cuento y actividades sensación

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SENSACIÓN Apenas subí al auto, me di cuenta de que había alguien atrás. ¿Qué hacer?¿Abrir la puerta y bajarme? Eso no. Nunca. Hubiera sido demostrarle miedo; obrar como un cobarde. Eso no lo hace ningún automovilista que se precie de tal. Porque si el auto estuvo cerrado con llave, atrás no puede haber nadie. Arranqué. Encendí las luces para iluminar las callejuelas de aquel barrio tenebroso. Tenebroso por sus oscuridades; pero también y más que todo, por su triste historial de crimen y violencia. Avancé unas cuadras. Por el espejo exterior divisé los faros encendidos de un vehículo que se aproximaba. No me atreví a mirar por el retrovisor de adentro, temeroso de ver la figura del intruso reflejada en la pequeña superficie especular. Hubiera sido espantoso… Preferí seguir la marcha. No pensar. No razonar. Al de atrás le tocaba hacerse ver o hacerse sentir. Manifestar su presencia de algún modo. Porque ya sabía que estaba allí, en cuerpo y alma. ¿O sería un cuerpo sin alma, como el monstruo de esa serie de televisión que veíamos todos los viernes a la noche? ¡Pavadas! ¡Para qué perderemos el tiempo, digo yo, mirando esos programas tan disparatados! Lo que ocurre es que uno quiere entretenerse, pasar el rato… Seguí avanzando, a marcha moderada, más bien lenta. No quería que imaginase siquiera que intentaba yo escaparme, eludir sus propósitos, defraudar sus expectativas. ¿Y si encendía la radio?¿Quizás eso lo desconcertara. Oprimí el botón. Una voz grave llenó el cerrado ámbito del automóvil, con una advertencia en tono melodramático:

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Cuento y Actividades

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SENSACINApenas sub al auto, me di cuenta de que haba alguien atrs.Qu hacer?Abrir la puerta y bajarme? Eso no. Nunca. Hubiera sido demostrarle miedo; obrar como un cobarde. Eso no lo hace ningn automovilista que se precie de tal. Porque si el auto estuvo cerrado con llave, atrs no puede haber nadie.Arranqu. Encend las luces para iluminar las callejuelas de aquel barrio tenebroso. Tenebroso por sus oscuridades; pero tambin y ms que todo, por su triste historial de crimen y violencia.Avanc unas cuadras. Por el espejo exterior divis los faros encendidos de un vehculo que se aproximaba. No me atrev a mirar por el retrovisor de adentro, temeroso de ver la figura del intruso reflejada en la pequea superficie especular. Hubiera sido espantosoPrefer seguir la marcha. No pensar. No razonar. Al de atrs le tocaba hacerse ver o hacerse sentir. Manifestar su presencia de algn modo. Porque ya saba que estaba all, en cuerpo y alma. O sera un cuerpo sin alma, como el monstruo de esa serie de televisin que veamos todos los viernes a la noche? Pavadas! Para qu perderemos el tiempo, digo yo, mirando esos programas tan disparatados! Lo que ocurre es que uno quiere entretenerse, pasar el ratoSegu avanzando, a marcha moderada, ms bien lenta. No quera que imaginase siquiera que intentaba yo escaparme, eludir sus propsitos, defraudar sus expectativas.Y si encenda la radio?Quizs eso lo desconcertara. Oprim el botn. Una voz grave llen el cerrado mbito del automvil, con una advertencia en tono melodramtico: Cuidado! Alguien acecha a tus espaldas! Con movimiento rpido, instintivo, apagu el receptor.Tena que controlarme o los nervios me traicionaran. No era la primera vez que me ocurra esto de viajar solo, de noche, y sentir de pronto que haba alguien ms en el interior del auto, alguien oculto atrs, alguien cuyos movimientos sigilosos percibira en cualquier momento y cuya silueta amenazante advertira por el espejo. S, otras veces me haba pasado. A qu preocuparme, entonces? A qu darle tanta importancia a esto que ahora? S, extraa la coincidencia de esa voz que al encender la radio Coincidencia, claro, nada ms que coincidencia! Mejor pensar en otra cosa. En lo que hara al llegar a casa, por ejemplo: esas planillas interminables, con tantos nombres, tantos nmeros, tantos detalles intilesPrimero me baara, para sacarme el olor a humo y a comida. Linda reunin, muy rico el asado! Y ahora que lo advierto A ver, a ver! La pucha!, me dej la faca Volver a buscarla.No encontr la faca. Tampoco encontr mi auto al salir. El dueo de casa me dijo que no me preocupara, que seguramente sera una broma: alguno de los contertulios habra tenido la ocurrencia, al ver la llave puesta, de dar una vueltita por ah noms, para rerse con mi susto. Era una explicacin entendible, pero poco tranquilizadora. Al menos, para m. Encendimos un cigarrillo y nos quedamos charlando en la vereda, aguardando el retorno del gracioso.No retorn en toda la coche, ni jams retornara.El juez dice que mi coartada sera perfecta, si el occiso no hubiese aparecido muerto en mi auto, con mi faca clavada en la espalda.Hugo amableLuego de leer el cuento responder:El narrador protagonista es culpable o no?Qu valor significativo tiene el ttulo?Continuar el cuento con un tercer episodio donde un narrador omnisciente d las claves del enigma.Elaborar un informe de los hechos para ser presentado ante el juez.