david rock, argentina 1516-1987, cap 6

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David Rock, Argentina 1516-1987 D esde la colonización española hasta Alfonsín 6 .- De la oligarquía al populismo, 1930-1946 El cambio de gobierno de 1930 fue una restauración conservadora y, para algunos, «oligárquica». Conducidos por el ejército, los revoluciona rios se adueñaron del poder cuando el apoyo popular de los radicales se derrumbó después de la depresión. Durante toda la década de 1930-40, llamada «la década infame», los conservadores amañaron repetidamente las elecciones para mantenerse en el poder. Pero también iniciaron una reforma sustancial, que los ayudó a abrirse camino con éxito en medio de la depresión. El verdadero producto interior bruto, que había caído en un 14 por 100 entre 1929 y 1932, se recuperó rápidamente: en 1939 fue casi un 15 por 100 mayor que en 1929, y el 33 por 100 superior al de 1932. Pese a sus éxitos, la restauración conservadora duró un lapso más bre ve que el período anterior de dominación radical. Después de 1939, nue vas fuerzas políticas tomaron forma, fuerzas que los conservadores fue ron incapaces de controlar y que finalmente los barrieron. En junio de 1943, también ellos fueron derrocados por un golpe de estado militar. Du rante los regímenes de facto de los generales Ramírez y Farrell, en los dos años y medio siguientes, se puede afirmar que se produjeron más cam bios políticos y de mayor alcance que cualquiera de los ocurridos desde comienzos de la década de 1860-70. Su resultado fue la elección de Juan Perón para la presidencia en febrero de 1946. Respaldados por un nuevo movimiento cuya base la constituían los sindicatos y la clase obrera urba na, los peronistas, lanzados al poder, esgrimieron un programa de refor ma social radical y de industrialización. Este período fue modelado, primero, por la Gran Depresión y, lue go, por la Segunda Guerra Mundial. La primera dio origen a un grado mucho mayor de intervención del gobierno en 1a economía. Entre sus di versas consecuencias se contaron el rápido crecimiento y diversificación de la industria y un importante cambio social. Pero la guerra provocó una prolongada crisis en las relaciones de Argentina con Estados Unidos. De estas condiciones —un Estado cada vez más activo, la expansión de la in dustria y problemas internacionales de tiempo de guerra— surgió el mo vimiento «nació nal- populista» de Perón. 1. La restauración conservadora Entre la Ley Sáenz Peña de 1912 y el golpe militar de 1930, el mejor modo de describir la política argentina es como un ejercicio del poder in formal compartido entre las élites tradicionales y las clases medias urba nas. Aunque esta relación estuvo sometida a una serie de tensiones y te nía la apariencia de un conflicto perenne más que de un compromiso, fun cionó

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De la oligarquía al populismo

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330Davic! Rock

David Rock, Argentina 1516-1987 Desde la colonizacin espaola hasta Alfonsn6 .- De la oligarqua al populismo, 1930-1946

El cambio de gobierno de 1930 fue una restauracin conservadora y, para algunos, oligrquica. Conducidos por el ejrcito, los revolucionarios se aduearon del poder cuando el apoyo popular de los radicales se derrumb despus de la depresin. Durante toda la dcada de 1930-40, llamada la dcada infame, los conservadores amaaron repetidamente las elecciones para mantenerse en el poder. Pero tambin iniciaron una reforma sustancial, que los ayud a abrirse camino con xito en medio de la depresin. El verdadero producto interior bruto, que haba cado en un 14 por 100 entre 1929 y 1932, se recuper rpidamente: en 1939 fue casi un 15 por 100 mayor que en 1929, y el 33 por 100 superior al de 1932.Pese a sus xitos, la restauracin conservadora dur un lapso ms breve que el perodo anterior de dominacin radical. Despus de 1939, nuevas fuerzas polticas tomaron forma, fuerzas que los conservadores fueron incapaces de controlar y que finalmente los barrieron. En junio de 1943, tambin ellos fueron derrocados por un golpe de estado militar. Durante los regmenes de facto de los generales Ramrez y Farrell, en los dos aos y medio siguientes, se puede afirmar que se produjeron ms cambios polticos y de mayor alcance que cualquiera de los ocurridos desde comienzos de la dcada de 1860-70. Su resultado fue la eleccin de Juan Pern para la presidencia en febrero de 1946. Respaldados por un nuevo movimiento cuya base la constituan los sindicatos y la clase obrera urbana, los peronistas, lanzados al poder, esgrimieron un programa de reforma social radical y de industrializacin.Este perodo fue modelado, primero, por la Gran Depresin y, luego, por la Segunda Guerra Mundial. La primera dio origen a un grado mucho mayor de intervencin del gobierno en 1a economa. Entre sus diversas consecuencias se contaron el rpido crecimiento y diversificacin de la industria y un importante cambio social. Pero la guerra provoc una prolongada crisis en las relaciones de Argentina con Estados Unidos. De estas condiciones un Estado cada vez ms activo, la expansin de la industria y problemas internacionales de tiempo de guerra surgi el movimiento naci nal-populista de Pern.

1. La restauracin conservadoraEntre la Ley Senz Pea de 1912 y el golpe militar de 1930, el mejor modo de describir la poltica argentina es como un ejercicio del poder informal compartido entre las lites tradicionales y las clases medias urbanas. Aunque esta relacin estuvo sometida a una serie de tensiones y tena la apariencia de un conflicto perenne ms que de un compromiso, funcion gracias a a expansin de la economa y la falta de disposicin o la incapacidad del gobierno para intentar realizar reformas importantes. Despus de 1916, el estatus de las lites cambi poco, y durante la mayor parte del perodo los radicales tuvieron la generosidad material de satisfacer los intereses de las clases medias. Pero el comienzo de la Gran Depresin, en 1930, enfrent inmediatamente a las lites y las clases medias en una pugna por recursos en rpida disminucin. Cada una de ellas empez a exigir polticas incompatibles en los gastos del gobierno. Las lites queran reducir el sector pblico, principalmente para disponer de fondos que las ayudase a protegerse contra la Depresin. Las clases medias, en cambio, exigan su expansin an mayor para defender el empleo y contener ia cada de los ingresos personales. Atrapado en el medio, el gobierno no satisfizo a ninguna de las partes y se convirti en el blanco de ambas. En 1930, su apoyo popular y su base de partido se derrumbaron; ste fue el preludio de su derrocamientoLa deposicin del gobierno radical el 6 de septiembre de 1930 el primero de los golpes efectuados por el Ejrcito en el siglo XX se llev a cabo con una planificacin notablemente escasa y slo pequeas fuerzas. La mayora de los que marcharon desde la guarnicin de Campo de Mayo para apoderarse de la Casa de Gobierno, la Casa Rosada, eran oficiales subalternos. Completaron su tarea rpidamente, con poco derramamiento de sangre y slo contra una resistencia simblica [footnoteRef:1]. [1: Para una descripcin detallada del golpe, vase Robert A. Potash, The Army and Politics in Argentina, 1928-1945, pp. 38-58; ASberto Cria, Parties and Power in Modern Argentina, pp. 6-11; La crisis de 1930; Flix J. Weil, Argentine Riddle, pp. 38-41; Ysabel Ren- nie, The Argentine Republic, pp. 219-228.]

Los jefes del golpe, aunque unidos por una larga hostilidad hacia Yrigoyen, estaban divididos en dos grupos que diferan fundamentalmente acerca de los objetivos ms amplios de la revolucin. En la extrema derecha haba una faccin nacionalista encabezada por el general Jos F. Uriburu, que fue el presidente del gobierno provisional. Uriburu y sus asociados haban sido destacados adversarios de a poltica laboral de Yrigoyen durante la guerra. Ex dirigentes de la Liga Patritica de 1919, ejemplificaban un nacionalismo que perpetuaba el virulento anticomunismo de la Liga y el culto de los mitos y valores chauvinistas. Durante los aos 20, los nacionalistas se haban vuelto cada vez ms antidemocrticos y antiliberales. Se adheran a la doctrina clerical de la hispanidad, que se haba desarrollado en la Espaa de Primo de Rivera, y en cierta medida tambin estaban influidos por el fascismo italiano.En septiembre de 1930, para imponer una completa ruptura con el pasado inmediato, los nacionalistas estaban dispuestos a suspender o hacer radicales revisiones a la Constitucin de 1853, a suprimir las elecciones y los partidos polticos y a crear un sistema autoritario basado en la representacin corporativa. Los nacionalistas elevaron el poder de Estado a una altura totalmente desconocida en el pasado, excepto quiz bajo Rosas, a a par que defendan un corporativismo ms extremo y completo que cualquiera de sus predecesores de la reciente tradicin conservadora: el Estado ya no mediara simplemente entre los grupos de intereses subsidiarios, mientras los ayudaba en la realizacin de un desarrollo orgnico; ahoralosgrupos de intereses subsistiran por mandato y dictado del Estado [footnoteRef:2]. [2: Cf. Marysa Navarro Gerassi, Los nacionalistas; Carlos Ibarguren, La historia que he vivido, pp. 381-386; Potash, Army and Politics, pp. 43-46.]

Pero aunque tenan el liderato titular, los nacionalistas eran una minora en la coalicin revolucionaria que derroc a Yrigoyen. La voz dominante, como pronto qued claro, ia tenan los conservadores liberales dirigidos porelgeneral Agustn P. Justo, quien haba sido ministro de la guerra bajo Alvear. Los liberales se oponan a todas las medidas extremas; consideraban que su tarea era restaurar la Constitucin, no destruirla, purgando la sociedad de la corrupcin y la demagogia de los yrigoyenistas. A diferencia del grupo de Uriburu, los liberales no queran poner el gobierno por encima del conjunto de la sociedad al estilo cor- porativista o fascista, sino hacerle directamente responsable ante las lites comerciales y terratenientes [footnoteRef:3]. [3: Cf. Potash, Army and Politics, pp. 43-46.]

Poco despus de tomar el poder, Uriburu trat de fortalecerse patrocinando una organizacin paramilitar, la Legin Cvica Argentina. Mientras tanto, Justo intrigaba persistentemente para debilitar al gobierno. Los doce meses que siguieron a la revolucin fueron ensombrecidos por esta lucha secreta por el poder y por las relaciones con los radicales depuestos. La revolucin de septiembre haba sido recibida con entusiastas demostraciones populares en Buenos Aires y otras ciudades; muchedumbres callejeras haban incendiado y saqueado la casa de Yrigoyen. Pero la euforia tuvo corta vida: la crisis se agudiz, y las medidas de emergencia del gobierno provisional empezaron a hacer estragos. La opinin pblica sufri otro vuelco violento, esta vez a favor del rgimen depuesto.Pero Uriburu no comprendi este cambio en el estado de nimo popular. En abril de 1931, intentando organizar un cuasi plebiscito a su favor, permiti una eleccin de prueba en la provincia de Buenos Aires para elegir un nuevo gobernador. Para su consternacin, los radicales obtuvieron la victoria. Tres meses ms tarde, un intento de rebelin prora- dical en Corrientes hizo que el presidente anulase la eleccin de abril, castigando severamente a los militares disidentes, y efectu una redada masiva de simpatizantes radicales. En una desesperada tentativa de recuperar su autoridad sobre los militares, fragu un acuerdo para permitir a los oficiales cancelar sus deudas personales. Pero su reputacin en el Ejrcito se derrumb, y a los pocos meses el rgimen nacionalista se hundi en el desorden. Uriburu no tuvo ms remedio que fijar la fecha para las elecciones presidenciales que ya haba prometido con anterioridad. Estas se realizaron en noviembre de 1931, pero los radicales fueron excluidos por proscripcin y por el arresto o el exilio de sus lderes. Justo, que haba mantenido cuidadosamente sus apoyos militares mientras se ganaba la adhesin delosprincipales grupos de poder, venci en las elecciones. A principios de 1932 Justo asumi la presidencia; algunas semanas despus de abandonar el cargo, Uriburu mora de cncer [footnoteRef:4]. [4: Cf. John W. White, Argentina: the Life Story of a Nation, pp, 148-161; Rennie, Ar- gemine Republic, pp. 225-228.]

Las elecciones de 1931 devolvieron el poder al mismo amplio conjunto de grupos que lo haban controlado antes de 1916: los exportadores de las pampas y los terratenientes menores de las provincias. La restauracin se realiz gracias al respaldo del Ejrcito, la proscripcin de los radicales y una torpe manipulacin electoral. En varias partes del pas, la polica confisc las papeletas electorales de conocidos adeptos de la oposicin. Los seguidores de Justo falsificaron listas de votantes y en algunas jurisdicciones los muertos fueron resucitados en grandes cantidades para que emitieran sus votos. El fraude electoral se convirti en una prctica normal en los aos 30. Una treta comn de la poca era sobornar a votantes para que aceptasen sobres electorales cerrados con papeletas ya marcadas. El votante cmplice introduca luego clandestinamente la papeleta marcada en la cabina de votacin y entregaba la papeleta legtima en blanco como prueba de que haba cumplido su misin. Una de las zonas ms famosas que el fraude electoral era la ciudad de Avellaneda, en las afueras de la capital federal, donde los caudillos polticos manejaban e! juego y la prostitucin. Para mantener el control electoral, cambiaban las urnas electorales, ponan un polica de guardia en las cabinas de votacin y hacan arrestar a miembros de la oposicin el da de las elecciones con falsas acusaciones. En las elecciones de 1938, en Avellaneda, los votos emitidos superaban en nmero a los votantes registrados. Hasta 1935, los radicales sencillamente renunciaron a intervenir en las elecciones, retomando la postura de abstencin que haban adoptado antes de 1912 [footnoteRef:5]. [5: Para las descripciones de las prcticas de fraude electoral, vase Weil, Argentine Ridd- le, p. 67; Antonio J. Cayr, El fraude patritico.]

El apoyo civil a Justo abarcaba una confusa coalicin de partidos conocida desde el principio como la Concordancia. Tres eran sus principales componentes. Primero estaban los viejos conservadores anteriores a1915, que poco despus de las elecciones de 1931 adoptaronelnombre de Partido Demcrata Nacional. Pero pocos de sus miembros eran autnticos demcratas, y considerando su escasa actuacin en muchas partes del pas, nunca fueron totalmente nacionales. En segundo lugar, estaba el Partido Socialista Independiente, un retoo derechista del Partido Socialista original de Juan B. Justo formado en 1927. De este grupo, que representaba a la Concordancia en la ciudad de Buenos Aires, provenan dos de las ms talentosas figuras del rgimen de Justo, Federico Pinedo y Antonio de Tomaso. Finalmente, estaban los radicales antipersonalistas, el ms importante de los tres grupos durante todos los aos 30. De sus filas provenan los dos presidentes electos de la Concordancia, Justo y su sucesor, Roberto M. Ortiz [footnoteRef:6]. [6: Cria, Fardes and Power, pp. 118-123; Weil, Argentine Riddle, pp. 5-6; White, Argentina, pp. 161-162.]

Comparado con Uriburu, cuyo breve mandato haba sido empaado por perodos de persecucin y represin, Justo fue un gobernante mucho ms tolerante y benigno. Fue hostil a las facciones nacionalistas, y logr superarlas repetidamente en el control del Ejrcito, mientras evitaba recurrir a una dictadura abierta. Al ocupar el cargo, Justo levant el estado de sitio que haba sido impuesto desde el golpe. Liber y amnisti a presos polticos, entre ellos a Hiplito Yrigoyen, a quien se permiti pasar los ltimos meses de su vida en el retiro de su casa de Buenos Aires, donde muri en julio de 1933. Justo tambin devolvi sus puestos a profesores universitarios que haban sido destituidos por sus simpatas radicales. Fren tajantemente las actividades de los grupos paramilitares como la Legin Cvica. Al abordar los escasos conflictos laborales durante los primeros aos de a depresin, evit a prctica de Uriburu de recurrir inmediatamente a la polica, y al menos intent lograr la conciliacin. Pero sus actitudes ms ilustradas no consiguieron disipar el creciente nimo de desilusin pblica por el rgimen que sigui al golpe de 1930 y las elecciones de 1931. La ficcin de Justo de que ambos haban sido llevados a cabo en inters de la defensa institucional, la conservacin y la continuidad nunca recibi amplia aceptacin[footnoteRef:7]. [7: Cf. Enrique Daz Araujo, La conspiracin del 43, pp. 143-177; Ciria, Parties and Power, pp. 19-53. La poltica durantelosaos 30 es examinada en Aiain Rouqui, Poder militar y sociedad poltica en la Argentina, 1:230-271.]

Pero duranteelgobierno de Justo no hubo una oposicin efectiva ni organizada que ofreciera autnticas alternativas. El viejo Partido Socialista, debilitado por el cisma de los socialistas independientes y la muerte de Juan B. Justo en 1928, decay en nmero de miembros y de influencia durante los aos 30. Miembros del partido fueron elegidos al Congreso por la ciudad de Buenos Aires, derrotando as las tcticas fraudulentas del gobierno, pero la mayora de sus principales figuras eran reliquias que hacan alarde de las mismas ideas que haban expuesto antes de 1916. Cuando el nuevo orden se consolid bajo el gobierno de Justo, la reaccin incialmente vigorosa de los radicales pronto flaque. El radicalismo funcionaba mejor en tiempos de prosperidad, cuando tena algo que ofrecer al electorado, pero durante la depresin nunca supo qu decir, fuerte de imperativos morales, pero normalmente de contenido dbil, dividido permanentemente en cuestiones de tctica y de estrategia[footnoteRef:8]. [8: Cf. Weil, Argentine Riddle, pp. 4-6; Peter G. Snow, El radicalismo argentino, pp. 83-100; White, Argentina, pp. 123-125.]

En la dcada de 1930-40 la cuestin del petrleo tuvo menos importancia. Uriburu y Justo enterraron la idea de un monopolio estatal del petrleo, pero evitaron agitar el problema manteniendo el status quo, tratando en general de igual modo a la junta directiva del petrleo estatal la YPF y sus competidores extranjeros. Este arreglo permiti triplicar la produccin de petrleo entre 1930 y 1946, y lograr un elevado ndice de crecimiento del 9,8 por 100 en 1927-29 y 1941-1943. A principios de la dcada de los 30, la parte de la YPF del mercado cay a poco ms de un tercio del total, pero cuando las importaciones de petrleo disminuyeron rpidamente durante la Segunda Guerra Mundial, la parte de ia YPF aument nuevamente hasta alcanzar los dos tercios en 1943. Una ley promulgada en 1932 exima de aranceles a los equipos importados por la YPF, pero a cambio se exiga a la YPF que contribuyese con el 10 por 100 de sus beneficios al tesoro pblico. En 1935 un impuesto similar se aplic a las compaas extranjeras. En 1936 Justo resolvi una guerra de precios entre la YPF y sus competidores estableciendo cuotas de mercado [footnoteRef:9]. [9: Sobre el petrleo en los aos 30, vase Arturo Frondizi, Petrleo y poltica, pp. 270-367; Cari Solberg, Oil and Nationalism in Argentina, pp. 157-162; Laura Randall, An Economic History of Argentina in the Twentieth Century, pp. 202-215.]

Los problemas del petrleo dieron a los radicales pocas oportunidades para lanzar una campaa contra el gobierno. A medida que pas el tiempo, los radicales se hicieron ms influyentes en asuntos locales y regionales, bajo lderes como Amadeo Sabbatini en Crdoba, que en la es- fera nacional; en cambio, en Buenos Aires no tuvieron nada que hacer. Entre la muerte de Yrigoyen en 1933 y 1942 fueron liderados, en general sin relieve y sin inspiracin, por el ex presidente Alvear. Habiendo hecho la paz con los yrigoyenistas, o los intransigentes, como ahora se llamaban a s mismos, Alvear dedic la mayor parte de los nueve aos que estuvo dirigiendo el partido a limpiarlo de su reputacin de agitador, para reconstruirlo en su forma prstina como una coalicin entre las lites y las clases medias. En los aos 30 y los 40 pareca haber an menos diferencias sustanciales entre radicales y conservadores que una generacin antes. Como Flix Weil declar en 1944: Los conservadores estn por un progreso moderado y un gobierno honesto, y los radicales por un programa moderado y un gobierno limpio. Ni unos ni otros hablaban en serio. Aun as, los radicales continuaron teniendo una base popular mucho ms fuerte que sus adversarios. Conservaron el apoyo de las clases medias urbanas y rurales, de modo que pudieron ganar las elecciones cuando el gobierno ceda en su uso dei fraude.Al asumir el poder en 1930, el rgimen conservador tubo inmediatamente que hacer frente a la depresin: ua cada del 34 por 100 en las ganancias por exportaciones con respecto al ao anterior, un descenso del 14 por 100 en el conjunto de la produccin entre 1929 y 1932, y el cese de la inmigracin. Entre las consecuencias a largo plazo de la depresin, se cont una sustancial cada en el crecimiento de la poblacin. El ndice de natalidad disminuy (vase el cuadro 16); la proporcin delosnacidos en el extranjero disminuy de un 40 por 100 en 1930 al 26 por 100 en 1947; el incremento neto de poblacin baj de un ndice de ms de 30 por 1.000 antes de 1920 a menos de 25 por 1.000 despus de 1935 [footnoteRef:10]. [10: Cf. Guido di Telia y Manuei Zymelman, Las etapas del desarrollo econmico argentino, pp. 380-420. Sobre la poblacin, vase Zulma Recchini de Lattes y Alfredo E. Lattes, La poblacin de Argentina,]

Las primeras respuestas de los conservadores a la depresin fueron muy ortodoxas. Antes del golpe de estado haban difundido rumores de que los radicales planeaban suspender los pagos de la deuda externa; ahora dieron a esta cuestin una urgente prioridad. Pero de hecho, la tasa mucho menor de inversiones extranjeras en los aos 20, junto con el sustancial crecimiento econmico de posguerra, haban hecho el peso del endeudamiento externo ligero en comparacin con el de 1873 o 1890. Durante los treinta aos pasados, las inversiones extranjeras pblicas haban cado sustancialmente frente a las privadas. Las primeras, que haban constituido las tres cuartas partes del total a fines del siglo XIX, ahora eran inferiores a un cuarto. De un total estimado de inversiones extranjeras de 4.300 millones de pesos oro en 1934, slo 900 millones comprendan emprstitos al gobierno nacional y otras autoridades pblicas. La deuda pblica extranjera tambin haba dejado, en buena medida, de ofrecer garantas en oro y era en su mayora amortizable en papel moneda. Pero el peso se haba depreciado hasta en un 25 por 100 con respecto al oro con el abandono de la convertibilidad bajo Yrigoyen en 1929. Tambin esto mitig la crisis de la deuda externa porque muchas grandes empresas extranjeras, entre ellas las compaas de ferrocarriles, se abstenan de efectuar remesas a la espera de un aumento en los tipos de cambio. Finalmente, desde 1914 una gran parte de ia deuda pblica argentina haba pasado de Londres a Nueva York. Cuando el dlar fue devaluado, en 1933, Argentina empez a repatriar su deuda en los Estados Unidos en trminos favorables. Despus de 1930, los emprstitos norteamericanos de este tipo disminuyeron sustancialmente, de 294 millones en 1931 a 190 millones en 1945; en conjunto, las inversiones extranjeras durante el perodo disminuyeron de un porcentaje estimado enel30 por 100 de las inversiones totales en 1930 a slo el 20 por 100 en 1946 [footnoteRef:11]. [11: Sobre las inversiones extranjeras y la deuda externa, vase Harold J. Peters, The Fo- reign Debt of the Argentine Republic; Vernon L. Phelps, The International Economic Posi- tion of Argentina, pp. 117-118.]

Adems de la deuda externa, el gobierno conservador tuvo que hacer frente a una deuda interna que haba aumentado rpidamente despus del retorno de Yrigoyen en 1928. Uriburu respondi con drsticas reducciones de los gastos pblicos, despidiendo a unos 200.000 empleados del gobierno en Buenos Aires, entre 1930 y 1931. Los gastos del gobierno nacional cayeron de 934 millones de pesos-papel en 1929 a 702 millones en 1934. Bajo el mandato de Justo, el peso fue devaluado en 1933, y los beneficios en oro de esta transaccin fueron usados para financiar la conversin de la deuda. En 1931, la deuda pblica flotante suba a 1.341,9 millones de pesos-papel; en 1934 haba cado 872 millones; y en 1935, despus de las medidas de conversin, se redujo a slo 110 millones [footnoteRef:12]. [12: Cf. Mara Elena Deligiannis, Stela Maris Martnez y Mabel Alea Saiz, Poltica econmica.]

CUADRO 16.Indices de natalidad y mortalidad, 1915-1945 (ndices por 1.000 habitantes)Indice de natalidadIndice de mortalidad

191535,115,5

192031,514,7

1925n.cl.n.d.

193028,712,2

193524,712,5

194024,010,7

194525,210,3

Fuente: Carlos F. Daz Alejandro, Essays in the Economic History of the Argentine Republic (New Haven, 1970). p. 426.La misma actitud decidida gobern las medidas adoptadas para hacer frente al gran dficit en la balanza de pagos provocado por la depresin. La reduccin en los gastos pblicos contribuy a hacer disminuir la demanda de importaciones, al igual que el aumento de los aranceles por Uriburu (vase el cuadro 17). En octubre de 1931, siguiendo el ejemplo de ms o menos una veintena de pases, Argentina introdujo el control de divisas. A mediados de 1932, si bien a expensas de una gran contraccin global del comercio exterior, el dficit de pagos haba sido eliminado. Pero reapareci en 1933, cuandolosprecios de los cereales cayeron a su punto ms bajo en cuarenta aos. El trigo, que se haba vendido a 9,68 pesos-papel los 100 kilos en 1929, cay a 5,28 pesos-papel en 1933, y el maz de 8,11 a 4,00 pesos-papel. Pero en 1934, despus de otra confraccin provocada en las importaciones, la balanza de pagos se recuper. La cada desigual y desproporcionada en los precios de los artculos industrales y los agrcolas durante los primeros aos de la depresin se ilustra por la disminucin relativa de las exportaciones y las importaciones entre 1925-1929 y 1930-1934: las exportaciones cayeron un 6 por 100; las importaciones, el 40%55.

CUADRO 17.Relacin real de intercambio, !926-1932 (937 100)ExportacinVolumenImportacinVolumenExportacinPreciosImportacinFredosRelacin real de intercambio

192684101,292,7118,678,2

1927132108,388,7115,476,9

1928104119,699.7i 02,197,6

1929104125,090,2100,689,7

19307210 9,683,998,485,3

193110075,663.099,763,2

19329257,660,593,264,9

Fuente: Guido Di Telia y Manuel Zymehmm. Las etapas del desenrollo econmico argentino (Buenos Aires. 1967), p, 410.

En 1933, las medidas ortodoxas del gobierno equilibrar el presupuesto, satisfacer y eliminar los dficits comercialesempezaron a ramificarse hacia las reformas y las innovaciones. Una vez que los conservadores empezaron a usar los aranceles para frenar las importaciones, ya no pudieron seguir apelando a los aranceles como fuente principal de rentas. En 1933 Justo reemplaz al primer ministro de finanzas, Alberto Hue- yo, exponente de la ortodoxia, por Federico Pinedo. En noviembre Pinedo impuso una serie de medidas de emergencia para rectificar la disminucin de las rentas causada por la nueva cada del comercio. Entre ellas, figuraba la introduccin de un impuesto sobre la renta, idea discutida por primera vez bajo el mandato de Yrigoyen en 1918, pero frenada durante largo tiempo por los conservadores. Con el advenimiento del impuesto directo, los aranceles contribuyeron en una proporcin menor a las rentas totales. Habiendo constituido el 80 por 100 de las rentas totales durante los aos 20, las rentas del comercio representaban alrededor del 50 por 100 en 1940; en 1946, despus de la interrupcin del comercio durante la guerra, slo eran un 10 por 100. Esto equivala a una revolucin fiscal, que barri un sistema que databa de los tiempos coloniales [footnoteRef:13]. [13: Deljgiannis, Martnez y Saiz, Poltica econmica, p. 47; Weil, Argentine Riddle', p. 142.]

En 1933 Pinedo tambin reform el sistema de control de divisas adoptado dos aos antes. Las primeras regulaciones ordenaban al gobierno comprar divisas extranjeras alosexportadores y luego venderlas en subastas abiertas. La reforma limit el nmero deloscompradores mediante un sistema de permisos, y quienes carecan de permisos estaban obligados a comprar divisas extranjeras en un mercado paralelo a precios frecuentemente un 20 por 100 mayores que la cotizacin del gobierno. Este nuevo sistema permiti al gobierno regular no slo el volumen de las importaciones, sino tambin su contenido y su origen; el sistema se convirti en un elemento importante del comercio bilateral durante los aos 30.La reforma permiti al gobierno obtener sustanciales beneficios de sus transacciones con divisas. Entre 1934 y 1940 esos beneficios llegaron a mil millones de pesos-papel, una suma mayor que el presupuesto de 1936. Algunas de estas rentas fueron empleadas para consolidar la deuda externa, pero la mayora fueron usadas para elaborar un nuevo sistema de mantenimiento de los precios para los productores rurales. Las ayudas fueron administradas por juntas reguladoras que fueron creadas para los cereales, ia carne, el algodn, los vinos, la leche y otros productos. Durante toda la dcada de 1930-40 esas juntas actuaron como sus equivalentes en pases como Brasil y los Estados Unidos, financiando la produccin, comprandolosexcedentes y tratando de asegurar la estabilidad de los precios [footnoteRef:14]. [14: El control de divisas es discutido por Virgil Salera, Exchange Control and the Argentine Market, pp. 96-151; Weil, Argentine Riddle, pp. 136-163; White, Argentina, pp. 207-217, Peiphs, International Economic Position, pp. 65-74; Roger Gravil, State In- tervention in Argentinas Export Trade Between the Wars.]

El instrumento esencial de las reformas de Pinedo fue el Banco Central, creado en 1934. El anterior sistema bancario haca imposible controlar la oferta de dinero y manejar la economa en su conjunto con mtodos tales como comprar o vender ttulos* el redescuento o modificar las necesidades de reserva bancaria. Cuando el patrn oro estaba en vigor, entre 1927 y 1929, la oferta interna de dinero estaba determinada por las reservas de oro, mecanismo que daba origen a un sistema monetario rgido, sin elasticidad, que invariablemente tenda a reforzar, en vez de atenuar, los ciclos comerciales. A principios de los aos treinta, la alternativa tradicional de la inconvertibilidad fue juzgada insatisfactoria porque la depreciacin castigaba duramente alosinversores extranjeros que deseaban repatriar sus ganacias. Pinedo crea que la recuperacin econmica dependa en ltima instancia de renovadas inversiones extranjeras.As, el Banco Central fue creado principalmente como una alternativa al patrn oro que mantendra el peso a una paridad fija y reforzara el atractivo del pas para nuevos inversores extranjeros, evitando los males de ia deflacin automtica cuando las reservas de oro cayeran. El banco tambin recibi facultades para reguiar la oferta de dinero. Sin embargo en 1935, bajo la direccin de Ral Prebisch, su joven e inteligente director general, el banco haba desarrollado funciones casi keynesianas por su capacidad para controlar el crdito y estimular la demanda. El Banco Central recibi poderes para actuar como agente financiero del gobierno, excluyendo de este modo la repeticin de situaciones en las que el gobierno y los bancos privados competan por fondos del Banco de la Nacin [footnoteRef:15]. [15: Randa, Economic History, pp. 57-73; Deligiannis, Martnez y Saiz, Poltica econmica, pp. 31-32.]

Otra caracterstica de la poltica econmica delosaos treinta fue el esfuerzo para proteger la conexin histrica con Gran Bretaa mediante el comercio bilateral. Pero el bilateralismo surgi ms de una necesidad que de una eleccin. Despus de aos de debate, en 1932 Gran Bretaa adopt la Preferencia Imperial, un esquema que recuerda el comercio libre espaol de fines dei siglo XVIU: Gran Bretaa importara todo lo que pudiese de su imperio y, a cambio, tendra un acceso altamente preferencia! a los mercados del imperio. Parece dudoso, sin embargo, que Gran Bretaa tuviese la intencin de aplicar ia idea rgidamente y cesase el comercio con Argentina, pues los lazos comerciales entre los dos pases eran muy vastos y mutuamente beneficiosos. Pero durante algn tiempo los britnicos haban estado inquietos por la competencia norteamericana en el mercado argentino, y estaban dispuestos a usar los problemas comerciales para ayudar a las compaas britnicas en Argentina, compaas cuyas ganancias haban disminuido verticalmente desde 1929. Por ello durante las discusiones sobre la Preferencia Imperial en Ottawa, Gran Bretaa acept las propuestas de Australia y Sudfrica de reducir drsticamente las importaciones de carne argentina. El plan era poner en prctica reducciones mensuales del 5 por 100 durante el primer ao del acuerdo. Las noticias del plan provocaron una inmediata protesta en Buenos Aires, y el gobierno de Justo envi apresuradamente a Londres un equipo de negociadores, encabezados por el vicepresidente, Julio Roca, h. En 1933 las naciones concluyeron un tratado bilateral conocido como el acuerdo Roca-Runciman [footnoteRef:16]. [16: Sobre el Tratado Roca-Runciman, vase Daniel Drosdoff, El gobierno de las vacas, 1933-1956; Rennie, Argentine Republic, pp. 235-248, White, Argentina, pp. 203-213, 342-345; Phelps, International Economic Position, pp. 207-211; Salera, Exchange Control, pp. 69-95, 152-164; Jorge Fodor y Arturo OConneii, La Argentina y la economa atlntica en la primera mitad del siglo XX, pp. 52-65.]

En virtud de este tratado, Gran Bretaa reciba indudablemente los mayores beneficios. Gran Bretaa convino en seguir adquiriendo la misma cantidad de carne argentina que en 1932, al menos hasta que se produjera una grave caida de los precios de ia carne en Gran Bretaa. Tambin se acordaba que los frigorficos de propiedad argentina proporcionaran el 15 por 100 de las exportaciones nacionales de carne a Gran Bretaa, una clusula destinada a acallar las protestas de que los conserveros de carne extranjeros, como a principios de los aos veinte, haban formado consorcio de compradores para mantener bajoslosprecios pagados a los ganaderos. Estas dos eran las nicas concesiones importantes hechas por los britnicos. Solamente se aplicaban a la carne, y simplemente mantenan el comercio ai mismo nivel que en 1932.A cambio, Argentina convena en reducir los aranceles sobre casi 350 artculos britnicos a las tarifas de 1930, y abstenerse de imponer aranceles sobre productos, comoelcarbn, que estaban an en la lista libre de ellos. Argentina tambin se comprometa a dar trato benevolente a las compaas britnicas, que recibiran la prioridad en la distribucin de licencias segn el sistema recientemente reformado de control de divisas. Las remesas de compaas britnicas deferidas por la depreciacin del peso que Gran Bretaa insita en tratar como una forma de emprstito extranjero forzoso se iban a efectuar mediante sustracciones automticas de las ganadas en libras esterlinas de Argentina por sus exportaciones; todos los fondos bloqueados no liberados de este modo seran considerados como un emprstito extranjero que rendira intereses. El trata- do tambin inclua dos concesiones alosferrocarriles britnicos: una exencin de ciertas leyes laborales, como la financiacin de programas de pensiones, y la promesa de trminos de remesa favorables en caso de futuras devaluaciones en Argentina. Finalmente, el tratado dejaba casi todo el comercio entre los dos pases en manos de exportadores britnicos. En resumen, por este tratado Argentina consegua mantener sus exportaciones de carne a los niveles de 1932, pero Gran Bretaa ganaba algo que equivala a un retorno a las condiciones de 1929, y en algunos aspectos a las de la poca anterior a la guerra 2.Despus del Tratado Roca-Runciman, Argentina concluy varios tratados bilaterales con otros pases, de modo que a fines de los aos treinta un 60 por 100 de sus importaciones las adquira mediante el comercio bilateral. Pero en todo momento Estados Unidos rechaz toda compensacin bilateral, nunca dispuesto a abrir sus mercados a la carne y los cereales argentinos. As,en Buenos Aires los importadores de productos norteamericanos se encontraron con un doble obstculo, los nuevos y elevados aranceles impuestos desde 1930 y la necesidad de comprar caras las divisas extranjeras en el mercado paralelo. La discriminacin en el uso del control de divisas haba sido otra importante concesin a los britnicos. Despus de 1933, la cuota de Gran Bretaa en el comercio de importacin aument sustancialmente; a una velocidad an mayor des- cendi la cuota norteamericana (vase el cuadro 18) [footnoteRef:17], [17: Cf. White, Argentina, pp. 217-219; Salera, Exchange Control, p. 149.]

La duracin del Tratado Roca-Runciman era de tres aos, y en 1936 fue renovado por el Tratado Eden-Malbrn. En esta ocasin, los britnicos obtuvieron la opcin de aplicar impuestos sobre el consumo a sus inv portaciones de carne de Argentina. En segundo lugar, a cambio de reducir las tarifas de los fletes paraeltrigo, los ferrocarriles britnicos recibieron trminos an ms favorables para efectuar remesas [footnoteRef:18]. [18: Fodor y OConnell, Economa atlntica, pp. 54-55.]

Otro tema importante en relaciones britnico-argentinas era el concerniente a las compaas de tranvas de Buenos Aires. Junto con los ferrocarriles, que sufrieron una disminucin del 40 por 100 en sus ingresos a comienzos de los aos treinta, los ingresos de los tranvas cayeron de 43 millones de pesos-papel en 1929 a slo 27 millones en 1934. Pero esta cada no result slo de una disminucin del trfico durante la depresin, sino tambin de la creciente competencia entre los tranvas y un sistema de microbuses de reciente desarrollo. En 1935, cuando se acercaba la terminacin de Tratado Roca-Runciman, la mayor de las empresas britnicas de tranvas, la Anglo-Argn tina, propuso formar un monopolio de transportes de la ciudad bajo una corporacin privada, la Corporacin de Transportes. Este plan, un complot apenas disimulado para someter los microbuses (loscolectivos) a la hegemona de los tranvas, llam a todos los que brindaban servicios de transportes en la ciudad a recibir acciones y poder de voto en a corporacin, proporcionales a su activo fijo. En tal corporacin, los tranvas inmediatamente dominaran a los colectivos, pues stos eran en su mayora el negocio de un solo hombre que dependa mucho del crdito.En 1935, la Compaa de Tranvas Ango-Argentina tambin trat de revivir el sistema de beneficios garantizados de finales del siglo XIX, proponiendo que el municipio garantizase una retribucin mnima del 7 por 100 sobre el capital. Temiendo las represalias britnicas contra las exportaciones de carne, el gobierno d Just aprob a creacin de la corporacin de transportes, pero rechaz la exigencia de beneficios garantizados. Posteriormente, hizo todo lo posible por ignorar y modificar el acuerdo, haciendo poco para obligar aloscolectivos a participar en el plan y rechazando repetidamente las peticiones de los tranvas de cobrar tarifas ms altas. Despus de 1935, los colectivos siguieron floreciendo, ylostranvas tambalendose al borde de la insolvencia [footnoteRef:19]. [19: Cf. Pedro Skupch, Las consecuencias de la competencia dei automotor sobre la hegemona econmica britnica en la Argentina, 1919-1933; Potash, Army and Politics, p. 86.]

Mientras el gobierno de Justo lograba situarse en posicin ms ventajosa que los britnicos y conceder relativamente poco en la cuestin del transporte, en cambio pudo salir mucho menos bien parado de otro episodio relacionado con el capital extranjero. A comienzos de los aos treinta, los conserveros de carne formaron un consorcio, como haban hecho a principios de los aos veinte, para obligar a los ganaderos a aceptar la cada de los precios. Entre 1929 y 1933, el precio pagado a los ganaderos por novillos vivos se redujo de 34 centavos el kilo a slo 17 centavos, pero entre 1930 y 1934 los beneficios de los conserveros de carne oscilaban entre el 11,5 por 100 y el 14 por 100 sobre el capital invertido.eltratado Roca-Runciman trat de combatir el consorcio permitiendo exportaciones de los frigorficos de projpiedad local. Pero puesto que no haba establecimientos de propiedad nacional en la zona metropolitana capaces de negociar con carne refrigerada, la concesin no sirvi de nada.El gobierno de Justo trat de justificar su conducta hacia los grupos empresariales extranjeros alegando que la depresin limitaba su capacidad de maniobra; sin concesiones econmicas, el pas perder sus mercados exteriores. El gobierno tambin sealaba sus esfuerzos para reducir la dependencia de los extranjeros de un modo constructivo que ayudaba a combatir el desempleo, citando el ejemplo del programa de construccin de carreteras iniciado en marzo de 1931 y financiado mediante un impuesto sobre el combustible para automviles. Entre 1930 y 1940 a red de carreteras se dobl, ylosgastos para mejoras de las mismas en 1940, duplicaron los 3 millones de pesos gastados en 1920-25 [footnoteRef:20]. [20: Cf. Ral Garca Heras, Notas sobre ia situacin de las empresas de transportes de capital britnico en Argentina a comienzos de los aos 30.]

CUADRO 18.Comercio argentino con Gran Bretaa y Estados Unidos, 1927-1939 (aos escogidos, como porcentaje del total)importaciones argentinasExportaciones argentinas

Gran BretaaEstados UnidosGran BretaaEstados Unidos

192719,425,428,28,3

193019,822,136,59,7

193323,411,936,67,8

193623,614,435,012,2

193922,216,435,912,0

Fuente: Coln Lewis, Anglo-Argentine Trade, 1945-1965, en Argentina in the Twentieth Century, David Rock, rec. (Londres, 1975), p. H5.

Pero a mediados de los aos treinta los apaciguados por las excusas del gobierno estaban disminuyendo rpidamente en nmero: los viejos conservadores provinciales como De la Torre atacaban las relaciones del gobierno con los conserveros de carne. Los radicales denunciaban los favores otorgados a las compaas ferroviarias porelsistema reformado del control de divisas de Pinedo. Los socialistas, tradicionales defensores de los intereses de los consumidores en la ciudad de Buenos Aires, saltaron al primer plano de la controversia sobre la corporacin de transportes. De todos lados llegaban acusaciones de que los altos funcionarios de a administracin haban hecho tratos corruptos con los grupos de intereses extranjeros.Eclipsaba a todas estas cuestiones la intensa controversia provocada por el Tratado Roca-Runciman, cuyos oponentes lo denunciaban llanamente como una traicin a los intereses nacionales. Rechazaban la opinin del gobierno de que la proteccin del mercado de a carne era un asunto de necesidad vital; en 1933 la carne refrigerada era slo el 10 por 100 de las exportaciones totales. Alegaban que las concesiones a los britnicos, estaban fuera de toda proporcin con las ganacias del pas. Sostenan que el objetivo real del tratado era proteger a ia lite de cebadores de ganado, a quienes consideraban como el principal sostn del gobierno. Tales ataques ai. gobierno eran seguidos, cada vez con mayor frecuencia, por campaas de propaganda contra los britnicos, campaas que pronto evolucionaron hacia el nacionalismo econmico.El nacionalismo surgi como fuerza importante en la poltica argentina a mediados de los aos treinta y poco despus se convirti en una fuerza decisiva. El movimiento nacionalista tuvo diversos componentes y antecedentes histricos. Los impulsos chauvinistas haban aparecido entre los conservadores desde antes de principios de siglo, como un legado del esfuerzo consciente por construir una nacin hecho por Mitre y sus sucesores. Los sentimientos protonacionalistas se hicieron tambin evidentes, al menos en Buenos Aires, tan tempranamente como durante ia guerra con Paraguay. Cuando la expansin econmica del siglo XIX lleg a su culminacin y la confianza en el futuro creci, las lites adoptaron una forma de destino manifiesto, que a veces amenaz, como su prototipo del norte, con convertirse en expansionismo territorial agresivo. Alrededor de 1900, por ejemplo, Argentina entr en serias disputas con Chile sobre las fronteras de la Patagonia, Tierra del Fuego y sus islotes adyacentes. Pero en esa ocasin tales impulsos fueron frenados cuando se dieron cuenta de que la guerra poda arruinar la prosperidad, idea que los britnicos, en particular, se esforzaban por estimular, y aceptaban ansiosamente las invitaciones a hacer de rbitros de las disputas territoriales. En segundo trmino, la Argentina lleg a reconocer que ms all de las pampas haba poco de verdadero valor, poco que mereciese la pena poseer o tratar de anexionarse, y que al menos por ahora los recursos locales eran ms que suficientes para satisfacer todo incipiente apetito de tierras. Sin embargo, la idea de que la Argentina era una nacin favorecida por la naturaleza y por Dios, predestinada al poder y la grandeza idea cuyos orgenes se remontan a la generacin de Roca y la tradicin positivista perdur hasta los aos treinta, convirtindose en el fundamento de la posterior asociacin ntima entre el nacionalismo y las fuerzas armadas.Haba habido tambin desde haca tiempo un latente y semiarticulado hilill de nacionalismo econmico en Argentina. Esa hebra del siglo XIX consista en la sospecha de que los extranjeros particularmente los britnicos, obtenan beneficios excesivos comparados con los que ofrecan a la Argentina mediante las inversiones o el comercio. Pero tales opiniones no constituan precisamente un nacionalismo econmico, y desde comienzos de la dcada de 1860-70 hasta la de 1930-40 se hicieron muy pocos esfuerzos especficos y manifiestos para restringir la acumulacin de propiedades por los extranjeros. La distribucin de las tierras, por ejemplo, empez por favorecer a grupos nativos, no por ninguna poltica expresade exclusin, sino por la sutil operacin del mercado y de los mecanismos de crdito; si pocos inmigrantes granjeros obtenan ttulos de propiedad de tierras, gran nmero de consorcios extranjeros dirigidos por los britnicos ciertamente los obtenan.Antes de 1930 la exclusin deliberada por motivos conscientemente nacionalistas ocurri en un sector solamente: la industria del petrleo. Otros argumentos y sentimientos que pasaban habitualmente por nacionalismo econonmico eran poco ms que retricos y eran usados como estrategia negociadora para lograr mejores tratados de los inversores extranjeros. Los terratenientes, por ejemplo, repetidamente hacan campaa contra los elevados fletes de los ferrocarriles; los consumidores urbanos atacaban las tarifas establecidas por empresas de servicios pblicos. Estas protestas, a menudo expresadas como vagas quejas xenfobas, alcanzaron un punto alto durante la guerra, cuando los precios subieron junto con la creciente escasez de carbn importado. Las campaas contra el capital extranjero en los aos treinta fueron en parte una herencia delasprotestas de la poca de la guerra, pero las anteriores quejas dieron lugar al rechazo y el repudio directos.Pero otro precursor del nuevo nacionalismo fue el yrigoyenismo. El movimiento de la reforma universitaria d 1918 haba injertado un brote de doctrina radical y antiimperialista, importado principalmente de Mxico e indirectamente de Rusia, en las preocupaciones de la nueva clase media por ampliar los caminos de la movilidad social. Este hbrido dio' nuevo fruto durante la batalla del petrleo de fines de los aos veinte. Los yrigoyenistas consideraron la batalla del petrleo como la culminacin de ia lucha por la democracia y la cada de la oligarqua. Es quiz ms exacto describirla como un incipiente sntoma de estancamiento econmico y un estrechamiento de los canales de movilidad social pues reflej un inconsciente anhelo de industrializacin y la bsqueda de nuevos trabajos de clase media. Los mismos impulsos generales se hicieron evidentes en un movimiento radical juvenil nacionalista fundado en 1935, llamado la FORJA (Fuerza de Orientacin Radical de la Juventud Argentina). La FORJA combinada la vieja adhesin radical a la democracia integral con el tipo de nacionalismo categrico e intransigente expresado en el lema: Somos una Argentina colonial; queremos ser una Argentina libre [footnoteRef:21]. [21: Cf. Heb Ciernen ti, Juventud y poltica en la Argentina, p. 96.]

Pero todava el nacionalismo con el aparente empuje izquierdista encarnado por la FORJA era una rareza. Los impedimentos al desarrollo del nacionalismo obrero surgan de la estructura de la clase obrera y tambin del programa de los lderes obreros. Hasta los aos treinta, gran parte de la clase obrera haba nacido en el extranjero, y como indicaba el bajo ndice de nacionalizacin, las fidelidades trasatlnticas eclipsaban a las locales. Los primeros lderes anarquistas de la clase obrera eran anlogamente cosmopolitas e intemacionalistas en sus concepciones, Los lderes con lazos locales ms firmes, como los socialistas, dirigan sus energas a defender los salarios reales y el consumo. Los socialistas eran defensores extremos del librecambio; consideraban las inversiones extranjeras como un instrumento necesario del desarrollo econmico y la modernizacin. As, entre su electorado obrero natural, el nacionalismo de la izquierda careca de una base social y poltica, cimientos que no desarroll hasta que a industria urbana empez su rpido ascenso a fines de los aos treinta.Pero pese a tales variados y complejos orgenes, hasta mediados de los aos treinta el nacionalismo estaba representado por figuras de la derecha, como Uriburu. El principal movimiento nacionalista surgi de la Liga Patritica de 1919, que imbua su visin nacionalista de xenofobia, nativismo, clericalismo, antisemitismo, antianarquismo y sobre todo anticomunismo. A fines de los aos veinte, esta tendencia de nacionalismo fue tambin antiyrigoyenista y autoritaria, influida cada vez ms por doctrinas corporativistas y a veces fascistas. Fue en la extrema derecha poltica donde el antiimperialismo radical dej su mayor huella en los aos treinta, y sobre esta base el movimiento nacionalista se transform en un amplio programa pltico.Despus del Tratado Roca-Runciman empez a aparecer una gran profusin de nuevos autores y facciones nacionalistas. Durante un tiempo, el movimiento nacionalista estuvo dominado principalmente por historiadores que trataban de echar lea a la campaa contra los britnicos. Estos revisionistas histricos empezaron a reexaminar el siglo XIX y a catalogar las intrusiones imperialistas britnicas: las invasiones de 1806-1807, el papel de Gran Bretaa en la fundacin de Uruguay y a fines de a dcada de 1820-30, la ocupacin de las Islas Malvinas en 1833, los bloqueos bajo el mandato de Rosas, la posterior colaboracin entre la oligarqua dominante y los grupos comerciales britnicos, la misma alianza antinacional que haba elaborado el Tratado Roca-Runciman. Ahora se rindi culto a la figura de Juan Manuel de Rosas, que fue descrito como un smbolo de la resistencia nacional a la dominacin extranjera. Ral Scalabrini Ortiz revivi la parte srdida del crecimiento de los intereses ferroviarios britnicos despus de 1862. La propaganda de este tipo hizo una profunda impresin en la opinin pblica y contribuy a sustentar los sentimientos nacionalistas en el Ejrcito. Justo, aunque siempre fue el amo de la situacin, se vio obligado a estar constantemente en guardia, alerta a una multitud de complots menores y de intrigas contra l [footnoteRef:22]. [22: Cf. Navarro Gerassi, Nacionalistas, pp. 81-194; Arturo Jauretche; Forja y la dcada infame; Rennie, Argentine Republic, pp. 260-273; Potash, Army and Politics, p. 101. Vase tambin Rodolfo Irazusta, La Argentina yelimperialismo britnico; Ral Scalabrini Ortiz, Poltica britnica en el Ro de la Plata; Rouqui, Poder militar, 1:262 ss.]

La presidencia de Justo lleg a su fin a principios de 1938 en medio de cierta divisin y confusin por las repercusiones de las campaas nacionalistas. La Concordancia se haba dividido sobre la cuestin de si continuar regulando el proceso poltico controlando las elecciones o si deba tratar de reforzar su legitimidad mediante la liberalizacin. La divisin se reflej en el nuevo gobierno, cuyo presidente era Roberto M, Ortiz, lder de las facciones favorables a la conciliacin. El nuevo presidente, hombre que haba triunfado por su propio esfuerzo, hijo de un vasco vendedor de productos de alimentacin en Buenos Aires, era un antiguo antipersonalista que haba sido ministro de obras pblicas de Alvear y ministro de finanzas de Justo. Ortiz se contaba entre los conservadores liberales en la tradicin de Senz Pea. Era impopular entre los nacionalistas de inclinaciones ms autoritarias por sus antecedentes y porque haba sido abogado de varias compaas ferroviarias britnicas.Las fricciones entre los grupos gobernantes impidieron a Ortiz elegir su compaero de candidatura, y la vicepresidencia recay en Ramn S. Castillo, antiguo decano de la facultad de derecho de a Universidad de Buenos Aires. Muy conocido como archiconservador de los de antes de 1912, Castillo haba pertenecido al gobierno de Justo como ministro de Justicia y de Instruccin Pblica. Castillo era oriundo de Catamarca, una de las provincias occidentales ms atrasadas, an dominada por una pequea camarilla terrateniente; all florecieron las formas ms extremas de fraude electoral.Ortiz y Castillo vencieron en unas elecciones diligentemente amaadas por el presidente saliente. Pero una vez instalado como presidente, Ortiz declar su intencin de renunciar ai fraude electoral y buscar la conciliacin con los radicales. En las elecciones para el Congreso que se realizaron enelnterin, los radicales obtuvieron una amplia victoria y, despus de un lapso de diez aos, tuvieron nuevamente la mayora en la Cmara de Diputados. En marzo de 1940 Ortiz intervino la provincia de Buenos Aires para destituir a su gobernador, un corporativista que coqueteaba con el fascismo y era un destacado adversario de la poltica de liberalizacin. Para disgusto de su vicepresidente, Ortiz llev a cabo poco despus una intervencin similar en Catamarca. Hacia mediados de los aos cuarenta los conservadores, como durante los treinta aos pasados, estaban luchando con el problema de a representacin, buscando a tientas la evasiva frmula para unir a las clases dominantes tradicionales con el conjunto de la poblacin [footnoteRef:23]. [23: Sobre Ortiz, vase Potash, Arrny and Politics, pp. 106-137; Rennie, Argentine Republic, pp. 286-288; Ronaid H. Dolkart, The Provnces.]

2. El aumento de la sustitucin de importacionesComparada con la mayora de las naciones industriales del mundo o con algunos de sus vecinos latinoamericanos como Chile, Argentina sufri relativamente poco por la Gran Depresin. Su ndice de desempleo urbano, nunca muy superior al 5 por 100, fue muy inferior al de Europa Occidental y los Estados Unidos. Pese a las dificultades comerciales con los britnicos, en 1934 estaba en marcha una recuperacin econmica sustancial, aunque hubo otra recesin en 1937-38, causada principalmente por condiciones metereolgicas adversas. La inmigracin se reanud; los gastos del gobierno aumentaron un 27 por 100 entre 1932 y 1937; las exportaciones aumentaron, encabezadas por los cereales (vease el cuadro 19). En verdad, durante varios aos a mediados de la dcada de los treinta, Argentina fue el mayor exportador del mundo de maz, en parte a consecuencia de sequas en Estados Unidos y Canad y en parte a que las tribulaciones del sector ganadero provocaron una nueva disminucin en el nmero de acres dedicados al ganado. En 1936-37 las exportaciones de cereales alcanzaron un volumen record; entre 1934 y 1939 los precios medios pagados a los productores de cereales aumentaron el 22 por 100 2!).A principios de los aos treinta la depresin tambin haba envuelto a la industria interna. Pero una vez que la recuperacin de las exportaciones estimul la demanda, mientras las importaciones seguan restringidas por el control de divisas y el bilateralismo, Argentina se embarc en la sustitucin industrial de importaciones. Entre los promedios trienales de 1927-1929 y 1941-1943, la industria creci a un ndice anual de 3,4 por 100, frente a slo el ls5 por 100 en el sector rural y el 1,8 por 100 en el producto interno bruto. Las importaciones de artculos de consumo manufacturados, alrededor del 40 por 100 de las importaciones totales antes de 1930, haban cado a menos del 25 por 100 a fines de los aos cuarenta. El censo de 1914 registraba unos 383.000 obreros industriales; en 1935 el nmero haba subido a 544.000, en 1941 a alrededor de 830.000, y en 1946 a ms de un milln. Anlogamente, el nmero de firmas industria les creci de menos de 41.000 en 1935 a ms de 57.000 en 1940, y a alrededor de 86.000 en 1946, En 1935elvalor de la produccin industrial era an un 40 por 100 menor que el del sector agrario; en 1943 la industria super a a agricultura por primera vez.El rpido crecimiento en la industria empez a mediados de los aos 30 y gan impulso durante la guerra. Pero el nuevo sector industrial slo abarcaba bienes de consumo, como sustitucin de importaciones, sin extenderse a la industria pesada. Gran parte de la industria local tambin sigui siendo de escala sumamente pequea. En 1939 ms del 60 por 100 de las firmas registradas como industriales por los empadronadores tenan diez o menos empleados; delasrestantes, tres cuartos tenan menos de quince empleados. En contraste, y como reflejo de la permanente prominencia delasgrandes industrias tradicionales dedicadas a la exportacin, como las industrias conserveras de carne, las firmas con ms de trescientos obreros empleabanel40 por 100 de la mano de obra industrial total. As, cuando el sector industrial creci, durante los aos 30 y los 40, mantuvo su anterior composicin; unas pocas grandes compaas, numerosas firmas pequeas, y relativamente pocas en el medio. Tambin, la industria, grande o pequea, an era una ocupacin principalmente extranjera: en 1939 la mitad de los propietarios de pequeas industrias eran extranjeros, y muchos de los recin llegados eran refugiados judos de Europa Central. Otra caracterstica evidente de la industria era su abrumadora concentracin en a ciudad de Buenos Aires y sus alrededores. En 1939el60 por 100 de las firmas industriales de la nacin,el70 pot l'i de sus trabajadores industriales y alrededor de los tres cuartos de sus salarios industriales estaban en el Gran Buenos Aires [footnoteRef:24]. [24: Estas cifras fueron recopiladas de varias fuentes: vase Carlos F. Daz Alejandro, Es- says in the Economic History of the Argentine Republic, pp. 208-276; Javier Villanueva El origen de la industrializacin argentina; Di Telia y Zymelman, Desarrollo econmico, pp. 109-114, 393-397,433-437, 474-477; V/qH, Argentine Riddle, pp. 73-76,135-196,256-262; Rennie, Argentine Republic, pp. 317-331; White, Argentina, pp. 293-296; Adolfo Dorfman, Historia de la industria argentina; Arturo Luis Goetz, Concentracin y desconcentracin de la industria argentina, 1930-1960; Thomas C. Cochran y Rubn Reina, Entrepreneurs- hip in Argentine Culture.]

CUADRO 19.Produccin y exportaciones de trigo y maz, 933-I939 (miles de Umeladas mtricas)TrigoMaz

ProduccinExportacionesProduccinExportaciones

19336.5563.9296.8025.018

19347.7874.7936.5265.471

19356.5503.8591! .4807.047

19363.8501.59410.0578.367

19376.7823.8879.1359.085

19385.0091.9404.5002.641

193910.3194.7464.4243.196

Fuentes: Guido Di Telia y Manuel Zy raciman, Las etapas del desarrollo econmico argentino {Buenos Aires, 1967), p. 427; Carlos F. Daz Alejandro, Essays in the Economic History of the Argentine Republic (New Haven, 1970), pp. 437, 478.

Algunos de los principales campos de crecimiento de los aos 30 y 40, como los textiles y los alimentos procesados (chocolate, aceites comestibles, frutos secos y hortalizas), se desarrollaron sobre una base establecida antes de 1914. Algunas de las novedades, particularmente artculos elctricos y de caucho, como bombillas y neumticos, fueron creadas por sucursales de firmas extranjeras. El crecimiento de stas fue uno de los resultados no previstos de los aranceles elevados, el bilateralismo y el control de divisas. Varias compaas norteamericanas que antes exportaban a la Argentina desde Estados Unidos, despus de 1933 trataron de eludir el uso discriminatorio de los controles de divisas creando sucursales en Buenos Aires. Aunque las inversiones norteamericanas en conjunto cayeron durante los aos de depresin de la guerra, las inversiones en las sucursales industriales aumentaron en la cifra estimada en 530 millones entre 1933 y 1940. Entre 1935 y 1939, se crearon en Argentina catorce nuevas compaas norteamericanas que empleaban la fuerza de trabajo de 6.500 hombres [footnoteRef:25]. [25: Cf. Eduardo F. Jorge, Industria y concentracin econmica; Villanueva, Origen de industrializacin, pp. 465-471.]

Pero fueron los textiles los que encabezaron en este perodo una importante sustitucin de importaciones. El sector textil creci an en las profundidades de la depresin; entre 1929 y 1934 las fbricas textiles en la capital federal aumentaron de veinticinco a treinta, y la mano de obra en esas grandes fbricas de 8.000 a 12.000. En 1930 los industriales del pas proporcionaban menos del 9 por 100 del consumo total de textiles de Argentina, pero en 1940 esa proporcin subi al 46,9 por 100, y al 82 por 100 en 1943; a la inversa, los textiles importados bajaron de un 25 por 100 de las importaciones totales a fines de 1930 a slo el 14 por 100 a fines de la dcada de 1940-50. En conjunto, en los aos 30 y 40 los textiles alcanzaron un ndice de crecimiento anual del 11 por 100. Entre 1935 y 1946, la mano de obra textil, adems, aument de 83.000 a 194.000, un ritmo slo igualado por el sector alimentacin y bebidas, en el que el empleo aument de 111.000 a 235.000 (vase el cuadro 20).

Cuadro 20.Indices de produccin industrial, 1935-1945 (1960 - 100)Todas las industriasTextilesAlimentacin y bebidas

193538

1937423285

1939474790

1941484390

19435574101

1945588394

Fuente: Carlos F. Daz Alejandro, Essays in the Economic History of the Argentine Republic (New Haven, 1970), p. 443.

La industria textil se benefici de un conjunto nico de condiciones. A principios de los aos 30, el precio del algodn en rama se redujo a la mitad, mientras que la tierra dedicada al cultivo del algodn se dobl, de un promedio de 101.000 hectreas entre 1927 y 1931 a 225.000 hectreas entre 1932 y 1936. La expansin del cultivo del algodn fue estimulada por una de las nuevas juntas reguladoras del nuevo gobierno creadas despus de 1933, la junta de algodn. En segundo lugar, los textiles tenan la ventaja de una demanda de mercado no elstica y necesidades relativamente bajas de inversiones de capital; la primera hizo aumentar los precios y beneficios para los empresarios cuando escasearon los productos extranjeros, mientras que las segundas permitieron un uso intensivo de la mano de obra. Estos factores dieron a la industria un carcter muy apropiado a las condiciones locales. En contraste con los textiles, los sectores industriales que mantuvieron su dependencia de las materias primas importadas, como la metalurgia, crecieron a un ritmo ms lento despus de 1935 que antes de 1929. Tercero cosa que la crtica nacionalista no percibalostextiles domsticos eran beneficiarios indirectos del bilatera- lismo y los controles de divisas, que tendan a expulsar a proveedores extranjeros ms baratos, como los italianos o japoneses, a favor de productos britnicos relativamente caros. De este modo indirecto, el Tratado Roca-Runciman puede haber contribuido a promover la expansin de la industria textil argentina [footnoteRef:26]. [26: Sobre los textiles, vase White, Manufecturing; Dorfman, Industria argentina. pp. 35-37; Jaime Fuchs, Argentina, pp, 226-234; 260-270./>]

Estrechamente ligada al crecimiento de la industria de fines de los aos 30 se hallaba la migracin interna de las zonas rurales a Buenos Aires; estos migrantes llegaron a constituir una gran parte de la nueva clase obrera urbana. Entre 1.914 y 1935, quizs el 5 por 100 del crecimiento del Gran Buenos Aires se debi a la llegada de gente del interior; entre 1937 y 1947 la proporcin lleg al 37 por 100. A medida queelcrecimiento industrial se aceleraba, la emigracin anual aumentaba de una media de 70.000 entre 1937 y 1943 a 117.000 entre 1943 y 1947. La poblacin de la ciudad de Buenos Aires creci de 1,5 millones en 1914 a 3,4 millones en 1935, y a 4,7 millones en 1947. Muchos emigrantes se establecieron tambin en suburbios obreros de la capital, como Avellaneda, que en 1947 tena una poblacin de ms de 500.000 personas. En total, entre 1937 y 1947, unos 750.000 emigrantes llegaron al Gran Buenos Aires, La inmigracin consisti principalmente en una corriente proveniente de las pampas hasta 1946, cuandoelmovimiento de la poblacin se expandi ms por el interior y tambin, ms all de las fronteras, a los estados circundantes. Antes de 1946, se calcula, os dos tercios de los emigrantes procedan de las pampas, y quizs hastael40 por 100 de ellos solamente de la provincia de Buenos Aires (vase el cuadro 21). Xniciamente, pues, la emigracin involucraba movimientos en distancias relativamente cortas *3.Cuandoelcrecimiento de la industria atrajo emigrantes a a ciudad, 1a retraccin en a agricultura de la pampaloslanz fuera dei campo. Un grave desempleo rural fue el resultado delasinterrupciones del comercio exterior provocadas por la guerra. Las exportaciones de cereales cayeron de 17 millones de toneladas en 1937 a slo 6,5 millones en 1942. El maz fue la principal vctima de la guerra, pues las exportaciones que haban llegado a un promedio de 6,1 millones entre 1935 y 1939 cayeron a slo 0,4 millones entre 1941 y 1944. Durante la guerra, unos 8 millones de toneladas de cereales fueron sencillamen quemadas; entre 1940 y 1944losprecios agrcolas disminuyeron a menos de dos tercios delosde! quinquenio anterior. La cantidad media de acres dedicada a cereales declin en unos 3 millones de hectreas entre los perodos de 1932-1939 y 1940-1945.En cierta medida, la disminucin de los alimentos bsicos fue compensada por la expansin de los cultivos de forraje, como la cebada y la avena, y nuevos cultivos industriales como el girasol. Entre los perodos de 1935-1940 y 1944-1946, la produccin de girasol aument un 300 por 100, ia de cebadael164 por 100 y la de avena el 123 por 100. Pero, al igual que durante la Primera Guerra Mundial, la tendencia principal fue la sustitucin deloscereales por el ganado. Mientras que los precios deloscereales se derrumbaron durante la guerra, los de la carne aumentaron: a carne refrigerada, por ejemplo, alcanz los 26 centavos el kilo en agosto de 1939 y lleg a los 38 centavos en julio de 1943. En el lapso de seis aos posterior a 1939 los precios agrcolas disminuyeron frente alosprecios del ganado en casi el 30 por 100; el ganado vacuno aument casi el 25 por 100 entre 1937 y 1947; los 44,2 millones de hectreas dedicadas al ganado en 1940-1944 fueron un rcord en el nmero de acres; la cra de cerdos, estimulada por a abundancia de cereal barato, se dobl entre 1935-1940 y 1940-1945. Los datos de exportacin de Argentina muestran las mismas tendencias: entre 1939 y 1943 la carne aument del 44 por 100 al 57 por 100 de las exportaciones totales, mientras que la parte de la agricultura cay del 49 por 100 a menos del 23 por 100; en 1943 ms del 20 por 100 de las exportaciones eran artculos manufacturados [footnoteRef:27]. [27: Sobre, los cambios de la poca de la guerra eneluso de la tierra, vase Darrell F. Fienup, Russeil H. Brannon y Frank A. Fender, The Agricultural Development of Argentina, p. 13 et passim; Daz Alejandro, Essays in Economic History, pp. 16 , 478; Daniel Slutsky. Aspectos sociales del desarrollo rural.]

CUADRO 21.Migracin al gran Buenos Aires alrededor de 1947Migrantes (en miles)Porcentaje del tota!

Litoral LO 1659,6

Noroeste 1176,8

Centro-Oeste 613,5

Noreste 170,9

Sur 533,1

Fuente;elLitoral incluye a tas provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ros, Corrientes, Crdoba, el noroeste, as de Catamarca, Tucumn, Santiago de Estero, La Rioja, Salta, Jujuy; el centro-oeste, las provincias de San Luis, San Juan, Mendoza; el noreste, las de Chaco. Formosa y Misiones, y el sur incluye La Pampa, Ncuqun, Ro Negro, Chubut. Santa Cruz y Tierra del Fuego.Fuente: Waer LiUie. The Popular Origins o Perontsm, en Argentina in the Twentieth Century, David Rock, rec. (Londres, 1975), p. 165.

Datos un poco fragmentarios sugieren unas significativas disparidades en los salarios y los ingresos entre trabajadores urbanos y trabajadores rurales durante la guerra. En 1941 el obrero tpico, con una familia de tres hijos, que viva en Buenos Aires ganaba 127 pesos al mes. Funcionarios del Departamento Nacional del Trabajo, que vigilaban los salarios urbanos, consideraban esta suma como inferior en un 20 por 100 al salario vital mnimo necesario. Los bajos salarios obligaban a muchas familias obreras de Buenos Aires a vivir en los infamemente atestados conventillos, algunos de los cuales tenan un siglo de antigedad. Pero este nivel de vida, que mantena aproximadamente el de 1929, pareca significativamente mayor que el del campo. En 1937, por ejemplo, la mayora de los capataces de estancias ganaban menos de 100 pesos por mes; a mitad de los peones ganaban menos de 40 pesos al mes (aunque algunos tenan subsidios de alquileres), y la mitad de los jornaleros agrcolas ganaban presuntamente menos de 75 pesos al mes. Adems, durante la Segunda Guerra Mundial a inflacin afect alossalarios urbanos mucho menos que durante la Primera Guerra Mundial, y los productos derivados de los cereales siguieron siendo baratos. Tambinelaumento de empleo urbano contribuy a proteger y aumentar los salarios reales, que en 1947 eran de un 14 por 100 ms altos que en 1940 o 1929 [footnoteRef:28]. [28: Cf. Weil, Argentine Riddle, pp. 76-80, 107-110; Alison M. Mac Ewan, The Invisible Proletariat.]

Considerndolo bien, pese a sus inconvenientes, la vida en la ciudad pareca claramente preferible a la del campo. A principio delosaos 40, la sociedad rural de la pampa conservaba todos los rasgos inestables legados por generaciones anteriores. En 1932, la legislacin exigi que los arrendatarios agrcolas recibieran contratos de cinco aos y que se les reembolsase las inversiones hechas en las tierras que cultivaban. Pero datos de 1937 mostraban que ms de la mitad de los arrendatarios trabajaban sin contratos escritos. Los trabajadores temporales itinerantes constituan una gran proporcin de la sociedad de las pampas, que se reflejaba en un bajo ndice matrimonial rural y un bajo ndice de natalidad rural. Entre tanto, la proporcin de terratenientes ausentes subi del 50 por 100 en 1914 a alrededor del 62 por 100 en 1937. La propiedad territorial sigui tan altamente concentrada como veinte o treinta aos antes. En 1937 unos 20.000 propietarios tenan la posesin del 70 por 100 de la tierra de la pampa; 3.500 personas o compaas tenan la mitad de la tierra de la provincia de Buenos Aires [footnoteRef:29]. [29: 3(1 El estudio clsico sobre la tierra en este perodo es el de Cari C. Taylor, Rural Life in Argentina.]

Antes de 1940 el ascenso de la industria y sus concomitantes cambios sociales fueron notados con frecuencia por los observadores, pero todava no haban afectado sustancialmente ia poltica argentina. Los conservadores haban previsto que algunos cambios sociales resultaran de las condiciones cambiantes en la importacin, pero an estaban muy lejos de ofrecer ningn apoyo deliberado a la industrializacin. Percibanelvalor del crecimiento y la diversificacin industriales en trminos esencialmente tradicionales, y sus actitudes apenas se diferenciaban de las prevalecientes sesenta o setenta aos antes: la nueva industria fortalecera la balanza de pagos y proporcionara empleo, evitando de este modo la agitacin poltica. Los gobiernos de Justo y de Ortiz consideraban que el progreso econmico no estaba en la industrializacin, sino en el pronto retorno al pasado anterior a la depresin. Queran mantener la exportacin de materias primas y fortalecer la economa mediante nuevas inversiones extranjeras. Pero su doctrina se inspiraba en la teora de la ventaja comparativa y subrayaban repetidamente los lmites de la industrializacin:lasescasas reservas internas de carbn y hierro, la ausencia de fuentes de energa adecuadas y de facilidades de transporte para las empresas industriales, la limitada oferta de capital y las pequeas dimensiones del mercado interno. Excepto en un pequeo grupo de nacionalistas econmicos, tales opiniones prevalecan tambin en los otros partidos polticos.Un grupo organizado de intereses industriales se desarrollaba lentamente. Organos establecidos, como la Unin Industrial Argentina (UIA), creada en 1886, pretenda representar alosindustriales, pero lo haca de modo inadecuado. La UIA estaba dominada por los grupos ligados a la exportacin; a comienzos de los aos 40, la mitad de sus miembros, segn expresaba el monto de sus activos, se dedicaba al procesamiento de alimentos para la exportacin, y otro componente sustancial de ella abarcaba a las sucursales de firmas extranjeras que haban aparecido en los pasados quince aos. Los nuevos industriales dedicados a la sustitucin de importaciones tenan poca voz e influencia. En verdad, ocasionalmente la UIA se opuso a las exigencias entre los importadores de un retorno al librecambio y pidi una legislacin contra el dumping. La UIA tambin pidi deducciones tributarias para los industriales que exportaban, pero la entidad no tena ningn programa general coherente o firme. Otras pequeas asociaciones empresariales, como la Federacin Argentina de Entidades Defensoras del Comercio y la Industria, tenan horizontes igualmente limitados. Sus principales preocupaciones eran los impuestos y lo que consideraban como restricciones a la competencia del mercado impuestas por los sindicatos [footnoteRef:30] [30: Sobre los aspectos polticos del crecimiento industrial antes de 1940, vase Javier Lin- denboim, El empresariado industrial argentino y sus organizaciones gremiales entre 1930 y 1946; Weil, Argentine Riddle, pp. 133-148,175 passim; Miguel Murmis y Juan Carlos Por- tantiero, Crecimiento industrial y alianza de clases en la Argentina (1930-1940); Gary W. Wynia, Argentina in the Post-War Era, pp. 29-40.]

A mediados de 1940 las condiciones internacionales pronto barreran con la persistente cautela de la Argentina hacia la industria, y en apenas tres aos la industrializacin se convirti en una meta nacional de elevada prioridad. Aunque Argentina slo tuvo un papel simblico, en el ms alto grado, como beligerante en la Segunda Guerra Mundial, pues mantuvo la neutralidad hasta marzo de 1945, en las mismas vsperas de la capitulacin alemana, 1a guerra provoc cambios cuya magnitud excedieron a todo otro cambio anterior en este siglo. En la primavera de 1940 los alemanes ocuparon la mayor parte de Escandinavia, Francia y los Pases Bajos. Un bloqueo naval britnico cerr entonceselacceso desde el Atlntico a iodos los mercados de Europa Occidental, excepto Espaa y Portugal. Puesto que los principales mercados de cereales de Argentina estaban en Europa Continental, las ganancias procedentes de los cereales cayeron verticalmente, y el comercio fue tambin trastornado por la amenaza de los submarinos alemanes. A fines de 1940, la navegacin hacia y desde puertos argentinos fue inferior a la mitad de la del ao anterior: las exportaciones cayeron por debajo del punto mnimo alcanzado durante la depresin y a ellas les siguieron las importaciones (vase el cuadro 22). Los suministros de Europa Occidental quedaron casi completamente cortados, y las importaciones de Gran Bretaa disminuyeron drsticamente, pues los recursos disponibles fueron dedicados a la produccin de armas. Durante los doce meses posteriores a junio de 1940, el valor de las importaciones cayeron a menos de la mitad de su nivel del perodo anterior a la guerra; el coeficiente de importacin de Argentina, el 36,7 por 100 en 1935-1939, se redujo a slo el 19,5 por 100 en 1940-1944. Las importaciones de carbn disminuyeron en dos tercios entre 1939 y 1941, y nuevamente a la mitad entre 1941 y 1943; las importaciones de petrleo entre 1939 y 1942 se redujeron a la mitad, y nuevamente a la mitad al ao siguiente 3S.Estas condiciones exigan inventiva y versatilidad, y en toda la Argentina un ejrcito de especialistas en reparaciones aprendi rpidamente a improvisar con los materiales existentes. Cuando los ferrocarriles ya no pudieron obtener carbn, volvieron una vez ms a quemar quebracho y pronto maz; en lo ms recio de la guerra, los cereales fueron la fuente de un tercio del consumo total de energa. Aunque a YPF hizo denona- dos esfuerzos para aumentar la produccin, llegando a duplicar la produccin delosyacimientos de Comodoro Rivadavia, la linaza en parte reemplaz al petrleo como combustible y lubricante. Mientras tanto, los industriales activaron la sustitucin de importaciones. En la medida en que la seria escasez de electricidad lo permita, trabajar durante veinticuatro horas se hizo comn en las fbricas de Buenos Aires [footnoteRef:31]. [31: Estas adaptaciones y otras pueden ser seguidas enlosinformes de la prensa contempornea; vase, por ejemplo, Review of the River Pate, 1940-1942.]

A fines de 1940 el gobierno respondi a la crisis del comercio con el Plan de Reactivacin Econmica, ms conocido como el Plan Pinedo, por el ministro de finanzas, su principal autor. Se le consideraba como una medida contracclica para reavivar la demanda, reducir al mnimo la inflacin, proteger el empleo e impedir las repercusiones sociales de imprevisibles resultados, una velada referencia a la agitacin laboral durante la Primera Guerra Mundial. Pinedo propuso ayudar a la agricultura extendiendoelplan de financiacin de cultivos que haba establecido siete aos antes. Adems esperaba estimular la sustitucin de importaciones e iniciar la exportacin de artculos manufacturados, y por ello propici un nuevo fondo de crdito respaldado por el Estado destinado a la industria y los reintegros, reembolsos a los exportadores por los costos arancelarios pagados para adquirir mquinas y materias primas importadas. El Plan Pinedo tambin contena ideas para un Zollverein del Cono Sur, un acuerdo de librecambio entre vecinos latinoamericanos que abrira mercdos adyacentes a los industriales argentinos. Un componente final del plan era el apoyo del gobierno a la industria de la construccin y un programa de viviendas baratas, medidas que, esperaba Pinedo, crearan alrededor de 200.000 nuevos puestos de trabajo. Pero la parte del pan dedicada a socorrer la agricultura era con mucho la ms prominente, pues la suma asignada a crditos industriales slo era un sexto de la destinada a los agricultores. Pero la actitud de Pinedo hacia la industria todava era vacilante, y su plan, declaraba, era apoyar solamente a las industrias naturales, frase que recuerda los debates sobre el proteccionismo de la dcada de 1870-80. Consideraba que la industria tena un papel secundario o suplementario en el conjunto de la economa; al defender sus propuestas en el Congreso, habl de las exportaciones agrcolas como de la rueda maestra de la economa, y de su intento de promover las industrias como ruedas menores a su lado [footnoteRef:32]. [32: SobreelPian Pinedo, vase El Plan de reactivacin econmica ante el Honorable Senado; Weii, Argentine Riddle, pp. 164-171; Murmis y Portantiero, Crecimiento industrial, pp. 29-41; Mario Rapoport, La poltica britnica en la Argentina a comienzos de la dcada de 1940.]

Aunque el Plan Pinedo era una frmula imaginativa para efectuar un cambio gradual y controlado que redujese al mnimo la intranquilidad social, no logr aceptacin. Cuando Pinedo present sus propuestas, el pas cay vctima de una crisis poltica. Ortiz, un diabtico crnico, sufra ataques de ceguera que lo obligaban a dejar su cargo en manos de Castillo, el archiconservador vicepresidente. Durante casi un ao, hasta que Ortiz finalmente dimiti. Castillo slo fue presidente en funciones, pese a lo cual intent inmediatamente anular la poltica liberal de su predecesor. En el posterior y enconado conflicto partidista, una de las primeras vctimas fue el Plan Pinedo. La legislacin fue aprobada porelSenado, pero la mayora radical recientemente electa en la Cmara de Diputados se neg hasta a discutirla, desechando la apelacin del gobierno a un acuerdo patritico sobre el plan y exigiendo reparaciones por casos recientes de fraude electoral presuntamente efectuados con la connivencia de Castillo [footnoteRef:33]. [33: Cf. Weil, Argentine Riddle, pp. 167-168; Potash, Army and Politics, p. 146; Murmis y Portantiero, Crecimiento industrial pp. 37-41.]

As, el Plan Pinedo cay vctima de la pugna que ya duraba cincuenta aos entre conservadores y radicales. Pero aparte de esto, el plan tena ciertas debilidades intrnsecas que habran hecho problemtico su xito aunque el Congreso lo hubiese aceptado. Para desarrollar la industria, Argentina necesitaba importaciones de bienes de capital y muchas materias primas; para obtenerlas, tena que exportar o, a falta de esto, obtener crditos. Las exportaciones tambin eran esenciaies para el xito del nuevo sistema ampliado de financiarloscultivos. Pero con el cierre de los mercados continentales para sus cereales, el nico gran mercado de Argentina era Gran Bretaa, que compraba mucha carne pero pocos cereales. Pero Gran Bretaa, ya no poda exportar carbn a Argentina ni maquinaria ni bienes de consumo. Durante toda la guerra, las ganancias argentinas por las exportaciones de Gran Bretaa, se acumularon como saldos positivos, llamados saldos bloqueados en libras esterlinas . Esta suma lleg a 295 millones de pesos a fines de 1942 y a 714 millones de pesos un ao ms tarde; en diciembre de 1944 ascenda a ms de 1.000 millones de pesos, o sea 80 millones de libras. Los britnicos estaban dispuestos a garantizar los saldos bloqueados contra una futura devaluacin de la libra esterlina, pero, con la intencin de reanudar las exportaciones a a Argentina despus de la guerra, no los liberaran para ningn otro fin que no fuese el de importar productos britnicos. As, los britnicos rechazaron repetidamente los intentos de Argentina de aplicar los saldos bloqueados a la deuda externa o a compras de stock en firmas de propiedad britnica como los ferrocarriles; stos haban sido poderosas bases para la negociacin en la poca del Tratado Roca-Runciman y los britnicos no deseaban perderlas. De igual modo, los britnicos rechazaron los intentos argentinos de convertir los fondos bloqueados en dlares, pues tal conversin habra restablecido la situacin comercial de los aos 20, cuando las ganancias de las ventas a Gran Bretaa de Argentina fueron utilizadas para hacer compras en los Estados Unidos. Despus de 1940, Argentina, pues, se encontr encerrada en su relacin bilateral de preguerra con Gran Bretaa, pero de un modo que haca del comercio algo prcticamente intil para el esfuerzo dirigido a promover la recuperacin econmica.

CUADRO 22.Comercio exterior, 1938-1945 (1937 100)ExportacinVolumenImportacinVolumenExportacinPreciosImportacinPrecios

19386692,491,8101,5

19398381,482,0105,5

19406969,989,6137,6

19416355,9100,6146,5

19426144,8126,9183,4

19436330,7150,6197,1

19446930,2148,0214,2

19456932,7156,0226,6

Fuente: Guido Di Telia y Manuel Zymelman, Las etapas del desarrollo econmico argentino (Buenos Aires, 1967), p. 485.Pinedo y su asesor Ral Prebisch previeron que Estados Unidos se convertira en un proveedor alternativo de importaciones y en un nuevo mercado para la Argentina; esto pareca el germen de un plan maestro a largo plazo. Despus de las vicisitudes de los aos 30 y la destruccin durante la guerra del comercio trasatlntico, las ciases conservadoras en general intuyeron que se estaban aproximando a una encrucijada en su propia historia y la de su pas. En 1940 y durante algn tiempo despus, temieron que el fin de su larga conexin con Gran Bretaa era inminente. Entre ellos, se haba formado a medias la idea de crear una asociacin nueva pero esencialmente similar con los norteamericanos. As como las lites criollas se haban deshecho de Espaa en 1810, sus descendientes pensaban ahora en prescindir de Gran Bretaa. Si poda crearse una nueva asociacin externa, el orden social existente se fortificara y las clases dominantes tradicionales perpetuaran su rol histrico como una lite colaboradora con una potencia industrial externa. Entre los asociados hipotticos, Estados Unidos tena en esa coyuntura numerosas ventajas sobre una alternativa como Alemania. Pues si bien el comercio con Alemania haba aumentado con rapidez inmediatamente antes de la guerra y la supremaca alemana en Europa pareca inminente, Alemania era ahora inaccesible y todo acercamiento a ella desencadenara represalias de Gran Bretaa. En cambio, las comunicaciones entre Buenos Aires y la costa oriental norteamericana estaban completamente abiertas, y slolosnorteamericanos tenan el excedente de bienes y capital que la Argentina necesitaba. En 1940elpanamericanismo adquiri repentinamente una inslita popularidad en Argentina. Las relaciones entre destacados polticos argentinos ylosbritnicos se enfriaron notoriamente, tanto como crecielentusiasmo por los Estados Unidos. Los industriales argentinos y algunos lderes sindicales, interesados en importaciones norteamericanas o en las perspectivas de nuevos trabajos, tambin empezaron a estrechar lazos conlosnorteamericanos. Por un tiempo, no slo los miembros de gobierno sino tambin amplios sectores de la sociedad se acercaron a o que Pinedo llam una estrecha y completa colaboracin con los Estados Unidos[footnoteRef:34]. [34: Para el examen de los lazos comerciales con los Estados Unidos, vase Plan de reactivacin econmica; Mario Rapoport, Gran Bretaa, Estados Unidos y las clases dirigentes argentinas, 1940-1945f pp. 78-145, 246.]

Decidir acercarse a los Estados Unidos era una cosa, pero hacer que el acercamiento tuviese xito era otra muy diferente, y all estabaelgran defecto objetivo del Plan Pinedo. A lo largo de los aos 30 las relaciones con Estados Unidos siguieron siendo pobres. En 1930, la Ley Hawley- Smoot reforz las barreras a las importaciones de Argentina elevando los aranceles sobre la carne, la linaza,elmaz, la lana, y por primera vez se establecieron impuestos sobre las pieles. Adems, la Ley de Ajuste Agrcola de 1933 elev los precios delosproductos agrcolas norteamericanos por encima de los niveles internacionales; poco despus se prohibieron todos los productos de granja extranjeros que se vendiesen a precios inferiores a los internos; y en 1936 se estabeci un nuevo arancel sobre el sebo argentino. Enlosaos 30 los norteamericanos apelaron nuevamente alasregulaciones sanitarias, aparentemente destinadas a impedir a difusin de la aosa, para imponer otra forma de restricciones comerciales. Uriburu y Justo trataron persistentemente de superar tales restricciones, el segundo presentando varias propuestas para concertar un tratado de comercio bilateral con los Estados Unidos. Pero stos se negaron a hacer ninguna concesin a un productor agrcola como i a Argentina cuyos gneros eran el doble de los de su propio sector rural deprimido. As, durante la mayor parte de los aos 30 las exportaciones argentinas alosEstados Unidos fueron menos de la mitad que en la dcada anterior. Argentina respondi haciendo poltica con el petrleo. Entre bastidores, los conservadores, como los radicales, hostigaron a corporaciones como la Standard Oil, que en 1936 hizo un esfuerzo para reducir sus prdidas y liquidar sus existencias. El uso discriminatorio por parte de Argentina del control de divisas simultneamente provoc una vertical cada de las importaciones de Estados Unidos, sobre todo de camiones, tractores y automviles (vaseelcuadro 23) [footnoteRef:35]. [35: Sobre el comercio entre Estados Unidos y Argentina en los aos 30, vase Pheips, International Economic Position, pp. 104-111; Salera, Exchange Control, pp. 165-179; Ren- nie, Argentine Republic, pp. .46-47; White, Argentina, pp. 216-218.]

La disonancia entre los dos pases sobre problemas comerciales se extendi cada vez ms a as esferas de la diplomacia ylosasuntos panamericanos. La poltica de Buena Vecindad del gobierno de Roosevelt hacia Amrica Latina fue recibida en Argentina con repetidas denuncias envueltas en trminos nacionalistas; hasta algunos conservadores ia acusaron de ser un plan imperialista. Antes e inmediatamente despus del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Argentina rechaz continuamentelasinvitaciones norteamericanas a incorporarse a la alianza defensiva panamericana. En 1939 algunos observadores de Estados Unidos comprendieron que la postura diplomtica no cooperativa de la Argentina tena su explicacin en el comercio. Pese al apoyo de Roosevelt a un plan para comprar carne enlatada argentina para la Marina de los Estados Unidos, la propuesta fue rechazada por el Senado. En 1940 y 1941losnorteamericanos ofrecieron emprstitos y crditos para facilitar las compras argentinas en Estados Unidos, pero se resistieron obstinadamente a las presiones para diversificar la gama de compras a la Argentina [footnoteRef:36]. [36: Cf. Weil, Argentine Riddle, pp. 10-15; Michael J. Erancis, The Limits of Hegemony, 49-65; C. A. Mac Donald, The Politics of Intervention. Los mismos temas son tambin discutidos en detalle por R. A.: Humphreys, Latn America and the Second Wqrld War, vol. 1: 1939-1942, pp. 148-158; Carlos Escud, Gran Bretaa, Estados Unidos y la declinacin argentina, 1942-1949, pp. 27-84; Rapoport, Gran Bretaa, pp. 38-43.]

Ahora surgi otro mbito de conflicto. Por la Ley de Prstamo y Arriendo de enero de 1941, Estados Unidos empez a proporcionar armas a varas naciones latinoamericanas. A causa de su negativa a incorporarse a la alianza defensiva, a la Argentina se le acord una baja prioridad y prcticamente se le negaron los suministros. La mayor parte de las armas fueron a Brasil, lo cual provoc inmediatas especulaciones en Buenos Aires de que esta tctica tena el propsito de presionar a la Argentina. La tensin entre ambos pases aument cuando los norteamericanos se hicieron ms insistentes urgiendo a la Argentina a que se incorporase a la alianza panamericana, y Argentina se volva cada vez ms renuente y recalcitrante [footnoteRef:37]. [37: White reconoca el vnculo entre diplomacia y comercio: Ganar la amistad de Argentina... es en gran medida una cuestin de comercio y economa (Argentina, 21).]

CUADRO 23.Importaciones de Estados Unidos, 1928-1939 (en miles de dlares)1928178.899193442.688

1929210.288193549.374

1930129.862193656.910

193152.652193794.183 .

193231.133193886.793

193336.927193970.945

Fuente: Harold F. Peterson, Argentina and the United States, 1810-1960 (Albany, 1964), pp. 342-358.

A mediados de 1941, despus del fracaso de varios intentos de acercamiento a Estados Unidos de Pinedo y Prebisch, el gobierno de Castillo hizo un ltimo intento de superar el atolladero abriendo discusiones formales con Estados Unidos sobre el comercio.elposterior tratado comercial entre Argentina y Estados Unidos, firmado en octubre de 1941 fue el primero entre los dos pases en casi un siglo, pero en lo concerniente a los intereses inmediatos y a largo plazo de Argentina fue un completo fracaso, pues cada parte slo ofreca concesiones simblicas. Argentina renunci al bilateralismo y el control de divisas, ambos puntos anticuados ahora que Estados Unidos se haba convertido casi en el nico proveedor de artculos industriales. Por su parte, los norteamericanos ofrecieron poco ms que reducir los aranceles sobre aquellos productos de Argentina que ya importaban, como linaza y pieles. Los nicos productos nuevos admitidos eran ciertos minerales raros como el tungsteno y el berilio, ambos muy solicitados por los fabricantes de armas, y productos lcteos y vinos, que antes de la guerra Estados Unidos importaba de Francia e Italia. Pero permaneci cerrada la puerta a los alimentos bsicos de Argentina, su carne y sus cereales. Observadores argentinos concluyeron que los norteamericanos consideraban el tratado slo como un recurso de emergencia durante la guerra. Aunque las exportaciones argentinas a Estados Unidos empezaron a aumentar rpidamente, hasta iiegar a superar a las importaciones, la relacin, al igual que antes, no tena estabilidad ni perspectivas de permanencia. Siendo slo una variacin d