curso descubre don quijote de la mancha: capítulos 32-34, parte ii - donquijote.ufm.edu

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Capítulos 32 - 34

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Page 1: Curso Descubre Don Quijote de la Mancha: Capítulos 32-34, Parte II - donquijote.ufm.edu

Capítulos 32 - 34

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La presente es una guía de la estructura del MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha de la Universidad Francisco Marroquín que contiene una descripción detallada del contenido y actividades a desarrollar durante la Parte II del curso dividida en 3 módulos.

A través de ésta guía se pretende facilitar el proceso de mediación pedagógica de las instituciones educativas interesadas en la enseñanza de la literatura y las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

Curso gratuito, masivo, abierto y en líneadonquijote.ufm.edu

Parte I1 - 52

Parte II1 - 74

2 Descubre Don Quijote de la Mancha

donquijote.ufm.edu

Curso Descubre Don Quijote de la Mancha

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Descubre Don Quijote de la Mancha es un curso MOOC (curso gratuito, masivo, abierto y en línea) de la Universidad Francisco Marroquín que tiene como objetivo impulsar la enseñanza de las humanidades por medio de la mejor novela de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha.

El curso consiste en una serie de glosas detalladas de la primera y segunda parte de la novela de Miguel de Cervantes y Saavedra. El profesor Eric Clifford Graf presenta una serie de eventos y problemas importantes de la novela, ya que es un texto magistral del renacimiento con alusiones a Platón, Aristóteles, la Biblia y la Escuela de Salamanca.

El curso se imparte de forma asincrónica a través de la plataforma Open Edx y diversos recursos educativos como: vídeos disponibles en el canal de YouTube, transcripción de los vídeos en formato descargable, audios de las lecturas, evaluaciones, foros de discusión y sesiones en vivo.

Página descriptiva e inscripción: donquijote.ufm.edu

• Descripción del curso• ¿Por qué aprender sobre Don Quijote de la Mancha?• Acerca de la Universidad Francisco Marroquín• Profesor Eric Clifford Graf• Programa académico• Contenido de la Parte II• Actividades de la Parte II

Índice

Descripcióndel curso

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/DonQuijoteUFM

3 Descubre Don Quijote de la Mancha

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“ “

La Universidad Francisco Marroquín tiene como misión enseñar y difundir los principios éticos, jurídicos y económicos de una sociedad de personas libres y responsables. En los últimos años la universidad se ha preocupado por utilizar tecnologías innovadoras para enriquecer la experiencia de aprendizaje dentro y fuera del campus de estudios.

Acerca deUniversidad Francisco Marroquín

“No toda la vida se puede dedicar a los asuntos graves, como los negocios o el aprendizaje técnico. De vez en cuando es importante reírse y disfrutar del ocio. En la medida que Don Quijote entretiene y enseña, vale la pena y es útil. Además, como la libertad del individuo está entre los valores principales de ese libro, estudiarlo es, por definición, mejorar la condición humana”.

–Profesor Eric Clifford Graf

¿Por qué aprendersobre Don Quijote de la Mancha?

El programa que ustedes ofrecen es verdaderamente increíble. En la matrícula del programa para el Adulto Mayor en el Municipio de Rionegro Antioquia, Colombia nos hemos animado a inscribir a un grupo de literatura donde empezaremos con Don Quijote de la Mancha. Es un grupo con algunas limitaciones visuales, con poco conocimiento de Internet o baja lecto-escritura, pero la metodología que ustedes ofrecen, a través de vídeos, nos permite adaptarlo a nuestro grupo de 2,800 personas. Quisiera que todos conozcan esta magna obra de Miguel de Cervantes

Julian Salazar CorreaAbogado UCO / Trabajador Social UPB

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Eric Clifford Graf es catedrático de literatura en la Universidad Francisco Marroquín. Se doctoró en literatura española en la Universidad de Virginia (1997). Ha sido profesor de literatura española en las universidades de Smith, Illinois en Urbana-Champaign, Chicago, William & Mary y Wesleyan. Sus áreas de especialización incluyen: literatura española medieval y moderna, filosofía renacentista, historia de la novela y teoría literaria, política, cultural y económica. Además de su libro Cervantes and Modernity (Bucknell University Press, 2007) y sus múltiples ensayos sobre poesía, teatro y narrativa de Miguel de Cervantes. También ha publicado en revistas académicas sobre El poema de mio Cid, Garcilaso de la Vega, Juan de Mariana, El Greco, San Juan de la Cruz, Pedro de Calderón, José de Cadalso, Vicente Aleixandre, Julio Cortázar.

Página webhttp://ufm.academia.edu/EricGraf

Ensayos publicados en Amazonhttp://www.amazon.com/Cervantes-Modernity-Four-Essays-Quijote-ebook/dp/B00OM9MJJA/

ProfesorEric Clifford Graf

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El curso MOOC Descubre Don Quijote de la Mancha aborda la primera parte (52 capítulos) y segunda parte (74 capítulos) de la obra Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. El curso completo está constituido por 6 insignias que el estudiante obtiene al avanzar en el contenido, a través de los recursos de aprendizaje.

Duración18 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónPalmerín de Inglaterra (Capítulos 1-14 del libro)Tirante el Blanco (Capítulos 15-28 del libro)Amadís de Gaula (Capítulos 29-52 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Duración21 semanas con un total de 75 horas de dedicación.

DivisiónSantiago Matamoros (Capítulos 1-23 del libro)San Jorge (Capítulos 24-47 del libro)San Martín de Tours (Capítulos 48-74 del libro)

Tiempo de dedicación5 horas por semana

IdiomaTodo el material del curso está disponible en Español / Inglés

CertificaciónOptativa

Parte I - Capítulos 1 al 52 Parte II - Capítulos 1 al 74

Programaacadémico

6 Descubre Don Quijote de la Mancha

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• Asincrónica: El estudiante puede avanzar a su ritmo y en el horario de su conveniencia.• El estudiante puede consultar las lecciones y el material las veces que necesite.• Los módulos se aperturan de forma cronológica y dosificada para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.• El contenido de cada módulo se activa de forma semanal y el estudiante recibirá notificaciones a su correo electrónico.

• La primera parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 18 semanas.• La segunda parte del curso (3 insignias) tiene una duración de 21 semanas.• Se estima una dedicación de 80-95 horas por cada parte del curso.

Metodología

Duración

Específicas• Habilidad de identificar los elementos simbólicos y su significado dentro de los capítulos del libro de Don Quijote de la Mancha.• Capacidad de análisis y síntesis del contenido dentro de cada capítulo de la novela.

Competencias

Estrategiade enseñanza - aprendizaje

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• La inscripción, acceso a los contenidos y recursos educativos del curso son gratuitos y de uso libre bajo licencias Creative Commons.

El estudiante tendrá a su disposición una serie de recursos de aprendizaje en diversos formatos. • Vídeos que presentan el contenido expuesto por el profesor.• Material en formato PDF o MP3 disponible para descargar.• Evaluaciones dinámicas que apoyan el proceso de comprensión del curso.• La obra completa en versión digital dentro de la plataforma. • Foros de análisis e interpretación de la obra a través de imágenes. • Sesiones en vivo para interactuar con el profesor.

Recursos de aprendizaje

• El estudiante puede optar a una certificación de USD $20 por cada módulo del curso Descubre Don Quijote de la Mancha.

• Se obtiene un certificado digital que puede compartirse con amigos y colegas a través del sistema de Open Badges.Certificación

Instrumentales• Capacidad de abstracción, análisis y síntesis.• Capacidad de comunicación escrita a través de los recursos en la plataforma y las sesiones en vivo.• Habilidad en el uso de tecnologías de la información y de la comunicación.• Habilidades para buscar, procesar y analizar información.• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica.

Interpersonales• Habilidad para trabajar en forma autónoma.• Valoración y respeto por la diversidad y multiculturalidad.• Compromiso ético.• Capacidad crítica y autocrítica.

Sistémicas• Capacidad de aprender y actualizarse permanentemente.• Capacidad para motivar y conducir hacia metas comunes.

Costo

Competencias

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Descubre Don Quijote de la Mancha

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Parte IICápitulos 32 - 34

Contenido

Lección 14: La humillación de don Quijote 13

Lección 13: La respuesta de don Quijote al capellán 11

Lección 16: Sancho y la Duquesa 17

Lección 19: La llegada de Merlín y Dulcinea 26

Lección 17: Las burlas de los duques 22

Lección 15: Los atributos de Dulcinea 15

Lección 18: Se anuncia la llegada de Dulcinea 24

Resumen: capítulos 32 - 33 20

Actividad 28

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“¡Merçed, ya Çid, barba tan complida!”

—Anónimo,

Poema de mio Cid

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La respuestade don Quijote al capellánE l capítulo treinta y dos se desarrolla en dos fases: la respuesta de DQ al capellán, la humillación experimentada por DQ cuando

los sirvientes del Duque le lavan la barba, una discusión sobre los atributos de Dulcinea y su estado de encantamiento, y, para concluir, una farsa cuando los sirvientes intentan lavarle la barba a SP. El punto de mira en las barbas es un paralelo con

el punto de mira en las tensiones sociales, porque agarrar de las barbas a un hombre era una seria ofensa en los periodos medieval y moderno temprano. Pero el punto de mira simultáneo en Dulcinea sugiere que las barbas también son símbolos fálicos de la potencia masculina según Freud.

La respuesta de DQ al capellán alude a su respuesta al canon de Toledo en la primera parte. Afirma estar en una especie de batalla con el eclesiástico, «de quien se debía esperar antes buenos consejos que infames vituperios», y le acusa de haber sobrepasado sus límites: «ha pasado todos los límites de la buena reprehensión». Incluso da a entender que su propia profesión es más noble que la del clérigo: «¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, no buscando los regalos dél, sino las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad?». Al igual que hizo en su discurso sobre las armas y las letras, DQ compara su decisión de haber seguido el camino más duro en la vida –«la angosta senda de la caballería andante»– con el modo de vida más ligero de los clérigos. Además, afirma que su amor por Dulcinea es irreprochable: «yo soy enamorado, no más de porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean, y, siéndolo, no soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes». Finalmente, DQ sostiene su superioridad moral: «mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines».

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Como en los pasajes de la primera parte de la quema de libros, la “Aventura del cuerpo muerto” y la penitencia de DQ en Sierra Morena, este pasaje indica las objeciones de Cervantes a la ortodoxia religiosa. En cualquier caso, nótese que, cuando SP respalda la respuesta de su amo al eclesiástico, subraya su propio interés y su deseo de poder político: «Dios queriendo; y viva él y viva yo, que ni a él le faltarán imperios que mandar, ni a mí ínsulas que gobernar». Este es el lado oscuro de la fantasía caballeresca, la cual puede criticar con razón un clérigo. Y subrayando el conflicto entre el clérigo y DQ, ahora el Duque cumple el deseo más oculto de SP: «os mando el gobierno de una que tengo de nones, de no pequeña calidad». Nuestra interpretación aparte, este sí es un momento culminante. DQ incluso ordena que SP le bese los pies al Duque. Ahora el eclesiástico se marcha indignado. ¿Pero está su «impertinente cólera» tan lejos de la verdad?

DQ reflexiona entonces sobre el intercambio con el clérigo, concluyendo que no está ofendido. El Duque está de acuerdo: «como no agravian las mujeres, no agravian los eclesiásticos». Por decirlo brevemente, para los nobles, tratar a un representante de la Iglesia de esta manera habría sido problemático durante la Contrarreforma. Finalmente, DQ lleva el conflicto secular y religioso a otro nivel, al maravillarse de su propio control, conjeturando que si el clérigo hubiera ofendido a Amadís o a otro caballero andante, «yo sé que no le fuera bien a su merced». Y SP se hace eco de este punto, llamando al clérigo un «hombrecillo»: «cuchillada le hubieran dado, que le abrieran de arriba abajo como una granada o como a un melón muy maduro». Esta es una irreverencia brutal.

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La humillación de don Quijote

A hora tenemos el lavado de la barba de DQ. Tal vez, la justicia poética por la irreverencia hacia el clérigo sea que le toca ahora el turno a DQ de ser humillado. DQ acepta porque cree que es una costumbre aragonesa, «creyendo que debía ser

usanza de aquella tierra». Los sirvientes del Duque ponen mucha espuma en la cara y la barba de DQ, y cuando fingen que les falta agua para aclararlas, el caballero debe permanecer quieto, con los ojos cerrados y el cuello estirado. Hay también un toque de diferencia de raza o de clase aquí, ya que su cuello parece ser «más que medianamente moreno». Nótese también que la humillación de DQ viene de que se trata de una iniciativa propia de los sirvientes. El Duque y la Duquesa vacilan entre «la cólera y la risa» y no saben si castigar o premiar a sus sirvientes: «no sabían a qué acudir: o a castigar el atrevimiento de las muchachas o darles premio por el gusto que recibían de ver a don Quijote de aquella suerte». Esto está relacionado con el conflicto en curso entre DQ y SP.

SP está especialmente atónito ante la humillación de su maestro, aunque, irónicamente, también reconoce que su propia barba está asquerosa y que le vendría bien un lavado. La duquesa ordena a su camarero –«maestresala»– que se lleve a SP a lavar la barba. Entonces parece que ella cambia de tema, pidiendo a DQ que describa «la hermosura y facciones de la señora Dulcinea». En un hilarante eco de la suerte de Durandarte en la Cueva de Montesinos, así como una hiperbólica versión de la teoría neoplatónica del amor que encontramos en el soneto quinto de Garcilaso de la Vega, DQ dice que desea sacar su corazón y ponerlo sobre la mesa, «porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada». Entonces alarga este absurdo observando que los grandes artistas y retóricos de la Antigüedad griega y latina, como Apeles y Cicerón, deberían también mantenerse ocupados con el retrato de Dulcinea.

«porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada»

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Tras llegar a estas alturas con respecto a la perfección de Dulcinea, DQ, entonces, vuelve a descender a la realidad, cuando informa de su reciente desengaño en El Toboso. Nótese otra vez cómo el humor de Cervantes se basa en la táctica del exceso. Acumula un punto moderado de comicidad hasta que llega a ser insoportable y embarazosamente divertido de nuevo: «halléla encantada y convertida de princesa en labradora, de hermosa en fea, de ángel en diablo, de olorosa en pestífera, de bien hablada en rústica, de reposada en brincadora, de luz en tinieblas, y, finalmente, de Dulcinea del Toboso en una villana de Sayago». Cuando el Duque pregunta quién ha transformado a Dulcinea, DQ utiliza su habitual recurso de los hechiceros. Pero nótese cómo los hechiceros ahora son una raza: «¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos invidiosos que me persiguen? Esta raza maldita, nacida en el mundo para escurecer y aniquilar las hazañas de los buenos y para dar luz y levantar los fechos de los malos». ¿Qué raza es esta? Finalmente, DQ se retrata a sí mismo una vez más como el héroe romántico moderno: «quitarle a un caballero andante su dama es quitarle los ojos con que mira y el sol con que se alumbra y el sustento con que se mantiene... el caballero andante sin dama es como el árbol sin hojas, el edificio sin cimiento y la sombra sin cuerpo de quien se cause». Otro aspecto asombroso de la prosa de Cervantes es que combina pathos y bathos, es decir, la ternura desgarradora y la sátira ridícula, como muy pocos autores han podido hacer a lo largo de la historia de la literatura.

¿Quién puede ser sino algún maligno encantador de los muchos invidiosos que me persiguen?

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U na vez más, la Duquesa toma la iniciativa. Recuerda que, de acuerdo a lo leído, DQ nunca ha conocido a Dulcinea: «se colige, si mal no me acuerdo, que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea, y que no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuesa merced la engendró y parió en su entendimiento, y la pintó con todas aquellas gracias

y perfeciones que quiso». DQ pasa a ser más contradictorio que nunca. Primero, admite que «Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, os es fantástica o no es fantástica»; pero entonces regresa a su anticuada visión de Dulcinea como mujer de alta cuna y pura sangre: «alta por linaje, a causa que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfeción que en las hermosuras humildemente nacidas». No resulta sorprendente que la Duquesa respalde el ánimo de fidelidad de DQ hacia su amada, pero, refiriéndose al testimonio de SP en el que dice haber visto a Dulcinea trillando trigo sarraceno en lugar de grano puro, cuestiona la idea de la mujer tobosana como modelo de pureza de sangre: «cosa que me hace dudar en la alteza de su linaje».

Esto lleva a DQ a expresar otra disquisición retorcida y contradictoria sobre las vidas de los caballeros andantes. Pone en duda el testimonio de SP –«ya tengo yo dicho que aquel trigo ni era rubión ni trigo, sino granos de perlas orientales»– y compara a Dulcinea con Helena de Troya y La Cava de España. La última comparación, por supuesto, arroja calumnias sobre la pureza de Dulcinea. El problema dominante aquí se debe a que El Toboso era habitado por moriscos, y de ahí que los esfuerzos de DQ para salvar a Dulcinea sean ridículos. Una vez más, como lectores nuestro problema es cómo enfocar la ironía. ¿Está DQ loco en un sentido abiertamente negativo por rechazar la impureza de Dulcinea? ¿O está loco en un sentido más sutilmente positivo por negarse a ser disuadido de amar a una morisca?

Los atributos de Dulcinea

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Además de esta complejidad social, DQ ahora matiza su opinión sobre SP insistiendo en que, a pesar de los defectos del escudero, no lo cambiaría por ningún otro escudero en el mundo. Sin embargo, al final de su discurso, DQ vacila sobre si SP sería o no un buen gobernador: «estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza le ha hecho merced, aunque veo en él cierta aptitud para esto de gobernar». Nótese el cinismo cuando DQ da un golpe final a todos los dirigentes de cualquier lado: «ya por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser uno gobernador».

Como si fuera una señal, SP reaparece ahora, interrumpiendo el discurso de DQ. Aquí leemos la palabra «pícaro» en dos ocasiones, reforzando la idea de que tanto el mérito como la etnicidad de SP son controvertidos. El escudero corre hacia el comedor intentando escapar de los sirvientes, quienes, pretendiendo gastar otra broma, quieren lavarle la barba con agua sucia. Nótese el significado social de la preocupación de SP: «no hay tanta diferencia de mí a mi amo, que a él le laven con agua de ángeles y a mí con lejía de diablos». Una vez más, la Duquesa llega al rescate de SP, acusando a sus sirvientes de ir demasiado lejos. Nótese cómo realiza un juego de palabras para retratar a estos bromistas como excesivamente ortodoxos: «vosotros, ministros de la limpieza, habéis andado demasiadamente de remisos y descuidados». SP se arrodilla ante la Duquesa para mostrarle su gratitud y ella responde prometiéndole que va a «hacer que el duque mi señor lo más presto que pudiere os cumpla la merced prometida del gobierno». Cervantes ha construido todo el episodio para burlarse de la noción de la «limpieza de sangre». Recordad que los cristianos viejos usaban la pureza de sangre para mantener a los linajes converso o morisco fuera de las posiciones de poder. Y recordad que esta política parece incluso que dejó a Cervantes fuera de obtener prebendas en el Nuevo Mundo.

¿Está DQ loco en un sentido abiertamente negativo por rechazar la impureza de Dulcinea?

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E n el capítulo treinta y tres, DQ debe irse a echar la «siesta», y SP pasa el tiempo en compañía de la Duquesa y su séquito de «doncellas y dueñas». Es una escena fascinante que ofrece íntimo acceso a los pensamientos de SP, así como a los de la Duquesa. También incluye lecciones políticas. La Duquesa insiste en que SP tome un sitio de honor a su lado. Entonces le

da a SP un rodaje de prueba, y él preside como un héroe medieval español sobre una corte de mujeres: «le dijo que sentase como gobernador y hablase como escudero, puesto que por entrambas cosas merecía el mismo escaño del Cid Ruy Díaz Campeador». ¿Hay aquí un mensaje más profundo y feminista sobre la necesidad de humildad en contra del exceso de poder? Tened en mente que el Cid fue esencialmente rey de Valencia y, entonces, tras su muerte, su esposa Ximena accedió al trono. Así que las políticas metafóricas de la novela continúan aludiendo a las dinámicas de la cuestión morisca.

Cuando la Duquesa cuestiona a SP en lo relativo a su mentira a DQ sobre su embajada para ver a Dulcinea durante la penitencia de su amo en Sierra Morena, SP confiesa la verdad. Después de comprobar detrás de los tapices colgados de las paredes que no hay espías, SP admite que considera a su amo un «loco rematado» y «un mentecato». También se jacta de su embajada más reciente a El Toboso, mediante la cual convenció a DQ de que Dulcinea estaba hechizada. En este punto, la Duquesa expresa sus dudas sobre la habilidad de SP para gobernar mediante una referencia a la alegoría de la caverna de Platón. Si SP sabe que su amo está loco y todavía le sirve, entonces el escudero ha demostrado que no es capaz de gobernarse a sí mismo y, por lo tanto, «¿cómo sabrá gobernar a otros?». Asombrosamente, la Duquesa expresa sus dudas citando una voz interior que le habla. Esta estructura narrativa de mise-en-abyme, o como decimos en español, “caja china” o “muñeca rusa”, es una seña de que la Duquesa es adepta al complejo juego de marcos discursivos. Según su sofisticada capacidad narrativa, al igual que Camila en la novela de 1605, la Duquesa es uno de los personajes más complejos de toda la novela.

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Sanchoy la Duquesa

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Y la complejidad de la Duquesa crece. SP se rinde pronto ante su poder, y hasta le llega a confesar que él realmente admira a DQ –«quiérole bien»– y que le es leal, e, incluso, está en deuda con él: «diome sus pollinos». SP parece que incluso está preparado para renunciar a su gobierno, arguyendo que la política corrompe el alma: «Y si vuestra altanería no quisiere que se me dé el prometido gobierno... podría ser que el no dármele redundase en pro de mi conciencia... y aun podría ser que se fuese más aína Sancho escudero al cielo que no Sancho gobernador». El escudero se recupera insistiendo en que toda la gente es igual. Lo hace mediante refranes que van desde lo general de una equivalencia racial –«de noche todos los gatos son pardos»– a algo mucho más específico políticamente: «por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán». SP concluye este discurso socialmente igualatorio refiriéndose a una famosa leyenda medieval española, según la cual el rey Rodrigo fue devorado por serpientes. Nótese cómo SP ha descendido a una pesadilla castradora. Doña Rodríguez se deleita con esto, citando el “Romance de la penitencia del rey Rodrigo”: «Ya me comen, ya me comen / por do más pecado había». Recordemos que DQ ha comparado recientemente a Dulcinea con La Cava, una mujer violada por el rey Rodrigo, un acto por el que fue castigado no solo con que las serpientes devoraran su pene, sino también con perder España a manos de los moros.

Con SP rebajado, figurativamente echado de su trono, ahora la Duquesa, como una reina Médici, toma el control de la conversación.

Primero, se proclama a sí misma como la llave que SP necesita para subir de estado. Asegura a SP que su esposo «cumplirá la palabra de la prometida ínsula» y le aconseja que no discrimine entre sus súbditos: «Lo que yo le encargo es que mire cómo gobierna sus vasallos, advirtiendo que todos son leales y bien nacidos». Este es un consejo moral serio, que contrasta con la fantasía diabólica del Reino de Micomicón de SP. Finalmente, con un razonamiento sutil, la Duquesa da la vuelta a SP invirtiendo el engaño que hizo a su amo. Ella insiste en que, en realidad, fue el escudero quien fue engañado por los hechiceros: «tengo por cosa cierta y más que averiguada que aquella imaginación que Sancho tuvo de burlar a su señor y darle a entender que la labradora era Dulcinea... toda fue invención de alguno de los encantadores que al señor don Quijote persiguen... Porque real y verdaderamente yo sé de buena parte que la villana que dio el brinco sobre la pollina era y es Dulcinea del Toboso, y que el buen Sancho, pensando ser el engañador, es el engañado... y cuando menos nos pensemos, la habemos de ver en su propia figura, y entonces saldrá Sancho del engaño en que vive».

¿Recordáis el significado del asno intermitente en relación al argumento del Reino de Micomicón en la primera parte? Después de que SP acepte la visión de la vida de la Duquesa como una ilusión infinitamente compleja, el capítulo finaliza con SP besando las manos de la Duquesa y urgiéndola a que cuide de su asno: «y le suplicó le hiciese merced de que se tuviese buena cuenta con su rucio, porque era la lumbre de sus ojos». SP recuerda entonces su conflicto con doña Rodríguez por el cuidado de su rucio, así como por cierto hidalgo misógino innombrado de su ciudad natal: «¡Oh, válame Dios, y cuán mal estaba con estas señoras un hidalgo de mi lugar!». En una impactante transgresión del decoro, la Duquesa le promete a SP cuidar en exceso a su asno: «le pondré yo sobre las niñas de mis ojos». Finalmente, la Duquesa incluso sugiere que SP se lleve a su asno con él a su isla. El escudero está de acuerdo, dando un golpe final a aquellos que gobiernan: «que yo he visto ir más de dos asnos a los gobiernos, y que llevase yo el mío no sería cosa nueva».

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19 Descubre Don Quijote de la Mancha

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Resumen Capítulos 32 - 33

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20 Descubre Don Quijote de la Mancha

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En el capítulo treinta y dos de la segunda parte de DQ, la estricta actitud moral del eclesiástico en contra de la fantasía caballeresca parece ser derrotada cuando el Duque concede a SP el gobierno de una isla. Esto subraya el gobierno de SP como algo más que un chiste cómico. Es decir, Cervantes utiliza la retirada del eclesiástico para que sus lectores evalúen el poder secular. ¿Es el eclesiástico injusto? ¿O están sus preocupaciones bien fundamentadas? Resulta más increíble todavía, en este mismo capítulo y en el siguiente, que Cervantes entreteje los temas de la autoridad política y el feminismo. Las ansiedades masculinas sobre las barbas y las dudas constantes sobre la habilidad de SP para gobernar se yuxtaponen con las alusiones a la impureza de Dulcinea y con la sofisticada perspectiva femenina en la poderosa voz de la Duquesa. Nótese también cómo doña Rodríguez, con quien SP había discutido previamente, se deleita especialmente en la historia sobre una serpiente que devora el pene de Rodrigo, el último rey visigodo de España. En otras palabras, el simbolismo pre-freudiano del Renacimiento es divertido, pero también señala significativamente el conflicto social. Los lectores modernos tienden a la risa floja ante las alusiones sexuales en la literatura. Esto está bien mientras no llegue a ser despectivo, especialmente en el caso de la mejor novela de todos los tiempos. No es accidental que las preocupaciones de SP sobre la suerte de barbas y penes coincidan con las noticias de que pronto gobernará una isla. Finalmente, notamos de nuevo que Cervantes mantiene el tema de Apuleyo sobre el asno cuando la posibilidad de que SP reine coincide con su renovado interés por el bienestar de su rucio. Después de todo, como vimos en la “Aventura del rebuzno”, el líder político de una nación no es otra cosa que un asno.

Recapitulemos

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“Preferiríano hacerlo”.

—Herman Melville,

Bartleby, el escribiente: Una historia de Wall Street

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22 Descubre Don Quijote de la Mancha

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E n el capítulo treinta y cuatro, el Duque y la Duquesa crean farsas más elaboradas para SP y DQ. Les llevan a una cacería con insinuaciones políticas: «con tanto aparato de monteros y cazadores como pudiera

llevar un rey coronado». La caza pone a prueba la bravura de nuestros héroes. Cuando la partida de caza pasa la noche en el bosque, el Duque y la Duquesa someten a nuestros héroes a otro acto de teatro caballeresco, que viene marcado por la tercera y última aparición de Dulcinea. El narrador nos cuenta que estas «burlas», que manifiestan «vislumbres y apariencias de aventuras», están modeladas por los nobles como una ampliación de la Aventura de la Cueva de Montesinos, «de la que don Quijote ya les había contado». Esto es extraño porque era SP, y no DQ, quien les había informado sobre lo que había visto su amo en la cueva.

El Duque y la Duquesa ofrecen a nuestros héroes trajes de caza. DQ rechaza el suyo, pero SP acepta una túnica hecha de fina tela verde. El narrador nos cuenta que el escudero hace esto por motivos egoístas: «con intención de venderle en la primera ocasión que pudiese». Nótese cómo el traje verde de SP alude al del moderado hidalgo Diego de Miranda, a pesar de que la glotonería y cobardía del escudero contrastan notablemente con este otro personaje. Otro detalle interesante sobre el episodio es que SP insiste en llevarse a su «rucio», porque «no le quiso dejar aunque le daban un caballo». Del mismo modo, cuando comienza la cacería, todo el mundo descabalga salvo SP: «Sancho se puso detrás de todos, sin apearse del rucio, a quien no osara desamparar, porque no le sucediese algún desmán».

Las burlasde los duques

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Como una Diana moderna, la Duquesa juega un papel principal en la cacería. Es la primera en desmontar y en posicionarse al borde de los bosques con una afilada jabalina. Los rastreadores y los perros cazan un «desmesurado jabalí» fuera de los bosques, y la partida de caza lo mata. De nuevo, el narrador enfatiza la prisa que tiene la Duquesa por cazar: «a todos se adelantara la duquesa, si el duque no se lo estorbara». Por contraste, ahora SP sí ha abandonado a su asno: «en viendo al valiente animal, desamparó al rucio y dio a correr cuanto pudo». El escudero se queda enganchado en un roble y DQ tiene que ir a rescatarlo. Dos detalles importantes: primero, SP se rasga la túnica verde, lo que hace que se enfade mucho; segundo, la traición a su asno contrasta con el hecho de que, por su parte, el animal no lo ha abandonado. El narrador árabe original ofrece este valioso comentario: «dice Cide Hamete que pocas veces vio a Sancho Panza sin ver al rucio, ni al rucio sin ver a Sancho: tal era la amistad y buena fe que entre los dos se guardaban».

A pesar de las ironías multidireccionales de Cervantes, el tono general aquí es antimonárquico. El «jabelí poderoso», símbolo del tirano (cf. Ricardo III de Shakespeare), se coloca sobre otra de las muchas bestias de carga de la novela, otra «acémila», y es llevado de regreso al campamento «como en señal de vitoriosos despojos». Del mismo modo, cuando SP se queja sobre su agujero en la túnica, cita un texto difamatorio que se refiere a un rey visigodo asesinado por un oso. SP argumenta que la caza mayor es demasiado peligrosa para un príncipe, y añade que la práctica es injusta: «pues consiste en matar a un animal que no ha cometido delito alguno». Pero el Duque la defiende en términos políticos: «el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno». Incluso cita a Jenofonte, el creador clásico de la idea: «La caza es una imagen de la guerra». Si la caza es una metáfora de la guerra, entonces, ¿contra quién es la guerra? SP dice que prefiere jugar a los naipes. Por su parte, DQ está molesto por la impertinencia de su escudero: «Vuestras grandezas dejen a este tonto, señores míos, que les molerá las almas».

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A hora, el capítulo cambia de centro de atención: tres carretas gigantes llegan, dirigidas por el Diablo, quien anuncia que Montesinos busca a DQ, ya que tiene información sobre cómo desencantar a Dulcinea. Esto ocurre según va anocheciendo. Luces cegadoras y sonidos de tambores y trompetas aterrorizan a todo el mundo. La guerra es, de nuevo, el tema, y ahora

hay un toque racial: «se oyeron infinitos lelilíes, al uso de moros cuando entran en las batallas». Cuando un mensajero llega vestido como el Diablo, la pregunta del Duque refuerza el tema: «¿quién sois, adónde vais, y qué gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa?».

El Diablo, el segundo que encontramos en la segunda parte, responde que busca a DQ, que más tropas están por llegar, y que Dulcinea llegará a continuación «sobre un carro triunfante» acompañada por «el gallardo francés Montesinos», quien explicará «cómo ha de ser desencantada la tal señora». Hay un detalle cómico aquí: el Diablo no reconoce a DQ y el Duque debe señalárselo. El Diablo entonces jura por Dios y su conciencia que estaba distraído. Ante esto, SP realiza un comentario sorprendente que subraya el problema de la ortodoxia religiosa: «Sin duda... que este demonio debe de ser hombre de bien y buen cristiano, porque a no serlo no jurara “en Dios y en mi conciencia”. Ahora yo tengo para mí que aun en el mesmo infierno debe de haber buena gente». Al igual que la observación del narrador sobre que se quemaron buenos libros en la burla a la Inquisición en la primera parte, SP sitúa a gente buena en el infierno. De hecho, observa que el mismo Diablo puede ser buena persona. De nuevo, como los personajes disfrazados que ahora deambulan ante nosotros, el tejido de la comedia y de los complicados argumentos de Cervantes encubre puntos serios. La propuesta de SP es radical en un período de guerras religiosas entre protestantes, católicos, musulmanes y todo un elenco de paganos en el Nuevo Mundo y en África. Lector ocioso, ¿qué pasaría si el Diablo fuese bueno?

Se anuncia lallegada de Dulcinea

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Cuando el Diablo se aproxima a DQ, adopta una posición contraria a la alabanza que realizó Cide Hamete sobre nuestro héroe en el desafío de los leones en DQ 2.17: «A ti el Caballero de los Leones, que entre las garras dellos te vea yo, me envía el desgraciado pero valiente caballero Montesinos». Anuncia una vez más la llegada de Dulcinea y se marcha tras dar otro complejo golpe moral a DQ: «los demonios como yo queden contigo, y los ángeles buenos con estos señores». Nótese también que DQ y SP están ambos en shock por esta confirmación de la visión del caballero en la Cueva de Montesinos. Mientras esperan a Montesinos, SP expresa temor: «esperaré yo aquí como en Flandes»; DQ expresa valentía: «Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a embestir todo el infierno». Recordemos que católicos y protestantes estaban luchando en Flandes.

De nuevo, sonidos de guerra llenan el bosque en todas direcciones: «a las cuatro partes del bosque se estaban dando a un mismo tiempo cuatro rencuentros o batallas». El narrador es específico en cuanto a los sonidos: artillería, disparos, soldados, y «lejos se reiteraban los lililíes agarenos», es decir, soldados que son musulmanes, denominados así como referencia a Agar, la esclava de Abraham, que dio a luz a su primer hijo Ismael, el patriarca del Islam. El espectáculo asusta tanto a SP que se desmaya entre las faldas de la Duquesa, quien lo revive echándole agua sobre la cara. A continuación, llegan tres carretas arrastradas por cuatro bueyes, cubiertos por telas negras y con antorchas de ceras atadas a los cuernos. Cada carreta está guiada por un viejo brujo acompañado por un par de demonios. Todos van vestidos de negro. Finalmente, una cuarta carreta se acerca, pero en vez de sonidos de guerra, escuchamos «un son de una suave y concertada música». SP toma esto como un signo esperanzador: «donde hay música, no puede haber cosa mala». La Duquesa está de acuerdo, y añade que las luces traen claridad. Ante esto, y aludiendo a la tortura de la Inquisición, se muestra de nuevo dudoso: «bien podría ser que nos abrasasen».

«Aquí esperaré intrépido y fuerte, si me viniese a

embestir todo el infierno»

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E l capítulo treinta y cinco concluye el episodio de la caza con la llegada de Merlín y Dulcinea. Nótese que el Diablo había dicho que Dulcinea llegaría en compañía de Montesinos. ¿Es este otro de los supuestos errores de Cervantes? Como podremos ver, la respuesta es “en absoluto”. Al principio, el optimismo de SP parece confirmarse. A diferencia de las tres carretas premonitorias

del capítulo anterior, Merlín y Dulcinea llegan sobre una carreta triunfal tirada no por un buey, sino por seis «mulas pardas» cubiertas por una tela blanca y guiadas por penitentes. Los penitentes portan grandes antorchas de cera y también van vestidos de blanco. La descripción de Dulcinea es exótica: «una ninfa, vestida de mil velos de tela de plata, brillando por todos ellos infinitas hojas de argentería de oro». El narrador especifica que tiene entre dieciséis y veinte años. Esto ahora resulta también erótico. Sin embargo, ojo. Cervantes nos está tendiendo una trampa.

El pesimismo invade la escena cuando una figura vestida de negro y sentada junto a la muchacha se levanta y, quitándose la sotana y el velo, «descubrió patentemente ser la mesma figura de la muerte, descarnada y fea». Esta figura, «muerte viva», recita un largo poema compuesto en versos endecasílabos épicos con poca o ninguna rima. Proclama ser Merlín, del que se rumorea que es hijo del Diablo y «príncipe de la mágica y monarca / y archivo de la ciencia zoroástrica». Nótese ahora cómo regresa un aire de optimismo cuando Merlín dice que se preocupa ampliamente de los caballeros andantes. Cuenta cómo supo que Dulcinea sufrió una «transformación de gentil dama / en rústica aldeana» y dice que ha venido «a dar remedio que conviene / a tamaño dolor». Merlín alaba a DQ como un guerrero español, y ahora sabemos cómo va a ser desencantada Dulcinea: «para recobrar su estado primo / la sin par Dulcinea del Toboso / es menester que Sancho tu escudero / se dé tres mil azotes y trecientos / en ambas sus valientes posaderas / al aire descubiertas». Esperad, ¿significa esto que SP debe ser azotado 3,300 veces en cada nalga, y así en total recibir 6,600 azotes?

La reacción de SP resulta hilarante: «¡Válate el diablo por modo de desencantar! ¡Yo no sé qué tienen que ver mis posas con los encantos!». Dice que si Merlín no puede encontrar otro modo de salvar a Dulcinea, entonces «¡encantada se podrá ir a la sepultura!». Enfadado, DQ hace uso de un discurso formal. Nótese también que nuestro caballero se ha dado cuenta de que hay dos formas de

La llegada de Merlín y Dulcinea

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hojas de argentería de oro»

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contar los azotes de SP: «Tomaros he yo... don villano, harto de ajos, y amarraros he a un árbol, desnudo como vuestra madre os parió, y no digo yo tres mil y trecientos, sino seis mil y seiscientos azotes os daré». Recuérdese la suerte del zagal Andrés, atado a un árbol y azotado por su amo Juan Haldudo. La novela ha realizado un círculo completo desde DQ 1.4. Ahora Merlín intercede en favor de SP: «No ha de ser así, porque los azotes que ha de recebir el buen Sancho han de ser por su voluntad, y no por fuerza, y en el tiempo que él quisiere». Esto es crucial: Merlín insiste en una ley natural fundamental. SP no debe ser tratado como un esclavo; ¡debe aceptar libremente los azotes!

SP se niega mediante un término latino usado por los curas para renunciar a Satán durante los exorcismos: «¿azotarme yo...? ¡Abernuncio!». En este momento, el narrador hace que Dulcinea, «la argentada ninfa», se levante, se quite el velo y dirija un largo discurso en contra de SP. Lo reprende por su egoísmo y cobardía. Puede entender su reticencia si le hubieran pedido que matara a su familia, «con algún truculento y agudo alfanje». Pero no es el caso. Grita a SP, haciéndose eco del tema del escudero como análogo de su propio asno: «¡miserable y endurecido animal!». Es más, cuando Dulcinea le pide a SP que la mire a los ojos, revierte la frase del final de DQ 2.33 pronunciada por la Duquesa: «pon, digo, esos tus ojos de machuelo espantadizo en las niñas destos míos». Se lamenta de su estado alterado, así como de su juventud que «se consume y marchita debajo de la corteza de una rústica labradora», explicando que si ahora parece ser hermosa, se debe solo a que Merlín ha hecho una excepción, para que SP acepte. Su punto final es que si SP no la libera para ayudarle a ella, al menos lo haga por su amo: «hazlo por ese pobre caballero que a tu lado tienes». Volviéndose mundanamente divertido, afirma que DQ está tan ansioso que su alma está atrapada entre su estómago y su boca. Hilarantemente, DQ comprueba su garganta y está de acuerdo con esto: «aquí tengo el alma atravesada en la garganta, como una nuez de ballesta». SP también está atrapado, tanto entre su amo y Dulcinea como entre el Duque y la Duquesa. Al igual que Dulcinea, la Duquesa insiste en que SP responda, y al igual que DQ, el Duque corrige la mala pronunciación de “abrenuncio”.

«¡Válate el diablo por modo de desencantar! ¡Yo no sé

qué tienen que ver mis posas con los encantos!»

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Instrucciones:

A continuación se presenta una ilustración realizada por Christopher Roelofs, donde interpreta el capítulo 33 de la segunda parte del libro Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes.

Escribe tu análisis de la imagen y responde:

¿Qué personajes aparecen en la imagen?

¿Cuál es el significado simbólico de los elementos y acciones?

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ActividadParte IICápitulos 32 - 34

Ilustración por Christopher Roelofs

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Una producción de UFM New MediaUniversidad Francisco Marroquín

Dirección del proyecto Stephanie FallaGuión y profesor Eric Clifford GrafEdición de guión Ainara Herrán Andrea M. Castelluccio Coordinación pedagógica Lisa QuanIlustraciones Gabriella Noriega Sergio Miranda Christopher RoelofsDiseño y diagramación Dagoberto GrajedaSitio web del proyecto donquijote.ufm.eduDirección Calle Manuel F. Ayau (6ta Calle final), zona 10 Guatemala, Guatemala 01010Teléfono (+502) 2338-7849

Guatemala, enero 2017

Este proyecto ha sido posible gracias a una donación de John Templeton Foundation. Con el apoyo de Earhart Foundation.

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