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DÍAZ Y LA CRISIS LABORAL DE 1906 Rodney D. ANDERSON Universidad del Estado de Florida HAN TRANSCURRIDO casi sesenta años desde que el régimen de Porfirio Díaz fue derrocado por el tremendo levantamien- to social y político de la Revolución Mexicana. Siendo un ancien régime, su imagen histórica es más un legado de re- tórica apasionada de la época revolucionaria que u n análisis desinteresado y erudito. 1 T a l vez era ésta la forma en que tenía que ser, para que la gran Revolución Mexicana pu- diera romper con el pasado y llevar al cabo los cambios que tenían que efectuarse. Hubo quien disculpara al régimen, pero la mayor parte de los que lo hicieron eran tan partidis- tas como sus difamadores. 2 A Díaz y a su gobierno se les ha criticado particularmen- te por haber tratado el problema laboral por la fuerza y la represión. Por ejemplo, la principal obra de Marjorie Clark sobre el movimiento laboral mexicano dice: Se sentía (el gobierno de Díaz) satisfecho de arrestar o exi- lar a los dirigentes de los grupos de obreros, de establecer ley 1 Véase Stanley J. S TEIN, "Latin American Historiography", en Char- les Wagley (ed.) , Social Science Research on Latin America, New York, Columbia University Press, 1964, pp. 95-96; Enrique F LORESCANO y Ale- jandra M ORENO T OSCANO, "Historia económica y social", Historia Mexi- cana, XV:310-78 (octubre, 1965-marzo 1966) , p. 323; Martín Q UIRARTE, "Historia política: siglo XIX", Ibid., pp. 418-19. 2 Por ejemplo, Francisco B ULNES, El Verdadero Díaz y La Revolución. México, 1920; Emilio R ABASA, La Evolución Histórica de México. Mé- xico, Editorial Porrúa, 1920; Agustín A RAGÓN, Porfirio Díaz, Editorial Intercontinental, 1962. Todos eran intelectuales y partidarios de Díaz. 513

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DÍAZ Y LA CRISIS LABORAL DE 1906

Rodney D . ANDERSON

Universidad del Estado de Florida

H A N TRANSCURRIDO casi sesenta años desde que el régimen de P o r f i r i o Díaz fue derrocado por el tremendo levantamien­to social y político de la Revolución Mexicana. Siendo u n ancien régime, su imagen histórica es más u n legado de re­tórica apasionada de la época revo luc ionar ia que u n análisis desinteresado y e r u d i t o . 1 T a l vez era ésta l a forma en que tenía que ser, para que la gran Revolución Mexicana p u ­d i e r a romper con el pasado y l levar a l cabo los cambios que tenían que efectuarse. H u b o q u i e n disculpara al régimen, pero la mayor parte de los que l o h i c i e ron eran tan part id is ­tas como sus difamadores. 2

A Díaz y a su gobierno se les ha crit icado par t i cu larmen­te por haber tratado el prob lema labora l por la fuerza y la represión. Por e jemplo, l a p r i n c i p a l o b r a de M a r j o r i e C l a r k sobre el m o v i m i e n t o labora l mexicano dice:

Se sentía (el gobierno de Díaz) satisfecho de arrestar o exi-lar a los dirigentes de los grupos de obreros, de establecer ley

1 Véase Stanley J . S T E I N , " L a t i n American Historiography", en Char­les Wagley (ed.) , Social Science Research on Latin America, New York, Columbia University Press, 1964, pp. 95-96; Enrique F L O R E S C A N O y Ale­jandra M O R E N O T O S C A N O , "His tor ia económica y social", Historia Mexi­cana, XV:310-78 (octubre, 1965-marzo 1966) , p. 323; Martín Q U I R A R T E ,

" H i s t o r i a política: siglo XIX", Ibid., pp . 418-19. 2 Por ejemplo, Francisco B U L N E S , El Verdadero Díaz y La Revolución.

México, 1920; Emi l i o R A B A S A , La Evolución Histórica de México. Mé­xico, Edi tor ia l Porrúa, 1920; Agustín A R A G Ó N , Porfirio Díaz, Edi tor ia l Intercontinental , 1962. Todos eran intelectuales y partidarios de Díaz.

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marcial cuando había una huelga, deshacer las organizaciones laborales incipientes e imponer su voluntad por la fuerza.3

Sin embargo, la distancia que ha recorr ido México desde l a caída de l anden régime debe ser l o suficientemente gran­de como para p e r m i t i r ver en f o rma i m p a r c i a l a l gobier­n o de P o r f i r i o Díaz y su política obrera. L a f i n a l i d a d de este estudio es, específicamente, analizar la política labora l del régimen de Díaz en respuesta a la creciente i n t r a n q u i l i d a d de j u n i o de 1906 a enero de 1907. L a i n t r a n q u i l i d a d empezó con la huelga de los trabajadores en las minas de cobre en Ca-nanea y llegó a su c l imax con la sangrienta represión en R í o Blanco , el 7 de enero de 1907. Los seis meses transcurr i ­dos entre estos dos sucesos son prácticamente el período más intenso de confl icto labora l en el p o r f i r i a t o y, por tanto , p r o p o r c i o n a n u n excelente panorama sobre la naturaleza de l a respuesta política p o r f i r i a n a a u n prob lema social agra­vado.

L o que resulta de u n examen de estos seis meses es una política bastante d is t inta de la que generalmente se ha i m p u ­tado a l régimen. Díaz trató de que h u b i e r a una conciliación con los trabajadores industriales, más que r e p r i m i r al traba­jador a instancias de los inversionistas extranjeros, como se le ha achacado. A veces, este esfuerzo le condujo a u n choque directo y abierto con los inversionistas extranjeros. 4

3 Mar jor ie R. C L A R K , Organized Labor in México. Chapel H i l l , N.C. University of N o r t h Carolina Press, 1934, p. 14. La mayor parte de las historias oficiales de México, y aun trabajos más especializados, reflejan esta act i tud con sus mases y sus menos. E l más detallado y desapasio­nado narrador de los conflictos laborales de la época porf ir iana es Moisés G O N Z Á L E Z N A V A R R O , El Porfiriato, La vida social. México, Editor ial Her-mes, 1957 (Daniel Cosío V I L L E G A S : Historia moderna de México, vol . I V ) , pp . 275 -343 .

4 A u n el trabajo revisionista de Iturribarría repite el punto de vista de que la política laboral de Díaz era pro-capital , diciendo que para las consideraciones económicas de Díaz los trabajadores no contaban para nada y que " . . . l o s sucesos de Cananea y de Río Blanco vinieron a de­mostrar que el obrero mexicano estaba siendo duramente explotado por

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A través de la mayor parte de los años del régimen de Díaz, el gobierno federal puso escasa atención a los proble­mas de la creciente fuerza de trabajadores de l a i n d u s t r i a . 5

Esta política de no interferencia en problemas laborales fue a f i rmada de manera clara e inequívoca en 1892 por el en­tonces m i n i s t r o de Hacienda, Matías Romero . E n respuesta a la petición de la Confederación Obrera de las Fábricas del V a l l e de México de u n apoyo por parte del gobierno en su conf l ic to con los propietarios de l a fábrica, Matías Romero dictaminó que las leyes prohibían al gobierno i n t e r v e n i r d i ­rectamente en las relaciones obrero-patronales. Las leyes te­nían su or igen, según Matías Romero , en los pr inc ip ios de l i b e r t a d h u m a n a y respeto a l a propiedad. Añadió : " e l t ra ­bajo está sometido, por u n i n e l u d i b l e fenómeno n a t u r a l , a la ley de la oferta y la demanda" . 6

De t iempo en t i empo otros grupos de trabajadores trata­b a n de obtener l a favorable intervención del presidente en sus conflictos con los industriales , pero con escaso éxito. 7 Sin embargo, se sabe que el gobierno federal observaba de cerca dichos conflictos que en forma tan signif icativa invo lucraban los intereses nacionales, 8 pero hasta pr inc ip ios del verano de

empresas y patronos, en muchos casos con el conocimiento y la toleran­cia del régimen". Jorge Fernando I T U R R I B A R R Í A , Porfirio Díaz ante la historia. México, Carlos Villegas García, 1967, p. 238.

s E l informe más amplio sobre estos años lo proporciona G O N Z Á L E Z

N A V A R R O , op. cit., pp . 280-316. e Diario Oficial, diciembre, 1892, anotado en " L a Indust r ia " por

Fernando R O S E N Z W E I G , en Daniel Cosío V I L L E G A S , et. al, El Porfiriato. Vida económica, México, Ed i tor ia l Hermes, 1965 (Cosío Villegas; Histo­ria moderna de México, vol . V I I ) , p. 421.

7 Mat t S. M E I E R , " Indus t r ia l Unrest i n México 1887-1910" (tesis inédita) , México City College, 1949, p. 64 and G O N Z Á L E Z N A V A R R O , op. cit., pp. 288, 303.

s Véase Reyes a Corral , Monterrey, octubre 13, 1905, E l Archivo del General Bernardo Reyes, "Correspondencia del Sr. presidente, 1903-09". Este importante archivo se encuentra en la biblioteca de Alfonso Reyes, México.

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1906 el gobierno federal empezó a actuar en el prob lema labora l .

A l o largo de los t r e in ta y cinco años del gobierno de Díaz, éste t u v o poca o n i n g u n a oposición política. Sin embargo, en 1905, en los Estados Unidos , bajo l a dirección de R i cardo Flores Magón se formó u n p a r t i d o revo luc ionar io de oposi­ción l l amado el Part ido L i b e r a l Mexicano , P L M . 9 A pesar de que el régimen no le prestó m u c h a atención en u n p r i n ­c ipio , p r o n t o se d i o cuenta que el P L M estaba ejerciendo i n ­f luencia entre grupos de trabajadores mexicanos desconten­tos. U n o de los más importantes de esos grupos fue el de los obreros textiles de Orizaba, Veracruz.

E n 1906, debido a su crecimiento i n d u s t r i a l , el cantón de Orizaba, Veracruz, se había colocado entre los centros indus­triales que crecían más rápidamente en la República. A p a r ­te de las numerosas industr ias , tiendas y bancos dentro de la c iudad misma, en poblaciones cercanas, a lo largo del R í o Blanco, había tres de las más importantes fábricas tex­tiles de la República: R í o Blanco, San Lorenzo y Santa Rosa. 1 0 E n la pr imavera de 1906 u n pequeño grupo de tra ­bajadores de la fábrica de R í o Blanco organizó el G r a n Círculo de Obreros L ibres ( G C O L ) , portavoz de las espe­ranzas de los trabajadores texti les mexicanos durante la c r i ­sis que se a p r o x i m a b a . 1 1

9 Es considerable el material sobre el P L M y Ricardo Flores Magón. E l mejor relato sobre el P L M a través de la Revolución de 1910 lo da W a r d S. A L B R O I I I , "Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal : Una Investigación sobre los orígenes de la Revolución Mexicana de 1910", tesis doctoral inédita. Tucson, Universidad de Arizona, 1967.

1 0 Yamada M U T S U O , " T h e Cotton Text i le Industry i n Orizaba: A Study of Mexican Labor and Industrial ization D u r i n g the Díaz Regime", tesis inédita, University of Florida, Gainesville, Florida, 1965, pp. 63-76.

i ! H . P E Ñ A S A M A N I E G O , "Apuntes Históricos de Río Blanco", en El Clarín (Orizaba) , j u l i o 29, 1958, pp . 2-3. Esta serie de artículos fue­ron publicados de j u l i o de 1958 a diciembre de 1960 y contienen i m ­portante información sobre el movimiento obrero de Orizaba en el por-f ir iato .

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Pronto se d ieron cuenta las autoridades locales que el G C O L no sólo era belicoso sino revo luc ionar io . Los pr ime­ros números del órgano o f i c ia l del G C O L , La Revolución Social, contenía artículos que daban abundante luz sobre esto. E l p r i m e r artículo de P o r f i r i o Meneses Córdova t e r m i ­naba con el fuerte desafío: ' 'Si para obtener nuestros sueños clorados, es necesario el holocausto de nuestra v i d a . . . nos sometemos." Aún más directo fue el segundo artículo del pre­sidente de l G C O L , José Neyra, q u i e n hacía responsable de las deplorables condiciones de los trabajadores a " U n Gobier­no Criminal y Corrupto" (itálicas en el o r i g i n a l ) , y termina­ba con el g r i t o de "¡luchar contra la tiranía de l a muerte ! Hemos br incado a la arena, hermanos, . . .para desenmascarar a l cobarde y darle ánimos a l val iente. Los cobardes van a ba­j a r el rostro mientras que el val iente se arrojará a l a lucha en busca de nuestra l i b e r t a d . " 1 2

Acusándolos de sedición, el gobierno arrestó a varios de los funcionarios no m u y importantes del G C O L , pero Ney-ra , Meneses y J u a n Olivares, u n tercer func ionar io , huyeron ele la región y no fueron aprehendidos . 1 3 Como se verá, el efecto sobre el G C O L fue sólo t empora l . E l "año de las huelgas", como lo llamó el l icenciado Moisés González N a ­varro , apenas empezaba.

M i e n t r a s tanto , una huelga de los mineros mexicanos de l a Cananea Consolidated Copper Company, prop iedad de americanos, en Cananea, Sonora, se convirtió en u n baño de sangre, resultando dieciséis mexicanos y cinco americanos muertos . Los detalles de este episodio trágico de la histor ia mexicana son b ien conocidos. 1 4 L o que es i m p o r t a n t e para

12 La Revolución Social, j un io 3 de 1906, como anotado en íbid., agosto 26, 1958, pp . 2-3.

1 3 Ibid., septiembre 2, 1958, pp. 2-3. 1 4 Véase Manuel G O N Z Á L E Z R A M Í R E Z (ed.) , La huelga de Cananea,

t . I I I de Fuentes para la historia de la Revolución. México, Fondo de Cul tura Económica, 1956, o David M . Pletcher, Rails, Mines and Pro-gress: Seven American Promoters in México 1867-1911. Ithaca, Cornell t ln ivers i ty Press, 1958, pp. 219-59.

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nosotros es que el gobierno creía que el P L M había des­empeñado u n papel i m p o r t a n t e instando a los obreros a l a huelga . 1 5

T a n t o l a naturaleza rad ica l del G C O L de Orizaba como l a huelga de Cananea ind i caban al régimen de Díaz que los revolucionarios exil iados t ra taban de crear una alianza con obreros descontentos. L a política labora l que se siguió en los meses posteriores a estos sucesos parece ind icar que como resultado de las complicaciones políticas, Díaz trató los con­flictos laborales de 1906 como u n problema político, y por l o tanto trató de m i n a r los esfuerzos del P L M , buscando u n a solución a las quejas básicas que fueron hechas por varios elementos de l m o v i m i e n t o labora l mexicano.

E n j u n i o de 1906 el general Díaz pidió a Rafael de Za-yas Enríquez que hic iera u n estudio del m o v i m i e n t o "so­cial ista" en México , p r inc ipa lmente entre los trabajadores. Zayas Enríquez era p a r t i d a r i o del presidente y u n a f igura l i t e rar ia de alguna reputación. 1 6 Zayas Enríquez entregó dos informes a Díaz, u n o fechado el 17 de j u l i o y el o t ro el 3 de agosto. E n el p r i m e r o recomendaba que se in i c ia ra una campaña pública para exponer la "falsedad" de las ideas so­cialistas y que Díaz in i c ia ra u n m o v i m i e n t o de "acción prác­t i ca " en problemas laborales, pues "nada es tan fa ta l en la política como la doc t r ina del dejar hacer, porque se le i n ­terpreta como u n a señal de que el gobierno no sabe qué hacer" . 1 7 E n el memorándum del 3 de agosto Zayas i n f o r m a

! 5 E l gobierno interceptó varias cartas de los dirigentes de la huel ­ga, dirigidas a miembros del P L M exiliados en los Estados Unidos. G O N ­

Z Á L E Z R A M Í R E Z , op. cit., pp . 3-19. Apareció una circular durante la huel­ga echando la culpa al régimen de Díaz por los problemas de los obre­ros y pidiendo se le derrocara. Ibid., pp. 19-29. Esteban B. Calderón, uno de los dirigentes de la huelga, no negó tener conexiones con el P L M , pero aseguró después que la huelga en sí era apolítica y negó que los obreros tuvieron algo que ver con la circular. Ibid., pp. 9, 19-20.

Rafael de Z A Y A S E N R Í Q U E Z , Porfirio Díaz, la evolución de su vida, New York, Appleton and Co., 1908 pp. 225; 238. Diccionario Porrúa, México, Edi tor ia l Porrúa, 2? ed., 1964, p. 1752.

17 Ibid., pp . 235-36; 237; 240.

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a Díaz que las quejas de los trabajadores estaban just i f ica­das y, como u n a advertencia profética, que " l a experiencia a c u m u l a d a de l a histor ia nos enseña que cuando nadie se preocupa por el público, el público se preocupa por él mis­m o ; y . . . deja de ser u n río que va por su cauce n a t u r a l y se vuelve u n a creciente, u n a inundac ión" . 1 8

N o se puede saber cuál fue l a in f luenc ia de Zayas Enrí-quez en la política labora l de Díaz, pero el hecho de que e l presidente le haya dado la comisión de su estudio en p r i m e r lugar indica el eslabón que existía, según el modo de pensar de Díaz, entre el t raba jo y el revo luc ionar io P L M .

E L P R I M E R PASO E N L A P O L Í T I C A L A B O R A L del gobierno fue u n esfuerzo por combat ir la propaganda revoluc ionar ia entre los trabajadores. E n j u l i o de 1906 el cónsul general de los Estados U n i d o s en México informó a W a s h i n g t o n que los pe­riódicos " con subsidio" habían sido instruidos por el go­b i e r n o para publ i car artículos y editoriales que an imaran a los obreros a seguir los pasos de la v i d a decente y m o r a l y evitar l a violencia. E l Imparcial, conocido portavoz del régi­m e n de Díaz, encabezó la campaña, sacando a l a luz más de cuarenta artículos y editoriales sobre problemas de tra ­ba jo , desde j u l i o hasta n o v i e m b r e . 1 9 V a r i a b a n los temas, pero los puntos que más se tocaban decían que no había u n con­f l i c t o básico entre trabajadores y capitalistas de México, que los conflictos eran generalmente arti f ic iales, creados por agi­tadores para sus propósitos y que el que u t i l i z a la violencia, ante el la sucumbe. Sin embargo, ocasionalmente E l Impar­cial sugirió que los capitalistas, po r su p r o p i o b ien, debían m e j o r a r las condiciones de sus trabajadores. Por e jemplo, u n

is Ibid., p. 234. Zayas Enríquez terminó con Díaz debido a la p u b l i ­cación de su l ibro . Véanse cartas entre Zayas E. y el General Reyes, A G B R , "Correspondencia del Sr. Presidente, 1903-09".

1 9 E l cónsul general de Estados Unidos al secretario de Estado, Mé­xico, j u l i o 20 de 1906, U.S. Nat ional Archives, archivos del U.S. Depart­ment of State, R.G.59. Véase El Imparcial, de j u l i o a noviembre de 1906. Muchos de ellos eran artículos de primera plana.

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artículo e d i t o r i a l hablaba de que los propietar ios dis fruta­rían de mayores ganancias si aumentaban l a p r o d u c t i v i d a d y los jornales de los trabajadores. 2 0

M i e n t r a s tanto , el G C O L se había reorganizado bajo la más moderada dirección de José Morales, u n capataz de l a fá­br ica de R í o Blanco. Morales obtuvo reconocimiento o f i c ia l de l gobierno del Estado, a cambio de u n a promesa de M o ­rales de que su organización obedecería las leyes y no se metería en política. Morales cumplió su palabra . Cuando se supo que el presidente del G C O L en la fábrica de Santa Rosa, Samuel A . Ramírez, tenía relaciones con el P L M , M o ­rales l o obl igó a r e n u n c i a r . 2 1

Díaz m i s m o aprobó indirectamente el reconocimiento del G C O L , pero advirtió a l gobernador de l Estado, T e o d o r o A . Dehesa, que "s i la sociedad de la cual me ha hablado no obedece las leyes, será responsabil idad de usted" . L a adver­tencia n o cayó en saco ro to . A Rafael Valdez, presidente de la G C O L en la fábrica " C e r r i t o s " en Orizaba, se le encon­tró u n a carta en la que se hablaba de él, proveniente de l P L M y fue sentenciado a prisión en San J u a n de Ulúa . 2 2

U n a vez reconocida of ic ialmente, la G C O L empezó a ex­pandirse. Adquir ió afi l iados en muchas de las principales fábricas algodoneras del centro de México . Además, envió peticiones y quejas a l a gerencia y a los gobiernos local y es­ta ta l , y numerosas cartas a los editores de los periódicos de l a c iudad de México. E n general, m a n t u v o l a presión sobre las empresas y sobre el gob ierno . 2 3

20 Por ejemplo, véase El Imparcial, septiembre 21 , 26 , 1906, agosto 1, 13, 1906. Ibid., agosto 2 2 , 1906, p. 1.

21 Periódico Oficial del Estado de Veracruz, N ? 114, septiembre 2 2 , 1906. Una aprobación in formal fue dada evidentemente antes. Véase Teodoro A . Dehesa a Carlos Herrera, Jalapa, sin fecha, anotado en Peña Samaniego, op. cit., octubre 7, 1958, pp . 2 -3 . Ibid., noviembre 4, 1958, pp. 2 -3 .

22 Dehesa a Herrera, Jalapa, sin fecha, anotado en P E Ñ A S A M A N I E G O ,

op. cit., octubre 7 de 1958, p. 2, Ibid., noviembre 11, 1958, p. 2 . 23 G O N Z Á L E Z N A V A R R O , op. cit., p. 331 ; P E Ñ A S A M A N I E G O , op. cit., oc-

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U n a de las cartas enviadas a l amistoso semanario de l a c i u d a d de México, E l Paladín, a tra jo inmediatamente la ac­c ión o f i c ia l . E n u n a carta abierta, los trabajadores de l a fá­b r i c a Santa Rosa se habían quejado de ser maltratados por los rurales apostados ahí. Poco t i empo después el jefe de los rura les de ese sitio fue sustituido por u n func ionar io que se entrevistó con los dirigentes del G C O L y les indicó que cua lqu ier f u t u r o abuso se le comunicara directamente a él. Esta ac t i tud y el cambio de personal fueron recibidos con entusiasmo por parte de los trabajadores. 2 4 Evidentemente R a m ó n Corra l , m i n i s t r o de Gobernación, ordenó el cambio . 2 5

E n agosto, Justo Sierra, secretario del M i n i s t e r i o de E d u ­cación y probablemente el más respetado inte lectual del por-f i r i a t o , d io a conocer u n a i m p o r t a n t e declaración sobre la política labora l . L lab lando ante el congreso de los trabaja­dores del tabaco en la c iudad de México , Sierra afirmó o f i ­c ia lmente que el derecho de organizarse y de i r a l a huelga sería respetado por el gob ierno . 2 6

Teóricamente, los artículos I V y V de la Constitución de 1857 podían ser interpretados como una garantía a l de-

tubre 7, 1958, p. 3 y octubre 21 , 1958, pp . 2-3. Ibid., septiembre 20, 1958, p. 2. Para cartas al editor véase El Paladín, j u l i o 16, 1906 y agosto 23, 1906, p. 2.

24 El Paladín, j u l i o 16, 1906, p. 2 agosto 2, 1906, p. 2; P E Ñ A S A M A -

N I E G O , op. cit., octubre 21, 28, 1958. Por varios años estuvieron en varias fábricas textiles pequeños contingentes de rurales con el objeto de pre­venir violencias. Por ejemplo, en 1904 había 5 rurales del 9? Cuerpo en E l León en Puebla y 10 en una fábrica grande de Río Blanco. Archivo General de la Nación, Ramo de Gobernación, Archivo del Cuerpo Rura l , legajo 824.

25 Obreros de Santa Rosa a Ramón Corral , Necoxtla, 29 de octubre de 1906, A G N , Ramo de Gobernación, legajo 817. (De aquí en adelante citado como legajo 817.)

26 El Impar cial, agosto 8, 1906, p. 1. E l mes anterior el presidente Díaz había afirmado en forma privada en u n telegrama al General Reyes, el derecho de huelga, con respecto a la huelga del Ferrocarril Central . AGBR, Díaz a Reyes, 30 j u l i o 1906, "Correspondencia del Sr. Presidente, 1903-09".

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recho de huelga. Est ipulaban la l i b e r t a d de l trabajo por con­t r a t o y prohibían el "sacrif icio irrevocable ' ' de la l i b e r t a d de cualquier hombre en relación con su ocupación. Sin em­bargo, en muchas ocasiones se habían disuelto huelgas no violentas y pacíficos mov imientos de trabajadores, con base en el "artículo 925" del código penal mexicano, que p r o h i ­bía las "asociaciones ilícitas". 2 7 También en 1903 los r u r a ­les federales in terpre taron u n a amenaza de huelga como si fuera u n a amenaza de v io lencia y arrestaron a varios traba­jadores antes de que la huelga se efectuara. 2 8

Como quiera, garantizar públicamente tanto el derecho de organizarse como el derecho de huelga era u n i m p o r t a n t e paso en la colocación de u n a base legal para los m o v i m i e n ­tos laborales mexicanos. Sin embargo, Sierra continuó d i ­ciendo que el gobierno protegería a l derecho de trabajar de aquellos trabajadores que así l o desearan y no toleraría v io ­lencia o sedición.

E l presidente mismo ratificó l a siguiente semana, en ma­nif iesto público, el derecho de huelga. E n una entrevista sol ic itada por representantes de l a Unión de Mecánicos M e x i ­canos de l Ferrocarr i l Cent ra l , que se encontraba en huelga, Díaz afirmó su derecho de huelga y prometió que haría l o posible por obtener para los trabajadores lo que fuera justo y les correspondiera. También indicó que el bienestar f u n ­damenta l de los trabajadores dependía de u n capital que p r o d u j e r a y que el gobierno estaba resuelto, sin apartarse de sus facultades, "a dar estas garantías a l c a p i t a l " . 2 9

27 G O N Z Á L E Z N A V A R R O , op. cit., p. 298 y R O S E N S W E I G , op. cit., p. 419.

E l código fue dado para el Dis tr i to Federal, pero fue adoptado por varios estados.

28 Comandante del 4? cuerpo r u r a l a l inspector general, 16 de mar­zo 1903, Metepec. A G N , Ramo de Gobernación, Archivo del Cuerpo R u r a l , legajo 700.

29 El Diario del Hogar, agosto 14, 1906, p. 2. En su discurso al con­greso a mediados de septiembre de 1906, Díaz públicamente reafirmó tanto el derecho de asociarse como el derecho de huelga. El Imparcial, septiembre 17, 1906, p. 1.

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C R I S I S L A B O R A L D E 1906 523

Poco después, R a m ó n C o r r a l prometió a los trabajado­res que quedaría a su disposición por si tenían algún m o t i ­vo de queja en l o f u t u r o . Además, C o r r a l o b t u v o la pro ­mesa por parte de los ferrocarriles de que a cada trabajador se le pagaría sin tomar en cuenta la nac i ona l idad . 3 0 E l p r i n ­c ipa l asunto en esta huelga con duración de tres semanas, que había causado el paro del Ferrocarr i l Centra l , había sido el pago mayor que recibían los americanos en trabajos iguales a los hechos por los mexicanos.

Como resultado de l a entrevista, los trabajadores estu­v i e r o n de acuerdo en regresar al trabajo , dando a Díaz su p r i m e r a i m p o r t a n t e v i c to r ia en el campo de las relaciones laborales. Sus esfuerzos en el arreglo de l a huelga rec ib ieron considerables elogios por parte de la prensa. 3 1 Pero l a ver­dadera prueba en su política labora l no había llegado.

E l otoño de 1906 t r a j o consigo u n fuerte aumento en la i n t r a n q u i l i d a d obrera. E l número de huelgas industriales aumentó de diez, efectuadas en los tres meses anteriores, a diecisiete, de septiembre a noviembre. Doce, efectuadas en la volátil i n d u s t r i a t e x t i l . Casi no pasaba u n a semana sin que hub iera u n a huelga en los centros texti les de Orizaba o de Pueb la . 3 2

También durante este período el P L M se puso en con­t r a del régimen de P o r f i r i o Díaz. E n j u l i o y agosto c ircula­b a n rumores en México y los Estados U n i d o s de que los t ra ­bajadores mexicanos, j u n t o con el P L M , i b a n a efectuar u n levantamiento a n t i extran jero y a n t i gubernamenta l en el aniversario de l G r i t o de Dolores . 3 3 A pesar de que esta fecha

so ibid., El País, agosto 14, 1906, p. 2. 31 Por ejemplo, véase La Semana Mercantil, agosto 20, 1906, pp.

401-02. 32 Sobre las huelgas y conflictos salieron informes en los principales

diarios de la ciudad de México. 33 La embajada americana en la ciudad de México siguió de cerca

esos rumores. Véase U.S. Nat ional Archives, Cónsul General al Subsecre­tario de Estado, j u l i o 20, 1906, México, U.S. Department of State records, r g 59 e ibid., agosto 28, 1906.

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pasó s in incidente , se efectuaron revueltas armadas a fines de septiembre y pr inc ip ios de octubre en los estados de Coa-h u i l a y Veracruz . 3 4 Los obreros industriales no t o m a r o n par­te en n i n g u n o de estos encuentros, pero el gobierno no des­cartaba l a pos ib i l idad de que l o h i c ieran en el f u t u r o . A José Neyra , ex presidente del G C O L , se le encontró una carta en l a que pedía a sus compañeros en Orizaba que se u n i e r a n a l P L M para u n levantamiento . "Más vale, escribía Neyra , ex­poner l a v ida combatiendo por nuestro me joramiento efec­t i v o , que adorar estúpidamente u n a paz que sólo nos ofrece miserias y esclavitud." 3 5

Dado el aumento de los conflictos laborales y l a pos ib i ­l i d a d de u n a alianza o b r e r o - P L M , el gobierno federal con­centró sus esfuerzos en resolver algunas de las pr incipales quejas del elemento más revoltoso de l a hora, del obrero t e x t i l . Muchas de las quejas se referían a los estatutos y los sistemas internos de las fábricas. E l presidente Díaz, en co­laboración con el gobernador Dehesa de Veracruz, empren­d ió la tarea de sugerir a los propietar ios revisiones específicas de las regulaciones y sistemas agraviantes. E n sus recomen­daciones se refirió a mul tas , a lo jamiento en la compañía, almacén, j o r n a d a y t r a t a m i e n t o médico. Pero los i n d u s t r i a ­les no estaban dispuestos a aceptar las sugerencias del go­b ierno y tanto éstos como otros asuntos no habían sido so­lucionados cuando sobrevino la crisis l a b o r a l . 3 6

E l G C O L recibió con agrado el aumento de atención por

34 Otros miembros del P L M fueron arrestados por autoridades me­xicanas o americanas mientras planeaban atacar Agua Prieta, Nogales y Ciudad Juárez. E l Archivo Central de Relaciones, Ramo de Ricardo Flo­res Magón, etc. L-E-918 a 954, contiene los documentos relativos a esto y otras muchas actividades de los liberales.

35 José Neyra a Gilberto Torres, E l Paso, Texas, octubre 8, 1906, dado en Corral al juez de distr i to del Estado de Chihuahua, México, 24 de octubre de 1906. A G N , Ramo de Gobernación, "Asuntos diversos ma-gonistas y revolucionarios, 1907-08", legajo 12.

36 María Elena So D I D E P A L L A R E S , Teodoro A. Dehesa, una época y un hombre. México, Ed i tor ia l Citlaltépetl, 1959, pp . 132-48. Este l ibro contiene una gran cantidad de material tomado directamente del archi-

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C R I S I S L A B O R A L D E 1906 525

par te del régimen. E n j u l i o el G C G L publicó en E l Paladín u n a carta abierta p id iendo la intervención de l gobierno para resolver sus problemas. E n varias ocasiones buscó l a ayuda d e l gobernador Dehesa, de Ramón C o r r a l y de Díaz mismo. E n octubre E l Imparcial r e p r o d u j o u n texto de los obreros de Orizaba donde daban las gracias a Díaz por su a c t i t u d en u n a "reciente cuestión de t r a b a j o " , y pedían su apoyo, res­peto y confianza para el presidente y para Dehesa. 3 7

Para el P L M no pasaba inadver t ida l a i m p o r t a n c i a de la buena v o l u n t a d en aumento por parte de los trabajadores texti les para aceptar y aun buscar l a intervención del régi­m e n . J u a n A . Olivares, ex func ionar io del G C G L que había h u i d o de l país en j u n i o , j u n t o con Neyra y Meneses, escri­b i ó a u n amigo en Orizaba lamentando el hecho de que el G C O L "Sigue en su pretensión de acogerse a las autoridades para m e j o r a r l a situación de nuestros c o m p a ñ e r o s . . y c r i ­t icaba a su amigo por simpatizar "con l a intervención de las autoridades en las manifestaciones de los obreros" . 3 8 O l i va -

vo de la famil ia Dehesa. Este material no se puede uti l izar. Sin embargo, es posible que las memorias de Dehesa, que tienen fama de ser muy extensas, puedan ser publicadas por el Lic . Leonardo Pasquel, editor de las series históricas "Colección Suma Veracruzana". Véase referencia a las memorias en Mátalos en caliente. México, Editor ia l Citlaltépetl, 1965, p. X V I I . Debe hacerse notar que Ramón Corral estuvo en con­tacto tanto con obreros como con industriales en la misma época. Sin embargo, no se sabe de los documentos que se tuvieron cuál era su pa­pel . A G N , legajo 817.

37 El Paladín, j u l i o 16, 1906 y agosto 5, 1906; obreros de Santa Rosa a Ramón Corral , 29 de octubre de 1906. A G N , legajo 817 y S O D I D E P A ­

L L A R E S , op. cit., p. 133; El Impar cial, octubre 30, 1906, p. 1. 38 Juan A . Olivares a Rafael Rósete, E l Paso, Texas, septiembre 2,

1906, dado en Corral para el juez de distr ito del Estado de Chihuahua, México, 24 de octubre de 1906. A G N , Ramo de Gobernación, "Asuntos diversos magonistas y revolucionarios, 1907-1908", legajo 12. Olivares re­gresó a México en 1908 en una misión clandestina para ganar el P L M a sus antiguos compañeros en Orizaba. Se descubrieron sus propósitos y no le fue posible lograr su objetivo. Cónsul en Tucson, Arizona, al secretario de Relaciones Exteriores, noviembre 23, 1908, Archivo Central de Relaciones Exteriores, Ramo de Flores Magón, etc., L-E.944.

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526 RODNEY D. ANDERSON

res sabía que si el gobierno tenía éxito en apaciguar a los obreros por medio de la reforma, no se sentirían atraídos por l a revolución.

Los ESFUERZOS D E L GOBIERNO para efectuar la re forma, care­cían de la rapidez necesaria para evitar el choque entre obre­ros y capitalistas, como ocurrió a pr inc ip ios de dic iembre. E n l o que E l País l lamó " l a más grande huelga hasta hoy en la Repúbl ica" , el G C O L de Puebla llamó a u n a huelga general a todas las fábricas textiles en Puebla y T l a x c a l a . T r e i n t a fábricas h i c i e ron paro y cerca de 7 000 obreros no t r a b a j a r o n . 3 9

L o que llevó a l a huelga fueron las nuevas regulaciones fabriles redactadas por las asociaciones de propietar ios de telares de Puebla. E l G C O L aprovechó esta o p o r t u n i d a d para hacer u n a contrapropuesta que incluía l a mayor parte de los conflictos entre los obreros textiles y sus jefes (bajos salarios, largas jornadas, multas , etc.) . 4 0

E l gobierno no hizo n i n g u n a declaración inmed ia ta so­bre la huelga. Sin embargo, E l Imparcial comentó favorable­mente l a proposición de los trabajadores, dic iendo que era "sufic ientemente razonable en todos sus p u n t o s " . 4 1 V i n i e n d o de E l Imparcial, t a l declaración parecía ref le jar la opinión gubernamenta l .

T r a s el rechazo de u n a oferta del arzobispo de Puebla, doctor R a m ó n I b a r r a y González, para mediar en el con­f l i c to , el G C O L envió u n telegrama al presidente Díaz p i ­diéndole sirviera como juez. L a petición fue enviada el 14 de dic iembre. Los obreros rec ib ieron u n a contestación el día 16 p i d i e n d o más detalles. Poco después, el 20 de d ic iem­bre el G C O L de Puebla escribió nuevamente a Díaz, refor-

39 El Pais, diciembre 5 de 1906. El Tiempo, diciembre 7 de 1906. 40 E l reglamento completo del artículo 2 6 está en Fernando R O D A R T E ,

7 de enero de 1907, México, A . del Bosque, 1940, pp . 10-16. 4 1 El Imparcial, diciembre 8, 1906.

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C R I S I S L A B O R A L D E 1906 527

zando su deseo de que él fuera a r b i t r o . A f i r m a b a n esta vez que también hablaban a nombre de los propietar ios . 4 2

L a respuesta del presidente llegó a l día siguiente. E n una carta leída en una j u n t a de los industr iales y de los funcio­nar ios del G C O L , Díaz pidió a las dos partes que f i r m a r a n u n acuerdo para a r b i t r a r y sugirió que cada grupo cambiara su proposición o r i g i n a l si así l o deseaban. L a carta t e r m i ­n a b a con la anotación de que el público deseaba que el asun­to concluyera . 4 3

Sin embargo, causó gran sorpresa la negativa de los i n ­dustriales a aceptar el a rb i t ra j e de Díaz. N o sólo se rechazó el o f rec imiento del presidente; los representantes de las p r i n ­cipales f i rmas textiles del país se pusieron de acuerdo para cerrar sus fábricas.

M o s t r a n d o u n gran candor, los propietar ios expl icaron su drástica acción diciendo que eso había sido necesario p a r a prevenir que los trabajadores de otras fábricas apoya­r a n con d inero a los huelguistas de Puebla-Tlaxcala . T a m ­bién a d m i t i e r o n públicamente l a necesidad de i m p e d i r la hue lga y evitar "que en lo f u t u r o t u v i e r a n más dif icultades provenientes de los t raba jadores" . 4 4 E l resultado fue que el p a r o cerró noventa y tres fábricas y dejó a cerca de 30 000 obreros sin t r a b a j o . 4 5

A u n q u e el régimen no hizo n i n g u n a declaración o f i c ia l , l a reacción del semioficial E l Imparcial fue de conmoción e i n c r e d u l i d a d . Su encabezado decía "Cerca de 100 000 perso­nas se encuentran desamparadas." L a p r i m e r a plana conte­nía críticas contra los propietar ios . Por e jemplo : " L a si­tuación de los trabajadores n o puede ser peor. Ellos y sus

4 2 La Lucha Obrera, diciembre 16, 1906 en A G N , legajo 817. Este periódico era el órgano oficial del GCOL de Puebla. P E Ñ A S A M A N I E G O ,

op. ext., febrero 17, 1959. Los representantes de los obreros de Tlaxcala y Puebla al general don Porf ir io Díaz, 20 de diciembre de 1906, en A G N , legajo 817.

4 3 El Tiempo, diciembre 23, 1906. 4 4 El Imparcial, diciembre 30, 1906. 4 5 Ibid.

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fami l ias carecen [aun] de p a n . " Y, ' l o s industr iales perde­rán grandes sumas de d inero ; sus mercancías sufrirán me­noscabo en el mercado europeo. Pero no l u c h a n por l o que es indispensable para mantener l a v i d a . " E l e d i t o r i a l del artículo t e rminaba diciendo que no era necesario re curr i r a medios t a n violentos como el paro para resolver el pro­b l ema l a b o r a l . 4 6

E l pape l que desempeñó el gobierno en el cierre no está claro. Poco después de l a caída del régimen de Díaz en 1911, u n per iodista aseguró que el gobernador Dehesa de Vera-cruz había dicho que el secretario de Hac ienda en la época de Díaz, José Y. L i m a n t o u r , había convencido a Díaz de apoyar e l paro. E n u n intercambio de correspondencia con L i m a n t o u r , Dehesa negó haber embro l lado a L i m a n t o u r en esto ( culpando a l periódico por l a falsedad) , pero retiteró su afirmación de que el gobierno había i n s t r u i d o a los pro­pietarios de las fábricas en el sentido de cerrar sus negocios. 4 7

N o existen documentos que prueben o desmientan esta afirmación, pero el hecho de que Díaz conspirara con los industr ia les en contra de los trabajadores contradice su em­peño en negociar. 4 8 L u i s Ara iza apoya la afirmación de Dehesa, sosteniendo que L i m a n t o u r tenía que ver en varias f i rmas texti les. H a y pruebas en la U n i v e r s i d a d de Texas de que esto es verdad, pero l o que tenía i n v e r t i d o en textiles era u n a mínima parte de su f o r t u n a que pasaba del millón de pesos. Para ser justo , debe u n o también mencionar que

46 El Impar cial, diciembre 26, 1906. 47 El Diario del Hogar, j u n i o 18, 1911. Este cargo lo repitió recien­

temente Luis A R A I Z A en su enorme estudio sobre el movimiento obrero mexicano, Historia del movimiento obrero mexicano, México, Editor ial Cuauhtémoc, 1965, p . 105. Dehesa a L imantour , Jalapa, j u l i o 30 , 1911 en Som D E P A L L A R E S , op. cit., p. 200 .

4 8 Es posible que el gobierno haya sabido de antemano acerca del paro. E l legajo 817 contiene una copia de u n acuerdo suscrito el 19 de diciembre por varias firmas textiles para cerrar sus fábricas. La infor­mación acerca de cuándo recibió Gobernación este documento no está indicada.

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L i m a n t o u r sugirió en u n discurso a l Congreso que los i n ­dustriales deberían preocuparse por los problemas de los trabajadores (hablando de los motoristas) y, par t i cu larmen­te, recomendó el aumento de salarios debido al alza en los precios. 4 9

A f i n de cuentas los industr iales t u v i e r o n que aceptar el a r b i t r a j e de Díaz. Reconsideraron su a c t i t u d debido a l a división entre ellos mismos, l a tenacidad de los obreros h u e l ­guistas y posiblemente la presión presidencial. E l 31 de d i ­c iembre, nueve días después del comienzo del paro, los i n ­dustriales anunc iaron que estaban de acuerdo en aceptar el a r b i t r a j e ofrecido por el presidente . 5 0

D u r a n t e los siguientes días, los representantes de los t r a ­bajadores y los industr iales t u v i e r o n juntas con Díaz y t a m ­bién entre ellos para t ra tar los términos del laudo . Así, en l a mañana del 4 de enero, exactamente u n mes después del p r i n c i p i o de l a huelga, los dos grupos se reun ieron nueva­m e n t e en la o f i c ina de l presidente. Díaz leyó el laudo per­sonalmente. De acuerdo con E l Tiempo, la delegación del G C O L no podía contener su alegría y emoción y d i e r o n a l presidente las gracias de todo corazón, así como a R a m ó n C o r r a l . 5 1

E l laudo consistía en nueve artículos. E l artículo I esti­p u l a b a la fecha de la reapertura de las fábricas, 7 de enero. E l artículo I I era el único que tocaba directamente los sa-

49 "Cuenta de Ganancias y Pérdidas" en José 1. Limantour, Corres­pondencia 1848-1911. MSS en L a t i n American Collection of the Univer-sity of Texas L ibrary , folder 87-A. El País, diciembre 13, 1906. Este autor no encontró otra afirmación pública por parte de L imantour durante la crisis obrera, acerca de este asunto.

so Véase El País durante este período en lo referente a la posición del propietario.

s i El Tiempo, enero 5, 1907. Parece que Corral desempeñó u n papel importante en la redacción del laudo. E l legajo 817 de Gobernación contiene cuatro proyectos del laudo, el pr imero escrito a mano en el papel personal de Corral y posiblemente por el mismo Corral . Véase también El País, enero 1 de 1907 y enero 6 de 1907 para comentarios sobre el papel de Corral en la crisis obrera.

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lar ios . Exigía salarios uni formes para trabajadores de la m i s m a área geográfica y la implantación de u n sistema de bonif icación o sobresueldo. Se hizo específicamente debido a las quejas de los trabajadores en el sentido de que los sa­lar ios por el mismo traba jo var iaban mucho de fábrica en fábrica en el estado de Pueb la . 5 2

E l artículo I I I no satisfizo a los trabajadores. Se les pe­día tener u n cuaderno en donde el adminis trador de la fá­br i ca anotaría su "conducta, labor ios idad y eficiencia". T a l vez los propietarios insist ieron en esta t rad i c i ona l " l i s ta ne­g r a " , a cambio de las concesiones que habían hecho.

E l artículo I V contenía cinco cláusulas, cada u n a de las cuales trataba sobre u n i m p o r t a n t e m o t i v o de queja. L a cláusula 1 estipulaba que todas las mul tas irían a u n fondo para v iudas y huérfanos de los trabajadores. Esto represen­taba u n a transacción para los trabajadores que habían soli­c i tado l a completa eliminación de m u l t a s . 5 3 L a cláusula 2, obv iamente la mayor v i c to r ia para los trabajadores, e l imina ­ba descuentos de los salarios por concepto de cuota médica, fiesta religiosa u otra causa. Esto era u n o de los asuntos que el G C O L d i j o que tendría que ser resuelto . 5 4 También esti­p u l a b a que cada fábrica debería emplear a u n médico para el t r a t a m i e n t o de los trabajadores. Estos asuntos se habían alegado cont inuamente desde los pr imeros días de 1906. 5 5

L a cláusula 3 hacía responsables a los trabajadores por las herramientas rotas o destruidas por negligencia, no por el uso. E l hacer a los trabajadores reponer herramientas o par­tes destruidas por el uso, se había vue l to costumbre. 5 6 L a

52 El Diario del Hogar, diciembre 2 8 de 1906. 53 E l problema de las multas era u n asunto que había causado con­

siderables conflictos y el cual, indicaron los representantes del GCOL, tenía que ser resuelto. El Diario del Hogar, ibid.

5 4 Ibid. 55 Por ejemplo, véase El Paladín, febrero 15, 1906 sobre descuentos

médicos. Ibid., agosto 26 , 1906 por descuentos religiosos. 5 6 Véase El Imparcial, septiembre 8, 1906 y artículo 7 del reglamen­

to obrero, R O D A R T E , op. cit., p. 12 . Éste era también uno de los asuntos

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cláusula 4 otorgaba a los trabajadores l a l i b e r t a d de rec ib i r en sus casas a q u i e n ellos quis ieran, sujetos a las leyes c iv i ­les. U n a de las causas de la huelga de Puebla había sido el m u y i m p o p u l a r reglamento de que la administración de la fábrica tenía que aprobar a los huéspedes en los a lo jamien­tos de la compañía. F ina lmente , l a cláusula 5 otorgaba a los obreros seis días para desocupar sus casas, contando des­de el día en que rec ib ieran su paga. E l proced imiento a se­g u i r había sido forzar a l obrero a desocupar su casa el día m i s m o en que eran l iquidados .

E l artículo V establecía u n período de 15 días de "en­f r i a m i e n t o " entre l a f o r m a l presentación de una que ja y el día en que los trabajadores podían i r a l a huelga si no se atendía su queja . E l artículo V I establecía que los propie ­tarios deberían mejorar las escuelas presentes y establecer nuevas en donde se necesitara. L a educación de los h i jos de los trabajadores era asunto poco frecuente y había sido t ra ­tado por el presidente de l G C O L de Puebla, Mendoza, en los últimos días del p a r o . 5 7 E l artículo V I I prohibía traba­j a r a los niños menores de siete años de edad y establecía que a los niños que t raba jaran en las fábricas se les p e r m i ­t iera asistir a l a escuela. E l artículo 14 de l a proposición de los trabajadores de Puebla había solicitado que niños me­nores de 14 años no t raba jaran en las fábricas. 5 8

E l artículo V I I I autorizaba a l jefe político de cada m u ­n i c i p i o el escoger personas que supervisaran la publicación de periódicos y diarios obreros para prevenir l a publicación de l o que el l audo l lamaba "doctr inas inconvenientes" . Esto era u n esfuerzo del gobierno, obviamente, para prevenir que c irculara entre los trabajadores propaganda contra el go­b ierno .

E l artículo I X contenía la disposición de que los traba ja ­

que el GCOL di jo que "tenía" que resolverse. El Diario del Hogar,

loe. cit. 57 El Tiempo, enero 5, 1907. 58 R O D A R T E , loe. cit.

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dores estaban de acuerdo de no hacer huelgas fuera de las disposiciones de l artículo V ; en otras palabras, e l i m i n a r las huelgas no autorizadas por el sindicato obrero.

E l único asunto p r i n c i p a l no tratado en el laudo fue el de l a t ienda de la compañía. N o sólo los precios de estas tiendas eran muchas veces más altos que en otros estableci­mientos a l menudeo, sino que muchas veces parte de l sala­r i o del obrero era pagado en letras amortizables sólo con u n descuento en la t ienda. Este amargo asunto se mencio­naba específicamente en el artículo 18 de la proposición de los trabajadores de Pueb la . 5 9

Algunos doctos sostenían que el laudo no otorgaba ven­tajas a los trabajadores. Barrera Fuentes, por e jemplo, a f i r ­m a que el laudo era u n "documento que constituyó l a más absoluta protección a los intereses de los industriales y u n escarnio a las justas peticiones de los trabajadores" . 6 0 Eze-q u i e l Montes arguye que el laudo sólo contiene simples pro ­mesas. 6 1

Sin embargo, u n examen cuidadoso del laudo ind i ca que el documento trató de aplacar a los trabajadores sin mayor menoscabo para los industriales . N o era una solución pers­picaz d igna de u n h o m b r e de estado, pero sí representaba claramente l o que Díaz había estado buscando desde p r i n ­cipios de verano, u n arreglo que aceptaran ambas partes.

Poco después de l paro, Carlos Herrera , jefe político de Orizaba, comunicó a l gobernador Dehesa que si l a situación se pro longaba mucho , podría bro tar la violencia entre los obreros. 6 2 E l paro duró casi dos semanas más y a pesar de

59 Ibicl, p. 13. 60 Florencio B A R R E R A F U E N T E S , Historia de la revolución mexicana:

la etapa precursora, México, Talleres Gráficos de la Nación, 1955 ( B i ­blioteca del Inst i tuto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 1 ) , p . 218.

ei Ezequiel M O N T E S R O D R Í G U E Z , La huelga de Rio Blanco, Río Blan­co, Ver., Sindicato de Trabajadores en General de la Compañía Indus­t r ia l de Orizaba, 1965, p . 77.

62 Herrera a Dehesa, Orizaba, diciembre 25, 1906 en Seminario His-

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q u e el laudo terminó f ina lmente con la crisis, la frustración y l a amargura que el paro causó entre los obreros cobró su prec io de destrucción y muerte . E n la mañana del 7 de ene­r o u n inc idente ocurr ido entre los obreros que se prepara­b a n a entrar en la fábrica de R í o Blanco descargó la vio­l enc ia que H e r r e r a temía. Los obreros apedrearon la fábrica y p r e n d i e r o n fuego a las tiendas de la compañía en R ío B l a n c o y pueblos cercanos.

N o es necesario volver a contar los trágicos sucesos de R í o B lanco . 6 3 L o que nos interesa es l a respuesta del go­b i e r n o . Cuando Díaz recibió la no t i c ia de que se había des­plegado la violencia entre los trabajadores de R ío Blanco, o rdenó a l general Rosal ino Martínez, subsecretario de Gue­r r a , t omar dos compañías de tropas federales y restaurar el o r d e n . L o acompañaba el coronel Francisco Ruiz , a qu ien se le había ordenado sust i tu ir a H e r r e r a . 6 4

A pesar de la fa l ta de ce r t idumbre sobre el número de trabajadores matados o ejecutados y algún debate sobre la persona inmediatamente responsable de las ejecuciones, no hay duda de que hubo obreros muertos durante los distur­bios y por lo menos cinco fueron además ejecutados después q u e se había restaurado el o r d e n . 6 5 Es más, casi es i n d u d a ­b le que la responsabil idad f u n d a m e n t a l racae sobre el presi­dente de l a República. R a m ó n P r i d a sostuvo que Díaz había

tórico de la Universidad Veracruzana, "Gobernación", C-65. Este depó­sito está situado en las oficinas del Ins t i tuto Histórico de la Universidad Veracruzana, Jalapa, Veracruz y contiene u n considerable número de resúmenes de documentos del Archivo General del Gobierno de Vera-cruz durante este período.

es véase Moisés G O N Z Á L E Z N A V A R R O , " L a huelga de Río Blanco", en Historia Mexicana, VI:510-33, abr i l - jun io , 1957 y Ezequiel M O N T E S R O ­

D R Í G U E Z , op. cit.

6 4 El Tiempo, enero 9, 17, 1907. 65 El Tiempo, enero 13 de 1907, informó acerca de las ejecuciones.

Sobre el número probable de trabajadores muertos y tomados prisio­neros véase Rodney D. A N D E R S O N , " T h e Mexican Text i le Labor Movement, 1906-1907: A n analysis of a Labor Crisis". Tesis doctoral inédita. Wash­ington , D.C., American University, 1968, pp . 235-36; 239-40; 246-51.

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dado orden verbal a l coronel R u i z de ejecutar a los d i r igen ­tes de l a v io lencia . A u n sin la información de Pr ida , es d i ­fícil creer que u n o f i c ia l se h u b i e r a atrevido a hacer l o que hizo sin u n a orden directa de Díaz. 6 6

A l juzgar la contestación que d io el régimen de Díaz al prob lema labora l , uno tiene que emprender la difícil tarea de colocar los sucesos trágicos de R í o Blanco dentro de l con­texto de l a política labora l p o r f i r i a n a . Y a l hacer esto es difícil no l legar a l a conclusión de que el derramamiento de sangre en R í o Blanco fue u n error en l a política labora l de l presidente. Díaz decidió ejecutar a los líderes de la v io ­lencia y a l hacerlo manchó su buena v o l u n t a d para resolver los conflictos de trabajo .

Como se sabe, en la h is tor ia de México la huelga de R í o Blanco es u n p u n t o decisivo en las relaciones laborales del régimen de Díaz, y los sucesos posteriores a l a era de R í o Blanco pertenecen a o t ra h istor ia . Sin embargo, t a l vez deba hacerse n o t a r que algunas indicaciones sugieren que el ré­g imen trató de hacer c u m p l i r el laudo a l a brevedad posi­ble. E n u n a carta enviada a C o r r a l , con fecha 9 de enero de 1907, Barroso Ar ias i n f o r m a b a a l vicepresidente que los industr ia les ya habían sido in formados de l deseo del presi­dente de que las reformas se i n i c i a r a n dentro de u n plazo de 15 días. Es evidente que Barros Ar ias fungía como agen­te entre el gobierno y los industr ia les . 6 7

L O S E S F U E R Z O S D E D Í A Z P A R A R E S O L V E R E L P R O B L E M A L A B O R A L

signif icaban u n a i m p o r t a n t e desviación de l concepto, expre­se Ramón PRIDA, " L O S sucesos de Río Blanco en enero del año de

1907", en Suplemento del boletín de la sociedad mexicana de geografía

y estadística, 1935, pp . 94-97. Según el relato de Prida, el general Mar ­

tínez rehusó ser el responsable de la orden y por lo tanto Díaz hizo

responsable a Ruiz. Esta historia fue relatada a Prida por Martínez en

presencia de Rosendo Pineda, mentor político de Martínez e importante

científico. 67 Luis Barroso Arias a Corral , México, enero 9, 1907. A G N , legajo

817. Véanse otras cartas en el mismo legajo.

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sado por Matías Romero , de que " e l trabajo está sometido p o r u n i n e l u d i b l e fenómeno n a t u r a l , a la ley de l a oferta y l a d e m a n d a " . 6 8

E n lugar de encomendar l a estabil idad política de su régimen a l a " m a n o i n v i s i b l e " de la teoría económica de l laissez faire, el caud i l l o reaccionó a l a crisis buscando u n a solución política práctica. Sus esfuerzos fueron puramente pragmáticos y personales, ineficaces en u n país moderno e i n d u s t r i a l , pero más f lexibles de como se dice. También debe u n o notar que u n a política u n i d a a l a inmed ia ta amenaza política no h u b i e r a sido u n a respuesta adecuada a l prob lema l a b o r a l a la larga. L o que se necesitaba era u n p l a n g l oba l de re forma con el objeto de afrontar los problemas de los obreros industr iales en general y no solamente los de los t ra ­bajadores texti les que tenían más sensibil idad política. N o se h a n encontrado pruebas de que Díaz estuviera interesado en u n a m p l i o programa de acción. Allí estuvo realmente l a f a l l a de la política l a b o r a l p o r f i r i a n a , el ocuparse sólo de resolver el aspecto más v i r u l e n t o de l problema. Por su fa l ta de sensibil idad, el régimen de Díaz estaba m a l dotado para sobrevivir a u n rápido cambio en México y su muerte era nada más cuestión de t i empo .

P o r f i r i o Díaz fue u n o de los últimos grandes caudil los de l siglo XIX que trató de solucionar u n o de los más difíciles problemas sociales de l siglo x x . Por o tra parte, era de espe­rarse que de no dar con la solución adecuada recurr iera a l v ie jo sistema de represión por l a fuerza y a las ejecuciones "e jemplares" .

es Anotado en Fernando R O S E N Z W E I G , op. cit., véase también i n t r o ­ducción de Daniel Cosío Villegas a González Navarro, op. cit., p. X X I V .