na joven y rubia Reina regentaba las llamadas Tierras del Sur,un pequeño reino donde las alianzas entre escudos de armasfamiliares hacía posible que la bella regidora mantuviese enequilibrio su pesado sillón del trono sobre el que poco a poco ibacolgando preciosas piedrecitas con bonitos cordones de colores.

ara legislar en los distintos condados y ducados que

componían el Reino la hermosa Soberana hizo llamar a las mujeresque componían el Consejo de Vasallos del más alejado de esosducados, prestas y dispuestas las cuatro representantes acudieron alencuentro.

eunidas todas las mujeres ya en conclave su Majestad

hablaba desde su trono, un peldaño más abajo las Consejeras delDucado preguntaban por el estado de los asuntos que atañían a sustierras y ciudadanos, la escena era perfecta, la cordialidad flotaba enel ambiente, una pequeña Princesita jugaba y revoloteaba en laestancia poniendo una nota de color en aquella cada vez más fríaconversación, mientras la pequeña buscaba y encontraba juguetes obombones en los grandes baúles aquella escena cambiaba pormomentos.

e repente una observación que sin maldad le hace una de

sus insignesVasallas provoca en la Reina una desazón terrible, elambiente se caldea, la recepción se transforma en una tertulia yparloteo que la Regidora sube de nivel, sus ojos comienzan aensancharse y profundizarse cambiando de color, deja de ver a susVasallas como tiernas moradoras de sus tierras feudales y pasa averlas en sus adentros como brujas desalmadas armadas de potentestijeras con intención de cortar los hilos de los que penden todas supiedras precisas que decoran su gran trono. Comienza a invocartruenos y relámpagos contra las Consejeras, levanta vientos ytempestades contra todas ellas y en un descuido envolviéndose ensu oscura capa desaparece de la estancia.

as Vasallas del Consejo atónitas al ver tales tropelías e

infortunios deciden regresar a los confines de su Ducado, al menosallí el clima no es tan pérfido.

P

R

D

L

Moraleja para los niños:Cuidado niños que las apariencias engañan.

rase que se era… ( cuento popular nórdico )

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