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Un curso, para expresarnos y escribir cada día mejor.

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Page 1: Curso Superior de Sintaxis
Page 2: Curso Superior de Sintaxis

CURSO SUPERIORDE SINTAXIS ESPAÑOLA

Page 3: Curso Superior de Sintaxis

VOXCURSO SUPERIOR

DE SINTAXIS ESPAÑOLASamuel Gilí Gaya

DECIMOTERCERA EDICIÓN

MAYO 1980

BIBLOG~F1~Colle del Bruch, 151 - BARCelONA· 37

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INTRODUCCIÓN

l. Aprendemos el lenguaje desde niños por imitación de las per­sonas que nos rodean. Dentro del lento proceso adquisitivo del sistemade hábitos expresivos que constituye nuestro idioma, los fenómenos sin­tácticos se caracterizan por la mayor lentitud de su desarrollo en la con­ciencia individual. En condiciones normales, después de una etapa debalbuceos, el niño consigue relativamente pronto articular las palabras queva necesitando para sus relaciones con los demás; y no es menesterque aprenda muchas para adiestrarse en todas las articulaciones fonéticasde su lengua nativa. Desde este momento el aprendizaje del léxico, quecon velocidad decreciente durará hasta la vejez, no es más que adición deelementos, repetición y formación de asociaciones. La flexión es ya unarelación sintáctica entre voces mentalmente contiguas; procede por ana­logía, y entre los niños de nuestra lengua comienza con la distinción delnúmero, del género y de las formas verbales del imperativo y el presente;sigue luego el pretérito perfecto, reducido al participio como forma gene­ral del pasado; mucho más tarde se consolidan el futuro y el condicional;las formas compuestas -con excepción de he cantado- son tardías por 10general.

Las primeras palabras del niño tienen carácter sintético; son expre­sión de vivencias indiferenciadas en sus elementos; equivalen a frases,oraciones y períodos. A medida que aprende a diferenciar elementos máso menos complejos del contenido de sus vivencias ya traducir los resulta­dos de su análisis incipiente en dos o más palabras sucesivas, aparecen losprimeros sintagmas del lenguaje infantil. La relación entre las palabrasmentalmente conexas no conoce al principio más medio de expresión quela sucesión; su procedimiento es enumerativo; el orden de las palabras

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6 INTRODUCCIÓN § 2

sucesivas lo determinará el interés del momento. Con la aparición de lasprimeras flexiones suele coincidir el empleo de la conjunción y; prontocomienzan porqu~, para qu~ y la adversativa p~ro, y sólo en una fase degran desarrollo se presentan las conjunciones consecutivas y concesivas.

Estas observaciones sobre el proceso formativo del lenguaje indivi·dual, que más adelante ampliaremos oportunamente, tienden sólo aseñalar la importancia metódica del estudio del habla infantil para lacomprensión de ciertos fenómenos lingüísticos, y especialmetne los sin·tácticos, a causa de la lentitud de su desarrollo en el habla del niñoy del adolescente 1. La palabra.frase perdura en el lenguaje del adulto(interjecciones, vocativos, oraciones incompletas) con toda su fuerza ex·presiva; perduran asimismo la simple yuxtaposición de elementos, laanteposición de palabras más interesantes, y, en general, todas las eta·pas por que ha pasado la formación del lenguaje personal conviven enla madurez de la vida con las formas más complejas de expresión. Mu­chas personas de escasa cultura no pasan de determinadas fases de sudesarrollo lingüístico; y el empleo de los recursos sintácticos del idiomaclasifica socialmente al individuo tanto como la pronunciación y el ve.cabulario.

2. En el acto de hablar advertimos un doble proceso de análisisy síntesis. Una representación, un estado afectivo, un juicio, aparecenen nuestra conciencia sintéticamente, con sus elementos indiferenciados:expresarlos supone diferenciarlos, analizarlos, distinguirlos entre sí.Hablar es, en primer término, analizar. Pero una vez distinguidos unosde otros los elementos de un complejo de conciencia, es menester es·coger los que sean más adecuados a nuestras intenciones expresivas. Enuna descripción, por ejemplo, no decimos todas las imágenes que tene·mos presentes simultáneamente en la conciencia, sino sólo aquellas queconsideramos acomodadas al fin que nos proponemos. De igual manerala narración no es una enumeración de todos los hechos sucesivos~ si no

1 Véase nuestro estudio Funciones gramaticales en el habla infantil; San Juan de PuertoRico, 1960; pub!. por el Consejo Superior de Enseñam.a de Puerto Rico. Para el enfoque generalde este problema. \'éase también nuestro discurso de recepción en la Real AC3demi;¡ Espallol.,lmi/ació" y creación en el ¡,abia infantil. Madrid, 1961.

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§ 3 INTRODUCCIÓN 7

una selección de los que deseamos destacar. Este trabajo de selecciónartística, proyectado hacia fines determinados, tiene carácter sintético 2,

Yestá naturalmente, más desarrollado en el adulto. Sintética es tambiénla relación que establecemos entre unas palabras y otr~s por medio departículas y desinencias.

3. La estructura general de la frase que pronunciamos se acomo­da a patrones o moldes ideales, esquemas expresivos, fórmulas de orga­nización que hemos aprendido desde niños y que aplicamos por analo­gía a las frases, oraciones y períodos que necesitamos formar. El hábitose encargará de fijar tales esquemas en la conciencia.

Todo idioma, en un momento determinado de su historia, poseeun repertorio más o menos extenso, pero siempre limitado, de fórmulasestructurales que no agotan la vasta complejidad de nuestra vida inte­rior. Expresarse en una lengua cualquiera supone, por consiguiente,usar de unos andadores fáciles con los cuales marchará cómodamenteel pensamiento; pero al mismo tiempo quedamos limitados al empleode las formas expresivas que acepte como válidas la comunidad par­lante de que formamos parte. El artista de la palabra, al poner en ten­sión todos los recursos de que es capaz su idioma, consigue crear nuevasformas de lenguaje que pueden ser admitidas o eliminadas por su gruposocial, o por algunos de sus sectores. El hombre vulgar, carente de ori­ginalidad expresiva, se atiene a las fórmulas elaboradas en su comunidadlingüística y tiende a perpetuarlas. El cultismo sintáctico de nuestrosescritores del Renacimiento, al tratar de adaptar a la lengua vulgar laestructura de la frase latina, con sus transposiciones y sus ablativos abso­lutos, obligó a la Sintaxis castellana a contorsiones atrevidísimas de lascuales salió notablemente enriquecida. Muchas de sus novedades fueron

2 Sohre los valores lógico) del lenguaje, véase HUSSERL, lnv~st;gacion~s lógicas (pub!. de la•• Revista de Occidente .. , Madrid, 4 \"ols.). La moderna estilística considera insuficientes los mé.todos 1IlgicCls y psicol6gicos, y se orienta hacia el estudio del lenguaje en sí mismo como energíam(stiea creadora. Wase K. VOSSLEJt. Filoso/la d~l knguaj~, trad. de A. A[lonso] y R. L[ida],M.ldrid, 1940. Para la bibliografía e historia de los trabajos estilísticos, v. H. HATZFELD, La ;nv~s­

ligación ~slillsliCll en las lengtlas rom4nicas, en lntrodt«ción a la ~stiltstica romance, publicadapor el Ilntituto de Filologia de la Universidad de Buenos Aires, 1932.

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8 I}l;TRODUCCIÓN § ..

eliminadas; algunas se incorporaron a la lengua literaria, y por la pre­sión constante de ésta· han pasado en parte a la lengua hablada, ni másni menos que el cultismo léxico de la misma época.

4. Sin embargo, no es sólo la acción renovadora de los hombresdotados de originalidad expresiva lo que contribuye a los cambios enlos esquemas sobre los cuales se moldea la frase. Al fin y al cabo su in­fluencia es intermitente y de sentido variable. Pero en las profundidadesdel lenguaje colectivo actúan leyes o tendencias psicológicas e históricasque rigen permanentemente sus transformaciones a través del tiempo.

Los cambios sintácticos se propagan con extremada lentitud, mayorgeneralmente que la que observamos en la evolución de la pronuncia­ción o del vocabulario 3. Quizá contribuya a esta lentitud la mayor in­consciencia de los fenómenos sintácticos. En efecto: una palabra nuevao substituida se nota en seguida; una generación se da cuenta de susdiferencias de vocabulario con respecto a la generación anterior. Conalguna mayor dificultad son perceptibles también los cambios en laarticulación de los sonidos, sobre todo en las épocas en que éstos se pro­ducen o se generalizan en número considerable, por ejemplo, en Espa­ña desde mediados del siglo xv a fines del XVI, en que se fija en 10 esen­cial el sistema fonológico mwerno". Por el contrario, las transformacio­nes en la estructura de la frase (con excepción del cultismo literario yde los modismos) no se perciben más que a muy largo plazo, y sólo sepropagan después de un forcejeo de varias generaciones con los esque­mas tradicionales. Se producen además una por una, y con aparenteindependencia unas de otras. Únicamente parece aventajarlas en lenti-

3 Véase E. BOURCIEZ. P.1¿m~"ts d~ Linguistiqu~ roman~. § 31.

4 Los cambios de pronunciaci6n de una generaci6n a otra fueron estudiados de un modopenetrante por RousSELOT. L~s modi/ications phonéliques dans le patois d'ufl~ /amill~ de Cell~·

/rouin. París, 1892. Las observaciones de Rousselot fueron comprobadas con más pormenorespor Gauchat. Véase bibliografía sobre este interesante problema en WAIlTlURG. Probl~mas ymhodos de la Lingüística, trad. por D. Alonso y E. Lorenzo, Madrid, 1951, págs. 56-59.AMADO ALOsso. en De la pronunciación nudi~IIQI a la mod~rna m ~spQ,jol. t. 1 (Madrid, :d.Gredos, 1955), ha reunido abundantísimos datos sobre el proceso de fijaci6n fonética de nuestralengua a comienzos de la Edad Moderna. Este tomo, y los otros dos que se hallan en publi­caci6n bajo el cuidado y con las aportaciones personales de Rafael Lapesa, ilustrarán amplia­mente este importaDte aspecto de la evoluci6n lingüística.

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§ 5 1NTRO\)UCCIÓN 9

tud, a causa de su carácter más inconsciente todavía, la evolución de lascurvas de eJitonación y el soporte rítmico del idioma 11.

5. El empleo de la preposición a con complementos directos depersona nos ofrece un ejemplo de la larga gestación y propagación de losfenómenos sintácticos: Se inicia en la época preliteraria por confusióncon el dativo, considerando a la persona como interesada en la acción;se encuentra con gran frecuencia en los textos primitivos (Veré a la mu­gier, CID, 229), sin ser todavía obligatorio; progresa cada vez más hastahacerse general en la lengua moderna, pero con numerosas vacilacionesmotivadas por la mayor o menor determinación de la persona (busco alcriado, frente a busco un criadoJ, o al grado de personificación que seatribuye al complemento directo (temes la muerte, junto a temes a laMuerteJ. La preposición facilita la distinción entre sujeto y comple­mento, aunque se altere el orden de colocación (María vio a tu hermanoo A tu hermano vio MaríaJ, y de aquí se pasó a usarla con complemen­tos directos de cosa siempre que puedan confundirse con el sujeto de laoración (El entusiasmo venció la dificultad o El entusiasmo venció ala dificultadJ8. Pero antes de que se hubiese podido llegar a normasfijas, la analogía propagó el empleo de a en complementos de nombresgeográficos (he visto a CádizJ, aunque no con la regularidad que suponela ACADEMIA'. La evolución dura todavía en nuestros días, sufriendoconstantemente interferencias analógicas que explican los casos particu­lares. No es raro, por ejemplo, hallar complementos directos de cosaconstruidos con la preposición a cuando no recogen toda la actividad delverbo, sino una parte. En un periódico reciente leemos lo que sigue:Nuestros cazas derribaron dos aviones enemigos y averiaron a otros tres.La idea general del acto del combate se bifurca en aviones derribadosy aviones averiados, tomando así la apariencia de un doble complemen-

S Sobre la persistencia de la entonación, véanse las curiosas observaciones de T. N.\V.\RRO

TOMÁS. El aC~Il/o cas/~llaflo (Discurso de ingreso en la Academia Española. Madrid, 1925). V. tam­bién mis Obs~rvacioflu sobr~ ~l ritmo ~fl la prosa, en la revista Madrid (1938), y El ritmo ~fl laPo~sía cOflt~mporúfl~a. Barcelona, 1956.

6. R. LENZ, La oración y sus par/u, §§ 31 Y 58.

7 Gramá(ica d~ la l~nguil ~spilño14, p. JI, cap. XVI. Para más pormenores y ejemplos,véase § 5' de este libro.

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10 INTRODUCCIÓN § 6

to, aunque gramaticalmente dependa cada uno de un verbo distinto.Entre los dos complementos, el más afectado por la acción (los derriba­dosJ se mira como acusativo y va sin preposición; el menos afectado(los averiados) se parece más al dativo y lleva la preposición a. El fenó­meno a que nos referimos marcha paralelamente al uso del pronom­bre le como acusativo, y se entrecruza constantemente con él (§ 175).Se trata aquí de una interferencia analógica divergente.

En plena competencia se halla hoy también el se de pasiva refleja(se venden botellasJ con su propia significación impersonal activa (sevende botellasJ, según veremos en el capítulo correspondiente (§§ 104Y 105).

6. Los ejemplos anteriores muestran interferencias que pertur­ban un fenómeno y complican su desarrollo ulterior. Pero a veces laconcurrencia de dos o más fenómenos sintácticos nacidos con fines ex­presivos diferentes, viene a reforzar una evolución determinada. Porejemplo, cuando tratamos de explicarnos la repugnancia creciente delespañol al uso de la construcción pasiva, hallamos como una de suscausas la competencia con la pasiva refleja, reforzada con el carácterperfectivo o imperfectivo de los verbos con que pudiera emplearse lapasiva por medio de la perífrasis ser + participio. En efecto, nadie em­plea en español la pasiva con el presente e imperfecto de verbos perfec­tivos: El fusil es disparado por mí; la puerta era abierta por el portero(a no ser que queramos presentar la acción como reiterada), son cons­trucciones desusadas en la lengua moderna. En cambio no hay incon­veniente en usar la pasiva en los mismos tiempos cuando se trata deverbos imperfectivos, de larga duración, por ejemplo: luan es queridopor todos; la noticia era conocida en la ciudad (v. cap. IX). El carácterimperfecto, de acción inacabada, que corresponde a uno y otro tiempo,entra en conflicto con la acción momentánea de los verbos perfectivos,y el resultado es la eliminación de la pasiva y el empleo preferente dela activa en estas circunstancias. Por otra parte, la diferenciación pro­gresiva de los verbos ser y estar, imperfectivo el primero y perfectivo elsegundo, hace incompatible el sentido durativo de ser con la acción mo­mentánea expresada por los participios de verbos perfectivos (es dispa-

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§ 6 bis INTRODUCCIÓN 1.1

rado el fusil, era abierta la puerta), lo cual contribuye a hacer imposiblela pasiva en numerosísimos casos. Por ello van ganando terreno laconstrucción activa y la pasiva refleja, a expensas de la pasiva con ser.Para llegar a este resultado en la lengua moderna, han concurrido tresfenómenos sintácticos surgidos en zonas distintas del idioma, a saber:formación de la pasiva refleja, sentimiento de la acción perfectiva e im­perfectiva y valor atributivo de ser y estar. Se trata, pues, de un crucesintáctico, de una interferencia de fenómenos concurrentes.

6 bis. a) La relación de semejanza entre dos o más expresionesdetermina buena parte de los cambios sintácticos. Pero la influenciaasimilatoria de la analogía está unida en la vida del idioma a otra ten­dencia opuesta, de carácter disimilador, a la cual designan los filólogoscon el nombre de diferenciaci6n. El espíritu necesita a menudo distin­guir matices de significación para los cuales el idioma no ha elaboradofórmulas especiales de estructura. En este caso hay que extraer dichosmatices de algunas de las formas expresivas existentes, y esta variaciónde sentido acarrea con frecuencia diferencias gramaticales. Así, por ejem­plo, del significado de obligación presente (cantat· he) formaron laslenguas romances el nuevo futuro (cantaré); pero como la expresiónobligativa perifrástica seguía siendo necesaria, nuestro idioma hubo decrear para ella la fórmula diferenciadora he de cantar. La historia de laslocuciones conjuntivas ofrece multitud de procesos diferenciadores se­mejantes: las adversativas no obstante y sin embargo surgen en épocatardía al lado de mas y pero, como un recurso de la lengua literariamoderna para oponer entre sí razonamientos enteros o cláusulas muyextensas, a diferencia de las oraciones breves que el habla usual oponecon la sencilla conjunción pero. No se trata sólo de buscar mayor ele­gancia en la expresión docta, sino también de un sentimiento diferencia­dor entre la oposición adversativa sencilla y la que abarca numerosos ycomplicados elementos. En general, la diferenciación es, al lado de laanalogía, un factor esencial de las transformaciones sintácticas.

La ley del menor esfuerzo, la necesidad de ser comprendido, laanalogfa, la diferenciación, la tendencia analítica de las lenguas modero

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