cultura organizacional
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Cultura organizacional
Cultura Organizacional, o Cultura Corporativa, comprende las
experiencias, creencias y valores, tanto personales como culturales de
una organización.
El concepto genérico de cultura es clave en las ciencias sociales que
evoca la existencia de un conjunto de valores, hábitos y costumbres que
caracterizan a un grupo social vinculado a un determinado territorio, una
nación, un Estado, etc. (Bretones y Mañas, 2009).
Según esta definición podemos encontrar referencias culturales en toda
una diversidad de manifestaciones tales como el folklore, el idioma o la
comida. Así desde esta perspectiva, la cultura ha sido normalmente
abordada desde campos como la antropología o la sociología. Sin
embargo, más recientemente, a partir de la década de los 70, otras
disciplinas y áreas del conocimiento empezaron a interesarse por esta
ampliando su campo de aplicación a otros aspectos sociales y
económicos asociados a valores y creencias específicas que influirían en
nuestro comportamiento y nos diferencia a personas de distintas
procedencias y territorios, especialmente en el campo de las
organizaciones.
La cultura organizacional se ha definido como "una suma determinada de
valores y normas que son compartidos por personas y grupos de una
organización y que controlan la manera que interaccionan unos con otros
y ellos con el entorno de la organización. Los valores organizacionales
son creencias e ideas sobre el tipo de objetivos y el modo apropiado en
que se deberían conseguir. Los valores de la organización desarrollan
normas, guías y expectativas que determinan los comportamientos
apropiados de los trabajadores en situaciones particulares y el control del
comportamiento de los miembros de la organización de unos con otros"
(Hill y Jones, 2001).
Los altos ejecutivos pueden intentar determinar la cultura corporativa.
Pueden incluso desear imponer unos valores y estándares de
comportamiento que reflejen los objetivos de la organización, sin
embargo no es una tarea que se considere sencilla y mucho menos
estándar, pues trae consigo el peso de la historia de la organización y las
decisiones que se hubiesen tomado en el pasado.
Una de las características de la cultura organizacional es su carácter
simbólico. La cultura es algo intangible, aunque sus manifestaciones sí
son observables. En este sentido, la cultura de una organización está
constituida por una red de símbolos o costumbres que guían y modulan,
en distinto grado, los comportamientos de quienes trabajan en ella y,
sobre todo, de las personas que se van incorporando. Estos elementos
simbólicos se manifiestan en todos los niveles y departamentos de la
organización, desde las relaciones personales y sociales hasta las
normas de contabilización (Harzing y Sorge, 2003; Gambling, 1977).
Mediante los elementos simbólicos de la cultura, la organización y sus
miembros establecen procesos de identidad y exclusión.
En este sentido, si retenemos la imagen de que estos "supuestos
implícitos y explícitos que los miembros tienen respecto de cuál es el
comportamiento legitimo dentro de la organización" (Jay, W. Lorsch,
1975), es comprensible y esperado hallar diversos grupos de trabajo
dentro de la organización que manifiestan su propia cultura (subcultura)
que traduce en uso de jergas, maneras de interactuar, tipo de
procedimientos que se pueden omitir o hacer vista gorda, etc. Dichas
subculturas afectan, hasta cierto punto, a todo el sistema y pueden
competir por imponerse a otras como parte de los juegos de poder
tradicionales que se manifiestan al interior de las organizaciones.
La cultura organizacional tiene varios efectos sobre el comportamiento de
sus miembros. En primer lugar, en los procesos de atracción y selección,
lo que perpetua aun más la cultura existente (Díaz y Rodríguez, 2003).
También tendrá efectos sobre los procesos de retención y rotación
voluntaria (Sheridan, 1992), de manera que en la medida que haya una
mayor correspondencia entre los valores de los trabajadores y la cultura
organizacional, mayor será el compromiso del trabajador hacia la
organización, y menor la tasa de rotación o abandono voluntario
(Bretones y González, 2009). Los estilos de liderazgo y toma de
decisiones se verán también afectados por contingencias culturales
(Schramm-Nielsen, 2001) así como las conductas emprendedoras
(Bretones y Silva, 2009).
Debemos recordar asimismo, que la Cultura de una Empresa no es
permanente, ni rígida, sino que va cambiando constantemente. Si no hay
cambios y es rígida, le costará adaptarse al medio externo (Mercado).
Modelos teóricos
De las distintas aproximaciones al estudio de las diferencias culturales y
repercusiones en el comportamiento organizacional, quizá sean los
trabajos de Hofstede (1980), uno de los que mayor repercusión han
tenido, incluso en la actualidad. Este autor construyo su modelo a partir
de una macro-encuesta realizada a 116.000 trabajadores en
delegaciones de 64 países distintos de la empresa multinacional IBM.
Tras el análisis de los datos, el autor propuso que existían valores
compartidos en todos ellos aunque con diferencias en los rangos de cada
uno de ellos según países.
Estos valores fueron agrupados inicialmente por el autor en cuatro
grandes dimensiones:
a) Individualismo-colectivismo es el grado en que la cultura enfatiza la
independencia y necesidades individuales frente al colectivismo que
enfatiza la satisfacción de necesidades grupales.
b) Distancia de poder, es el grado en que la cultura y sus integrantes
aceptan una mayor o menor distancia y diferenciación entre las personas
que tienen el poder y el resto.
c) Masculinidad-feminidad, es el grado en que una cultura enfatiza la
asertividad, la independencia y la dominación (masculinidad) o el cuidado
y el apoyo a otros (feminidad).
d) Evitación de la incertidumbre es el grado en el que la cultura
nacional tolera la desviación de normas y valores establecidos.
Sin embargo, el modelo de Hofstede ha sido criticado por su parcialidad
al utilizar para la construcción del modelo los datos recogidos entre
trabajadores de IBM, lo cual no puede ser tomado como una
representación de la totalidad de las muestras nacionales. Además, la
agrupación hecha por algunos autores en grandes categorías enmascara
las diferencias que existen entre países.
Tipos
▪ Cultura fuerte Es todo el personal de la Empresa se encuentra
convencido de los valores y creencias de la Organización; es
compartida por todos sus miembros.
▪ actual hay poco convencimiento con los valores organizacionales
y el control se ha de ejercer a través de exhaustivos
procedimientos y consiguiente burocracia, es decir, los
valores son impuestos.
Cuando la cultura existente se basa en el pensamiento grupal. El
"Pensamiento grupal" ha sido descrito fuertemente por Irving L. Janis
como "... la manera de pensar fácil y rápida en un grupo muy
cohesionado dónde las personas están profundamente envueltas y se
esfuerzan para que la unanimidad anule su motivación para informarse
sobre alternativas reales de acción." Éste es un estado en el cual la
gente, incluso si tiene opiniones distintas, no desafía al pensamiento
organizacional, como consecuencia da pocas oportunidades al
pensamiento innovador. Puede pasar por ejemplo cuando hay una fuerte
confianza en una figura central y carismática, o cuando hay en la base de
la identidad del grupo un clima de relaciones amistosas (evitando
conflictos). De hecho el pensamiento grupal es de los grupos. Los
miembros desafiantes son rechazados o vistos como una influencia
negativa para el resto del grupo porqué sus ideas entran en conflicto y
alteran la cultura central. En estudios sobre cultura, ésta es vista como
etnocéntrica (Barone, Switzer, J.Y.) o culturocéntrica, significando que
tendemos a pensar que nuestra cultura/subcultura es la mejor. La cultura
fuerte
Funciones de la cultura organizacional
Función de la cultura Organizacional (Chica, 2008):
• Motiva o limita las prácticas de la gerencia interna sobre el desarrollo de
las políticas de una organización pública. Guy Peters (1999) – Cultura
Administrativa -
• Para competir en el mercado y para actuar consecuentemente. Toca
(2005) – Cultura Corporativa –
• Ofrecer a los clientes productos y servicios con valor agregado y de
garantizar utilidades para la empresa. Toca (2005) – Cultura Corporativa
–
• Tiene cómo propósito el controlar y modelar a los empleados de una
empresa. (Urrea: 2000). – Cultura Empresarial –
• Estructura la descripción mental, tanto en los ciudadanos cómo en los
funcionarios públicos, de lo que es y ha de ser el “buen gobierno” y la
“administración apropiada” (Peters 1999). – Cultura Política –
• Los valores políticos de una sociedad contribuyen en el moldeamiento
de sus organizaciones públicas. (Peters 1999). – Cultura Política –
• Los valores políticos de una sociedad contribuyen en la definición de los
limites de la acción administrativa de las organizaciones públicas. (Peters
1999). – Cultura Política –
• permite establecer criterios y reglas de acción para un mejor
desempeño – de las organizaciones – en lo social (Peters) – Cultura
Social –
• Enfrentar problemas de adaptación externa e integración interna en las
organizaciones. (Schein 1988).
• Enseñar a los nuevos miembros – de la organización- el modo(s)
correcto (s) de percibir, pensar y sentir… problemas relevantes a la
organización. (Schein 1988).
• Moldear a sus miembros y establecer los parámetros de conducta en la
organización o al entrar en relación con esta.
• Definir límites, estableciendo distinciones entre una organización y otra.
(Etkin y Schvarstein 1992)
• Transmitir un sentido de identidad a los miembros de la organización.
(Etkin y Schvarstein 1992)
• Facilitar la traducción, articulación, identificación e interiorización de los
objetivos generales, respecto a los objetivos compartiméntales e
individuales en la organización. (Etkin y Schvarstein 1992)
• Tender a ser un silencioso sistema de control comportamental. (Etkin y
Schvarstein 1992)
Un caso relacionado: Cultura Ciudadana y Administrativa pública en Colombia
Chica, Sergio. Cultura Organizacional. Colombia. 2008
El profesor Paul Brombert , quien se desempeñó como alcalde de la
ciudad de Bogotá, en el periodo comprendido de 1995 a 1997 y quien fue
un actor determinante en la política pública de cultura ciudadana y
administrativa de la administración del alcalde Antanas Mockus (1995 –
1997 y 2000 – 2004), plantea como la cultura es todo aquello que se
transmite de una generación a otra por medios no genéticos. Desde este
concepto podemos inferir que la reproducción cultural es un problema
educacional en el que se proyectan principalmente los valores, las
creencias, los sentimientos, las costumbres, las tradiciones, los Mitos, los
rituales, los artefactos culturales de una sociedad (lenguaje, Jergas,
dichos, historias, rituales, símbolos, etc.), sus representaciones
simbólicas (Materiales e inmateriales), sus modos de vida, los
pensamientos comunes, las experiencias compartidas, el aprendizaje
común y las expectativas del individuo frente a la sociedad y viceversa.
La cultura entendida como una relación ínter subjetiva sociedad –
individuo, se plantea como una representación que configura, por un lado
el deseo de reconocimiento o visibilidad social positiva, el prestigio, y por
otro, el temor a la sanción social o a la visibilidad negativa, la vergüenza.
La cultura se define desde una construcción social de sentido que
fundamenta la acción situacional de los actores sociales. La cultura
ciudadana como producto social, se relaciona con los supuestos y
creencias que tienen en común los actores sociales y que, son útiles para
aprender a dar respuesta a situaciones problema (como lo fue la crisis
del agua de Bogotá en la administración de Antanas Mockus). La cultura
ciudadana se evidencia en la acción situacional, entendiendo por esta,
los comportamientos observables en la relación entre los actores en un
determinado contexto social.
Para el profesor Brombert la cultura administrativa, es propia de los
actores organizacionales del aparato de Estado, quienes también se
juegan como ciudadanos. En este sentido cultura ciudadana y cultura
administrativa van de la mano, siendo la primera contenedora de la
segunda.
Brombert parte de un discurso de modernidad, expuesto por Mockus, que
delimita las relaciones de cultura, moral y ley desde la pregunta por el
individuo. Tanto la ley, la moral y la cultura castigan y premian. La
primera, la ley, castiga con la sanción explícita como cárcel, detención o
multas y premia con derechos desprendidos de su cumplimiento. La
segunda, la moral, castiga con el remordimiento, con el malestar o con la
culpa individual y premia con la auto satisfacción. Y por ultimo, la cultura,
premia con el reconocimiento, con el prestigio y castiga y sanciona con la
exclusión, la sanción social, la censura, el rechazo y la vergüenza.
La ley, la moral y la cultura, son tres sistemas regulatorios que funcionan
con relativa independencia. Encontrando que el más exigente de todos
es la moral, seguido por la cultura y finalmente la ley. En este sentido,
conforme a los planteamientos de Mockus, solo se debe aplicar la ley
cuando fallan las barreras de la moral o de la cultura. Las personas
tienden a ser limitadas, reguladas y disuadidas más por su propia moral y
por las reglas culturales de su comunidad referencial que por el temor a
las sanciones legales. Lo cual aplica en el Estado para el funcionario –
ciudadano, según Brombert y Mockus.
Retornando el asunto de la cultura ciudadana - administrativa, Brombert
plantea que la cultura ciudadana y la administrativa son cambios de
rutinas, un proceso de ingeniería. El plantea que su visión de cultura
ciudadana se diferencia de la de Mockus en que él ve la ciudad y la
administración como un laboratorio, por ser Físico de formación y que
Mockus las ve como un aula por ser matemático. Para él los elementos
de la cultura se construyen, se miden, se evalúan, se intervienen y se
regulan.
Si la cultura ciudadana y la administrativa son un cambio de rutinas en la
vida cotidiana de la ciudad y la organización estatal, entonces la acción
de gobierno, según Brombert, será romper con la rutina que sea contraria
a los objetivos de la ciudad y la organización estatal, como lo fue el
ahorro de agua en la primera administración Mockus, que tenia como fin
evitar el racionamiento de agua producto del derrumbe de uno de los
túneles principales que irriga del preciado liquido a Bogotá.
El cambio de rutinas ante una crisis y la creación de nuevas rutinas que
persisten superada la crisis, son el valor real que construye la cultura
ciudadana y administrativa. Brombert atribuye que fue gracias a esta
crisis que se evidencio el cambio cultural y administrativo de la ciudad y
sus utilidades prácticas.
El programa de Cultura Ciudadana y administrativa, entendido por
Brombert como un sub conjunto de la primera, liderado por el alcalde
Mockus y el profesor Brombert desde el Instituto de Cultura y turismo, es
un caso exitoso de gestión en la medida que incidió en la construcción de
un imaginario compartido de ciudad y de administración, planteo
supuestos y convenciones sociales también compartidas que han hecho
de Bogotá una ciudad mucho más fértil en todas sus dimensiones
(Campos, 1998).
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