de la erótica problematicidad de la escritura de la filosofía

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DE LA ERÓTICA PROBLEMATICIDAD DE LA ESCRITURA DE LA FILOSOFÍA. MIGUEL M. ROMERA (UAM) En este artículo voy a exponer ciertas ideas vinculadas a la experiencia de la escritura como escritura filosófica de la filosofía, quiero decir, lo que “hace” la escritura en tanto que posee constitutivamente un origen ocurrencial. La escritura como un “hacer” del trazo. La escritura perturba órdenes y establece otros nuevos debido a su naturaleza metafórica. Noé Jitrik, en su libro Los grados de la escritura, señala que la escritura “es lo “otro” por excelencia, no sólo porque cambia lo que refiere, hasta el pensamiento mismo de lo que quiere ser referido, sino porque siendo parte de lo que se sabe de la lengua se aparta de lo que sería su esencia, el signo mismo, e inaugura en cada instancia del trazo una alteración en el orden de lo real.” La escritura como una fijación de conceptos, por medio de trazos significantes en juegos de oposiciones diferenciales, que expresa una heterogeneidad desplazada y desplazante de repeticiones de diferencias. Su consistencia ontológica es la de la insistencia de la alteridad, una otredad irreductible no agotable ni disponible. La escritura “hace” simultáneamente a que “deshace”, en un ritmo infinito de identificaciones y desidentificaciones, en un sobrevuelo imperceptible de su materialidad lingüística. La escritura como aquel “río subterráneo” que

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De La Erótica Problematicidad de La Escritura de La Filosofía

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DE LA ERTICA PROBLEMATICIDAD DE LA ESCRITURA DE LA FILOSOFA.MIGUEL M. ROMERA (UAM)En este artculo voy a exponer ciertas ideas vinculadas a la experiencia de la escritura como escritura filosfica de la filosofa, quiero decir, lo que hace la escritura en tanto que posee constitutivamente un origen ocurrencial.La escritura como un hacer del trazo. La escritura perturba rdenes y establece otros nuevos debido a su naturaleza metafrica. No Jitrik, en su libro Los grados de la escritura, seala que la escritura es lo otro por excelencia, no slo porque cambia lo que refiere, hasta el pensamiento mismo de lo que quiere ser referido, sino porque siendo parte de lo que se sabe de la lengua se aparta de lo que sera su esencia, el signo mismo, e inaugura en cada instancia del trazo una alteracin en el orden de lo real. La escritura como una fijacin de conceptos, por medio de trazos significantes en juegos de oposiciones diferenciales, que expresa una heterogeneidad desplazada y desplazante de repeticiones de diferencias. Su consistencia ontolgica es la de la insistencia de la alteridad, una otredad irreductible no agotable ni disponible.La escritura hace simultneamente a que deshace, en un ritmo infinito de identificaciones y desidentificaciones, en un sobrevuelo imperceptible de su materialidad lingstica. La escritura como aquel ro subterrneo que trans-curre por debajo de lo que ocurre en apariencia, es decir, la siempre diferida y postpuesta, en un estructural siempre por-venir, clausura del sentido de la escritura de la filosofa como filosofa.La escritura como una comunidad o un ser en comn, como propiciadora de una indefinida, en el espacio, en el tiempo y entre subjetividades, experiencia de la alteridad constituyente. Como tal, la escritura conlleva entre otros rasgos la iterabilidad y la posibilidad de ausencia de emisor, receptor y de referencia. Una retirada en el lenguaje, hacia lo ms originario del lenguaje, que es lo sin origen, como diffrance. Una nueva perspectiva ontolgica de la experiencia poltica del trastorno/retorno del sujeto atravesado por la temporalidad eksttica, por (la escritura del) instante, acontecida siempre ya, y en todo caso, como mismidad siempre diferente. Juego infinito de la finitud y de la contingencia, retorno en cuanto retornar mismo como diferencia indisponible que decide y selecciona, de la diseminacin que no quiere decir nada sino que funciona, como dice Deleuze Guattari. El vaivn de pliegues, repliegues y despliegues, como campo de batalla de una ontologa del minimun (y sin embargo potente) ser = cero. Escritura como expresin intensiva de desplazamientos en un spatium diferencial, heterogneo y annimo. Mrgenes de la historia y de la poltica, como condiciones de (im)posibilidad constituyente, donde sentido, sujeto, objeto, identidad y verdad son siempre en cada caso, en todo caso, algo producido, un resultado de un proceso especfico de produccin de sentido, de subjetivacin, de objetivacin, de identificacin y de verificacin, respectivamente. La escritura (de la filosofa) desplaza (excentrndola) a la propia filosofa respecto de un supuesto e hipottico centro fundador y donador de sentido ltimo y total, produciendo una constante destitucin, desconstruccin, que da lugar a un discurso fragmentario y abierto, imposible de clausurar en una sntesis final trascendental y atemporal. Efectuacin recurrente de la (auto)crtica, como permanente estado de crisis de identidad. Imposibilidad de la filosofa (en su escritura) en su pretensin tanto autofundamentadora de s misma como de los dems saberes, conocimientos y ciencias.La filosofa, por su escritura, es una negacin concurrente e insistente, siguiendo la crtica desmitificadora de Nietzsche, de aquellos modelos transparentes del pensar adoptando , de este modo, un ejercicio de afirmacin suprema de la contingencia como escritura, un enfoque problematizador entendido de mltiples modos, a saber, como desconstruccin interna (Derrida), como modelo de crtica encurvada sobre s misma o crtica de la crtica (Nietzsche, Adorno), como proceso de radical desmitificacin (Deleuze) o como destruccin de la historia de la ontologa (Heidegger). La escritura de la filosofa da que pensar aquello impensado en la totalidad del pensar metafsico occidental, tal y como muestra Heidegger, como aquella potencia de la diferencia ontolgica para producir realidad, frente a las esencias estticas sustanciales identitarias, las cuales nunca son lo originario sino lo pro-ducido y derivado.Si la impoltica es el vaciamiento del espacio poltico de cualquier sustancia y la constatacin del hecho de su finitud radical, mutatis mutandi, el pensamiento de la diferencia de la escritura de la filosofa produce estos mismos efectos desconstructivos en el campo ontolgico, donde el ser es ya pura diferencia libre y liberada de las constricciones de la re-presentacin, no mediatizada ya por la contradiccin dialctica (Hegel) ni por la cons-truccin o re-conocimiento por medio de una conciencia o subjetividad trascendental (Kant, Husserl). La escritura de la filosofa, en estas imposibilidades que arrastra y conlleva. Da lugar a una concepcin de la propia filosofa en contra de toda posicin dogmtica, fundamentadora o, incluso, violenta, como seala Gianni Vattimo. La escritura desvela el carcter crtico (tanto en el sentido de establecer un criterio contingente como en el de su estado de crisis, disputa) de la filosofa, en tanto que nos habla de una sustraccin, de una prdida, de algo constitutivamente irrecuperable ya desde el principio, no sometido ya a la metafsica de la presencia. La escritura, como communitas, une no por una propiedad cosificada o sustancial sino por una falta. Segn Roberto Esposito, lo comn no estara caracterizado por lo propio, sino por lo impropio, es decir, por lo otro. La escritura da paso a una comunidad filosfica inconfesable, donde los sujetos de tal comunidad estn unidos por un deber que hace que no sean por entero dueos de s mismos, produciendo una expropiacin de su subjetividad: en la escritura y en la comunidad, los sujetos no encuentran un principio de identificacin, sino el vaco, la extraeza que los constituye y, simultneamente, destituye como sujetos. La muerte, lo indisponible como tal, es lo que constituye nuestro fondo comn (Blanchot).Quines somos nosotros mismos en cuanto escritores (de filosofa)? Escribir de verdad no es tanto cuestin de hacerlo bien (que tambin), sino de hacerlo de verdad. Como dice ngel Gabilondo en su excepcional libro Trazos del eros an mejor, habra de reconocerse la ntima relacin entre ambas posiciones, y a travs de este determinado hacer, un arte y ms que un arte, procurar las condiciones de un reencuentro entre verdad, bien y belleza.La escritura de la filosofa jams tiene lugar, slo libera un espacio, lo abierto, la localidad como juego de repeticin de diferencias, campo de batallas y campo de transgresin. Dice de nuevo Gabilondo, el final de la modernidad lo es de una escritura confeccionada slo con miras a la unidad: el final de la filosofa como egologa, que era una egolatra, teo(onto-teo)lgica, pero ello no implica, sin ms, el ingenuo anuncio otra vez oficial de que, con escribir, el sujeto ha muerto en el final. Se tratara, ms bien, de analizar las condiciones en las que es posible que se cumpla la funcin de sujeto, precisar en qu campo el sujeto es sujeto y de qu (del discurso, del deseo, del proceso econmico) No hay, en efecto, sujeto absoluto.La escritura poltica de las subjetividades, en lucha por autodeterminarse por el reconocimiento por y como otro, en el centro del conflicto ontolgico-social, en donde ya no hay sustancias o esencias metafsicas, sino un juego infinito de relaciones (diferenciales) de significantes en el cual ya no cabe, originariamente, un sujeto fuerte, slido, absoluto, autoconstituido por la autorreflexin a travs de la reconciliacin y el reconocimiento, como origen de toda determinacin. Segn Gabilondo, del sujeto sustantivo de la Modernidad, ahora en su final, el protagonismo lo es de toda una serie de conectivas ejemplificadas aqu por la y griega. En la escritura de la filosofa se hace experiencia, en definitiva, de una tarea infinita, de la ausencia de plenitud, la experiencia de la necesidad de lo otro de s, de falta, remitiendo, de nuevo, a un modo in-definido de entender la comunidad, a una eroticidad constituyente que propicia accin (poltica, amorosa, tica, artstica, potica) por medio de las pasiones que las mueven y las promueven. Eros que no pregunta ni responde por la cuestin de un qu (una definicin lgica), sino que se ubica y localiza en el mbito del quin, en la escritura de un relato (relacin entre subjetividades en juego del amor, del pensar, del deseo, del lenguaje, del saber): hombre y mujer como relato, relacin imposible de cumplimentar (no hay relacin sexual dice Lacan), como identidades construidas contingente y frgilmente de y desde la accin de la escritura (que surge del hablar y del leer), donde se echan a perder para ganarse en la temblorosa timidez del quiebre de todas las certezas inamovibles y evidentes por si mismas. La escritura (de la filosofa), en su bsica problematicidad, no es un decir sobre el amor, ni siquiera slo el decir en el que consiste el amor, sino el amor en que consiste el decir el eros del decir (ngel Gabilondo en Trazos del eros).