daniel (adiciones deuterocanónicas)

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DANIEL (ADICIONES DEUTEROCANÓNICAS) INTRODUCCIÓN Las antiguas traducciones griegas del libro de Daniel(=Dn) c pasajes (=Dn [dc]) que no se encuentran en el texto hebreo-ar tradicional. En Dn .!"-# se narra c$mo los tres j$%enes jud&os 'adrac +bed-neg$ ,ueron arrojados al horno encendido por no querer a estatua de oro que hab&a mandado hacer el re* abucodonosor. griego inserta despu s del %. # un pasaje lit/rgico ,ormado oraci$n en la que +0ar&as con,iesa los pecados del pueblo de merecidamente castigados * pide misericordia a Dios seguida de alaban0a al 'e2or entonado por los tres j$%enes. El segundo pasaje contiene la historia de 'usana una %irtuo dos jueces per%ersos acus3ndola ,alsamente de adulterio hace sentenciada a muerte. Daniel demuestra la inocencia de 'usana la %ida. En algunas ediciones este relato se coloca al comien otras al ,inal como cap. ! que es el orden seguido en la pr El tercer pasaje se compone de dos relatos en los que se rid culto a los ,alsos dioses. En el primero se cuenta c$mo Danie &dolo del dios 5el4 * en el segundo c$mo mat$ a una serpiente Estos pasajes ,orman el cap. !6. Dichos relatos ,altos de un aut ntico inter s hist$rico tan propon&an la edi,icaci$n en la %ida de piedad * la instrucci$ moral.

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Daniel (Adiciones Deuterocanónicas)

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DANIEL (ADICIONES DEUTEROCANNICAS)INTRODUCCINLas antiguas traducciones griegas del libro deDaniel(=Dn) contienen tres pasajes (=Dn [dc]) que no se encuentran en el texto hebreo-arameo tradicional.En Dn 3.19-23 se narra cmo los tres jvenes judos Sadrac, Mesac y Abed-neg fueron arrojados al horno encendido por no querer adorar la estatua de oro que haba mandado hacer el rey Nabucodonosor. El texto griego inserta, despus del v. 23, un pasaje litrgico formado por una oracin en la que Azaras confiesa los pecados del pueblo de Israel, merecidamente castigados, y pide misericordia a Dios, seguida de un canto de alabanza al Seor entonado por los tres jvenes.El segundo pasaje contiene la historia de Susana, una virtuosa mujer que dos jueces perversos, acusndola falsamente de adulterio, hacen que sea sentenciada a muerte. Daniel demuestra la inocencia de Susana y le salva la vida. En algunas ediciones, este relato se coloca al comienzo del libro; en otras al final, como cap. 13, que es el orden seguido en la presente edicin.El tercer pasaje se compone de dos relatos en los que se ridiculiza el culto a los falsos dioses. En el primero se cuenta cmo Daniel destruy el dolo del dios Bel; y en el segundo, cmo mat a una serpiente mostruosa. Estos pasajes forman el cap. 14.Dichos relatos, faltos de un autntico inters histrico, tan slo se proponan la edificacin en la vida de piedad y la instruccin religiosa o moral.Es posible que los mismos fueran redactados originalmente en hebreo (o arameo) y luego traducidos al griego. Algunos piensan, sin embargo, que el relato de Susana fue escrito desde el principio en griego.El texto griego de estos pasajes se conserva en dos versiones que difieren en muchos detalles. En la presente edicin se ha tomado como base la versin llamada de Teodocin.LOS TRES JVENES EN EL HORNOOracin de Azaras1Sadrac, Mesac y Abed-negandaban en medio de las llamas cantando himnos y alabando a Dios, el Seor.2Entonces Azaras,en medio del fuego, se puso a orar, diciendo:3Bendito eres, Seor, Dios de nuestros antepasados. T mereces alabanza, tu nombre es glorioso por siempre.4T has sido justo en todo lo que has hecho con nosotros. En todo lo que haces eres sincero; tu proceder es recto; t siempre juzgas segn la verdad.5T juzgaste segn la verdad al enviar todos estos castigos sobre nosotros y sobre Jerusaln, la ciudad santa de nuestros antepasados.En castigo verdaderamente justo por nuestros pecados, nos has enviado todo esto.6Pecando y faltando a nuestra ley nos hemos apartado de ti. En todo hemos pecado. No hemos obedecido tus mandamientos;7no los hemos cumplido ni practicado, como t nos habas mandado que hiciramos para que furamos felices.8As, todos los males que nos has enviado, todo lo que has hecho con nosotros, es un castigo verdaderamente justo.9Nos entregaste a enemigos malvados, a gente sin Dios y sin ley, a un rey perverso, el peor de toda la tierra.10Ahora ni siquiera podemos abrir la boca. Los que te sirven y adoran estn cubiertos de deshonra y vergenza.11Por tu mismo honor, no nos abandones del todo, no deshagas tu pacto con nosotros,12no retires de nosotros tu misericordia. Hazlo por Abraham tu amigo,por Isaac tu siervo y por Israel, consagrado a ti.13T les prometiste que haras su descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y como los granos de arena a la orilla del mar.14Pero, Seor, hemos venido a ser ms pequeos que cualquier otra nacin; por nuestros pecados estamos humillados en toda la tierra.15Actualmente no tenemos ni rey ni profetal ni jefe, ni holocausto ni sacrificio ni ofrenda, ni incienso ni lugar donde ofrecerte los primeros frutos y encontrar tu misericordia.16Pero este sacrificio que te ofrecemos hoy, con corazn afligido y espritu humillado, acptalo t como si fuera un holocausto de carneros y novillos, y de miles y miles de corderos cebados,para que te podamos seguir ntegramente, porque los que confan en ti no quedarn en ridculo.17Ahora queremos seguirte de todo corazn, te reverenciamos, queremos agradarte; no nos hagas quedar en ridculo.18Trtanos segn tu bondad y tu gran misericordia.19Lbranos, Seor, por tu maravilloso poder; muestra qu glorioso es tu nombre!20Haz que queden avergonzados y humillados los que maltratan a tus siervos. Arrebtales el poder y destruye su fuerza!21Y reconozcan as que t eres el Seor, el nico Dios, glorioso en toda la tierra.22Los hombres al servicio del rey que haban arrojado a los jvenes al horno, no dejaban de alimentar el fuego con petrleo, brea, trapos y ramas.23Y las llamas, que se elevaban hasta ms de veintids metros por encima del horno,24salieron y quemaron a los caldeos que estaban alrededor del horno.25Pero el ngel del Seor baj al horno para estar con Azaras y sus compaeros, y ech fuera del horno las llamas de fuego,26haciendo que el horno quedara por dentro como si soplara un viento fresco. El fuego no los toc en absoluto, ni les caus ningn dao ni molestia.Canto de los tres jvenes27Entonces los tres, dentro del horno, empezaron a cantar a una voz un himno de alabanza a Dios. Decan:28Bendito eres, Seor, Dios de nuestros antepasados,digno de honor y de toda alabanza por siempre.Bendito tu nombre santo y glorioso,digno de todo honor y de toda alabanza por siempre.29Bendito eres en tu santo y glorioso templo,digno de todo honor y de toda gloria por siempre.30Bendito eres t, que te sientas en trono de rey,digno de todo honor y de toda alabanza por siempre.31Bendito eres t, que ests sentado sobre querubinesy con tu mirada penetras los abismos,digno de honor y de toda alabanza por siempre.32Bendito eres en la bveda del cielo,digno de alabanza y de gloria por siempre.33Bendecid al Seor, todas sus obras,cantad en su honor eternamente.34Bendecidle, ngeles del Seor,cantad en su honor eternamente.35Bendice, cielo, al Seor,canta en su honor eternamente.36Bendice al Seor, agua que ests encima del cielo,canta en su honor eternamente.37Bendecid al Seor, todos sus astros,cantad en su honor eternamente.38Bendecid al Seor, sol y luna,cantad en su honor eternamente.39Bendecid al Seor, estrellas del cielo,cantad en su honor eternamente.40Bendecid al Seor, todas las lluvias y el roco,cantad en su honor eternamente.41Bendecid al Seor, todos los vientos,cantad en su honor eternamente.42Bendecid al Seor, fuego y calor,cantad en su honor eternamente.43Bendecid al Seor, fro y calor,cantad en su honor eternamente.44Bendecid al Seor, roco y escarcha,cantad en su honor eternamente.45Bendecid al Seor, hielo y fro,cantad en su honor eternamente.46Bendecid al Seor, heladas y nieve,cantad en su honor eternamente.47Bendecid al Seor, das y noches,cantad en su honor eternamente.48Bendecid al Seor, luz y oscuridad,cantad en su honor eternamente.49Bendecid al Seor, relmpagos y nubes,cantad en su honor eternamente.50Bendice, tierra, al Seor,canta en su honor eternamente.51Bendecid al Seor, montaas y colinas,cantad en su honor eternamente.52Bendecid al Seor, todas las cosas que crecen en la tierra,cantad en su honor eternamente.53Bendecid, manantiales, al Seor,cantad en su honor eternamente.54Bendecid al Seor, mares y ros,cantad en su honor eternamente.55Bendecid al Seor, ballenas y dems animales del agua,cantad en su honor eternamente.56Bendecid al Seor, todas las aves del cielo,cantad en su honor eternamente.57Bendecid al Seor, todos los animales domsticos y salvajes,cantad en su honor eternamente.58Bendecid al Seor, seres humanos,cantad en su honor eternamente.59Bendice, Israel, al Seor,canta en su honor eternamente.60Sacerdotes del Seor, bendecidle,cantad en su honor eternamente.61Siervos del Seor, bendecidle,cantad en su honor eternamente.62Bendecid al Seor, hombres de espritu recto,cantad en su honor eternamente.63Bendecid al Seor, santos y humildes de corazn,cantad en su honor eternamente.64Bendigamos al Seor, Ananas, Azaras y Misael,cantemos en su honor eternamente,porque l nos libr del sepulcro,nos salv de la muerte,nos libr del fuego del horno encendido,nos libr de las llamas.65Dad gracias al Seor, porque l es bueno,porque su amor es eterno.66Albenle todos los que adoran al Seor, el Dios de los dioses,canten en su honor, denle gracias,porque su amor es eterno.

SUSANASusana, condenada a muerte1Viva en Babilonia un hombre que se llamaba Joaqun.2Estaba casado con una mujer llamada Susana,hija de Hilcas, que era muy bonita y respetuosa del Seor.3Sus padres eran rectos y la haban educado de acuerdo con la ley de Moiss.4Joaqun era muy rico, y junto a su casa tena un jardn con rboles. Y como era el hombre ms importante de todos, los judos tenan la costumbre de reunirse en su casa.5Aquel ao haban sido nombrados jueces dos ancianos del pueblo. Pero eran de aquellos de quienes dijo el Seor: La maldad apareci en Babilonia por obra de ancianos y jueces que solo en apariencia guiaban al pueblo.6Estos hombres iban con frecuencia a la casa de Joaqun, y todos los que tenan algn pleito acudan a ellos.7A medioda, cuando la gente se iba, Susana acostumbraba a salir de paseo al jardn de su esposo.8Los dos ancianos, que todos los das la vean salir a pasear, se llenaron de pasin por ella9y tuvieron pensamientos perversos; no volvieron a tener en cuenta a Dios ni se acordaron de lo que es la rectitud.10Ambos estaban llenos de pasin por Susana, pero no se manifestaron el uno al otro su tormento,11porque les daba vergenza descubrir sus deseos de tener relaciones con ella.12Y todos los das buscaban impacientes la ocasin de verla.13Una vez se dijeron el uno al otro: Vmonos a casa, que ya es hora de comer. Y cada uno se fue por su lado.14Pero ambos regresaron y se encontraron de nuevo en el mismo sitio. Se preguntaron uno a otro por qu lo haban hecho, y mutuamente se confesaron los malos deseos que tenan. Entonces se pusieron de acuerdo para buscar un momento en que pudieran encontrar sola a Susana.15En cierta ocasin, mientras esperaban el da oportuno, Susana fue al jardn, como de costumbre, acompaada solamente de dos muchachas. Y tuvo deseos de baarse en el jardn, porque haca mucho calor.16Fuera de los dos ancianos que estaban escondidos espindola, nadie ms haba all.17Susana dijo a las muchachas: Traedme aceite y perfumes, y cerrad las puertas del jardn, porque voy a baarme.18Ellas hicieron lo que les mand; cerraron las puertas del jardn y salieron por una puerta lateral para traer lo que les haba encargado. Como los ancianos estaban escondidos, no los vieron.19Apenas salieron las muchachas, fueron corriendo los dos viejos hacia ella20y le dijeron:Mira, las puertas del jardn estn cerradas; nadie nos ve. Estamos llenos de pasin por ti; acepta y entrgate a nosotros.21De lo contrario, te acusaremos de que un joven estaba contigo y que por eso mandaste salir a las muchachas.22Susana se ech a llorar y dijo:No tengo eleccin! Si hago lo que vosotros me proponis, ser condenada a muerte,y si me resisto, no podr escapar de vuestros manos.23Pero prefiero resistirme y caer en vuestras manos, antes que pecar contra el Seor.24Entonces Susana grit con todas sus fuerzas, y tambin los dos viejos gritaron.25Uno de los dos corri y abri las puertas del jardn.26Al oir que gritaban en el jardn, la gente de la casa vino corriendo por la puerta lateral para ver qu suceda.27Y cuando los viejos contaron su historia, la gente del servicio se llen de vergenza, porque nunca haban odo decir cosa semejante de Susana.28Al da siguiente, cuando el pueblo se reuni en la casa de Joaqun, el esposo de Susana, vinieron los dos viejos con el malvado plan de hacer que la mataran.29Y dijeron delante del pueblo: Mandad traer a Susana, la hija de Hilcas y esposa de Joaqun. Y la hicieron venir.30Ella se present acompaada de sus padres, de sus hijos y de todos sus parientes.31Susana era una mujer muy delicada y bonita.32Como estaba cubierta con un velo, aquellos malvados le ordenaron que se lo quitara, para poder darse el gusto de contemplar su belleza.33Pero todos los de su familia, y sus amigos, y todos los que la vean, lloraban.34Entonces los dos viejos, de pie en medio de la gente, pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.35Ella, llorando, levant los ojos al cielo, porque en su corazn confiaba en el Seor.36Los viejos dijeron: Mientras estbamos solos, paseando por el jardn, lleg esta mujer con dos muchachas, hizo cerrar las puertas del jardn y despidi a las muchachas.37Inmediatamente se acerc un joven que haba estado escondido, y ella se le entreg.38Nosotros estbamos en un rincn del jardn, y cuando vimos esta maldad fuimos corriendo a donde ellos estaban.39Los vimos abrazados, pero no pudimos atrapar al joven, porque era ms fuerte que nosotros y abri las puertas y se escap.40Entonces la agarramos a ella y le preguntamos quin era ese joven,41pero no nos lo quiso decir. Esto lo declaramos como testigos.El pueblo que estaba reunido les crey, pues eran ancianos del pueblo y adems jueces. As que la condenaron a muerte.Intervencin de Daniel42Entonces Susana grit con todas sus fuerzas: Dios eterno, que conoces las cosas ocultas,que sabes todo antes de que suceda,43t sabes que estos hombres han declarado falsamente contra m! Mira que voy a morir, a pesar de no haber hecho ninguna de las cosas que han inventado contra m estos malvados!44El Seor escuch los gritos de Susana.45Y mientras la llevaban para matarla, Dios despert el espritu santo de un joven que se llamaba Daniel,46el cual grit con todas sus fuerzas:Yo no me hago responsable de la muerte de esta mujer!47Todos se volvieron hacia l, y le preguntaron:Qu significa eso que acabas de decir?48l se puso en medio de ellos y les dijo:Tan tontos sois, israelitas, que condenis a una mujer de nuestro pueblo sin averiguar ni examinar bien el asunto?49Volved al juzgado, porque lo que estos hombres han declarado contra ella es mentira.50Entonces todo el pueblo volvi rpidamente. Y los otros ancianos dijeron a Daniel:Ven, sintate con nosotros e infrmanos, pues Dios te ha dado el mismo derecho que a los ancianos.51Daniel les dijo:Separad a buena distancia a los dos viejos, y yo les har un interrogatorio.52Los separaron, y entonces mand llamar a uno y le dijo:Viejo en aos y en maldad, ahora van a recaer sobre ti los pecados que cometiste en otro tiempo,53cuando dictabas sentencias injustas condenando a los inocentes y absolviendo a los culpables, a pesar de que el Seor ha dicho: No condenes a muerte al hombre inocente y sin culpa.54Bueno, si de veras la viste pecar, dinos debajo de qu rbol los viste juntos.l respondi:Debajo de un castao.55Daniel le dijo:Muy bien! Dijiste una mentira que va ser tu perdicin. Conque debajo de uncastao? Pues el ngel de Dios ya recibi de l la orden decastigartepartindote en dos!56Entonces mand que se llevaran a este y trajeran al otro viejo. Y le dijo:Hombre de la raza de Canan,y no de Jud; la belleza te sedujo y la pasin pervirti tu corazn!57As es como venais haciendo con las mujeres de Israel,y ellas, por miedo, se os entregaban. Pero esta mujer de la tribu de Jud no quiso consentir en vuestra maldad.58Ahora dime, debajo de qu rbol los sorprendiste juntos?Debajo de una encinam respondi l.59Y Daniel dijo:Muy bien! T tambin dijiste una mentira que va a ser tu perdicin. Conque debajo de unaencina? Pues el ngel de Dios est esperando, con la espada lista, para dejrtela caerencimay rajarte por la mitad! As va a mataros a los dos!60Entonces todo el pueblo reunido alz la voz y bendijo a Dios, que salva a los que confan en l.61Y como Daniel hizo que los dos viejos mostraran por su propia boca que haban declarado falsamente, todos se volvieron contra ellos y les aplicaron el mismo castigo que ellos, en su maldad, pensaban aplicar a Susana:62de acuerdo con la ley de Moiss,los mataron. Y as aquel da se salv la vida de una persona inocente.63Hilcas y su mujer dieron gracias a Dios por su hija Susana, y lo mismo hicieron Joaqun, su esposo, y todos sus parientes, porque no se descubri nada deshonroso en ella.64Y desde aquel da en adelante, Daniel fue muy estimado por el pueblo.

DANIEL, EL DIOS BEL Y LA SERPIENTEDaniel y el dios Bel1Cuando el rey Astiages muri y se reuni con sus antepasados, le sucedi Ciro, rey de Persia.2Daniel era uno de los hombres de confianza del rey, que le estimaba ms que a cualquier otro de sus amigos.3Los babilonios tenan un dolo llamado Bel,al que cada da llevaban seiscientos sesenta litros de la mejor harina, cuarenta ovejas y ciento treinta litros de vino.4El rey le daba culto, y todos los das iba a adorarlo. Pero Daniel adoraba a su Dios.5Un da le pregunt el rey:Por qu no adoras a Bel?Daniel respondi:Yo no doy culto a dolos hechos por los hombres, sino al Dios viviente que cre el cielo y la tierra, y que es el Seor de todos los hombres.6El rey le pregunt:De manera que no crees que Bel sea un dios viviente? Acaso no has visto todo lo que come y bebe cada da?7Daniel se ech a reir y respondi:No se deje engaar Su Majestad! Por dentro, ese dolo es de barro; y por fuera es de cobre. Jams ha comido ni bebido nada!8El rey se enoj mucho, mand llamar a los sacerdotes de Bel y les dijo:Si no me decs quin es el que se come esos alimentos, moriris. Pero si demostris que Bel es quien se los come, morir Daniel por haber dicho palabras ofensivas contra Bel.9Daniel dijo al rey:Est bien; que se haga tal como Su Majestad ha dicho.Los sacerdotes de Bel eran setenta, sin contar las mujeres ni los nios.10El rey, acompaado de Daniel, se dirigi entonces al templo de Bel.11Los sacerdotes le dijeron:Vea Su Majestad cmo nosotros nos vamos de aqu en seguida; y ponga Su Majestad mismo los alimentos, y prepare el vino; luego cierre con llave la puerta y sllela con su sello. Si al volver Su Majestad por la maana encuentra que Bel no se lo ha comido todo, moriremos; pero si las acusaciones de Daniel contra nosotros resultan falsas, ser l quien deba morir.12Los sacerdotes no daban importancia al asunto, porque debajo de la mesa haban hecho una entrada secreta y por ella entraban siempre para comerse los alimentos.13Apenas salieron los sacerdotes, el rey puso los alimentos delante de Bel.14Daniel, por su parte, mand a sus criados que le trajeran ceniza y la regaran por todo el templo. Todo esto lo presenci solamente el rey. Luego salieron, cerraron con llave la puerta, la sellaron con el sello del rey y se fueron.15Por la noche llegaron los sacerdotes, como de costumbre, con sus mujeres y sus hijos, y se comieron todos los alimentos y se bebieron el vino.16El rey se levant muy temprano, y lo mismo hizo Daniel.17Entonces le pregunt el rey:Daniel, estn intactos los sellos?S, Majestad, estn intactos respondi Daniel.18Apenas abri la puerta y vio la mesa, grit el rey:Qu grande eres, oh Bel! En ti no hay ninguna clase de engao!19Daniel se ech a reir y no dej que el rey entrara en el templo. Entonces dijo:Fjese Su Majestad en el suelo, y vea de quin son estas huellas.20Por lo que veo, son huellas de hombres, mujeres y nios dijo el rey.21Y se puso furioso, y mand arrestar a los sacerdotes con sus mujeres e hijos.Entonces ellos le mostraron la puerta secreta por donde entraban a comerse las cosas que haba sobre la mesa.22El rey los mand matar, y entreg el dolo a Daniel, quien lo destruy, lo mismo que su templo.Daniel mata a la serpiente y se salva de la muerte23Tambin haba en Babilonia una enorme serpiente, y la gente de la ciudad le daba culto.24El rey dijo a Daniel:No puedes decir que este no es un dios viviente! Tienes que adorarlo!25Pero Daniel respondi:Yo adoro al Seor mi Dios, que es el Dios viviente. Si Su Majestad me da permiso, matar a esa serpiente sin espada ni palo alguno.26El rey le dijo:Te doy permiso.27Daniel tom un poco de brea, grasa y unos pelos, lo puso todo junto a cocer, hizo unas tortas y se las ech en la boca a la serpiente; ella se las comi y revent. Entonces dijo Daniel:Ved qu es lo que adoris!28Cuando los babilonios se enteraron de esto, se pusieron furiosos, se rebelaron contra el rey y empezaron a decir:El rey se ha hecho judo! Ha derribado a Bel, ha matado a la serpiente y ha acuchillado a los sacerdotes!29En seguida se fueron al rey y le dijeron:Entrganos a Daniel! Si no, te mataremos a ti y a tu familia.30Al ver el rey que le amenazaban tan seriamente, no tuvo ms remedio que entregarles a Daniel.31Ellos lo arrojaron a un foso lleno de leones, donde permaneci seis das.32En el foso haba siete leones, a los que cada da les echaban dos hombres muertos y dos ovejas; pero aquel da no les echaron nada, para que se comieran a Daniel.33Por aquel mismo tiempo se encontraba en Judea el profeta Habacuc.Acababa de preparar la comida y de echar unos panes en un canasto, e iba al campo a llevar la comida a los segadores,34cuando se le apareci un ngel del Seor y le dijo:Llvale esa comida que tienes ah a Daniel, que est en Babilonia, en el foso de los leones.35Habacuc respondi:Seor, jams he estado en Babilonia ni conozco ese foso!36Entonces el ngel del Seor lo agarr por el pelo de la cabeza, y con el mpetu de su soplo se lo llev a Babilonia y lo dej junto al foso de los leones.37Habacuc grit:Daniel, Daniel! Toma esta comida que Dios te ha mandado!38Daniel respondi:Te acordaste de m, oh Dios! T no abandonas a los que te aman!39Y se levant y comi, mientras el ngel de Dios se llevaba inmediatamente a Habacuc al lugar donde antes estaba.40A los siete das fue el rey a hacer lamentacin por la muerte de Daniel, pero al llegar al foso de los leones vio que all estaba sentado Daniel.41Entonces dio un grito y dijo:Qu grande eres, Seor, Dios de Daniel! Fuera de ti no hay ningn otro dios!42El rey mand que lo sacaran, y arroj al foso a los que haban querido matar a Daniel, y los leones se los comieron en un momento, en presencia del rey.