curso de homeopatia

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Clase 1 EXPLICACIONES NECESARIAS La homeopatía cumplió ya más de 200 años, sin embargo, aun se sigue discutiendo respecto de su origen no científico. Lo cierto es que, desde mi vasta experiencia, casi todos los niños mejoran con homeopatía su calidad de vida; muchos se curan por completo; otros mejoran en parte y la minoría encuentra un equilibrio lábil debido al gran daño orgánico instalado en sus cuerpecitos, equilibrio que, sin embargo, les permite curar en gran medida su alma. Seguramente habrá entre mis lectores muchísimos padres que se ponen en contacto por primera vez con la homeopatía; a ellos, especialmente, quiero decirles que se trata de una especialidad médica considerada en todo el mundo -excepto en Argentina y Rumania- que cura por lo semejante. Este principio data de los tiempos de Hipócrates (padre de la medicina), pero solamente el Dr. Samuel Hahnemann supo canalizarlo con la homeopatía. Analicemos este básico concepto: una sustancia «X» provoca en un cuerpo sano determinada dolencia; si esa misma sustancia «X» es dinamizada y la preparamos con el método homeopático, curará aquella misma dolencia. Veamos un ejemplo típico: si ingerimos Belladona, estaremos mal, enrojecidos, con alucinaciones, dolor de cabeza y fiebre... Este cuadro nos hace recordar a un paciente insolado. Pues bien, ahora supongamos que estamos frente a un paciente insolado con todas esas características; entonces le prescribimos Belladona dinamizada a la 6ta. concentración hahnemanniana (6ª CH), en dosis de

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Page 1: Curso de homeopatia

Clase 1

EXPLICACIONES NECESARIAS

La homeopatía cumplió ya más de 200 años, sin embargo, aun se sigue discutiendo respecto de su origen no científico. Lo cierto es que, desde mi vasta experiencia, casi todos los niños mejoran con homeopatía su calidad de vida; muchos se curan por completo; otros mejoran en parte y la minoría encuentra un equilibrio lábil debido al gran daño orgánico instalado en sus cuerpecitos, equilibrio que, sin embargo, les permite curar en gran medida su alma.

Seguramente habrá entre mis lectores muchísimos padres que se ponen en contacto por primera vez con la homeopatía; a ellos, especialmente, quiero decirles que se trata de una especialidad médica considerada en todo el mundo -excepto en Argentina y Rumania- que cura por lo semejante.

Este principio data de los tiempos de Hipócrates (padre de la medicina), pero solamente el Dr. Samuel Hahnemann supo canalizarlo con la homeopatía.

Analicemos este básico concepto: una sustancia «X» provoca en un cuerpo sano determinada dolencia; si esa misma sustancia «X» es dinamizada y la preparamos con el método homeopático, curará aquella misma dolencia.

Veamos un ejemplo típico: si ingerimos Belladona, estaremos mal, enrojecidos, con alucinaciones, dolor de cabeza y fiebre... Este cuadro nos hace recordar a un paciente insolado.

Pues bien, ahora supongamos que estamos frente a un paciente insolado con todas esas características; entonces le prescribimos Belladona dinamizada a la 6ta. concentración hahnemanniana (6ª CH), en dosis de 5 gotitas cada 10 minutos durante un período de 3 a 4 horas y la insolación se curará por completo. Esta es, por supuesto, una forma sencilla de explicar al lector no experimentado cómo actúa, básicamente, la homeopatía.

En otras palabras, si damos Belladona a una persona sana, tendrá los mismos síntomas que el paciente insolado.

Los síntomas de los diferentes remedios homeopáticos se encuentran reunidos en un voluminoso tratado llamado «repertorio».

Además, el Médico-Homeópata cuenta en su apoyo con abundante bibliografía que contiene lo que se llama Materia Médica y detalla cada uno de los remedios, con los síntomas que provoca.

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La homeopatía, por lo tanto, únicamente puede ser bien ejercida por profesionales médicos, quienes deben, en un principio, llegar al diagnóstico de la enfermedad (siguiendo los cánones ortodoxos que se aprenden en cualquier facultad de medicina) y luego desentrañar el diagnóstico homeopático para encontrar un remedio que, por el simílimun, cure todos los síntomas del paciente.

También se puede hacer un diagnóstico de personalidad homeopática, el que involucra más de una consulta y generalmente provoca una muy buena relación médico-paciente, lo que permite un conocimiento mucho más amplio del enfermo y una confianza estrecha entre ambos.

El diagnóstico del miasma del paciente en cuestión, si bien se puede obtener por medio de la hoy tan popular PC (u ordenador), según mi experiencia implica también varias consultas, ya que el paciente, en la primera oportunidad no siempre se muestra exactamente como es íntimamente y como es el medio que lo rodea, entorno que encubre y que generalmente resulta ser el agresor constante y puede llegar a ser, en casos muy particulares, un verdadero obstáculo para la curación definitiva del enfermo.

Cabe aclarar que el miasma es el conjunto de síntomas que nos hace pensar a los homeópatas una característica de respuesta del organismo para diferentes noxas. O dicho simplemente, se trata de una tendencia del organismo para resolver los diferentes síntomas.

Y vayan unos simples ejemplos:

A) Un niño resuelve las discusiones constantes que sus padres mantienen frente a él, a través de los intensos eccemas (en este caso, tiene en su pequeño cuerpecito un miasma Psórico).

B) Otro niño, ante la misma agresión (llamada noxa psíquica), responde con tumores benignos o con verrugas (miasma Psicótico).

C) Otra probabilidad de respuesta es el sangrado intenso por cualquiera de los orificios del cuerpo del niño, del que mana sangre bastante oscura (aquí estamos frente a un miasma Sifilítico).

D) Y por último, tenemos el caso del pequeño que no puede «parar», al que siempre se lo ve en movimiento: de su propia casa a la casa de su amigo y luego a la casa de la abuela, de aquí para allá, de allá para aquí todo el tiempo; nada lo conforma, nada lo contenta, de todo se aburre muy rápidamente, pues si bien es cierto que, íntimamente, quiere estar en su casa, enseguida se cansa y quiere salir al exterior, donde el hermoso viento lo calma, pero sólo por un pequeño lapso (miasma tuberculínico).

Por situaciones diversas los seres humanos sufrimos enojos, depresiones, angustias, ansiedades; con el medicamento de fondo incorporado en nuestro cuerpo, es decir, pasada la llamada reagudización homeopática, entramos en un período de meseta en el cual nos sentimos en equilibrio y todas esas situaciones que generaban en nosotros choques, disgustos, impotencia, angustia, pasan por un costado de nuestra vida cotidiana.

Aprendemos a dejar de lado lo malo, no nos oponemos, con resistencia casi obstinada, al problema que se nos presenta, lo dejamos fluir y, con una rapidez increíble, encontramos la solución. A partir de ahí todo fluirá mucho más naturalmente.

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Esto trae aparejado una disminución muy importante en el nivel del estrés al que estamos sometidos y que antes recaía en nuestros órganos más débiles, apareciendo con mayor frecuencia y crudeza diferentes patologías; algunas sóricas (como, por ejemplo, eccemas en diferentes partes del cuerpo), otras destructivas (un claro ejemplo de estas son las úlceras sangrantes de los miembros inferiores), a veces sifilíticas y otras intermedias tuberculínicas (un asma que mejora con el viento, en la playa), como también las hay hiper reactivas psicóticas (como podría ser el crecimiento desmedido de una regular cantidad de verrugas en cualquier parte del cuerpo).

Con estos ejemplos claros, simples, cotidianos, en las siguientes páginas iremos recorriendo el mundo de la homeopatía, de la misma manera que mis pacientes me han escuchado decir muchas veces: lo más saludablemente posible, lo más naturalmente posible, lo más homeopáticamente posible...

Esto trajo a mi memoria un texto que el Dr. Jorge Carvajal incluye en su libro Un arte de curar, del que me permito transcribir algunos párrafos que considero extremadamente importantes respecto del destino:

«¿Qué es el destino?.. El destino parece ser el rumbo interior en el que muchos aparentes ‘sin sentidos’ adquieren su verdadero sentido. El azar es sólo otro nombre que le damos al destino... Perder el rumbo es, a veces, una estrategia de ese orden oculto e implícito para hacernos recuperar el sentido de vivir.

El destino, entonces, nos lleva a comprender que cada tiempo y lugar son, aunque nos sintamos perdidos, la mejor oportunidad para desarrollar nuestro verdadero potencial.

Es allí, en el espacio-tiempo interior del ahora y del aquí, donde aprendemos mejor las lecciones que la vida nos tiene asignadas.

Pretender estar donde no estamos, ser lo que no somos, vivir en el pasado o en el futuro, nos impide comprender que cuando el río va creciendo hay que esperar o tomar otro rumbo, pero ese rumbo exterior no es más que el camino interno que nos lleva a la oportunidad de dar de lo que somos y así encontrar nuestro potencial oculto.

El destino es esa meta invisible que da a la vida un propósito y sentido...»

Estas reflexiones de mi colega colombiano, me hicieron recordar como, por mero azar, me adentré en la ciencia de la homeopatía; fue un par de años después de recibirme y cuando ya estaba aburrida y decepcionada, pensando que la medicina que conocía (la alopática) sólo estaba preparada para «encubrir» o «tapar» ciertos síntomas y no para solucionarlos.

En la gran desesperanza y profundo desasosiego que me embargaba al tratar a muchos pequeños que, pese a su corta edad, ya estaban «pletóricos de antibióticos y corticoides», apareció en mi vida la homeopatía.

Aquel grave problema que afrontaban muchos niños internados, se transformó para mí en un obstáculo tan grande que me permitió crecer como médica intentando buscar nuevos caminos curativos.

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Precisamente de ese crecimiento profesional propio, que afortunadamente no ha concluido, surgen las experiencias personales que me atrevo a develar al lector en estas páginas... Espero que les sirva a todos.

Clase 2

¿Qué es la Homeopatía Unicista Hahnemanniana?

DefiniciónEs el método terapéutico, donde no se puede definir claramente si se trata de una ciencia o de un arte. Particularmente pienso que son las dos cosas a la vez

Nacida hace más de 200 años, gracias a las investigaciones de un médico alemán que creía que no podía curar a nadie con la medicina de la época. Me refiero al Dr. Christian Federico Samuel Hahnemann, quien supo y pudo extraer de la propia naturaleza (vegetal, animal, mineral) todo su poder curativo.

Se le llama Homeopatía Unicista, porque desde una visión holística, totalitaria o sistémica, es necesario usar "un solo medicamento por vez". Y Hahnemanniana, en honor a su creador.

La Homeopatía comprende al ser humano en una forma integradora. Como es, como siente, en que ecosistema vive, con el estrés que lo afecta, con sus virtudes y sus defectos: es decir, inseparable en sus componentes.

El ser humano es uno solo en cuerpo, en mente y en alma. Es uno solo en materia y en la energía que anima a la materia y según la visión de Hahnemann, con un Dios que nos da el soplo de vida.La Homeopatía es una disciplina terapéutica útil en un amplio rango de circunstancias clínicas, en atención primaria y en la práctica hospitalaria general y especializada. Puede ser utilizada como la principal intervención terapéutica o como una terapia adjunta; el lapso necesario para el entrenamiento para los diferentes niveles de uso, variará.

Dr. Hahnemann – Su Vida y su Obra Fue el Dr. Richard Haehl de Stuttgard el autor del notable trabajo "Samuel Hahnemann, su vida y su obra", la más completa documentación publicada sobre el creador de la Homeopatía. Al Dr. Haehl debemos los importantes datos biográficos del gran sabio y aclaraciones de pasajes confusos de la existencia del fundador de la MEDICINA HOMEOPATICA, el mayor reformador del ARTE DE CURAR.

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De ese trabajo, surge que a mediados del siglo XVIII (un 10 de abril de 1755) nace en Meissen, hoy ciudad alemana, el niño Cristian Federico Samuel Hahnemann. Cristian por Cristo, Federico por el Rey y Samuel ("Dios me ha oído") en señal de reconocimiento a Dios. Sus padres fueron Juana Spiess y Cristian Godofredo Hahnemann.

Hahnemann padre era pintor de porcelana (la por entonces famosa porcelana de Meissen) y según cuenta la historia, su hijo Cristian, viéndolo elaborar los distintos esmaltes, conoció las preparaciones químicas y se volvió muy hábil en ese terreno.

Arruinada la industria de la porcelana, como resultado de la Guerra de los Siete Años, Samuel fue retirado de la escuela y empleado en una tienda.

Por ser un niño enfermizo, desde siempre jugaba muy poco y dedicaba sus horas al estudio.A pesar de la pobreza reinante en el hogar de los Hahnemann, fruto de la guerra, su madre y su maestro, el Sr. Müller, peticionan y consiguen del rey una beca para que se continuara instruyendo en la Escuela de Saint Afra, reservada a los hijos de la nobleza, donde su origen plebeyo pronto lo someterá a humillaciones por parte de sus propios compañeros. Müller fue nombrado profesor en Saint Afra y tomó contacto personal con el sufrimiento de su ex-alumno, por lo que, al ser un hombre sensato de nuestra historia, un día determinado comenzó su clase con una cita del libro de Samuel del Antiguo Testamento: "Acabad con vuestros gestos arrogantes, que las palabras insolentes no broten más de los labios, pues el Eterno es un Dios que todo lo sabe y no deja los crímenes impunes" y terminó su discurso con un llamado a la caridad cristiana y al amor al prójimo. En ningún momento mencionó a Hahnemann pero la cita era por sí misma elocuente.

Hahnemann continuó sus estudios en Leipzig, en cuya Universidad inició (en 1777) la carrera de Medicina. Y decía: "Leeré todos los autores, desde Hipócrates hasta los más recientes, y el diablo sea conmigo si no reúno en mi pensamiento la síntesis del saber y soy un gran médico que triunfa sobre la muerte".

Mientras tanto, ganaba su sustento trabajando como traductor para distintas editoriales de Leipzig. Al terminar sus estudios en la Universidad pasó a Viena e ingresó en el Hospital de los Hermanos de la Merced, bajo la tutela del Dr. Quarin, el médico de la emperatriz María Teresa y rector de la Universidad de Viena. "Me eligió como si yo fuese su primer alumno –diría Hahnemann- y me enseñó su arte con gran bondad".El 10 de agosto de 1779 se graduó de médico en Erlangen siendo propuesto por el Dr. Quarin, para ser el médico personal del Barón de Bruckenthal. Como médico del Barón trabajó dos años. Fueron los primeros años de su vida transcurridos sin apremios económicos. En 1780 fue a ejercer a Hettstedt (aldea de Sajonia). Es allí donde estudió metalurgia y escribió sus primeros ensayos.Antes de un año se trasladó a Dessau, para vivir en la "Farmacia del Moro", propiedad de Herr Häsler, con cuya hijastra Enriqueta Leopoldina Hasseler-Küchler se casó dos años después. Tenía ya 26 años y Enriqueta apenas 17, aceptando el matrimonio para convertirse en una gran dama de la sociedad, ya que había sido criada con esa ambición. Claro que nada de esto pasaba por la mente y los proyectos de Hahnemann, que se casó de buena fue con intenciones de formar una familia y cumplir así con su religión cristiana. Luego de algunos años como Oficial Médico publicó en cuatro volúmenes el "Lexicon del Farmacéutico". Y continuó con la práctica de la medicina de su época, que cada vez lo decepcionaba

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más. Luego, en Stötteritz, se fue apartando cada vez más de una medicina que, decididamente, según su óptica perjudicaba al paciente en lugar de curarlo. Esta actitud, poco a poco, fue sumergiendo a su familia en la pobreza:

"Un gran número de causas, después de siglos, han arrebatado a la medicina toda su dignidad. Ellas la han convertido en un miserable negocio, un degradante comercio de prescripciones, un vil oficio donde los charlatanes desplazan a los verdaderos discípulos de Hipócrates", diría Roger Larnaudie poco después. "Carece de recursos, viste como un mendigo y su familia está famélica. Le hubiera bastado una sola palabra para que la riqueza y la abundancia entraran en su hogar. Pero esta palabra no la dirá nunca".

Y llegamos a 1790, año en que Hahnemann traduce el libro "Clases sobre Materia Médica" de William Cullen y como lo propone Häehl, el más importante historiador Hahnemanniano, ese año debe considerarse como el año del nacimiento de la Homeopatía. Traduciendo dicha Materia Médica el Dr. Hahnemann se asombra de cómo el autor describe la sintomatología característica de la intoxicación por Quina, sea por ingestiones accidentales o voluntarias. La define como Quina del Perú o Cinchona, por haber con ella curado a la Condesa de Chinchón, esposa del virrey del Perú.Y aquí se produce el chispazo que provoca la iluminación genial en la mente de Cristian Federico Samuel Hahnemann, quien recordando el aforismo hipocrático "Similia Similibus Curantur" deja constancia poco después: "Tomé durante varios días cuatro dracmas de buena Cinchona dos veces por día". Luego relata sobre los síntomas y dice: "Eran típicos de las fiebres intermitentes. Suspendía la medicina y me sentía otra vez en buena salud". Prosigue entonces la experiencia con su familia y amigos y comprueba la repetición del mismo fenómeno. Entonces ensaya otras drogas como Belladona, Digital, Mercurio, Azufre, etc, vislumbrando estar frente a un nuevo principio.Así se convirtió en el creador del "método experimental en terapéutica", más de cincuenta años antes que los trabajos de Claudio Bernard, considerado el padre de la fisiología experimental. Seis años después, en 1796, publicó sus trabajos de experimentación en un trabajo titulado "Ensayo sobre un nuevo principio para descubrir el poder curativo de las drogas".De ahí en más, fueron 20 años de trabajo, de experimentación, de dedicación concienzuda a su tarea de demostrar que había descubierto el secreto de una nueva herramienta curativa. Mientras tanto, sustentaba a la familia con su antiguo trabajo de traductor. Lo nuevo siempre trae conmoción y Hahnemann la sufrió con persecución, lo que lo obligó a trasladarse de ciudad en ciudad. Así pasó por Hamburgo, Wolfënbuttel, Kiënigslutter, Erlemburg, Wittemberg, Dessau, etc.

Clase 3

Salud y enfermedad

La salud es un bienestar físico, psíquico, social y económico. Todo ello se logra cuando una persona se encuentra euténica, pues puede resolver todos sus problemas ya que tiene su creatividad al máximo de

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su poder. Por lo tanto, se encuentra en un estado de plena armonía en el universo que le rodea.

La enfermedad, en sentido opuesto, se concibe como la presencia de un disturbio que altera dicha armonía. Altera la estructura (en el sentido de cuerpo físico) y el buen funcionamiento (en el sentido de funciones y fisiología del cuerpo) y se manifiesta de infinitas formas sobre el soma (el cuerpo o la mente). Por lo tanto, la enfermedad del individuo o lo que es lo mismo, el enfermo, es un individuo que perdió la armonía de la fuerza vital de su cuerpo, mente y espíritu.

¿Qué hace la homeopatía, qué es lo que puede curar y cuáles son sus límites?

Acción terapéuticaEl tratamiento homeopático utiliza para curar cuatro principios fundamentales, dentro de los cuales destacamos la Ley de la Similitud o la Semejanza, que significa curar con la administración de medicamentos que han podido producir los mismos síntomas en una persona sana. Todos los medicamentos, desde hace más de 200 años, están libres de toxicidad y han sido por largas épocas probados en seres humanos sanos voluntarios. Ante su administración, el individuo sufre una desarmonía que expresa por síntomas (dolor, miedo, insomnio, ardor, etc.). Luego, al suspender la toma del medicamento, el experimentador retorna hacia la salud, hecho verificado en el 100% de los casos. Hecho destacable: los medicamentos enferman al experimentador en forma reversible, es decir, saben como enfermar, pero el disturbio producido sabe como volver a su punto de inicio. Generan un camino de ida y vuelta: de la salud a la enfermedad y de la enfermedad hacia la salud.La enfermedad adquirida en forma natural (por una intoxicación, por exposición al frío, por un gran susto o una gran tristeza), conoce el camino que lleva a la aparición de los síntomas patológicos que con el tiempo se exacerbarán o cambiarán pero que siempre persistirán, sostenidos por el disturbio inicial que no ha sido resuelto. El individuo así afectado "no sabe como volver hacia la salud" (salvo contadas excepciones como es el caso de la gripe, la varicela, el sarampión, un traumatismo menor o una indigestión leve); en estos casos, sólo debemos esperar y el tiempo nos demostrará la capacidad de recuperación de nuestro organismo “ad integrum”. Los disturbios que las originan, conocen el camino de vuelta hacia la salud como los medicamentos homeopáticos.

La administración del medicamento homeopático que haya sabido producir una modificación similar (transformación que llevó a la aparición de los mismos síntomas en el hombre sano) metafóricamente destrabará este bloqueo y llevará al paciente al camino de retorno hacia la salud (proceso que llamamos curación). El medicamento puede realizar este trabajo, porque así se lo ha demostrado durante la larga experimentación: todos los voluntarios han retornado hacia la salud, luego de haber presentado los mismos síntomas que nuestro paciente.La curación no sucede en un instante. Es un proceso, un camino que el paciente debe recorrer y que puede oscilar su duración desde minutos (en casos hiper agudos) a varios meses (en casos crónicos, o crónicos lesionales). La mejoría del estado general a la que se suma una movilización de los síntomas que el paciente traía al momento de la consulta y la aparición de nuevos, indican al médico homeópata el cumplimiento de las leyes de curación, que son aquellas que confirman o no confirman que el paciente ha entrado en el camino de retorno. Guiado por estas leyes, el médico homeópata sabrá con certeza si el camino transitado por su paciente es el correcto o no.

Clase 4

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¡Cuándo la homeopatía se encuentra limitada!

En los casos de lesiones, donde hay una destrucción o una operación de amputación o casos funcionales que llevan al órgano a lesiones irreversibles (por ejemplo cirrosis hepática, artritis destructiva, artrosis deformante, DBT insulina dependientes etc.) la homeopatía produce únicamente una mejoría en la calidad de vida. Ahí es donde se utilizará con limitaciones, ya que, al igual que la medicina ortodoxa, la Homeopatía no puede restituir lo que la naturaleza ha quitado. La mejoría de la calidad de vida del enfermo, se reflejará en la recuperación del ritmo del sueño, disminución de dolores, aumento de la motricidad y disminución general de aquellas limitaciones que le impedían realizar sus tareas habituales, amen de la disminución en la cantidad de drogas paliativas de ingestión diaria. De esta forma el individuo, amplía su horizonte, limitado por su sufrir y ya no sobrevive como una carga para sí mismo ni para sus familiares. Calidad de vida, es lo que en resumen podríamos decir que otorga el tratamiento en estos pacientes.

No se automedique

La consulta médica es, tal como ocurre con la medicina alopática tradicional, absolutamente imprescindible e insoslayable. Únicamente el profesional médico tiene la capacidad de resolución de cada paciente en particular.

Muchos pacientes se pueden curar con homeopatía que es, repito, una especialidad médica más; con sus dificultades y sus limitaciones, como cualquier otra, como por ejemplo, la gastroenterología, la cardiología, la psiquiatría, etc.Otros pacientes necesitarán otra u otras terapéuticas para resolver sus problemas de salud, como por ejemplo, en el caso de una fractura ósea, nunca podrá solucionarla sólo con homeopatía, pues requerirá de las consabidas placas radiográficas, un yeso adecuado o, llegado el caso, un acto quirúrgico, hasta solidificar por completo el hueso fracturado.

Lo mismo ocurre si se trata de una apendicitis, cuya solución es eminentemente quirúrgica.

La homeopatía, en ambos casos, ayudará seguramente a la más rápida recuperación del paciente, pero de una cosa no hay duda... es necesario operar.

Aun a riego de ser reiterativa, debo insistir en lo ya dicho: este curso pretende ser una guía meramente instructiva e ilustrativa, por lo tanto,

USTED NUNCA OPTE POR AUTOMEDICARSE...

En todos los casos,

DEBERÁ CONSULTAR A SU MÉDICO HOMEÓPATA DE CONFIANZA.

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Pacientes terminales .

En pacientes desahuciados, la Homeopatía se comporta como la forma de tratamiento más suave y eficaz que intenta permitir al enfermo llegar a la muerte en paz, sin sufrimientos corporales y/o mentales. Es ahí, donde la homeopatía anima al paciente a perdonar hechos pasados, ha reiniciar el diálogo con aquellos de los que estaba alejado y a preparar su despedida.

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Homeopatía y medicina tradicional.

¿En que se diferencian?

La medicina ortodoxa utiliza principalmente el principio del "anti". Sus medicamentos producen y provocan la reacción contraria a la que está presente en el enfermo. Si hay inflamación se prescriben anti inflamatorios. Si hay dolor: se prescriben anti dolores (analgésicos, ejemplo, aspirina). De esta manera la medicina tradicional consigue suprimir síntomas y, en ocasiones, hasta enmudecerlos por completo, dando bienestar al ser humano.

Pero este cambio es momentáneo y solo perdurará mientras la dosis del medicamento perdure en el organismo enfermo. Pero el disturbio que ha dado origen a los síntomas no ha sido resuelto y esa es la clave a resolver. Lo que la homeopatía consigue.

Visita médica Homeopática.

El médico homeópata trabaja igual que cualquier otro profesional de la salud, realizando una historia clínica exhaustiva, revisando al paciente, pidiendo estudios complementarios y, si es necesario, derivándolo al especialista. El médico homeópata analizará hasta los más pequeños síntomas o antecedentes, los valorará y luego prescribirá, por la Ley de la similitud, medicamentos extraídos de la naturaleza, totalmente libres de toxicidad y dirigidos al ser humano de una manera holística. Es en este punto donde mostrará la diferencia con la medicina tradicional.

Diferencias entre la homeopatía y la homotoxicología.

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La homotoxicología interpreta la enfermedad como la lucha de defensa del organismo contra las toxinas (homotoxinas). Según el autor de este sistema terapéutico, el médico y homeópata Dr. Hans Heinrich Reckeweg (1905-1985), numerosas enfermedades se originan cuando tiene lugar un aumento de la sobrecarga homotóxica en el entramado del tejido conjuntivo (matriz extracelular).

La matriz extracelular “obstruida” obstaculiza primero el transporte de nutrientes desde los capilares sanguíneos hasta las células, que necesitan ser nutridas. Se produce entonces un trastorno del equilibrio dinámico del organismo y se dificultan los procesos biológicos más importantes. Los trastornos se traducen finalmente como enfermedad.

Son el intento de restablecer el equilibrio biológico del organismo.

La homotoxicología, para Reckeweg, es el “camino regio” terapéutico para el restablecimiento del equilibrio. Para ello, desarrolló medicamentos homeopáticos compuestos (medicamentos Heel), a los que dio el nombre de medicamentos homeopáticos "antihomotóxicos".

Estos fármacos eliminan las homotoxinas y, de esa manera, favorecen la curación. Actualmente, la moderna investigación de la matriz extracelular ha ratificado en los puntos más importantes la tesis de Reckeweg. Estudios realizados con medicamentos antihomotóxicos confirman, con resultados casi revolucionarios, la veracidad de este principio terapéutico en su conjunto.

Homeopatía de 2ª generación.

Se trata de la utilización de medicamentos homeopáticos compuestos, que en principio no siguen una orientación naturista de la medicina. Se pueden utilizar los medicamentos homeopáticos antihomotóxicos conforme a sus indicaciones (lo mismo que en la medicina clásica) y evitar de este modo la vía de la repertorización.

La buena tolerabilidad de los medicamentos homeopáticos permanece inalterable. Ambos aspectos contribuyeron a situar la homotoxicología entre la medicina clásica y la homeopatía. Los resultados de los más recientes estudios científicos llevados a cabo con estos fármacos permiten acuñar el sinónimo de “homeopatía de 2ª generación” para la homotoxicología.

Clase 6

Atención. Charlatanes andas sueltos

Existen algunos médicos (y otros que ni siquiera lo son) que se auto titulan homeópatas sin serlo, pues tdrabajan en patologías específicas (especialmente para reducir la obesidad) y prescriben medicamentos alopáticos (diazepán, diuréticos, anfetaminas, precursores de anfetaminas, hormonas tiróideas, etc.) con

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denominaciones encubiertas, parecidos o diferentes (sinonimia) en comprimidos, con los que realizan un tratamiento convencional de medicina ortodoxa “disfrazada”.

Es realidad, estos profesionales son meros “magistralistas”, es decir, confeccionan recetas magistrales (remedios compuestos, al estilo del Siglo IXX) y, en muchos casos, producen alteraciones serias en sus pacientes, como por ejemplo, las “típicas pastillas para bajar de peso” que provocan lesiones en las glándulas tiróideas, en el sistema de conducción cardíaco y en la ideación del sistema límbico, con lo cual la persona quedará hipertiróidea, con arritmia cardiaca y, probablemente, neurótica o psicótica.

Estos resultados se producen por haberse alterado el orden natural del organismo.

Este accionar provoca -además de un inmerecido desprestigio de la especialidad- que ciertas farmacias poco responsables y poco o nada especializadas, soslayen los recaudos mínimos necesarios a la hora de preparar las recetas y, además, que ciertos pacientes la descrean o, lo que es peor, se auto mediquen.