curso de isonomía, introducción

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Cuesta trabajo pensar que, a estas alturas del siglo XXI, la violencia contra las mujeres, doméstica y de género, son algunos de los asuntos internacionales que afectan dramáticamente al 52% de la población mundial y que aún están pendientes de resolverse. Pero antes de continuar quizás es preciso señalar qué queremos decir cuando hablamos de estas manifestaciones de la violencia o de estos modos de ejercerla, así como de valorar, aunque muy someramente, sus impactos: - La violencia de género es “...la manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligadas a ellas por relaciones de afectividad, aun sin convivencia”, tal y como la define la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la violencia de género, y es una de las primeras causas de muerte a nivel mundial. En nuestro país, la cifra de mujeres muertas como consecuencia de este tipo de violencia alcanza una media anual cercana al centenar de víctimas, siendo su número sensiblemente superior por cuanto únicamente son contabilizadas aquellas muertes instantáneas que se producen en el momento de la agresión, quedando sin contabilizar las que se producen, a medio y largo plazo, como resultado de tales agresiones así como las lesiones irreversibles que producen discapacidad física o psíquica permanente, generando muchas más muertes y problemas derivados que, por ejemplo, el terrorismo pues debido al sistema de géneros1 cuando falta la madre el núcleo familiar es mucho más sensible a los procesos de desestructuración. A pesar de ello, la violencia de género sigue sin ocupar los primeros lugares de la agenda política como problema prioritario y urgente a resolver, aun cuando es de justicia reconocer que en los últimos dos años se ha advertido una clara disposición política que ha repercutido en la escucha de las reivindicaciones de los movimientos de mujeres y feministas y que han tenido como consecuencia la activación de medidas fundamentales para combatir el problema, como por ejemplo la mencionada ley orgánica que aunque está en proceso de implementación, siendo temprano para realizar una evaluación certera, hasta la fecha los medios aplicados no han sido ni suficientes ni eficaces no sólo para abordar este tipo de violencia sino para frenar a los agresores. - La violencia contra las mujeres no sólo hace referencia a aquella cuyo agresor es un varón la víctima una mujer y entre ellos ha mediado una relación afectiva, como es entendida la violencia de género en el marco de la ley, sino que hablamos de: “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción, o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada" y en la que incluye todos los tipos de violencia que puede recibir una mujer por el simple hecho de serlo, tal y como señala Naciones Unidas. - La violencia doméstica, como su nombre indica, son las agresiones que se producen en el espacio perteneciente o relativo a la casa u hogar y como consecuencia de las relaciones de poder, realizando las agresiones quien ejerce como cabeza de familia, generalmente el pater familiae, y recibiéndolas los sujetos dependientes, las mujeres y la infancia con mayor frecuencia, seguidas de personas dependientes mayores y enfermas. Por otra parte, la tipología de la violencia, definida en el contexto de los estudios para la Paz y los conflictos como:

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Page 1: Curso De IsonomíA, IntroduccióN

Cuesta trabajo pensar que, a estas alturas del siglo XXI, la violencia contra las mujeres,

doméstica y de género, son algunos de los asuntos internacionales que afectan

dramáticamente al 52% de la población mundial y que aún están pendientes de

resolverse. Pero antes de continuar quizás es preciso señalar qué queremos decir cuando

hablamos de estas manifestaciones de la violencia o de estos modos de ejercerla, así

como de valorar, aunque muy someramente, sus impactos:

- La violencia de género es “...la manifestación de la discriminación, la situación de

desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre

éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan

estado ligadas a ellas por relaciones de afectividad, aun sin convivencia”, tal y como la

define la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral

contra la violencia de género, y es una de las primeras causas de muerte a nivel mundial.

En nuestro país, la cifra de mujeres muertas como consecuencia de este tipo de

violencia alcanza una media anual cercana al centenar de víctimas, siendo su número

sensiblemente superior por cuanto únicamente son contabilizadas aquellas muertes

instantáneas que se producen en el momento de la agresión, quedando sin contabilizar

las que se producen, a medio y largo plazo, como resultado de tales agresiones así como

las lesiones irreversibles que producen discapacidad física o psíquica permanente,

generando muchas más muertes y problemas derivados que, por ejemplo, el terrorismo

pues debido al sistema de géneros1 cuando falta la madre el núcleo familiar es mucho

más sensible a los procesos de desestructuración. A pesar de ello, la violencia de género

sigue sin ocupar los primeros lugares de la agenda política como problema prioritario y

urgente a resolver, aun cuando es de justicia reconocer que en los últimos dos años se ha

advertido una clara disposición política que ha repercutido en la escucha de las

reivindicaciones de los movimientos de mujeres y feministas y que han tenido como

consecuencia la activación de medidas fundamentales para combatir el problema, como

por ejemplo la mencionada ley orgánica que aunque está en proceso de implementación,

siendo temprano para realizar una evaluación certera, hasta la fecha los medios

aplicados no han sido ni suficientes ni eficaces no sólo para abordar este tipo de

violencia sino para frenar a los agresores.

- La violencia contra las mujeres no sólo hace referencia a aquella cuyo agresor es un

varón la víctima una mujer y entre ellos ha mediado una relación afectiva, como es

entendida la violencia de género en el marco de la ley, sino que hablamos de: “todo acto

de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico,

sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción, o

la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la

privada" y en la que incluye todos los tipos de violencia que puede recibir una mujer

por el simple hecho de serlo, tal y como señala Naciones Unidas.

- La violencia doméstica, como su nombre indica, son las agresiones que se producen en

el espacio perteneciente o relativo a la casa u hogar y como consecuencia de las

relaciones de poder, realizando las agresiones quien ejerce como cabeza de familia,

generalmente el pater familiae, y recibiéndolas los sujetos dependientes, las mujeres y

la infancia con mayor frecuencia, seguidas de personas dependientes mayores y

enfermas.

Por otra parte, la tipología de la violencia, definida en el contexto de los estudios para la

Paz y los conflictos como:

Page 2: Curso De IsonomíA, IntroduccióN

1) violencia directa, aquella que causa daño o dolorfísico y/o psíquico y que, por tanto,

está comprometida la integridad física y psicológica;

2) violencia estructural: estructuras que generan ausencia de reciprocidad y que

legitiman la violencia directa (represión política, desigualdad, explotación económica);

3) violencia cultural: soporte ideológico que justifica y sostiene todo tipo de violencia;

responde a criterios complejos que se vertebran en torno a un precepto básico y sencillo

de comprender: que violenta quien puede no quien quiere. Es decir, que la violencia es

un ejercicio de poder ya que el agresor, para ejecutar el acto de agredir, se tiene que

sentir en condiciones de superioridad para asegurar que el objeto de la agresión (el

grupo o la persona agredida, etc.), no está en disposición de defenderse ni en

condiciones de igualdad con el sujeto agresor, siendo ello aplicable a cualquier

manifestación de violencia (guerras, violencia callejera, violencia escolar, etc.).

Así las cosas, las mujeres, si bien legalmente son sujetos emancipados y libres en los

regímenes democráticos, en la práctica aún están sometidas a las estructuras patriarcales

que obstaculizan, de forma directa (p.e. violencia de género) e indirecta (techo de

cristal2), que esta emancipación sea un hecho que les permita realizar un proyecto de

vida propio sin tener que responder a aquello que la sociedad espera y demanda de ellas

en función de la división sexual del trabajo3 y del sistema de géneros. En este sentido

las mujeres, además de aquellas que se refieren estrictamente a las que les amenazan por

el hecho de ser mujeres y madres de familia (violencia contra las mujeres, doméstica y

de género) siguen siendo las víctimas propiciatorias de todos los tipos de violencia:

1.- De la violencia directa, manifestada en violencia sexual (violaciones, acoso laboral,

abusos sexuales, etc.), en guerras (la violación como arma de guerra, las mujeres

víctimas de los conflictos bélicos en tanto que sujetos más numerosos de la sociedad

civil, etc.), en la esclavitud y el tráfico de personas (junto con la infancia), en las

agresiones a su salud a través de la medicalización de procesos naturales (menstruación

o la menopausia), control del cuerpo y de la sexualidad (ablación de clítoris, etc.) y en el

impacto que sobre la salud integral de las mujeres.

2.- De la violencia estructural, es decir de falta de reciprocidad y discriminación de las

estructuras sociales, económicas, científicas, etc. hacia las mujeres: la feminización de

la pobreza (segregación del mercado de trabajo cobrando salarios inferiores los sectores

feminizados, economía sumergida, trabajo doméstico y reproductivo no remunerado ni

con beneficios sociales que repercuten en la vejez –ausencia de pensiones dignas- y en

situaciones de enfermedad, etc.), discriminación salarial (menor salario que homólogos

varones por desarrollar el mismo trabajo en idénticas condiciones, etc.), organización

social desajustada en usos de tiempos y espacios entre vida profesional/laboral y

familiar/doméstica (horarios de colegios, servicios de salud, etc.), educación formal e

informal legitimadora de la carga sobre las mujeres de la responsabilidad absoluta, por

el hecho de ser mujeres, de todos aquellos temas relacionados con los cuidados, las

tareas domésticas, etc.

3) De la violencia cultural, ocultando las aportaciones de las mujeres a la Historia, la

Ciencia, las Artes, la Política, la Cultura en general;negando la genealogía femenina;

invisibilizando a las mujeres a través de un uso del lenguaje y un tratamiento de las

imágenes sexistas, legitimando la discriminación y la violencia a través de la exigencia

Page 3: Curso De IsonomíA, IntroduccióN

de sometimiento moral de las mujeres sobre los varones mediante la cosificación del

cuerpo y los valores de resignación y obediencia, que les son exigidos a las mujeres por

determinados ritos religiosos, etc.

Así las cosas, este curso supondrá un acercamiento al marco conceptual y legislativo en

relación con la violencia contra las mujeres, doméstica y de género, aportándonos claves

y elementos para discriminar algunos de los procesos, en especial aquellos que afectan a

la salud de las mujeres y aquellos que tienen que ver con los medios de comunicación y

con los usos sociales más comunes que, por habituales, facilitan que convivamos con la

violencia sin que siquiera nos sobresalten sus impactos, aportándonos también algunos

ejemplos de cómo se está abordando en determinados ámbitos, pues si reconocemos sus

formas y sus impactos y conocemos herramientas para hacerle frente el proceso de

erradicación se acelerará, al menos ese es nuestro objetivo.

1 El sistema de géneros es una construcción social y cultural que, en función de la

sexualidad biológica del sujeto, le atribuye determinadas características y/o cualidades

comportamentales, psíquicas, aptitudinales,actitudinales, culturales,

sociales...empujando a mujeres y hombres, a través de la educación formal (escuela) e

informal (familia, religión, mass-media, grupos de pares, etc.)hacia destinos diferentes

sobre los que ni unas ni otros pueden decidir.

2 Los usos de tiempos y espacios diferenciados entre hombres y mujeres supone que los

tiempos y espacios que las mujeres dedican a la reproducción de la familia (maternidad

y crianza por ejemplo) y a los cuidados y tareas domésticas, son los tiempos y espacios

que los varones, responsables del mismo núcleo familiar, utilizan en o parapromocionar

y desarrollar su actividad pública/profesional, estando naturalizadas (al decir

naturalizadas nos referimos a pensar que las cosas son como son porque no pueden ser

de otro modo) ambas tareas de modo que, aunque aparente y legalmente no exista

discriminación por razón de sexo, resultan obstáculos invisibles que dificultan en la

práctica que las mujeres tengan las mismas oportunidades de promoción y desarrollo en

el ámbito público/profesional que los varones, pues además lo que para unas es un

obstáculo a la hora de ser contratadas (por ejemplo ser madres) para otros es una ventaja

(por ejemplo ser padres). Éstos, junto con otro tipo de obstáculos “naturalizados”

(lenguaje sexista, uso de la imagen de las mujeres, etc.) son los fenómenos conocidos

como “techo de cristal”, ya que resultan ser límites no visibles ni evidentes que

obstaculizan el avance de las mujeres hacia el desarrollo de un proyecto de vida propio.

3 La división sexual del trabajo se refiere a aquellas tareas que la sociedad demanda de

las personas en función de su sexualidad biológica, de manera que a las mujeres se les

encomienda trabajos asociados a la maternidad y por tanto relacionados con la

reproducción, los cuidados y aquellas tareas vinculadas al ámbito doméstico, mientras

que a los hombres en función de su sexualidad se les encomiendan tareas de producción

y vinculadas al papel de proveedor de recursos y defensa, que se desarrollan en el

ámbito público.

Alicia Gil Gómez

Coordinadora General de la Fundación Isonom