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El CLUB de la COMETA 2016 1… 30/12/15 17:50 P�gina 1
Cultura
Centro Cultural Las Claras
29 de enero, 6, 12, 19 y 26 de febrero,4, 11 y 18 de marzo de 2016Horario: de 18:30 a 20:30 h.
Centro Cultural Las ClarasSanta Clara, 1. Murcia
El Club de la CometaTaller de Lectura y Escritura para niños y jóvenes
El CLUB de la COMETA 2016 1… 30/12/15 17:50 P�gina 2
Cultura
El CLUB DE LA COMETA es
un espacio que la Fundación
Cajamurcia reserva a chicos
y chicas de edades compren-
didas entre los 8 y los 13
años.
Tanto si te gusta leer y escri-
bir como si hasta la fecha no
has descubierto ese placer,
El CLUB DE LA CMT te invi-
ta a la palabra compartida y
a volar la cometa de la ima-
ginación.
De la mano de la escritora
de Literatura Infantil y Juvenil
Marisa López Soria descu-
brirás los intríngulis de la
lectura y los libros, las edito-
riales, los autores, los géne-
ros, los ilustradores, la escri-
tura, y cuanto de atractivo,
lúdico y artístico rodea ese
mundo.
EN EL CLUB, además, dos
secciones con invitados sin-
gulares:
• Jóvenes creadores.
• Los mayores cuentan.
En el CLUB DE LA COMETA
disfrutarás del arte en general
–no todo es lectura y escritu-
ra– y de otra forma de apren-
der y hacer amistades.
Club selecto y lugar de en-
cuentro en un espacio his-
tórico de Murcia –Centro
Cultural Las Claras– donde
participar y expresar las emo-
ciones que no solo los libros
provocan.
Una fiesta que no debes per-
derte.
Nuestro regalo son libros,
SIN LÍMITE NI FRANJAS DE
EDAD.
Máximo 50 inscripciones.
Para niños y jóvenes de 8 a 13 años
Taller de Lectura y Escritura
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Selección de textos realizados porlos participantes en el III TallerLectura y Escritura de laFundación Cajamurcia
El Clubde la Cometa
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El Clubde la Cometa
III Taller de Lectura y Escritura de la Fundación Cajamurcia
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Échale hilo
El Club de la Cometa cumple tres años de compro-miso con libros, niños y jóvenes, echando hilo a laimaginación, o lo que es igual, proyectando sueñosy fantasía.
Este curso del 2009 hemos superado los cincuentaalumnos, y con lista de espera; porque el añopasado daba pena tener treinta inscripiones cuan-do todavía se atisbaba algún hueco, así que enesta ocasión decidimos abrir la mano (que a vecesfalta alguien, algún cumpleaños, un viaje, ya sesabe); tanto que había días que estábamos prie-tos, como gustosas sardinillas en lata lee que telee, charla que te charla, o juega que te juega. ¡Nodábamos abasto!
¿Qué les das -preguntan a menudo padres y madres- para tenerlos entusiasmados un viernes hasta tantarde? Y yo les respondo que qué me dan ellos amí, porque es que hay que ver todo lo que sabenestos chavales cuando están en su salsa y entrelibros. Verlos para creerlo. Para que luego diganque los jóvenes no leen…
Un arrebato.
Este año hemos incorporado teatro, danza y músicaa los libros (una preciosa y movida experiencia), yKafka, Poe y los poetas del 27, entre otras propues-tas que se colaban, nos han acompañado las tardesde los viernes. “¿Es que nos vamos ya, maestra?”,como ellos me llaman, aunque alguno conoce milabor de escritora. Libros, libros, libros, hemosmanejado, leído y jugado con los buenos libros.Infantiles, juveniles y ¡de adultos! Os seguro quecon un poco de ayuda ellos pueden con todo. ¡Sonmás listos!
A los que vienen al taller, la Fundación Cajamurciales regala los libros para llevárselos, para siemprejamás, para su biblioteca personal (¿no es fantásticoy lo más efectivo para animar a la lectura?).
En fin, cuando una habla de lo suyo nunca es obje-tiva, por lo que me limito a invitarles a leer algunosde los textos de los escritores de EL CLUB DE LACOMETA. Son lo que veis, y mucho más que no seve y está por escribir.
A ellos, gracias y mi cálida enhorabuena.
Marisa López Soria
Coordinadora del taller
www.marisalopezsoria.com
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Poemas
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Poemas
6
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Mi gata acaba de parir.
Los gatitos tienen las uñascomo pétalos de flores.
¡No me lo puedo creer!
Son tan bonitos que quieroque alguien me despierte.
Miguel Vera Serrano7 años
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Había una vez un dragón
que echaba fuego por la
nariz, porque no
sabía qué decir.
Y el pobre dragón
era el reír de la
gente. Un día fue su
madre y le dijo:
- No te preocupes
porque te enseñaré
a hablar. El dragón
casi mata a su madre.
Porque al decir vale
echó un humo por la
boca tremendo.
Luego fue a un tren
chú chú, le dijeron
achú o mejor chupachú.
Irene Carrión López8 años
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Sol inmenso hoy es tu fiesta.
Sol inmenso por qué no bailas aquí.
Sol inmenso por qué no te quedas.
Sol inmenso deja de darme el sol.
Sé que lo haces tú con tus rayos.
Claudia Llanes Sánchez7 años
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Un gigante lloraba y lloraba,
porque su mamá se había ido.
(El gigante no quería estar solo).
Yin es el nombre del gigante.
Yin decía: quiero que venga yami mamá.
Después de un buen rato,
su madre vino del viaje.
Los dos se abrazaron y los dos
hicieron una fiesta ¡qué guay!
Vino muchísima gente.
¡Se lo pasaron fenomenal!
Ángela Marco Riquelme7 años
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7
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Marisa es una escritora
ahora o lleva siendo
escritora años. No sé si es
nerviosa, pero dicen que es una rosa.
La escritora vino a la
clase y ya la conocemos,
como queremos.
Carmen va a su clase
Es muy buena estudiante.
Ya conoce a toda su clase,
que aquí somos muy parlantes.
¡Qué expresión, un libro con sus
palabras! Sus palabras son
bonitas y exquisitas.
Claudia Bernanéu Díaz7 años
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poemas
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Tengo 100 amigasContigo 101Y sin ti ninguna.
Úrsula Licari7 años
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Camino por el senderoDe la paz y soledad¡Ay que bonita esla paz y soledad del camino.
Úrsula Licari7 años
Celia López Moreno8 años
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Al chocolate,nadie se resiste.
El chocolate,¡es como un chiste!
Todo el mundo sonríecuando lo prueba.
¡El chocolate es unadelicia nueva!
A todos los niñosles gusta el chocolate.
Sin el chocolateel mundo sería un desastre.
Alejandro Espinosa Meroño8 años
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Oh, flor doradaQue nace a la luz del sol¡Qué bonita eres! a la luz del solCon esos pétalos tan dorados¡Eres más bonita...!
Úrsula Licari7 años
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Tin, ton giroel timón.
Tan, tin girael tallarín.
Tun, ton voya Plutón.
Ten, tan losmonos se van.
Tan, ten, tinque llega elfin.
Alba Tesón Hernández7 años
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El fantasma Faustino,tiene un juguete como yo.
El fantasma Faustino,tiene cara de camaleón.
El fantasma Faustino,es un chico muy caprichón.
Cuando fue mayor,se encontró un botón.¡Qué pena, se le perdió!¡Qué lástima, se le perdió!
Es fantasma Faustinoya para siempre estaráen su habitación.
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¿Dónde están los besos queme llenan de alegría?
¡No lo sé!
¿Dónde está el cariño quetienes por mí?
¡No lo sé!
Pero sí puedes llevarmea un lugar maravillosodonde siempre es primavera.
José AntonioHernández Rosagro
7 años
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Rin, rin, rin,suena la bicicleta.
Rum, rum, rum,suena el coche.
Bee, bee, bee,suena la oveja.
Crua, cura, crua,suena la rana.
Guau, guau, guau,suena el perro.
Miau, miau, miau,suena el gato.
Muu, muu, muu,suena la vaca.
Bss, bss, bss,suena la avispa.
Sss, sss, sss,suena la serpiente.
Pío, pío, pío,suena el pollito.
José Manuel Prado Martínez7 años
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El día ya llegó,Pues la Luna se marchó,Y el Sol, tan radiante,Me da luz a mí, el comerciante.
Vendo huevos recién cogidos,Que estupendos salen cocidos,Y unas manzanas, muy maduras,Que han vivido pocas aventuras.Viene un señor con maleta,Y un hombre con una raqueta,Uno, es deportista,El otro, ¿será artista?
Llega el atardecer,La noche está al caer,Recojo mi puesto rápidamente,Con solo mi casa en mente.
Valentín Miralles Guardiola12 años
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La mariposa felizera una mariposa famosa.
La mariposa felizcantaba en el cielopara las mariposas.
La mariposatenía muchas amigasy canta y canta.
María Avilés López7 años
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poemas
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Una poesía es algoque se suele catalogar de bonitopuede ser con rimao sin rima.
Es muy popularpues le gusta a mucha genteaunque algunospiensan que es de niñas.
Una poesía en resumenes una cosa bonitauna poesía en resumen es algocomo lo que has leído tú.
Leandro Lamas11 años
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El mar, olas que vienen,la mar, olas que van.
El mar paisaje univeral,de amores, de gustos, incluso de temores.
Pero es preciosa, preciosa es la mar,qué pena que muy contaminada está.
El mar, olas que vienen,la mar, olas que van. Mª José Franco Oñate
11 años
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Sé que no sé nada,y sé lo que nadie sabe.Sé saber que no sé lo que sé.Quiero saber lo que sé,porque no lo sé.
Sofía Franco Oñate9 años
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Relatos
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Yo he inventado un transportador en mi casa. Hayque seguir las instrucciones.
1: Coges un hilo y lo atas a un cubo no muy profundoy rectangular.
2: El hilo que está atado al cubo lo atas a la barandilladel piso de arriba.
En conclusión, todo el trasporte resulta más cómododel piso de arriba al piso de abajo.
Me gusta inventar.
Alicia Frutos Rogowicz7 años
���������!� La gran casa está muy ajetreada. ¿Cómo, no sabes cuáles esa casa? ¡Es el mar!
- Hoy es el día del mar!, dice la medusa.- Hay que celebrar una fiesta, dice el calamar.- ¡Y con pinchitos y todo!, dice el pez globo.
Todo el mar está ¡muy bonito! La medusa decora, elcalamar hace magia, el pez globo cocina...
Anda, hay alguien que no se ha enterado.Pues la fiesta para otro día.
Claudia Serrera Madrona7 años
Relatos
12
9 años
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Claudia Serrera Madrona7 años
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Relatos
14
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Hace mucho tiempo, en un pobre pueblo, vivían unamadre y su hija. Un día la niña se fue de paseo albosque, y se encontró un árbol de oro. La niña sepreguntó ¿qué será?, ¿será un manzano? De prontoapareció un viejecito y le preguntó a la niña cómo sellamaba. La niña le contestó: Sara, y el viejecito des-apareció de repente.
Y colorían colorado este cuento se ha acabado.
Claudia Llanes Sánchez7 años
��� ����$�� ���!�La liebre era la más presumida del bosque. Todos losdías la liebre dejaba tirado en el camino al erizo. Undía, el erizo se hartó y le propuso una carrera, queconsistía en subir y bajar una gran montaña.
La liebre se echó a reír y después salió embalada.Cuando llegó a la cima, se tumbó. El erizo iba despaciopero sin descansar. Y como la liebre se confió, el erizoganó la carrera.
David Romero Crespo8 años
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����%������������������������En estas vacaciones he hecho un montón de cosas.
He ido a las barracas con mi familia y he jugado conmis primos. También he ido al Bando de la Huerta,me lo pasé muy bien. También vi el Entierro de laSardina y cogí un montón de cosas.
Hice deberes, jugué y leí.
En el Bando de la Huerta vi un búfalo domesticado,caballos, burros, un perro y un cochino. También vila cabalgata.
Me lo he pasado muy bien.
Juan Miguel7 años
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� �����%���!� Érase una vez, un cuervo de color azul.Todos se reían de él sólo porque era azul.Él era muy bueno pero por bueno que fuera se burla-ban de él.
Un día sus padres le preguntaron: ¿Quieres ver unhada?El cuervo dijo que sí y partió hacia las montañas.Una vez en las montañas, encontró el hada y le dijo:
Tres deseos te concederé, pero escógelos bien, si losescoges mal, no te servirán. El primer deseo fue quecambiara de color: de azul a negro. El segundo queno se burlasen de él. Y el tercero se lo reservó.
Alejandro Espinosa Meroño7 años
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Todos estos días me gusta trabajar y alojarme enhoteles para estudiar.
Todos estos días me lo he pasado muy bien por podercantar, cantar y saltar, jugar y estar con mis amigos.
Todos estos días he podido hacer todo. Un día mepidieron que contara algo, y yo acepté encantado.
Todos estos días me han gustado.
Gabriel García Sánchez8 años
Relatos
�������� ��Elisa es mi amiga y es guapa y buena, se vistemuy bien. Es cariñosa y simpática, le gustamucho High School Musical. Es compartidoray le gusta bailar. Tiene el pelo muy bonito.Va conmigo a los ordenadores de inglés. Megustan sus pecas.
Juana Costa Jiménez7 años
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������������ ��������El lunes al colegio, el martes otra vez, el miércoles nite imaginas y el jueves también. Pero el viernes se estámuy bien. El sábado a los karting y el domingo al club.
Lunes a trabajar, me gustan las matemáticas, y elconocimiento del medio también. En el recreo lepregunto a Joaquín:
- ¿Quieres jugar conmigo...? Claro que sí. Luego llegael sábado y me meto en la buhardilla de La Alberca.
Nacho Herrero Egea8 años
&�%�David es mi mejor amigo, me gusta jugar con él. Esbueno, a veces se viene a mi casa, aunque, algunasveces nos peleamos, pero me lo paso muy bien. Él mequiere mucho, es moreno, también es alto y tieneocho años.
Me gustaría que fuera mi hermano porque jugamosa la play y a otras cosas. Tiene gafas y le gusta elbaloncesto, y a mi el fútbol. En el ordenador, es muybueno.
Jorge García Navarro7 años
���!�����$� ����'�(�
Érase una vez una zorra que era amiga de una cigüeña.Un día la cigüeña recibió una carta de su amiga la zorrapara que fuera a comer a su casa. Entonces la cigüeñafue encantada a casa de su amiga, pero la zorra le habíapuesto un plato hondo.
La zorra repitió el plato pero la cigüeña no pudo nitragar. Al día siguiente la zorra también recibió unacarta de su amiga la cigüeña, fue, pero ahora era ella laque no podía tragar. Entonces la zorra se fue sin comer.
Ángela Díaz Fuentes8 años
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Relatos
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��� �$����������$��)������� ������(�Una vez en un templo de losdragones, Ignitus se dio cuentade que el Maestro Oscurohabía aplastado todos loshuevos, excepto dos: Cinder ySpyro.
Cynder era una dragona negra ymonstruosa que siembra el mal,en cambio Spyro era un dragón quetenía que encontrar su destino. Ig-nitus llevó el huevo de Spyro al río de plata,donde lo encontró una familia de libélulas.
Sparx era el hermano de Spyro. Sparx y Spyroemprendieron el viaje. Una hierbirrana se comióa Sparx, pero Spyro lo sacó y dijo Sparx: “¡¡¡A versi me coges, cabeza de chorlito!!!” y dijo Spyro:“¡Ya verás cuando te coja!”.
Juntos atravesaron una cueva y encontraron dosmonstruos, uno blanco y otro azul, pero Spyro
los derrotó con una llamarada y los monstruostenían sangre. Sparx dijo: “¡¡¡Este sitio es una lo-cura!!! ¡¡¡Voy a echar un vistazo!!!”
Spyro al encontrar a Sparx no solo lo vio a él,también vió a Ignitus. Los tres fueron al Templodonde Ignitus le contó que tenía que rescatar tresdragones. El primero Calambres, el segundo Cirily el tercero Terrador. Fue a la isla del hielo, donde
se enfrentó al Rey del hielo y li-beró a Calambres.
Después fue a altas llanuras,donde se enfrentó a la Rocacentinela y liberó a Ciril. Des-pués fue al Volcán Tumboroso,donde Spyro se enfrentó aVaporoso, lo mató y liberó alos tres dragones.
Álex Gregor Vidal7 años
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En mi clase nos enseñan muchísimas cosas nuevas,por ejemplo: sumar, restar, multiplicar, contar hastanovecientos noventa y nueve, hacer cuentos, poesías...
Tengo muchos amigos como: Pedro, Antonio, Sergio,Celia, Germán, J. Manuel, Nacho, J. Antonio, Javiery Joaquín. Tengo un profesor muy, muy bueno, muygracioso, divertido. Un poco despistado, no es jugue-tón, es muy listo...
La clase es grande, bonita, con dos pizarras. Hay 27mesas (incluida la del profe). Tenemos un reloj, doscalendarios, un trabajo mío y otro de Paula (aquítenemos muchas cosas). ¡Qué bonita es esta clase!
Daniel Sánchez Riquelme
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Había una vez una casa completamente blanca. Su dueñase llamaba Diana.
Diana estaba avergonzada de que su casa no tuvieracolor. Un día, cuando Diana volvió del colegio, se extrañómucho. ¡Su casa era azul! Diana se preguntaba qué habíapasado. Le preguntó a su madre y no lo sabía, le preguntóa su padre y tampoco lo sabía.
Salió al jardín a jugar con su hermana Noelia y su perroYuca. También le preguntó a Noelia si sabía quién habíapintado la casa, pero tampoco lo sabía.
Fue a jugar a la pelota y se le coló en un agujero, yencontró la brocha de su padre manchada de pin-tura azul. Se encontró unas hormigas y descubrióque las hormigas habían sido quienes habían pin-tado la casa de azul. Y desde ese momento la casase llama 'La casa azul'.
Ana Alfaro Martínez7 años
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Relatos
20
únicamente porque se había levantado antes que él.Desde hacía un tiempo vivían solos por razones queella desconocía. Preparó el desayuno para su padre,pues era su cumpleaños. Llegó a su habitación y ledejó la bandeja en la mesilla. Salió con cuidado alporche y se sentó. A Elire siempre le habría gustadovolar pero no ser la gobernanta de Celix. Mientrassoñaba cómo llegaría a todas partes oyó la puerta dela habitación de Gos y la saludó:
-Buenas días, muchas gracias.
-De nada -respondió-. Felicidades.
Se sentaron a desayunar juntos. Gos se había traídola bandeja, así que no había ningún problema.
Luego se vistieron y salieron al porche.
Elire se levantó con brusquedad y dirigiéndose a supadre dijo:
-¡Se me olvidaba! Y entró corriendo a la casa y sacóuna carretilla tapada con una manta con tono grisáceoy sucio.
-Ábrela, venga.
-De acuerdo -dijo levantándose de la entrada delporche- y con un suave deslizamiento levantó la mantay se sorprendió al ver lo que había debajo de ésta.Había un montón de tablones formando un pico.
-Ah… muchas gracias -dijo un poco decepcionado, sindejar de sujetar la manta.
-Ése no es el regalo, tonto -respondió la muchachasonriendo, mientras le daba una suave y cariñosapalmadita en la espalda.
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Cuenta la antigua leyenda que si alguna personatenía algún don que ninguna más tuviese podíagobernar el planeta de Celix. Por entonces, nadiehabía sido el gobernador de Celix. Aquella mañanaElire se había despertado con sobresalto. Elire erauna niña de once años, morena, con el pelo largo yondulado. No era muy alta pero tampoco era baja yera delgada. Cuidaba de la casa cuando su padre Gosno estaba. En ese momento estaba cuidando de ella
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21
-Uff -suspiró el padre- ¿Y cuál es?
-Impaciente, el regalo que tú elijas es el que tendrás.
-Pero, es que yo no tengo nada en especial que pedir.
-Pues si tú no lo tienes claro, imagínate yo.
-Mira, el día es largo, ya tendré tiempo de pensármelo.
-Ok, pero no tardes.
El padre recogió la bandeja y se dirigió a la cocina.
Elire era una chica muy especial, puesto que legustaba todo, si era deporte como si no. En esemomento se fue a la habitación a pintar óleo, des-pués iba a leer un poco y luego saldría con Brus ajugar al tenis…
En fin, era una chica muy organizada.
“Tengo una idea”, se dijo, “voy a hacerle un cuadro apapá”.
Y se puso manos a la obra.
Dibujó un cuarenta y tres bien grande y un felicidadesbien pequeño.
Repasó el contorno con dorado, y puso el atril con elcuadro encima, en la ventana, para que se secara.
Cogió el libro que en ese momento estaba leyendo,se tumbó en la cama y se puso a leer. Ya casi se loestaba “terminando”, pues sólo le faltaban 37 páginas.
Cuando ya se hubo leído vente páginas exactas, llamóBrus.
-Diga -cogió el teléfono Gos: sí, sí que está. Elire, espara ti.
Elire dejó el marca-páginas por donde se había que-dado y fue al comedor.
-Hola Brus…
La conversación duró muy poco.
Elire se fue un poco defraudada a su habitación, puesBrus no podía ir a jugar al tenis con ella como habíanacordado.
“Y ahora qué iba a hacer en la hora de deporte”.
Tuvo una idea.
-Papá, ¿quieres ir a jugar conmigo a las pistas? No sé,al béisbol o al tenis, o yo qué sé.
-Vale, por qué no. Es buena idea. Me viene bien algode ejercicio, si no pareceré un viejo podrido.
-Te podrías haber ahorrado ese comentario.
La mañana se presentó con buen tiempo y buenatemperatura.
Cuando acabaron estaban rendidos.
Salieron de las pistas y, cuando iban de caminohacia su casa, vieron venir a unos señores disfraza-dos de mosqueteros que andaban a grandes zanca-das, abriéndose paso entre la gente. Elire y su padreno fueron otro caso, se pegaron a la pared dejandopasar. Por el camino, al más cercano a ellos se lecayó un papel hecho con papiro muy fino. Elire selo iba a devolver pero Gos le dijo que no, que esos
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Relatos
22
hombres no habían venido a una fiesta de disfracessino a por algo importante. Cuando llegaron el padrelo sacó y se puso a leer:
“Queridísimos, cuando lleguéis, id directamente a miguarida. Allí comentaremos lo del libro y las perlas quehay que buscar para gobernar todo Celix. Ya sabéis queel viaje será duro, pero merecerá la pena. Bueno, yahablaremos”.
Atentamente:Bruce Macguairi
-¡Ése es el padre de Brus! -dijo alertada Elire. Apuestoa que por eso no hemos podido ir a las pistas. ¿Y qué eseso del libro y las cinco perlas?
-El libro y las cinco perlas están escondidos por todo elplaneta. Quien los encuentre y los junte podrá gobernarsobre todo y todos.
-Qué trágico. Y no podemos hacer nada.-Sí, sí que podemos. Hay dos opciones: una, buscamos todaslas perlas y el libro antes que ellos; o podemos luchar contraellos, pero seguramente no son los únicos y vendrán más.
-Yo voto por la primera opción.
-Habrá que salir mañana por la mañana.
Prepararon todas sus cosas y se acostaron temprano.
En realidad, no llevaban muchas cosas, sino una bolsita detela con un par de camisetas para cada uno, comida a rebosary dinero por si había que comprar algo durante el viaje.
Comienza la aventuraAquella mañana de domingo todavía estaba oscuro,pero se podía ir por la calle y no había ni un alma,
excepto al llegar a la casa de Brus. Estaban los tresmosqueteros y el padre con su hijo saludándose.
Gos les saludó para disimular que iban en su contra.Sin embargo, Bruce, el padre, le respondió con unamirada feroz. Elire saludó a su amigo con la mismarazón que su padre y Brus le regaló una sonrisa. Cuan-do estuvieron ya lejos, Gos le dijo a Elire:
-No sé por dónde hay que empezar a buscar, así quevisitaremos un cartógrafo.
Y así fue, subieron unas escaleras hasta el décimo pisoy llamaron a la puerta.
-Señor Tomsoms, ya sé que es muy temprano, perole necesitamos.
Al cabo de un rato, les abrió la puerta una muchacha jovende unos 20 años más o menos. Se notaba que estaba reciénlevantada y que se había vestido rápidamente:
-Mi padre salió ayer a hacer un recado al otro lado delpaís, ¿Qué puedo hacer por usted?
-Necesito un mapa de las perlas y el libro.
-Pues mire, la joyería mas cercana está a dos manzanasde aquí y hay una librería aquí abajo.
-No, no me refiero a ese tipo de cosas.
Entonces se inclinó para decirle algo al oído y, cuandoterminó, la muchacha estaba tiesa y pálida y, por fin, dijo:
-Pasad, este asunto es grave, ¿lo hablamos delante dela niña?
Elire puso cara de refunfuño.
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Su padre rebatió:
-Yo no veo ningún inconveniente.
A continuación, entraron y la chica se puso a buscarpor toda la casa, pues no sabía dónde guardaba supadre los mapas.
-A propósito -dijo Elire- ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Rickie -Respondió sin dejar su trabajo.
Mientras. Gos observaba y registraba la casa con laexcusa de que estaba buscando el mapa.
-Aquí está -Rickie cogió el mapa con alegría y satisfacción.
Era el mapa Celix. Eso quiere decir que estaban repar-tidos por todo Celix.
El libro estaba marcado por un azul intenso, despuéslas perlas eran de color rojo, morado, verde, amarilloy naranja.
-¿Cuánto quieres por él?
-Quiero unirme al viaje.
-¿Estas segura?
-Por supuesto, es más, voy a coger mis cosas y dejaruna nota a mi padre, y nos vamos.
No tardó ni medio minuto en hacer todo esto y partir.
CONTINUARÁ…
Lucía Courgeon García11 años
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Para cada persona, el dolor se manifiesta de una formadistinta. A unos les cambia la vida, a otros los dejacomo estaban. Es una cosa indescriptible y, hasta queno te sucede, no se puede comprender. El dolor puedeser la muerte, una amistad perdida, una enfermedady muchas cosas más. Puede afectarte más o menos,el caso es que llega silencioso y cuando menos te loesperas, como un ladrón en la noche. Hay gente quedice que no le teme a nada, pero en realidad sí que leteme a algo: al dolor. Porque, por muy valiente queseas, el dolor te carcome por dentro. En este mundono hay nadie tan cruel como para no derramar unalágrima cuando se le muere un ser querido o pierdeun gran amigo, porque, aunque no llore por fuera, sualma sí que llora por dentro. El dolor es el mayor yúnico mal del mundo, porque ¿acaso una guerra noesta fundada en el dolor? Y los que pasan hambre deverdad, ¿creéis, queridos lectores, que no sientendolor? Verdaderamente es una cosa tristísima.
Micaela Llamas12 años
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Relatos
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Volar significa: volar en el cielo, la imaginación o volarentre las palabras. Yo solía volar con las palabras.Volaba y pensaba en las frases de grandes escritorescomo Shakespeare. Me había encantado ser escritoracomo ellos desde que aprendí a leer. Pero qué voy asaber yo del mundo de la escritura, solo soy una niña.También vuelo en la imaginación y deseo con todasmis fuerzas ser la mejor escritora del mundo, tanfamosa como Shakespeare. He escrito un cuento perono tan bueno, aunque me lo hayan publicado. Un díame di cuenta de que lo que más me gustaba no eraescribir, eran las palabras. Las palabras sirven paratodo, para decir: sí, no, te quiero, para dar órdenes ypara muchas otras cosas. Decidí que de mayor mededicaría a vender palabras adecuadas para cada per-sona. Si una persona estaba triste, le vendería unapalabra alegre. Ése era el oficio más bonito que hayaexistido jamás. Así es como me convertí en la mejorvendedora de palabras del mundo.
Micaela Llamas12 años
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Al final del camino hay una luz que me ilumina, queme hace sentir, que me hace reflexionar sobre todolo que he escrito. Es una luz azul brillante como lasestrellas más calientes. Me hace pensar en todo lo queme he perdido en esta vida. Es como si me enseñaralo que he hecho con mi vida, por eso es diferente paracada persona. A mí ese día me enseñaba que si hubiesesido más valiente podría haber llegado muy lejos.Aquel día pasó algo increíble, pero que también memostró el miedo que tenía a ser diferente de los demás.Cuando llegué me mostró unas imágenes de las que nisiquiera yo me había percatado. Desde que era pequeña,había sido diferente a los demás. También, que teníauna hermana, pero cómo era posible, si ni siquiera laconocía. Entonces, la luz se hizo más potente y me enseñócómo desde pequeñas habíamos sido totalmente distin-tas. Entre nosotras y por supuesto de los demás, pero lamayor diferencia era que ella no había tenido miedo amostrarse como era y yo sí. Aquel día demostraría almundo de lo que era capaz, igual que mi hermana lohabía hecho unos años antes, dando la cara por mí.Ella había sufrido por mi culpa y la habían encerradocreyendo que estaba loca. Cuando logré rescatarla medi cuenta de que sí la conocía, lo que pasaba es queno me acordaba de ella.
Aprendí de esta corta historia que cada uno tiene quetener su propia personalidad y no dejarse llevar porlo que digan los demás.
Micaela Llamas12 años
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Hola, te estoy hablando a ti, sí, a ti al lector de este libro.
Te voy a contar como es el Club de la Cometa relatandosus defectos y, sobre todo, sus ventajas.
Al principio, me pareció que iba a ser un rollo (esperoque Marisa me perdone por este pensamiento). Penséeso porque creí que sólo hablarían de escritores,tendríamos que escribir mucho y también por las doshoras que duraba.
Al final, hablaron de todo, no teníamos que escribirtanto y las dos horas eran muy interesantes y sepasaban volando. Ya te he contado mi experiencia,ahora te diré las ventajas y defectos.
Empezamos por sus ventajas. Si te gusta la lectura,puedes compartir experiencias con los libros que tehas leído, puedes presentar tus libros, te enseñancosas sobre los escritores y van invitados muy intere-santes que hacen actividades muy animadas. Y tengoque añadir que te regalan un libro. Y se me olvida lamayor ventaja, que es que “la profesora” es una escri-tora de primera… ¡Marisa López Soria!
Ahora toca la parte mala, los horribles defectos. ¡¡Ah!!¡No puede ser! ¿Será posible?
Querido lector, se me han olvidado los defectos.Bueno…, por último me tengo que despedir, sé quees triste, pero te recomiendo que vayas al Club de laCometa si no has ido, pero si ya has ido, ¡repite!
Gracias por leerme y ¡adiós!
Javier Abajo Alberca11 años
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Había una vez, un niño llamado Tomás que no leía nada,aun teniendo en su casa una biblioteca entera, con másde 500 libros. En el mundo de los cuentos, todos estabanpreocupados, así que el rey Arturo organizó una asambleacon el pueblo.
- ¿Por qué estáis preocupados? -dijo el rey Arturo.
- Porque un niño no nos lee, porque no le gusta, respondióel representante del pueblo.
- ¿Cómo se llama?
- Tomás.
- Creo que sé la solución -dijo Merlín.
- Habla -respondió Arturo.
- Si lo traemos aquí, podrá ver que somos buenos y nosleerá.
- ¡Buena idea! -dijeron todos.
- La llevaremos a cabo a medianoche -decidió el reyArturo.
Tomás se acostó a las 10, a las 10:30 estaba dormido ya las 12 su cortina se abrió de repente. Se despertó.
Estaba volando sobre un bosque.
- ¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH! -gritó Tomás.
- ¡Ten cuidado, que nos tiras! -oyó por arriba.
Se asomó con mucho cuidado.
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Relatos
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Era un hada.
Se desmayó.
Cuando despertó, vio que estaba acostado en una cama,pero no la suya.
Se acercó una persona que dijo: ¡Por fin despiertas!
- ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? -preguntó Tomás.
- Primero: Estás en el mundo de los cuentos. Segundo:Soy el rey Arturo.
- ¿En el mundo de los cuentos, dices? ¡No me hagas reír,por favor!
- ¿No me crees, entonces, dónde crees que estás?
- No lo sé.
- ¿Me crees ya?
- Si no hay otra alternativa, pues sí.
- Vístete, tengo mucho que enseñarte.
Una vez vestido salió de la habitación al pasillo, dondelo esperaba el rey Arturo.
- Tenemos mucho por hacer -dijo el rey Arturo.
Más tarde, tras un laberinto de pasillos, salieron por finfuera.
- Te presentaré los personajes de muchos cuentos -dijoel rey Arturo.
- Hola, soy Caperucita Roja -dijo una niña con unacaperuza roja.
- Hola, somos los tres cerditos -dijeron unos cerditosque iban a dos patas.
- Hola, soy Hansel y ella es Grettel -dijo un niño pequeño.
- Hola, soy Robin Hood -dijo un hombre vestido de verde.
Tomás pasó el día más feliz de su vida. Aprendió atirar con el arco con Robin Hood. Comió con Hansely Grettel chocolate y turrón. Pidió tres deseos algenio de la lámpara maravillosa. Se bañó con lasirenita Ariel en el mar. Luchó en torneos de Ca-melot. Ayudó a los tres cerditos a construir suscasitas. Hizo trampas al lobo feroz. Al final, el reyArturo le dijo: Tienes que irte.
- ¿Cómo volveré? -respondió Tomás.
- Leyendo.
- No quiero irme.
- Entonces, toma esta fruta.
Tomás la comió y se durmió en un instante.
- Adiós, Tomás -dijo el rey Arturo.
Cuando Tomás despertó, estaba en su habitación, en lacama.
Nada más levantarse, se puso a leer.
Volvió al mundo de los cuentos.
Jesús Sanmartín Pérez12 años
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� ��������� ����������Dalía, el hada de los cuentos, vivía en el cartel de unabiblioteca de un colegio. Se pasaba el día viendo cómoentraba y salía gente. Ella tenía que asegurarse de quetodo estuviera en orden, cada libro en su sitio, lospersonajes en sus libros, los libros para infantil en elrincón y los de primaria debajo de su cartel, los cómicsal fondo de la biblioteca y los libros limpios.
Cuando llegó el último día de clase, todos los alumnosestaban muy alocados y apenas venían a la biblioteca.A las dos sonó la sirena y el colegio quedó desierto.Ella, por fin, pudo salir de su cartel:
- ¡Qué aburrimiento, pasar otro año en la biblioteca!
De repente, del diccionario saltó la palabra "Biblioteca"y protestó:
- ¿Cómo que yo soy aburrida?
A Dalía, del susto que le dio, se le cayó el reloj y se lerompió. Pero aquel reloj no era un reloj cualquiera,con él controlaba que todos los personajes estuvieranen sus cuentos.
- ¡No me des más esos sustos! -dijo Dalía.
La palabra Biblioteca volvió corriendo al diccionario.Dalía recogió todos los pedacitos del reloj y revisó loslibros. Al principio no vio nada extraño, pero, derepente, vio una tarjeta dorada y, al tocarla, entró enun cuento.
Había un bosque y a lo lejos pudo ver una casita. Entróy vio siete platitos y siete camitas; aquello pensó quedebía ser el cuento de Blancanieves y los siete enanitos.
De repente, alguien entró por la puerta, eran Blanca-nieves y los siete Cabritillos.
- ¡Cómooo! ¿Blancanieves y los siete Cabritillos? -dijoDalía. Debe ser culpa del reloj. Si está roto, todo estarámezclado. Debo encontrar una solución.
Antes de que pudiera decir nada más, entró en otrocuento.
Esta vez vio tres casitas. Estaba claro que era el cuentode los Tres Cerditos. Oyó unas voces y se escondiódetrás de un árbol y, de repente, vio venir a los TresMosqueteros.
- ¡Anda! Ahora son los Tres Mosqueteros, es imposible.
Salió de su escondite y fue a hablar con los TresMosqueteros.
- Necesito vuestra ayuda. Ha ocurrido algo terrible.Todos los cuentos están mezclados. Vosotros nodebíais estar aquí. Os prometo que, si me ayudáis, osdevolveré a todos a la historia que os corresponde.
El Mosquetero más alto contestó:
- Podríamos llevaros al lugar de origen de los cuentos,o sea, al Castillo del Libro Parlante.
Otro de los Mosqueteros le ofreció subirse en sucaballo. Dalía, de un saltó, montó detrás. Después dedos horas de camino llegaron a su destino.
El tercer Mosquetero le dijo:
- A partir de aquí tendrás que seguir tú sola, pues, sialguno de nosotros o cualquier otro personaje entrase,se desvanecería para siempre.
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Relatos
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Dalía se despidió de ellos y entró en el Castillo delLibro Parlante.
Lo primero que vio, una vez dentro, fue una largaescalera plateada. Mientras subía pudo ver que en lospeldaños estaban dibujados todos los personajes quevivían en la biblioteca y casi le daba cosa pisarlos.
Cuando llegó arriba vio ante ella un enorme libro. Seacercó y observó que el libro contenía todos los textosy dibujos de los libros de su querida biblioteca, pero,por desgracia, todos desordenados. Por ejemplo, ellobo que debía perseguir a Caperucita perseguía, ensu lugar, a la Bella Durmiente, y en la cama de la BellaDurmiente reposaba Pinocho sumergido en un pro-fundo sueño.
Miró al techo y pudo ver un gran arco iris lleno deilustraciones y textos, y se dio cuenta de que ahíestaban los cuentos que buscaba.
Durante mucho rato pensó qué podía hacer pararecuperarlos. Al final tuvo una idea: con sus poderesharía salir el arco iris para que así todos los personajesbajaran.
Y así lo hizo, una vez que en el cielo ya estabanpintados los siete colores, los personajes comenzarona caer en forma de lluvia y todos corrían apresuradosa sus cuentos, porque el verano estaba a punto deacabar y los niños volverían a la biblioteca.
Dalía al fin pudo descansar. Agotada volvió a su cartely desde allí, un día que fui a la biblioteca, me regalóesta historia.
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Capítulo I. La llegada
Un día una niña salió a pasear y se encontró en el aireun agujero de purpurina. Fue a llamar a su madre,pero ella no la creyó. La niña volvió a ir al sitio dondeestaba el agujero de purpurina, pero había desapare-cido.
Al día siguiente volvió a mirar, y estaba allí aquelagujero. Pero esta vez no llamó a su madre y lo atra-vesó. Al otro lado había un dragón con un asiento. Laniña, un poco asustada, se montó en el dragón. Eldragón alzó el vuelo hacia un pequeño árbol. Al llegar,la niña vio un pequeño duende con un gorro verde.La niña, que se llamaba Ana, le dijo al duende:
- ¿Dónde estamos?
- Y el duende respondió: ¡En el Reino de la Magia!
Ana miró a su alrededor, todo estaba lleno de hadas,gnomos, duendes, trolls y magos. La niña le preguntó¿por qué queríais que yo viniera aquí?
El duende respondió: ¡Porque tú eres la reina de todoesto!
Ana respondió: Yo no puedo ser la reina, sólo tengotrece años.
- Es que aquí la edad es lo de menos, lo que importaes la imaginación. Le respondió el duende.
La niña, sorprendida, dio un grito de alegría y se tiróal suelo muerta de risa, mientras el duende la miraba.El duende le dijo:
Lucía Llamas Garre9 años
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- Yo te enseñaré a ser reina.
- ¡Está bien, me puedes enseñar todo lo que sepas decómo ser reina!
-¡Empezaré… -dijo el duende después de pensarlo unpoco- por enseñarte a limpiarles las alas a las hadas!
- Ana dijo ¿entonces mi trabajo es organizar el reino?- ¡Exacto! -respondió el duende, con cara de premio. Pero,bueno, vamos a dejar de hablar. ¡Hay mucho trabajo!
- Tienes razón, hay mucho trabajo -contestó Anaremangando las mangas de su camisa-. Justo en esemomento vio un saltamontes amarillo con una cartaentre las alas. El duende cogió la carta que iba metidaen un sobre rosa con pétalos amarillos pegados. Elduende la abrió y la leyó en voz alta:
Ana preguntó: ¿Cómo se les da la bendición a las hadas?
- Pues muy fácil, se le pone un pétalo de flor mágicaen la frente durante un minuto, luego se le quita y sele queda un corazón de color rojo en la frente. Luego,a los dieciocho años, se les da color a sus mejillas. Leexplicó el duende.
Ana -un poco ansiosa- le preguntó ¿y de dónde sacoun pétalo de flor mágica?
- Del Mar Mágico -respondió el duende, señalando ladirección en la que se encontraba.
La niña se fue al Mar Mágico. Allí se encontró dostortugas algo grandes que protegían una flor gigante
de muchos pétalos. Ana le dijo a una de las tortugassi les podía dar un pétalo y la tortuga se lo dio. Anallamó al duende y le dijo que ya tenía el pétalo, elduende la felicitó y le dijo que la esperaba en el río deGrandes Pétalos.
Al llegar, el duende ya estaba allí, se subieron en unpétalo y remaron hasta llegar al otro lado del río.Cuando llegaron a casa del hada le pusieron el pétaloen la frente y esperaron unos minutos. Luego se loquitaron y, por fin, Ana pudo aprender a darles labendición a las hadas.
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Capítulo II. Alicia
Al día siguiente el duende hizo que Ana se levantaraa las siete, desayunara y se vistiera deprisa. Despuéssalieron a cortar bambú. De camino, por el bosquevieron un hombre que también cortaba bambú y elhombre les dijo que un poco más adentro del bosquehabía una caña de bambú que llegaba hasta el cielo.
Caminaron un poco más hasta llegar a la Gran Cañade Bambú.
- ¡Increíble! -dijo Ana con cara de sorpresa.
- A que sí -dijo el duende ante aquella maravilla de lanaturaleza. Minutos después empezaron a hacer agu-jeros en la caña de bambú, hasta que en uno de ellosapareció una preciosa bebé.
- ¡Oh que bonita! -susurraron. Cogieron al bebé y sela llevaron a Palacio.
Allí le pusieron un vestido verde y decidieron llamarlaAlicia. Al día siguiente, cuando se despertaron, Aliciaya no estaba, pero había una carta que decía:
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Relatos
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- ¡La rescataremos! -dijo rápidamente el duende.
- ¡Sí! Dijimos a coro.
Después de preparar las maletas emprendimos el viajehacia el Cielo. Primero el duende trepó por la GranCaña de Bambú y yo le seguí, al cabo de diez horasllegamos a la cima. El duende sacó de su bolsillo unacaja de rotuladores mágicos y pintó una nube muyfuerte para que pudiera aguantar el peso de los dos.
- El monstruo jefe de las Estrellas se llama Estrellatusy es blanco y gigantesco -dijo el duende, avisándomepara que no me asustara.
Después de que me explicara con gestos y detallescómo era, saltamos a la nube.
- Es increíble aguanta nuestro peso -dijo Ana.- Claro -dijo el duende. ¿Qué esperabas?
No tardamos mucho tiempo en llegar a un palacio.
- ¡Es precioso! -dijo Ana, quedándose boquiabierta unbuen rato.
Tenía ventanas de plata, las paredes rosas y, en vezde una puerta, tenía dos conchas gigantescas.
- Aquí vive el hada Rosa, con su esfera mágica nos dirádónde está Estrellatus.
- ¿Cómo llegaremos a la puerta? ¿Está muy lejos deaquí?, preguntó Ana.
- Muy fácil, sólo hay que decir las palabras mágicas.
- ¿Y cuáles son?
- Tienes que decir esto:
¡QUE LA GRAN HADA ROSA NOS ABRA SUSPUERTAS!
En ese momento en el cielo apareció un camino depiedras rosas que llegaba hasta la puerta del castillo.
- ¿Cómo lo has hecho? -preguntó Ana sorprendida.
- Eso te lo explicaré más tarde, ahora pasa antes deque el camino desaparezca.
Ana y el duende cruzaron con mucho cuidado el camino.
- ¿Cómo llamamos a la puerta? ¡Está muy alta! -dijoAna poniéndose de puntillas.
El duende miró por la ventana y dijo que no hacía faltallamar porque el hada ya venía a abrir la puerta.
Entramos y el hada se presentó: ¡Hola! Me llamo Rosay soy el Hada de la Noche. ¿Qué queréis?
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- Queremos que nos digas dónde está Estrellatus -dijo elduende.
- No os puedo ayudar hasta la noche -respondió el hada.
Pero nosotros no podíamos esperar hasta la noche, nece-sitábamos la ayuda cuanto antes.
- Por lo menos podría darnos un plano de dónde encon-trarlo o decirnos dónde vive -dijo el duende.
El hada no podía hacer nada, pero la situación era bastantepreocupante; entonces tuvo una idea.
- No puedo deciros dónde está, pero puedo deciros dóndevive su mejor amigo. Seguro que él sabe cómo ayudaros-dijo el hada.
Nosotros nos pusimos muy contentos y dejamos hablaral hada.
- Primero tenéis que pasar tres nubes, luego veréis uncartel que dice: EL PAÍS DE LAS ESTRELLAS. Allí veréisuna estrella vigilando y ella os dirá el lugar exacto dondevive -dijo el hada.
- ¡Es una idea genial! -dijo el duende.
- Tienes toda la razón -dijo Ana.
Nos despedimos del hada Rosa y abandonamos el palacio.Continuamos el viaje en busca de Alicia. Todo iba bien.Cuando llegamos a ver a la estrella comenzó el lío.
- ¿Quiénes sois y qué queréis de nosotras las estrellas? -dijo enfadada- ¡Seguro que sois intrusos! Últimamentehay muchos por aquí. -dijo la estrella preocupada.
- Nosotros estamos aquí por orden del hada Rosa, venimos
buscando al mejor amigo de Estrellatus, ¿sabéis quién es?-preguntó el duende.
- ¡Claro que sí! ¿Cómo no vamos a conocer al favorito delRey? -nos dijo.
Nos dio un mapa de donde vivía, lo cogimos y al final,fijándonos bien, llegamos.
- ¿Hay alguien en casa? -dijo el duende.
Esperamos unos segundos hasta que nos abrió la puerta.
- ¿Quiénes sois? -preguntó la estrella.
- Somos unos amigos del hada Rosa; estamos aquí pororden de ella -dijo el duende.
- Si de verdad estáis aquí por eso, os dejaré pasar, no debodesobedecer a nuestra princesa. -nos dijo la estrella.
Nos abrió la puerta y entramos. Una vez dentro nos ofrecióun té y galletas con mermelada.
- ¿Qué queríais con tanta urgencia? El hada Rosa nomanda a la gente por tonterías -nos dijo la estrella.
- De hecho, no es ninguna tontería. Ayer, mientras cortá-bamos bambú, nos encontramos con un anciano que nosdijo que más adentro del bosque había una caña de bambúgigante, nosotros nos fuimos a cortar esa caña y, derepente, en uno de los huecos apareció un bebé, lo cogimosy nos lo llevamos, pero al día siguiente ya no estaba -leexplicó el duende.
- No nos enteramos de nada pero, al despertar, ya noestaba; en vez de Alicia -que así le pusimos por nombre-había una nota que ponía que se la habían llevado lasestrellas -le dijo Ana.
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Relatos
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Así le explicamos todo lo que sabíamos sobre el caso.
- ¡Habéis venido al sitio adecuado! Yo sé lo que ha pasado-nos dijo.
- Si lo sabes, cuéntanoslo todo. Además ¿para quéquiere Estrellatus un bebé, si tiene todo lo que quiere?Mantos hechos con tela de luna, la cama en forma desol, sábanas de tela de estrellas y un montón de zapatosblancos como la luna -dijo el duende.
- Puede que tenga todo eso, pero por cada bebé quenace él pierde una estrella, por eso quiere devolvertodos los bebés al cielo -dijo la estrella.
- ¿Dónde podemos encontrar a los bebés o a Estrella-tus? -preguntó el duende.
- En el pueblo de al lado hay un criado; él os dirá dóndeestá Estrellatus con los bebés -nos dijo.
Y de nuevo emprendimos el viaje. A mitad del caminonos encontramos a una estrella que parecía estarpreocupada.
- ¿Qué te pasa? -preguntó el duende.
- Mi madre me ha dicho que le lleve esta carta al Reyde las Estrellas, pero no está en Palacio y es una cartamuy importante. Si no la recibe hoy no podrá parti-cipar en el desfile de mañana, ¡con las ganas quetenía de que llegase ese día! -nos dijo la estrellapreocupada.
- Nosotros también lo estamos buscando -le dijo elduende. Al final la estrella nos acompañó. Cuando porfin encontramos al criado.
- ¿Tenéis permiso para ver al Rey? Si no lo tenéis, noos puedo ayudar -dijo el guardia.
Nosotros no teníamos permiso pero tampoco quería-mos ver al Rey, sólo queríamos hablar con el criadopara que nos dijera dónde estaban los bebés.
- En realidad no queríamos ver al rey, sino a su criado.-le dijo el duende.
Al final convencimos al guardia para que nos dejarapasar. Una vez dentro nos ofrecieron un té.
- Y bien ¿qué queríais? -nos dijo el criado. Primero laestrella le dio la carta y se fue a su casa. Una vez solos,ya pudimos hablar sobre el caso.
- Queríamos contarle que hace unos días teníamos unbebé en casa, pero nos lo quitaron dejándonos unanota que decía que se lo habían llevado las estrellas -le contó Ana.
- Estamos aquí porque queremos que nos digas dóndeestán los bebés que se llevó -le dijo el duende.
- Sé donde están, pero es un viaje algo largo. Teníanque estar en un lugar seguro y lejos de aquí. ¡Os acom-pañaré! -nos dijo.
Salimos de la casa y, guiados por el criado, empezamosel viaje. Cuando llevábamos dos horas comenzó aoscurecer, entonces nos dimos cuenta de que no muylejos de allí había una cabaña; corriendo nos dirigimosa ella y entramos. Había pocos muebles: una mesa demadera, tres sillas, un armario y un montón de pajaque servía de cama.
- Tendremos que pasar aquí la noche -dijo el duende.
El criado sacó un té y galletas. Estuvimos comiendomientras hablábamos de Estrellatus y de los bebésque se había llevado durante la noche. Cuando termi-namos de comer nos acostamos a dormir.
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Capítulo III. Floraroja
Por la mañana nos despertamos y vimos que detrásde nuestra cabaña había una estrella.- ¡Hola! -nos dijo.- ¿Qué haces aquí? -preguntó el criado.
La estrella tenía una carta en la mano y se la dio aAna. La carta decía:
REINA, NECESITAMOS AYUDA EN EL PAIS DELOS CUENTOS.HAY UN PROBLEMA: TODOS LOS PERSONAJESTENDRÍAN QUE SER LIBRES PERO PASA ALGO.¡DESAPARECEN POR UNOS AGUJEROS NEGROS!
No podíamos atenderlos porque teníamos que buscara Alicia. El duende le dijo al criado que le diera unospétalos de rosa a Estrellatus y que con los pétalosmágicos que estaban mezclados con los pétalos nor-males se quedaría dormido y, cuando estuviera dor-mido, cogiera a los bebés. El criado siguió solo el viajey nosotros pusimos rumbo al País de los Cuentos.
Al llegar vimos a Caperucita Roja, a los tres cerditos,a los siete cabritillos, etc. Luego fuimos a un palaciode los cuentos y la Reina de ese lugar dijo:
- ¡Estáis aquí porque os lo ha dicho una ciudadana!Yo soy la que provoca los agujeros negros, si queréisque pare tenéis que contarme un cuento que nadieme haya contado jamás.
- Yo sé uno -dijo Ana.
“Hace muchos años en el campo vivía una prin-cesa, la princesa Floraroja.
Tenía un perro y un pájaro que la protegían detodo. El perro tenía una amiga, era una liebre.
Un día el perro y la liebre fueron a pasear por lamontaña y vieron un conejito que había caídoen una trampa, lo sacaron y el conejito le regalódos zanahorias. Siguieron caminando y vieronun pájaro que se había enredado con unos cables.Lo soltaron y el pájaro les dio una pluma de oca.Luego vieron un cerdito que estaba malito y conlos regalos de los demás animales compraronmedicina y lo curaron”.
¡Qué cuento más bonito! A todos nos pareció precioso.La Reina cerró los agujeros.
De camino a palacio vimos al criado con los bebés. Yya todos juntos volvimos a casa. El criado vino connosotros. Cuando llegamos a palacio ya era de noche,nos acostamos a esperar a que llegara la mañana parair al País de los Juguetes, pues ya era el único que nosquedaba por visitar.
Capítulo IV. El País de los juguetes
Cuando llegó la mañana, desayunamos, nos duchamosy partimos hacia el País de los Juguetes.
Un dragón que había por ahí se ofreció a llevarnosvolando. El vuelo duró tres horas porque el dragónestaba muy débil, pues había tenido que proteger amucha gente de las cosas que habían pasado mientrasellos habían estado en busca de Estrellatus.
Cuando por fin llegamos al País de los Juguetes nosencontramos a Osito de Peluche, que se ofreció aguiarnos mientras estuviéramos allí. Primero decidióllevarnos al Palacio, donde nos encontramos a suReina, que era una muñeca. La Reina nos dijo:
- ¡Por fin llegáis! Necesitamos vuestra ayuda. Todoslos juguetes están muy tristes, por eso necesito queme ayudéis a que todos vuelvan a reír.
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Relatos
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El duende le preguntó:
- ¿Podríamos montar un circo?
- Sería… ¡muy buena idea! -contestó la Reina-. Pero ¿dedónde sacaremos a los payasos y a los malabaristas?
- Nosotros podríamos ser los payasos -contestó Anaseñalando a la estrella- y el duende será el malabarista.
En unos pocos días el circo estuvo montado. Todoslos habitantes del País de los Juguetes querían ir a lafunción. Los primeros en llegar fueron Osito de Pelu-che y Caballo de Madera. Al cabo de quince minutosya estaba todo lleno. Entonces la Reina ordenó:
- ¡Que comience el espectáculo!
En primer lugar actuaron los payasos tocando pitos,contando chistes y mojando a los juguetes con pistolasde agua. Su actuación fue muy divertida y los juguetesse revolcaban de la risa, en especial Osito de Peluche,que menos mal que era blandito, por que se cayó desu asiento.
Los payasos, al ver cómo se reían, decidieron sacar aalgunos juguetes del público a la pista para que pati-naran con ellos. La muñeca disfrazada de cocinera casise cae al pisarse el delantal. Todos los juguetes rieronsin parar. Osito de Peluche tampoco sabía patinar yvolvió a caer sobre su blando culete. El público se rióde nuevo.
Luego salió el malabarista y empezó su actuación,primero con dos pelotas, luego con tres y con cuatroy, finalmente, ¡con cinco!
Todos aplaudían emocionados. Después el malabaristapreguntó si alguien sabía hacer malabares y levantaronla mano Soldadito de Plomo y Perro de Peluche, que,por cierto y como habréis imaginado, era primo de
Osito. El duende les dio pelotas y los tres hicieronmalabares. El público aplaudía entusiasmado.
Capítulo V. Adiós al País de los Juguetes
Para acabar la función todos los que habían participa-do, tanto del público como los payasos y el malabarista,salieron a la pista a bailar.
Cuando el circo terminó todos aplaudieron hasta quese le enrojecieron las manos.
La Reina nos felicitó.
Como todo había pasado, cogimos a Alicia y nos fuimosa palacio. Era tarde cuando llegamos y nos fuimos adormir. Nuestra misión estaba cumplida y nosotros¡AGOTADOS!
Por la mañana, el día en que tenía que regresar conlos humanos había llegado. Me despedí de mi que-rido amigo el duende. Él me regaló un corazón decristal.
Salté al agujero de purpurina y regresé a casa.
Era como si solo hubiera pasado un segundo. Entréen mi habitación, guardé el corazón y me fui con mimamá.
¡Tenía muchas cosas que contarle!
Lucía Llamas Garre9 años
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���������������Esta historia comienza a finales de siglo XXIV en la Tierra,cuando todo se volvió a convertir en un “pangeas” ycomenzaron a formarse los nuevos ecosistemas. Loshabitantes del planeta cada vez ensuciaban más y máshasta que la suciedad se volvió contra ellos.
Ciudad Estrato es un lugar ya casi inhabitable dondela gente no puede escapar de las garras del dióxido decarbono. Allí la vida no se puede disfrutar como esdebido, pues las personas empiezan a preocuparse porla gran masa de gases tóxicos que hay. Los dispensariosse llenan en un abrir y cerrar de ojos con gente a laque no le llega el oxígeno a los pulmones. Todo estádesolado tras la llegada del titán, un gigante de monóxi-do de carbono que ha ido creciendo año tras añoacumulando tanta contaminación que ya no es delocos decir que es invulnerable.
- Esto es intolerable… esta tos… (tosido)… mata… -Jacto, el viejo Tuck que habita en Estrato estabagravemente enfermo.
- Tranquilo, debe haber una solución… ¡Puedo probar tuinvento! -exclamó Corsus. Éste era un chico al que le habíanacoplado una turbina en el brazo.
- ¡No…! Yo te coloqué la turbina para hacer unas pruebas,la turbina podría conseguir efectos adversos. Te ruego queno vayas, el titán podría… podría…
Corsus no estaba nada de acuerdo con la decisión de suviejo amigo y se fue corriendo hasta los límites de Estrato.A partir de allí comenzaba el territorio de las brumas,llamado así por su densa niebla que impide ver más alláde cinco pies.
- Éste es el momento ¡Turbina, deshaz la niebla! -Labruma comenzó a disiparse y a entrar en la turbina. Elinvento funcionaba.
- Ahora es el momento de ir hasta el titán. Unos dos díasbastaron para llegar hasta la torre humeante.
- Ha sido demasiado fácil, es muy extraño… quizá esteinvento sea mejor de lo que pensaba. Bien, ¡voy a entrar!
A medida que avanzaba notaba cómo el aire se iba ago-tando, pero gracias a la turbina consiguió aguantar. Llegóal final de la torre, donde había una puerta muy antigua.La derribó de un golpe con la daga del viento. Sus ojoscontemplaron lo imposible.
Una gran explanada se hallaba ante él. Caminó hacia elfrente y observó al gran titán.
Corsus se quedó atónito. El gigante se alzó y caminóhasta Corsus. El miedo acabó con la moral del chico,haciéndole derrumbarse ante el titán de monóxido. Eltitán le agarró con una mano y oprimió con fuerza elcuerpo del chico. A continuación, un halo de monóxidopenetró en el cuerpo de Corsus. En un intento de liberarseactivó la turbina. Pero salió mal. Como dijo Jacto, laturbina produjo efectos adversos y liberó todos los gasestóxicos que había dentro.
El titán creció más hasta transformarse en un enormey horrible ser. La liberación de energía de la transforma-ción hizo que Corsus saliera disparado hacia las junglasde Gloomor, al este de la torre. El impacto contra el suelodejó a Corsus inconsciente.
Un grupo de gloomorianos exploradores encontraron alchico en la periferia de los hogares. Lo llevaron hasta allíy rápidamente le atendieron con cataplasmas y cremas.
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- Está bastante mal, los pulmones están completamenteennegrecidos y una sobrecarga de ese aparato ha dañadotodo el brazo derecho -el curandero y un grupo de auxiliaresestaban junto a Corsus, que estaba tendido en una camillapreconstruida.
Pasaron una semana y dos días y “el enfermo” despertó.Con cuidado se levantó y salió de la cabaña. Había unaingente cantidad de basura orgánica por doquier. Además,ésta desprendía gas de metano a grandes cantidades, loque perjudicaba mucho a las gentes de aquel lugar.
Cuando observó por primera vez a los gloomorianosquedó muy asombrado. Eran seres de tamaño humanopero con algunos rasgos de araña, como las seis patas deapoyo que tienen y las otras dos que cuelgan de loshombros. Pero esos seres… no parecía que hubieran sidoasí desde los principios de su existencia… es como si…¡hubieran mutado!
- Eh… perdone, ¿hay alguien que maneje la ciudad? -preguntó Corsus.
- ¡Aléjate de mí! ¡Socorrooo! -aquel gloomoriano estabatan asustado que mientras huía iba dándose golpes contodo lo que por delante tenía. Corsus buscó al jefe delpoblado hasta que se encontró con un hombre tapado conun turbante.
- ¿Quién…? -rápidamente el tipo del turbante cogió aCorsus y lo llevó hasta un edificio muy antiguo.
- Soy R-109, agente de información. Puedes llamarmeDarkry. Si me vas a preguntar por qué te he llevado hastaaquí es para que nadie nos oiga.
- ¿Por qué toda la gente huye de mí?- preguntó Corsusaún aturdido.
- De ti y de todo el mundo. Es por culpa de Metanocyder,el tercero.
- ¿Metanocyder? ¿El tercero? ¿De que estás hablando?
- ¡De los cinco malignos, por supuesto! Están sembrandoel terror por todo el planeta Tierra. Primero está Alumine,al norte; segundo Oxinitro, al oeste; tercero Metanocyder,aquí, al este; el cuarto es Dioxide, al sur; Y por último… elquinto… en el centro… el…
- Titán de monóxido, ¿no?
- Sí… ¿Lo conoces?
- Luché contra él.
Un silencio sepulcral cortó la conversación en seco. Darkryestaba perplejo ante la posibilidad de que un crío lucharacontra el quinto y no cayera en combate.
- Esa turbina… ¿Conoces a Jacto? -preguntó el ciborg.
- Sí, es mi amigo. El me regaló esta turbina para que laprobara. Pero él enfermó por el monóxido y yo fui a lucharcontra el titán, aunque las cosas salieron mal. La turbinahizo que el titán se transformara y desde aquella vez norecuerdo nada.
- ¡Por fin! ¡Creía que nunca te encontraría señor Corsus!Jacto me envía para comunicarte que su estado ha mejo-rado y que quiere que vuelvas… si quieres. También meha dado esto porque sabe que no volverás hasta haberterminado tu tarea. ¡Qué alegría saber que no debo cruzarlas tierras de la bruma!
Corsus contempló el regalo sin adivinar que era. Teníaforma cuadrada y era muy, muy pequeño.
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- Eso es un exoesqueleto, se acopla al pecho se aprieta elbotón y listo. Nada puede entrar en este traje más queoxígeno. Además viene equipado con dos bombonas deoxígeno para cuando falte éste
Corsus lo probó y el motor se puso en acción. Todo eltraje se desplegó dejando el cuerpo completamenteblindado.
- Corsus, he decidido partir contigo hasta el tercero, si asílo deseas.
El chico afirmó con la cabeza y se fue corriendo de allí.
Día tras día los dos caminantes practicaban sus habilida-des duramente. Hasta que…
- ¿Qué son estas cosas? ¡Vienen a por nosotros! -dijoCorsus.
Antes de que nadie pudiera decir nada los seres lesprendieron y cargaron con ellos hasta un colosal vertederoen medio de la jungla. Los raptores administraron unsuero para dormir a los viajantes.
- Mi señor, aquí traemos a los intrusos.
- Bien, ahora sabrán qué es la furia de Metanocyder. Ahoratráemelos y lárgate ser herrumbroso. ¡Ahora! -era el titánde metano, el tercero, Metanocyder.
- Sí, mi señor
En poco tiempo estaban Corsus y Darkry ante el gi-gante. Corsus no dejaba de observar su turbina, perotenía miedo de usarla porque podría ocurrir lo mismoque con el quinto.
- Hazlo, no hay alternativa -dijo Darkry en voz baja.
Sin pensarlo dos veces Corsus activó la turbina, quehizo una “herida” en el titán. Furioso éste llamó a losseres de chatarra para que atacaran a los presos. Rá-pidamente Darkry desplegó el Oxitrón, otro inventodel viejo Jacto. El Oxitrón era una máquina indepen-diente que devoraba basuras hasta que Jacto dejó deutilizarlo. El Oxitrón se abalanzó sobre los seres dechatarra y empezó a devorarlos con ferocidad.
Aprovechando el descuido, Corsus lanzó un puñetazosobre el rostro de Metanocyder. El aturdimiento deMetanocyder bastó para que Darkry pudiera inmovi-lizarlo y atraparlo en un campo magnético. Toda lazona fue salvada pero no curada. Se necesitarían añosy años para que todo estuviese como antes, en losbuenos tiempos.
En la televisión informaron de un suceso terrible yalucinante. Los territorios del sur y el oeste habíansido aniquilados por sus respectivos titanes. Ademásestos dos habían partido al encuentro del titán demonóxido.
- ¡Es horrible! ¡Está todo destrozado! ¡No se ve nada!-gritó exaltado Corsus.
- Ahora lo que hay que hacer es centrarse en nuestratarea y apresar a Alumine, el titán del norte, en lospáramos de Ceres.
- Cierto, debemos cumplir nuestra misión. Ahora mismopartiremos hacia el norte, pero necesitaremos un trans-porte y por aquí todo está muy anticuado… -dijo Corsus.
- Podéis coger prestada mi gloomaraña, sería miforma de agradeceros que nos salvarais de las garrasdel metano. Todo comenzó cuando hubo falta deenergía. Empezamos a extraerla de los vertederosy para obtener más fuimos acumulando más basura
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hasta que el metano encarnó a un gigante y herrum-broso ser, Metanocyder.
- Gracias amigo. Pero… ¿Qué es una gloomaraña?Darkry pidió que su amigo le acompañase al exterior. Lemostró la gloomaraña en la que iban a emprender laodisea. A Corsus le repugnaba la idea de montar en unaaraña pero como sabía que no hay alternativa se montósin rechistar.
Dos semanas más tarde entran en el territorio delnorte, en los páramos de Ceres. Los ríos estaban com-pletamente secos y la gente sacaba el agua de la pocanieve que había. Dos soldados de color plata vigilabanel trabajo de la gente.
Darkry hizo que la araña gigante “cabalgara” hasta lossoldados y los arrollara. Las extremidades de los sol-dados quedaron dispersas mientras los cuerpos per-manecían abollados enfrente de los viajeros. Pudieronobservar que eran soldados hechos de Aluminio. Sier-vos de Alumine.
La gente salió corriendo hacia el pueblo de Frostgard.Corsus y Darkry fueron hasta allí para obtener informa-ción sobre Alumine y sus hordas “alumínicas”. Fuerona la neo-taberna “Ascaron's call” donde se encontraroncon una mujer oculta bajo unas tres capas de abrigo.
- Mi nombre es Maegalcarwen y soy una seraphín. No-sotras, las seraphines, fuimos las paladinas y defensorasde este lugar desde el año cero. Pudimos contener losataques de las criaturas de las montañas sin preámbulos,pero… nosotras ni nadie de por aquí pudimos hacerfrente a lo peor. Las gentes de este lugar sólo obteníamosbeneficios por el comercio y últimamente el cambioclimático ha sido tan drástico que por desgracia tuvimosque empezar a utilizar el aluminio para conservar nuestrosrecursos hasta su destino. Tal fue la producción de alu-
minio que surgió un titán de éste metal. Alumine, el titánque buscáis, se encuentra en la fortaleza “inexpugnabilis”de aluminio.
- Bien “Wen”, ¿Sabes algo de cómo entrar allí? ¿Podríasacompañarnos? -preguntó Darkry.- ¡¡¡Soy Maegalcarwen, seraphín de la comandancia deFrostgard!!!
- Está bien, Maego… Maegalza… Mearwen…
- Bah, llámame como quieras. Y sí, desearía ir con vosotros.¡¡Clamo venganza!!
Los tres compañeros partieron al siguiente día a la for-taleza “inexpugnabilis” de los páramos de Ceres. A lamitad del camino observaron, montados en la glooma-raña, unos tres escuadrones, de nueve miembros cadauno, patrullando la zona. Había llegado a oídos de Alu-mine que su fortaleza iba a ser atacada por tres viajerosy estaba alerta a todas horas.
- Odio a esos autómatas. No necesitan ni descansar, nicomer, ni beber, así que no esperemos que releven supuesto de vigilancia -dijo Maegalcarwen.
- ¿Quién dijo esperar? ¡¡¡Al ataque!!! -gritó Corsus.
No hizo falta ni que los viajantes desmontaran de laaraña pues ésta destrozó, devoró y aniquiló a todo soldadoque por allí había. Finalmente llegaron a los muros de lafortaleza de Alumine.
- Anchura del muro… cinco metros, resistencia… -Maegalcarwen empezó a hacer cálculos hasta dar conuna solución.
- Tenemos que recurrir a la ayuda de los biolitos, lasmáquinas de la vida.
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- No podemos contaminar más, casi no podríamos respirary todo se averiaría y…
- Los biolitos consumen energía solar, así que debemosdarnos prisa e invocar a alguno de ellos. Creo que el másapto sería el monolito de tauro…
- Eh, eh, eh, para el carro. ¿Invocarlos? ¿Monolito detauro? No entiendo… -dijo Corsus sospechando de lasincreíbles palabras de la seraphín.
- Necesitamos soldados para atacar la fortaleza, pues dudoque una máquina pueda hacer todo el trabajo. Además,Alumine tiene grandes estratagemas a la vez que ejércitos.
No siempre vale el poder, también el número cuentamucho -comentó Darkry.
- ¡Habrá muchas bajas en ambos bandos! ¡Será una ma-sacre! -gritó atemorizado Corsus.
- Alto. Aquí no lucharéis ni vosotros ni ningún ciudadano.Aquí lucharemos las seraphines. Sólo existirá la victoriao la derrota, la vida o…
- No, está decidido, nos quedamos a eliminar esta plagade aluminio de una vez por todas. Todo sea por salvarla Tierra.
Maegalcarwen reunió a todas las seraphines para lalucha. La gente rumoreaba sobre el ataque a la for-taleza “inexpugnabilis”.
Tres días después comenzó la invocación del deci-mosexto biolito, el monolito de tauro.
- Todo está listo. Podemos comenzar el ataque -informóuna seraphín a Maegalcarwen.
El ejército avanzó disperso para que no fuera localizado.Poco a poco las seraphines se juntaron al muro que ibaa ser atacado. El biolito estaba listo para ser invocadojunto al muro.
- Shaddar ruminis et liuminiatum rakrardos-cos…
-las seraphines encargadas de la invocación recitabanun ritual en lenguas extrañas.
Cuando el ritual terminó un área circundante fue despe-jada de humo. Segundos más tarde el monolito de taurocaía como un meteorito frente al muro de la fortaleza,provocando grietas en el muro.
- ¡Adelante biolito! ¡El revientatorres! -gritaron las sera-phines a coro.
El monolito de tauro cargó un puño de energía y loestrelló contra el muro. Por desgracia no ocurrió nada.El biolito absorbió los carburos perfluorados que habíaen el aire y los volvió a cargar en el puño. Un impactomás brutal que el de antes sacudió la tierra pero el murono se desplomaba.
- ¡Ya sé! -dijo Darkry- ¡Utilicemos a Metanocyder paracargar el biolito!
Darkry insertó la jaula magnética en el cuerpo delbiolito. A continuación, el cuerpo del biolito empezóa deslumbrar y a soltar rayos de energía. El golpe fueterrible, más que terrible. Los cascotes que salíanvolando se desintegraban. La fortaleza quedó comple-tamente destruida. Las piezas de los autómatas esta-ban desperdigadas por toda la llanura.
Alumine yacía tirada en el suelo sin un brazo y con unboquete en su pecho enorme:
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- Esto no ha acabado aún… ¡Regresión!
-las piezas de los autómatas empezaron a adherirse aAlumine formando una gigante máquina con un as-pecto macabro de lo más terrorífico.
- ¡Seraphines, formación de emboscada! -gritó Mae-galcarwen.
De pronto, la nueva Alumine empezó a sonreír. Todo unejército de autómatas estaba oculto tras el cerro, espe-rando la hora de actuar.
- ¡¡¡Autómatas, al ataque!!! -gritó la gigante de aluminio.
- ¡¡¡Vamos seraphines!!!
El choque entre los dos ejércitos fue fatal, las unidadessalían disparadas mientras las escopetas y los riflescausaban estragos en ambas filas. Darkry, Corsus yMaegalcarwen destrozaban a los soldados de aluminiocon dificultad debido a la moral de la que disponen.
- Adelante autómatas, ¡desprended los carburos perfluo-rados!
Todo el campo de batalla se sumergió en una nube degas que asfixió a las seraphines, pero su intensa determi-nación les hizo continuar.
- ¡Corsus, Darkry, ya nos encargamos nosotras de esto!¡Partid a la tierra de las brumas!
Los dos captaron el mensaje y salieron corriendo haciala frontera que separa el norte con el centro, el territoriode las brumas, la tierra muerta.
* * *
Mientras, en la batalla de los seraphines contra Alumine:
- ¡No podemos seguir así! ¡Estamos contaminando dema-siado en esta guerra! Si no la acabamos en dos horas…¡¡Nos asfixiaremos!! -gritó la capitana.
- Un poco más… sólo un poco más…-Maegalcarwenestaba desesperada, Alumine creaba autómatas ensu interior para cubrir las bajas. Además, la produc-ción de sus soldados emitía gran cantidad de carburos,lo que aceleraba la asfixia de las seraphines. El mo-nolito de tauro aplastaba a los esbirros de Alumine.Mientras, las seraphines buscaban oquedades en elcuerpo de Alumine para penetrar en ellas y destruirladesde dentro. Muchos boquetes se encontraron enAlumine pero todos desprendían llamas y humo,gran cantidad de humo, al igual que por otros solta-ban agua ácida. No era la fortaleza “inexpugnabilis”,sino Alumine.
* * *
Corsus y Darkry penetraron en las brumas, ahoramás densas que antes. Corsus utilizó la turbina y,para su sorpresa, un filo de gas salió de la turbinaconvirtiéndola en un alfanje… de aire. Corsus lanzóun tajo al aire que desgarró las brumas y a continua-ción las hizo desaparecer. El chico se quedó contem-plando el alfanje de forma desconfiada, pues la tur-bina ya le había fallado una vez.
- Por aquí ronda Oxinitro, el gigante de la química.Hay que tener cuidado, tiene el ejército aún mayorque el de Alumine, así que la única forma de derro-tarlo es evitando a sus hordas. O también… -Darkryse quedó corto.
- ¿También qué? -preguntó Corsus.
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- Podemos atacar directamente al titán de monóxido.Entonces, los otros gigantes perderán poder…
- Pero los titanes volverán con su jefe en cuanto éstenecesite ayuda… si es que la va a necesitar. Bueno, ¿aqué esperamos? ¡Vamos allá!
Los dos héroes caminaron durante horas hasta llegara… lo que antes fue una torre. En muy poco tiempohabía formado el mayor polígono industrial que haexistido en la historia de la tierra.
El colosal pentágono estaba fuertemente vigilado porlas hordas de Oxinitro y Dioxide. Si costó entrar en lafortaleza de Alumine, esto iba a ser imposible. El pen-tágono estaba protegido por una verja de rayos gamma,que pueden pulverizar cualquier tipo de materia… salvola gaseosa.
- Para contrarrestar los rayos gamma se necesita gauss araudales. Pero, ¿de donde podemos sacar? -preguntóDarkry.
- ¡Ya hemos llegado! -gritó una voz familiar.
- ¡Maegalcarwen! La batalla… ¿Qué ocurrió? -dijo Corsus.
- Ganamos la batalla: cuando os fuisteis, Alumine creótantos soldados que al final acabó consumiéndose a símisma. Cuando Alumine cayó, todos los autómatas sedesplomaron y vinimos corriendo hacia aquí. Todos losbiolitos nos siguieron y se encuentran a unos quincekilómetros de aquí. Además, los gloomorianos vienenaquí desde el este, así que llegarán enseguida -comentóMaegalcarwen.
- ¡Eso es genial…! Pero… necesitamos gauss para atravesarlos rayos gamma -dijo el ciborg.
- ¡No hay problema! Atrapamos a Oxinitro durantela marcha y le extraemos toda la química que hay ensu interior. Por suerte hay gauss, pero necesitamosun cañón con suficiente potencia para dispararlo…¡Ah! ¡Ya lo tengo! Nos queda suficiente fuerza parainvocar a un biolito más… el carro de biolito es elúnico cañón que disponen los biolitos. ¡Atenciónseraphines! ¡Vamos a invocar al carro de biolito! -gritó la comandante.
La invocación comenzó y de la tierra empezó a surgir untanque de dos cabezas de cañón.
- ¡Cargad el gauss en el cañón…! ¡Listo! ¡¡¡Todo el mundofuera!!!
El carro de biolito disparó con tal potencia el gaussque además de destrozar la verja arrolló a unoscuantos edificios dejándolos completamente destro-zados.
-¡Al ataque! ¡¡¡Al ataque!!! -Todos los presentes entraronen el polígono y empezaron a arrollar a los guardias quehabía. El ala norte del polígono estaba destrozada. En esemomento, unas torretas empezaron a desprender monóxi-do de carbono que asfixió al ejército.
- ¡¡¡Aaaagghh!!! ¡¡¡Aire por favor!!! -las seraphines se tirabanal suelo para evitar el humo mortal. En ese momentoCorsus lanzó un tajo con su alfanje que decapitó a lastorretas y disipó el humo.
- ¡A la carga! -los soldados del titán retrocedieron ante elimparable avance de las tropas enemigas. Tras casi un díade guerra Corsus y compañía eliminaron a una ingentecantidad de enemigos. Acamparon alrededor de la murallade la torre, mientras los biolitos patrullaban y los gloomo-rianos desintoxicaban la zona.
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- Mañana será la batalla final. Hay rumores de que lastierras que fueron destruidas se están recomponiendo yque sus gentes vienen hacia aquí para formar parte de labatalla…
- ¡Están atacando el campamento! ¡A las armas! -gritóun vigía.
Era Dioxide con su ejército de máquinas. Entraron en elcampamento a sangre y fuego.
Los biolitos lucharon con ferocidad contra las máquinas,pero eran tan numerosas y potentes que casi no pudieroncontenerlas. Dioxide empezó a cambiar de forma hastaconvertirse en un enorme cañón de plasma.
- ¡Si nos toca el plasma nos carboniza! ¡Necesitamosdestrozarle y apresarle!
La noche estuvo en pie de guerra. Pero para sorpresa detodos Dioxide y su ejército se retiraron. Sólo había unaexplicación. El combustible.
- Si acabamos con el combustible que hay por aquí des-truiremos a Dioxide. ¡Vamos, todo el mundo arriba! ¡Nosmovemos! -gritó Corsus.
En una semana eliminaron el combustible de toda lazona y dieron con Dioxide y sus máquinas. Estabancompletamente quietas. El plan había funcionado. Dina-mitaron la entrada de la cueva en la que estaban lasmáquinas y sellaron la entrada.
- Ahora vamos a por el titán de monóxido. Va a ser terrible,su transformación ha hecho que su poder aumenteconsiderablemente.
Tras cinco horas llegaron a la torre. Estaba todo lleno deenemigos, una auténtica plaga.
- Por esa torre solo puede entrar una persona. Las máquinasno caben. Debo ir yo -dijo Corsus.
Él sabía que el titán podría vencerle con facilidad,pero su decisión por hacerlo ayudó a que avanzara.Mientras las seraphines, los biolitos y las demásgentes de otras tierras luchaban, Corsus aprovechópara entrar en la torre a tajo limpio. Cada peldañoque subía le hacía recordar los problemas del gas,lo que había ocurrido. Toda la gente contaminabay la contaminación se volvió contra ellos. Llegó ala puerta destrozada. Silencio. Dio un paso adelantey pudo ver al transformado titán de monóxido. Unaabominación de seis patas con la cara deformada,dientes del tamaño de un adulto y un aura demonóxido que le rodeaba. El titán ejerció una ilusiónóptica en Corsus que le hizo verse en el mismísimoinfierno. El gigante corrió hacia Corsus a una velo-cidad increíble pero el chico pudo evitarlo y hacerleuna herida en la pata delantera derecha. El giganteni se inmutó. Volvió a lanzarse contra Corsus y éstavez le dio de lleno.
El chico salió disparado hasta el borde de la plata-forma. El gigante, aprovechando ese momento, seabalanzó sobre el héroe para darle el golpe final.Pero Corsus aprovechó el último momento y disparócon la turbina la cuchilla de aire, ensartando almonstruo. Éste resbaló y cayó al vacío. Pero tal erasu poder que surgieron dos alas de su lomo hastallevarle a la superficie.
- ¡No puede acabar así…! ¡Es inmortal! -gritó desesperadoCorsus.
El titán absorbió todo el gas que allí había y se hizoenormemente grande. Cargó contra el chico, pero laturbina se puso en acción justo a tiempo. Un mangualde aire salió disparado de la turbina y se clavó en la frente
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del monstruo. La turbina hizo que el héroe subiera hastala cabeza del titán. El gigante daba tumbos de furia, peroCorsus aguantó subido, sacó su daga e hizo un tajo en lafrente del monstruo. Como vio que no surtía efectodescendió hasta el ojo y clavó allí su daga. Ahora el gigantegritaba de dolor y acabó derrumbándose en el suelo.
- ¡Ahora el golpe de gracia! -Corsus activó la turbina y deella surgió el filo de una espada. La clavó en el pecho deltitán con tanta fuerza que el grito de dolor de éste seescuchó hasta abajo. En ese momento, la victoria se habíaescuchado hasta los confines del universo. Corsus bajóde la torre temblando de emoción. Cuando salió al exteriortodo fueron vítores. Pero poco duró…
- ¡No os podéis librar de mí tan fácilmente! ¡Roooaaaar-rrgg! -¡El titán había descendido de la plataforma paradestruir a todos!
- ¡No lo entiendo! ¡Le maté yo mismo! -gritó Corsus.
El titán se abalanzó contra el chico una vez más con talfiereza que el suelo tembló. Rápidamente Darkry seinterpuso entre los dos interceptando el golpe. El titánse evaporó y el ciborg quedó destrozado en el suelosoltando chispas.
- ¡¡¡Darkryyyyyy!!! -Corsus quedó destrozado por dentroal ver cómo su amigo detuvo al titán con su vida. Entrelas lágrimas de Corsus, el planeta empezó a recuperarse.Fue corriendo hacia el cuerpo de su amigo y observó elcráneo. Había una abertura y un objeto con forma detarjeta.
- ¡El chip de memoria! ¡Está intacto! ¡Darkry sigue vivo! -un estallido de alegría recorrió el cuerpo de Corsus. Loscinco gases habían sido desterrados de la Tierra…
De momento…
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Javier Tapia12 años
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JUNIO 2009EDITA: FUNDACIÓN CAJAMURCIA
D.L.: MU-1.856-2009
El Club de la Cometa
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