cuentos de la colina de watersh - richard adams

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Una novela de richard adams

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  • Cuentos de la colina de Watership,es todo un acontecimiento: al filode los veinticinco aos de lapublicacin de La colina deWatership, un clsico de lanarrativa moderna, su autor seenfrenta al difcil reto, evitadohasta la fecha, de hacer revivir lospersonajes de aquella novela, ynarrarnos ignorados percances, aalgunos de los cuales se aluda enLa colina de Watership, y nuevasaventuras o mitos de este mundopeculiar, en los que, adems,respecto a la entrega anterior, sedefine de modo ntido la

  • individualidad femenina de la faunaconejil. Este libro es, en todos losaspectos, un digno sucesor de Lacolina de Watership. Convincente,conmovedor y ameno, llevar denuevo a los lectores entusiastas ala colina de greda, hogar del hbilAvellano y sus amigos.Un alegre complemento de lanovela original (The New YorkTimes Book Review).

  • Richard Adams

    Cuentos de lacolina de

    WatershipePub r1.0

  • Titivillus 18.04.15

  • Ttulo original: Tales from WatershipDownRichard Adams, 1996Traduccin: Encarna QuijadaDiseo de cubierta: Ripoll AriasIlustracin de cubierta: El conejo, deAlberto Durero

    Editor digital: TitivillusePub base r1.2

  • A Elizabeth, con amor ygratitud

  • Agradecimientos

    Deseo expresar mi agradecimiento ami secretaria, Elizabeth Aydon, que nosolo mecanografi el manuscrito de estelibro con eficacia y paciencia, sino quetambin me ayud enormemente almencionarme las incoherencias yofrecerme valiosas sugerencias durantenuestras conversaciones.

    Nota

    Han sido tantas las personas que mehan preguntado por la correcta

  • pronunciacin del nombre El-ahrairahque me ha parecido oportuno incluir unanota.

    Las primeras dos slabas sepronuncian como el nombre inglsElla (la). Viene a continuacin laslaba hrair, cuya pronunciacin paraun espaol vendra a ser hrer. Y porltimo est la slaba rah.

    Todas las slabas son tnicas, con laexcepcin de la la de Ela. Las dos erresse pronuncian ligeramente enlazadas.

  • Introduccin

    Los relatos que forman este libro sehan dividido en tres partes. Primero seincluyen cinco cuentos tradicionales quetodos los conejos conocen sobre elhroe El-ahrairah (el prncipe de los milenemigos) y algunas de sus aventuras.Dos de ellos, El agujero en el cielo yEl zorro en el agua, se mencionan depasada hacia el final del captulo 30 deLa colina de Watership, y en el captulo47, durante su enfrentamiento con elgeneral Vulneraria, Pelucn oye a susespaldas cmo Diente de Len lesexplica a las hembras el cuento de El

  • zorro en el agua. Otra de las historiasincluidas en esta primera parte, Lahistoria de Vernica, se ha escogidocon la intencin de ilustrar el tipo decuento simpln de los que gustan losconejos.

    La segunda parte consta de cuatro delas muchas historias que corren sobrelas aventuras de El-ahrairah y suincondicional Rabscuttle, durante elcamino de regreso despus de su terribleencuentro con el Conejo Negro de Inl.

    En la tercera parte se narran algunasde las aventuras que vivieron Avellano ysus conejos durante el invierno, laprimavera y principios del verano quesiguieron a la derrota del general

  • Vulneraria.

  • Primera parte

  • 1El sentido del olfato

    Tienen narices, perono pueden oler.

    Salmos, 115

    Aquel que tiene valor yse atreve es el que gana.

    Lema del Ejrcito deSalvacin

    Cuntanos una historia, Diente deLen!

  • Corra una agradable tarde de mayo,en la primavera que sucedi a la derrotadel general Vulneraria y los efrafanos enla colina de Watership. Avellano yvarios de sus veteranos, aquellos queestaban con l desde que dejaran lamadriguera de Sandleford, yacantumbados plcidamente sobre la clidahierba, con la panza llena. No muy lejos,Kehaar picoteaba incansable entre lasmatas de hierba, ms para consumir suinagotable energa que por hambre.

    Los conejos haban estadoconversando, rememorando algunas delas grandes aventuras del pasado ao.Cmo haban dejado la madriguera deSandleford despus de que Quinto les

  • advirtiera del desastre inminente. Cmohaban llegado a la colina de Watershipy cavaron sus primeros agujeros, paradescubrir que no tenan una sola hembracon ellos. Avellano record su pocojuicio al planificar el asalto a la granjade Nuthanger, que casi le haba costadola vida, lo que les llev a su vez arecordar el viaje al gran ro. Porensima vez, Pelucn relat lasexperiencias vividas en frafa, cuandose hizo pasar por oficial del generalVulneraria y convenci a Hyzenthlay deque formara el grupo de hembras queescaparan en medio de la tormenta. Yde nuevo intent Zarzamora explicar eltruco de la batea, que les haba

  • permitido escapar por el ro, aunquetuvo tan poca fortuna como en ocasionesanteriores. Pelucn rehus dar detallessobre su enfrentamiento con Vulneraria,pues, segn dijo, aquello preferaolvidarlo; as es que Diente de Lentom el relevo y habl sobre el perro dela granja de Nuthanger, sobre el modo enque Avellano lo haba dejado suelto y ly Zarzamora hicieron que les persiguierapara llevarlo directamente a losefrafanos que haba reunidos en lacolina. Apenas haba terminado derelatar esta aventura cuando escuch lavieja y conocida exclamacin:

    Cuntanos una historia, Diente deLen! Cuntanos una historia!

  • Diente de Len no respondi enseguida. Pareca reflexionar. Se puso amordisquear briznas de hierba por aquy por all y, tras dar unos brincos, seaposent en un lugar algo ms soleado.Al cabo replic:

    Creo que hoy os contar unahistoria nueva. Una que nunca anteshabis odo. Es sobre una de las msgrandes aventuras de El-ahrairah.

    Hizo una pausa para frotarse la narizcon las patas delanteras. Nadie apremial maestro narrador, que con aquellapausa pareca reafirmar su posicinentre ellos. Una leve brisa agit lahierba. Una alondra que haba terminadosu cancin descendi para posarse cerca

  • de ellos y, tras unos instantes, volvi aelevarse. Diente de Len empez.

    Tiempo atrs hubo una poca en quelos conejos no tenan olfato. Vivancomo ahora, pero no tener olfato suponaun terrible lastre. Buena parte del placerde las maanas de esto se perda paraellos, y no podan descubrir su comidahasta que la tenan encima. Peor an, nopodan oler a sus enemigos, y por estacausa muchos moran bajo las zarpas dearmios y zorros.

    Pues bien, lo cierto es que El-ahrairah se dio cuenta de que, aunquesus conejos no tenan olfato, susenemigos y las otras criaturas, incluso

  • los pjaros, s lo tenan, y se hizo elpropsito de encontrarlo al precio quefuera. Empez a buscar consejo portodas partes y por doquier preguntabadnde poda encontrar aquel sentido,pero nadie supo darle una respuesta.Hasta que un da pregunt a un conejomuy viejo y sabio de su madriguera,llamado Trinitaria.

    Recuerdo que, cuando era jovenle dijo Trinitaria, dimos cobijo ennuestra madriguera a una golondrinaherida, una golondrina que haba viajadoa lo largo y ancho del mundo. Noscompadeca por no tener olfato, y dijoque el camino que conduce a ese sentidose encuentra en una tierra de perpetua

  • oscuridad, bajo la custodia de unascriaturas fieras y peligrosas, conocidascomo lipos, que viven en una cueva.Ms no supo decirnos.

    El-ahrairah le dio las gracias y, trasdeliberar largamente, fue a ver alprncipe Arco Iris. Expuso ante elprncipe su deseo de viajar a aquellatierra, y solicit despus su consejo.

    Haras mejor en no intentarlo, El-ahrairah le dijo el prncipe.Cmo supones que podrs encontrar elcamino hacia un lugar que no conoces atravs de una tierra de perpetuaoscuridad? Ni siquiera yo he estado all,y no deseara hacerlo por nada delmundo. Echars a perder tu vida

  • tontamente.Es por mi gente replic

    El-ahrairah. No puedo seguircontemplando impasible cmo los matanda tras da por culpa del olfato. Notienes ningn consejo que puedaayudarme?

    Solo puedo decirte una cosa. Siencuentras a alguien en tu camino, noreveles bajo ningn concepto el motivode tu viaje. Son extraas las criaturasque pueblan aquel pas, y si sedifundiera la noticia de que no tienesolfato podra ser peligroso. Inventaalgn otro propsito. Espera te dareste collar astral para que lo llevesalrededor de tu cuello. Es un presente

  • del Seor Frith. Tal vez te sea de ayuda.El-ahrairah dio las gracias al

    prncipe Arco Iris y parti al dasiguiente. Y lleg por fin un da a lafrontera del pas de perpetua oscuridad,una frontera de luz crepuscular que ibaoscurecindose hasta que la negruraresultaba impenetrable. No saba haciadnde tena que ir, ni tena manera deorientarse, por lo que hubiera podidomuy bien suceder que estuviera andandoen crculos. Oa a su alrededor a otrascriaturas que se movan en la oscuridady se le antojaba que saban lo quehacan. Pero seran amigas, seraprudente hablarles? Al cabo, lleno dedesesperacin, se sent en la oscuridad

  • y aguard en silencio hasta que oy auna criatura que andaba cerca. Entoncesdijo:

    Estoy perdido. Puedesayudarme?

    La criatura se detuvo y, tras unosmomentos, le respondi en una lenguaque le era extraa pero podacomprender.

    Por qu ests perdido? Dednde vienes y adnde te diriges?

    Vengo de una tierra donde brillael sol, y estoy perdido porque no puedover y no estoy acostumbrado a estaoscuridad.

    Pero supongo que podrs oler, noes cierto?

  • El-ahrairah a punto estuvo de decirque no tena olfato, pero record elconsejo del prncipe Arco Iris. As esque dijo:

    Aqu los olores son diferentes.Me confunden.

    Entonces, no tienes idea de quclase de criatura soy?

    Ni la ms remota. Pero no parecespeligroso, eso es bueno.

    El-ahrairah oy que la criatura sesentaba. Y al poco dijo:

    Soy un glanbrin. Hay glanbrin enel lugar de donde vienes?

    No. Nunca he odo hablar de losglanbrin. Yo soy un conejo.

    Nunca he odo hablar de los

  • conejos. Deja que te huela.El-ahrairah permaneci tan quieto

    como pudo mientras el glanbrin, que erapeludo y pareca tener ms o menos elmismo tamao que l, olisqueaba sucuerpo de arriba abajo. Finalmente dijo:

    Bueno, yo dira que nosparecemos bastante. No eres un animalde presa y tienes un odo muy agudo.Qu comes?

    Hierba.Aqu no hay. La hierba no crece

    en la oscuridad. Nosotros comemosraces. Pero de todos modos creo quenos parecemos mucho. No quieresolerme?

    El-ahrairah hizo ver que lo

  • olisqueaba de arriba abajo y, mientras lohaca, se dio cuenta de que aquel animalno tena ojos; es decir, que lo que debanser los ojos estaban duros, eranpequeos y estaban muy hundidos, casiperdidos en el interior de la cabeza.Pero a pesar de ello pens: Si esto noes un conejo, yo soy un tejn. Y dijo:

    No me parece que seamos muydiferentes. Con la excepcin del iba a decir olfato, pero se detuvo atiempo y concluy: de que yo mesiento completamente desorientado yperdido en esta oscuridad.

    Pero si tu lugar est en el pas dela luz, por qu has venido?

    Quiero hablar con los lipos.

  • El glanbrin peg un bote del susto.Has dicho los lipos?S.Pero nadie se acerca nunca a los

    lipos. Te matarn.Por qu?Te matarn porque comen carne, y

    son muy fieros. Pero incluso si no fueraas, son las criaturas ms temidas deestas tierras. Tienen poderes malignos yoscuros conjuros. Por qu quiereshablar con ellos? Sera como tirarse decabeza al ro Negro.

    Entonces El-ahrairah, no viendo quotra cosa poda hacer, explic alglanbrin por qu haba venido a laTierra Oscura y qu era aquello que

  • tanto necesitaba su gente. El glanbrinescuch en silencio y despus dijo:

    Eres valiente y bondadoso, loreconozco. Pero lo que pretendes esimposible. Haras mejor en volver a tucasa.

    Puedes guiarme hasta los lipos?dijo El-ahrairah. Estoydeterminado a ir de todos modos.

    Tras una larga discusin, el glanbrinaccedi finalmente a conducir a El-ahrairah tan cerca de los lipos comopudiera. Eran dos das de viaje porparajes donde nunca antes haba estado.

    Entonces, cmo sabrs elcamino? le pregunt El-ahrairah.

    Por el olor, por supuesto. Estas

  • tierras estn impregnadas del olor de loslipos. No hueles nada de nada?

    Nada dijo El-ahrairah.Bueno, ahora s que de verdad no

    puedes oler. Si yo no oliera estara tantranquilo como t. Por lo menos notendrs que aguantar el tufo.

    Y, con esto, se pusieron en marcha.Por el camino, el glanbrin le explicmuchas cosas sobre las costumbres desu gente que, as se lo pareci a El-ahrairah, no diferan mucho de las desus conejos.

    Por lo que veo, vivs comonosotros le dijo. Vivs en grupos.Cmo es que estabas solo cuando meencontraste?

  • Es triste le respondi el otro.Haba escogido a una compaera, unahermosa hembra. Su nombre esFlairdora, y todo el mundo la admira.bamos a cavar una conejera para tenernuestra camada, pero entonces lleg unextrao, un glanbrin grande y corpulentoque se hace llamar Camorro. Dijo queluchara conmigo y tomara a Flairdorapara s. Luchamos y l gan, as es quetuve que marcharme. Mi corazn estroto. Mi vida ya no tiene sentido. No squ hacer. Cuando nos encontramos, ibavagando de un lado a otro. Por eso heaccedido a guiarte. En estos momentos,tanto me da hacer una cosa como otra.

    El-ahrairah le dijo que lo senta.

  • Conozco esa historia. En el lugarde donde procedo eso sucedecontinuamente. Si te sirve de consuelo,no eres el nico.

    El glanbrin haba dicho dos das,pero en aquel terrible lugar, El-ahrairahera incapaz de contar los das.Trastabillaba continuamente y selastimaba, pues ni poda ver ni podaoler. Su cuerpo se llen de magulladurasy moratones. El glanbrin se mostrabapaciente y comprensivo, pero El-ahrairah intua que hubiera deseadopoder ir ms deprisa. Estabavisiblemente nervioso y ansiabaterminar aquel viaje lo antes posible.

    Despus de recorrer un largo

  • camino, durante lo que a El-ahrairah leparecieron muchos das, el glanbrin sedetuvo en un lugar donde haba variosmontones de piedras diseminadas. El-ahrairah no las vea, pero saba queestaban all.

    No me atrevo a aventurarme msall dijo el glanbrin. A partir deahora debers encontrar el camino tsolo. Podrs orientarte por el viento.Normalmente sopla siempre en la mismadireccin.

    Qu vas a hacer t?Aguardar aqu dos das, por si

    vuelves. Aunque s que no lo hars.S, s volver. Encontrar estas

    piedras de nuevo, con oscuridad o sin

  • ella. Adis, amigo glanbrin.Parti de nuevo en medio de las

    tinieblas, procurando orientarse por labrisa ligera. Pero era difcil ir siempreen una misma direccin, y avanzaba muydespacio. La oscuridad resultabaagobiante. Estaba agotado y, a pesar delo que le haba dicho al glanbrin,empezaba a preguntarse si sera capazde soportar aquello el tiempo suficientepara poder volver a casa. Laimposibilidad de ver lo que le rodeabahaca que se sobresaltara continuamente,y no dejaba de tropezar y caer. Eraterrible. Pero lo ms terrible era elsilencio. Era como si la oscuridad densay profunda que lo rodeaba estuviera

  • viva y le odiara; y nunca se alteraba,nunca dorma, ni hablaba. Se limitaba aesperar que perdiera el juicio, a que sedesmoronara y se diera por vencido. Sieso suceda, estara perdido.

    Y al miedo y la incertidumbre sesumaban el hambre y la sed. No habaprobado una sola brizna de hierba desdeque llegara a aquel terrible lugar. Ciertoes que con la ayuda del glanbrin nohaba pasado hambre pues, cuando leexplic que su pueblo se alimentababsicamente de lo que llamaban brirs,una suerte de zanahoria silvestre, sepuso a olfatear y desenterr algunas.Eran carnosas, y saciaron su hambre y sused. Pero saba que l solo sera incapaz

  • de encontrarlas. Rog al Seor Frith quele diera valor, aunque sospechaba que nisiquiera l podra imponerse en mediode una oscuridad tan profunda.

    El-ahrairah sigui su camino condeterminacin, pues era consciente deque si se renda aquello sera su muerte.Pero se senta solo, y hubiera dadocualquier cosa por tener a su lado a sufiel Rabscuttle. No haba queridoaceptar cuando este le suplic que lepermitiera acompaarle.

    Las horas pasaban. El vientosoplaba an en la misma direccin, peroEl-ahrairah ignoraba si an le quedabaun largo camino por recorrer. Y tan malole pareca volver atrs como seguir

  • avanzando.Rondaba esta idea pesimista por su

    cabeza, cuando oy en la oscuridad quealguna criatura se acercaba. Por elsonido deba de ser grande, mucho msgrande que l, y avanzaba con decisin yseguridad. El-ahrairah se quedpetrificado, apenas se atreva a respirar.Que pase de largo, pens, que pase delargo.

    Pero no hizo tal cosa. Sin duda lohaba olido mucho antes de que lreparara en su presencia. Fuedirectamente hacia l, se detuvo unosinstantes y entonces lo apres bajo unazarpa enorme y suave, con las uasretradas. Se dirigi a otra criatura que

  • haba cerca en un lenguaje extrao, perode nuevo pudo El-ahrairahcomprenderlo.

    Lo tengo, Zhuron.Otras criaturas similares se

    acercaron. En unos momentos lorodearon. Todos lo olan y lo tocabancon sus grandes zarpas.

    Es una especie de glanbrin dijouno de ellos.

    Qu haces aqu? dijo otro.Responde. A qu has venido?

    Seor consigui murmurar El-ahrairah sobreponindose al terrorque le invada, vengo del pas del soly estoy buscando a los lipos.

    Nosotros somos los lipos. Y

  • matamos a los extraos. Nadie te lo hadicho?

    Otro de los lipos habl entonces.Espera. Parece que lleva una

    especie de collar.Uno de ellos acerc el hocico a su

    cuello y olfate el collar que le diera elprncipe Arco Iris.

    Es un collar astral. El-ahrairahsinti que las criaturas retrocedan.

    Dnde lo has conseguido? pregunt el primer lipo. Lo hasrobado?

    No, seor. Es un regalo que elSeor Frith me hizo como prenda denuestra amistad antes de iniciar mi viaje,para que me protegiera.

  • Del Seor Frith, dices?S, seor. El mismsimo prncipe

    Arco Iris me lo puso alrededor delcuello.

    El silencio se prolong un rato. Ellipo que lo tena apresado lo solt yotro le dijo:

    Y dinos, por qu has venido?Qu quieres de nosotros?

    Seor replic El-ahrairah,mi gente, los conejos, no tienensentido del olfato, y eso hace quesiempre estn en peligro y sufranterriblemente, como podris suponer.Lleg a mi conocimiento que solovosotros tenis el poder de otorgar esedon, y he venido a suplicaros que lo

  • concedis a los mos.Entonces, t eres el jefe de esas

    criaturas, los conejos, no es cierto?S, seor.Y has venido solo?S, seor.Realmente, no te falta el valor.El-ahrairah no respondi, y de nuevo

    se hizo el silencio. Estaba rodeado, y elaliento abrasador de aquellas criaturasle asfixiaba. Al cabo, el ltimo quehaba hablado dijo:

    Es cierto que durante largos aoshemos sido los guardianes del olfato.Pero no le encontrbamos ningunautilidad, pues no pareca haber ningunacriatura que lo necesitara. Era una carga,

  • de modo que lo regalamos.A quin? pregunt El-ahrairah

    tembloroso.Al rey del Ayer, por supuesto. A

    quin bamos a regalarlo, si no?El-ahrairah se sinti amargamente

    mortificado. Despus de un viaje tanlargo, despus de conseguir que loslipos le perdonaran la vida, y ahora ledecan que ya no tenan aquello quebuscaba. Trat de serenarse.

    Seor dijo, dnde est eserey, adnde debo ir para encontrarlo?

    Deliberaron entre ellos y, tras largorato, el primero dijo:

    Est demasiado lejos para quepuedas llegar caminando. Te perderas y

  • moriras de hambre. Puedes venirconmigo. Te llevar sobre mi espalda.

    Lleno de agradecimiento, El-ahrairah se postr ante los lipos yles dio repetidamente las gracias. Al fin,uno de ellos dijo:

    En marcha, pues lo cogi entrelos dientes y lo coloc sobre la espaldade otro. Tena un pelaje espeso y spero,y no le result difcil agarrarse.

    Partieron a una velocidad que a El-ahrairah se le antoj enorme. Por elcamino le habl al lipo del amigoglanbrin que le esperaba junto a lasrocas y pregunt si podan pasar porall.

    Por supuesto que podemos

  • replic el lipo. Nos pilla de camino.Pero en cuanto tu amigo me huela saldrhuyendo.

    Si me bajis un poco antes dellegar, yo lo buscar y se lo explicar.Entonces podris venir y llevarnos a losdos.

    El lipo estuvo conforme. Y as, El-ahrairah march y encontr alglanbrin, que al principio pareciaterrorizado ante la idea de viajar alomos de un lipo. Sin embargo, El-ahrairah logr persuadirlo y el lipoparti de nuevo llevndolos a los dos asu espalda.

    A lomos del lipo, tardaron apenasun instante en llegar al lugar donde el

  • glanbrin y El-ahrairah se habanencontrado. Una vez all, le explic allipo cmo su amigo haba perdido a suhermosa hembra.

    Est muy lejos tu madriguera? pregunt el lipo.

    Oh, no, seor. Es aqu mismo.Guiado por el glanbrin, el lipo los

    llev hasta all. Y cuando Camorro, elconejo que le haba arrebatado aFlairdora, oli al lipo, sali de lamadriguera y se alej como alma quelleva el Conejo Negro. El glanbrin se loexplic todo a Flairdora, quien semostr encantada de volver a tenerlopor compaero, pues aunque odiaba aCamorro, no haba tenido ms remedio

  • que aceptarlo.El glanbrin y El-ahrairah se

    despidieron dando sinceras muestras degratitud y amistad. Y con esto el lipoparti con El-ahrairah sobre su espaldahacia la corte del rey del Ayer.

    Pronto alcanzaron la frontera de luzcrepuscular. Jams se haba sentido El-ahrairah tan contento de ver la luz. Ellipo lo baj en el lindero del bosque.

    La corte del rey est por all dijo. Ahora debo dejarte. Me alegrahaber podido ayudar a un amigo delSeor Frith y desapareci en elbosque.

    Al salir de entre los rboles, El-ahrairah se encontr en un campo

  • lleno de malezas. Al otro lado haba unseto de espinos algo descuidado y unaverja vieja y medio rota. El-ahrairah, alpasar la verja, se encontr con unacriatura que tena ms o menos suestatura y largas orejas, como l, perocon una larga cola. Lo saludcortsmente y le pregunt dnde podaencontrar la corte del rey del Ayer.

    Puedo llevarte hasta l le dijoeste. No sers por casualidad unconejo ingls? Bueno, siempre pensque esto tena que suceder.

    Y t qu eres? pregunt El-ahrairah.

    Soy un ualab. Iremos por aqu,hasta el ro. El rey probablemente est

  • en el gran jardn.Bajaron por el campo hasta la orilla

    de un ro tranquilo que a El-ahrairah sele antoj que apenas si se mova. Sucompaero se dirigi pausadamente auna especie de garza de plumaje marrny cabeza negra que caminaba por losbajos. El pjaro dio unos pasos endireccin a ellos y le dedic a El-ahrairah una mirada escrutadora quele incomod mucho.

    Es un conejo ingls dijo elualab. Acaba de llegar. Voy allevarlo a presencia del rey.

    La garza nada dijo y se limit aseguir caminando por el agua con aireindiferente. El-ahrairah y su

  • acompaante siguieron la orilla del ro.El sendero desembocaba entre unossombros arbustos de tejo y laurel, y trasde ellos se alzaban unos viejoscobertizos que formaban los tres ladosde algo parecido a un patio. La tierraque formaba el suelo era muy compactay haba all diversos animalesdesconocidos para El-ahrairah. Enmedio de todos ellos haba una bestiagrande y con cuernos, una especie devaca gigante y desaliada. Cuandoentraron en el patio, el animal alz sucabeza grande y barbuda y se dirigilentamente hacia ellos. El-ahrairah tuvomiedo y a punto estuvo de echar acorrer.

  • No debes tener miedo le dijo sucompaero. l es el rey. No te hardao.

    El-ahrairah, an temblando, setendi en el suelo mientras el grananimal lo hocicaba con sus clidasnarices y lo dejaba cubierto de babas.Al cabo, con una voz profunda y amable,dijo:

    Por favor, levntate y dime quclase de animal eres.

    Soy un conejo ingls, Majestad.Es posible que ya no quede

    ninguno?Lo siento, Majestad, no os

    comprendo.Tu gente se ha extinguido?

  • No, por cierto, Majestad. Mealegra decir que somos muy numerosos.He hecho un viaje largo y peligroso parallegar hasta vos, pues deseo solicitar unfavor para mi gente.

    Pero este es el reino del Ayer.Acaso no lo sabas cuando iniciaste tuviaje?

    He odo el nombre, Majestad,pero desconozco su significado.

    Todas las criaturas que hay en mireino estn extinguidas. Cmo esposible que hayas llegado hasta aqu sivosotros no lo estis?

    Un lipo me trajo sobre su lomo atravs de un bosque de sombras. Laoscuridad casi me hizo enloquecer.

  • El rey asinti con su inmensacabeza.

    Comprendo. De otro modo nohubieras podido llegar hasta aqu. Pero,por lo que dices, los lipos no temataron. Tienes alguna clase de podermgico?

    Algo as, Majestad. Tengo labendicin y proteccin del Seor Frithy, como veis, llevo un collar astral.Puedo preguntar qu clase de criaturasois?

    Soy un bisonte de Oregn. Yogobierno este pas por designio delSeor Frith. Cuando has llegado medispona a dar un paseo por misdominios. Puedes acompaarme si lo

  • deseas.Salieron del patio y caminaron por

    campos en los que se concentrabanmiles y miles de animales diferentes, yde pjaros que volaban sobre suscabezas. A El-ahrairah aquel lugar se leantoj triste y desolado, pero nada dijoal rey. Se detuvo a admirar a un pjarocon el cuerpo moteado de negro y lasalas, la cola y los abazones rojos, un avemuy similar a un pjaro carpintero queestaba concentrada en su tarea en unrbol prximo. Pregunt por su nombre.

    Es un carpintero de Guadalupe dijo el rey. Ay, tenemos demasiadoscarpinteros por aqu. Ojal no fuerantantos.

  • A medida que avanzaban ibanapareciendo ms y ms animales, yalgunos de ellos se dirigan al rey y seinteresaban por la procedencia de El-ahrairah. Vio diversas especies deleones y tigres, y una suerte de jaguarque restreg su cabeza contra la pata delrey y camin junto a ellos un rato.

    Tenis aqu algn conejo? pregunt El-ahrairah.

    No replic este, no todava.Y al or aquello El-ahrairah se sinti

    profundamente agradecido y hastatriunfal. Tiempo atrs Frith le habaprometido que, aunque tuvieran milenemigos, jams seran destruidos, yhaba mantenido su promesa. Le habl al

  • rey sobre ello.Todos los especmenes que se

    encuentran aqu han sido destruidos porlos humanos dijo el rey, cuando sedetuvieron a hablar y a admirar a unesplndido oso pardo con un pelaje deun marrn plido que apareca salpicadode plata. A algunos, como el amigomexicano que tenemos aqu, lesdisparaban deliberadamente, loscapturaban y los envenenaban, hasta queacababan por exterminarlos. Pero otrosdesaparecieron porque el hombredestruy sus hbitats naturales y nopudieron adaptarse a la vida en otroslugares.

    Estaban acercndose a un bosque.

  • Sus rboles, altos y cubiertos deenredaderas, ocultaban prcticamente elcielo. El-ahrairah se inquiet. Ya habavisto suficientes bosques. Pero alparecer, al rey lo nico que le interesabaera observar los pjaros de losalrededores. Y eran ciertamenteesplndidos: pinzones, reinitas comunes,molokai de oscuro plumaje, guacamayosy muchos otros que convivan en paz yrendan tributo al rey.

    Este bosque es inmenso dijo elrey, y cada da crece ms. Si teadentraras en l, pronto te perderas yseras incapaz de encontrar la salida. Loforman todos los bosques que loshombres han destruido. Ha crecido tanto

  • en los ltimos aos que el Seor Frithest pensando nombrar un segundo reypara que lo gobierne. Sonri. Y eserey podra muy bien ser un rbol, El-ahrairah. Qu te parecera?

    Me parecera que todas lasdecisiones del Seor Frith son sabias,Majestad.

    El rey rio.Buena respuesta. Ven, es hora de

    regresar. Hay una asamblea a la puestade sol, entonces podrs pedirme esefavor que deseas para tu gente. Teprometo que te ayudar si est en mimano.

    Cuando volvieron, pasaron por elro, donde el rey le mostr diversos

  • peces: un tmalo de Nueva Zelanda, uncacho de cola ancha, un blackfin cisco yotros muchos que se haban extinguido.Cuando llegaron al patio, vieron que yahaba varios animales y aves queaguardaban y, cuando el sol se pona, elrey anunci el inicio de la reunin.

    Empez presentando a El-ahrairah,diciendo que haba venido a la corte delAyer para solicitar un don quebeneficiara enormemente a sus conejos,de los que era el lder. Entonces pidi a El-ahrairah que ocupara su lugar, enmedio de todas las criaturas allreunidas, y les contara cul era ese donque solicitaba.

    El-ahrairah les habl de su gente, de

  • su fuerza, su rapidez y su astucia, y de lacarencia de algo que poda convertirlosen rivales de todos los otros animales,el sentido del olfato. Cuando concluy,saba que todos los animales estaban desu parte y deseaban ayudarle.

    Entonces habl el rey.Buen amigo dijo, conejo

    bravo y valeroso, con qu placerconcedera tu peticin. Pero, ay, metemo que en este reino ya no se custodiael sentido del olfato. Es cierto que loslipos nos lo regalaron hace muchosaos, pero aqu, en la tierra del Ayer, nopodamos darle ninguna utilidad. Un da,lleg una gacela emisaria del rey delMaana, y solicit que les prestramos

  • el sentido del olfato. La gacela prometique pronto lo devolveran. As que se lodejamos. Pero ya sabes cmo son estascosas, a menudo uno no recupera lo quepresta. Como a nosotros no nos servade nada, lo olvidamos, e imagino queotro tanto les sucedi a ellos. Estoyconvencido de que an est en la cortedel rey del Maana; me temo que lonico que puedo hacer es aconsejarteque vayas all a buscarlo. Lamentohaberte decepcionado.

    Est muy lejos? pregunt El-ahrairah, aunque para sus adentrospens que si tena que ir a algn otrositio se morira del disgusto. Pero quotra cosa poda hacer?

  • Me temo que est muy lejos, s replic el rey. Para un conejo debende ser muchos das de camino. Y sonmuchos los peligros que acechan.

    Majestad intervino un lobo gris,abigarrado y con un gran morro. Lollevar sobre mi espalda. Para m nosupone un gran esfuerzo.

    El-ahrairah acept encantado ypartieron aquella misma noche, pues ellobo de Kenai dijo que prefera viajarde noche y dormir de da.

    Viajaron durante tres noches, yrecorrieron un largo camino, pero El-ahrairah poco pudo ver de losparajes que atravesaban a causa de laoscuridad. El lobo le cont que, antao,

  • su gente se contaba entre los msgrandes de los lobos. Vivan en un lugarllamado la pennsula de Kenai, un lugarlejano y terriblemente fro donde sededicaban a cazar unos ciervos grandesllamados alces.

    Pero los humanos nos mataron atodos dijo.

    Al final de la tercera noche de viaje,cuando el alba ya casi despuntaba, ellobo puso a El-ahrairah gentilmente enel suelo y le dijo:

    No puedo llevarte ms lejos,amigo conejo. Yo estoy extinguido, y nopuedo llevarte a la tierra del Maana. Apartir de ahora tendrs que preguntar elcamino. Buena suerte! Espero que todo

  • te vaya bien y puedan darte aquello quebuscas tan valientemente.

    As que El-ahrairah penetr en latierra del Maana y empez a preguntarpor dnde se iba a la corte del rey.Pregunt a mapaches, ardillas listadas,marmotas y a muchos otros. Todosfueron amables y le ayudaron gustosos, yel viaje fue fcil. Al cabo, una maanaoy a lo lejos un clamor atemorizador,como si todos los animales del mundoestuvieran luchando.

    Qu es ese ruido? pregunt aun koala que estaba reposando en unrbol cercano.

    Eso? Es solo una reunin en lacorte del rey, amigo le respondi el

  • koala. Qu escandalosos, verdad? Yate acostumbrars. Algunos son un pocobastos, pero en realidad son inofensivos.

    El-ahrairah continu su camino,hasta que lleg a un seto cobrizo decerezo en flor donde haba dos grandespuertas ornamentales de oro. Cuandoestaba echando un vistazo por entre laspuertas al jardn que haba del otro lado,un pavo real, con la cola completamentedesplegada, se acerc y le pregunt ququera. Haba hecho un largo y peligrosoviaje para solicitar una audiencia delrey. Eso fue lo que dijo El-ahrairah alpavo real.

    Te dejar entrar encantado dijoel pavo real, pero te resultar difcil

  • acercarte al rey y hablarle. Hay miles decriaturas que desean hacer lo mismo. Elrey celebra una reunin cada da. La dehoy empezar dentro de muy poco. Esmejor que te apresures y dicho esto leabri una de las puertas.

    Al entrar en los jardines, El-ahrairahse encontr aprisionado entre unamultitud de animales, aves y reptiles quehablaban todos a la vez, determinados ahablar con el rey. Se sinti abatido.Cmo podra arreglrselas para llegarhasta el rey con tanta gente? Empez aabrirse paso entre los animales.

    Al otro lado del lugar por dondehaba entrado encontr un prado quedescenda suavemente y se allanaba en

  • un csped. Haba ya unos pocosanimales aguardando en la bajada y El-ahrairah pregunt a un gato quepasaba qu iba a suceder.

    Pues que el rey va a venir paraescuchar las peticiones de los animales.

    Hay muchos? pregunt El-ahrairah.

    S, siempre hay muchos replicel gato. Muchos ms de los que el reypodra atender en un da. Muchos hanviajado durante das para llegar hastaaqu, y aun as no consiguen unaaudiencia.

    La pendiente se llenaba pormomentos, y al ver a tantos animales, El-ahrairah se desinfl. Jams podra

  • llegar hasta el rey con tantoscontendientes. A menos, claro est, quepudiera idear algn truco ingenioso.Empez a devanarse los sesos. Un truco,un truco de conejos. Un truco deconejos, Seor Frith.

    De pronto repar en una vasijaornamental que haba en la cima de lapendiente, una vasija oval, el doble delarga que l, colocada sobre un pedestalde piedra. Al acercarse vio que noestaba llena de agua, sino de un lquidoplateado y brillante que nunca habavisto antes. Tampoco era transparente,como el agua, y no poda ver lo quehaba debajo, pues su superficiereflejaba como un espejo la luz del sol y

  • los animales que pasaban.Para qu sirve esto? le

    pregunt a otra criatura que haba porall y que pareca tambin una especiede gato.

    No sirve para nada lerespondi el animal en un tono muydesagradable. Se llama mercurio. Esun regalo que le trajeron al rey hace untiempo, y lo puso ah para que todos loadmiren.

    El-ahrairah no perdi el tiempo.Apoyando las patas delanteras en elborde de la vasija se dio impulso y saltal interior. Pero el mercurio no era comoel agua. Era ms espeso, y flotabaencima de l. Por ms que lo intentaba,

  • no consegua hundirse. Haba ahoramuchos animales alrededor de la vasija.

    Quin es ese?Qu se cree que est haciendo?Hay que sacarlo de ah. No tiene

    ningn derecho aOh, es uno de esos estpidos

    conejos.Eh, t, sal de ah.El-ahrairah sali dificultosamente.

    No haba logrado empaparse comoquera, pero con lo poco que se habapegado a su pelaje pareca cubierto degotitas de plata que se agitaban cuandose mova. Algunos intentaron agarrarlo,pero l se solt y corri al pie de lapendiente, donde se sent el primero

  • entre la multitud justo cuando el reyllegaba desde un lado, junto con tres ocuatro acompaantes, y se pona aobservar a sus sbditos.

    Era un ciervo imponente. Su pielsuave reluca a la luz del sol como la deun caballo recin cepillado. Tambinrelucan sus pezuas negras y llevaba susoberbia y ramificada cornamenta contal grandeza y majestad que al verlo lamuchedumbre ruidosa guard silencio.Camin hasta el centro del csped, sevolvi y pase su agradable miradasobre la concurrencia.

    Cuando repar en la figurareluciente de El-ahrairah, que estaba apoco ms de un metro de l, lo observ

  • con curiosidad.Qu clase de animal eres?

    pregunt con una voz profunda y suave,la voz de alguien que nunca tiene prisa ya quien siempre se obedece.

    Majestad replic El-ahrairah, soy un conejo ingls y vengo de muylejos para solicitar vuestra gracia.

    Acrcate.El-ahrairah as lo hizo, y se sent a

    la manera de los conejos ante laspezuas relucientes del rey.

    Qu quieres? le pregunt elrey.

    He venido para interceder enfavor de mi gente, Majestad. No tienensentido del olfato, y eso no solo los

  • limita terriblemente a la hora de buscaralimento, sino que los deja indefensosante sus enemigos, los predadores, puesno pueden olerlos cuando se acercan.Noble rey, ayudadnos, os lo suplico.

    De nuevo se hizo el silencio. El reyse dirigi a uno de su squito.

    Tengo ese poder?Lo tenis, Majestad.Lo he usado alguna vez?Nunca, Majestad.El rey pareci reflexionar, hablando

    pausadamente para s mismo.Pero conferir a una especie una

    facultad de la que carece sera asumir elpoder del Seor Frith.

    De repente El-ahrairah grit:

  • Majestad, concedednos esesentido y os prometo a vos y a todas lascriaturas que hay aqu presentes que migente se convertir en la mayortribulacin de la raza humana. En todaspartes seremos para ellos un ltigo, unaplaga indestructible y una afliccin.Destruiremos sus verduras, cavaremosbajo sus verjas, arruinaremos suscosechas, los acosaremos da y noche.

    Al or esto, la alegra estall entretodas las criaturas que formaban laaudiencia. Alguien grit: Ddselo,Majestad. Dejad que se conviertan enlos peores enemigos de los humanos,igual que los humanos son nuestrospeores enemigos.

  • Aquella confusin bablica seprolongara an un rato, hasta quefinalmente el rey pase su mirada por lamuchedumbre para que se hiciera elsilencio. Entonces baj su hermosacabeza y apret su hocico contra El-ahrairah. Su inmensa cornamentapareci abrazarlo, como una empalizadainvencible.

    Que as sea. Lleva mi bendicin atu pueblo, y que el sentido del olfato seavuestro para siempre.

    En ese mismo momento El-ahrairahsupo que poda oler. La hierba hmeda,la multitud de animales que le rodeaban,el aliento clido del rey. Estaba tanabrumado por la gratitud y la alegra que

  • apenas pudo encontrar palabras paradarle las gracias al rey. Todas lascriaturas le aplaudieron y le desearon lomejor.

    Un guila real lo llev a casa.Cuando lo dej en el suelo, el primeranimal que encontr a su paso no fueotro que Rabscuttle, y varios ms de sufiel Owsla.

    Lo conseguisteis, loconseguisteis! Exclamaban a sualrededor. Podemos oler, todospodemos oler!

    Venid, seor dijo Rabscuttle.Debis de estar hambriento. No olisesas esplndidas coles que hay enaquella cocina? Venid y ayudadnos a

  • comerlas. Ya he excavado un tnel bajola verja.

    De modo que, todos los que hayisescuchado esta historia debis recordarque, cuando robis flayrah a loshombres, no solo os estis llenando lapanza, tambin estis cumpliendo lasolemne promesa que El-ahrairah le hizoal rey del Maana, como debe ser.

  • 2La historia de las tres

    vacas

    Las vacas son mi pasin.Charles Dickens, Dombey e

    hijo

    No digas tonteras, Quinto dijoPelucn.

    Corra una tarde fresca y hmeda deprincipios del verano, y estabansentados en el Panal, con Vilthuril y

  • Hyzenthlay.El-ahrairah tiene que hacerse

    viejo como cualquier conejo. Si no, nosera real.

    No es verdad replic Quinto.Siempre tiene la misma edad.

    Es que lo conoces o lo has vistoalguna vez?

    Ya sabes que no.Quines eran su padre y su

    madre?Nadie lo sabe. Pero sabes tan bien

    como yo que, segn la leyenda, enaquellos primeros tiempos, Frith cre atodos los animales y a todos los pjaros,y que todos eran amigos. Y El-ahrairahestaba entre ellos. As que es obvio que

  • no envejece, o por lo menos no de lamisma manera que nosotros.

    Pues yo te digo que s. Tiene queenvejecer.

    La discusin qued ah, pero aquellamisma tarde, cuando estaban reunidos enel Panal bastantes ms conejos, Pelucnvolvi a sacar el tema.

    Pero, si no envejece, cmo esposible que sea un conejo real?

    Si no me equivoco, hay unahistoria que habla de eso dijo Quinto. No recuerdo cmo era. Te acuerdast, Diente de Len?

    Supongo que te refieres a lahistoria de El-ahrairah y las tresvacas.

  • Las tres vacas?! exclamPelucn. Y eso qu demonios tieneque ver con lo que estamos hablando?

    Bueno dijo Diente de Len,yo lo nico que puedo hacer es contarosla historia tal como me la contaron a m,s, mucho antes de que viniramos aqu.Pero no me pidis que os explique susignificado. Escuchad la historia y sacadvuestras propias conclusiones.

    Muy bien! dijo Pelucn.Pues escuchmosla. Tres vacas!

    Diente de Len empez.

    Dicen que, hace mucho tiempo, El-ahrairah vivi durante una poca enestas mismas colinas. Y viva como

  • nosotros, tan plcidamente como poda,comiendo hierba y haciendoexpediciones ocasionales al huerto de lacasa grande que hay en el llano pararobar flayrah. Su felicidad hubiera sidocompleta si con el paso del tiempo nohubiera empezado a sentir que algocambiaba en l. Saba muy bien lo queeso significaba. Se estaba haciendoviejo. Lo perciba sobre todo en su odo,que empezaba a resentirse, y en suspatas delanteras, que estaban comoagarrotadas y ya no eran tan giles comoacostumbraban.

    Un da, cuando estaba comiendojunto a su conejera bajo el roco de lamaana, vio un verdern que

  • revoloteaba veloz entre los enebros ylos espinos. Al cabo comprendi que elpequeo pjaro intentaba hablarle, peroera muy tmido y se limitaba a ir y venirentre los arbustos. El-ahrairah esperpacientemente hasta que al fin, o as almenos se lo pareci, el pjaro cant losiguiente:

    El-ahrairah no envejecerasi su mente fuera fuerte y su

    corazn valeroso.

    Espera, pequeo pjaro! grit El-ahrairah. Dime qu ests tratandode decirme, qu debo hacer?

    Pero el pequeo pjaro se limit a

  • repetir:

    El-ahrairah no envejecerasi su mente fuera fuerte y su

    corazn valeroso.

    Tras esto, el pjaro se fue volando y El-ahrairah qued pensativo en mediode la hierba. Era valeroso, al menos esopensaba. Pero qu deba buscar, culera la tarea en la que deba demostrar suvalor? Finalmente, se hizo el propsitode descubrirlo.

    Pregunt a pjaros y a ranas, y hastaa las orugas amarillas y marrones quehaba entre la hierba cana, pero ningunosupo decirle dnde poda solucionar

  • aquel asunto de la vejez. Por fin,despus de haber vagado durantemuchos das, se encontr con una viejaliebre que estaba acuclillada a sumanera entre la hierba alta. La viejaliebre lo observ en silencio y El-ahrairah tuvo que armarse de valorpara dirigirse a ella.

    Pregntale a la luna dijo lavieja liebre sin apenas mirarle.

    Al orla, El-ahrairah tuvo la certezade que la liebre saba ms de lo quedeca. As es que se acerc a ella y ledijo:

    S que eres ms grande que yo, yque corres ms rpido. Pero piensoaveriguar lo que sabes como sea. No soy

  • un conejo tonto y preguntn que viene ahacerte perder el tiempo. La bsquedaque he emprendido me ha llevado a loms hondo de mi corazn.

    En ese caso, te compadezco replic la vieja liebre, pues parecesempeado en encontrar aquello que nopuede ser encontrado y dejar la vida enel empeo.

    Hblame dijo El-ahrairah.Har cualquier cosa que digas.

    Solo hay una respuesta para loque t buscas. El secreto est en las tresvacas, y solo en ellas. Has odo hablarde las tres vacas?

    No, nunca. Qu tienen que ver lasvacas con los conejos? He visto muchas

  • vacas, pero nunca he tenido tratos conellas.

    No puedo decirte dndeencontrarlas. Pero solo podrs culminartu bsqueda cuando encuentres elsecreto que guardan las tres vacas.

    Y con esto, la vieja liebre se fue adormir.

    El-ahrairah iba por todas partespreguntando por las tres vacas, pero noreciba sino respuestas divertidas oburlonas. Tanto era as que empezaba asentirse ridculo. En ocasiones, leenviaban maliciosamente en algunadireccin y, tras varios das de viaje,descubra que le haban tomado el pelo.Pero no se dio por vencido.

  • Una tarde, a principios de mayo,cuando estaba tumbado bajo un arbustode endrino y el sol desapareca bajo elcielo de plata, oy de nuevo a su amigoel verdern, que cantaba muy cerca,entre las ramas bajas.

    Ven, amigo lo llam, ven yaydame!

    El verdern cant.

    Busca el bosque de campanillas,busca en las amplias colinas,pues, si all buscas, encontrars.

    Dnde? Dnde, pequeopjaro? exclam El-ahrairahincorporndose de un salto. Dmelo,

  • por favor!

    Por mis alas, por mi cola y por mipico,

    la primera vaca no est a ms de unpar de brincos.

    Ve hasta el pie de la colina,y el bosque de la vaca vers

    encima.

    El verdern se alej volando y El-ahrairah se qued olisqueando condesconcierto las primeras pimpinelas dela temporada y unas orqudeastempranas, pues saba que no habaningn bosque en las inmediaciones. Sinembargo, poco despus descendi hasta

  • el pie de la colina y, para su sorpresa,vio que haba un denso bosque al otrolado de la pradera. Ante el bosqueestaba la vaca marrn y blanca msgrande que haba visto.

    Por fuerza tena que ser la vaca quebuscaba, y sin duda el bosque estababajo alguna suerte de encantamiento,porque cmo si no poda estar en unlugar donde tena la certeza de que antesno estaba?

    Se acerc cautelosamente. Si la vacale atacaba, echara a correr. Pero lavaca se limit a contemplarlo con susgrandes ojos marrones y no dijo ni mu.

    Frith sea contigo, madre! dijo El-ahrairah. Estoy buscando un

  • camino para atravesar el bosque.La vaca no dijo nada y El-ahrairah

    esper durante tanto rato la respuestaque empez a preguntarse si no le habraodo. Pero al cabo la vaca respondi:

    Es imposible atravesar el bosque.Pero debo hacerlo.Repar entonces en que la linde del

    bosque era espesa, y haba tal maraa dearbustos y zarzas que no hubiera podidopasar por all ningn animal mayor queun escarabajo. Solo haba una pequeaabertura, en el lugar donde la vacaestaba sentada, y esta lo taponaba porcompleto. Tal vez podra hacer que semoviera, pens El-ahrairah, aunque siera cierto lo que deca, no servira de

  • nada.Lleg la noche, pero la vaca segua

    sin moverse. Y tras la noche lleg lamaana. Entonces El-ahrairahcomprendi que deba de ser una vacasobrenatural, pues no pareca tenernecesidad de comer ni de beber. Tendraque idear algn truco. Se levant, bajola atenta mirada de la vaca, y empez aalejarse lentamente siguiendo el linderodel bosque hasta que lleg a un lugardonde los rboles y las matas formabanuna especie de curva. Haba albergadola esperanza de que el bosque acabaraen algn sitio y podra rodearlo, pero noera as. De modo que desapareci tras lacurva y al poco sali rpidamente y

  • corri hacia la vaca.Ests segura de que nadie puede

    entrar en este bosque, madre? lepregunt.

    Nadie puede entrar. Es un lugarsagrado para el Seor Frith y est bajoel hechizo de la luz del sol y la luz de laluna.

    Yo no s nada de luces dijo El-ahrairah. Pero detrs de aquellacurva hay dos tejones que parecen tenerla intencin de entrar. Estn escarbandocomo locos, y no tardarn.

    No tienen ninguna posibilidad replic la vaca. El encantamiento esdemasiado fuerte. De todos modos, esmejor que vaya a detenerlos y, tras

  • incorporarse con dificultad, se alejcaminando torpemente.

    En cuanto la vio desaparecer por lacurva, El-ahrairah se tir de cabeza porla abertura y se encontr inmerso en laextraa luz del bosque.

    Era diferente a todos los bosquesque haba visto. Estaba lleno deextraos sonidos, sonidosatemorizadores que tal vez procedierande los propios rboles o tal vez deanimales que no conoca. Pero, adems,no pudo encontrar un solo camino nisendero. A veces le pareca percibir elolor o el sonido del agua, pero cuandointentaba avanzar en aquella direccin,todo se volva confuso. Antes de entrar

  • en el bosque haba imaginado que paraun conejo con su saber y experienciasera fcil atravesarlo, pero ahora sedaba cuenta de su error. No dejaba deandar en crculos. Y estaba seguro deque, a pesar de los ruidos, no haba unsolo pjaro, ni una sola criatura vivientepor donde pasaba.

    Durante cuatro das, y ms, hrairdas, El-ahrairah err por aquelespantoso bosque muerto de hambre,pues all no haba hierba. Hubieraquerido volver atrs, pero ignoraba qucamino deba tomar, del mismo modoque ignoraba el camino que deba seguir.Finalmente, un da lleg a una pendientepronunciada, a cuyos pies corra un

  • pequeo arroyuelo cubierto de malezasy, como supuso que tarde o tempranosaldra del bosque por algn lado,decidi seguirlo.

    Durante dos das El-ahrairah caminjunto al arroyuelo, pero estaba tan dbilque lleg un momento en que ya no pudocontinuar. Se tumb en el suelo ydurmi, y al despertar le pareci que,ms abajo, la luz era ms intensa. Fuehacia all dando traspis y lleg por fina un lugar pantanoso, donde el bosquedaba paso a una pradera verde que seextenda hasta donde le alcanzaba lavista. La hierba era de la mejor quehaba probado nunca, y haba prmulasen abundancia. Comi cuanto quiso,

  • encontr un agujero en un terrapln ydurmi un da y una noche enteros.

    Cuando despert empez a caminarpor la pradera. Estaba llena de flores.Rannculos, margaritas, cincoenrama,orqudeas y pimpinelas. Cuandorecuper las fuerzas, empez aconsiderar qu camino deba seguir ensu extrao viaje. Y mientras descansabaen un terrapln, entre olorosas matas devaleriana, se sorprendi al ver que suamigo el verdern revoloteaba por elseto y cantaba:

    El-ahrairah, El-ahrairah!El-ahrairah est sano y salvo,y ahora debe buscar al gran toro

  • albo!

    El-ahrairah estaba perplejo. Habasupuesto que deba buscar a la segundavaca, de la que no vea seal alguna.Pero confiaba en el verdern, y continusu viaje por el llano. No encontr ningnotro animal en su camino y se senta tanseguro que, durante dos noches, durmial raso.

    Al tercer da lleg a un lugar dondela hierba estaba comida y pisoteada, yvio delante de l al toro blanco. Jamshaba visto criatura ms noble. Sus ojoseran grandes y azules como el cielo, suslargos cuernos eran del color del oropuro y su piel era suave y blanca como

  • las nubes de esto.El-ahrairah salud al toro

    amigablemente, pues estaba seguro deque no le hara dao. Se sentaron juntosentre la hierba y conversaron denimiedades como las flores y el sol.

    Vives solo? le pregunt El-ahrairah.

    Ay, s! Estoy solo replic eltoro, y cmo anso tener unacompaera. En tiempos pasados, Frithme prometi a aquella que se conocecomo la segunda vaca, pero no puedollegar a ella, porque est rodeada poruna gran extensin de rocas grandes ypuntiagudas que hieren mi carne y partenmis pezuas. Llevo aqu muchos meses,

  • pero no encuentro la forma de salvar esecruel desfiladero.

    Mustrame el camino dijo El-ahrairah. Tal vez sea ms fcilpara un conejo.

    El toro blanco lo guio por el llanodurante un largo camino, hasta quellegaron al lmite del desfiladero delque haba hablado. Una enorme masa derocas, hirientes como el tojo y gruesascomo zarzales que, al parecer, seextenda kilmetros y kilmetros.

    No hay toro que pueda pasar porah suspir el toro con voz lastimera. Pero es el nico camino que haypara llegar a la segunda vaca.

    Bueno, bien podra ser que un

  • conejo pueda pasar por donde un toro nopasa replic El-ahrairah. Amigotoro, yo ir y te traer noticia de lo queencuentre.

    Entonces El-ahrairah parti, y sedesliz por entre las rocas afiladas ysperas. Era un camino difcil hasta paraun conejo, y en ms de una ocasin tuvoque detenerse a considerar por dndepoda continuar. Durante tres dasavanz sobre piedras que cortaban suspatas y rocas que magullaban su pielcuando intentaba escurrirse entre ellas.Al tercer da, cuando el sol se estabaponiendo, las rocas terminaron por fin yse encontr en un llano, frente a lasegunda vaca.

  • Era una vaca flaca y huesuda, y tenaun aire tan melanclico que en cuanto lavio sinti lstima de ella. La saludalegremente, pero la vaca apenasrespondi. Dijo tan solo que all erabienvenido, y que era libre de comeraquellos pobres hierbajos y dormir en elterrapln ms cercano. Por la maana lehabl a la vaca como a una amiga. Lehabl de su viaje y del toro blanco, peroella pareca tan ausente y desdichadaque no hubiera sabido decir si le estabaescuchando o no.

    El-ahrairah permaneci varios dascon la pobre vaca, pero no encontrforma de disipar su melancola. Un da,mientras la segua por la parca hierba,

  • vio que de debajo de sus pezuasbrotaban rocas afiladas. Eso es! Ahestaba el secreto del encantamiento! Latristeza de aquel lugar, y el desfiladerodesolado e impenetrable eran reflejo dela desolacin de su corazn.

    El-ahrairah se hizo el propsito dereconfortarla y animarla. Le habl de losbajos de las corrientes al atardecer,donde los pececillos nadaban y la hierbacentella creca en densas matas junto alos pequeos estanques. Le habl de laacedera y los rannculos de las praderasen las que las vacas pasaban las largastardes de junio y julio agitando suscolas. De los terneros recin nacidosque saltaban y jugaban en la hierba. Le

  • habl de todo lo que a su juicio hubierapodido alegrar su corazn.

    Al principio la vaca no parecaescuchar lo que deca, pero a medidaque los das pasaban y la lluvia caa y elsol brillaba en aquel lugar inhspito, sucorazn empez a iluminarse poco apoco. Finalmente, una noche, le pidique le enseara el camino, y ella haralo posible por cruzar el desfiladero.Pero, cul sera su sorpresa cuando, a lamaana siguiente, al acercarse a lasrocas, vieron que se resquebrajaban yentre ellas brotaba hierba. Era que sucorazn aturdido empezaba a reaccionar.

    Con cautela y gentileza, El-ahrairahguio a la segunda vaca hasta el

  • desfiladero, que se transformaba anteellos. Despus de un da y una noche decamino, treparon por lo que se habaconvertido en un herboso lindero,cubierto de hiedra y salpicado de ayugaazul, y all vieron esperndolos al toroblanco.

    De los das que siguieron solo puedodecir que fueron de una gran felicidad. El-ahrairah se qued con sus amigos enla gran llanura. Habra de permanecercon ellos todo el invierno y ms an.Despus, cuando el verano tocaba ya asu fin y se acercaba el otoo, la vaca dioa luz una hermosa ternera, a la que pusopor nombre Espino Blanco.

    Espino Blanco y El-ahrairah se

  • hicieron buenos amigos. Cada atardecerla ternera se sentaba a escuchar sushistorias sobre la madriguera y sobre lasaventuras que le haban acontecido antesde que iniciara su bsqueda. Un da,cuando le estaba explicando el truco conel que haba engaado a Rowsby Woof,el verdern se pos en el enebro ycant:

    El verano languidece,El-ahrairah debe continuar su

    viaje.

    Oh, pequeo pjaro! dijo El-ahrairah. No me pidas que deje amis amigos! Soy tan feliz aqu

  • Pero el verdern volvi a cantar:

    El invierno se acerca, se acercan lanieve y la escarcha.

    Antes de que estn aqu,El-ahrairah debe partir.

    As que El-ahrairah se dirigi contriste semblante a sus amigos y les dijoque haba llegado la hora de partir enbusca de la tercera vaca.

    Ten cuidado, El-ahrairah le dijoel toro blanco. Ten mucho cuidado,pues, segn he odo, esa vaca no escomo las otras. Vive al final del mundo,y poda tragarse al mundo entero contodo lo que hay en l. Por qu tienes

  • que buscar semejante peligro? Qudatecon nosotros y s feliz.

    El-ahrairah estuvo tentado dehacerlo pero, aunque medit largamente,siempre llegaba a la misma conclusin,que el verdern haba dicho la verdad yhaba llegado realmente el momento deque partiera en busca de la tercera vaca.

    Entonces lleva a Espino Blancocontigo le dijo la segunda vaca.Ser tu compaera y tu guardiana. Porfavor, cudala bien. Es lo que msqueremos en el mundo, pero no hay cosaque no hiciramos por ti, querido amigoconejo.

    De modo que partieron los dosjuntos y, segn cuenta la leyenda, esta

  • fue la parte ms dura del viaje de El-ahrairah, pues hubieron de pasar porgrandes montaas y regiones espantosascubiertas de gruesas capas de hielo. Elinvierno segua su curso. Pasabanhambre y fro, y de no ser porque tena aEspino Blanco a su lado y podaacurrucarse contra ella pararesguardarse del fro, El-ahrairahhubiera muerto congelado. Incluso elpequeo pjaro se vio forzado adejarlos, pues aquellas glidas nocheseran ms de lo que poda soportar.

    Pasaron muchos meses antes de queel invierno acabara, pero por fin, un da,El-ahrairah y Espino Blanco, esculidoscomo comadrejas, descendieron

  • lentamente las colinas ms bajas y seencontraron en el territorio de la terceravaca.

    En realidad, la tercera vaca es el findel mundo. No hay nada en aquellatierra que no sea la tercera vaca:cuernos, pezuas, cola y orejas.Hubieran podido seguir viajando yviajando, y aun as seguir estando sobreel cuerpo de la tercera vaca, porquellena el mundo y es el mundo. Durantelargos das anduvieron buscando lacabeza de la vaca hasta que por fin laencontraron, una gran figura con ojosque observaban y narices, y con unaenorme boca que se abra como unacueva. Cuando la vaca les habl, su voz

  • reson tambin cavernosa.Qu quieres, El-ahrairah? Qu

    buscas?Estoy buscando mi juventud

    respondi El-ahrairah.Me la he tragado le dijo la

    tercera vaca. Me la he tragado, aligual que trago todo cuanto hay en elmundo. Mi nombre es Tiempo, y ningunacriatura puede escapar de m. Y dichoesto bostez y se trag la mitad del da.

    El-ahrairah se volvi hacia EspinoBlanco, que permaneca a su lado ytemblaba.

    Voy a buscar mi juventud ledijo.

    No vayas, El-ahrairah le

  • suplic Espino Blanco. Estarsperdido, lo s. Qudate conmigo.Volvamos con mi amable padre y con mimadre y vivamos felices en la pradera.

    El-ahrairah no dijo ms. Cuando laboca de la tercera vaca se abri en uninmenso ronquido, se arroj haciadelante y desapareci en el interior de lacaverna roja.

    Nadie sabe a ciencia cierta lo queaconteci a El-ahrairah en el corazn yel estmago de la tercera vaca, pues laleyenda nada dice sobre ello. Ni existenpalabras que puedan describir lasaventuras tenebrosas e informes comosueos que cayeron sobre l, porque seencontraba entre todo aquello que ya

  • haba pasado, todo lo que la terceravaca se haba tragado con el correr delos aos. Qu peligros le acecharon?Qu espantosas criaturas encontr yevit en su camino? Qu comi alldentro? Nunca lo sabremos. El-ahrairahmismo se convirti en un sueo, unasombra errante del pasado. Tampocosabemos si recordaba quin haba sidoen tiempos. La tercera vaca est mucho,mucho ms all de la comprensin delos conejos.

    Finalmente, cuando estaba agotado yexhausto por su largo deambular en lasentraas de la vaca, lleg a unapendiente que descenda hacia una tenueluz. Haba all un lago de reluciente

  • leche dorada. Era la ubre de la terceravaca, por supuesto, y en su leche estncontenidas todas las bendiciones y elcalor de todos los soles que han brilladodesde el principio de los tiempos. Era ellago de la juventud.

    El-ahrairah se qued mirandoasombrado aquel lago maravilloso, tanembobado que casi perdi la nocin deltiempo. Sus patas resbalaron y cay decabeza en la leche dorada.

    Luch y patale en vano, pero nopudo encontrar ningn asidero. Poco apoco las fuerzas le fueron abandonando.Se hunda, se ahogaba. Se mora.

    Al cabo, sinti que algo loarrastraba hacia un tubo suave, y de all

  • a una boca hmeda y clida. Losiguiente que supo es que estaba fuera,tosiendo y escupiendo sobre unas matasde hierba, y que Espino Blanco estabainclinada sobre l. Muy cerca seelevaba la curva de la ubre de la vaca.Espino Blanco lo haba sacadochupando de una de las tetas de la vaca.

    Un halo de fuerza y juventudllenaban a El-ahrairah. Bail sobre lahierba. Brinc sobre las piedras. Lecant a Espino Blanco sin saber lo quecantaba. Y Espino Blanco cant con l y,cantando los dos, emprendieron elcamino a casa.

    El camino de vuelta fue corto,porque era verano, y podan viajar el

  • triple de rpido con la seguridad de quesu aventura haba tenido un buen final.De su regreso lo nico que s es unacosa bien curiosa. Cuando lleg al lugardonde estuviera el bosque encantado dela primera vaca ya no estaba all. Sedesvaneci de forma tan misteriosacomo haba aparecido, y nadie ha vueltoa verlo desde entonces. All solo estabael verdern, que cantaba desde elespino:

    El-ahrairah ha encontradoel secreto de la eterna juventud.

    Bueno dijo Pelucn.Aquellas no eran vacas normales, claro.

  • Qu tonto. No podan ser vacasnormales tratndose de una aventura de El-ahrairah. Y qu pas con EspinoBlanco? Tampoco ella envejece?

    La leyenda no dice nada mssobre ella dijo Diente de Len.Pero estoy seguro de que El-ahrairahnunca olvidar a una amiga tan especial.

  • 3La historia del rey

    Piel de Roco

    Pienso en dnde empiezay termina casi siempre lagloria de un hombre yproclamo que la maestaba en los amigos quetena.

    W. B. Yeats, The MunicipalGallery Revisited

  • La lluvia caa sobre la colina en largas ydensas cortinas, empapando la hierba yel pequeo grupo de hayas. Avellano yvarios de sus conejos estaban sentadoscmodamente bajo tierra, en el Panal,acicalndose o charlando del sol de dasque an estaban por venir. Kehaar haballegado desde el sur unos das antes, yestaba sentado a la entrada de sucorredor, tranquilo y satisfecho.

    Quin quiere contar una historia?pregunt Pelucn dando una voltereta. Diente de Len?

    Por qu por una vez no lo haceotro? respondi este. Campanilla,cuntales aquella historia que mecontaste el ao pasado, sobre

  • El-ahrairah y la guerra contra el rey Pielde Roco. No la conocen.

    Esa fue la nica vez que El-ahrairah fue a la guerra dijoCampanilla. La primera y la ltima.

    Y gan? pregunt Plateado.Oh, s, por supuesto. Pero lo ms

    ingenioso fue la manera en que lo logr.De no ser por eso, no estaramos aquahora. Y prosigui:

    Como todos sabemos, los conejosnunca van realmente a la guerra y,ciertamente, El-ahrairah no tena ningunanecesidad de hacerlo, pues llevaba unaexistencia feliz en las colinas. Hasta queun da, cuando estaba solazndose bajoel sol, tuvo un sobresalto. Rabscuttle

  • lleg a toda prisa, y era evidente quetraa importantes noticias.

    Seor le dijo jadeando,miles de conejos conejosdesconocidos, vienen hacia aqu! Lossuficientes para tragarse la colina enteray echarnos de nuestra madriguera ynuestro hogar. Solo hay una cosa quepodamos hacer: correr mientras estemosa tiempo.

    Yo nunca corro respondi El-ahrairah perezosamente. Quierover a esos conejos por m mismo. Quevengan si quieren.

    Unos momentos despus vioperfectamente las hordas de conejos quesuban por la colina. Jams haba visto

  • tantos conejos juntos. Eran tantos que nodejaban ver la hierba. En medio de elloshaba un conejo tan grande como unaliebre, que se acerc a El-ahrairah y leense los dientes en un gesto pocoamistoso.

    T eres El-ahrairah, no? dijoel gigantesco conejo. Es mejor que telargues mientras puedas. A partir deahora la colina es ma, y mis conejosvan a vivir aqu.

    El-ahrairah mir al conejo de arribaabajo.

    Y t quin eres? Cul es tunombre?

    Soy el rey Piel de Roco replic el conejo, y no solo soy seor

  • de los conejos, sino tambin de lasratas, las comadrejas y los armios.Debes entregarme a todos tus conejos.

    El-ahrairah saba que si seenfrentaba al rey Piel de Roco, notendra ninguna posibilidad, as es quedio media vuelta y se march para tenerocasin de pensar qu deba hacer. Nohaba ido muy lejos cuando oy elsonido de pasos apresurados a suespalda y vio que Rabscuttle vena trasl.

    Oh, seor! exclam Rabscuttle. Ese miserable rey Piel de Roco hatomado a vuestra hembra favorita, Nur-Rama, y dice que piensaquedrsela!

  • Qu?! A Nur-Rama?! Lo voy ahacer pedazos, ya lo vers.

    No veo cmo replicRabscuttle. Sus conejos estn por todala colina, y tiene incluso ratas ycomadrejas como prisioneros. Me temoque las perspectivas no son muy buenas, El-ahrairah.

    Al or esto, el corazn de El-ahrairah se ensombreci, pues no erapropio de Rabscuttle decir semejantecosa. Decidi que lo mejor que podahacer era acudir al prncipe Arco Iris,que tiempo atrs les haba dicho queeran libres de vivir en la colina yquedrsela para ellos.

    Lleg a presencia del prncipe poco

  • despus de ni-Frith, y le cont su tristehistoria.

    Me temo que no puedo ayudarte, El-ahrairah le dijo el prncipe ArcoIris cuando escuch todo lo que tenaque decirle. Tendrs que derrotar aese rey Piel de Roco t solo. No hayotra solucin.

    Pero cmo? dijo El-ahrairah. Tiene ms conejos que margaritashay en la colina y, de hecho, creo que notardarn en acabar con toda la hierba.

    Te dar un consejo, El-ahrairah. Alos tiranos suele odiarlos mucha gentediferente. Seguramente ese Piel deRoco tiene otros enemigos, aparte deconejos. Necesitars amigos y aliados.

  • El consejo no hizo que El-ahrairahse sintiera mejor, pero se senta tanfurioso por lo de su hermosa Nur-Ramaque estaba decidido a derrotar al reyPiel de Roco o morir en el intento. Ases que emprendi el camino de regreso ala madriguera.

    Mientras caminaba, se encontr conun gato que estaba tendido al sol.Aunque parezca raro, el gato parecainofensivo y El-ahrairah ya pasaba delargo cuando el gato dijo:

    Adnde vas, El-ahrairah?Voy a sacarle las entraas a ese

    podrido del rey Piel de Roco respondi El-ahrairah y har que medevuelva a mi coneja.

  • Ir contigo le dijo el gato. Heodo que el rey Piel de Roco ahogamuchas veces a las cras de gato.

    Salta a mi oreja entonces dijo El-ahrairah, y el gato salt a su oreja yse puso a dormir mientras este segua sucamino.

    Un poco ms all se encontr conalgunas hormigas.

    Adnde vas, El-ahrairah? Lepreguntaron las hormigas.

    Voy a hacer picadillo a ese suciorey Piel de Roco respondi El-ahrairah, y har que me devuelva ami coneja.

    Iremos contigo le dijeron lashormigas. Ese rey Piel de Roco no

  • merece vivir. Sus conejos destruyen loshormigueros sin ningn motivo.

    Bien, pues saltad a mi oreja dijo El-ahrairah. Vamos all!

    As es que las hormigas saltaron a laoreja de El-ahrairah.

    Al cabo de un rato se encontr conun par de cuervos grandes y negros.

    Adnde vas, El-ahrairah? Lepreguntaron los cuervos.

    Voy a dar buena cuenta de esedesagradable rey, Piel de Roco dijo El-ahrairah, y har que me devuelva ami coneja.

    Iremos contigo dijeron loscuervos. No hemos odo ms quecosas malas del rey Piel de Roco. Es un

  • matn y un tirano.Pues saltad a mi oreja dijo

    El-ahrairah. Me ir bien tener amigoscomo vosotros.

    Entonces, an ms adelante, El-ahrairah lleg hasta una corriente.

    Hola, El-ahrairah! le dijo lacorriente. Adnde vas? Tienes unaire muy fiero.

    Me siento fiero respondi El-ahrairah. Voy a destrozarle elhgado a ese apestoso rey Piel de Rocoy har que me devuelva a mi hembra.

    Ir contigo le dijo la corriente. He odo hablar del rey Piel de Rocoy no me gusta nada. Se cree demasiadoimportante.

  • Bien, pues salta a mi oreja dijo El-ahrairah. No, a la otra. S que nome voy a arrepentir de tenerte conmigo.

    Poco despus, El-ahrairah lleg a lacolina. Y all estaba el rey Piel deRoco, rodeado por sus grandes conejosy comindose su hierba.

    Ah, El-ahrairah! dijo el reyPiel de Roco con la boca llena. Te visalir esta maana. Qu te trae por aqu?

    Conejo despreciable y apestoso!dijo El-ahrairah. Devulveme a Nur-Rama y mrchate de mi colina.

    Prended a este animal insolente!grit el rey. Prendedlo y encerradlocon las ratas locas esta noche. Yaveremos si queda algo de l por la

  • maana.As es que encerraron a El-ahrairah

    con las ratas locas.En cuanto anocheci, El-ahrairah

    cant:

    Sal de mi oreja, gatito,que aqu mil ratas se han perdido.Corre veloz, corre tras ellas,

    murdelas hasta que mueran.

    El gato sali al instante. Las ratascorrieron en todas direcciones, pero lse movi entre ellas como el rayo y lasmat por miles, hasta que no qued niuna viva. Entonces volvi a meterse enla oreja de El-ahrairah y se durmi.

  • Cuando lleg la maana, el rey Pielde Roco les dijo a sus conejos:

    Id y traedme la carcasa de eseinsolente El-ahrairah, y arrojadla sobrela hierba.

    Pero cuando entraron, encontraron a El-ahrairah sentado entre las ratasmuertas y cantando.

    Dnde est ese rey abominable?dijo El-ahrairah. Decidle que medevuelva a mi hembra.

    No la tendrs dijo el rey.Llevoslo y encerradlo con los gatosmonteses. Ya veremos en qu quedan lasexigencias de este insolente.

    De modo que encerraron a El-ahrairah con los gatos monteses.

  • En mitad de la noche El-ahrairahcant:

    Que salgan los cuervos,y picoteen sin piedad,y que a estas bestias salvajesenseen lo que es matar

    Y los cuervos salieron de la oreja deEl-ahrairah y estuvieron dandopicotazos hasta que todos los gatosmonteses murieron. Entonces volvierona su oreja y El-ahrairah se ech adormir.

    Por la maana el rey dijo:Bien, esos gatos monteses ya

    habrn dado buena cuenta de El-ahrairah

  • . Ser mejor que vayis y saquis sucuerpo.

    Pero los rudos conejos encontraron aEl-ahrairah bailando sobre loscadveres de los gatos monteses yreclamando a su hermosa coneja.

    No pienso tolerar semejanteinsolencia! exclam el rey Piel deRoco. Esta noche nos aseguraremosbien. Llevoslo y encerradlo con losarmios salvajes.

    Se llevaron a El-ahrairah y loencerraron con los armios salvajes y,en medio de la noche, cant:

    Hormigas, hormigas, salid de mioreja,

  • que hay armios a puados.Morded sus colas y sus cabezas,y que caigan en pedazos.

    El enjambre de hormigas sali de laoreja de El-ahrairah. Treparon por loscuerpos de los armios salvajes. Semetieron en sus cerebros. Y les picaroncon tal fiereza que cayeron fulminados ymurieron.

    A la maana siguiente, como habahecho en las ocasiones anteriores, el reyPiel de Roco orden que le trajeran elcadver de El-ahrairah. Pero El-ahrairah lleg caminando por propiopie y le dijo:

    T, rey sucio y mugriento,

  • devulveme a mi hembra!No entiendo cmo se las arregla

    este desgraciado pens el rey.Tengo que averiguarlo como sea.

    Esta noche ataris a este conejojunto al lugar donde duermo. As sabrqu trama y pondr fin a sus tretas deuna vez por todas.

    De modo que por la noche ataron a El-ahrairah junto al lugar donde dormael rey Piel de Roco. Y en mitad de lanoche cant:

    Sal, corriente, de mi oreja.Con tus aguas cbrelo hasta la

    cabeza.Dale de beber, dale sin pena,

  • y que trague agua hasta que muera.

    Y la corriente sali de la oreja de El-ahrairah e inund aquel lugar. Lesubi al rey hasta el cuello y el rey seasust.

    Devolvdsela! Devolvedle a suhembra! grit. Vete, El-ahrairah!Djame en paz!

    No. T te irs! le orden El-ahrairah. Suelta a mi hembra.Luego coge a tus desagradablesseguidores y abandona mi colina parasiempre.

    Aquella maana, El-ahrairah pudopor fin reunirse con Nur-Rama, y en lacolina no qued ni un solo pelo del rey

  • Piel de Roco y sus seguidores. Esta esla nica guerra en la que El-ahrairah haluchado nunca, y ya habis odo cmo lagan.

    Desde uno de los corredores leslleg sonido de pasos y, al cabo de unmomento, apareci Zarzamora, con elpelaje lleno de gotitas que destellaban.

    Avellano-rah, ya ha escampado!dijo. Ha dejado de llover, y va ahacer una tarde estupenda.

    Unos instantes ms tarde, ya noquedaba en el Panal ms queCampanilla, que estaba limpindose laespalda y recobrndose despus de lahistoria.

  • 4El zorro en el agua

    El hermano zorro sabeque va a salir muy malparado.

    Joel Chandler Harris, UncleRemus

    Los zorros deca en ese momentoDiente de Len mordisqueando unaramita de pimpinela y tendindose bajoel sol del atardecer, los zorros puedencausar muchos problemas si viven cerca

  • de donde uno vive. Nosotros no hemostenido ningn problema desde queestamos aqu, gracias a Frith, y esperoque siga as.

    Pero tienen un olor muy fuerte dijo Pelucn, y adems, por muyastutos que sean, es fcil verlos por elcolor.

    Lo s. Pero es malo que un zorrose instale cerca de una madriguera,porque es difcil para los conejospermanecer todo el tiempo alerta. Ycontinu:

    Dicen que, en una ocasin, en lamadriguera de El-ahrairah tuvierondificultades porque un zorro instal su

  • guarida en las inmediaciones. Enrealidad eran una pareja. Estabansubiendo a su camada y, comonecesitaban cazar para comer, lamadriguera no tena un momento de paz.El problema no era que perdieranmuchos conejos, aunque s perdieronalgunos, sino la continua tensin y elmiedo, que hicieron que en lamadriguera los nimos decayeranrpidamente. Todos esperaban que El-ahrairah encontrara una solucin,pero l estaba tan perdido como losdems. Hablaba poco, y sus conejossuponan que era porque estaba dndolevueltas al asunto. Pero los das pasabany la situacin no cambiaba. La ansiedad

  • empezaba a inquietar a las hembras.Una maana El-ahrairah

    desapareci. Ni siquiera Rabscuttle, elcapitn de su Owsla, tena idea deadnde poda haber ido. Cuando vieronque pasaba un da, y despus otro, y queno regresaba, algunos empezaron amurmurar que los haba abandonado y sehaba ido a buscar otra madriguera.Todos se sintieron abatidos, sobre todoms tarde cuando, aquel mismo da, elzorro mat a otro conejo.

    El-ahrairah haba estado errandocasi en trance. Necesitaba tiempo yespacio para pensar. Necesitabaencontrar algo que le ayudara asolucionar el terrible problema de la

  • madriguera.Pas dos das por las afueras de una

    ciudad. No hubo nada que lo perturbara,pero su mente segua sin decidirse. Unatarde, cuando yaca medio dormido enuna zanja, junto a un huerto, sesobresalt al or que algo se arrastrabacerca de l. Pero no era un enemigo, eraYona, el erizo, que buscaba comida. El-ahrairah lo salud amablemente ycharlaron un rato.

    Es muy difcil encontrar babosasle dijo el erizo. Parece que cadavez hay menos, sobre todo en otoo. Nos dnde se meten.

    Yo te lo dir le respondi El-ahrairah. Estn en los huertos de

  • esta ciudad. Los huertos estn llenos deverduras y flores, y eso las atrae. Siquieres babosas, entra en los huertos delos humanos.

    Pero me matarn dijo Yona.No, al contrario. Ahora lo veo. Te

    recibirn con los brazos abiertos,porque saben que vienes a comerte lasbabosas. Harn lo que sea para que tequedes. Ya lo vers.

    As es que Yona se introdujo en loshuertos de los humanos y prosper, talcomo haba dicho El-ahrairah. Y desdeaquel da, los erizos han frecuentado loshuertos y han sido bien recibidos por loshombres.

    El-ahrairah sigui deambulando, con

  • la mente enturbiada. Dej la ciudad ypronto se encontr en tierra de cultivos.Y haba all conejos. l no los conoca,pero ellos s saban quin era l ysolicitaron su consejo.

    Mirad le dijo su conejo jefe,aqu hay un bonito campo de verduras.Pero el granjero sabe que somos muylistos, y por eso lo ha rodeado con unalambre, y lo ha enterrado tan hondo queno podemos llegar hasta l. Mirad todoel trabajo que han hecho nuestrosmejores excavadores, y sin embargo nopueden llegar al fondo del alambre.Qu debemos hacer?

    No vale la pena seguirintentndolo dijo El-ahrairah. Sera

  • una prdida de tiempo.En ese momento una bandada de

    grajos lleg volando desde el cielo. Sujefe se pos junto a El-ahrairah y lehabl.

    Vamos a caer sobre ese campo ylo haremos pedazos. Quin nos va adetener?

    El hombre os espera le dijo El-ahrairah. Est escondido entre losarbustos con su escopeta. Si entris ahos matar.

    Pero el jefe de los grajos no le hizocaso y vol con su bandada sobre laalambrada. En cuanto entraron en elcampo de verduras, dos escopetasempezaron a disparar, y no pudieron

  • escapar sin perder antes a cuatro de lossuyos. El-ahrairah aconsej a losconejos que no se metieran en aquellugar y as lo hicieron.

    Dicen que despus de esto El-ahrairah se alej ms y ms en subsqueda, y all adonde iba, siempredaba buenos consejos y ayudaba a lospjaros y a los otros animales. En sucamino encontr ratones, ratas de agua eincluso una nutria, que no le hizo dao.Pero segua sin encontrar la respuesta.

    Por fin, un da lleg a una granextensin de terreno comunal, donde elsuelo de turba negra apareca cubiertodurante kilmetros y kilmetros debrezo, enebros y abedules de los cnoes.

  • En aquella zona pantanosa haba plantasque coman insectos y murajes de lasmarismas, y los culiblancos querevoloteaban de un lado a otro no ledecan nada a El-ahrairah, porque no loconocan. Pas por aquellos parajescomo extranjero, hasta que al fin,agotado, se tumb en un lugar dondedaba el sol, sin pararse a pensar quealgn armio o alguna comadrejadescarriados pudieran pasar por all.

    Mientras dormitaba sinti lapresencia de alguna criatura muy cercade l, y al abrir los ojos vio que unaserpiente lo observaba. No tuvo miedode la serpiente, por supuesto; la salud yesper para ver qu le deca.

  • Qu fro! dijo por fin laserpiente. Qu fro hace!

    El da era clido y soleado y a El-ahrairah casi le sobraba la piel.Cautelosamente, alarg una pata y tantecon ella el cuerpo de la serpiente.Realmente estaba muy fro. Reflexionsobre este hecho, pero no pudoencontrar ninguna explicacin.

    Estuvieron tendidos sobre la hierbadurante largo rato, hasta que El-ahrairahrepar en algo que no se haba parado apensar.

    Tu sangre no es como la nuestrale dijo a la serpiente. No tienespulso, verdad?

    Qu es pulso?

  • Ven y sentirs el mo.La serpiente se peg a El-ahrairah y

    sinti cmo lata su corazn.Ese es el motivo de que ests fra.

    Tu sangre es fra. Serpiente, tienes queyacer bajo el sol todo el tiempo posible.Cuando no lo hagas, estars adormecida.Pero cuando ests bajo el sol, estecalentar tu sangre y te sentirs msactiva. Esa es la respuesta a tuproblema, el calor del sol.

    Siguieron tendidos bajo el solalgunas horas ms, hasta que la serpienteempez a revivir y sinti ganas de cazar.

    Eres un buen amigo, El-ahrairahle dijo la serpiente. Haba odoantes que has ayudado a muchas

  • criaturas con tu consejo. Quieroofrecerte un regalo. Te dar el poderhipntico que tengo en mis ojos. Pero sialguna vez lo utilizas, ten cuidado,porque no dura mucho. Mramefijamente!

    El-ahrairah mir directamente a losojos de la serpiente y sinti que suvoluntad se esfumaba, no podamoverse. Al cabo, la serpiente apart lamirada.

    Ya est le dijo, as es que El-ahrairah se levant y se despidieron.

    El-ahrairah emprendi el camino deregreso. Era larga la distancia que leseparaba de su madriguera, y no fue sinohasta la tarde siguiente que la avist.

  • Segn se cuenta, para llegar a lamadriguera, El-ahrairah deba cruzar unpequeo puente que pasaba sobre unarroyuelo. El-ahrairah se detuvo en elpuente y esper, pues en su coraznsaba lo que iba a suceder.

    Poco despus, el zorro sali delbosque. El-ahrairah lo vio venir y sucorazn titube, pero se qued dondeestaba hasta que el zorro lleg junto a ly empez a relamerse.

    Un conejo! dijo el zorro.Por mi vida! Un conejo fresco yregordete. Qu suerte!

    Y entonces El-ahrairah le dijo alzorro:

    Puede que huelas a zorro y que

  • seas un zorro, pero yo puedo leer tudestino en el agua.

    Ja, ja! dijo el zorro, quepuedes leer mi destino? Y qu es lo queves en el agua, amigo mo? Conejosrollizos que corren por la hierba?

    No replic El-ahrairah, noson conejos lo que veo, sino rpidossabuesos que siguen un rastro, y a mienemigo que corre para salvar su vida.

    Y con esto se volvi y mir al zorrofijamente a los ojos. El zorro lo mirtambin y se dio cuenta de que no podaapartar la mirada y fue como siempequeeciera y se encogiera ante l.A El-ahrairah, como en un sueo, lepareci que vea grandes perros que

  • corran colina abajo, y hasta pudo ordbilmente sus ladridos.

    Vete! le susurr al zorro.Vete y no vuelvas jams!

    El zorro, como hechizado, se levanty fue tambalendose hasta el borde delpuente e intent saltar, pero cay. El-ahrairah lo vio flotar con lacorriente. Consigui salir por la orillams alejada y se escabull entre losarbustos.

    El-ahrairah, exhausto por el terribleencuentro, volvi a la madriguera,donde todos sus conejos se alegraron deverle. El zorro y su hembradesaparecieron, y seguramenteexplicaron lo sucedido, porque nunca

  • vino ningn otro zorro a ocupar su sitioy la madriguera tuvo por fin paz, igualque nosotros, loado sea Frith.

  • 5El agujero en el cielo

    Entonces l lesresponder:Verdaderamente os digo,de la misma manera quelo habis hecho al mspequeo de ellos, me lohabis hecho a m.St. Matthews Gospel, 25: 45

    Nuestras virtudes son lasmismas horribles virtudesde una herida que sangra

  • y encuentra alivio en lamaldad.

    Roy Fuller, Autumm 1942

    Dicen que El-ahrairah sola visitar otrasmadrigueras. Se quedaba unos das conel conejo jefe y con la Owsla y les dabaconsejo sobre los problemas quepudieran tener. Incluso los conejos msancianos y experimentados le respetabany aceptaban gustosos su consejo. No eraconejo al que le gustara hablar de smismo, al contrario, era un oyentecomprensivo, y siempre estabadispuesto a escuchar las dificultades ylas aventuras de los dems y a elogiar a

  • quien lo mereciera. Muchas veces hedeseado que viniera por aqu, y creo quedeberamos estar alerta, pues dicen queno siempre es fcil reconocerlo. Comoveris, tiene buenas razones para obraras.

    Dicen que haba en otro tiempo unamadriguera llamada Parda-rail, y quesus conejos se crean los mejores delmundo. Para ellos, no haba nadie tanpulcro, tan osado y tan veloz como losconejos de Parda-rail. Y en cuanto a losextranjeros, bueno, se necesitaba pocomenos que una recomendacin personaldel mismsimo prncipe Arco Iris paraentrar all. El conejo jefe se llamabaHenthred y, para hablar con l, tenas

  • que ser presentado por un miembro de laOwsla. Su compaera, Anflellen, oh!,era un sueo, hasta que la conocas lobastante para saber que carecaprcticamente de todas las cualidades deun conejo honesto y que eran otros losque hacan todo el trabajo por ella.

    Bien, pues una tarde, Hallion yThyken, dos conejos de aquella insignemadriguera, volvan a casa despus deun asalto triunfal al huerto de una casabastante alejada cuando, en lasproximidades de Parda-rail, seencontraron con un conejo. Era unhlessi, eso saltaba a la vista, unvagabundo. Estaba tendido de costadobajo un espino, respiraba agitadamente y

  • pareca bastante maltrecho. Tena unaoreja desgarrada que sangraba, sus patasdelanteras estaban cubiertas de barroseco y haba perdido la mitad del pelode la cabeza. Al orlos acercarse, elconejo intent incorporarse, pero,despus de dos intentos fallidos, se dejcaer donde estaba. Se detuvieron paramirarlo y asegurarse de que no era de Parda-rail y, cuando lo estabanolfateando, el conejo le dijo a Hallion:

    Seor, me temo que no estoy enbuena forma. Estoy agotado y no puedocorrer. S que si me quedo aqu, tarde otemprano me encontrar alguno de losMil. Podis darme cobijo en vuestramadriguera por esta noche?

  • Que te demos cobijo?! respondi Hallion. A un conejosucio y repugnante como t?! Porqu?

    Ah, pero es un conejo? intervino Thyken. Nunca lo hubieradicho.

    Mejor ser que te largues de aquprosigui Hallion. No queremosque ronden por Parda-rail tipos como t.Alguien podra pensar que eres de losnuestros.

    El hlessi les suplic desesperadoque le permitieran refugiarse en sumadriguera, solo eso podra salvarle.Pero ninguno de ellos quiso ayudarle,pues decan que un sucio vagabundo

  • como l manchara el buen nombre de Parda-rail. Lo dejaron all,suplicndoles, y volvieron a su casa sindarle mayor importancia.

    Dos o tres das ms tarde, El-ahrairah pas por la madriguera,como tena por costumbre hacer durantelos largos das del verano. Henthred lorecibi respetuosamente, con laesperanza de que se quedara con ellosvarios das y disfrutara del trbol, puesya haba empezado la temporada. El-ahrairah acept la invitacin y dijoque le gustara ver a los Owsla, a losque no haba visto desde haca tiempo.

    Todos se presentaron orgullosos antel, con sus pieles impecables y las colas

  • blancas relucientes. El-ahrairah elogisu apariencia y le dijo a Henthred queformaban un grupo excelente. Entonces,quiso dirigirse a ellos, y los fueobservando uno a uno.

    Sois los conejos ms hermososque he visto en mi vida. Y estoy segurode que vuestros corazones y vuestrosespritus son tan hermosos como vuestraapariencia. Por ejemplo dijo,dirigindose a un conejo grande quellevaba por nombre Frezail, quharas t si una tarde volvieras a casa yte encontraras por el camino a un hlessiherido que te suplicara que lo llevaras atu madriguera y le dieras cobijo?

    Le ayudara, por supuesto

  • replic Frezail, y permitira que sequedara con nosotros tanto comoquisiera.

    Y t? pregunt El-ahrairah alsiguiente conejo.

    Le ayudara, seor.Y lo mismo dijeron todos los dems.Entonces, ante sus propios ojos,

    El-ahrairah empez a transformarse enel lastimoso hlessi que Hallion y Thykenhaban encontrado unas noches antes. Setendi de costado y mir a Hallion y aThyken.

    Y vosotros? pregunt, peroellos no respondieron, y se limitaron amirarlo consternados.

    No me reconocisteis? inquiri.

  • El resto de los Owsla no dejaban demirarlos a los tres. No comprendan questaba pasando, pero imaginaban quealgo malo haba sucedido entre El-ahrairah y aquellos dos.

    No parecais vos balbuceThyken por fin. Cmo bamos aimaginar?

    Cmo ibais a imaginar que era unconejo? Es eso? pregunt. Estisseguros ahora?

    Entonces, antes de volver a recobrarsu aspecto normal, hizo que todos seacercaran y lo miraran bien, Paraasegurarnos de que la prxima vez mereconocen. Hallion y Thyken pensabanque El-ahrairah los castigara de alguna

  • forma, pero lo nico que hizo fueexplicarle a Henthred, delante de todos,lo que haba sucedido la tarde que loencontraron bajo el espino. En sucorazn todos saban que no hubieranobrado de modo diferente y nadie dijouna palabra; nadie excepto Henthred yun anciano conejo de pelaje grisceo,que le fue presentado como Themmeron,el ms anciano de la madriguera.

    Todo lo que puedo decir, mi seordijo Themmeron con voz trmula,es que, si yo os hubiera visto aquellatarde, hubiera sabido que no erais lo queparecais, aunque ignoro si hubieraadivinado que erais nuestro prncipe delos Mil enemigos o no. Pero hubiera

  • sabido ver que estabais disfrazado.Cmo? inquiri El-ahrairah

    algo molesto, pues estaba convencido deque no haba conejo que pudiera parecerms lastimero de lo que l lo habahecho.

    Pues porque hubiera notado queno tenais el aspecto de un conejo que havisto el agujero en el cielo, mi seor. Nilo tenis ahora.

    El agujero en el cielo? pregunt. Y eso qu es?

    No puedo decirlo replicThemmeron. No puedo decirlo. Y noes mi intencin ofenderos, mi seor

    Oh, eso no importa. Solo quierosaber qu significa eso del agujero en el

  • cielo. Cmo es posible que haya unagujero en el cielo?

    Pero el viejo conejo actu como sil no hubiera dicho nada de aquello.Asinti con la cabeza mirando a El-ahrairah, se dio la vuelta y se alejcojeando lentamente.

    Normalmente lo dejamostranquilo, seor dijo Henthred. Esbastante inofensivo, aunque a veces mepregunto si sabe distinguir la noche delda. Dicen que en sus tiempos era todoun caballero en la Owsla.

    Pero qu significaba eso delagujero en el cielo?

    Si vos no lo sabis, seor, lo queest claro es que yo tampoco replic

  • Henthred, a quien le haba irritadoenormemente que hiciera quedar a dosde sus Owsla como unos desalmados.

    El-ahrairah no volvi a mencionar elincidente. Se qued con ellos dos o tresdas ms y se comport como si nadahubiera ocurrido, y cuando parti, desea la madriguera buena suerte yprosperidad, como siempre haca.

    El-ahrairah no dejaba de pensar enlo que haba dicho Themmeron. Alladonde iba, preguntaba a los otrosconejos qu podan decirle sobre elagujero en el cielo. Pero nadie sabanada. Al cabo, se dio cuenta de queempezaban a considerar un pocoestrambtica esa preocupacin suya, de

  • modo que dej de preguntar. Sinembargo, para sus adentros, no dejabade pensar en ello. Qu haba queridodecir el viejo Themmeron? Y lleg a laconclusin de que, a pesar de ser elPrncipe de los Conejos, se estabaperdiendo algo, algo esplndido ygratificante, alguna suerte de secreto.Sin duda, algunos a los que habapreguntado lo saban perfectamente,pero no pensaban decrselo. Deba deser extraordinario el agujero en el cielo.Si pudiera encontrarlo y conseguir, dealguna forma, pasar al otro lado, seguroque encontrara all mil maravillas. Nose dara por satisfecho hasta que loencontrara.

  • Bien. Como todos sabis, los viajesde El-ahrairah lo llevan mucho mslejos que a cualquier conejo normal,como nosotros, por ejemplo, que noscontentamos con los campos verdes, lossacos o los helechos y la aulaga. Perol estaba acostumbrado a las altascolinas y los bosques profundos, y podaatravesar un ro a nado con tantafacilidad como una rata de agua. Y comoes natural, en sus viajes encontraba aveces criaturas extraas que podan serpeligrosas. Cuenta la leyenda que, unatarde, cuando anocheca, El-ahrairahcaminab