cuentos cortos de miedo

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  • 8/13/2019 Cuentos Cortos de Miedo

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    CUENTOS CORTOS DE MIEDO

    Polidori-Shelley-Allan Poe-Stoker-Pardo Bazn-

    Lovecraft-Quiroga

    Antologa realizada por Vernica Ortiz Empson

    EL TERROR EN LA LITERATURA

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    ndice

    Presentacin EL TERROR EST SERVIDO

    EL VAMPIRO DE JOHN WILLIAM POLIDORI

    EL MORTAL INMORTAL DE MARY SHELLEY

    BERENICE DE EDGARALLAN POE

    EL HUSPED DE DRCULA DE BRAM STOKER

    VAMPIRO DE EMILIA PARDO BAZN

    EL EXTRAO DE H.P. LOVECRAFT

    EL ALMOHADN DE PLUMAS DE HORACIO QUIROGA

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    Presentacin

    El terror est servido

    Lo que caracteriza al verdadero cuento de miedoes la aparicin de un elemento sobrenatural e inexplicable,

    totalmente irreductible al universo conocido,que rompe los esquemas conceptuales vigentese insina la existencia de leyes y dimensiones

    que no podemos ni intentar comprender.

    Rafael Llopis

    Sin duda la figura del vampiro, en torno a la que est hecha esta seleccin, encaja a laperfeccin con la acertada definicin del gran impulsor del gnero macabro en nuestralengua. Un ser maldito, condenado a la vida y a la maldad eternas, que da forma anuestros miedos ms profundos. Tal vez porque una vez fue humano, tal vez porque nosrecuerda nuestra propia atraccin por el lado oscuro.EnEl vampiro, Polidori introduce por primera vez en un relato escrito a este serenigmtico, al que podemos ver y sentir y hasta casi percibirle el aliento. Su vampiro

    parece humano, acta como humano y se mueve en medio de humanos. Y por ello noscausa ms pavor. Adems nos suscita, est claro, un gran rechazo, pero tambininevitablemente curiosidad y hasta un punto de piedad y deseo.Distinto es el caso del Conde Drcula de Stoker, al que slo podemos intuir como una

    poderosa y peligrosa amenaza enEl husped de Drcula, el cuento que escribi enpreparacin para su clebre novela. Las retorcidas caractersticas del Drcula que todosconocemos empiezan ya a perfilarse en esta historia que nos atrapa con la fuerza de suatmsfera.

    Los vampiros de Poe, uno de los grandes escritores fascinados por estas criaturas, sonms modernos, ms psicolgicos. EnBerenice, nos muestra a seres atormentados yperturbados y nos plantea, con su habitual maestra, un juego ambiguo de luces ysombras, razn y locura, belleza y muerte, que nos mantiene en suspenso hasta la ltimalnea.Vampiro de Pardo Bazn es un cuento atravesado por la magistral mirada irnica de suautora, donde el monstruo lo es ms por tratarse de una criatura terrena, un vampiroemocional que podra ser nuestro vecino. El terror y el humor, paradjicamente, puedenser parientes cercanos.Shelley toca con gran inteligencia temas sorprendentemente actuales enEl mortalinmortal y nos habla sin rodeos de la lucha contra la decrepitud, del sueo de la

    juventud eterna y del temor a la muerte. De verdad queremos ser inmortales?

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    El extraoes uno de los mejores cuentos de Lovecraft. Qu hay ms aterrador que lasoledad involuntaria, la alienacin, el exilio? Tal vez por ello esta historia magnfica,con tintes autobiogrficos, permanece en nosotros mucho tiempo despus de haberlaledo.Por ltimo Quiroga, gran admirador de Poe, nos cautiva con un cuento en el que estn

    presentes algunas de sus obsesiones habituales: la enfermedad, el sufrimiento humano,la bestia detrs de la bestia. Con su particular estilo, el escritor uruguayo nos llena deangustia e inquietud enEl almohadn de plumas.

    Pero estas pginas no slo estn habitadas por vampiros y seres inquietantes. A

    veces el horror nace de nuestro interior, donde convive oculto con nuestros

    anhelos

    El terror, pues, est servido.

    ********

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    John William Polidori

    El vampiro

    Biografa del autor

    Mdico y escritor ingls que naci en 1795. Empez su formacin muy joven,licencindose con tan slo 19 aos. Sin embargo, su verdadero sueo era destacar en elcampo literario y ser admirado como escritor. Tal vez por ello se sinti feliz cuando elgenio del romanticismo, Lord Byron, lo contrat como mdico y secretario para un viajeque iba a realizar por Europa.

    As se inici un periodo intenso, aunque tambin muy desdichado en la vida de Polidori,ya que el escritor se burlaba sin compasin de sus pretensiones literarias, llegandoincluso a criticar en pblico algunas de las obras que el joven mdico se haba atrevidoa escribir durante el viaje. Quizs la nica obra de Polidori que obtuvo elreconocimiento del pblico es la que presentamos a continuacin,El vampiro, relato

    publicado en principio de forma annima.

    Se cree que el autor lo escribi como venganza contra Byron, a cuya sombra siemprevivi y con quien finalmente rompi relaciones, cansado de sus desprecios y maltratos.

    De hecho, en el cuento, la figura del vampiro muestra varios rasgos de la personalidadde Byron.

    John William Polidori se suicid a los 26 aos de edad harto de una existencia tan pocoilustre para l.

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    El vampiro

    En medio de la vida frvola de un invierno londinense, un lord hizo su aparicin envarias de las fiestas de moda. Era un hombre que destacaba ms por sus peculiaridades

    que por su alcurnia; observaba la alegra que bulla a su alrededor como si no pudieraparticipar de ella y pareca ser capaz, con una sola mirada, de apagar las risasdesenfadadas y de llenar de pavor los corazones despreocupados.Los que experimentaban esa sensacin de temor no podan explicarse de dnde

    provena. Algunos la atribuan a sus ojos, grises y helados, que aparentemente no slopodan penetrar los rostros, sino que tambin lean los recovecos del alma y, sinembargo, resbalaban sobre las mejillas como un pesado rayo de plomo.Su originalidad haca que lo invitaran a todas partes. Todos queran verlo,especialmente aquellos que haban estado acostumbrados a las emociones fuertes en el

    pasado y que hoy se vean obligados a soportar la pesadez del tedio; estos ltimos sesentan particularmente satisfechos al conocer a alguien capaz de atrapar su atencin.Sus facciones eran hermosas y regulares, a pesar de la palidez mortal de su rostro, quenunca cambiaba de color, ni por causa del rubor ni por la fuerza de la pasin. Algunasmujeres en busca de aventuras intentaban llamar su atencin para conseguir al menosalguna muestra de inters. Lady Mercer, que desde su matrimonio haba sido objeto de

    burla en todas las recepciones, se lanz a su conquista e hizo todo lo que pudo, exceptovestirse como un payaso, para que se fijara en ella En vano. Cuando se le pona por

    delante, era como si no existiera, a pesar de que cualquiera hubiera dicho que sus ojosestaban fijos en los de ella. Puesto que incluso su atrevido descaro haba fallado enlograr su cometido, la clebre dama acab por abandonar la batalla.

    No obstante, aunque la mayora de las mujeres no consegua ni tan siquiera influir en el

    curso de su mirada, el sexo femenino no le era indiferente al misterioso caballero, sinomuy al contrario. Sin embargo, era tal la aparente cautela con la que se diriga a lasdamas virtuosas e inocentes que eran pocos los que saban que hablaba alguna vez conmujeres. Pese a ello, tena la reputacin de poseer una gran facilidad de palabra. Y fuera

    porque gracias a ello lograba vencer el temor que inspiraba su personalidad o porque lesconmova su aparente desprecio por lo material, las mujeres, viciosas o virtuosas,siempre estaban revoloteando a su alrededor.Por esa misma poca un joven caballero llamado Aubrey lleg a Londres. Era hurfanoy tena una sola hermana, adems de una gran fortuna, heredada tras la muerte de sus

    padres cuando slo era un nio. Abandonado por sus tutores, quienes consideraron quesu nico deber era cuidar de sus bienes, la tarea ms importante de formar su espritu

    fue delegada a los empleados subalternos. Y fue as que Aubrey cultiv ms suimaginacin que su juicio. Por ello, posea la candidez y sentido del honor romnticos

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    que a diario arruinan la vida de muchos jvenes inocentes. Crea que todos los sereshumanos tendan a la virtud y que el vicio haba sido creado slo para aadir un efecto

    pintoresco al escenario del mundo, tal y como ocurre en las novelas. Pensaba que lamiseria era simplemente un decorado para el lucimiento de los pintores. Crea, endefinitiva, que los sueos de los poetas eran la vida misma. Era apuesto, sincero y rico,

    y por ello, al ingresar en los crculos sociales de moda, fueron muchas las madres que lorondaron y que se esforzaron por hacer que se interesara por sus lnguidas o alegreshijas; al mismo tiempo, los rostros de las hijas se iluminaban cuando l apareca y susojos brillaban cuando abra la boca, por lo que pronto crey que sus talentos y mritoseran ms de los que realmente tena.Acostumbrado como estaba a vivir la mentira y el romanticismo de sus horas solitarias,Aubrey se sorprendi al descubrir que no haba fundamentos en la vida real paraninguno de aquellos amables dibujos y descripciones que contenan los libros que habaestudiado, a excepcin, quizs, del parpadeo de las velas, causado no por la presencia deun fantasma sino por estar a punto de consumirse el sebo.Por ello, pese a haber encontrado alguna compensacin en su vanidad halagada, haba

    decidido abandonar sus sueos, cuando el extraordinario ser anteriormente descrito secruz en su camino.Aubrey se dedic a observarlo. Como le era imposible formarse una idea de la

    personalidad de un hombre tan completamente ensimismado y que mostraba tan pocossignos de tener en cuenta la vida a su alrededor, excepto, quizs, por el hecho de evitarel contacto con los dems, lo que supona el tcito reconocimiento de su existencia,

    pronto dio rienda suelta a su imaginacin y a su propensin a las ideas extravagantes ehizo de l un hroe de novela, al que vea ms como a un ser fantstico que como a la

    persona de carne y hueso que en realidad tena delante de sus ojos. Se acerc a l, locolm de atenciones e hizo tantos esfuerzos por ganarse su amistad que pronto sehicieron inseparables. Poco a poco se enter de que los asuntos de Lord Ruthven secomplicaban y no tard en descubrir, al ver los preparativos, que estaba a punto deemprender un viaje.Deseoso de obtener ms informacin sobre este singular personaje, quien hasta elmomento slo haba despertado su curiosidad sin satisfacerla, le hizo saber a sus tutoresque ya era hora de hacer un viaje. El viaje que durante muchas generaciones se hacredo necesario para que los jvenes avancen en la carrera del vicio y puedan as estaren igualdad de condiciones con sus mayores, sin que parezca que hayan cado del cielocada vez que se habla de escndalos con placer y admiracin, segn el grado de

    perversin con que se tome parte en ellos. Los tutores se mostraron de acuerdo einmediatamente Aubrey comunic sus intenciones a Lord Ruthven, quien lo sorprendi

    al proponerle que lo acompaara. Halagado por esa muestra de estima por parte de unhombre que aparentemente no tena nada en comn con los dems, acept su propuestaencantado y en pocos das ya haban cruzado el mar.

    *

    Hasta ese momento, Aubrey no haba tenido ocasin de estudiar a fondo la personalidadde Lord Ruthven y ahora descubra que, aunque era testigo de sus actos y motivaciones,estos le hacan llegar a conclusiones equvocas. Su compaero era muy liberal: losholgazanes, los vagabundos y los mendigos reciban ms de su mano de lo que

    requeran para aliviar sus necesidades inmediatas. Pero Aubrey no poda dejar deobservar que no era a los virtuosos reducidos a la indigencia por la fatalidad a quienes

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    Lord Ruthven socorra; a estos les cerraba la puerta sin ninguna contemplacin. Sinembargo, cuando los viciosos llegaban pidiendo algo, no para sobrevivir sino pararegodearse en la lujuria o para hundirse ms profundamente en la miseria, salansiempre con las manos llenas. No obstante, atribua este hecho a la impertinencia deaquellos que han cado en las garras del vicio, que generalmente prevalece sobre la

    modesta timidez de los que siendo virtuosos pasan necesidad. Pero Aubrey estaba anms impresionado por otro hecho relacionado con la caridad de su amigo: todosaquellos que la reciban inevitablemente descubran que haba una maldicin en ella yaque, o bien acababan en el cadalso, o hundidos en la ms baja y abyecta miseria.En Bruselas y otras ciudades que atravesaron, Aubrey se sorprendi por el entusiasmocon que su compaero buscaba los centros de vicio ms de moda. Apostaba y jugabacon enorme xito en todas las salas de juego, excepto cuando su contrincante era algnreconocido jugador, en cuyo caso perda an ms de lo que ganaba, aunque siempre conel mismo semblante indiferente con el que por lo general observaba el mundo que lorodeaba. No ocurra lo mismo, sin embargo, cuando encontraba a algn joven novatoansioso o al desdichado padre de una familia numerosa. Entonces las leyes de la fortuna

    parecan obedecer a sus deseos: dejaba de lado su aparente ensimismamiento y sus ojosbrillaban con ms fuego que los del gato cuando est jugueteando con un ratn mediomuerto entre sus patas.En cada ciudad que Lord Ruthven visitaba dejaba atrs a jvenes, ricos antes de sullegada, ahora forzosamente alejados de sus antiguos crculos sociales, maldiciendodesde sus calabozos el destino que los haba llevado a esa situacin, mientras quemuchos padres contemplaban desesperados las miradas silenciosas de sus hijoshambrientos, sin nada de su antigua fortuna, ni tan siquiera una moneda con la quecomprar lo suficiente para satisfacer sus necesidades. No obstante, Lord Ruthven noganaba nada en la mesa de juegos, sino que enseguida volva a apostar, para ruina demuchos, las ltimas ganancias obtenidas gracias al arrebato de algn inocente.

    No poda tratarse ms que de cierta experiencia que, sin embargo, no lograba derrotar laastucia de los ms veteranos. Aubrey siempre quera decirle eso a su amigo y rogarleque abandonara esas actitudes que eran la ruina de todos y que no le proporcionabanningn beneficio ni a s mismo, pero retrasaba el momento porque cada da esperabaque su compaero le diera la oportunidad de hablarle franca y abiertamente, lo quenunca acababa de ocurrir. Lord Ruthven, en su carruaje, en medio de los agrestes y ricos

    paisajes de la naturaleza, era siempre el mismo. Su mirada era menos elocuente que suspalabras y aunque Aubrey era objeto de su curiosidad, el joven no obtena ningunasatisfaccin de ello, excepto, tal vez, la emocin de desear en vano resolver el misterioalrededor del enigmtico caballero que para su exaltada imaginacin empezaba a

    parecer sobrenatural.

    *

    Pronto llegaron a Roma y por un tiempo Aubrey perdi de vista a su compaero. LordRuthven asista cada maana a las recepciones de una condesa italiana mientras que liba en busca de monumentos. Entretanto, llegaron cartas de Inglaterra, que abri conimpaciencia. La primera era de su hermana y no contena otra cosa sino cario; las otraseran de sus tutores y lo dejaron atnito: si en su imaginacin su compaero llevaba el

    mal en su interior, estas ltimas misivas parecan darle suficientes razones en las quesustentar esta creencia. Sus tutores insistan en que dejara inmediatamente a su amigo

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    ya que posea una personalidad maligna, as como irresistibles poderes de seduccin quehacan que sus hbitos licenciosos fueran an ms perniciosos para la sociedad. Sehaba descubierto que su rechazo a las adlteras no era por desprecio sino que precisaba,

    para obtener una mayor satisfaccin, que sus vctimas, sus compaeras de culpa,cayeran desde el pinculo de la inmaculada virtud al abismo ms rastrero de la infamia

    y la degradacin; en definitiva, que todas aquellas mujeres que haba buscadoaparentemente por su virtud, desde su partida haban dejado la mscara de lado y nohaban tenido ningn escrpulo en mostrar toda la deformidad de sus vicios en pblico.Aubrey decidi, pues, dejar definitivamente a Lord Ruthven, en cuya personalidad nohaba observado todava ninguna faceta luminosa. Resolvi inventar algn pretexto

    plausible para abandonarlo del todo, proponindose mientras tanto emprender la tareade vigilarlo ms estrechamente para no dejar que ningn hecho, por sutil que fuera, le

    pasara desapercibido. Entr en su mismo crculo social y pronto se dio cuenta de que suamigo pretenda aprovecharse de la inexperiencia de la hija de la condesa cuya casafrecuentaba. En Italia no es corriente ver a una mujer soltera en sociedad, as que LordRuthven estaba obligado a llevar sus planes en secreto, pero Aubrey no le quit el ojo

    de encima ni un solo momento y pronto descubri que l y la muchacha habanconcertado una cita romntica, que muy probablemente acabara con la inocente, perotambin inconsciente doncella hundida en el lodo. Sin perder el tiempo, fue alapartamento de Lord Ruthven y le pregunt abruptamente por sus intenciones,informndole al tiempo de que estaba al corriente de su encuentro romntico esa mismanoche. Lord Ruthven respondi que sus intenciones eran las que tendra cualquiera ensemejante situacin y cuando Aubrey lo presion preguntndole si pretenda casarse conla doncella, simplemente se ech a rer.Tras este incidente, Aubrey abandon a su amigo, al que le escribi una nota diciendoque a partir de ese momento deba prescindir de su compaa. La cita romntica no tuvolugar. Al da siguiente, Lord Ruthven se limit a enviar a su sirviente para que notificaraa Aubrey de su total aceptacin a la separacin, pero no dio ni la ms mnima muestrade sospechar que sus planes haban fallado por culpa de su intervencin.

    *

    Tras su partida de Roma, Aubrey se dirigi a Grecia y despus de atravesar laPennsula, pronto se encontr en Atenas. All fij su residencia en casa de un griego y

    enseguida se interes por buscar las huellas del antiguo esplendor heleno en losmonumentos que, al parecer avergonzados de contar las hazaas de hombres libres aesclavos, se haban ocultado a los ojos del mundo hasta ese momento, detrs de capasde polvo y musgo.Bajo el mismo techo en que viva exista una criatura tan hermosa y delicada que podrahaber sido la modelo de un pintor que buscara retratar en su lienzo el paraso prometidoa los seguidores de Mahoma, excepto que sus ojos eran demasiado expresivos para

    pensar en ella como en un ser sin alma. La gracia de una gacela se converta en torpezaal lado de la muchacha, mientras bailaba en la llanura o paseaba por las faldas de lamontaa. Quin habra cambiado su mirada, que pareca la de la propia naturalezaanimada, por aquellos ojos adormilados y lujuriosos del animal?

    Los pasos ligeros de Ianthe acompaaron con frecuencia a Aubrey en su bsqueda deantigedades y en muchas ocasiones la muchacha, ajena a su hermosura, mostraba toda

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    la belleza de su cuerpo cuando corra detrs de una mariposa, como si flotara en elviento, ante la mirada entusiasmada del joven, quien dejaba de lado las letras queacababa de descifrar sobre una tabla casi borrada al contemplar su silueta de slfide.Cuando revoloteaba por ah, sus trenzas, que brillaban delicadas y suaves bajo el sol,

    podan convertirse en la perfecta excusa para las distracciones del estudioso de ruinas y

    antigedades, que se olvidaba de aquello que un instante antes haba juzgado de vitalimportancia para interpretar un pasaje de Pausanias. Pero para qu intentar describirencantos que todos percibimos pero que ninguno puede disfrutar? Ianthe era lainocencia, la juventud y la belleza en su ms puro estado, sin que estuvierancontaminadas por los salones y bailes de sociedad.Cuando Aubrey se dedicaba a dibujar las ruinas de las que quera conservar un recuerdo

    para el futuro, Ianthe permaneca a su lado y observaba los efectos mgicos de supincel, mientras esbozaba escenas de su tierra. Despus, le describa las danzas en corroal aire libre y las fiestas nupciales a las que recordaba haber asistido en su infancia,

    pintndoselas con los colores vivos de su memoria, joven y fresca. Luego, cambiando atemas que evidentemente la haban impresionado ms vivamente, le contaba las

    historias sobrenaturales que a su vez le haba narrado su niera. Su seriedad y suaparente fe en lo que relataba avivaban incluso el inters de Aubrey y cada vez quemencionaba la historia de un vampiro que haba pasado muchos aos entre sus amigos yfamiliares ms queridos, obligado cada ao a alimentarse de la vida de algunaencantadora muchacha para prolongar su existencia en los meses siguientes, se lecongelaba la sangre, aunque procuraba rerse de ella por creer en fantasas tan intiles yhorribles. Pero Ianthe le cit los nombres de los ancianos que finalmente descubrieron aese ser viviendo entre ellos, despus de que muchos de sus parientes cercanos e hijoshubieran sido hallados con la marca del apetito del maligno. Y como vea que Aubreyse mostraba tan incrdulo, le rogaba que le creyera ya que estaba escrito que aquellosque se atrevieran a cuestionar la existencia del vampiro siempre acabaran recibiendoalguna dolorosa prueba que les obligara a aceptar la amarga verdad. Le detall laapariencia tradicional de los monstruos y el horror de Aubrey se hizo mayor cuandoescuch una descripcin muy ajustada a la de Lord Ruthven. Sin embargo, an quera

    persuadirla de que sus miedos no podan tener fundamentos reales, al mismo tiempo quese asombraba de las muchas coincidencias existentes que hacan aumentar sussospechas de que Lord Ruthven posea un poder sobrenatural.

    *

    Aubrey se encariaba cada vez ms con Ianthe. Su inocencia, que contrastaba tanto conlas virtudes afectadas de aquellas mujeres entre quienes buscaba su ideal romntico enel pasado, haba logrado conquistar su corazn. Y a pesar de que la idea de un joveneducado en Inglaterra casndose con una muchacha griega sin estudios le parecadesatinada, se senta cada vez ms ligado al ser ms bello que haban visto sus ojos. Aveces intentaba alejarse de ella y haca planes para llevar a cabo alguna investigacinsobre el mundo antiguo; entonces parta con la determinacin de no volver hastaalcanzar sus objetivos, pero finalmente, nunca consegua concentrarse en las ruinas quelo rodeaban y su mente no lograba apartar la imagen de Ianthe, nica duea de sus

    pensamientos. La muchacha, sin embargo, no era consciente de su amor y secomportaba en todo momento como la misma criatura franca e infantil que era. Siempre

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    pareca desagradarle abandonar su compaa, pero era, deduca Aubrey, porque no tenaa nadie ms con quien visitar sus lugares favoritos como haca con l, mientras l seocupaba en dibujar o descubrir restos que haban logrado escapar a la destructiva manodel tiempo. Haba comentado con sus padres el tema de los vampiros y ambos, delantede varios testigos, haban confirmado su existencia, plidos de horror ante su sola

    mencin.Poco despus, Aubrey decidi realizar una de sus excursiones, que lo ocupara unascuantas horas. Cuando oyeron el nombre del lugar que iba a visitar, sus anfitriones lesuplicaron que no volviera demasiado tarde ya que inevitablemente deba atravesar un

    bosque en el que ningn griego permaneca despus de que cayera la noche. Lodescribieron como un refugio de vampiros donde stos llevaban a cabo sus orgasnocturnas y le advirtieron que los males ms terribles esperaban a aquellos que osarancruzarse en el camino de esos seres malignos. Aubrey no se tom en serio sus palabras eintent rerse con ellos de esas fantasas, pero cuando los vio estremecerse ante suatrevimiento de burlarse de un poder infernal superior, cuya sola mencin era capaz decongelar la sangre, se qued callado.

    A la maana siguiente, Aubrey parti segn lo haba planeado. Se sorprendi al ver elrostro plido de su anfitrin y le inquiet descubrir que sus burlas ante su creencia enaquellos horribles seres haban causado semejante terror. Cuando estaba a punto de

    partir, Ianthe se acerc a su caballo y le rog muy seriamente que no volviera tarde, yaque por la noche los poderes de esos monstruos se desataban. Lo prometi. Sinembargo, estuvo tan ocupado en sus investigaciones que no se dio cuenta de que la luzdel da pronto iba a dar paso a la oscuridad y de que en el horizonte haba una de esasmanchas que en los climas ms clidos pronto se convierten en una gran masa de nubescapaces de descargar todo su furor sobre un pas entero. Finalmente, mont sobre sucaballo, decidido a recuperar el tiempo a fuerza de velocidad, pero era demasiado tarde.El crepsculo es casi desconocido en los pases del sur. Tan pronto como el sol se pone,la noche da comienzo. Antes de que hubiera logrado avanzar demasiado tena la

    poderosa tormenta encima. Los truenos retumbaban sin apenas conceder respiro entreuno y otro y una fuerte lluvia caa sobre la espesura, mientras que los relmpagos azulesestallaban a su alrededor, iluminando sus pies.De repente, su caballo se asust y emprendi un galope alocado a travs del tupido

    bosque. Finalmente, fatigado, el animal se detuvo y Aubrey pudo distinguir en mediodel resplandor de un rayo una choza semioculta entre masas de hojas muertas y maleza.Desmont y se acerc a ella esperando encontrar dentro a alguien que lo guiara o que almenos le diera cobijo para protegerse de la furiosa tormenta. Mientras se aproximaba,los truenos se acallaron por un momento y pudo or los mortales alaridos de una mujer

    entremezclados con el sonido sofocado de unas carcajadas burlonas que le hicieronsobresaltarse y dudar, pero en ese preciso instante un trueno retumb muy cerca de sucabeza y con un repentino impulso forz la puerta de la choza. Dentro, la oscuridad eratal que no poda distinguir nada, por lo que se gui por los sonidos. Al parecer, nadiehaba notado su presencia y pese a que llam a los dueos repetidas veces, los sonidosque haba escuchado antes continuaron y nadie repar en l. De pronto, tropez conalguien a quien sujet rpidamente. Entonces oy una voz que dijo: Una vez msfrustrado, a lo que sigui una fuerte carcajada. Un instante despus, Aubrey seencontr asido por una fuerza que pareca sobrehumana. Pele, decidido a vender carasu vida, aunque fue en vano. Fue levantado del suelo y arrojado nuevamente a l concolosal fuerza, tras lo cual, su enemigo se le abalanz encima, apretando su pecho con

    ambas rodillas mientras buscaba con sus manos su garganta. Justo en ese momento laluz de varias antorchas penetr por el agujero que haca las veces de ventana y distrajo a

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    su contrincante, que se levant en el acto, solt a su presa y corri hacia la puerta. Pocossegundos despus se dejaron de or los crujidos de las ramas a su paso por el bosque. Latormenta se haba calmado, por lo que el grupo que vena con las antorchas pudoescuchar los gritos de Aubrey, que yaca en el suelo incapaz de moverse. Los hombresentraron y la luz ilumin las paredes de barro de la choza, llenas de holln que los cubri

    a todos. A instancias de Aubrey, buscaron a la mujer cuyos gritos haban llamado suatencin y este se qued nuevamente solo en la oscuridad. Cul no sera su horrorcuando la luz de las antorchas lo ilumin nuevamente: delante de l pudo ver la delicadafigura de su bella amada, convertida ahora en un cuerpo sin vida. Cerr los ojos con laesperanza de que slo hubiera sido una visin producto de su perturbada imaginacin,

    pero al abrirlos volvi a ver a Ianthe a su lado. El color haba abandonado sus mejillas,incluso sus labios, aunque la serenidad que se dibujaba en su rostro era la misma quehaba tenido en vida. Su cuello y su pecho aparecan ensangrentados y en su gargantahaba marcas de los dientes que haban abierto sus venas. En este punto, los hombresgritaron horrorizados al unsono: Un vampiro, un vampiro!.Construyeron una especie de litera y Aubrey fue acostado al lado de la mujer que haba

    sido el objeto de sus ensoaciones, ahora cada en la flor de su juventud. No se sentacapaz de centrarse; su mente estaba nublada y pareca rehuir los pensamientos pararefugiarse en el vaco. Casi inconscientemente sujet con fuerza una daga muy peculiarque haba hallado en la choza. La triste comitiva fue pronto encontrada por las partidasque haban sido organizadas para buscar a una muchacha echada en falta por su madre.Los gritos de lamento del grupo, mientras llegaban a la ciudad, advirtieron a sus padresde que haba ocurrido una espantosa tragedia. Describir su dolor sera imposible. Alconocer la causa de la muerte de su hija miraron a Aubrey y sealaron el cuerpo. Nadie

    pudo consolarlos y murieron de pena.

    *

    Aubrey guard cama atacado por la ms violenta de las fiebres y estuvo casi todo eltiempo delirando, llamando a Lord Ruthven, a quien suplicaba que tuviera piedad porIanthe; otras veces lo maldeca y lo acusaba de ser el destructor de la joven.Precisamente, Lord Ruthven haba llegado a Atenas y por el motivo que fuera, alenterarse del estado de Aubrey se instal en la misma casa en que ste se encontraba yse convirti en su enfermero particular. Cuando Aubrey se recuper de sus delirios, se

    sorprendi y se horroriz a la vez al ver a aquel cuya imagen asociaba ahora con la deun vampiro, pero las palabras amables de Lord Ruthven casi parecan dearrepentimiento por la falta que haba cometido y que haba provocado su separacin, ylas atenciones, preocupacin y cuidados que le prodig pronto hicieron que sereconciliase con l. Se le vea cambiado. Ya no pareca el ser aptico que tanto habaasombrado a Aubrey. Sin embargo, tan pronto como empez a mejorar de suconvalecencia, Lord Ruthven volvi a ser el mismo de antes y Aubrey no habra podidoya distinguirlo del hombre que haba conocido anteriormente, si no fuera porque a veceslo sorprenda mirndolo fijamente, con una maliciosa sonrisa triunfal jugueteando ensus labios, que, sin saber porqu, lo perturbaba. Durante la ltima etapa de larecuperacin del enfermo, Lord Ruthven estuvo aparentemente ocupado en la

    observacin de las olas que levantaba el fro viento o en el progreso de los astros que,

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    como el nuestro, giran alrededor del sol. De hecho, pareca querer rehuir todas lasmiradas.El equilibrio mental de Aubrey se haba debilitado a causa de la conmocin y la ligerezade espritu que una vez lo caracteriz pareca haber desaparecido para siempre. Se habaconvertido en un amante de la soledad y el silencio, tanto como Lord Ruthven. Pero su

    deseo de estar a solas no poda verse satisfecho en Atenas. Si buscaba el silencio y elretiro en las ruinas que antes haba frecuentado, poda sentir la presencia de Ianthe a sulado; si lo haca en los bosques, senta sus pasos delicados vagando entre los rboles en

    busca de una violeta; entonces se daba la vuelta sbitamente y en su loca imaginacinpoda ver su rostro plido y su garganta herida, mostrando una dulce sonrisa en suslabios. Por ello, decidi huir del escenario donde cada rincn le recordaba amargamentea Ianthe y le propuso a Lord Ruthven, junto a quien continuaba, agradecido por loscuidados que le haba prodigado durante su enfermedad, visitar los lugares de Greciaque todava no conocan.

    Viajaron por todo el pas y visitaron todos los lugares que podran resultar interesantes

    para un estudioso. Pero, aunque iban de sitio en sitio, parecan no poder prestar atencina aquello que contemplaban. Les advirtieron muchas veces de la existencia de ladrones,

    pero poco a poco empezaron a descuidarse ya que creyeron que eran slo cuentosinteresados, difundidos con el objetivo de que los viajeros se mostraran generosos consus supuestos bienhechores. Por ello, en cierta ocasin viajaron solamente acompaadosde unos pocos hombres, ms para que les hicieran las veces de guas que otra cosa, sin

    prestar la menor atencin al aviso de los pobladores. Pronto tuvieron ocasin dearrepentirse de su negligencia.

    *

    Al avanzar por un estrecho desfiladero, al fondo del cual se divisaba un caudaloso roque arrastraba enormes piedras, arrancadas de los precipicios vecinos, fueronsorprendidos por el silbido de unas balas que pasaron muy cerca de sus cabezas y por elsonido de varios disparos. Los hombres que los escoltaban se colocaron enseguidadetrs de unas rocas y empezaron a disparar. Lord Ruthven y Aubrey imitaron suejemplo y se ocultaron detrs de un saliente del desfiladero, pero avergonzados deocultarse de sus enemigos, quienes les conminaban a gritos a salir de su escondite, y

    sabindose demasiado expuestos a ser asesinados por la espalda, determinaron ir alencuentro de los bandidos. Acababan de salir de su refugio cuando Lord Ruthvenrecibi el impacto de una bala en el hombro y se desplom. Aubrey corri a socorrerlode inmediato, desdeando el peligro al que l mismo se expona, pero fue sorprendido

    por los ladrones que los estaban rodeando, ya que sus acompaantes haban tirado lasarmas y se haban rendido en cuanto vieron a Lord Ruthven caer herido. Con la promesade una gran recompensa, Aubrey conmin a los ladrones a trasladar a su amigo herido auna cabaa vecina y tras haber acordado un rescate no fueron molestados ms por ellos,que se limitaron a vigilar la entrada de la cabaa mientras esperaban el retorno de unode sus compaeros, que haba ido a buscar la suma prometida con una orden firmada

    por Aubrey.

    Las fuerzas de Lord Ruthven se debilitaban rpidamente. En dos das estaba agonizandoy su muerte pareca muy prxima. Su conducta y apariencia no haban cambiado. Se

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    mostraba tan indiferente al dolor como lo haba sido antes a la vida, pero al acercarse elfinal de su ltima tarde, pareci encontrarse inquieto, con la mirada frecuentemente fijaen Aubrey, quien se sinti obligado a asistirlo con ms inters que el estrictamentenecesario, como haba hecho hasta ese momento.

    Aydame! Puedes salvarme, puedes incluso hacer ms que eso No me refiero a mi

    vida. Mi muerte significa tan poco para m como el paso de un da, pero puedes salvarmi honor, el honor de tu amigo.Cmo? Dime cmo. Hara cualquier cosarespondi Aubrey.Es poco lo que necesito. Mi vida se extingue rpidamente y no puedo explicrtelotodo Pero si ocultaras todo lo que sabes de m, mi honor permanecera intacto y

    quedara a salvo de las habladuras Y si mi muerte quedara oculta durante un tiemp oen Inglaterra Yo Yo vivira.

    No se sabr nada.Jralo!le suplic el moribundo, levantndose violentamente. Jura por tu alma,por tus miedos, jura que durante un ao y un da no revelars a nadie mis crmenes o mimuerte a ningn ser vivo de ninguna forma, sin importar lo que ocurra o lo que veas.

    Sus ojos parecan salrsele de las rbitas.Lo juro!dijo Aubrey y Lord Ruthven se hundi rindose en su almohada y novolvi a respirar.Aubrey se fue a descansar pero no consigui dormir. Estuvo dndole vueltas a todos loshechos que haba vivido junto a ese hombre y, sin saber porqu, al recordar su

    juramento sinti que le sobrecoga un fro estremecimiento, como si tuviera elpresentimiento de que algo horrible lo aguardaba. Se levant temprano por la maana ycuando estaba a punto de entrar en la habitacin donde haba quedado el cuerpo de LordRuthven, se top con uno de los ladrones que le inform que este no estaba ms all yaque l y sus camaradas lo haban llevado a una colina prxima, segn le haban

    prometido al moribundo antes de que expirara, para que su cuerpo quedase expuesto alaire libre y recibiera el primer rayo fro de la luna tras su muerte. Aubrey se quedatnito y llevndose consigo a varios hombres decidi enterrarlo all donde lo dejaron.Pero cuando escalaron la colina no encontraron ninguna huella ni del cuerpo ni de susropas, a pesar de que los ladrones juraron que era exactamente en ese lugar donde lohaban dejado. Durante un tiempo, el joven se debati en locas conjeturas, perofinalmente volvi a la cabaa, convencido de que los delicuentes haban enterrado elcuerpo para quedarse con las vestimentas de Lord Ruthven.

    *

    Cansado de un pas donde haba sufrido tantos infortunios y en el que todo parecaconspirar para aumentar la supersticin y la melanclica que lo torturaban, decidiabandonarlo y pronto se encontr en Esmirna. Mientras esperaba un barco que lollevase a Otranto o Npoles, se ocup de inspeccionar las pertenencias de LordRuthven, que haba guardado consigo. Entre otros objetos, hall una caja que contenadiferentes armas, ms o menos adaptadas para asegurar la muerte de sus vctimas. Habavarias dagas y puales. Mientras les daba la vuelta y examinaba sus curiosas formasobserv con sorpresa que las fundas estaban decoradas con el mismo estilo que laempuadura de la daga que haba encontrado en la choza en medio del bosque. Con un

    profundo estremecimiento se apresur a comprobar su hallazgo y busc la daga quehaba recogido el da fatal, descubriendo con gran horror que encajaba en la funda que

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    tena en la mano, pese a su forma peculiar. No poda despegar los ojos del arma: nohacan falta ms pruebas. Aunque se resista a creerlo, la forma particular de la daga ylos esplendorosos decorados y colores de la funda y la empuadura no dejaban lugar adudas; adems, ambas estaban manchadas por gotas de sangre.

    *

    Aubrey dej atrs Esmirna y de camino a casa, en Roma, se interes por el destino de ladama a la que haba intentado ayudar a escapar de las artes de seduccin de LordRuthven. Sus padres estaban desesperados: haban perdido toda su fortuna y no sabannada de su hija desde la partida del lord.El equilibrio mental de Aubrey se tambaleaba por los horrores que haba vivido en losltimos tiempos. Tema que la muchacha romana hubiera sido vctima del destructor de

    Ianthe. Se volvi taciturno y silencioso. Su nica ocupacin consista en apremiar a losguas y sus caballos, como si en ello le fuera la vida de un ser amado. Pronto lleg aCalais y ms pronto an se encontr en la costa inglesa. El viento que impuls su barcohaba sido muy favorable, como si obedeciera a sus deseos. Se apresur a llegar a lamansin paterna, donde por un momento olvid todos los horrores pasados, bajo loscuidados y caricias de su hermana. Si antes, con sus infinitas atenciones se haba ganadosu afecto, ahora que se haba convertido en una mujer, se haba vuelto una compaatodava ms querida para l.La seorita Aubrey no posea la elegante gracia que se lleva el aplauso y la admiracinde los crculos de sociedad. Careca de la brillantez de las mujeres mundanas y sus ojosazules nunca se iluminaban con la alegra despreocupada caracterstica de los espritusligeros. Por el contrario, tena un aire melanclico que no pareca provenir de ladesgracia, sino de muy adentro, propio de un espritu consciente de la existencia de unavida posterior ms plena. Su andar no posea la suavidad de una mariposa, sino que erareposado y pensativo. Cuando estaba sola, su semblante nunca resplandeca con unasonrisa de jbilo, pero cuando su hermano le haca sentir su afecto y olvidaba, gracias aella, todas las penas que perturbaban su paz, nadie habra cambiado su sonrisa por unams voluptuosa. Pareca entonces como si sus ojos, su rostro, estuvieran en luminosaarmona con su mundo interior. Tena tan solo dieciocho aos y no haba sido todava

    presentada en sociedad. Sus tutores pensaron que era mejor que este acto tuviera lugarcuando su hermano hubiera vuelto del continente, cuando pudiera hacerle de protector.

    Por ello, se decidi que en la prxima recepcin, se celebrara tal acontecimiento.Aubrey hubiera preferido permanecer en la mansin de sus padres, alimentndose de lamelancola que se haba apoderado de l. No encontraba ningn inters en lasfrivolidades sociales, despus de todos los horrores que haba presenciado, pero decidisacrificarse para satisfacer a su hermana. As que poco despus se encontraron camino ala ciudad, donde se prepararon para una recepcin que tendra lugar al da siguiente.La multitud era excesiva, haca mucho que no se celebraba una reunin de ese nivel ytodos los que estaban ansiosos por adular a la realeza con una sonrisa se apresuraron aasistir. Aubrey tambin estaba all con su hermana, aunque busc un rincn apartado,donde pudiera estar tranquilo. Mientras se encontraba a solas, abstrado de todo lo queocurra a su alrededor, recordando que la primera vez que vio a Lord Ruthven haba

    sido en ese mismo saln, sinti que lo cogan del brazo y una voz que conocademasiado bien reson en su odo: Recuerda tu juramento. No tuvo valor para darse

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    la vuelta, temeroso de encontrarse con un espectro, pero no hizo falta. A poca distanciade l vio al mismo personaje que haba atrado su atencin el da que asisti por primeravez a una reunin social, en ese preciso lugar. Estuvo observndolo hasta que sus

    piernas se rehusaron a sostenerlo, por lo que se vio obligado a apoyarse en el brazo deun amigo y, abrindose paso entre la multitud, mont desesperadamente en su carruaje y

    se march a casa.

    Una vez all, Aubrey se pase frenticamente por toda su habitacin con las manossobre la cabeza, como si temiera que sus pensamientos se le pudieran escapar. Otra vezLord Ruthven, delante de sus propios ojos. Los recuerdos se mezclaban frenticamenteen su mente: la daga, su juramento. Se par, no poda creer que fuera posible, losmuertos volviendo a la vida! Pens que se trataba de una mala pasada de suimaginacin. Era imposible que pudiera ser verdad, as que decidi volver a frecuentarlas reuniones sociales. Aunque intent preguntar por Lord Ruthven, su nombre se lequedaba pegado a los labios, por lo que no pudo obtener ninguna informacin.Pocas noches despus asisti junto con su hermana a la reunin de un pariente cercano.

    Dejndola bajo la proteccin de una matrona, se retir a descansar y se entreg a suspropios y devoradores pensamientos. Al darse cuenta de que muchos de los invitados yase estaban marchando, se levant para despedirse y cuando entr en el saln encontr asu hermana rodeada de gente, aparentemente en medio de una serena conversacin.Intent acercarse a ella discretamente y al pedirle a un caballero que lo dejara pasar poren medio del crculo de oyentes, ste se dio la vuelta, mostrndole las facciones que msaborreca. Sin pensrselo dos veces, Aubrey dio un salto, tom a su hermana por el

    brazo y apresuradamente la llev hacia la calle. En la puerta se encontr con un nutridogrupo de sirvientes que esperaban a sus seores; mientras intentaba abrirse caminohacia la salida, volvi a escuchar la misma voz susurrando cerca de su odo: Recuerdatu juramento. No se atrevi a darse la vuelta y le pidi a su hermana que se dieran

    prisa. Pronto estuvieron en casa.Aubrey se hallaba al borde de la locura. Si antes estaba obsesionado slo con una idea,cmo no iba a estarlo ahora que tena la certeza de que el monstruo viva. Se volviinsensible a las atenciones de su hermana, que en vano le peda que le explicase cul erala causa de su abrupta conducta. Aubrey slo era capaz de pronunciar unas pocas

    palabras, que la aterraban. Cuanto ms vueltas le daba al asunto, ms se desconcertaba.Su juramento lo aterrorizaba. Tena entonces que permitir que el monstruo trajera laruina sobre todo aquel al que se acercara? Tena que permitir que conviviera con todosaquellos a quienes l quera sin poder advertirles de su existencia? Su propia hermana

    poda estar en peligro. Pero incluso aunque rompiera su juramento e hiciera saber a

    todos de sus sospechas, le creera alguien? Pens en librar al mundo de esa criaturahorrible con sus propias manos, pero record que la misma muerte ya haba sidoburlada. Durante das permaneci en ese estado, encerrado en su habitacin, sin ver anadie. Slo coma cuando su hermana vena a alimentarlo con lgrimas en los ojos,rogndole que lo hiciera por piedad a ella. Finalmente, incapaz de soportar por mstiempo la soledad y la inactividad, dej la casa, errando de calle en calle, ansioso porescapar del espectro que lo atormentaba.Empez a descuidar su aspecto y se dedic a vagabundear sin importarle el ardiente soldel medioda o la fra humedad de la noche. Estaba irreconocible. Al principio volva acasa por las noches, pero acab por tumbarse a dormir dondequiera que lo pillara elagotamiento. Su hermana, preocupada por su seguridad, contrat a algunos hombres

    para que lo siguieran, pero Aubrey los dej atrs enseguida, huyendo como estaba de unperseguidor ms rpido que cualquiera: sus propios pensamientos. De pronto, sin

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    embargo, su conducta cambi. Horrorizado con la idea de que haba dejado a todos susamigos a merced de un monstruo que habitaba entre ellos y de cuya presencia no eranconscientes, decidi volver a la vida social para vigilarlo de cerca, decidido a prevenir,

    pese a su juramento, a cualquiera a quien Lord Ruthven se le aproximara demasiadontimamente. Pero cuando entraba en cualquier saln su apariencia extraviada y recelosa

    era tan impactante, sus estremecimientos tan visibles, que su hermana se vio finalmenteobligada a suplicarle que se abstuviera de reuniones sociales que lo afectaban tanprofundamente, aunque slo fuera por condescendencia hacia ella. Cuando todos losconsejos resultaron intiles, los tutores de Aubrey creyeron conveniente intervenir ytemerosos de que estuviera perdiendo el juicio, consideraron que ya era hora de queemprendieran la tarea que sus padres les haban confiado. Con el objetivo de evitarle lasheridas y sufrimientos que padeca en sus vagabundeos diarios y de que no se expusierams al escarnio pblico, contrataron a un mdico para que viviera en la casa y cuidaraconstantemente de l. Aubrey apenas pareci notarlo pues su mente estabacompletamente absorta en otros horrores. Pese a los cuidados, sus incoherencias fueronen aumento, tanto que finalmente tuvieron que encerrarlo en su habitacin. Con

    frecuencia permaneca en cama durante das, incapaz de levantarse. Haba empalidecidoy sus ojos haban adquirido un aspecto vidrioso. Slo las visitas de su hermana lograbanremover en l un fondo de afecto. En esas ocasiones, le diriga miradas que la afligan

    profundamente mientras buscaba sus manos y le rogaba que no lo tocara:No lo toques! Si me quieres todava algo, no te acerques a l!Cuando ella le preguntaba a quin se refera, su nica respuesta era: Es verdad, esverdad! y volva a sumergirse en un estado del que nadie poda sacarlo. Esta situacindur muchos meses. No obstante, poco a poco, segn iba transcurriendo ese ao, susincoherencias se hacan ms infrecuentes y su mente, menos sombra. Por otra parte, sustutores observaron que varias veces al da contaba con los dedos de la mano un nmerodeterminado, para despus sonrer.El plazo casi haba expirado y quedaba slo un da para que Aubrey cumpliera su

    juramento, cuando uno de sus tutores entr en su habitacin para hablar con el mdicosobre la triste circunstancia de que el joven se encontrara en tan fatal situacin,

    precisamente cuando su hermana se iba a casar al da siguiente. Esta frase llam laatencin del convaleciente enseguida y pregunt nerviosamente con quin se casara suhermana.Los tutores se alegraron porque consideraron este hecho como una muestra de queestaba recuperando el juicio, que teman que hubiera perdido del todo, y mencionaron elnombre del Conde de Marsden. Aubrey pens que se trataba de un joven conde al quehaba conocido y pareci satisfecho, dejndolos an ms asombrados cuando expres

    sus intenciones de asistir a la boda y su deseo de ver a su hermana. Le dijeron que no,pero a los pocos minutos la muchacha ya estaba all.Al parecer, el enfermo haba recobrado la capacidad de sentirse influenciado por suadorable sonrisa, ya que la apret contra su pecho y le bes las mejillas, baadas enlgrimas de emocin, al ver que su hermano volva a ser sensible a su afecto. Aubrey lehabl con la calidez de antao y la felicit por su boda con una persona tan distinguida,

    por virtudes y rango. Todo marchaba bien hasta que de repente se fij en el medallnque su hermana llevaba en el pecho y lo abri. Cul no sera su sorpresa al ver dentro del la imagen del monstruo que tanta ascendencia haba tenido sobre su vida. En unataque de furia lo arranc y lo estrell contra el suelo, pisndolo con fuerza. Al

    preguntarle ella porqu destrua el retrato de su futuro marido, la mir como si no la

    comprendiera y la tom de las manos, mientras la observaba con una expresindesesperada, suplicndole que jurara que nunca se casara con ese monstruo,porque

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    Pero no pudo seguir. Fue como si la voz que tan bien conoca le hubiese vuelto arecordar su juramento. Se volvi bruscamente, pensando que se encontrara con LordRuthven, pero no vio a nadie. Mientras tanto, los tutores y el mdico, que haban odotodo, creyeron que volva a caer en la demencia y entraron a separarlo de la seoritaAubrey, a quien pidieron que lo dejara.

    Aubrey cay de rodillas ante ellos y les implor y suplic que retrasaran la ceremoniaaunque fuera un solo da. Pero ellos lo atribuyeron a un acceso de locura y tras tratar deapaciguarlo, se retiraron.

    *

    Lord Ruthven haba ido a ver a Aubrey a su mansin el da despus de su reencuentroen la recepcin, pero sus tutores no dejaban que este recibiera visitas. Cuando se enteren distintos crculos sociales de la enfermedad de su antiguo compaero, se dio cuentaenseguida de que l mismo era la causa y al saber que se le consideraba demente, le

    result difcil ocultar su jbilo y placer. Corri, pues, nuevamente a casa de Aubrey ygracias a sus constantes visitas y al pretendido gran afecto por su supuesto amigo y a suinters en su destino, poco a poco se gan el corazn de la seorita Aubrey. Quin

    podra resistirse a sus encantos? Tena tantas aventuras y desventuras que contar, podahablar con tanta elocuencia de s mismo como un ser al que nadie haba querido y cuyaexistencia, sin embargo, empezaba a tener sentido al escuchar el dulce acento de lahermana de su compaero

    En definitiva, saba muy bien cmo usar las artes de hechicero y, fuera por eso o porqueera la voluntad del destino, se gan el afecto de ella.El ttulo de conde, que le vena de una vieja rama familiar en extincin, le sirvi paraobtener una importante embajada, lo que a su vez utiliz como excusa para apresurar elmatrimonio (pese a la deteriorada salud del hermano de la novia), que tendra lugar elmismo da de su partida hacia el continente.Entretanto, cuando los tutores y el mdico se marcharon, Aubrey intent sobornar a lossirvientes, aunque en vano. Pidi pluma y papel, lo que s le fue concedido, y escribiuna carta a su hermana, conjurndola a retrasar al menos unas pocas horas elmatrimonio que l maldeca, si en algo valoraba su felicidad, su honor y el honor deaquellos que yacan en la tumba y que una vez la sostuvieron entre sus brazos. Lossirvientes prometieron enviar la misiva, pero se la entregaron antes al mdico, quien

    juzg que era mejor no perturbar ms el espritu de la seorita Aubrey con lo queconsideraba los ataques de un manaco.

    La noche transcurri sin descanso para los ocupantes de la casa y Aubrey pudo escucharcon un horror ms fcil de imaginar que de describir como se desarrollaban lospreparativos para la boda.

    Al llegar la maana, el sonido de los carruajes lo estremeci y lo llev al borde de ladesesperacin. Para su fortuna, la curiosidad de los sirvientes ante el acontecimientofinalmente relaj su vigilancia y poco a poco fueron olvidando sus funciones, hasta quefinalmente lo dejaron a cargo de una indefensa anciana. Aubrey busc entonces elmomento oportuno y de un salt abandon su habitacin y la casa.Pronto se hall en el saln donde se encontraban todos los asistentes a la bodareunidos. Lord Ruthven fue el primero en notar su presencia. Inmediatamente se acerc

    a l y lo sac fuera del saln con furia, sin pronunciar una sola palabra. Cuando llegarona la escalera le susurr al odo:

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    Mary Shelley

    El mortal inmortal

    Biografa de la autora

    Escritora inglesa que cultiv la novela, el cuento, el teatro, el ensayo y el gnerobiogrfico. Naci en 1797 y fue educada bajo los principios liberales. Shelley fue unapoltica radical a lo largo de su vida, lo que se ve reflejado en sus obras, que a menudodefienden la cooperacin como el camino para transformar la sociedad, en la que tieneun papel predominante la mujer.

    Se enamor del poeta romntico Percy Shelley, discpulo de su padre, con quienempez una relacin estando l casado; huyeron juntos, viajando por toda Europa, y seafincaron en Francia.Al volver a Inglaterra embarazada tuvo que enfrentarse, junto a su marido, al rechazosocial y a la pobreza, hasta que el suicidio de la primera mujer de Percy Shelley

    permiti que se casaran.

    Como escritora, Mary Shelley es especialmente recordada por su prestigiosa novela,Frankenstein, el primer gran libro de ciencia ficcin.

    Muri a los 53 aos, a causa de un tumor cerebral.

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    El mortal inmortal

    16 de julio de 1833: Celebro un aniversario memorable para m: cumplo trescientosveintitrs aos!El Judo Errante? Definitivamente, no. l ha visto nacer el da durante ms dedieciocho siglos. En comparacin, soy un inmortal bastante joven.Soy entonces inmortal? Es una pregunta que me he hecho a m mismo da y noche a lo

    largo de mis ahora trescientos veintitrs aos y para la que, sin embargo, no hallotodava respuesta. He descubierto una cana entre mis rizos castaos hoy mismo, lo queseguramente implica cierta decadencia, aunque tambin podra haber estado all ocultadesde hace trescientos aos, puesto que a algunas personas el cabello se les vuelvecompletamente blanco antes de cumplir los veinte.Contar mi historia y el lector juzgar por m. As podr entretenerme al menos durantealgunas horas, en medio de una larga eternidad que ya se me hace aburrida. Es posiblevivir para siempre? He sabido de encantamientos en los que las vctimas caen en un

    profundo sueo para despertar, cien aos despus, tan jvenes como siempre. He odohablar de los Siete Durmientes1, as que ser inmortal no debera ser una carga tanabrumadora. Pero es demasiado el peso del tiempo sin fin, el tedioso transcurrir de lashoras que se suceden infinitamente! Feliz el legendario Nourjahad!2. Pero vuelvo a mitarea.

    *

    Todo el mundo ha odo hablar del gran alquimista y filsofo Cornelius Agrippa. Surecuerdo es tan inmortal como sus artes. Igualmente, todo el mundo conoce la historia

    de uno de sus aprendices, quien, estando ausente Cornelius, liber en un descuido a unespritu maligno que luego acab con l. Las historias sobre este suceso, ciertas o no, lecausaron muchos problemas al renombrado filsofo y alquimista. Todos los demsaprendices lo abandonaron al mismo tiempo y sus asistentes desaparecieron. No tena anadie que se ocupara de alimentar sus eternos fuegos mientras l dorma, o queobservara los cambios de color en las pcimas que preparaba cuando estudiaba. Susexperimentos fracasaban uno tras otro, por falta de manos para llevarlos a cabo. Losespritus malignos se rean de l porque no lograba retener a ningn mortal bajo suservicio.Entonces yo era muy joven, muy pobre y estaba muy enamorado. Haba sido pupilo deCornelius durante al menos un ao, aunque me encontraba ausente cuando se produjo el

    mencionado suceso. A mi retorno, mis amigos me imploraron que no volviese a lamorada del alquimista. Tembl al or la funesta historia que me contaron pero no

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    necesit una segunda advertencia. Cuando Cornelius me ofreci una bolsa llena de orosi me quedaba con l, sent como si el propio Satans me estuviera tentando. Misdientes castaetearon, el cabello se me eriz y sal corriendo tan rpido como me lo

    permitieron mis temblorosas rodillas.Con andar vacilante hu hacia el lugar al que acuda cada tarde durante los dos ltimos

    aos: un arroyo donde borboteaba suavemente el agua cristalina, junto al que paseabauna muchacha de pelo oscuro; sus radiantes ojos estaban fijos en el camino que yoacostumbraba a recorrer todos los das.

    No puedo recordar ni un slo momento en el que no haya amado a Bertha. Habamossido vecinos y compaeros de juego desde nuestra ms tierna infancia. Sus padres,como los mos, eran de condicin humilde, aunque respetables, y el cario que nos

    profesbamos complaca a ambas familias. Un mal da una fiebre maligna se llev a lospadres de Bertha, y qued hurfana. Mi familia le hubiese dado un hogar, pero,desdichadamente, una vieja dama que viva en un castillo cercano, rica, solitaria y sinhijos, hizo saber su intencin de adoptarla. As pues, mi querida amiga, se vio vestida deseda y viviendo en un palacio de mrmol.

    Todos crean que la fortuna la haba favorecido. No obstante, pese a su nueva situaciny a sus nuevas amistades, ella permaneci fiel al amigo de sus das humildes y visitabacon frecuencia la cabaa de mi padre, hasta que se le prohibi hacerlo. Entonces,empez a pasear por un bosque cercano, donde nos encontrbamos, al pie de unasombreada fuente.Sola decir que no senta ninguna obligacin hacia su protectora que pudiera igualar elcario que nos una. Pero yo era muy pobre para ofrecerle una vida juntos y empez acansarse de tener tantos problemas por mi culpa.Era altiva e impaciente y se enfadaba por los obstculos que se interponan entrenosotros. Estuvimos bastante tiempo sin vernos. Cuando volvimos a encontrarnos mehizo saber que las dudas la haban afligido. Se quej amargamente y casi me reproch elhecho de ser pobre. Yo respond al instante:

    Ser pobre pero al menos soy honesto! Si no lo fuera, podra ser rico muy pronto.Un millar de preguntas siguieron a esta exclamacin. Tem asustarla si le contaba laverdad, pero logr sacrmela. Con una mirada de desdn me dijo:

    Pretendes amarme y, sin embargo, temes enfrentarte al diablo por m.Protest dicindole que lo nico que tema era ofenderla, mientras ella slo hablabasobre la magnitud de la recompensa que yo recibira de Cornelius si me decida atrabajar con l. Animado, aunque tambin avergonzado, por sus palabras, dejndomellevar por el amor y la esperanza y rindome de mis recientes temores, volv donde elalquimista rpidamente con el corazn alegre, y acept su oferta. De inmediato me vi

    instalado en mi puesto.*

    Pas un ao. Tena en mi poder una suma nada despreciable de dinero y el tiempo habahecho que desaparecieran mis temores. Pese a mi constante vigilancia, jams descubrhuellas de seres extraos, ni el silencio de nuestra morada fue perturbado por aullidosdemoniacos. Todava continuaba viendo a Bertha a escondidas y la esperanza renaca enm. La esperanza, pero no la felicidad total, ya que Bertha consideraba que el amor y laseguridad eran enemigos y se complaca en hacrmelo saber. Aunque tena buen

    corazn, era tambin algo coqueta y a veces haca que enloqueciera de celos. Medespreciaba de mil maneras y jams aceptaba haberse equivocado. Me volva loco para

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    hacer que me enfadara y luego me obligaba a que le pidiera perdn. A vecesconsideraba que yo no era lo suficientemente sumiso y sala con el cuento de algn rivalque s gozaba de los favores de su protectora. Se rodeaba de jvenes vestidos en trajesde seda, ricos y alegres. Qu posibilidades tena el aprendiz de Cornelius, vestido conhumildes ropas, de compararse con ellos?

    Cierta vez, el alquimista me requiri mucho tiempo, por lo que no pude encontrarmecon Bertha como habra sido mi deseo. Estaba ocupado en una tarea importante y yo notena ms remedio que permanecer da y noche alimentando sus hornos y vigilando sus

    preparados qumicos. Bertha me esper en vano junto a la fuente. Su espritu altanero seenfureci ante esta falta, y cuando finalmente pude robarle unos minutos a mi tarea,esperando ser consolado por ella, me recibi con desdn y me ech de su lado en mediode burlas, dicindome que cualquier hombre, excepto aquel que no poda estar en dossitios a la vez por ella, tendra su mano. Se vengara! Y ciertamente, lo hizo. Mientrasme encontraba en mi triste retiro me enter de que haba estado cazando junto a AlbertHoffer, quien gozaba del favor de su protectora. Los tres pasaron montando a caballodelante de mi oscura ventana. Me pareci or mi nombre, seguido de risas burlonas,

    mientras que los ojos oscuros de Bertha miraban con desprecio hacia donde yo estaba.

    *

    Los celos, con todo su veneno y miseria, se apoderaron de m. Derram incontableslgrimas pensando en que nunca sera ma, para luego maldecir su inconstancia. Sinembargo, no poda permitirme dejar de atender los fuegos del alquimista y prestaratencin a los cambios de sus incomprensibles brebajes.Cornelius haba permanecido sin dormir y ni tan siquiera pudo cerrar los ojos durantetres das con sus noches, mientras vigilaba sus mezclas. El progreso de su trabajo ibams lento de lo que esperaba y, pese a todo su nerviosismo, los ojos se le cerraban porel sueo. Una y otra vez espantaba la somnolencia con una energa sobrehumana y unay otra vez esta volva. Contemplaba sus crisoles con cierta preocupacin:

    An no est a puntomurmuraba. Tendr que pasar todava otra noche antes deque lo consiga? Winzy, t eres cuidadoso, leal, t has dormido, muchacho Dormiste

    la noche pasada. Cuida t este recipiente de cristal. El lquido que contiene es de un rosaplido. En cuanto empiece a cambiar, me despiertas, as podr al menos descansar lavista hasta ese momento. Primero cambiar a blanco y luego emitir destellos dorados.

    Pero no esperes hasta entonces, en cuanto el rosa plido desaparezca, despirtame.Apenas pude or sus ltimas indicaciones, dichas cuando ya estaba prcticamentedormido. Pero incluso entonces, volvi a la carga, sin rendirse completamente al sueo.

    Winzy, muchachodijo nuevamente, no toques el recipiente, no vayas a beber lapcima. Es un filtro, un filtro que cura el amor. No querrs dejar de amar a tu Bertha,verdad? Entonces, cuidado con beber!Por fin se durmi. Su venerable cabeza descansaba hundida en su pecho y se podaescuchar su respiracin regular. Durante unos minutos observ el recipiente: el tonorosa del lquido permaneca inalterable. Despus me dej llevar por mis pensamientosque me transportaron a la fuente y recrearon un millar de agradables escenas que nuncams volveran. Nunca jams! Serpientes y vboras anidaron en mi cabeza mientras la

    palabra NUNCA sala de mis labios de forma involuntaria. Mujer falsa! Falsa y cruel!Nunca ms me sonreira como lo haba hecho esa tarde con Albert. Mujer despreciable

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    terraza. Un paje, tan horrible como ella misma, corra tras ella y la abanicaba mientrasavanzaba a toda prisa para detener a mi hermosa muchacha a quien dijo:

    Qu ocurre, descarada jovencita? A dnde vas con tanta prisa? Vuelve a tu jaula,que hay halcones rondando!Bertha apret los puos, mientras sus ojos continuaban an fijos en m. Pude ver su

    lucha interior. Cmo odi a la vieja bruja que quera frenar los impulsos del coraznablandado de mi Bertha. Hasta el momento, por respeto a su alcurnia, haba evitado a laseora del castillo; ahora desdeaba esas consideraciones tan triviales. Estaba curado deamor y me elevaba por encima de todos los miedos humanos. Me apresur hacia laterraza y pronto alcanc a Bertha. Qu encantadora luca! Sus ojos despedan fuego,sus mejillas resplandecan con impaciencia y rabia, estaba ms bella y atractiva quenunca. Ya no la amaba, claro que no la adoraba, la reverenciaba, la idolatraba! Esa maana la vieja bruja la haba presionado con ms vehemencia que la usual paraque diera su consentimiento a casarse de forma inmediata con mi rival. La arpa lereprochaba el haberle dado nimos y esperanzas y la amenaz con echarla de casa, deforma vergonzosa y cubierta de desgracia. El espritu orgulloso de Bertha se soliviant

    ante esa amenaza, pero al recordar cmo se haba burlado de m y pensando que habaperdido para siempre a la persona que ahora vea como a su nico amigo, llor deremordimiento y rabia. Justo en ese momento hice mi aparicin.

    Oh, Winzy!exclam. Llvame a la cabaa de tu madre. Rpido, aljame de loslujos y la desgracia que habitan en esta casa de nobles. Llvame a la pobreza y a lafelicidad.La abrac con fuerza, sintindome feliz. La vieja dama se qued sin palabras por la ira yse deshizo en insultos slo cuando ya estbamos lejos, camino a la casa de mis padres.Mi madre recibi con ternura y alegra a la bella fugitiva que haba escapado de una

    jaula dorada para recuperar la libertad. Mi padre, que tambin la quera mucho, le dio labienvenida calurosamente. Fue un da glorioso, en que no me hizo ninguna falta lapocin del alquimista para sentir una alegra plena.

    *

    Poco despus, me cas con Bertha. Dej de ser el aprendiz de Cornelius, pero continusiendo su amigo. Siempre le estuve agradecido por haberme proporcionado aqueldelicioso trago de un elixir divino, aunque no fuera consciente de ello, que, en vez de

    curarme de amor (Triste cura! Un remedio solitario y sin alegra, para males que msparecen bendiciones), me haba dado el coraje y la resolucin con que haba logradoobtener el inestimable tesoro de mi Bertha.A menudo recuerdo maravillado ese perodo de trance, semejante a la embriaguez. El

    brebaje de Cornelius no cumpli el cometido para el cual, segn afirmaba el alquimista,haba sido preparado, pero sus efectos fueron ms potentes y felices de lo que puedenexpresar las palabras. Poco a poco fueron desapareciendo, aunque durante muchotiempo continuaron pintando mi vida de colores bellsimos. Bertha se admiraba confrecuencia por la ligereza de mi corazn y por mi desacostumbrada alegra, ya que en el

    pasado mi nimo haba tendido a ser ms bien serio, incluso triste. Ahora me quera anms por mi buen temperamento y nuestros das transcurran llenos de jbilo.

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    *

    Cinco aos despus fui repentinamente llamado a la cabecera de Cornelius, que

    agonizaba. Me haba hecho buscar apresuradamente, requiriendo mi presenciainmediata. Lo encontr tendido en su jergn, mortalmente debilitado. Toda la vida quele restaba animaba sus penetrantes ojos, fijos en un recipiente de vidrio que contena unlquido rosado.

    He aqudijo con una voz rota y profundala inutilidad de los deseos humanos.Por segunda vez mis esperanzas estaban a punto de verse realizadas y por segunda vezse ven destruidas. Observa esta pcima. Recordars que hace cinco aos tambin la

    prepar, con igual xito. Entonces, como ahora, mis labios sedientos anhelaban probarel elixir inmortal que t me arrebataste. Y ahora es demasiado tarde.Habl con dificultad y se dej caer nuevamente en la almohada. No pude evitar decir:

    Pero, querido maestro, cmo podra una cura de amor devolver la vida?

    Una dbil sonrisa brill en su rostro mientras yo intentaba escuchar con gran inters sucasi incomprensible respuesta.

    Una cura para el amor y para todo: el Elixir de la Inmortalidad. Ah, si tan slopudiera beber ahora, vivira para siempre!Mientras hablaba, un destello dorado brot del fluido y una fragancia que yo recordaba

    bien se extendi por el aire. Cornelius se incorpor, pese a su debilidad. Pareca como silas fuerzas le hubieran vuelto milagrosamente. Extenda sus manos hacia el recipiente,cuando una fuerte explosin me sobresalt. Un rayo de fuego brot del elixir y el

    recipiente de cristal qued reducido a tomos! Me volv a mirar al filsofo, que se habadesplomado. Sus ojos estaban vidriosos, sus facciones rgidas. Haba muerto!Pero yo viva, y vivira para siempre! Al menos as lo haba dicho el desafortunadoalquimista y durante unos cuantos das as lo cre yo. Record la gloriosa embriaguezque sent tras haber bebido el lquido robado. Reflexion sobre los cambios queexperiment en mi cuerpo, en mi alma. La ligera elasticidad del primero, el optimismoluminoso de la segunda. Me inspeccion a m mismo en un espejo y percib que misrasgos no haban sufrido ningn cambio durante los ltimos cinco aos. Record loscolores radiantes y el grato aroma de aquel delicioso brebaje, dignos del don que eracapaz de conceder. Era, pues, INMORTAL!Algo despus me rea de mi credulidad. El viejo proverbio que dice que nadie es

    profeta en su tierra era cierto con respecto a m y a mi viejo maestro. Lo apreciabacomo hombre y lo respetaba como sabio, pero la idea de que pudiera haber dominado

    los poderes de las tinieblas me pareca ridcula y me re de los miedos supersticiososque inspiraba a los dems. Haba sido un sabio filsofo, pero no haba tenido ningunarelacin con espritu alguno, excepto con aquellos revestidos de carne y hueso. Su saberera simplemente humano y pronto me persuad de que la ciencia de los hombres nunca

    podra conquistar las leyes de la naturaleza ni lograr atrapar eternamente al alma dentrode su prisin carnal. Cornelius haba conseguido crear una bebida capaz de refrescar elespritu, ms embriagadora que el vino, ms dulce y fragante que cualquier fruta;

    probablemente posea enormes poderes curativos y era capaz de llenar el corazn dejbilo y el cuerpo de vigor, pero sus efectos no eran eternos. De hecho, ya estabandisminuyendo. Yo haba sido afortunado por haber bebido un sorbo de salud y alegra, ytal vez de larga vida, gracias a mi maestro. Pero mi buena suerte acababa all. La

    longevidad es muy distinta de la inmortalidad.

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    *

    Continu pensando de esta manera durante muchos aos. A veces alguna idea peregrinapasaba por mi cabeza: tendra acaso razn el alquimista? Pero normalmente crea queyo compartira el destino de todos los hijos de Adn cuando me llegara la hora. Tal vezalgo ms tarde, pero dentro de una edad natural. Sin embargo, no dejaba de ser verdadque mantena un aspecto sorprendentemente juvenil. Todos se rean de mi vanidad porestar mirndome ante el espejo con tanta frecuencia. De nada me serva: mi frente notena arrugas, mis mejillas, mis ojos, toda mi persona, continuaban tan lozanos comocuando tena veinte aos.Me senta turbado. Contemplaba la belleza marchita de Bertha Yo pareca ms su hijoque su marido. Poco a poco nuestros vecinos empezaron a hacer esas mismasobservaciones y descubr que finalmente me llamaban el aprendiz embrujado. La

    propia Bertha empez a sentirse incmoda. Se volvi celosa e irritable y al poco tiempocomenz a hacerme preguntas. No tenamos hijos y lo ramos todo el uno para el otro.Y sin embrago, al envejecer, su espritu vivaz se volvi algo propenso al mal genio y su

    belleza disminuy. Yo la segua amando con todo mi corazn como a la jovencita quehaba idolatrado, como a la mujer que haba elegido y conseguido gracias a mi fervienteamor por ella.Finalmente nuestra situacin se hizo intolerable: Bertha tena cincuenta aos, yoaparentaba veinte. Yo haba adoptado en cierta medida y con algo de vergenza loshbitos propios de una edad madura. Ya no asista a los alegres bailes de los jvenes,aunque mi corazn saltaba con ellos mientras procuraba refrenar mis pies. Los viejos denuestro pueblo empezaron a sentir pena por m. La situacin se hizo cada vez peor.ramos evitados por todos. Se dijo de nosotros, al menos de m, que tenamos tratosdeshonestos con los demonios con los que mi antiguo maestro supuestamente se habarelacionado. Todos tenan lstima de la pobre Bertha, pero an as la dejaban de lado. Am me miraban con horror y odio.Qu podamos hacer? Un invierno nos sentamos a pensar frente al fuego. La pobrezahaba llegado a nuestras vidas, ya que nadie quera comprar los productos de nuestragranja y con frecuencia haba tenido que viajar lejos, a algn lugar donde no meconocieran, para poder vender mis cosechas. Afortunadamente habamos ahorrado algo

    para los malos tiempos y ahora Ahora haban llegado.Permanecimos sentados solos frente a nuestra chimenea, el joven con corazn de

    anciano y su envejecida mujer. Una vez ms, Bertha insisti en saber la verdad.Recapitul todo lo que haba odo decir de m y aadi sus propias observaciones. Meconmin a invertir el hechizo; dijo que unas sienes plateadas me convendran muchoms que mis rizos castaos; seal la reverencia y el respeto que proporcionan la edad,

    preferibles a la distrada atencin que se presta a los nios. Es que acaso pensaba quelos despreciables dones de la juventud y la buena apariencia pesaban ms que ladesgracia y que el odio y la burla de todos? No, al final sera quemado por mis tratoscon la magia negra, mientras que ella, con quien no me haba dignado a compartir niuna pequea parte de mi buena suerte, sera apedreada como mi cmplice. Poco despusinsinu que deba confesarle mi secreto y concederle los beneficios que yo ya disfrutabao me denunciara Al acabar de decir esto rompi en llanto.

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    Aunque lleno de dudas, pens que lo mejor era decirle la verdad. Se la cont lo msdulcemente que pude, hablndole slo de una vida muy larga, no de inmortalidad, loque de hecho yo crea. Cuando termin, me levant y dije:

    Y ahora, mi querida Bertha, denunciars al amante de tu juventud? No lo hars, los. Pero es muy duro, mi pobre esposa, que tengas que sufrir por mi envenenada buena

    suerte y las artes malditas de Cornelius. Te dejar, bienes suficientes y tienes amigosque volvern a ti cuando yo me haya ido. Me marchar, puesto que parezco joven, tengofuerzas suficientes y podr trabajar y ganar mi sustento entre extraos, donde nadiesospeche de m ni me conozca. Te am en mi juventud. Dios es testigo de que no teabandonara en la vejez, pero tu seguridad y felicidad dependen de ello.Cog mi gorra y me dirig a la puerta. Al instante los brazos de Bertha rodearon micuello y sus labios apretaron los mos.

    No, marido mo, mi Winzydijo. No te irs solo. Llvame contigo. Dejaremos estelugar y, como dices, entre extraos nadie sospechar de nosotros y estaremos a salvo.

    No soy tan vieja como para avergonzarte, Winzy. Y tal vez el hechizo pronto acabe ycon la bendicin de Dios tu aspecto se transformar en el que corresponde a tu edad. No

    debes dejarme.Abrac de todo corazn a mi buena Bertha.

    No lo har, Bertha querida. Si pens en hacerlo fue slo por ti. Ser tu fiel y lealmarido mientras ests conmigo y cumplir con mi deber contigo hasta el final.Al da siguiente preparamos en secreto nuestro viaje. Nos vimos obligados a hacergrandes sacrificios econmicos pero era inevitable. Conseguimos ahorrar una sumasuficiente al menos para mantenernos mientras Bertha siguiera con vida. Sin decir adisa nadie, dejamos nuestro pas natal para refugiarnos en una regin remota del oeste deFrancia.

    *

    Fue cruel arrancar a Bertha de su pueblo natal y forzarla a abandonar a los amigos de sujuventud para irse a vivir a un pas nuevo, donde se hablaba otra lengua y donde lascostumbres eran distintas. Mi extrao y secreto destino hizo que este cambio carecierade importancia para m, pero senta una profunda compasin por Bertha y me alegr queencontrara compensacin a su desgracia en ciertas ridculas pequeeces; al encontrarselejos de toda murmuracin, procur disminuir nuestra aparente disparidad de edades

    con un millar de ardides femeninos: pintura de labios, vestidos y actitudes juveniles. Nopoda enfadarme. Acaso yo mismo no llevaba una mscara? Por qu haba de criticarla suya slo porque fuera menos exitosa? Sent un dolor profundo al recordar que esamujer vieja, celosa y afectada era la misma Bertha de quien yo me haba enamorado,aquella muchachita de ojos y cabello oscuros y andares de gacela, que sonrea conencanto incomparable, a quien yo haba amado tan intensamente y cuyo amor habaconseguido con enorme devocin. Tendra que haber reverenciado sus rizos plateados ysus mejillas marchitas, pero aunque saba que era mi deber, no poda dejar de deplorarla debilidad del cuerpo humano.Sus celos nunca descansaban. Su principal ocupacin consista en descubrir que, a pesarde las apariencias, yo estaba envejeciendo. Creo realmente que la pobre Bertha me

    amaba con todo su corazn, pero nunca encontr una mujer una forma ms retorcida demostrar su cario. Buscaba arrugas en mi rostro y decrepitud en mi andar, mientras que

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    yo desplegaba un vigor juvenil cada vez mayor, como el ms joven de los veinteaeros.Nunca me atrev a fijarme en otra mujer. Una vez, imaginndose que la bella del pueblome miraba con buenos ojos, me trajo una peluca gris.Se dedicaba a hablar con sus amistades de que, pese a mi apariencia juvenil, yo era unaruina. Deca que mi peor sntoma era mi aparente buena salud. Mi juventud era una

    enfermedad y yo deba prepararme en todo momento sino para una muerte sbita yterrible, al menos para levantarme cualquier maana con la cabeza completamenteblanca y la espalda doblada por el peso de todos los signos de la vejez. Yo la dejabahablar e incluso muchas veces me sumaba a sus conjeturas. Sus advertencias hacancoro a mis propias e incesantes especulaciones sobre mi estado y me tomaba un serioaunque doloroso inters en or todo lo que su ingenio y su exaltada imaginacin podancrear al respecto.

    *

    Para qu detenerse en todos estos detalles? Vivimos juntos durante muchos aos.Bertha se qued paraltica y tuvo que permanecer postrada en la cama. Yo la cuidcomo lo hara una madre con su hijo. Se volvi cada vez ms irritable, obsesionadasiempre con la misma idea: por cunto tiempo la sobrevivira. Yo hallaba consuelo

    pensando en que haba cumplido con mi deber hacia ella escrupulosamente.Haba sido ma en su juventud y lo era ahora, en su vejez. Y cuando finalmente arroj el

    primer puado de tierra sobre su cadver, llor al sentir que haba perdido todo aquelloque me ataba a la humanidad.Desde entonces, cuntas fueron mis preocupaciones y pesares y cun pocas y vacasmis alegras! Detengo ahora mi historia, no la proseguir ms. Un marinero sin timn nicomps, en medio del mar en una tormenta, un viajero perdido en un pramo infinito,sin indicadores o seales que lo guen ese he sido yo: ms perdido y desesperanzadoque cualquiera de los anteriores. Un barco acercndose, las luces de algn refugiolejano, podran salvarlos; pero yo no tena ms esperanza que la muerte.La muerte! Amarga amiga de la frgil humanidad! Por qu, entre todos los mortales,me has elegido a m para apartarme de tu consuelo? Ah, cmo anhelo la paz delsepulcro! El profundo silencio de una tumba! Los pensamientos dejaran por fin deretumbar en mi cerebro y mi corazn ya no palpitara ms con tristes emociones.

    Soy inmortal? Vuelvo a mi pregunta inicial. En primer lugar, no es ms probable quela pcima del alquimista haya sido hecha para proporcionar longevidad que para dar la

    vida eterna? Esa es mi esperanza. Adems, hay que recordar que slo beb la mitad de lapocin preparada por l. No era acaso necesario beberla toda para que su poder fueracompleto? Haber bebido slo la mitad del elixir inmortal te hace semi inmortal, por loque mi vida eterna est, pues, truncada.Pero, una vez ms: quin puede decir cuntos aos representa la eternidad?Constantemente intento imaginar las reglas que rigen el infinito. A veces me parece

    percibir la huella del paso de los aos en m. He encontrado una cana. Idiota! Melamento? S, es verdad, el miedo a la vejez y a la muerte con frecuencia se apoderanframente de mi corazn. Y mientras ms vivo, ms le temo a la muerte, a pesar deaborrecer la vida. Tal es la batalla que libra el hombre, nacido para perecer, cuandolucha, como hago yo, contra las leyes de su propia naturaleza.

    Si no fuera por estos temores, seguramente podra morir. La pcima del alquimista nopuede hacer nada contra el fuego, la espada o las aguas asfixiantes. He contemplado las

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    profundidades azules de muchos lagos y el torrente tumultuoso de varios ros poderososy me he dicho que la paz habita en aquellas aguas; sin embargo, he retrocedido sobremis propios pasos para vivir al menos un da ms.Me he preguntado si el suicidio sera un crimen para alguien que slo puede abrir las

    puertas del otro mundo de esa forma. He hecho todo excepto presentarme como soldado

    o participar en algn duelo, para no destruir a mis semejantes, los otros mortales. Peroen realidad, no son mis semejantes. El poder inextinguible de la vida en mi cuerpo y susexistencias efmeras nos hacen tan lejanos como los polos lo estn entre s. No podralevantar una mano contra el ms dbil o poderoso mortal.

    *

    As he vivido durante muchos aos, solo y cansado de m mismo, deseando la muerte,

    que, sin embargo, nunca llega: un mortal inmortal. Ni la ambicin ni la avaricia ocupanjams mi mente ni el ardiente amor que roe mi corazn me ser jams devuelto. Nuncaencontrar a un igual con quien compartirlo. El amor slo vive en m paraatormentarme.Hoy mismo he ideado un plan que quizs acabe con todo sin tener que matarme a mmismo, sin tener que convertir a otro hombre en Can: una expedicin a la que ningnhumano pueda sobrevivir, incluso si est revestido de la juventud y la fuerza quehabitan en m. De esta forma pondr a prueba mi inmortalidad y descansar parasiempre o volver, como un prodigio de la humanidad.Antes de partir, una vanidad miserable ha hecho que escriba estas pginas. No quieromorir y dejar mi nombre en el olvido.Han pasado tres siglos desde que beb la pocin fatal; no transcurrir un ao ms sinque mi cuerpo, una jaula obstinada para un espritu que ansa la libertad, se adentre enun territorio de enormes peligros y luche contra el hielo poderoso en su propio terreno,acosado por el hambre, la fatiga y las tormentas, para caer por fin, rendido ante loselementos destructivos del aire y el agua. O, si sobrevivo, para que mi nombre searecordado como uno de los ms famosos entre los hijos de los hombres. Si lo consigo,deber adoptar medios ms drsticos para lograr esparcir y aniquilar los tomos quecomponen mi cuerpo y dejar as en libertad la vida aprisionada en l tan cruelmente,condenada a permanecer en este lugar sombro, sin poder partir a una esfera mscercana a su esencia inmortal.

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    Edgar Allan Poe

    Berenice

    Biografa del autor

    Fue un escritor, poeta, crtico literario y periodista romntico estadounidense que nacien 1809. Se le considera uno de los grandes maestros del relato corto, en especial de loscuentos de terror. Se le reconoce, adems, como creador del gnero detectivesco. Suobra ha dejado una huella profunda en la literatura universal.

    Inici su carrera literaria como poeta, con la publicacin del libro Tamerlane y otrospoemas, sin embargo, por razones econmicas, empez a trabajar para la prensa, comocrtico y autor de relatos. Ms tarde retorn nuevamente a la poesa, segn l, la mximaexpresin literaria. Uno de sus poemas ms conocidos, el que le otorg celebridaduniversal, fue El cuervo, publicado en 1845, cuatro aos y medio antes de su muerte.

    Muri a los 40 aos, sin que se haya precisado nunca la causa exacta, entre una largaserie de posibilidades: el alcohol, las drogas, un fallo cardaco, un suicidioVivi intensamente, segn cuenta en una de sus cartas:

    Mi vida ha sido capricho, impulso, pasin, anhelo de la soledad, mofa de las cosas deeste mundo; un honesto deseo de futuro.

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    esencia de mis pensamientos ms comunes est completamente alterada. La realidad meparece una visin, tan slo una visin, mientras que las ideas extraas de los sueos soncada da, en cambio, no el centro de mi vida, sino mi propia y nica existencia.

    *

    Berenice y yo ramos primos y crecimos juntos en la casa familiar. Lo hicimos, sinembargo, de distinta manera: yo, enfermizo y abrumado por la melancola; ella, gil,grcil y llena de vida; suyos eran los paseos por la colina; mos, los estudios en elclaustro; yo viva encerrado en m mismo, entregado en cuerpo y alma a las msintensas y tristes meditaciones; ella pasaba por la vida despreocupadamente, sin pensaren las sombras del camino o el silencioso transcurrir de las horas oscuras.

    Berenice! Invoco su nombre Berenice!

    Y de las grises ruinas de mi memoria aparecen un millar de recuerdos tumultuosos quese agitan al or su nombre Ah, su imagen aparece ntidamente ante mis ojos, como enlos das de su infancia alegre y despreocupada! Ah magnfica y, sin embargo, fantstica

    belleza! Oh slfide entre los arbustos de Arnheim! Oh nyade1 entre sus fuentes! Ydespus despus todo es misterio y terror, un cuento que no debera ser narrado.

    La enfermedad, una fatal enfermedad, cay como una tempestad de arena sobre sucuerpo e incluso mientras la contemplaba, pude ver cmo un espritu de cambio laarrasaba, invadiendo su mente, sus hbitos y su carcter y, de la manera ms sutil yterrible, perturbando incluso su personalidad. Ay de m! El espritu destructor lleg yse march! Y la vctima, dnde est? Dej de conocerla o, al menos, ya no la reconocacomo Berenice. Entre la numerosa serie de enfermedades provocadas por aquella

    primera y fatal, que revolucion de una manera tan horrible la esencia moral y fsica demi prima, se podra mencionar como la de naturaleza ms angustiosa y obstinada unaespecie de epilepsia que no con poca frecuencia acababa con Berenice en trance, untrance muy semejante a la muerte, del que se recobraba, la mayora de las veces, deforma sorprendente y abrupta. Entretanto, mi propia enfermedad, ya que me han dichoque no puedo llamarla de otra manera, mi propia enfermedad, pues, creci rpidamentea mi costa y finalmente adquiri carcter de monomana, de una especie nueva yextraordinaria, que aumentaba en intensidad por horas, hasta lograr tener el msincomprensible ascendente sobre m. Esta monomana, si as puedo llamarla, consiste enuna vaga irritabilidad de aquellas propiedades de la mente que la ciencia metafsica

    designa con el trmino de atencin. Es ms que probable que no se me comprenda ytemo, de hecho, que no haya manera posible de darle al lector corriente una idea precisadel nerviosismo y la intensidad con que las facultades de la meditacin (por no empleartrminos tcnicos) actuaban y se suman en la contemplacin incluso del ms ordinariode los objetos del universo.

    Cavilar durante largas e incansables horas, con la atencin centrada en cualquiernota sin importancia en el margen de una pgina o en la tipografa de un libro;quedarme absorto ante una sombra extraa que cayera oblicuamente sobre las alfombrasque cubran el suelo en un da de verano; perderme contemplando la llama tranquila deuna lmpara o las brasas de un fuego durante toda una noche; soar despierto con el

    perfume de una flor das y das; repetir montonamente cualquier palabra corriente,

    hasta que el sonido, por causa de su frecuente repeticin, dejase de suscitar cualquierasociacin en mi mente; perder toda nocin de movimiento o de existencia fsica, al

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    permanecer mi cuerpo en una absoluta y obstinada quietud durante largo tiempo; estaseran algunas de las ms comunes y menos perniciosas extravagancias provocadas porun estado de las facultades mentales, que, en efecto, no era del todo singular, pero queciertamente desafiaba a cualquier cosa parecida al anlisis o las explicaciones.

    No se me entienda mal. La excesiva, seria y ambigua atencin suscitada de esa forma

    por objetos sin importancia no se debe confundir con la tendencia a la meditacin,comn a todos los seres humanos, que se da especialmente en las personas deimaginacin ardiente. No era ni siquiera, como podra creerse, un estado extremo o unaexageracin de tal tendencia, sino que se trataba de algo primario y esencialmentedistinto. Por un lado, el soador o el apasionado se interesan normalmente por objetosque no son triviales, a los que pierden imperceptiblemente de vista en medio de lasdeducciones y explicaciones que surgen de su observacin, hasta que, al culminar suensueo, con frecuencia colmado de lujuria, el incitamentum o primera causa de susreflexiones se desvanece por completo en el olvido. En mi caso, el objeto inicial erainvariablemente banal, aunque mi visin perturbada le otorgara una importancia

    proyectada e irreal. Si acaso, las deducciones, si es que las haba, eran pocas y volvan

    a reconcentrarse en el objeto que originalmente las haba suscitado de forma tenaz. Misreflexiones nunca eran placenteras y al terminar el ensueo, el objeto que originalmentelas causaba, lejos de estar fuera de la vista, alcanzaba un inters exageradamentesobrenatural, rasgo que caracteriza principalmente este trastorno. En pocas palabras, lafacultad mental ms ejercida por m, como he dicho antes, era la atencin, mientras quela del soador es la especulacin.

    *

    Mis libros en esa poca, si no servan para empeorar el trastorno, debido a su naturalezaimaginativa e intrascendente compartan las cualidades caractersticas del mismo.Recuerdo muy bien, entre otros,