivas, en especial, la altísima calidad de su proteína, que combinada en la dieta con la del maíz y el frijol, permite el enlace de los aminoácidos que se requiere en los organismos para sintetizar la proteína. Es de verdad una maravilla, como vemos en las gráficas de la proteína ideal –la de la leche ma-terna–, comparada con la proteína que se logra con la combinación de maíz, frijol y amaranto. Además de que el grano es muy rico y se revienta muy fácilmente (es lo que conocemos como el “dulce de la alegría”), las hojas también se pueden comer como verdura y,

además de proteína, contienen un alto contenido de minerales, entre los que destaca el hierro, que resulta ideal y necesario para prevenir la anemia de las mujeres embarazadas y las que están dando pecho a sus bebés. Esto nos dejó enamorados del amaranto, y lamentamos que se hubiera perdido durante el proceso de la Conquista, por su vinculación con rituales idolátricos, lo que dejó a nuestro pueblo mal nutrido, al faltarle todos estos aminoácidos esenciales, entre los que destaca uno que se llama la lisina, que es la limitante en casi todos los demás productos agrícolas. Poco después, en 1985, iniciamos otra investigación para analizar qué tecnologías serían las más adecuadas para abastecer de agua a esta región semiárida, en la que, por su con-formación, orográfica y geológica del Nudo Mixteco, no se pueden formar acuíferos. Las tecnologías modernas resultaban inoperantes, impotentes; no podíamos perforar pozos porque no había acuíferos de los cuales extraer el agua. Después de recabar y analizar muchísima información, que nos llevó hasta la Universidad de Texas, en Austin, para explorar la Colección Latinoamericana Benson (un esfuerzo im-portante para esa época en la que no teníamos Internet), llegamos a la conclusión que lo mejor sería revitalizar las cuencas y las tecnologías de retención de suelos y agua, que habían llevado al origen de la agricultura y la irrigación en Mesoamérica: la agricultura hace más de 7,500 años y la irrigación hace más de 2,750 años.

En 1988 iniciamos nuestras primeras obras de ingeniería hidroagro-ecológica; es decir, que van orientadas al agro, buscan aportarle agua, pero en un contexto de toda la comprensión del medio ambiente, del entorno ecológico. Y ahí nació el Programa “Agua para siempre”. Los resultados han sido muy gratificantes y alentadores. En 2013 acabamos de cumplir 25 años de este programa y hemos logrado construir más de 10 mil obras para abastecer de agua y saneamiento ecológico a cer-ca de 250 mil habitantes de los estados de Puebla, Oaxaca, y una parte de Veracruz. Lo más maravilloso es constatar el cambio en el paisaje, ya que, a través de estas pequeñas represas que retienen el agua, la alma-cenan y la infiltran para cargar los acuíferos, hemos logrado generar arroyos permanentes en donde antes había solamente barrancas secas todo el año, excepto cuando bajaba algún torrente violento de unas cuantas horas por el escurrimiento después de un fuerte aguacero. El

La puesta en práctica de los valores demuestra, o por lo menos ya nos demostró en nuestro ámbito, que sí se supera la pobreza y la desigualdad, mientras que la falta de estos valores genera pobreza, exclusión, desigualdad y muerte.

Raúl Hernández Garciadiego.

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cambio es total: el que las familias tengan arroyos permanentes y el que las casas tengan agua almacenada (diez o doce metros cúbicos) se sintetiza en un frase muy profunda de las mujeres beneficiadas y de profundidad misteriosa para nosotros: “Gracias a esto ahora ya vivimos más tranquilas”. Lo que nos quieren transmitir es que han superado la angustia de no tener con qué alimentar a sus hijos, o con qué agua poderlos mantener limpios para que no se enfermen.

La sinergia nos ha llevado a la organización del Grupo Cooperativo Quali. Inspirados en un proyecto en la India, Amul, el proyecto más espectacular que he conocido (allá es de leche), estamos impulsado acá el proyecto del amaranto. Hemos logrado organizar a mil cien familias en cooperativas que operan la cadena agroindustrial que elabora estos alimentos nutritivos de amaranto orgánico, certificado, pero bajo criterios de ética económica, tanto hacia los productores por un lado, pagándoles un precio justo por su cosecha, como hacia los trabajadores que participan en la agroindustria, que muchos de ellos son hijos de estas familias de sembradores; pero también la ética económica hacia los consumidores, porque el Grupo Cooperativo Quali está comprometido a que los alimentos sean totalmente ino-cuos y altamente nutritivos, para que, a cambio de su dinero, reciban un alto valor nutri-económico que contribuya a su salud.

El programa “Agua para Siempre” por su lado, construye cada año obras hidroagroecológicas que permiten enriquecer la fertilidad de los suelos y aportar mejores condiciones de humedad, para que cada año las familias puedan tener mejores cosechas, y por lo tanto, un mayor ingreso. Lógicamente, en el camino, tuvimos que resolver mil desafíos tecnológicos en el caso del amaranto porque, cuando quisimos hacer una agroindustria para superar la crisis económica del 94 –que dispa-ró las tasas de interés en el país y que generó una pobreza gigantesca y agravó la de quienes ya estaban en la pobreza–, nosotros dijimos: “Tenemos que generar empleos, tenemos que generar ingresos”, y no teníamos maquinaria disponible para procesar el amaranto. En el mercado no existían tecnologías para procesarlo. Pero en vez de decir “no se puede”, nos propusimos inventarlas. No sólo ha sido el rescatar esas tecnologías tradicionales, sino el desarrollar innovaciones tecnológicas, tanto en el programa “Agua para Siempre” para facilitar

la construcción de las obras de agua y el saneamiento ecológico, como en la agroindustria de Quali, el tener máquinas y equipos que nos fa-ciliten el trabajo y que nos garanticen que sea inocuo, que pueda estar certificado y que sea muy competitivo para poder llegar al mercado a precios bajos.

¿Quisieras agregar algo para concluir nuestra entrevista?En 1973 Arnold J. Toynbee publicó su obra Un estudio de la historia, en donde analizó la evolución de las distintas civilizaciones, y sostiene que si la sociedad no recibe de su entorno un estímulo importante que la impulse a desarrollarse, no tendrá el brío para resolver sus desafíos, por lo que permanecerá más bien estática. En el otro ex-tremo, si una civilización enfrenta desafíos demasiado fuertes que no puede resolver, ocupará sus energías en una mera adaptación por la supervivencia, sin poder llegar más allá en su desarrollo. Por ello, concluye Toynbee que el estímulo no debe ser ni demasiado suave ni demasiado fuerte. En nuestro caso, fueron las grandes carencias que experimentaba la población las que nos aportaron ese estímulo y la fuerza para iniciar el proceso de desarrollo que muy rápidamente des-cubrió que las tecnologías modernas no solucionarían los problemas, por lo que deberíamos asumir nosotros mismos la labor de innovar con tecnologías que nos permitieran plantear soluciones radical-mente nuevas. En 1981 iniciamos un pequeño taller que fue evolu-cionando en lo que hoy es un Centro de Investigación, Desarrollo, Innovación, Transferencia y Gestión de Tecnología que nos permite no sólo inventar soluciones, sino que tenemos que demostrar que esas soluciones desarrolladas son realmente adecuadas para aplicarse en las condiciones concretas ecológicas, económicas, sociales y culturales de la sociedad a la cual nosotros queremos servir.

Por último quiero agradecer la oportunidad que me brindan las páginas de la revista IBERO de compartir lo que aprendimos en la Universidad Iberoamericana, especialmente la espiritualidad ignacia-na que fundamenta la educación jesuita que es tan profunda, que nos da la visión de educación, la visión de compromiso social y la for-taleza para enfrentar retos que parecen superar nuestras fuerzas, pero que podemos alcanzar con éxito si asumimos ese compromiso.

El programa “Agua para Siempre” construye obras hidroagroecológicas que enriquecen la fertilidad de los suelos.

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La educación, más que cualquier otro recurso de origen humano, es el gran igualador de las condiciones del hombre, el volante de la maquinaria social.

Horace Mann

Una verdadera institución de educación superior es la que trans-forma a las personas y a la sociedad; por ello la Universidad Ibe-roamericana brinda a sus estudiantes una formación de excelencia académica y humanista, con un alto un sentido de responsabilidad social, para que contribuyan en la construcción de un México más justo. La Ibero busca formar a los mejores hombres y mujeres con y para los demás; y hacerlos afines con el compromiso de la Compañía de Jesús, en la ayuda y protección a los sectores más necesitados. En 2011 la Ibero decidió reconocer anualmente a sus ex alumnos con el Premio Ibero Compromiso Social. En todo amar y servir, que a la fecha ha otorgado nueve distinciones principales y veinte menciones honoríficas a personas con menos de diez años de haber egresado y otras con más de tres décadas.

20111. Dora María Ruiz Galindo Terrazas, Licenciatura en Psicología, quien se ha centrado en buscar que la educación intercultural de calidad ayude a erradicar la pobreza extrema, particularmente en comunidades rurales.2. Christopher Gebara Rahl, Licenciatura en Derecho, por ayudar a familias de escasos recursos a obtener una vivienda digna, además de enseñarles a construirlas.3. Alberto Irezabal Vilaclara, Licenciatura en Ingeniería Industrial, quien ha apoyado a comunidades cafetaleras de Chiapas desde el Centro de Derechos Indígenas de la Misión de Bachajón.

20121. Gerardo Ruiz de Teresa Mariscal, Licenciatura en Ingeniería Me-cánica y Eléctrica, introduce sistemas de iluminación por medio de energía solar en poblaciones en situación de marginación, donde impulsa programas de microcréditos y crea proyectos productivos para promover el desarrollo de las comunidades.2. Raúl Hernández Garciadiego, Licenciatura en Filosofía. Desde 1980 ha impulsado un proceso de desarrollo regional sostenible que beneficia a familias indígenas y campesinas de la región Mix-teca-Popoloca. Ha desarrollado el programa Agua para Siempre, de regeneración ecológica de cuencas para la obtención de agua y la cadena agroindustrial del Grupo Cooperativo Quali, que elabora alimentos de amaranto orgánico.

Premio Ibero Compromiso Social 2014_

3. Yemy Smeke Helfon, Licenciatura en Sociología. Promueve la cultura emprendedora, motiva a las personas a ser arquitectos de su bienestar y convence a empresarios mexicanos de su papel como promotores de iniciativas sociales. Con la Fundación Proempleo Productivo busca crear y mejorar microempresas.

20131. Jennifer Haza Gutiérrez, Licenciatura en Comunicación. Durante más de diez años ha contribuido a la defensa y promoción de los derechos humanos de niños y jóvenes indígenas de Chiapas, a través de su trabajo como educadora, coordinadora y directora de Melel Xojobal.2. Mariana Baños Reynaud, Licenciatura en Historia del Arte. Des-de hace más de trece años ha dado cauce a su compromiso social a través de Pro Ayuda a la Mujer, Origen, para brindar una alternativa distinta a las mujeres que sufren algún tipo de violencia.3. Patricia Prado Hernández, Licenciatura en Psicología, es presi-denta de la Fundación Camino a Casa. Por más de 25 años ha tra-bajado como voluntaria a favor de niños en situación vulnerable. Es especialista en el combate a la trata y como tal ha encabezado esfuerzos para crear el primer refugio en México para niñas y adolescentes víctimas de explotación sexual comercial infantil.

2014Este año la Universidad Iberoamericana Ciudad de México con-voca a todas las personas a postular o a postularse como candidatos al Premio Ibero Compromiso Social ex Alumnos 2014. En todo amar y servir. El reconocimiento se otorgará a los egresados de licenciatura o posgrado de la Ibero que se distingan por su trabajo a favor de los más necesitados, y comprometidos con la promoción de la jus-ticia, equidad social, desarrollo sostenible (ambiental y económico) y el patrimonio cultural de México; para la construcción de una sociedad más libre, justa, solidaria y productiva.

La fecha límite para recibir postulaciones es el 12 de septiembre de 2014. Se premiará con 300 mil pesos al primer lugar, 200 mil pesos al segundo y 100 mil pesos al tercero, que serán donados a los proyectos de responsabilidad social en los que trabajan actualmente quienes resulten ganadores.

Convocatoria completa: www.ibero.mx/premiocompromisosocialDudas: [email protected]

Pedro Rendón López_Redactor de IBERO.

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La Ibero_Comprometida con el servicio a los demáspara una sociedad más justa y humanamente solidaria

Textos y fotos de Jorge Tovalín González Iturbe yPedro Rendón López, redactores de IBERO.

Toma posesiónel maestro DavidFernández Dávalos, S. J., nuevo Rectorde la Ibero

El lunes 30 de junio el maestro David Fernández Dávalos, S. J., tomó posesión como el décimo séptimo rector de la Universidad Iberoamericana

para el periodo 2014-2018. Fernández Dá-valos, quien fuese Rector de la Ibero Puebla de 2008 a 2013 y del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, ITESO, de 1998 a 2002, enfatizó que la Ibero desea contribuir, en un ambiente de participación, apertura, libertad, respeto y crítica propositi-va, al desarrollo y difusión del conocimiento, así como a la formación de profesionales e investigadores con calidad académica, que se comprometan al servicio de los demás para el logro de una sociedad más justa y humanamente solidaria.

El nuevo rector subrayó que el reto mayor de la Ibero, será “desvelar, aprehender y trans-formar” la realidad de los excluidos, quienes experimentan con mayor hondura, radicalidad, honestidad y transparencia la realidad perifé-rica y subdesarrollada, la “realidad real”.

Precisó que “ninguna educación puede ser neutral y mucho menos imparcial” y citó al jesuita Xavier Gorostiaga al señalar que “no tiene sentido producir profesionales exitosos en sociedades fracasadas”.

“Pretendemos ser no únicamente una universidad profesionalizante que se mueve en el feroz mercado de los títulos y de las certificaciones. No queremos dedicarnos a la reproducción de lo existente, ni alejar los intereses del alumno de lo público, o convertir el título y la profesión en una inversión que hay que recuperar como se recuperan las inversiones mercantiles”, añadió.

David Fernández Dávalos, S. J.

De esta forma, dijo quien fuese director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez de 1994 a 1998, la Ibero y la Compañía de Jesús buscan formar individuos autónomos, capaces de participar en comuni-dades “que sepan transformarse sin renegar de sí mismas, que se abran y se ensanchen sin perecer; que se ocupen del desvalimiento común de los humanos y atiendan a la diver-sidad de marginalidades que nos separan de la fraternidad común”.

Receptor del premio Human Rights Watch en 1996, el maestro Fernández Dávalos indicó que durante mucho tiempo la enseñanza ha servido para discriminar a unos grupos humanos frente a otros, por lo que las uni-versidades están obligadas a intentar corregir “universitariamente” los efectos de las “escan-dalosas” diferencias sociales, económicas o de género, so pena de que su esfuerzo educativo se traicione a sí mismo, perpetuando la “fatal jerarquía social” y fallando en la búsqueda del “bien más universal”.

El rector aclaró que si bien la rentabilidad económica del aprendizaje y la formación laboral que transmite no son desdeñables, la educación no puede limitarse a “preparar em-pleados, sino ante todo ciudadanos, personas plena y conscientemente humanas”, y añadió que educar es “cultivar la humanidad” y no

sólo preparar para el triunfo en el mercado laboral. Ésa, dijo el rector, es la “verdadera rentabilidad democrática de la formación educativa”.

Las líneas motrices del rectorado del maes-tro David Fernández Dávalos son:

1. La continua mejora del nivel académico, la acreditación internacional y la pertinencia social de las funciones sustantivas de la Ibero.

2. El respeto a la planeación estratégica al 2020, acompañada por el diseño de una estrategia que establezca las metas de la Ibero para el año 2030.

3. La ampliación del peso cualitativo y cuantitativo del posgrado, así como el forta-lecimiento de la investigación, orientada a la incidencia social.

4. La construcción de un clima organizacio-nal basado en la transparencia, la cooperación, el trabajo en equipo, el profesionalismo y la ética de la responsabilidad.

5. La consolidación del compromiso social de la universidad mediante esfuerzos articu-lados con actores gubernamentales, sociales, empresariales y ciudadanos, desde el servicio de la fe y la promoción de la justicia.

6. El favorecimiento de la internacionaliza-ción de la Ibero, así como la colaboración de ésta en la construcción del Sistema Universi-tario Jesuita en México.

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Presentó el doctor José Morales Orozco, S. J. su último informe

El lunes 23 de junio el doctor José Morales Orozco, S. J. presentó su décimo y último informe de

actividades como Rector de la Universidad Iberoamericana, ocasión que aprovechó para hacer un recuento de los cinco objeti-vos que, al asumir su cargo por primera vez en julio de 2004, recibió de la Asamblea de Asociados de UIAC.

El primero fue la insistencia en la formación integral para todos los alumnos y profesores, por medio de valores como el amor, la justicia, la paz, la honestidad, la solidaridad, la sobriedad, la contemplación y la gratuidad. Parte de esto se logró al crear en 2005 la Dirección General del Medio Universitario, que desde entonces aprovecha el potencial formativo de las actividades deportivas, culturales o de voluntariado.

A su vez, el Centro Universitario Ignaciano, ha permitido fomentar el compromiso con los demás, a partir del conocimiento de sí mismo; mientras que la apertura de la Casa de Meditación, Encuentro y Paz, en 2011, dio un impulso importante a las vivencias profundas de oración y contemplación.

Por medio de las coordinaciones de Difusión Cultural y de Deportes, la Ibero fue sede de diversos eventos artísticos. Otras acciones incluyen la apertura de la Galería Andrea Pozzo, S. J., y el Centro Cultural y Deportivo Enrique Torroella de la Estrada, S. J.

Como seguimiento al segundo encargo, consistente en continuar el proceso de consolidación y fortalecimiento de la excelencia académica e institucional, se refirió al terreno de las acreditaciones, donde se pasó de tener de seis a 31 nacio-nales, y de cero a nueve internacionales, a nivel licenciatura.

En cuanto a la promoción y mejora de los posgrados y las investigaciones que se desarrollan en la Ibero, tercero de los encargos de UIAC, apuntó que la Ibero cuenta con 18 programas registrados en el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad del Conacyt.

Creada en este rectorado, la Dirección de Investigación ha visto reflejada su perti-nencia en la proliferación de propuestas de investigación con impacto social. Gracias a la creación de la Dirección de Educación a Distancia, la Ibero ha podido llegar a sitios y personas a los que antes era imposible, como fue el caso de los cursos impartidos en los campamentos de refugiados en África.

Para cumplir con el cuarto encargo, enfocado en la comunicación de la Ibero con su entorno, sus exalumnos y otras

instituciones, se crearon los programas de Asuntos Migratorios y de Interculturalidad y Asuntos Indígenas, además de abrirse la Coordinación de Responsabilidad Social Institucional y la Casa Ernesto Meneses.

Por otro lado, la vinculación de la Ibero con obras de la Compañía de Jesús se ha traducido en beneficios para las poblacio-nes con las que se ha trabajado, y en expe-riencias de cambio y crecimiento personal para los miembros de la comunidad Ibero.

Con la fundación de tres carreras de Técnico Superior Universitario en 2013 (Producción Gráfica, Hoteles y Restauran-tes, y Sistemas Administrativos y Conta-bles), la Ibero dio un importante paso para ofrecer alternativas de estudio.

Finalmente, con respecto a su quinto encargo, mejorar el ambiente laboral, señaló que de acuerdo con un estudio periódico de clima organizacional, realizado desde 2008 con el fin de atender el encargo de optimizar las relaciones laborales, se ha confirmado una mejoría en la percepción del ambiente laboral por parte de los empleados, indicador al que se suma la relación positiva entre el Sindicato y la Universidad.

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José Morales Orozco, S. J.

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Pedro Padierna dirigirápatronato de la Ibero

El destacado ejecutivo mexicano Pedro Padierna Bartning, actual presidente de PepsiCo México, es el nuevo presi-dente de Fomento de Investigación y Cultura Superior,

A. C. (FICSAC), Patronato Económico y de Desarrollo de la Universidad Iberoamericana. Pedro Padierna es licenciado en Ciencias y Técnicas de la Información por la Universidad Ibe-roamericana. Como presidente de FICSAC, Padierna, junto con el Consejo Directivo, tendrá la misión de generar iniciativas que consoliden el prestigio de la Ibero, garanticen su competitividad e impacten en su permanente esfuerzo educativo y formativo de jóvenes de la más alta calidad, con un profundo sentido de responsabilidad social.

Realizan en la Ibero la XII Reunión Nacional de Investigación Demográfica en México

Los avances en materia de información estadística y geográfica deben estar a

disposición y alcance de todos los mexicanos y de sus instituciones, dijo el doctor Eduardo Sojo Garza Aldape, presidente del Instituto Nacional de Estadística y Geogra-fía (Inegi), durante la inauguración de la XII Reunión Nacional de Investigación Demográfica en México “A 40 años: ¿la familia pequeña vive mejor?”.

En la reunión organizada por la Ibero, la Sociedad Mexicana de Demografía (Somede) y el Inegi, la doctora Carla Pederzinil, presi-denta de la Somede, explicó que el objetivo de la reunión fue crear un espacio de análisis y discusión de la dinámica demográfica actual de nuestro país, y de las transfor-maciones sobre la materia en el ámbito regional e internacional.

Pedro Padierna Bartning.

Eduardo Sojo Garza Aldape.

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Adónde ir y por qué_El ocio nos lleva por caminos de satisfacción y entretenimiento que constituyen lo más cercano al asueto, pero también lo más cercano a la recreación, a la exploración y el goce de los sentidos.

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MULTIDISCIPLINARIO_Festival Internacional de Verano Viva Vivaldi

Por décimo cuarto año consecutivo con este Festival se le rinde homenaje al compositor italiano Antonio Vivaldi, el músico barroco más famoso de todos los tiempos, con un amplio programa integrado por música clásica orquestal y de cámara, jazz en diferentes formatos, exposiciones,

espectáculos de teatro y danza y actividades infantiles. Entre otras actividades, en esta ocasión la Orquesta Viva Vivaldi, ataviada con pelucas y su habitual vestuario de época, tocará bajo la batuta de dos directores huéspedes: Maciej Zoltowski y Adam Klocek, e interpretará algunas piezas de estreno mundial. La programación del Festival incluye eventos de carácter gratuito, que tendrán lugar en diferentes foros de la ciudad de México.

Hasta el 17 de agosto, programación completa en www.vivavivaldi.com

La vida es sueño. Auto sacramental

Bajo la dirección Claudio Valdés Kuri e interpretada por la agrupación Teatro de Ciertos Habitantes, esta obra original

de Pedro Calderón de la Barca relata la historia del rey Basilio y su único hijo, Segismundo, a quien encierra en una torre desde su nacimiento, porque el vaticinio de los astros anunciaba que sería un tirano y que destronaría a su propio padre. El joven príncipe que no conoce su identidad ni comprende su falta de libertad, deberá transformarse heroicamente para vencer a los hados y para mostrarle a su padre el error que cometió. En esta obra Calderón de la Barca sintetiza de manera magistral la historia teológica bíblica: desde la creación del Universo y del Hombre hasta la redención por medio del Perdón. Simbólicamente, sugiere una aventura interior en la cual el Hombre se somete a arduas pruebas, en un tránsito obligado al autoconocimiento, que se entrega a la experiencia, tocando los extremos, aprendiendo de sus actos, así como de sus consecuencias, para finalmente acceder a un mayor estado de conciencia.

Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, hasta el 31 de agosto

TEATRO_

Sueño de una noche de veranoLa Compañía Nacional de Danza se une a los festejos del 80 aniversario del Palacio de

Bellas Artes con el estreno del montaje Sueño de una noche de verano, bajo la dirección de Laura Morelos. Este ballet en un acto está basado en la comedia homónima de William Shakespeare, con música del compositor alemán Félix Mendelssohn y coreografía del ruso-norteamericano George Balanchine, uno de los coreógrafos más influyentes del siglo XX. El título alude a la noche del solsticio de verano, en la que, de acuerdo con el folclor europeo, suceden hechos sobrenaturales y aparecen personajes de fantasía, como las hadas, que pueden interactuar con el mundo real. El argumento gira alrededor de seres mortales e inmortales que se enredan en historias equívocas a causa de una flor, que al olerla, hace que la gente se enamore de la primera persona que ve.

Palacio de Bellas Artes, del 21 al 28 de septiembre

DANZA_Ballet de Zurich

Como parte de los festejos por el 80 aniversario del Palacio de Bellas Artes, se presentará en este recinto emblemático el

Ballet de Zurich, Suiza, una de las más importantes compañías europeas. Antiguamente conocido como el Ballet of the Zurich City Theatre, la agrupación, que ha contado con importantes directores y coreógrafos como Nicholas Beriozoff, Patricia Neary, Uwe Scholz y Bernd Bienert, ofrecerá la pieza Woyzeck, con coreografía de Christian Spuck, que basada en la obra del escritor alemán Georg Büchner, explora las limitaciones y las profundidades de la psique humana.

Palacio de Bellas Artes, 3 y 4 de septiembre IBER

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Roberto Sánchez de la Vara_Coordinador del Posgrados en Negocios del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

El único verdadero viaje de descubrimiento consiste no en buscar paisajes sino en mirar nuevos ojos.

Marcel Proust (1871-1922)

Llegamos a Los Mochis, Sinaloa, en autobús, después de un tra-yecto de tres horas en las que disfrutamos de un paisaje quebrado por la sequía, el descuido, la basura y la pobreza. Ya estábamos ahí. Nos esperaba un calor de cuarenta grados y un taxi viejo conducido por un simpático lugareño que nos llevó al hotel.

Mi hija y mis dos nietos estaban sorprendidos de las calles y lugares por los que pasábamos. Después de cenar, nos fuimos temprano a la cama, ya que a las 5:15 de la mañana estarían por nosotros para ir a la estación del tren e iniciar así una aventura sin comparación: viaje en tren (cosa ya extraña en México) a la Sierra Tarahumara (difícil de pronunciar para mis nietos) en el célebre “Chepe” o Ferrocarril Chihuahua Pacífico inaugurado el 26 de octubre de 1961 por el presidente Adolfo López Mateos.

Después de un traslado de escasos quince minutos, casi dormi-dos apenas escuchamos las instrucciones del guía, ya en la entrada a la estación nuestra sorpresa fue mayor: el desorden completo se asemejaba a una escena de esas películas que relatan la salida de individuos huyendo de persecuciones o de la guerra: no podía-mos entrar a pesar de tener lugares preferentes.

Llegamos al andén como pudimos, buscamos nuestro vagón, lo encontramos y todo cambió: aire acondicionado, asientos recli-nables, alfombra, amabilidad de los empleados y, sobre todo, una gran emoción por conocer uno de los lugares más fantásticos de nuestro país. A las 6:08 (¡retraso de apenas ocho minutos!) sonó con tono imperativo el silbato de la locomotora y comenzó a mo-verse el tren; nuestra gran aventura había comenzado. Conscientes de ello recordábamos mi hija y yo a los jesuitas y su gran obra en esa zona y comenzamos a pensar cómo habría sido su llegada hace ya 442 años.

En la Sierra Tarahumara_

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O Con labor jesuita

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_La primera estación que pasa el “Chepe” es la ciudad de El Fuerte, antigua capital de Sinaloa y cuna del célebre Diego de la Vega, más conocido como “El

Zorro”. Saliendo de este lugar comienza el ascenso a la Sierra Tarahumara.

Todo era expectación a bordo. Antes del amanecer ya se había dado la alerta de llegada; todos estaban listos en cubierta, en espe-cial los primeros jesuitas que llegaron ese día a la Nueva España. Era el jueves 28 de septiembre de 1572. Los catorce nerviosos miembros de la recién fundada Compañía de Jesús venían bajo la dirección del doctor Pedro Sánchez, quien ya había sido rector en las universidades de Alcalá y Salamanca. En el grupo venía un joven de apenas catorce años, Gonzalo de Tapia, a instancias de su superior, el Tercer Prepósito General San Francisco de Bor-ja, quien nunca se enteró del acontecimiento ya que moriría la medianoche del 30 de septiembre luego de perder el habla. El cabildo de la nueva España ya los había pedido desde 1570; Felipe II le pide a Borja su envío mismo que es instruido a Pedro Sánchez el 20 de octubre de 1571 con la consigna de: “Id a evangelizar, pero no fundéis ahí más de un colegio”.

Al llegar a la antigua Tenochtitlán y después de un largo trayecto y sorprenderse de su belleza, esperaron algunos días para ser recibidos por el cuarto Virrey de la Nueva España, Martín Enríquez de Almanza (1568 a 1580), quien luego fue el sexto Virrey en Perú (1581 a 1583) donde también ayudó al establecimiento de los Colegios de la Compañía, se establecen y comienzan su gran labor. Por cierto, antes ya habían llegado jesuitas a Florida en 1566.

El cacique de Tacuba, don Agustín de Chilapa, apo-yó desde el principio a los jesuitas para que pudieran construir su primera iglesia y el Colegio Máximo en el noreste de la ciudad de México, cuya obra se inició el 6 de noviembre de 1572. Los jesuitas desde un principio fueron grandes promotores de la virgen en sus advocaciones de Guadalupe, Loreto y Refugio. Cien años después tenían 420 colegios en buena parte del territorio novohispano.

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Comenzó entonces la expansión jesuita en la Nueva España hacia el norte del nuevo territorio: San Luís de la Paz, Colegio de San Gregorio (clases en náhuatl), el de Francisco Javier en Tepotzotlán (clases en otomí), La Profesa a escasos metros de la Catedral (fundada el 3 de febrero de 1592). Se fundaron cuatro colegios adjuntos: San Pedro y San Pablo; San Gregorio, San Ber-nardo y San Miguel, que se fusionaron al colegio de San Ildefon-so. Existieron colegios jesuitas en Guadalajara (1586); Zacatecas (1589), Villa de San Felipe, San Luis Potosí, Querétaro, Pátzcuaro, Oaxaca, Puebla, Valladolid, Veracruz, Chiapas, Durango, Parras,

Monterrey, Celaya, León y muchos otros enclaves estratégi-cos. Las misiones jesuitas se establecieron en el noreste de la

Nueva España, cubriendo dos rutas: México, Guadalajara, Sinaloa, Sonora y Baja California, y México, Zacatecas, Durango (Guadiana) y Chihuahua.

Entre los principales misioneros jesuitas se encuen-tran el padre Eusebio Kino, S. J., y el padre Juan María Salvatierra, S. J. El primero llegó a Sonora en 1687, llevando una intensa actividad en la región hasta que murió en Magdalena (hoy de Kino) en 1711; el segundo también llamado el apóstol de California inició la misión de la península en 1697, y fundó el centro de misiones de Loreto. En 1705 Juan Manuel Basaldúa, S. J. fundó la misión de santa Rosalía Mulegé. Muchos jesuitas novohispanos fueron grandes intelectuales tales como Horacio Carochi, Francisco Florencia, Francisco Xavier Alegre, Francisco Xavier Clavijero y Rafael Lan-dívar, entre otros.Nos tocó el amanecer a bordo del “Chepe”.

Desayunamos ahí admirando ese gran paisaje. La primera estación que pasa el “Chepe” es la ciudad de El Fuerte, antigua capital de Sinaloa y cuna del

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_Una vez que se cruza la barranca es

uno recibido del otro lado con música local y grupos étnicos que, habiendo caminado más de tres horas, le permiten ver al visitante la maravilla de ingenio y destreza manual, espectaculares terrazas voladas y transparentes que asustan a cualquiera.

célebre Diego de la Vega, más conocido como “El Zorro”. Salien-do de este lugar comienza el ascenso a la Sierra Tarahumara. Los primeros encuentros con la naturaleza son impactantes. Desde la comodidad del tren (en 1998 se procedió a una remodelación de los coches de primera express, comedor y bar) se van viendo precipicios, puentes, la presa Colosio (impactante por los lugares a los que se extiende y que trae paisajes que se quedan por siempre en la mente del viajero). Cuatro veces más grande que el Cañón del Colorado tiene 37 puentes y 86 túneles; las barrancas van pasando una a una conforme los minutos transcurren como las nubes cielo arriba.

Llegamos a mediodía a la ciudad de Creel, de clima templado en medio del bosque, con un paisaje muy distinto al que habíamos dejado kilómetros atrás. Fundada en 1907 en la ranchería de Na-riachi por el gobernador Enrique Creel, de origen inglés, casado con Ángela Terrazas y que había sido embajador del presidente Porfirio Díaz ante el gobierno de Estados Unidos y su último Secretario de Relaciones Exteriores.

Después de instalarnos fuimos al pueblo (declarado en 2007 como mágico). ¡Qué mosaico de colores y olores! Toda una fe-ria cromática sólo interrumpida por el ruido de las “trocas” que cruzan velozmente las, en otro tiempo, tranquilas calles. El templo católico y el protestante se dan la mano uno enfrente del otro; la plaza central con su quiosco porfirista está plagado de gente, algunas vestidas al estilo rarámuri y que venden sus productos al visitante, muchos niños de mirada incógnita y transparente, pero aún con esperanza. Así transcurren para ellos todos los días. Después de desayunar en el hotel, con una vista digna de un óleo, salimos al pueblo de San Ignacio, al interior del bosque, pasando por las lagunas de Arareco donde al llegar somos recibidos por un grupo de niños que vende sus artesanías; uno de ellos, de nombre Alejandro, se ofreció a guiarnos laguna adentro cosa que mis nietos aceptaron: la amistad entre ellos fue inmediata. En San Ignacio se estaban preparando para las fiestas de Jueves y Viernes Santos y para el Sábado de Gloria: una iglesia sencilla y sobria pintada de blanco y con un retablo netamente jesuita presidido por el santo patrón del lugar. Muy cerca de ahí está el onírico Valle de los Hongos: formaciones pétreas de forma caprichosa

moldeadas por el tiempo; las cascadas de Basaseachi y Cusarare, la piedra del elefante y todo rodeado de gente. ¡Qué espectáculo y qué tristeza: años y años de atraso y pobreza, dónde están los millones de recursos que supuestamente les han sido enviados, todo al parecer se ha diluido!

Teníamos que seguir. Nos llevaron a la estación del tren para continuar a Divisadero, una parada obligada. Ahí, a la mitad del camino, se detiene el “Chepe” y puede uno bajar a comer en el mercado artesanal que se ha instalado a un lado de las vías, a unos metros la maravilla de la inmensidad divina: la sierra en plenitud. En media hora más de trayecto llegamos a uno de los hoteles más espectaculares: el Mirador de Barrancas, desde donde se ve uno de los tres cañones: el del Cobre. Ese día hubo eclipse de luna: desde la terraza pudimos ver el espectáculo; aunque hacía frío y mucho viento, nos deleitamos viendo la creación en pleno que relata el libro del Génesis. Ahí estábamos. Visitamos algunas cuevas que habitan los indígenas locales.

Los primeros jesuitas llegaron a la Tarahumara en 1601 con el Padre Pedro Méndez, a quien siguieron en 1604 los sacerdotes je-suitas Juan Fonte y Jerónimo de Moranta, estableciéndose en plena

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ARTECASA PASTOR

sierra y tratando de evangelizar a los rarámuris como ya lo habían hecho con los te-pehuanes y las misiones en Sonora con los yaquis y mayos. En 1616, 1632, 1638, 1690 y 1698 se presentaron levantamientos y rebeliones de los indígenas, lo que trajo como consecuencia el martirio y muerte de catorce sacerdotes de la Compañía de Jesús.

Para el siglo XVIII, antes de la expulsión, existían 22 misiones. Los indígenas en su mayoría habían sido bautizados y el trabajo avanzaba de buena manera. A la salida de los jesuitas fueron los franciscanos, josefinos y diocesanos quienes se encargaron del trabajo y es hasta 1900 cuando los jesuitas regresan. Actualmente los jesuitas man-tienen en la Sierra Tarahumara importantes obras; una de ellas en La Gavilana. Éstos recibieron un importante donativo el 6 de junio de 2014 por parte de FICSAC, para continuar su obra evangelizadora coordinada por el Padre Enrique Javier Mireles Bueno, S. J. y el jesuita Rodrigo Espinoza.

Al siguiente día de nuestro recorrido fuimos al Parque de las Barrancas donde una empresa suiza-austríaca tiene la concesión del funicular, la tirolesa, los restaurantes y demás. Una vez dentro del lugar todo cambia; se deja atrás a la historia y comienza la modernidad y la tecnología. Se ha creado este lugar respetando en todo la naturaleza. Una vez que se cruza la barranca es uno recibido del otro lado con música local y grupos étnicos que, habiendo caminado más de tres horas, le permiten ver al visitante la maravilla de ingenio y destreza manual, espectaculares terrazas voladas y transpa-rentes que asustan a cualquiera. Estuvimos unas cuatro o cinco antes de partir al hotel para ser llevados a la “estación” misma que es un simple techo de madera rústica (ya se está construyendo la nueva). Al cabo de un par de horas llegamos a Cerocahui, lugar fundado por jesuitas en 1680 y desde donde se ve la Barranca de Urique, otro gran espectáculo de la naturaleza. De la estación de Bahuichivo al pueblo son unos veinte minutos. Ahí estuvo la mina “Sangre de Cristo” ya agotada en sus vetas; ahí se fundó por los jesuitas una Misión por el año 1700. Después de la expulsión, el primer jesuita que llega es el Padre Andrés Lara, S. J. en 1936. Para 1940 ya había reconstruido la misión y fundado la Escuela Internado para Indios Tarahumaras que aún funciona. Después de una sabrosa cena y un restaurador descanso en el Hotel Misión (justo enfrente del templo jesuita), al siguiente día partimos a media mañana a El Fuerte donde llegamos después de unas cuatro horas de trayecto. (De esta histórica ciudad escribiremos en otra ocasión.)

Sin lugar a dudas, los jesuitas tuvieron un papel clave en el fortalecimiento inte-lectual de los indígenas y en especial de los tarahumaras; su nacionalismo fomentaría posteriormente la Independencia. México le debe mucho a la Compañía de Jesús: en parte, y por qué no decirlo, gracias a ellos el noroeste y la península de Baja California siguen siendo de México: esto por la labor colonizadora y civilizadora de los jesuitas para la Mayor Gloria de Dios.

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Qué leer y por qué_

Esta sección de IBERO ofrece a los apasionados de la lectura la recomendación de algunos libros que podrían entregarles experiencias imborrables y transformadoras.

Ricardo Garibay, Antología, selección y prólogo de Josefina Estrada [Ediciones Cal y Arena, México, 2013], 646 páginas. Narrativa y ensayo.

Ricardo Garibay fue uno de los escritores mexicanos más prolíficos y polémicos del siglo XX. Esta antolo-gía ofrece una colección de sus textos memorables y entrañables dentro de los géneros y subgéneros del cuento, la memoria, la crónica, la semblanza, los diálogos y lo que él denominó sus paraderos literarios. Preparada por Josefina Estrada (narradora y cronista muy cercana al autor durante los tres últimos lustros de su vida), esta antología reúne en un solo volumen los textos clave de Garibay para que los lectores, especialmente los jóvenes, puedan conocer esta obra fundamen-tal de las letras mexicanas.

Ricardo Garibay. Nació en Tulancingo, Hidalgo, en 1923, y murió en Cuernavaca, Morelos, en 1939. Narrador y cronista extraordinario, es uno de los grandes escritores de Méxi-co. Entre sus libros destacan Beber un cáliz, Fiera infancia, Las glorias del gran Púas, La casa que arde de noche, Par de reyes y Triste domingo.

Nelson DeMille, La Pantera [Océano, México, 2013], 716 páginas. Novela.

Apoyado en una amplia investigación, en esta novela Nelson DeMille cuenta una aventura que se ubica en la línea de fuego de los conflictos en Medio Oriente. A propósito de esta obra de ficción, en The Washington Post se escribió: “Un constante flujo de humor. Irreverente y comentarios sarcásticos... y una notable cantidad de información sobre el estado del terrorismo actual”. Booklist ha destacado también los perso-najes inolvidables de esta novela, asegurando que “quienes no hayan leído aún a DeMille deberían lanzarse a leer este libro”.

Nelson Demille. Ha escrito 17 novelas sobre temas políticos y militares. Entre sus libros más exitosos destacan las seis aventuras del detective John Corey, involucrado con gran frecuencia en asuntos antiterroristas.

Julián Herbert, Álbum Iscariote [Era/Conaculta, México, 2013], 160 páginas. Poesía.

Con un lenguaje poético que por momentos parece tensarse hasta su propia disolución, y con una ironía y un humorismo que no alcanzan a ocultar la angustia existencial que vibra detrás de cada uno de los versos, en este libro Julián Herbert plasma su visión de ese “punto medio del camino de nuestra vida” donde todo parece transformarse de modo definitivo para nunca volver a ser lo que era. Álbum Iscariote expresa una perplejidad ante el oficio de poeta, ante el paso del tiempo, ante la paternidad y, también, ante la trágica situación del país. Es un libro de poesía, pero no de poesía convencional, sino de una nueva propuesta poética para nuevos lectores que deseen correr riesgos literarios.

Julián Herbert. Nació en Acapulco, Guerrero, en 1971. Es poeta, cuentista y novelista. Entre sus libros destacan El nombre de esta casa, Kubla Khan, Un mundo infiel y Canción de tumba. Con este último obtuvo el Premio de Novela Elena Poniatowska 2012.

Elena Poniatowska, Palabras cruzadas. Entrevistas [Era, México, 2013], 664 páginas. Periodismo y literatura.

Elena Poniatowska ha hecho de la entrevista uno de los géneros más memorables en México. Desde sus primeros años como periodista hasta la actualidad ha sabido dotar de una chispa magnética al ejercicio de preguntar y conseguir respuestas extraordinarias de sus interlocutores. Muchos son los libros en los que Elena Poniatowska ha recogido parte sustantiva de este ejercicio. Ahora, el más reciente, es Palabras cruzadas, en donde podemos leer entrevistas con Alfonso Arau, Lola Beltrán, Cantinflas, Alfonso Caso; María Conesa, Julio Cortázar, Salvador Elizondo, El Indio Fernández, Cri-Crí, Juan Gabriel, Ricardo Garibay, Jorge Ibargüengoitia, Renato Leduc, José Revueltas, Jaime Sabines, El Santo, Tongolele, Gabriel Vargas, Consuelo Velázquez y María Victoria, entre otros perso-najes de la cultura. En total, 35 entrevistas que recogen un testimonio sustantivo de México y América Latina.

Elena Poniatowska. Nació en París en 1932 y es mexicana desde hace muchos años. Cuentista, novelista y periodista, sus libros están entre lo mejor de las letras mexicanas. Algunos de sus títulos emblemáticos son La noche de Tlatelolco, Hasta no verte Jesús mío, Tinísima, El tren pasa primero y Leonora. Recientemente fue distinguida con el Premio Cervantes de Literatura, el máximo galardón de las letras hispánicas.

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Qué escuchar y por qué_Música para camaleones está dedicada a la recomendación de obras musicales, para lo cual se ha invitado a melómanos, investigadores, expertos, editores, musicólogos y denodados amantes de la música. En esta ocasión agradecemos a Cutberto Díaz Avelino, Armando Gámez Padrón y Raúl Azuara, el que hayan accedido a compartir su experiencia y su pasión.

Beatriz Palacios_Asistente editorial de IBERO.

Armando Gámez Padrón recomienda: Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles [2014]; Tattoo you, de The Rolling Stones [1994], y En vivo en Argentina, de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés [2008]

Soy de gustos herméticos en cuanto a música se refiere, mi predilección

por The Beatles, The Rolling Stones y la producción musical de los años sesenta son parte muy ligada a mis horas de tra-bajo y reposo. Este disco del cuarteto de Liverpool es sin duda una de sus mejores obras y uno de los más influyentes de todos los tiempos. Otro álbum imprescin-dible es Tattoo you, de los Rolling Stones, que pasará a la historia por su comienzo demoledor, “Start Me Up”, considerado el último de los grandes clásicos de la banda. En la música latinoamericana, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés constituyen un referente y un extraordinario acerca-miento al lenguaje poético.

Armando Gámez Padrón_ Dibujante, ilustrador y diseñador, es reconocido especialmente por su amplia trayectoria como caricaturista, por la que ha recibido diversos reconocimientos y participado en exposiciones colectivas. Colabora en varias publicaciones, entre ellas la revista El Chamuco y los Hijos del Averno, donde comparte espacio con Rius, El Fisgón, Hernández, Helguera y Patricio. Recientemente publicó su libro Lejos de la línea (2013), en el que con sentido crítico y satírico, aborda diversos temas sociales y de la política nacional.

Raúl Azuara recomienda: The wall, de Pink Floyd [2012]; Hotel California, de The Eagles [1990], y México azul, de Magos Herrera [2011]

The wall es una obra maestra. Más allá de la dificultad inherente a la propia

creación de un álbum conceptual no sólo es brillante, sino irreverente (hablamos de 1979), pues logra magistralmente a través de cada uno de los temas una dura crítica a la sociedad norteamericana. Musicalmente hablando me parece un álbum impecable, es uno de los más finos del rock progresivo. “Hotel California” se convirtió rápidamente en una de las mejores canciones de rock de todos los tiempos. Es una propuesta inteligente, que trata un tema que puede significar distin-tas cosas para quien lo escucha, es decir, puede tener más de una interpretación. La música es una perfecta combinación de rock con el country americano y rhythm and blues; eso sin mencionar la magistral interpretación del solo de guitarra. Y Ma-gos Herrera es simplemente maravillosa: su voz enamora.Raúl Azuara_ Actor y artista clown, es integrante de la agrupación Tropa S.O.S., con la que se ha presentado en diversos espacios culturales y participado en importantes festivales de la especialidad en México, Colombia, Argentina y España, entre ellos el Congreso Mundial de Payamédicos de Buenos Aires, el Festival de Pantomima, Circo y Clown y la Semana Mundial del Circo, en México. Asimismo, se desempeña como conferencista y tallerista en México y el extranjero.

Cutberto Díaz Avelino recomienda: Las cuatro estaciones, de Antonio Vivaldi [2011]; Greatest hits, de Björk [2003], y …All this time, de Sting [2001]

La música en particular, es la primera manifestación de la comunicación

realizada con algo más que el cuerpo; es parte de todo tipo de culturas y podría decir que es algo muy cercano a la divinidad, porque el ser humano se sublima cuando la escucha. Vivaldi sublima con Las cuatro estaciones, hace imaginar y soñar; es una música mágica que trasciende el estigma de lo “clásico”, porque ya es popular y reconocible. La cantautora y multiinstrumentista islandesa Björk es una de las artistas más originales de la actualidad. Su música, en la que imprime grandes variantes rítmicas, es un descubrimiento constante que merece escucharse con atención. Este álbum de Sting te puede acompañar en todo momento: contiene canciones para los distintos estados de ánimo, desde rolas tristes o para reflexionar hasta otras que animan el espíritu.Cutberto Díaz Avelino_ Licenciado en Periodismo y maestro en Docencia universitaria, cuenta con una amplia y reconocida trayectoria en el medio radiofónico, donde se ha desempeñado como productor en diversas estaciones de Núcleo Radio Mil. Asimismo, es investigador y docente de la Academia de Lenguaje y Pensamiento de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y es autor, entre otras obras, de Mediación para la autonomía: construyendo comunidades de aprendizaje.

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Videocámara con la más alta calidad de imagen

La nueva 4KFDR-AX100 de Sony cuenta con tecnología Wi-Fi yNFC, que

permiten la transferencia inalámbrica de clips de video y fotos desde la videocámara a un smartphone o tablet. También incluye un sensor CMOS Exmor R tipo 1.0 retro-iluminado de gran tamaño, que captura imágenes de 3840 × 2160 píxeles con cuatro veces más de detalle que el formato Full HD. Incluye un filtro de densidad neutra integrado, un amplio juego de controles de audio y una pantalla LCD de 3.5 pulgadas, entre otras funcionalidades, como My Voice Canceling, que anula las voces que suenan detrás de la cámara, incluida la del camarógrafo.

Zapatillas con tacón intercambiable

La firma española Mossto, ha combinado la tecnología y el estilo en una colección de zapatillas que tiene la

peculiaridad de poder cambiar el alto de sus tacones de una forma rápida y sencilla sin alterar la estética natural del calza-do, gracias a un sistema de imanes de nueva generación y al diseño de una horma flexible que se adaptada a la morfología del pie y a las presiones plantares en las distintas posiciones. Con dos tipos de tacones y alturas: cuadrados y redondos, de ocho y cuatro centímetros, la colección dispone de diversos modelos y materiales, en los que se puede intercambiar el

tacón en una amplia gama de colores y con adornos como cristales de swarovski, que pueden transformar un zapato común en uno de fiesta.

Smartphone con servicios de seguridad

Motorola lanzó en México su nuevo modelo Moto E que cuenta, entre sus principales

características, con una pantalla de alta resolución de 4.3 pulgadas Corning Gorilla Glass con protección impermeable contra salpicaduras, batería de 1980 mAh de larga duración, sistema operativo Android 4.4.2, Kitkat, la versión más reciente de la plataforma móvil y como atractivo adicional, cubiertas posteriores intercambiables de distintos colores. Asimismo, este modelo cuenta con tres nuevos servicios que brindan mayor seguridad a los usuarios: Location Status, Meet Me/Follw Me y Emergency Mode, los cuales proporcionan la localización del dispositivo y la posibilidad de realizar una llamada de emergencia a los contactos asignados previamente.

Dispositivos e instrumentos que facilitan la vida

El desarrollo tecnológico cobra su mayor sentido cuando nos facilita la vida sin que ello quiera decir que nos propicie la pereza.

Lector de alta velocidad de archivos digitales

El lector Professional Dual Slot de Lexar, es una herramienta de gran utilidad especialmente para los profesionales de la fotografía y el video, ya que ofrece

una gran velocidad en la transferencia de archivos digitales, de hasta 500 MB por segundo, que sumado a la tecnología Super Speed USB 3.0, logra un rendimiento óptimo de alta aceleración. Con esto, los archivos digitales, no importando el tama-ño, pasarán de la tarjeta a la computadora en sólo unos cuantos minutos. Asimismo, la doble ranura permite la lectura simultánea de memorias de última generación como UDMA Compact Flash, así como SD-XC y SD-USG-I, y también se pueden transferir datos de una tarjeta a otra. Este dispositivo cuenta además con un tamaño compacto, lo que facilita su portabilidad y protección.

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