dadun.unav.edudadun.unav.edu/bitstream/10171/31422/1/fa.281.158_9.pdf · pyrenoíus ó pyrene, para...

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L A O C T A V A

CORRECCION FRATERNA

AL

P R E S B Í T E R O M I K a N O ,

indicándole algunos errores de su Diccionario, y suministrándole por vía de ayuda ciertas especies ijue no le estarán mal si las toma con resignación

jr propósito de la enmienda.

POR D. p . CABALLERO,

Im prenta de E . A g u a d o , tajada de Sia. Cruz.

E L P É S A M E D O C T O R ,

S usc r íp to r m e h ic e , Señor, lo confieso:

jT e n ta c io u d e l diablo! ¡0 flaqueza h u m a n a l

P e ro e l s e n t im ie n to se vió en m i a l m a impreso

Antes que pasase l a m is m a sem aua .

Coufuso y cor rido m e vi de m i esceso ,

y a l d iab lo qu is iera z u r ra r l a pavana .

P eq u é , Seíior m ió , g ra n d e es m i do lor j

P e q u é , lo conozco , pésam e Doctor.

T en tac ió n s e g u n d a , segundo p ecado :

Leí e l D iccionar io . ¡Jesús qué heregíaJ

F u i r e in c id e n te , fu i n e c io , o b s t in a d o j

Caí en nueva c u lp a p o r p u r a m an ía .

P e ro ; a y ! que bieu c a ro p eca r m e h a costado.

B o lsa y yo l lo ra m o s de n oche y de d ia

D ic iendo c on t r i to s con p e n a y dolor:

M e p esa de v e r a s , pésam e D octor.

B a sta d e to rp e z a s , uo m a s te n ta c ió n .

¿ V o lv e r? No en m is d ias . N u n c a , Caballero .

No m a s l e e r s i m p l e z a s , no m as suscr ipción .

L ibro que tú c o m p r e s , v éas lo p r im e ro j

Y así lio h a b rá m a u l a , engaño ó le&ion.

H u y a ei e s tud ioso del f r a u d e r a t e ro ,

Y c a n t e conm igo to d o su s c r ip to r :

P é s a m e m i l v e c e s , pésa m e Doctor.

2>isce: sed ira cadat naso , rugosaque sanna^ Jium v e te r e t a v ia t t ib í de pulm one revello ,

AUL. PERS. S á t i r a v .

A p r e n d e ; pero qo h in c h e s las nar ices N i m e a r ru g u e s t u f r e n t e , c u an d o pruebo Q u e sou p a traQ as v iejas l a s que dices.

Gbarísimo herm ano ( i) : L a ilustración de V . , su natural benignidad y su acreditada modestia, me inspiran la m ayor confianza para escribirle. A si es que dejo correr la pluma al arbitrio de mi imaginación y de mis dedos; y si lal vez di­go alguna cosa que rebaje al parecer su fama geográfica, al momento me tranquilizo reflexio­nando que escribo á un D octor in utroque de las altas prendas que dejo sentadas, y que creo co­mo buen cristiano que tienen asiento en su áni­ma. Y en verdad que si me tllülo Suscripiur ar­repentido, es solo por pura chanza; pues de los siete tomos que V . ha vociferado ó publicado,

( i ) Todos somos hijos de Adán. Véase la In­troducción a l Diccionario, pág. 65 , Un.

que es lo m ism o, ni uno m e fa lta; y si alguno dudase de ello , bien pronto le enseñaré lassiele yuntas de bueyes que se me han metido en ca­sa , sin estar incorporadas en el precio de la sus­cripción. N o faltará quien sospeche ( porque pa­ra lodo hay g e n te , y mas para sospechar mal) que continúo suscrito por seguir la liebre; y aua habrá dependiente de su redacción que diga al entregar mis tomos: allá van las armas con que nos han de batir; pero V . sabe mi buena fé y m i afición á esta clase de o b ra s, mayormente si son como la de V . grandes y bastas. Y o la mi­ro y me a d m iro , la leo y ieleo, la medito y griJo á gaznate pelado como si v ie ra , leyera y pensara cosa jam as v is ta , leida n i pensada. Si liasia lo m aterial de esta rica joya es singular y solo comparable á..... á s í misma. L a varie­dad de coloridos de las cubiertas, los geroglííi- cos que las adornan y cuadran como si V . los hubiera discurrido para el caso; lodo es nuevo, todo abundante. L a misma abundancia daTia, co­mo V . ha dicho con O vid io . Jíl ganan y el ara­do que siguen al par de b u eyes, están diciendo que son españoles por los cualro coslados. L» cohnena de la portada imita á la andaluza me- jos que M aggiorotli en el Barbero. L as firmas del principio y íin son una prueba concluyen- te de lo que hemos adelantado en materia iJe tintas simpíiticas. E n la parle tipográfica no hay menos bellezas que adm irar. L as erratas son

rapas, la igualdad eg em p la r, y el gusto á lo Peralta. E l prim er pliego de prensa se compo­ne de la guarda (una hoja blanca como un co­po de nieve), de la ante-porla (con cuatro lí­neas gordas), de la portada, y de la copia del anuncio que se pone en el diario; y el pliego último tiene también su hoja blanca ó guarda. ¿ N o pertenece todo esto á ia geografía penin­sular? E l cosido es tan firme y tenáz, que á las primeras de cambio se convierten los tomos en cuadernos. L a egecucion de los mapas y planos no es menester ponderarla; pues solo estas mues­tras bastaban. para evidenciar que el estableci­miento litogràfico ha empezado por donde otros acaban como V . nos ha dicho. ¿Qué hay, pues, que pedir al Diccionario ? Descripciones exac­tas , dirá algún ham brón de noticias. M enos ruido y mas nueces, dirá otro envidioso. M as sustancia y menos tomos, responderá algún m i­serable. T en gan V V , paciencia, señores críti­cos, y si encuentran erro re s, se corrigen sin quebrar á nadie la cabeza. A si lo voy á hacer yo, y muera el asno ó quien le arrea.

P a m p l i e g a . — P ara la redacción del D iccio­nario se han adoptado ciertas cláusulas genera­les, que las mas veces son inoportunas , insig­nificantes, inexactas y aun falsas. A cada pasa se lee : el nombre de este pueblo es de origen ará— bigo aunque.se derive del la t in , del teutón ó dcí griego. Los artículos de aldeas de G alicia

suelen reducirse á esta repetidisima espresíon: es una de las que componen la parroquia N . , co­m o puede verse en los infinitos egemplos que presentan las páginas 83 dcl tomo I I I , 4-23 del tomo V I , i g y y 2 i5 del tomo V II , También es locucion m uy frecuente, para su situación y productos véase iV. E n el artículo de PampUega, después de dism inuir su vecindario con mas fa­cilidad que lo pudiera hacer A tro p o s, se dice: una parroquia, véase Ciadoncha. ¿ Y qué se ve en Ciadoncha que tenga relación con Pamplie- ga ? L o que sigue: Confina con Santa María delCampo..... PampUega..... Bclbimbre, de la mismasituación é igual género de productos. Luego los nueve ó diez pueblos que confinan con Ciadon­cha están en su misma mismísiwia situación. De ninguna m anera. Ciadoncha está en un llano, y PampUega en la cunjbre y declive de una loma , con esposicion al O . ¿ N i como puede ser que muchos pueblos limítrofes esten en una mis­ma situación, ocupando un terreno estenso y des­igual? L a situación de los pueblos es como la fisonomía de las personas, que son raras las que se parecen en todos los rasgos y circunstancias. Acabado el pare'ntesis de rem isión , se repite una parroquia , aunque con distinta abreviatura; de suerte que algunos dudarán si esto quiere decir que hay dos parroquias, ó si está repetida u n a , como lo está en efecto. Díccse despues: Es notable esta viUa por e l monasterio que hubo en

ella donde fu e monge el rey Bamha. A lgo mas y mas exacto, señor Académico. E l rey W a m b a no solo vivió en este monasterio: m urió en él y estuvo alii su sepulcro cerca de seis siglos has­ta el reinado de don Alonso X ( i ) . Este sabio R ey asistió á la exhumación que se hizo para tras­ladar los restos de W a m b a á sania Leocadia de Toledo. Concedió á Pam pliega varios privile­gios , y dejó en el sitio del sepulcro una cruz de hierro que aun se conserva, con esta leyenda: l í ic jacet Wamba rex Gotorum. Y ya que V . omitió estas noticias históricas, no debió olvidar que en Pam pliega hay administración de ren­tas; mercado todos los sábados; un puente de cinco arcos, y dos molinos arineros sobre el A r - lanzon; una iglesia del órden gótico; tresherm i- tas; un buen mesón y i 53 edificios. A i suple­mento con ello.

P ir in e o s . — M ontes llamados por los ro m a-

( i ) E n el articulo B am ha , pueblo de la provincia de Valladolid^ pone el Diccionario el se­pulcro del rey W am ba , sin tener mas razón p a ­ra ello que la tocayez ó identidad del nombre. P u ­diera y debiera haber visto el señor Doctor el tomoI.® de Ponz, carta pdg. 190; pero este y otros libros solo han servido para citarlos^ sin tomarse el trabajo de leerlos.

noslm um P ir ín , S 6 g u n nuestro alfabeto geográ­fico. ¡B r a v o , señor Bastían! ¿Sabe V . los pe- cadillos que encierran estas dos palabritas? Yo se los diré sip morderme.

Pecados ortográficos. L a prim era vocal de Pyrenoíus ó Pyrene, para espresar los montes Pirineos es Y griega ; porque Pirene con I la­tina es otro sitio de la M orea. L a segunda síla­ba es re y no ri en la lengua latina ; aunque en castellano se haya convertido la E en I y se di­ga Pirineos por Pyrenixi.

Pecados gramaticales. L a palabra Pirin ni significa n ad a, ni es latin a, ni el diablo que la lleve. E l mismo N ebrija y el mismísimo V a l- buena desconocerian este engendro aunque lo oyeran en boca del O rador romano. Sin duda V . quiso decir Imum Pyrencei ó Imus Pyrenceits.

Pecados geográficos. E l nom bre latino Imum Pyrencei se aplicó al punto de los Pirineos don­de hoy está S a in i~ Jea n -P ied -d e-P o rt, y no á toda la cordillera pirenaica. E sta no ha tenido otro nom bre que el actual (acomodado al genio de las diferentes len guas) entre los griegos y latinos; testigos S ira b o n , l'o lo m eo, Claudiano, Silio Itá lico , P lin io , M e la , & c. que no me de­jarán m entir. Pirineos es un nom bre colectivo que abraza toda la cordillera de montañas que separa 1a Fran cia de la E spaña del uno al otro m a r , sirviendo de istmo á nuestra Península; y aplicarle el nom bre de uno de sus sitios, es con­

fundir la parle con el todo. Bueno fuera que diese V . en esta gracia y nos digcse que E sp a - lia se llamó Contestaida , M adrid Coüatio Save- iix, Mariae, y que los geógrafos se llamaron ó'e- hastiani. D el nom bre colcoiivo se form aron otros compuestos para designar, no ya toda la cadena, sino algunos sitios de los monies. D e aqui P y - retuzi latera , Pyremtce Veneris templum, Pyreuai promontoria ■, Pyremzi ju g a , Imnm Pyrencti-, & r. ¡mum quiere decir bajo,, estremo ■, y en ambas acepciones conviene este nombre al esiremo oc­cidental dol P irin e o , que es también mas Laju que el oriental; por lo que al doparlam cnlo que lo comprende se le ha dado con propiedad el nombre de B asses-Pyrenées, y el de Hautes-^ Pyrenées al que eslá mas al E . Dejémonos de cuestiones de n om bres, y sigamos leyendo. Si consideramos estos montes con respecto á la tier-- ra (también se pueden considerar con respecto al infierno, por aquello de p yri, que según los griegos es cosa caliente) debemos estimarlos (son dignos de todo aprecio) como una parte deliran— co de la gran cadena <fue principia en los últimos términos del Asia. E l hombre que no ha escru» pulizado zaherir á A n tillo n , no siendo digno de servirle de escudero, porque dio comunicacion entre si á los grandes ramales de montaíias que ali-aviesan la Península; el hombre que en ha­llando e u .las cordilleras una cortadura de un palmo, ya las considera como sistemas diferen­

te s : este mismo homLrc acalia «3e hacer un solo sistema y una enlazarla cadena de todas las mon­tanas de Europa y yVsía, desde e! estrecho de B ehering hasta el cabo de Finisterre. ¡Sacrée norn de D icu , y qué habilidad tiene don Her- mógenes para contradecirse ! G eografía , geolo­gía , geodesia y geognosia, son para unos voces sinónim as, y anónimas para oíros. N o iba muy errado el que dijo que el adagio ¿quién pondrá puertas a l campoF era corrupto de ¿quién pon­drá puertas á los de Campos ? porque la imagina­ción de estas gentes es tan amiga de estar suelta, según dicen las historias y confirma la espericn* c ia , que nada basta á reducirla á los debidos lí­mites. L a altura de los principales picos de los Pirineos sobre el nivel del m ar la señala V . por loesas , escusándose con que es muy fá c il a l lec­tor rejerirla á pies caaleilams. B ien dicho. Si el lector quiere saber, que trabaje y ra b ie , pese á su alm a; que el autor harto hace con darle ma­teriales, y allá va ese tomo por cuanto vos, ¿Por­qué se ha de molestar V . en beneficio dé un pú­blico que nada se m erece, y de una chusma de suscriptores que se ha mofado de la obra , dán­dola los ofensivos dictados de Estafanario^ Time- hlario^ y otros de este jaez? .£1 que quiera mas y mas b u en o, que !o lim e y corrija. M ucho me eslrafía que siendo V . tan versado en etimolo­gías , liaya omiíido hablar de los volcanes y hor­rorosos incendios que cuentan de estos ijaontes^

y de donde diz Ies vino el nom bré griego. Pero aunque yo me ad m ire, no te estrafíes tú , lec­tor mio, de cuantas faltas y absurdos notes en el Diccionario, ó y o le advierta; porque el inmortal Cervantes dijo, y dijo bien: ^^que una de las »mayores tentaciones del dem onio, es ponerle á }>un hombre en el entendimiento que puede »componer y im prim ir un libro con que gane »tanta fama como dineros, y tantos dineros cuan- «ta fama/^

P l a s e n c i a (V e r a de).— E n esta com arca es­tá comprendido el lugar de Quacos ; y de éi se dan aquí noticias que no han querido dejarse para su propio artículo , porque hacienda hecha no mete priesa; y quien da pronto da dos veces. Quacos es pueblo célebre aunque por mal térmi­no. Sus habitantes (que yo llam aré Ouálceros, porque si no temblaban hacian tem blar) es fama que se complaeian en humillar al gran Monarca Carlos V. ¿ Y de qué modo? Prendiéndole sus va­cas y apoderándose de sus truchas, liem mas , apedrearon á don Juan de Austria porque tuvo la humorada de subirse á un árbol de este pue— hlo á coger cerezas. . ^ será cierto este cuento, preguntará algún incrédulo? E se es un punto que no me toca á n ií ventilarlo. Doctores tiene la santa m adre Iglesia. L as hislorias que yo he Visto no lo refieren, pero lo dice el Diccionnrio y lo creo á ojos cerrados, que es como se debe creer. A hora mismo se me figura que estoy vien ­

do arrestadas las vacas dcl Km perador, y á S. M. taciturno y amostazado de ver 5u mesa sin tru- ch.is. A don Juan de Austria le alisvo entre el follage del cerezo , esparrancado sobre una ra­m a como un acento circunflejo, con mas mie­do á las ondas de los Quáiceros que si se hallara en el golfo de JLepanto. Y todo esto lo veo, no con los ojos de la cara, ¡qué disparate! sino con los ojos de la historia que alcanzan mas que un telescopio. ¡Contr.idicclon , contradicción! grita­rán al crítico. ¿Cóm o lo ve V . con los ojos de la historia, si no lo ha encontrado en las histo­rias que ha leído? ¡A h vulgo zoquete y maja­dero! responderé yo. ¿ N o has visto tú por esas calles y plazuelas predicando la moral á gentes que tienen los ojos nías secos que una yesca, ó puestos en las paredes de alguna capilla? ¿No son ciegos? Pues alguna vez les hacen abrir tan­to ojo, que ven las estrellas; y ojo al márgen.

. PouTACEij, — Este monasterio de Cartujos dice V . fu e fundado en 1272 por Fr. don Andrés A lha la t, tercer arzobispo de Í' í7/(3Wí<7; proposicion lan absurda conm vergonzosa en boca de un aca- dem ico, de un doctor, de un eclesiástico. Cuan­do don Jaim e I. de A ragón conquistó á Valencia en 1238, restableció la silla episcopal, nombran­do por prim er prelado á F e rre r de S an t Martí. M uerto este lo fue don A rn aldo de P eralta; y por su promocion á la iglesia de Zaragoza en 12 4 S, sucedió don F r . A n drés de A lb a la l hasta

12 76 . A h o ra L ie n ; la Iglesia de V alen cia fue elevada á m etropolilana por Inocencio V I H á 9 de julio de 1492. ¿Corno pudo ser su tercer A r­zobispo el sen’ür A lb alat que la gobernó mas de dos siglos anles? D on F r . A n drés de A lb alat fue el tercer prelado lí O bispo de V alen cia despues de la conquista; pero el tercer Arzobispo y deci-, mo cuarto prelado, fue don Ju an de B orja . P a ­ra los que 110 son forasteros en la disciplina ecle­siástica , y saben las diferencias entre Arzobis-» pos y O bispos, entre raetropolilanos y sufragá­neos, es bien chocante que el S r. Presbítero con­funda estas cosas.

P o r t u g a l . ^ P erm ítam e V . , m i caro Doc-- tor, que adm íre su profundo y universal saber. N o es adulación , sino franqueza nacida de un convencim iento íntim o. Y o , pobre de m í, creía que la Lusitania de los romanos no era lo mis­mo que el P ortugal de nuestros tiempos ; porque Portugal compreiiende hoje varias terras que naó perteneciaó á antiga Lusitania , ¿ esta se estendia à outros Pói’ os que estaó fo ra da demarcagaú de Portugal-, pero V . y los que entienden como V . la geografía com parada, dicen lo contrario. Y a que se ha puesto V , á citar ios países que están á iguales latitudes que P o rtu g a l, no se por qué ha sallado desde el A sia menor á la C o rea , y desde el Japón al centro de los Estados Unidos; porque ó yo soy un zote, ó están interm edios y á igual altura de poU> la G e o rg ia , la A r m e -

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n ía , el C aspio, la B u k a r la , el C o b i, el Pelche-11, la N ew A lb io n , y otras comarcas. L o mas acertado hubiera sido coger el paralelo de L is­boa y dar por él una vuelta al g lo bo, señalan­do jornada por jornada todos los pueblos y na­ciones que se hallan en é l , ¿ soüs oriu usqite ad occasum. Y si este pensamiento lo hacia V . es­tensivo á M a d rid , C ád iz, B a rce lo n a , & c. ¡Ira de D eu ! y qué obraza serza el D iccionario. De la situación en longitud infiere V . que la tem­peratura de Portugal es benigna y sana. Ju ro á ta l , que no entiendo esta m eteorologia, como V . no me pruebe que tienen igual tem peratura la Ir la n d a , M a rru eco s, el S en eg a i, G uinea y Sta. E len a . E n tre los reyes de P ortugal cuenta V . á don E duardo , y por mas que me desojo, no encuentro en las cronologías portuguesas seme­jante h o m b re , ni espero encontrarlo como no sea en la tabla cronológica de las dinastías de E urop a de alguna geografía universal. Habrá querido V . decir don D u a rte , que así se llamó. L as etimologías de Lusitania y G a le c ia , sacadas de luz y de gala^ me han hecho mas gracia que cuantas han visto estos ojos que ha de comer la tierra ; y las he leido m uy ingeniosas. A utor he visto que arrancaba el origen de Sebastian de se batían^ porque gran núm ero de Sebastianes han sido combatidos por el próxim o; y Jo pro­baba con varios egemplos desde el m artirio dei santo Bastian hasta sus dias; que si h oy v ir iC '

ra > no le fallarían egemplos frescos que citar. Dejemos los tribunales de Portugal en el esta­do vetusto que V . los pone , y dejémoslo lodo» que mas es para dejado que para leído. Digam os con aquel epitafio portugués : Ai¡ui finca el nobla Basco Figueyra , ben que fin ca á suo pesar.

P o y o s . — Y a sabrá don P úblico que este pueblo es de la provincia de C u en ca, y que es­tá entre B u en d ia , Saoedon y la Isabela. Sin em ­b argo , asegura el D iccionario que lo baña el Guadiana. A hora s í que tenemos al G uadiana en la A lcarria . Q ue nos venga el S r. Iriarle con que es un despropósito

Desde M álaga á Segovía C am in aron por Guadiana.

' Los sencillos alcarrefíos se van á vo lver ra­nas de esta v e z; pues con tantos rios y canales como les reg a lan , ¡qué M esopolam ía! ¡qué Ho­landa! Y la ciudad de H u e le , ¿n o podrá saear fruto del G uadiana ? Tam bién : pues si confinacon Poyos s e g ú n e l m i s m o l i b r o ......

P o z a . — H a y e n e s t a v i l l a v e s t ig i o s d e a n ­t i g u o s v o l c a n e s y u n a m i n a d e s a l , e n l a q u e se han encontrado á profundidad de sesenta y se- ienia varas instrumentos de fraguas, telares^ 50- tanas y ropas eclesiásticas. B i e n n e c e s i t a b a u n a s o t a n a q u i e n l a l d i c e . ¿ A q u é m a l a n d r í n s e l e h a b í a d e o c u l t a r q u e l a s s o t a n a s s o n d e a y e r ,

comparadas con la antigüedad de los volcanes que pudo haber en Poza ? ¿ Cóm o podía con­servarse á tal profundidad una tela lig e r a , en estado de distinguirse sí es so lan a, balandran , b a ta , redingot ó capa portuguesa? ¿Cuántos siglos hará que cesaron los volcanes de Poza, cuando apenas hay indicios de su existencia? ¿ H a b ría solanas entonces? ¿H abría presbíteros? M e acuerdo, y va ya de cu en to , de un F r . G e­rundio que empezaba asi un panegírico de san J o sé : Estaba D avid a l pie de la Cruz.....y con­cluía exortando á los oyentes á que no leyesen malos libros (entre los que sin duda contaría el D iccionario) , sino que leyeran como san José á santa T eresa de Jesú s, á la venerable A g re ­d a , & c. T am bién me acu erd o, aunque no ven­ga á pelo , de aquel autor que d ijo , que un m oro granadino había hecho la división de Es­paña en tiem po de los romanos. S in cronología y geografía la historia es ciega. ¿ Y qué será el que escribe de todo, siendo peregrino en las cien­cias exactas? E l señor D octor le dará el nom­b re , que yo no puedo bautizar síno en caso de necesidad. •

PozuKí.o DE LA ORDEN..^ Se dan á esta vi­lla 120 vecinos y 3 oo habitantes; cosa que no parece c rc íb le , ó se destruye la aritmética po­lítica fundada en la constante observa«’io n ; pues esta en ningún país da 2 | almas por familia. K í cliiuá de este p u e b lo , ademas d.e ser ¿ano?

gs alundante de aguas; y cnlre sus prcáucclo- nes se cuentan las gallinas. E s Lien segtiro que si el Diccionario estuviese redarfado regularm en­te , podía liabt-Mse concluido con cinco ó seis to­mos. Sin mas que om ilir en los artículos de los pueblos las producciones que son comunes á lo­do un distrito ó provincia, se ahorraba mucho voliímen , y se ininoraba el fastidio que causa leer en todos los pueblos de Castilla y otras p ro - í'incias que proaucen trigo, cebada , & c. ¿ Q uien íío se ríe de ver las gallinas entre las produc­ciones de P ozu elo , como si no fuera una ave domestica que en todos los pueblos se cria ? C í­tense en buena hora los productos particulares de cada lugar, ó los generales que lo merezcan por su abundancia, calidad , &c,; lo dom ases morlés de morlés; no decir nada y quebrar á to~ dos la cabeza.

pL'hNTE DEI__Palm ira , el Herculano y R o ­ma desdeñarán que yo compare á este lu - garcillo; pero se convertirá su orgullo en v e r­güenza tan pronto como sepan que b ay en el «n monumento que solo pueden envidiar. O i­gamos al D iccionario: Sobre el rio Nela hay un puente de un ojo de mucha elevación; encima del puente hay (aquí está el busilis) tres torres, dos eras (se supone de |!a n -trilla r), y parte de la iglesia. ¡ O Puente Dei! Puente de D ios habías tu de ser para contener tantas y tales cosas ; que ios hombres no hacen puentes de esta es­

pede, Y eso con solo un ojo, que si tuviera lan­íos como las mariposas , podría servir de puen­te desde el polo anlárlico a los últimos térmi­nos del Asia. Con m ucha razón se quejaba el re y don Alonso en la partida 7, tit. B , ley 6, de los que se meten en camisa de once varas.

M élen se, d ic e , algunos ornes por mas sabi- »dores de lo que non sa b en , nin son en física »é geografía. E acaesce á las vegadas que por- »que non son tan sabidores como facen la de- Nm uestra, padesce la sgiencia por culpa dellos.’ A llá va esa estocada, señor Sabidor, á la teti­lla izquierda.

Corregidos en el suplemento los errores que, llevo á V . indicados, otros que le indicaré, mu­chos que le advertirán otras personas caritati­vas, y muchísimos mas que se podrian indicar (quorum non est numerus) , irá mejoj-ando el Dic­cionario de sus achaques. P ero yo que me he constituido su médico de cab ecera , no debo conlenlarm e con curarle sus males. E s necesa­rio darle t()nicos que lo robustezcan , y mas que rabien los Brusistas. C on este objeto he Icido diferentes autores antiguos y modernos que tra­tan de morbo gráfico, y he sacado los aforismos y reglas que pueden convenir á su obra espe­ciosa. S i V . liene la docilidad de insertarlos en el tomo de Correcciones y A d icion es, pagará el justo tributo á mis desvelos, dirigidos á coad­y u v a r ai buen éxilo de su em presa, por cuantos

medios esten á m í alcance. A q u í eslan por lo que valgan.

Berlrandus H elia, en su historia, hace nacer al E bro en los montes P irin eos; noticia que no debe V . desperdiciar, porque confirma la exis­tencia de los Pirineos en la provincia de L eón, como V . ha sentado, sin que haya quien se lo levante.

Botero, en las relaciones toscanas, dice: ^*Se- »villa, entre otras cosas m aravillosas, tiene un »bosque de olivos de mas de treinta leguas dejilargo..... y en su comarca veinte mil aldeas.’^Estas noticias pueden hacer su papel al lado dcl estenso término de E lc h e , y de las dehesas de O livenza ; y corroborar la idea de que la po­blación de E spaiia es m ayor de lo que pensá— hamos. Dice también el mismo a u to r; H a su - »cedido romperse la pierna á algún trabajador »de las m inas de! A lm a d én , y hallarle en los »huesos buena cantidad de azoeue..... E l G u a -

O»diana se zam bulle bajo de t ie r r a , corriendo v>quince leguas escondido, hasta que resucita jun-~»¿tí á M edellin ..... JVb ¡ejos de Burgos corre el»rio Tormes.'^ E l azogue de las canillas júnte­lo V . con las sotanas de P o z a : el Guadiana en M edellin, y el Torm es en B u rgos, con el G u a ­diana de P o yo s, y el Jiloca de M onreal de A r i - z a ; que todas son especies que se dan la mano.

G allu d o, en su teatro del mundo y del tiem­po., pone una tabla de situaciones astronómicas,

qne no áesclícon de las que V . ha dado á Ber-. m eo, C ád iz , C a la layu d , la M cn ib rilia , <5cc. Pe- ro en lo que se parece mas esta obra (que tam­bién es única en su clase) á la de V . , es en el buen ord en , método y clasiíícacion de materias, como se ve al golpe en el siguiente trozo de su ín d ice : ' 'E l astrólogo entiende y deduce los «afectos de las cosas activas y pasivas. ^ G eo- »grafica y fábrica del mapa con sus reglas. — »flcn iisferio del m ar se hace al movijiilento de las »Inníbreras.— M odo de entender á Dios. _ N om - «bres de los vientos y su fig u ra .—. Pronosticoj.sin la genitura uo se debe a firm a r._Signos»^masculinos y fem eninos, imperantes y obe- j)dlentes. — V iag e por orden de los vientos en í.qué m anera se hace, Descripción del iníier- » n o , con su m apa.” S i al Diccionario le pone V . índice de cosas notables, como lo merece, ya está ai^ui el ejem plo; ó el niodelo, no tengamos Ja del matadero de Becerril.

M achado, el relogero que ya V , sabe, ase­gura en sus recreaciones geográficas, "q u e M a- »drid es un compendio famoso de todas las cor-» »tes del m u n do , y que tiene una gran plaza »que habitan 3 ,600 vecinos.’ Está de D ios que la plaza n ia jo r de M adrid ha de ser embadur­nada por lodos los aparejadores geográficos, ünos se dan con los vecinos, y otros con las esquinas.

G ir ó n , en su geografía, dice hablando de O v ie d o : ''E n t r e las muchas cosas notables d«

»esfa ciudad, hay una iglesia de san Salvador »que mandó hacer el príncipe S ilo , donde per~ »manece su sepulcro con una inscripción que vse puede leer && 270 modos.’ U n a V . esta ins­cripción con el plan de lo que puede ser la pla­zuela orienlal de P alacio , y harán un escelente matrimonioí y legítimo si los casa V . , que es ministro de este se'plimo sacrificio ex consensu parochi.

M edrano, en su guia geográfica^ cania de esta m anera:

^*La celebrada España es la prim era Provincia de occidente, á quien Ibero L a dio nom bre de Ib e ria , y el de España H ispan, nieto de Hércules primero/"’

Algunos desconocerán á estos personages, ó dudarán de su existencia, reinados, &c. Pero yo me atengo á que está escrito de molde y con. las licencias necesarias, ío mismo que la obra de V , ; y en esta se halla tam bién el rey H ís­palo y ei rey B r ig o , que yo no sé si eran pa­rientes ó contemporáneos de los que cita M e­drano.

D u Plessis dice en su geografía: "C a stilla »la N ueva se divide en la M a n ch a , la Sierra »y Estremadura.,.. y una de sus principales c iu - »dados es san Antonio.’ ’ Se conoce que este au­tor no escribió en ei siglo octavo en que la M a n -

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cha era tan reino como el de C o n g o , y la Es­trem adura fan distrito como la M ancha. E l san Antonio que hace ciudad tal vez sea el de los Portugueses; porque no es estraño hagan Jos fran­ceses ciudades de casas, cuando los españoles sa­ben hacerlas de puentes y de cerros lisos y pelados.

N uñez de C astro , en su h'hro histórico, ákt m uy formahnenie: ''P in to se llamó asi del nom- wbre latino punctum, por ser el centro de la E u- «ropa.’ ¿ Y qué tiene de particular que entre Pinto y Valdemoro esté el centro, no de-España, sino de E uropa.

N o ha visto E uropa m ayorE m plastada que la obrilla.¿ D ig e E u rop a? Soy un necio.¿Q ué es E urop a? ni aun Castilla.

¿ N o está Salvacañete (véase su artículo) ale­daño de la M a n ch a , sin em bargo de encontrarse en el riñon de la S ierra ? Pus lo mesmu.

E sco b a r, de cuya medicina patria ha hur- iado V . algunas cosillas, trae el origen de M a­drid con toda maestría de Alm a Ceres, Alma geos: y hablando del carácter de los castellanos, asegura que ''cu a n d o están en ferm os, antes de «tomar los m edicam entos, preguntan si son «frios ó calientes.'’ S i en todos los pueblos su­cediera lo que en P u erto -S erra n o (véase), no hubiera hecho lal averiguación el señor Esco­

bar. L a razón es concluyente, según V , dice. Su situación debe &er muy sana, puesto que no tiene médicos ni cirujanos. Consuélense lodos los pueblos de E spaña que no tienen facultativos (que son bastantes) con que su situación dcljc ser m uy sana. ¡Qué lógica mas persuasiva! A si probaba un saltatumbas á los vecinos de P o rta l- rubio que san Koque habia nacido en aquel pueblo, dejándolos suspensos con este silogismo: San Roque nació en un portal, y era rubio; luego nació en Portal—rubio.

E l P. Claudio Clem ente, en sus ta lla s cro-r nológicas^ trae entre otros rarísimos sucesos los siguientes: D on P elayo fue á Jerusalen en»rom ería año 709..... E n el siglo nono fueron»traídos á Ledesma los cuerpos de los tres pas- »tores que adoraron á Cristo recien n acido, Ha- »mados J aco b , Isac y Josef...,. A ñ o 492 se ha- »llaron en el rio M iño peces que tenían escri­bió en las escamas el mismo ano.*' A q u í s í que pegarán como de perlas la Peña de los enamo­rados de A ntequera; el desafío campal de l<is cinco alcaides de B aen a; y los rios de vint) de las A lp a ja rra s , de que habla el Diccionario. Tenga cuidado de que esta últim a nueva no la entiendan los borrachos; porque sí lo hue­len , voto al dios B aco que han de pasar al­gunos por Despenaperros. A quello de vinum fe- tificat cor kominis, no hay dada que quila m a­chas pesadumbres.

M adrid en la m a n o , libro que leen hasta los ciegos, dice con la verdad propia de un la­zarillo: M a d rid , contando las comunidades, » tropa, hospitales, cárceles y transeúntes, tie- »ne mas de SooS personas/^ Si V . hubiera co­gido esta partida para su censo de poblacion, no se hubiera contentado con dar á la corte 2 0 i ,34-4- almas. Sin em b argo, sea lo que dice el lazarillo ó lo que V . s ien ta , es de admirar que haya en M adrid un cuarto desalquilado.

L a Enciclopedia fran cesa, hablando de E s- pafia con la exactitud que acostum bra, se es- plica a s i : Se cuentan ciento diez y siete cate-3>drales..... Los españoles acostumbran comer de»carne en viernes con tal que sea de los intes- »tinos ó estremidades del animal/^ V . que nos »ha descubierto el obispado de M agacda, aca­so sabrá cuáles son las 1 1 7 catedrales que dice la E nciclopedia; pues el comer de carne lo ha­cen los espaííoles con bula ó con necesidad.

V o sg ie n , en su Diccionario geográfico (edi­ción de 18 2 1), trae estos dos artículos: M i- » quelets, nom bre de los españoles que andan »robando por los Pirineos en las fronteras de»Cataluña y A r a g ó n ._V ald en o ch e, lugar de» C astilla , á una legua de G u ad ala jara , patria »de Hernán Cortés.’ V . no ha hecho la justi­cia de llam ar brigans á los miqueletes , porque no ha puesto este artículo en el D iccionario: pero en cuanto á patrias de varones ilustres,

ha rayado V . en lo sublim e diciendo cuanto se puede decir y mucho mas.

Este e s , señor D o cto r, el fruto de mis tra­bajos para prestarle ayuda. ¿ Con cuánto reco­nocimiento no debia ~V. recibir la medicina que Je ha de sanar? Pidió noticias al que gustase dárselas; suplicó á lodo yente y viniente que le advirtiese las faltas. ¿ Y quién ha procurado Henar sus medidas mejor que yo? ¿Y aun abri­ga V . ideas hostiles ? M e temo que en el pró­logo , introducción, prefacio, ó lo que sea , del suplemento, nje va V . á dar una zurra de pa­dre y m uy señor mió. Y a me tiemblan las pan­torrillas considerando la represada de razones que me va á caer en cim a, mezclada con palos de ciego y tempestades. ¡P obre fraternizante! digo para mi capote. ¿ S i la habilidad del señor geógrafo llegará á volver lo blanco n egro , y su pluma traviesa conseguirá que triunfe el error de la verdad? ¿ S i encontrará medio de demos­trar al público que los errores que se le han advertido no son errores ni calabazas, sino v e r ­dades puras y desnudas? Todo eslo se espera de su fecunda im aginación. ¿Q u é digo esperar? Aseguran que tiene V . probado que el C arde­nal Cisneros se halló en la batalla de las N a ­vas; que su sepulcro está en la m agistral de Alcalá de Hcnai e s ; que el puente de san P a­blo es una villa m uy industriosa; y que E n - guidanos dista de s í mismo cinco leguas. Dicen

tam bién que va V . á demostrar á priorí y a pos- terinri, que en A lanis tiene menos de media alm a cada vecin o , y mas de ocho y media en Santiago de A bad ; que Burgos y V eracru z son palabras árabes; que el G uadalquivir separa la provincia de Jaén de la de S evilla ; y que el Jiloca nace en M onreal de A riza. Finalmente, que va V . á convencer á todo el mundo de que en Cañizares hay un convenio de cada sexo; que el de Agonizantes de M adrid está en la ca­lle de Hortaleza; y que la Introducción ai Dic­cionario es original de quien la ha publicado, y no traducida , como se ha dicho calumniosa­mente. Probado todo esto, ¿que harán los crí­ticos? ¿qué dirán los suscriplores? Estos úJli- mos se alegrarán del chasco, y los primeros se m orderán los labios. Y o de m í sé decir que en viendo tal demostración , apagaré mi cirio y aguantaré la mecha. Desde entonces me doy por cachiporrado y punto en boca. Sin embar­g o , no envidio á V . el ser autor de semejante o b ra ; ni lo sería si me lo echasen en peniten­c ia ; pues lo conlaria como el castigo mas terri­ble que puede Dios enviar á este pecador. T o­do menos ser D iccionarista de tales diccionarios;

M as que dé con un juez impertinente;M as que m i suegra v iva elernidades;M as que furiosas negras tempestades A rrasen mis cosechas de repente;

M as que haya un acrehedor tan insólenle. Q ue me ejecute por las navidades;M as que haga mi m uger habilidades B e aquellas que no sufre el mas pacienle;

M as que sea de un tonto convencido;M as que de todos sea despreciado;M as que de mozas sea aborrecido;

M as que con viejas sea afortunado;Com o ninguno piense que yo he sido A u tor de un libro lan desatinado.

Y a le veo á V . enfurruscado contra m í (co­mo si yo fuera de la zona tórrid a), y que me grita en estos ó semejantes términos: '* Y o tam- »poco soy autor del D iccionario, sino los seño- 5)res Curas párrocos, y demas corresponsales y »am igos, cuyas cartas no he hecho otra cosa jjque reunir y redactar por órden alfabético/* ISo le vale á V . este descargo, señor mió; por­que esto solo prueba que lo bueno se debe á quien lo ha comunicado; y lo malo es obra de V . ; ya porque ha truncado las noticias, ya por­que no Jo ha examinado con la crítica necesa­ria : de suerte que los señores Curas pueden de­cir á V . con M a rc ia l:

Hoc opus est nostrum......S&d niale cum recitas^ incipit esse iuum.

Sí V , no lo entiende, se lo diré en roman­ce claro.

Si el D iccionario tiene algo de buen o, á los C uras se debe que lo escribieron.

P ero lo malo del redactor es obra de cabo á rabo.

Con esto y demas generales de la ley, soy con y . hasta otro dia.

E l Sem i-geógrafo F . C.

Se h a l l a r á con l a s a u ie r io re s en M a d r id , librerías de C i fu e n te s , S a n c h e z , R a o z y M i n u t r i a ; Cadiz eo Is d e H o r ta l y C o m p a C ía ; y y a lla d o lid e a la. de Rodríguez.