de la ética

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Hilando fino… De la ética discursiva, a una práctica sin principio alguno B. Marianela Vidaurre Reyes Una considerable cantidad de personas son renuentes a mezclar o en su caso relacionar ética con economía, ética y política o la ética con el derecho; en cada caso con razones fundadas de orden científico y práctico, mismas que han sido cuestionadas contemporáneamente. La distancia que se buscado marcar entre lo ético y lo jurídico emerge de una concepción simple vinculada a que las normas éticas no se encuentran sujetas al orden jurídico positivo, eso puede ser cierto para las escuelas más conservadoras del Derecho. No obstante de lo anterior, la Constitución Política del Estado establece en su artículo 8.I. que Bolivia asume y promueve como principios ético – morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble). Cuando se advierte un comportamiento contrario a la ética, en la mayoría de los casos lo primero que se atina a explicar es la motivación del “interés propio” que no asimila que “nuestras vidas transcurren en situación de dependencia mutua, y nos debemos algo los unos a los otros, que se ubica más allá de aquello que nos aporta beneficio personal a largo plazo” como señalara el Premio Nobel Amartya Sem. Esta falta de entendimiento ha promovido acciones tan cuestionadas por la sociedad como los escándalos del Fondo Indígena, fiestas en las que autoridades del Órgano Electoral no debieron participar, servidores públicos que cobran dineros ajenos, directivos o ejecutivos que contratan a personas o empresas con antecedentes negativos en desmedro del patrimonio societario. Nuestra realidad cotidiana desafortunadamente devela que no se trata solamente de los políticos, directivos, gerentes o representantes los que privilegian el

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Columna de opinión publicada en el Potosí

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Hilando finoDe la tica discursiva, a una prctica sin principio algunoB. Marianela Vidaurre ReyesUna considerable cantidad de personas son renuentes a mezclar o en su caso relacionar tica con economa, tica y poltica o la tica con el derecho; en cada caso con razones fundadas de orden cientfico y prctico, mismas que han sido cuestionadas contemporneamente. La distancia que se buscado marcar entre lo tico y lo jurdico emerge de una concepcin simple vinculada a que las normas ticas no se encuentran sujetas al orden jurdico positivo, eso puede ser cierto para las escuelas ms conservadoras del Derecho. No obstante de lo anterior, la Constitucin Poltica del Estado establece en su artculo 8.I. que Bolivia asume y promueve como principios tico morales de la sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrn), suma qamaa (vivir bien), andereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj an (camino o vida noble).Cuando se advierte un comportamiento contrario a la tica, en la mayora de los casos lo primero que se atina a explicar es la motivacin del inters propio que no asimila que nuestras vidas transcurren en situacin de dependencia mutua, y nos debemos algo los unos a los otros, que se ubica ms all de aquello que nos aporta beneficio personal a largo plazo como sealara el Premio Nobel Amartya Sem. Esta falta de entendimiento ha promovido acciones tan cuestionadas por la sociedad como los escndalos del Fondo Indgena, fiestas en las que autoridades del rgano Electoral no debieron participar, servidores pblicos que cobran dineros ajenos, directivos o ejecutivos que contratan a personas o empresas con antecedentes negativos en desmedro del patrimonio societario. Nuestra realidad cotidiana desafortunadamente devela que no se trata solamente de los polticos, directivos, gerentes o representantes los que privilegian el inters propio, aprovechando de su condicin para sacar una ventaja solo para s, ms bien se trata de actitudes que hemos ido internalizando los bolivianos y bolivianas, cuando procuramos ganar un salario sin cumplir con nuestro trabajo, cuando aprovechando de nuestra condicin de dirigentes utilizamos a las organizaciones sociales para recaudar unos pesos dems u obtener otro tipo de beneficio. Tpicamente, cuando un hecho reido por la tica, la moral y hasta las buenas costumbres es protagonizado por adolescentes y jvenes, nos aprontamos a cuestionar el comportamiento de ellos sin comprender que la educacin que transversalmente pretende formar personas con un alto nivel de tica y valores (constitucionalmente reconocidos) no puede impactar en la persona por medio del mero discurso, porque su internalizacin corresponde al ejemplo que vean en sus padres, maestros, docentes, polticos, autoridades, dirigentes y representantes (muchos protagonistas de escndalos, que nunca afrontan ninguna consecuencia).*Abogada