dante aliguieri - de la lengua vulgar

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  • 8/13/2019 Dante Aliguieri - De La Lengua Vulgar

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    DE LA LENGUA VULGARAlighieri, Dante

    Libro Primero

    CAPITULO I

    Como no he sabido de nadie que antes de nosotros se ocupara del habla vulgar, y como la tal habla nos es atodos imprescindible - ya que pertenece no slo a los hombres, sino tambin a las mujeres y a los nios, en tantola naturaleza lo permita -, y queriendo de algn modo ilustrar la mente de quienes como ciegos deambulan porlas plazas, y muchas veces estiman postrero lo que es primero, procuraremos, con la celeste inspiracin delVerbo, ser tiles a esta lengua del vulgo, no slo bebiendo de tan noble vaso el agua de nuestro ingenio, sinoque escogiendo o compilando de otros, mezclando en la bebida lo mejor, para que desde all podamos beberel dulcsimo hidromiel.

    Como a toda ciencia no le corresponde probar su sujeto sino declararlo, y para que se entienda de lo que trata,sin perder ms tiempo, digamos que llamamos habla vulgar a aquella a la que en su entorno familiar sehabitan los nios cuando comienzan a distinguir las voces; o ms brevemente an, definimos como lenguavulgar a la que, sin normativas, se aprende por imitacin de la nodriza.

    Disponemos de otra lengua secundaria a la que los Romanos llamaron gramtica . Por igual la tienen los Griegosy otros, pero no todos, porque no llegamos a conocer sus reglas ni a aprenderla sino transcurrido un tiempo y trasasiduo estudio.

    De estas dos el habla vulgar es la ms noble, ya porque fue la primera usada por el gnero humano, ya porquela gozan en todo el orbe, aunque esparcida en diferentes pronunciaciones y trminos; sea tambin porque noses natural, mientras que la otra es ms bien artificial.

    Y de esta nuestra ms noble nos proponemos tratar ahora.

    CAPITULO II y III

    II.Ella es en verdad nuestra primera lengua, y no digo nuestra como si hubiera otra adems del habla humana,porque de entre todos los seres a solo el hombre le fue dado hablar, ya que slo a l le fue necesario. No les fuedado a los ngeles, ni tampoco a los animales, porque hubiera sido superfluo, y la naturaleza aborrece losuperfluo.

    Si consideramos con perspicacia cul es el propsito del habla, es evidente que no consiste sino en enunciar aotros lo concebido en nuestra mente. Y dado que los ngeles, para comunicar sus gloriosas concepciones,disponen de una prontsima e inefable suficiencia intelectual, por medio de la cual uno a otro se dan a conocerenteramente por s mismos, o al menos por aquel fulgentsimo Espejo en el que todos estn representados en sumxima belleza, y donde avidsimos contemplan su propio reflejo, no parece que tuvieran necesidad de signooral ninguna.

    Y si se objetara a partir de los espritus cados, se puede responder doblemente: primero que, como tratamos deaquellas cosas que son necesarias al bienestar, no debemos tomarlos en cuenta, puesto que primeramentefueron malvados despreciadores de la ayuda divina; y segundo y mejor, que los demonios para comunicar superfidia entre s no necesitan ms que cada uno sepa todo de todos, de porqu y cunto; lo que ciertamentesaben, pues se conocieron unos a otros antes de su cada.

    Para los animales inferiores, que son dirigidos slo por el instinto, no fue necesario proveerlos de habla: porque losanimales de una misma especie tienen en comn los mismos actos y pasiones, y as por los propios conocen losajenos; pero entre las de diversa especie tampoco fue necesaria el habla, inclusive les hubiera sido perjudicial,dado que no hay entre ellos relaciones de amistad.

    Y si alguien quisiera objetar de la serpiente que habl a la primera mujer, o del asno de Balaan, de quehablaron, respondemos que en el primer caso el ngel y en el segundo el diablo operaron de tal manera queellos movieron sus rganos, de forma que surgiera una voz clara como habla verdadera; y no que al asno lecorrespondiera otra cosa que rebuznar y a la serpiente silbar.

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    Opinamos, no sin razn sin embargo, ya deduciendo de lo dicho como de lo que diremos, que el primer hombredirigi primeramente su palabra al mismo Dios. Por tanto y con razn, decimos que ese mismo primer locuentehabl inmediatamente despus de inspirado en l el soplo de la Virtud Animante. Pues pensamos que es mshumano ser percibido que percibir, mientras sea percibido y perciba como ser humano. Por tanto si aquelArtesano y Principio de Perfeccin y Amador inspirando colm a nuestro primer hombre de toda perfeccin, nosparece razonable que tal nobilsimo ser vivo primero fue percibido antes de hacerse percibir.

    Si alguien sin embargo objetara que no le era necesario hablar al primer hombre puesto que todava estabasolo, y que Dios sin palabras discierne todos nuestros arcanos antes que nosotros mismos, decimos, con aquellareverencia necesaria cuando afirmamos algo de la Voluntad Eterna, que aunque Dios, sin necesidad depalabras, conociera o pre-conociera (que cuanto a Dios, es lo mismo) el pensamiento del primer hablante, quisol mismo sin embargo hablar, para que en la manifestacin de tan gran don fuera glorificado aquel mismo quegratuitamente se lo diera. Por lo tanto es de creer que por divina disposicin nos llena de alegra manifestarordenadamente nuestros afectos.

    Y de aqu podemos perfectamente deducir dnde fue pronunciada esta primera locucin; porque si fuera delparaso lleg el soplo divino al hombre, diramos que afuera, si en cambio adentro, diramos que fue dentro delParaso el lugar de la primera locucin.

    CAPTULO VI

    Dado que los asuntos humanos se tratan en muchos y variados idiomas, de forma que muchos tanto seentiendan con muchos hablando como sin hablar, nos corresponde investigar cul es el idioma que se cree quehabl aquel varn que no tuvo madre ni mam leche, ni fue nio ni lleg a adulto.

    En esto, como tambin en otras muchas cosas, la inmensa ciudad de Pietramala, es patria de la mayor parte delos hijos de Adn. Porque, si un cualquiera fuera de tan deshonesta razn como para creer que el lugar de sunacimiento es el ms deleitoso bajo el Sol, le sera tambin creble que su vulgar, es decir su lengua materna,fuera la mejor de todas, y en consecuencia considerarla como la misma que habl Adn.

    Nosotros en cambio, para quienes la patria es el mundo como para los peces el Ocano, a pesar de quebebimos del Sarno antes de tener dientes, y todava amemos a Florencia, bien que por amarla padecemosinjusto exilio, antes en razones que en sentimientos fundamos nuestro juicio. Y bien que, segn nuestro deleite o elsentir de nuestro corazn no haya en la tierra lugar ms encantador que Florencia, consultando los libros depoetas y de otros escritores que han descrito el mundo entero y sus partes, considerando nosotros mismos lasvariadas caractersticas de los lugares del mundo y su situacin respecto de ambos polos y el crculo ecuatorial,examinamos atentamente y juzgamos firmemente que hay ms nobles y ms deliciosas regiones y ciudades quela Toscana y Florencia, de donde somos oriundos y ciudadanos, y que muchas naciones y pueblos usan unalengua ms placentera y ms til que la nuestra.

    Retornando al propsito, decimos que cierta forma de habla fue creada conjuntamente con el alma primera.Digo "forma" para abarcar tanto los vocablos de las cosas cuanto la construccin y la pronunciacin de la frase:forma que a decir verdad toda lengua viva adoptara, a no ser, que fuera dispersada, por culpa de la humanavanidad, como ms adelante se probar.

    En esta forma de lenguaje Adn habl; en esta forma de lenguaje hablaron todos sus descendientes hasta laconstruccin de la torre de Babel, que se traduce como "torre de la confusin"; esta forma de lenguaje la

    heredaron los hijos de Heber, quienes por ello se llamaron Hebreos. En ellos permaneci luego de la confusin delas lenguas, a fin de que nuestro Redentor, que habra de nacer de ellos en cuanto ser humano, no hablara lalengua de la confusin, sino la de la gracia.Fue pues el idioma hebraico el que pronunciaron los labios del primer hablante.

    CAPTULO VII.

    Ay! Qu nos avergenza renovar ahora la ignominia del gnero humano! Pero como no podemos dejarla delado sin franquearla, la desgranaremos aun cuando crezca el rubor en las mejillas y al alma le repugne.

    Ah naturaleza nuestra siempre propensa al pecado! Ah, desde el comienzo y siempre colmada de nequicia!No fue suficiente a corregirte que, ciega de tu primera prevaricacin, te expulsaban de la patria de lasdelicias? No bast que por tu universal lujuria y crueldad pereciera en el cataclismo todo lo que por derecho teperteneca, con excepcin de slo una familia, y que perecieran por tus fechoras los animales del cielo y de latierra? Hubiera sido ciertamente suficiente, pero como dice el proverbio "No cabalgars antes de la tercera vez",t, miserable, cabalgar quisiste un miserable caballo.

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    He aqu, caro lector, que el hombre, por olvido o despreciando los castigos recibidos y apartando la vista de losverdugones remanentes, presumiendo por estpida soberbia, por tercera vez se alz al ltigo.

    Incurable, presumi en su corazn, persuadido por el gigante Nembroth, que por propia industria podra superarno slo a la naturaleza sino hasta al naturante, que es Dios, y comenz a edificar la torre en Sennaar, que fueluego llamada Babel, es decir "confusin", con la que esperaba subir al cielo, proponindose en su inconcienciano igualar sino superar al Creador. Oh inconmensurable clemencia del celeste imperio!Qu padre soportara nunca tal insulto de su hijo? Mas alzndose, no con hostil sino con paternal azote,habituado ya a fustigar, castig ahora al hijo rebelde con piadosa aunque imborrable reprimenda.

    Fue entonces cuando casi todo el gnero humano se embarc en el inicuo proyecto; una parte supervisaba laobra, otra planeaba la arquitectura, una edificaba muros, otra ajustaba a escuadra, una alisaba con trulla, otraescinda piedras, una transportaba por mar y otra por tierra, y otros grupos se dedicaban a diversas tareas;entonces les cay del cielo una confusin tal que si antes todos se servan de una y de la misma lengua para eltrabajo, diversificados en muchas lenguas lo abandonaran, y nunca ms pudieron reunirse en una tarea comn.

    De modo que slo quienes que convenan en una misma tarea tuvieron una misma lengua: por ejemplo losarquitectos tenan una, los transportistas de piedras otra, todos los que las preparaban otra; y as fue de cadauno de los oficios. Tanta cuanta fue la variedad de oficios necesarios a la obra, tantos fueron los idiomas en quese dividi el gnero humano, y cuanto ms excelente era el arte, tanto ms rudo y brbaro fue el lenguaje quehablaban.

    Aquellos en quienes la lengua sagrada perdur, no prestaron su mano a la obra ni en ella consintieron, masseriamente detestndola se burlaban de la estupidez de los obreros. Pero esta pequesima parte - mnima ennmero -, vena de la simiente de Sem, conjeturo, quien fue el tercer hijo de No: del cual se origin el pueblo deIsrael, quienes hablaron la antiqusima lengua hasta el momento de su dispersin.

    CAPTULO VIII.

    De la precedente confusin de las lenguas opinamos, en base a no leves razones, que por primera vez loshombres se dispersaron por todos los climas del mundo y las regiones y los extremos habitables de los diversosclimas. Y cuando la raz principal de la humana progenie se instal en las regiones de oriente, y se expandiluego de un lado y del otro, dispersse nuestra progenie en mltiples ramas, y para finalmente alcanzar losconfines occidentales, donde por primera vez las gargantas racionales bebieran tal vez de todos o de algunosde los ros de Europa.

    Pero sea que fueran advenedizos los que primero llegaron, sea que fueran nativos y estuvieran retornando, loshombres aportaron tres lenguas con ellos: y a unos les correspondi la regin meridional de Europa, a otros laseptentrional; y los terceros, que ahora llamamos griegos, en parte ocuparon regiones de Europa, y en parte deAsia.

    Por tanto de un mismo idioma, a travs de la punitiva confusin, nacieron las diversas lenguas vulgares, comomostraremos ms abajo.Pues todo el territorio que se encuentra desde la desembocadura del Danubio, es decir las marismas Metidas,hasta los confines occidentales de Inglaterra, limitado por los lindes de Italia y de Francia, y del Ocano, obtuvoun solo idioma, bien que posteriormente derivado en diversas lenguas vulgares entre Eslavos, Hngaros,Teutnicos, Sajones, Ingleses y otras muchas naciones, pero casi todas conservaron un signo de su nico ycomn origen, es decir que todas esas lenguas al afirmar dicen I.

    A partir del territorio de este idioma, es decir desde los lmites de los hngaros hacia el oriente, otra lengua ocuptoda la regin que desde all se llama Europa, y que allende se extiende.

    Finalmente todo el territorio que fuera de estos dos dominios ocupa Europa, tuvo un tercer idioma, bien quedividido en tres formas: pues unos al afirmar dicen OC, otros OIL, otros SI, como lo Espaoles, los Franceses y losItalianos. Y el signo de que estas tres lenguas vulgares provienen de un mismo idioma es evidente, ya quemuchas cosas se nombran con los mismos trminos como "Dios", "cielo", "amor", "mar", "tierra", "ser", "vivir", "morir","amar", y otras ms que son casi todas.

    De estos lo que para decir s responden OC tienen la parte occidental de Europa meridional, a partir del lmitegenovs. Los que dicen SI tienen la parte oriental a partir de dichos confines orientales, a saber hasta aquelpromontorio de Italia a partir del cual comienza la ensenada del mar Adritico y Sicilia. Pero los que dicen OILson como septentrionales respecto de estos: pues al oriente tienen a los Alemanos, y a occidente y el norteestn encerrados por el mar de Inglaterra y terminan limitados por los montes de Aragn; al sur tienen laProvenza y las laderas de los Apeninos.

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    CAPTULO IX.

    Es necesario pues poner ahora a prueba nuestro raciocinio, porque pretendemos investigar cosas de las que nohay autoridad alguna que las haya tratado, es decir de la variacin decurrente de un nico y el mismo idioma. Ycomo por caminos ms conocidos se avanza ms sana y brevemente, hablaremos de este nuestro idioma,dejando de lado los dems: porque lo que en uno es lgico presumiblemente se aplicar a los dems.

    Pues bien, este idioma del que nos ocupamos es como dijimos triforme: pues unos dicen OC, otros SI, y otros OIL.Y que haya sido un mismo idioma a partir de la confusin (lo que resta por probar), se demuestra puescompartimos muchos vocablos, como lo expresan elocuentes decidores: coincidencia que repugnaciertamente a la confusin misma, que derram el cielo en la edificacin de Babel.

    Trilinges maestros decidores, pues, concuerdan en muchos vocablos, y mximamente en el de "amor".

    As Gerardo de BrunelSim sentis fezels amics, per ver encusara Amor.[Si me sintiera amigo fiel, por cierto acusara a amor].

    El Rey de NavarraDe fin amor si vient sen et bont.

    [Del fino amor viene sabidura y bondad]Meser Guido Guinizelli

    Ne fe' amor prima che gentil core,ne cor gentil prima ch'amor, natura.[No hizo al amor antes que al corazn gentilni al corazn gentil antes que al amor, natura.]

    Investiguemos sin embargo porqu las variedades fueron principalmente tres; y porqu cada una des estasvariaciones vara ella misma, como por ejemplo el dialecto de la derecha de Italia difiere del de la izquierda(porque de una forma hablan los Paduanos y de otra los Pisanos); y porqu vecinos prximos an as discrepanen el habla, como los Milaneses y los Veroneses, los Romanos y los Florentinos, inclusivo los que comparten unamisma progenie, como los Napolitanos y los Gaetanos, Raveneses y Faventinos, y lo que an es mssorprendente, los que habitan en una misma ciudad, como los Bononienses del barrio de Santa Felicidad y los dela Calle Mayor.Todas las diferencias y variedades de habla provienen, como se demostrar, de una sola causa.

    Decimos pues que ningn efecto es mayor que su causa, en cuanto es efecto, porque lo que no existe nopuede hacer nada. Como entonces toda nuestro habla - con excepcin de la lengua creada por Dios para elprimer hombre -, fue a nuestro beneplcito reelaborada despus de aquella confusin, que no fue sino olvidode lo precedente, y como el hombre es un animal inestable y veleidoso en sumo grado, resulta que no puedeser ni durable ni continua, sino que est forzada a variar a travs del tiempo y del espacio, como lo hacen todasnuestras dems cosas, como por ejemplo las costumbres y el vestido.

    Y aseguro que no se debe dudar sino mantener firmemente el hecho de que vare "en el tiempo": porque siindagamos sobre muchas otras cosas nuestras, veremos que discrepan mucho ms de las de nuestrosantiqusimos conciudadanos que de las de nuestros coetneos de lejanas regiones. Por lo cual sin temor

    afirmamos que si los antiqusimos Papienses resucitaran, hablaran otra lengua que la de los modernos Papienses.Ni tampoco debe maravillarnos lo dicho, as como no nos maravilla ver crecido a un joven aunque no lohayamos visto crecer; porque no nos percatamos de las cosas que se mueven muy lentamente, y cuanto mstiempo se requiere para percibir que varan, tanto ms estables las juzgamos.

    Entonces no nos admiremos de quienes, con no ms juicio que las bestias, piensan que una misma ciudadsiempre hizo uso de una misma lengua, porque las variaciones del lenguaje no ocurren sino muy lentamente atravs de una prologada sucesin temporal, y tambin porque la vida de los hombres, por su propia naturaleza,es muy breve.

    Si por tanto el habla de un mismo pueblo vara, como hemos dicho, sucesivamente en el tiempo, ni puede demanera alguna permanecer igual, se sigue necesariamente que la lengua de los que viven separados ydistantes se diversifique en las ms variadas lenguas, como variadamente varan sus costumbres y el vestido,porque no son estables ni por naturaleza ni por comn acuerdo, sino que nacen del humano beneplcito y dela vecindad de los lugares.

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    De aqu nacieron los inventores del arte gramtica [es decir el latn y el griego. NT], que no es sino una ciertainalterable identidad del habla en tiempos y lugares diversos. Gramtica que como fue reglada porconsentimiento comn de muchos pueblos, no est sometida al arbitrio individual, y en consecuencia no puedevariar. Y la inventaron para que los cambios del lenguaje que fluctan al arbitrio de los individuos no afectarande ningn modo, ni siquiera ligeramente, el conocimiento de las obras y la autoridad de los antiguos y deaquellos que la diversidad de lugar los hace distintos .

    CAPTULO X.

    Ahora bien - como dijimos antes - siendo nuestra lengua tripartita, segn que se la oye en tres formas diferentes,evaluamos a las tres con tanta timidez que no nos animamos establecer precedencias entre ellas porcomparacin de unas u otras de sus partes, a no ser por el hecho de que los gramticos asumieron el trmino"sic" como adverbio de afirmacin, lo cual parece conceder una cierta superioridad a los Italianos, que dicen SI.

    Sin embargo cada parte cuida de si misma con amplios argumentos.

    Para s alega la lengua de OIL que por su fcil y deleitable lengua vulgar, le pertenece todo cuanto ha sidotraducido en prosa vulgar, a saber, la Biblia, los libros de las gestas de los Troyanos y los Romanos, y las bellsimasleyendas del Rey Arturo, y otras muchas historias y doctrinas.

    La otra que alega por s, a saber la lengua de OC, afirma que de los escritores en vulgar le pertenecen losprimersimos poetas por ser la ms perfecta y dulce forma de hablar, piensa en Pedro de Auvernia y otrosvetustos decidores.

    Finalmente la lengua de los italianos afirma tener la precedencia por dos de sus privilegios, a saber: primeroporque los que ms dulce y sutilmente poetizaron son familiares y domsticos suyos, como Cino de Pistoia y suamigo; el otro argumento es que sus escritores estn ms afirmados en la gramtica comn, que para quienestal cosa consideren, ser solidsimo argumento.

    Nosotros sin embargo sin abrir juicio sobre lo dicho, limitamos nuestro tratado a la lengua vulgar de Italia, y nosproponemos tratar de sus variantes y asimismo compararlas entre s.

    Decimos pues que Italia en primer lugar est partida en dos regiones, a saber la derecha y la izquierda. Siquisiramos establecer la lnea que las divide, diramos que es la cordillera de los Apeninos, que como sumacumbre aqu y all derrama agua gota a gota, y la destila por largas laderas en variados sitios, como describeLucano en el segundo . Al derecho lado se empapa en el mar Tirreno, el izquierdo cae sobre el mar Adritico.

    Las regiones del lado derecho [mirando hacia el Sur] son: la Pulia, aunque no toda, Roma, el Ducado, laToscana y la marca de Gnova; la izquierda tiene una parte de Pulia, la Marca Anconitana, Romandiola,Lombarda, la Marca Trevisana con Venecia. La Tierra Friulana y la Istria no pueden pertenecer sino al ladoizquierdo de Italia, y las islas tirrenas, a saber de Sicilia y Cerdea, no pertenecen sino al derecho lado, o hay queasumirlas como acompaantes del lado derecho de Italia.

    A ambos lados y en la regiones aledaas las lenguas de los hombres varan: como la de los Sicilianos con losApleos, de los Apleos con los Romanos, los Romanos con los Espoletos, de estos con los Toscanos, de losToscanos con los Genoveses, de los Genoveses con los Sardos; tambin de los Calabreses con los Aconitanos, deestos con los Romaolos, de los Romaolos con los Lombardos, de los Lombardos con los Trevisanos y

    Venecianos, de estos con los Aquileienses, y de estos con los Istrianos. Acerca de lo cual pensamos que ningnItaliano disiente.

    Por lo cual al menos, en las lenguas vulgares, hay 14 bsicas que varan. Porque aun cuando todas las lenguasvulgares varan, piensa en Toscana Senenses y Arentinos, en Lombarda Ferrarenses y Placentinos; tambin enuna misma ciudad alguna variacin advertimos, como dijimos en el captulo precedente. Por donde siquisiramos calcular las variaciones de las primarias y secundarias y subsecundarias lenguas vulgares, en estemnimo ngulo del mundo no slo se llegara al millar de variaciones, sino a muchas ms.

    CAPTULO XI

    Siendo que el vulgar italiano disuena en muchas variedades, busquemos cul es la lengua ms culta e ilustre deItalia: y en tren de abrir una va transitable a nuestra bsqueda, extirpemos primero de la selva las zarzas y losretoos agrestes.

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    Como los Romanos pretenden estar por encima de los dems, extirpando o desarraigando malezas losprepondremos a los dems, ya que reclaman que por ningn motivo se los ha de tocar en la investigacin de lalengua vulgar. Decimos sin embargo que el Romano antes que vulgar es un triste coloquio, el ms torpe detodos los italianos vulgares; lo que no es de admirar porque inclusive la deformidad de sus costumbres y hbitosapesta mucho ms que los dems. Dicen por ejempo: Mezzure, quinto dici? [Seor qu dice?]

    Despus de los Romanos echemos a los de la Marca de Ancona que dicen as: Chignamente state siate [Comoestis, quedos]: con quienes tambin separemos a los de Spoleto.

    No hay que dejar pasar que para escarnio de estos tres pueblos se inventaron muchas canciones: entre lascuales una recta y perfectamente compuesta por cierto Florentino de nombre Castra; comenzaba as

    Una fermata scopai da Casciolicitacita se 'n gia 'n grande aina.[Me tropec con una mujer de Fermo, viniendo yo de Casciolique rauda rauda se alejaba de gran prisa].

    Y despus de estos, expulsemos a los de Miln y de Prgamo y sus alrededores, contra los cuales recordamosque alguien les cant tambin en escarnio:

    Enter l'ora del vesper,

    ci fu del mes c'ochiover.[A la hora de vsperas,ocurri en el mes de octubre]

    Despus filtremos a los Aquileienses e Istrianos, quienes acentuando a lo salvaje erutan: Ces fas-tu? [Quhaces t?] Con ellos expulsemos a todas las hablas montaeses y rsticas cuya enorme disonancia siempre lapercibe el ciudadano medio, como es el caso de Casentinos y Fractenses.

    Tambin rechacemos a los Sardos que no son italianos pero al parecer hay que asociarlos a los italianos, porqueson los nicos que no tienen un vulgar propio, sino que simios imitadores que son de la gramtica dicen domusnova y dominus meus. [En latn: casa nueva y seor mo]

    CAPTULO XII.

    Pasados por filtro, por decir as, los vulgares italianos, de entre los que quedaron en la criba brevemente elijamospor comparacin el ms honorable y que ms honra al que lo habla.

    Y en primer lugar examinemos el ingenio del siciliano: pues se ve que el siciliano adquiri fama por encima de losdems gracias a lo cual todo lo que se poetiza en Italia se dice siciliano, y precisamente porque sabemos demuchos decidores regionales que han cantado solemnemente, piensa en estas canciones:

    Ancor que l'aigua per lo focho lassi[An que el agua por el rostro fatigado]

    y tambin

    Amor, che lungiamente m'hai menato.

    [Amor que largamente me has llevado]Pero esta fama de la tierra siciliana, si consideremos atentamente el objetivo que persigue, ha venido a caer, alparecer, en oprobio de los Prncipes italianos, cuya soberbia no es la magna de los hroes sino la pusilnime delos plebeya. Pues ilustres hroes, como Federico Csar y su digna prole Manfredo, demostrando la nobleza yrectitud de su alma, actuaron, hasta donde la fortuna lo permite, con humana rectitud, despreciando todabrutalidad. Por lo cual, todos los de noble corazn y dotados de ingenio se esforzaban por conformarse a lamajestad de tan grandes prncipes, a tal punto que, en su poca, todo lo que naca de los excelentes espritusitalianos, se manifestaba primero en la corte de tan augustos reyes; y como el trono real estaba en Sicilia, todo loque nuestros predecesores escriban en vulgar pas a llamarse siciliano: lo que tambin nosotros hacemos, nitampoco nadie de la posteridad podr cambiarlo.

    Racha, Racha! [Antiqusima expresin de desprecio]

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    Quin suena hoy la tuba del ltimo Federico, quin la campana de Carlos II, quin el cuerno de Juan y deAzzo, poderosos marqueses, quien las flautas de otros magnates, sino "Venid verdugos carniceros, venidfraudulentos, venid devotos de la avaricia"?

    Pero mejor es volver a nuestro asunto antes que hablar en vano.Y decimos entonces que si consideramos el vulgar siciliano tal como brota de los coterrneos mediocres, decuya boca corresponde hacer juicio, veremos que no merece prevalecer de ninguna manera, porque no tienepronunciacin expedita, como por ejemplo:

    Tragemi d'este focora se t'estea bolontate.[Dame de este fuego, si tu querer lo permite]

    Si en cambio lo queremos tomar como brota de la boca de los principales ciudadanos, como puede verse delas alegadas Canciones, en nada difiere del excelentsimo vulgar del que hablaremos ms adelante.

    Los de Pulia por su desapacible vulgar o por estar prximos de los Romanos y los de la Marca, torpementebarbarizan: oigmoslos:

    Blzera che chiangesse lo quatraro.[Quisiera que el traviesillo llorase]

    Pero aun cuando los Pulieses comnmente tienen un habla horrenda, algunos entre ellos se han expresadopulidamente, incluyendo en sus canciones trminos curiales [los propios de una Corte Real], lo que se percibeclaramente observando algunos de sus decires, como por ejemplo:

    Madonna, dir vi voglio["Seora, deciros quiero", de Giacomo de Lentini]

    y

    Per fino amore vo s lentamente"Tras fino amor voy tan lentamente" de Rinaldo de Aquino]

    Por lo cual, tomando nota de lo que hemos dicho, es necesario que se comprenda que ni el vulgar de Sicilia ni elde Apulia es el ms bello, puesto que vemos que los escritores ms elocuentes se apartaron del vulgar propio.

    CAPTULO XIII.

    Vengamos ahora a los Toscanos, quienes embriagados de sus propias locuras se atribuyen el ttulo de tener unvulgar ilustre. En lo cual no slo delira el juicio de la plebe, sino que hallamos muchos famosos varones que tal loconsideraron, como Guitonne d'Arezzo, que nunca se aplic al vulgar curial, Bonagiunta de Lucca, Gallo pisano,Mino Monacato siens y Brunetto florentino, cuyo decires, si tuviera tiempo para examinarlos, vera que sonmunicipales antes que curiales.

    Y como los toscanos ms que nadie se entregan a esta embriaguez, parece digno y til que nos detengamosalgo detalladamente a desmitificar los vulgares municipales de los toscanos, uno tras otro.Hablan los Florentinos y dicen:

    Manichiamo, introcque che noi non facciamo altro.[Comamos, que otra cosa no hacemos]

    Los Pisanos:

    Bene andonno lifatti de Fiorensa per Pisa.[Bien marchan los asuntos de Florencia en Pisa]

    Los de Lucca:

    Fo voto a Dio ke in grasrra eie lo comune di Lucca.[Voto a Dios que la comuna de Lucca est en enjundia.]

    Los Senenses:

    Onche renegata avesss'io Siena. Ch'ee chesto?

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    Hubiera yo nunca renegado de Siena. Qu es esto?

    Los Arentinos:

    Vuo'tu venire ovelle?[Quieres t ir a cualquier parte?]

    De Perugia, tambin de Citt di Castello, por la afinidad que tienen todos con los Romanos y Espoletanos, nadaqueremos tratar.

    Pero a pesar de que casi todos los Toscanos son obtusos en su torpe coloquio, sin embargo vemos que algunosde ellos conocieron la excelencia del vulgar, como Guido, Lapo y un otro de Florencia [el mismo Dante], y Cinode Pistoia, a quienes por ahora indignamente posponemos, bien que no indignamente forzados.

    Ahora bien si examinamos las hablas toscanas y sopesamos cunto se apartaron de su propio vulgar los queantes honramos, no queda duda que otro es el vulgar que buscamos bien distinto del que habla el puebloToscano. Si empero alguien pensara que lo que decimos de los Toscanos no ha de afirmarse de los Genoveses,guarde en mente slo esto, que si los Genoveses perdieran la letra z, tendran necesidad o de perder totalmenteel habla o buscarse una nueva. La z ocupa la mayor parte de su habla, letra que no es posible pronunciar sinocon mucha aspereza de sonido. [la zeta italiana que se pronuncia "ts" - torna spero el habla].

    CAPTULO XIV.Cruzando ahora las frondosas cumbres de los Apeninos, investiguemos, como es nuestra costumbre,diligentemente el ala izquierda de Italia, el Levante.

    Al entrar en Romania, hemos hallado en el Lacio, decimos, dos vulgares opuestos entre s con sus propiasdiscrepancias. Uno de los cuales, se oye tan femenino por el sonido blando de los vocablos y de lapronunciacin que a un hombre, mismo hablando virilmente, se lo tiene por mujer. As ocurre con todos los deRomania, y especialmente los de Forli, cuya ciudad, de reciente fundacin, parece el centro de toda laprovincia: ellos deusci dicen para afirmar, y dulcemente a sus amadas dicen oclo meo y corada mea. Algunosde sus poetas, tal como Toms y Hugolino Bucciola de Faenza, vimos que supieron apartarse del habla propio ensus poesas. ["deusci" = Si por Dios; "oclo meo, corada mea" = ojito mio, corazn mo]

    Como dijimos, hay otro vulgar que, por sus vocablos y acentuacin, tan hirsutos y speros, por su ruda asperezapriva de tanta gracia a la mujer que dudaras al orla hablar que no fuera varn . Y tienen esta forma de hablartodos los que dicen magara, o sea los Brecianos, los Veroneses, los Vicentinos y los Paduanos, que torpementetruncan todos los participios en "tus", y los denominativos en "tas", como merc y bont. A los cuales adjuntamostambin a los Trevisanos quienes, a la manera de los Brescianos y sus alrededores, cortan la palabra ypronuncian la consonante v como f, por ejemplo dicen nof por nove y vif por vivo: lo cual reprobamos porbarbarismo. [Son barbarismos de origen franco, dialectos que hoy se llamkan franco-venecianos]

    Ni los venecianos consideran digno su vulgar, y si alguno de ellos, confundido en su error, quisiera vanagloriarse,que recuerde si alguna vez no dijo:

    Per le plage de Dio tu non veras[Forma afrancesada y cercana al espaol : Por las plagas de Dios t no vers].

    Entre los venecianos sabemos de uno solo, Ildebrando Paduano, que se apart del vulgar materno para volverseal vulgar ilustre.

    Por donde, comparando todos los vulgares del presente captulo, conclumos que ni el Romaniolo, ni comodicho su opuesto, ni el Veneciano son el vulgar ilustre que andamos buscando.

    CAPTULO XV.

    Tratemos ahora de examinar brevemente cunto es lo que resta de la itlica jungla.

    Decimos pues que talvez no es mal concepto el de quienes afirman que es muy hermosa la lengua que hablanlos Boloeses, pues los vecinos de Imola, de Ferara y de Mdena algo adoptan para su vulgar propio, como esfcil colegir de lo que en las regiones confines hacen todos, como lo muestra Sordello de Mantua en las regionesde Cremona, Brescia y Verona; quien, siendo, como fue, tan elocuente, puso todo su celo en servirse de lalengua vulgar propia no slo en poesa sino tambin en la conversacin comn.

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    Porque los citados ciudadanos de Boloa toman de los de Imola dulzura y suavidad, de los de Ferrarsa y deMdena la grrula locuacidad que es propia de los Lombardos; pensamos que en ellos se conserv esta mezclaproveniente de los inmigrantes Lombardos originales. Y esta es la razn de que no hallamos a ningn poeta entrelos de Ferrara, de Mdena y de Reggio; porque habituados como estn al propio garrular no pueden de ningnmodo lograr un vulgar culto sin abandono de una cierta aspereza. Lo mismo y mucho ms hay que pensar delos Parmesanos quienes dicen monto por "multo" [mucho].

    En consecuencia pues como los Boloeses reciben de ambas cosas, como se ha dicho, es lgico pensar que suhabla, debido a la mixtura de opuestos como se dijo, pierde algo de la necesaria suavidad, lo que sin dudaalguna incluimos en nuestra propia apreciacin.

    Por donde si lo que los proponen se refieren solamenteel habla vulgar propio de cada municipio en comparacin con las dems, estamos grata y plenamente deacuerdo; pero si simplemente quieren escoger al habla vulgar boloesa, disentimos de ellos por no estar deacuerdo.

    Porque no es lo que llamamos ulico e ilustre: porque si lo fuera, el grande de Guido Guinizelli, Guido Ghileri,Fabruzzo, Honesto y otros poetas Boloeses nunca se hubieran apartado del vulgar propio: porque fueronmaestros ilustres y llenos de la apreciacin del vulgar.

    El gran Guido

    Madonna, 'l fino amore ch'io vi porto[Seora, el fino amor que por vos me embarga]

    Guido Ghileri

    Donna, lo fermo core,[Seora, el firme corazn]

    Fabruzzo

    Lo meo lontano gire;[Mi lejano vagar]

    Honesto

    Pi non attena il tuo soccorse, amore.[Ya no ms espero tu auxilio, amor]

    Expresiones que mucho difieren del comn bolos.

    Y si ahora pasamos a las restantes ciudades que estn en los extremos bordes de Italia, no aprobamos a ninguna- y si alguien es capaz de dudar de ello, ni nos dignaremos siquiera a darle explicacin alguna - poco nos quedapor decir del tema que estamos tratando.

    Por donde, dejando de lado la criba, a fin de rpidamente considerar lo que falta, decimos que las ciudades deTrento, Turn y tambin Alejandra estn tan prximas de los confines de Italia que carecen de un lenguaje puro,

    de manera que en lugar del vulgar torpsimo que tienen, si lo tuvieran hermoso an as les negaramos que fueraun verdadero italiano, tanta es la mezcla que tiene de otras lenguas.

    Por donde, si buscamos un italiano ilustre no lo hallaremos entre ellas.

    CAPTULO XVI y XVII.

    Despus de cazar por valles y praderas de Italia y no encontrar la pantera que buscamos, a fin de encontrarlainvestigumosla de modo ms racional para que, con diligente estudio, a la que se presiente aqu y all y notermina de aparecer, finalmente la atrapemos entera en nuestras redes.

    Resumiendo pues nuestra cacera, decimos que en todo gnero de cosas es necesario que haya una con laque todas se comparen y ponderen, y que venga a ser medida de todas las dems; como en los nmeros todosse comparan con el uno, y se dicen ms o menos grandes segn como distan o se aproximan al uno, y como enlos colores todos se miden con el blanco, puesto que se dicen ms o menos visibles segn se acercan o se alejandel blanco. Y de igual manera como decimos de estos que significan una cantidad o una cualidad, de lo que

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    sea que se prediquen, as tambin se puede decir de la sustancia: de tal manera que todo pueda ser medidoconforme se encuentre en un gnero, por medio de aquel que es lo ms simple del gnero. Razn por la cual,en nuestras acciones, cuanto quiera se dividan en diversas clases, es necesario encontrar un signo con el quesean ellas y l mismo medidos. Pues, en cuanto obramos especficamente como hombres, tomamos la virtud -entendindola en forma general - por la cual juzgamos bueno o malo a cada uno; en tanto que comociudadanos, hacemos uso de la ley, en relacin con la cual se dice que el ciudadano es bueno o malo; encuanto obramos como italianos, hay ciertos signos simplicsimos de las costumbres, de los hbitos y del habla, porlos cuales los actos italianos se ponderan y se miden.

    En consecuencia hay signos nobilsimos de las acciones de los italianos, que no pertenecen como propios aninguna ciudad de Italia, pero son comunes a todas: entre los cuales se puede discernir aquel vulgar quevenimos buscando, cuyo aroma se respira en cualquier ciudad pero no anida en ninguna. Puede tal vez sentirsems en una que en otra, como se percibe la sustancia simplicsima de Dios ms en el hombre que en el bruto,ms en el animal que en la planta, ms en la planta que en el mineral, ms en el mineral que en el elemento,ms en el fuego que en la tierra; y la cantidad simplicsima, que es el uno, se la percibe ms en el impar que enel par; y el color simplicsimo, es decir el blanco, ms se percibe en el amarillo que en el verde.Por consiguiente, logrado lo que queramos, decimos vulgar ilustre, cardinal, ulico y curial de Italia al que lateen todas las ciudades y no se lo percibe en ninguna, y a partir del cual los vulgares municipales propios de cadaciudad se miden, se ponderan y secomparan.

    CAPTULO XVII.Pues bien digamos ahora la razn por la que a este vulgar que hemos hallado, le aplicamos los adjetivos deilustre, cardinal, ulico y curial; de manera que dejemos ver con claridad lo que queremos decir.

    Primero pues precisemos qu entendemos por ilustre, y cmo lo aplicamos. Entendemos por ilustre lo que fulgeiluminando e iluminado; y de esta forma llamamos a ciertos varones ilustres, sea porque ilustrados ellos mismosiluminan con su autoridad a los dems en temas de justicia y de caridad, sea que por el esplendor de sumagisterio son maestros excelsos, como lo fueron Sneca y Numa Pompilio. Y as el vulgar de que hablamos essublime por su magisterio y su potestad, y a los suyos exalta con honor y con gloria.

    Y que sea excelso por magisterio se lo ve claramente cuando de tantos rudos vocablos italianos, de tanperplejas sintaxis, de tan defectuosas pronunciaciones, y de tan rsticos acentos vemos que se lo elige poregregio, difano, perfecto y urbano como lo hicieron en sus canciones Cino de Pistoia y su amigo [Dante mismo.NT].

    Veamos cmo es excelso por potestad. Y cul mayor potestad es la del que puede trastocar el corazn de loshombres para que quiera lo que no quiere y no quiera lo que quiere, como ha hecho y hace?Que sea excelso en honor, fcil es. Acaso no asombran a sus sbditos por su fama los reyes, marqueses, condesy magnates?Cunto exalte gloriosos a los suyos, nosotros mismos lo experimentamos, que por la dulzura de su gloria tenemosa menos nuestro exilio.Razones por las cuales debemos confesarlo ilustre en justicia.

    CAPTULO XVIII.

    No sin razn decoramos a este vulgar ilustre con un segundo epteto, dicindolo cardinal. Pues as como toda la

    puerta obedece a la bisagra o crdine , de modo que hacia donde se vuelve la bisagra hacia all lo hace lapuerta, sea que se mueva para abrir o para cerrar; as tambin la total grey de los vulgares municipalescambian y se recambian, se mueven y se aquietan conforme como ste, como verdadero patriarca, lo hace.Acoso no extirpa da a da las zarzas de la itlica selva? Acaso no implanta da a da nuevos esquejes ynuevas plantas? En qu otra cosa se esfuerzan sus cultivadores sino en sacar y poner, como se ha dicho? Enconsecuencia bien merece ser decorado con tan gran expresin.

    La razn por la que lo llamamos ulico es porque si los Italianos tuviramos una corte palaciega sera cortesano.Porque si la corte es la morada comn de todo el reino y el augusto gobernante de todas las partes del reino, afin de ser comn a todos y no propia de ninguno, es necesario que en ella se converse familiarmente y allhabite, y no haya otra morada ms digna para el habitante: y esto parece ser lo que estamos diciendo de estevulgar. Y de aqu proviene que quienes se expresan en todos los reales lo hacen en este vulgar ilustre; por ellotambin sucede que nuestro ilustre como forastero peregrine y se hospede en humildes albergues, pues estamosfaltos de corte.

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    modo excelente, es decir como las que ms contribuyen a la grandeza, como son la probidad de las armas , elfervor del amor y la direccin de la voluntad.

    Bien considerado, slo de estos temas trataron ilustres varones que poetizaron, como Beltramo de Bornio lasarmas, Arnaldo Daniel el amor, Gerardo de Bornello la rectitud; Cino de Pistoia el amor, y la rectitud su Amigo.

    Pues Beltramo deca:

    Non pose mudar e'un cantar non exparia;[No puedo callar que un cantor no se expanda].

    Arnaldo:

    L'aura amara / fal bruol brancuz / clarzir;[El aire fresco / el frondoso bosquecillo / ilumina].

    Gerardo

    Per solaz reveillar / ch'es trop endormiz;[Para despertar el solaz / que por tanto tiempo ha dormido].

    Cino:Digno sono eo de morte;[Digno soy de muerte]

    su amigo: [Se trata del mismo Dante. N.T.]

    Doglia mi reca ne lo core ardire.[Dolor me gana ardor en el corazn.

    No he hallado todava ningn italiano que cantase a las armas.

    Consideradas estas cosas, quede claro cules cosas han de ser cantadas en el altsimo vulgar.

    CAPTULO III.

    Ahora bien, cmo debemos establecer las cosas que son dignas de tan alto vulgar, es ahora tema del tratado.Queriendo pues exponer de qu modo se anudan estas tan dignas cosas, lo primero que hay que recordar esque los poetas de este ilustre vulgar lo hicieron de muchas maneras, unos con canciones, otros con baladas,algunos con sonetos, otros por medio de otros modos de versificar ilegtimos e irregulares, como se mostrar. Detodos estos modos o mtricas consideramos a la cancin como el modo excelentsimo: porque si las cosasexcelentsimas son dignas de los excelentsimos, como se ha probado antes, lo que es digno del excelentsimovulgar digno debe ser del modo excelentsimo, y en consecuencia ha de ser tratado por canciones. Podemosinvestigar a travs de varias argumentos si el modo de las canciones es el que se ha dicho.

    Primero porque, como todo lo que versificamos son canciones, ellas se ganaron este nombre: lo que nuncahubiera sucedido sin una antigua razn. Veamos: lo que por s mismo produce el efecto para el cual ha sido

    hecho, es ms noble que lo que requiere ayuda exterior; ahora bien las canciones por s mismas hacen todo loque deben, lo cual las baladas no pueden hacer, porque requieren msicos para quienes fueron creadas; pordonde las canciones deben considerarse ms nobles que las baladas, y en consecuencia su modo es nobilsimosobre todas las dems, as como nadie duda que las baladas superan en nobleza al soneto.

    Adems: ms nobles se consideran las cosas que ms honor dan a su creador; pero las canciones ms honordan a sus creadores que las baladas: por tanto son ms nobles, y en consecuencia su modo es nobilsimorespecto de las dems.

    Adems: las cosas que son nobilsimas celosamente se guardan; pero entre las cosas que se cantan, lascanciones celosamente se guardan, como saben los amigos de los libros: por tanto las canciones sonnobilsimas, y en consecuencia su modo es nobilsimo.

    Por lo mismo: en todo arte es nobilsima cosa la que requiere de todo el arte; como las cosas que se cantanpertenecen al arte, y slo en las canciones todo el arte se aplica, las canciones son nobilsimas, y as su modotambin lo es. Ahora bien, que en las canciones se encierre todo el arte de cantar poticamente, se puede ver

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    en que todo lo que del arte se halla en todas las dems, en las canciones tambin se encuentra, pero noviceversa. Y la prueba de lo que decimos es la siguiente: todo lo que de la mente de las ms ilustres cabezasque poetizan aflora en los labios, slo se encuentra en las canciones.

    CAPTULO IV.

    Despus de habernos esforzado en exponer las cosas dignas del ulico vulgar, y el modo de versificar queestimamos tan digno de honor que slo lo aplicamos al nobilsimo vulgar, antes de avanzar ms, centrmonos enotro modo de canciones que al parecer muchos consideran ms producto del acaso que del arte; y a estemodo casual lo consideraremos como aprendizaje del arte, y, excluyendo el modo de las baladas y de lossonetos, pasaremos a considerarlo en el cuarto libro de esta obra, cuando nos ocupemos del vulgar mediocre.

    Volviendo a las cosas que venamos diciendo, recordamos que muchas veces hemos llamado poetas a quienesversifican en lengua vulgar, y con toda racionabilidad, porque en efecto poetas son, y si bien consideramos loque es poesa, qu otra cosa no es sino una ficcin retrica con msica .

    Distnguense sin embargo de aquellos magnos poetas, es decir de los clsicos, los que se atuvieron a las reglasdel arte y del discurso sublime, mientras estos, como dijimos, lo hicieron libremente, al acaso. Por tanto cuantoms imitemos a los clsicos, tanto ms perfectas sern nuestras poesas. Por donde, ya que nos hemos propuestouna tarea doctrinal, estamos forzados a emular las suyas.

    En primer lugar digamos que cada uno debe adecuar el peso del tema a lo que pueda cargar con sus hombros,no sea que debilitados estos por el exceso de carga se vea llevado a arrastrarse en el lodo; y esto es lo quemandaba Horacio, nuestro Maestro, cuando al principio de la Potica deca "Asumid la materia".

    Luego, acerca de lo que queremos decir, debemos establecer si han de ser cantadas en forma trgica, cmicao elegaca. Por tragedia entendemos el estilo superior, por comedia el inferior, por elega el estilo de los mseros.

    Si se trata de tragedia entonces hay que usar del vulgar ilustre, y despus unirlo a una cancin. Si de comedia,puede usarse a veces el vulgar mediocre, otras el vulgar humilde; y ser en el cuarto libro dondeespecificaremos estos modos. Tratndose de elega debemos usar slo del vulgar humilde.

    Omitiendo pues estos modos, pasemos a tratar del estilo trgico, que ha de usarse cuando queremos elevar latrascendencia del tema con versos sublimes, construccin altsima, y uso de los ms excelentes vocablos. Porquesi bien recordamos, como hemos demostrado, que a las altsimas cosas corresponden altsimos instrumentos, yeste estilo que llamamos trgico se muestra como el ms alto, corresponde entonces que en l se canten slolas cosas que dijimos ser las ms dignas de ser cantadas: a saber, la salud, el amor y la virtud, y todas lo que seobra por conseguirlas, siempre que de toda manera sean totalmente libres de vileza.

    Cudese pues quienquiera trate de estos temas, y, si a ellas se propone cantar con toda pureza, o a las cosasque a estas tres se refieren, que primero beba las aguas del Helicn y tense las ms sublimes cuerdas, antes quecon toda dignidad comience a mover el plectro.

    Pero para asumir, como corresponde, tal cuidado y discrecin, es necesario superar las dificultades yconsagrarse al trabajo, porque nunca podr lograrse este estilo sin excelencia de ingenio y sin poseer el hbitofamiliar de la ciencia; y los tales son los que el Poeta en el sexto de la Eneida llama amados e hijos de Dios, yexaltados hasta las estrellas con inflamado podero, bien que lo diga en forma figurada.

    Por tanto que sea confundida la estupidez de quienes, inmunes al arte y a la ciencia, slo confiando en suingenio, se atreven a lanzarse a cantar tan sublime materia; que desistan de tamaa presuncin, y ya quetienen la naturaleza y la desidia de los gansos, que no se atrevan a imitar al guila capaz de trepar a los astros.

    CAPTULO V.

    Habiendo pues tratada satisfactoriamente, al menos en lo que a este tratado corresponde, de la importanciadel sentido, pasemos ahora pasar a considerar la mtrica.

    En lo que hay que saber que nuestros predecesores usaron diversas mtricas de slabas en sus canciones, comotambin los modernos la hacen; pero no hemos visto hasta ahora ningn verso que fuera allende delendecaslabo ni que descendiera a menos que el trislabo. Y bien que los cantores latinos hayan hecho uso deltrislabo, del endecaslabo y de todas las mtricas intermedias, sin embargo las ms frecuentes son el pentaslaboel heptaslabo y el endecaslabo, y despus de estas el trislabo.

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    Sobre todas las mtricas descuella el endecaslabo, sea por su ritmo sea por la amplitud de expresin, deconstruccin y de vocabulario, elementos todos por los que ms se multiplica su hermosura, porque doquiera loselementos ponderosos se multiplican, ms se multiplica el peso; como hizo Gerardo de Bornello

    Ara ausirez encabalitz cantars(Ahora oiris maravillosos cantares)

    (verso que aunque parezca decaslabo, es en verdad endecaslabo: porque las dos consonantes finales nopertenecen a la slaba precedente, y bien que no incluyan una vocal, no han perdido la virtud de la slaba; laindicacin la da el ritmo que se logra con una vocal, lo que no es posible sino gracias al sonido sobreentendidoall); el rey de Navarra:

    De fin Amor si vient sen et bont(Del fino amor proviene sabidura y bondad.)[provenzal, del trovador Tebaldo I de Navarra].

    (donde tomando en consideracin el acento y en razn de l, se ver que es endecaslabo); de GuidoGuinizelli:

    Al cor gentil repara sempre Amore;(En corazn gentil mora siempre Amor)

    el Juez de las Columnas de Messina:

    Amor che lungamente m'hai menato;(Amor que largamente me has llevado. [de Guido delle Colone 1210-1280)

    Renaldus de Aquino:

    Per fino amor vo s lentamente;(Tras fino amor voy tan lentamente [de Rinaldo de Aquino])

    Cino da Pistoia:

    Non spero que giammai per ma salute ;(No espero que nunca por mi salud)

    y su amigo [de nuevo Dante mismo].

    Amor, che movi tua vert dal cielo(Amor, que tu virtud irradias por el cielo)[Comienzo de la rima XXXVII].

    Y bien que a este endecaslabo consideremos el ms clebre de todos, si se asocia con el heptaslabo, nodejando de ser el dominante, se revela an ms esplndido y elevado en su magnificencia. Pero esto loaclararemos en otro lugar.

    Y decimos que el heptaslabo sigue a este el ms clebre de todos; despus viene el pentaslabo, y finalmente

    ponemos el trislabo. A su vez, el eneaslabo que es como un trislabo triplicado, no alcanz nunca un puestohonorable, o mejor fue olvidado por el fastidio que implica.

    Los parislabos raramente usamos a causa de su rudeza: pues conservan la naturaleza de su nmero par, ya queestn subordinados a los impares como la materia a la forma.

    As pues, resumiendo lo antedicho, resulta que el endecaslabo es el verso ms esplndido, que era lo quequeramos saber. Queda pues ahora por investigar acerca de las construcciones elevadas y de los vocablosexcelsos; de modo que preparados las ramas y las cuerdas, mostraremos como se arma el haz, es decir lacancin.

    CAPTULO VI.

    Dado que nuestra intencin es tratar del vulgar ilustre, nobilsimo entre de todos, y como ya nos demoramoscantando las cosas de las que es digno, y que son tres nobilsimas como ms arriba establecimos, y puesto que

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    de entre los modos elegimos el de la cancin como el primersimo, y que para poder mejor mostrarlo expusimosalgunas particularidades suyas, como el estilo y el verso, ahora pasaremos a ocuparnos de la construccin.

    Decimos pues que llamamos construccin a la colocacin y orden de las palabras de acuerdo a reglas, comopor ejemplo "Aristteles filosof en tiempos de Alejandro". Estas seis palabras estn ligadas ordenadamente entres, y constituyen una construccin.

    Al respecto conviene primero considerar que hay construccin congrua y la hay incongrua, y bien recordandolo que establecimos antes de que slo nos ocupamos de las cosas supremas, digo que en nuestra cacera notiene cabida la construccin incongrua pues ni alcanza al ms inferior lugar de nuestra escala de valores.Avergncense pues, avergncense los ignorantes que tienen la tan increble audacia de proferir canciones!No merecen otra burla que la del ciego que quiere distinguir los colores. Ciertamente nosotros vamos tras laconstruccin congruente.

    Pero ante de llegar a la construccin que buscamos, es decir, la plena de urbanidad, es necesario proponer unaclasificacin no menos dificultosa, pues hay muchos grados de construccin, por ejemplo, la inspida que espropia de los novatos como decir Pedro ama mucho a doa Berta.

    Hay otra que no pasa de spido que es propia de estudiantes y maestros excedidos de rigor como Me duele,mayor dolor que cualquier piedad, ver a quien en el exilio se pudre, que slo en sueos puede rever la patria.

    Hay tambin la spida y primorosa que es propia de quienes slo alcanzan un nivel trivial de retrica como Ellaudable discernimiento del marqus del Este y su magnificencia ostensible a todos, que de todos lo hacedilecto.

    Y hay tambin la construccin spida, primorosa y excelsa, que es de los decidores ilustres, como Expulsadas lasms de las flores de tu seno, Florencia, en vano a Trinacria se aparta el segundo Totila.

    Y este es el grado de construccin que proclamamos excelentsimo, y el que buscamos, pues vamos a caza delo sublime. Del cual slo se tejen las canciones ilustres, como esta de Gerardo

    Si per mon Sobretots non fos;[Si no fuera por mis Superlativos..]

    y Folqueto de Marsella

    Tan m'abellis l'amoros pensamen;[Tanto me encantan los pensares de amor!]

    y Arnaldo Daniel

    Sols sui che sai lo sobraffan chem sorz[Slo yo s el tormento que surge en m.]

    y Namerico de Belmui

    Nuls hom non pot complir addreciamen;[No hay hombre que pueda satisfacer plenamente]

    y Namerico de Peculiano

    Si com l'arbres che per sobre carcar[As como el rbol que abrumado est]

    y el Rey de Navarra

    Ire d'amor qui en mon cor repaire;[Celos de amor que mi corazn alberga]

    y Guido Guinizelli

    Tegno de folle 'mpresa, a lo ver dire,[Atado en verdad estoy a una loca empresa]

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    y el Juez de Mesana

    Anchor che l'aigua per lo focho lassi;[An cuando el agua por la cara ruede]

    y Guido Cavalcanti

    Poi che de doglia core conven ch'io porti;Puesto que he de portar un corazn doliente]

    y Cino de Pistorio

    Avegna che io aggia pi per tempo;[Sea que lo guarde por ms tiempo]

    y su amigo [el mismo Dante en el Banquete. N.T.]

    Amor che ne la mente mi ragiona..[Amor que en la mente me razona]

    No te maravilles, lector, si traemos a la memoria tantos poetas, porque a esta que llamamos construccin

    suprema no podemos indicarla sino por medio de tales ejemplos. Y tal vez sera de muchsima utilidad paraadquirir su hbito frecuentar los poetas ejemplares, a saber, Virgilio, Ovidio en su Metamorfosis, Estacio y Lucano,y tambin aquellos que cultivaron una prosa altsima como Tito Livio, Plinio, Frontino, Paulo Orosio, y muchos msa los que la amiga soledad nos invita que los visitemos.

    Desaparezcan de una buena vez los sectarios de la ignorancia que no dejan de alabar a Guitn Aretino yalgunos otros de su laya que no han perdido nunca el hbito de los trminos y las construcciones plebeyas!

    CAPTULO VII.

    Continuando nuestra exposicin corresponde ahora elucidar cules son lo grandiosos vocablos dignos de formarparte del ms noble estilo.

    Comenzando pues afirmamos que no es poca tarea para la razn establecer distinciones entre los vocablos,pues vemos que hay de muchas especies. Pues hay trminos pueriles, femeninos y varoniles; y de estos ltimosunos son campestres, otros ciudadanos; y de los que llamamos ciudadanos, unos son peinados y otroscompuestos, unos hirsutos y otros acicalados. De los cuales, peinados o hirsutos son los que llamamos grandiosos,en cambio compuestos o acicalados llamamos a los que poseen una sonoridad superflua; a la manera comoentre las empresas grandiosas unas son producto de la magnanimidad, otras son hijas del humo: por dondeaunque en apariencia se podra tratar de un ascenso, sin embargo cuando se excede la lnea de lo virtuoso, elbuen razonador ver que no se trata de un ascenso sino de un declinar ruinoso.

    Observa pues atentamente, caro lector, cunto necesitas examinar los vocablos excelsos: para que, siconsideras el vulgar ilustre, que, como hemos dicho, deben usar los poetas trgicos del vulgar, cuides que en tucernidor slo queden los ms nobles vocablos. Entre los cuales no incluirs, por su simpleza, los pueriles, comomam y pap, mami y papi, ni los femeniles, por la blandura, como dulzura y bonito, ni tampoco los campestres

    por la rudeza, como hato y pito, ni los ciudadanos que sean compuestos o acicalados como fmina y objeto,que no has de usar nunca. Vers pues que slo restan los vocablos ciudadanos hirsutos o peinados, que sonnobilsimos y miembros del vulgar ilustre.

    Y definimos peinados aquellos que son trislabos o muy cercanos al trisilabismo, carentes de aspiracin, sinacento agudo ni circunflejo, sin las dobles consonantes zeta o equis, sin dos lquidas geminadas, oinmediatamente despus de una muda, en suma los vocablos pulidos, que al pronunciarlos dejan una ciertasuavidad, como amor, dama, deseo, virtud, donar, salud, seguridad, defensa. [Las palabras que en castellanoson bislabas suelen trislabas en italiano como amor-amore, virtud-virtute. De las consonantes dobles podemospensar en la erre castellana como carruaje, perro]

    Hirsutos llamamos a todos los vocablos que, aparte de los precedentes, son como necesarios u ornamentales delvulgar ilustre. Necesarios llamamos a los que no podemos evitar, como muchos monoslabos, como si, no, me, te,se, a, e, i, o, u, y muchas interjecciones. Ornamentales decimos muchos vocablos polislabos que unidos a lospeinados, forman una bella armona, aun cuando posean aspereza de aspiracin, de acento, de duplicacionesy de lquidas o de excesiva longitud, como tierra, honor, esperanza, gravidez, liviandad, imposibilidad,

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    CAPITULO XI

    Consideramos que lo que llamamos disposicin es la parte ms importante de la tcnica, puesto que se refiere ala divisin de las canciones, el entramado de los versos y la relacin de los ritmos; por donde es muy importantedesarrollarla con la mayor diligencia.

    Comencemos diciendo que en la estrofa se comportan de distinta manera la frente con la vuelta, el pie con lacola o sirma, y tambin los pies con las vueltas.Porque algunas veces la frente excede o puede exceder a la vuelta en nmero de slabas y versos - y decimos"puede" porque hasta ahora no hemos visto tal disposicin.

    En cambio otras veces la vuelta supera a la frente por el nmero de versos y de slabas, como si la frente tuvieracinco versos y cada vuelta de dos, con versos heptaslabos en la frente y endecaslabos en la vuelta. Otrasveces la vuelta supera a la frente en slabas y versos, como cuando dijimos:

    Traggemi de la mente Amor la stiva[Llvame de la mente Amor la esteva.].

    caso en el que la frente fue de cuatro versos, tres endecaslabos y un heptaslabo; pero lgicamente no pudodividirse en pies, dado que en los pies se requiere igualdad de versos y slabas; lo mismo decimos de las vueltas.

    Y lo que decimos de la frente lo reiteramos de las vueltas: pues las vueltas pueden exceder a la frente en versos yser superadas en slabas, como en el caso de que fueran dos las vueltas y ambas de tres versos y septenarias,con una frente, al contrario, de cinco versos, dos endecaslabos y tres heptaslabos.

    Otras veces los pies superan a la cola tanto en nmero de versos como de slabas, como en nuestra cancin:

    Amor, che movi tu vert da cielo[Amor, que mueves tu virtud por el cielo]

    Otras veces los pies son totalmente superados por la cola, como en la cancin donde cantamos:

    Donna pietosa e di novella etate[Dama piados y de edad nueva]

    Y as como dijimos que la frente puede tener un nmero mayor de versos pero uno menor de slabas (yviceversa) , lo mismo afirmamos de la sirma.Asimismo los pies superan en nmero a las vueltas, y a su vez son superados por ellas: porque puede haber en laestofa tres pies y dos vueltas, y tres vueltas y dos pies, ni tampoco estn limitados a estos nmeros, pues es lcitoarticular pies y vueltas en mayor nmero.Y as como nos hemos referido a la preponderancia de versos y slabas en relacin a otras particiones, as ahoralo decimos respecto de los pies y las vueltas, pues pueden de igual manera exceder y ser excedidos.No se puede menos que reconocer que nosotros tomamos el trmino "pies" en un sentido opuesto a los poetasregulados, pues ellos dicen que los versos constan de pies, nosotros que los pies constan de versos.

    Tampoco hay que omitir que nosotros afirmamos que los pies asumen necesariamente un nmero igual deversos y slabas e igual de disposicin, porque de otra manera no se podra lograr la reiteracin de la meloda.

    Aseveramos tambin que lo mismo ha de observarse respecto de las vueltas.CAPITULO XII.

    Como hemos dicho ms arriba hay tambin una forma de componer a considerar al entrelazar los versos, pordonde postulamos una normativa al respecto, y reiteramos lo que anteriormente hemos dicho de los versos.

    Segn nuestro forma de proceder hay tres versos que gozan de la prerrogativa de mayor frecuencia, a saber, elendecaslabo, el heptaslabo y el pentaslabo, y, antes que cualquier otro, el trislabo.

    De los cuales, cuando nos proponemos poesa trgica, el endecaslabo gana la preeminencia sin lugar a dudasdebido a su excelencia sobre los dems. Y de hecho hay una cierta estrofa que slo de endecaslabos mereceelaborarse, como aquella de Guido de Florencia:

    Donna me prega, perche io voglio dire...(Rugame una dama, porque quiero hablar [Poesa XXVII de Guido Cavalcanti]).

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    y tambin nosotros

    Donne ch'avete inteletto d'amore(Damas que tenis intelecto de amor [Vida Nueva, XIX])

    Esto tambin lo observaron los hispanos, y llamo hispanos a los que poetizaron en el vulgar de oc, comoNumrico de Belnui:

    Nuls hom non pot complir adrecciamen(Ningn hombre puede satisfacer cumplidamente)[Almerico de Peguilhan, tolosano, actuante entre 1195 y 1230].

    Hay otro tipo de estrofa en la que interviene un nico heptaslabo, lo cual puede hacerse slo si hay una frente ouna cola, porque, como se ha dicho, en los pies y en las vueltas hay que observar la igualdad de versos y slabas.Razn por la cual tampoco puede haber un nmero impar de versos donde no haya frente o cola; pero dondehay una o ambas, se permite a voluntad el un nmero par o impar de versos.

    Y como hay una estrofa constante de un solo heptaslabo, tambin puede elaborarse otra con dos, tres, cuatroy cinco heptaslabos, siempre cuando en el estilo trgico prevalezca el endecaslabo y d la tnica.

    Sin embargo, hemos visto que algunos han comenzado el estilo trgico con un heptaslabo, como GuidoGuinizelli, Guido de Ghislieri y Fabricio, boloeses, con las canciones respectivamente

    Di fermo sofferire[De firme sufrimiento (poesa perdida)]

    Donna, lo fermo core Dama, el firme cor,[Dama, el firme corazn (Guido Ghisleris)]

    Lo meo lontano gire[Mi lejano rondar (Fabruzzo)]

    y varios otros. Pero si quisiramos considerar ms sutilmente el sentido que expresan, veramos que se trata depoesa trgica con cierto matiz de elega.

    Respecto del pentaslabo no somos tan concesivos: en poesa de alto estilo aceptamos solamente un solopentaslabo en la estrofa, o dos o ms pero en los pies - y digo pies en consideracin a la regla que rige el cantode los pies y las vueltas.

    Del trislabo decimos que en s mismo no puede de manera alguna tomar parte en el estilo trgico, y decimos"en s mismo" porque muchas veces ha sido usado por necesidad de rplica en la rima, como se puede ver enaquella de Guido Florentino

    Donna me prega(Rugame una dama [Guido Cavalcanti])

    y en aquella nuestra donde cantamos

    Poscia ch'Amor del tutto m'ha lasciato(Luego que Amor me ha del todo abandonado [Rima XXX]).

    Pero tampoco el verso est all por s mismo, mas solamente como parte del endecaslabo, siguiendo el ritmo delverso precedente.

    Respecto de la disposicin de los versos, hay que tener especialmente en cuenta que, si el heptaslabo seintercala en el primer pie, ha de repetirse en el sucesivo en igual disposicin: por ejemplo, si un pie de tres versostiene el primero y ltimo verso endecaslabos y el del medio, es decir el segundo, heptaslabo, el siguiente pidebe tener la misma disposicin, extremos endecaslabos y medio heptaslabo, de lo contrario no podrarepetirse la meloda, que es para la cual se constituyen los pies, como se ha dicho, y en consecuencia nopodran existir.

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    Y la misma regla que aplicamos a los pies ha de referirse a las vueltas: pues no vemos que en nada difieran piesy vueltas sino por el sitio que ocupan, pues slo se definen unos por estar antes de la desis de la estrofa y otropor estar despus.

    Y la misma regla que establecemos para el pie de tres versos, afirmamos que debe observarse para todos losdems; y como sentimos de un heptaslabo, as tambin de los de ms de uno, y del pentaslabo y de cualquierotro verso.

    De todo lo dicho, caro lector, tienes lo suficiente como para poder deducir cules son los versos para componerlas estrofas, y cul es la disposicin que debes considerar respecto de los versos.

    CAPITULOS XIII.y XIV.

    Dediqumonos tambin a las relaciones entre las rimas, sin entrar en modo alguno especficamente aocuparnos de la rima en s: que dejaremos para a un posterior tratado, cuando abordemos la poesa mediocre.Por consiguiente es oportuno que expongamos ahora algunas particularidades. Una es la estrofa sin rima, en laque no se observa disposicin de rima alguna: estrofa que muy frecuentemente us Arnaldo Daniel, como alldonde dijo:

    Se'm fos Amopr de joi donar[Si hubiera en mi Amor que placer me diera]

    y nosotros en

    Al poco giorno[Al poco da y al gran cerco de sombra (Rima XLIV)]

    Otro caso es la estrofa cuyo versos todos mantienen la misma rima, por lo que es evidente que no se puedehablar apropiadamente de una disposicin de la rima. Por tanto estamos obligados a ocuparnos de la rima quevara y alterna.

    Y lo primero que hay que saber es que casi todos los poetas en este asunto se conceden amplsima libertad,pues de aqu es de donde se proponen lograr la dulzura de toda la armona.

    Hay algunos poetas sin embargo que no riman todas las desinencias de los versos en una sola estrofa, sino quelas repiten o riman en las dems, como Gottus Mantuano que nos dio a conocer oralmente muchas y buenascanciones suyas: l siempre pona en la estrofa un verso desacompaado, que llamaba llave, y as como eslcito hacerlo con un verso, podra hacerse con dos o ms.

    Hay otros poetas, y casi todos los compositores de canciones, que no dejan ningn verso en la estrofa sincompaa, sino que a cada uno asignan el acorde de una o ms rimas.

    Otros hay que hacen diferente la rima de los versos posteriores a la desis de los anteriores; otros en cambio no lohacen as, sino que las desinencias de la parte anterior de la estrofa incluyen y entretejen en los versos siguientes.Con mucha frecuencia este procedimiento se usa en la desinencia del primer verso del bloque final, el cualusualmente con el ltimo verso del inicial, lo que no parece ser otra cosa sino un cierto y bello encadenamientode la estrofa misma.

    Respecto de la disposicin de las rimas que estn en la frente o en la cola, se considera que se permite toda tipode forma que cada uno escoja: pero sin embargo la ms bella disposicin la asumen las desinencias de losversos finales cuando finalizan en silencio con rima.

    En los pies en cambio hay que estar en guardia: aqu hemos encontrado cierta disposicin que hay queobservar. Y estableciendo una distincin, decimos que el pie se completa con nmero par o impar de versos, yen ambos casos la terminacin puede estar o no acompaada de rima: que nadie lo duda en el verso par; peroen el impar, si hubiera alguna duda, recurdese lo que dijimos en el captulo inmediato anterior acerca deltrislabo, cuando, como parte del endecaslabo, se comporta como un eco.

    Y si en el primero de los dos pies hubiera una desinencia sin rima, es absolutamente necesario asignrsela alsegundo. Si en cambio toda desinencia del primer pie est acompaada de rima, en el segundo, a voluntad, sepermite repetir o renovar las desinencias, en todo o en parte, mientras se conserve en su totalidad el orden delas precedentes: por ejemplo, si las desinencias extremas de un primer pie de tres versos, es decir la primera y laltima, se corresponden, tambin es necesario que se correspondan las del segundo: y tal cual se presenta la

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    desinencia del verso del medio, acompaante o no, tal deber resurgir en el segundo; e igual regla ha deobservarse en los dems pies.

    En las vueltas usamos casi siempre esta ley, y decimos casi porque por el ya indicado encadenamiento y lacombinacin de las ltimas desinencias, a veces ocurre que no se observe dicho orden.

    Por otra parte nos parece conveniente que agreguemos a este un captulo de las cosas a evitar en las rimas,dado que no es nuestra intencin en este libro de seguir tratando la doctrina de las rimas.

    Por consiguiente digamos que tres son las cosas que el poeta ulico debe observar sobre el uso de las rimas: laprimera, evitar la excesiva repeticin de una misma rima, a no ser que precisamente en ello se proponga unanovedad no intentada antes - como en el da natalicio de la dignidad caballeresca, que no puede dejarsepasar sin algo especial: as nosotros lo intentamos en la poesa que comienza:

    Amor, tu vedi ben che questa donna[Amor, bien ves t que esta seora. (Rima XLV)].

    La segunda a evitar es el dudoso gusto de la repeticin que parece daar el sentido. La tercera a evitar es larima spera a menos que se la asocie con suavidad: pues la combinacin de rimas suaves y speras destaca lacalidad del estilo trgico.

    Y ya es suficiente acerca de las normas tcnicas de la disposicin.XIV. Dado que hemos tratado suficientemente de dos aspectos de el arte de la cancin, pasemos ahora altercero, a saber, del nmero de los versos y de las slabas. Y en primer lugar es conveniente tomar enconsideracin la estrofa entera, y luego proceder a sus partes. Lo primero que interesa es establecer distinguirentre los argumentos que se ofrecen como materia de canto, porque algunos gustan de prolongar las estrofa,otros no. En realidad todo lo que expresamos poticamente lo cantamos en positivo o en negativo - como unasveces lo hacemos persuadiendo, otras disuadiendo, a veces en forma grata otras irnica, ora cantamosalabanzas ora desprecios -, y entonces las palabras que refieren argumentos negativos debern siempreacelerar la conclusin, mientras las otras avanzarn paso a paso, en un equilibrada longitud ...

    [Aqu se interrumpe el libro]