datos para la historia del instituto de las...
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DATOS PARA LA HISTORIA DEL INSTITUTO DE LAS
HERMANAS ESCLAVAS DEL CORAZÓN DE JESÚS
Lo inicia Nuestra Madre Fundadora
por orden de Nuestro Padre Fundador,
en él se contiene la relación de la Inspiración y
primeros capítulos de la historia del Instituto,
están también las nóminas de las alumnas agraciadas
desde 1872 a 1897 y
de las alumnas pensionistas
desde 1880 a 1897.
MANUSCRITO DE LAS
“M E M O R I A S”
(Rótulo mecanografiado por la Vice Postuladora
Hermana Esilda del Carmen Bustos)
2
Estas Memorias han sido
transcriptas en la
“Historia del Padre José María Blanco”.
(Rótulo mecanografiado por la
Vice Postuladora Hermana
Esilda del Carmen Bustos)
4
1[1] Copia de la orden que recibí del Señor Director para escribir estos datos -
Córdoba Diciembre 3 de 1873 -
Señora Rectora Doña Saturnina Rodríguez2.
Tenga usted la bondad de escribir, en los tiempos disponibles, con la claridad y
detalles que le sea posible, los Datos históricos de esta fundación de las Esclavas del Corazón
de Jesús, principiando desde la primera idea que la ocupó al respecto, y continuando hasta el
presente, sin omitir acontecimiento alguno con sus fechas, las personas que firmaron el primer
convenio, los individuos de la Compañía que de alguna manera tomaron parte, ya con sus
pareceres y consejos, ya con la redacción de las Bases fundamentales, como el Padre Suárez3
y otros hasta el Reverendo Padre Bustamante4.
En fin ponga por escrito; todo, sin omitir cosa alguna favorable o desfavorable5, y con
la mayor certidumbre que le sea posible valiéndose del archivo o documentos que le sean
necesarios para las fechas o nombres u otras circunstancias; de manera que esta noticia facilite
datos para escribir la Historia de esta Institución cuando esto se quiera hacer de un modo más
formal.
Dios la ayude.
David Luque6
1 El número de página del libro se señala entre corchetes, por ejemplo: [1].
2 En el siglo Saturnina Rodríguez, en el claustro Madre Catalina de María Rodríguez. Esta nota es válida siempre
que se utilice en lo sucesivo. 3 Padre Joaquín Suárez, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
4 Padre José María Bustamante, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
5 En el Original “disfavorable” corresponde “desfavorable” para una mejor comprensión del texto.
6 Canónigo Honorario Doctor David Luque. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
5
[2] A no haber sido mandada, no me habría atrevido a emprender esta obra; además de
otras razones hubiese desistido convencida de mi incapacidad; pero la obediencia me asegura
la protección del cielo, con la que cuento para cumplir lo que se me ha ordenado.
En ninguna otra obra de las que ha habido y habrá, de esta clase, resplandecerá más la
bondad y poder de Dios como en ésta por la vileza de la persona elegida para instrumento de
ella; por lo que espero que las personas que leyeren esta noticia tendrán mucho que alabar y
bendecir al Señor; con lo que me doy por recompensada de la humillación que me causa el
hacer conocer por este medio mi inutilidad.
CAPÍTULO 1º
El pensamiento y su aprobación.
Aunque desde niña había tenido una grande inclinación a la vida religiosa, quiso
nuestro Señor, por medios muy raros, colocarme en estado bien diferente, en el cual no pudo
extinguirse mi primera vocación, ni mirar sin envidia a las personas que disfrutaban de ese
bien. Mas, habiendo nuestro Señor, el 30 de Marzo de 1865, roto los vínculos que me servían
de obstáculo a la realización de mis deseos, sentí que ellos se despertaban con más
vehemencia.
Daba, no obstante, en grandes inconvenientes, tanto por mi salud, como por ser viuda,
los que me hacían mirar difícil la consecución de mis deseos. Sin embargo de esto, compelida
de mi aspiración hice solicitar lugar en el convento de Catalinas de Buenos Aires,
pareciéndome más fácil conseguir allí por medio del Reverendo Padre Félix María Del Val,
religioso de la Compañía que entonces se hallaba en ésa; pues en los monasterios de esta
ciudad, según la opinión de mi confesor, que era el Doctor [David] Luque, era imposible que
me admitiesen. Me parece debo aquí advertir que, a pesar de mis deseos y de haber hecho esta
solicitud me quedaba cierta desconfianza, como si yo no tuviera espíritu [3] para esos
conventos.
El día 15 de Setiembre del mismo año, 7fiestas del Dulce Nombre de María y de la
Aparición de Santo Domingo en Soriano, que en aquel año cayeron juntas. Esta devoción del
Dulce Nombre de María la conocí en casa desde que tuve uso de razón. Teníamos una
hermosa imagen con este título; hacíamos su novena todos los años, a la que se reunía toda la
familia, y el día de la fiesta se le hacía cantar una misa con la mayor solemnidad posible. 8Aunque esta devoción, por varios acontecimientos ya no existía en casa, fue en este día
cuando, dirigiéndome a visitar al Santísimo que estaba expuesto en9 la iglesia de las Catalinas
por la festividad de Santo Domingo que allí se celebraba, me vino al pensamiento que tenía un
terreno bastante grande en el que se podía edificar una Casa de Ejercicios y formar una
comunidad de señoras que estuviesen al servicio de ella. Me parecía esto fácil contando con
que tantas personas que tenían iguales aspiraciones a las mías y daban en inconvenientes para
ser admitidas en otros monasterios, se me asociarían; que observaríamos las Reglas del
instituto de San Ignacio, enseñaríamos la doctrina los Domingos a las niñas y asilaríamos a
esas mujeres que se lleva a los Ejercicios casi por fuerza y después de concluidos estos no se
sabe qué hacer con ellas, y10
causa pena verlas volver a los mismos peligros compelidas,
7 En el Original con letra y tinta diferente agregado: “se celebraba la”.
8 Se agrega “punto seguido” para una mejor comprensión del texto.
9 En el Original “el” se cambia por “en” para una mejor comprensión del texto.
10 En el Original tachado “que”.
6
muchas veces de la necesidad; que con nuestra protección se moralizarían y aprenderían a
trabajar.
Me preocupó de tal modo este pensamiento, que absolutamente no pude hacer otra
cosa en todo el tiempo que estuve en la iglesia, por más diligencia que hice para visitar a lo
menos al Santísimo Sacramento, pues me causaba temor pasar el tiempo pensando sólo en
esto que tanto me había satisfecho. En este caso ya no sentía la falta de espíritu como para los
otros monasterios, sino todo lo contrario; pareciéndome muy fácil y realizable todo lo que me
ocurría.
Al fin de mucho tiempo tuve que retirarme de allí sin haber hecho [4] más que pensar
en aquello y con la preocupación de que todo lo vería formado y realizado.
Me fui a lo11
de mi hermana Estaurofila12
y le conté lo que me pasaba. Le causó a ella
tan buena impresión esto que me dijo: “Yo en tu lugar lo consultaría, no lo despreciaría”. A
mí me pareció desatino su consejo, pues creía se reirían de mí si iba13
con semejante cosa.
A los tres o cuatro días, como siguiese tan preocupada con esto que cada vez tomaba
más dimensiones la casa en mi imaginación y me perturbaba en mis Ejercicios Espirituales
¡tan embebida andaba en este pensamiento! tuve que consultar al Doctor [David] Luque si
sería tentación aquello que me pasaba. Él me prestó mucha atención, me hizo varias preguntas
y por toda contestación me dijo: “No me reserve usted nada de lo que le ocurra al respecto”.
Cuya respuesta fue una aprobación para mí, que me satisfizo completamente.
Desde aquel momento no pensé más que en verlo realizado: éste era mi sueño dorado.
Cuando me veía con mi hermana no hablaba de otra cosa; pero sólo con ella, porque esto se
reservó mucho hasta que se llevó la solicitud al señor Obispo14
. Era grande mi entusiasmo y
decisión a pasar por todo para conseguir lo que deseaba, en lo que no tuve jamás la más
pequeña alternativa a pesar de las más fuertes contradicciones.
CAPÍTULO 2º
De la aprobación de los Padres de la Compañía
y su cooperación para esta obra.
En el mes de Noviembre del 65, creo que fue, me mandó el Doctor [David] Luque
hablase con el Reverendo Padre Escatllar15
para ver si ellos podían tomar parte en esta clase
de obras. Él era el Superior actual de esta casa de la Compañía; pero me dijo que para
contestarme tenía necesidad de escribir al Reverendo Padre [Joaquín] Suárez, quien era el
Superior General [5] de esta misión de América; que lo haría a la mayor brevedad porque
gustaba mucho de mi pensamiento, y me hizo saber que en Santiago de Chile había una casa
igual a la que yo proyectaba que se titulaba “Hermanas del Buen Pastor”, cuya noticia me fue
tan agradable como sorprendente pues no tenía antecedente alguno de esto.
Muy luego se obtuvo respuesta favorable de dicho Padre.
A este tiempo tuve contestación del Reverendo Padre [Félix María] Del Val de la
diligencia de que lo había encargado acerca de las monjas Catalinas, a quienes ofrecía yo todo
lo que tenía para ser admitida, y dijeron ellas que no se contaba ningún ejemplar de haber
11
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “lo” a “casa”. 12
Estaurofila Rodríguez. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 13
En el Original con tinta y letra diferente sobre “iva” corregido “iba”. 14
Monseñor José Vicente Ramírez de Arellano. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 15
Padre Buenaventura Escatllar, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
7
aceptado viuda alguna, y que no podían abrir esta puerta. Me16
proponía el Padre entrase a las
Salesas que estaban en Montevideo, que el escribiría pidiendo lugar. Como yo estaba
alucinada con mi pensamiento me fue agradable la negativa a mi solicitud, y así respondí al
Padre que no aceptaba su propuesta porque tenía este proyecto que me había satisfecho
completamente y ansiaba por ver realizado.
Mas, como este proyecto mereciese toda la aprobación de dicho Padre se propuso
ayudarme desde ya, para lo cual le manifestó la idea al señor Don Mariano [Vicente]
González, que en esa situación se hallaba en Buenos Aires. Este señor tenía muchas simpatías
por los Ejercicios, era como un síndico nombrado por el señor Obispo para correr con ellos17
y cuidar de los pocos fondos que para este destino había. Él siempre me buscaba para que le
ayudase en esta ocupación, y hacía algunos años que trabajábamos en servir los Ejercicios.
En el mes de Noviembre del 65 regresó a ésta dicho señor, e inmediatamente pasó a
visitarme y me contó que tenía el proyecto de trabajar a sus expensas una Casa de Ejercicios;
(a él le era esto fácil porque poseía muchos bienes de fortuna) yo lo miré como inspirado del
cielo, pareciéndome se me facilitaba la realización del mío, el cual le referí, ignorando que lo
sabía; él me dijo que el Reverendo Padre Félix María Del Val se lo había comunicado. Con
este motivo le hice18
ver la necesidad de que se me asociase, porque, si él tenía casa,
necesitaba [6] de personas que la administrasen y sirviesen; y ningunas más a propósito que
las que se consagrasen a esta ocupación formando su espíritu y educándose para este destino,
lo que daría el mejor resultado en las personas que hiciesen los Ejercicios, pues el ejemplo de
aquéllas sería para éstas muy edificante e influyente. Él me aseguró que estaba conforme en
todo, que por esta razón me había buscado y quería que conviniésemos haciendo trabajar
nosotras nuestro departamento y él el de Ejercicios. Entonces yo le indiqué que él sería
nuestro síndico y manejaría nuestros intereses, lo que aceptó, y quedamos en todo conformes.
Inmediatamente puse esto en conocimiento del Doctor [David] Luque quien creyó
conveniente ocuparse en buscar socias, las que yo pensaba debían ser elegidas por los
confesores para proceder con más acierto; contando para esto no sólo con el Doctor Luque
sino con otros sacerdotes más a quienes había confiado mi proyecto.
CAPÍTULO 3º
De algunas socias que se presentaron.
Continúa la cooperación de los Padres Jesuitas y del Doctor [David] Luque
con la que se elevó una presentación al Señor Obispo.
Muy luego se me presentaron como socias Doña Gavina Sanmillán y Doña Genoveva
la Torre, confesadas del Doctor [David] Luque, y Doña Ramona Martínez del señor Laspiur19
:
todas contaban con alguna dote aunque poca: la primera no estoy cierta si eran dos o tres mil
pesos, la segunda una casa en que vivía, y la tercera mil y ochocientos pesos; y lo que yo tenía
estaba en hacienda y terrenos, y por más que deseaba y pretendía no podía reducir a dinero
nada de lo que tenía. Además estaban sin acabarse de arreglar los asuntos con mis entenados
para poder disponer de lo que me pertenecía, lo que demoró mucho tiempo en concluirse.
Enredadas en estos inconvenientes estuvimos estacionadas durante algunos meses a pesar
nuestro sin [7] poder dar un paso adelante.
16
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “Me” a “Pero me”. 17
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “ellos” a “estos”. 18
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “hice” a “hize”. 19
Presbítero Braulio Laspiur. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
8
En el año 66 vino a ésta el Reverendo Padre [Joaquín] Suárez, en circunstancias que
estábamos dando Ejercicios en una casa particular, como se hacía siempre, pues no había otra
hasta entonces. Se le encargó dar las pláticas de los que tuvieron lugar en el mes de
Setiembre. Con este motivo tuve la oportunidad de hablarle y él me preguntó en qué había
quedado mi proyecto, del cual le había escrito el Padre [Buenaventura] Escatllar, que él
pensaba estaría muy adelantado después de haber transcurrido tanto tiempo. Yo le conté todo
lo ocurrido hasta entonces (que es lo mismo que queda referido); pero él me hizo ver [que] no
encontraba la dificultad en la falta de recursos materiales sino en obtener el permiso del señor
Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano] lo que le parecía muy difícil conseguir.
Comprendí cierta frialdad en el Padre, que me causó pena, como que en los días de los
Ejercicios no se volvió a acordar del asunto; sin embargo que los demás Padres de la
Compañía que con el fin de confesar concurrían a aquella casa me manifestaban interés y
entusiasmo, animándome con sus conversaciones, muy en particular uno de ellos, quien me
aseguraba con mucha certidumbre y firmeza que la obra se realizaría, lo que llamaba mucho
mi atención siempre que me lo decía, pues sus palabras enceraban misterio para mí.
Concluidos estos Ejercicios me fui a visitar a una señora anciana muy santa (ésta era la
opinión que todo este pueblo tenía de Doña Petrona Núñez, que así se llamaba) con quien
tenía yo una estrecha relación. Ella estaba enferma en cama de la enfermedad de20
que murió.
Fui acompañada de Estaurofila mi hermana y Ramona Martínez mi socia. Luego de verme
esta señora me dijo con mucho entusiasmo: “Sabes que te he visto en una casa muy grande,
muy linda, y muy desprendida de las cosas de la tierra y ocupada de las de Dios, en mucho
movimiento y contento y que me decías: «Gracias a Dios Doña Petronita que no tengo que
ocuparme sino de mis [8] asuntos»”. Luego me preguntó ¿qué me habrá querido decir, hija,
nuestro Señor en esto? yo bien lo comprendí, pero como ella estaba tan falta de oído no le dije
nada, porque se guardaba mucha reserva hasta entonces, por varias razones que para ello
había.
Al día siguiente me fui a hablar al Padre que queda indicado me aseguraba que la obra
se realizaría y le conté lo que la señora me había dicho. Él prestó grande atención a lo que le
refería y me preguntó si no me había dicho dentro de qué tiempo sería, porque él me había
visto lo mismo y con otras varias personas que no había podido distinguir quienes eran y que
había comprendido que esto se realizaría dentro de pocos años. Esta coincidencia fue de
mucho consuelo para mí pues nuestro Señor me hacía ver con claridad su voluntad por medio
de estas personas y que no me dejaría esperar mucho tiempo.
En el mes de Octubre, estando en otra data de Ejercicios, se me presentó el Reverendo
Padre [Joaquín] Suárez con un entusiasmo sorprendente acerca de la obra, el cual disimulaba
con el pretexto de visitarme para que yo le buscase acomodo a una muchacha que él había
confesado en los Ejercicios pasados; y al mismo tiempo quería ver si algo hacía para llevar a
cabo mi pensamiento; que contaba con un amigo que tenía unos 1000$ destinados para una
obra pía, la cual no se realizaría jamás; que creyéndose influyente con él solicitaría los
dedicase a ésta: que además él confesaba una señora viuda que quería ser monja Teresa y
contaba con 8000$; que él acababa de estar con dichas monjas a recabar de ellas si habría
alguna esperanza de que fuese admitida, y que le habían asegurado que jamás lo conseguiría,
con lo que quedaba en libertad para inclinarla a que se nos asociase: que tenía mucha
necesidad de hablar con el Doctor [David] Luque a quien había buscado repetidas veces, pero
inútilmente. Como este señor estuviese en esos momentos confesando en la casa puse en su
conocimiento [9] lo que ocurría y la solicitud del Padre para verse con él, a lo que contestó
que esa misma noche estaría en el Colegio de la Asunción, que era donde el Padre vivía. Cuál
fue el móvil de tan repentina actividad en el Reverendo Padre Suárez, Dios lo sabe; que yo no
pude dudar que el Padre a quien el Señor favoreció con su manifestación en conformidad con 20
En el Original con tinta y letra diferente agregado: “de”.
9
la señora Núñez puso en conocimiento de su Superior lo que le había pasado, para que se
cumpliesen los fines que nuestro Señor había tenido en dar esta noticia a la Compañía, que yo
creo fue la de obligarlos a que ellos prestasen su cooperación para esta obra.
Como el Doctor [David] Luque volviese a la Casa de Ejercicios al día siguiente, tuve
oportunidad de saber el resultado de la conferencia con el Padre, que fue el de quedar este
señor tan animado y lleno de esperanza que me dijo, que si antes le parecía difícil ahora lo
creía fácil y realizable: que en la noche de ese mismo día iría a verse con el señor Obispo,
según habían convenido con el Padre [Joaquín] Suárez.
Este paso que era en el que se miraba mayor dificultad, fue el que dio mejor resultado.
Nuestro Señor había preparado, sin duda el corazón del señor Obispo para que diese buena
acogida al pensamiento, inspirándole una idea favorable de la persona que lo había indicado,
y creyéndola capaz de realizarlo: por lo que dispuso el Doctor [David] Luque que concluidos
los Ejercicios pasase yo a verme con Su Señoría.
Pero antes de dar este paso se hacía necesario aumentar el número de socias pues no
éramos más que cuatro. La indicada por el Padre [Joaquín] Suárez quería ver las
Constituciones y Reglas que aún no era tiempo tuviésemos. Él me la había mandado para que
yo le diese explicaciones del pensamiento y ver si le era simpático; pero nunca acabó de
resolverse de un modo que ofreciese seguridad.
Mas el Doctor [David] Luque llenó la necesidad con una confesada de él y era Doña
Carolina Prado de Casas, viuda también pero de mucha virtud y méritos que la hacían muy
recomendable la que contaba con 4000$. Ella tuvo que ocultar su resolución por [10] algunos
días hasta recabar el permiso de la madre, que aún vivía.
Luego que terminaron los Ejercicios pasé a verme con el señor Obispo [José Vicente
Ramírez de Arellano] acompañada de mi hermana Estaurofila, el que nos recibió muy lleno de
bondad y deferencia, accediendo en todo a nuestra solicitud. Después de informarse del
pensamiento y mis intenciones me dijo que hiciésemos la presentación y que contase con él;
que me ayudaría no sólo con su bolsillo sino pasando a nuestra casa los fondos de la Casa de
Ejercicios que manejaba [Mariano Vicente] González. Me indicó que precisábamos un
abogado para los asuntos que surgiesen en la casa en orden a los intereses. Le propuse al
Doctor Don Rafael García, (pariente político mío y muy amigo suyo) al cual aceptó gustoso.
No pudo ser más favorable el resultado.
A todo esto el señor González, cansado sin duda de esperarnos, dio principio a su Casa
de Ejercicios; separándose de nosotras, lo que creímos aumentase la dificultad para el permiso
del señor Obispo; pero como Dios nuestro Señor quería las cosas, nada detuvo a Su Señoría.
Él nos dijo que la casa que trabajaba el señor González no le gustaba por el punto que
ocupaba, que era muy central; pero que aquélla serviría para hombres y la nuestra para
señoras.
Después de poner en conocimiento del Doctor [David] Luque y Padre [Joaquín]
Suárez lo dispuesto por el señor Obispo, acordaron tener una reunión acompañados del
Doctor García21
para deliberar sobre la presentación y bases de la fundación que debíamos
elevar ante Su Señoría, de cuya redacción quedó encargado el Reverendo Padre Suárez. Dicha
reunión tuvo lugar el 6 de Noviembre del año 1866 en el Colegio de la Asunción que estaba a
cargo de los Jesuitas.
Al Doctor Don Rafael García que, como he dicho antes era un pariente político mío, le
confié mi pensamiento muy luego de concebirlo, el que mereció toda su aprobación y me hizo
la promesa de cooperar en todo lo que le fuese posible. Este señor además de ser muy piadoso
tenía por su profesión y clase muy buena posición en la sociedad y contaba con numerosas
relaciones, entre [11] ellas tenía la del señor Obispo, con quien era muy influyente; por todo
lo que nos fue muy útil, como se verá en la continuación de esta historia. 21
Doctor Rafael García. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
10
El Reverendo Padre [Joaquín] Suárez para dar el lleno con más acierto a su comisión
se preparó haciendo unos Ejercicios, después de los cuales redactó las Bases e hizo la
presentación de que estaba encargado, la que sujetó al examen de la comisión y de las
interesadas, para ver si estábamos conformes con todo lo expresado en ellas. No encontrando
cosa que más nos satisficiera nuestras aspiraciones y deseos, y mereciendo la aprobación de
los de la reunión, la firmamos para que fuese elevada a Su Señoría el día 10 de Diciembre del
año 1866.
El Señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano] pidió su vista al Fiscal que era el
Doctor Don Emiliano Cabanillas, cuya nota, como consta en el22
expediente fue lo más
satisfactorio y honroso para las interesadas. Su Señoría creyó preciso, como se lo indicó el
mismo señor Fiscal saber con qué recursos contábamos para nuestra empresa. Informamos no
haber más entre las cinco socias que firmábamos que 19.000$; pero que contábamos con
algunas ofertas y la cooperación de varios sacerdotes respetables, y esperábamos la
autorización del señor Obispo para dirigirnos en persona a Buenos Aires y Montevideo a
recolectar limosnas, para lo que teníamos muy buenas recomendaciones y algunas promesas
de personas influyentes y de recursos.
En vista de esto decretó el señor Obispo autorizándonos para dicha fundación,
aprobando las Bases presentadas para ella y concediendo licencia para la recolección de
limosnas; prohibiendo solamente dar principio a la construcción del edificio sin presentar
primero a Su Señoría el capital reunido y el plano de los edificios con designación del local
designado para ellos. Este decreto fue dado el día 15 de Enero del año 1867.
Estando en esas circunstancias el Doctor [David] Luque por salir al campo demoró su
partida hasta dejar despachado el asunto, pues era él Pro - Secretario de Su Señoría lo que,
terminado el 15 por la noche, arregló su viaje para el día siguiente bien temprano; pero antes
de marcharse fue [12] a la Compañía llevando lleno de entusiasmo el decreto a los Padres
quienes lo recibieron con el mayor contento y pasaron inmediatamente a casa a llevarme tan
agradable nueva y no habiéndome encontrado por estar yo en la iglesia, se tomaron la
molestia de volver más tarde para poner en mis manos el importantísimo decreto juntamente
con una cartita del Doctor Luque, en que me llenaba de bendiciones. Fui acompañada por
ellos en esos momentos de felicidad para mí, en que mi corazón se encontraba lleno de
contento del cual participaban ellos como si les perteneciera. Inmediatamente puse en
conocimiento de mis socias este resultado, las cuales se reunieron al momento, reinando en
todas una santa alegría, pues hasta aquí estábamos en la mejor parte del camino: lo escabroso
estaba reservado para después.
CAPÍTULO 4º
Aparece no tener terreno para la obra.
Dificultades para la recolección de limosnas.
Ausencia del Padre Suárez. Muerte de una socia.
Queriendo el Reverendo Padre [Joaquín] Suárez que hiciese el plano del edificio un
Hermano (arquitecto de profesión) que había en la Compañía, se fue con él al terreno indicado
al principio para la obra, con el objeto de conocerlo y tomar sus dimensiones; pero resultó ser
escaso para el edificio, lo que nos ponía en la necesidad de pensar en otro, que no era pequeño
trabajo en esas circunstancias en que habían tomado tanto valor los terrenos; y sin embargo de
esto yo no podía vender ninguno de los míos, teniendo varios en el pueblo y también en la 22
En el Original “del” se cambia por “en el” para una mejor comprensión del texto.
11
campaña, por lo que se nos hacía difícil llenar esta necesidad tan imperiosa en el caso en que
nos hallábamos: dificultad que sufrimos por algunos meses, como se verá.
Di principio por este pueblo a la recolección de limosnas, acompañada de mi hermana
Estaurofila que, como tenía [13] un genio tan despejado y resuelto, me disminuía la violencia
del lance: una que otra vez también salí con algunas de mis socias, pero fue muy mezquino el
resultado que obtuvimos, lo que me causó mucha pena. Con este motivo traté de realizar mi
viaje para Buenos Aires y Montevideo; pero fue entonces que se suscitó la guerra con el
Paraguay, y además Doña Marquesa Piñero23
que tenía una otra empresa de fundación y
principió por crearse recursos se había marchado ya a esos pueblos con este objeto, por lo que
no pareció prudente a los que me dirigían me presentase yo a un mismo tiempo con la misma
demanda; por lo que suspendí mi viaje para mejor oportunidad.
El Padre [Joaquín] Suárez que estaba para irse a Europa me prometió que al pasar por
dichos pueblos exploraría el campo, se informaría de personas de su posición24
del resultado
que esto pudiese dar y me avisaría para que procediese con más seguridad.
En el mes de Febrero del 67 tuvimos el pesar de que dicho Padre se nos ausentase para
no volverlo a ver más. 25
Su permanencia en este pueblo fue providencial, como él mismo lo
notó y me lo dijo, pues no había pensado estar sino uno o dos meses y sin saber cómo,
demoró tanto hasta dejar arreglado el asunto. Sus palabras de despedida fueron muy
misteriosas: «Mire, señora, me dijo, han de llegar momentos en que le ha de parecer que la
cosa está acabada y que no hay esperanza alguna para usted. Cuidado con ir a desistir porque
Dios la ha de castigar». ¿De dónde sacaba el Padre tanta seguridad de la voluntad de Dios
acerca de esta obra? ¿Quién se la había dado? Esto vino a confirmarme la idea de que el Padre
tenía conocimiento de la manifestación que nuestro Señor hizo al Padre del pronóstico, para
obligarlos a tomar parte en esta obra. Como él ya se nos ausentaba, le pedí que nombrase dos
Padres para que nos ayudasen en las cosas que se ofreciesen, y me dijo, que la Compañía
entera [14] quedaría encargada de hacerlo. ¡Con tanta generosidad se manejó este respetable
Padre, tan benemérito de nuestra casa! Tuve el gusto de conseguir su retrato, el que conseguí
con mucha dificultad: lo exigí con el fin de que fuese conocido algún día de esta comunidad,
y que su memoria se conservase siempre en ella. Desgraciadamente dejó de existir antes de la
fundación, tan deseada y procurada por él.
Para salvar algunas dificultades que se presentaban en la recolección de limosnas, el
Doctor [David] Luque hizo imprimir a sus expensas unas cartas circulares redactadas por él, a
las que adjuntó el decreto de autorización de Su Señoría y demás documentos para que fuese
mejor conocido el proyecto de las personas cuya piedad implorábamos; pero muy poco o nada
fue lo que se obtuvo por este medio. Parecía que toda solicitud era inútil; sin duda porque aún
no había llegado el tiempo destinado por la alta Sabiduría para la realización de esta obra.
Sólo una oferta de importancia tuvimos, pero sin efecto, como se verá después: ésta fue del
señor Don José Ignacio Peralta que prometió darnos 5000$, y además que continuaría su
protección, lo que nos halagó mucho en aquel tiempo.
En el mes de Mayo del 67, además de las dificultades en que nos hallábamos sin poder
reunir recursos, ni conseguir terreno aparente para nuestra obra, nos mandó nuestro Señor otro
trabajo de mucha consideración, que fue la pérdida de una de nuestras socias Doña Genoveva
la Torre, tan apreciable por su virtud y buenas cualidades que la adornaban, lo que nos hizo
muy sensible su pérdida. Murió el 25 de Mayo, de una enfermedad de costado, después de
pocos días de26
cama: fue asistida por el Doctor [David] Luque con mucho interés y esmero,
como confesor que tenía una alta idea de sus méritos, acompañada y servida por todas las
23
Marquesa Piñero de Garzón. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 24
En el Original “suposicion” se corrige “su posicion”. 25
En el Original con letra de la misma persona que escribe, superpuesto “su” a otra palabra que no se lee. 26
En el Original con tinta y letra diferente agregado: “de”.
12
socias: se le administraron los Sacramentos e hizo su testamento, nombrándome albacea, y
dejando su casita, que era todo su haber, para la obra. La pérdida de esta socia no la
indemnizamos.
[15] CAPÍTULO 5º
Compra de terreno. Un protector que nuestro Señor
nos presentó en nuestras dificultades. Muerte de dos socias.
Ejercicios dados en la nueva casa de González, y esperanza de realizar la obra.
Habían transcurrido siete meses a la licencia del señor Obispo, y en todo este tiempo
no habíamos adelantado más que soportar dificultades y contradicciones. El terreno que
buscábamos con tanto empeño, pareciéndonos que conseguido éste lo teníamos todo, aún no
podíamos comprarlo, entre algunos que se nos presentaron los que más nos acomodaban por
su localidad y extensión estaban tan grabados de pleitos y enredos que era imposible esperar
la terminación de ellos. A fines del mes de Julio estando en las Cuarenta Horas de San Ignacio
nos ofrecieron una media cuadra de terreno, que era de la señora Doña Teodora Rodríguez;
por la que nos pedían 3.800$; distaba 10 cuadras de la plaza principal. Mi socia Doña
Carolina Prado que era quien me daba el aviso, estaba muy contenta pareciéndole que el
Santo nos hacía aquel milagro en los días de su fiesta. El Doctor [David] Luque y los Padres
de la Compañía creyeron conveniente lo tomásemos pareciéndoles muy acomodado el precio
y situado en buen punto; por lo que resolvimos comprarlo.
Pero ya se hace preciso que dé noticia de un señor de mi relación con quien yo
contaba, de aquellos poco comunes [en]27
estos días, el que en momentos de mucho conflicto
para mí se constituyó a salvarme todas las dificultades que mi estado de soledad me
presentaba para la administración de mis intereses, y otros asuntos que de esto surgieron; y
muy en28
particular los relativos a esta obra. Éste era el señor Don Emilio Ferreira (cuñado del
Doctor Luque) a quien dábamos el título de síndico por la actividad y empeño con que nos
sirvió en los negocios de esta empresa.
[16] No dejó de presentar alguna dificultad la compra del terreno por que la señora no
tenía documentos de propiedad. Ella prometía darnos pruebas satisfactorias de esto, con lo
que no convenía nuestro abogado el Doctor [Rafael] García; pero a pesar de su opinión
tuvimos que convenir en que la señora probase sus derechos, lo que hizo a satisfacción
nuestra, encargándose de esto el señor Don Emilio. En allanar las dificultades e
inconvenientes se nos pasó el tiempo hasta el 2 de Setiembre, en cuyo día se firmó el
documento, entregando nosotras 1800$ y firmamos un pagaré por los otros 2000; con lo que
quedamos dueñas del terreno, pareciéndonos que teníamos vencidas todas las dificultades y
principiaríamos a trabajar muy luego.
Al día siguiente de la compra del terreno fue el Reverendo Padre Pou29
con el
Hermano arquitecto a tomar las dimensiones para hacer el plano. Cuando ellos regresaron a su
casa, después de practicar esta diligencia, encontraron la orden que acababa de llegar del
Padre Parés30
, que era el Superior actual de la Compañía, para que el Hermano marchase
inmediatamente a Buenos Aires a dirigir la obra del Colegio del Salvador que tenían
principiada. Éste fue un nuevo conflicto, pero se allanó siguiendo una indicación que el
27
En el Original con tinta y letra diferente agregado: “en”. 28
En el Original repite “en”. 29
Padre Antonio Pou, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 30
Padre Bernardo Parés, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
13
mismo Hermano me hizo de escribir al Superior suplicándole le permitiese hacer el plano en
los momentos que le quedasen desocupados. Esto, sin embargo de ser una imprudencia, me vi
en la necesidad de hacerlo. El Padre Superior se prestó con mucha generosidad. En el mes de
Octubre del mismo año 67, si no estoy olvidada, tuvimos en nuestro poder dicho plano.
El mes de Diciembre lo esperaba con zozobra porque se vencía el plazo del pagaré, y
me encontraba rodeada de dificultades; sin poder reducir a plata ni los terrenos ni la hacienda
con que contaba, hallándose en igual situación mis compañeras, excepto Doña Carolina Prado
que tenía todo su haber en dinero; pero como hubiese dado ella 1500$ de la primera cantidad
y Doña Ramona Martínez 300 [17] no creía prudente gravarlas más, y deseaba y procuraba
pagar yo sola lo restante; estaba sin embargo muy lejos de imaginar los designios de nuestro
Señor sobre nosotras y nuestro proyecto.
En esta situación me hallaba cuando por primera vez vino a este pueblo la peste
desoladora del cólera, que me llevó dos de mis compañeras a Doña Gavina Sanmillán que
murió sin dar tiempo para que le llamase a su propio confesor y por consiguiente, no hizo
disposición alguna relativa a la obra. Doña Carolina Prado, a quien pudo asistir el Doctor
[David] Luque, dispuso las cosas según la opinión de él en aquellos momentos, en que parecía
iban a quedar en nada todos los proyectos, pues estaba viendo desaparecer a las cooperadoras
y esperó sin duda que desapareciésemos todas; no se podía creer otra cosa, en vista de los
estragos que hacía este terrible azote.
No me es posible expresar31
las impresiones de pesar que recibí con estos
acontecimientos. Además murió también el señor Don José Ignacio Peralta quien nos había
ofrecido los 5000$ como queda dicho; por lo que creí llegados los momentos anunciados por
el Reverendo Padre [Joaquín] Suárez, y tenía muy presente su consejo de no desistir, en caso
que yo sobreviviese a tantas contradicciones y desgracias.
Después de todo esto llegó el día en que debía entregar los 2000$, y me hallaba sin
recursos ningunos y sin socias: además, sufriendo la amargura de ver a mi hermana
Estaurofila que acababa de perder a su esposo de la peste. Mandé suplicar a mi acreedora me
diese una prórroga en vista de las dificultades que se me presentaban. Llegó mi mensaje en
circunstancias que sacaban al cementerio el cadáver de la señora, con cuyo motivo no quedó
ni quien cobrase, ni a quien pagar, porque el único hijo de la señora hacía mucho tiempo que
estaba ausente, y el albacea andaba en la campaña por temor de la peste. De este modo vino a
aliviar nuestro Señor esta pensión que tanto me abrumaba.
[18] Habiendo terminado la peste en el mes de Enero del año 1868, hablé con el
Doctor [David] Luque, que estaba para salir al campo, quien habiéndose ocupado tanto de los
enfermos se olvidó de los sanos por lo cual no pude verme con él durante todo ese tiempo. Él
me creía en el mayor desaliento con los acontecimientos que había sufrido; pero yo de las
mismas desgracias había sacado consuelos: porque, si la pérdida de mis compañeras era un
obstáculo para mí, la muerte de otras personas me abría campo a nuevas esperanzas: con la de
la señora [Marquesa] Piñero [de Garzón] desapareció esa obra que hacía oposición a la
nuestra: con la del señor [Mariano Vicente] González que dejó concluida su Casa de
Ejercicios en vísperas de abrirse, y donada para este objeto con dependencia de la familia y en
particular del señor Presbítero Don Juan Martín Yániz, su entenado, de quien era confesor el
Doctor Luque y ejercía mucha influencia en él; por medio de la cual creí realizable que dicho
señor facilitara la casa para que pudiéramos instalarnos en ella: de este modo formando
comunidad inspiraríamos más fe al público para la recolección de limosnas, reuniríamos
nuestros fondos y daríamos principio a la construcción del edificio de nuestra casa: al mismo
tiempo nosotras serviríamos los Ejercicios, llenando con esto los fines de nuestra empresa, y
la necesidad que tenía el señor Yániz de personal para el servicio de su casa. A esto se
agregaba que la señora Doña Indalecia Paz perdía en el señor [Mariano Vicente] González el 31
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “expresar” a “espresar”.
14
segundo esposo, y yo esperaba que con tales desengaños la señora entrase entonces en iguales
aspiraciones a las mías por su mucha decisión a los Ejercicios. Con estas ideas me hallaba
muy entusiasmada cuando hablé con el Doctor Luque, quien no sólo no despreció mis
esperanzas, sino que me felicitó de que las contradicciones me hubieran sido motivo de nuevo
aliento, y me dijo que con esto él también se había reanimado.
En el mes de Marzo cuando volvió el Doctor [David] Luque del campo me preguntó si
quería servir los Ejercicios que el señor [Presbítero Juan Martín] Yániz pensaba dar en 32
[la]
nueva casa. Yo le dije que no sólo no tenía dificultad, sino que creía muy conveniente a mis
miras entrar por este medio en relación con [19] el señor Yániz y su familia. El Doctor Luque
quiso saber mi voluntad para hablar sobre esto a dicho señor, quien me buscó en el mes de
Abril para que me encargase de correr con los Ejercicios. Con este motivo me habló de un
proyecto que tenía con su señora madre33
muy semejante al mío del cual le di conocimiento,
mostrándole el expediente para que se informase mejor. Él me dijo tenía ya noticia de mi
proyecto, que no creía difícil pudiésemos asociarnos para llevarlo a cabo. Fue grande el
consuelo que esto me dio y la esperanza que tuve, creyendo el poseer ellos muchos bienes de
fortuna era un auxilio poderoso para la realización de nuestra empresa. Puse luego en
conocimiento del Doctor Luque lo que ocurría, quien quedó muy contento con este resultado.
Después de este halago me esperaba una grande amargura, y fue la de presentarse el
albacea de mi acreedora a cobrarme los 2000$ con los réditos de los meses vencidos. Mi
situación respecto a recursos era la misma que he dicho antes: tenía intereses pero era como si
no los tuviera pues ni para mi subsistencia me servían, teniendo que vender algunas alhajas
que me habían quedado para sostenerme: los terrenos no me producían nada ni podía
venderlos; sólo uno me daba 25$ mensuales y era toda la entrada con que contaba para
responder a la deuda que tanto pesaba sobre mí por las muchas dificultades en que daba para
cubrirla.
Consulté con Don Emilio Ferreira lo que ocurría, quien me aseguró no tenía deber de
pagar los intereses de los meses vencidos, sino solamente los que corriesen desde el momento
en que se me había cobrado; que por lo demás estuviese tranquila, que él buscaría dinero a
rédito para que pagase esta deuda, intertanto34
haría diligencia de reducir a plata algo de lo
que había. Mucho me consoló con estas promesas35
; sin embargo que me era muy duro pagar
intereses en mis circunstancias.
Indiqué al albacea que creía conveniente presentase el documento a los hermanos de
mi socia Sanmillán para que reconociesen la deuda: al mismo tiempo consulté con un
abogado [20] de mi relación sobre lo que debía hacer en este caso; él me dijo escribiese una
carta (la que él mismo dictó) al Doctor Don Agustín Sanmillán adjuntando los documentos de
la obra para que este señor valorase mejor el compromiso firmado por su hermana. El
resultado que obtuve fue, que propuso dar solamente los 500$ que le correspondían por el
pagaré de 2000$ firmado entre las cuatro socias, exigiéndome quedase conforme con esto y le
asegurase que nuestra casa no reclamaría contra ellos, en lo que tuve que convenir según la
opinión del Doctor [David] Luque y demás, para evitar un pleito, que hubiera sido
indispensable para conseguir el todo de la dote de mi socia, el cual no me convenía. Él
demoró algún tiempo en hacer la entrega de lo prometido, pero reconociendo rédito.
Yo intertanto36
pagué toda la deuda tomando dinero a rédito, con el uno por ciento,
como me lo había indicado el señor Don Emilio [Ferreira], quien me facilitó todo sin tener
más que hacer que aceptar la responsabilidad, con lo que quedé muy amargada, porque mayor
32
Se agrega [la] para una mejor comprensión del texto. 33
Doña Indalecia Paz. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 34
Léase: “mientras tanto”. 35
En el Original “promes” se corrige “promesas”. 36
Léase: “mientras tanto”.
15
pensión para mí que deber alguna cantidad por pequeña que fuese; pero en este caso, como en
todos los demás que me vi no tenía más consuelo que recurrir a Dios nuestro Señor, de quien
lo esperaba todo.
Como aceptase la ocupación de servir los Ejercicios me puse en relación con el señor
[Presbítero Juan Martín] Yániz, la señora su madre, a quien tuve necesidad de hablar a los
pocos días para arreglar las ocupaciones relativas a mi compromiso; con cuyo motivo me
manifestó se hallaba dispuesta a asociárseme para llevar a cabo mi proyecto luego que
acabase de cumplir con las disposiciones testamentarias de su esposo. Inmediatamente
principié a preparar las casa para que se bendijese, aseándola y disponiendo la capilla y altar
para la misa que acompañó a la ceremonia de la bendición, celebrando aquélla el Doctor Don
Uladislao Castellano y asistiendo el señor Yániz y su familia, yo con la única socia que tenía
y mi hermana Estaurofila, una que otra persona de las familias de mis socias finadas y algunas
otras de mi relación. Este acto se hizo con toda la solemnidad posible: hubo música y canto
durante la misa; [21] todo lo que sirvió a preparar los ánimos para la ratificación de los
compromisos que tuvieron lugar ese día. Se acordó que pasada la temporada de los Ejercicios
se instalaría la Congregación en dicha casa. No contábamos con socias pero esperábamos que
divulgada esta resolución se presentarían algunas que tenían simpatías por esta obra.
A fines de Mayo me trasladé a la casa para dar principio a los Ejercicios donde
permanecí todo el tiempo que estos duraron. Con este motivo quedé en estrecha relación con
[el]37
señor Yániz y familia, pues la casa habitación de ellos tenía puerta de comunicación con
la de Ejercicios. Con este motivo nos reuníamos constantemente a conversar de nuestros
planes lo que aumentaba cada día nuestra decisión y entusiasmo, en lo que se complacía
mucho el Doctor [David] Luque, sirviendo esto para aumentar el fervor de aquella familia que
tanto lo apreciaba. El señor Yániz consultó con él sobre el aumento del edificio que se
precisaba para la comunidad en dicha casa, calculando sobre los gastos que esto exigía para
dar el paso de ver al señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano], lo que estaba acordado
ya.
CAPÍTULO 6º
La señora Doña Indalecia se presenta como socia al señor Obispo:
mal recibimiento de éste. Se facilita el pago de los dos mil pesos.
Ejercicios particulares para las socias después de los cuales
resultó no tener vocación la señora.
Estando todo arreglado nos presentamos al señor Obispo [José Vicente Ramírez de
Arellano] por disposición del Doctor [David] Luque pidiéndole permiso para instalarnos en la
Casa de Ejercicios y aumentar el edificio para la comunidad, o al menos permanecer allí hasta
poder trabajar con más facilidad nuestra casa, para lo que contábamos con la protección del
señor [Presbítero Juan Martín] Yániz y la señora su madre, quien se presentaba como socia
futura intertanto38
concluía el arreglo de la testamentaria de su esposo. Pero fue lo más raro y
sorprendente la terquedad con que nos recibió el señor Obispo y la mala impresión que le
causó [22] la propuesta de la comisión, que se componía de la señora Doña Indalecia,
Estaurofila y yo. Nos dijo creía que nuestra solicitud estaba en oposición con las
disposiciones testamentarias del señor [Mariano Vicente] González: dio algunas razones para
probar esto que no las recuerdo, y aumentó otras cosas más en que manifestó el descontento y
37
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 38
Léase: “mientras tanto”.
16
mala disposición en que se hallaba para con nosotras, lo que me causó tal impresión y
extrañeza que me hizo derramar lágrimas con lo que pareció haber cambiado o declinado un
tanto su rigor; y fue entonces que nos prometió consultar con algún abogado el caso para
poder deliberar, con lo que nos retiramos en bastante desconsuelo, tanto más, cuando creí que
esta contradicción enfriase a la nueva socia, como menos acostumbrada a sufrir humillaciones
y terquedades. Sin embargo de esto lo soportamos con conformidad cristiana y continuamos
en nuestras resoluciones. Cuando el Doctor [David] Luque tuvo conocimiento de esto nos
exhortó a la constancia y a esperarlo todo de Dios.
A todo esto, estaba con la grande espina de la deuda de los 2000$ que no me dejaba
descansar, por lo que resolví hacer una novena al Corazón de Jesús pidiéndole me sacase de
este apuro. Aún no la había concluido cuando se me presentó una señora del campo a
comprarme la casa de mi socia Doña Genoveva la Torre, que como he dicho antes, era yo su
albacea; y no habiendo podido venderla en esos días antes ni en 2000$ la dicha señora me
ofreció 2500, en lo que convine al momento y se la remití al señor Don Emilio Ferreira para
que practicase las diligencias de venta, quien se admiraba del prodigio, pues no podía mirar
sino como un milagro que la señora hubiese ofrecido esa cantidad. De este modo pagué la
deuda y me quedaron 1000$ a réditos, porque en esas circunstancias pagaron los 500 de la
señora [Gavina] Sanmillán.
A fines de la temporada de Ejercicios, en el intervalo que hay de una data a otra quiso
el Doctor [David] Luque darnos unos Ejercicios especiales para las que estábamos asociadas
en dicha empresa que éramos cuatro: la señora Doña Indalecia, Doña Ramona Martínez y
Doña Aurora Torres que también aspiraba, pero sin dote: admitimos algunas [23] otras que
pretendían asociársenos. Tuvieron lugar dichos Ejercicios a fines de Julio del 68 y fueron
dados por el Doctor Luque y el señor [Presbítero Juan Martín] Yániz, y en ellos fue cuando
Doña Indalecia comenzó a hacer sentir que defeccionaba, porque sin embargo de ser dados
exclusivamente para nosotras ella no asistió eximiéndose bajo pretextos muy frívolos, que
sólo servían para hacer conocer su frialdad e indiferencia: todas las demás los hicimos con
mucho gusto, porque fueron muy particulares; pero con el desagrado de lo que notábamos en
la señora. Además se enfermó el Doctor Luque en los últimos días, con lo que contrabalanceó
nuestro Señor los consuelos que por otra parte teníamos.
Habiendo terminado nuestros Ejercicios tuvieron lugar los de clérigos, durante los
cuales experimenté mayores desengaños de la señora, por lo que no me cupo duda de que
había desistido; pero como nada decía ella, yo continuaba haciéndome la inapercibida.
Después de estos se dieron unos Ejercicios a señoras, en los que, como ya eran los últimos me
dijo [el]39
señor Yániz que tenía que darme una nueva desagradable, y era que a su madre le
faltaba vocación, que parecía no tenerla. Le manifesté no causarme extrañeza alguna este
resultado, como que esperaba esas alternativas, y que tampoco me amilanaba esta
contradicción: que quedaba muy contenta sola, en poder de Dios, esperando que algún día,
cuando fuese tiempo, me abriría el camino. Esto le dije con la mayor sinceridad, como que era
el sentimiento de mi alma quedándome después muy serena y tranquila.
Concluidos los Ejercicios me retiré a mi casa a esperar en la misericordia de Dios que
algún día llenaría los deseos de mi corazón. Fui visitada por el señor [Presbítero Juan Martín]
Yániz que continuó su relación mostrándome la mejor voluntad y mucha decisión por la obra,
lo que yo no podía dudar; pero estaba convencida que él no podía más, pues no era posible
marchar en oposición a su madre: ésta fue la opinión del Doctor [David] Luque y del
Reverendo Padre Garcés40
cuando dicho señor propuso cumplir por su parte lo proyectado.
39
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 40
Padre Antonio Garcés, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
17
[24] CAPÍTULO 7º
Separación de la única socia que había quedado.
Se aumentan las contradicciones.
Fui llamada a un juicio ante el señor Obispo.
Nuevas esperanzas de realización.
No fue la única contradicción que sufrí en esta época, me faltaba aún mucho más. En
Diciembre del mismo año se presentó mi única socia Doña Ramona Martínez a pedir lo que le
pertenecía, pues había perdido la esperanza de que la obra se realizase. Pude darle 1000$ que
tenía, y por lo demás le firmé un pagaré con un corto plazo y rédito correspondiente, todo lo
que pagué a su vencimiento cómodamente, pues nuestro Señor permitió que redujese a plata
algo de la estancia como para salvar mis apuros. La razón de existir en mi poder el haber de
dicha socia fue, porque ella quiso por su propia conveniencia afincar éste en un terreno de mi
propiedad, comprando a una prima mía una parte que tenía en éste, especulando sobre el
mayor valor en que podría venderlo después, pues en ese tiempo los terrenos aumentaban de
día en día su valor.
Después de esto, sí, que quedé verdaderamente sola, y tan sola que no tenía más
consuelo en todos los instantes que recurrir41
a Dios de quien todo lo esperaba, cuya confianza
no me faltó jamás, ni en los casos más difíciles que se presentaron. Parecía que mi oración
estaba reducida a esta súplica, tal era la vehemencia de mi deseo que, si estaba en casa, salía a
la calle o iba a la iglesia siempre me hallaba con esta solicitud en la presencia de nuestro
Señor, tanto que el Doctor [David] Luque me prohibió que cuando fuese a la oración no me
ocupase de esto hasta el tiempo de los coloquios42
. Hubo vez que me sentí tan inclinada a
hacerlo desde que me puse en la presencia de Dios, que, llorando amargamente deposité mi
deseo en el Corazón de Jesús hasta que llegase el momento designado por la obediencia.
Tanto los Ejercicios, como la esperanza de próxima realización de la obra [25]
terminaron en el mes de Octubre del año 68. Me había quedado aún otro consuelo que era
preciso lo perdiese: era éste el de los Reverendos Padres de la Compañía que cooperaban a
esta empresa. Los Padres Escatllar43
y [Antonio] Garcés partieron de aquí en [el]44
mes de
Enero del 6945
, lo que me causó mucha pena y amargura, pues no quedó ninguno de los que
me animaban con sus consejos y con el interés que mostraban por mi proyecto para que no
desfalleciese en medio de tantas contradicciones; con lo que me hallé en una verdadera
desolación: ya no tenía con quien contar: todo parecía haberse acabado para mí.
El Doctor Luque, que en esas circunstancias se hallaba en el campo, vino a ésta el 1º
de Marzo, tan desalentado y sin esperanzas que luego de hablarlo en el confesonario me dijo:
que durante las vacaciones se había ocupado en buscar camino para mí; que por qué no me iba
a las Salesas que estaban en Montevideo. Le hice ver que absolutamente [no]46
podía fijarme
en ninguna otra cosa, ni me inclinaba a nada; que esta idea estaba como entrañada en mi alma
y no podía arrancarla; que me permitiese esperar otro tiempo más. Me preguntó sí aún tenía
alguna creencia de que esto se realizaría; y como le dijese que así lo esperaba de nuestro
Señor, con mucho desprecio me dijo: que admiraba mi fe: que su opinión era que devolviese
todo lo ajeno que tenía, y que le pidiese a Dios me hiciera conocer lo que quería de mí. Esta
41
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “recurrir” a “ocurrir”. 42
En el Original con tinta negra y letra diferente tachado “oración” y superpuesto: “de los coloquios”. 43
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “Escallar” corregido “Estcallar”. 44
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 45
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “69” a “68”. 46
Se agrega [no] para una mejor comprensión del texto.
18
sentencia fue como un rayo para mí, tanto que, no me animaba a retirarme sin que la revocase;
pero comprendiéndolo él, me avisó que no tenía más que decirme, con lo que me dejó en el
mayor desconsuelo. No resolviéndome a ir a casa, pues no tenía en ella con quien desahogar
mi pena, me dirigí a lo de mi hermana Estaurofila, donde pasé todo el día. Ella me instaba
fuese a la Compañía a buscar alguno que me consolase; pero por más que lo deseaba no me
animé a hacerlo, porque no tenía relación con ninguno de los Padres que entonces había. Me
entregué a nuestro Señor, y esperé de Él el remedio de mi aflicción.
[26] En esas circunstancias se presentó un hermano político de mi socia Doña Carolina
Prado, cobrándome 800$ de lo que ésta había invertido en el terreno diciendo que, según sus
disposiciones esto pertenecía al quinto que él tenía que darle la inversión que ella había
ordenado. Yo sabía por el Doctor [David] Luque que lo dispuesto era que la cantidad que
estaba en el terreno quedase para la obra, y lo demás para su madre y familia. Dicho señor se
presentó al señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano] pidiéndole me mandase hacerle
la entrega. Su Señoría dispuso tuviésemos un juicio ante él para poder disponer lo que creyese
justo. Mi temor era que en vista de las dificultades que se presentaban quisiese Su Señoría
obligarme a abandonar mi empresa. Mi abogado el Doctor [Rafael] García debía acompañar a
Su Señoría en su fallo y en esos momentos no dejaba de temer que su opinión no fuese para
mí favorable. ¡Qué grandes fueron estos conflictos para mí! No tenía con quien contar para
que me ayudase en aquellas circunstancias tan críticas; pero la Providencia que velaba sobre
mí dispuso que por ocupaciones y salida al campo de Su Señoría se aplazase hasta el mes de
Junio, lo que me fue favorable47
, como se verá.
En este tiempo el Doctor Luque alivió mis conflictos dándome a entender la opinión
que él me había manifestado de que devolviese todo y me dejase de tal empresa, no había sido
más que una prueba. Mas se ratificaba en su frialdad y desaliento pues creía que habiendo ya
Casa de Ejercicios, era inútil contar con la cooperación del pueblo para formar otra nueva
casa.
En este tiempo recibí aviso de un Padre de la Compañía, con quien no tenía relación,
diciéndome que viese al Padre Guarda48
, que era Superior de esta casa, porque me interesaba
y era tiempo de aprovechar. A pesar de serme violento ir al Padre sin saber qué decirle por
cuanto no lo trataba, me resolví a buscarlo en el mismo día. Luego de verme me dijo que
había estado con el Padre Carlucci49
a visitarme en casa y no me habían encontrado, que había
ido con el fin de informarse de los inconvenientes que tenía para llevar a cabo mi proyecto,
que le hiciese el favor de informarlo de todo: pues deseaba ayudarme. [27] Le conté cuánto
pasaba y le hice notar en particular el desaliento del Doctor [David] Luque, que era lo que
más me afligía. A toda mi relación me respondió que al Doctor Luque lo dejase a su cuidado,
que hablaría con él y vería los medios de promover y activar esta obra, que creía se haría algo,
que contase con él y los demás Padres de la Compañía; con lo que me dejó llena de consuelo.
Pocos días después tuve otra entrevista con el Padre quien me dijo había hablado con
el Doctor Luque y oído razones de mucho peso que él tenía para estar desalentado; pero que él
(el Padre) no desistía de lo propuesto, que esperaba dentro de 15 días al Padre Pujol50
,
Superior de esta Provincia de la Compañía, a cuya decisión51
someteríamos el asunto en razón
de ser un Padre de mucha capacidad y experiencia y acostumbrado a ver fundaciones, que
intertanto52
él venía, pediríamos a nuestro Señor nos hiciese conocer su voluntad por medio de
la opinión de dicho Padre.
47
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “favorable” a “vavorable”. 48
Padre José Guarda, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 49
Padre Cayetano Carlucci, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 50
Padre Juan Bautista Pujol, SJ. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 51
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “desicion” corregido “decision”. 52
Léase: “mientras tanto”.
19
Luego de llegar el Padre [Juan Bautista] Pujol quiso el Padre [José] Guarda tuviese
una entrevista con él y le informase de todo lo ocurrido desde el principio de mi pensamiento.
Hícelo con toda exactitud y después de haberme escuchado atentamente me dijo que él no
miraba inconveniente alguno que obligare a abandonar la empresa, que se debía principiar en
una casa particular que era el modo de comenzar esta clase de obras, y no esperar a que se
construyese el edificio pues se presentarían más dificultades y no acabaríamos jamás; que
tampoco era de opinión de que costeásemos fundadoras lo que no conveniría por varias
razones que él dio, que creía suficiente con un Director que formase el espíritu de las
primeras.
Luego tuvieron una conferencia sobre el proyecto entre el Reverendo Padre [Juan
Bautista] Pujol y Padre [José] Guarda, el Doctor [David] Luque y Doctor [Rafael] García
nuestro abogado, y después de discutir entre ellos el caso dio el Padre la opinión que queda
expresada, con lo que volvieron a reanimarse las cosas que habían estado casi muertas.
Convino el Doctor Luque en que se buscase casa para dar [28] principio, según la
opinión del Padre Pujol, aún cuando no tenía socias; pero estas se presentaban tan luego como
había esperanzas de realización. El Doctor Luque se prestaba a ser el Director, como que
desde el principio parecía estar llamado a esto. Yo no podía pensar en otro, me parecía el
único a propósito y encontraba en él todas las cualidades que se necesitaban para ponerse al
frente de esta empresa.
El Padre [Cayetano] Carlucci aún en el púlpito recomendó la obra: recolectaba
limosnas por medio de sus confesadas. El Padre [José] Guarda estaba tan preocupado que me
aseguraba que en las horas de recreación que ellos tenían no hablaban de otra cosa sino de
buscar cómo allanar las dificultades que se presentaban, con cuyo empeño dieron mucha
animación e impulso al proyecto.
En esta ocasión se presentó como socia Doña Anselma Fernández. De las confesadas
del Doctor Luque algunas me ayudaron a recolectar limosnas.
Con esta movilidad y entusiasmo53
se disminuyeron mis temores relativos al asunto
que el señor Obispo debía fallar. Llegó el tiempo en que debía presentarme ante Su Señoría
para lo cual tuve que buscar un abogado que me acompañase, pues todo litis, por justo que sea
se pierde si no se defiende bien. Después de muchas dificultades y angustias para conseguir
éste, nuestro Señor me presentó de un modo providencial al Doctor Don Filemón Pose quien
se prestó con la mejor y más decidida voluntad. Se impuso de todos los documentos y el día
designado me acompañó ante el señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano] y para dar
principio al asunto pidió nuestro abogado que se leyese el expediente para que se valorase
mejor la clase de compromiso que la socia finada había contraído mostrando su voluntad y
donando sus bienes ante el Prelado de la Iglesia; donación que había sido aprobada y
autorizada por éste. Alegó, además, otras razones con que probó que no sólo no tenían
derecho para cobrar, sino que, estaban obligados aún a entregar cuanto les había quedado
perteneciente a dicha socia. El señor Obispo y su abogado creyeron, no obstante prudente
dejar a favor de la obra sólo lo que estaba invertido en el terreno, [29] cuyo fallo irritó a mi
contrario de quien fui injuriada en aquel momento. Me decía que esta obra quedaría como una
otra que se proyectó en Santa Fe que después de morir su autora sin haberla llevado a cabo, no
se supo el fin de las limosnas recolectadas. Yo le dije que el tiempo me vindicaría de la ofensa
que me hacía. También advirtió a Su Señoría que debía llamarme a cuentas, porque hacía años
que me ocupaba en esto y no realizaba nada; a lo que contestó el Doctor [Rafael] García que
en esos días había tenido lugar una reunión en la Compañía compuesta de sujetos muy
respetables, entre ellos el Reverendo Padre [Juan Bautista] Pujol, para resolver si los
inconvenientes que se presentaban eran bastantes para abandonar la empresa; y refirió el
dictamen del Padre del cual he hablado ya. Esto satisfizo mucho al señor Obispo. 53
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “entuciasmo” corregido “entusiasmo”.
20
Después de esto continué buscando casa para el objeto, pero no fue posible
conseguirla, ya por estar ocupadas las que presentaban alguna comodidad ya por lo
exorbitante de los precios; de modo que no pude allanar esta dificultad. Así son las cosas
cuando aún no ha llegado el momento destinado por Dios para su realización; pero como yo
ignoraba esto seguía haciendo frente a los inconvenientes con la esperanza de conseguirlo.
La mayor parte del año54
69 estuvo el proyecto en animación con la influencia de los
Reverendos Padres [José] Guarda y [Cayetano] Carlucci que lo habían tomado con tanto
empeño; pero a fines de este llevaron al Padre Guarda a Buenos Aires con cuya ausencia,
aunque el Padre Carlucci hizo algunos esfuerzos, volvió a quedar el proyecto como olvidado.
CAPÍTULO 8º
Para conocer mejor la voluntad de Dios tomé unos Ejercicios y
otros para pedir recursos a nuestro Señor.
Muerte de Doña Indalecia Paz de González.
Nuevas esperanzas de realización convertidas en amarguras.
El Doctor [David] Luque que por todos [los]55
medios quería asegurarse más y más de
la voluntad de Dios en este asunto [30] dispuso hiciese unos Ejercicios a principios del año
1870 con el fin de pedir luz a nuestro Señor para conocer lo que quería respecto a esta obra.
Me ocupé de esto en los días de Semana Santa haciendo los Ejercicios privadamente en mi
casa, para lo cual tenía mucha comodidad pues me hallaba sola sin más que una sirviente.
Mediaron en estos Ejercicios ciertas circunstancias en vista de las cuales dispuso el Doctor
Luque continuase mi empresa hasta que nuestro Señor fuese servido que la llevase a cabo.
En el siguiente año 1871 pedí licencia al Doctor Luque para hacer otra vez los
Ejercicios en los mismos días con el objeto de pedir a nuestro Señor recursos para esta obra;
pero antes de esto hice una novena al Señor San José con la misma solicitud. En la conclusión
de ella, el día 19 de Marzo acabando de comulgar en la iglesia de sus “Cuarenta Horas” me
dieron la noticia de que la señora Doña Indalecia Paz de González estaba muy enferma, cosa
sorprendente para mí pues hacía pocos días que la había visto sana y que parecía vender salud.
La encomendé a Dios y ofrecí la comunión pidiendo por su salud. El Viernes de Dolores, día
en que comencé los Ejercicios, me dijeron estaba muy mala, que la habían sacramentado, y el
Domingo de Ramos que fue el 30 o 31 de Marzo murió. A pesar de serme muy sensible56
su
pérdida se abrió con ella una puerta a mi esperanza porque desaparecía el inconveniente del57
señor [Presbítero Juan Martín] Yániz para cumplir sus promesas. No dudé que dueño ya de su
voluntad, con la grande decisión que había tenido por esta obra, y por ser él muy desprendido
de las cosas de la tierra, invertiría sus bienes en honra y gloria de Dios favoreciendo esta
empresa. Tanto más me halagué cuando supe que la señora dejaba el quinto para que él le
diese el destino que le pareciese: con lo que acabé mis Ejercicios llena de consuelo no
dudando que mis oraciones habían sido oídas.
En los dos años que sobrevivió la señora Doña Indalecia después que desistió de su
compromiso corrió ella con los Ejercicios que se dieron; yo no tuve en todo este tiempo
intervención en ellos. Con motivo de su muerte volvió [el]58
señor Yániz a buscarme [31] con
54
En el Original “ano” se corrige “año”. 55
Se agrega [los] para una mejor comprensión del texto. 56
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “sencible” corregido “sensible”. 57
En el Original dice “de Señor Yaniz” se cambia por “del señor Yániz” para una mejor comprensión del texto. 58
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto.
21
este fin presentándose en casa el día 19 de Abril con mucho interés y entusiasmo a
proponerme si quería servir los Ejercicios que iba a darse principio a ellos en Mayo. Sin
embargo de desearlo mucho pues creía que por este medio volverían a arreglarse las cosas, le
dije que no le contestaría hasta consultar la voluntad del Doctor [David] Luque. Él me
aseguró de ésta diciéndome que la noche anterior había estado con él y que tenía mucho gusto
de que yo me ocupase en servir los Ejercicios. Con esta seguridad no tuve dificultad en
aceptar su propuesta, de lo que se mostró tan contento y satisfecho que me dijo era necesario
que inmediatamente me trasladase a la Casa de Ejercicios porque yo sería la Directora
perpetua de ellos; que no había otra para ese destino; que con su señora madre se habían
descrismado para dar Ejercicios que sirviesen y que no lo habían conseguido. Entonces le
hablé de la necesidad que él tenía, estando consagrado a esta ocupación, de formar la
comunidad religiosa que yo pensaba para el servicio de los Ejercicios, porque, le añadí, yo
moriré mañana y usted sabe cuán difícil es encontrar personas aparentes para esta ocupación.
Le hice notar cuanto influiría la idoneidad de estas religiosas para el fruto de los Ejercicios. Él
me contestó que callase: que todo estaba en manos del Doctor Luque, que sería lo que él
dispusiese; pero que quería reserva, porque creía que la vez anterior había fracasado todo por
la mucha bulla que se hizo. También me dijo que contaba con más recursos pues el quinto de
la señora había quedado a su disposición. La conferencia que tuve con él fue muy larga y en
toda ella no descubrí sino motivos de consuelo y de grandes esperanzas, con lo cual quedé
muy alegre y dando gracias a Dios.
Pero muy luego cambiaron de aspecto todas las cosas. En la tarde del mismo día recibí
una carta del señor Yániz en que me decía suspendiese mi traslado a la Casa de Ejercicios
porque se presentaban algunas dificultades, que luego hablaría conmigo. Dejaba traslucir
cierta frialdad que me abatió bastante, pues veía que él quería sirviese [32] los Ejercicios
asistiendo allí sólo los días en que éstos tuviesen lugar, lo cual creía yo muy difícil por las
razones que daré luego.
Al día siguiente avisé al Doctor Luque todo cuanto ocurría: él me dijo que sin
trasladarme del todo a la Casa de Ejercicios no podría prestarme a servirlos, porque era
imposible que atendiese a dos casas a un tiempo, pues hasta entonces vivía con mi entenada,
que era joven y soltera, con la condición de separarnos cuando realizase mis deseos. Ella
estaba conmigo más por gusto que por necesidad, pues contaba con una numerosa familia de
parientes muy acomodados; pero intertanto59
estaba a mi lado yo tenía que cuidar de ella, por
cuya razón me servía de inconveniente, y sólo trasladándome del todo a la Casa de Ejercicios
podría hacer el arranque de separarme de ella porque parecía llegado el caso indicado. El
Doctor Luque me dijo que él hablaría con [el]60
Señor Yániz. Esta promesa me reanimó, pues
sabía desde tiempos atrás que éste era tan dependiente de aquél por ser su confesor que jamás
daba paso sin su voluntad, y que tenía una fe ciega en su opinión y alta idea de sus cualidades
y virtudes, por lo cual lo apreciaba y respetaba como a un verdadero padre. Ésta61
era la
persuasión que yo tenía, y por esta manifestación se comprenderán mejor mis sufrimientos
posteriores.
Dos o tres días después hablé con el Doctor [David] Luque, quien me dijo no haber
hecho nada, que habiendo estado con el Señor [Presbítero Juan Martín] Yániz no se había
acordado de hablarle al respecto: ésta era una prueba de indiferencia muy extraña para mí que
conocía al Doctor Luque y tenía experiencia de su modo de ser: él era muy exacto en sus
promesas: todos los asuntos de que se encargaba eran como propios por el interés con que los
desempeñaba: además, el asunto de que se trataba esta vez envolvía otros de grande
importancia, por lo que me era muy sorprendente la frialdad e indiferencia con que lo miraba.
59
Léase: “mientras tanto”. 60
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 61
En el Original dice “Este” corresponde “Ésta”.
22
El mismo día me buscó una señora que estaba en casa del señor Yániz, muy amiga
mía, a quien yo había introducido [33] con la ocupación de Ecónoma en los Ejercicios que
serví, cuya ocupación continuó en los que dio Doña Indalecia, y por este servicio como por
los que prestó en la muerte de dicha señora, se había captado la voluntad del señor Yániz y
ejercía mucha influencia con él. Ella se presentó llena de gusto felicitándome porque volvía a
servir los Ejercicios, y quería nos arreglásemos en las ocupaciones que ella había de
desempeñar: me propuso desempeñar no sólo el oficio de Ecónoma sino también el de
Refectolera y Sacristana, que para esto quería llevar dos sirvientes que habían servido en
tiempo de Doña Indalecia. Yo le dije que por mi parte no había inconveniente siendo ellas
buenas, que además todo sería como [el]62
señor Yániz lo dispusiese. Como hasta entonces no
estaba cierta de que correría con los Ejercicios no quiese entrar en arreglos; pero de esta duda
no quise manifestarle nada procediendo en todo con mucha cautela, pues tenía motivos de
temer hubiese algún cuento. Dicha señora era confesada del Doctor Luque.
Tan luego como ella se retiró de casa mandó el señor [Presbítero Juan Martín] Yániz
un mensaje diciéndome que tuviese la bondad de esperarlo en casa porque precisaba hablar
conmigo. Luego que me vio comenzó por decirme que quería ponerme algunas condiciones
relativas a la ocupación de servir los Ejercicios; éstas eran: que entrarían a servir todas las que
lo habían hecho en el tiempo de su señora madre, pues habiendo complacido63
a ella debían
ser muy buenas: que yo no tendría más intervención que en la parte espiritual, que con lo
demás correría la señora de que acabo de hablar: que no podría yo reconvenir a nadie, y que si
algo había que reprobar le diere aviso. Yo le respondí que aún ignoraba si el Doctor Luque me
permitiría encargarme de tal ocupación porque se presentaban algunas dificultades, que
pondría en su conocimiento la resolución de aquel luego que la supiese. Él agregó entonces
que la señora aquella desempeñaría los oficios de Sacristana y Refectolera. [34] Creo debo
advertir que la primera vez que [el]64
señor Yániz me vio para servir los Ejercicios me dijo,
además de lo que queda referido, que eligiese sirvientes que me ayudasen, que todo lo
arreglase como a mí me pareciese: éstas fueron sus palabras de entonces, no sé cómo pudo
haber un cambio tan raro y repentino.
Al día siguiente puse en conocimiento del Doctor [David] Luque lo que ocurría, sin
omitir nada. Él me prometió de nuevo que hablaría con el señor [Presbítero Juan Martín]
Yániz. Pero ¡oh disposiciones del Altísimo! ¡Cómo habían cambiado para mí todos los
hombres! Busqué otra vez al Doctor Luque y me dijo que no había hecho nada. Entonces le
propuse que contestaría al señor Yániz que no podía encargarme de los Ejercicios porque
tenía inconvenientes para ello, lo cual aceptó diciendo que con este motivo buscaría al señor
Yániz para pedirle explicaciones. Esto era para mí lo más incomprensible: cómo procedía el
señor Yániz en este caso con tanta independencia del Doctor Luque cuando no daba jamás un
solo paso sin su dirección y consejo: ésta ha sido mi mayor confusión en esta amarga época
que he atravesado, de la que no sé como he salido con vida, tales han sido mis angustias.
Luego que el señor Yániz recibió mi contestación fue a verse con el Doctor Luque el
cual me dijo que había cuentos contra mí de la mencionada señora: le manifesté deseos de
saberlos para vindicarme; pero él me tranquilizó diciéndome que él había conseguido
convencer de lo contrario a dicho señor y que habían arreglado65
las cosas del modo siguiente:
que me trasladaría a la casa y para los Ejercicios de hombres me mudaría a una pieza del
segundo patio. Le hice la objeción que esto no sería posible porque tenía muchos muebles y
no podría reducirlos a una sola habitación, y le dije que con tantos inconvenientes no me
62
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 63
El Original con tinta negra y letra diferente sobre “compacido” corregido “complacido”. 64
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 65
En el Original termina el renglón y comienza “reglado” corresponde “arreglado”.
23
66resolvía; y como si hubiese estado ansiando por esta palabra me dijo que era mejor que no
fuese, y me despidió retirándose del confesonario, con lo que me dejó en la mayor ansiedad
[35] y sumergida en un tumulto de reflexiones las más afligentes. En el acto debió verse con
[el]67
señor Yániz pues no bien llegué a casa recibí la contestación de este señor conviniendo
en mi negativa.
Con este desenlace de las cosas volví a ver cerradas las puertas que creía haberme
abierto la Divina Providencia. La relación con [el]68
señor [Presbítero Juan Martín] Yániz
quedó cortada, me hizo una última visita para agradecerme el haber asistido a los funerales de
su señora madre que tuvieron lugar en esos días y para los cuales fui invitada: después de esto
no volví a verlo en casa y si me encontraba por la calle ni me saludaba, como si jamás me
hubiera conocido. 69
¡Qué trabajos fueron estos para mí! Luego se buscó otra persona que
corriese con los Ejercicios, la que permaneció por dos años: todo esto se hizo con la
aprobación del Doctor Luque.
No pararon en esto mis trabajos: hubo un cambio general en el Doctor [David] Luque,
como si él también hubiese participado de los cuentos: eran unos rigores conmigo que estaba
desconocido. Ya el confesonario no era para mí un lugar de consuelo sino de martirio. Como
si no hubiesen sido bastante las pruebas de indiferencia y falta de voluntad que me había dado
mostrándose tan prescindente en un asunto de tanta importancia para mí, que a esto sólo
atribuía el proceder del señor Yániz, cuando no me ocurría la idea de que todo era dispuesto
por él, por el desprecio que hacía de mí y de mis proyectos. Cuando se apoderaba de mí este
pensamiento era capaz de enloquecerme, tal era la angustia que me oprimía, pues tenía la
convicción de que el Doctor Luque era el único capaz de llevar a cabo mi proyecto, tanto por
sus cualidades y virtudes como por la aceptación que en este pueblo tenía y la influencia que
ejercía por el particular afecto que la sociedad le profesaba: me parecía que con sólo verlo al
frente de esta empresa era los bastante para que se la tuviese por buena y se le diese favorable
acogida; y por el contrario, si se sabía que él negaba su cooperación esperaba la ruina de mi
empresa. Estos y otros pensamientos [36] llenaban de amargura mi alma, los que el Doctor
Luque confirmaba más y más cada día con su proceder, no perdiendo oportunidad de
mostrarme su indiferencia.
Continuamente me mandaba fuese a otro que me dirigiese en esta empresa, pues él no
podía ni se hallaba capaz: me decía que cómo lo quería obligar: que si por haber tomado
alguna vez parte, estaba en el deber de tomarla siempre; que con franqueza me lo decía, y que
esta era la verdad. Estas y otras cosas semejantes me decía cada vez que me confesaba, con lo
que me tenía acobardada. Parecía que discurría cosas nuevas con que mortificarme cada vez
que lo hablaba. Sólo Dios sabe cuales fueron mis angustias en este tiempo. No tenía más vida
que llorar; pasaba las noches en vela, hundida en cavilaciones y lágrimas sin el más ligero
descanso.
Mis trabajos principiaron el 19 de Abril de 1871 y en Mayo del mismo año, el día del
Patrocinio de San José, estando, como queda dicho, en las mayores angustias sin imaginarme
que pudieran tener fin mis penas, me vino una especie de luz sorprendente que me trajo gran
descanso; con el conocimiento claro de que esto era prueba del Doctor [David] Luque para
darme después lo que deseaba: tenía tal seguridad de esto que, si se propusieran persuadirme
de lo contrario no lo consiguieran. No sé el tiempo que esto me duró, pero fue poco; luego
volví a caer en las mismas amarguras. Esto mismo volví a sentir una otra noche que, hablando
con mi hermana Estaurofila, me dijo ella haber estado con el Doctor Luque quien se había
ratificado con ella en todo cuanto a mí me decía, manifestándole los deseos que tenía de que
66
En el Original tachado “animaba”. 67
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 68
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 69
Se agrega el signo de puntuación: “punto seguido”, para una mejor comprensión del texto.
24
alguno de los Padres de la Compañía se encargase de dirigirme. Fue tanta la impresión que me
causó este desengaño con la idea de cuán pesada sería yo a este señor, que me separé de mi
hermana como fuera de mí. Temerosa ella de que las excesivas aflicciones me causasen
enajenación mental, se puso a pedir a nuestro Señor me hiciese ver las cosas tal cual [37] ellas
eran. Cuando llegué a la puerta de mi casa ya me sentí con el descanso y persuasión que he
expresado arriba, de tal manera que aun cuando hubiese querido afligirme no hubiese podido:
en esta calma pasé la noche y el día siguiente. Estos momentos de calma me dio nuestro
Señor.
Sin embargo de esto, quise hacerle el gusto al Doctor [David] Luque confesándome
con un Padre de la Compañía, pero por poco tiempo. Me sucedía en esto una cosa particular y
era que por bien que me tratasen los otros me quedaba un vacío y una intranquilidad, que me
parecían entonces más soportables los sufrimientos que él me ocasionaba y no me sosegaba
hasta volver a él: de este modo me sometía nuestro Señor a sufrir las más grandes
humillaciones y desprecios. Muchas veces luego que conocía era yo quien entraba al
confesonario se levantaba y me dejaba; si me encontraba por la calle no me saludaba, y si lo
hacía era con un modo que parecía querer mostrarme cuánto le fastidiaba en todas partes. Es
verdad que una que otra vez me dijo algunas palabras de consuelo, haciéndome entrever que
mis trabajos se convertirían en consuelos y se acabarían cuando menos lo pensase llegando a
ver las cosas claras; pero siempre que daba este alivio era para apretar más la mano y hacerme
sentir sus rigores, con lo que pronto me convertía el consuelo en amargura. También me dijo
que estas cosas se sometían a prueba y que podía ser que nuestro Señor me premiase más
tarde; que lo que él podía asegurarme era que desde que le había comunicado mi pensamiento
no había dejado ningún día de encomendarme a Dios en el santo sacrificio de la Misa y que
me prometía ayudarme y dirigirme; mas esto me lo dijo en una enfermedad que tuve
ocasionada de los muchos sufrimientos; mas como a estas palabras sucedían otras
enteramente contrarias acompañadas de obras, no me [38] duraba el halago sino que me
servían para mayor cavilación y confusión, pues se había hecho para mí incomprensible.
Como este proceder del Doctor [David] Luque continuase, pues llevaba cuatro meses
de estos sufrimientos las gentes llegaron a comprender su indiferencia para conmigo y su
prescindencia respecto a la obra, de lo cual comencé a experimentar los resultados. En esas
circunstancias se me presentaron dos señoras, confesadas del Doctor Luque, las cuales me
habían ayudado a recolectar limosnas, diciéndome que uno de los suscriptores cobraba lo que
había dado y que ellas se abochornaban de presentarse ante las personas que habían
contribuido para esta obra pues todas preguntaban cuando se realizaba: que no solo querían
devolver70
al que cobraba sino también a los demás. Les hice ver que esto no convenía porque
yo estaba muy lejos de abandonar mi proyecto y que el devolver las limosnas daría lugar a
que se creyese que yo me había dejado de todo, lo cual no quería que se pensase ni por un
momento: que a lo más devolvería al que cobraba, y aun de esto me cabía duda, que yo lo
consultaría.
Pregunté al Doctor [David] Luque qué hacía en este caso; pero como él tenía el
propósito de despreciarlo todo, me dijo que devolviese, que nada suponía eso. No quedé muy
tranquila con este parecer: consulté al Padre Mordeglia71
de la Compañía, quien me encargó
decir a su nombre al Doctor Luque que, en conciencia no se podía proceder en esto sin
licencia del señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano] puesto que con la misma se
habían recolectado las limosnas. A esto respondió el Doctor Luque que dijese a las señoras
que, habiendo consultado con un Padre de la Compañía opinaba éste que no podía devolver
nada sin licencia de Su Señoría con lo que me obligó a manifestar al público su prescindencia
70
En el Original “volver” se corrige “devolver” para una mejor comprensión del texto. 71
En el Original dice “Mordelli” corresponde “Mordeglia”: “Jerónimo Mordeglia”. Esta nota es valida para lo
sucesivo.
25
y que no quería que su nombre figurase para nada en esta obra. Esto debió parecer muy
extraño a dichas señoras que sabían bien que él era mi confesor y director; pasé por esta [39]
humillación por obedecerle.
Luego de esto se presentó un clérigo pariente de la socia Doña Genoveva la Torre,
exigiéndome pusiese a disposición del señor Obispo los bienes de ésta para que les diese otra
inversión puesto que demoraba tanto en realizar mi proyecto. Tan empeñado estaba en esto
que había ya visto al Doctor [David] Luque y al Doctor [Rafael] García y pasaba a ver a Su
Señoría para solicitar recogiese de mi poder los bienes de la socia finada.
Esto me zozobró bastante, pues me presagiaba muy malos ratos. Felizmente quiso
nuestro Señor que no pasase a más, pues no hubo resultado ninguno.
Como el Doctor Luque insistiese en que consultase con otros, le dije haberlo hecho
con el Padre [Jerónimo] Mordeglia y otro Padre más, los que me aseguraban ver
matemáticamente la voluntad de Dios; mas yo quería la opinión de él. Me respondió que no
tenía opinión al respecto, que fuese a ser dirigida por otros, que él no se hallaba capaz. Con
este motivo le dije que confrontando las palabras de consuelo que algunas veces me había
dirigido con las otras de prescindencia me hallaba perpleja y no sabía que creer ni que pensar;
que me dijese si él me daba esperanza de ayudarme algún día que lo esperaría todo el tiempo
que quisiese y si no me dejaría del todo. Me preguntó: ¿cómo pensaba dejarlo si me decían
que era la voluntad de Dios? Le dije que si él que me conocía mejor que ningún otro y estaba
al cabo de todas mis cosas rehusaba ayudarme, claro era que conocía no ser la voluntad de
Dios, en cuyo caso yo no trepidaba en abandonar mi empresa. Se negó a contestarme por
entonces diciéndome que después lo haría. Esto fue al día siguiente en que me dijo que me
prometía ayudarme en todo lo que pudiese, y para darme idea de proximidad me dijo que él
miraba necesario el que me separase de mi entenada; me propuso el [40] medio de hacerlo
para que a ésta le fuese menos violento encargándose él mismo de dar algunos pasos para
esto, con lo que quedé muy contenta. Mas al avisarme el resultado de su diligencia me
convirtió todo mi consuelo en amargura y humillación, dejándome en mayor perplejidad.
Ya casi perdía la esperanza de alivio en mis aflicciones pues llevaba cerca de un año
de sufrimientos: esto era a fines del año72
1871 y todos los caminos los veía cerrados para mí.
Quiero advertir que la protectora que tuve en este primer año de mis trabajos fue Santa
Teresa y para el siguiente (1872) fue San Juan de la Cruz: como esto se hace por suerte me
llamó la atención que los dos años más marcados de mi vida por los singulares sufrimientos y
duras pruebas a que nuestro Señor me sujetó, tuviese por protectores a los dos santos que más
se han distinguido por el amor a los padecimientos.
Demasiado necesitaba yo de auxilios y ejemplos de esta clase para poder soportar el
cúmulo de aflicciones con que fui visitada en aquel tiempo. Las que el Doctor [David] Luque
me presentó sólo quedan indicadas, pues referirlas todas es muy difícil: además la cruz de las
enfermedades que me hacían más pesados los sufrimientos de los cuales las penas interiores
con que mi alma fue torturada fueron muchas: a esto puedo añadir el aislamiento en que
quedé de las personas de mi relación, pues de muy pocas no recibí algún desengaño hasta mi
hermana Estaurofila se había trocado: ya no podía desahogar con ella mis penas pues se
fastidiaba lo que me veía afligida y me decía que si me imaginaba que nuestro Señor me
pondría en posesión de lo que deseaba sin que pasase por ninguna prueba, que cosa semejante
no se había visto jamás; pero ella no se fijaba en que, para que yo pudiese sufrir más nuestro
Señor me ocultaba toda esperanza y sólo me hacía ver la completa destrucción de todo y el
más grande desamparo del cielo y de la tierra. Este fue mi estado habitual durante los dos [41]
años, con muy pocos intervalos en que el Señor quiso darme alivio.
El Doctor [David] Luque tuvo una grave enfermedad en ese mismo año (1871) en el
mes de Noviembre, la que puso en grande peligro su vida, accidente que puso el colmo a mis 72
En el Original “ano” se corrige “año”.
26
amarguras; pero fue tanto el empeño que hizo este pueblo por su salud que creo no ha habido
persona por quien se hayan elevado más plegarias al cielo como por la conservación del
Doctor Luque se elevaron entonces.
No había casa en donde no se hiciese ya una novena ya otras prácticas piadosas por su
importante salud. Tanto y tan unánime clamor llegó al cielo y fue escuchado por nuestro
Señor73
que quiso conservar tan interesante vida para su gloria y provecho espiritual de
centenares de almas.
El 12 de Enero de 1872 salí al campo con el objeto de restablecer mi salud que se
hallaba muy menoscabada, de donde regresé en Marzo a continuar mi tarea de sufrimientos
pues nuestro Señor parecía no querer quitarme de la cruz. Cierto día en que reclamaba al
Doctor Luque sobre sus excesivos rigores por lo mucho que agravaban mi salud me dijo que
él no podía hacer otra cosa pues no estaba en su mano el tratarme de otra manera; en lo que
comprendí que él conocía era ésta la voluntad de Dios.
CAPÍTULO 9º
Salida del Doctor Luque a una misión.
El Reverendo Padre José Bustamante de la
Compañía de Jesús se propone llevar a cabo la obra.
Nueva presentación al señor Obispo.
A principios de Mayo del año 1872 resolvió el señor Obispo salir a una misión y
nombró entre otros sacerdotes que debían acompañarlo al Doctor Don David Luque lo cual
llamó [42] mucho la atención temiendo por su mal estado de salud, que las fatigas de una
misión le acarreasen algún funesto resultado. Con motivo de su ausencia, y más diré por
altísima providencia de Dios, me confesé con el Reverendo Padre José [María] Bustamante
que había venido en Enero del mismo año a ocupar el puesto de Superior de esta casa de la
Compañía de Jesús; el mismo Doctor Luque me lo indicó para confesor durante su ausencia.
Yo supe la llegada de dicho Padre y de otros dos que vinieron en su compañía por una carta
que la Reverenda Madre Rufina Echenique, religiosa Carmelita de esta ciudad, escribió a mi
hermana74
Estaurofila, la cual luego que supo esta noticia se apresuró a comunicármela
añadiendo estas misteriosas palabras: “¿Quién sabe si alguno de estos Padres que han llegado
viene para ayudarte en tu empresa?”. 75
Después de nuestro regreso supe que el Reverendo
Padre Félix María Del Val religioso también de la Compañía había escrito a una familia que
él había dirigido cuando estuvo en esta ciudad, diciéndoles que venía el Reverendo Padre
Bustamante que era un excelente director y que la dirección de las almas era su especial
vocación. Con tan buen antecedente y el de venir para Superior y hallándome en la
perplejidad que he dicho le consulté sobre mi proyecto para que me hiciese conocer la
voluntad de Dios, pues como iban tan a lo largo mis sufrimientos me persuadía que no
tendrían fin. Le comuniqué mi pensamiento y al mismo tiempo lo impuse del tratamiento del
Doctor Luque, tal cual como lo he referido, para que me hiciese conocer si nuestro Señor
quería que insistiese en llevar a cabo mi proyecto o que por el contrario lo abandonase. Esta
consulta la hice víspera de la Ascensión por lo que el Padre aplazó la respuesta hasta después
de Pentecostés pues iba a tomar en aquellos días unos Ejercicios para pedir en ellos luz a
nuestro Señor y poder con más acierto darme su opinión. Llegado el plazo me dijo que por sus
73
En el Original con tinta negra y letra diferente agregado: “Señor”. 74
En el Original “Herman.” se corrige “hermana”. 75
Se agrega el signo de puntuación: “punto seguido”, para una mejor comprensión del texto.
27
muchas ocupaciones muy poco había hecho, pero que en los días [43] del Corpus haría sus
Ejercicios y quería llevar a ellos este asunto. Terminados los Ejercicios me dijo que él una vez
conocida la voluntad de Dios ya no encontraba cosa que lo detuviese: que quería ayudarme y
que haría cuanto pudiese: que dijese al Doctor [David] Luque que él no miraba la honra y
gloria de Dios en el aplazamiento de esta obra. Con motivo de haber dicho señor regresado de
su misión víspera del Corpus pude darle el mensaje del Padre al que me respondió, después de
hacerme apurar hasta las heces el cáliz de la amargura, que en la noche de ese mismo día se
vería con el Padre. Esta entrevista tuvo lugar en Junio del 72 y en ella acordaron se buscasen
socias para poder elevar una nueva presentación al señor Obispo pidiéndole permiso para
instalarnos en alguna casa particular. El Padre [José María Bustamante] puso en mi
conocimiento el resultado de la reunión, asegurándome de la buena voluntad del Doctor
Luque, el cual sin embargo hacía ante mí el papel de prescindencia haciéndome creer que
todo lo dejaba en poder del Padre porque él no se encontraba capaz; me decía que me
sometiese en todo al parecer del Padre lo cual para mí era una espina terrible pues tenía la
persuasión de que su prescindencia desprestigiaba la obra; no obstante continué haciéndolo
todo bajo la dirección del Padre el cual trabajaba con un fuego y entusiasmo que parecía haber
recibido comisión del cielo para llevar a cabo esta empresa.
Hasta entonces no habíamos más que dos socias, Doña Anselma Fernández que se
presentó en tiempo del Padre [José] Guarda y aún permanecía en la misma resolución, y yo.
Su dote no era más que de 600$ pero estaba dotada de buenas cualidades. Luego se presentó
Doña Josefa Luque hermana del Doctor Don Adolfo Luque, Fiscal Eclesiástico y Vicerrector
del Seminario de esta ciudad; ella se confesaba con el Padre [José María] Bustamante y tenía
una dote de 1000$. La señora [44] Fernández invitó a tomar parte en la obra a la señora Doña
Griselda Ramallo la cual se prestó gustosísima pues ya tenía inclinación. Hasta aquí éramos
cuatro las socias, pero el Padre quería que fuésemos por lo menos cinco pues temía que a
menor número no concedería el señor Obispo el permiso. Algún trabajo costó conseguir la
quinta pues todo se hacía en la mayor reserva y además no daban entero crédito a la
realización del proyecto, tanto que el Padre me decía: “No puedo hacerles creer que esto se va
a realizar, pero ellas lo van a ver”. Tampoco buscábamos sino a aquellas que habían antes
mostrado su decisión76
a favor del proyecto. El Doctor Don Adolfo Luque avisó al Padre que
la señora Doña Estaurofila Moncada, que en la actualidad se hallaba en la Villa del Rosario,
presidiendo77
una escuela de la Municipalidad, le había encargado en épocas pasadas la
presentase, es decir en tiempos en que esta empresa había tenido movilidad. Propuso que le
escribiría llamándola, lo que aceptó el Padre bajo condición de no expresarle en la carta el
objeto para que se la llamaba. En efecto, el Doctor Don Adolfo Luque le escribió llamando,
pero sin decirle para qué. Ella demoró algún tiempo para venir y cuando lo hubo efectuado y
se informó del objeto, dio con algunas dificultades y como la principal el temor de que esto
fracasase fundada en que no veía figurar al Doctor [David] Luque como otras veces; porque
aunque, el Padre [José María Bustamante] inspiraba confianza y se le creía muy capaz de
llevar a cabo el proyecto, con todo se temía por su permanencia en ésta y que se temía
viniendo una orden superior lo llevasen como había sucedido con los otros Padres que antes
tomaron parte. Esta señora tuvo que regresar a la Villa para allanar sus inconvenientes y se
fue dejándonos en dudas su vuelta, aunque encargó al Doctor Don Adolfo Luque que firmase
la presentación por ella.
En estos días tuvo lugar una grande alarma, de resultas de haber dicho el señor
[Presbítero Juan Martín] Yániz en una reunión de señores clérigos, [45] entre los que hallaba
el Doctor Don Adolfo Luque, que esta obra no subsistiría, que sería como una otra que hubo
en este pueblo la cual tuvo un fin muy ridículo, y agregó otras cosas más, con lo que el Doctor
76
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “desicion” corregido “decision”. 77
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “precidiendo” corregido “presidiendo”.
28
Don Adolfo Luque entró en temores por su hermana Doña Josefa Luque la cual luego
participó de los mismos. Ambos fueron al Padre [José María] Bustamante para manifestarle lo
que ocurría; pero este Padre con la grande serenidad de ánimo que le era característica, con la
firmeza de su fe y su admirable constancia ante la cual no había contradicción que lo turbase
ni hiciese vacilar, los reanimó y quitó el temor. Fue para mí este un gran conflicto porque
tenía algunos antecedentes para esperar que la prescindencia del Doctor [David] Luque y del
señor Yániz sólo fuese aparente y por vía de prueba78
contra mí; pero al saber la libertad con
que el señor Yániz se había expresado en contra del proyecto me hizo comprender que
ninguno de los dos tomaría parte y para mayor tormento mío, descubrí, por ciertas
coincidencias, desbarajustado un plan que ellos se habían formado favorable a la obra. Esto
era lo que me manifestaban los hechos en aquel tiempo o lo que permitió nuestro Señor que
creyese para ejercicio mío.
Al día siguiente de recibir esta noticia hablé al Doctor [David] Luque y le supliqué que
por amor de Dios y por su honra y gloria tomase parte en esta obra: le conté lo que había
pasado con el señor Yániz haciéndole ver que a esto daba lugar su prescindencia con la cual
dificultaba la realización del proyecto. Fui en esta ocasión tan mal recibida que todas las
palabras de humillación y desagrado mostrando su indiferencia por mis asuntos y aún
desprecio, todo fue transmisible a las personas que rodeaban el confesonario que eran muchas
por ser día festivo y de solemnidad. Salí del confesonario tan abochornada que me parecía
todas las personas fijaban en mí sus miradas, y hasta mucho tiempo sentí igual impresión al
presentarme ante las personas que presenciaron tan humillante escena y hasta [46] para ir al
confesonario sentía resistencia; pero tenía presente una reglita que él mismo me había dado,
esta era de hacer todo lo que más repugnase a la naturaleza, con lo cual me animé en esta vez
buscar todas las cosas en que pudiese vencer a ésta ofreciendo al mismo tiempo estos
sacrificios a nuestro Señor para obligarlo a que me concediese todo lo que yo deseaba.
El día [79
] se hizo la presentación, dando el Padre [José María] Bustamante un modelo
para ésta, solicitando el permiso para instalarnos en una casa particular. Firmamos la
presentación las cinco socias dichas aunque ausente Doña Estaurofila Moncada por quien
firmó el Doctor Don Adolfo Luque a pesar de la poca seguridad que teníamos de su
resolución. El Doctor [Rafael] García, nuestro abogado, hizo la presentación y la llevó él
mismo al señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano], indicándole de palabra que si a
Su Señoría le parecía bien, nos diese por Director al Doctor Don David Luque, con cuya
voluntad contábamos. Su Señoría dijo que era uno de los dos que tenía en vista para este
objeto, él y otro que nombró. El Doctor García insistió en que diese la preferencia al primero
haciéndole presente las cualidades y eminentes virtudes que lo caracterizaban y hacían el más
a propósito para este destino. A pesar de esto yo estaba llena de zozobra por el resultado. Me
imaginaba, por los antecedentes que quedan expresados, que el Doctor Luque sólo por
deferencia había convenido con el Padre [José María] Bustamante en que se le nombrase
Director y temía, tal era mi preocupación, que reservadamente influyese con el señor Obispo
para que nombrase al otro que había indicado. Sufrí tanto con esta idea que manifesté al Padre
Bustamante mi aflicción para que me ayudase con sus oraciones. Él me mandó hacer una
novena al Señor San José que era mi protector en esta empresa y a quien ocurría80
en todos
mis apuros, experimentando siempre mucho consuelo como me lo dio en esta vez haciendo
que el señor Obispo despachase favorablemente en todo sentido nuestra solicitud, lo que tuvo
lugar el día 9 de Setiembre [47] de 1872 al cumplir 7 años que se inició el pensamiento.
Este mes de Setiembre ha sido siempre muy marcado y muy privilegiado para esta
obra como se verá en toda esta narración de los sucesos acontecidos a esta congregación.
78
En el Original “pruba” se corrige “prueba”. 79
En el Original hay un espacio en blanco. 80
Léase: “recurría”.
29
CAPÍTULO 10
El Doctor Luque nombrado Director.
Instalación de la casa. Ejercicios.
Admisión de dos niñas.
Desde el momento de recibir el decreto del señor Obispo, el Doctor [David] Luque
asumió toda la responsabilidad de esta empresa y se puso al frente de todos los asuntos de ella
preparándose para esto con unos Ejercicios, después de los cuales desplegó sus aptitudes81
y
la mayor actividad, lo que no dejaba de ser admirable pues gravitaban sobre él otras muchas
ocupaciones a más de las pesadísimas tareas que esta institución naciente le ofrecía. Era a un
tiempo Catedrático del Seminario, Capellán de las Monjas Dominicas, Director de la
Conferencia de Señoras de San Vicente de Paul y cargaba con un confesonario de religiosas
de varios monasterios y un número incalculable de personas seglares. Tal era su actividad y
celo que se creía al verlo en uno de estos destinos que estaba consagrado tan sólo a él y lo
mismo fue para nuestra obra y aún se dedicó más.
La casa que se contrató para el efecto, aunque sin verla por la mucha reserva que se
guardaba, hasta conseguir la licencia del señor Obispo, había servido en tiempos anteriores
para dar Ejercicios a mujeres: fue propiedad en ese tiempo de la señora Doña Mercedes Pinto
que a este tiempo ya había fallecido y por consiguiente la casa había pasado a otro poder: nos
faltaron con ella, pero esto fue una providencia porque la tal casa estaba casi en ruinas. Como
queríamos que la casa se instalase [48] en el mismo mes, salí con toda prisa a buscar otra:
felizmente se me presentó la del señor Don Dionisio Ramallo que con motivo de salir él al
campo nos la alquilaba por 8 meses; aunque no tenía la comodidad necesaria la aceptamos por
ser la mejor que se nos presentaba y tenía la ventaja de estar cerca de la casa del Doctor
[David] Luque de la cual distaba sólo tres cuadras y media y de la Compañía una cuadra más:
esto se miraba como ventaja por ser el Doctor Luque y el Padre [José María] Bustamante de la
Compañía los encargados de dirigir aquella nueva institución. Se contrató la casa por los 8
meses a razón de 40$ mensuales. Me trasladé a ella, el82
16 de Setiembre con el objeto de
prepararla para los Ejercicios de la instalación. Debía prepararse un pequeño oratorio en que
se celebrase la santa misa y se hiciesen las distribuciones de Ejercicios, pero no contaba con
ornamentos ni útiles de iglesia si se exceptúan dos casullas que en tiempos anteriores me
dieron las Monjas Dominicas. Pero de esto se encargaron el Doctor Luque y el Padre
Bustamante enviando este último dos Hermanos de la Compañía para que arreglasen el altar y
oratorio; todo lo cual quedó muy bien aderezado.
El 29 de Setiembre de 1872 día del glorioso Arcángel San Miguel se dio principio a
los Ejercicios y en el mismo día llegó del campo la señora [Estaurofila] Moncada; pero nos
faltó Doña Anselma Fernández83
por hallarse convaleciente de una grave enfermedad que
tuvo en esos días y que la dejó inutilizada para poder entrar en nuestra casa. Hicimos los
Ejercicios las cuatro socias y fue admitida a ellos Doña María Cáceres que tenía esperanza de
que el Doctor [David] Luque la admitiese aunque no contaba con otros recursos que unos
200$. Fueron admitidas a los Ejercicios algunas otras personas que quisieron consultar con
Dios su vocación, de las cuales más tarde vinieron algunas a nuestra casa. Los santos
Ejercicios fueron dados por el Padre [José María] Bustamante con todo el esmero posible y
según el método [49] de San Ignacio. Fueron estos Ejercicios especialísimos y nada nos dejó
81
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “actitudes” corregido “aptitudes”. 82
En el Original “al” se corrige “el”. 83
En el Original la secretaria que escribe “Fernández” baja el trazo de la lapicera en la “F” que se puede
interpretar como una “H”.
30
el Padre que desear con su esmero. Celebró durante los Ejercicios la santa misa el Doctor Don
Adolfo Luque y uno que otro día el Doctor [David] Luque y el Padre Bustamante.
Terminados felizmente y con gran consuelo de todas los santos Ejercicios, se retiraron
las señoras que habían entrado y quedamos las cinco socias incluyendo en éstas a Doña María
Cáceres.
Nuestro Director, el Doctor [David] Luque, a quien desde entonces comenzamos a dar
este título, vino por la tarde para hacer algunos arreglos y nombrar empleadas provisorias
hasta que la casa tomase nueva forma o las necesidades exigiesen otra cosa. Para esto contaba
con la aprobación del señor Obispo. Hizo que todas nos reuniésemos en el oratorio en donde
después de una importantísima plática nuestro Director84
nombró Rectora a la Hermana
Estaurofila Moncada; Secretaria, Procuradora y Provisora a la Hermana María Cáceres y
ayudante de ésta a la Hermana Griselda Ramallo; Portera la Hermana Josefa Luque, y yo fui
nombrada Sacristana, oficio que me supo muy bien y me parecía el mejor de todos. Desde
este momento ya no supe más de los asuntos de la casa; pero mi corazón se hallaba satisfecho
mirando en manos del Doctor Luque todos estos asuntos como tanto lo había deseado. Él
cuidaba no sólo del progreso espiritual de nuestra pequeña comunidad, sino también del
vestido y de la subsistencia, y en todo acompañado con el Padre [José María] Bustamante
cuyo consejo siempre consultó y de cuya opinión no se separó jamás. Este mismo Padre fue
quien dio el nombre a nuestro instituto: queriendo por un parte propagar más y más el culto
del Sagrado Corazón de Jesús y por otra fundarnos en la humildad dándonos un nombre que
correspondiese a nuestro estado y a los fines que nos proponíamos. Para que se cumpliesen a
la letra aquellas palabras divinas “El que se humillare será ensalzado” dio a nuestra pequeña
Congregación el título humildísimo de “Esclavas y luego nos ensalzó llamándonos del
Corazón de Jesús” y con este lema glorioso, [50] con este título el más honroso y más
adecuado y que debió ser inspirado por el mismo Sagrado Corazón, se comenzó a hacer
conocer nuestra Congregación, con él vive y espero que con él permanecerá siempre para
gloria del que quiso ser nuestro Amo.
Al día siguiente el señor Director distribuyó las habitaciones dando a las cuatro
Hermanas las del primer patio y colocando a la quinta que era yo en una del segundo que
estaba contiguo a la vivienda de las sirvientes y frente a la cocina. Poco tiempo pude
permanecer en este aposento por ser muy húmedo y en extremo caliente de lo cual mi salud
que estaba mal se resentía no poco. En los meses de más calor y lluvias tuve que dormir
algunas noches en la sala de recibo, y entre día estaba en alguna de las habitaciones de las
Hermanas; lo que me era muy mortificante tanto por el temor de ser a ellas molesta, como por
no tener un punto fijo y solo en donde estar lo cual me era más necesario por razón de mi
enfermedad; pero todas estas incomodidades me fueron muy soportables con el
convencimiento de la utilidad que traían a mi espíritu, el que el señor Director se había
propuesto formar en ese tiempo que fue para nosotras como el noviciado. Dos o tres días
después nos dio las primeras Reglas las cuales nos marcaban el tiempo que debíamos dedicar
a la oración, examen y demás distribuciones con lo que comenzamos a practicar vida
religiosa, aunque no vestíamos el hábito de tales sino que usábamos los vestidos sencillos y
modestos que habíamos usado en el siglo. En este tiempo teníamos la felicidad de oír
diariamente la santa misa sin que para esto tuviésemos necesidad de salir una sola vez de
nuestra casa.
Nuestro Director deseoso no sólo de la santificación de nuestras almas sino también de
las de los prójimos; hizo que admitiésemos dos niñas pobres y huérfanas para que se educasen
en nuestra casa a pesar de la poca comodidad que [51] en ella había. El 25 de Octubre del
mismo año 1872 entró la primera de estas niñas que se llamaba Jesús Álvarez la cual
permaneció algunos años en casa y después tuvo la dicha de ser religiosa en las Hermanas del 84
Canónigo Honorario Doctor David Luque. Esta nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo.
31
Sacramento que en la ciudad de Buenos Aires se fundó casi al mismo tiempo que nuestro
instituto; allí profesó con el nombre de Hermana María Pastora. La otra niña entró en
Noviembre del mismo año y estuvo cerca de dos años en nuestra casa, de donde salió y
habiéndose ocupado por algún tiempo de regentear una escuela de niñas pobres bajo la
protección de una piadosa señora entró en las Concepcionistas de esta ciudad fundadas por el
Doctor Don Emiliano Clara. Con la admisión de estas niñas dimos principio a ejercer la
caridad y cumplir en algo los fines de nuestra misión.
CAPÍTULO 11
Admisión de nuevas Hermanas y también niñas internas.
Cambio de casa. Nuevos arreglos en la comunidad.
Apertura de escuelas públicas y comunión de niñas externas.
Cambio de vestido.
Muy luego comenzó a progresar nuestra pequeña congregación con el aumento de
Hermanas: el 21 de Noviembre entró la Hermana Felisa Funes que salió del Colegio de
Huérfanas en donde había estado nueve años para venir a ser Esclava del Corazón de Jesús. El
28 del mismo entró la Hermana Gregoria Colazo que era una de las que habían hecho los
Ejercicios de la instalación y salió a prepararse para volver y el 24 de Diciembre vino la
Hermana Jesús Pastrana que también había tomado los Ejercicios. No hacía sino [52] tres
meses que nuestro instituto había comenzado a existir cuando ya la comunidad se componía
de ocho Hermanas; parece no podía esperarse mayor progreso en una Congregación naciente
y cuyos fines no eran aún suficientemente conocidos del público. Muy luego dio el señor
Fundador a la Hermana Felisa Funes el cargo de Maestra de niñas internas, a la Hermana
Gregoria [Colazo] el de Secretaria y a la Hermana Jesús Pastrana el de Enfermera.
Todo marchaba muy bien y vivíamos en mucha unión y paz: con frecuencia
recibíamos instrucciones sobre la vida religiosa no sólo del señor Fundador y del Padre [José
María] Bustamante sino también del Doctor Don Adolfo Luque que lo hacía aunque con
menos frecuencia por ser muy ocupado. Todos [los]85
tres cultivaban con el mayor celo este
pequeño plantel de Esclavas del Corazón de Jesús. Hubo en este tiempo un incidente86
, o
mejor diré una prueba de nuestro Señor que nos quiso hacer beber una amargura que era tanto
más amarga cuánto que nos privaba87
del mayor consuelo que teníamos que era la santa misa
y comunión cotidiana. El señor Obispo por circunstancias inesperadas nos quitó la licencia de
tener misa diaria permitiéndola sólo los Domingos y días festivos, y a instancias del Doctor
[Rafael] García nos la permitió también los Jueves. Mucho tuvimos que sufrir con esta
carencia y especialmente en los días de Cuaresma y Semana Santa.
Permanecimos en esta casa en que nos habíamos instalado 8 meses en el estado que
queda indicado. El 21 de Abril nos hizo trasladar el señor Director a una casa Quinta algo
distante del centro de la ciudad, creo que distaban 16 cuadras de la plaza principal. Era esta
casa de la hermana de señor [Presbítero Juan Martín] Yániz y nos la alquiló por 50$
mensuales. [53] Había en ella una capilla con su bonito altar. Para el número de Hermanas
que éramos entonces ofrecía la casa suficiente comodidad; tenía un cuadro de piezas rodeado
de galerías y el señor Fundador hizo algunas modificaciones en ella con lo que quedó
convertida en un verdadero monasterio. Al mismo tiempo se presentó al señor Obispo
85
Se agrega [los] para una mejor comprensión del texto. 86
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “incidente” a “insidente”. 87
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “privaba” a “pribaba”.
32
solicitando el permiso para vestirnos el hábito religioso, a lo cual se negó Su Señoría bajo el
pretexto de que aún no estaba la casa bien afianzada. Nosotras sentimos mucho esta negativa
pues deseábamos el hábito creyendo que influiría mucho en nuestro espíritu para nuestro
progreso espiritual, y que para las gentes sería de mucha edificación e infundiría mayor
respeto y daría realce a nuestro instituto; y por otra parte ni el señor Director ni alguna de
nosotras tenía ningún temor por la estabilidad de la casa, pues contábamos con la ayuda de
nuestro Señor de quien todo lo esperábamos y aún humanamente teníamos motivo de creer
que subsistiríamos en lo comenzado; esta persuasión unánime sirvió para que nos amargase
más la negativa.
Luego de trasladarnos a esta casa hizo el señor Director nuevos arreglos. En esta
ocasión fue donde de Sacristana pasé a ser Rectora, con grande humillación mía pues me creía
incapaz de desempeñar este destino. Fue nombrada Vicerrectora la Hermana Josefa Luque; la
Hermana Estaurofila Moncada fue nombrada Secretaria; la Hermana Griselda [Ramallo]
Sacristana y quedaron en sus oficios de Procuradora y Provisora la Hermana María Cáceres,
Enfermera la Hermana Jesús Pastrana, Maestra de niñas la Hermana Felisa Funes la que
recibió también88
el oficio de Portera. 89
Fueron destinadas para enseñar en las clases públicas
las Hermanas Estaurofila Moncada y Gregoria Colazo las mismas que fueron nombradas
Consultoras para los casos difíciles en [54] que no se pudiese acudir al señor Director. La niña
Jesús Álvarez fue nombrada ayudante de la escuela que se abrió el 30 de Abril, dos días
después del nombramiento de empleadas. Como el local en que se hallaba nuestra casa era
distante del centro y todas esas inmediaciones estaban muy pobladas por gentes las más
pobres y descuidadas, muy luego se llenó la escuela pasando de 100 el número de alumnas
que se educaban y todas gratuitamente. Tal ignorancia había en aquellas pobres niñas y tanto
descuido que un crecido número no había hecho su primera confesión y la mayor parte no
había hecho el cumplimiento de Iglesia. Las maestras pusieron todo el empeño posible para
instruirlas en la Doctrina Cristiana sin descuidar los otros Ramos de su educación. Los
Domingos por la tarde se llamaba [con]90
la campana y se reunían en la capilla un crecido
número de niñas a las que enseñábamos la Doctrina concurriendo91
a esto todas las Hermanas.
En las clases que estaban algo independientes de lo demás de la casa enseñaba el señor
Director a los niños y otras veces el Padre [José María] Bustamante, y cuando ni uno ni otro
podían enviaba el Padre, Hermanos de la Compañía.
En este mismo tiempo dispuso el señor Director que vistiésemos un traje uniforme de
color negro, el mismo que más tarde nos serviría de hábito, pero sin tocas ni cosa alguna que
pareciese contraria a la voluntad del Prelado; solamente traíamos al pecho el escudo con la
imagen del Corazón de Jesús y la inscripción: Esclava del Corazón de Jesús. Amor y
Desagravio, y es el mismo que llevamos ahora.
Quiero volver a recordar que el señor Director marchaba siempre de acuerdo con el
Padre [José María] Bustamante en lo concerniente a nuestra casa y que el Padre le ayudaba
con la mayor decisión92
y empeño por nuestro aprovechamiento no sólo [55] espiritual sino93
que también por el adelanto material del instituto. Cuando por ocupación forzosa o ausencia
nos faltaba nuestro Director, el Padre hacía sus veces hasta que él podía de nuevo proseguir su
tarea a favor nuestro.
Todo marchaba muy bien, y con el mayor consuelo de mi alma veía aumentarse el
espíritu religioso y crecer las virtudes con la práctica de las primeras Reglas, las que 88
En el Original “tambio” se corrige “también”. 89
Se cambia el signo de puntuación del Original: el “punto y coma” por “punto seguido”, para una mejor
comprensión del texto. 90
Se agrega [con] para una mejor comprensión del texto. 91
En el Original “concuriendo” se corrige “concurriendo”. 92
En el Original con tinta negra y letra diferente sobre “desision” corregido “decision”. 93
En el Original “si que tambien” se corrige “sino que también”.
33
sucesivamente iban perfeccionándose94
según lo exigían las necesidades, esto mientras se
hacían las Reglas y Constituciones de lo cual ya se ocupaban el Padre Bustamante y el señor
Director.
Con motivo de tener en esta nueva casa más comodidad que en la primera, se pudieron
admitir otras niñas pobres y huérfanas sumamente necesitadas de asilo y protección. Benita
Pereira entró el 30 de Abril del 73; de esta niña hablaremos en su lugar. El 10 de Agosto entró
Felisa Rueda y el 8 de Setiembre Petrona Torres, todas [las]95
tres pobrísimas, aisladas y por
tanto dignas de ser admitidas en nuestra casa. Benita Pereira se ocupó pronto de ayudante de
una de las clases públicas que ya se habían dividido en dos por el crecido número de alumnas.
El empeño que las maestras y demás Hermanas que enseñaban la Doctrina habían
puesto hizo que en el mes de Junio se hallasen aptas para hacer su primera comunión las niñas
que no la habían hecho y las otras para cumplir con la Iglesia. El señor Director [Doctor
David Luque] dispuso que el 8 de dicho mes Domingo de la Santísima Trinidad tuviese lugar
este acto para lo cual vino él con otro sacerdote la víspera para confesar a las niñas. Al día
siguiente celebró la santa misa y dio la comunión a cerca de 80 niñas. Durante la comunión
cantaban las Hermanas la letrilla “Corazón Santo”. Terminada la misa y acción de gracias les
[56] hizo una hermosa e importantísima plática. Esta función aunque tan consoladora y grata,
no dejó de costar un gran sacrificio al señor Director: una copiosa lluvia había desde la noche
anterior inundado las calles las cuales quedaban intransitables por la lluvia a causa de no estar
empedradas, pero nada fue capaz de arredrar a nuestro celoso Fundador. Este día fue de
grande regocijo para nosotras porque en él presentamos a nuestro Señor los primeros frutos de
nuestro pequeño huerto. Dios, a quien nadie excede en bondad, nos pagó pronto estos pobres
esfuerzos como se verá en adelante.
CAPÍTULO 12
El señor Yániz solicita vayan las Esclavas a servir los Ejercicios.
Contrato de las Esclavas con el señor Yániz. Nuevas Hermanas.
Muerte del señor Obispo. Toma de hábito de las Esclavas.
Un incidente de mucha importancia para nosotras sucedió96
cerca a la primera
comunión de las niñas. 97
El señor [Presbítero Juan Martín] Yániz se presentó a nuestro
Director para pedirle fuesen las Esclavas a servir los Ejercicios. Ofrecía la casa destinada a los
Ejercicios con aumento de edificio para la comunidad que quería se trasladase a vivir en ella y
que perpetuamente corriese por98
cuenta de las Esclavas el servicio de los Ejercicios; además
daba algunos miles para la subsistencia de la misma comunidad. El señor Director [Doctor
David Luque] me comunicó todo esto en mucha reserva no queriendo fuese transmisible a las
demás hasta no saber cómo recibía esto el señor Obispo [José Vicente Ramírez de Arellano].
Por entonces sólo se le pidió permiso para que sirviésemos los Ejercicios del 24 de Junio y
siguientes de mujeres en ese año, reservando para mejor oportunidad el comunicar99
el plan
por completo. El permiso nos fue otorgado. Con el mayor consuelo de mi alma volví a esa
casa de todo mi cariño después de tantos años y de tantas amarguras. Se reanudó con este [57] 94
En el Original “perfeccionando” se corrige “perfeccionándose”. 95
Se agrega [las] para una mejor comprensión del texto. 96
En el Original “de cerca” se suprime “de” para una mejor comprensión del texto. 97
Se agrega “punto seguido” para una mejor comprensión del texto. 98
En el Original “de cuenta” se corrige “por cuenta”. 99
En el Original “el comunicarlo el plan” se corrige “el comunicar el plan” para una mejor comprensión del
texto.
34
motivo la amistad con [el]100
señor Yániz que había sido interrumpida por los sucesos antes
referidos.
Fui acompañada de las Hermanas Gregoria Colazo, Jesús Pastrana y Felisa Funes, y
también Secundina Rodríguez que era una de las niñas internas, y una sirviente de las tres que
teníamos en casa, todo según disposición del señor Director.
Fuimos perfectamente recibidas y tratadas por [el]101
señor Yániz el cual manifestó
quedar satisfecho del desempeño de las Esclavas. Concluida esta data nos retiramos a la
Quinta hasta el mes de Julio en que se dieron otros Ejercicios, y los cuales servimos como los
primeros. Terminados éstos y habiendo regresado a nuestra casa vino el señor [Presbítero
Juan Martín] Yániz a visitarnos y darnos las gracias por el servicio que habíamos prestado.
Con esto quedó perfectamente restablecida nuestra antigua amistad. En Agosto volvimos a
servir otros Ejercicios que fueron los últimos para mujeres en ese año y a los cuales
sucedieron los de hombres y finalmente los de los señores clérigos.
Hasta ese tiempo nuestra comunidad se componía de ocho Hermanas; pero Dios
comenzaba a preparar los corazones de muchas otras que muy luego se nos asociaron. El 15
de Agosto fue recibida en el número de las Hermanas Rosaura Maldonado; el 8 de Diciembre
entró la Hermana Petrona Ponce y el 25 del mismo la señorita Benita Pereira vistió el traje
distintivo de Esclava habiendo estado algunos meses antes en nuestra casa como seglar. La
admisión de esta última para Hermana fue debida a un milagro del Señor San José el cual no
debe quedar oculto para gloria de este Santo a quien tenemos102
por nuestro segundo Patrón y
Síndico. El prodigio se verificó del modo siguiente: Esta niña a quien por su extremada
pobreza y orfandad habíamos asilado en nuestra casa se sintió llamada al estado religioso
después de estar en ella; más no teniendo como proporcionarse la dote103
[se ¿AGREGAR?]
le ocurrió la idea de escribir a un hermano suyo que hacía doce años [58] se hallaba en
Buenos Aires, habiéndose ido en una situación tan triste, que hizo su viaje en caballo
prestado. Ella no sabía cuál fuese su situación actual, pero poniendo su confianza en Dios se
dirigió poniendo en su conocimiento el deseo que tenía de ser religiosa al mismo tiempo que
el inconveniente de la dote: que si la divina Providencia había mejorado su situación le rogaba
la ayuda como le fuese posible para104
llevar a cabo su vocación. Al mismo tiempo que
escribía esta carta prometía a San José que si tenía buen resultado le haría la devoción de “Los
siete Domingos”.
Muy luego tuvo carta de su hermano quien sólo le prometía venir a hacerle una visita
sin darle otra esperanza. Mas, San José para hacer más visible su protección hizo que el día 19
de Octubre se presentase el hermano trayéndole la cantidad de 1570 pesos bolivianos105
, y
esto sin contar él con mayores recursos. Estuvo sólo tres días para arreglar los asuntos de la
hermana y se retiró dejándola dispuesta para ingresar en nuestra comunidad como lo hizo el
día 25 de Diciembre.
Siempre ha sido muy visible la protección de este Santo, y por esto lleva entre nosotras
el título de Síndico y es a quien acudo y he acudido en todas mis necesidades y apuros desde
el principio de esta obra y desde que tuve el primer pensamiento al respecto.
El dar a San José título de Síndico tuvo su origen de una ocurrencia de una amiga a
quien comunicando un día mi proyecto y conversando sobre las grandes dificultades que se
me oponían, como ella fuese muy devota de San José me dijo que ocurriese106
a este Santo
para que me ayudase nombrándolo por Síndico de esta obra, y que no dudase del buen 100
Se agrega [el] para una mejor comprensión del texto. 101
Ídem. 102
En el Original “tenemo” se corrige “tenemos”. 103
En el Original “tote” se corrige “dote”. 104
En el Original “a” se cambia por “para” para una mejor comprensión del texto. 105
En el Original “volivianos” se corrige “bolivianos”. 106
Léase: “acudiese.”
35
resultado. Me gustó tanto la idea que la adopté con toda mi alma encargándola de dar ella la
comisión al Santo y pedirle mucho por esto. Me aseguró que lo haría con grande empeño
diciéndole que no la hiciese [59] quedar mal pues ella le había solicitado el empleo. Me hizo
reír la ocurrencia, más no olvidé de invocarlo bajo este título. A la dicha amiga que era Doña
Nicolasa Ferreira le pasaron107
algunas cosas particulares sobre esto con el Santo.
Con motivo de enfermar gravemente el señor Obispo [José Vicente Ramírez de
Arellano] no se pudo hacer nada en el asunto propuesto por el señor [Presbítero Juan Martín]
Yániz.
Esta enfermedad que le acometió en Junio de 1873 fue de la que murió el 31 de
Agosto del mismo año. A causa de este fallecimiento fue nombrado Vicario Capitular y
Gobernador del Obispado el Licenciado Don Gaspar Martierena el cual se mostró muy
bondadoso para con las Esclavas. La primera licencia que nuestro Fundador obtuvo de él para
nosotras fue la de tener misa diaria en casa que era para nosotras grande dicha, aunque al
señor Director le costaba no poco el proporcionárnosla pues no teníamos con qué pagar
capellán y como vivíamos lejos del centro era penoso el viaje para el sacerdote que había de
hacerlo sólo por caridad y no por obligación. El señor Director buscaba entre sus relaciones
quien nos hiciese esta caridad; ni se eximía él mismo de hacerlo siempre que podía aunque
esto era raras veces porque era capellán de las Catalinas; pero, gracias a su solicitud nunca nos
faltó quien nos hiciese esta caridad hasta que pudimos proporcionarnos el primer capellán que
fue el Presbítero Don Belarmino Moyano.
Muy luego de recibirse, el señor Martierena del Gobierno del Obispado se arregló el
convenio con el señor [Presbítero Juan Martín] Yániz, el cual mereció la aprobación de este
digno Prelado. El señor Yániz se comprometió a darnos casa en qué vivir, algunos miles para
la subsistencia de las que viviesen en dicha casa y reparar la Casa de Ejercicios a su costa, en
cuya parte tendría él intervención quedando nosotras comprometidas a servir todas las datas
que él determinase se diesen en cada año.
El señor Vicario visitó nuestra casa y celebró en [60] ella la santa misa ayudándole el
señor Director: acto de humildad fue éste que nos edificó mucho. El señor [Gaspar]
Martierena manifestó haberle sido simpático el Establecimiento, y quedó contento de la
marcha que llevaba la casa, todo lo cual era debido, como el señor Vicario lo dijo, al
infatigable celo y aptitudes de nuestro digno Fundador.
En el mes de Setiembre las alumnas de la clase de externas hacían una segunda
comunión general. El señor Yániz ayudó al señor Director no sólo a confesar las niñas sino
que también celebró la misa de la comunión en el segundo día de los dos en que se habían
repartido las niñas para hacer la comunión, pues el gran número no permitía que todas lo
hiciesen en uno. El primer día dijo la misa, comulgó a las alumnas y les hizo una hermosa
plática nuestro digno108
Director.
El 23 de Diciembre se dio vacaciones a las alumnas solemnizando este acto con una
importante plática [de]109
nuestro Director, él mismo premió110
en ese día a aquellas que se
habían distinguido por su aplicación en el año escolar que entonces terminaba.
El 1º de Enero de 1874 salió al campo el señor Director en compañía del Reverendo
Padre [José María] Bustamante a un lugar de nuestra campaña que se llama “Tanti” con el
objeto de aprovechar el tiempo de vacaciones para redactar las Constituciones que más tarde
debíamos observar en su rigor y las cuales ya practicábamos en su parte más esencial.
Nuestro Señor derramaba sus bendiciones sobre el nuevo plantel y de día en día el
instituto de Esclavas tomaba más crédito y se iba granjeando las simpatías especialmente
107
En el Original “pasaros” se corrige “pasaron”. 108
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “digno” a “santo”. 109
Se agrega [de] para una mejor comprensión del texto. 110
En el Original “que premió” se corrige “premió”.
36
entre las señoritas de nuestra ciudad presentándose cada día nuevas pretendientes que
anhelaban asociarse a nuestro instituto, y a las cuales el Sagrado Corazón de Jesús hacía oír su
divina [61] voz y daba esfuerzos para romper los vínculos de la carne y sangre y dar un eterno
adiós al mundo por abrazar la cruz del retiro y abnegación.
El 19 de Marzo recibimos por Hermana a la que lo era de nuestro Capellán Don
Belarmino Moyano. Llamábase Eugenia Moyano. El 10 de Abril una prima hermana de ésta
entró también a formar parte de nuestra comunidad; ésta fue la Hermana Adelaida Cabanillas.
Nuestro infatigable Director que no cesaba de trabajar en la obra comenzada, solicitó
licencia del señor Vicario Capitular Don Gaspar Martierena para que vistiéramos el hábito
completo, porque, como ya queda dicho, hasta entonces sólo usábamos un vestido uniforme
que aunque es el mismo que vestimos, no llevábamos toca y solo un pequeño velo negro
cubría la111
cabeza por más modestia, mas no en la forma que ahora lo usamos. El señor
Vicario accedió sin dificultad a la petición, dando dicho permiso el 16 de Abril de 1874.
Comenzamos con grande alegría de nuestras almas a coser tocas y velos, y como no
estaba aún decidido el hábito que llevaríamos, nuestro Director y el Padre [José María]
Bustamante se ocupaban de esto. Era tal el entusiasmo que teníamos por vestir el hábito, que
al día siguiente de haber comenzado a preparar cada una el suyo, ya varias lo habían casi
concluido, y fue de grande regocijo en la tarde de un Domingo de este mes ver a dos
Hermanas con toca y velo que por disposición del señor Director fueron a la sala de recibo en
donde estaba él con el Padre Bustamante.
Al verlas entrar se sonrió dulcemente revelando en su semblante la alegría que le
causaba ver a sus hijas con el traje de religiosas. Trataron en este día de la forma del hábito y
se decidió que fuese tal cual lo llevamos hoy, y que el de las Coadjutoras, cuando las hubiese,
sería [62] con la sola diferencia de la túnica, toca y velo más cortos.
El deseo de asemejarnos en cuanto pudiésemos a los hijos de San Ignacio hizo que
propusiésemos a nuestro Fundador se añadiese al hábito el cinto y rosario como lo llevan
aquellos; pero él encontró razones para no acceder en esto a nuestra petición.
El 25 del mismo mes, después de dejar preparados los hábitos nos retiramos a hacer
los santos Ejercicios para prepararnos a este grandioso acto. Fueron admitidas para tomar los
Ejercicios cuatro postulantes. Llamábanse112
Catalina Fragueiro, Rosa Juárez, Filomena
Pucheta y Emilia Moyano. Las tres primeras entraron un año después y fueron religiosas de
nuestro instituto.
Nuestro Director [Doctor David Luque] y el Padre [José María] Bustamante no
perdonaron fatiga alguna para darnos los Ejercicios, ya dándonos los puntos de meditación a
viva voz, ya predicando y confesando infatigables.
El 3 de Mayo, día de la Invención de la Santa Cruz, terminaban nuestros Ejercicios y
era el día señalado para vestir el santo hábito. Todas esperábamos con ansia ver llegar tan
hermoso día y el acto en que vistiésemos el distintivo de Esclavas del Corazón de Jesús nos
parecía que no llegaba tan pronto como deseábamos.
Ese día vino nuestro Director [Doctor David Luque] muy temprano, nos dijo misa y
dio la santa comunión. Un momento después iba a tener lugar la ceremonia que si bien sería
privada y sin solemnidad para nosotras era de grande importancia. El Corazón de Jesús quiso
exigir de nosotras un pequeño sacrificio y que viésemos dilatarse por dos horas más aquel
momento mil veces suspirado.
Había la Sacristana puesto en el altar una hermosa [63] vara de yuca la cual por ser
muy grande venció el florero en que estaba colocada y el agua que este contenía empapó los
manteles del altar y las tocas que sobre él estaban puestas por orden de antigüedad y llenaban
111
En el Original con tinta negra y letra diferente superpuesto “la” a “nuestra”. 112
En el Original “Lamábanse” se corrige “Llamábanse”.
37
el altar en número de 12, y como no teníamos otras ni tampoco manteles de repuesto tuvimos
que emprender la tarea de secar todo repartiéndonos unas una cosa otras otra.
El Señor Director permanecía encerrado en la sala de recibo, ¿Qué hacía allí?
Preparaba una interesante plática para el acto, en el fondo de su alma se sucederían la
alegría,[agregar coma] la admiración y el reconocimiento por el beneficio que el cielo
dispensaba a sus hijas y bendeciría por todas las misericordias del Corazón de Jesús.
Cerca de las 11 de la mañana estando de nuevo preparado el altar y en él las tocas, dio
nuestro Director principio al acto leyéndonos113
la presentación que él había elevado ante el
señor Vicario y el decreto de este en que permitía a las Esclavas del Corazón de Jesús vestir
hábito religioso. En seguida dio el hábito a las doce Hermanas que formaban la comunidad
cuyos nombres eran Saturnina Rodríguez, Estaurofila Moncada, María Cáceres, Griselda
Ramallo, Felisa Funes, Gregoria Colazo, Jesús Pastrana, Rosaura Maldonado, Petrona
Ponce, Benita Pereira, Eugenia Moyano y Adelaida Cabanillas. La hermana del Doctor Don
Adolfo Luque tuvo que dejar nuestra compañía un mes antes con el mayor sentimiento tanto
de parte de ella como de la nuestra, pues era un alma santa cuyos ejemplos hubieran influido
mucho para el progreso espiritual de nuestra pequeña comunidad. Mas Dios que da mayor
parte de su cruz al que más ama, la había cargado con la de la falta de salud que la
imposibilitaba para seguir la vida religiosa, como le aconteció también en las Salesas de
donde con el mayor [64] dolor de su alma había tenido también que salir. Por este motivo su
digno hermano el Doctor [Adolfo] Luque la convenció que debía dejar la religión pues se veía
claramente que Dios no la quería religiosa en el claustro sino mártir de sus deseos en el
mundo.
Terminada las vestición del hábito nos hizo una importantísima plática, terminando
con ésta aquel acto. Pasó en seguida a la sala a donde concurrimos todas a saludarlo114
. No
podía, a pesar de su carácter serio disimular la alegría que le causaba aquel paso que había
dado la obra de sus desvelos. Aún estábamos reunidas en la sala cuando se nos presentó el
Padre [José María] Bustamante a felicitarnos y nos repartió para recuerdo de tan feliz día una
estampita a cada una que contenía el Árbol genealógico de la Compañía de Jesús.
En ese momento sucedió un acontecimiento que si bien pudo ser una casualidad en
otras circunstancias, en las presentes no carecía de misterio.
Fue el caso que la Hermana Rosaura [Maldonado], que era Procuradora, luego que
terminó la función se retiró a la despensa a desempeñar su oficio. Abre allí una bolsa de
pelones para dar a la cocinera y metiendo la mano dentro se le coloca en el dedo un anillo de
oro con dos corazones de plata. A todas nosotras y también a nuestro Director y al Padre
Bustamante nos llamó mucho la atención el caso por acontecer en aquel día y por la
circunstancia de los corazones que servían de adorno al anillo115
.
Esa misma tarde algunas de nosotras ofrecimos al Señor el sacrificio de cortarnos el
cabello: las demás lo hicieron según las circunstancias lo permitían cada [una]116
cuanto antes
pudo.
Dos días después del de la vestición el señor Director con el Padre Bustamante
recorrieron las celdas para quitarnos cuánto hubiese en ellas de superfluo. A este acto
llamaban las Hermanas con mucha gracia Circuncisión.
[65] CAPÍTULO 13
113
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “leyéndonos” a “lelléndonos”. 114
En el Original “laludarlo” se corrige “saludarlo”. 115
En el Original “añillo” se corrige “anillo”. 116
Se agrega [una] para una mejor comprensión del texto.
38
Oferta de terrenos para edificar el Colegio de las Esclavas del Corazón de Jesús.
Servicio a los Ejercicios después de la toma de hábito.
Entrada de una Hermana y conflicto que sufrió la casa por esta causa.
Una nueva circunstancia vino a hacer para nosotras memorable aquel dichoso día y fue
la de darse el primer paso para la construcción del Colegio que había de ser la Casa Madre de
nuestra Congregación. En la tarde de ese día el Reverendo Padre [José María] Bustamante y
el Señor Director se fueron al General Paz (pequeña población al otro lado del río de esta
ciudad de Córdoba) para ver un terreno de una Hectárea117
que el señor Don Augusto López
había ofrecido para que se edificase nuestro Colegio. No fue sólo esta oferta sino que hubo
varias en distintos puntos de esta ciudad y sus alrededores, pero por varias razones se aceptó
ésta y no las otras, vendiendo al mismo tiempo el terreno que teníamos comprado para este fin
por no ser bastante capaz para el objeto y por no estar situado en localidad tan conveniente
como el que se aceptó.
En Junio de 1874 se dio principio a la construcción de nuestra primera casa en el
terreno antes mencionado. El encargado para la construcción del edificio fue Don Anselmo
Quintero, vecino de esta ciudad y sujeto de singulares prendas que desde entonces se
constituyó bienhechor de nuestra Congregación. La obra comenzó por cavar el pozo que está
al centro en dicha casa [66] se edificaron118
el patio de la portería en que está la capilla con el
coro para la comunidad en el arco de la derecha y la sacristía en el de la izquierda que después
se le dio más extensión para que sirviese de coro y se edificó nueva sacristía. En el mismo
patio la sala de recibo, pieza para la portera y un costurero. En el segundo patio 10 celdas, sala
para niñas agraciadas, ropería, enfermería y sala de labor; y en el tercer patio el refectorio,
cocina, despensa, pieza de sirvientes, baño al lado del pozo y la oficina común. Todo este
edificio juntamente con dos salas para escuelas públicas costó cerca de 30 mil pesos.
El 15 de Junio fuimos a la Casa de Ejercicios seis Hermanas, dos niñas de las que
teníamos asiladas y dos sirvientes. Servimos una data de 390 ejercitantes y el 28 de Julio otra
de 430. Un número tan crecido sirvió en una y otra vez para probar el fervor de las Hermanas
que tuvieron buena ocasión para practicar en este noviciado todas las virtudes. Especialmente
en la segunda data fue el trabajo muy pesado, pues para dar la comida a 430 personas era
necesario hacerlo por partes de manera que llamando a las 12 al primer refectorio terminaba el
último a las 4 ½ o 5 de la tarde.
Siendo las Hermanas tan pocas para llevar tanto peso sin quien las aliviase, era natural
que a veces casi desfalleciesen de cansancio. Sucedía a veces que en el intervalo de uno a otro
refectorio se reclinaban fatigadas sobre los bancos; pero luego leyendo la inscripción del
Escudo “Esclava del Corazón de Jesús”, “Amor y Desagravio” se reanimaban e iban a
trabajar con mayor fervor. Llegó a tanto el peso del trabajo que de tanto caminar casi a todas
se les llagaron los pies hasta el punto de serles imposible calzarse; 119
por lo cual tuvo que
permitir [67] el señor Director se comprasen zapatillas de género y las usasen en aquella
ocasión.
Más no era esto sólo sino que hasta del alimento hubo vez que se privaron, ya por falta
de tiempo para hacerlo, ya también porque haciéndose difícil el cálculo para tanta gente hubo
vez que faltó la comida para las ejercitantes y hubo que echar mano de la de las Hermanas120
.
Con el mayor gozo de mi alma las oí felicitarse de esto, pensando, en vista de la necesidad,
117
En el Original con tinta y letra diferente tachado “100 varas cuadradas” y entrelíneas agregado “(una
Hectarea)”. 118
En el Original “edivicaron” se corrige “edificaron”. 119
En el Original hasta el final del párrafo tachado con otro color de tinta. 120
En el Original “Hermas.” se corrige “Hermanas”.
39
que eran verdaderamente pobres y gozándose en tener ocasión de cumplir de este modo tan
efectivo uno de los votos que privadamente habían hecho el día de la toma de hábito.
En la primera de estas dos datas nos llevó nuestro Director una botella de agua del
pozo que se trabajaba en la casa del General121
Paz. Todas tomamos del agua, alegrándonos
en el Señor al ver que quería darnos casa propia en qué establecernos y llenar los fines de
nuestro instituto para su mayor honra y gloria.
En Junio entró una Hermana nueva llamada Mercedes Cabanillas que era hermana de
la última que se admitió antes de la toma de hábito. Fue la primera que vistió el hábito con la
fórmula y ceremonia que sirvieron después para este acto.
La vestición tuvo lugar el día del Corazón de Jesús y el señor Director le hizo una
preciosa e importante plática explicando el significado de las inscripciones del Escudo y
dando a todas importantísima doctrina.
El 19 de Setiembre vino una señora de las más notables familias de Catamarca con el
intento de ingresar en nuestra Congregación que había conocido unos meses atrás viniendo a
acompañar a una sobrina suya que entró monja en las Carmelitas de [68] esta ciudad.
Llamábase la dicha señora Concepción Soria y era como digo de lo más notable de aquella
ciudad viuda y de bastante fortuna. Todo lo abandonó por hacerse Esclava del Corazón de
aquél a quien “servir es reinar”, y no sólo quiso ser Esclava sino que eligió en esto mismo122
la parte más humilde siendo la primera Hermana Coadjutora en nuestra Congregación.
El primer Viernes de Octubre vistió el hábito y al día siguiente sucedió lo que voy a
referir.
Hallábase esta ciudad en grande alarma por motivos políticos. El General
Arredondo123
se aproximaba a ésta pretendiendo tomar su plaza. El Gobernador124
, como era
natural trataba de defenderla, y como para esto era necesario valerse de las armas se suponía
que habría heridos y para el caso se buscaba una casa a propósito para Hospital de Sangre.
Fueron a pedir al señor [Presbítero Juan Martín] Yániz la Casa de Ejercicios para este
objeto. Él pudo muy bien salvar el compromiso diciendo que las Esclavas tenían derecho a la
casa y que si se veían en algún conflicto tendrían que ocuparla. Inmediatamente dio aviso al
señor Director quien no sólo por evitar el que a dicha casa se le diese tal ocupación, como
también por ponernos más a salvo trayéndonos al centro dispuso nos trasladásemos a ella lo
que hicimos el 2 de Octubre, no sin grandes dificultades que vencer, pues en aquellas
circunstancias no había quien nos condujese el equipaje, pues los hombres todos huían por el
peligro que corrían y ni se conseguía un caballo para tirar el carro. Dios nos salvó esta
dificultad por medio de una viejecita que tenía un jumento, el que atando a un [69] pequeño
carro y conducido por ella misma nos trasladó el equipaje.
Pasado el conflicto volvimos, después de ocho o nueve días que habíamos estado en la
Casa de Ejercicios, a nuestra casa Quinta en donde volvimos a abrir las escuelas públicas
suspendidas por aquellas circunstancias y comenzamos a preparar algunas cosas para cuando
se hiciese la traslación a la nueva casa.
En este tiempo aconteció un suceso digno de llamar la atención por lo raro del caso.
Antes de mudarnos a la Quinta la había habitado un extranjero que tenía un perro; el
cual125
, contra la natural tendencia de este animal que es, de seguir a su amo, se obstinó en
quedarse en la casa y por más diligencias que hizo el que lo había criado no pudo conseguir lo
siguiese.
121
En el Original abreviado “Gral.” se corrige “General”. 122
En el Original “misla” se corrige “mismo”. 123
En el Original con lápiz y otra letra sobre “Aredondo” corregido “Arredondo”: José Miguel Arredondo. Esta
nota es válida siempre que se utilice en lo sucesivo. 124
Gobernador Enrique Rodríguez. 125
En el Original “cuan” se corrige “cual”.
40
A nosotras nos vino bien esto porque, como la casa estaba retirada de la población, el
animal nos hacía buena compañía126
.
Mucho nos sorprendió una noche que a la hora de recogernos comenzó a ladrar y dar
acometidas como si viese alguna persona o cosa de espanto. Salieron las sirvientes y
registraron por todas partes, más en vano pues nada encontraron que pudiese ocasionar
aquella alarma en el perro. Continuó esto por casi un mes y todas las noches a la misma hora
que era de las 10 a las 12 de la noche. Todas estábamos aterradas y sin saber qué pensar de
caso tan extraño. La Hermana Estaurofila [Moncada] cuyo aposento tenía ventana a la quinta
lo mismo que la Hermana Rosaura [Maldonado] hacia cuyo lado acometía el perro, se
asomaban por ver si descubrían algo, y sólo veían que abalanzaba pero no se veía a quien
porque no había persona ni cosa alguna.
[70] Andaba este animal como desesperado; se entraba al aposento de las sirvientes
queriendo esconderse debajo de las camas y cavando como para enterrarse. Al mismo tiempo
se oían en el refectorio, que estaba en el medio de las celdas de la Hermana Estaurofila y de la
Hermana Rosaura, unas explosiones como si toda la loza se viniese al suelo; pero por más que
se registraba no se podía hallar causa que ocasionase aquello.
Una de estas noches sueña una de las sirvientes, que se llamaba Silveria, que se
levantaba a llamar al hortelano (el cual vivía enfrente de nuestra casa) para que viniese a ver
quien había entrado a la quinta, cuando se le aparece un sujeto a quien ella no conocía, y le
dice: No vayas a llamar al hortelano porque yo no pretendo hacer aquí mal alguno; sólo vengo
por arreglar unas cuentas que tengo con la Hermana Rosaura Maldonado. Al oír esto la
muchacha fue a avisar a la Hermana Rosaura a quien encontró tan dormida que con dificultad
consiguió despertarla y darle el recado del desconocido. Entonces la Hermana le dio una carta
escrita en papel verde para que entregase a aquel sujeto. Este fue el sueño de la sirviente,
quien a la mañana luego que se vio con la Hermana Rosaura (que era Procuradora) le
preguntó si tenía ella cuentas con alguna persona. Entonces la Hermana le dijo que por qué le
preguntaba aquello y ella le contó lo que había soñado. Esto llamó mucho la atención de la
Hermana y fue a darme cuenta del caso, añadiendo que ella había dado su dote de 1000 pesos
a un sujeto pariente para que trabajase con ella, y por ser persona en quien tenía confianza no
lo había asegurado con documento alguno. Que este sujeto, tuvo [71] una quiebra después de
la cual se fue a Buenos Aires y volvió poco antes de entrar ella a nuestra casa, y que al saber
su venida ella le había escrito una carta en papel verde llamándolo a cuentas, la cual carta le
había sido devuelta y la conservaba entre sus papeles.
Al oír esto me ocurrió que este sujeto hubiese fallecido y propuse a la Hermana le
perdonase la deuda. Ella me dijo que lo haría si el señor Director y yo se lo permitíamos.
Obtenido este permiso le perdonó pero la novedad del perro continuaba, por lo cual dije a las
Hermanas que aplicásemos la comunión a aquel sujeto pues tal vez tenía necesidad de
nuestras oraciones. Hecho esto, el mismo día que aplicamos la comunión, que creo fue víspera
de Navidad, cesó el perro de atormentarnos y nunca más se repitió el caso.
En toda la relación hecha hasta aquí de los sucesos acaecidos a nuestra Congregación
está de manifiesto el cuidado que nuestro Señor tiene y ha tenido siempre de mezclarnos los
consuelos con las amarguras. Una nueva prueba nos tenía reservada para prepararnos con ella
a recibir el consuelo de tomar posesión de nuestra casa cuya construcción iba a pasos
agigantados, a pesar de los inconvenientes que los trastornos políticos, antes indicados, habían
opuesto a esta obra, habiendo tenidos que proseguirla los albañiles127
medio escondidos por el
peligro que corrían.
126
En el Original con lápiz y otra letra “compaña” en lugar de “compañía”. 127
En el Original “albaniles” se corrige “albañiles”.
41
La admisión de la Hermana Elisa del Corro que tuvo lugar el 26 de Diciembre del 74 a
pesar de la oposición de su familia dio lugar a una persecución tanto a nuestra Congregación
como a [72] la Compañía de Jesús.
Esta Hermana, que tenía 40 años de edad y careciendo de ambos padres solo tenía dos
hermanas mayores que ella y las cuales de ninguna manera quedaban en situación desgraciada
por su separación pues vivían cómodamente con el trabajo de sus manos, se sintió llamada al
estado religioso y por confesarse con el Padre [José María] Bustamante le consultó su
vocación, del cual mereció la aprobación no hallando éste inconveniente alguno ni por parte
de ella ni por la de la familia para que pudiese entrar en nuestra Congregación, pues por su
edad y demás circunstancias era libre para tomar esta u otra determinación.
Como las Hermanas y otros parientes se opusiesen a su designio creyó ella prudente
ocultarles el día y momento de su realización por ahorrarles el sacrificio de la despedida y así
se valió de una prima suya, matrona muy respetable de esta ciudad, y de toda su confianza
para que la acompañase a nuestra casa.
El día acordado, después de oída misa en la iglesia de las Catalinas, tomaron un coche
y se vinieron, encargándose la misma señora de ir a dar la noticia a las hermanas de aquella.
Estas y otras personas de la familia se pusieron en grande alarma, sobre todo un pariente
político que por desgracia era periodista y de ideas algo liberales, tomó el asunto por suyo
para desahogar por medio de públicos escritos el enojo de toda la familia contra nosotras y
contra el Padre [José María] Bustamante, el cual no tenía otro delito que haberla dejado
proceder con libertad acerca de su vocación por ser mayor de edad y carecer [73] de ambos
padres; pero el periodista, para hacernos criminales, la suponía muy joven, el báculo de su
familia a la cual dejaba en la más triste orfandad y robada clandestinamente por el Padre
Bustamante para colocarla en nuestra casa contra el gusto de su familia. De este jaez fueron
las calumnias que sufrió este respetable Padre, pero él amaestrado en la escuela de Jesucristo
calumniado por nuestro amor siendo el Santo de los santos y la misma inocencia, sólo trataba
de enseñarnos a nosotras cómo nos habíamos de portar en circunstancias tales; así nos escribía
desde la campaña en donde había salido con el señor Director [Doctor David Luque] a tomar
las vacaciones y continuar la redacción de nuestras Constituciones:
“Dos cosas conviene hacer siempre en estas circunstancias: 1ª examinarnos para ver si
hay en nosotros alguna infidelidad para con Dios, o alguna soberbia oculta con que
provoquemos la ira divina; y 2ª arrepentirnos cordialmente y con toda compunción de
nuestras faltas o infidelidades y recurrir con mucha frecuencia al Sagrado Corazón de Jesús
para que deshaga esta y las demás tormentas que vengan, y convierte en bien de nuestras
almas y de toda la comunidad todas estas oposiciones y guerras, como lo ha hecho siempre y
en todos tiempos con tantas y tan santas comunidades.
El mundo nunca paga sino a sus amigos y los enemigos del mundo son los amigos de
Dios.
Además ser discípulo de Jesús y estar a su lado sin sufrir las injurias y persecuciones,
es imposible.
Por consiguiente, ánimo y confianza en Dios, por una parte; y por otra orar mucho,
porque tiempo de [74] prueba, es tiempo de oración”.
La tempestad fue muy terrible, porque las injurias y calumnias eran muchas y muy
graves y tenían por fin expulsar los Padres de la Compañía128
y en especial al Padre [José
María] Bustamante y destruir nuestra Congregación, para lo cual encontró el periodista
cooperación en algunos diarios de Buenos Aires y del Rosario con quienes congeniaba en
ideas: éstos gritaban a la par de aquél; pero felizmente esto no sirvió más que para afianzarnos
a unos y otros.
128
En el Original “Compania” se corrige “Compañía”.
42
La Hermana Elisa dirigió, con permiso de su superiora, una carta a la prensa en que
hacía constar la verdad de los hechos confundiendo con esto la injusticia de sus detractores.
Dicha carta se publicó en el “Eco” y “Pueblo Católico”, periódicos religiosos que habían
tomado voluntariamente nuestra defensa.
Después de esta pública manifestación de la verdad hecha por la misma Hermana,
como continuasen129
en la encarnizada persecución que habían emprendido, el señor Director
dio al público un escrito en que manifestaba los fines y objetos benéficos para la sociedad de
nuestro Instituto, las aprobaciones de los Prelados para su instalación, su marcha progresiva,
la protección de muchas personas respetables de esta sociedad y haciendo ver además la
conducta prudente y circunspecta que se había observado para la admisión y entrada de dicha
Hermana; cuyo escrito puso fin a la persecución de nuestros adversarios, pues no dijeron una
palabra más.
Esta prueba estuvo muy lejos de dar el resultado [75] que se pretendía, antes sirvió
para afianzarnos más en nuestro intento y el aprecio al Padre [José María] Bustamante se
aumentó más en este pueblo.
Intertanto130
el Hermano Juan Puigdellivol de la Compañía de Jesús dedicaba todos los
momentos que su oficio le dejaba para prepararnos la nueva casa proveyéndola de útiles131
de
cocina y otras cosas necesarias en las demás oficinas.
CAPÍTULO 14
Traslación a la nueva casa. Incendio del Colegio del Salvador en Buenos Aires.
Admisión de otras postulantes. Solicitud pidiendo dar al señor Director el título de
Padre y Fundador. Apertura de las Escuelas públicas. Se nombra Vicerrectora.
Bendición de la Capilla132
. 133
Nuevas Hermanas. Traslación a la Casa de Ejercicios.
Hacía como nueve meses que se había comenzado a edificar la casa del General134
Paz
y en Febrero del 75 estaba concluida y capaz de trasladarnos a ella.
El señor Director y el Padre [José María] Bustamante se ocupaban infatigables de
cuánto era necesario para proveernos de todo lo necesario en la nueva casa, siendo el
Hermano [Juan] Puigdellivol, como queda dicho, el encargado de comprar y mandar hacer los
varios objetos necesarios, tanto135
para la Iglesia, como para lo restante de la casa y para las
Escuelas.
El día último de Febrero el Padre Bustamante nos dio una plática preparándonos para
[76] la traslación a nuestra casa que debía tener lugar al día siguiente Lunes 1º de Marzo de
1875. Después de la plática nos ocupamos de preparar todas las cosas para mudarnos al día
siguiente muy temprano. Enviamos dos sirvientes para que aseasen la casa y nos esperasen
allí.
El día dicho, a las 5 de la mañana, nos trasladamos ocupando las Hermanas y niñas
internas 5 carruajes, en el último de los cuales traíamos la imagen del Corazón de Jesús. Don
Anselmo Quintero nos arregló todo el viaje yendo a esa hora con 14 carros de carga para
conducirnos el equipaje.
129
En el Original “continuanen” se corrige “continuasen”. 130
Léase: “mientras tanto”. 131
En el Original “últiles” se corrige “útiles”. 132
En el Original “Capa” está escrito entre línea, al acabarse el renglón no continúa, se corrige “Capilla”. 133
Se agrega “punto seguido” para una mejor comprensión del texto. 134
En el Original abreviado “Gral.” se corrige “General”. 135
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “tanto” a “ya”.
43
El señor Director nos esperaba en la nueva casa desde temprano para darnos
posesión136
y colocación a cada una. Al bajarnos de los carruajes nos recibió en la puerta
primera de la calle y nos hizo pasar de allí a la capilla, en donde después de colocada la
imagen del Corazón de Jesús que habíamos traído, rezamos el acto de consagración y después
de cantar la letrilla “Corazón Santo” pasamos a conocer la casa acompañadas137
por el señor
Director que iba delante de todas; nos hizo subir al coro alto de la capilla y al entrar tocó la
campana mayor que había y nos dijo: «Ésta es la campana del Corazón de Jesús». Luego de
esto se vistió la sobrepelliz y estola y bendijo la casa sirviéndole de acólito la Hermana
Concepción [Soria] que era la única Hermana Coadjutora que había hasta entonces. En
seguida distribuyó las habitaciones leyendo él mismo la lista siguiente que [77] tenía hecha de
antemano e incluyendo en dicha distribución dos postulantes que debían entrar en la tarde de
ese mismo día: estas eran Cenobia Niz y Benigna Moyano.
La lista era como sigue: Aposentos - 1º Hermana María Magdalena [Ramallo]. 2º
Hermana Teresa del Sacramento [Funes] y Hermana Isabel de San José [Pereira]. 3º Hermana
Margarita [Colazo] y Cenobia Niz. 4º Hermana Josefa de San Miguel [Moncada] y Benigna
Moyano. 5º Sala de labor. 6º Hermana Concepción del Niño Dios [Soria] y [Hermana] Luisa
de María [Maldonado]. 7º Hermana Carmen de la Cruz [Cabanillas]. 8º Enfermería Hermana
Clara Ignacia [Cabanillas]. 9º Hermana María de San José [Cáceres]. 10 Hermana Inés de
María [Pastrana]. 11 Hermana Ignacia de San José [Ponce de León] y Hermana Ana de la
Cruz [Moyano]. 12 Ropería. 13 Hermana Matilde de San Luis [Corro] y niñas. 14 La señora
Rectora [Catalina de María Rodríguez].
Inmediatamente comenzamos a acomodarnos en los aposentos designados. Es
imposible explicar el contento y alegría que reinaba en todas al vernos en nuestra propia casa
y que nuestra Congregación se afianzaba cada día más y progresaba bajo la visible protección
del Corazón de Jesús.
Esta alegría aunque tan justa, quiso nuestro Señor mezclárnosla con una terrible
amargura. Entre las 10 y 11 de esa mañana tuvimos la noticia del fatal acontecimiento
sucedido en el Colegio del Salvador en Buenos Aires el día anterior. Dicho Colegio había sido
reducido a escombros por los incendiarios: los Padres y Hermanos de la Compañía saqueados
y estropeados hasta dejarlos por muertos, y lo que era todavía peor saqueada la Iglesia y
profanado el Santísimo Sacramento hasta el punto de arrojar las sagradas formas a la calle y al
fuego.
[78] Tan fatal noticia obligó al señor Director a retirarse dejándonos en la mayor
amargura por las funestas nuevas de aquellos a quienes tanto debíamos y más por las ofensas
cometidas contra la Divina Majestad.
Por la tarde vinieron las postulantes que esperábamos las cuales vistieron el hábito el
19 de Abril con el nombre de Gertrudis de San José y de Benigna de la Santísima Trinidad.
Hasta ese tiempo que nuestra Congregación contaba dos años y medio de existencia y
en los cuales había progresado con tanta rapidez debido a los desvelos y asiduidad del
destinado por Dios para llevar a cabo esta empresa, no habíamos llenado un vacío que
quedaba en nosotras por no dar a aquel el título de Padre y Fundador pues en realidad lo era y
gravitaba sobre sus hombros toda la responsabilidad desde que había aceptado el título de
Director de la obra. Esto no era por falta nuestra sino porque él no nos lo permitía, por lo cual
temerosas que por su humildad perdiésemos la gloria de ser conocidas por sus hijas, nos
resolvimos a elevar, ante el señor Vicario Capitular y Gobernador del Obispado, una
presentación para obtener la autorización de dicho título y obligarlo por este medio a aceptar
lo que tanto había rehusado.
136
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “posecion” a “posesion”. 137
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “conducidas” a “acompañadas”.
44
Al hacer esta solicitud nos acompañaba el deseo de obtener para el día 8 de Marzo,
que por ser su cumpleaños era día muy especial para nosotras, el despacho de la solicitud. A
este fin nos valimos de un sacerdote de mucha confianza para nosotras para que llevase dicha
presentación y pidiese su despacho, todo con la mayor reserva del señor Director [79] que
estábamos seguras lo impediría si llegaba a saberlo.
La solicitud fue hecha en estos términos:
Señor Provisor y Gobernador del Obispado Licenciado Don Gaspar Martierena.
Animadas de la confianza que nos inspira la paternal bondad de Su Señoría y las
consideraciones que se ha dignado dispensarnos, nos resolvemos a hacer una solicitud, muy
justa en nuestro concepto.
Hace mucho tiempo que deseamos las Esclavas del Corazón de Jesús, e hijas
espirituales de Doctor Don David Luque dar a éste el título de Padre y Fundador, por haber
sido él el elegido por Dios para dar vida a esta Congregación: carga que aceptó a pesar de sus
innumerables ocupaciones y desempeña con la mayor abnegación, sacrificando su paz y
tranquilidad sin reservar ni sus pocos recursos pecuniarios y soportando con una admirable
paciencia todas las penalidades que traen consigo empresas de esta clase.
Por tanto pedimos a Su Señoría nos permita darle el título que merece de Padre
Fundador de esta Congregación, porque aun cuando de hecho lo es, creemos que dicho título
debe ser autorizado por Su Señoría.
Al hacer esta solicitud, nos acompaña el temor de excitar el desagrado de este señor,
pues en diferentes ocasiones nos ha prohibido darle este título imponiéndonos precepto de no
hacerlo; pues él tan sólo acepta las penalidades y fatigas rehusando todo aquello que pueda
redundar en su propia honra.
[80] Esperamos, no obstante que la autorización de Su Señoría le obligará a no
negarnos138
el consuelo de que sepa el mundo entero y las posteridades venideras quien fue el
elegido por el Corazón de Jesús para Fundador de sus Esclavas; del que tal vez nos veríamos
privadas por la diversidad de acontecimientos y sucesión de los tiempos que todo lo destruye
y lo borra.
Esperamos ser atendidas por Su Señoría y nos felicitamos de repetirnos como siempre
sus más fieles servidoras que pedimos su paternal bendición y rogamos por su importante
conservación.
A continuación firmamos todas las Hermanas que éramos entonces en número de
diecisiete.
El Señor Provisor no despachó inmediatamente nuestra solicitud reservándose para
consultarlo con el señor Fiscal Eclesiástico.
El 2 de Abril entró la señorita Amelia Ordóñez que se llamó después Hermana Dolores
de María y el 30 del mismo la señorita Rosa Juárez que fue después Hermana Rosa de Santa
María. Ambas vistieron el hábito el 6 de Mayo.
A este tiempo por estar ya algo numerosa la comunidad y aproximándose el tiempo de
trasladarnos a la Casa de Ejercicios, creyó el señor Director era conveniente nombrar una
Vicerrectora, pues no la había desde que salió la Hermana Josefa Luque.
Nombró para este destino a la Hermana Ignacia de San José dando a la Rectora el
título de Madre.
El 1º de Abril se abrieron las clases para niñas externas gratis. Ocupaban éstas dos
salones en uno de los cuales enseñaban las Hermanas Margarita y Ana de la Cruz y en el otro
la Hermana Josefa de San Miguel ayudada por la niña Jesús Álvarez. 138
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “concedernos” a “no negarnos”.
45
[81] Muy pronto estuvieron los dos salones llenos de niñas a las que se enseñaba con
el mayor esmero. Continuaron como en la Quinta asistiendo a la doctrina pública que se les
enseñaba en la capilla y por algún tiempo vinieron Novicios y Hermanos de la Compañía a
enseñar a los niños ocupando éstos los salones de escuela a los cuales entraban por puerta
independiente de lo demás del edificio que nosotras ocupábamos.
El 14 de Mayo entró la señorita Teresa Olmos, que se llamó Hermana María Teresa; al
día siguiente la señorita Delfina Loza que fue la segunda Hermana Coadjutora con el nombre
de Hermana Marta. Ambas se prepararon para la toma de hábito con los Ejercicios anuales de
la Comunidad que139
empezaron el 14 de dicho mes y terminaron el 23 día de la Santísima
Trinidad en el que tuvo lugar la solemne función de la Bendición de la Iglesia que hizo el
señor Canónigo Don José María Vélez predicando en la función el señor [Presbítero Juan
Martín] Yániz. Esta fue la primera función que tuvimos en nuestra casa. Ese día por la tarde
vistieron el hábito las dos postulantes dichas.
El 28 del mismo mes entró la señora Doña Aurora Torres y el 29 la señorita Filomena
Pucheta.
La primera era una de las que entraron por favor del140
señor Yániz con las dotes que
se le concedieron en el contrato antes expresado. Los otros dos habían sido ocupados por las
Hermanas Matilde de San Luis [Corro] y Ana de la Cruz [Moyano].
El 8 de Junio nos trasladamos a la Casa de Ejercicios doce Hermanas a tomar posesión
de ella ocupando el edificio alto que en dicha casa se había construido para nosotras.
[82] El señor Yániz nos esperaba allí para darnos posesión de la casa y entregarnos la
de los Ejercicios con los útiles que a ella pertenecían. Desde aquel día comenzamos a servir y
administrar la Casa de Ejercicios como dueñas de ella, pero bajo la dependencia y dirección
del141
señor Yániz, según142
las Bases del contrato. En los años anteriores sólo habíamos
venido a servir las datas de mujeres retirándonos inmediatamente a casa pues allí no había
comodidad para permanecer.
Los primeros Ejercicios que se dieron fueron el 14 del mismo mes. Entraron 500
mujeres por lo que precisamos143
pedir al Colegio otras Hermanas no bastando las 12 que
estábamos. En ese año se dieron 7 datas a saber: dos de mujeres, que fueron ambas
numerosísimas, dos de hombres, de señores Clérigos otras dos y una de señoras de 1ª clase,
las que terminaron en Octubre.
CAPÍTULO 15
Se edifica el Noviciado. Otras Hermanas. Vuelta de la Casa de Ejercicios al Colegio.
Aprobación de las Reglas. Se nos permite dar el título de Padre Fundador al señor
Director. Profesión de 10 Hermanas. Se instala el Noviciado y se nos dan las Reglas.
En el mes de Julio se había dado principio a la construcción del Noviciado y un salón
para las clases públicas, pues los que había ya no podían contener el número tan crecido de
niñas que solicitaban ser admitidas y era además necesario dar más extensión al salón de
internas agraciadas por [83] la misma causa. Uno de los salones que habían ocupado antes las
escuelas se unió al de las internas - y el otro se habilitó también para las mismas
139
En el Original entre líneas escrito con lápiz y letra diferente “los dió el Doctor Luque”. 140
En el Original “de” se corrige “del”. 141
Ídem. 142
En el Original “sugun” se corrige “según”. 143
En el Original con tinta y letra diferente superpuesto “precisamos” a “presisamos”.
46
En Agosto entró la señorita Sebastiana Aguirre que vistió el hábito con el nombre de
Hermana Tomasa de María el día 5 del mismo mes que era primer Viernes. En Noviembre se
admitieron otras dos que fueron la señorita Margarita Correa que entró el 21 y Catalina
Fragueiro el 25.
En los meses anteriores había pedido el señor Director al Prelado la aprobación de las
Reglas, el cual nombró una comisión de sacerdotes para que las examinasen. Nombró en
comisión para el efecto al Doctor Don Adolfo Luque que era Fiscal Eclesiástico, al
Reverendo144
Padre Félix María Del Val y al Padre [José María] Bustamante Superior de la
Compañía. Esta comisión fue nombrada el 27 de Setiembre y el 22 de Octubre, después de
atento examen aprobó las Constituciones (como consta en el145
expediente)
Por mandado de Su Señoría el señor Promotor Fiscal hizo el examen y aprobó el
dictamen de la comisión revisora, tanto en la aprobación de las Constituciones como en146
la
conveniencia que aquella indicaba de que el señor Director continuase al frente de esta
empresa como su Director. Hizo algunas reformas y añadió algunos artículos que se
trasladaron después al libro de las Constituciones. Puso su vista fiscal el 29 de Noviembre y el
30 del mismo el señor Provisor aprobó las Constituciones dando el permiso para que
hiciésemos la profesion religiosa147
cuando el señor Director lo creyese conveniente y nos
permitió darle el título de Padre Fundador.
El mismo día 30 nos trasladamos de la Casa de [84] Ejercicios al Colegio, pues había
terminado la tarea de los Ejercicios. Luego que llegamos vino el señor Director trayéndonos la
importantísima noticia de que habían sido aprobadas nuestras Constituciones y nos hizo saber
el permiso que respecto a él se nos daba pues todo estaba en el expediente. Entonces le conté
lo que habíamos hecho y le informé de la presentación. Él me dijo que no había sabido nada,
que pensaba hasta entonces había sido el Padre [José María] Bustamante quien había indicado
al señor Provisor le diese estos títulos.
Al saber que hacíamos mención en la dicha Presentación de que él no reservaba ni sus
pocos recursos pecuniarios por dedicarlos a esta obra dijo con mucha gracia: “¡Qué
adelantadas han estado! ¡Mucho han adivinado!”. 148
Salí de la sala en donde estaba con él y
fui a dar tan gratas noticias a las Hermanas que por la llegada de las que veníamos de la Casa
de Ejercicios y también de las dos postulantes que fueron allí admitidas, estaban en
recreación.
Es indecible la alegría de todas con tanta buena noticia. Desde ese momento cada una
repetía llena de alegría: “Nuestro Padre Fundador, Nuestro Padre Fundador”. Luego vino él al
punto en donde estaban las Hermanas reunidas y todas al verlo le pedían la bendición dándole
el título de Padre Fundador. Él sonriéndose les decía: “Que el Corazón de Jesús las bendiga”.
Al día siguiente nos trajeron el libro de las Constituciones y comenzamos a leerlas.
Era poco un solo ejemplar para satisfacer el ansia de todas por informarse de ellas; así que fue
preciso leerlas en el Refectorio para todas y hacer sacar copias.
[85] El Padre [José María] Bustamante principió a explicárnoslas para lo cual nos
reuníamos en la sala de recibo para poder dirigirle cada una149
las preguntas que le ocurrían
hacer sobre el sentido de las Reglas, a las cuales satisfacía y explicaba con la mayor claridad.
Se acercaba el día de la Inmaculada Concepción y quiso Nuestro Padre [Doctor David
Luque] nos preparásemos con un retiro de tres días para hacer la profesión aquellas que
144
En el Original “Po.” en lugar de “Reverendo”. 145
En el Original “des” se corrige “en el”. 146
En el Original “el” corresponde “en” para una mejor comprensión del texto. 147
En el Original superpuesto a “los votos”, “la profesion”. 148
Se agrega “punto seguido” para una mejor comprensión del texto. 149
En el Original “unas” se corrige “una”.
47
hubiésemos estado más de un año en la casa y nos hallásemos preparadas para ello, y las que
no hubiesen cumplido el año para que entrasen al Noviciado ese día.
El retiro fue en los días 5, 6 y 7 de Diciembre y en el último por la tarde llamó Nuestro
Padre a cada una de las que habíamos estado el tiempo señalado para recabar su voluntad
acerca de la profesión que debía tener lugar al día siguiente. Diez estuvimos dispuestas y
prontas a hacer los votos quedando cuatro que aún fluctuaban o no se hallaban
suficientemente preparadas y requerían más tiempo. Las que hicimos los votos fuimos:
Hermana Josefa de San Miguel Moncada, Hermana María Magdalena Ramallo, Hermana
Teresa del Sacramento Funes, Hermana Margarita Colazo, Hermana Inés Pastrana, Hermana
Ignacia de San José Ponce, Hermana Isabel de San José Pereira, Hermana Carmen de la Cruz
Cabanillas, Hermana Clara Ignacia Cabanillas y yo Catalina Rodríguez quedando las
Hermanas María de San José Cáceres, Luisa de María Maldonado, Ana de la Cruz Moyano y
Concepción del Niño Dios Soria.
El día 8 de Diciembre a las 4 ½ a.m. vino Nuestro Padre con el Padre [José María]
Bustamante para recibir los votos de unas y dar el hábito a las otras.
Después de las preces que preceden siempre a estos actos, dio [86] el Padre el hábito a
las dos postulantes, inmediatamente celebró la misa en la cual antes de la comunión estando el
celebrante con el Santísimo en las manos hicimos los votos los que pronuncié yo en voz alta y
recitaron las otras conmigo. Terminó el acto con el Tedeum Laudamus y en seguida se cantó
el “Corazón Santo”.
En la tarde del mismo día nos reunimos en la capilla para uno de los actos más
notables de los que tuvieron lugar en este día memorable. Nuestro Padre iba a entregarnos las
Santas Reglas que él mismo con el Reverendo Padre [José María] Bustamante había
redactado. Estas Reglas no eran sino las de San Ignacio apropiadas a una Congregación de
mujeres, siendo en la sustancia las mismas.
Reunidas ya en la capilla entró Nuestro Padre trayendo el libro de las Reglas y
habiéndose sentado cerca de la barandilla empezó leyendo este texto de Josué que acababa de
escribir al principio de dicho libro: “No se aparte de vuestra vista el libro de esta Ley: sino
que meditareis en él de día y de noche para enderezar vuestros caminos etc”.
Dirigióse después a mí entregándome el libro de las Reglas, encargándome las hiciese
observar fielmente y haciéndome responsable de su cumplimiento - Habló a todas
recomendando que leyésemos atentamente y practicásemos lo que en aquel libro santo se
contenía. Todo con palabras graves y llenas de unción. Declaró también que quedaba
instalado el Noviciado. Nos llamó mucho la atención sobre los acontecimientos que tenían
lugar en aquel día grande. 150
Primera Maestra de Novicias Hermana Teresa del Sacramento
Funes.
CAPÍTULO 16
Construcción de la casa del Tránsito. Segunda profesión.
Señor [Pbro. Juan Isidro] Fernández. Primero y segundo año después
de la promulgación de las Reglas. Tercera Profesión (1875 – 1877).
En el mismo año 1875 había comenzado el señor Cura Don [José] Gabriel [del
Rosario] Brochero a edificar en un departamento de su feligresía denominado “Villa del
Tránsito”, una Casa de Ejercicios que tenía antes proyectada.
150
En el Original escrita como Nota al pie de página, con lápiz, tinta y letra diferente “Primera Maestra de
Novicias Ha. Teresa del Sacramento Funes”.
48
[87] Luego que conoció nuestro instituto formó el propósito de que fuesen las
Esclavas a servir la Casa de Ejercicios y proyectó hacer colegio de niñas que fuese regenteado
por las mismas. Ambos edificios construyó a expensas de la providencia, pues él no contaba
con otros recursos. Su industria para creárselos ha sido admirable y no menos su heroica
abnegación: su persona, aunque sacerdote, no la eximió de los más penosos trabajos, como
trasportar el material que él mismo hacía quemar sin diferenciarse en esto del último de los
obreros. Su humildad era pronto imitada por los transeúntes y otras personas que salían a
tomar vacaciones en aquel lugar: ya eran señores sacerdotes, ya Diputados de la Nación y
hasta el mismo señor Vicario Capitular Doctor Don Uladislao Castellano con Nuestro Padre
[Doctor David Luque], el señor [Presbítero Juan Martín] Yániz, Padres de la Compañía y
Seminaristas y hasta las más respetables matronas todos en comitivas acarreaban el material a
ejemplo del celoso señor Brochero.
Este trabajo, obra superior no sólo a las que se pueden construir en una villa pobre,
sino a los de toda nuestra República, según se expresaba un señor (no recuerdo su nombre)
que visitó la casa en 1877; se concluyó, es decir pudo ser habitado por las religiosas en 1880.
Nuestro Padre salió aún este año (1876)151
a tomar sus vacaciones en Tanti en
compañía del Reverendo Padre [José María] Bustamante, siempre ocupados en los asuntos de
esta Congregación. A su vuelta encontró a un sobrino carnal suyo muy enfermo, al cual asistió
hasta su muerte, enfermando él mismo a causa de las malas noches pasadas con su sobrino.
Llegó el tiempo en que debían hacer los votos las Hermanas que quedaron en la
primera vez. Se eligió para esto el día del Glorioso Señor San José, y como Nuestro Padre
estaba enfermo recibió los votos el Padre Bustamante. Las que los hicieron esta vez fueron:
Hermanas María de San José (Cáceres), Matilde de San Luis (Del Corro), Gertrudis de San
José (Niz) y Concepción del Niño Dios (Soria).
Nuestro Padre había hecho trabajar a sus expensas enfrente de este colegio [88] casa
para el Capellán. En Abril del 76 vino a habitarla el señor Don Juan Isidro Fernández
canónigo de honor de la Santa Iglesia Catedral del Paraná, siendo el primer Capellán
permanente que tuvimos. Falleció el 10 de Setiembre de 1884 pocos meses después de haber
dejado la capellanía, la que no pudo atender por el mal estado de su salud.
Nota: Páginas [89] y [90] en blanco.
151
En el Original con tinta negra y letra diferente entrelíneas dice: “(1876)” y con lápiz: “agregado después”.
49
[91] Niñas internas agraciadas
Casa Madre
Año 1872
1 Jesús Alvarez entró [25–octubre “Memorias” p. 51]152
salió para ser religiosa
Sacramentaria en Marzo de 1879.
2 Secundina Rodríguez entró el 4 de Noviembre.
Año 1873
3 Benita Pereira – Esclava el 25 de Diciembre de 1874.
4 Felisa Rueda
5 Petrona Torres – Salió el 79.
Año 1874
6 Petrona Brandán
7 Manuela Cardoso
1875
8 Teodora González
9 Toribia Antunes – Entró en las Sacramentarias (1879 – Buenos Aires), después en las
Carmelitas de Salta.
10 María Ordóñez
11 Clementina Pavón – Hermana de Caridad el 5 de Octubre 1878.
12 Estaurofila Montenegro
1876
13 Engracia Ponce
14 Servanda Martínez
15 Angelina Moyano
16 Teresa Yániz
[92] Año 1877
17 Jesús Ruiz
18 Concepción Márquez – Religiosa Franciscana.
1878
19 Dolores Olmos
20 Luisa Vidarte. – [Esclava, aunque indigna por no querer contarse en ese número]153
.
21 Mercedes Moyano – Salió gravemente enferma, después de estar admitida para Esclava.
Murió como una santa.
22 Celina Colazo – Esclava en 1883.
152
Con letra de la Vice Postuladora Esilda del Carmen Bustos ecj. 153
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. La Hermana sale del Instituto el 2 de Marzo de 1905.
50
23 Teodomira Torres – Esclava en 1885.
24 Reginalda Zavalía – Salió trastornada.
25 María Roldán
1879
26 Carolina Coronda – Salió el 81.
27 Mercedes López
28 Adela Adinet – Esclava en 1885.
29 Mercedes Sánchez – Esclava en 1885.
30 Delfina Rodríguez
31 Pura Walter – Salió el 81.
32 Visitación Meneses – Esclava en 1880.
33 Anacleta López
34 Amalia Colaizen – Religiosa Franciscana – Salió154
.
35 Carmen Colaizen – Salió el 81.
36 Crisanta Colaizen – Hija de María (Adoratriz), de donde salió por falta de salud.
Después se ocupó de dirigir una escuela infantil en Remedios.
1880
37 Ana Colaizen – Permaneció hasta el año 1891 en que salió gravemente enferma de
fiebre – Murió el 4 de Febrero de 1891.
38 Mariana Colaizen – Esclava en 1883.
39 Luisa Clapy – Franciscana – 155
Salió – Después Monja Catalina en Buenos Aires.
[93] 1880
40 Celestina Conte – Esclava en 1880.
41 Rosa Adinet – Esclava en 1885.
42 Amelia Marín
43 Aurora Palacios
44 Carlota Cáceres
1881
45 María Luisa Carpini – Salió el 81.
46 Josefa Mansilla – Salió el 83.
47 Dolores Eguiluz – Salió el 81.
48 Rosa Romero – 1882.
49 Agustina Olmos
1882
50 Teresa Luc – Fue religiosa Hija de María, Adoratriz.
51 Tránsito Maldonado
52 Amelia Novillo
53 Delicia Olmos
154
“Salió”: Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 155
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
51
54 Mariana Clapit – Salió el 86.
55 Bernarda López – 156
Adoratriz.
1884 (Véase 1883 á la vuelta)
56 Margarita Moncada
57 Eulogia Cires – Salió el 88.
58 Manuela Cabanillas – 87.
59 Mercedes Moncada – Pasó a ser religiosa del Buen Pastor; habiéndole faltado salud,
volvió al poder de sus padres.
[94] 1883
60 Urbana Pelliza
61 Rosa Gordillo
1885
62 María Ceballos – Pasó a ser Mercedaria (de las fundadas por el Reverendo Padre
Torres) en 1891; salió enferma y volvió al Colegio de las Esclavas el 95.
63 Mercedes Maidana
1886
64 Rosario Vigil – Salió el 88.
65 Teresa Romeú – Ídem.
66 Zoila Sánchez – 87.
1887
67 Carmen Otero – 88.
68 Adelaida Tolosa – 88.
69 Ana Delicia Alvarez
70 Minervina Ferreira – Entró el 14 de Abril – Esclava 1895.
71 Clorinda Ferreira
71 Dolores Cabanillas
72 Alicia Jandin
73 Carlina Sosa
1888
74 Josefa Oliva – Murió 157
joven.
75 Rita Gordillo
76 Matilde Sarsfield
77 Manuela Rosa Tissera
156
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 157
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
52
1889
Ángela Centeno 158
– Esclava en 1891. – (Santa Fe 1889. 5 de abril – Blanco - Historia
del Instituto de las Esclavas. Tomo. II. pág 151).
78 María Ignacia Ribarola
79 Rosa Ribarola
80 Cándida Eguiluz
81 Inés Eguiluz
82 María Altamirano
[95]
83 Catalina Pavón
84 Pilar Ramón
85 Juana Auje
86 Teresa Maseti
87 Emilia Borje
88 Magdalena Devotti
89 Dorila Núñez159
. Esclava 1891 – (Santa Fe 1889 - 5 de abril - Historia del Instituto
Esclavas. Tomo II – Blanco. pág 151).
1890
90 María Mercedes Ceballos
91 Adela Torres
92 Pastora Ceballos
93 M Ciriaca Armesto Hermana del Huerto.
94 Adela Palacios
95 Eufemia Centeno160
(Santa Fe 1889. 5 de abril - Blanco Tomo II Historia del Instituto
de las Eslavas. Pág. 151).
Hortensia Álvarez
1891
Victoria Conti – Esclava en 1894.
Ester Busto – Esclava en 1894, salió por falta de salud en 1895.
Guillerma Farías
Urbana Giantoni
Micaela Salas
Leomidas Ferreira
[96] 1892
Adela Sánchez
158
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu. 159
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu. 160
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu.
53
Rafaela Olmos
Florencia Centeno
Sara Amuchástegui
Mercedes Navarro
Esperidiona Castro
[97] 1893
Francisca González
M Adela Mayorga
Rita Caamaño
Abelarda Novillo
Concepción Ardiles
1894
Carlota Carranza
Margarita Conti
Juana Centeno
Elena Storni
Manuela Otero
Carmen Otero
1895
Celestina Conti
Avelina Cabrera
Concepción Lahoz
Consolación Lahoz
[98] 1896
Celestina Conti
Margarita González
Adela Núñez
Elena Zenaidiví
Juana Tovar
Rosario Abrego
Magdalena Vinelli
Luciana Moreno
Aurora Álvarez
1897
Serafina Almada
Clementina Gómez
Virginia Cires
Aurora Cires
Elena Comminges 137
54
Trinidad Baigorrí161
Nota: Páginas [99] a [118] en blanco.
161
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
55
[119] Alumnas pensionistas.
Casa Madre
Año 1880
1 María Núñez
2 Tiburcia Ríos
3 Rosa Salas – Fue Esclava.
4 Mercedes Cuestas – Pasó a ser Esclava en 1883162
.
5 Sofía Cuestas – Esclava en 1892163
.
6 Elisa Quinteros
7 Amalia Salas
8 Julia Albano
1881
9 Rita Santos
10 Encarnación Otero
11 Griselda Lencina
12 Zenaida Cabrera
13 Isolina Solís
14 María Casa – Vega
15 Justa Igarzábal – Zoila Igarzábal164
16 Rosa Centeno
17 Isabel Pérez – Entró el 3 de Abril; murió de difteria el 11 de Agosto de 1892.
Permaneció en el Colegio hasta 1883.
18 Rosa Pérez – Entró el 23 de Abril – Salió el 83.
19 Matilde Echenique.
20 Salomé Polanco
21 Josefa Gacitúa
22 Delicia Gacitúa
23 Amabria Quintero
24 Aurora Narvaja
[120] 1881
25 Ramona Salvañack
26 Rufina Echenique
27 Argea Farías
28 Rosa Molina
29 Mercedes Molina
30 Ramona Gigena
31 Victorrina Lencina – Esclava en 1882165
.
32 Rosario Pérez
33 Rosa Pérez
162
Según datos del “Registro de Hermanas Profesas” corresponde “1883” corregido el dato con lápiz. 163
Según datos del “Registro de Hermanas Profesas” corresponde “1892” se completa el dato con lápiz. 164
Zoila Igarzábal tachado. 165
Según datos del “Registro de Hermanas Profesas” corresponde “1882” se completa el dato con lápiz. Su
nombre es “VICTORINA”.
56
34 Rosalía Maders – Sobrina del Señor Yániz.
35 Ana Maders – Ídem.
36 Angelina Maders – Ídem.
37 Aurelia Narvaja
1882
38 Concepción Eguiluz
39 María Neli Roqué
40 Delia Roqué – Permaneció gratis.
41 Gláfira Álvarez
42 Elena Figueroa
43 Cándida Rosa Martínez
44 Amelia Otero
45 María Funes
46 Clara Funes
47 Teodora Bulacio
48 María Andrade
49 Elvira Martínez
50 Teresa Martínez
51 Julia Tagle
52 Genovera Argüello
53 Ermilia Argüello
[121]
54 Angela Pizarro
55 Rita Ardiles – Esclava en 1883166
.
56 Dolores Peñaloza
57 Sara Peñaloza
58 Carmen Peña
59 Dolores Rodríguez 167
y Rosario Rodríguez
60 Antonia Ceballos
61 Francisca Serna
62 Luisa Serna
63 Constancia Villada
64 Elvira Vázquez
65 María Silveira
66 Carmen Garzón
67 Delia Capdevila
68 Zoraida Vocos
69 Carmen Sánchez
70 Rosenda Luque – Entró el 2 de Mayo – Esclava en 1893.
71 Arsenia Colazo
72 Jesús Ávila – Entró el 3 de Agosto Esclava en 1886.
73 Griselda Joumas
74 Josefa Joumas
75 Mercedes Guevara – Murió muy joven168
.
76 Mercedes Funes
166
Agregado posteriormente, escrito con lápiz y otra letra. 167
Agregado posteriormente, escrito con lápiz y otra letra. 168
Agregado posteriormente, escrito con lápiz y otra letra.
57
77 Elvira Funes
78 Justiniana Maldonado
79 Mercedes Santillán
80 Pilar Vidal
81 Rosa Romero
82 Eulogia Ceballos
83 Felisa Ceballos
84 Amalia Colodro
[122]
85 Mercedes Lencina
86 Dolores Echenique
87 Cruz Ortiz
88 Angela Aliaga
89 Corina Fernández
1883
90 Mercedes Cornejo
91 Dolores Carranza 169
– Esclava en 1896.
92 Delicia Oliva
93 María Clara Ortiz
94 Teresa Páez
95 Delia Casas
96 Isabel Argüello
97 Paulina Ferreira
98 Zoila Igarzábal
99 María Aliaga
100 María Teresa Garasini
101 María Martínez
102 Carlota Fragueiro
103 Severa Sánchez
104 Laurentina Echenique
105 María Smith
106 Lucinda Smith
107 Rosa Beya
108 Adela Gerona
109 Petrona Sánchez
110 María Recabarren
111 Dolores Olmos
[123] 1884
112 Dolores Sánchez
113 Aurora Peñaloza
114 Feliciana Peñaloza
115 Encarnación Otero
116 María Luque
117 Vicenta Casas
118 Jerónima Aliaga 169
Según datos del “Registro de Hermanas Profesas” corresponde “1896” se corrige el dato con lápiz.
58
119 Manuela Araya
120 Elvira Araya
121 Laurentina Soaje
122 Mercedes Venza
123 Carmen Amuchástegui
124 Ester Sánchez 170
– Esclava en 1896.
125 Dominga Bello
126 Dolores Mabres
127 Elisa Allende
128 Isabel Aliaga
129 Hernestina Centeno
130 Julia Centeno
131 Cristina Clariá 171
– Murió pequeña.
132 Eusebia Sastre 172
*[Balmaceda – Esclava en 1893].
133 María Clariá 173
– Esclava en 1896.
134 Aurelia Pérez
135 Rosa Román
136 Bernardina Román
137 Amalia Venza
138 Josefa Tagle
139 María Luisa Breuil
140 Isabel Álvarez – Esclava en 1887.
141 Rosa Pérez
142 Rosa Escalzo
[124] 1885
140 Angela Clariá
141 Amelia Otero
142 Adelaida Carafa
143 Genoveva Martínez
144 Trinidad Guzmán
145 Serveliana Ludueña
146 María Ríos
147 Elvira Novillo
148 Ventura Ríos
149 Carmen Monguillot
150 Amalia Puentes
151 María Luisa San Millán
152 Serafina Bustamante
153 Josefa Ríos
154 Fortunata Marturet
155 Rosa Cuestas
156 María Silveira
170
Agregado posteriormente, escrito con lápiz y otra letra. 171
Agregado posteriormente, escrito con lápiz y otra letra. 172
Posteriormente se agrega “Balmaceda – Esclava en 1893” con lápiz y otra letra. Dato que no corresponde a
Eusebia Sastre; según el “Registro de Hermanas Profesas” Eusebia Balmaceda es hija de Pedro Balmaceda y
Salomé Ponce, por lo tanto son dos personas distintas. 173
Agregado posteriormente, escrito con lápiz y otra letra.
59
157 Juana Ardiles – Esclava en 1887.
158 Francisca Ardiles – Esclava en 1892174
.
159 Catalina Voglino
Rosa González175
.
1886
160 Rosario Figueroa
161 Eusebia Rosa Ferreira
162 Elvira Otero
163 Dolores Casuate
164 Trinidad Oliva
165 Ángela Oliva
166 Dalinda Álvarez
167 Adelina Álvarez
168 Paulina Lascuray
[125]
169 Luisa Coman
170 Faustina Coman
171 Eloisa Luque
172 Delicia Ávila
173 Celina Aliaga
174 Damacena Prado – Mercedaria.
175 Natalia Vocos
176 Bartolina Astrada
177 Luisa Freites
178 Mercedes Carboné
179 Mercedes Benites
180 Alcira Funes
181 Elvira Funes
182 María Quinteros
183 Ramona Ferreira
184 Wenceslaa Sosa
185 Tránsito Sosa
186 Ramona Garmendia
187 Mercedes Tejerina
188 176 Martina Mercado
189 Delia Cristini
Rosa Ferreira177
.
1887
190 Manuela Ávila
191 Enriqueta Weskamp
192 Gala Ríos
193 Ascensión Rodríguez
174
Según datos del “Registro de Hermanas Profesas” corresponde “1892” se completa el dato con lápiz. 175
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 176
En el Original dice: “888” en lugar de “188”. 177
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
60
194 Arminda Ortiz
195 María Elisa Maldonado
196 Rosa González
197 Dolores Clariá (1891).
198 Clara Coman
199 Adela Foncueva
[126]
200 Cupertina Funes
201 Isabel Luque
202 Margarita Lacasse
203 Adela Quinteros
204 Trinidad Ludueña
205 Amelia Díaz
206 Clemencia Díaz
207 Silvia Figueroa
208 Rosa Oliva
209 Rosario Álvarez
210 María Verdaguer
211 Clorinda Ferreira
212 Genoveva Ríos
213 Carmen Carranza
214 Manuela Torres
215 Parmenia Romo
216 María del Carmen Romo
217 María del Pilar Monguillot
218 María Teresa Ramallo
219 Omarini
220 Omarini
221 Pastora Ocampo
222 Rosa Benites – Murió en olor de santidad.
223 Isaura Arias
1888
224 Hermelinda Vargas
225 M. Ana Otero
226 Dolores Rodríguez
227 Rosario Rodríguez
228 Amelia Ferreira
229 M Luisa Escalante
[127]
230 Encarnación Escalante
231 Herminia Peñalba
232 Ercilia Peñalba
233 María Luisa Cisneros
234 Mónica González
235 Pascuala Machado
236 Luisa Machado
237 María Quenón
238 Elvira Quenón
61
239 Eufemia Quenón
240 Justa Roqué
241 Juana Marturet
242 Emma Vibanco
243 Guillermina Vibanco
244 María Elena Oliva
245 Dominga Ávila
246 Segunda Herrera
247 María Rosa Luna
248 Teresa Luque
249 Etelvira Tissera
250 María Argüello
251 Liduvina Gallardo
252 Ambrosia López
253 Mercedes Reni
254 Aurora Samajou
255 Isabel Luisa Colazo
256 Margarita Barrionuevo
257 Josefa Benites
258 Luisa Benites
259 Adela Benites
[128] 1889
260 Justa Fouquet
261 Damascena Prado – Pasó á ser Mercedaria.
262 María Ferreira 178
– Murió joven.
263 María Adela Rabellini
264 Nemesia Loza
265 Leopoldina Prache
266 Pabla Ponce de León
267 Clodulfa Bra
268 Laura Álvarez
269 Felisa Álvarez
270 Judit Ávila
271 Carmen Cebreiro
272 Dolores Cebreiro
273 Angela Cebreiro (1890).
274 Petrona Luque
275 Zenaida Quinteros
276 Adelina Ávila
277 Felisa Fernández
278 María Luisa Claro
279 M Adela Echenique
280 Dominga Correa 179
– Monja catalina el 95 [x Santa Fe Blanco II p. 151 y p.
147]180
.
178
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 179
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu.
62
281 Dolores Claro
282 Juana Ponce de León
283 Teresa Ávila
284 Rosa Ávila
285 María Cuestas 181
Romana? [x Santa Fe 1889 Blanco II p. 147 y 151]182
.
286 M Azucena Fragueiro
287 Gabina Fragueiro
288 Nemesia Galisín
289 Angelina Eguiluz
290 Luisa Hernández
[129]
291 Adela Carranza
292 Genara Morán
293 Petrona Vega
294 Julia Tonazzi
295 Emilia Borgues
296 Rosario Maldonado
297 Josefa Clariá
298 Carlina Olmos 183
[x Padre Blanco II Santa Fe pág 147-151]184
.
299 Leonor Núñez 185
[x " " Santa Fe " ]186
.
300 Ernestina Olmos
301 Telésfora Olmos
1890
302 Leontina Carrón 187
Esclava en 1897.
Cleotilde Carrón
Trinidad Quinteros
Isabel Ángel
Ramona Salcedo
Carlota Salcedo
Rosa Sánchez
Carolina Baush
M Teresa Pérez
M Trinidad Otero
Pastora Ocampo
M Celia Moyano
M Luisa Ávila
180
Con lápiz y letra de la Vice Postuladora Esilda del Carmen Bustos. 181
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu. 182
Con lápiz y letra de la Vice Postuladora Esilda del Carmen Bustos. 183
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu. 184
Con lápiz y letra de la Vice Postuladora Esilda del Carmen Bustos. 185
El 5 de Abril de 1889 acompaña a las Hermanas Fundadoras del Colegio “Sagrado Corazón” de Santa Fe,
como una de las 7 alumnas del Colegio de Córdoba. “Historia del Instituto de las Esclavas”, José María Blanco
S.J. Tomo II 1880 – 1896. Pág. 151. Buenos Aires, 1930. Imprenta de Amorrortu. 186
Con lápiz y letra de la Vice Postuladora Esilda del Carmen Bustos. 187
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
63
Rosario Ávila
316 Ana Jamberk
[130] 1890
Fany Leveau
Constancia Valori
Carmen Eguiluz
Carlota Cordero
320 M Cordero
[131] 1891
Mercedes Garzón
Higinia Funes
Desideria Cuestas 188
Esclava 1902.
Adelaida Cáceres
M Luisa Gacitúa – Murió 1893.
M Luisa Moyano – Sobrina de Nuestra Madre Fundadora. 189
Esclava en 1914.
Antonia Wescamps
M Lidia Moyano
Angélica Moyano
Angela Páez
Adela Cernuschi
Francisca Ardiles – Esclava en 1892.
Dolores Clariá
M Ana Galeano
Segunda Herrera – Murió en 1897.
337 Constancia Válori
Nota: Página [132] en blanco.
[133] 1892
Laura Vélez
María Vélez
M Felisa Vidal – Sobrina de Nuestro Padre Fundador.
Mercedes Carreras
Carmen Vocos
M Laura Otero
Etelvina Núñez
Presentación Escalante
Ramona Martínez – Esclava en 1895.
Constancia Sánchez Martínez
Josefina Maciel
Petrona Bustos
Dolores Bustos
Laura Bustos
188
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 189
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
64
Elvira Páez
Teresa Cabrera
M Rosa Ramos
Josefa Ortiz
M Rosa Abrego
Cecilia Guzmán
M Emma del Corro
Esperidiona Castro
Petrona Lucero190
.
Julia Tonazzi191
.
362 Elvira Pérez192
.
[134] 1893
M Isabel Recalde
Margarita Amuchástegui
Dominga Clariá
Clara Escalante
Marcelina Rodríguez
Jesús Martínez 193
Esclava en 1898.
Felisa Martínez
M Teresa Fernández
María Heredia
Rafaela Otero
Eloisa Rivas
Delia Ocampo
[135] 1894
Georgelina Puyulá
Alcira Vélez
Sara Oliva
Mercedes Echavarría
Mercedes Argüello
M Julia Argüello
Guillermina Argüello
Angelina Lencina
Clara Lencina
Manuela Lencina
Elina Ríos
Angelina Centeno
Celsa Centeno
Adela Rosa Funes
Dolores Funes
Beatriz Leal
Zoila Pérez
190
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 191
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 192
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra. 193
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.
65
Desideria Verde
Elena Wiaggio
Adela Martínez
Betsabé Olmos
Carlina Eguiluz
Dolores Niño – Ayudante.
399 Elena Font
[136] 1895
Rosa Olmos
Sara Oliva
Sara Ferreira
Edelvira Ferreira
Concepción Marín
Dolores Núñez
Honoria Galeano
Dioliria Núñez
Aurora Álvarez
Morelia Ríos
Rosa Juárez
Elena Juárez
Edelmira Juárez – Falleció 1896.
M Luisa Shaw
M Luisa Olmos
Celina Olmos
416 Angela Castellano
[137] 1896
Hortensia Cáceres
Justa Maidana
Julia Maidana
Luisa Barros
Elvira Rojas
Aída Escuti
Corina Vidal
M Luisa Vidal
Josefina Vidal
M. Zaira Lascano
Emma Reina – Medio – interna.
Zenaida Reina – Medio – interna.
Rosa Fernández – Medio – interna.
M Elisa Conil – id.
Clemencia Crespo – id.
Adela Crespo – id.
Enriqueta Hotham – id.
Zulema Vredignan – id.
Rosario Martínez – Interna.
66
Ramona Taborda 194
".
Luviná Bazán 195
".
Rosa Bazán 196
".
Jesús Chacón 197
".
Dolores Torres 198
".
Cristina Redmon – Medio – interna.
445 Pilar Cabanillas – Interna.
[138] 1897
M Teresa Giacommetti
M Luisa Ortega
Mercedes Ortega
M Rosa Roca
M Santos Rodriguez
Zoila Acuña
Josefa Maidana
Julia Novillo
Carolina Argüello
Julia Chávez
Alcira Yofre
Elena Requena
Delfina Comminges
Amanda Ceballos
Rosario Núñez
Aurora Núñez
María Elena Semería
Aurora Vázquez
Antonia Martínez
462 Adela Gutiérrez199
Nota: Páginas [139] a [197] en blanco.
194
Posteriormente escrito con lápiz. 195
Posteriormente escrito con lápiz. 196
Posteriormente escrito con lápiz. 197
Posteriormente escrito con lápiz. 198
Posteriormente escrito con lápiz. 199
Posteriormente escrito con lápiz y otra letra.